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978-607-í
(h m/U/or
ESTRATEGIAS PARA C U ID A D O R ES
F e rn a n d o Q u in t a n a r O lg u ín
C O O R D IN A D O R
APOYO PSICO G ER O N TO LÓ G ICO
EN LA A TEN CIÓ N DEL
M u . I
APOYO PSICOGERONTOLOGICO
EN LA ATENCIÓN DEL
za msu/tfr
E S T R A T E G IA S PARA C U I D A D O R E S
Dr. José N arro Robles
RECTOR
m/ü/or
ESTRATEGIAS PARA C U I D A D O R E S
C O O R D IN A D O R
AU TO R ES
Responsable de la edición
W M C José Jaime Ávila Valdivieso
FES IZTACALA, UNAM
2011
A P O Y O P S IC O G E R O N T O L Ó G IC O
fN LA ATf NCIÓN O H
ESTRATEGIAS PARA C U ID A D O R E S
P r im e ra e d ic ió n : 17 d e o c tu b r e d e 2011
D .R . 2011 © U n iv e r sid a d N a c io n a l A u tó n o m a d e M éx ic o
C iu d a d U n iv e rs ita ria , D e le g a c ió n C o y o a c á n , C P 04510,
M éx ic o , D is trito F e d e ra l.
F a cu lta d d e E stu d io s S u p e r io r e s Iz ta c a la
Av. d e lo s B a rrio s N .° 1, L os R eyes Iz ta c a la , T la ln e p a n tla ,
C P 5 4 0 9 0 , E s ta d o d e M é x ic o , M éx ic o .
ISBN 978-607-02-1972-6
P r o h ib id a la r e p r o d u c c ió n to ta l o p a r c ia l p o r c u a lq u ie r m e d io
sin la a u to r iz a c ió n e sc r ita d e l tit u la r d e lo s d e r e c h o s p a tr im o n ia le s .
E ST A O B R A F U E D IC T A M I N A D A PO R :
Laura A n g é lic a B a z a ld u a M e r in o . M édico Geriatra, Sistema Nacional DIF. D iplom ado en Psicogeriatría en el
Hospital Fray Bernardino Álvarez. Maestría en Gerontología Social por la Universidad Autónom a de Madrid. Egresada
de la primera generación del curso “Gerencia en Salud para Personas Mayores”, CIESS, OPS, 2010. Ex Presidente de la
A sociación Mexicana de G erontología y Geriatría. Ponente y asistente en múltiples eventos nacionales e internacionales.
Investigaciones diversas en tem as relacionados con el área gerontogeriátrica. Académica en la Facultad de Medicina,
U NA M . Adscrita al Centro N acional M odelo de Atención Capacitación e Investigación Gerontológica “Vicente García
Torres”, Sistema Nacional DIF desde 1996. Directora del Centro de Atención Social a la Salud de las y los Adultos Mayores
(CASSAM ), IMSS, desde 2010.
Jorge L uis L ó p e z J im é n e z . Maestro en Psicología Clínica, Facultad de Psicología, UNAM . A lum no del doctorado
en Ciencias Sociales y Hum anidades. Investigador en Ciencias Médicas D, Instituto Nacional de Psiquiatría, Ramón de
la Fuente. Línea de investigación: envejecim iento, vejez y adultos mayores. Ha publicado artículos nacionales e interna
cionales, autor de 11 capítulos de libros. Ha participado en congresos y reuniones nacionales e internacionales. Profesor
asociado y docente en diplom ados sobre gerontopsicología social y adicciones. Asesor en 17 trabajos de investigación. Ha
participado en cursos nacionales e internacionales. Tiene más de 150 citas a sus trabajos de investigación.
A P O Y O T É C N IC O
M C José Ja im e Á v ila V a ld iv ie s o
C U I D A D O DE LA ED IC IÓ N Y C O R R E C C I Ó N DE E ST IL O
M C L aura S u sa n a R u iz L u n a
M a rc o s R e y n o so F lo res
C O R R E C C IÓ N DE E S T IL O
D G José A lfr e d o H id a lg o E sc o b e d o
DI SEÑ O E D I T O R I A L , D I A G R A M A C I Ó N Y F O R M A C IÓ N
D G C a r lo s M o re n o D o m ín g u e z
FORM ACIÓN EDITORIAL
D G E lih ú G a m b o a M ija n g o s
DI SEÑ O DE P O RT A DA
L ib ro fin a n c ia d o p o r el P r o g r a m a d e A p o y o a P ro y e c to s p a ra la In n o v a c ió n y M e jo r a m ie n to de la E n
s e ñ a n z a (P A P IM E ) d e la D ire c c ió n G e n e r a l d e A s u n to s d e l P e rs o n a l A c á d e m ic o (D G A P A ), “D e s a r r o
llo de m o d e lo s y e s tr a te g ia s d e in v e s tig a c ió n y a te n c ió n p s ic o g e ro n to ló g ic a ”, clave E N 30075.
Prefacio ^
Prólogo V
Introducción V II
C A P ÍT U L O 1
Características, papel y función del cuidador de ancianos:
antecedentes y perspectivas 1
1.1 G eriatría y G erontología. Dos casos y enfoques
a m anera de presentación 1
1.2 O rigen de la gerontología 4
1.3 Proceso de envejecim iento 6
1.4 E nferm edades crónicas y envejecim iento:
orientación para cuidadores 7
1.5 Perfil del cu id ad o r 40
1.6 D esgaste en el cu id ad o r y tipología de los cuidadores 42
C A P ÍT U L O 2
Origen del interés por el cuidador 57
2.1 A ntecedentes 57
2.2 Valoración gerontogeriátrica 59
2.3 Instru m en to s de m edición de la fun cio n alid ad 60
2-4 El cuidado del cu id ad o r 61
C A P ÍT U L O 3
Estrategias de apoyo a cuidadores mediante psicoterapia Gestalt
y habilidades sociales: la experiencia en el grupo VIDA 65
3-1 Principios y técnicas de la psicoterapia G estalt
en el apoyo a cuidadores 65
3-2 El apoyo a cuidadores m ed ian te en tre n am ien to asertivo 71
i
3.3 C uidado del cuidador 75
3.4 C u id ar m ejor a la persona anciana dependiente 79
C A P ÍT U L O 4
Orientaciones para identificar y atender comportamientos
problemáticos en el adulto mayor dependiente 81
4.1 A gitación 81
4.2 A gresividad 85
4.3 D eam bulación 89
4.4 D em andas excesivas 92
4.5 In som nio 93
4.6 Reacciones catastróficas 95
4.7 Incontinencia 98
4.8 L im itaciones en el autocuidado 99
4.9 C o m p o rta m ie n to s sexuales inapropiados 106
4.10 A islam iento, soledad y tristeza 108
4.11 P érdida de control 109
4.12 Suspicacias, alucinaciones y delirios 112
4.13 C o m p o rta m ie n to s perseverantes o repeticiones 116
4.14 D epresión 118
C A P ÍT U L O 5
Estrategias para abordar conductas problema
de la persona anciana dependiente 119
5.1 E n frentándose a las situaciones difíciles 119
5.2 D esarrollando u n plan de acción
ante co m p o rtam ien to s problem áticos 121
5.3 E ntornos protéticos p ara favorecer el cuidado 126
5.4 P ropuestas de adaptación del ento rn o
para el cu idado de la persona dependiente 129
C A P ÍT U L O 6
Evaluación de cuidadores 139
6.1 A ctitud ante la vejez y su carga en el cuidador 139
6.2 Las redes sem ánticas com o in stru m e n to de evaluación 142
6.3 E ntrevista p ara abuelos cuidadores 149
Anexos 153
I H istoria clínica gerontogeriátrica 153
II H istoria clínica 163
Referencias 167
Prefacio ¡
II Prefacio
son dos aspectos que se ven muy afectados en la vida de quienes llegan
a ser cuidadores, pues pueden perder el control de su vida cotidiana, les
cuesta trabajo manejar la agresión y su malestar, y tam bién pueden caer
en confusiones acerca de los límites personales y responsabilidades que
les toca jugar con sus familiares y dependientes.
Asimismo, se tom an en cuenta aspectos vinculados a diferentes
comportamientos problemáticos y posibles formas de abordarlos, pero inclu
yendo maneras poco atendidas, tales como el com portam iento sexual ina
propiado, la soledad o aislamiento y el manejo de las alucinaciones.
O tra novedad es la de rescatar la utilidad de trabajar con ambientes
protésicos, realizando adaptaciones generales para mejorar la atención de
las personas ancianas; en este caso se proponen alternativas que tarde o
temprano deberemos considerar conforme vamos envejeciendo y se tienen
que realizar cambios y adaptaciones en nuestros entornos. En este senti
do, quien lea este docum ento se dará cuenta de cam bios que podrá h a
cer en un futuro si se llegara a encontrar en una condición de cuidador
o dependiente.
En el texto presentamos algunos formatos de historia clínica y una
técnica de evaluación que puede tener diferentes aplicaciones en cuanto
al trabajo de los cuidadores o la actitud de los dependientes, la cual se
llama Análisis de Redes Semánticas y cada vez es más utilizada en la
investigación psicosocial.
APOYO PSICOGERONTOI.ÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR Iíí
*
Prólogo
VI Prólogo
Introducción
VIII
'
L
a geriatría y la gerontología son dos ramas del conocimiento muy
relacionadas entre sí. La primera es una especialidad de la medicina
enfocada a la atención y estudio de las enfermedades vinculadas
al proceso de envejecim iento; se tiene que estu d iar prim ero m edicina
para poder ser geriatra. La segunda es una ciencia interdisciplinaria cuyo
objeto de estudio es el proceso de envejecimiento en todas sus posibilidades,
incluye a la geriatría así como al entorno, familia y contexto en el que se enve
jece. Para com prender mejor estos temas se presenta los casos siguientes:
Caso 1. Pilar, española de 72 años, cuyo marido, de 77, sufre Alzhei-
mer desde hace 15 años y ahora no habla, no puede comer solo y necesita
llevar pañales. Ella reporta: “Estoy agotada. También emocionalmente, al
ver el deterioro que experim enta mi marido. Estuve visitando al psicólo
go porque me sentía muy mal. No podía más. Desde hace tres años va a
un centro de día. Se lo llevan por la m añana y me lo devuelven por la ta r
de. Eso me sirve de respiro, porque mi vida se limita a cuidar de él. Hace
años que no sé lo que es la calle por las tardes, ni los fines de semana. En
los prim eros años de la enferm edad era más joven, me sentía más fuerte.
Ahora le veo muerto. Le tengo en casa muerto, y acostarte día tras día
con este pensamiento es muy duro. A veces deseo que ocurra de verdad.
No por mí, sino por él, por cómo está, pero disimulo con mis hijos. Mi
historia es como la de muchas otras familias a las que la enferm edad nos
está destrozando”.
Caso 2. Irene, mexicana de 58 años, vive con su madre (de cerca de
81) desde hace casi ocho, quien está en silla de ruedas y en los últimos
ft
dos años se ha m ostrado irritable, lo que provoca que le grite a Irene cada
vez que ella va a atenderla. Les ha pedido a sus herm anos que la apoyen
en ver a su madre, pero no se siente correspondida, solamente el mayor la
apoya dando dinero, aunque siente que eso no es suficiente pues su madre
pide que la vayan a ver. D urante el trabajo con el grupo de la clínica en la
universidad, solicita hablar de un problema, se le dice que pase a hacerlo
y empieza a platicar cómo está su madre, poco a poco se va dando cuenta
de que está muy enojada con toda su familia; pide disculpas por no haber
asistido con regularidad a las sesiones de trabajo y continúa platicando
cómo se siente y qué piensa. De pronto llora intensam ente y empieza a
gritar: “¡Ya no aguanto, ya no aguanto más!”. Al pedirle que nos diga qué
le diría a su madre, ella exclama: “¡Le diría que: Te has vuelto una carga
que está más allá de mis fuerzas, ojalá y te mueras; cómo quisiera que
te murieras y me dejaras en paz! ¡Madre, perdónam e por lo que te digo,
pero ya no eres la que conocí!”. Por favor, ayúdenme, que estoy muy con
fundida y cansada.
Ambos casos son una muestra de condiciones que son comunes en
contrar en la atención a ancianos dependientes, sus problemas, posibilida
des, propuestas y alternativas de atención serán abordadas a lo largo del
presente texto.
Todas las anteriores son razones para cuidar a un fam iliar y parece
lógico suponer que el mayor “peso” de una u otra influirá en la calidad,
cantidad y tipo de ayuda que se proporcionará, así como en el grado de
satisfacción con la experiencia de cuidado obtenido por el cuidador.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 3
1.2 ORIGEN DE LA GERONTOLOGÍA
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 5
Es necesario encontrar las correspondencias estructurales entre disci
plinas pues todas son articulables, cada una aporta recursos valiosos para
la atención a cuidadores tales como los aspectos dinám icos en su inte-
rrelación con los neurocognitivos, con el sistema fam iliar y social que el
sujeto construye y desde el que es construido.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 7
frecuencia de muerte por tuberculosis pulm onar descendió de un perio
do a otro, pero en el caso de la neum onía hubo un incremento, al igual
que en el enfisema pulmonar. En este estudio no se menciona nada sobre
demencias y sobre suicidio como causas de muerte.
