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Olga Álvarez Huerta: El acusativo latino: sintaxis, semántica y pragmática
Lon contenidos incluidos en el presente artículo están sujeto a derechos de propiedad intelectual. Cualquier copia o
reproducción en soportes papel, electrónico o cualquier otro serán perseguidos por las leyes vigentes
TEMA V
ISBN: 978-84-9822-819-9
1. Introducción.
(3a) suum fatum querebantur (“Se quejaban de su suerte”, Caes. Gall. 1,39,4)
(3b) non inuidebit huic gloriae meae (“No envidiará esta gloria mía”, Cic. Phil. 6,9)
El latín tipifica como transitivo un verbo como ‘quejarse’ y como intransitivo ‘envidiar’,
mientras que en español ocurre a la inversa. Nótese que el Objeto no es paciente en
ninguno de los casos, y que además el Sujeto no es Agente en (3b).
Pero que la transitividad es una propiedad escalar se comprueba no sólo a partir de
la comparación entre distintas lenguas, sino también dentro de una misma lengua. En latín,
por ejemplo, algunos verbos experimentan un cambio en su construcción, ya sea alterando
el número de sus argumentos (§ 1.2.2), ya sea modificando la expresión morfológica de los
mismos (§ 1.2.1).
Dos son los fenómenos que nos permiten hablar del latín como lengua con una
marcada tendencia a la transitividad.
El primero de ellos es estrictamente morfosintáctico: algunos verbos cuyo segundo
argumento es originariamente otro caso adverbial (genitivo, dativo, ablativo) pasan a
construirse con acusativo, el caso del segundo argumento en la mayoría de verbos.
El segundo es de tipo semántico: un verbo intransitivo amplia o modifica su
significado y pasa a construirse con la marca característica de la transitividad: un acusativo
Objeto.
(4a) sed ueteris prouerbii admonitu uiuorum memini (“pero, por consejo del viejo proverbio, me
acuerdo de los vivos”, Cic. fin. 5,3)
(4b) ecquid meministi tuom parentum nomina, patris atque matris? (“¿te acuerdas algo de los
nombres de tus padres, padre y madre?”, Plaut. Poen. 1062)
La aparición del acusativo en contextos como (4b) podría ser la expresión de un mayor
grado de transitividad de la construcción respecto a la correspondiente con genitivo. En
efecto, en (4b) el sustantivo es referencial y concreto, por lo que es posible un alto grado de
afectación del mismo (Hopper-Thompson 1980: 256-257). En los mismos términos se
expresan Ernout-Thomas (1953: 52) cuando sostienen que el acusativo designa aquello que
se recuerda plenamente.
(5a) Curato aegrotos domi (“Cuida a los enfermos en casa”, Plaut. Capt. 190)
(5b) Lampadio, obsecro, cura (“Cuida de Lampadio, te lo ruego”, Plaut. Cist. 594)
Los ejemplos citados muestran que acusativo (5a) y dativo (5b) concurren en las
mismas condiciones. No es posible constatar diferencia semántica apreciable entre uno y
otro caso: el Objeto, humano, experimenta previsiblemente el mismo grado de afectación.
Podría pensarse que, mientras existió la alternancia de (5), la elección de uno u otro caso
expresara distintos grados de afectación del Objeto en la acción verbal (mayor con el
acusativo, menor o más abstracta con el dativo); pero la desaparición del dativo a partir de
Plauto sugiere que dicha alternancia no se siente ya semánticamente motivada. Algo similar
ocurre con verbos como uitare, auscultare, mederi, studere (Serbat 1996: 228-234), o con el
impersonal decet (Kühner-Stegmann 1914: 259), con los que el régimen en dativo se
encuentra en recesión ya en época de Plauto.
Excepcionalmente ocurre lo contrario. En el caso de parcere (“ahorrar”) también en
época plautina aparecen indistintamente el acusativo (6a) o el dativo (6b), para después
generalizarse el dativo:
(6a) ne parce uocem, ut audiat (“no bajes la voz, para que lo oiga”, Plaut. Mil. 1220)
(6b) tace. parce uoci (“calla. Baja la voz”, Plaut. Persa 682)
(7a) si placebit utitor consilium, si non placebit reperitote rectius (“si te parece bien, haz uso de
mi consejo; si no, encuentra otro mejor”, Plaut. Epid. 263)
(7b) qui utuntur uino uetere sapientis puto (“a quienes hacen uso del vino añejo los considero
sabios”, Plaut. Cas. 5)
(7c) magno dolore Haedui ferunt se deiectos principatu, queruntur fortunae commutationem et
Caesaris in se indulgentiam requirunt (“los eduos soportan con gran dolor haber sido despojados del
mando, se quejan del revés de la fortuna y reclaman la indulgencia de César para con ellos”, Caes.
