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Antropología
Instituto Colombiano de Antropología e Historia - Icanh
Editorial Universidad de Antioquia
Colección Antropología
© Pilar Riaño Alcalá
© Editorial Universidad de Antioquia
© Instituto Colombiano de Antropología e Historia – Icanh
ISBN:
Título original: Dwellers of Memory, Youth and Violence in Medellín, Colombia
Primera edición (en inglés): Transaction Publishers, Nueva Jersey, 2006
Primera edición (español):
Traducción: Martha Segura
Coordinación editorial: Esther Fleisacher C.
Diseño de cubierta:
Motivo de cubierta: Fotografías de Luigi Baquero
Diagramación: Marcela Mejía Escobar
Impresión y terminación: Editorial Universidad de Antioquia
Impreso y hecho en Colombia / Printed and made in Colombia
Prohibida la reproducción total o parcial, por cualquier medio
o con cualquier propósito, sin la autorización escrita de la Editorial
Universidad de Antioquia
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El contenido de la obra corresponde al derecho de expresión del autor
y no compromete el pensamiento institucional de la Universidad de
Antioquia ni desata su responsabilidad frente a terceros. El autor asume la
responsabilidad por los derechos de autor y conexos contenidos en la obra,
así como por la eventual información sensible publicada en ella.
Contenido
Introducción.................................................................. xxix
Capítulo 1
Historias locales bajo una luz nacional ...................... 1
Capítulo 2
Recordar el lugar: construir y percibir lugares ......... 51
Capítulo 3
Las memorias vivas de la muerte:
historias orales de muerte y de muertos .................... 103
Capítulo 4
Fantasmas, cuerpos poseídos y guerreros:
narraciones de miedo y violencia de género .............. 145
Capítulo 5
¿Un olvido generacional? ............................................. 173
Epílogo
El nuevo tráfico de memorias ..................................... 198
del texto del inglés al español fue realizada por Martha Segura.
Su entusiasmo y la calidad de su trabajo le han dado un nuevo
vigor a este texto. Agradezco también a Esther Fleisacher por
su excelente trabajo en la edición final del texto.
El trabajo de campo fue posible con el apoyo financiero
del Consejo Canadiense de las Ciencias Sociales y Humanas
(SSHRC), del Centro Internacional de Investigación para el
Desarrollo (CIID) y de la Corporación Región. Reescribí varios
capítulos de este libro durante mi estadía como investigadora
asociada en el Instituto Colombiano de Antropología e His-
toria (Icanh), y más tarde en el Centro de Investigación sobre
Latinoamérica y el Caribe (Cerlac) de la Universidad de York
y en el Centro de Estudios del Refugio (CRS). María Victoria
Uribe, en el Icanh; Viviana Patroni, en el Cerlac; y Peter Penz,
en el CRS, me abrieron las puertas de estos institutos y me
brindaron todo su apoyo. Durante el último año de prepa-
ración de este manuscrito recibí el respaldo de la Escuela de
Trabajo Social y Estudios de la Familia en la Universidad de la
Columbia Británica.
Presentación
3 Sus aspectos más controvertidos fueron sus vínculos con el proyecto paramilitar
en Antioquia y el ejercicio del terror y de acciones armadas que sobrepasaban
su misión de ser proveedoras de información para el Ejército.
xxxiv
Colombia en la encrucijada
dio diario; y en el periodo octubre del 2000 a marzo del 2001 se mantuvo el
promedio del semestre anterior (abril a septiembre del 2000), de aproxima-
damente 20 víctimas diarias. El promedio diario de víctimas por homicidio
político y ejecución extrajudicial se mantuvo en más de 11, el promedio de
desaparición forzada pasó a más de 1 diaria, y las víctimas de homicidio contra
personas socialmente marginadas aumentaron de 1 cada dos días a 1 cada
día” (Mesa de Trabajo “Mujer y Conflicto Armado”, 2001:8).
xxxvii
9 Una actitud que fue captada por el título de la película de Víctor Gaviria,
Rodrigo D no futuro (1988), y por el libro de Alonso Salazar, No nacimos pa’
semilla (1990).
xl
Puentes de la memoria
11 Esta idea de la memoria como una distancia situada y encarnada incluye esas
prácticas encarnadas y situadas de memoria que Connerton (1989:36) define
como “memoria-hábito social”. El cuerpo tiene una capacidad de aprendizaje,
una memoria corporal social para reproducir una cierta performance, para
seguir sus códigos y reglas. Esta noción de hábito social, según Connerton,
incluye un conocimiento y un recuerdo en las manos y en el cuerpo.
xlvi
19 Medellín está dividida en 6 zonas urbanas y 16 comunas (ver mapa nº 4). Una
zona incluye un área de numerosos barrios de varios niveles sociales y económicos, y
se divide en comunas que comparten características sociales y económicas.
lviii
Historias locales
bajo una luz nacional
1 Aquí, y a todo lo largo de este libro, las expresiones entre comillas correspon-
den a citas tomadas de mi memoria, de las notas del trabajo de campo o de
material grabado. En estos casos, la fuente, la fecha y la ocasión se incluyen
en un paréntesis adjunto.
