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FISIOLOGÍA DEL EJERCICIO

El ser humano como parte de su desarrollo físico propio de un ser viviente


requiere de actividades que le permiten trasladarse de un lugar a otro. Este tipo
de acciones hacen posible su desarrollo.

Este desarrollo se ve reflejado en el crecimiento y en habilidades que


hacen posible el iniciar con las actividades propias. Como el empezar a gatear,
caminar, saltar y otras habilidades que le permiten al ser humano alcanzar su
crecimiento total. Ahora bien este tipo de ejercicio como algo propio requiere de
palancas que le permitan realizar sus movimientos, es ahí donde los huesos
juegan un papel fundamental, pero por si solos no funcionan requieren de una
especies de resortes que le permiten trasladar estas palancas de un espacio a
otros.

Estos resortes son los conocidos como los músculos. Pero como algo
propio que requiere de un estímulo que le permitan desarrollar sus funciones,
para ello están las neuronas que en su conjunto forman el sistema nervioso. El
cuál es el trasmisor de las órdenes y los impulsos que hacen posible el
funcionamiento fisiológico del ejercicio.

(Lopez, 2004) La fisiología es la ciencia que estudia la naturaleza de los


organismos vivos en una vertiente funcional; es decir, el estudio del
funcionamiento de los diversos aparatos y sistemas de los seres vivos, su
regulación e interacción. Así, la fisiología humana se dedica al estudio de
las funciones que realizan en el ser humano los órganos, aparatos y
sistemas, tanto en sus aspectos más específicos y concretos como en los
más globales y de integración funcional.

Hablar de fisiología es conocer el funcionamiento del ser humano, en todos sus


sistemas y aparatos.

Así pues, se define la fisiología del ejercicio como la ciencia que estudia
las respuestas de los órganos, aparatos y sistemas que componen el
organismo humano durante el ejercicio físico, los mecanismos de
regulación e integración funcional que hacen posible la realización de
ejercicio físico, y las adaptaciones tanto estructurales como funcionales
que la realización continuada de ejercicio o entrenamiento físico ocasiona.
(Lopez, 2004).

Efectivamente la el buen funcionamiento de la fisiología depende de la


práctica y la mejor herramienta es el ejercicio físico. La actividad física depende
de la voluntad con que se tenga para gobernar el sistema nervioso y con ello los
músculos esqueléticos.

(Lopez, 2004)Todas nuestras acciones dirigidas al exterior dependen de


la capacidad del sistema nervioso para gobernar los músculos
esqueléticos. Los límites fisiológicos entre lo motor, lo sensitivo y lo
cognitivo son difíciles de establecer, así como también lo es asignar un
sustrato neural específico a cada una de estas funciones. Así, el constante
aporte de información aferente sensitivo al sistema motor asegura en gran
parte la eficacia y facilidad con que se realizan los actos motores.
Los movimientos están orientados desde el cerebro a través del sistema
nervioso.
(Lopez, 2004) Esta información es relevante tanto en la situación previa a
la ejecución del movimiento como durante el mismo, ya que permitirá
efectuar las comparaciones y correcciones oportunas. Diversas
estructuras controlan la actividad motora y se organiza de manera
jerárquica. La médula espinal es el nivel inferior de esta organización,
donde se hallan los circuitos neuronales que median reflejos y
movimientos rítmicos como la locomoción. En cualquier caso, las
neuronas medulares están sometidas a influencias que descienden de los
centros superiores y que modifican las respuestas reflejas.

Las órdenes de los movimientos dependen especialmente de la


orientación que se brinda desde el cerebro y continúa con el encéfalo.

El tronco del encéfalo es el siguiente nivel de la jerarquía motora. Esta


zona recibe numerosas aferencias de la corteza y núcleos subcorticales,
y envía información a la médula a través de fascículos descendentes que
contribuyen al control de la postura, los movimientos de la cabeza y los
ojos. Estas vías descendentes brindan el sistema de control postural
básico, sobre el cual las áreas motoras de la corteza pueden organizar
movimientos más diferenciados. La corteza es el nivel superior del control
motor. Tanto la corteza motora primaria como las áreas premotoras se
proyectan directamente hacia la médula espinal a través del fascículo
corticoespinal, pero también modulan los núcleos del tronco del encéfalo.
(Lopez, 2004)
De esta manera se dan la organización, funcionamiento y coordinación
motora y premotora.
La coordinación y planificación de secuencias motoras complejas tiene
lugar en estas áreas premotoras en conexión con las cortezas asociativas
parietales posteriores y prefrontal. Desde el córtex premotor la
elaboración motora se proyecta a la corteza motora primaria y a la médula,
que son las zonas de ejecución motora. Además de los niveles jerárquicos
indicados, médula espinal, tronco del encéfalo y corteza, en la
planificación y ejecución del movimiento intervienen el cerebelo y los
ganglios basales. Estas estructuras establecen bucles de
retroalimentación que tienen un efecto regulador sobre la corteza y sobre
los núcleos del tronco del encéfalo, contribuyendo tanto al control postural
como a la realización normal de los movimientos. (Lopez, 2004).
Los sistemas energéticos de la celula muscular depente de una proteína principal
ATP, el cual es producido en las mitocondrias, de ahí que estas se han la fuente
de energía.

