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Índice
LA EPÍSTOLA DEDICATORIA DEL AUTOR
EL ARGUMENTO
LUCAS 1:1-4
LUCAS 1:5-13
LUCAS 1:14-17
LUCAS 1:18-20
LUCAS 1:21-25
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La
JUAN CALVINO
Si ejemplos virtuosos tuvieran que alguna vez ser necesarios para ser
imitados, en orden de estimular a las personas perezosas, lentas e inactivas,
la pereza y – lo que es más – la indiferencia de esta muy corrupta era lo
hacen necesario para que la mayor parte de los hombres que no avanzan por
su propia cuenta sino que retroceden, deban al menos ser obligados por su
vergüenza a cumplir con su responsabilidad. Todos, ciertamente, son vistos
para ser influenciados, tanto en público como en privado por una
vergonzosa emulación. No hay rey que no trabaje para mostrar que es igual
a sus vecinos en la dirección, perseverancia, energía o coraje necesario,
para extender por cualquier método posible los límites de su dominio. No
hay estado o unión de pueblos que no ceda la preferencia a otros por astucia
y por todas las artes del engaño, ni existe un individuo entre las filas de los
ambiciosos que no agradecezca su inferioridad a otros en perversas
estratagemas. En resumen, casi diríamos que ellos han entrado en una
silenciosa pero mutua conspiración para desafiarse uno al otro a un
concurso de vicios y cada hombre que carga maldad hasta el extremo
fácilmente arruina a una vasta multitud con su ejemplo, de modo que, en
medio de una general prevalencia de crímenes, muy pocas personas son
encontradas para exhibir un patrón de rectitud.
Por estas razones, creo que es más ventajoso que aquellas inusuales
excelencias, por quienes eminentes personas son distinguidas, deberían
recibir los elogios que merecen y ser levantadas a una elevada posición de
tal forma que sean vistas a una gran distancia que despierte en muchos
corazones el deseo de imitarlas. Y esto reconozco, muy honorables Señores,
es la principal razón del por qué estoy deseoso de que este trabajo mío,
deba ser dado al mundo bajo la sanción de vuestro nombre. Para que mi
empresa sea considerada por mí como la obtención de un distinguido
premio, si vuestra disposición a hacer el bien derivaran de ella un aumento,
aunque no he tenido nada más particular en mi ojo que el otro objetivo que
he mencionado anteriormente, a saber, que otros puedan igualar vuestro
progreso o al menos puedan seguir el mismo curso.
Por mi propia parte, al menos como recién he declarado ahora, tales fueron
mis estímulos para dedicar a vosotros este trabajo mío. Se trata de una
Armonía organizada de los Tres Evangelistas y que ha sido bien preparada
por mí con la más grande fidelidad y diligencia. Qué esfuerzo he dedicado a
esta obra no serviría de propósito detallar, y qué tal lejos he sido exitoso
debe ser dejado a otros para decidir. Los lectores a quienes me refiero son
aquellas personas honestas, instruidas y bien dispuestas, cuyo deseo de
hacer progreso no es retrasado por una vergüenza bárbara de recibir
instrucción y que sienten un interés por la ventaja pública. No me preocupo
de los malos y perversos canallas, a los que llamo no solamente monjes
encapuchados, que en defensa de la tiranía del Papa, continúan una guerra
abierta con nosotros, sino esos zánganos inútiles quienes mezclándose con
nosotros hacen mano de cada pretensión para ocultar su ignorancia y
desearían tener toda la luz de la doctrina completamente apagada.
Permítanles ladrarme impúdicamente tanto como a ellos les plazca: mi
respuesta estará siempre lista. Ni obligación divina ni humana me somete al
juicio de aquellos que merecen el azote por su más desgraciada ignorancia,
tanto como ellos merecen el látigo por su obstinada y endurecida malicia e
insolencia.
Con respecto a vosotros, más nobles Señores, así como detestáis cada
clase de levadura por la cual la pureza nativa del evangelio es corrompida y
muestra que no tenéis nada más en el corazón sino defender y mantener la
doctrina pura como fuera entregada por Cristo, yo siento asegurado que esta
producción, que abre el tesoro del Evangelio, recibirá la más calurosa
aprobación y confianza a mi dedicación de ella a vosotros será aceptada
como marca de mi regalo. Despedida más ilustres Señores. Pueda Cristo
siempre dirigiros por su Espíritu, apoyándoos por su poder y defendiéndoos
por su protección y enriqueciendo vuestra ciudad y comunidad de pueblos
con toda la abundancia de sus bendiciones.
EL ARGUMENTO
Sea o no, he tenido éxito de acuerdo con mis expectativas, el lector deberá
decidir por su propia experiencia. Hasta el momento de reclamar alabanza
por haber traído algo nuevo, reconozco de buena gana, como llega a ser de
un hombre honesto, que he adoptado este método en imitación de otros.
Bucero, un hombre de respetada memoria y un eminente profesor de la
Iglesia de Dios quien sobre todos los otros, me parece a mí han trabajado
satisfactoriamente en este campo, ha sido especialmente mi modelo. Así
como él se valió del trabajo de los antiguos que habían recorrido este
camino antes que él, mis esfuerzos han sido no un pequeño alivio por su
industria y aplicación. Donde usé la libertad de diferir de él (que he hecho
libremente cada vez que fue necesario) El mismo Bucero, si fuera aún un
habitante de la tierra, no estaría decepcionado.
COMENTARIO EN
Lucas 1:1-4
1. Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la historia de las
cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, 2 tal como nos lo enseñaron
los que desde el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la
palabra, 3 me ha parecido también a mí, después de haber investigado con
diligencia todas las cosas desde su origen, escribírtelas por orden, oh
excelentísimo Teófilo, 4 para que conozcas bien la verdad de las cosas en
las cuales has sido instruido.
Entre nosotros tiene el mismo significado que con nosotros . Puede parecer
que la confianza en las historias humanas no está bien fundada a no ser que
descanse en la Palabra de Dios mismo. Ciertamente la plena seguridad
πληροφορία de la fe es otorgada por el sello del Espíritu. (1 Tesalonicenses
1:5, Hebreos 10:22). A esto digo que si la Palabra de Dios no se mantiene en
primer lugar, la fe no estará satisfecha con ningún testimonio humano, pero
donde la confirmación interior del Espíritu ya ha tomado lugar, permite cierto
conocimiento histórico de los hechos. Por conocimiento histórico quiero
decir el conocimiento que obtenemos respecto a los eventos, ya sea por
nuestra propia observación o por la declaración de otros. Con el manifiesto
trabajo de Dios, es ecuánime escuchar a testigos presenciales como
descansar en nuestra experiencia. Además, Lucas no está lidiando con
autores privados, sino con ministros de la Palabra. A éstos Lucas les da una
distinción que los ubica sobre todo rango de autoridad humana, el indica
que todos aquellos que le dieron testimonio del Evangelio habían sido
divinamente encomendados con el rol de predicarlo. De ahí que la seguridad
a la cual Lucas hace referencia más tarde, a menos que provenga de Dios,
será disturbada. Es de gran peso el que Lucas denomine a aquellos de los
que recibió el evangelio, ministros de la Palabra. Los fieles puede inferir de
esto que ellos son, como los abogados dicen, testigos más allá de toda
excepción, cuyo testimonio no puede ser abrogado.
Erasmo, quien prestó de Virgilio una frase que usó en su versión y que
reconoció que tenía algo que ver, no consideró suficientemente la
estimación del peso del llamado de Dios. Lucas no habla en un estilo
profano sino que nos ordena en la persona de su amigo Teófilo a mantener
en vista el mandamiento de Cristo y a oír con reverencia al Hijo de Dios
hablando por medio de sus apóstoles. Es impresionante que aunque les
confirma el haber sido testigos presenciales, al llamarlos ministros los toma
de entre los hombres ordinarios y los pone en una posición superior, para
que nuestra fe pueda tener su suporte en los cielos y no en la tierra.
Considerándolo todo, lo que Lucas nos quiere decir es que ya que ahora
habían conocido oralmente, se debía hacer una transcripción cuidadosa de
todo y descansar aseguradamente en la doctrina que se había recibido. Es
evidente que Dios ha usado cada método para prevenir por todos los medios
que nuestra fe sea movida o suspendida en la duda por las ideas vagantes
de los hombres. No hay espacio para excusar la ingratitud de este mundo
que deliberadamente busca aquellos reportes vagos y sin fundamento: Este
plan insulta la divinidad de Dios. Pero sostengamos el brillante criterio que
el Señor ha puesto en nuestro medio, que la imbécil credibilidad no puede
ser insinuada bajo el nombre de la fe. Mientras tanto, permitamos que el
mundo sea seducido, como se lo merece, por la carnada engañosa de la
estúpida curiosidad e incluso que se rinda voluntariamente a las ilusiones de
Satán.
Lucas 1:5-13
5 Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías,
de la clase de Abías; su mujer era de las hijas de Aarón, y se llamaba
Elisabet. 6 Ambos eran justos delante de Dios, y andaban irreprensibles en
todos los mandamientos y ordenanzas del Señor. 7 Pero no tenían hijo,
porque Elisabet era estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. 8 Aconteció
que ejerciendo Zacarías el sacerdocio delante de Dios según el orden de su
clase, 9 conforme a la costumbre del sacerdocio, le tocó en suerte ofrecer el
incienso, entrando en el santuario del Señor. 10 Y toda la multitud del pueblo
estaba fuera orando a la hora del incienso. 11 Y se le apareció un ángel del
Señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. 12 Y se turbó
Zacarías al verle, y le sobrecogió temor. 13 Pero el ángel le dijo: Zacarías, no
temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elisabet te dará a luz un
hijo, y llamarás su nombre Juan.
Tal como una persona que va a hablar sobre la luz del día comenzaría con el
alba, Lucas comienza apropiadamente su Evangelio con Juan el Bautista,
pues, como el alba, Juan el Bautista fue antes del Sol de Justicia que estaba
por aparecer pronto. Los otros evangelios también mencionan a Juan el
Bautista, pero ellos solo brindan información que se ubica en el tiempo en
que Juan está fungiendo en su ministerio. Lucas asegura nuestro respeto
hacia Juan, al anunciar los milagros del poder divino que habían tomado
lugar desde mucho tiempo antes de su natividad y al mostrar que Juan había
recibido una comisión desde el cielo para ser un profeta, mucho antes que
fuera posible para los hombres conocer lo que llegaría a ser. Con esto,
Lucas tenía como objetivo que Juan pudiera ser oído más adelante con una
profunda veneración, cuando saliera a desarrollar su profesión pública de
exhibir la gloria de Cristo.
5. En los días de Herodes. Este fue el hijo de Antípatro, quien fue traído
al trono por su padre y a quién, mucho tiempo después, por haber trabajado
con asiduidad y empeño por avanzar, le fue atribuido el nombre de Herodes
el grande. Algunos piensan que él es mencionado por Lucas porque Herodes
fue el primer rey extranjero que los judíos tuvieron, lo cual indicaba que el
tiempo de redención había llegado pues el trono había pasado a otra
diferente nación. Pero los que hablan de esta manera no entienden la
profecía de Jacob (Génesis 49:10) en la cual el advenimiento del Mesías
estaba prometido no meramente después de que la autoridad real hubiese
sido tomada de entre los Judíos sino después que hubiese sido removida de
la tribu de Judá. El santo patriarca ni siquiera pensó que Judá tuviera que
perder su liderazgo antes que Cristo apareciera, sino que estimó que el
gobierno del pueblo se encontraría estable en la tribu hasta Cristo y
finalmente en Su persona para siempre. Incluso, cuando los Macabeos
florecieron, la tribu de Judá se redujo casi a un rango privado, y poco
después, Juan, el último líder de esa línea, fue asesinado. Pero aún en ese
momento, su poder no fue aniquilado por completo, porque todavía quedaba
el Sanedrín o Consejo seleccionado de la familia y descendientes de David,
que poseía una gran autoridad la cual duró hasta el tiempo de Herodes,
quien por una masacre terrible de los jueces, vengó el castigo anteriormente
infligido a sí mismo, cuando fue condenado por asesinato, y obligado a
someterse a un exilio voluntario, con el fin de escapar de la pena capital. No
es entonces por el hecho de que Herodes reinara como extranjero que él
hubiera roto el cetro de la tribu de Judá (Génesis 49:10) sino que más bien
fue por el acto de arrebatar en robo a plena luz del día la poca dignidad que
le quedaba a la tribu de Judá. Esta ruptura no es inconsistente con la
profecía de Jacob aun cuando la dignidad del trono había colapsado muchos
años atrás y su prestigio se había derrumbado lentamente. Porque Dios
había prometido dos cosas aparentemente contradictorias: Que el trono de
David sería eterno (Salmo 89:29,36) y que después que el imperio hubiera
sido destruido Él lo levantaría de las ruinas (Amós 9:11) y que la influencia
de su poder real sería eternal y aún, que una rama del tronco de Isaí
retoñaría. (Isaías 11:1). Ambas cosas deben ser cumplidas.
13. Pero el ángel le dijo: Zacarías, no temas. La gloria de Dios, que debe
ser observada, no es tan terrible a los santos como para tragarse todo con
temor, tan solo es para que desechen toda estúpida autoconfianza y así
mirarle con humildad. Por ende, tan pronto como Dios ha humillado el
orgullo de la carne de los que creen en él, extiende su mano para
levantarlos. Él actúa de forma diferente hacia los réprobos, los cuales
cuando en cualquier momento son arrastrados ante el tribunal de Dios, están
abrumados por la desesperación absoluta. Es así que Dios recompensa con
justicia sus vanos placeres, a los que se entregan con sus intoxicantes
copas del pecado. Debemos, por tanto, aceptar este consuelo con el que el
ángel calma a Zacarías, pues no tenemos razón alguna para temer cuando
Dios nos muestra su favor. Muy equivocados están entonces, los que, con el
fin de disfrutar de la paz, se esconden de la faz de Dios, ya que nuestra paz
es ser atrapados por él y así permanecer cerca de él. (Job 22:21).
Tú llamarás su nombre Juan. Creo que el nombre fue dado al Bautista con el
fin de aumentar la autoridad de su cargo. ( יהוהנןI Crónicas 3:15) es la
palabra para la cual los griegos emplean Ιωάννης “Juan”, que en hebreo es
“gracia del Señor”. Muchos suponen que el hijo de Zacarías fue llamado así
porque él era el amado de Dios. En mi caso prefiero pensar que fue para
testificar no solo la gracia derramada sobre Juan como individuo sino para
hablar de la gracia de la que su misión traería a todos. La fuerza y peso de
su nombre son incrementadas por su fecha, ya que su nombre fue asignado
antes de su nacimiento, exhibiendo así que Dios había derramado sobre él
su favor.
Lucas 1:14-17
14 Y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozarán de su nacimiento. 15
Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será lleno
del Espíritu Santo, aun desde el seno de su madre. 16 Y a muchos de los
hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos. 17 Porque él irá delante de él
con el espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres a
los hijos, y los rebeldes á la prudencia de los justos, para aparejar al Señor
un pueblo apercibido.
15. Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será
lleno del Espíritu Santo, aun desde el seno de su madre. El ángel confirma lo
que dijo acerca de la alegría. Juan había sido escogido para un gran y
extraordinario propósito. Estas palabras no tienen la intención de exaltar las
eminentes virtudes de Juan sino que proclaman la grandeza y gloria de su
ministerio, como cuando Cristo declara que entre los nacidos de mujer, no
existe uno más grande que Juan el Bautista (Mateo 11:11), refiriéndose más
a su ministerio que a la santidad de su vida. Lo que sigue inmediatamente
después: y no beberá vino ni sidra, no debe ser entendido en el sentido de
que la abstinencia de Juan era una virtud excepcional, sino que Dios se
complace en distinguir a su siervo por esta señal visible, en la que el mundo
le reconoce como un Nazareo de por vida. Los sacerdotes también eran
abstemios del vino y las bebidas fuertes mientras ellos fungían en sus
responsabilidades en el templo (Levítico 10:9). Esta misma abstinencia fue
ordenada a los Nazarenos (Números 6:3) hasta que cumplieran sus votos a
cabalidad. Dios mostró que Juan fue dedicado para ser Nazareno para toda
su vida. Como aprendimos, este mismo caso le pasó a Sansón (Jueces 13:4).
Ahora, no debemos imaginar nosotros que para adorar a Dios debemos
abstenernos de vino, o que la adoración a Dios consiste en no beber vino tal
como los bufones imitadores hacen para emular a sus padres. Practiquemos
solamente la templanza. Dejemos que aquellos que conciben que el vino es
dañoso que se abstengan por su propia voluntad y que los que no pueden
soportar la falta de vino que puedan tomar con contentamiento. En cuanto a
la palabra σίκερα, estoy completamente de acuerdo con aquellos que
piensan que así como la palabra hebrea שכר, denota cualquier clase de vino
manufacturado.