Tabla 1.2 Principales causas de defunción de la población
de 60 años y más en México para los años 19801 -y--------
1990
1980 1990
Causa
308.1 459.3
Enfermedad isquémica del corazón
Enfermedad de las glándulas endocrinas del metabolismo y
322.6 420.9
trastornos de la inmunidad
Enfermedad de la circulación pulmonar y otras formas de
540.5 333.0
enfermedad del corazón 316.4
Enfermedad de otras partes del aparato digestivo 341.5
287.2 310.2
Enfermedad cerebrovascular 189.2
Tumor maligno de otros órganos digestivos y del peritoneo 153.9
138.0 124.8
Enfermedad del aparato urinario 123.1
Deficiencias de la nutrición 48.2
86.6 114.4
Tumor maligno de los órganos genitourinarios
66.6 110.6
Enfermedaclhipertensiva
Fuente: elaboración de los autores tomando los datos de defunciones
del INEGl (Ruiz y Rivera, 1996).
Q i c a r a c ter íst ic a s p a p el y f u n c ió n d e l
| CUIDADOR DE ANCIANOS: ANTECEDENTES...
la nutrición se movieron del décimo al octavo lugar, y el resto de condi
ciones se mantuvo casi sin cambios.
Los autores también retom an otros datos en los que se presenta la
prevalencia de los indicadores de m orbilidad asociados o no con im pedi
mentos para realizar actividades de la vida diaria (IRAVD), según datos de
la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 1988. Pero es im portante señalar la
necesidad de considerar los cambios o modificaciones en los sistemas de
clasificación de las enfermedades. Sus resultados m uestran, en un análi
sis estratificado, la asociación entre trastornos crónico-degenerativos e
IRAVD. De acuerdo con Ruiz y Rivera, la ENS m uestra que los indivi
duos que presentan enfermedades del corazón son el grupo con un in
cremento mayor en cuanto al riesgo de verse desvalidos, pero también es
preocupante el notable impacto del incremento de los accidentes.
La relación entre la morbilidad y el IRAVD se traduce en un pro
blema de salud pública que repercute directam ente en la calidad de vida
de la población anciana, pues lim ita la independencia y autonom ía del
individuo y la condición de enferm edad no es exclusivamente biológica.
También, en 1996, Victoria Castro, Héctor Gómez, Jesús Negrete y
Roberto Tapia Conyer realizaron un análisis de 1239 sujetos de 60 a 69
años tomados de la Encuesta Nacional de Enfermedades Crónicas, que se
realizó en México en 1993. Su estudio tenía la intención de determ inar
la prevalencia nacional y regional de la hipertensión arterial y la diabetes
mellitus, así como identificar los factores de riesgo genéticos, am bienta
les y de estilos de vida asociados a estas enfermedades.
Los determ inantes de la transición demográfica contribuyen a m ar
car los cambios que ocurren en el proceso salud-enfermedad y, junto con
las intervenciones enfocadas al control intensivo de los padecimientos
infecto-contagiosos, h an favorecido la em ergencia de las en ferm e
dades crónico-degenerativas que actualm ente constituyen las principales
causas de muerte en la población adulta y anciana. El cambio ha sido n o
table, así se tiene que por cada 1000 habitantes la m ortalidad por enferm e
dades infecciosas pasó de 7.71 defunciones en 1950 a 0.75 en 1990, pero la
tasa de m ortalidad por enfermedades crónico-degenerativas ascendió de
1.04 a 2.15 en el mismo periodo.
En el caso de la tercera edad las enfermedades se pueden dividir en dos
grupos: las dependientes de la edad y las relacionadas directamente con
la edad. Las prim eras son aquellas cuya patogénesis está directam ente
asociada con el proceso de envejecimiento, destacan las cerebrovasculares,
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO FN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 9
la enferm edad de Alzheimer, el Parkinson y la osteoporosis, entre otras.
El riesgo de padecerlas se incrementa con la edad y tiende a presentarse
más en mujeres dada su mayor longevidad. Dentro de las enfermedades
relacionadas con la edad están las neurológicas, la esclerosis múltiple,
la esquizofrenia y otras como la úlcera péptica, la gota, la colitis ulcerativa
y las hemorroides. Pero hay padecimientos que, además de estar relacio
nados con la edad, llevan a la m uerte con más frecuencia en este grupo
poblacional, entre ellas tenemos a las enfermedades del corazón, los tu
mores malignos, enferm edades cerebrovasculares, diabetes mellitus, in
fluenza, neum onía y accidentes (principalm ente las caídas).
Retomando algunos datos analizados por estos autores, en la tabla
1.3 se indica que en lo tocante a sexo y grupos de edad las enfermedades
del riñón, la infección de vías urinarias, la hipertensión arterial, la obesidad y
la hipercolesterolemia tienen mayor prevalencia entre las mujeres, y sólo
en el caso de las enfermedades cerebrovasculares la prevalencia m asculi
na supera a la femenina.
Tabla 1.3 Prevalencia de enfermedades crónicas por grupos de edad y sexo
% en hombres % en mujeres
Patología
60 a 64 65 a 69 60 a 64 65 a 69
Infarto al miocardio 2.8 2.9 2.5 4.6
Enfermedad cerebrovascular 3.1 2.9 2.5 1.6
Infección de vías urinarias 0.3 .04 1.7 3.3
Algunas enfermedades del riñón 4.9 4.7 10.9 10.6
Microalbuminuria 11.2 16.8 14.4 16.1
Hipercolesterolemia 11.9 11.4 21.3 18.5
Diabetes mellitus 17.3 28.4 24.5 24.2
Obesidad 18.8 17.9 37.9 29.0
Enfermedad cerebrovascular
Uno de los padecimientos más frecuentes por el cual una persona puede
llegar a ser dependiente es la enferm edad cerebrovascular y sus secuelas.
Este padecimiento suele ser uno de los más complicados debido a que
tiende a afectar la conciencia de la persona anciana y restringir sus posi
bilidades de comunicación, de ahí la im portancia de que el cuidador
tenga lo más claro posible la naturaleza de la problemática a atender.
Arana, Uribe, Muñoz, Salinas y D urán (2009) plantean que la O rga
nización M undial de la Salud (OMS) define la enfermedad cerebrovascular
(ECV) como el desarrollo de signos clínicos de alteración global o focal
de la función cerebral, con síntomas que tienen una duración de 24 horas
o más o que progresan hacia la muerte y no tienen otra causa aparente
que un origen vascular. El impacto epidemiológico de esta enfermedad
produce cada año un im portante núm ero de muertes y gran cantidad de
secuelas neurológicas, especialmente en la población anciana.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 11
Según Sánchez N. (2008), la enferm edad cerebrovascular (ECV)
tam bién llam ada “ic tu s” representa u n a de las p rim eras causas de
m uerte en países desarrollados y en vías de desarrollo, a más de que con
forme la esperanza de vida aum enta en una población, tam bién lo hace
la frecuencia de ECV.
En México, es un im portante problema de salud pública; ocupa el
sexto lugar como causa de m uerte y tiene un com portam iento un tanto
distinto al resto del mundo, asociado a la alta prevalencia de padecimientos
como hipertensión arterial y diabetes mellitus, que además influyen en la
forma de presentación de la enfermedad.
La enferm edad cerebrovascular en los pacientes geriátricos es
causa de alta m orbim ortalidad y se asocia a un elevado porcentaje de
factores de riesgo vascular. La m ortalidad se relaciona con accidentes
cerebrovasculares (ACV) de tipo hem orrágico y que presentan com
plicaciones neurológicas.
1. Trombosis arterioesclerótica
2. H em orragia cerebral hipertensiva
3. Crisis isquémica transitoria
4. Embolismo
5. Rotura de aneurism a
6. Vasculitis
7. Tromboflebitis
8. Alteraciones hematológicas
(policitemia, púrpura trombocitopénica)
9. Traum atism o de arteria carótida
10. A neurism a aórtico disecante
11. Hipotensión sistémica
12. Jaqueca por déficit neurológico.
Factores de riesgo
1. Hipertensión arterial
2. Diabetes
3. Obesidad o inactividad física
4. Adicción a drogas
5. Hiperhom ocistinem ia
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA I jo
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 1 J
es la hem iplejía que, al igual que cualquier otro tipo de déficit neu-
rológico producido por ACV, puede ser causado por otras patologías
como tum ores, abscesos o enfermedades desmielinizantes. Sin embargo,
lo característico de las CV y que va a orientar a ellas al clínico es la b ru s
quedad de comienzo y rápida evolución para llegar a ser m áxim o el
déficit, en segundos, minutos, horas o a lo más unos pocos días. De esta
evolución característicam ente tan aguda es de donde deriva el nombre
de “accidente”.
En la preparación o capacitación de cuidadores se debe informar,
lo más claro posible, cómo se presenta una ECV y sus consecuencias,
de modo tal que puedan decidir de m anera más realista el modo en que
podrá atender a su paciente.
1. Déficit m otor
2. Déficit sensitivo
3. Déficit m otor sensitivo
4. O tras alteraciones motoras
(ataxias, incoordinación, temblor)
5. Alteración del lenguaje
6. Disfunciones corticales
(amnesia, agnosia, apraxia, confusión, demencia)
7. Vértigos o mareos
8. Crisis epilépticas
9. Comprom isos de conciencia
10. Cefalea
11. Náuseas y vómitos
12. Signos meníngeos
13. Signos de descerebración o descortización.
Tratamiento dirigido
Fase de seguimiento
• Cirugía (endarterectomía)
• Rehabilitación de la función afectada, tanto m otora como de
otro orden
• Medicamentos antifibrinolítios
• Control de hipertensión arterial.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR
En la prim era etapa, el cuidador realizará m uchas acciones de
acom pañam iento, soporte y cuidados básicos, pero en la seg u n d a el
cuidador puede tener un rol más activo al p articip a r de las tareas o
actividades de rehabilitación. Esto requiere tam b ién in clu ir otros re
cursos y acondicionam ientos necesarios para facilitar la m ovilización
del paciente.
Nutrición y fisiopatología
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN IA | |
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 1 /
dim ensiones debido a la heterogeneidad geográfica, económ ica y cu l
tural de la población. Lo im portante es que se puedan reconocer estas
diferencias para el grupo de cuidadores.
Es pertinente recordar que en un caso de ECV el paciente puede ver
modificados sus gustos y preferencias de alimentación, en tanto que los
cambios en los olores y sabores influyen mucho en el estado de ánim o,
por lo que éste será otro factor a considerar.
APOYO PSICOGERONTOIÓCICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 19
a las capacidades funcionales que presenta el enfermo, pensando en todo
mom ento que éste es m uy susceptible a cualquier agresión externa.
El médico debe respetar los límites de capacidad metabólica y funcional
que presenta a cada mom ento el paciente.
En caso de desnutrición grave, en las prim eras horas de tratam ien
to deben adoptarse m edidas de urgencia encam inadas a m antener los
procesos vitales. Debido al alto riesgo de intoxicación por agua y sodio en
ciertos tipos de malnutrición, hay que reducir el aporte de estos elementos
excepto si existe deshidratación.
Dado que la fijación de potasio se encuentra com prom etida cuan
to mayor es el déficit proteínico, el aporte potásico debe en principio
lim itarse para evitar una hiperpotasem ia, aum entando progresivamente
m ientras se m onitoriza su eliminación urinaria y la función cardiaca.
Algunos procesos de renutrición pueden provocar un déficit de
electrolitos debido a las altas dem andas que de éstos tienen los tejidos,
con aparición de alteraciones neurológicas y cardiacas como arritm ias y
m uerte súbita.
En las prim eras horas de renutrición se debe intentar m antener el
estado hem odinám ico del paciente y utilizar, en caso necesario, la perfu
sión de albúm ina, plasma o sangre. Del mismo modo se intentará m an
tener la tem peratura corporal. Debido al alto riesgo de infección que
entraña la desnutrición, hay que tom ar una serie de medidas para prevenir
su presencia: adoptar condiciones estrictas de asepsia y buscar exhaus
tivamente focos de infección; no se debe utilizar antibioticoterapia si no
existen pruebas evidentes de sobreinfección.
En la segunda fase de la renutrición se debe intentar aportar los n u
trientes necesarios para la recuperación funcional. Esta sustitución se ha
de realizar paulatinam ente para prevenir los efectos nocivos de la ad
m inistración de cantidades que sobrepasen la capacidad de absorción
o metabólica del paciente. La no funcionalidad del tubo digestivo gas
trointestinal contraindica la adm inistración de nutrientes por vía oral o
enteral. La diarrea es otra de las complicaciones frecuentes cuando se uti
liza vía oral. El aum ento lento de los aportes de nutrientes y la utilización
de dietas pobres en grasa y exentas de lactosa pueden prevenir la diarrea.
APOYO PSICOGERONTOI.ÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 21
de 65 años o mayores refieren una caída reciente o riesgo de que suceda;
asimismo, 20% de los ancianos hospitalizados y 45% de los residentes en ins
tituciones de cuidados prolongados experimentan un accidente de este tipo.
