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Teórico

Horacio García
04 junio de 2010

Historia de la industria editorial en Argentina

Después de la guerra civil española, Argentina pasó a ser el principal país editor en español.
Porque su competidor inmediato era España estaba en una situación económica muy precaria.
La Argentina había quedado como el principal proveedor de libros en español, alrededor de los
’50 la mayoría de los libros que salían en España eran de origen argentino.
Se hacían traducciones en neutro pensadas no solo para la Argentina sino para toda el área
que hablaba español, lo mismo pasaba en las películas. En esta etapa se traducen obras de
autores extranjeros que se venden en el mercado latinoamericano.
Se producía una cantidad de libros importantísima. Una gran parte estaba destinada a la
exportación.
En Argentina se publicaban mucho de los libros que estaban prohibidos en España. Durante la
década del ’50 muchos de los libros argentinos entraban de contrabando.
Esto generó una cantidad de profesionales del libro que iba de editores hasta autores
argentinos que se vendían fuera del territorio. Algunos editores españoles vinieron a la
Argentina, otros a México.
Además de esto la Argentina era uno de los países que producía libros científicos y técnicos.
De medicina, física, matemáticas, etc.
En los años ’53-’54 si ustedes comparaban el producto bruto interno de Brasil con el producto
bruto de Argentina, el de Brasil era exactamente la mitad. En este momento el producto bruto
de la Argentina es más o menos el equivalente al del estado de San Pablo. Argentina era el país
mas desarrollado de la zona, también estaba Uruguay que era muy parecido.
Esto estaba acompañado por el fenómeno que se produjo en la última década del siglo XIX,
que se impuso una revolución y reforma de educación y de la alfabetización. Esto genera un
público lector que va a desembocar en la década del ’60 con cambios bastante importantes en
la industria editorial.
Si ustedes revisan los catálogos de esa época se van a encontrar con varios de los autores
consagrados. (Borges, Marechal) Pero no eran los autores mas vendidos en esa época.
Esta bonanza de la industria editorial llega más o menos a los años ‘53-‘54 que es el momento
de máxima producción de libros por habitante. En el ínterin las cosas iban cambiando a nivel
internacional, España se estaba recomponiendo y su industria editorial se estaba rearmando y
Argentina, como de costumbre, tenía sus crisis cíclicas.

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En la década del ’60, después de Perón, hay elecciones y gana Frondizi quién tiene uno
hermano que es rector de la Universidad de Buenos Aires que se llamaba Risieri. Es alguien
que se da cuenta que se había producido un cambio en la enseñanza, se enseñaba de otra
manera, distintos textos y la industria editorial no estaba respondiendo a esa nueva generación.
Esto hace que a Risieri Frondizi se le ocurra crear una editorial universitaria, Eudeba.
Esta editorial estaba pensada para crear libros para los nuevos estudiantes, en esa época se
empieza a crear por ejemplo la carrera de sociología, empiezan a aparecer nuevas disciplinas. El
caso de Eudeba es un caso raro de un emprendimiento hecho en el sector del Estado que tuvo
un éxito y dejó una marca muy profunda dentro de la industria editorial. Risieri Frondizi le pide
que diseñe la editorial a un editor argentino que estaba en México que se llamaba Arnaldo
Orfila Reynal. Él diseña una editorial con una serie de colecciones que algunas están dirigidas al
público universitario pero otras están dirigidas al público mas general y son de educación o de
lectura más sencilla. Contratan a Boris Spivacow para ser el gerente.
Eudeba es convertida en una sociedad mixta con capital estatal y una mínima parte de capital
privado pero funcionaba como si fuera una sociedad privada con control estatal, con lo cuál le
permitía tener una cierta agilidad en las decisiones.
Se arman colecciones que van directamente al público universitario de todo tipo: científica,
técnica, etc. Trataban de ser libros baratos con buenas ediciones. Después tenían otro tipo de
colecciones que eran dirigidas al público genera. En esa época eran los 150 años de la
Revolución de mayo, entonces había una colección que se llamaba “siglo y medio” que editaba
textos que tenían que ver con el aniversario de la revolución de mayo.
Estos libros destinados al público general eran muy baratos, esto hacía que los libreros no
tuvieran demasiado interés por lo cuál se presentaba un problema de venta. Se ideó un sistema
de venta por quioscos, se instalan quioscos que solo venden libros de Eudeba en lugares
estratégicos. (Calle Corrientes, estación Retiro). Se vendían los libros directamente al público
saltándose al librero.
Se generó rescates de libros, por ejemplo el Martín Fierro que se ilustró, ese ejemplar
vendió 250.000 ejemplares. Fue un efecto de promoción innovador, el Martín Fierro era un libro
grande, que servía para regalo, un libro- objeto. Esto se hizo con distintos escritores.
El auge de Eudeba dura un tiempo porque le gobierno de Frondizi es derrocado. Eudeba es
intervenida y queda un poco estancada aunque sigue funcionando hasta las siguientes
elecciones y se sigue manteniendo con altibajos hasta el ’66 que es destruida. (Luego se
rearma).
Eudeba era un punto de referencia para la comunidad universitaria latinoamericana, mas allá
del valor económico, tenía un valor simbólico muy fuerte.