2 Conocí a don José en mayo de 1997, la primera vez que vine al barrio An-
tioquia. Don José, un hombre de alrededor de cincuenta años, residente del
barrio, trabajaba con Probapaz, la organización creada para coordinar el
pacto de no agresión entre las bandas juveniles del barrio y para emprender
2 / Antropología del recuerdo y el olvido
este proceso superaron las expectativas del proyecto y derivaron, por ejemplo,
en la producción de tres videos aficionados a cargo del grupo de jóvenes,
la dramatización de varios fragmentos del “libro de anécdotas” durante las
celebraciones locales, y el uso del mismo libro por parte de las escuelas y
residentes que asumieron la tarea de escribir una historia del barrio. Las
prácticas de producción de historia de la comunidad incluyen la escritura
de ésta por parte de los residentes, para un concurso municipal, videos pro-
ducidos por una organización local a la que pertenecen algunos residentes,
eventos organizados en el marco de la celebración anual de la comunidad por
la paz, “Calles de cultura” (v. gr., sesiones de narración de historias, dramas
históricos) y las sesiones informales de narración de historias.
4 Se aglutinan fuentes orales y escritas, que incluyen: las historias rememoradas
por los residentes del barrio Antioquia durante los diversos talleres; las se-
siones de grupo del trabajo de campo y los encuentros informales; las notas
y observaciones etnográficas; la variedad de videos, dramas y actuaciones
puestos en escena por individuos y grupos de la comunidad; la literatura y
documentación sobre historia regional. Los sucesos narrados aquí, algunas
veces son reconstrucciones hechas a partir de historias contadas por habitantes
del barrio. Otras veces se narran tal y como los recordó un individuo o como
los describió la persona que realmente los vivió.
5 Cuando la familia de Manuel llegó, a principios de 1930, había sólo doce casas
en el barrio Antioquia. Manuel nació en el barrio y allí ha vivido sus sesenta y
cinco años. Ha sido testigo de los eventos claves que han tenido lugar allí y hoy
dice con orgullo que su familia es una de las fundadoras del barrio. Manuel
4 / Antropología del recuerdo y el olvido
contó esta historia durante una entrevista grupal con sus dos primas, Teresa y
Ofelia, realizada el 16 de agosto de 1997.
6 Paisas es la expresión utilizada en Colombia para referirse a las personas de
Antioquia, Caldas y la zona cafetera (ver mapa nº 2). Paisa viene de “paisano”,
término que describe la especial relación y las lealtades entre los habitantes
de una misma comarca.
7 A partir de 1870, grandes oleadas de nuevos inmigrantes provenientes de
Europa —en particular de Italia— y del campo argentino empezaron a llegar
al puerto de Buenos Aires. Todos ellos se aglomeraron a las afueras de la ciu-
dad, denominadas los arrabales o las orillas de Buenos Aires (Taylor, 1976).
8 El nombre es tomado de los lunfardos, ladrones profesionales. El vocabulario
y el uso del lunfardo combina palabras de varios grupos inmigrantes, pero
sobre todo del idioma italiano.
Historias locales bajo una luz nacional / 5
18 Cuando el líder popular liberal Jorge Eliécer Gaitán fue asesinado en Bogotá
y estalló una revuelta social en gran escala.
19 Las manifestaciones más violentas de esta guerra civil tuvieron lugar en el
campo y en regiones como la zona cafetera andina, los alrededores del río
Magdalena (un canal fluvial de comunicación clave para el país) y los Llanos
Orientales. Roldán (1998) explica la singularidad del caso de Antioquia en
el contexto nacional.
