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Curso de Gestión Escolar para

Directivos encargados 2018

CASO MOTIVADOR: “EULALIA, DOCENTE DE PROFESIÓN, MAESTRA


DE VOCACIÓN”
Parte I – Gestión escolar

Días antes de asumir por primera vez la


encargatura de la Institución Educativa como
directora, Eulalia Huillca se preguntaba: ¿Cómo
seré recibida? Ella no había trabajado allí antes
y por ello recabó información en la página web
del Ministerio de Educación (Escale). Era una
institución que atendía a dos niveles, primaria
y secundaria con un salón por grado y un poco
más de 200 estudiantes en total. No está ubicada en un área urbana, brinda
servicios a estudiantes que viven en la localidad y otros que vienen de
comunidades cercanas.

Al averiguar entre vecinos y exalumnos había recibido opiniones variadas,


algunas más positivas que otras. Pero claro, nada de eso remplaza el
conocimiento directo de la interacción con su equipo docente, los padres de
familia y, por supuesto, sus estudiantes. Además, recordaba que una vez un
colega de la UGEL le había dicho que a él le bastaba con mirar 3 aspectos para
formarse una impresión clara de una Institución Educativa: los servicios
higiénicos, el estado de los mismos; las aulas, su ambientación y el uso de
materiales; y el recreo, las relaciones entre los estudiantes y con sus docentes.
No era una mala idea, pero sabía que eso no iba a ser suficiente.

Aunque estaba con los “nervios del debut”, estaba entusiasmada. Era la primera
vez que iba a dirigir una Institución Educativa, a pesar de que ya había tenido
responsabilidades de coordinación en su experiencia como docente. Recordaba
todo lo que alguna vez hubiera querido que sus directores hicieran y también
había recogido de ellos, buenas lecciones. Sentía cierta tranquilidad porque las
orientaciones desde el Ministerio de Educación eran bastante claras sobre lo que
se espera de un director de una Institución Educativa. Además, el Marco de Buen
Desempeño del Directivo que había estudiado para dar el examen se organizaba
sobre un concepto que a ella le motivaba: ser líder pedagógico. Ella tenía muy
claro que jamás sería una directora dedicada solo a llenar documentos y hacer
trámites ante la UGEL.

Una par de semanas después de iniciadas las clases se encontró con su mejor
amiga, la profesora Georgina Peláez con quien siempre habían compartido sus
cosas del trabajo. “¿Qué tal te fue?” - le preguntó su amiga.

A lo que Eulalia respondió: “Un poco mejor de lo que esperaba. Al llegar me


aguardaba una comitiva de los padres de familia y docentes. Les pedí visitar la
Institución Educativa y en el recorrido pude ver que los baños de primaria estaban
muy bien, pero los de secundaria dejaban mucho que desear. Como todavía no
empezaban las clases, las aulas no estaban listas. Y bueno… también encontré un
montón de cosas administrativas que tenía que resolver, así que he trabajado
duro para tener todo en orden”.
Eulalia, luego agrega: “Por otro lado, en las primeras reuniones de planificación,
donde se empezó a revisar el plan Anual de Trabajo y por sugerencia de los
docentes, el Reglamento Interno, observé que algunos docentes no tenían muy
claro el sentido de estos instrumentos, y hacían propuestas, sin reflexionar
realmente en su impacto en los aprendizajes, buscando así solo cumplir con llenar
los formatos. Por otro lado la participación de la APAFA en los espacios de
planificación ha sido consistente, lo cual ha servido de gran apoyo y fuente de
información”.
Luego siguió comentando: “Durante las primeras semanas de clase, cuando
volvieron los estudiantes pude ver que mi grupo de docentes era bien
heterogéneo. Ya identifiqué a un par que siempre quieren salirse escapando
antes de tiempo y otros dos conflictivos, que buscaban un pero a todo lo que se
propone. Tengo que ver cómo ganármelos. No llegaron todos los estudiantes el
primer día de clases, ante esto hablé con algunos padres de familia y una mamá
me dijo: para qué la voy a mandar señorita si los docentes siempre llegan tarde,
mejor que ella siga ayudando en la bodega. Con el tiempo, los docentes han
mostrado mayor compromiso con la revisión de los instrumentos de gestión que
te mencioné, no solo eso, tener las cosas claras creo que los ha motivado, pues
algunos incluso me comentan que han avanzado en los acuerdo de convivencia,
tomando en cuenta el Reglamento Interno aprobado en la asamblea”.
Su amiga, al final de la conversación le hizo una buena pregunta que la dejó
pensando: “Te veo muy animada y me parece que las cosas que te preocupan las
vas a poder resolver, pero… ¿Para qué haces todo eso Eulalia? ¿Cuál va a ser la
huella que quieres dejar en la Institución Educativa? ¿De qué manera quisieras
que recuerden tu gestión?”

Eulalia se quedó pensando, en su interior quería que su Institución Educativa


fuera la mejor de la provincia, quería que sus estudiantes fueran buenas
personas, buenos ciudadanos y que los resultados en las evaluaciones de
aprendizaje progresaran año a año. Entonces, se dijo a sí misma: yo quisiera que
mis estudiantes sean líderes de su comunidad y que vuelvan a su escuela a contar
su testimonio de progreso. Por eso, vamos a implementar los compromisos de
gestión escolar, además de, por ejemplo, formar el municipio escolar y organizar
unos buenos talleres de educación para el trabajo. Eulalia, antes de decir que ese
era su sueño para la Institución Educativa, quería validarlo con sus colegas y
padres de familia. No cabía duda de que ya se estaba enamorando de su trabajo…

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