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Creado el primer embrión artificial de ratón con

células madre
Científicos de la Universidad de Cambridge han conseguido por primera vez desarrollar un
embrión artificial de ratón en laboratorio. Y aunque es poco probable que se pueda convertir
en un feto sano, el hallazgo podría servir para estudiar las etapas más tempranas del
desarrollo.
 Por SINC el 3 de marzo de 2017

A la izquierda, imagen del embrión de ratón con células madre a las 96 horas. A la derecha, el embrión de
ratón cultivado in vitro durante 48 horas desde la etapa de blastocisto. La parte roja es embrionaria y la
azul, extraembrionaria. Crédito: Sarah Harrison and Gaelle Recher, Zernicka-Goetz Lab, University of
Cambridge (CC by 3.0)

Un equipo de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, ha logrado crear un embrión artificial


de ratón con células madre. Los resultados del trabajo se han publicado en el último número de la
revista Science.

Según los investigadores, este avance servirá para lograr una mayor comprensión de las etapas más
tempranas del desarrollo del embrión y ayudará a explicar por qué más de dos de cada tres
embarazos humanos fallan en esa fase.

Una vez que un óvulo de mamífero ha sido fertilizado por un espermatozoide, se divide varias veces
para generar una pequeña bola flotante de células madre. Las células madre embrionarias se
agrupan dentro del embrión hacia un extremo: esta etapa de desarrollo se conoce como blastocisto.

Los otros dos tipos de células en el blastocisto son las células madre trofoblásticas
extraembrionarias, que formarán la placenta; y las células madre endodérmicas primitivas, que
crearán el saco vitelino, asegurando que los órganos del feto se desarrollen adecuadamente y que
tenga los nutrientes esenciales.

Intentos previos de hacer crecer estructuras embrionarias usando solo células madre embrionarias
(ESCs, por sus siglas en inglés) habían tenido un éxito limitado. Esto se debe a que el desarrollo
temprano del embrión requiere que los diferentes tipos de células se coordinen estrechamente entre
sí, señalan los autores.
Sin embargo, en el estudio publicado hoy los investigadores han utilizado una combinación de
células madre embrionarias genéticamente modificadas y de células madre trofoblásticas
extraembrionarias, junto con un andamio 3D, conocido como matriz extracelular, en el que puedan
crecer. Con todo ello, han logrado desarrollar una estructura capaz de ensamblar, cuyo desarrollo y
arquitectura se parecen mucho al embrión natural.

“Tanto las células embrionarias como extraembrionarias comienzan a ‘hablar’ entre sí y se organizan
en una estructura que se parece y se comporta como un embrión”, destaca Magdalena Zernicka-
Goetz, investigadora de fisiología, desarrollo y neurociencia de la universidad británica y directora
del trabajo. “Tiene regiones anatómicamente correctas que se desarrollan en el lugar y en el
momento adecuado”, agrega.

Zernicka-Goetz y sus colegas encontraron un notable grado de comunicación entre los dos tipos de
células madre: “En cierto modo –señala– las células se dicen entre sí en qué lugar del embrión
colocarse”.
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MISMO PATRÓN DE DESARROLLO

“Sabíamos que las interacciones entre los diferentes tipos de células madre eran importantes para el
desarrollo, pero lo sorprendente es que ahora hemos visto que se trata de una verdadera asociación;
estas células realmente se guían mutuamente”, dice la autora. “Sin esta asociación, el desarrollo y la
actividad de los mecanismos biológicos clave no se llevaría a cabo correctamente”.

Comparando su embrión artificial con uno natural, el equipo pudo demostrar que siguió el mismo
patrón de desarrollo. Las células madre se organizaron con las embrionarias en un extremo y las
trofoblásticas extraembrionarias en el otro. Luego se abrió una cavidad hacia arriba dentro de cada
grupo antes de unirse para convertirse en el saco amniótico en el que se desarrollará el embrión.

Aunque este embrión artificial se asemeja mucho a uno real, es poco probable que se pueda
desarrollar y convertir en un feto sano, dicen los investigadores.

Para ello, necesitaría un tercer tipo de células madre que permitiera el desarrollo del saco vitelino,
que proporciona alimento para el embrión y dentro del cual se desarrolla una red de vasos
sanguíneos. Además, el sistema no ha sido optimizado para el correcto desarrollo de la placenta.

ESCASEZ DE EMBRIONES HUMANOS PARA INVESTIGAR

Zernicka-Goetz ha desarrollado recientemente una técnica que permite que los blastocistos se
desarrollen in vitro más allá de la etapa de implantación, permitiendo analizar, por primera vez. las
etapas clave del desarrollo del embrión humano hasta 13 días después de la fertilización.
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En su opinión, este avance podría ayudar a superar una de las principales barreras del estudio de las
fases tempranas del desarrollo embrionario, debido a la escasez de embriones humanos para
investigar. Actualmente, los embriones se desarrollan a partir de óvulos donados por las clínicas de
fertilidad.

