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GERARDO BOTERO ZULUAGA

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ


Magistrados ponentes

SL16528-2016
Radicación n.° 46704
Acta No. 40

Bogotá, D.C., veintiséis (26) de octubre de dos mil


dieciséis (2016).

Decide la Corte el recurso de casación interpuesto por


la parte demandante, contra la sentencia proferida el 26 de
marzo de 2010, por la Sala Laboral de Descongestión del
Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, en el
proceso que KARLA GIOVANNA ARDILA ARÉVALO
instauró contra la sociedad D Y S SERVICIOS
INTEGRADOS LTDA.

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Radicación n.° 46704

I. ANTECEDENTES

La citada accionante llamó a juicio a la sociedad D Y S


SERVICIOS INTEGRADOS LTDA., con el fin de que se
declare la existencia de un contrato de trabajo a término
indefinido que tuvo vigencia desde el 1° de marzo de 1994
hasta el 30 de marzo de 2003, fecha última en que finalizó
el vínculo en forma unilateral y sin mediar justa causa para
ello; como consecuencia de lo anterior, solicitó que se
condene con el salario real devengado a lo siguiente: al
restablecimiento de la relación laboral, por no haberse
demostrado hasta la fecha de presentación de la demanda,
el pago de aportes al sistema de seguridad social y
parafiscales, o en subsidio, a sufragar la indemnización por
despido injusto; la cancelación de la cesantía por todo el
período trabajado, junto con la indemnización moratoria por
la no consignación de la misma en un fondo de cesantías
conforme al art. 99 de la Ley 50 de 1990; los intereses a la
cesantía y su sanción por el no pago oportuno; las horas
extras, dominicales o festivos, compensatorios, vacaciones,
y primas legales; el pago directo de los aportes a la
seguridad social o en su defecto a la respectiva
administradora de pensiones, el subsidio familiar y el
auxilio de desempleo por la no afiliación a la Caja de
Compensación Familiar; la devolución de las sumas
descontadas ilegalmente como es el caso de la retención en
la fuente; la indemnización moratoria prevista en el art. 65
del C.S.T.; la indexación e intereses moratorios; lo que
resulte ultra o extrapetita, y las costas.

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Radicación n.° 46704

Como fundamento de las peticiones, argumentó que


prestó servicios personales para la sociedad demandada,
desde el 1° de marzo de 1994 hasta el 30 de marzo de 2003;
que desempeñó el cargo de digitadora y analista validadora;
que el objeto de la empresa es el procesamiento y
transcripción de datos, análisis de sistemas, grabación y
verificación de los mismos, para varias empresas como
CELEMOVIL, UCONAL, DANE, AHORRAMAS, ISS y
COLFONDOS; que cumplía funciones de transcripción de
datos alfa numéricos, validación de las planillas de recaudo,
contabilidades y actualizaciones, y presentación de
informes periódicos de documentos procesados en las
planillas, además le correspondía guardar absoluta reserva
de dichas actividades con sus resultados, y responder por
los elementos de infraestructura que estaban bajo su
responsabilidad; que cumplía un horario de trabajo de 8:00
a.m. a 5:00 p.m. tal como lo certificó el propio
representante legal de la accionada en el documento
expedido el 11 de septiembre de 2003, aun cuando había
épocas en que la jornada se extendía hasta 16 o 18 horas
diarias, incluidos los domingos y festivos; que el sueldo era
variable y por tareas desarrolladas, pues terminada la
producción, esto es, los registros digitados, se pasaba un
informe con una cuenta de cobro, y luego la empresa
procedía a consignar quincenalmente en una cuenta de
ahorros de CONAVI, abierta para ese específico fin,
retribución que siempre fue superior al salario mínimo legal
mensual.

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Continuó diciendo, que a partir del 1° de junio de 1995


se le afilió a Salud Colmena E.P.S., pero por exigencia de la
empresa debía cubrir por su cuenta el valor del aporte,
cuyas cotizaciones se efectuaron hasta el ciclo de abril de
2000, porque luego la afiliación se hizo a través de la
sociedad COMPUPRESS LTDA., pese a que la labor se
continuó ejecutando para la demandada; que no tenía
autonomía para ejercer su cargo, por encontrarse
subordinada; que se vio obligada a firmar el 8 de marzo de
2001, un contrato de prestación de servicios; que el 9 de
agosto de 2002 le fue notificada la terminación del contrato
desde el 30 de septiembre de igual año, sin embargo siguió
prestando servicios «hasta el 30 de marzo de 2003, como lo certificó
el entonces Representante Legal de la sociedad demandada»; que la

empleadora incumplió la obligación de afiliarla tanto al


régimen de pensiones como al del subsidio familiar, al igual
que a la Administradora de Riesgos Laborales; y que lo que
ató a las partes en la realidad fue un contrato de trabajo.

La convocada al proceso al dar respuesta a la


demanda, se opuso a la prosperidad de las pretensiones.
Respecto de los hechos, admitió que la demandante le
prestó servicios personales, aclarando que lo fue mediante
contratos civiles de prestación de servicios de carácter
verbal o escrito, así mismo aceptó el objeto social de la
empresa, la afiliación a salud por solicitud de la actora, la
entrega de elementos de trabajo que era una obligación pero
contractual, la firma del último contrato de prestación de
servicios y la decisión de la accionada de terminarlo, y

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frente a los demás supuestos fácticos dijo que no le


constaban o que no eran ciertos. Propuso las excepciones
previas de prescripción, cláusula compromisoria y falta de
competencia, y las de fondo que denominó inexistencia de
las obligaciones reclamadas, pago de lo no debido, pago,
cobro de lo no debido, compensación, buena fe,
prescripción y la genérica.

En su defensa, argumentó que entre las partes no


existió un contrato de trabajo, en virtud de que celebraron
fue contratos civiles de prestación de servicios, con
interrupciones concertadas, para lo cual la demandante
tenía la calidad de contratista con plena autonomía; que el
último contrato suscrito se ejecutó y extendió hasta el 26 de
marzo de 2003; que no medio despido alguno dada la
naturaleza civil del nexo contractual que rigió entre las
partes, el cual al no ser de orden laboral, no genera el pago
de prestaciones sociales, como tampoco ninguna otra
acreencia laboral de las demandadas; que la empresa
siempre actuó de buena fe bajo el convencimiento de haber
actuado conforme a derecho; que de llegarse a declarar que
existió relación laboral, igualmente se tendría que declarar
que la acción judicial para reclamar, se encuentra prescrita
por haber trascurrido más de tres años desde la fecha en
que finalizó el supuesto contrato de trabajo, ello de
conformidad con lo previsto en los arts. 488 del CST y 151
del C.P.T. y S.S.

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El Juez de conocimiento, que lo fue Trece Laboral del


Circuito de Bogotá, en la primera audiencia de trámite
consideró que como en esta contienda se discute la
existencia del contrato de trabajo realidad, las excepciones
previas que formuló la parte demandada se resolverían en
la sentencia que ponga fin a la instancia.

II. SENTENCIA DE PRIMERA INSTANCIA

El Juez Trece Laboral del Circuito de Bogotá, con


sentencia calendada 30 de octubre de 2007, absolvió a la
sociedad demandada de todas las pretensiones formuladas
en su contra, declaró probada la excepción de inexistencia
de las obligaciones, y condenó en costas al demandante.