12 / Antropología del recuerdo y el olvido
Teresa: Entonces la primera noche de esas, las luces del barrio las
apagaron. ¿Por qué? Las casas de familia, que eran tres o cuatro,
eran con bombillo amarillo, todas las demás casas eran con bombi-
llitos rojos y en el barrio los hombres que pudieron salir a noveleriar
[vieron que] no había dónde colocar un alfiler de todos los carros
que fueron de Medellín a gozar la primera noche de la única zona
de tolerancia. Entonces a nosotros nos impactó eso. Nos dejaron
asomar un momento por la ventana para que viéramos cómo se veía,
y no había dónde poner un alfiler, y carros y carros, y eso se nos
grabó en la mente (ver figura 1).27
27 Teresa contó esta historia para describir la imagen que elaboró y que visua-
liza la primera noche del barrio convertido en zona de lupanares, uno de
los sucesos más significativos de su vida en el barrio. Presentó esta imagen
durante un taller de memoria con participantes del Centro de Capacitación
del barrio, el 27 de julio de 1997.
Historias locales bajo una luz nacional / 17
29 Las historias acerca de los camajanes las narraron don Ruman, quien llegó a
vivir al barrio a mediados de los años cincuenta y es el propietario de uno de
los bares, y don Andrés, antiguo residente y dueño de una de las farmacias
del barrio. Don Ruman le contó estas historias a Sebastián, un vecino del
barrio, líder juvenil y hoy estudiante de sociología, quien ha sido mi asistente
de investigación desde 1997.
20 / Antropología del recuerdo y el olvido
36 Los padres de doña Irma también fueron una de las primeras familias que
llegaron al barrio. Doña Irma nació allí y ha mantenido un contacto cercano
con muchas personas, a raíz de sus servicios como costurera.
37 Ha habido una alianza cercana entre el tráfico de droga y la política. Mientras
estructuras tradicionales como la familia y el vecindario proveen la red de
lealtad y compromiso necesaria para poner en circulación la droga, las alianzas
políticas suministran los lazos y abren las puertas requeridas para mover la
droga sin ser atrapado.
26 / Antropología del recuerdo y el olvido
las mujeres del barrio eran [¿éramos?] [risas] muy bonitas en esa época.
Entonces, ¡pero a mí no me tocó mafioso! Yo apenas miraba (risas).
¡Ah!, ¡y Édgar! Esos hombres se paraban con ese poco de muchachas y
los negocios los hacían aquí. [Taller de memoria, grupo de mujeres del
Centro de Capacitación del barrio Antioquia, 13 de junio de 1997].
38 Pablo Escobar se convirtió en una de las personas más ricas del mundo como
resultado de su participación y del control de un rentable negocio de tráfico
de cocaína. Escobar fue el líder indiscutible del cartel de Medellín y por un
breve periodo, a principios de 1980, congresista suplente. Fue expulsado en
1983, luego de un acalorado debate en el Senado con el ministro de justicia,
Rodrigo Lara Bonilla, en el que se alegaba sobre la corrupción del Congreso
por parte de la industria ilegal de la droga. Lara Bonilla fue asesinado por
orden de Pablo Escobar en 1984. Para una perceptiva y documentada biografía
de Escobar, véase el libro de Alonso Salazar, (2001).
39 Las “mulas” son aquellas que transportan individualmente pequeñas canti-
dades de droga.
28 / Antropología del recuerdo y el olvido
una “mula” de cada calle del barrio: “No hay una cuadra aquí
de la cual no se haya ido alguien a la USA, incluso si está en-
canado” (Giraldo, 1994).
Otros van más lejos y afirman convincentemente que
desde esos años “casi medio barrio” ha viajado a los Estados
Unidos. Doña Cecilia, Teresa, Ofelia y doña Irma, hoy abuelas,
crecieron con Griselda. A todas se les ofreció una oportunidad
semejante:
Doña Amparo: Buscaban sus mulas para que les hicieran el tal via-
jecito y se ganaban tanta plata y el que quería se quedaba por allá,
era fácil porque nadie los requisaba y mucha gente se fue. Yo no lo
hice porque mi amá no me dejó, o si no lo hubiera hecho y tendría
un poco de plata; aún después de casados me volvieron y me dijeron.
A uno le decían: ‘Vea, váyase que le pagamos tanto por un viaje’. La
gente se iba [...]. Aquí vino un señor y me dijo: ‘Yo sé que ustedes
están muy mal, váyase’. Yo estuve tentada a irme.
Hilda: Uno de los escándalos que hubo en el barrio Antioquia fue con
la primera persona que trajeron muerta de los Estados Unidos; era
una muchacha muy linda ella y que vivía en toda la 25. Todo el barrio
Antioquia se fue para allá y desde ahí cogieron la moda de traer los
cadáveres de los Estados Unidos. Y el primer hombre que trajeron
fue el difunto Pestañita, el esposo de Griselda Blanco, y cogieron la
moda de traer los muertos de los Estados Unidos. Estos fueron los
primeros que marcaron la pauta. (Taller con un grupo de mujeres
que participaron en un curso de costura industrial en el Centro de
Capacitación del barrio Antioquia, 16 de agosto de 1997).