Gall. 7,63,8)
(7d) indictis inter se principes Galliae conciliis siluestribus ac remotis locis queruntur de Acconis
morte (“tras haber acordado entre sí conciliábulos a celebrar en lugares retirados y agrestes, los
príncipes de la Galia se quejan de la muerte de Acón”, Caes. Gall. 7,1,5)
(8) Insanum magnum molior negotium, metuoque ut hodie possiem emolirier (“Estoy
maquinando un negocio colosalmente grande y temo no poder llevarlo a término hoy”, Plaut. Bacch.
761)
prefijados que nunca llegan a ser transitivos, como es el caso de los compuestos de esse o
de los de dormire.
En la lingüística moderna se distinguen dos tipos de verbos intransitivos: inergativos e
inacusativos (Mendikoetxea 1999: 1581). Los inacusativos se caracterizan porque su
Sujeto es también un Objeto nocional, según revela su comportamiento sintáctico. Así, en
italiano, un Sujeto elidido de un verbo inacusativo como ‘llegar’ (9a) deja la misma partícula
ne que un Objeto de verbo transitivo como ‘invitar’(9b), lo que no ocurre en el caso de los
Sujetos de inergativos como ‘telefonear’(9c):
El acusativo es el caso del complemento verbal (no marcado) frente a casos más
semánticos como el dativo y el ablativo que, como afirma Moralejo (1986: 313) “acotan
parcelas restringidas de la determinación del verbo”. Cumple generalmente la función de
Objeto, aunque también ha alcanzado en latín como en otras lenguas indoeuropeas una
considerable extensión como Sujeto, especialmente en la construcción de AcI.
(11a) Debes existimare te maximis de rebus a fratre esse celatum (“Debes considerar que tu
hermano te ha ocultado cosas muy importantes”, Cic. fam. 5,2,9)
(11b) Quor haec, tu ubi resciuisti ilico, celata me sunt? (“¿Por qué estas cosas, cuando tú las
sabías inmediatamente, me fueron ocultadas?”, Plaut. Pseud. 490)
(ii) El doble acusativo concurre con otras construcciones, en las que el complemento de
persona se mantiene en acusativo y es el complemento de cosa el que varía su forma de
expresión. Así, mientras que (12a) es un paralelo perfecto de (10a), en (11a) o (12b) es el
acusativo de persona el que permanece como Objeto, y no el de cosa como en (10b). La
persistencia de la marca de acusativo en el complemento nominal animado lo señala
inequívocamente como Objeto primario:
(12a) Te tua fata docebo (“Te enseñaré tu destino”, Verg. Aen. 6,759)
(12b) Soleo dare operam ut de sua quisque re me ipse doceat (“Suelo procurar que cada uno me
informe personalmente de su situación”, Cic. de orat. 2,102)
La conclusión es que el latín admite la presencia de dos Objetos verbales con una
relación diferente respecto al verbo: el animado es el Objeto prototípico, un Objeto externo
afectado por la acción. El inanimado, como indica Serbat (1996: 198), es un Objeto interno,
esto es, un Objeto que forma parte semánticamente de la acción verbal, pero que la
determina o concreta. El que alterne con el giro preposicional de + ablativo permite
asignarle a dicho constituyente la función semántica Referencia (cf. II.3.2.1.2 y Dik 1997:
122).
A la construcción de doble acusativo puede adscribirse la construcción conocida como
del todo y la parte (13a) (Serbat 1996: 208 ss.), pues también en ella el Objeto de persona
es el que asciende a Sujeto en la pasiva (13b):
(13a) dic ut te…Venus erradicet caput atque aetatem tuam (“Di cómo te arrancará Venus la
cabeza y la vida entera”, Plaut. Rud. 1345)
(13b) perditus sum atque erradicatus sum (“Estoy perdido y estoy aniquilado”, Plaut. Bacch.
