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INSOMNIO

Es el trastorno de sueño más frecuente en la población general. Consiste


en una reducción de la capacidad para dormir, pudiendo manifestarse de
diversos modos que dan lugar a diferentes tipos de insomnio:

 Insomnio de inicio: problemas para iniciar el sueño en menos de 30


minutos.

 Insomnio de mantenimiento: Problemas para mantener el sueño,


produciéndose despertares nocturnos de más de 30 minutos de
duración, o despertando definitivamente de manera precoz
consiguiendo un tiempo total de sueño escaso.
La falta de sueño puede afectar de modo negativo a la vida de la persona
que lo sufre, provocando deterioro social, ocupacional o de otras áreas
importantes.

El número de horas de sueño necesarias varía de unas personas a otras.


Aunque la media diaria es de 7 horas y media, existe un rango que oscila
entre 4 (“poco dormidores”) a 10 horas (“grandes dormidores”),
considerándose estos valores dentro de la normalidad.

Según el tiempo de evolución, el insomnio puede ser:


temporal (sólo unos días o semanas), o crónico (meses
o años).
Las horas totales de sueño necesarias varían mucho de una persona a
otra, aunque la media general oscila entre siete y ocho horas y media,
podemos encontrar personas que necesiten 4h de sueño para rendir de
forma adecuada (“Son los llamados “poco dormidores”) a personas que
necesitan 10 horas (“grandes dormidores”), siendo ambos valores dentro
de la normalidad.
Existe una mayor vulnerabilidad en ciertas características de la
personalidad al entrar en este círculo de preocupación y ansiedad al
tratar de quedarse dormido, y se trata de personas con mayor tendencia a
la preocupación, con tendencia pesimista, perfeccionistas y exigentes, con
necesidad de mantener todo bajo control, dificultad de exteriorizar sus
problemas, etc.)

CAUSAS DE INSOMNIO
Causas Médicas:

 Enfermedades metabólicas y hormonales, neurológicas,


reumatológicas, digestivas, cardiovasculares y todas aquellas que
pueden interrumpir el sueño por dolor –fibromialgia, cefaleas, etc- o
urológicas por la necesidad urgente de micción –infecciones,
próstata, renales. También hay que considerar el embarazo y la
menopausia.

 Enfermedades psiquiátricas (ansiedad, depresión, esquizofrenia, etc),


así como otras enfermedades del sueño que contribuyen a dormir
menos o peor (síndrome de piernas inquietas, síndrome de apnea de
sueño, parasomnias, etc).

Causas externas:
Suelen implicar factores ambientales que influyen de modo negativo
sobre el sueño: (malos hábitos de sueño, uso y abuso de sustancias y
medicamentos, trabajos por turnos o viajes frecuentes transoceánicos,
etc)

 Insomnio primario: son aquellos casos en los que no se puede


identificar una causa clara del trastorno. Este tipo de insomnio
también lo podemos subdividir en diferentes tipos en función de la
manifestación y origen del problema.

 Insomnio idiopático: se origina en la infancia y parece relacionado


con un aprendizaje incorrecto del hábito de dormir.
 Percepción de sueño poco reparador: Estudios de laboratorio no
corroboran los problemas de sueño que el paciente percibe
subjetivamente, encontrándose cansado y somnoliento durante el
día.

 Insomnio psicofisiológico: Caracterizado por un nivel elevado de la


activación psicofisiológica asociado al inicio del sueño. La persona
que lo sufre suele manifestar una gran preocupación por el problema
de sueño haciendo grandes esfuerzos para intentar dormir cada
noche, aunque se duerme sin dificultad cuando no realiza este
esfuerzo, suele mejorar cuando duerme en ambientes diferentes al
habitual y aunque suele originarse coincidiendo con un periodo de
estrés se mantiene el problema durante mucho tiempo aunque el
estrés desaparezca o se habitúen al mismo.
Con independencia de la causa que origina el insomnio, este puede ser:

 Crónico: Si se prolonga más allá de seis meses, pudiendo durar años.