Para arribar a esa determinación, estimó que la


demandante, a quien le incumbía la carga de la prueba, no
logró demostrar la existencia de la relación laboral para con
la demandada, pues de ninguna de las pruebas se
desprende que los servicios se prestaron en forma
subordinada, y que el documento donde se indica un
horario, no deduce que haya sido impuesto por la empresa,
sino que corresponde a las horas en que ésta desempeñaba
las funciones contratadas y que dan cuenta los contratos de
prestación de servicios.

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III. SENTENCIA DE SEGUNDA INSTANCIA

Apeló la parte actora y la Sala Laboral de


Descongestión del Tribunal Superior del Distrito Judicial de
Bogotá, mediante sentencia del 26 de marzo de 2010,
confirmó íntegramente el fallo de primer grado e impuso las
costas de la alzada al recurrente.

El Juez Colegiado comenzó por advertir, que la


decisión del a quo se ajusta en un todo a la realidad
procesal, por cuanto efectivamente no existe en el plenario
elemento de convicción del que se pueda inferir, que en
efecto la aquí demandante estuvo ligada con la accionada a
través de una relación contractual de carácter laboral.

Adujo que ciertamente la actora no había logrado


demostrar las afirmaciones contenidas en el escrito de
demanda inaugural, esto es, que los servicios personales
prestados a la empresa demandada fueron ejecutados como
trabajadora dependiente, «que estuviera sometida a su continuada
y sistemática subordinación, recibiendo instrucciones precisas sobre la
forma como debía realizar su trabajo, o que por la naturaleza de sus
actividades, obedecía órdenes y cumpliera una jornada de trabajo
impuesta por la contradictora, para de esa manera estructurar los
elementos que le son propios a un contrato de trabajo, consagrados por
el artículo 23 del Código Sustantivo del Trabajo».

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Sostuvo que la única prueba que existe de un vínculo


de naturaleza contractual son los contratos que celebraron
las partes obrantes a folios 15, 94, 95 y 97, los cuales no
son de trabajo sino de prestación de servicios que no
generan el pago de prestaciones sociales, ya que «las
manifestaciones allí contenidas son propias de un nexo ajeno al campo
laboral que por obvias razones genera obligaciones reciprocas de las
partes y, que ubican a la demandante como una contratista
independiente y no subordinada».

Dijo que en lo que atañe a los documentos de folios 13,


14, 17 y 98 a 271, tampoco reflejan un nexo laboral
dependiente, pues de ninguno de ellos se desprende
características propias de un típico contrato de trabajo, no
contienen órdenes o instrucciones de trabajo, ni tampoco el
cumplimiento de un horario de trabajo impuesto por la
demandada, y por el contrario reafirman es un vínculo
relativo a los citados contratos de prestación de servicios
independientes. Igualmente, «los testimonio rendidos por Martha
Elizabeth Cárdenas Pescador (fls.324 a 330), Herminia Guzmán
Cardozo (fls. 334 a 339), Yamile Suarez Oyóla (fls.370 a 375), tampoco
es dable inferir el nexo laboral pretendido en esta litis, como con acierto
lo concluyó el a quo, pues si bien tales declaraciones hacen referencia a
los servicios que prestó la actora en su calidad de digitadora, son
claras en afirmar que ésta no cumplía ningún horario de trabajo, ni
recibía órdenes e instrucciones, en la ejecución del contrato de
prestación de servicios que suscribió con la empresa demandada»,
versiones a las cuales les dio toda credibilidad, dado que
dichos deponentes prestaban los mismos servicios que la
actora, y por ende tenían un conocimiento personal y
directo sobre las circunstancias de tiempo, modo y lugar en

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la ejecución de tales servicios que son objeto de


controversia.

Especificó que el presente asunto «no tiene aplicación la


presunción del artículo 24 del Código Sustantivo del Trabajo, en virtud
a que existe en el proceso los contratos de prestación de servicios que
suscribió la demandante con la empresa demandada, sin que aquella
hubiera desvirtuado la naturaleza de dichos vínculos», y en tales

condiciones no se probó la fuente de la cual la accionante


pretendía hacer derivar su derecho, incumpliendo así la
carga probatoria que le correspondía de conformidad con el
art. 177 del CPC, y concluyó que la demandante «debe correr
con las consecuencias de su inactividad probatoria, pues al no
demostrar el vínculo laboral, presupuesto indispensable para el estudio
de las pretensiones incoadas, se impone confirmar la decisión del a -
quo en cuanto absolvió a la parte demandada de todas y cada una de
los pedimentos».

IV. RECURSO DE CASACIÓN

Interpuesto por la parte demandante, concedido por el


Tribunal y admitido por la Corte, se procede a resolver.

V. ALCANCE DE LA IMPUGNACIÓN

La recurrente pretende que la Corte CASE la sentencia


del Tribunal, para que, en sede de instancia, se revoque en

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su integridad el fallo de primer grado, para en su lugar,


condenar a todas las pretensiones formuladas en la
demanda inicial.

Con tal propósito formuló dos cargos, por la causal


primera de casación laboral, que no fueron replicados, de
los cuales por cuestiones de método se estudiará
inicialmente el segundo.

VI. SEGUNDO CARGO

Atacó la sentencia del Tribunal de violar por la vía


indirecta y por «FALTA DE APLICACIÓN», los artículos «22, 23. 25
y 67 del Código Sustantivo del Trabajo, en relación con los artículos 32
numeral 2 y parágrafo 2o, 60 y 61 del Código Procesal del Trabajo y de
la Seguridad Social - violación de medio -, y con los artículos 1o, 3o, 5o,
6o, 7o, 8o, 9o, 10°, 11, 13, 14, 16, 18, 19, 20, 21, 24, 37, 38, 43, 45, 47,
54, 55, 56, 57, 59, 61, 62, 127, 128, 139, 141, 142, 143, 186, 187,
189, 192, 193, 249, 250, 253, 254, 260, 266, 306, 307, 340, y 342 del
Código Sustantivo del Trabajo, 95, 250, 305 del Código de
Procedimiento Civil, dentro de los parámetros fijados por los artículos
1o, 11, 13, 25, 26, 29, 48, 53, 58, 332 y 336 de la Constitución Política
de Colombia».

Aseveró que la anterior transgresión de la ley, se


produjo a causa de seis evidentes errores de hecho que
cometió el Tribunal, que es dable sintetizar, en no haber

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dado por demostrado, estándolo, que la demandante prestó


sus servicios personales a la demandada, de manera
continua desde el 1° de marzo de 1994 hasta el 30 de marzo
de 2003, bajo la continuada dependencia y subordinación
de la empresa y con el pago de una remuneración mensual,
quedando así configurados los tres elementos esenciales de
todo contrato laboral que por sí solos, son suficientes para
presumir la existencia del contrato de trabajo a término
indefinido, y que en tales condiciones, se encuentran
acreditados los hechos que fundamentan las pretensiones
incoadas. Del mismo modo, no dar por probado, que los dos
contratos de prestación de servicios que se suscribieron,
corresponden a una mera formalidad, que se llevó a cabo
tiempo después de estarse ejecutando un contrato verbal de
trabajo.