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En la década del ’60 estaban las editoriales tradicionales como Sudamericana, Emecé,
Losada que publicaban determinados autores. Los autores que llegaban a publicar en estas
editoriales lograban su consagración.
No todo el mundo podía publicar en estas editoriales por lo cuál se generaron editoriales
nuevas. Entre ellas, una que se llamaba Jorge Álvarez que es el nombre de un editor. Álvarez
es alguien que se da cuenta de lo que es el nuevo tipo de lector y el nuevo tipo de editor,
empieza a editar de una manera distinta a la que se hacía, utilizando algunos principios de
marketing. Edita autores que son relativamente nuevos por ejemplo Rodolfo Walsh quién había
publicado una serie de cuentos pero no era un autor de los más conocidos. También publica por
ejemplo a Manuel Puig que tampoco era alguien conocido.
Además publica una colección que se llama “Crónicas”, y publica a Mafalda por primera vez.
Lanza una serie de autores nuevos que la mayoría se convierte en autores conocidos. Los más
evidentes son Puig y Walsh.
Se forma la editorial Tiempo contemporáneo. Como estrategia para hacer traducción a bajo
costo se arma lo que se llama una serie de Readings que es conjunto de artículos con una sola
temática, generalmente son artículos que han salido en revistas de autores conocidos que uno
los puede agrupar sin costo tan alto.
Tiempo contemporáneo contrata a Piglia que crea una colección que se llama “Serie negra”
que hace la misma operación que había hecho Emecé con “Séptimo círculo”, con otros autores.
En la “Serie negra” aparece una serie de autores policiales. Contratar esos libros era muy
barato contratarlos.
En esta época se crea, también, De la Flor.
Se empieza a producir una serie de libros para estos públicos nuevos que son las nuevas clases
medias que vienen del ascenso social producido por todo el periodo del peronismo.
Esto sucede al mismo tiempo que se está reconstruyendo la industria editorial española y hay
editoriales españolas que están instaladas aquí (Planeta, Aguilar)
La editorial Paidós era argentina ahora pertenece a Planeta, se ocupa de tomar todo lo que es
el área de psicología, psicoanálisis, etc.
En esta época empiezan a salir revistas por ejemplo “Primera plana” que fue emblemática
para la clase media culta. En el sector de libros estaba Tomás Eloy Martínez. Estas revistas
empezaron a crear corrientes dentro de la clase media. Si un autor salía en la tapa de “Primera
plana” ese libro agotaba ediciones.
Hubo un boom de los libros políticos por ser una época agitada. Aparecen textos teóricos de
todo tipo (Marx, Engels y también textos de Vietnam, textos de chinos, Mao) publicados por
editoriales de algunos partidos y editoriales no tradicionales. Esto produjo un auge del
periodismo cultural.

3
En el ’66 Illia es derrocado por el golpe de Onganía. En la época de Illia había bastante
libertad para publicar, con el golpe de estado cambió todo. Empieza a haber juicio de
prohibiciones (juicios por pornografía).
Durante el gobierno de Lanusse, los editores podían editar sin tantos problemas, sin ir a
juicio. Desde la época de Lanusse al ’76 es un período de auge de la actividad editorial. Se
publican gran cantidad de autores nuevos, de todos los temas, se importan y exportan libros.
Con el golpe del ’76 se produce un quiebre muy fuerte de la industria porque si bien hay muy
pocas prohibiciones en el sentido formal pero existía una presión extraoficial, uno no sabía bien
que se podía editar porque era una decisión bastante arbitraria.
Hubo un montón de libros que no se pudieron editar, se empiezan a perder los contratos con
autores extranjeros (Sartre, Simone de Beauvoir) por lo tanto se perdían los derechos. Estos
autores pasaron a integrar los catálogos de editoriales españolas.
Se produce un gran daño en la industria editorial porque había generado un capital humano
muy fuerte, muchos son perseguidos y se van del país (traductores, editores). El origen de la
carrera de Edición tiene que ver con la falta de gente capacitada para el trabajo.

Cuando llega la democracia (’83) nos encontramos con editoriales argentinas vaciadas. El
tiempo que va desde el ’82 al ’85 se traen libros del exterior, se publican libros aquí, es una
puesta al día. Empieza a crecer la industria.
En la década del ’90 se forman los grandes grupos, se arman multimedios (periódicos, radios,
televisión editoriales, bancos). Algunas de estas editoriales grandes empiezan a adquirir
editoriales más pequeñas. Esto genera que solo se tome lo más importante de su catálogo y
algunos libros se dejan de editar.
Estos grandes grupos necesitan llevar una cierta dinámica, hay libros que dejan de publicarse
y esto genera oportunidades para las editoriales pequeñas (publican cosas que no publican las
grandes).
En la época de los ’90 como el tipo de cambio estaba atrasado, había una ventaja para los
libros extranjeros.

Todas las cadenas de librerías son argentinas. Ej.: Yenny- El Ateneo (mas importante).
Cúspide y Santa Fe son de capitales nacionales.
En estos años cambiaron las formas de comercialización, pasando a adoptar el sistema de
consignación (antes los libros se compraban). Esto relación con la sobreoferta.

La industria editorial argentina tiene muy poca inserción en España pero sí en el resto de
América Latina.
El libro infantil fue uno de los que mas creció en los últimos años (más barato, autores
buenos).

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La situación actual es una convivencia entre grupos fuertes y editoriales pequeñas.

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