D esafortunadam ente estas cifras representan un cálculo conserva
dor de frecuencia; no suelen inform ar de las caídas presentadas en general
ni tam poco las detectan los especialistas de la salud; solamente las que
ocasionan lesiones físicas, que requieren atención médica o que conducen
a cambios im portantes en el estado funcional son las que se com unican o las
que se recuerdan. El anciano puede olvidar o negar el episodio de la caída,
algunos la atribuyen al proceso norm al de envejecimiento y muchos tienen
tem or de que al com unicar esta situación se les limite en sus actividades
o se les interne en un asilo. En el medio institucional los pacientes con
disfunción cognitiva tal vez sean incapaces de com unicar sus caídas y
otros pueden temer que se les apliquen medidas de inmovilización.
La m orbilidad relacionada con las caídas es im portante pues repre
sentan la causa principal de m uerte accidental en las personas de 65 años
o más. A proxim adam ente 40% de estos eventos no mortales en la co
m unidad resultan en fractura de cadera o de la muñeca; la prim era es la
lesión relacionada con caídas que con más frecuencia requiere hospitali
zación, cuya duración de estancia intrahospitalaria es casi del doble de la de
todas las otras causas en este grupo de edad y en la que alrededor de 40%
de quienes la desarrollan mueren en el transcurso de seis meses; 25% de
aquellos que logran sobrevivir a una fractura de cadera desarrollan dis
m inución de la movilidad.
A los ancianos que caen y presentan lesión física se les inm oviliza
por algún tiempo, pero prolongar esta condición puede llevar a bronco-
neum onía, contracturas articulares, úlceras de presión, depresión y de
pendencia funcional. El traum a psicológico de la caída motiva también
el tem or y la inm ovilidad con fines de autoprotección, lo que a su vez
conlleva el riesgo de reclusión en un asilo.
El anciano tiene una mayor facilidad para caer al perder progresiva
mente la facultad para m antener el equilibrio. Como es sabido, el equi
librio lo controlan las vías ópticas, las vestíbulo-laberínticas y la de la
sensibilidad profunda.
La visión y la sensibilidad profunda tienen una función de recono
cim iento espacial, es por esto que el vértigo es la m anifestación de una
función vestibular. El equilibrio es la relación estable entre el centro de
gravedad o centro de masa de un objeto y su base de sustentación. Los
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA I ^ o
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR
Cambios en los sentidos
a) Visuales
• Disminución de la visión cercana (presbiopía)
• Disminución de la agudeza visual
• Disminución de la visión nocturna
« Disminución de la visión periférica
• Disminución de la tolerancia a los reflejos
• Decremento de la visión de los colores (azul/verde)
• Reducción de la capacidad de acomodación
• Cambios en la sensibilidad de contraste.
b) Auditivas
• Trastornos de la discrim inación del lenguaje
• Aumentos en el um bral de tonos puros (se afectan predo
m inantem ente los sonidos de alta frecuencia)
• Acumulación excesiva de cerum en.
a) Enfermedad cerebrovascular
Es un tema ya abordado con anterioridad, pero en este caso
permite señalar que un ataque isquémico franco o uno transi
torio puede causar una caída al producirse pérdida de la fu n
ción motora o sensorial en una extremidad inferior, un cambio
intempestivo en la percepción visual, una alteración en el nivel
de conciencia o una convulsión.
La ataxia y mareos se originan típicamente en las enfer
medades cerebrovasculares que afectan la circulación. Los sín
tomas de insuficiencias vertebrobacilares se pueden producir
por la flexión del cuello hacia atrás, como sucede cuando se
busca algo a un nivel más alto que el que se alcanza en estado
vertical normal. Para evitar dichos síntomas, se suele aconsejar
a los pacientes que usen un collarín cervical y que los artículos
y la ropa que necesitan no se guarden en un nivel más alto que
el ocular.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 25
La susceptibilidad o supersensibilidad del seno carotídeo
puede producir síncope, que conduce a caídas. Ello se confirm a
m ediante la reproducción de los síntomas, con un masaje suave
de la carótida; durante la prueba el paciente debe estar con tro
lado con electrocardiogram a (ECG) y servicio de urgencias dis
ponible de inmediato.
b) Hipotensión ortostática
Se define como una caída de la presión de 20 a 10 m m H g de
la presión diastólica, entre las posiciones supina y erecta. Una
reducción m enor puede ser im portante si el paciente tiene sín
tomas relacionados con mareos.
La enfermedad de Parkinson y el parkinsonismo secundario
en los ancianos se m anifiestan clásicamente con trastornos de la
m archa y del desequilibrio postural. Estos pacientes tam bién
reaccionan más lentamente a los peligros extrínsecos y con fre
cuencia tienen que ingerir medicamentos que pueden cau
sar confusión o hipotensión ortostática.
La diabetes mellitus predispone a los pacientes a hipoten
sión ortostática secundaria y a disfunción del sistema nervioso
autónomo. La hipotensión postural también puede ser el resul
tado de estasis sanguínea en las piernas, causada por grandes
varicosidades venosas, cuando pacientes ancianos inm ovi
lizados tratan de incorporarse por prim era vez; en casos de
pacientes con padecimientos concurrentes se presenta como
infecciones o cardiopatías.
La deshidratación, hem orragias y pérdida de sodio pro
ducen cambios en el volumen sanguíneo, que predisponen a
hipotensión postural. Además, el tratam iento medicam entoso
en los ancianos, en especial al sobrecontrol antihipertensi-
vo, con frecuencia conduce a hipotensión ortostática. También
han sido implicados los diuréticos, antidepresores tricíclicos,
fenotiacinas y alcohol.
c) Trastornos de la respuesta vagal
El síncope por la tos resulta de paroxism os de la m ism a en
las enferm edades pulm onares crónicas o bronquitis. El sín
cope de la m icción se presenta con más frecuencia cuando
pacientes con hip ertro fia prostática benigna se levantan en
la noche a orinar.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR
alfombra gruesa puede causar un tropiezo. Estos pacientes ta m
bién tienden a caer cuando se sientan, se paran o se voltean.
La debilidad de los músculos proximales secundaria a hipopo-
tasemia, osteomalacia, hipertiroidism o, hipotiroidism o, poli-
mialgias reumáticas y osteoartrosis de la rodilla contribuye a
una m archa lenta, cautelosa, constante, con balanceo y que difi
culta subir escalones. Los pacientes con antecedentes de gas-
trectom ía parcial o mal estado nutricional están en riesgo de desa
rrollar anem ia perniciosa, que puede conducir a pérdida de la
sensibilidad vibratoria y propioceptiva propiciando también las
caídas. Se deben inspeccionar ambos pies de m anera habitual
en busca de deformaciones que pueden producir trastornos en
la marcha, tales como callosidades o juanetes,
h) Cambios por medicamentos
Los pacientes de edad avanzada que se encuentran bajo algún
esquema medicam entoso pueden tener caídas con más fre
cuencia que los que no. Los fármacos múltiples, por otras tantas
afecciones, y la susceptibilidad relacionada con la edad para la
toxicidad medicam entosa pueden llevar a mal coordinación,
confusión y arritm ia cardiaca (se incluyen hipnóticos, psicotró-
picos y antidepresores).
Factores psicológicos
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA Q
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR Z J
puede ser in stru m e n ta l en el diag n ó stico de u n p ad ec i
m iento n eu ral, de ahí que sea imperativo un examen neural
completo. Los trastornos de juicio secundarios a demencias,
delirios o depresión pueden ser la causa de una deficiencia neu-
rosensorial sin olvidar que los defectos visuales indican una
lesión focal del cerebro. El nistagm us puede sugerir un p ro
blema vestibular periférico o del tallo encefálico.
La debilidad o la pérdida sensorial de una extremidad
sugieren una lesión focal cerebral, en tanto, la paraparesia o cua-
driparesia, en especial cuando se relaciona con deficiencias sen
soriales, indica una lesión de la médula espinal; por su parte, la
debilidad bilateral leve concomitante con pérdida del sentido pro-
pioceptivo y vibratorio en las piernas es un dato común en la mie-
lopatía espondilítica cervical. Asimismo, la debilidad distal con
anestesia media/guante y pérdida de los reflejos tendinosos pro
fundos suele significar neuropatía periférica; mientras que la debi
lidad muscular proximal sin datos sensoriales sugiere trastornos
como polimialgia reumática, hipotiroidismo e hipopotasemia.
b) Valoración de la movilidad
Se debe hacer una valoración de la movilidad orientada al ren
dim iento, para observar al paciente realizando actividades de
la vida diaria como sentarse en e incorporarse de una silla,
voltear, flexionarse y recoger objetos del suelo estirándose para
obtener algo situado en un plano más alto y subiendo y bajando
escalones. De esta forma se pueden docum entar alteraciones
no detectadas durante la inspección habitual de la marcha, como
la debilidad muscular proximal, que únicamente aparece cuan
do el paciente se flexiona hacia adelante. Al tener una impresión del
grado en que afecta al paciente la incapacidad en sus activi
dades de la vida diaria, el médico está mejor preparado para
program ar los objetivos de rehabilitación.
c) Exámenes de laboratorio
Éstos no deben ser extensos, tienen que fundam entarse en p rue
bas específicas que se basen en inform ación obtenida de la his
toria clínica y el examen físico, como la biom etría hemática, la
determ inación de los electrolitos en el suero, un ECG y, posible
mente, una tomografía.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA | ^ j
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR
L
• C ontrolar la medicación. Un mal uso de la mism a puede p ro
/ vocar caídas.
• Proveer a la persona de ropa cóm oda que no dificulte sus
m ovim ientos.
• Realizar ejercicio físico que mantenga un tono muscular adecuado.
Marcha de circunducción
Marcha apresurada
Marcha cerebelosa
Marcha senil
Es una forma más leve de apraxia del lóbulo frontal, m anifestada por
una postura flexionada con pasos cortos y arrastrados; tam bién se le
conoce como m archa de pasos cortos (marche a petit pas). Es particu
larmente prom inente al voltear el cuerpo y estos pacientes tienden a la
retropulsión al efectuar este m ovim iento. Este trasto rn o no responde
a fármacos que son eficaces en el parkinsonism o.
Marcha sensorial
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 35
Causas extrínsecas de las caídas
Escaleras Otras habitaciones
Ausencia de pasamano Pisos resbalosos
Iluminación deficiente Sillas incorrectamente altas
Escalones altos Sillas sin descanso de brazos
Escalones desgastados Anaqueles muy elevados
Vitrinas muy elevadas o muy bajas
Cuarto de baño
Piso resbaloso
Tina o anaqueles resbalosos
Ausencia de agarraderas
Asiento del excusado muy bajo
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA q n
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR J /
Lista de control de los peligros de caídas en el hogar
Zonas de problemas Corrección Fundamentos
A LFO M BRA S, TAPETES
Rotos Reparar o sustituir los tapetes
rotos Evitar los tropiezos y
resbalones en las personas
Resbalosos Las alfombras deben tener con disminución ele la
tejido no deslizante; debe capacidad para levantar los
abajo estar fija para evitar que pies
se cloble
M O B ILIA R IO
Obstruye el paso Disponer los muebles sin Ayuda a la movilización de
causar amontonamiento en las personas con visión
pasillos periférica afectada
Sillas y mesas inestables o Deben ser los suficientemente Las personas con trastornos
sobre ruedas estables para sostener el en el equilibrio usan los
cuerpo recargado en bordes muebles para apoyarse; la
de mesa o respaldos de sillas silla no se debe deslizar
cuando el paciente intenta
sentarse o pararse
Sillas con respaldo bajo Respaldos altos proporcionan Los pacientes con mal de
apoyo al cuello y cuando se Parkinson suelen comenzar
transfiere el peso del cuerpo los movimientos de balanceo
para ayudar a ponerse de pie;
los respaldos altos les evitan
caer hacia atrás. Evita las
caídas en pacientes con
insuficiencia vertebrobasilar
C A LEFA CC IÓ N
Muy frío Mantener la temperatura a Previene las caídas secunda
22° C en invierno rias a hipotermia
PISOS
Húmedos o encerados Colocar un tapete de hule en Evita resbalarse, especialmen
la zona del fregadero. Usar te si hay trastornos de la
zapatos con planta de hule en marcha
la cocina. Emplear en todo el
piso cera antiderrapante
estu fa DE GAS
Dificultad para ver la perilla Marcar muy claramente las Previene que la caída el
de control posiciones de encendido y primer signo de la asfixia por
apagado gas, especialmente si hay
trastornos en el sentido del
olfato
CU ARTO DE BAÑO
Tina o piso resbalosos Instalar franjas antiderrapantes Previene los resbalones
o tapetes de hule
Usar chanclas de baño o
asiento para el baño
Borde de la tina usado como Usar una barra-agarradera Si está alterado el equilibrio,
apoyo portátil al lado de la bañera es aconsejable bañarse
sentado
Asiento del excusado muy Usar un asiento elevado Ayuda en los movimientos del
bajo excusado y el área cercana
ESCALERAS
Muy pronunciadas, muy Las escaleras con descanso Los descansos en escaleras
largas intermedio son mejores son convenientes para
pacientes con problemas
cardiacos o pulmonares
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA t q
ATENCIÓN DEI. ADULTO MAYOR 3 J
Lista de control de los peligros de caídas en el hogar
Zonas de problemas Corrección Fundamentos
ESCALERAS
Pasamano de longitud Se debe extender más allá del Señala que se ha llegado al
inadecuada escalón más alto y del más escalón más alto y más bajo
bajo con los extremos
encorvados hacia adentro
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN I A A i
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR TTI
1.6 DESGASTE EN EL CUIDADOR Y TIPOLOGÍA
DE LOS CUIDADORES
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 43
La persona que cuida tam bién necesita un soporte, herram ientas y
elementos que le perm itan crear las condiciones para el desarrollo o re
forzam iento de habilidades para m antener su propia salud física y em o
cional, garantizando así también la salud y el bienestar del adulto mayor
a su cargo. Atender a una persona mayor que vive en casa no es una tarea
fácil, y en la mayoría de los casos es poco gratificante. Como se mencionó
antes, los cuidadores no reciben capacitación para poder cuidar o tratar
bien a las personas mayores, son una opción elegida por muchas familias y
aceptada con resignación por otras más, ya que en nuestro país la atención
institucional que requieren los adultos mayores es escasa e inadecuada,
pues no existen lugares especializados en geriatría y en otra enferm edad
que requiera ser atendida, y no se cuenta con un profesional que apoye y
oriente a los cuidadores aun cuando sean empleados de la institución.