Y será lleno del Espíritu Santo. Creo que estas palabras sencillamente
transmiten que Juan iba a manifestar un carácter que revelaría la esperanza
de la grandeza futura. Por carácter no me refiero a como se encuentra en los
hombres impíos, sino al carácter que le corresponde a la excelencia de su
oficio. Lo que esto significa es que el poder y la gracia del Espíritu
aparecerían en él no sólo cuando entrara en su ministerio público, sino que
desde el vientre, los dones del Espíritu se manifestarían y esto sería una
señal y promesa de su carácter futuro. Aún desde el seno de su madre:
Significa desde su más temprana infancia. Reconozco que el poder del
Espíritu no operó en Juan cuando estaba en el vientre de su madre, sino
que, en mi opinión, lo que el ángel quiso decir fue algo diferente, esto es,
que Juan aún desde niño sería traído a la arena pública, acompañado por
una extraordinaria aprobación de la gracia de Dios. En cuanto a la palabra
lleno, no hay motivo para entrar en las disputas sutiles, o más bien
insignificantes, de los sofistas. La Escritura solo usa esta palabra para
indicar la notabilidad y la preeminencia de la abundancia de los dones del
Espíritu. Nosotros sabemos que solamente a Cristo le fue dado el Espíritu
sin medida, (Juan 3:34) de tal manera que podamos tomar de su llenura,
(Juan 1:16) mientras a otros la distribución es dentro de cierto límite (1
Corintios 12:11; Efesios 4:7). Pero de los que están más abundantemente
dotados con la gracia que sobrepasa toda capacidad ordinaria, se dice que
están llenos del Espíritu Santo. Ahora, como la influencia más abundante del
Espíritu fue en Juan un don extraordinario de Dios, se debe observar que el
Espíritu no se concede a todos desde la infancia, sino sólo cuando Dios
quiere. Juan dio desde el vientre una señal de rango futuro. Saúl, mientras
cuidaba el rebaño, se mantuvo por mucho tiempo sin ninguna marca de
realeza. Solamente cuando al fin fue elegido para ser rey, se convirtió de
repente en otro hombre (1 Samuel 10:06.) De este ejemplo aprendemos que
desde la más tierna infancia hasta la última vejez, la operación del Espíritu
en los hombres es libre.
16. Y a muchos de los hijos de Israel convertirá al Señor Dios de ellos. Estas
palabras muestran la conducta vergonzosamente miserable que entonces
prevalecía en la Iglesia. Ellos debían estar completamente apartados de Dios
para que pudiera existir la ocasión de regresar al Señor. Y ciertamente,
estaba tan corrompida la doctrina, tan depravada la moral y tan desordenado
el gobierno, que era un milagro encontrar a alguien que anduviera en
santidad. Pero si la decadencia de la Iglesia antigua era tan terriblemente
disoluta, es un frívolo pretexto por el cual los papistas defienden sus propias
supersticiones de que es imposible para la Iglesia estar en el error,
asumiendo que no se incluyen bajo esta denominación los genuinos y
elegidos hijos de Dios, sino a la multitud de los hacedores de maldad.
En este pasaje Juan parece tener más atribuciones de las que un humano
puede tener. (Se le atribuye el poder de convertir a la gente). Cuando la
conversión a Dios restaura a los hombres en su vida espiritual, esto no es
solo trabajo de la actividad de Dios, es de hecho, un mayor trabajo que el de
la creación del hombre. En este sentido, los ministros parecen ser hechos
iguales o incluso superiores a Dios, visto como Creador, ya que hacer nacer
otra vez a una persona a la vida celestial es un trabajo mucho más grande
que el hacer nacer a alguien como un mortal en la tierra. La solución a este
problema es simple. Cuando el Señor concede tal alabanza en la enseñanza
de la doctrina, el no la separa de su secreta influencia de su Espíritu. Cuando
Dios escoge a los hombres para ser sus ministros, cuyo servicio él emplea
para la edificación de su Iglesia, el Señor al mismo tiempo opera a través de
ellos, por la influencia secreta de su Espíritu, para que la labor de los
hombres sea eficaz y fructífera. Cada vez que la Escritura aplaude la eficacia
en el ministerio de los hombres, debemos aprender a atribuir esta eficacia a
la gracia del Espíritu, sin la cual, la voz humana se gastaría inútilmente en el
aire. Es de este modo que Pablo se jacta de ser un ministro del Espíritu. (2
Corintios 3:6). Él no reclama algo para sí mismo, como si por su voz, él
pudiese penetrar los corazones de los hombres. Mas bien Pablo reconoce
que es el poder y la gracia del Espíritu en su ministerio la que produce tales
efectos. Estas expresiones son dignas de analizar, ya que Satán trabaja con
un artificio asombroso para disminuir el efecto de la doctrina, en orden de
que la gracia del Espíritu conectada con ella, sea debilitada. Reconozco que
la predicación superficial no puede hacer nada separadamente por si misma
sino que ella es un instrumento del poder divino para nuestra salvación y
por la gracia del Espíritu un eficaz instrumento. Que lo que Dios ha unido,
que nosotros no lo separemos. (Mateo 19:6). Además, la gloria de la
conversión y la fe, deben permanecer indivisibles y solamente con Dios. La
Escritura frecuentemente nos recuerda que los ministros no son nada por sí
mismos, pero en tales casos los compara con Dios, en ningún caso alguien
puede robar el crédito a Dios y otorgárselo a los hombres. En resumen,
aquellos a quienes Dios con la ayuda del ministro, convierte a sí mismo, se
dice que son convertidos por el ministro, porque él no es más que la mano
de Dios, y ambos están expresamente afirmados en este pasaje. De la
eficacia de la doctrina hemos dicho lo suficiente. Que no se encuentra en la
voluntad y el poder del ministro de llevar a los hombres a Dios, llegamos a la
conclusión de esto porque Juan no trajo indiscriminadamente a todos de
vuelta, (que sin duda lo habría hecho, si todo lo había cedido a su deseo,)
pero sólo trajo de vuelta a los que al Señor la plació eficazmente llamar. En
una palabra, lo que es enseñado aquí por el ángel, es establecido por Pablo
en su Epístola a los Romanos, que la fe viene por el oír, (Romanos 10:17),
pero que la iluminación de la fe solo viene a todos aquellos a quienes el
Señor revela su brazo hacia él (Isaías 53:1, Juan 12:38) para creer.
17. Porque él irá delante de él con el espíritu y poder de Elías, para convertir
los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los
justos, para aparejar al Señor un pueblo apercibido. Con estas palabras
Lucas señala lo que sería el oficio de Juan y lo distingue con esta marca de
los otros profetas quienes recibieron una cierta y peculiar comisión, que en
el caso de Juan, era ser antes de Cristo como alguien que prepara el camino
para el rey. Así el Señor habla por Malaquías: “He aquí, yo envío mi
mensajero, el cual preparará el camino delante de mí”. (Malaquías 3:1). En
palabras concretas, el llamado de Juan había sido diseñado para asegurar
una audiencia para Cristo así como prepararle discípulos. En este pasaje no
hay ninguna mención de Cristo, no obstante el ángel declara que Juan será
el ujier o el abanderado del Dios eterno de lo cual podemos aprender la
divinidad de Cristo.
Para convertir los corazones de los padres a los hijos. Aquí el ángel muestra
la gran semejanza que Juan tenía con Elías. Él declara que el objeto de su
misión era recoger a la gente dispersada y llevarlos a la unidad de la fe: para
traer de vuelta el corazón de los padres consiste en restaurar a partir de la
discordia con la reconciliación, de lo que se desprende, que se había
producido una división que rompió y separó a la gente. Sabemos lo terrible
que fue la rebelión del pueblo en el tiempo de Elías, cómo vilmente se habían
degenerado de los padres, por lo que difícilmente merecen ser contados
como los hijos de Abraham. Por lo tanto, todos los que estaban desunidos
por fueron puestos por Elías en santa armonía. Tal fue la reunión de padres
con hijos, que fue iniciado por Juan y que al final fue perfeccionada por
Cristo. Por consiguiente, cuando Malaquías habla de "volver el corazón de
los padres hacia los hijos," (Malaquías 4:5) da a entender que la Iglesia
estaba en tal estado de confusión que era necesario que otro Elías
apareciera. Sobre el estado de esos días estamos suficientemente
informados por la historia, como veremos claramente en los lugares
indicados. La doctrina de la Escritura se había degenerado a través de un
sinnúmero de inventos, la adoración a Dios estaba corrompida por la
asquerosa superstición, la religión estaba dividida en varias sectas, los
sacerdotes eran abiertamente malvados y epicúreos, el pueblo estaba
entregado a toda clase de maldad, en fin, no había nada bueno en ellos. La
expresión, traer de vuelta el corazón de los padres hacia los hijos, no es
literalmente cierta, pues era más bien los hijos los que habían roto el pacto y
se habían apartado de la verdadera fe de sus padres, por lo que eran ellos
los que debían ser devueltos. Pero aunque el evangelista no expresa
literalmente el modo en que operaría la conversión, el significado es muy
evidente: Dios, por medio de Juan, volvería a unir en armonía a los santos
que habían sido previamente desunidos. En el profeta Malaquías, se leen
ambas formas, pero su única intensión fue la de enfatizar y expresar el
mutuo acuerdo.
Lucas 1:18-20
18 Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi
mujer es de edad avanzada. 19 Respondiendo el ángel, le dijo: Yo soy
Gabriel, que estoy delante de Dios; y he sido enviado a hablarte, y darte
estas buenas nuevas. 20 Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar, hasta
el día en que esto se haga, por cuanto no creíste mis palabras, las cuales se
cumplirán a su tiempo.
18. Dijo Zacarías al ángel: ¿En qué conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi
mujer es de edad avanzada. Lo que sigue es la duda de Zacarías y el castigo
que el Señor impuso sobre su incredulidad. Zacarías había orado para que él
pudiera tener descendencia y ahora que recibe la promesa, desconfía como
si se le hubiera olvidado su propia oración y su misma fe. A primera vista,
podría parecer duro que Dios hubiera estado ofendido por la respuesta de
Zacarías. Él (Zacarías) protesta por su avanzada edad. Abraham hizo lo
mismo pero su fe es grandemente alabada que Pablo dice (Romanos 4:19) “Y
no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo, que estaba ya como muerto
(siendo de casi cien años), o la esterilidad de la matriz de Sara”, sino que
puso su confianza en la verdad y el poder de Dios. Zacarías indaga sobre el
cómo o de qué manera el podría estar seguro. Pero Gedeón (Jueces 6:17) no
es culpado por haber pedido una señal dos veces. Es más, en breve veremos
que María toma similar objeción. “¿Cómo será esto? Pues no conozco
varón”, (Lucas 1:34) a lo cual el ángel no presta atención como si no hubiera
algo errado. Entonces ¿Cómo es que Dios castiga a Zacarías tan
severamente como si hubiera sido culpable de un pecado muy atroz? Yo
reconozco que, si solo miramos las palabras, o bien todos eran igualmente
culpables, o Zacarías no hizo nada malo. Sin embargo, si miramos las
acciones y palabras de los hombres desde el estado del corazón, tenemos
que acatar la sentencia de Dios, a quien los secretos ocultos del corazón
están desnudos y abiertos (Hebreos 4:13). Sin lugar a duda, el Señor vio en
Zacarías algo peor que sus palabras y por lo tanto su ira se encendió contra
él por rechazar con desconfianza el favor prometido. No es nuestro derecho
establecerle a Dios una ley que no lo deje libre para castigar en uno de los
fallos que perdona en otros. Pero es evidente que el caso de Zacarías fue
ampliamente diferente de los de Abraham, Gedeón o María. Al menos esto no
aparece en sus palabras y por lo tanto, el conocimiento de ellos debe ser
dejado a Dios, cuyos ojos penetran las profundidades del corazón. Así, Dios
establece una distinción entre la risa de Sara (Génesis 18:12) y la de
Abraham (Génesis 17:17), aunque no hay diferencia en la clase de risa. La
razón por la que Zacarías dudó fue porque, limitado por su natural
existencia, atribuyó menos al poder de Dios de lo que debería haber hecho.
Los hombres piensan muy estrechamente y con mezquindad de las obras de
Dios cuando creen que Él no puede hacer más de lo que ellos creen en
términos humanos, como si la mano de Dios estuviera restringida por
nuestros sentidos o fuera limitada por las mediciones carnales. Pero
pertenece a la fe creer que mucho más puede ser hecho de lo que los límites
humanos admiten. Zacarías no tenía duda en relación al ser de la voz de
Dios, pero tan pronto como miró exclusivamente al mundo, una pequeña
duda se levantó en su mente sobre si lo que acababa de oír realmente iba a
pasar. Esta acción le causó a Dios una gran herida, ya que Zacarías fue tan
lejos como para razonar con Dios, como si Dios, quien había hablado con él,
debiera ser considerado o no como digno de crédito. Al mismo tiempo,
debemos reconocer que Zacarías no era tan incrédulo como para desviarse
por completo de la fe, porque hay una fe general que abarca la promesa de la
salvación eterna y el testimonio de una libre adopción. Por otro lado, cuando
Dios nos ha recibido en su favor, nos da muchas promesas especiales, - que
nos dará de comer, que nos librará de los peligros, que reivindicará nuestra
reputación, que nos protegerá la vida, - y así, hay una fe especial que
responde en particular a cada una de estas promesas. De esta manera,
algunas veces sucederá que el que creyó en Dios para perdón de sus
pecados y para salvación, flaqueará en algún momento o estará muy
temeroso de la muerte, o quizás estará angustiado por la comida, o ansioso
por sus planes. Tal fue la incredulidad de Zacarías. Él se sostuvo en la raíz y
fundamento de la fe, solo dudó en un punto, si Dios le daría a él un hijo.
Debemos recordar por lo tanto, que aquellos que están perplejos o
perturbados por la debilidad en alguna situación particular, no deben caer de
la fe. Aunque las ramas de la fe se agiten por múltiples tempestades, no se
deben separar de la raíz. Además, Zacarías no tenía ni la más mínima
intención de poner en duda la verdad de la promesa divina. No obstante,
mientras él estaba convencido de lo general, esto es, que Dios es fiel, se
sintió atraído por la astucia de las mañas y engaños de Satanás para
establecer un malvado punto de diferencia. Por tal motivo, es más necesario
para nosotros estar en alerta y en vigilancia: porque ¿quién de nosotros será
protegido contra las asechanzas del demonio, cuando aprendemos que un
hombre tan eminentemente santo, que había tenido toda su vida bajo estricta
vigilancia sobre sí mismo, fue superado por ellos?
20. Y ahora quedarás mudo y no podrás hablar. Fue adecuado que Zacarías
recibiera este tipo de castigo. Esperar el cumplimiento de la promesa sin
poder hablar, lo cual le haría recordar que el debió haber guardado silencio y
no haber objetado la voz de Dios con sus murmullos. La fe tiene su silencio
para prestar atención a la voz de Dios. El chance para la fe viene después de
la palabra y solo para decir Amén, como concuerda el siguiente pasaje: “Yo
les diré a ellos: Tú eres pueblo mío, y ellos dirán: Dios mío” (Oseas 2:23).
Ahora, como Zacarías había interrumpido precipitadamente la Palabra de
Dios, no se le permitió el favor de irrumpir de inmediato en acción de
gracias. En consecuencia, se le niega por un tiempo el uso de su lengua, la
cual había sido demasiado precoz. Sin embargo, Dios se complace en gracia
para mitigar el castigo, en primer lugar, al limitar su duración a diez meses,
junto al no retener el favor de Zacarías, que no era digno de disfrutar. Con
esta misma gentileza Dios nos trata cada día. Nuestra fe es estrecha,
lanzamos muchos obstáculos a nuestro camino y la verdad de Dios tiene
que encontrar algunos medios para forzarnos a permanecer en ella y que ella
continúe su flujo hacia nosotros. Ese era el propósito del ángel cuando
reprocha a Zacarías por su incredulidad, y sin embargo, declara que las
cosas que Zacarías no creía, se llevarían a cabo a su debido tiempo. Y así
Zacarías es muy bien aliviado al enterarse de que su error no ha invalidado
la promesa de Dios, la que después se mostraría de una manera más
notable. Lo que a veces sucede es que, a pesar de la oposición hecha por
los incrédulos, el Señor concede y cumple lo que había prometido a ellos.
Tenemos un ejemplo notable de esto en el rey Acaz, quien aunque rechazó la
promesa de salvación para todos, el pueblo fue liberado de sus enemigos
(Isaías 07:12), aunque sin ventaja o beneficio personal de este cumplimiento.
Fue otro el caso con Zacarías, en el que el Señor castigó e indultó al mismo
tiempo la debilidad de la fe.
Lucas 1:21-25
21 Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se extrañaba de que él se
demorase en el santuario. 22 Pero cuando salió, no les podía hablar; y
comprendieron que había visto visión en el santuario. Él les hablaba por
señas, y permaneció mudo. 23 Y cumplidos los días de su ministerio, se fue
a su casa. 24 Después de aquellos días concibió su mujer Elisabet, y se
recluyó en casa por cinco meses, diciendo: 25 Así ha hecho conmigo el
Señor en los días en que se dignó quitar mi afrenta entre los hombres.
21. Y el pueblo estaba esperando. Ahora Lucas relata que el pueblo fue
testigo de esta visión. Zacarías había tardado en el templo más de lo usual.
Esto conducía a la suposición de que algo extraño le había ocurrido a él.