42 Medellín está dividida en seis zonas urbanas y dieciséis comunas (ver mapa n° 3).
Una zona incluye un área de numerosos barrios de varios niveles sociales
y económicos. Una comuna es una división de la zona que incluye barrios
de similares niveles sociales y económicos (Secretaría de Bienestar Social,
1996).
43 Esta generación de jóvenes enfrentaba los efectos de una crisis industrial y
económica regional, un mercado laboral más competitivo y falta de opor-
tunidades económicas que hicieron crecer la tasa de desempleo a un ritmo
más acelerado que en cualquier otro lugar del país. Entre 1986 y 1992, en
Medellín, el 70% de los desempleados tenían menos de veintinueve años. La
gente joven soportaba no sólo el peso de las más altas tasas de desempleo, sino
también una menor participación en la fuerza de trabajo (37% en contraste
con un 55% de participación de la población mayor de 30 años) (Consejería
Presidencial y EAFIT, 1995).
32 / Antropología del recuerdo y el olvido
45 Las “oficinas” estaban formadas por bandas organizadas que eran interme-
diarias directas de los capos de la droga y atendían sus solicitudes de servicios
(transporte, secuestro, asesinato, limpieza social, etc.) por medio del reclu-
tamiento o la contratación de la delincuencia local y las bandas juveniles.
Mientras las bandas juveniles de sicarios emergieron en los barrios pobres
de Medellín, las oficinas surgieron en los vecindarios de clase obrera, como
Aranjuez, en la zona nororiental (Daza, 2001).
46 Las actividades de limpieza social eran llevadas a cabo por escuadrones de vigilantes
quienes, en su mayoría, obedecían órdenes de “las oficinas” y se encargaban de
“limpiar” (por medio de homicidios, amenazas y desplazamiento) los barrios afec-
tados por el robo, el consumo de droga y los actos violentos de las bandas juveniles
de atracadores. A finales de 1980, “las oficinas” dominaban casi en su totalidad el
mercado del control del “orden público” en los barrios (Daza, 2001).
34 / Antropología del recuerdo y el olvido
47 Ortiz señala cómo esta forma de violencia también fue empleada por ganaderos
de las regiones del Cauca, Córdoba y Sucre para exterminar o intimidar cam-
pesinos e indígenas que se estaban organizando para pelear por sus derechos.
Villa (2000) explica que la figura del sicario tiene sus orígenes en la guerra de
los esmeralderos de la década de 1970 en el departamento de Boyacá.
36 / Antropología del recuerdo y el olvido
Congestiones callejeras
Guerras locales
51 Escuché esta versión sobre el proceso de paz de muchos residentes del barrio
Antioquia, incluyendo líderes comunitarios, algunos de los jóvenes involucra-
dos en el conflicto y mujeres.
46 / Antropología del recuerdo y el olvido
das para hablar y acordar “la paz”. Cada vez que se firmaba o
estaba a punto de firmarse un pacto de no agresión, las comu-
nidades y los jóvenes recuperaban la esperanza, volvían a hacer
uso animado de las calles y podían reunirse en los festejos del
vecindario. No obstante, siguieron circulando los rumores de
que al haber paz, también habría la oportunidad de llevar a
cabo “limpiezas”.
En el resto del país, también se dio una oscilación seme-
jante. La administración del presidente liberal César Gaviria
Trujillo negoció agendas de paz y acuerdos con varios grupos
guerrilleros, pero fracasaron las negociaciones de paz con los
dos mayores y más antiguos: las FARC y el ELN (Restrepo,
1997). A nivel nacional, al igual que en el barrio Antioquia, la
paz era un terreno minado, en el que no podían reconciliarse
agendas ocultas y no tan ocultas. El gobierno, desperado por
mostrar resultados en este campo mientras el país sobrellevaba
dramáticas reformas neoliberales, buscó negociaciones con
grupos guerrilleros menores, como el indígena Quintín Lame,
dos fracciones del EPL —Ejército Popular de Liberación— y
las milicias urbanas de Medellín. Los acuerdos con las milicias
urbanas se firmaron a principios de 1994, poco después de que
las seis bandas del barrio Antioquia ratificaran su pacto de
no agresión. Los gobiernos nacional, regional y municipal les
dieron la bienvenida a estos dos procesos y los utilizaron como
ejemplos de su voluntad política de negociar con los grupos
armados (Palacios, 1997).53
En 1997, mientras llevaba a cabo mi trabajo de campo, el
barrio Antioquia seguía viviendo en el oscilante movimiento
entre “paz” y “guerra”, alianzas y conflictos sangrientos. No
obstante, al mismo tiempo, la actividad comunitaria crecía en
Recordar el lugar:
construir y percibir lugares
1 Este taller tuvo lugar en abril de 1997, y contó con la participación de vein-
tisiete trabajadores juveniles involucrados con organismos gubernamentales,
ONG y organizaciones populares de toda la ciudad. Sus actividades incluyen
programas de liderazgo y organización juvenil, resolución de conflictos y pro-
cesos de paz, proyectos recreativos, educativos y culturales.