Durante el ejercicio, el músculo esquelético satisface sus demandas


energéticas utilizando sustratos que proceden de las reservas del
organismo gracias a la ingestión diaria de nutrientes. Los sustratos
energéticos de los que el músculo esquelético obtiene la energía son,
fundamentalmente, las grasas y los hidratos de carbono. Las proteínas
actúan en ocasiones como sustratos energéticos, si bien son otras muy
diferentes sus funciones fundamentales en el organismo. Los sustratos
mencionados no son utilizados directamente por la célula muscular, sino
que todos ellos deben ceder la energía contenida en sus enlaces químicos
para la fosforilación de la adenosina trifosfato (ATP), ya que la célula
muscular sólo es capaz de obtener directamente la energía química de
este compuesto de alta energía y transformarla en energía mecánica, de
manera que el metabolismo energético de nuestras células musculares va
a consistir esencialmente en una serie de transferencias de energía para
conseguir que la célula disponga de las cantidades de ATP necesarias
para satisfacer las demandas energéticas en cada momento. (Lopez,
2004).
El musculo principal del ejercicio fisiológico es el musculo estriado,
funciona con el impulso que es trasmitido mediante las neuronas. Dentro de cada
célula muscular se presenta un intercambio de energía si así se puede decir
denominada la bomba Sodio Potasio. Donde sucede un intercambio de reacción
que permite lograr el desarrollo del ejercicio y la función ancestral.
La masa muscular esquelética puede representar alrededor de 50% de la
masa corporal total de un deportista. En consecuencia, si se afirma que alrededor
de 60% de la masa corporal de un sujeto es agua, puede suscitarse cierta
confusión
al presuponer que sólo con la masa muscular y el agua corporal total se
tendría un valor superior a 100%. La célula muscular se integra con casi 70% de
agua, una proporción que se encuentra como parte del líquido intracelular.
Además, en el abundante contenido acuoso de la célula muscular existe una
cantidad de núcleos (mionúcleos) que confieren a la célula muscular una
propiedad única de plasticidad, debido a la enorme capacidad de síntesis de
proteínas que posibilitan estos mionúcleos. Otro aspecto relevante, desde el
punto de vista de la adaptación muscular al esfuerzo, es la presencia de células
satélites en la periferia de la célula muscular. Mauro describió en 1961 estas
células, que se encuentran entre el sarcolema y la membrana basal de la célula
muscular, y participan de manera activa en el proceso de adaptación muscular
al esfuerzo y son parte importante de la plasticidad celular muscular. Como parte
de los organelos celulares destaca el retículo endoplasmático liso, que recibe
para esta célula en particular el nombre de retículo sarcoplasmático (RSP), cuya
principal característica es el almacenamiento de calcio. Este último se encuentra
unido en el interior del RSP a una proteína denominada calcicuestrina.
Otro organelo que destaca, por su potencial de generación de energía química,
es la mitocondria. Este organelo se encuentra de forma abundante en el músculo
esquelético, en especial en aquellas células musculares con mayor capacidad
oxidativa. Es importante destacar que se identifica una importante biogénesis
mitocondrial con el estímulo del entrenamiento apropiado, lo que en parte explica
la mayor capacidad de trabajo aeróbico en sujetos sometidos a esfuerzos de
duración. Por otro lado, el desacondicionamiento, el estilo de vida sedentario y
la presencia de algunos trastornos metabólicos resultan en un menor contenido
mitocondrial, hasta 30% menos en sujetos diabéticos y resistentes a la insulina

(Holloszy, 2009). Desde el punto de vista de la organización celular, la


célula muscular esquelética posee una intrincada red de proteínas encargadas
de mantener la forma celular. Este citoesqueleto está compuesto por diversas
proteínas, dentro de las cuales destaca la distrofi na, cuya ausencia produce la
expresión de la distrofi a muscular de Duchenne, una enfermedad que
describió en 1861 el científi co Duchenne y que más de un siglo después se
reconocería su origen en la deficiencia de una proteína del citoesqueleto,
específicamente de la estructura que une al sarcómero (discos Z) con la
membrana plasmática o sarcolema, el denominado costámero.
Si bien la investigación permite conocer el funcionamiento de los
músculos y la fisiología, también permite reflexionar sobre la organización del
sistema muscular y con ello el valorar la creación de una de las maravillas del
mundo, esta maravilla están completa que cuando el organismo se cansa, este
se acumula de ácido láctico, pero el organismo como respuesta mejora el nivel
muscular y con ello genera un mayor rendimiento físico.
Nuestro organismo están organizado, que se auto regula y se recupera
para luego garantizar un nuevo rendimiento, solo depende de nuestra disciplina
el lograr un mayor rendimiento muscular y que importante si esto se puede
realizar con disciplina y responsabilidad.

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