Cuando Zacarías salió, les hizo saber con gestos y miradas que había
quedado mudo. Había además razón para creer que existían rastros de temor
en su apariencia por lo cual ellos concluyeron que Dios se le había
aparecido. Verdad era que en esos tiempos las visiones eran escasas, pero
el pueblo tenía memoria de que en los tiempos de sus padres las visiones
ocurrían con mayor frecuencia. Es por lo tanto razonable que ellos hubieron
llegado a esta conclusión de los obvios síntomas de Zacarías, pues no era
ningún acto ordinario (no era un accidente normal sino un acto
extraordinario de Dios) el que Zacarías se hubiera convertido en un mudo de
repente sin ninguna enfermedad y luego de que hubiera salido del templo
con mucho tiempo de demora y en un estado de asombro. La palabra
templo, como ya lo he indicado, es puesta en vez del santuario, lugar en
donde el altar del incienso permanecía. (Éxodo 30:1). Desde este lugar los
sacerdotes luego de realizar sus funciones sagradas, solían salir de su
propia corte con el propósito de bendecir al pueblo.
Elisabet miró más lejos, porque aunque era estéril y anciana, ella pudo
concebir gracias a un extraordinario milagro que se produjo en contra del
curso de la naturaleza.
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Lucas 1:26-33
Lucas 1:34-38
Lucas 1:39-45
Lucas 1:46-50
Lucas 1:51-55
Lucas 1:56-66
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Lucas 1: 26-33
26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se
llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. 28 Y
entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El
Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vio, se
turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 30 Entonces el
ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre
JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios
le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para
siempre, y su reino no tendrá fin.
26. Al sexto mes. Fue una maravillosa dispensación del propósito divino,
alejada de la norma ordinaria de los hombres, que Dios determinara para
Juan, el heraldo, un comienzo más ilustre que el de su propio Hijo. La
profecía respecto al nacimiento de Juan se publicó en el templo y fue
conocida por todo el pueblo mientras que la noticia del nacimiento de Cristo
fue dada a una virgen en una oscura ciudad de Judea y solo permaneció en
el corazón de una joven mujer. Claramente desde el nacimiento de Cristo
existe un cumplimiento de las palabras de Pablo: "Agradó a Dios salvar a los
creyentes por la locura de la predicación". (1 Corintios 1:21).
El tesoro de este misterio fue encomendado por Dios a una virgen, de tal
manera, que al fin, cuando llegara el momento adecuado, pudiera ser
comunicado a todos los fieles. Considero que aunque esto fue una clase de
tutela, lo que se buscaba era probar la humildad de la fe y así resistir el
orgullo del petulante. De esto aprendemos a someternos a Dios con toda
modestia aún cuando a nuestra razón no parezca obvio, además
aprendemos a no tener vergüenza de recibir instrucción de aquella que llevó
en su vientre a Cristo, la eterna "sabiduría de Dios". (1 Corintios 1:24.) Lo
más que debemos evitar con sumo cuidado es el desdén orgulloso que nos
priva del conocimiento del secreto inestimable, que Dios a propósito "ocultó
a los sabios y prudentes, y reveló" a los humildes y "a los pequeños, "(Lucas
10:21). Es por esta misma razón que creo que Dios escogió a una mujer
comprometida con un hombre. No hay fundamento para la opinión de
Orígenes, la cual sostiene que Dios lo hizo con el propósito de ocultar de
Satanás la salvación que se disponía a conceder a los hombres. El
matrimonio se ha utilizado aquí para cubrir los ojos del mundo para que,
cumplido el tiempo, aquel que era considerado como el hijo de José, fuera
reconocido por los fieles como el Hijo de Dios. (Lucas 3:23). No obstante, la
entrada de Cristo en el mundo no estaba desprovista de gloria, ya que el
esplendor de su divinidad fue manifestado desde el comienzo por su Padre
celestial. Ángeles anunciaron que "un Salvador había nacido," (Lucas 2:11),
aunque su voz no viajó lejos sino que solo fue escuchada por los pastores.
El otro milagro fue más famoso, tal como lo publicaron los sabios que
vinieron de Oriente (Mateo 2:1), una estrella se había aparecido,
advirtiéndoles del nacimiento del rey soberano. Con todo esto, vemos como
Dios mantuvo a su Hijo prácticamente oculto y desconocido hasta que el
tiempo de la plena revelación llegó y Dios lo puso sobre una plataforma para
que Cristo fuera visto por todos.
28. Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El
Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. La misión del ángel era muy
asombrosa, de hecho tan increíble, que el comienza con la alabanza de la
gracia de Dios. Ciertamente el pequeño grado de inteligencia que poseemos
nos impide comprender la vasta grandeza de las obras de Dios. Nuestro
mejor remedio es elevarla a la meditación de su ilimitada gracia. Así, desde
el sentimiento y el conocimiento de la bondad de Dios hacia nosotros, es
que se da la entrada de la fe y en este sentido el ángel guardó el orden
establecido. Luego de preparar el corazón de la virgen mediante la
meditación de la gracia de Dios, el se extiende en recibir un incomprensible
misterio que sobrepasa todo entendimiento. El participio que Lucas emplea,
κεχαριτωμένη, denota el inmerecido favor de Dios. Esto aparece claramente
en la epístola a los Efesios (1:6) donde Pablo al hablar de nuestra
reconciliación con Dios, el dice: “nos hizo aceptos (ἐχαρίτωσεν) en el
Amado”, esto es, que Dios ha tomado de la gracia de Cristo para abrazarnos
con su favor a nosotros, los cuales, tiempo atrás, éramos sus enemigos. El
ángel añade: El Señor esté contigo. A todos aquellos a los que Dios les ha
otorgado su amor, el se les muestra bondadoso y amable y reciben la
riqueza y la prolongación de sus beneficios. El ángel añade una tercera
frase, que ella (María) es bendita entre las mujeres. Bendición es escrito aquí
como el resultado de la aprobación de la divina bondad de Dios. La palabra
bendita no significa en mi opinión, digna de alabanza sino que significa feliz.
Por esto, era propio de Pablo suplicar a menudo para los creyentes, en
primer lugar la "gracia" y luego la "paz" (Romanos 1:07, Efesios 1:2), es
decir, todo tipo de bendiciones, lo que implica que entonces llegamos a ser
verdaderamente felices y ricos, cuando que somos amados por Dios, de
quien procede toda bendición. Pero si la felicidad de María, la justicia y la
vida, fluyeron del amor inmerecido de Dios, si sus virtudes y todos su
excelencia no son más que la bondad divina, es el colmo de lo absurdo lo
que nos dicen, que debemos buscar de ella, lo que ella deriva de otra parte
de la misma manera como a nosotros mismos. Con ignorancia extraordinaria
los papistas, mediante truco de mago, han cambiado este saludo en una
oración, y han llevado su locura hasta tal punto que a sus predicadores no
se les permite implorar la gracia del Espíritu en el púlpito, a menos que usen
su "Dios te salve María". Pero aparte de que usan estas palabras que
simplemente son una felicitación sencilla, ellos injustificadamente asumen
un cargo que no les pertenece ya que Dios delegó para tal función a nadie
más que a un ángel. Su ambición tonta los conduce a otro error en segundo
lugar, esto es que ellos saludan a una persona que está ausente.
29. Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué
salutación sería esta. Lucas no dice que María se turbó por la presencia del
ángel, sino por su discurso. ¿Por qué entonces se mencionan también su
presencia? La razón, creo yo, es esta. Al percibir algo en el ángel de la gloria
celestial, ella fue presa del miedo repentino que surge del temor a Dios. Ella
se agita, porque sentía que había recibido un saludo, no de un hombre
mortal, sino de un ángel de Dios. Pero Lucas no dice que ella estaba tan
turbada como para haber perdido la razón. Por el contrario, da una
indicación de una mente atenta y equilibrada, porque después, agrega: y
pensaba qué salutación sería esta, es decir, cuál era su objeto, y cuál es su
significado. María supo al instante que el ángel no había sido enviado con un
propósito sin importancia. Este ejemplo nos recuerda, en primer lugar, que
no debemos ser observadores descuidados de las obras de Dios y en
segundo lugar, que nuestro examen de las mismas debería ser regulado por
el temor y reverencia.
30. Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia
delante de Dios. El ángel manda a un lado el miedo de María, el cual siempre
nos recuerda la fragilidad de nuestra carne, pues no podemos evitar estar
alarmados cada vez que el más débil de los estallidos de los rayos de la
gloria divina cae sobre nosotros. Cuando nos damos cuenta, de veras, de la
presencia de Dios, no podemos pensar en él, aparte de sus efectos. En
consecuencia, ya que todos somos susceptibles de su tribunal, el miedo da
lugar al temblor, hasta que Dios se manifiesta como un Padre. La santa
virgen vio en su propia nación una gran cantidad de delitos, que tenía
buenas razones para temer más pesados castigos. Para eliminar este miedo,
el ángel declara que él había venido a certificar y anunciar una bendición
inestimable. La expresión hebrea, has encontrado favor, es utilizado por
Lucas en lugar de "Dios ha sido misericordioso a ti". Esto no significa que
ella encontró favor en la búsqueda de él, sino que el favor le llegó como
ofrecimiento. Ejemplos de esto son tan bien conocidos, que no sería de
ninguna utilidad citarlos.
32. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo. El ángel había dicho lo
mismo acerca de Juan el Bautista y sin embargo no tenía la intención de
igualarlo con Cristo. No obstante, el Bautista es grande en su propia clase,
mientras que la grandeza de Cristo se explica inmediatamente a ser tal que le
eleva por encima de todas las criaturas. Porque sólo a él pertenece como su
prerrogativa peculiar ser llamado el Hijo de Dios. Tal como el apóstol afirma:
¿A cuál de los ángeles dijo Dios en cualquier momento, Tú eres mi Hijo, el
día de hoy yo te he engendrado? (Hebreos 1:5.). Admito que en algunas
ocasiones a los ángeles y a los reyes se les atribuye este título en las
Escrituras, pero ellos están denominados en común como los hijos de Dios
a causa de su alto rango. Pero es perfectamente claro y cierto que Dios
distingue a su propio Hijo de todos los demás, cuando se dirige a él en
particular: Tú eres mi Hijo (Salmo 2:07). Cristo no es confundido ni con los
ángeles ni con los hombres como para que sea uno de la multitud de los
hijos de Dios, sino que lo que se le da a él, ningún otro tiene derecho a
reclamar. Los hijos de Dios son los reyes, y ciertamente no por derecho
natural, sino porque Dios ha concedido a ellos tan gran honor. Incluso los
ángeles no tienen derecho a esta distinción, salvo por causa de su alto
rango entre las criaturas, en la subordinación al Jefe Grande, (Efesios 1:21.)
Nosotros también somos hijos, por adopción, la cual se obtiene por la fe,
porque no la obtenemos por naturaleza: Cristo es el Hijo único, el unigénito
del Padre, (Juan 1:14).
El tiempo futuro del verbo, “el será llamado Hijo del Altísimo”, es torturado
por aquel asqueroso perro Servet para probar que Cristo no es el Hijo eterno
de Dios, sino que comenzó a ser reconocido como tal cuando tomó sobre sí
nuestra carne. Se trata de una calumnia intolerable. El sostiene que Cristo no
era el Hijo de Dios antes de su aparición en el mundo vestido de carne,
porque el ángel dice que el “será llamado”. En mi caso sostengo algo
contrario. Las palabras del ángel no significan nada más que el, que había
sido el Hijo de Dios desde la eternidad, se manifestaría como tal en la carne,
(1 Timoteo 3:16;) ya que “será llamado” denota un claro conocimiento. Hay
una gran diferencia entre las dos posiciones, la una que Cristo comenzó a
ser el Hijo de Dios, lo cual no era antes, y la otra que se ha Cristo fue
revelado entre los hombres para que tuvieran conocimiento de que él era la
persona que había sido prometida. Ciertamente, en cada época Dios se ha
dirigido a su pueblo como un Padre, y por lo tanto se deduce, que tenía un
hijo en el cielo, de quien y por quien los hombres obtienen la filiación. Pero
los hombres se jactan demasiado de si, si se aventuran a presumir de ser los
hijos de Dios en cualquier otro aspecto a menos que lo hagan como
miembros del unigénito Hijo, (Juan 1:18). Por ello es que los santos padres
nunca tuvieron la audacia de ser llamados con un título tan honroso
invocando a Dios, a menos que tuvieran en mente al Hijo mediador. Un
conocimiento más completo de que estamos hablando está en otra parte
explicado por Pablo cuando dice que ahora estamos en libertad no sólo de
llamar a Dios por su nombre sino de gritarle Padre. (Romanos 8:15, Gálatas
4:6).
Y el Señor Dios le dará el trono de David su padre. Hemos dicho que el ángel
toma prestado de los profetas los títulos que le atribuye a Cristo en orden de
que la santa virgen pudiera reconocerlo como el Redentor que había sido
prometido a sus padres. Cada vez que los profetas hablaron de la
restauración de la iglesia, ellos dirigieron la esperanza de todos los
creyentes hacia el reino de David, por lo cual se convirtió en un adagio
popular entre los judíos que la seguridad de la iglesia dependería de la
próspera condición del reino y que nada más apropiado y adecuado al oficio
del Mesías que levantar de nuevo el Reino de David. En consecuencia, el
nombre de David se aplica a veces a El Mesías. "Ellos servirán al Señor su
Dios y a David su rey" (Jeremías 30:9). Una vez más, "Mi siervo David será
un príncipe en medio de ellos" (Ezequiel 34:24, 37:24.) "Ellos " buscarán a
Jehová su Dios, y a David su rey" (Oseas 3:5). Los pasajes en que es
llamado "El Hijo de David" son suficientemente conocidos. En una palabra,
el ángel declaró que en la persona de Cristo se cumpliría la predicción de
Amos: "En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David" (Amos
9:11).
Lucas 1:34-38
34. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón.
35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el
poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser
que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella
también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la
que llamaban estéril; 37 porque nada hay imposible para Dios. 38 Entonces
María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu
palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
34. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? La santa virgen parece
limitar el poder de Dios dentro de los estrechos límites que Zacarías había
hecho anteriormente, ya que lo dicho por el ángel estaba por fuera del orden
común de la naturaleza, por lo tanto María concluye que era imposible. Ella
razona de la siguiente manera: Yo no conozco ningún varón ¿Cómo
entonces puedo creer que lo me dice es verdad? A pesar de esto, no
debemos atormentarnos buscando una manera de absolver a María de toda
culpa. Por fe, ella debió haberse levantado de inmediato, con el poder infinito
de Dios, quien no está en absoluto enmarcado dentro de los medios
naturales, sino que se remonta sobre el mundo. Pero en lugar de hacerlo,
ella (María) se detiene en el camino común y natural de engendrar. Sin
embargo, debemos darnos cuenta que no hubo ningún pensamiento en la
duda o pregunta de María de rebajar el poder de Dios o igualarlo a su
inteligencia sino que su duda es producida por su repentino impulso de
asombro. Que María abrazó la promesa puede ser confirmado de esto, que
aunque muchas cosas pudieron ser objetadas por ella, ella solo dudó en un
solo punto. María pudo instantáneamente haber objetado sobre el lugar en
donde se encontraba el trono de David ya que todo su poder real había sido
destruido desde hacía mucho tiempo y todo el brillo de la descendencia real
se había extinguido. Incuestionablemente, si ella hubiera actuado de acuerdo
con los estándares de la carne, ella hubiera considerado como una fábula lo
que el ángel le había informado.
Tenemos que responder, sin embargo, otra objeción, esta es que la virgen se
refiere al futuro, por tanto declara que no tendrá relaciones sexuales con un
hombre. La explicación probable y simple es, que la grandeza o mejor la
majestad del tema deja una poderosa impresión en la virgen, que todos sus
sentidos fueron atados y encerrados en asombro. Cuando ella es informada
que el Hijo de Dios va a nacer, se imagina algo inusual y por tanto, una razón
para poner de lado las relaciones conyugales. Es así como se echa en el
asombro: ¿Cómo será esto? Y así Dios en su gracia la perdona y le responde
con amabilidad y cuidado por medio del ángel, porque de una manera devota
y seria, y con la admiración de una obra divina, ella se había preguntado
cómo sería, pues estaba convencida que eso iba más allá del curso común y
ordinario de la naturaleza. En una palabra, esta pregunta no era tan contraria
a la fe, sino que surgió de la admiración en vez de la desconfianza.
35. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti. El ángel
no explica la forma con el fin de satisfacer la curiosidad, ya que no había
necesidad de hacerlo. Sólo lleva a la virgen a contemplar el poder del
Espíritu Santo y a rendirse en silencio y con calma a su dirección. La palabra
ἐπελεύσεται, vendrá sobre, denota que esta sería una obra extraordinaria en
la que los medios naturales no tendrían lugar. La cláusula siguiente se añade
a modo de exposición, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra: el
Espíritu puede ser considerado como la fuerza esencial de Dios, cuya
energía se manifiesta y se ejerce en todo el gobierno del mundo, así como en
acontecimientos milagrosos. Hay una elegante metáfora en la expresión
ἐπισκιάσει, cubrirá con su sombra. El poder de Dios, en el que él guarda y
protege a su propio pueblo, es frecuentemente comparado en la Escritura a
una sombra, (Salmos 17:8; 57:1, 91:1.) Pero parece tener otro significado
peculiar en este pasaje. La operación del Espíritu sería secreta, como si una
nube de intervención no permitiera que fuera visto por los ojos de los
hombres. Ahora bien, como Dios en milagros oculta de nosotros la manera
de su procedimiento, nuestra parte será adorar con seriedad lo que él elige
para ocultar de nosotros.