Señaló que los yerros fácticos que anteceden tuvieron


ocurrencia, en relación con las siguientes pruebas
documentales que «no fueron valorados debidamente por el
Tribunal», obrantes a: (i) fls. 13, 14 y 231 a 271, que

demuestran los servicios subordinados de la actora; (ii) fls.


13, 14 y 122 a 271, que acreditan el cargo desempeñado
por la demandante de digitadora y el salario cancelado
como contraprestación de los servicios; (iii) fls. 10 a 12, que
muestra la afiliación de la accionante al sistema de
seguridad social y el pago de aportes; y (iv) fls. 15, 94, 95 y
96, que corresponde a los contratos suscritos que prueban
la existencia pero de un contrato de trabajo, y la simulación
para esconder esa verdadera relación.

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En el desarrollo del cargo, expuso que el anterior


acervo probatorio, demuestra que la promotora del proceso,
tenía calidad de trabajadora, que ingresó en marzo de 1994,
que la labor contratada se desarrolló para su empleador
hasta el mes de marzo de 2003, cuando se dio por
terminado el vínculo. Que no existe ninguna prueba sobre
los contratos de prestación de servicios para el período
comprendido entre la fecha de inicio de labores y el 1°
marzo de 2001, fecha última en que aparece firmado
formalmente el primer contrato, lapso en que cumplió un
horario de trabajo que va de las 8:00 a.m. a las 5:00 p.m.

Luego se refirió a los tres elementos esenciales de todo


contrato de trabajo que consagra el art. 23 del C.S. del T.,
para indicar que los medios de convicción denunciados
acreditan tanto la actividad personal de la actora como
digitadora de la demandada, la continuada dependencia o
subordinación, en especial el cumplimiento de un horario
de trabajo, en la medida que se le exigía su producción
diaria en un horario de trabajo de 8 a.m. a las 5:00 p.m., tal
como da cuenta la documental de fls. 14 y 19, y además
devengaba una remuneración que era cancelada con las
planillas de producción, aspecto último que se corrobora
con la certificación de fls. 10 a 12, cuya información deduce
el salario que sirvió de base para liquidar los aportes para
salud, así mismo se prueba con los extractos de la cuenta
de ahorros de la accionante.

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Remató su argumentación diciendo que la relación


laboral que existió entre los contendientes, se confirma con
los dichos de los testigos, que afirmaron que la demandante
trabajó bajo la subordinación de la accionada, con un
salario a destajo o por obra realizada, medio de prueba que
fue también mal apreciado.

VII. CONSIDERACIONES

Debe advertirse, que de conformidad con lo normado


en el artículo 7° de la Ley 16 de 1969, que modificó el 23 de
la Ley 16 de 1968, el error de hecho para que se configure
es indispensable que venga acompañado de las razones que
lo demuestran, y a más de esto, como lo ha dicho la Corte,
que su existencia aparezca notoria, protuberante y
manifiesta.

Como bien se puede observar, la censura endilgó a la


sentencia recurrida seis errores de hecho, que apuntan a
demostrar que entre las partes no existió un contrato civil
de prestación de servicios autónomo e independiente, tal
como lo concluyó el Tribunal, sino que se está en presencia
de un contrato de trabajo verbal a término indefinido, con
vigencia del 1° de marzo de 1994 al 30 de marzo de 2003,
período en el que la demandante prestó el servicio personal

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de digitadora subordinada a las órdenes y directrices que


durante la relación laboral le impuso la empresa
demandada, entre ellas el cumplimiento de un horario de
trabajo, cuya remuneración corresponde a un salario que
comprende una suma variable, para lo cual denunció la
equivocada apreciación de las pruebas.

Del análisis objetivo de los medios de prueba


calificados que fueron acusados, y siguiendo el mismo
orden planteado por la censura, la Sala encuentra lo
siguiente:

1.- De la Actividad personal realizada por la


demandante.

En este puntual aspecto el Tribunal no pudo cometer


ningún yerro fáctico, toda vez que de acuerdo con la
motivación de la sentencia impugnada, allí se estableció que
la demandante efectivamente prestó servicios personales a
la demandada, aun cuando consideró que no se había
acreditado que lo hizo como «trabajadora dependiente».

Además, la prestación personal del servicio de la


actora, se corrobora con la prueba documental denunciada
por la censura, obrante a folios 13 (comunicación de
terminación de los servicios prestados), 14 (certificación

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sobre la prestación de servicios en el área de sistemas como


digitadora) y 122 a 271 (principalmente las planillas de
producción diaria) del cuaderno principal.

2.- De la continuada subordinación o dependencia


laboral.

El juez de apelaciones para confirmar la decisión


absolutoria del a quo, en este punto infirió, que en el caso
particular de la accionante había ausencia de
subordinación o dependencia inherente al contrato de
trabajo, al señalar que ninguna de las pruebas obrantes en
el plenario logran demostrar que recibía órdenes e
instrucciones de trabajo, que cumplía un horario laboral
previamente establecido e impuesto por el empleador, y que
por el contrario el haz probatorio reafirma «que la ejecución de
las labores de la actora, se cumplía en virtud a los contratos de
prestación de servicios que ésta suscribió con la sociedad demandada».

Al remitirse la Sala a las pruebas calificadas que


aparecen denunciadas, por el contrario de lo sostenido por
el juez colegiado, de su correcta apreciación se encuentran
signos suficientes e indicativos de subordinación o
dependencia laboral, que no fueron establecidos en la
sentencia atacada por razón de la equivocada valoración de
los medios probatorios.

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En efecto, al sopesar las pruebas en conjunto a la luz


de lo preceptuado en los artículos 60 del C.P. del T. y de la
S.S. y 187 del C. de P. C. hoy 176 del C.G.P, toma especial
relevancia la certificación de folio 14 del cuaderno del
Juzgado expedida el 11 de septiembre de 2003, suscrita por
el Representante Legal de la sociedad demandada, en la que
se hizo constar «Que La Señorita: ARDILA AREVALO KARLA
GIOVANNA, identificada con la cédula de ciudadanía Nro. 51’978.353
de Bogotá, tuvo un contrato de prestación de servicios con esta
empresa en el área de sistemas como Digitadora. Dicha labor la realizó
de Marzo de 1.994 a Marzo de 2003, en un horario comprendido de 8
A.M. a 5 P.M., demostrando calidad, responsabilidad y honestidad en
todas las labores a ella encomendadas» (subraya la Sala), de cuyo

texto se extraen elementos propios de una relación laboral


subordinada, como son la obligación de cumplir órdenes,
entre ellas un horario de trabajo y la realización de tareas
que le encomiende la demandada por virtud de la labor de
digitadora que desempeñaba la actora.