APOYO PSICOCERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 45
Debido a que los térm inos “sobrecarga” y desgaste tienen íntim a re
lación con otros conceptos ya existentes, es difícil diferenciar a los dos
entre sí, como sucede con el estrés; son muchas las conexiones entre un
concepto y otro. La única diferencia que se puede considerar es que el
desgaste es un estrés crónico experim entado en el contexto laboral.
Los contrastes con el tedio o aburrim iento en el trabajo pueden ob
servarse en el hecho de que el desgaste es fruto de repetidas presiones
emocionales, m ientras que el tedio puede resultar de falta de innovación
y creatividad. Ambos térm inos son equivalentes cuando se producen co
m o resultado de una insatisfacción en la relación laboral con el paciente
y la familia.
En cuanto a las diferencias de los conceptos de desgaste o so
brecarga, con la insatisfacción laboral, no son térm in o s equivalentes
aunque entre ellos haya fuertes correlaciones. C uando el trabajador se
siente o está desgastado, podem os entender que tam bién se encuentre p o
co gratificado por su labor; incluso no se descarta la idea de que los altos
niveles de estrés y desgaste pueden coexistir con una buena satisfacción.
Aunque participa de rasgos similares, no es igual el desgaste del cui
dador a la depresión, pues el ánim o abatido suele ser, en el prim er caso,
tem poral y específico del ámbito laboral. Algunos autores consideran
ficticia la separación de térm inos y opinan que se ha querido dar otro
nombre a un cuadro ya estudiado desde antiguo. Es indudable una gran
correlación entre ambos.
Las investigaciones entre los “eventos vitales” y el “desgaste” han
arrojado que los sucesos negativos de la vida pueden promover o agravar
una situación de sobrecarga que ya existía; los positivos, por el contrario,
am ortiguarían las situaciones de presión. Los resultados de estos estu
dios dem uestran la im portancia de promover condiciones favorables en
el contexto laboral con el fin de elim inar las tensiones.
También se han establecido diferencias con la crisis de la edad media
de la vida y el desgaste. Tal crisis puede sobrevenir cuando el profesional
hace un balance negativo de su posición y desarrollo. No obstante, la ex
periencia de la sobrecarga suele darse con mayor frecuencia en los jóve
nes recién incorporados a su nuevo empleo. Estos sujetos no suelen estar
preparados para hacer frente a los conflictos emocionales que desde el exte
rior se les presentan ni tampoco saben controlar sus propios sentimientos.
Según M artínez (2003), la situación demográfica actual a nivel m u n
dial, particularm ente dentro del ámbito de los países desarrollados y de
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA I A Q
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR J
en los cuidados principales de familiares dependientes o con alguna di
ficultad en su autonomía. Las áreas más estudiadas en el colectivo de
cuidadores familiares han sido la salud física y emocional de los mismos
y el papel de apoyo social, básicamente considerando a los abuelos como
los sujetos a cuidar, no como cuidadores.
Los abuelos de hoy todavía proporcionan galletitas, leche, pastel,
historias antes de acostarse y los protectores abrazos, tal como lo hacían
los de antes; pero también cumplen otras funciones que son especial
mente im portantes para las familias jóvenes actuales. Ante separaciones,
divorcios de los padres, el hecho de que hoy las madres juegan un papel
activo saliendo a trabajar, los abuelos tienen un rol muy especial y di
ferente, la estabilidad que les proporciona su tiempo y protección es un
apoyo fundam ental en el cuidado de los hijos, sobre todo ahora que,
en general, en los m atrim onios jóvenes ambos trabajan.
En su papel de cuidadores de niños, los abuelos transm iten trad i
ciones, valores y con sus historias sobre su juventud no sólo entregan
una anecdótica visión de la historia, sino también raíces y una identidad
sobre la formación de la familia y la sociedad que componen. C uando los
“nuevos abuelos” asumen los cuidados principales de sus nietos entran
en conflicto entre el deseo de apoyar a su familia por necesidad y el de
desarrollar sus propias vidas a una edad m adura y avanzada, cercana a la
jubilación o ya pasada ésta. En contraste con esta nueva situación, coexis
ten costum bres y valores culturales muy arraigados en nuestro entorno,
en los que los abuelos dan sentido a sus vidas y se sienten útiles cuidando de
sus nietos y apoyando a sus hijos en esta tarea cuando las circunstancias
familiares lo requieren. Los abuelos son, ante todo, un grupo inm ensa
mente heterogéneo cuyas actitudes y entendim iento de sus roles está de
term inado por variables diversas como la edad, el género, la clase social,
la cultura, la frecuencia de contacto, las creencias religiosas, la calidad
de la relación abuelos-padres y la proxim idad residencial en relación con
sus nietos.
Fares (2004) menciona que un grupo de antropólogos de la Univer
sidad de Londres estudió la información demográfica en la Gambia rural
entre los años 1950 y 1974, cuando la mortalidad infantil era altísima, y
vieron que los niños destetados con una abuela presente tenían la mitad de
posibilidades de m orir respecto de los que no contaban con una. Sin duda,
esta investigación es sólo un reflejo muy específico de la importancia de los
abuelos en la crianza de sus nietos.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 51
• Abuso de sustancias tóxicas (por relatos, sabemos que ésta es la
causa más com ún por la que los abuelos tienen que intervenir
y criar a los nietos)
• M uerte
• Abuso y negligencia de niños
• Embarazos en la adolescencia
• VIH/SIDA
• Desempleo
• Encarcelamiento
• Divorcio
• Enfermedades mentales
• Violencia fam iliar
• Pobreza.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 53
Impacto en los abuelos com o cuidadores de nietos
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 55
que vean la vejez como algo necesario y respetuoso dentro del proceso evolu
tivo de la vida y no como un problema o una enfermedad. Un aspecto
im portante y que no debe descuidarse es que los hijos aprenden en for
ma implícita cómo relacionarse con los adultos, pues se fijan en la forma
en que sus padres lo hacen con sus padres, por lo que es de vital im por
tancia reforzar la comunicación entre padres e hijos, además de la actua
lización en temas contem poráneos de educación a los abuelos.
En torno a la labor de cuidadores, actualm ente se hace énfasis en
lo poco valorada de ésta, inclusive se ha descrito el síndrom e de los cui
dadores y siempre con el matiz a las personas que cuidan ancianos. Una
vez analizado todo lo anterior, tam bién se puede plantear la necesidad de
establecer un síndrom e sim ilar en relación con los abuelos cuidadores
de nietos, enfatizando la prevención y no la curación. También es posible
que a la mujer joven que realiza un trabajo remunerado, que ha tenido
hasta el mom ento un nivel de reivindicación prácticam ente inexistente y
que reclama un nuevo planteamiento en toda la sociedad, no le sea fácil ser
“cuidadora” dado que no estuvo dispuesta a hacerlo con sus propios hijos.
Para que una persona se pueda dar una idea de la carga a la que puede
estar expuesta al cuidar a una persona anciana dependiente, puede consul
tarse la escala de la tabla 1.8, donde a menor puntuación, mayor dependencia.
Tabla 1.8 Escala de valoración física (Barthel simplificada)
Movilidad
Camina sin ayuda 3
Camina con ayuda 2
En silla de ruedas 1
Encamado 0
Continencia
Continente 2
Incontinente de noche 1
Siempre incontinente 0
Se viste
Sin ayuda 2
Con alguna ayuda 1
Incapaz de vestirse 0
Se alimenta
Sin ayuda 1
Necesita ayuda 0
6-8 normal; 3-5 disminuida; 0-2 desvalido
2.1 ANTECEDENTES
E
n la década de los 70, en la psicología am ericana y después en la
mexicana, se desarrolló una línea de investigación para capacitar
a personas que trabajan con pacientes o familiares con algún tipo
de discapacidad (principalm ente autismo y síndrom e de Down) y se les
llamó paraprofesionales. La línea se desarrolló con el rubro de “entrena
miento a paraprofesionales” y se dedicaba a buscar el modo de desarro
llar destrezas para habilitarlos como un recurso hum ano con el cual se
pudiera contar en los m om entos en que fuera necesario atender a cierto
tipo de pacientes que con el tiempo llegó a ser incorporado a los hospitales
psiquiátricos como parte del trabajo cotidiano.
El tipo de trabajo que se estaba realizando sentó las bases para que el
psiquiatra H erbert J. Freudenberg propusiera en 1974 que se reconociera
el síndrom e de burnout (o síndrom e de estar quemado) y al que defi
nió como “un conjunto de síntomas médico-biológicos y psicosociales
inespecíficos que se desarrollan en la actividad laboral, como resultado
de una dem anda excesiva de energía”, refiriéndose a los profesionales de
nominados de “ayuda” cuya actividad va dirigida a la atención de otras
personas. A p artir de ese mom ento se desarrollaron toda una serie de
estudios para investigar el tema en hospitales y casas hogar, así como en
la educación y la salud en general; hoy se habla de este síndrom e como
síndrome del cuidador.
El tema de la atención al cuidador ha tomado tal importancia que en el
Programa de Psicogerontología, Tanatología y Suicidio, que se realiza en
la Clínica Universitaria de Salud Integral (CUSI) de la FES Iztacala, se ha
venido organizando una estrategia de trabajo grupal en la cual se ha dado
apertura a que los integrantes del grupo de adultos mayores expresen
las inquietudes y necesidades que surjan cuando ejercen de cuidadores. Los
responsables de ese program a se han percatado que los integrantes del
grupo ya se empiezan a encontrar en momentos en que ejercen de cuida
dores, con todas las implicaciones que tiene el encontrarse en ese caso.
Algunos son cuidadores de su pareja (mayor de 60 años), otros de sus pa
dres, los menos lo son de los nietos, e incluso algunos lo son de sus hijos,
por problemas de adicciones.
Lo anterior llevó a la necesidad de realizar actualmente un estudio en
la FES Iztacala, para el Program a de Psicología del Envejecimiento, Tana-
tología y Suicidio de la clínica. Se trabajó con un grupo de 603 personas
ancianas y se investigó si cuentan o no con cuidadores.
En la figura 2.1 se reporta la frecuencia de hombres y mujeres ancia
nos con y sin cuidador, se encontraron a 249 mujeres y 163 hombres sin
cuidador, en tanto que 124 mujeres y 67 hombres manifestaron sí tenerlo. Se
puede notar que para hombres y mujeres hay mayor frecuencia de casos
sin cuidador y muy pocos con algún cuidador.
Hay que señalar que al mom ento de realizar la investigación y pre
guntar a las personas mayores si tenían cuidador la mayoría no aceptaba
tenerlo, no lo reconocía o decía no requerirlo. Esto pone sobre aviso res
pecto a cual será la carga a cubrir en algunos años, resalta el hecho de que
son más las personas mayores que no tienen o no reconocen tener a un
cuidador, pero tam poco se puede descartar este dato como un indicador
del distanciamiento que hay entre familia y anciano(a), pues el hecho de que
sean más mujeres las que no cuentan con cuidador rompe la idea de que en
la familia siempre se está al tanto de la madre, abuela, tía o demás.
En la figura 2.2 se muestra la frecuencia de asistencia a talleres de
apoyo para personas ancianas con o sin cuidadores, se encontró 387 casos
sin cuidador que no asisten a talleres de apoyo. Esto refuerza la idea de
que no se tiene cuidador y, además, no se participa en actividades com u
nitarias, lo que aísla de su entorno a la persona mayor. La participación
en talleres para la tercera edad tiene consecuencias secundarias que sue
len ser benéficas, tales como relacionarse con la gente, m antenerse acti
vos, tener nuevas experiencias y otras más.