Por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Esta
es una confirmación de la última oración. El ángel le enseña a la virgen que
Cristo debía nacer sin el coito entre el hombre y la mujer, para que pudiera
ser santo e Hijo de Dios, es decir, para que en santidad y gloria pueda estar
por encima de todas las criaturas y no tenga ninguna característica común
entre los hombres. Los herejes que se imaginan que se convirtió en el Hijo
de Dios solo después de su nacimiento humano, se apoderan de la partícula
por lo cual será llamado Hijo de Dios, porque sería concebido
milagrosamente por el poder del Espíritu Santo. Pero esta es una conclusión
falsa, pues, aunque el Hijo de Dios se manifestó en la carne, no se sigue que
no era el Verbo engendrado del Padre antes de los siglos. Por el contrario, el
que había sido el Hijo de Dios en su divinidad eterna, aparecía también como
el Hijo de Dios en carne humana.
37. Porque nada hay imposible para Dios1. Si tomamos la palabra ῥη̑μα
(palabra) en su propio y natural sentido, el significado será que Dios va a
cumplir su promesa pues no existe obstáculo que pueda bloquear su
poderío; y el argumento será, Dios ha prometido, y por lo tanto lo va a lograr,
porque no debemos de alegar una imposibilidad en oposición a su palabra.
Sin embargo, porque palabra se toma a menudo como la misma cosa2 de
acuerdo con la manera de hablar en el idioma hebreo, (el cual los
evangelistas siguieron, a pesar de que escribieron en griego) podríamos
decir que nada es imposible para Dios. Pero debemos establecer una
máxima: Que vagan por mal camino los que imaginan su satisfacción en el
poder de Dios para ser algo más allá de su palabra. Nosotros debemos
considerar su infinidad para fortalecer nuestra esperanza y seguridad. Pero
es inútil, poco productivo, e incluso peligroso, discutir acerca de lo que Dios
puede hacer a menos que también tengamos en cuenta lo que él decide
hacer.
El ángel hace aquí lo que Dios hace con frecuencia en las Escrituras, emplea
una doctrina general para confirmar una especie de promesa. Este es el uso
verdadero y propio de una doctrina general. Aplicar sus diversas promesas
al tema que nos ocupa a cada momento de angustia y perplejidad, pues
siempre que se conserva su forma general, hace poca impresión en
nosotros. No es necesario preguntarse si el ángel le recuerda a María el
poder de Dios, porque nuestra desconfianza de eso, disminuye en gran
manera nuestra confianza en las promesas. Todos reconocen de palabras
que Dios es Todopoderoso, pero, si él promete algo más allá de lo que
somos capaces de comprender, nosotros permanecemos en la duda. ¿De
dónde viene esto sino de nuestra forma de atribuirle a su poder nada más de
lo que nuestros sentidos perciben? Así Pablo, elogiando la fe de Abraham,
dice, que él “dio gloria a Dios, plenamente convencido de que era también
poderoso para hacer todo lo que había prometido” (Romanos 4:20, 21.) En
otro pasaje, hablando de la esperanza de vida eterna, Pablo pone delante de
él la promesa de Dios. “Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es
poderoso para guardar mi depósito para aquel día”. (2 Timoteo 1:12.) Esto
puede parecer una pequeña porción de fe para los impíos que niegan
abiertamente la afirmación de Dios de ser todopoderoso. Pero el que tiene el
poder de Dios con firmeza y bien fijo en su corazón, fácilmente superará los
obstáculos de otro tipo que se presentan a la fe. Debe ser observado, sin
embargo, que el poder de Dios es visto por la verdadera fe, si se me permite
la expresión, como eficaz. Porque Dios es y quiere ser reconocido como
poderoso, que por el cumplimiento a si mismo, él prueba su fidelidad.
38. Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor. La santa virgen no se
permite más cuestionamientos. Indiscutiblemente, muchas cosas pudieron
haberse colado en su mente para reprimir la fe, e incluso para extraer su
atención de lo que le dijo el ángel. Pero ella detiene la entrada de
argumentos opuestos y se compele a si misma a obedecer. Esta es una
prueba real de fe, cuando reprimimos nuestras mentes y las tenemos
cautivas para que no intenten alegar una cosa u otra a Dios. Dar rienda
suelta a la disputa, fomentará para siempre la infidelidad. Estas son
expresiones de peso: he aquí la sierva del Señor, pues María se da y se
dedica a Dios sin reservas, para que él pueda disponer libremente de ella
según su voluntad. Los incrédulos retiran de su mano y tanto como
encuentran en el poder de Dios, obstruyen su trabajo; pero la fe nos
presenta delante de Dios para que podamos estar listos para rendir
obediencia. Ahora, si la santa virgen era la sierva del Señor, porque ella dio
su vida sumisa a su autoridad, no puede existir peor obstinación que la de
huir de él y rechazar que la obediencia es lo que él se merece y requiere. En
una palabra, así como la fe nos convierte en siervos obedientes a Dios y nos
ubica bajo su poder, así la incredulidad nos hace rebeldes y desertores.
1. Le grec porte: Toute parole ne sera point impossible envers Dieu. El texto
en la versión griega usa el término palabra. Es decir: “Porque ninguna
palabra es imposible para Dios”.
2. En francés el comentario dice: Toutefois parce que ce mot parole se prend
souvent pour la chose même. En inglés: But as a word often means a thing
in the idiom of the Hebrew language.
3, En francés: Car nous pouvons entendre ou que la vierge laissant son
premier propos entre soudain en prière, ou bien qu'en continuant le fil de
son propos elle continue à se remettre entièrement à Dieu. En inglés: Either
the holy virgin, leaving her former subject, betakes herself suddenly to
prayers and supplications; or, she proceeds in the same strain to yield and
surrender herself to God.
Lucas 1:39-45
39. Levantándose María. Esta salida mencionada por Lucas prueba que la fe
de María no era de una naturaleza transitoria, pues la promesa de Dios no se
desvaneció con la ausencia del ángel sino que fue grabada en su mente. La
prisa indica un afecto sincero y fuerte. Podemos deducir de ello que la
Virgen hizo caso omiso a todo lo demás y formó una estimación justa de la
gracia de Dios. Pero uno podría preguntarse, ¿cuál era su objetivo en la
realización de este viaje? Ciertamente, no fue para indagar si lo que el ángel
le había dicho era verdad. Porque así como ella había concebido el Hijo de
Dios en su vientre, ella también estaba segura en su corazón por la fe.
Tampoco estoy de acuerdo con quienes piensan que ella fue con el fin de
felicitar a Elisabet. Creo que es más probable que su objeto era, en parte
para aumentar y fortalecer su fe, y en parte para celebrar la gracia de Dios
que tanto había recibido. No hay nada de absurdo al suponer que ella
buscaba confirmar su fe al ver el milagro, que había sido aducido a ella con
no pequeño efecto por el Ángel. Porque, aunque los creyentes están
satisfechos con la simple palabra de Dios, sin embargo, no prescinden de
ninguna de sus obras, las cuales, ellos encuentran propicias para fortalecer
su fe. María estaba obligada a recibir todo el apoyo que se le había ofrecido,
a menos que ella escogiera rechazar lo que el Señor le había dado
libremente a ella. A la par de esto, el encuentro mutuo podría despertar
superior gratitud, tanto en Elisabet, como en sí misma, tal como se
desprende de lo que sigue. El poder de Dios se hizo notable y más
deslumbrante al ver una doble gracia en una sola vista, pues la comparación
añadió mucho más esplendor. Lucas no menciona la ciudad en la cual habitó
Zacarías, solamente menciona que pertenecía a la tribu de Judá y que estaba
situada en una zona montañosa. Por lo tanto se deduce que estaba más
remota del pueblo de Nazaret que de Jerusalén.
42. Y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú entre las mujeres. Elisabet
parece poner a María y a Cristo en un rango igualitario, que pareciera estar
fuera de toda razón. No obstante, soy de la opinión de aquellos que piensan
que la segunda cláusula asigna la razón a la primera parte. En la Escritura es
común el uso de y en vez de porque. En consecuencia, Elisabet afirma que
su prima fue bendecida con motivo de la bendición de su hijo. De hecho,
llevar a Cristo en su vientre no era la primera razón de la felicidad de María,
pues había algo superior, esto es, la distinción de ser nacida de nuevo por el
Espíritu de Dios a una nueva vida. Sin embargo, ella es justamente llamada
bendita, por ser a quien Dios otorgó el distinguido honor de traer al mundo a
su propio Hijo, por quien había sido espiritualmente renovada. Y en este día,
la bendición que nos trajo por Cristo no puede ser objeto de nuestra
alabanza, sin que nos recuerde al mismo tiempo, del distinguido honor que
Dios se complació en otorgar a María, haciendo de ella la madre de su único
Hijo Unigénito.
43. ¿Por qué se me concede esto a mí, que la madre de mi Señor venga a
mí? La buena actitud de Elisabet es digna de notar. Ella piensa muy bien de
los favores otorgados por Dios a María y les da solo el elogio adecuado y no
los alaba más allá de lo que era correcto, lo que habría sido una deshonra
para Dios. Porque tal es la nativa depravación del mundo, que hay pocas
personas que no son imputadas con una de estas dos fallas: Algunos,
encantados más allá de toda medida de sí mismos y deseosos de brillar
solos, envidiosamente desprecian los dones de Dios en sus hermanos,
mientras que otros los elogian en tal grado de superstición, que los
convierten en ídolos. La consecuencia ha sido que la primera fila se asigna a
María, y Cristo es bajado por así decirlo a la banqueta. Totalmente opuesto
es el caso de Elisabet, la cual al cantar sus alabanzas está tan lejos de
obscurecer la gloria de Dios, que trae todas las cosas de regreso a Dios. Y
aún, a pesar de que reconoce la superioridad de María sobre sí misma y
sobre los demás, no envidia su más alta distinción, sino modestamente
declara que ha obtenido más de lo que merecía. Elisabet llama a María la
madre de mi Señor. Esto denota una unidad de la persona en las dos
naturalezas de Cristo, como si ella hubiera dicho, que el que fue hecho un
hombre mortal en el vientre de María, era al mismo tiempo, el Dios eterno.
Debemos tener en cuenta, que no ella habla como una mujer común y
corriente de su propia sugestión, sino que simplemente emite lo que fue
dictado por el Espíritu Santo.
Hay un gran peso en esta afirmación porque se cumplirá lo que le fue dicho
de parte del Señor. El significado es, la fe le da paso a las promesas divinas
para que puedan obtener sus logros en nosotros. La verdad de Dios
ciertamente no depende de la voluntad de los hombres, pues Dios sigue
siendo siempre verdad, (Romanos 3:4), aunque el mundo entero, creyentes y
mentirosos, traten de arruinar su veracidad. Como los incrédulos no son
dignos de obtener el fruto de las promesas, la Escritura nos enseña que sólo
por la fe las promesas son poderosas para nuestra salvación. Dios ofrece
sus beneficios indiscriminadamente a todos y la fe abre su seno para
recibirlos, mientras que la incredulidad los deja caer, a fin de que los
beneficios no lleguen a nosotros.
Lucas 1:46-50
46 Entonces María dijo: Engrandece mi alma al Señor; 47 Y mi espíritu se
regocija en Dios mi Salvador. 48 Porque ha mirado la bajeza de su sierva;
Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones.
49 Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso; Santo es su nombre, 50
Y su misericordia es de generación en generación a los que le temen.
Pues he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada. María anuncia que esa
bendición de Dios sería recordada por todas las generaciones. Si iba ser tan
notable, que debía de ser proclamada en todas partes por los labios de todos
los hombres, entonces María como persona que recibió la bendición, no
podía permanecer en silencio al respecto. Ahora observemos que María hace
que su felicidad consista solamente en lo que ella reconoce que le ha sido
otorgado por Dios y señala la aceptación de Su gracia. "Voy a ser
bienaventurada", dice ella, “por todas las generaciones." ¿Esto ocurrió
porque ella buscó este renombre por su propia virtud o esfuerzo? Por el
contrario, es solamente la obra de Dios la que María exalta. Esto nos muestra
como los papistas no concuerdan con ella, al engalanarla con sus alabanzas
nacidas en sus cerebros, sin tener en cuenta todos los beneficios que ella
recibió de Dios. Ellos amontonan una gran cantidad de títulos magníficos y
muy presuntuosos, tales como, "Reina del Cielo, Estrella de la Salvación,
Puerta de la Vida, Dulzura, Esperanza y salvación". Y lo que es más, Satanás
los ha arrastrado a tal aberrante frenesí que no tuvieron en absoluto
vergüenza de atribuirle la autoridad a ella sobre Cristo. Porque he aquí su
bella canción: Roga patrem, jube natum, es decir: “Ruega el Padre, manda al
Hijo.” Como es evidente, ninguno de estos modos de expresión, procede del
Señor. Todos son negados por la santa virgen en una sola palabra, cuando
hace que toda su gloria sea atribuida a los actos de la bondad divina. Si
solamente era su deber de alabar el nombre de Dios por las maravillas que Él
había hecho con ella, no queda espacio alguno para los pretendidos títulos
que vienen de otra parte. Además, nada podría ser más falta de respeto a
ella, que robar al Hijo de Dios de lo que es suyo, para vestirla con el
sacrílego botín. Ahora por esto vienen los papistas a decir que nosotros
hablamos mal de la madre de Cristo, porque al rechazar las mentiras de los
hombres magnificamos solamente los beneficios de Dios en la vida de ella.
Nosotros somos los que le damos el más grande honor de todos en
contraposición a lo que esos perversos devotos toman de ella. Nosotros
gustosamente recibimos de María su instrucción y la reconocemos como
nuestra maestra y obedecemos sus órdenes. Ciertamente no existe doble
sentido en las palabras que la virgen expresa aquí, sin embargo los papistas
tergiversan el texto y lo tiran al piso y no hacen nada menos que de
desmentir a la Virgen. En cuanto a nosotros, recordemos que aquí se nos da
una regla común para tener en cuenta respecto a la alabanza de los hombres
y los ángeles, esta es que lo que debemos magnificar es la gracia de Dios en
ellos y que nada es digno de alabanza si no procede de Él. Cuando María
dice: Porque me ha hecho grandes cosas el Poderoso, ella quiere decir que
la razón por la qué Dios no usó la ayuda de otros fue, para hacer su propio
poder más notorio. Aquí debemos recordar lo que ella anteriormente dijo,
que Dios la había mirado a ella, aunque ella se consideraba pobre y
despreciable. Por lo tanto se deduce que las alabanzas a María son absurdas
y falsas porque no tienden a magnificar el poder y la libertad de la gracia de
Dios.
Mientras Dios promete que va a ser misericordioso con los hijos de los
santos a través de todas las generaciones, esto no da apoyo a la vana
confianza de los hipócritas: pues falsamente y sin razones suficientes, ellos
se vanaglorian de tener a Dios como su Padre. Ellos son hijos bastardos de
los santos pues apartaron la vista de su fe y de su santidad.
Lucas 1:51-55
51 Hizo proezas con su brazo; esparció a los soberbios en el pensamiento de
sus corazones. 52 Quitó de los tronos a los poderosos, y exaltó a los
humildes. 53 A los hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos.
54 Socorrió a Israel su siervo, acordándose de la misericordia 55 De la cual
habló a nuestros padres, para con Abraham y su descendencia para
siempre.
52. Quitó de los tronos a los poderosos. La palabra griega viene de poder
como si dijera “Los poderosos” mas su significado es: los gobernantes y los
grandes señores. María declara que ellos son tomados de sus tronos para
poner en sus puestos a los desconocidos y sin privilegios y por eso ella
atribuye a la providencia y a los juicios de Dios, lo que los hombres impíos
llaman los giros de la fortuna. No obstante, debemos entender que María no
atribuye a Dios un poder despótico, como si los hombres fueran sacudidos y
lanzados hacia arriba y abajo como pelotas por una autoridad tiránica, sino
que al contrario, ella sugiere que en todas las cosas toma lugar un gobierno
justo, basado en las mejores razones, a pesar de que con frecuencia se
escapan de nuestra atención. Dios no se deleita en los cambios, o en elevar
en son de burla a los hombres para simplemente tirarlos al piso. Es más bien
la depravación de los hombres la que anula el estado de las cosas, porque
nadie reconoce que la eliminación de cada uno se coloca en la voluntad y
poder de Dios. Aquellos que ocupan algún cargo más alto que los demás no
son solamente acusados de desdeñar e insultar cruelmente a sus vecinos,
sino de actuar atrevidamente hacia Dios, a quien le deben su elevación. Que
podamos tomar instrucción de los hechos: Que todo lo que es noble y
elevado en el mundo está sujeto a Dios y que todo el mundo se rige por su
dominio, algunos son exaltados a un honor sublime, mientras otros o
descienden en forma gradual, o bien caen precipitados de sus tronos. Tal es
la causa y el objeto de los cambios que se asigna por David "El esparce
menosprecio sobre los príncipes" (Salmo 107:40) y por Daniel: "Él muda los
tiempos y las estaciones: quita reyes y pone reyes "(Daniel 2:21). Vemos, en
efecto, cómo los príncipes del mundo crecen insolentes de manera
extravagante, consienten el lujo, se hinchan de orgullo y están intoxicados
con dulces de prosperidad. Si el Señor no puede tolerar tanta ingratitud, no
debe sorprendernos. La consecuencia habitual es que aquellos a quienes
Dios ha elevado a una posición alta no la ocupan por mucho tiempo. Una vez
más, el brillo deslumbrante de los reyes y príncipes domina a la multitud,
que son pocos los que consideran que hay un Dios arriba. Pero si los
príncipes hubieran traído un cetro con ellos desde el seno materno y si la
estabilidad de sus tronos fuera a perpetuidad, todo el reconocimiento de
Dios y de su providencia inmediatamente desaparecería. Cuando el Señor
suscita personas promedio a un rango elevado, Él triunfa sobre el orgullo del
mundo y al mismo tiempo, alienta la sencillez y la modestia en su propio
pueblo.
