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EL NORTEAMERICANO DE EUROPA
Luigi Rondi
Rondi: Joseph Losey, uno de los directores más importantes del cine
norteamericano, activo también en el cine de Inglaterra y de Francia. Empecemos
por El otro señor Klein. El drama del señor Klein que, aun sin ser judío, en la París
ocupada por los alemanes, termina envuelto en una persecución antisemita que lo
llevará a la muerte, ¿puede leerse entre líneas el drama de K., en El proceso, de
Kafka?
Losey: Sin duda, las referencias a Kafka están presentes en el filme. No hay un
proceso, pero sí circunstancias que, como en una pesadilla, le hacen sentir
paulatinamente al protagonista su condición de acusado. Al comienzo, Klein hace
lo imposible para quitarse de encima esa acusación, pero pronto advierte que la
más evidente, su presunta raíz judía, además de no tener fundamento, tampoco es
la más verdadera. En todo eso que poco a poco empieza a oprimirlo de cerca y
ahogarlo, la acusación más verdadera consiste en los cargos por su "indiferencia",
referente justamente a ese mundo, a esas persecuciones, a esos dolores. Entonces,
como en Kafka, él mismo se convierte en su primer juez; es él, inconscientemente,
quien se hace un proceso "interior", y es él quien se condena, como el señor K.
Losey: No, es una definición que no acepto. Ante todo, el término "abstracto" es
tan... difuso que nunca hallará usted dos personas capaces de dar de él una
definición idéntica. Esto, naturalmente, no significa que, en mis filmes, todo sea
realista, preciso, y que, forzosamente, me vea en la obligación de representar algo
bien definido. Ya lo hemos dicho a propósito de las crónicas "visionarias" del París
de los años cuarenta, más pasa el tiempo, y más tiendo a alejarme de la realidad
inmóvil, sobre todo en el aspecto del sonido. Y también, a menudo, en las
estructuras dramáticas, en el carácter de la narración.
Rondi: Tiene todas las razones del mundo para ser pesimista. ¿Y a su cine? ¿Lo
definiría como pesimista?
Losey: A mi cine, más bien, lo definiría como "dramático", con elementos trágicos.
En cuanto a mí, personalmente, no soy pesimista.Amo la vida, amo a los seres
humanos, tanto en carácter de masa como de individuos. Y justamente porque amo
la vida me rebelo contra quienes quieren destruirla o corromperla. Y también voy a
la guerra contra esos "indiferentes" que nada hacen para defenderla. Naturalmente,
tengo miedo de la vida pero no de vivirla: si le tengo miedo, es porque no quiero
vivirla mal y no quiero que los otros la vivan mal. Justamente, porque vale la pena
vivirla bien. Eso es todo lo contrario del pesimismo.
Rondi: ¿Y mañana?
Losey: ¿Quiere decir proyectos? Muchos. Uno, que me sigue desde hace seis o siete
años: En busca del tiempo perdido, de Proust. Es mi sueño: todos los filmes que hago,
los hago pensando siempre en ése. Quisiera hacerlo antes que ningún otro y en
lugar de cualquier otro. Naturalmente, todavía espero lograrlo, pero, respecto de
algunos años atrás, puedo decir que ahora sólo me asiste el veinticinco por ciento
de posibilidades. Cuanto más pasa el tiempo, más aumentan los costos. El
presupuesto ha subido hoy a catorce millones de dólares...
23 de septiembre de 1976