3 87
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180
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APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA ¡- a
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR DJ
• Satisfacción vital
• Marcha
• Úlceras
• Valoración nutricional
• Calidad de vida relacionada con la salud
• Comunicación
• Apoyo inform al
• Historia clínica
• Funcionam iento cognitivo
• Síntomas neuropsiquiátricos
• Conducta.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA I /r t
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR | O 1
Las actividades “que afectan al cuerpo” suponen obstáculos a ven
cer relacionados con superar sentimientos de repugnancia, con estím u
los que afectan los sentidos o con el esfuerzo físico. Las actividades que
m ovilizan angustia, culpa o deseos de reparación se les ha denom inado
como de “impacto em ocional”.
Entre las “que afectan al cuerpo” los entrevistados mencionan:
• H igienizar ano y genitales
• Cam biar pañales con heces
• Sacar y lim piar dentaduras
• C ortar uñas de los pies
• Sentir olor a viejo.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 63
*
Estrategias de apoyo a cuidadores
mediante psicoterapia Gestalt
y habilidades sociales:
la experiencia en el grupo VIDA
E
n este capítulo se presentan dos aproximaciones para el apoyo
a cuidadores, que se han venido trabajando en la Clínica U ni
versitaria de la Salud Integral (CUSI) Iztacala. Son un grupo de
estrategias que se pueden desarrollar durante las sesiones de trabajo tera
péutico y de apoyo emocional, para personas que se dedican a atender o
cuidar a adultos mayores.
El prim er grupo se refiere a elementos generados desde la llamada psi
coterapia Gestalt, que por ser de tipo vivencial ayuda a completar procesos
psicológicos que se han bloqueado o interrumpido, también permite acla
rar y resolver asuntos pendientes, que son muy comunes en la relación entre
cuidadores y dependientes, generados por diferentes instancias. Coadyuva
a que la persona pueda trabajar sobre cargas y conflictos emocionales.
El segundo grupo es un conjunto de habilidades del que la investi
gación psicológica en terapia conductual ha mostrado su utilidad pa
ra enfrentar conflictos sociales y relaciones interpersonales complicadas
e inadecuadas.
Ambos grupos de estrategias son complementarios y se han podido
trabajar en diferentes momentos y casos de ancianos cuidadores.
Homeostasis
Toda actividad y todo com portam iento son gobernados por un proceso
que se denom ina homeostasis, llamado luego “adaptación”, m ediante el
cual el organismo mantiene su equilibrio y, por tanto, su salud, en medio
de condiciones variables. Es, por ende, a través de esto que el organismo satis
face sus necesidades y, dado que son muchas y cada una altera el equili
brio, transcurre sin cesar/indefinidamente. En todas sus formas, la vida
se caracteriza por este continuo juego de balance y caos en el organismo.
Cuando el proceso homeostático falla en alguna medida, cuando el orga
nismo permanece en un estado de desequilibrio durante demasiado
tiempo y es incapaz de satisfacer sus necesidades, es cuando se dice que
se está enfermo.
Por tanto, se le puede llam ar al proceso homeostático “el proceso de
la autorregulación”, pues es por éste que el organismo interactúa con su
ambiente, donde los cuidadores se han perdido rompiendo su propio equi
librio por haber rebasado los alcances que tenían en su relación con otros.
El organismo tiene tanto necesidades fisiológicas y de contacto como
psicológicas. Todas éstas se experim entan cada vez que el equilibrio psi
cológico se perturba, pero las fisiológicas son las que podrían llamarse
la contrapartida psicológica del proceso homeostático.
Para que el cuidador satisfaga sus necesidades, para crear o completar
la Gestalt, para pasar a otro asunto, tiene que ser capaz de sentir lo que
necesita y debe saber cómo manejarse a sí mismo y a su ambiente, ya
que las necesidades puram ente fisiológicas pueden ser satisfechas sólo
a través de la interacción del organism o y el ambiente.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA ¿ r - j
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR O /
Polaridades y "silla vacía"
Como creador de la psicoterapia Gestalt, Fritz Perls desarrolló a lo largo
de su vida la silla vacía como la técnica por excelencia para el manejo de
las polaridades, tom ando como referencia la dicotomía básica perro
de arriba-perro de abajo, que busca que el paciente, a través de su expre
sión en cada uno de los polos, reconozca y asuma la existencia de éstos
y experimente su diferencia para así lograr establecer el diálogo hasta
lograr la integración, perm itiendo ver cómo la introyección, una vez
reconocida, puede confrontarse de dos formas: digiriéndola o expulsán
dola (Yontef, 2003).
Yontef menciona que en un estudio llamado “Efectos del diálogo de
dos sillas y enfoque en la resolución de conflictos”, de L. S. Greenberg y
H. M. Higgings, encontró que el “dialogo de las dos sillas producía apa
rentemente una experiencia más directa del conflicto (división de polos)
y estimulaba a la persona a cierta autoconfrontación que ayudaba a crear
una resolución del conflicto”.
Con esta técnica, Perls logró descubrir la figura introyectada, que es
el representante de uno de los dos perros. No necesariamente las intro-
yecciones necesitan ser expulsadas, algunas pueden ser digeridas de tal
forma que la persona puede utilizar la fuerza o energía que representan.
Cabe m encionar que esta técnica fue empleada en el grupo VIDA para
m edir la efectividad de la psicoterapia Gestalt con adultos mayores.
Los cuidadores viven una situación de permanente conflicto, inclu
so de un relativo riesgo personal. Zinker (2000) hace una distinción entre
los problemas: pueden ser saludables y creativos o confluentes e improductivos.
Para hacer una distinción entre las polaridades de las personas se pue
de señalar lo siguiente:
Persona saludable. Constituye un círculo completo que posee miles
de polaridades integradas o entrelazadas que se fusionan todas entre sí.
Conoce la mayoría de sus polaridades que contiene, incluso aquellos sen
timientos y pensamientos que la sociedad reprueba y es capaz de aceptarse
tal como es. Aun así puede haber puntos oscuros en la conciencia de la per
sona saludable. Tal vez no apruebe todas sus polaridades, pero el hecho
de que acepte soportar la conciencia de ellas es un aspecto im portante de
su energía interior.
Persona perturbada. Hay grandes vacíos, tiene una visión rígida y
estereotipada de sí misma y no logra aceptar muchas de sus partes, por
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA I s -q
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR | O J
Por otra parte, los sueños que de m anera continua no se recuerdan
indican que hay una negativa a enfrentar las cuestiones y a los problemas
de la propia existencia; y durante el periodo en que la persona recuerda
sus sueños se revela el proceso no resuelto (asuntos inconclusos).
La psicoterapia G estalt sostiene que cada personaje y cada obje
to que figuran en un sueño es una parte rechazada de la personalidad
del que sueña.
El sueño proporciona un medio directo y eficaz de esforzarse hacia la
realización de la latente afirmación de sí mismo, hacia un mayor equili
brio entre la facultad de sentir y actuar, y hacia la resolución del problema
existencial de inhibición física (Baumgardner, 2003).
Yo-Tú
D entro de las experiencias con el grupo VIDA se com partió la oración de
la Gestalt, la cual habla sobre la simpatía y trata de una relación auténtica
Yo-Tú entre dos personas en la que cada una tiene su propio lugar. Esta re
lación Yo-Tú es subjetiva y en ella dos personas muy distintas coexisten
sin llegar a confundirse entre sí.
Fritz Perls dice en la oración de la Gestalt:
“Yo soy yo y tú eres tú
Yo no estoy en este mundo para cumplir con tus expectativas
y tú no estás en este mundo para cumplir con las mías,
si nos encontramos sería maravilloso,
pero si no, aun así será lo mejor”.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 71
se dan cambios bruscos de actividad. O tra de las características propias
es la falta de concentración y distraim iento excesivo. Esto últim o da paso
a la generación de preguntas: ¿cómo?, ¿qué?, ¿en dónde?, ¿cómo se hace?, ¿se
podrá?, entre otras, que tienen que ver con el incum plim iento inadecua
do de instrucciones de las mismas en el orden señalado.
Es frecuente que mucho del com portam iento de los ancianos depen
dientes sea de naturaleza perturbadora, ya que term ina por crear conflictos
con sus seres cercanos. Quienes son cuidadores también se ven afectados y
llegan a com portarse de la mism a manera.
Esta nueva categoría conductual pretende entrar en el marco de las
habilidades sociales, debido a su im portancia y consecuencias dentro de
las poblaciones de adultos mayores. El entrenam iento en habilidades so
ciales tiene como finalidad que los participantes adquieran nuevas for
mas de com portam iento necesarias para:
1. Iniciar y m antener conversaciones
2. Hablar en público
3. Expresión de agrado, am or y afecto
4. Defensa de los propios derechos
5. Pedir favores
6. Rechazar peticiones
7. Hacer cumplidos
8. Aceptar cumplidos
9. Expresión de opiniones personales, incluido el desacuerdo
10. Expresión justificada de molestia, desagrado o enfado
11. Disculparse o adm itir ignorancia
12. Petición de cambios de la conducta de otros
13. Afrontam iento de las críticas.
Para evaluar el tipo de com portam iento que presenta determ inado
individuo, se debe tom ar en cuenta a personas moduladoras, ya que en
las diversas situaciones se pone en práctica cualquiera de los tres com
portam ientos (agresivo, asertivo y pasivo). Tales moduladores son:
1. Amigos del mismo sexo
2. Amigos del sexo opuesto
3. Relaciones íntim as (pareja)
4. Padres
5. Familiares
6. Personas con autoridad
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 75
• Problemas de memoria
• Dificultad para concentrarse
• Menor interés en personas y/o actividades que antes le interesaban
• Aumento o dism inución de apetito
• Actos rutinarios repetitivos como lim piar constantem ente los
mismos objetos o arreglar lo mismo de siempre
• Cambios de hum or y/o dar mayor im portancia a detalles
pequeños
• Dificultad para superar sentimientos de depresión o nervios
• Tratar a personas de la familia de modo menos considerada.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 77
Cómo fomentar la autonomía
Una de las dificultades más grandes para el cuidador es la de com prender
la im portancia de buscar fomentar la autonomía de la persona depen
diente. Es fácil caer en tram pas de com portam iento que los llevan a una
convivencia de m anipulación que no siempre queda clara; además, se
suelen buscar justificaciones y explicaciones sobre la relación que se esta
blece sin poder soltarse uno de otro. Por tal motivo, se recom ienda que
el cuidador busque:
• Centrarse en lo que puede hacer.
• Prestar atención a sus capacidades.
• Potenciar sus posibilidades y habilidades.
• M arcarse los pasos de una actividad que es capaz de hacer y los
que no. Ayudarle en los que no puede y fom entar que realice
los que puede.
• Preparar la situación de modo que sea fácil ser autónomo.
• M antener las capacidades con base en rutinas.
• Tener en cuenta las preferencias de la persona cuidada.
• Entender que la seguridad de la persona cuidada es im portante,
pero la autonom ía también.
• Pensar en las consecuencias que traerá una actividad entre él y
la persona cuidada.
• Cambios paulatinos.
• Favorecer que a quien se cuida haga actividades de vida diaria por
sí solo tales como bañarse, lavarse, peinarse o comer por su cuenta.
• Dar oportunidad de ejercitar capacidades.
« Reforzar y prem iar la autonomía.
• Ayudar verbalmente a em pezar una actividad, a hacerla, siempre
según la actividad y los niveles.
• Responder con frases que dem uestren confianza.
• Proponer la actividad como algo que se pone a prueba.
• Ser persistente.
Cómo comunicarse
El cuidador debe aprender que la com unicación es uno de los prim eros
recursos que se modifican con mayor frecuencia en el caso de las per
sonas mayores dependientes, por tal motivo se recomienda:
• Emplear el lenguaje no verbal: miradas, gestos, movimientos.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 79
• Procurar que la persona cuidada tenga el mayor núm ero de
posibles responsabilidades, dentro de sus opciones.
• Hacerle participar, dentro de sus posibilidades, en la vida diaria.
• Ser paciente y m antener la calma.
• No pensar que porque algo ocurra una vez tiene que ocurrir
siempre.
• Fomentar el orden y la rutina.
• Evitar cambios y sorpresas.
• Simplificar las tareas.
• Fomentar la autoestima.
• Cuidarse a uno mismo.
• Interesarse por el cuidado.
• Ser persistente.
L
os comportamientos problemáticos en la vejez pueden ser de
muchos tipos y surgir por diversas causas; aunque mantienen m u
chas características comunes, cada uno tiene sus singularidades.
4.1 AGITACIÓN
4.2 AGRESIVIDAD
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 85
Sugerencias para evitar agresividad
en la persona mayor
• Buscar su origen.
• M antenerse en contacto con el paciente, pero con una sana
distancia protectora.
• Permanecer en el campo visual de la persona.
• Intentar fomentar la independencia. Esto hace que aumente la
confianza y seguridad de la persona que se cuida. Una de las cosas
que fomenta la agresividad es la frustración de no ser autónomo.