Recordar el lugar: construir y percibir lugares / 53
Un recorrido
3 Kelly es una líder juvenil del la zona centroriental y una de las fundadoras de
la Red Juvenil de la ciudad. Tiene un agudo interés en los asuntos juveniles,
ambientales y culturales. Es una talentosa narradora de historias y me guió
a lo largo de dos extensos recorridos.
4 Juego de palabras entre “Medellín” y “metralleta”.
56 / Antropología del recuerdo y el olvido
7 Ya en 1989 había varias bandas del barrio, como Los Barbados, Los Porkys
y Los de Abajo, que se disputaban entre ellos. Cada banda pertenecía a un
sector geográfico diferente del barrio: la piedra, la escuela, la capilla. La
guerra entre las bandas adversarias tuvo su periodo más severo entre 1989 y
1993, época en la que murieron muchos de sus miembros. El primer acuerdo
de paz se negoció en 1993 (Zapata, 1992).
8 Las Comunidades Eclesiales de Base —CEB— surgieron luego de la Segunda
Conferencia Episcopal Latinoamericana (1968), que tuvo lugar en Medellín.
Estas comunidades están basadas en las tesis de la Teología de la Liberación,
que enfatizaba “una opción preferencial por los pobres”. Participaron en
organizaciones populares, en actividades revolucionarias o movimientos
sociales en pro de la justicia social.
Recordar el lugar: construir y percibir lugares / 59
las posibilidades de este verbo para la acción, me permito citar las palabras
de Martha en un mensaje electrónico que me dirigió: “Sobre ‘paisajear’
encontré cosas muy divertidas, entre ellas que se usa en la jerga futbolística
como ‘quedarse quieto ante una acción rival’; o esta joya que no puede ser
descrita sino por sí misma: ‘La Convención Europea del Paisaje entiende
que el camino para otorgar un cuerpo jurídico al derecho al paisaje pasa por
su consideración como una actividad espiritual y no como un objeto que se
observa —lo que lo asimilaría a territorio, a ambiente—. Habría que crear
el verbo ‘paisajear’ en su acepción de ‘disfrutar con todos los sentidos de un
paisaje’ (http://www.us.es/giest/sierra1.htm)”.
62 / Antropología del recuerdo y el olvido
Images are more direct, more immediate than words, and close to
the unconscious.
I write the myth in me, the myths I am, the myths I want to be-
come.
The word, the image and the feeling have a palatable energy, a
kind of power.
Con imágenes domo mi miedo, cruzo los abismos que tengo por
dentro.
Gloria Anzaldúa, Tlilli, Tlapalli: el sendero de la tinta roja y negra11
en seis sectores. La “guerra” tuvo lugar entre las bandas que controlaban cada
uno de los seis sectores y se describe con mayor detalle en el capítulo 1.
Recordar el lugar: construir y percibir lugares / 65
El paisaje sonoro
16 En el barrio Antioquia también realicé una investigación con dos grupos com-
puestos mayoritariamente por mujeres entre los veinte y los cuarenta años,
vinculadas a un centro de capacitación que la ONG Corporación Presencia
tiene en el barrio. Este centro imparte instrucción en costura industrial a
las personas del barrio —dando prioridad a quienes han sido directamente
afectados por el conflicto local— y engancha a algunos de los aprendices
como trabajadores en las fábricas del sector. Con ambos grupos llevé a cabo
cuatro reuniones grupales y un taller de memoria de un día. En estas sesiones
participaron un total de cuarenta mujeres.