Acerca de esta clase de certificaciones allegadas al


proceso provenientes de la demandada y mal valoradas por
el fallador de alzada, conviene recordar lo dicho al respecto
en sentencia de la CSJ SL, 2 ag. 2004, rad. 22259, en
cuanto a que:

(…) no hay razón para dudar sobre la veracidad de sus datos, y


si bien la demandada en la respuesta al libelo adujo que le
expidió al actor certificaciones y constancias pero con la
finalidad de implorar prestamos bancarios o solicitar empleo
(folio 38), no cumplió con la carga de contraprobar lo certificado

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conforme al artículo 177 del C.de P.C., en armonía con los


artículos 60 y 61 del C. P. del T. y de la S.S.. En relación a la
valoración de aquella clase de documentos, la Corte se
pronunció en sentencia del 8 de marzo de 1996 radicado 8360,
oportunidad en la cual puntualizó:

“El demandante en el interrogatorio de parte admitió que solicitó


para diligencias particulares de él las constancias que le
expidiera el demandado sobre tiempo de servicios y salario, pero
no dijo que su contenido fuera inexacto o contrario a la realidad
que de ellas emerge. El juez laboral debe tener como un hecho
cierto el contenido de lo que se exprese en cualquier constancia
que expida el empleador sobre temas relacionados con el contrato
de trabajo, ya sea, como en este caso, sobre el tiempo de servicios
y el salario, o sobre otro tema, pues no es usual que una persona
falte a la verdad y dé razón documental de la existencia de
aspectos tan importantes que comprometen su responsabilidad
patrimonial o que el juez cohoneste este tipo de conductas
eventualmente fraudulentas. Por esa razón, la carga de probar en
contra de lo que certifique el propio empleador corre por su cuenta
y debe ser de tal contundencia que no deje sombra de duda, de
manera que, para destruir el hecho admitido documentalmente, el
juez debiera acentuar el rigor de su juicio valorativo de la prueba
en contrario y no atenerse a la referencia genérica que haga
cualquier testigo sobre constancias falsas de tiempo de servicios y
salario o sobre cualquier otro tema de la relación laboral...”.

Por lo dicho, tal probanza acredita la existencia de una


relación laboral subordinada.

Respecto a los documentos de carácter contractual de


fls. 15, 94, 95 y 97, que según la Colegiatura desvirtúa la
presunción legal del art. 24 del C.S.T., si bien es cierto en
apariencia corresponde a un contrato de prestación de
servicios, en el que se estipuló que el contratista obra con
independencia y autonomía, no sujeto a horarios ni
reglamentos, lo cual se contradice con lo certificado en la
misiva antes mencionada, se tiene que no resulta del todo
acertado que contenga solo manifestaciones propias de un

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nexo ajeno al de índole laboral, pues allí las partes también


dejaron sentada la obligación de presentar informes
periódicos y la entrega de elementos o infraestructura para
«el desarrollo de la labor contratada», y designan un coordinador

para que ejerza «vigilancia, seguimiento y control», que se traduce


en elementos de preponderancia del sometimiento y
dependencia para con la sociedad demandada.

Adicionalmente, nótese que la misma demandada


certifica el desempeño de la labor de digitadora de la actora
desde «Marzo de 1.994», y únicamente se aportaron al proceso
dos contratos de prestación de servicios suscritos en los
años 2001 y 2002, por tanto, no tiene fuerza suficiente lo
inferido por el Tribunal de que con esos documentos
contractuales quedaba desvirtuaba la presunción legal del
art. 24 del C.S.T. durante todo el tiempo reclamado. Lo que
significa, que el hecho de que las partes hayan firmado en
las dos últimas anualidades contratos supuestamente de
naturaleza civil, después de haber mantenido por varios
años uno celebrado de manera verbal, por sí solo, no lleva a
la conclusión indefectible del ad quem de que en la totalidad
del período demandado se rigió el vínculo por esas mismas
cláusulas contractuales.

Del mismo modo, de los documentos de fls. 122 a 271,


en especial las planillas de producción, es dable extraer la
labor que la accionante desarrollaba diariamente y el
control que se ejercía sobre su trabajo.

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Por otra parte, y no obstante que la Sala ha sostenido,


que la afiliación a la seguridad social no implica
necesariamente la existencia de una relación laboral, vista
la contundencia de los anteriores medios de prueba, en el
caso en particular que nos ocupa, la afiliación por parte de
la empresa al riesgo de salud, sería una elemento más de la
existencia del contrato de trabajo.

Así las cosas, lo precedente, en especial que se


encomienden tareas o labores diarias a la demandante, se
ejerzan ciertos controles y que esté sometida a un horario
de trabajo, condicionamientos que no corresponden a una
supervisión posible del objeto contractual dentro de un
contrato de naturaleza civil y riñen con la autonomía,
libertad o independencia que alude el sentenciador de
segundo grado, se concluye que se tenga por acreditada la
subordinación jurídico laboral que la Corte ha entendido
como la «aptitud o facultad del empleador de dar órdenes o
instrucciones al trabajador y de vigilar su cumplimiento en cualquier
momento, durante la ejecución del contrato y la obligación permanente
del asalariado de obedecerlas y acatarlas cumplidamente» (Sentencia

CSJ, SL, 1° jul. 1994, rad. 6258, reiterada en el SL, 2 ag.


2004 rad. 22259).

Demostrado en este punto, el error ostensible de hecho


del Tribunal mediante prueba calificada, al remitirse la Sala
a los testimonios por quedar habilitada para su estudio,

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concretamente los que aludió la sentencia impugnada (fls.


324 a 330, 334 a 339 y 370 a 375 del cuaderno del
juzgado), se observa que tales declarantes dan cuenta de los
servicios personales que ejecutó la actora como digitadora
en las instalaciones designadas por la empresa demandada
para tal fin, que tenía un carné para poder ingresar, y que
se les suministraba elementos de trabajo como el
computador y otras herramientas para el cumplimiento de
las tareas a desarrollar en la oficina, y si bien manifestaron
que no se cumplía un horario de trabajo como tal, narran
que a la accionante se le controlaba su ingreso y salida, aun
cuando aludieron que lo era por razones de seguridad del
edificio donde se prestaba el servicio, lo cual para la Sala no
logra dejar sin piso lo certificado por el propio empleador en
el documento ya analizado de fl. 14 sobre el sometimiento
de «un horario comprendido de 8 A.M. a 5 P.M.».

3.- Salario como retribución del servicio.

Tal como lo pone de presente la censura, con las


documentales de fls. 27 a 36, 122 a 271 y 396 a 439 del
cuaderno principal, específicamente las cuentas de cobro,
planillas con valores de lo producido y las consignaciones
bancarias, se prueba lo pagado por la demandada a la
promotora del proceso por los servicios prestados.

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Por todo lo expresado, el Tribunal se equivocó en


forma protuberante al inferir que la accionada con los
medios de convicción obrantes en el proceso, desvirtuó la
presunción del contrato de trabajo prevista en el artículo 24
del C. S. del T., pues por el contrario con las pruebas que se
acaban de estudiar, queda fehacientemente demostrada la
subordinación jurídica laboral de la demandante para con
la empresa llamada a juicio, y consecuencialmente
acreditados los yerros fácticos endilgados.

Así las cosas, este segundo cargo prospera, y habrá de


casarse la sentencia impugnada, sin que se haga necesario
el estudio de la primera acusación por cuanto persigue el
mismo cometido.

VIII. SENTENCIA DE INSTANCIA

Como consideraciones de instancia, a más de las


expuestas al desatarse el recurso de casación, conviene
recordar que el principio protector de la primacía de la
realidad, consistente en darle prelación a las circunstancias
que rodearon la relación jurídica, más que a la forma que
resulte del documento contractual o cualquier otro que
hayan suscrito o expedido las partes, que conlleva
necesariamente a que son aquellas particularidades que se
extraen de la realidad las que se deben tener en cuenta y no

21
Radicación n.° 46704

otras a fin de determinar el convencimiento diáfano del juez


con respecto a los servicios prestados por una persona
natural y que se reclaman en una acción judicial, que
configuren un contrato de trabajo.