• Introducir el menor núm ero de cambios posibles en la vida
diaria. Los cambios provocan malestar y confusión, y esto,
agresividad. Progresión es la palabra clave.
• Evitar prestar excesiva atención a la persona cuando está agre
siva o insultante, para evadir reforzar conductas inadecuadas.
• Elogiar y recompensar a su familiar cuando actúa positivamente.
• Intentar que la persona haga actividades incompatibles con el
com portam iento agresivo.
• Permanecer tranquilo y actuar con calma.
• Explicar en todo momento lo que tiene que hacer paso a paso.
• D istraer la atención.
• Elim inar objetos peligrosos.
• Asegurarse de que no se hará daño.
• Sugerir que, en vez de com portarse agresivam ente, diga lo
que le ocurre.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA I Q
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR | G
Formas de actuar cuando el familiar
se muestre agresivo
• M antener la calma.
• A la vez que se ponen en práctica algunos de los consejos que se
aportan en esta página, se debe m antener una actitud calmada,
tratando de no m ostrar miedo o alarma, empleando un tono de
voz relajado, explicando lo que se está haciendo paso a paso (ver
inform ación dedicada a comunicación).
• D istraer a la persona.
• Distraer la atención de la persona con alguna actividad o comen
tario. Hablar de manera tranquila, con frases sencillas, como si
no hubiera ocurrido nada. El objetivo es conseguir que se olvide
del enfado distrayéndola con otra actividad.
• Preguntar.
• Sugerir a la persona que en lugar de comportarse de manera agresi
va comente lo que le ocurre o le preocupa. Preguntar cuál es el
problema, ofrecer ayuda para solucionarlo o, por lo menos, escu
char. De todas formas, si la persona no quiere hablar, respetar
su opción. Si se identifica la causa que provoca estas reacciones,
éstas pueden ser evitadas en el futuro.
• Evitar riesgos.
• Elim inar objetos peligrosos de la vista que puedan causar daño a
alguna otra persona presente o a la propia persona.
• C ontrolar la situación.
• Asegurarle a la persona que no se le va a hacer ningún daño.
Si la violencia persiste, agarrar suavemente por los brazos a la
persona. No es necesario ningún otro contacto físico.
• Inform ar de lo que se va a hacer
• Explicar en todo momento lo que se va a hacer, paso a paso. Por
ejemplo, si se tiene que salir de casa, explicar adonde se va, por qué
se va, cuánto se va a tardar, etc.
• Pedir ayuda si esta situación de agresividad es muy frecuente.
4.3 DEAMBULACIÓN
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 89
• Llamar la atención.
• Molestias físicas tales como dolor, necesidad de ir al baño, sentir
calor o frío. Esto es especialmente im portante en personas con
demencia que tienen dificultades de comunicación.
• Problemas de vista u oído, pues dichas pérdidas provocan con
fusión, siendo la principal causa de accidentes tanto en la casa
como en el hogar.
• Revisar si se está tom ando algún tipo de medicamentos.
• Observar si se desplaza en un ambiente seguro.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA I
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR |
Acciones ante casos de deambulación
• Crear un am biente seguro y reducir riesgos.
• Adecuar un entorno físico agradable.
• M antener rutinas.
• Tener las cosas ordenadas en sitios habituales, porque se aumenta
las posibilidades de orientación.
• Utilizar señalas de orientación.
• Asegurarse de que la persona mayor sabe dónde está su cuidador.
• No prestar atención a la deambulación, si ésta no es peligrosa.
• D irigir la deambulación hacia zonas más seguras.
• M antener a la persona activa.
• Fomentar la relación y la comunicación.
• Hacer ejercicio físico.
• Orientar.
• Distraer.
4.5 INSOMNIO
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 93
cantidad de sueño p rofundo y au m entan la frecuencia de los
despertares no ctu rn o s.
• Falta de actividad: las personas que reducen sus actividades
y realizan poco ejercicio físico tienen más problemas de sueño.
Las “cabeceaditas” durante el día pueden im pedir tener un
sueño profundo y reparador durante la noche.
• Cambios en los hábitos de sueño (horarios, especialmente).
• Consum o de bebidas alcohólicas, café y tabaco.
• Alimentación insuficiente e inadecuada.
• Diversas situaciones como: jubilación, enfermedades de fam i
liares, cambios de domicilios, cambios en el funcionam iento
mental o físico pueden alterar el sueño.
• Factores em ocionales: preocupaciones, inquietudes, estados
de ánim o bajos.
• Preocupación, inquietud, estrés, bajo estado de ánimo.
• Cambios en el funcionam iento cognitivo o físico.
• Desorientación (no distingue entre el día y la noche).
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 95
Todo el m undo ha tenido alguna vez la sensación de estar al lím i
te de sus posibilidades, de “no poder más”; en tal caso, si surge una nue
va dem anda, las personas se derrum ban, reaccionando a esa dem anda
de una m anera diferente a como lo harían en otra ocasión. Las perso
nas que tienen deterioro cognitivo no pueden tolerar la mism a cantidad
de estrés que anteriorm ente, por lo que las “pequeñas cosas” se convier
ten en “grandes cosas”; de esta m anera, aum enta el núm ero de estímulos
que pueden resultar desconocidos, no reconocidos o m alinterpretados, a
la vez que disminuyen las habilidades para hacerles frente.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA Q r
ATENCIÓN OEL ADULTO MAYOR J /
4.7 INCONTINENCIA
Estrategias de afrontamiento
ante la incontinencia
• Valoración médica. Ésta debe ser siempre la primera opción a
tomar.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 99
paciencia, flexibilidad, amabilidad, creatividad y conocimiento de la
rutina personal de su familiar para identificar los momentos más opor
tunos para atenderlo. La persona dependiente tiene dificultades para su
cuidado por haber perdido una serie de habilidades que antes poseía, y
porque puede tener deterioro cognitivo. Al tener que ser ayudado para
realizar tareas “íntim as”, puede reaccionar con agresividad, negarse
a colaborar y sentirse triste.
La situación del aseo se puede convertir en una tarea que plantea
un verdadero reto para los cuidadores, ya que tiende a exigir un esfuer
zo excesivo que, en últim o lugar, supone un desgaste físico y psíquico
para el cuidador.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 103
(sobre todo en los prim eros momentos), incom odidad o que, a
veces, se muestre agresivo.
• En los casos en los que además la persona presente deterioro
cognitivo, realizar estas actividades será más complejo. Aquí la
paciencia, la flexibilidad, la creatividad y el conocimiento que
se tenga de la persona cuidada serán algunas de las destrezas
que deberán ser tenidas en cuenta por los cuidadores de cara a
realizar estas actividades de la mejor m anera posible.
• Tanto en las tareas relacionadas con el vestido como en las de la
alimentación hay que prestar especial atención a dos cuestiones:
favorecer la autonom ía de la persona en la m edida de lo posible
en la alimentación y en el vestido, y prevenir o controlar las
reacciones agresivas que puedan surgir.
Evitar confusión
C rear una rutina: comer siempre en el mismo sitio, a la misma
hora, con la misma gente siempre que sea posible.
Recordarle cómo comer.
Procurar que no haya ruidos, que la tem peratura sea agradable.
Si surgen problemas
Parar durante un tiempo.
O frecer intim id ad ante la posibilidad de que la persona
sienta vergüenza.
• Utilizar mobiliario y utensilios adecuados. U tilizar vasos y
platos de plástico, baberos o cualquier objeto que facilite la
tarea. No utilizar cubiertos de plástico, ya que son frágiles y, si
se rompen, pueden resultar peligrosos.
• Pueden no distinguir entre caliente y frío, lo que puede hacer
que se quemen con la comida.
Estrategias de afrontamiento
ante cambios de comportamiento sexual
• No reaccionar violentamente o enfrentarse con la persona. Res
ponder firmemente pero con calma. Distraer y proporcionar
otra actividad a la persona.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 107
• No dar mensajes con posible doble sentido, ni aunque sea “de
brom a”. Distraer durante las tareas de cuidado personal.
• Valorar la tem peratura de la habitación.
• Asegurarse de que las necesidades de evacuación están satisfechas.
• Valorar posibles problemas médicos.
• Satisfacer las necesidades básicas de afecto (calidez, caricias).
• Ofrecer intim idad.
• Capacidad para discutir estos temas con los profesionales ca
pacitados para entender el problema y ayudarles.
Aunque este problema pueda no ser tan “llamativo” como otros (deambu
lación, alucinaciones, agresividad) y, además, no plantee de manera directa
ninguna dificultad, riesgo o peligro para la persona que cuida o para las per
sonas que rodean a la persona que recibe los cuidados, la realidad es que
puede llegar a suponer, tanto a corto como a largo plazo, un verdadero pro
blema, ante la cronificación de sus manifestaciones más directas (pérdida
de apetito, aislamiento) y las consecuencias derivadas del padecimiento del
problema (por ejemplo, la apatía, el descuido pueden provocar en la per
sona que cuida sentimientos de enfado, irritabilidad, preocupación). En
quienes padecen demencia estos problemas pueden agravar significativa
mente los síntomas propios de su enfermedad, aum entando la incapacidad
de la persona mayor para desenvolverse en su vida diaria.
Causas de tristeza
• Disminución del núm ero de actividades.
• Existen muchas razones por las que las personas mayores
pueden sentirse tristes. En casi todos los casos, las enferm e
dades que provocan dependencia im piden que la persona
que las padece pueda llevar a cabo una serie de actividades que
le resultan placenteras, lo cual contribuye en gran medida al
aislamiento, a la soledad y, por tanto, al sentimiento de tristeza.
• Pérdidas asociadas al padecimiento de una enfermedad que pro
voca dependencia.
• Pérdida de contacto con amigos y conocidos.
• Pérdida de opciones (habilidades, capacidades) para llevar
a cabo determ inadas actividades.
4. ORIENTACIONES PARA IDENTIFICAR
108 Y ATENDER COMPORTAMIENTOS...
• Independencia en el autocuidado.
• Movilidad.
• Actividades fuera del domicilio.
• Autoestima.
Tanto la dism inución del núm ero de actividades que se pueden rea
lizar como la sensación de pérdida de control sobre el entorno pueden lle
var a la persona a sentirse inútil. Además, como norm alm ente dism inu
ye el número de contactos que tiene con otras personas (amigos, familia
res), puede llegar a sentirse sola y los aspectos positivos que esas relaciones
le aportaban (afecto, diversión, distracción) disminuyen con el tiempo.
Ciclo inactividad-tristeza
Las personas se sienten tristes si no reciben pequeñas satisfacciones dia
rias (desde las obtenidas a través de la realización de actividades, hasta las
que se dan a través de, por ejemplo, recibir atención de los demás), que
les hacen mantener un estado de ánimo alegre. Además, el hecho de estar
triste le lleva a sentirse peor y a no tener ganas de realizar nada. Esto, a
su vez, aumenta la tristeza, de tal modo que la situación va empeorando,
produciéndose una espiral de inactividad-tristeza de la que no es fácil salir.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA I i a q
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR i UJ
Estar enfermo y tener que depender de otras personas, cediéndoles a
ellas la iniciativa de organizar la propia vida, favorece que aparezcan sen
timientos de tristeza, los cuales, a su vez, pueden dar lugar a una “incapa
cidad excesiva” en la vida diaria; es decir, las dificultades para desenvol
verse, producidas por alguna enfermedad, pueden ser aún mayores como
consecuencia de sentirse triste y deprimido. Así, si una persona que nece
sita cuidados tiene además sentimientos de tristeza, probablemente tendrá
más necesidad de ayuda por parte de los demás.
Señales de tristeza
La persona anciana puede presentar cambios en su com portam iento
habitual que pueden ser señales de tristeza:
• Disfruta menos o deja de hacerlo con algunas actividades que
antes le gustaban (ver la televisión, comer ciertos platos, charlar
sobre un determ inado tema).
• Se cansa más rápidam ente de lo habitual.
• Tiene cam bios de h u m o r b ru sco s (p o r ejem plo, se irrita
con rapidez).
• Llora con más frecuencia y sin que haya un suceso claro que lo
provoque.
• Duerme peor (descansa mal, duerm e mucho o poco).
• Se m uestra nerviosa, preocupada o agitada.
• Se siente inútil, un estorbo, siente que nadie se preocupa por ella.
Las personas que tienen alucinaciones ven u oyen cosas que para los demás
no existen, pero que para ellos forman parte de una realidad. Pueden sentir,
oler o tocar cosas que realmente no existen, que están presentes únicamente
en su imaginación. También pueden mantener ideas erróneas acerca de la
realidad, que en ocasiones tom an la forma de sospechas o suspicacias sobre
el robo de algunas pertenencias (“mi hija me roba el dinero”), de persecu
ción (“me quieren hacer daño”) o ideas de culpa (“soy una mala persona”).
La ocurrencia de este tipo de situaciones provoca en los cuidadores
un gran malestar, ya que se desconciertan (al ver que algo que no existe
es dado por seguro por la persona cuidada), no saben cómo actuar y, por
tanto, sufren un gran im pacto emocional (tristeza, ganas de llorar, ira).