1092)
Ahora bien, en algunas ocasiones, en concreto con verbos agentivos y cuando el acusativo
tiene determinación, como en (15b), éste parece más externo, más semejante a los Objetos
llamados Directos, pudiendo decirse, en términos de Givón (1984: 105), que se ha
objetivado el producto de la acción como si se tratara de un Objeto prototípico. La
confirmación del carácter de Objeto de algunos de esos acusativos podría ser su aparición
como Sujetos pasivos (15c):
(15a) Hau diu apud hunc seruitutem seruio (“No hace mucho que soy su esclavo”, Plaut.
Mil. 95)
(15b) Vestros patres…uiros clarissimos mihique amicissimos uiuere arbitror et eam quidem
uitam quae est sola uita nominanda (“Pienso que vuestros padres, hombres preclaros y muy amigos
míos, viven; y pienso que viven la única vida que puede ser llamada vida”, Cic. Cato 77)
(15c) Haec illic est pugnata pugna usque a mani ad uesperum (“Esta lucha ha sido librada
allí de la mañana a la noche”, Plaut. Amph. 253)
En este punto hay cierta confusión terminológica entre los distintos manuales de
sintaxis (Suárez 1991: 330). Algunos autores engloban ambos usos en el acusativo
adverbial (Ernout-Thomas 1953: 28-29), y otros lo hacen en el acusativo de relación
(Serbat 1996: 130).
Se denomina propiamente acusativo adverbial a un acusativo neutro fórico que
aparece con verbos que no se construyen normalmente con un acusativo nominal y cuyo
contenido referencial se halla en el contexto precedente (16a) o siguiente (16b). Se
identifica con el acusativo interno de figura etimológica (Serbat 1996: 131), con el que
alterna (16c). Tradicionalmente se denomina también acusativos adverbiales tanto a formas
neutras de adjetivos como a formas nominales fosilizadas en acusativo en función adverbial
(Ernout-Thomas 1953: 28; Touratier 1994: 253), según ilustra un texto como (16d):
(16a) Quom illo aduenio, solitudo ante ostium: iam id gaudeo (“Cuando llego allí, soledad
ante la puerta: ya estoy contento con eso”, Ter. Andr. 362)
(16b) id ipsum incredibiliter gaudeo a te eum diligi (“Me alegra increíblemente eso mismo:
que tú lo ames”, Cic. ad Brut. 4,6)
(16c) ut suum gaudium gauderemus (“Para que gozáramos con su gozo”, Cic. fam. 8,2,1)
(16d) neque multum frumento, sed maximam partem lacte atque pecore uiuunt (“y no viven
en gran medida del trigo, sino que la mayor parte vive de la leche y la ganadería”, Caes. Gall. 4,1,8)
El acusativo adverbial puede ser expansión no sólo de un verbo (17a), sino también,
secundariamente, de un nombre (17b). La misma extensión al uso adnominal se produce en
un acusativo Objeto externo prototípico (17c), lo que prueba la versatilidad relacional del
acusativo:
(17a) Caesar non exspectauit uestra decreta, praesertim cum illud esset aetatis (“César no
esperó vuestros decretos, sobre todo porque tenía aquella edad”, Cic. Phil. 8,5)
(17b) Ne navigarem hoc aetatis senex (“Para que no navegara un viejo de mi edad”, Plaut.
Bacch. 343)
(17c) Quid tibi hanc curatio est rem? (“¿A qué viene esa preocupación tuya por este
asunto?”, Plaut. Amph. 519)
(18a) primaque iuratis induis arma uiris (“y vistes las primeras armas a los conjurados
hombres”, Ov. am. 2,18,2)
(18b) te laeta mente receptum protinus articulis induat illa suis (“A ti, felizmente recobrado,
desde ahora te vestirá ella con sus brazos”, Ov. am. 2,15,4)
(18c) Non ego te indutum foras exire uidi pallam? (“¿No te he visto yo salir vistiendo ropa
femenina?, Plaut. Men. 511)
(18d) Tune hinc spoliis indute meorum eripiare mihi? (“¿Serás tú, vestido con los despojos
de los míos, arrancado de mí?, Verg. Aen. 12,947)
(19) dederatque comam diffundere uentis nuda genu nodoque sinus collecta fluentis (“y
dejaba a sus cabellos esparcirse al viento, con la rodilla desnuda y recogiendo los vaporosos
pliegues del vestido con un nudo”, Verg. Aen,1,320)
Aparece normalmente con verbos que expresan distancia, como distare y abesse
(20a), o que designan una extensión espacial, tanto dinámicos, como discedere y progredi,
como estáticos, como patere (20b); su uso se extiende a adjetivos que expresan medida
(20c). Guarda relación con el acusativo interno (Serbat 1996: 141), pues explicita uno de los
rasgos semánticos inherentes a dichos verbos y adjetivos: la mensurabilidad.