Lo que oímos ahora es María diciendo que Dios es el que echa abajo a los
nobles de sus tronos y ensalza a las personas de abajo, con esto ella nos
enseña, que el mundo no se mueve y gira por un impulso ciego de la fortuna,
sino que todas las revoluciones observadas en él, son producidas por la
Providencia de Dios, y que dichos juicios, que nos parecen que perturban y
derrumban toda la estructura de la sociedad, están regulados por Dios con
justicia infalible. Esto es confirmado por el siguiente versículo: A los
hambrientos colmó de bienes, y a los ricos envió vacíos. Por lo tanto,
inferimos que no es en ellos mismos, sino por una buena razón, que Dios se
complace en estos cambios. Es debido a que los grandes, ricos y
poderosos, elevados por su abundancia, se atribuyen todos los elogios a sí
mismos y no dejan nada a Dios. Por lo tanto, debemos estar
escrupulosamente en guardia para no ser arrastrados por la prosperidad y
así estar en contra de una satisfacción vana de la carne, no sea que Dios
pronto nos prive de lo que nos gusta. A las personas piadosas, que sienten
la pobreza y casi el hambre y que elevan sus gemidos a Dios, gran
consolación les es ofrecida por esta doctrina: que Dios llena a los
hambrientos de cosas buenas.
54. Socorrió a Israel su siervo. Aquí María aplica a este caso lo que ha dicho
en términos generales. El significado es que Dios ha cumplido hoy la
promesa de salvación que había hecho una vez a los padres. La palabra
ἀντιλαμζάνεσθαι está aquí metafóricamente. La condición de la gente estaba
tan abatida que no había ni apariencia de que pudiera ser reintegrada en su
totalidad. Y es por eso que es dicho aquí: Que Dios socorrió a Israel. Porque
Él le tendió la mano para enderezarlo cuando estaba como volcado y
agobiado en el suelo. La religión había sido contaminada de innumerables
maneras. La instrucción pública casi no mantenía nada puro. El gobierno de
la Iglesia estaba tan confuso que parecía una barbarie horrible. La policía
estaba enturbiada. Los Romanos y Herodes como animales salvajes habían
desgarrado y puesto en piezas el cuerpo del pueblo. El restablecimiento era
tan admirable que no se atrevían a esperar en medio del desorden y la
desesperación en que estaban las cosas. Allí donde tradujimos Παιδὸς
siervo, la palabra griega significa tanto siervo como hijo. Pero el primer
significado parece convenir mejor a este pasaje. Israel es nombrado aquí
siervo de Dios (así como en varios otros lugares) porque Dios lo había
recibido a su casa para ser suyo.
Lucas 1:56-66
56 Y se quedó María con ella como tres meses; después se volvió a su casa.
57 Cuando a Elisabet se le cumplió el tiempo de su alumbramiento, dio a luz
un hijo. 58 Y cuando oyeron los vecinos y los parientes que Dios había
engrandecido para con ella su misericordia, se regocijaron con ella. 59
Aconteció que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban
con el nombre de su padre, Zacarías; 60 pero respondiendo su madre, dijo:
No; se llamará Juan. 61 Le dijeron: ¿Por qué? No hay nadie en tu parentela
que se llame con ese nombre. 62 Entonces preguntaron por señas a su
padre, cómo le quería llamar. 63 Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo:
Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. 64 Al momento fue abierta su
boca y suelta su lengua, y habló bendiciendo a Dios. 65 Y se llenaron de
temor todos sus vecinos; y en todas las montañas de Judea se divulgaron
todas estas cosas. 66 Y todos los que las oían las guardaban en su corazón,
diciendo: ¿Quién, pues, será este niño? Y la mano del Señor estaba con él.
58. Y cuando oyeron los vecinos y los parientes. Podríamos dudar si esa
gente magnificó la gracia del Dios solamente a causa de la bendición del
linaje*, o si fue porque antes habían sido advertidos de que un ángel se
había aparecido a Zacarías y le había prometido un hijo. Era por cierto un
singular beneficio de Dios que, fuera del curso de la naturaleza, una mujer
estéril y de edad muy avanzada diera a luz a un niño. Por lo tanto, puede ser
que los padres y amigos tuvieron sólo esta consideración para alabar la
grandeza de la bondad del Dios. Al octavo día, ellos se reúnen, según la
costumbre de hacerlo civilmente y por cortesía, pero Dios toma ocasión de
ello y los hace ser testigos y espectadores de su poder y gloria. No puede
existir duda de que el extraordinario nacimiento congregó a una gran
multitud. Ellos reconocían que ver como de repente una mujer anciana y
estéril había quedado embarazada era todo un prodigio, ahora con el hijo
recién nacido, su asombro fue renovado e incrementado. Inferimos de San
Lucas que aunque se acostumbraba a realizar la circuncisión en casa, esta
no se hacía sin que hubiera una numerosa asamblea, y con buena razón,
pues era un sacramento común de la iglesia y no era adecuado administrarlo
en secreto o de manera privada.
65. Y se llenaron de temor todos sus vecinos. Este temor del que San Lucas
hace mención aquí, venía de un sentimiento y una comprensión de la
potencia del Dios, pues las obras de Dios deben ser contempladas por
nosotros con tal reverencia que seamos tocados y movidos con buen
criterio. De hecho, Dios no juega haciendo milagros para que nos sirvan
como pasatiempos sino que despierta los sentidos de los hombres, que Él
percibe que están derribados y dormidos. Lucas dice también que el informe
de esas cosas se distribuyó en toda la zona montañosa de Judea. Y sin
embargo, muchos no tomaron ventaja de la impresión temporal del poder de
Dios, ya que, cuando Juan comenzó a ejercer su oficio, habían pocos que
recordaban que su natividad había sido milagrosa. Entonces no fue en
absoluto solamente con relación a los que veían que Dios quiso que estas
cosas fueran divulgadas, sino con el fin de que el milagro que hasta
entonces había sido conocido comúnmente tuviera una certeza más grande
en el porvenir y en todas las edades. Mientras tanto, un espejo general de la
ingratitud humana es colocado aquí ante nuestros ojos, pues entre tanto que
cosas vanas y frívolas permanecen firmemente en nuestras mentes, las que
deben producir un recuerdo constante de favores divinos se desvanecen y
desaparecen de inmediato. El evangelista no habla de hombres estúpidos o
brutos aborrecedores de Dios, pues él dice que todos los que las oían las
guardaban en su corazón, esto es, ellos ansiosamente ponían estas cosas
en consideración. Algunos probablemente tuvieron buena remembranza
cuando fue el tiempo, pero la mayoría dejó perder este temor que habían
concebido al ver una obra milagrosa de Dios. No obstante, hay que anotar
que no fallaron en absoluto en relacionar la excelencia del niño con los
milagros que ellos veían. Porque ya dijimos que tal era el consejo del Dios,
de hacer que Juan, al mostrarse más tarde para ejercer su oficio, apareciera
bien autorizado de todas partes y en gran reputación. Cuando San Lucas
dice: Y la mano del Señor estaba con él, el sentido es que la gracia de Dios
fue notablemente visible en muchos aspectos y mostraba abiertamente que
él no era un hombre con un rango común entre los demás. Esta es una
manera de hablar figuradamente, la cual expresa que la virtud del Dios se
desplegó y se manifestó de una manera tan clara como si se hubiera visto su
mano, de manera que cada uno pudo percibir a Dios presente.
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Lucas 1:67-75
67. Y Zacarías su padre fue lleno del Espíritu Santo. Dijimos hace poco lo
que significa esta frase, a saber, que la gracia del Espíritu Santo es difundida
más abundantemente en los servidores de Dios, de la cual, no obstante, no
estaban desprovistos anteriormente. En este sentido leemos que el Espíritu
fue dado a los profetas, no que a veces fueran privados de él, sino que la
virtud del Espíritu se ejercía más plenamente en ellos, cuando la mano de
Dios, por así decirlo, los traía a la luz pública para el desempeño de su
cargo. Debemos observar por lo tanto, la manera en que Lucas conecta las
dos frases: fue llenó del Espíritu Santo, y profetizó. Con esto Lucas quiere
decir que Zacarías fue inspirado por Dios más que de costumbre, tanto que
no habló en absoluto como hombre o individuo particular, sino que lo que
salió de su boca fue una doctrina totalmente celeste. Así también Pablo
conecta la profecía con el Espíritu: "No apaguéis el Espíritu, no desprecien
las profecías," (1 Tesalonicenses 5:19), con el fin de que sepamos que
despreciando la doctrina apagamos la iluminación del Espíritu. Este fue un
notable ejemplo de la bondad de Dios, pues no solamente Zacarías recuperó
el poder de la palabra, la cual no había disfrutado durante nueve meses, sino
que su lengua se convirtió en el órgano del Espíritu Santo.
69. Y nos levantó un poderoso Salvador1 . Es decir una virtud y una potencia
llena de salvación. Porque cuando el trono de David fue echado por tierra y
el pueblo dispersado, la esperanza de salvación se había disipado en toda
apariencia. Zacarías hace alusión a las predicciones de los profetas, que
sostenían el resurgimiento repentino que se llevaría a cabo, cuando el
estado de los asuntos estuviesen convertidos en melancolía y
desesperación. Este modo de expresión es tomado del pasaje: “Allí haré
reverdecer el cuerno de David: He prevenido lámpara a mi ungido”. Salmo
132:172. Pero si es sólo en Cristo que Dios ha presentado su poder para
salvarnos, no estamos en libertad para apartarnos de esta manera si
deseamos obtener la salvación de Dios. Hay que también anotar que este
cuerno aporta salvación a los fieles, pero es espantoso a los inicuos, a los
cuales destruye o vuelca y rompe.
70. Como habló por boca de sus santos profetas. A fin de que la salvación,
de la cual se dice, es aportada por Cristo, no sea tenida como cosa dudosa a
causa de la novedad, Zacarías trae por testigos a todos los profetas. Todos
estos, aunque fueron suscitados por Dios en diversos tiempos, tuvieron sin
embargo, un acuerdo de enseñanza: que debíamos esperar la salvación
solamente en Cristo. La intención de Zacarías no era únicamente alabar la
fidelidad y constancia de Dios al dar y cumplir lo que Él había prometido,
sino más bien, él deseaba llevar a los fieles a las antiguas profecías, en
orden de que ellos, con mucha más seguridad y energía, abrazaran la
salvación que desde el principio los profetas habían testificado. Y de hecho,
cuando Cristo viene adornado con el testimonio de todos los profetas,
nuestra fe en él descansa en un fundamento verdaderamente sólido.
Zacarías llama a los profetas santos, con el fin de que sus declaraciones
tengan más autoridad y sean recibidas con reverencia, como si él quisiera
decir que los profetas son testigos, no de dudosa o baja calidad sino de una
buena, suficiente y sin reproche. Incluso, hasta autorizarlos con un
ordenamiento auténtico, a saber, al ubicarlos dentro de aquellos a los que
Dios ha separado del rango común de los hombres. Investigar
minuciosamente cómo cada uno de los profetas dio testimonio de Cristo,
nos llevaría a una larga disertación. Baste por ahora decir, que todos de
manera uniforme no dieron al pueblo esperanza de manera distinta que no
tuviera a Dios como propicio y favorable, sino proponiéndoles la alianza
fundada en Cristo, y al hacerlo, hablaron con suficiente claridad de la
redención que estaba por venir, la cual se manifestó en Cristo. Hay también
varios pasajes excelentes que contienen profecías totalmente evidentes de
Cristo mostrado por Dios3, a los que si se descuidan, nunca se podrá
entender los libros de los Profetas. Como lo que vemos en los Judíos, que
solo se inquietan y se atormentan sin provecho toda su vida leyendo la
Escritura, pero solo fijándose en las palabras y desvían la vista del principal
propósito que ya hemos mencionado.
72. Para hacer misericordia. Zacarías señala una vez más la fuente de la cual
fluyó la redención, la misericordia y el pacto de gracia de Dios. Él asigna la
razón por la cual Dios se agradó en salvar a su pueblo. Esta razón es porque
siendo Dios consciente de su promesa, Él desplegó su misericordia.
73. Del juramento que hizo a Abraham nuestro padre. En el texto griego no
hay en absoluto alguna partícula que signifique según; pero el uso corriente
de la lengua es tal, que a menudo se entiende esta partícula o alguna otra
semejante. Zacarías menciona el juramento para expresar mejor la verdad de
cómo Dios es firme y santo. Porque Dios desciende hasta aquí para
acomodarse a nosotros, pues no desdeña en absoluto emplear su nombre
para aliviar nuestra imperfección. Porque si no nos contentamos en absoluto
con promesas simples, por lo menos recordemos esta confirmación, la cual
si no nos basta para ponernos totalmente fuera de duda, manifiesta que
somos demasiado ingratos hacia Dios y que hacemos una gran injuria a su
santo Nombre. Que nos había de conceder. Zacarías no declara en ningún
sentido los diferentes puntos del menú que contiene la alianza de Dios. Él
solamente se detiene para mostrar que el Señor fue tan misericordioso y que
usó tal benignidad hacia este pueblo, que lo redimió: con el fin de que
siendo rescatados, se desafíen y dediquen totalmente a servir y honrar al
autor de su salvación. Como la bondad gratuita de Dios es la causa de la
salvación de los hombres, así también, el fin y objetivo son que viviendo
religiosamente y en santidad glorifiquemos su santo Nombre. Esto merece
especial atención con el fin de poder recordar nuestra vocación, y así
aprender a aplicar a la gracia de Dios su uso adecuado. Hay que meditar
cuidadosamente en estas oraciones: Que no somos llamados a inmundicia,
sino a santificación, que somos redimidos con un gran precio, que no
podemos servir a los deseos de la carne o caer en el libertinaje desbordado,
con el fin de que Cristo reine en nosotros. Por la adopción nosotros somos
introducidos en la casa de Dios, de esta misma forma, nuestra parte debe ser
obedecerle como los hijos a su padre. Y esto porque aparecieron la bondad,
la gracia y la dulzura de Dios hacia los hombres, con el objeto de que
renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos santamente,
religiosamente y honestamente. (Tito 2:12). Esta es la razón por la que San
Pablo cuando vivamente quiere exhortar a los fieles que se dedican a Dios
en novedad de vida, que han quitado al viejo hombre y han sidos
despojados de su propia razón y le prestan un servicio razonable, les
propone las entrañas de la misericordia de Dios. (Romanos 12:1)5. La
Escritura está llena de declaraciones de esta naturaleza, que demuestran
que frustramos la gracia de Cristo, si no seguimos este diseño. Además, hay
que notar lo que aquí está escrito: sin temor le serviríamos. Lo que Zacarías
quiere decir es que no podemos servir debidamente a Dios, si no tenemos
descanso y tranquilidad en nuestros espíritus. Y de hecho los que están en
inquietud, los que dudan si Dios les es propicio o contrario, si acepta o
rechaza su servicio, y para abreviar, los que están como flotando entre la
esperanza y el temor podrán trabajar bien y atormentarse a servir a Dios,
pero jamás se ordenarán con el afecto correcto y de buen corazón. Porque
este temblor, esta ansiedad y esta incertidumbre que tienen los incita a
hacerles odiar a Dios y horrorizarse de Él: tanto que si pudiera hacerlo,
desearían que su majestad fuera destruida y abolida. Pero sabemos que
ningún sacrificio es aceptable a Dios, a menos que se ofrezca
voluntariamente y con un corazón alegre. Antes que los hombres
verdaderamente puedan adorar a Dios, deben obtener una conciencia
apacible y tranquila, como lo que David menciona: “Pero en ti hay perdón,
para que seas reverenciado”. (Salmo 130:4). Porque Dios haciendo la paz
con los hombres los convida amablemente a Él y los incita a acercarse de
buena gana con pronto deseo de servirle.
Es de ahí que San Pablo tiene esta máxima: Que todo lo que es hecho sin fe
es pecado. (Romanos 14:23). Por otra parte, ya que es en Cristo que Dios
reconcilia a los hombres consigo mismo y que debido al poder de este, los
mantiene exentos de todo temor, pues puso su salvación entre sus manos
con el fin de que sea el guardián, Zacarías tiene buena razón para decir que
por la gracia de Cristo somos puestos fuera de temor. Con la misma razón
los profetas también atribuyeron esto como propio de su reinado, que bajo
este los hombres tendrían una paz firme y entera, gozarían de gran alegría y
vivirían en descanso.
5 La traducción de las versiones inglesas es: Es por ello que San Pablo,
cuando quiere exhortar enérgicamente a los fieles a que se consagren a Dios
en una nueva vida, quitando el viejo hombre y despojando su propia razón,
por medio de un servicio razonable, lo hace por la misericordia del Dios.