Para la configuración del contrato de trabajo se


requiere que en la actuación procesal esté plenamente
demostrada la actividad personal del trabajador
demandante a favor de la parte demandada, y en lo que
respecta a la continuada subordinación jurídica, que es el
elemento característico y diferenciador de toda relación de
trabajo, debe igualmente estar evidenciada. Sin embargo,
no será necesaria la acreditación de la citada
subordinación, con la producción de la respectiva prueba,
en los casos en que se encuentre debidamente comprobada
la prestación personal del servicio, ya que en este evento lo
pertinente, es hacer uso de la presunción legal consagrada
en el art. 24 del Código Sustantivo del Trabajo que reza: «Se
presume que toda relación de trabajo personal está regida por un
contrato de trabajo», la cual puede ser desvirtuada con la

demostración del hecho contrario, es decir, que el servicio


no se prestó bajo un régimen contractual de índole laboral.

Lo anterior significa, que al actor le basta con probar


la prestación o la actividad personal, para que se presuma
el contrato de trabajo y es a la empleadora a quien le
corresponde desvirtuar dicha presunción con la que quedó
beneficiado quien presta el servicio, que se traduce en un

22
Radicación n.° 46704

traslado de la carga probatoria. Ello tiene fundamento en el


carácter tuitivo o protector de las normas del derecho al
trabajo, que le otorgan a quien alega su condición de
trabajador, una ventaja probatoria consistente en probar la
simple prestación del servicio a una persona natural o
jurídica, para que se presuma esa relación contractual
laboral.

Así las cosas, le corresponde al aparente empleador


destruir tal presunción, mediante la acreditación de que la
actividad contratada se ejecutó o realizó en forma
autónoma, totalmente independiente y no subordinada,
bajo una nexo distinto del laboral, lo que dependerá del
análisis de las pruebas del proceso.

Dentro del anterior contexto y tal como se analizó en


sede de casación, la demandante acreditó no solo la
prestación personal del servicio que hace presumir el
contrato de trabajo, sino además la existencia de signos de
subordinación laboral, sin que la parte demandada hubiera
logrado desvirtuar tal presunción legal. El hecho de que la
actora en las postrimerías de la relación laboral, hubiera
firmado dos aparentes contratos de prestación de servicios
independientes, no le da al nexo la connotación de uno de
naturaleza civil, cuando del análisis del acervo probatorio
surge que en la realidad lo que existió entre las partes fue
un verdadero vínculo contractual laboral.

23
Radicación n.° 46704

De tal modo, que en este asunto quedó plenamente


demostrados los elementos esenciales de todo contrato de
trabajo consagrados en el art. 23 del C.S.T., relativos a la
actividad personal, la subordinación o dependencia y el
salario.

A continuación se procederá a determinar los extremos


temporales de la relación laboral que ató a la accionante
con la empresa demandada y el monto del salario
devengado, al igual que establecer cuáles derechos no se
encuentran prescritos y a resolver cada una de las súplicas
incoadas en la demanda inicial, así:

1.- Extremos temporales de la relación laboral.

En las declaraciones y hechos que de la demanda


inaugural (fls. 38, 44 y 47 del cuaderno de Juzgado) y en el
interrogatorio de parte absuelto por la demandante (fls. 306
ibídem, respuesta pregunta 17), la trabajadora aseveró que
su vinculación laboral tuvo vigencia entre el «1° de marzo de
1994 hasta el 30 de marzo de 2003».

A su turno, la demandada al dar respuesta al libelo


demandatorio (fls. 75 y 79 ídem), negó los extremos
temporales de la relación y aclaró que los servicios
personales prestados «se extendieron sólo hasta el día 26 de marzo

24
Radicación n.° 46704

de 2003». El representante legal de la accionada, en la

documental de fl. 14 del cuaderno principal certificó que la


actora prestó servicios desde «Marzo de 1994 a Marzo de 2003», y
en el interrogatorio de parte absuelto confesó los extremos
temporales de la relación laboral aducidos por la
demandante, al contestar las preguntas 1, 2 y 20, así:

«1.- PREGUNTA. Por favor indique al despacho cuando empezó a


laborar la demandante para la empresa que usted representa?.

CONTESTO: La señora Karla Ardila nunca laboró para la


compañía, desarrolló una actividad objeto de un contrato de
prestación de servicios y la comenzó hacer alrededor del año
1994.

2.- PREGUNTA. Por favor informe al despacho porque razón


durante el período comprendido entre el 1 de marzo de 1994 y el
7 de marzo de 2001, la empresa que usted representa no
suscribió ningún tipo de contrato con la demandante?.

CONTESTO: En la fecha en que me indica se suscribieron


contratos de prestación de servicios con el representante legal de
ese entonces y la contratista en forma verbal, y siempre fueron
contratos de prestación de servicios».

(…)

20.- PREGUNTADO: Diga cómo es cierto sí o no que no obstante


la terminación del contrato, la demandante continúo laborando
hasta el 30 de marzo del 2003?

CONTESTÓ: «Es cierto y aclaro que debido a la extensión con


otro si al contrato que mi compañía sostenía con otra, se hizo
necesaria la extensión a los contratistas del mismo contrato y
cada uno tenía la facultad de decidir si seguía o no prestando
sus servicios para el desarrollo de la actividad por el corto tiempo
que podían continuar haciéndola» (subraya la Sala, fls. 290,
291 y 294 ibídem).

25
Radicación n.° 46704

Por lo anterior, se tendrá como fechas de ingreso el 1°


de marzo de 1994 y de retiro el 30 de marzo de 2003.

2.- Monto del Salario.

Como se advirtió en sede de casación, de los


documentos visibles a fls. 27 a 36, 122 a 271 y 396 a 439
del cuaderno principal, es dable extraer que la demandante
recibió pagos por el trabajo que realizó, que según se
informó en los supuestos fácticos de la demanda inaugural
«El salario devengado por la demandante era variable y por tareas
desarrolladas, ya que se determinaba por la producción, (registros
digitados), de un informe que sacaba el supervisor de cada
computador, pero siempre fue superior al salario mínimo legal mensual
vigente, como se registró en cada una de las consignaciones que la
Empresa hacía a favor de mi representada, a través de una cuenta de
ahorros en CONAVI» y que «Quincenalmente, le era consignado su

salario» (hechos 6.9 fl. 45 y 6.17.1 fl. 47 ibídem).

Sin embargo, al remitirse la Sala a las planillas de


producción por días, aparecen algunas cifras que no
reflejan lo que se cancelaba quincenalmente a la
accionante, así mismo no todas las cuenta de cobro tiene
señal de aceptación por parte de la sociedad demandada, y
respecto de la cuenta de ahorros de CONAVI, cuyo titular es
la actora, si bien allí figuran varios depósitos, lo cierto es
que no está demostrado que todos ellos correspondan a
pagos por el trabajo desarrollado por dicha trabajadora,

26
Radicación n.° 46704

todo lo cual hace que no sea posible obtener el promedio de


lo percibido por la remuneración variable durante todo el
período trabajado.

De suerte que, no hay otro camino que al estar


probado que la demandante cumplía una jornada completa
con un horario de «8 A.M. a 5 P.M.» (fl. 14), se tenga como
retribución devengada el salario mínimo legal mensual de la
época.