Figura 4 “La bailábamos en filita”
Recordar el lugar: construir y percibir lugares / 71
Habitar
Julián: Éste es el horizonte, aquí hay un sol chiquitico que está ama-
neciendo; una calle que baja; éste soy yo y éste un amigo mío; ésta es
una tienda; aquí, como en la parte de atrás de la tienda, aquí están
doña Rubiela y una hermana de ella lavando una mancha de sangre
que había en esta calle. Esto fue un 24 de diciembre, en la madru-
gada (en la madrugada no, ya fue en la mañana). Ahora, cuando les
comentaba la actividad que hicimos en el 93, que fue como lo último
que hicimos juntos por allá, ese fue como el punto final, como de
esas coincidencias extrañas. [….] A partir del 91, es decir, nosotros
integramos la casa desde finales del 89. Giovany fue el último, pero
eso fue como progresivo. A partir de cierto periodo empezaron a
haber muchas peleas, muchos problemas, mucha disputa allá aden-
tro; entonces muchos optaron y optamos por salirnos. Pero de todas
maneras quiero hacer ese comentario, lo del trabajo juvenil, porque
lo de casa juvenil en ese momento era, y yo creo que siempre lo va a
ser, algo que no estaba remitido como a un espacio así, cuatro paredes
y un techo, sino que era algo más, como un sentimiento, como una
especie de deber. En todo caso, nosotros estábamos ya todos por
fuera de la casa juvenil y en diciembre del 93 decidimos hacer una
actividad en el barrio, o sea, nosotros ya no pertenecíamos a ningún
Nombrar el lugar
liberales, entre los que se hallaba Tirofijo (el líder de las FARC),
fundó la “República Independiente de Marquetalia” en una
región central colombiana. En 1964, el gobierno colombiano
atacó la población, en la más vasta operación militar hasta en-
tonces apoyada por los Estados Unidos. Este evento condujo
a la creación de las FARC.
Los lugares cambian de nombre a medida que cambian
el barrio, su situación social y sus ocupantes. En los dos casos
citados, el cambio de nombre refleja el cambio de actividades,
actores sociales y dinámicas sociales.
El Callejón del Oeste era el nombre que se utilizaba cuan-
do esta calle estaba en el centro del conflicto, porque era el
territorio de las bandas de apartamenteros. Cuando la venta
de droga transformó las dinámicas de la calle, se rebautizó
como El Quinto. El cambio de nombre, además, es parte de la
historia del barrio Antioquia e ilustra las historias, los intere-
ses y los poderes que se capturan y se debaten en un nombre.
Un líder de la comunidad habla de los distintos nombres del
barrio:22
23 Los miembros de una de las bandas del barrio que firmaron el acuerdo de
paz en 1995, también se vincularon a las sesiones y a los talleres de memoria
que facilité en el barrio Antioquia. Este grupo era conocido en el barrio como
la banda de El Cuadradero. Estaba conformado por ocho hombres entre los
diecisiete y los veintisiete años de edad, que habían estado involucrados en
la última “guerra” que había tenido lugar en el barrio. Realicé tres sesiones de
grupo con ellos, un taller de memoria de dos días, y muchas otras reuniones
informales en las que ellos recopilaron información y compartieron historias.
Las primeras tres sesiones con este grupo se realizaron fuera del barrio, en la
zona nororiental, donde estaban recibiendo un curso de capacitación en me-
cánica y reparación de motocicletas. Aunque al principio estaban recelosos,
su entusiasmo creció en cada sesión. Reunieron fotografías, documentaron
sus propios recuerdos como miembros de la banda y entrevistaron a algunos
de los vecinos del sector.
Recordar el lugar: construir y percibir lugares / 87
La añoranza de la “tierra”
cuando se vive en “tierra” ajena
25 Los Mejía fueron la familia del barrio Antioquia que empezó el “negocio” en
los Estados Unidos, durante la década del sesenta.
Recordar el lugar: construir y percibir lugares / 91
Wilfredo: Por ejemplo, yo, a Julián, lo conozco es por eso, por las
casas: yo bajaba a Villa Niza; él subía. […] Por ejemplo, si aquí hubiera
asistido alguien de Villa del Socorro o alguna gente del Popular 2
o de Santa Cruz, hubiéramos mirado el lazo, o sea una cadena de
puntos que habíamos unido con el Popular 1, hasta arriba. Ésa era
la idea, porque en esa época una de las cosas más bonitas era, por
ejemplo, era que sabíamos que verdaderamente estaba pasando algo
y uno sentía lo que pasaba cuando uno subía a pie hasta el Popular;
o sea que históricamente ahí había unas comunidades, entonces;
sabía que había muros, (pero después) uno subía en gallada pues,
y ya desde esa época uno los veía bajar a ellos. […] Muchas veces
uno dejaba de arrancar porque había un sancocho o no subía la
gallada, entonces uno arrancaba sólo y subía por allá, se iba pa’ la
casa juvenil, porque ya había lazos, relaciones de confianza, es decir,
ya se había producido eso.
quedó callado, callado. Eso fue muy duro, pero muy bacano (Taller
de memoria, casa juvenil Barrio Popular 2 —zona nororiental—,
10 de marzo de 1997).