(Romanos 12:1) No obstante, la versión francesa dice algo diferente: Et c'est
pourquoi S. Paul, quand il veut vivement exhorter les fidèles qu'ils se
consacrent à Dieu en nouveauté de vie, et qu'ayant ôté le vieil homme et
dépouillé leur propre raison, ils lui rendent un service raisonnable, il leur
propose les entrailles de la miséricorde de Dieu.
Lucas 1:76-80
76 Y tú, niño, profeta del Altísimo serás llamado; Porque irás delante de la
presencia del Señor, para preparar sus caminos; 77 Para dar conocimiento
de salvación a su pueblo, Para perdón de sus pecados, 78 Por la entrañable
misericordia de nuestro Dios, Con que nos visitó desde lo alto la aurora, 79
Para dar luz a los que habitan en tinieblas y en sombra de muerte; Para
encaminar nuestros pies por camino de paz. 80 Y el niño crecía, y se
fortalecía en espíritu; y estuvo en lugares desiertos hasta el día de su
manifestación a Israel.
76. Y tú, niño. Zacarías vuelve a magnificar otra vez la gracia de Cristo, pero
lo hace, por así decirlo, en la persona de su hijo, al declarar brevemente el
oficio de enseñar para el que había sido destinado. Y aunque Zacarías no
percibe todavía en absoluto las gracias requeridas en un profeta en este niño
que tenía sólo ocho días, no obstante él considera el consejo del Dios y lo
pronuncia como una cosa cierta y totalmente notoria.
Profeta del Altísimo serás llamado. Se toma aquí por obligado, confesado y
públicamente reconocido1. Ya había habido una vocación secreta de Dios;
quedaba solamente que los hombres vinieran a conocerla. Pero porque el
título de profeta es general, Zacarías, según lo que el Ángel le había
revelado, le nombra heraldo de Cristo. Irás delante de la presencia del Señor:
es decir, Tendrás el cargo de convertir a los hombres por tu predicación, con
el fin de que ellos le hagan audiencia2 al Señor. Por otra parte, en relación
con lo que Juan dijo casi al fin de su tiempo, al declarar que no era en
absoluto profeta, debemos encontrar la razón en el lugar apropiado en el
Evangelio según San Juan (Juan 1:21). Más tarde veremos de qué manera
iba a preparar los caminos.
79. Para encaminar nuestros pies por camino de paz. Con estas palabras
Zacarías muestra que solamente en Cristo está la realización de la
perfección de todo bien y felicidad. Es verdad que se podría tomar bien el
nombre de Paz en su propio significado, y convendría allí bastante, porque la
iluminación que aportó Cristo tiene esta virtud de pacificar los espíritus de
los hombres. No obstante, ya que la palabra paz significa para los Hebreos
toda prosperidad o buena salida en los asuntos, no dudo en absoluto que
Zacarías quisiera4 decir aquí que Cristo es autor de la perfecta felicidad, con
el fin de que nosotros no busquemos en otra parte ni una sola gota del bien,
sino que al estar completamente asegurados en Cristo, seamos en total y
por todas partes verdaderamente felices al detenernos en él5. Y a propósito
de eso deben ser traídas de nuevo las palabras de Isaías cuando él dice: El
sol no volverá a ser tu luz durante el día, ni te alumbrará más el resplandor
de la luna, porque el Señor será para ti una luz perdurable; tu Dios será tu
gloria. (Isaías 60:19). Además, si Zacarías viendo solamente a su hijo todavía
niño, fue incitado a hablar tan magníficamente de la gracia y la virtud de
Cristo antes de que él naciera, ahora que él ha muerto, resucitado, montado
al cielo y sentado a la derecha del Padre, ¿no hay que decir bien que esos
son tanto más ingratos, que hablan de él tan pobremente, o lo tienen en
menor estima y bajan su virtud, la virtud (digo) de la cual el Espíritu Santo le
dio testimonio cuando todavía estaba en el vientre de su madre? Porque
debemos recordar lo que dije antes, que Zacarías no hablaba por sí mismo,
sino que el Espíritu Santo regía su lengua.
80. Y el niño crecía. San Lucas añade esto para continuar el hilo de la
historia. Primero él cuenta que Juan se fortalecía en espíritu: y con esto él
magnifica que había en el niño una apariencia de virtud rara y excelente, que
daba a entender que el Espíritu Santo vivía a él. No obstante Lucas dice
simultáneamente que Juan vivió aparte en los desiertos como un hombre
desconocido, hasta el día de su manifestación; es decir, el día en que el
Señor había deliberado establecerle para que le representara delante del
pueblo. Del que recogemos que Juan, aunque era muy consciente de su
vocación, sin embargo, no emprendió nada antes del tiempo sino que
obedeció a Dios quién lo llamaba.
____________
Parece que no todos están de acuerdo acerca de estas dos genealogías que
vienen dadas por San Mateo y San Lucas. Debemos ver primero si ambos
pretendieron mostrar la genealogía de Cristo desde José, o si solo San
Mateo la hubiera querido hacer y San Lucas se hubiera propuesto hacerla
desde la perspectiva de María. Los que son de esta última opinión tienen un
bello color al decir que ambos evangelistas no tuvieron el mismo fin, dado
que hay gran diversidad entre los nombres de ambas genealogías. Y de
hecho, nunca diríamos a primera vista que son la misma genealogía, al ver a
San Lucas diferir de San Mateo. Porque desde David hasta Salatiel y desde
Zorobabel hasta José, él les pone a todos, los nombres de otros. Además,
ellos dicen que no había en absoluto razón para divertirse tanto en una cosa
que no era necesaria en absoluto y sin la que se hubiera pasado bien: Esto
es a saber, el recitar dos veces el linaje de José, el cual, no obstante, no era
en absoluto padre de Cristo. ¿A qué esta repetición (dicen), la cual no
prueba cosa alguna que sirva mucho para la edificación de la fe? Porque si
no se tiene otra cosa, sino que José, fue uno de la descendencia y de la casa
de David, el linaje de Cristo permanecería, sin embargo, dudoso e incierto.
Conque a su juicio, hubiera sido una cosa superflua si ambos evangelistas
se hubieran detenido a mostrar la misma cosa. Ellos excusan a Mateo por
desplegar la ascendencia de José en el suelo, al decir que lo hizo por el bien
de muchas personas, que seguían la opinión de que él era el padre de Cristo.
Pero habría sido una locura resistir dicha forma de incentivo con un error
peligroso: y lo que sigue está en contradicción total con la suposición. Pues
tan pronto como llega al final de la genealogía, Mateo señala que Cristo fue
concebido en el vientre de la virgen, no de la semilla de José, sino por el
poder secreto del Espíritu. Si sus argumentos fueran buenos, Mateo podría
ser acusado de locura o descuido, al trabajar sin ningún propósito, en
establecer la genealogía de José. Pero todavía no hemos respondido a su
objeción, que los antepasados de José no tienen nada que ver con Cristo.
Hay solamente un punto que podría parecer increíble: A saber, que José con
su mujer, gente pobre, despreciada y casi desconocida, hubieran sido
descendientes de David y fueran esa semilla real de la que debía salir el
Redentor. Y sin embargo los evangelistas en este paso se pararon
principalmente a tocar esto. Si se pregunta ahora si la genealogía trazada
por Mateo y Lucas demuestra de manera clara y más allá de la controversia
que María era descendiente de la familia de David, confieso que no se puede
inferir con certeza1, pero porque en ese entonces el parentesco de José y de
María era bastante notorio, los evangelistas no se preocuparon por perder su
tiempo ocupándose de eso. No obstante, ambos pretendían eliminar el
escándalo que pudiera aportar el bajo nivel, la pobreza y el desprecio, tanto
de José como de María, más aun cuando su baja condición impedía
reconocer en ellos algo real. En cuanto a aquello de lo que hablamos de los
que imaginan a San Lucas recitando la genealogía de María, dejando atrás la
de José, es fácil demostrar lo contrario.
Y con el fin de que yo no sea demasiado largo, digo que estas dos
genealogías en esencia concuerdan bien juntas y no obstante, hay cuatro
diferencias que debemos anotar. La primera es que San Lucas comienza con
el último del linaje y sube hasta el primero. Mateo todo lo contrario,
comienza con la fuente de la genealogía. La segunda diferencia es que San
Mateo en su descripción no lleva su relato más allá de Abraham quien fue el
padre del pueblo santo y elegido, mas San Lucas prosigue hasta Adán. La
tercera es que San Mateo deduce el linaje legal y se toma la libertad de quitar
algunos que estaban enumerados, porque él quería hacer las cosas más
fáciles de recordar, él compendió todo en tres grupos de catorce, mientras
que Lucas sigue la descendencia natural con mayor exactitud. El cuarto y
último es, cada vez que están hablando de las mismas personas, a veces les
dan diferentes nombres. En cuanto a la primera diferencia, parece que no
hay ninguna dificultad y sería algo superfluo de mí detenerme allí. La
segunda está fundada en una buena razón, pues, como Dios había escogido
para sí mismo la familia de Abraham, de la que el Redentor del mundo iba a
nacer, y la promesa de la salvación había sido, en cierto modo, encerrada en
esa familia hasta la venida de Cristo, Mateo no pasa más allá de los límites
que Dios le había puesto. Hace falta que nos acordemos de lo que dice San
Pablo, que Cristo fue ministro de la Circuncisión (Romanos 15:8), a fin de
cumplir la salvación que había sido prometida a los santos Padres. Y a esto
está de acuerdo con la declaración de Cristo, al decir: "que la salvación
viene de los Judíos" (Juan 4:22). Este es el porqué San Mateo lo presenta a
nuestra contemplación como perteneciente a esa raza santa, a la que Él
había sido expresamente destinado. Así, en el catálogo que hace San Mateo,
debemos considerar la alianza de Dios por la cual tomó por su pueblo la
semilla de Abraham, con el fin de que fuera separado de las otras naciones,
como si hubiera existido una muralla entre los dos. Mas San Lucas dirigió
su vista a un punto más alto, porque si bien, desde el momento en que Dios
había hecho su pacto con Abraham, fue prometido un Redentor de una
manera peculiar, a su descendencia, sin embargo, sabemos que desde la
transgresión del primer hombre, todos necesitábamos un Redentor, y
también entonces fue ordenado para todo el mundo. Fue un propósito
maravilloso de Dios, que Lucas nos exhibiera a Cristo como el hijo de Adán,
mientras que Mateo lo confinó a la única familia de Abraham. Porque no
sería de ninguna ventaja para nosotros, que Cristo fue dado por el Padre
como "el autor de salvaciones eternas" si Él no se comunicara
indiferentemente con todas las naciones. Por otra parte, el dicho del Apóstol,
"Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y para siempre" (Hebreos 13:8) no sería
verdadero, si su gracia y virtud no hubiera sido manifestada y presentada en
todas las eras y siglos después de la creación del mundo. Sepamos pues
que a toda la raza humana se ha manifestado y expuesto la salvación por
medio de Cristo, pues no sin razón se le llama el hijo de Noé, y el hijo de
Adán. Pero como hay que buscarlo en la palabra de Dios, el Espíritu nos
dirige con sabiduría, a través de otro evangelista a la raza sagrada de
Abraham, en cuyas manos el tesoro de la vida eterna con Cristo, fue
guardado por un tiempo.
Ahora queda por preguntar, por último la razón al porqué Mateo incluye la
genealogía de Cristo entera en tres órdenes o series, y asigna a cada serie
catorce personas. Aquellos que piensan que lo hizo, con el fin de ayudar a la
memoria de sus lectores, en parte tienen la razón, pero no el todo. Es cierto,
en efecto, que un catálogo dividido en tres partes iguales, es más fácil de
recordar. Pero también es evidente que esta división tenía la intención de
señalar tres diversos diversos gobiernos del pueblo que fueron desde que
Cristo fue prometido a Abraham hasta el tiempo de plenitud, cuando había
de ser manifestado en carne. Porque hasta David, la tribu de Judá, a pesar
de que ocupaba un rango superior entre las otras tribus, no tenía ningún
poder. En la persona de David repentinamente contra la expectativa de
todos, se establecieron el poder y la majestad real, que continuó hasta
Jeconías. Después de ese período, todavía quedaba en la tribu de Judá, una
parte de su rango y gobierno, los cuales mantuvieron las expectativas de los
justos hasta la venida del Mesías.
3. Judá engendró de Tamar a Fares. Este hecho fue como una entrada o
algún pequeño comienzo de la destrucción del que hablara San Pablo. El
Hijo de Dios pudo haber mantenido su descenso sin mancha y puro de todos
los reproches o marcas de la infamia. Pero más aun, como él venía a este
mundo para desvanecerse, y tomar forma de servidor (Filipenses, cabo. 2:7)
para ser hecho gusano y no hombre, oprobio de los hombres y
menospreciado del pueblo (Salmo 22:6) y para finalmente sufrir la muerte
maldita de la cruz, él no se negó en absoluto a llevar todavía esta nota en su
linaje, que el que era uno de los que sus antepasados había nacido de
incesto. A pesar de que Tamar no fue impulsada por el deseo de adulterar y
tener la compañía de su suegro, sin embargo, fue de manera ilegal que trató
de vengar la herida que había recibido. Judá, queriendo una prostituta,
cometió su infamia con su nuera, creyendo que era otra. Pero la bondad de
Dios singularmente e inestimablemente batalló contra el crimen de ambos,
con el fin de que esta semilla bastarda, llegara a disfrutar de tener en mano
el cetro real.
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Índice
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Lucas 1:67-75
Lucas 1:76-80
Mateo 1: 1-17,
Lucas 3: 23-38
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Mateo 1: 18-25
18 El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre
con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu
Santo. 19 José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso
dejarla secretamente. 20 Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor
le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María
tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. 21 Y
dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su
pueblo de sus pecados. 22 Todo esto aconteció para que se cumpliese lo
dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: 23 He aquí, una virgen
concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido
es: Dios con nosotros. 24 Y despertando José del sueño, hizo como el ángel
del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. 25 Pero no la conoció
hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.
18. El nacimiento de Jesucristo fue así. San Mateo no cuenta en cuál lugar o
cómo Cristo nació, sino cómo fue manifestada a José su generación celeste.
Primero, dice que María se encontró encinta por el Espíritu Santo; no es que
este trabajo secreto de Dios fuera de conocimiento general, sino que el
evangelista con conocimiento de los hombres (que veían bien por signos
externos que María estaba embarazada) esposó la virtud del Espíritu, que era
todavía desconocida1. Él indica el tiempo: Cuando María estaba desposada
con José, sin embargo, antes que se juntasen. Porque con respecto al
vínculo de matrimonio, desde que la chica era prometida a un hombre, los
Judíos la mantenían por verdadera y legítima mujer. Este es el porqué la ley
castigaba como adulteras a las que durante sus compromisos2 eran
obscenas. La palabra cuyo uso expresa aquí el evangelista es o bien una
denominación modesta para las relaciones conyugales, o simplemente
quiere decir, "antes de venir a vivir juntos como marido y mujer, y para hacer
un hogar y la familia."3 Y así el sentido sería que el padre y la madre de la
Virgen no la habían entregado o dado a su marido, sino que estaba bajo su
guardia y gobierno.
____________
19. Como era justo. Ciertos comentaristas entienden que José quiso
perdonar a su mujer, y cubrir la falta más aun porque era justo. Así ellos
apelan a la justicia, una humanidad o afección propensa a dulzura y
clemencia. Los otros dicen mejor, que leen esta cláusula como que tiene dos
partes opuestas: a saber, que José era justo, y sin embargo, temía darle
mala reputación1 a su mujer. Conque la justicia que es alquilada aquí,
consistía en ver el dolor en odio y detestación. Más aun cuando él tenía la
sospecha de adulterio sobre su mujer, y más aun cuando hasta tenía la cosa
por cierta, no quería en absoluto alimentar el dolor disimulando y fingiendo
no ver nada allí. Y de hecho, este es un proxeneta de su esposa, que
disimula la impudicia de la misma. Y lo que es más, no sólo todas las
personas cariñosas de la virtud y honestidad tienen esto en horror, sino que
también las leyes castigan por infamia tal tontería de los maridos. José pues,
por un celo de justicia y un amor de virtud que tenía, detestó el mal que
pensaba estaba en su mujer; sin embargo él tenía una afección de
humanidad que le impedía proceder contra ella con rigor. El medio más
dulce y menos escandaloso era que secretamente se alejara del lugar y la
dejara sin hacer ningún ruido. De lo que podemos recoger que José no fue
en absoluto de un corazón afeminado y cobarde, que, bajo el color de ser
dulce y misericordioso, haya querido alimentar la basura cubriéndola.
Solamente él tomó en consideración no perseguir en absoluto la cosa con
rigor, por miedo de difamar a su mujer con una acusación criminal. Y no hay
duda que no haya sido retenido en este asunto por una inspiración secreta
del Espíritu Santo. Nosotros sabemos cuánto los celos son una afección
llena de impaciencia, y que transporta considerablemente a un hombre. Por
lo que aunque José mismo hubiera tenido en rienda esta afección súbita e
impetuosa, no obstante, todavía hacía falta que Dios por medios admirables
previniera varios y diversos peligros que podían resultar, cuando deliberaba
en dejar su morada. La misma observación es aplicable al silencio de María.
Dando por sentado que modesta reserva le impedía aventurarse a decir a su
marido, que estaba embarazada por el Espíritu Santo, no fue tanto por su
propia elección, sino por la providencia de Dios que estaba restringida.