 Transitorio: si se produce durante un corto periodo de tiempo de


duración menor a un mes.

Si el insomnio es secundario a una causa identificable, hay que intervenir


principalmente en esa causa para solucionar el problema de sueño. En
ocasiones, aunque se trate la causa inicial del problema, éste se mantiene
porque el paciente se ve inmerso en un círculo vicioso del que le resulta
difícil salir por si mismo. Es el círculo en el que la ansiedad por intentar
dormir reduce la posibilidad de quedarse dormido, aumentando la
aprensión y el miedo a la cama.. Parece que algunas características de
personalidad hacen a las personas más vulnerables a entrar en este
círculo (personas con tendencia a la preocupación, que tienden a tener
más ansiedad y dificultades para ver el lado positivo de las cosas,
perfeccionistas y exigentes, que tienen que tener todo bajo control y que
no suelen hablar de sus problemas interiorizando las emociones
negativas).

DEL INSOMNIO SITUACIONAL O TRANSITORIO AL INSOMNIO CRÓNICO

El insomnio crónico no se desarrolla de la noche a la mañana.


Prácticamente siempre está precedido por un insomnio situacional como
resultado de acontecimientos vitales estresantes, pero que no consigue
mejorar ni cuando se han eliminado los estresores. Puede evolucionar de
manera gradual, de modo que estemos cada vez más preocupados por el
problema de sueño y su supuesto impacto sobre el funcionamiento diario.
La valoración que hacemos de la dificultad inicial para dormir es un
factor determinante para que el insomnio sea un problema transitorio o
un trastorno crónico. Así, por ejemplo, la persona que duerme mal
durante varias noches, pero continúa su rutina diaria sin preocuparse por
ello, es poco probable que desarrolle un insomnio persistente.
Contrariamente, una persona que después de algunas noches de sueño
alterado empiece a preocuparse excesivamente por no poder dormir y por
sus consecuencias negativas en el funcionamiento diurno, tiene
probabilidades de entrar en un círculo vicioso de insomnio, activación
emocional y cognitiva, y más alteraciones del sueño. Tener excesivos
pensamientos reiterativos sobre el insomnio se convierte rápidamente en
el centro de las preocupaciones de la persona. La disminución del
rendimiento o las alteraciones del estado de ánimo durante el día tienden
a ser atribuidas exclusivamente a los problemas del sueño. Al anochecer
aumenta la aprehensión, a medida que se acerca la hora de acostarse, y el
horror a ser incapaz de dormirse y la activación física se va
magnificando. Después de una mala noche, la persona con insomnio
crónico no sólo se preocupa por la noche pasada, sino que ya está
pensando en la noche siguiente. Por lo tanto, el insomnio se convierte en
una profecía que se cumple por sí misma.

¿QUÉ PODEMOS HACER PARA AFRONTAR EL INSOMNIO?


Por lo que hemos visto previamente, para poder romper ese círculo, es
importante cambiar los factores que están contribuyendo a perpetuar el
insomnio. Es decir; cambiar los hábitos inadecuados, que en principio
surgieron como un intento de paliar sus efectos negativos, cambiar los
pensamientos erróneos que aumentan la preocupación, y reducir la
elevada activación emocional asociada a estas variables.

Para ello, es importante adoptar un papel activo en el cambio de estos


aspectos. Contará con nuestro apoyo y guía, pero es el sujeto el que tiene
que llevar a cabo las pautas que le daremos para afrontar el insomnio.
Estas pautas, han sido desarrolladas en clínicas de todo el mundo y han
demostrado ser efectivas en otros pacientes que sufrían problemas de
insomnio. Aunque no es una cura milagrosa, este tratamiento le ayudará
a desarrollar habilidades para el autocontrol del insomnio y a recuperar
el control sobre el sueño, de manera que pueda manejar las ocasionales
dificultades para dormir con las que se puede encontrar incluso después
de completar este programa. El programa requiere tiempo, paciencia y
esfuerzo. Para llegar a su objetivo de dormirse pronto y reducir el tiempo
que pasa despierto en mitad de la noche, es importante que cumpla con
todos los requerimientos. No puede elegir únicamente aquellos que le
parezcan menos difíciles. Los beneficios se irán haciendo más evidentes
con el tiempo y la práctica continuada. La consistencia con la que siga las
instrucciones es el factor más importante para determinar los resultados,
que puede empezar a advertir pasadas unas semanas de tratamiento.