Este tipo de problema es com ún entre las personas mayores.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 13
Hay que tener en cuenta aspectos como:
• ¿Está descansando bien la persona?
• ¿Está nerviosa?
• ¿Tiene algún tipo de necesidad? (alimentación)
• No discu tir con la persona sobre la veracidad de lo que ha
visto u oído.
• Evitar cualquier fuente de am bigüedad o de confusión como:
► Fuentes de ruido o de estrés.
► Hablar bajo (susurrar) en presencia de la persona
► M irar a la persona de frente al hablarle
► Presentar siempre a la persona que realiza una visita
► Procurar saber dónde suele olvidar las cosas.
4.14 DEPRESIÓN
• Dolor o enfermedades
• Limitaciones y problemas sensoriales (falta de visión o audición)
• Medicación (efectos secundarios)
• Problemas psicopatológicos (ansiedad, depresión)
• Sentimientos de m alestar o frustración
• Ambiente inadecuado (infraestimulación o sobreestimulación)
• Factores sociales: tratar a las personas como si fuesen niños,
sordos, incapaces, etc.
• Incapacidad de expresar sentimientos y necesidades que no
pueden ser verbalizadas adecuadamente.
• Exceso de incapacidad.
El prim er paso para llevar a cabo tal estrategia consiste en valorar si real
mente se trata de un com portam iento problemático: ha de ser una situa
ción que suponga una dificultad, riesgo o peligro para la persona que
recibe la atención, para la que cuida, o para la relación entre ambos.
Algunas preguntas que pueden ayudar a valorarlo son:
• ¿Cuál es exactam ente la conducta que nos parece un problema?
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 123
• ¿Quién estaba presente? (A veces, determ inado com portam iento
ocurre sólo en presencia de algunas personas y no de otras).
• ¿Qué dijeron o hicieron los demás?
Planteamiento de objetivos
Si ya se sabe cuál es el problema, por qué ocurre (reacción de la perso
na ante un acontecimiento o una sensación interna) y qué circunstan
cias influyen en que ocurra ese hecho ante el que la persona reacciona
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 125
en el que el cuidador ha de ayudar para prevenir la aparición de
una reacción catastrofista.
• Llevar a cabo rutinas familiares. Procurar no modificar drástica
mente las rutinas de la vida diaria de la persona, como por ejem
plo la hora de acostarse, las comidas, el baño, etc. Apoyarse en
hábitos y habilidades ya conocidas y habituales.
• Recompensar siempre aquellos com portam ientos que deseemos
potenciar a través de, por ejemplo, una sonrisa, un beso, etc.
Hasta donde sea posible, ignorar los com portam ientos no
deseados o inapropiados. Esto significa no m ostrar ninguna
emoción, no m antener el contacto ocular y no hablar del com
portam iento no deseado. Ser flexibles y creativos, cuando se
observe que algo parece no funcionar o que confunde o estresa a
la persona, intentar vías alternativas para conseguir los mismos
objetivos (tener en cuenta, además, que lo que no funcionó ayer
puede funcionar hoy, y viceversa).
• Si un cuidador se fam iliariza con todo lo que rodea a la persona
mayor y “escucha” lo que la persona cuidada ha estado diciendo,
podrá ser capaz de predecir cuándo puede o currir un problema
e intervenir para prevenirlo. Es im portante tener en cuenta que,
a menudo, más de un factor está implicado en la conducta pro
blema de una persona.
• Las personas mayores son especialmente sensibles a los estados
de ánimo y maneras de actuar de los otros. En los cuidadores, la
conciencia de sus propios problemas, tensiones, miedos o irri
tabilidad es crucial. Necesitan enfrentarse con esto antes de
cuidar de una persona.
• Conocer a la persona mayor y las circunstancias que llevan a los
problemas y ver qué se puede cam biar para evitar el com porta
miento en el futuro.
• Prestar atención al cómo se dicen las cosas: explicaciones claras
y sencillas, tono de voz suave, expresión corporal y otras.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR
A la hora de organizar el entorno, se debe prestar atención a aquellas
cuestiones que faciliten o que m axim icen las capacidades sensoriales de
las personas mayores: evitar luces que deslumbren, dem asiada o poca luz,
utilizar colores que realcen el contraste de elementos que se consideren
im portantes (por ejemplo, los pomos de las puertas, el inodoro), m irar
a la persona directam ente cuando se hable con ella, evitar los ruidos de
fondo o que conversen varias personas a la vez.
Hay que evitar cambios bruscos en el ambiente. El orden y la rutina
en las actividades y sucesos de la vida diaria contribuyen a que las perso
nas mayores se sientan más seguras y se desenvuelvan con más indepen
dencia en su entorno habitual. Por ejemplo, si las rutinas habituales como
levantarse de la cama, comidas, etc., se realizan habitualmente a la misma
hora, se ayudará a la persona a anticiparlas y a que participe en ellas en
la medida de sus posibilidades. Cuando se deba cambiar la rutina (cambios
de medicación, de domicilio), se debe inform ar a la persona, tratando de
hacerle sentirse segura sin grandes explicaciones. Estas recomendaciones
son especialmente útiles cuando presenta deterioro cognitivo.
En este sentido, y respecto a las relaciones sociales o a las activida
des en las que pueden verse implicadas más personas (ir de compras,
ir al médico), conviene tener en cuenta que grandes grupos de gente
o personas que estén realizando actividades no habituales para la per
sona mayor (por ejemplo, cantar, bailar) pueden favorecer que la perso
na dependiente se sienta incómoda, confusa, se desorienten e inquiete.
Una persona puede desenvolverse con efectividad en grupos reducidos
(dos, tres personas). Esto es im portante para que el cuidador lo tenga en
cuenta, por ejemplo, al organizar reuniones familiares, salidas al médico
o salidas de com pras (tratar de hacerlo en un horario en el que previsible
mente se encuentre menos gente).
Adaptaciones ambientales
Se pueden realizar diferentes adaptaciones o modificaciones en la
vivienda con el objetivo de aum entar la seguridad de la mism a (evitar
caídas, por ejemplo) y la calidad de vida de las personas mayores que
viven en ella. Para estos efectos, sería conveniente:
En toda la casa
• Instalar cerraduras de seguridad en puertas y ventanas.
• M antener la casa ordenada y despejada de obstáculos.
Instalación eléctrica
• Que los cables no estén en lugares de paso.
• Asegurar los enchufes.
• Colocar interruptores en lugares estratégicos incluso al princi
pio y al final de unas escaleras, en la cabecera de la cama,
al principio y al final de un pasillo.
• Revisar la instalación eléctrica y sustituir los elementos (enchufes,
clavijas) que no se encuentren en buenas condiciones.
Iluminación
• Disponer de un interruptor en las partes alta y baja de las esca
leras, y de uno de fácil pulsar en la entrada de cada habitación.
Evitar destellos, brillos y reflejos.
• Señalizar con colores llamativos los interruptores.
• Aprovechar en la medida de lo posible la luz natural.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 131
• Las sillas o sillones con apoyabrazos y respaldo alto son muy
adecuados. Los asientos no deben ser ni muy elevados ni
muy bajos, ya que de esa m anera dificultarían las acciones de
sentarse o levantarse.
• En la m edida de lo posible, los bordes de los muebles deben
ser redondeados.
• C ontar con espejos inclinados para aquellas personas ancianas
que utilicen sillas de ruedas.
Cocina
o U tilizar sillas o banquetas estables.
• Suelo antideslizante.
• Usar vasos y platos de plástico, baberos o cualquier objeto que fa
cilite la tarea. Los cubiertos con mayor superficie de agarre son
más fáciles de manejar. No usar cubiertos de plástico, ya que
son frágiles y, si se rompen, pueden resultar peligrosos. Pro
curar que, en la medida de lo posible, los utensilios de cocina
(vasos, tazas, platos) sean de materiales difícilmente rompibles.
• G uardar sustancias o líquidos peligrosos (tóxicos) bajo llave.
• C olocar los utensilios de uso más frecuente en los lugares
más accesibles.
• M antener los cuchillos o elementos cortantes en lugar seguro.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 33
• C errar las llaves del gas o del agua. En algunos casos, sustituir
el gas por electricidad, sobre todo en cocinas.
• Retirar frutas y verduras artificiales o los im anes de la nevera
en forma de alimento que puedan tener apariencia comestible.
• Colocar los estantes a la altura adecuada: ni tan alta ni tan baja.
• Es preferible el uso de grifos con palanca.
• U tilizar sillas y banquetas con suficiente estabilidad.
• M antener el suelo seco.
• Tapar los enchufes o protegerlos para evitar accidentes.
• M antener los instrum entos de cocina con los mangos o agarra
deras hacia los costados de la estufa y no al frente y salidos.
Salón
• O ptar por las sillas o sillones con apoyabrazos y respaldo alto.
• Preferir el sillón al sofá.
• Los asientos deben estar colocados a la altura adecuada, de
manera que no dificulten que la persona se levante o se siente.
• E lim inar los muebles con picos que sobresalgan o con cris
tales, o bien protegerlos de algún m odo para evitar que la per
sona pueda herirse.
• Asegurarse de que las sillas tengan suficiente estabilidad y
altura adecuada.
Suelos
• Usar antideslizantes.
• Evitar el uso de ceras.
• U tilizar lozas que no reflejen la luz
• Parejos y planos.
Armarios
• Emplear puertas corredizas y cerradas.
• Contar con alfombras.
« Bien fijos.
• Evitar las alfombras en las zonas de paso del adulto mayor.
Vestido
• U tilizar velero, gomas elásticas o corchetes en lugar de botones
o cremalleras, que son más complicadas.
• Vestir ropa sencilla, cómoda, estética, funcional y agradable.
• Portar calzado cómodo, de suela antideslizante, con velero
en vez de cordones.
Medicación
• Señalar o destacar el nombre de la medicina.
• Controlar las fechas de caducidad.
• A puntar cómo deben ser tomadas (dosis) y con qué periodicidad.
• Poner etiqueta a los medicamentos y guardarlos bajo llave.
Locomoción
• Contar con sillas de ruedas, andaderas, bastones, prótesis y
algunos dispositivos ortopédicos que ayuden tanto a devolver
o conservar una función m erm ada o perdida, como a evitar la
pérdida del esquema corporal.
• Evitar descalzarse.
Estética
• U tilizar técnicas ortoprotésicas: corsé de colum na vertebral,
collarines, etc.
• Consultar con profesionales sobre su existencia, utilidad y
precauciones.
• Calzado ligero y cómodo.
• Suela antideslizante.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 135
U tilizar veleros en lugar de cordones.
Evitar andar descalzo.
Evitar caídas
• Retirar posibles obstáculos en toda la casa que puedan dificultar
que la persona ande segura especialmente en las noches.
• M antener el suelo seco y en buen estado.
• Conservar una ilum inación adecuada.
• U tilizar luces nocturnas.
• Cuidar el calzado utilizado (por ejemplo, evitar el uso de za
patos sueltos).
• Si existen escaleras en la casa, fijar bandas antideslizantes en
el borde de los escalones o instalar barandillas si no se cuenta
con ellas.
Intrínsecas
• Dificultades visuales
• Dificultades con el equilibrio
• Confusión
• Osteoporosis
• Disminución del tiempo de reacción
• Medicación.
Extrínsecas
• Problemas causados por el entorno
• Ilum inación deslum brante o escasa
• Superficies deslizantes
• Escaleras sin pasam anos
• Objetos que interrum pen el paso o en mal estado.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA 1 1 7
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 1 ‘
-
6
Evaluación de cuidadores
1 A(\ 6. EVALUACIÓN
1 T rU de c uida do res
mirada y la escucha atenta, esto es, el interés verdadero será el mejor aporte
que pueda brindarse.
Su técnica
Para obtener una buena red sem ántica es necesario solicitarle a los
sujetos, con toda claridad, que realicen dos tareas fundamentales:
a) Definir con la mayor precisión posible el estímulo, que puede
ser la fotografía de un anciano o un cuidador, o bien alguna
palabra que se refiera a ellos, utilizando un m ínim o de cinco
i I 6. EVALUACIÓN
i TE Z DE CUIDADORES
palabras sueltas que pueden ser: verbos, adverbios, sustantivos,
adjetivos, nombres, pronombres, etc., pero sin incluir artícu
los, preposiciones ni ningún otro tipo de partículas gramaticales.
b) Tras lo anterior, jerarquizar todas las palabras que dieron como
definitorias en función de la relación, im portancia o cercanía
que consideren que tiene cada una de ellas a p artir del estímulo
definido. De esta m anera, le asignarán el núm ero 1 a la palabra
más cercana a la palabra estímulo, el 2 a la que sigue en im por
tancia y así sucesivamente hasta hacerlo con todas las palabras
que se dieron como definidoras.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN IA I i A O
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 1 /10
supuesto teórico de que a mayor cantidad de palabras para definir
un concepto, mayor será la riqueza semántica del mismo.
• Debido al cansancio y tedio que pueden provocar las tareas se
recom ienda que no excedan de cinco o seis las palabras estí
mulo, que pueden ser aplicadas en la mism a sesión.