(20a) Is locus aberat a nouis Pompei castris circiter passus quingentos (“Ese lugar distaba
del nuevo campamento de Pompeyo alrededor de quinientos pasos”, Caes. civ. 3,67,1)
(20b) (Heluetiorum fines…) in longitudinem milia pasuum CCXL, in latitudinem CLXXX
patebant (“El territorio de los Helvecios se extendía doscientos cuarenta mil pasos de largo, ciento
ochenta mil de ancho”, Caes. Gall. 1,2,5)
(20c) perpetuae fossae quinos pedes altae ducebantur (“Se cruzaban continuamente fosas
de cinco pies de profundidad”, Caes. Gall. 7,73,2)
(21) (Aesculapii templum) quinque milibus passuum ab urbe distans (“el templo de
Esculapio, a cinco mil pasos de distancia de la ciudad”, Liv. 45,28,3)
Serbat plantea la hipótesis (1996: 148) de que es con el acusativo como se expresa
propiamente la distancia, mientras que con el ablativo esa distancia se evalúa como ‘modo’,
entre otras razones, porque (i) con un verbo como pateo (que expresa exclusivamente
distancia y no distancia y ubicación al mismo tiempo, como absum o disto) sólo se
documenta la construcción con acusativo, como ilustra (20b), y (ii) cuando la expresión de la
distancia entre dos puntos se refuerza mediante inter sese (que, por así decir, reitera la idea
(22a) distantes inter se binos pedes (“distando entre sí dos pies”, Caes. Gall. 7,23,1)
(22b) bina castra hostium paruo inter se spatio distantia uiderant (“Habían visto que los dos
campamentos de los enemigos distaban poco entre sí”, Liv. 4,27,3)
(22c) mille pasuum interuallo distantibus (“que distaban un espacio de mil pasos”, Liv. 33,1,2)
Como el anterior, del que se considera un uso traslaticio, también este acusativo de
extensión temporal se pone en relación con el acusativo interno, pues aparece siempre con
formas verbales en las que la duración es un componente semántico inherente (Serbat
1996: 150). Indica el tiempo durante el que transcurre una acción (23a) o el tiempo
transcurrido desde que una acción tuvo lugar hasta el presente (23b):
(23a) pueri annos octingentos uiuunt (“Sus niños viven ochocientos años”, Plaut. Mil. 1078)
(23b) horum pater abhinc duo et uiginti annos est mortuos (“Su padre está muerto desde
hace veintidós años”, Cic. Verr. 2,2,25)
Al igual que en el caso de la extensión espacial, tanto para la expresión del tiempo
que transcurre (24a) como para la del tiempo transcurrido (24b) puede emplearse el
ablativo:
(24a) quid illum octoginta anni iuuant per inertiam exacti?...octoginta annis uixit; immo
octoginta annis fuit (“¿De qué le sirven ochenta años transcurridos entre la apatía?... Vivió ochenta
años; mejor, estuvo aquí ochenta años”, Sen. epist. 93,3)
(24b) In somnis? :: Mirum quin uigilanti diceret qui abhinc sexaginta annis occisus foret
(“¿En sueños? :: Lo raro sería que le hablara estando despierto alguien que había sido asesinado
hace sesenta años”, Plaut. Most. 494)
Los estudiosos, por lo general, consideran que las diferencias entre el acusativo (23)
y el ablativo (24) en estos casos son de tipo aspectual más que sintáctico. El acusativo
indica que la actividad o el estado designado por el verbo no están completamente
delimitados (Riaño 2006b: 57), por lo que permite una lectura prospectiva (Serbat 1996:
151). El ablativo, por el contrario, presenta la acción como limitada y excluye ese valor de
prospección o generalización. El análisis de ejemplos como (23b) y (24b) parece sugerir,
(25a) Quot eras annos gnatus quom te pater a patria auehit (“¿Cuántos años tenías cuando
tu padre te sacó de tu tierra?”, Plaut. Men. 1115)
(25b) Ouem tibi eccillam dabo, natam annos sexaginta (“Te daré aquella oveja de allí, que
tiene sesenta años”, Plaut. Merc. 524)
(26) Nobis…nox est perpetua dormienda (“Habremos de dormir una noche perpetua”,
Catull. 5,6)
Muchas lenguas, entre ellas el inglés, coinciden en codificar como Objetos (27a) los
complementos de los verbos de dirección, complementos que normalmente esas mismas
lenguas expresan por medio de sintagmas preposicionales (27b):
En opinión de Givón (1984: 99), cuando se presenta el evento como transitivo (27a)
se consigue cierto cambio de perspectiva, al centrarse la atención más sobre el objeto del
movimiento, que en consecuencia, resulta más directamente afectado.