3.- Prescripción.

La convocada al proceso al contestar la demanda


formuló la excepción de prescripción, y al respecto se
observa, que como quiera que la demanda introductoria se
instauró el 28 de marzo de 2006, según la constancia de
folio 69 del cuaderno principal, esto es, antes del
vencimiento de los tres años contabilizados desde la fecha
de retiro, que como quedó visto corresponde al 30 de marzo
de 2003, se tiene que los derechos causados a la
terminación del contrato de trabajo, así como aquellos que
se generaron durante la vigencia de la relación laboral
dentro de los tres años inmediatamente anteriores a su
exigibilidad, no se encuentran afectados por el fenómeno
jurídico de la prescripción, conforme a los artículos 488 del
C. S. del T. y 151 del C. P. T. y de la S.S., salvo las
vacaciones cuya reclamación implica la pérdida del derecho

27
Radicación n.° 46704

del trabajador a disfrutar o compensar las correspondientes


a los años que excedan de cuatro, pues las mismas son
exigibles hasta cuando venza el año que tiene el empleador
para concederlas.

4.- Restablecimiento del contrato de trabajo, por el


no pago de aportes al sistema de seguridad social y
parafiscales, para la fecha de su fenecimiento.

Sobre esta precisa temática, la Sala tuvo la


oportunidad de estudiar y definir que el parágrafo 1° del
artículo 29 de la Ley 789 de 2002, que modificó el art. 65
del C.S. del T., no contempla el restablecimiento real y
efectivo del contrato de trabajo, tan es así, que la norma
consagra el pago posterior de las cotizaciones de seguridad
social y parafiscalidad, dado que su finalidad no es otra que
la de garantizar su cancelación oportuna. En consecuencia,
el presunto incumplimiento de lo preceptuado en tal
normativa por parte del empleador, no genera la ineficacia
del despido y el restablecimiento del contrato, como lo
pretende la parte actora (Sentencia CSJ, 14 jul. 2009, rad.
35303, reiterada en la SL12041-2016, 27 jul. 2016, rad.
50027). Por consiguiente, se absuelve de esta súplica.

5.- Cesantía.

En la presente causa, la normatividad aplicable en


materia de liquidación de cesantía, es la prevista en la Ley

28
Radicación n.° 46704

50 de 1990 artículos 98 y 99, que estableció un nuevo


régimen para los trabajadores vinculados a partir del 1° de
enero de 1991 o quienes estando laborando a esa fecha
manifiesten su deseo de acogerse a ese sistema, consistente
en una liquidación anual con corte a 31 de diciembre de
cada año y su posterior consignación en un fondo de
cesantías a más tardar el 14 de febrero del año siguiente.

En este punto debe aclararse, que las cesantías así se


tengan que consignar anualmente en un fondo de
pensiones, se hacen exigibles a la terminación del contrato
de trabajo, ya que por la naturaleza y finalidad de esta
prestación social, destinada a atenuar las vicisitudes que
pudieren sobrevenir de la condición de cesante en que
pudiera encontrarse el trabajador, solo a la finalización del
vínculo aquél podría beneficiarse sin las limitaciones
exigidas en los casos en que durante la vigencia de la
relación laboral necesitara anticipos parciales o préstamos
sobre las mismas, lo que significa que desde el día siguiente
a culminarse el contrato resulta dable contar con la efectiva
libertad de disposición (sentencia CSJ SL, 24 ag. 2010, rad.
34393).

De ahí que, por concepto de las cesantías anuales de


todo el tiempo laborado, hechas las operaciones del caso, le
corresponde a la demandante recibir, un total a pagar de
$1.893.700,oo.

29
Radicación n.° 46704

6.- Intereses a la Cesantía y su sanción por el no


pago oportuno.

De acuerdo con las cesantías liquidadas, por intereses


a la misma en el lapso no prescrito, esto es, del 30 de marzo
de 2000 hasta el mismo día y mes del año 2003, a la actora
le corresponde por este concepto, la cantidad de
$97.299,oo, así mismo una suma igual a título de sanción
conforme el art. 1° de la Ley 52 de 1975.

7.- Prima de servicios.

Por las primas de servicios no prescrita, que


corresponden al período del 30 de marzo de 2000 al 30 de
marzo de 2003, a la accionante se le debió pagar un total de
$873.075,oo.

8.- Vacaciones.

Efectuado el cálculo correspondiente por este descanso


remunerado, tiene derecho por los periodos no prescritos
que van del 30 de marzo de 1999 al 30 de marzo de 2003, a
que se le compense en dinero a la terminación del vínculo
laboral, la suma de $596.545,83.

30
Radicación n.° 46704

9.- Indemnización por despido.

En virtud de que la accionada desde la contestación al


libelo demandatorio inicial, admitió que dio por terminado
el vínculo contractual de la actora, pero adujo que no medio
despido alguno dada la naturaleza civil del nexo que rigió
entre las partes, el cual en su decir no era del orden laboral,
al resultar que no le asistía la razón ya que en la realidad se
desarrolló fue un verdadero contrato de trabajo, en
definitiva se concluye que se presentó un despido
injustificado, correspondiéndole por indemnización la suma
de $2.124.800,oo.

10.- Horas extras, dominicales y festivos incluidos


los compensatorios.

Dado que la demandante no cumplió con la carga


probatoria, relativa a demostrar que efectivamente laboró
tiempo suplementario y en días de descanso obligatorio, se
absuelve de estas pretensiones.

11.- Aportes al Régimen de Pensiones.

La demandante reclama el pago a su favor de los


aportes para pensión, que debió cancelar la demandada al

31
Radicación n.° 46704

Sistema General de Pensiones durante todo el tiempo


servido, ya sea directamente a ella o con destino a la
entidad de seguridad social que escoja.

Como lo tiene adoctrinado la Sala, no resulta


procedente ordenar el pago directo de estos emolumentos a
la demandante, ya que están establecidos por el legislador a
cargo, tanto del empleador como del trabajador, con el fin
específico de financiar los eventuales riesgos que ampara la
seguridad social, y por tanto su destinatario o
administrador es la entidad de seguridad social que está
legitimada para percibirlos. De modo que, no es viable que
el trabajador pretenda que se le cancelen tales aportes,
porque sólo en algunos eventuales casos previamente
definidos en la ley, es que se puede solicitar la devolución
de lo cotizado de más, pero no el pago directo de los aportes
que debieron hacerse y no se realizaron en su oportunidad
(Sentencia CSJ SL, 28 ab. 2009, rad. 33849).

Sin embargo, en virtud de que la pretensión


igualmente está encaminada a que la solución de dichos
aportes para pensión, se haga entonces a la respectiva
administradora de pensiones, lo pertinente será ordenar a
la sociedad demandada que cubra los mismos a la entidad
de seguridad social o fondo al que se encuentre afiliada la
accionante, y en estos términos se condenará.

32
Radicación n.° 46704

12. Subsidio Familiar y Auxilio de desempleo.

La actora pretende el reconocimiento del subsidio


familiar por un hijo menor, por no haber sido afiliada a la
Caja de Compensación Familiar; así mismo pide el auxilio
de desempleo que cubre dicha entidad. Tales pretensiones
están llamadas al fracaso, en primer lugar, por cuanto la
trabajadora no demostró haber informado y acreditado en
su momento ante su empleador la existencia de su hijo
beneficiario del subsidio que ahora reclama, para que surja
la obligación por parte de éste de sufragar dicho
emolumento; y en segundo lugar, no se probaron los
presupuestos legales para tener derecho al auxilio de
desempleo implorado.