Esta intervención costa de tres componentes; cambio de conductas,


cambio de pensamientos y reducción de la activación.

 Regularemos la hora de acostarse y levantarse, u consolidaremos el


sueño dentro de un periodo en la cama más corto. . Esto generará
una situación de “déficit de sueño”, y cuando se realiza de manera
continuada, obliga a los centros cerebrales responsables del sueño a
reprogramar, consolidando el sueño en forma de descanso más
profundo y continuado. Es frecuente que los insomnes duerman
hasta tarde por la mañana, que duerman siestas durante el día, o que
simplemente pasen más tiempo en la cama para compensar su déficit
de sueño. Esto lo conseguiremos;
1. Limitando el tiempo que pasamos en la cama a la cantidad de
horas que realmente dormimos.
2. Manteniendo regular la hora de levantarnos.
3. Eliminando las siestas durante el día.
 Reduciremos las actividades que interfieren en el sueño. El objetivo
principal es asociar la cama, hora de acostarse y entorno del
dormitorio con la sensación de relajación, somnolencia y sueño, en
lugar de con la frustración, la actividad y el insomnio, para ello;
1. Acuéstese sólo cuando tenga sueño.
2. Si no puede conciliar el sueño después de 10-15 minutos de
intentarlo relajándose, levántese de la cama, siga relajándose
del modo aprendido y vuelva a acostarse de nuevo únicamente
cuando tenga sueño. Repita esta operación tantas veces como
sea necesario a lo largo de la noche. Si tras la relajación no
siente sueño, realice fuera del dormitorio algún tipo de
actividad monótona y aburrida que no exija concentración, ni
resulte interesante para usted.
3. Utilice la cama y el dormitorio solamente para dormir. No mire
la televisión, no escuche la radio, ni coma o lea en la cama.
4. Influiremos en nuestro estilo de vida: dieta, deporte, horarios
regulares, Limitar el consumo tabaco y de bebidas alcohólicas.
 Valoraremos las actitudes y creencias sobre el sueño y el insomnio. La
manera como la gente piensa sobre un problema concreto puede
tanto aligerarlo como agravarlo. Lo que usted piensa también afecta
a lo que siente y a lo que hace. Por ejemplo, cuando usted se
preocupa durante el día por lo mal que ha dormido la noche anterior
es probable que esto le haga sentir más aprensión hacia la noche
siguiente. Una preocupación excesiva por las consecuencias de
dormir mal también puede alimentar su problema. Las
preocupaciones excesivas y el malestar emocional no son
precisamente inductores del sueño. Por lo tanto, este componente
del tratamiento está pensado para ayudarle a tratar estas
preocupaciones. Para conseguir un mayor autocontrol sobre el
sueño, usted deberá dejar de lado sus convicciones anteriores y
reemplazarlas por otras que resulten más adaptativas.

Trataremos de que usted consiga el control voluntario de su activación


fisiológica, aprendiendo a relajar su cuerpo y su mente siempre que lo
necesite, pero sobretodo a la hora de ir a dormir, ya que está
suficientemente comprobado que la activación emocional dificulta e
impide el sueño, además de comprometer su bienestar y calidad de vida.

MEDICAMENTOS
Hay que evitar la toma de medicamentos sin prescripción médica. Cada
caso debe ser individualizado, valorando los beneficios del tratamiento, si
éste está realmente indicado. En el Instituto del Sueño procuramos no
prescribir hipnóticos exceptuando los casos excepcionales.

En general, el tiempo de tratamiento es limitado, para limitar la aparición


de efectos secundarios.

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