En latín suelen aparecer sin marca de dirección los nombres de lugar menor
(Touratier 1994: 255), ya sean comunes (domus, rus) (28a) o propios (ciudades, islas)
(28b):
(28a) Constituerunt optimum esse domum suam quemque reverti (“Decidieron que era lo
mejor regresar cada uno a su casa”, Caes. Gall. 2,10,4)
(28b) conueneratque ut accepti Cretam mitterentur (“y se había acordado que, una vez
aceptados, serían enviados a Creta”, Liv. 44,25,8)
Hay algunos argumentos que apuntan a que las construcciones lativas sin
preposición son más transitivas que las de acusativo preposicional:
(i) Sólo aparecen sin preposición los nombres de lugar menor, acaso porque pueden
concebirse fácilmente como más afectados, o incluso como totalmente afectados por la
acción verbal.
(ii) Touratier (1994: 256) ha observado que el acusativo domum aparece sin
preposición sólo en aquellas expresiones que tienen un alto grado de fijación o
lexicalización (las expresiones como ‘volver a casa’, ‘ir a casa’) (29a); cuando ello no es así,
la expresión preposicional es la habitual (29b):
(29a) accurrisse Romam et cum primo luci Pomponii domum uenisse dicitur (“Se dice que
corrió a Roma y que con la primera luz fue a casa de Pomponio”, Cic. off. 3,112)
(29b) paucis diebus et in domum et in hortos paternos immigrauit (“A los pocos días entró en
la casa y en los jardines paternos, Cic. Phil. 13,34)
(30) dein Thalam peruenit, in oppidum magnum atque opulentum (“luego llega a Tala,
ciudad grande y rica”, Sall. Iug. 75,1)
Son razones de tipo pragmático y semántico las que hacen que en determinadas
construcciones aparezca el acusativo como primer argumento verbal. Las funciones
Han sido muy numerosas las propuestas de explicación para el hecho de que el
caso específico del Objeto Directo sea también marca de Sujeto de una oración completiva
de infinitivo (Cf. XVIII.2.2.2). Las distintas hipótesis planteadas pueden agruparse en dos
grandes grupos (Lavency 2003: 127 ss.): las que analizan el acusativo como un Objeto
originario, y las que niegan valor alguno de Objeto a dicho acusativo.
Las teorías que ven en el acusativo Sujeto de un infinitivo un Objeto originario, las
más extendidas y también las más tradicionales, coinciden en poner en relación la
construcción de Acusativo con Infinitivo o AcI (31a) con la de doble acusativo nominal (31b),
la de acusativo nominal y participio (31c) o la de acusativo nominal y predicativo (31d),
construcciones todas en las que el acusativo animado es Objeto del verbo regente.
También se considera generalmente como Objeto el llamado acusativo proléptico (31e), con
el que algunos han relacionado al acusativo con infinitivo (Lavency 2003: 128-130):
(33a) Nihil Sequani respondere, sed in eadem tristitia taciti permanere (“Los secuanos no
respondían nada, sino que permanecían callados con la misma tristeza”, Caes. Gall. 1,32,3)
(33b) Manifestum erat legatos haec ad suos relaturos (“Era evidente que los legados dirían
eso a los suyos”, apud Fugier 1998: 351)
Un indicio a favor del carácter enfático del acusativo latino con infinitivo podría ser el
hecho de que en autores arcaicos como Catón o arcaizantes como Salustio sea
extraordinariamente frecuente, como Sujeto de infinitivo, la forma enfática de acusativo sese
del pronombre reflexivo en lugar de se (Calboli 1996: 431-432).