13.- Devolución de las sumas descontadas.

Esta súplica no puede prosperar, habida cuenta que la


parte actora se limitó a solicitar de manera genérica, el pago
de los «descuentos ilegales que se logren probar en el transcurso del
proceso», sin especificar a qué rubros se refería, y si se trata

de lo deducido por retención en la fuente, tampoco puede


tener éxito, pues como lo ha sostenido la Corporación de
tiempo atrás, su devolución corresponde a «una cuestión de
índole tributaria ajena a lo que propiamente constituye el objeto de este
litigio, por no tratarse de un asunto de naturaleza laboral» (Sentencia

CSJ SL, 29 jun. 2001, rad. 15499).

33
Radicación n.° 46704

14.- Indemnizaciones Moratorias.

La demandante reclama el reconocimiento de


indemnizaciones moratorias, la consagrada en el artículo 65
del C. S. del T., por el no pago de prestaciones sociales a la
terminación del contrato de trabajo, al igual que la prevista
en el art. 99 de la Ley 50 de 1990, por la no consignación de
las cesantías anuales en un fondo.

La Sala no vislumbra actuación que permita inferir que


la sociedad demandada obró de mala fe cuando se abstuvo
de considerar el nexo como laboral y pagar las acreencias,
cuyos reconocimientos se están ordenando a través de esta
decisión.

En efecto, resulta claro, que la accionada tenía la firme


convicción de que la relación estaba regida por un vínculo
distinto al laboral, según la apreciación que le diera a los
distintos documentos que en el desarrollo de la actividad
contratada se expidieron o emitieron y acorde con el
sistema de pago que se estableció, situación que sólo se
vino a definir al resolverse el fondo de esta litis.

Adicionalmente, la empresa en la contestación de la


demanda inicial y en el transcurso del proceso siempre

34
Radicación n.° 46704

sostuvo con razones fundadas, que la vinculación con la


demandante, fue inicialmente mediante un contrato verbal
y luego escrito de carácter civil, postura que estaba
soportada en la documental que obra en el expediente,
como los documentos contractuales, las cuentas de cobro y
las planillas emitidas, así finalmente la razón no estuviera
de su parte, pues de la correcta valoración probatoria de
esas probanzas miradas en forma conjunta con los otros
medios de convicción, dejara al descubierto la presencia
más bien de signos indicativos de subordinación o
dependencia laboral.

Lo anterior, hace que la conducta de la empleadora


demandada deba justificarse para ubicarla dentro del
terreno de la buena fe, y en consecuencia se mantendrá la
absolución por estas súplicas.

15.- Indexación e Intereses Moratorios.

Resulta procedente indexar las condenas impuestas


desde el momento en que se causó cada acreencia laboral,
con base en el índice de precios al consumidor, y para tal
efecto la Sala tomará la información pertinente de la página
del DANE en internet, por considerarse como hechos
notorios, todos los indicadores económicos nacionales al
tenor de lo dispuesto en el art. 191 del C.P.C., hoy art. 180
del C.G.P., aplicable por remisión analógica al
procedimiento laboral, salvo lo referente a los intereses de la

35
Radicación n.° 46704

cesantía por cuanto se ordenó la sanción por su no pago


oportuno.

No hay lugar a intereses moratorios dado que las


sumas adeudadas se están actualizando con el mecanismo
de la indexación ordenada.

Para mayor ilustración, las condenas que antes se


mencionaron, junto con la indexación al 30 de septiembre
de 2016, arrojan los siguientes guarismos:

36
Radicación n.° 46704

37
Radicación n.° 46704

Debe decirse que la anterior liquidación de las condenas


que son objeto de indexación, no obsta para que en el
momento oportuno se actualicen con la corrección
monetaria para la fecha en que se haga efectivo el pago.

En cuanto a las excepciones propuestas, acorde con lo


decidido, se declara probada parcialmente la de
prescripción de las sumas adeudadas en los términos
antedichos, al igual que la de buena fe.

De otra parte, se tendrán por no demostradas las


demás excepciones, entre ellas la denominada «Cláusula
compromisoria» y «Falta de competencia», por cuanto al estarse en

presencia de una típica relación laboral, esta jurisdicción sí


es competente para conocer y definir la presente
controversia, así mismo tampoco puede tener prosperidad
la de prescripción de la acción, por virtud de que se

38
Radicación n.° 46704

demandó dentro del término trienal contabilizado desde la


fecha de retiro que como quedó visto se produjo el 30 de
marzo de 2003.

Por todo lo dicho se revocará la sentencia absolutoria de


primer grado, y en su lugar se declarará la existencia del
contrato de trabajo con los extremos temporales antes
determinados y se impondrán las condenas en la forma
dispuesta en precedencia.

De las costas del recurso de casación no hay lugar a


ellas dado que la acusación salió avante, las de la alzada no
se causaron y las de la primera instancia serán a cargo de
la parte vencida que lo fue la sociedad demandada.

IX. DECISIÓN

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, Sala de Casación Laboral, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley, CASA
la sentencia dictada el 26 de marzo de 2010, por la Sala
Laboral de Descongestión del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá, en el proceso que KARLA GIOVANNA
ARDILA ARÉVALO le adelanta a la sociedad D Y S
SERVICIOS INTEGRADOS LTDA.

39
Radicación n.° 46704

En sede de instancia:

Primero.- SE REVOCA la sentencia absolutoria de


primer grado, para en su lugar, DECLARAR la EXISTENCIA
DEL CONTRATO DE TRABAJO celebrado entre las partes
que tuvo vigencia del 1° de marzo de 1994 hasta el 30 de
marzo de 2003.

Segundo.- Como consecuencia de lo anterior,


CONDENAR a la sociedad DEMANDADA, a pagar a favor de
la DEMANDANTE, los siguientes conceptos y sumas de
dinero:

a.- CUATRO MILLONES OCHOCIENTOS CINCUENTA


MIL DOSCIENTOS CINCUENTA Y TRES PESOS CON
NOVENTA Y SEIS CENTAVOS ($4.850.253,96) M/CTE.
por cesantía indexada.

b.- CIENTO NOVENTA Y CUATRO MIL QUINIENTOS


NOVENTA Y OCHO PESOS ($194.598,oo) M/CTE. por
intereses de cesantía doblados.

c.- UN MILLÓN SETECIENTOS DIEZ MIL


OCHOCIENTOS NOVENTA Y SEIS PESOS CON SETENTA

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Radicación n.° 46704

Y CINCO CENTAVOS ($1.710.896,75) M/CTE. por prima


de servicios indexada.

d.- UN MILLON CIENTO NOVENTA Y TRES MIL


TRESCIENTOS QUINCE PESOS CON SETENTA
CENTAVOS ($1.193.315,70) M/CTE., por vacaciones
indexadas.

e.- TRES MILLONES OCHOCIENTOS VEINTIDOS


MIL NOVECIENTOS DOCE PESOS CON CINCUENTA Y
DOS CENTAVOS ($3.822.912,52) M/CTE. por
indemnización por despido indexada.

f.- Aportes para pensión que se deberán sufragar por


parte de la demandada a la entidad de seguridad social o
fondo al que se encuentre afiliada la accionante.