14 A finales de los años ochenta y principios de los noventa, visitar a los muertos
en los cementerios se convirtió en la actividad obligada de grupos de amigos
y miembros de bandas. Llevaban consigo parlantes, licor y elementos deco-
rativos para las lápidas y usaban los cementerios para pasar el rato, festejar
y lamentarse. Los jóvenes de las bandas suspendieron sus visitas cuando
se convirtieron en blanco fácil de sus enemigos. La práctica de visitar a los
muertos y decorar sus tumbas la siguen llevando a cabo, especialmente las
mujeres y los amigos que no están involucrados en el conflicto.
Figura 8 Tumba de un joven en un cementerio local
Las memorias vivas de la muerte... / 121
fue cruel, pero nunca les fallé porque yo, Pacho, su amigo, siempre
tuve un lugar en mi mente y mi corazón para todos.
Mary: Otra cosa que recuerdo también, otra cosa que [risas]... muy...
también muy significativo, que de pronto algunos han comentado,
pero, entonces, como que quiero hacer un poquito de énfasis, es por
el hecho, pues, de la muerte de los muchachos. Ya el grupo se volvió
po-pu-lar. ¡Qué! Pero, entonces, ya toda persona quería pertenecer
a ese grupo juvenil. Entonces, nosotros teníamos momentos en que
eran 20, 25, 30 personas... ¡Qué no! Que todas querían ser parte
del grupo... Pero era simplemente como por ese hecho. Porque, a
ver: estábamos muy dolidos, muy tocados, muy ¡de todo! […] Algo,
pues, como que… que surgió de eso [...] es tanto hecho de vida
que generó... porque entonces lo acercó a uno más con diferentes
personas, con las familias... Las familias entre sí con otros grupos
juveniles... Por el hecho de que ese fue el grupo que marcó y, enton-
ces, todo mundo como muy pendiente de uno, y otros hechos, pues,
las eucaristías... en la animación de las eucaristías... Una que Ana
María ya comentaba por allá, que celebramos cada año y había, por
Las memorias vivas de la muerte... / 131
ejemplo, esas bombitas que ella tiene allá… Al final de misa siempre
hay un símbolo que caracteriza como esa eucaristía (¡hum!) y que se
ofrece; entonces yo recuerdo que el primer año fueron unas bombas
blancas que las inflamos con gas y decía el nombre de cada uno de los
muchachos, entonces era… Al final cantábamos ese disco que “Mirar
la vida con ojos nuevos” y las echábamos a volar. (Taller de memoria,
zona centroriental, 9 de junio de 1997).
ma consiste en que esta explicación asume “que los mitos tienen una fuerza
propia, capaz de determinar el comportamiento de la gente”, y desconoce
que el mito requiere contextos sociales para convertirse en “algo más que
llamativas historias” (1997:94).
26 Zulaika (1988) argumenta que la ética del martirio se construye a partir de un ethos
de militarismo y una mentalidad belicista que percibe el combate como la empresa
decisiva en la vida, y la guerra como la condición fundamental de la vida.
140 / Antropología del recuerdo y el olvido
Entrevista Cromos
1 La Guerra de los Mil Días, entre conservadores y liberales, tuvo lugar entre
1899 y 1902, con un estimado de 100.000 personas muertas.
2 Puede ampliarse la información al respecto en: Duque, 1990; Villa, 1991;
http://www.colombia.com/colombiainfo/mitos; http:// www.conexiones.eafit.
edu.co/antioquia/contarhistorias.
146 / Antropología del recuerdo y el olvido
3 El cura sin cabeza es una leyenda colonial que, con algunas variaciones,
puede hallarse en muchos pueblos andinos de Colombia, Ecuador y Perú. De
acuerdo con la tradición oral de la región, el cura de un pueblo iba de viaje a
evangelizar indios, cuando estos lo mataron para robarle sus copones. Desde
entonces, recorre caminos y plazas clamando justicia. Su imagen aterrorizaba
a los transeúntes quienes, de lejos, veían un cura vestido con una túnica negra,
pero, a medida que se le aproximaban, quedaban paralizados por la pavorosa
visión de un cura descabezado. Ambos, el cura sin cabeza y el jinete negro,
son figuras vengativas (véase, http://home.graffiti.net/calim).
4 El Ángel, en una entrevista con la escritora colombiana Laura Restrepo, habló
sobre esto: “El Ángel dice que no tiene miedo de matar o morir, pero que es
incapaz de dormir solo porque lo paralizan los demonios, el cura sin cabeza
y los gatos negros” (Restrepo, 1991).
