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Epistemología y Métodos de la Didáctica

de la Historia y las Ciencias Sociales

Javiera Fredes Rodríguez


25/07/2018

Reflexión escrita sobre la construcción personal de la identidad docente

Para entender la construcción de la identidad docente, debemos considerar que


en este proceso influyen todas las experiencias recolectadas y vividas durante el
desarrollo del sujeto, tanto en los espacios educativos como en los personales.
Hablamos de las representaciones sociales, posicionándolo como un proceso en
el que se “han ido creando sus propios modelos sobre la enseñanza, su propio
pensamiento como futuros profesores, a lo largo de su vida” (Valencia, 2015, p. 2).
En este sentido, cada identidad docente será única, dependiendo de los estímulos
recibidos a lo largo de su desarrollo personal y profesional, siempre atados a los
contextos en los cuales se podría encontrar inserto.
Dicho esto, este ensayo tiene como propósito realizar una reflexión personal de la
construcción de la identidad docente, abarcando la educación escolar y
universitaria, las experiencias autónomas, los actores que pudieron incidir en esta
construcción, y también, analizar los posibles cambios que se efectuaron a lo largo
del tiempo, evaluando la consolidación de las ideas o la transformación de estas.
En primera instancia, es importante indagar qué factores influyeron en la decisión
de estudiar Pedagogía en Historia y Ciencias sociales. En mi caso, ocurrió que la
figura de mi abuelo materno incidió en esta decisión de manera considerable, pues
él tuvo la oportunidad de estudiar la misma carrera en el periodo de 1970 al 1973
en la UTE, sin embargo, debió desistir luego de la dictadura de Pinochet por temas
monetarios. A pesar de este hecho, mi abuelo alcanzó a realizar parte de su
práctica profesional, lo que lo llevo a realizar clases en colegios. Una de las
virtudes que admiraba de él, era su gran conocimiento sobre todos los temas que
uno se pudiera imaginar y su habilidad para explicar procesos históricos con
mucha claridad y con gran capacidad narrativa. Mi abuelo, en este caso, fue uno
de los encargados de acercarme a la Historia desde muy temprana edad y de
generar ese interés en mí de conocer el pasado de la sociedad.
Otro actor que tuvo gran incidencia en mi decisión, fue mi profesora de básica
Tamara Pinto. De ella me llamaba la atención su simpatía y cercanía que
generaba hacia sus estudiantes. En sus clases, siempre había una amplia
participación de los estudiantes, pues ella generaba los estímulos adecuados para
generar el interés de nosotros hacia temáticas que muchas veces parecen tan
alejados de nuestra realidad. Con ella, creo haber desarrollado la comprensión del
mundo humanista en mayor amplitud. Recuerdo que fue en séptimo básico
cuando manifesté mi interés por ser profesora de historia, siempre pensando en la
imagen que mi profesora proyectaba en la sala de clases.
En cuanto a mi enseñanza en la educación media, mi interés en la Historia y en
ser docente se mantuvo vigente y se reafirmó con el paso del tiempo. Sin
embargo, en esos años, no visualizaba a la Historia como un método de
transformación social como lo veo ahora, sino que mi postura era más ligada a la
pedagogía y en la cercanía que se genera con las personas y la influencia que un
profesor puede tener en ellos, viéndolo desde la perspectiva de la meritocracia y
en las herramientas e incentivos que yo como profesora podría entregarles a los
estudiantes para “salir adelante”.
Ya en la universidad, mi pensamiento cambio rotundamente. Esto gracias a las
diversas cátedras que me brindaron las herramientas suficientes para poder
realizar un análisis de los procesos históricos y como influyeron en el presente de
nuestra sociedad. Comprendí que debíamos generar un cambio estructural a
través de la generación de conciencia y la comprensión de nuestro contexto, pues
desde mi punto de vista, existen varias aristas que debemos erradicar y
transformar para generar una sociedad que propicie el bienestar a la totalidad de
la población, sin excepciones. Para esta finalidad, sin embargo, se requiere un
amplio trabajo y me di cuenta que la Historia, geografía y las Ciencias sociales
corresponden a una de las herramientas más potentes para generar cambios en la
sociedad, a través de la comprensión de nuestro contexto en relación con el
pasado y en la proyección del futuro; y que desarrollar un pensamiento crítico
sobre esta área es vital para una transformación social.
Por otro lado, las cátedras relacionadas con la pedagogía, me mostraron lo
complejo que puede llegar a ser el proceso de la enseñanza y que la didáctica
entendida como un proceso que consiste en:
“analizar las practicas de enseñanza, la realidad de la enseñanza de la
historia y las otras ciencias sociales, sus finalidades o propósitos, sus
contenidos y sus métodos, para detectar y explicar sus problemas,
buscarles soluciones y actuar para transformar y mejorar la práctica de la
enseñanza y los aprendizajes” (Pagés, 1994),
es de vital importancia en el ejercicio docente. La didáctica en breves palabras,
comprende el proceso en donde interactúa el docente, el saber y los estudiantes.
Gracias a este proceso y sus implicancias, es que podemos comprender que
nuestra docencia debe adaptarse a los contextos particulares de cada sujeto y que
nuestra práctica debe ir variando dependiendo de las necesidades y actitudes que
requiera cada estudiante. Visualizar y ser conscientes de este hecho, es necesario
para hacer de nuestra praxis, un proceso critico que sea transferible a los
estudiantes y que estos aprehendan los saberes que deseamos transmitir a sus
personas.
Por otra parte, otra de las experiencias que ha causado mayor impacto en mi
formación como futura docente, ha sido mi participación como profesora de
historia y de alfabetización en La Nueva Escuela de Renca. Ingrese a este
proyecto este año en el mes de mayo, gracias a un compañero de mi antigua
organización. El proyecto de La Nueva Escuela lleva vigente 15 años en la
comuna, y surgió como una iniciativa emanada de un grupo de personas que
pretendía estrechar los lazos con los pobladores de la comuna a través de
actividades educativas y culturales, que le sirvieran como herramientas para el
desarrollo personal. Por otro lado, también se define como un proyecto político
revolucionario, por el hecho de querer regenerar el tejido social en el sector y
propiciar un espacio educativo que acompañe a las personas en el proceso de
formación. El proyecto se sitúa como una institución colaborativa del Sename, en
él participan adolescentes con problemas de drogas y delincuencia que son
enviados por el PPD, programa del Sename que los acompaña en el proceso de
reinserción y mantenimiento en la educación, también participan jóvenes y adultos
que llegan a la escuela con la finalidad de terminar sus estudios. La Nueva
Escuela, es una herramienta para las personas que fueron marginadas del
sistema educativo convencional por distintos motivos y que ingresan al espacio en
busca de ayuda para realizar sus exámenes libres y poder completar su
enseñanza básica y media. En este sentido, nuestra labor es prepararlos para los
exámenes, entregarles el acompañamiento adecuado para que el proceso resulte
exitoso, y bajo este pretexto, generar cercanía hacia sus personas.
La Nueva Escuela ha debido pasar por una serie de conflictos con el municipio
durante la alcaldía de Vicky Barahona, quien se opuso tajantemente a la
construcción del espacio en el Cerro Colorado, llegando a demoler su estructura
ante la oposición de los vecinos y participantes del proyecto educativo y social.
Actualmente, el nuevo alcalde de Renca nos cedió como espacio el Colegio
Rebecca Matte, mientras se construye el espacio definitivo para continuar con el
proyecto.
Las situaciones que he tenido que enfrentar en este espacio, han influenciado
ampliamente mi construcción de la identidad docente, al estar inserta muchas
veces en situaciones extremas, pues las clases que realizo se focalizan en el
tercer ciclo de básica (séptimo y octavo básico), donde la mayoría de los
participantes concentran su edad entre los 14 y 16 años. Esto quiere decir, que al
ser menores de edad, son enviados por los programas del Sename y que muchas
veces van por obligación, lo que los conlleva a demostrar un desinterés en las
clases, distracción, etc; por otro lado, me ha tocado en la mayoría de las clases
recibir a estudiantes drogados con pastillas, jarabes, entre otras sustancias ilícitas.
Comprendí que primero debía generar cercanía hacia sus personas, interrumpir
mis clases en los momentos de distracción y generar conversaciones sobre otro
tipo de cosas que fueran de su interés, que demostrar cariño y contención era vital
para que ellos se sintieran apoyados a pesar de las condiciones extremas que
deben enfrentar en su diario vivir. En cuanto a mi práctica como docente en este
espacio, me sirvió para entender que debemos tener la capacidad y disposición de
adaptarnos a los diferentes espacios educativos en donde nos encontramos,
dependiendo de las necesidades que manifiesten los sujetos. En este espacio,
muchos de mis paradigmas se rompieron, al enfrentar la realidad versus el ideal
educativo que se pretende llevar a la práctica, existe un amplio margen de error y
aciertos. Muchas veces planificaba y me mentalizaba para realizar ciertas
actividades, sin embargo, veía que las necesidades de los niños y niñas a las que