Tercero.- Se DECLARA parcialmente probada la


excepción de Prescripción, así como la de Buena fe, y no
demostrados los demás medios exceptivos.

Cuarto.- Se CONFIRMAN las demás absoluciones.

Costas como se indicó en la parte motiva.

Notifíquese, publíquese, cúmplase y devuélvase el


expediente al tribunal de origen.

41
Radicación n.° 46704

JORGE LUIS QUIROZ ALEMÁN


Presidente de Sala

GERARDO BOTERO ZULUAGA

JORGE MAURICIO BURGOS RUIZ

FERNANDO CASTILLO CADENA

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO

RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO

LUIS GABRIEL MIRANDA BUELVAS

42
Radicación n.° 46704

SALVAMENTO DE VOTO PARCIAL

Demandante: Karla Giovanna Ardila Arévalo


Demandado: D y S Servicios Integrados Ltda.
Radicación: 46704
Magistrado Ponente: Gerardo Botero Zuluaga

Aun cuando comparto la decisión adoptada en sede de


casación, con el respeto acostumbrado, me aparto
parcialmente de la decisión emitida en sede de instancia, en
cuanto se absolvió a la demandada del pago de la
indemnización moratoria contenida en el artículo 65 del
Código Sustantivo del Trabajo, tras considerar que la
conducta de aquella, estuvo revestida de buena fe, conforme
la razones que a continuación expongo:

Esta Corporación en múltiples oportunidades ha


insistido en que la sola presencia de contratos de prestación
de servicios, sin que concurran otras razones atendibles
que justifiquen la conducta de la demandada para haberse
sustraído del pago de las prestaciones adeudadas y no
canceladas en tiempo, respecto del trabajador subordinado,
no es suficiente para tener por demostrada la convicción de
la empleadora de actuar bajo los postulados de la buena fe.
Por ejemplo, en sentencia CSJ SL11351-2014 se reiteró este
criterio en los siguientes términos:

Vale la pena mencionar, que la simple negación de la existencia


de una relación de trabajo o de haber suscrito las partes
contratos de prestación de servicios, no tiene la virtud de
exonerar de la sanción moratoria, como tampoco la demostración
de existencia del contrato de trabajo, conlleva necesariamente a

43
Radicación n.° 46704

dicha sanción. En este sentido se pronunció esta Sala en la


sentencia CSJ SL, 23 oct. 2012, rad. 41005, en la que se refirió
como precedente la sentencia CSJ SL, 7 dic. 2010, rad. 38822,
que además hizo acopio de la sentencia CSJ SL, 23 feb. 2010,
rad. 36506.

En lo que respecta a la indemnización moratoria, derivada del


incumplimiento del empleador en el pago de salarios y
prestaciones sociales, su imposición exige un examen de los
elementos relativos a la buena o mala fe que dirigieron la
conducta del empleador omisivo, con el fin de constatar si su
comportamiento fue o no justificado y si sus argumentos, pueden
considerarse atendibles y razonables, en la medida en que lo
hubiese llevado al convencimiento de que nada debía.

De lo dicho, se tiene que la buena o mala fe del


empleador no se refleja en la simple creencia frente a que el
contrato que ligó a las partes fue de una naturaleza
diferente a la laboral, sino que ello surge de otros aspectos
que giran alrededor de la conducta que asumió en su
condición de deudor obligado. En tal sentido, le
corresponde al juez contrastar los elementos de convicción
arrimados al proceso, a fin de verificar la existencia de
argumentos valederos que sirvan para abstenerse de
imponer la sanción.

Así pues, en mi sentir, del análisis particular del caso


concreto, no resulta válido inferir que la renuencia de la
empleadora a reconocer el carácter subordinado de la
relación laboral que la ató con la actora y de contera la
negativa al pago de los salarios y prestaciones debidos a la
terminación de dicho vínculo, estuvieron exentas de buena
fe.
En efecto, basta recordar que en el sub lite se acreditó
que aquella realizó la labor de digitadora desde «marzo de
1994»; sin embargo, al expediente únicamente se aportaron

44
Radicación n.° 46704

dos contratos de prestación de servicios correspondientes a


los años 2001 y 2002, pues en decir de la accionada -desde
la contestación de la demanda-, la vinculación se dio a
través de esa misma modalidad contractual, pero pactada
en forma verbal.

Tal circunstancia, es indicativa de que la empleadora


intentó encubrir la relación laboral que de antaño sostenía
con su trabajadora y revestir de legalidad a la misma a
través de los contratos civiles suscritos en las dos últimas
anualidades de su vinculación.

Aunado a lo anterior, de la certificación de fecha 11 de


septiembre de 2013 visible a folio 14, se advierte cómo el
representante legal de la demanda hizo constar que la
actora realizó la «labor» de digitadora de «Marzo de 1.994 a
Marzo de 2003», en un horario de 8 a.m. a 5 p.m.,
«demostrando calidad, responsabilidad y honestidad en
todas las labores a ella encomendadas».

Así, se tiene que la empresa convocada le dio a la


demandante el tratamiento de una verdadera trabajadora,
pues del contenido de tal documento emerge una verdadera
subordinación jurídica, que no una relación independiente
o de prestación de servicios como lo alegara el accionado, en
tanto en aquel se señala claramente que aquella «laboró»
para la accionada en las fechas allí indicadas, lo que
demuestra que esta tenía el convencimiento de que estaba
frente a una relación de carácter laboral.

45
Radicación n.° 46704

Las planillas de control de entradas y de salidas


visibles a folios 98 a 121, cuya validez no se discutió en el
proceso, dan cuenta que la trabajadora estaba sujeta a una
supervisión frente al cumplimento de horarios, lo que le
resta fuerza persuasiva al argumento de que no estaba
sometida a la prestación de un servicio no subordinado.

Por su parte, los medios de convicción que militan a


folios 122 a 271, consistentes en los reportes de producción
de la demandante es dable extraer que se ejercía un estricto
control sobre las labores que a diario realizaba, lo cual
marca la existencia de una verdadera intervención ejercida
por el empleador, lo que desde luego va en contravía de la
independencia y autonomía.

Así pues, en el sub judice no solo se demostró la


prestación personal del servicio por la demandante a la
empresa enjuiciada mediante contratos de trabajo
revestidos de la forma de contratos de prestación de
servicios, sino también el hecho que durante su desarrollo y
hasta su terminación aquel se sustrajo de reconocer el
carácter subordinado que le era propio y que -como quedó
visto-, ejercía sin restricción alguna.

En tal virtud, resultaba acertado afirmar que la


conducta del demandado estuvo desprovista de razones
atendibles constitutivas de buena fe y, por tal motivo, en mi
criterio, procedía el pago de la indemnización moratoria
deprecada, pues reitero, no aparecen acreditados los
elementos de juicio suficientes para que aquel se sustrajera

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Radicación n.° 46704

de reconocer los derechos salariales y prestacionales que le


correspondían a la accionante.

En los anteriores términos dejo expuestas las razones


de mi salvamento de voto parcial.

Fecha ut supra.

CLARA CECILIA DUEÑAS QUEVEDO


Magistrada

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