“Creemos que será posible imitar muchos de los eventos que ocurren antes de los 14 días de
desarrollo usando células embrionarias y extraembrionarias humanas con un enfoque similar al que
hemos usado con las células madre de ratón –indica la experta–. Esto nos permitirá estudiar los
acontecimientos clave de esta etapa crítica sin tener que trabajar realmente con embriones y saber
más sobre por qué a menudo el desarrollo humano falla en esa fase”, concluye.
Valladolid, Lunes, 28 de mayo de 2018 a las 13:35

Avisan de los límites actuales del uso de células madre para


tratar cataratas en menores
La Universidad de Valladolid firma junto a Harvard, Stanford o la clínica Mayo una
carta en la revista Nature para poner en cautela un tratamiento controvertido,
defendido en 2016
UVA/DICYT En 2016, la revista científica 'Nature' publicó un prometedor estudio sobre cataratas en menores.
Un equipo chino había descrito una técnica sugerente. A partir de células madre, se podría regenerar el
cristalino del ojo sin necesidad de un implante artificial, de una lente intraocular, como hasta ahora. El avance
supuso una avalancha de consultas paternas en centros oftalmológicos de todo el planeta. Dos años después
de la publicación de este trabajo, no se ha vuelto a publicar ningún otro que confirme los resultados expuestos
entonces, advierten especialistas de 17 centros científicos, entre ellos la UVa.

Ante la inquietud y la esperanza de los padres de menores con cataratas congénitas respecto a esta técnica, un
total de 23 investigadores de cinco países han firmado una carta recientemente también en Nature en la que se
ponen en cuarentena los resultados de esta investigación. “La idea es brillante, pero la realización del estudio
tiene una serie de limitaciones", explica José Carlos Pastor, del Instituto de Oftalmobiología Aplicada (IOBA)
de la Universidad de Valladolid y coautor de la réplica. Firman junto a él representantes de instituciones como
las universidades de Harvard y Stanford y de la Clínica Mayo estadounidenses. Junto a Pastor, hay otros dos
investigadores españoles, Javier Moreno Montañés y María Dolores Pinazo, de las universidades de Navarra
y Valencia, respectivamente.

La idea de utilizar células madre del propio cristalino para reparar esta estructura del ojo resultó ser una gran
novedad para la comunidad científica. La noticia dio la vuelta al mundo. Se estima que en el mundo hay unos
200.000 menores con cataratas congénitas y entre 20.000 y 40.0000 las desarrollan cada año. En última
instancia, se produce ceguera. “Todos los oftalmólogos hemos recibido consultas de padres con niños
afectados que nos preguntan por qué no se usan en sus hijos este tipo de tratamiento", resume Pastor, miembro
del IOBA y jefe de departamento en el Hospital Clínico Universitario de Valladolid. Esta inquietud global fue
el motor de una respuesta colectiva al trabajo original.

El estudio y sus límites

En 2016, investigadores de las universidades Sun Yat-sen (China) y de California en San Diego (EE.UU.)
afirmaron que podían eliminar la catarata con una intervención de menor profundidad a las actuales. A partir
de células madre epiteliales del cristalino, los científicos estimaban que se podría regenerar toda la esta
estructura ocular. El cristalino es el sistema de enfoque del ojo. El equipo informó de que, después de probar
con modelos animales (conejos y monos), se realizaron intervenciones en menores de doce años también con
éxito.

“Las principales limitaciones del estudio de Lin y colaboradores radican en un seguimiento inadecuado de la
mayoría de los pacientes, de unos resultados funcionales pobres comparados con la cirugía convencional",
resume Pastor. Los firmantes advirtieron también de problemas éticos en las intervenciones sugeridas con esta
técnica y que ninguna otra investigación ha confirmado los resultados entonces expuestos. “Apoyamos sin
restricciones la innovación, pero hay que ser cautos cuando se proponen tratamientos nuevos sobre todo para
los pacientes más jóvenes, la población más vulnerable", continúa el fundador del IOBA.

Los actuales tratamientos emplean ultrasonido para ablandar el cristalino y una lente intraocular artificial
implantada en el ojo para corregir las cataratas. Los ojos de los menores son, sin embargo, más susceptibles
de generar problemas de adaptación en este tipo de intervención que los adultos. La cirugía convencional, a
juicio de Pastor, está bastante asentada y las líneas de investigación actuales se centran en corregir
adecuadamente la vista de estos niños, especialmente en el cálculo de las lentes intraoculares y que estos ojos
desarrollen visión y no se vuelvan ojos vagos. El IOBA realiza técnicas quirúrgicas punteras y dispone de una
línea de investigación en terapia celular.

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