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Más adelante escuchamos: “La muerte es misterio, y con la pura razón no tenemos respuesta
alguna… Por eso nos deja desconcertados, perplejos e impotentes. No, nuestra razón no
puede ir más allá. Tropezamos con la losa fría de su tumba, sin poder continuar...”
“En cada uno de nosotros está vivo el recuerdo de mi madre. Está vivo como historia, es
el amor que puede más que ese túnel negro y misterioso con el nombre de muerte. Pero no es
sólo en el recuerdo donde vive mamá. El recuerdo podría ser simplemente fantasía. Mamá vive
realmente en cada uno de nosotros…”
“Mamá vive en cada uno de nosotros, llevamos su sangre. Caminamos, actuamos y no nos
damos cuenta de que también en nosotros siguen viviendo mamá y papá. Pero no fue sólo
la sangre y unos genes lo que nos dieron en el pasado. Ellos siguen viviendo en nosotros en
toda una constelación de vida, gestos, valores y costumbres."
"Cuando vosotros habláis, educáis, amáis, besáis y abrazáis a vuestros hijos, también hay algo
de mamá y papá, de los abuelos, en vuestras palabras y actitudes… También ellos los
están amando, hablando, son sus brazos en los vuestros, quienes acogen y aman a
vuestros hijos. No, mamá no es sólo añoranza y recuerdo, es también vida que se expresa
de otro modo en nosotros. Y esto no es fantasía.”
UNIDAD
La infancia de Roberto Cabral fue muy triste: con solo dos años perdió a su padre, con
quince a la madre, y tuvo que cuidar como jefe de familia a sus dos hermanas, habiendo
heredado negocios ruinosos. Sus versos, tan biográficos siempre, reflejan, con hondura y
pasión amorosa, la ausencia –que es también presencia– sobre todo de la madre (“ni
llanto, ni cicatriz, ni olvido”).
NOTA. Para saber más sobre Ramón de Garciasol (pulsar aquí), Pilar Paz
Pasamar (pulsar aquí) y Roberto Cabral (pulsar aquí).
1. Esperanza de un reencuentro
Madre querida
Madre adorada
por ti doy mi vida,
mi sangre y mi alma.
Te beso dormida,
te beso despierta,
te lleno de besos
de pies a cabeza.
Tus manos benditas
me llenan de amores,
caricias divinas
que son como flores.
Si la tienes viva
cuidala que es oro
y si muerta la tienes,
llorarla es muy poco,
guardala en tu alma
como un gran tesoro. (David F.F)
GRACIAS DIOS
POR LA BENDICIÓN INAGOTABLE
QUE NOS DAS DESDE EL PRIMER DIA DE NUESTRA EXISTENCIA
CON UN ANGEL CONVERTIDO EN MUJER
EN UNA TIERNA MUJER QUE EN SU CORAZÓN
ANIDA; PAZ,ARMONIA, FORTALEZA, CARIÑO.
SI SEÑOR; GRACIAS POR ESAS PRINCESAS
LLENAS DE SUEÑOS E ILUSIONES
A LAS QUE TE RUEGO NOS LAS BENDIGAS SIEMPRE
Y SIEMPRE LES MANTENGAS INTACTO
ESE PRECIADO TESORO QUE ANIDA EN SU ALMA:
"EL AMOR"
GRACIAS DIOS MIO POR NUESTRAS MADRES
En el ocaso.
Cuando ya en mi nacían los surcos de los años
Empezando hacer cicatrices en mi vientre,
Una semilla empezó a crecer,
No te esperaba desde ese día
Requiriendo mucho cariño
Te lacte con lágrimas
Cargadas de amor y así comenzaste a crecer
Dentro de mi un manantial
Para regarte solo a ti
Conversaciones que solo tú seguiste
Atento siempre, esperando, allí estabas tú
Con una brisa suave te acaricie y
Al compás de nuestros corazones
Compusimos una melodía
Que nos pertenece aunque ya, no podamos escuchar
Sentí tus movimientos, alegrías, a veces una quietud
Que me indicaba sueña conmigo, es parte de mí
Y el latir de tus ilusiones pronto
Tendré que compartir,
Muchas veces me desplome,
Y tu Seguías allí como una ramita pronto a florecer
Revoltoso y contento pronto nos veríamos
Así entrantes a mi vida
Despertando cada mañana
Junto a mí, cúmulos de preguntas curiosas, inagotables
Impaciente así eres tù.
Mi hijo, yo........ tu Madre.
Sólo el amor de una madre
Sólo el amor de una Madre apoyará,
cuando todo el mundo deja de hacerlo.
Madre
Tu mirada de amor
descubre lo que otros no quieren ver.
Tu nobleza
te hace apreciar lo que los demás desprecian.
Tu amor desinteresado
te hace defender a los pequeños
que otros atacan o menosprecian.
Tu presencia
despierta confianza, amor a la vida
y esperanza en un futuro mejor.
Mamá
Quiero agradecerte
que estés en mi vida.
Te Amo Mamá!
A mi madre
Te fuiste de mi lado.
En silencio fue tu partida.
Mi corazón se ha desangrado
por tan súbita despedida.
Tu espíritu luchador
a la vida se aferraba.
Más Dios, desesperado,
a su lado te llamaba.
Tu amor incalculable
mis faltas por alto pasó.
Porque el querer de una madre,
ese, no tiene comparación.