Procedimiento de aplicación
1. A cada participante (o juez) se le entrega una hoja impresa con
las diferentes palabras, expresiones o imágenes estímulo que se
vayan a aplicar. Cada uno de los estímulos que se vaya a definir
deberá ir acom pañado de dos columnas con líneas donde los
sujetos anotarán sus palabras definidoras y la jerarquía.
Palabra estímulo
Palabras definidoras Jerarquía
6 EVALUACIÓN
DE CUIDADORES
Jerarquía 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Valores semánticos 10 9 8 7 6 5 4 3 2 1
Definidoras Total
Total
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA I \ AC
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR | * **
SAM como las últimas palabras que lo componen, se
recomienda incluirlas todas como parte de la descrip
ción del significado psicológico del estímulo investigado.
6. EVALUACIÓN
DE CUIDADORES
Estos tipos de análisis están en función de si se trabajó con un sujeto,
un grupo o dos o más muestras. Para el caso de los cuidadores que par
ticipen en cursos se puede proponer el siguiente modelo de instrum ento
para valorar el significado que tienen de vejez y cuidador:
VEJEZ
Definidoras Jerarquía
CUIDADO R
Definidoras Jerarquía
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 147
DEPENDIENTE
Definidoras Jerarquía
CUIDAR
Definidoras jerarquía
I I o 6.EVALUACION
1 4 5 DE CUIDADORES
Interpretación de los resultados
La interpretación de los resultados se deberá realizar tom ando en
cuenta los elementos siguientes:
a) Com paración pretest-postest para cada estímulo.
b) Com paración de los datos para anciano y para cuidador.
c) Com paración para las palabras con las imágenes.
d) Comentarios de los asistentes.
e) Com paración de las puntuaciones máximas y mínimas.
Fecha:_______________________________________________
Lugar:_____________________________________________________
DATOS INICIALES
Edad del niño:_______________________Nivel o actividad que cursa:_____________
Adulto responsable (parentesco):________________________________________
Edad:____________________
Rol o función con el niño:______________________________________________________
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 149
Edad abuela:_____________ Ocupación actual:________________________
Forma de ingreso:____________________________________________________
Lugar de nacimiento:___________________________________ ______________
Tiempo viviendo en el mismo lugar:________________________________
Nivel de estudios:____________________________________________________
Vivienda. Propia:_____________ Alquilada:__________________________
Cuántas personas viven :___________________________________
6. EVALUACIÓN
150 DE CUIDADORES
¿Qué efectos o consecuencias positivas han encontrado al cuidar a su(s) nieto(s)?
Abuelos Nietos
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 1 3 1
¿Qué recompensa o reconocimiento le gustaría recibir por su esfuerzo y dedi
cación al cuidar a su(s) nieto(s)?
1 r O 6. EVALUACIÓN
DE CUIDADORES
Anexos
Historia clínica
gerontogeriátrica
1. Identificación
Nombre:
Fecha:
Edad:
Fecha de nacimiento: Año ( ) Mes ( ) Día ( )
Sexo: H ( ) M( )
Historia clínica::
Origen:
Procedencia: Rural ( ) Urbana ( )
Dirección:
Servicio de consulta:___________________________________________________________
Estado civil: Soltero ( ) Casado ( ) Viudo ( ) Separado ( )
Persona responsable:__________________________________________________________
Parentesco: Sí ( ) No ( )
Consanguinidad grado 1 ( ) Afinidad grado 1 ( )
Consanguinidad grado 2 ( ) Afinidad grado 2 ( )
Consanguinidad grado 3 ( ) Afinidad grado 3 ( )
T ip o _________________________________________________________
154 Anexos
Enfermedad actual:
Tiempo de evolución:
2. Cardiovasculares
Hipertensión arterial ( Infarto agudo del miocardio ( )
Insuficiencia cardiaca Angor pectoris ( )
Arritmias ( ) Otros ( )
3. Sistema pulmonar
EPOC* ( ) Tuberculosis ( ) Asma ( )
Neumonías ( ) Neumoconiosis ( ) Otros ( )
4. Sistema osteoarticular
Osteoartritis ( ) Artritis reumatoide (
Osteoporosis ( ) Otra ( )
5. Sistema endocrino
Diabetes mellitus ( ) Hipotiroidismo ( Hipertiroidismo (
Dislipoproteinemia ( ) Hiperuricemia ( Otros ( )
6. Tracto digestivo
Hernia hiatal ( ) Sangrado tubo digestivo alto (
Estreñimiento ( ) Enfermedad ácido péptica ( )
Sangrado tubo digestivo bajo ( ) Trastorno de colon ( )
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 155
7. Sistema neurológico
EVC trombótico ( ) EVC hemorrágico ( ) EVC embólico ( )
EVC lacunar ( ) Enfermedad de Parkinson ( ) Hipertensión IC ( )
Neuropatías ( ) Demencia ( ) Sx. Vertiginoso ( )
8. Neoplasias
Ca. mama ( ) Ca. cervicouterino ( ) Ca. próstata ( )
Ca. pulmón ( ) Ca. tiroides ( ) Ca. basocelular ( )
Ca. espinocelular ( ) Melanoma ( ) Ca. gástrico ( )
Ca. colon ( ) Otros ( )
9. Otros
Vasculopatía arterial ( ) b. Vasculopatía venosa ( ) Síncope ( )
Anemias ( ) Sx. de inmovilización ( ) Otros ( )
Notas complementarias:
8. Hospitalizaciones: ( ) Sí ( ) No
10. V eces_______________Veces en el último a ñ o _______
11. Sitio: Hospital__________________________ Municipio
156 Anexos
V. A n te c e d e n te s g e n ito u rin ario s
1. Mujeres
Gesta ( ) Para ( ) Aborto ( ) Vivos ( ) FUM (edad)
2. Hombres
Prostatismo: Ausente ( ) Presente ( ) Especifique:
5. Otros
Enfermedades de transmisión sexual Ausente ( Presente ( )
Especifique:
Relaciones sexuales: Sí No
2. Autoprescripción Sí ( ) No ( )
Previa:______________
A ctual:_____________
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA -j r n
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR i -- ‘
3. Dificultades para cumplir el tratamiento farmacológico
Sí No
Dificultades ¿Por qué?
Factores económicos
Factores salud física
Factores cognoscitivos
Factores familiares
Factores culturales
Factores psicológicos
Presencia de RAM >A cuáles?
2. Estado nutricional
Obesidad ( ) ( )
Normal ( ) ( )
Delgadez ( ) ( )
Malnutrición ( ) ( )
3. Dieta
Especial ( ) ( )
Vegetariana ( ) ( )
Carnívora ( ) ( )
Completa ( ) ( )
158 Anexos
11. Enfermedades renales ( ) ( ) ( ) ( )
12. Obesidad ( ) ( ) ( ) ( )
13. O tros_______________________________________________________________________
2. Escolaridad
Sin estudios ( )
Primaria incompleta ( )
Primaria completa ( )
Secundaria incompleta ( )
Secundaria completa ( )
Universidad y otra ( )
3. Situación económica Sí No
Pensionado ( ) ( )
Trabaja actualmente ( ) ( )
Dependencia económica de la familia ( ) ( )
Otro tipo de ingresos ( ) ( )
Especifique:_________________________________________________
4. Hábitos Sí No
Tabaquismo anterior ( ) (
Actual ( ) (
Tiempo de consumo (años)
Ingesta de alcohol anterior ( ) ( )
Actual ( ) ( )
Frecuencia: Diaria ( ) Semanal ( ) Mensual ( )
Cantidad: Tragos__________ ¿De qué?______________
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR 159
Manualidades
Leer
Dormir
Deporte
Juegos de mesa
Navegar en Internet
Asistir a espectáculos
Nada en especial
Otros
Especifique:__________
160 Anexos
XI. Historia psíquica
Sí No
( ) ( ) Episodios de depresión en la edad adulta que requirieron
tratamiento
( ) ( ) Enfermedades psiquiátricas
( ) ( ) Requirió hospitalización
( ) ( ) Intentos de suicidio
( ) ( ) Padecimientos neuropsicológicos
( ) ( ) Ansiedad y estrés
( ) ( ) Fobias
( ) ( ) O tros_________________________________________
Familiograma
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA 1 ¿Z 1
ATENCIÓN DEL ADULTO MAYOR L O I
Observaciones complementarias
162 Anexos
II. HISTORIA CLÍNICA
El caso de ID o el conflicto de los cuidadores
1. Datos de identificación
Paciente de sexo fem enino de 62 años de edad residente de una
colonia popular del norte de la Ciudad de México, de fam ilia cató
lica y de condición hum ilde.
2. Motivo de atención
Sobrino lejano solicita que sea atendida su tía pues observa que nadie
de la familia la cuida, simplemente inform a que tiene años sin poder
moverse, no habla ni responde a los llamados de los demás.
3. Padecimiento actual
Se carece de inform ación bien definida, nadie de la familia propor
ciona datos de utilidad y solamente mencionan que hace muchos
años la señora dijo que se sentía muy cansada, la llevaron al doctor
y les dijo que era necesario darle vitam inas y alim entarla bien; la
m andó a hacer varios estudios, pero nunca los realizaron y sim
plemente de un día para otro la señora ya no se levantó ni habló.
Al llegar a consulta en el hogar se le encuentra en cama, en malas
condiciones de aliño y limpieza, con infección bucal sublingual de
aspecto sim ilar al algodón y con lesiones por llagas en los codos,
talones, caderas y glúteos. Una vecina la bañaba y le ayudaba a
sentarse, también la hacía ligeros movimientos en extremidades.
4. Motivo de estudio
Se solicita intervención médica y psicológica para atención de
lesiones y orientación fam iliar por problemas de abandono y alco
holismo del hijo m enor y del padre.
5. Historia familiar
Padres. Se desconocen antecedentes de familia de origen.
Hermanos. La paciente tiene algunos herm anos (no se dice
cuántos) de los cuales no se tienen noticias. El sobrino que solicitó
la atención no quiso proporcionar más detalles, sólo mencionaba:
“Basta que ustedes vean el caso para com prender en qué situación se
encuentra, nosotros mismos no queremos meternos más con ellos”.
Esposo. El esposo, de 64 años, acostum braba consum ir
bebidas em briagantes, pero en un principio había buena relación
con la esposa. A p artir del m om ento en que se puso mal, el señor
llegó al consum o cotidiano de alcohol, se volvió violento y llegó
Anexos
• Tórax. Con movilidad disminuida, pero sin contracturas notables.
• Abdomen. Ligeramente abultado, no se detectan indicadores de
dolor u otras respuestas.
• M iembros superiores. Disminución de la movilidad y exten
sión, pero aún conserva algo de fuerza, con llagas superficiales
en las caras interiores de los codos.
• Miembros inferiores. Presenta ligera disminución de la movi
lidad muscular generalizada, pero se sostiene si se le ayuda; pre
senta llagas en cadera, glúteos y talones con exposición de hueso
y supuración.
• Exploración ano-rectal. Se aprecian ulceraciones alrededor del
ano, en malas condiciones de higiene con olor desagradable.
• Exploración ginecológica. Presenta infección vaginal con se
creción blancuzca.
• Exploración neurológica. M archa y estación de pies imposibles
por sí misma, 110 responde voluntariam ente a la presión; hay
reflejos oculares, pero ninguna reacción identificable a estí
mulos externos.
8. Examen mental
No hay respuesta verbal, reflejos dism inuidos, sin embargo, se
observa que al verla de frente, sostenerle la cara, verle a los ojos
y hablarle por su nombre hay respuesta de tem or y ansiedad. No hay
sonrisas ni otras expresiones de afecto.
9. Tratamiento iniciado
Se realizó un arreglo general de habitación, cambio de dieta coti
diana a blanda y abundante en líquidos. Se inició limpieza de llagas
con soluciones fisiológicas y pom adas homeopáticas junto con
m edicam ento en gotas. Se logró hacer que se sostenga por sí misma,
se le sacó regularm ente al patio de su casa en la tarde y en la noche.
Se recuperó de la pérdida de peso y em pezaron a presentarse leves
respuestas voluntarias a voces y sonidos con expresiones básicas de
afecto. Murió por abandono y ham bre cuando su hijo y m arido la
cam biaron de casa y solicitaron que se les dejara en paz.
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO EN LA
ATENCIÓN DLL ADULTO MAYOR 165
■*
Referencias
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de México. 35(4): 368-375.
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en la evidencia: enfermedad cerebrovascular". Texto recuperado el 15 de abril del 2009 de
http://vvwvv.medynet.com/usuarios/jraguilar/acv.pdf
Castro, V., Gómez, D. H., Negrete, S .)., Tapia, C. R. (1996). "Las enfermedades crónicas en las
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protección de los ancianos y la promoción del crecimiento". Revista de Salud Pública de
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Pública". Salud Pública de México. 38(6), noviembre-diciembre.
Yontef, C . (2003). Proceso y diálogo en Psicoterapia Gestáltica. Ed. Cuatro Vientos, Chile.
168
APOYO PSICOGERONTOLÓGICO
EN LA ATENCIÓN DEL
Ped id o s:
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C o o rd in a c ió n E d ito ria l: 5623-1203
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