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Esto porque aquélla no era el resultado de una reflexión crítica sobre su objeto, su finalidad,
su método, sino de una necesidad histórica, a saber: la lucha contra los protestantes del s.
XVI, los libertinos y los ateos clásicos del s. XVII y los deístas y enciclopedistas del s. XVIII.
Se da pues, una renovación en los estudios bíblicos y patrísticos, los métodos y técnicas de
exégesis; en la contribución de las filosofías del hombre; y en el ecumenismo.
Este fenómeno comienza en torno a los años sesenta con la promulgación de la Dei Verbum.
y se manifiesta en todos los niveles: extensión de su tarea, enriquecimiento de sus temas
privilegiados, diálogo con nuevos interlocutores. Todo esto se concreta en la adopción
definitiva del término de “fundamental” para designar su nueva imagen y su nueva identidad,
que a partir de sus dos temas privilegiados a saber: la revelación y su credibilidad, se
enriqueció y profundizó. Así es que:
a) La revelación se presenta ya no solamente bajo su aspecto objetivo de doctrina, de mensaje,
sino como acto de Dios, a saber: como la automanifestación de Dios y la autodonación de
Dios en Jesucristo. Cristo es la palabra epifánica de Dios: es “la” revelación.
b) La teología toma conciencia de que el tema de la credibilidad, para su correcta exposición,
tiene que abarcar horizontes más amplios que la simple credibilidad a partir de los signos
históricos de la revelación (milagros, profecías, mensaje, resurrección). En este fenómeno de
ampliación se pueden distinguir tres orientaciones primordiales, de tipo hermenéutico-
histórico, antropológico y con respecto a los signos de la revelación.
Otro aspecto es que la t. f. quiere ser una teología en diálogo: no sólo con los creyentes, sino
con todas las formas de religión y de creencia.
1
Cf. René, LATOURELLE, «Teología fundamental (I. Historia y especificidad)», en Diccionario de teología
fundamental, Madrid, Paulinas, 1992, p. 1437-1448.
tradicionales, 2. Ensanchamiento excesivo que lo convierte en una especie de “pantología
sagrada” y corre el riesgo de hacer perder su especificidad.
Características de la teología fundamental: