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1) Defina los géneros discursivos según Bajtín.

M. Bajtín define a los géneros discursivos como un conjunto de enunciados orales o


escritos, que son relativamente estables (estabilidad relativa por los cambios que sufre en
el uso a través del tiempo), que se utilizan en distintas esferas o ámbitos de la actividad
humana y que reflejan las condiciones específicas y el objeto de cada una de ellas.

2) ¿Por qué, según Benveniste, los pronombres se refieren a una realidad del
discurso?

Para Benveniste, los pronombres son elementos lingüísticos que pertenecen al sistema
de la lengua en términos saussureanos, por lo que tienen una dimensión semiótica, es
decir, un significado mínimo consensuado por la comunidad de hablantes que implica
que Yo, por ejemplo, siempre remite al que habla. Esa “persona que habla” no refiere
a alguien en particular, ya que ese Yo está en el nivel sintáctico, “no refieren por tanto
a una noción constante y objetiva siempre idéntica”(Benveniste). Los pronombres son
tipos de signos cuasi-vacíos de significado que son llenados en el uso cuando un
enunciador se apropia del aparato formal de la lengua. Esa apropiación del sistema
por parte del sujeto implica que el mismo sistema le ofrece elementos lingüísticos
para establecerse como centro de todas las coordenadas referenciales del discurso.
Los pronombres refieren a esa realidad discursiva, concreta, en la que el sujeto que
habla se constituye como un Yo que constituye simultáneamente a un Tú, que es el
destinatario del discurso. Benveniste los define “no como una clase unitaria sino
especies diferentes según el modo de lenguaje de que sean signos” (el orden
semántico o el semiótico), es decir que no son una clase de referencia objetiva sino en
el discurso, no remiten a una realidad objetiva sino a una instancia discursiva en el uso
concreto.

3) Explique la diferencia entre plano semántico y plano semiótico.


4) Establecer las relaciones que establece Benveniste entre las dimensiones
semiótica y semántica a partir de tres criterios.

La lengua, según Benveniste, combina dos modos distintos de significancia: el


semiótico y el semántico. El semiótico describe le modo de significación que es
propio del signo lingüístico y que lo constituye como unidad. La única cuestión que
un signo suscita para ser reconocido es la de su existencia y ésta se decide por sí o
por no: árbol existe, orbol no. La dimensión semántica implica el modo específico
de significancia que es engendrado por el discurso en la enunciación: aquí la
primera diferencia dentro de la lengua es que en la dimensión semiótica, la
significancia se da por las relaciones entre el significante y el significado. Mientras
que en la dimensión semántica aparecen otros significados particulares que se
adicionan al significado universal o convencional. Benveniste postula a un sujeto
que se apropia del aparato formal de la enunciación compuesto por los deícticos
(pronombres personales, posesivos, adverbios, verbos, etc.) y que se sitúa como
centro de las referencias personales, espaciales y temporales.
Un segundo criterio es el modo de significación de los signos lingüísticos en las dos
dimensiones. Los signos lingüísticos significan de manera universal, mientras que
los signos deícticos significan de forma particular.
Un tercer criterio de diferenciación que es qué facultad mental es necesaria para
cada caso, cómo se decodifica en estas distintas dimensiones. Desde el punto de
vista semiótico los signos requieren ser reconocido, si el signo pertenece o no al
sistema lingüístico. En cambio, en la dimensión semántica el signo debe ser
comprendido globalmente, asignarle al signo un significado particular y contextual.
Por ejemplo, respecto a los deícticos, comprender en qué contexto ese Yo debe ser
entendido.

5) Comparar las concepciones sobre “código” en los esquemas de la comunicación


de Jakobson y Kerbrat-Orecchioni

Jakobson, teórico adscripto al formalismo ruso, plantea que en el uso de la lengua


aparecen varias funciones, no una sola (no solamente la función de comunicar) y ordena
dichas funciones adscribiéndolas a los factores constitutivos del acto de comunicación
verbal entre los que el código ocupa el lugar de lo que total o parcialmente tienen en
común el emisor y el receptor y que constituye un conjunto organizado de unidades y
reglas de combinación propias de cada lengua natural. Kerbrat-Orecchioni, por otro lado,
aunque se da cuenta de que Jakobson no dice explícitamente que el código sea un
intercambio unívoco y correctamente codificado, critica que en Jakobson el mismo está
enunciado en singular y “suspendido en el aire entre el emisor y el receptor”. La autora
plantea la existencia de distintos códigos y un grado de codificación y homogeneidad en
esos distintos códigos en los términos de uso. Pone de relieve entonces problemas
vinculados a la cuestión de la homogeneidad del código (aquí plantea que los hablantes no
comparte un código homogéneo aunque hablen el mismo idioma) y de la exterioridad del
mismo (aquí plantea la autora los distintos tipos de competencias que debe tener el
hablante para producir e interpretar mensajes: las competencias lingüísticas y
paralingüísticas, y las competencias psicológicas, culturales e ideológicas).

6)
7) ¿Cuáles son las características de los géneros discursivos?
Los géneros discursivos cuentan como características, en primer lugar,
con un contenido o tema, es decir, aquello de lo que trata, en el que cada
género establece, según el ámbito y la actividad, qué temas pueden ser
tratados y qué temas no, y un estilo verbal que puede consistir en la
selección del léxico, el vocabulario, la sintaxis, los recursos fraseológicos y lo
fonológico (en la oralidad) que dan cuenta del cómo se enuncia. Respecto a
esta característica Bajtín refiere que es el rasgo más personal o individual,
aunque en algunos géneros el individuo tiene menos libertad estilística que
en otros. Ambas características reflejan el ámbito al que el género pertenece.

En segundo lugar, los géneros discursivos cuentan con una estructura o


composición que evidencia, por su forma, las vinculaciones entre el hablante
y los otros participantes de la comunicación discursiva. Este rasgo es el más
social, es decir, aquel que refleja la convención de la forma por el uso en cada
ámbito. Todo enunciado, en este sentido, se arma a partir de partes o
secciones que pueden ser de bipartición o tripartición, o más.

1) ¿Cómo se clasifican los géneros discursivos?


Los géneros discursivos se clasifican en géneros primarios y géneros
secundarios.
Por géneros primarios se refiere Bajtín a a enunciados de la esfera de
la vida cotidiana, mientras que los secundarios se circunscriben a
esferas mucho más desarrolladas como la científica o la literaria.
Mientras los géneros primarios tienen una estructura simple, en
segundo término, los géneros secundarios pueden absorber a los
primarios: su estructura es mucho más desarrollada e incluye a los
géneros simples. Esto implica que los géneros primarios tienen
predominancia en la oralidad, mientras que los secundarios son
eminentemente escritos.
2) ¿Cómo distingue Bajtín ORACIÓN de ENUNCIADO?
Bajtín señala que mientras la oración es una unidad de la lengua, una unidad gramatical
(que responde a lo que Saussure denominaba “lengua”), el enunciado implica el uso
concreto del sistema. En este sentido Bajtín no concibe la diferencia u oposición entre
lengua (social) y habla (individual), ya que considera que el uso individual es a su vez
social. El enunciado es así un concepto que engloba la noción de ‘lengua’ y ‘habla’ en el
uso real y en una esfera real. Mientras que la oración responde al sistema, a la gramática,
a un sentido hacia adentro, el concepto de enunciado adiciona el uso real, la realidad
extra-verbal.

Otro criterio que se puede sumar es el del enunciador: la oración no es dicha por nadie, no
hay sujeto, no hay enunciador, mientras que se desprende claramente de lo anterior que
el enunciado tiene un sujeto enunciador real, históricamente situado y a su vez tiene un
interlocutor, un enunciatario.

Un último criterio de diferenciación de Bajtín para los conceptos de oración y enunciado


es el tipo de conclusividad: la oración y el enunciado tienen conclusividad. En la
enunciación esa conclusividad se establece en el momento en el que se le da la palabra al
otro; contrario a esto, la oración tiene conclusividad en la medida en que genera una
unidad mínima de sentido (ese sentido es en términos de significados del signo, es una
abrstracción). Es desde este criterio aque se desprende la noción del enunciado como
respuesta a anteriores enunciados, y que a su vez presupone una respuesta de un
enunciado posterior.

Postura del oyente y el receptor. Bajtín.

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