Pero no sólo las oraciones completivas de infinitivo llevan el Sujeto en acusativo:
también el infinitivo aparece en construcciones exclamativas que no son sintácticamente
subordinadas (Touratier 1994: 251), con su Sujeto en acusativo (cf. XVI.3.1). En efecto, en
un texto como (35) no hay verbo alguno regente que pueda imponer la marca de Objeto al
acusativo:
(35) Tantam esse in animo inscitiam! (“Tanta es la ignorancia de su alma”, Ter. Haut. 630)
El acusativo de ejemplos como (35) sólo puede ser marca de énfasis expresivo,
como lo es en el llamado propiamente acusativo exclamativo, que se estudia a
continuación.
(38) Exclamatio est, quae conficit significationem doloris aut indignationis alicuius per hominis
aut urbis aut loci aut rei cuiuspiam compellationem (“Es exclamación aquello que conforma la
expresión de un sentimiento de dolor o de indignación por medio de la interpelación a un hombre, a
una ciudad, a un lugar, o a una cosa cualquiera”, Rhet. Her. 4,22)
(39a) Nugae istaec sunt (“Eso son tonterías”, Plaut. Capt. 969)
(39b) Nugae (“Tonterías”, Plaut. Bacch. 92)
(40a) Loqueris nunc nugas sciens (“Estás diciendo ahora tonterías y lo sabes”, Plaut. Bacch.
569)
(40b) Nugas! (“¡Tonterías!”, Plaut. Most. 1088)
(41a) scit muriatica ut maceret (“Sabe cómo macera la salmuera”, Plaut. Poen. 249)
(41b) illum nescio qui fuerit (“Aquél, no sé quién era”, Ter. Eun. 657)
(42a) Ego pol Sauream non noui neque qua facie sit scio (“Yo, por cierto, no conozco a
Sáurea, ni sé qué cara tiene”, Plaut. Asin. 353)
(42b) quippe qui intellexerat uereri uos se et metuere, ita ut aequum est Iouem (“Porque
había entendido que vosotros lo respetabais y lo temíais, como es justo hacer a Júpiter”, Plaut.
Amph. 22)
(42c) Nosce saltem hunc quis est :: Iam diu scio qui fuit; nunc qui sit ipsus sciat (“Entérate al
menos de quién es éste :: Ya hace tiempo que sé quién es; ahora, que lo sepa él mismo”, Plaut.
Pseud. 261)
(42d) metuo lenonem nequid...:: suo suat capite. Idem ego uereor (“Temo que el lenón
algo…:: esté tramando en su cabeza. Yo temo lo mismo”, Ter. Phor. 491)
(44a) Bonus bene ut malos descripsit mores ! (“¡Qué bien ha descrito un hombre de bien las
malas costumbres!”, Plaut. Mil. 763)
(44b) Mortalis malos ut ingrediuntur docte in sycophantiam! (“¡Qué sabiamente entran en la
impostura los malvados de ellos!”, Plaut. Poen. 653)
Así las cosas, podría concluirse que la marca de acusativo en el elemento dislocado
Sujeto, tanto si se trata de oración independiente (44b), como de subordinada (42c), es un
procedimiento de focalización, como lo es el acusativo exclamativo.
Yo-Ac. tiembla
(45b) bojat’sja čego (“Tener miedo de algo”)
Tener miedo algo-Gen
(46) neque te mei miseret (“Y no te compadeces de mí”, Cic. Tusc. 1,106)
(47a) eos qui secus ac decuit uixerunt, peccatorum suorum tum maxume paenitet (“Los que
han vivido contra el decoro se arrepienten entonces mucho de sus faltas”, Cic. div. 1,63)
(47b) erraui, temere feci, paenitet, ad clementiam tuam confugio (“Me equivoqué, actué
imprudentemente, me arrepiento, me acojo a tu clemencia”, Cic. Lig. 30)
(48) ita nunc pudeo atque ita nunc paueo (“Tan abochornado y lleno de temor estoy ahora”,
Plaut. Cas. 877)
(49a) in hoc loco ubi sanctus Melchisedech, aduenientem sanctum Abraham, hostias Deo
puras primus optulit (“en el lugar donde el santo Melquisedec, ante la llegada de Abraham, ofreció
por primera vez a Dios sacrificios puros”, Peregr. Aeth. 14,2)
(49b) Factis orationibus et cetera (“Hechas las oraciones y lo demás”, Peregr. Aeth. 19,2)
El empleo del acusativo para marcar un Sujeto paciente con formas verbales pasivas
o intransitivas tuvo sin duda un importante papel en el triunfo del acusativo sobre el
nominativo para constituirse en el origen morfológico del sustantivo romance.