les enseño, requerían una clase mucho mas practica y precisa, que generar
discusiones con una perspectiva más crítica, implica un trabajo constante
dependiendo de la entrega de los estímulos adecuados y que no se da por
generación espontanea. Otro aspecto que me marco, fue el hecho de que al
momento de realizar las clases y hacer preguntas que yo creía básicas o sobre
conocimiento histórico que podría llamarse mas como cultura general, muchas
veces se desconocían y debía detenerme a explicar y asegurarme de que todos
entendieran para poder proseguir con los demás contenidos.
Y finalmente se encuentra mi experiencia en alternancia. Aquí comprendí gracias
a mi profesora guía Maite Lara, que se puede planificar de igual manera para un
mismo nivel, sin embargo, dentro de las distintas aulas, las clases resultaran muy
diferentes. Este hecho se relaciona con el concepto que plantea Thornton en su
texto, el “efecto portería”, el que consiste en las “decisiones diarias que los
profesores hacen con relación a la materia y experiencias a la que los estudiantes
tienen acceso” (Thornton, 1992). En este sentido, el docente debe decidir sobre el
curriculum influenciado por su posición ideológica, seleccionando los contenidos
que estos creen que son adecuados de enseñar. En cuanto a la práctica, el
docente debe adecuarse al contexto de cada curso, implementando diversas
técnicas de enseñanza para lograr su fin.
Descritas ya todas las experiencias que creo que han influido en mi formación
como futura docente, podría identificarme bajo el paradigma critico de las ciencias
sociales, al comprender que “la escuela tampoco es neutra, que cumple una
función social y política, de manera que lo que la escuela enseña y que lo que los
alumnos aprenden responde a los intereses de las estructuras de poder”
(Benejam, 1997, p. 40). Bajo esta premisa, Benejam plantea en su texto que lo
importante de la enseñanza es hacer que los estudiantes reflexionen de forma
crítica sobre sus propósitos en la vida y sean capaces de visualizar las posibles
opciones que tiene para lograr su propósito, teniendo en cuenta su propio sistema
de valores. Por otro lado, bajo este paradigma se propone:
“introducir dentro de la programación problemas relevantes, socialmente
importantes y urgentes… descubrir la intencionalidad de los hechos y plantear
posibles alternativas, lo que implica aceptar el conflicto y propiciar la
argumentación entre diversas opciones” (como se cita en Benejam, 1997, p.
41).
Sin embargo, podría decir según mi experiencia en La Nueva Escuela, que llevar a
cabo este paradigma se ha hecho complejo, creo que es por la falta de
herramientas y muchas veces falta de conocimiento sobre las formas o técnicas
que se deben utilizar para completar su finalidad. No obstante, mi proyección
como futura docente se enfoca en lograr aprehender este paradigma en todos sus
aspectos y regir mí práctica bajo esta noción de la enseñanza, para lograr realizar
la transformación social, lo que implica estar consciente de que mi practica se ve
influenciada por el conocimiento cultural, el que incluye “las creencias, los valores,
las expectativas, los modelos intelectuales y las formulas utilizadas para generar e
interpretar los acontecimientos de la clase” (Evans, 1992, p. 63) Bajo esta lógica,
la didáctica toma un papel relevante en mi propósito, pues es vista
“como una fuente de conocimientos destinada a apoyar la tarea del
profesor, a ayudarlo a tomar decisiones en su acción con grupos
específicos de alumnos que deben realizar aprendizajes especiales en
contextos particulares y momentos determinados” (Camilloni, 2007, p. 56).
Para finalizar, según Evans me podría posicionar como un historiador científico,
pues este
“cree que la enseñanza de la historia debe presentar una combinación de
características singulares existentes en la gente y en los acontecimientos, y
que esto es muy importante para que los alumnos aumenten su capacidad
de comprensión de la generalización histórica y la aptitudes del método de
la investigación historia” (Evans, 1992, p. 68).
En este sentido, quisiera finalizar esta reflexión con un testimonio que capto mi
atención, el cual se incluye en el texto de Evans, pues me siento cercana y
visualizo mi propósito de ejercer la docencia en él:
“Los niños deben saber de dónde venimos para que vean por qué hacemos las
cosas de la manera que las hacemos, por qué las cosas son como son en la
actualidad y para que comprendan qué cosas se pueden cambiar. Creo que solo
por una cuestión de cultura, de transmisión de cultura… debes tener al menos un
conocimiento superficial de estas grandes tendencias y corrientes generales, y de
los hombres y pueblos de la historia” (Steve)
Anexo