Porque si ella hubiera abierto la boca, dado que la cosa era más que
increíble, José hubiera creído que se burlaba de él; y todo el pueblo hubiera
hecho una burla. Y al mismo tiempo, la advertencia que fue hecha a José por
el ángel de Dios no hubiera sido en absoluto de tal importancia, viniendo
después de eso. El Señor pues sufrió el que su servidor José hubiera sido
engañado en su juicio por ignorancia, con el fin de que más tarde, él mismo
le devolviera el camino, dándole a entender las cosas. Pero nosotros
debemos saber que esto fue hecho más en consideración a todos nosotros
que para el provecho particular de José. Porque Dios quiso ocuparse por
todos los medios que no se pudiera pensar en cosa que contraviniera la
certeza de la revelación que fue hecha a José. Cuando el ángel se dirige a él,
antes que supiera de todo el asunto, los malos y burlones de Dios no
encuentran que morder sobre eso y ellos no sabrían decir que ha estado
entero en su opinión, cuando Dios le habló. No ha sido engañado en
absoluto por los halagos y las bellas palabras de su mujer; no hubo en
absoluto oraciones para quitarle del espíritu la opinión que había concebido.
No había sido desviado en absoluto por razones y conjeturas humanas; pero
cuando se sintió abrumado con la falsa sospecha sobre su mujer, he aquí
que Dios viene a ponerse entre los dos, con el fin de que a consecuencia de
José, nos fuera más suficiente testigo, y de más grande autoridad, como
enviado del cielo a nosotros en este mundo. Vemos cómo Dios eligió
emplear a un ángel para informar a su siervo José, que a otros podría ser un
heraldo celestial y que la inteligencia que él transmitió no pudo ser prestada
de su esposa, o de cualquier mortal. La razón por la cual este misterio no fue
conocido de inmediato por un mayor número de personas parece ser este.
Era conveniente que este tesoro inestimable debiera permanecer oculto y
que el conocimiento de este debiera ser impartido a nadie más sino a los
hijos de Dios. Tampoco es absurdo decir que el Señor quería, como él
frecuentemente hace, poner la fe y la obediencia de su propio pueblo a
prueba. Sin duda alguna, si alguien maliciosamente se niega a creer y
obedecer a Dios en este asunto, tendrá abundantes razones para estar
satisfecho con las pruebas en que se apoya este artículo de nuestra fe. Por
la misma razón, el Señor permitió a María entrar en el estado matrimonial,
para que bajo el velo de matrimonio, hasta que el tiempo de darse a revelar,
la concepción celestial de la Virgen pudiera estar ocultada. Mientras tanto, el
conocimiento de la concepción fue negado a los incrédulos, tal como su
ingratitud y maldad merecían.
____________
Cuando aquí se dice que: He aquí un ángel del Señor le apareció en sueños.
Se habla de uno de los dos tipos comunes de revelaciones mencionadas en
el libro de Números, capítulo 12, versículos 6 y 7, donde el Señor habla así:
“Cuando haya entre ustedes profeta del Señor, yo me apareceré a él en una
visión, y le hablaré en sueños, Pero con mi siervo Moisés, que es fiel en toda
mi casa, no lo hago así, sino que con él hablo cara a cara”. Pero debemos
entender que los sueños de este tipo son muy diferentes de los sueños
naturales, porque tienen un carácter de certeza grabado en ellos, y están
impresos con un sello divino, por lo que no cabe la menor duda de su
veracidad. Los sueños que los hombres suelen tener, surgen ya sea de los
pensamientos del día, o de su temperamento natural, o de indisposición
corporal, o por causas similares: mientras que los sueños que vienen de
Dios son acompañados por el testimonio del Espíritu, que pone más allá de
duda que es Dios quien habla. Hijo de David, no temas. Esta exhortación
demuestra que José se quedó perplejo con el miedo por participar en el
crimen de su esposa, soportando su adulterio. El ángel le quita la sospecha
de culpabilidad con vista de que le permitió vivir con su esposa con
seguridad de conciencia. El apelativo, Hijo de David, fue empleado en la
presente ocasión, con el fin de elevar su mente a ese misterio sublime,
porque era de esa familia, e incluso, él era casi el único sobreviviente, con
algunos otros en número muy pequeño, de la que la salvación prometida al
mundo podría provenir. Cuando José oyó el nombre de David, de quien
descendía, él debía recordar la promesa de Dios, en relación con el
establecimiento del reino, con el fin de reconocer que no había nada nuevo
en lo que ahora se le dijo. Las predicciones de los profetas fueron, en efecto,
presentadas por el ángel, para preparar la mente de José para recibir el favor
presente.
Por el pueblo de Cristo, no hay punto de duda que el ángel entiende a los
Judíos, a quienes él fue nombrado como Jefe y Rey. No obstante porque un
tiempo después los Gentiles fueron insertados en la raza de Abraham, la
promesa de salvación se extiende indiferentemente a todos los que por la fe
son incorporados al cuerpo que es la Iglesia.
Hay otro sofisma por el cual los Judíos tratan de esquivar nuestro
argumento. Inmediatamente después de las palabras en cuestión, el profeta
añade: "Porque antes que el niño sepa desechar lo malo y escoger lo bueno,
la tierra que tú aborreces será dejada de sus dos reyes". Por lo tanto ellos
infieren, que el prometido nacimiento del niño estaría retrasado por un
tiempo muy corto, de lo contrario, no estaría de acuerdo con el rápido
cambio de los reinos que el profeta había anunciado tendría lugar antes de
que el niño hubiera pasado la mitad del período de su infancia. Yo
respondo, cuando Isaías dio una señal del futuro Salvador, y declaró que un
niño sería nacido, el cual sería el verdadero Emmanuel, o - para usar el
lenguaje de Pablo - Dios manifestado en la carne, él procedió a hablar en
términos generales de todos los niños de su propio tiempo. Y de esto hay
una muy buena razón totalmente evidente. Porque habiendo hablado de la
alianza general de Dios, él regresó a la promesa especial para la cual había
sido enviado ante el rey. El pasaje anterior, que se relaciona con la
redención definitiva y completa, describe un niño en particular, a quien sólo
le pertenece el nombre de Dios, mientras que el otro pasaje, que
corresponde al beneficio especial que Dios quería hacerles en ese entonces,
indica su tiempo por la infancia de los que acababan de nacer, o que debían
nacer pronto después. Hasta aquí tengo (es así como pienso)
suficientemente refutado por razones buenas y firmes las calumnias de los
Judíos, por las cuales ellos tratan de sepultar la gloria de Cristo, con el fin de
que ella no reluzca magníficamente en esta Profecía.
Ahora nos queda por refutar sus argumentos sofísticos acerca de la palabra
hebrea Alma, que el evangelista ha traducido con la palabra “virgen”. Ellos
persiguen sin motivo a Mateo por demostrar que Cristo nació de una virgen,
mientras que el nombre hebreo significa simplemente una mujer joven, y nos
ridiculizan por estar desviados por la traducción incorrecta de una palabra,
en creer que había nacido por el Espíritu Santo, cuando el profeta afirma sin
más que él iba a ser el hijo de una mujer joven. 1. Ellos muestran bien que
toman placer en discutir a tontas y a locas sin razón, cuando quieren a toda
fuerza que un nombre, que la Escritura a menudo atribuye a las vírgenes,
aquí sea entendido de una muchacha que tuvo conocimiento de hombre. 2.
Más la etimología del nombre conviene bien con el significado que
dosificamos. Porque él implica una idea de retiro o de escondite, que
expresa este pudor honrado que debe ser la conducta de las vírgenes. Ellos
alegan el pasaje del capítulo 30 de los Proverbios, versículo. 19, el cual sin
embargo, no les ayuda en su causa. Salomón habla allí de una muchacha,
cuyo hombre se encuentra enamorado. Pero si un hombre está enamorado,
¿resulta por lo tanto que ella ya haya sido violada? Es muy de otro modo;
porque hay más apariencia de lo contrario. Sin embargo, todo lo que ellos
refutan en cuanto al significado de la palabra, el hecho en sí mismo
demuestra, y obliga al reconocimiento, que el profeta habla de un nacimiento
milagroso y extraordinario. Él exclama que él estaba trayendo una señal del
Señor y no una señal común, sino una superior a cualquier otra. ¿Si decía
solamente que una mujer daría a luz, no hubiera sido una gran burla hacer
un preámbulo tan magnífico? Vemos pues que los Judíos por su arrogancia
se exponen a la burla y a los santos misterios del Dios con ellos. Más
podemos tirar del texto mismo un argumento que no pasa sin importancia.
Tampoco hay ninguna fuerza en la objeción sobre la cual los Judíos hacen
una buena cantidad de ruido, que el nombre de Dios se aplica con frecuencia
a los memoriales por los que declaró que estaba presente entre los
creyentes. Porque no se puede ser negado que este nombre, Emmanuel,
contiene un contraste implícito entre la presencia de Dios, como lo muestra
en Cristo, con cualquier otro tipo de presencia, que se había manifestado a
los antiguos antes de su venida. Si la razón de este nombre empezó a ser
realmente cierta, estando ya presente Cristo en la carne, se deduce que no
fue completa, sino sólo en parte, de que Dios se había unido antes con los
Padres, de lo cual surge otra prueba, que Cristo es Dios manifestado en la
carne. Cristo cumplió, en efecto, el oficio de mediador desde el principio del
mundo, pero como esto dependía totalmente de la última revelación, es
justamente llamado Emanuel en ese momento, cuando se vistió, por así
decirlo, con un nuevo personaje, que aparece en público como un sacerdote,
para expiar los pecados de los hombres por el sacrificio de su cuerpo, para
reconciliarnos con el Padre por el precio de su sangre, y, en una palabra,
para cumplir con todas las partes de la salvación de los hombres.
Lucas 2:1-7
1 Aconteció en aquellos días, que se promulgó un edicto de parte de
Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. 2 Este primer censo
se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. 3 E iban todos para ser
empadronados, cada uno a su ciudad. 4 Y José subió de Galilea, de la ciudad
de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén, por cuanto era
de la casa y familia de David; 5 para ser empadronado con María su mujer,
desposada con él, la cual estaba encinta. 6 Y aconteció que estando ellos
allí, se cumplieron los días de su alumbramiento. 7 Y dio a luz a su hijo
primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no
había lugar para ellos en el mesón.
Este primer censo se hizo siendo Cirenio gobernador de Siria. Es decir, fue
ejecutado entonces, y encontraron modo de llevarlo a cabo. Pero toda la
pregunta aún no está contestada, porque, mientras que Herodes era rey de
Judea, ¿qué propósito tenía registrar a un pueblo que no pagaban tributo al
Imperio Romano? Yo respondo: No hay absurdo en el supuesto de que
Augusto, a modo de acostumbrar a los Judíos a la horquilla, pues su
obstinación era suficientemente conocida, eligió empadronarlos incluso bajo
el reinado de Herodes. Además, el reino y la dominación particular que tenía
Herodes no impidieron en absoluto que los Judíos no pagaran tributo al
imperio romano, a saber, una suma por hombre. Porque sabemos que
Herodes reinó sólo por concesión del Emperador y apenas pudo ser un
sujeto. No sé de quién tomó Eusebio lo que dice que este registro se llevó a
cabo por una orden del Senado romano.
__________
1Párrafo de difícil traducción por los tiempos. Otra posible traducción sería:
Pero que no podía ponerse en práctica después de que el estado del reino
había cambiado, cuando el país de Judea fue anexado a otra provincia. Así,
el último miembro se añadía como una corrección, o también: Pero que no
podía llevarse a cabo hasta el cambio del reino, cuando el país de Judea
fuese anexado a otra provincia. Así el último miembro sería añadido como
una corrección. El texto en francés dice: “mais qu'il n'ait pu être mis en
exécution qu’après l'état du royaume ait changé, quand le pays de Judée a
été annexé à une autre province. Ainsi le dernier membre serait ajouté
comme une correction».
7. Porque no había lugar para ellos. Aquí vemos no sólo la gran pobreza de
José, sino la cruel tiranía que no admitía excusa, tanto así que obligó a José
a traer a su esposa con él en una temporada inconveniente, cuando estaba
cerca el momento de su parto. De hecho, es probable que aquellos que eran
los descendientes de la familia real fueran tratados con más dureza y desdén
que el resto. José no estaba tan desprovisto de sentimientos al punto que no
tuviera ninguna preocupación acerca del alumbramiento de su esposa. De
buena gana habría evitado esta necesidad, pero, como eso era imposible, se
vio obligado a ceder y se recomienda a Dios. Vemos, al mismo tiempo, la
clase de inicio de vida que tuvo el Hijo de Dios y cómo fue alojado al salir
del vientre de la madre. Él nació en este estado, porque se había revestido
con nuestra carne con el fin de desvanecerse para nosotros. Cuando fue
arrojado en un establo y acostado en un pesebre y un alojamiento le fue
negado por los hombres, fue para que el cielo estuviera abierto para
nosotros, no como un alojamiento temporal, sino como nuestro país eterno y
nuestra herencia para gozar de eso para siempre y con el fin de que los
ángeles nos recibieran en su compañía.
Lucas 2: 8-14
8 Había pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias
de la noche sobre su rebaño. 9 Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor,
y la gloria del Señor los rodeó de resplandor; y tuvieron gran temor. 10 Pero
el ángel les dijo: No temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que
será para todo el pueblo: 11 que os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un
Salvador, que es CRISTO el Señor. 12 Esto os servirá de señal: Hallaréis al
niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. 13 Y repentinamente
apareció con el ángel una multitud de las huestes celestiales, que alababan a
Dios, y decían: 14 ¡Gloria a Dios en las alturas, Y en la tierra paz, buena
voluntad para con los hombres!
9. Y he aquí, se les presentó un ángel del Señor. Él dice que la gloria del
Señor resplandeció alrededor de los pastores, por lo cual ellos reconocieron
al ángel. Pues hubiera sido un poco malo ser aconsejado por un ángel, tal
como es relatado por Lucas, si Dios no hubiera testificado con algún signo
externo, de que lo que habían oído procedía de Él. El ángel apareció, no en
una forma ordinaria, o sin majestad, sino rodeado con el resplandor de la
gloria celestial, para afectar poderosamente la mente de los pastores, a fin
de que recibieran el discurso dirigido a ellos, como proveniente de la boca
de Dios mismo. Es por eso el temor de los pastores, el cual Lucas continúa
diciendo, del cual Dios se vale generalmente para humillar el corazón de los
hombres y disponerlos para recibir su palabra con reverencia.
10. No temáis. Esta exhortación tiende a aliviar el temor que les embarga.
Pues, aunque pueda ser útil para las mentes de los hombres ser golpeadas
con temor para que aprender a dar el honor debido a Dios, al mismo tiempo
ellas necesitan consolación, en el caso de que estén completamente
angustiadas. Pues la majestad de Dios podría tragarse a todo el mundo, si
no hubiera dulzura para mitigar el terror que esta trae. Es por tanto que el
réprobo cae sin vida a la vista de Dios, porque Dios se le aparece en ningún
otro carácter sino en el de un juez. Sin embargo, para reactivar las mentes de
los pastores, el ángel declara que se les había enviado con un propósito
diferente, para anunciar la misericordia de Dios. Cuando los hombres oyen
esta palabra, que Dios se ha reconciliado con ellos, no sólo endereza a los
que cayeron, sino que restaura a todos aquellos que estaban arruinados y
les llama de la muerte a la vida al entender que Dios les ha sido propicio. Las
primeras palabras del ángel son que el traía un mensaje de gran alegría,
luego, él les da la causa de tal alegría, que el Salvador había nacido.
Estas palabras nos muestran, en primer lugar, que, hasta que los hombres
tengan paz con Dios y sean reconciliados con él por la gracia de Cristo, toda
la alegría que puedan experimentar es falsa y de corta duración. Los
hombres impíos con frecuencia disfrutan de la alegría frenética y
embriagadora, pero si no hay un Mediador entre ellos y Dios, las picaduras
ocultas de sus conciencias les producirán un tormento terrible. Además
aunque ellos se vanaglorien en sus delicias y de rienda suelta a toda
voluptuosidad, sus mismos placeres les son tormentos. Así, el comienzo de
la sólida alegría es percibir el amor paternal de Dios hacia nosotros, el único
que da tranquilidad y reposo a nuestros espíritus. Y esta alegría es la que
procede del Espíritu Santo, del cual Pablo nos dice, consiste el reino de
Dios (Romanos 14:17). Al llamarla gran alegría, él nos muestra, no sólo que
debemos, sobre todo, regocijarnos en la salvación traída por Cristo, sino que
esta bendición es tan grande y sin límites, para compensar completamente
todos los dolores, angustias y ansiedades de la vida presente. Aprendamos
a estar tan encantados con Cristo solamente, que la percepción de su gracia
pueda vencer y a la larga remueva de nosotros, todas las angustias de la
carne.
