Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Danos la alegría eterna. Padre Nuestro, que estás en el cielo, Como era en el principio, ahora y siempre Amén. Aleluia. santificado sea tu Nombre; y por los siglos de los siglos. venga a nosotros tu reino; Amén hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Avemaría Danos hoy nuestro pan de cada día; Invocación al Espíritu Santo perdona nuestras ofensas como también Ven, Espíritu Santo Dios te salve, María, llena eres de gracia, nosotros perdonamos a los que nos ofenden; Y envía desde el cielo el Señor es contigo. Bendita tú eres entre no nos dejes caer en la tentación, Un rayo de tu luz. todas las mujeres y líbranos del mal. Ven, Padre de los pobres. y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Amén Ven a darnos tus dones, Santa María, Madre de Dios, Ven a darnos tu luz. ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte, Credo Consolador lleno de bondad, Amén. Dulce huésped del alma, Creo en Dios, Suave alivio de los hombres. Padre Todopoderoso, Salve Creador del cielo y de la tierra. Tú eres descanso en el trabajo, Creo en Jesucristo, su único Hijo, Templanza en las pasiones, Dios te salve, Reina y Madre de misericordia; Nuestro Señor, Alegría en nuestro llanto. vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. que fue concebido por obra y A tí clamamos los desterrados hijos de Eva; gracia del Espíritu Santo, Penetra con tu santa luz a tí suspiramos, gimiendo y llorando en este nació de Santa María Vírgen, En lo más íntimo valle de lágrimas. Ea, pues, Señora abogada padeció bajo el poder de Poncio Pilato, Del corazón de tus fieles. nuestra, fue crucificado, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos muerto y sepultado, Sin tu ayuda divina y, después de este destierro, muéstranos a Jesús, descendió a los infiernos, No hay nada en el hombre, fruto bendito de tu vientre. al tercer día resucitó de entre Nada que sea inocente. ¡Oh clementísima! ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce Virgen los muertos, María! subió a los cielos Lava nuestras manchas, Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, y está sentado a la derecha Riega nuestra aridez, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Dios, Padre Todopoderoso. Cura nuestras heridas. de Nuestro Señor Jesucristo. Desde allí ha de venir a Amén juzgar a los vivos y a los muertos. Suaviza nuestra dureza, Creo en el Espíritu Santo, Elimina con tu calor nuestra frialdad, la santa Iglesia católica, Corrige nuestros desvíos. la comunión de los santos, el perdón de los pecados, Concede a tus fieles la resurrección de la carne Que confían en Ti, y la vida eterna. Tus siete sagrados dones. Amén.