- Biografía

Ingrese a la educación escolar en el año 2000 a pre-kínder. Sin bien, al inicio de


mis estudios mis habilidades con todas las materias que se impartían en el colegio
eran muy parejas, ya que podía aprenderlas con mucha facilidad, con el correr de
los años mis tendencias se fueron ligando al área de las humanidades,
especialmente Lenguaje e Historia. Esto se dio principalmente, porque mi mamá
siempre tuvo buena disposición para ayudarme con los deberes de lenguaje,
materia que se le daba con facilidad. No así las ciencias más duras como
matemáticas o biología. Por otro lado, mi abuelo había sido estudiante de la UTE
de Pedagogía en Historia durante los años 1970-1973, por lo que tuve cercanía
con esta disciplina desde muy temprana edad, donde discutíamos diversos temas
que yo aprendía en el colegio y luego conversaba con él.

Otro factor que ayudo a configurar mi acercamiento con el área de las


humanidades, fue mi cercanía con los profesores de estas áreas. Se puede decir
que fui una alumna con ciertos privilegios dentro del aula, debido a las buenas
notas que mantenía y mi interés ante la clase, era una de las “mateas” del curso.
Siempre me llamo la atención el modo en que mis profesores de básica
enseñaban los contenidos, la cercanía que generaban con los estudiantes y el
buen dialogo que establecían con estos mismos. Estos factores aumentaban mi
interés hacia los profesores y por las disciplinas que enseñaban.

Recuerdo que la primera vez que manifesté mi interés por estudiar pedagogía en
historia fue en séptimo básico, conversando con mi profesora de Historia, quien
muchas veces me oriento y explico los diversos temas que causaban curiosidad,
tanto como de Historia como cosas cotidianas.

Ya en la media, seguía manteniendo mis buenas notas, me cambie a un colegio


particular subvencionado de categoría científico-humanista, ubicado en la comuna
de Maipú. Mis intereses seguían ligados al área de la humanidades, sin embargo,
ahora contaba con la presión de mi mamá para estudiar una carrera que me
retribuyera económicamente, obviamente las humanidades nunca han sido
sinónimo de dinero. Es por este motivo que durante mis cuatro años de enseñanza
media, mi objetivo se tornó difuso, sin saber bien qué estudiar para complacer los
deseos de mi mamá. Hice preuniversitario en cuarto medio, donde tome historia,
lenguaje y matemáticas. Este hecho no hizo más que reafirmar mi cercanía con la
historia, pues recuerdo que mi profesor de este ramo tenía un talento único para
hacer interesante todo tema que quisiera tocar.

Saliendo de cuarto medio y habiendo rendido la PSU, no fui capaz de decidir qué
era lo que quería estudiar, me volví a inscribir a un preuniversitario, sin embargo,
esta vez opte por tomar lenguaje, matemáticas y ciencias con mención en
biología, con la idea de estudiar enfermería. Ya al momento de rendir la PSU y con
mi puntaje en mano, obvie todo los dichos de mis familiares y las presiones que
habían ejercido sobre mí y realice mi postulación escogiendo a Pedagogía en
Historia y ciencias sociales en los primeros 4 lugares en diversas universidades, y
pedagogía en Castellano en los últimos lugares.

En resumen, mi elección para optar por esta carrera se vio fuertemente influida por
mi abuelo y profesores, y también mi mamá, que de cierta forma me compartió ese
rechazo por las matemáticas y las ciencias de la naturaleza.
Referencias

Benejam, Pilar y Pagès, Joan (coordinadores); Comes, Pilar; Quniquer,


Dolors (1997) Enseñar y aprender ciencias sociales, geografía e historia en
la educación secundaria. ICE / HORSORI Universidad de Barcelona,
Barcelona. Capítulo II: Las finalidades de la educación social (33 – 51)

Camilloni, Alicia (2007), El saber didáctico. Piados, Buenos Aires. Capítulo


3, Los profesores y el saber didáctico (41 – 60)

Evans, R. (1992): “Concepciones del maestro sobre la historia”. Boletín de


Didáctica de las Ciencias Sociales nº 3-4. AUPDCS-UAB, 61-94. Edició en
inglès 1989. Documento 2.4. (61 – 93)

Pagès, Joan. (1994): “La didáctica de las Ciencias Sociales, el curriculum


de historia y la formación del profesorado”. Signos. Teoría y práctica de la
educación 13, (38-51)

Thorton, Stephen J “Lo que los profesores de materias sociales aportan a la


clase”. Boletín de Didáctica de las Ciencias Sociales nº 5. Universidad de
Granada, 1992 (67 – 74)

Valencia, Lucía (2015) “¿Por qué quiero enseñar Historia y Ciencias


Sociales? Representaciones sociales de los estudiantes de profesorado en
una universidad chilena”. En: Representaciones Sociales en la práctica
educativa y en la formación docente, Raúl Calixto Flores coordinador,
ISCEEM, México (107-125)

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