Que será para todo el pueblo. A pesar de que el ángel se dirige a los
pastores solamente, aún así, él dice claramente, que el mensaje de la
salvación que él traía era de más amplio alcance, de modo que no sólo ellos,
en su título personal, lo iban a oír, sino que otros podrían escucharlo
también. Hay que entender que este gozo es común a todas las personas
porque se ofreció de manera indiscriminada a todos. Porque Dios había
prometido Cristo, no a una sola persona, sino a toda la generación de
Abraham. Y si los Judíos, en su mayor parte, fueron privados de la alegría
que se les ofreció, fue por su incredulidad. Del mismo modo, en el día de
hoy, Dios invita a todos indiscriminadamente a la salvación por medio del
Evangelio, pero la ingratitud del mundo es la razón por la cual la gracia, que
es igualmente ofrecida a todos, es disfrutada por unos pocos. Aunque esta
alegría se limita a unas pocas personas, sin embargo, con respecto a Dios,
se dice que es común. Cuando el ángel les dice que esta alegría iba a ser
para todo el pueblo, él hablaba solamente del pueblo elegido, pero ahora que
la pared intermedia de separación (Efesios 2:14), ha sido destruida, el mismo
mensaje que hace referencia a toda la raza humana. En efecto, Cristo
anuncia la paz, no sólo para los que están cerca, sino a aquellos que están
lejos (Efesios 2:17) y aún para los extraños (Efesios 2:12) como a los de la
misma casa por igual. Pero como el pacto peculiar con los Judíos se
prolongó hasta la resurrección de Cristo, el ángel les separa del resto de las
naciones.
14. ¡Gloria a Dios en las alturas! Los ángeles comienzan con acción de
gracias, o con las alabanzas de Dios, pues la Escritura, también nos
recuerda en todas partes que fuimos redimidos de la muerte para este
propósito, para que podamos testificar con la lengua, así como con las
acciones de la vida, nuestra gratitud a Dios. Recordemos entonces, la causa
final por la qué Dios nos reconcilió consigo mismo por medio de su Hijo
Unigénito. Era para que él glorificara su nombre, mediante la revelación de
los tesoros de su gracia y de su infinita misericordia. Y hoy en la medida en
que cada uno por el conocimiento de la gracia de Dios se siente dispuesto y
animado para celebrar su gloria, sepamos, en esta medida, se aprovecha en
la fe de Cristo. Cada vez que nuestra salvación es mencionada, debemos
entender que una señal ha sido dada para incitarnos a la acción de gracias y
la alabanza de Dios.
Ahora tenemos que ver lo que los ángeles quieren decir con la palabra paz.
Ellos ciertamente no hablan de una paz exterior cultivadas por los hombres
entre sí, sino dicen que la tierra está en paz, cuando los hombres han sido
reconciliados con Dios y disfrutan de una tranquilidad interna en sus propias
mentes. Nosotros sabemos que nacimos hijos de ira y en consecuencia
somos los enemigos naturales de Dios, por consiguiente, sentimos que Dios
está enfurecido contra nosotros, y es imposible que escapemos de una
continua inquietud y una confusión extraordinaria. Una definición breve y
clara de la paz se puede obtener a partir de dos cosas opuestas. La ira de
Dios y el temor de la muerte. Se tiene así una doble referencia; una a Dios, y
otra con los hombres. Se obtiene la paz con Dios, cuando él comienza a ser
misericordioso con nosotros mediante la eliminación de nuestra culpa y la
no imputación de nuestras ofensas, y cuando, confiados en su amor de
Padre, nos dirigimos a él con plena confianza y valientemente lo alabamos
por la salvación que él nos ha prometido. Ahora, aunque en otro pasaje, la
vida del hombre en la tierra es declarada ser una guerra continua, (Job 7:1),
y el estado de la realidad muestra que no hay nada más lleno de problemas
que nuestra condición, siempre y cuando se permanecer en el mundo, sin
embargo, los ángeles dicen expresamente que hay paz en la tierra. Con esto
se pretende informar que, en la medida que confiamos en la gracia de Cristo,
no hay problemas que pueden surgir que nos impidan disfrutar de la calma y
la serenidad de la mente. Recordemos entonces que la fe está sentada en
medio de las tormentas de las tentaciones, en medio de varios peligros, en
medio de ataques violentos, en medio de contiendas y temores, para que
nuestra fe no pueda fallar o ser sacudida por cualquier tipo de oposición.
Lucas 2:15-21
15 Sucedió que cuando los ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores
se dijeron unos a otros: Pasemos, pues, hasta Belén, y veamos esto que ha
sucedido, y que el Señor nos ha manifestado. 16 Vinieron, pues,
apresuradamente, y hallaron a María y a José, y al niño acostado en el
pesebre. 17 Y al verlo, dieron a conocer lo que se les había dicho acerca del
niño. 18 Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les
decían. 19 Pero María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su
corazón. 20 Y volvieron los pastores glorificando y alabando a Dios por
todas las cosas que habían oído y visto, como se les había dicho. 21
Cumplidos los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre
JESÚS, el cual le había sido puesto por el ángel antes que fuese concebido.
15. Cuando los ángeles se fueron. Aquí se nos describe la obediencia de los
pastores. El Señor los había hecho testigos de su Hijo al mundo entero. Lo
que él les había hablado por medio de sus ángeles fue eficaz y no pasó
inadvertido. No fueron claramente y expresamente ordenados a ir a Belén,
sino que al ser lo suficientemente conscientes de que tal era el designio de
Dios, se apresuraron a ver a Cristo. Del mismo modo, sabemos que Cristo se
nos es ofrecido, a fin de que nuestros corazones puedan acercarse a él por
la fe, y nuestro retraso en llegar no admite ninguna excusa. Pero de nuevo,
San Lucas nos informa que los pastores resolvieron ponerse en camino tan
pronto como los ángeles se hubieron ido. Esto transmite una lección
importante. En lugar de permitir que la Palabra de Dios, como hacen
muchos, pase con sonido, hay que tener cuidado de que ella golpee con sus
raíces muy dentro de nosotros y manifesté su poder tan pronto como el
sonido se haya extinguido en nuestros oídos. Merece nuestra atención
también, que los pastores se exhortaron unos a otros, pues no es suficiente
que cada uno de nosotros esté atento a su propio deber, si no nos damos
exhortaciones mutuas. Su obediencia es aún más elogiada por la
declaración de Lucas, apresuradamente, (ver. 16;) porque es requerido que
mostremos prontitud de fe.
Que el Señor nos ha manifestado. Los pastores solo habían oído al ángel,
pero intencionalmente y correctamente, dijeron que el Señor les había
revelado, porque consideraron que el mensajero de Dios poseía la misma
autoridad como si el Señor mismo se les hubiera dirigido. Por esta razón, el
Señor dirige nuestra atención hacia sí mismo, para que no podamos fijar
nuestra vista en los hombres y menospreciar la autoridad de su Palabra.
Vemos también ellos reconocen que estaban en la obligación de no
descuidar el tesoro que el Señor les había señalado, porque llegan a la
conclusión que inmediatamente después de recibir esta noticia, debían ir a
Belén para verlo. De la misma manera, cada uno de nosotros, de acuerdo
con la medida de nuestra fe y comprensión, debemos estar preparados para
ir a dondequiera que Dios llame.
19. Pero María guardaba. La diligencia de María al guardar las obras de Dios
es puesta ante nosotros por dos razones: En primer lugar, nos informan que
este tesoro se colocó en su corazón con el propósito de ser publicado a los
demás en el momento adecuado, y, en segundo lugar, para proporcionar a
todos los santos un ejemplo a imitar. Porque, si somos sabios, esta será
nuestra máxima ocupación de nuestra vida: Considerar con atención
aquellas obras de Dios que edifiquen nuestra fe. Además, la palabra guardar
se remite a la memoria. La otra palabra que interpretamos por meditar
significa, rememorar en detalle todas las cosas que se ponían juntas de
acuerdo para probar la gloria de Cristo, como si fuera hacer una colección.
Porque María no pudo pesar y considerar de cual importancia era todas
juntas, a menos que hubiera hecho particularmente una comparación de una
a otra.
21. Para circuncidar al niño. Quienquiera que desee ver las cosas generales
de la circuncisión, debe buscarlas en el capítulo 17 de Génesis, versículo 10.
En la actualidad, será suficiente explicar brevemente lo que aplica a la
persona de Cristo. Dios designó que su hijo debiera ser circuncidado con el
fin de someterlo a la ley, la circuncisión era un rito solemne, por el cual los
Judíos eran iniciados en la observancia de la ley. Pablo explica el fin de la
sumisión de Jesucristo, cuando dice que Cristo fue hecho bajo la ley, para
redimir a los que estaban bajo la ley (Gálatas 4:4-5). Al someterse a la
circuncisión, Cristo se reconoció a sí mismo como esclavo de la ley, para
que pudiera buscar nuestra libertad y de esta manera no sólo la esclavitud
de la ley fuera abolida por él, sino la sombra de la ceremonia que se había
aplicado a su propio cuerpo, pudiera poco después llegar a su fin. Porque
aunque la derogación de la misma dependía de la muerte y resurrección de
Cristo, no obstante, era una especie de preludio que el Hijo de Dios se
sometiera a la circuncisión.
Le pusieron por nombre JESÚS. Este pasaje muestra, que se trataba de una
costumbre general entre los Judíos dar nombres a sus hijos en el día que
eran circuncidados, tal y como ahora lo hacemos en el bautismo. Dos cosas
son aquí mencionadas por el evangelista. En primer lugar que el nombre de
Jesús no se le dio al Hijo de Dios por accidente, o por la voluntad de los
hombres, sino que era el nombre que el ángel había traído del cielo. En
segundo lugar: José y María obedecieron el mandamiento de Dios. El
acuerdo entre la fe y la palabra de Dios está en esto, que Él habla en primer
lugar y nosotros le seguimos, de modo que nuestra fe responda a sus
promesas. San Lucas nos enseña a tener en cuenta la orden de la
predicación de la palabra, cuando dice aquí que la salvación por la gracia de
Cristo, así como Dios la había prometido por su ángel, fue proclamada por la
boca de los hombres.
Mateo 2:1-6
1 Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron
del oriente a Jerusalén unos magos, 2 diciendo: ¿Dónde está el rey de los
judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y
venimos a adorarle. 3 Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén
con él. 4 Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del
pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. 5 Ellos le dijeron: En
Belén de Judea; porque así está escrito por el profeta:
6 Y tú, Belén, de la tierra de Judá,
No eres la más pequeña entre los príncipes de Judá;
Porque de ti saldrá un guiador,
Que apacentará a mi pueblo Israel.
1. Cuando Jesús nació en Belén de Judea. Mateo no nos dice cómo fue que
Jesús nació en Belén. El Espíritu de Dios, el cual escogió a los evangelistas
para ser sus empleados, parece que reguló a propósito el estilo de ellos de
tal manera, que todos escribieron una misma historia con un acuerdo
perfecto pero en diferentes maneras. La intención era que la verdad de Dios
fuera clara y sorprendente, cuando se pusiera de manifiesto que sus testigos
no hablaron con un plan preconcebido, sino que cada uno de ellos lo hizo
por separado, sin prestar atención al otro al escribir libremente y con
honestidad lo que el Espíritu Santo dictó. Este es un relato muy notable.
Dios trajo a los Reyes Magos desde Caldea a la tierra de Judea, con el
propósito de adorar a Cristo, en el establo donde yacía, en medio de las
fichas, no de honor, sino de desprecio. Fue un propósito verdaderamente
maravilloso de Dios, que él hizo que la entrada de su hijo al mundo para
fuera asistida por una profunda tacañería y a pesar de ello, le otorgó lujosos
ornamentos, tanto de elogio como de otros signos externos, que nuestra fe
es abastecida con todo lo necesario para comprobar su Divina Majestad. Un
ejemplo hermoso de armonía real en medio de una contradicción aparente se
nos es exhibido aquí. Una estrella del cielo anunciaba que él era un rey, a
quien un pesebre destinado para el ganado servía como trono, porque le
había sido negada su entrada entre lo más bajo de la gente. Su majestad
brillaba en el Este, mientras que en Judea estaba muy lejos de ser
reconocido, a tal punto que era visitado por muchas marcas de deshonra.
¿Por qué esto? El Padre celestial decidió nombrar a la estrella y los Reyes
Magos como nuestros guías para conducirnos directamente a su Hijo,
mientras que a él lo despojaba de todo su esplendor terrenal con el fin de
informarnos de que su reino es espiritual. Esta historia transmite una
enseñanza beneficiosa, no sólo porque Dios trajo a los Reyes Magos a su
Hijo como las primicias de los gentiles, sino porque también él quiso que el
reino de su Hijo fuera divulgado y magnificado por su testimonio como por
el de la estrella, para confirmación más amplia de nuestra fe, con el fin de
que el desprecio depravado y maligno de su pueblo no nos lo hiciera tener
en menor estima.
La palabra griega de la cual hace uso el evangelista es y viene de la palabra
magos, pero los persas y Caldeos nombran así a sus astrónomos y a sus
filósofos, por esta razón la tradujimos por la palabra Sabios. En la medida
que el evangelista no indica cuál era su número, es mejor ser ignorante de la
misma, que afirmar como cierto lo que es dudoso. Los papistas han caído en
un error infantil al suponer que eran tres porque Mateo dice que trajeron oro,
incienso y mirra, (versículo 11). Pero el historiador no dice, que cada uno de
ellos por separado presentó su propio don. Más bien, dice que esos tres
regalos eran presentados por ellos en común. El antiguo autor, quien quiera
que haya sido, cuyo comentario imperfecto sobre Mateo lleva el nombre de
Crisóstomo - y se cuenta entre las obras de Crisóstomo-, dice que fueron
catorce. Esto contiene poca probabilidad como la otra. Puede que esta
suposición haya venido de una tradición de los Padres, pero no tiene ningún
fundamento sólido. Sin embargo, la mayoría de las ridículas estratagemas de
los papistas en este tema es, que los hombres eran reyes, porque se
encuentra en otro pasaje una predicción, que los reyes de Tarsis y de las
islas, y de Saba, le ofrecen regalos al Señor (Salmo 72:10). He aquí
trabajadores no talentosos, porque no supieron cómo disfrazar a estos
santos personajes sino trastornando la geografía. Pues han cambiado el sur
y el oeste hacia el este. Más allá de toda duda, ellos han quedado aturdidos
por un justo juicio de Dios, para que todos puedan reírse de la crasa
ignorancia de los que no han vacilado en adulterar y cambiar la verdad de
Dios por la mentira (Romanos 1:25).
Pregunto sobre este pasaje: En primer lugar si esta estrella fue una de las
que el Señor creó al comienzo para adornar los cielos. En segundo lugar si
los Sabios fueron guiados por su conocimiento de la astrología para concluir
que la estrella señalaba el nacimiento de Cristo. En estos puntos no hay
necesidad de una furiosa disputa, pero puede ser inferido de las palabras de
Mateo que no era una estrella natural sino una estrella extraordinaria, pues
no estaba de acuerdo con el orden de la naturaleza que desapareciera por un
tiempo determinado y después apareciera brillando, ni que tuviera un curso
en línea recta hacia Belén y al final permanecer estacionaria encima de la
casa donde Cristo estaba. Ninguna de estas cosas pertenece a las estrellas
naturales. Es más probable que se asemejara a un cometa que fue visto no
en los cielos sino en la atmósfera. Sin embargo, no existe una incorrección
en Mateo, quien usó un lenguaje popular, al llamarla de forma incorrecta una
estrella. Esto de la misma forma nos da la respuesta a la segunda pregunta
porque dado que la astrología está sin duda confinada dentro de los límites
de la naturaleza, su orientación no podría únicamente haber llevado a los
Reyes Magos a Cristo de modo que debieron haber sido ayudados por una
revelación secreta del Espíritu. Yo no ir tan lejos como para decir que no
hubieron obtenido ninguna ayuda de su oficio, pero afirmo que esto no
hubiera sido de una ventaja adicional si ellos no hubieran sido ayudados por
una nueva y extraordinaria revelación.
6. Y tú, Belén. Los escribas citaron fielmente sin lugar a duda las palabras
del pasaje en su propio idioma tal como se encuentra en el libro del profeta.
Pero Mateo se contentó con indicar el pasaje. Y porque él escribía en griego,
siguió la lección común. Este pasaje y otros de la misma clase sugiere
fácilmente la inferencia que Mateo no compuso su Evangelio en el idioma
hebreo. Debe ser siempre observado que cada vez que una prueba de la
Escritura fue citada por los apóstoles, a pesar de que no tradujeron palabra
por palabra y que a veces se salieron mucho del texto, sin embargo, lo
aplican correctamente y adecuadamente a cada caso.
Los lectores deben siempre tener en cuenta el fin por el cual algunos
pasajes son traídos por los evangelistas, -para que no se espere pegar
minuciosamente cada palabra-, para estar satisfechos con esto, que los
evangelistas nunca torcieron la Escritura para darle un significado diferente,
sino que la aplicaron en su significado original. Pero al mismo tiempo
tuvieron la intención de suministrar leche a los niños y novatos en la fe, que
aún no eran capaces de soportar el alimento sólido. No hay nada para evitar
que los hijos de Dios hagan una indagación cuidadosa y diligente en el
significado de la Escritura y por lo tanto sean dirigidos a la fuente por el
gusto que los apóstoles tuvieron.
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Mateo 1: 18-25
Lucas 2:1-7
Lucas 2: 8-14
Lucas 2:15-21
Mateo 2:1-6
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Mateo 2:7-12
7 Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos
diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; 8 y enviándolos a
Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le
halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. 9 Ellos,
habiendo oído al rey, se fueron; y he aquí la estrella que habían visto en el
oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde
estaba el niño. 10 Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. 11
Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo
adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y
mirra. 12 Pero siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a
Herodes, regresaron a su tierra por otro camino.
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