Fantasmas, cuerpos poseídos y guerreros... / 147
Yo pienso que eso fue cosas de la traba y todo eso. Digo eso porque,
como él era tan vicioso, pienso que fue a causa de eso, y como era tan
grosero, mi mamá le vivía deseando que se le apareciera el diablo.
Mi mamá cuenta que sintió unos gritos [...]
6 Orrego (1997) describe cómo las tradicionales figuras vengativas rurales (v. gr.,
la Pat’etarro, la Madremonte, la patasola) han desaparecido de las mitologías
urbanas y han sido reemplazadas por brujas y maldiciones. Según advierte,
estas figuras siempre aparecen como seres antagónicos y vengativos. De
acuerdo con las historias recogidas por Orrego en la ciudad de Medellín, las
brujas vengan la transformación de la naturaleza, actúan contra humanos que
se apropian del territorio, devoran “lo salvaje” (no urbanizado) y lo convierten
en un producto cultural: la ciudad. En los casos discutidos, la naturaleza de la
vindicación es distinta porque la transformación se da en el tejido cultural.
152 / Antropología del recuerdo y el olvido
9 Sólo una limitada bibliografía consigna estas prácticas. Álvarez y Ochoa (2001)
documentan un aumento en el número de jóvenes colombianos que se unen a
sectas satánicas y a otras formas de “tribus urbanas”; por ejemplo los grupos
de jóvenes que se definen como vampiros.
158 / Antropología del recuerdo y el olvido
11 Zulaika (1988) define al héroe proteico como una figura versátil. Se trata de
individuos vacilantes y sin compromiso, cuyo heroísmo admite la duda y la
experimentación. El autor contrasta este modelo con el de Prometeo, en el
cual el héroe niega la ambigüedad, las concesiones y el cambio.
12 Éste es el caso del marco cultural del guerrero en la cultura juvenil masculina.
Salazar (1996) ha documentado la “rambotización” de la figura del guerrero
y su carácter híbrido, el cual ahora combina un consumismo conspicuo, la
162 / Antropología del recuerdo y el olvido
Lisa: Una de las cosas a las que más temor tengo es a recordar.
Para mí los recuerdos son desastrosos, y no porque los tenga malos
y negativos, sino porque es duro asumirlos. Yo viví en la época del
89-91, ustedes la recuerdan perfectamente. En el 89-91 yo viví en
el barrio que se había constituido como “la oficina” de la mafia y el
narcotráfico en la ciudad [silencio]. Yo tenía trece años más o me-
nos; doce, trece años. Y en esa época los grandes sicarios de Pablo
Escobar estaban allí: Carson, la Kika, una cantidad de ellos. Y en un
momento determinado me tocó asumir el diálogo con ellos porque
en mi corta edad yo decía: ‘Me parece injusto que los muchachos
sanos de mi cuadra, de mi barrio, con los que yo comparto diariamen-
te, estén muriendo por culpa de ellos, estén muriendo por la droga o
estén muriendo por las balas que nos están cruzando diariamente’.
Porque esos señores llegan y destruyen cualquier cosa.
17 Ibáñez Carrasco (1999:4) explica las diferencias entre el vocablo español re-
cordar y el inglés remember (rememorar): “En español el término remembrar,
juntar los miembros dispersos de un cuerpo, puede traducirse como reme-
morar, pero esto es lenguaje poético, no doméstico; la palabra comúnmente
usada para significar remembrar es recordar, del latín recordis”.
18 Todorov (1997) distingue entre las formas literal y ejemplar de recordar.
Cuando el suceso recordado es evocado por el sujeto de una manera literal,
la memoria del hecho no va más allá de sí misma. Las asociaciones motiva-
das por la memoria del hecho son de una causalidad directa: se subrayan
las causas y las consecuencias, se identifica y acusa a los autores del evento
desencadenado, y se infieren las acciones (v. gr., la venganza). Cuando el
evento es trabajado como un exemplum, el sujeto decide utilizarlo como una
instancia y un modelo para comprender nuevas situaciones. En este proceso
el individuo elabora el recuerdo para hacer de él un exemplum y extraer una
lección.
Fantasmas, cuerpos poseídos y guerreros... / 171
Otredad territorial
En estos primeros años del siglo XXI, las disputas sobre la memoria
han ocupado un lugar central en el escenario público de Colom-
bia. Los asuntos de la memoria, la justicia y la reconciliación pola-
rizan la sociedad a medida que el gobierno avanza en un proceso
de paz con las Autodefensas Unidas de Colombia —AUC—, que
en el Congreso cursan varias y divergentes propuestas de leyes
sobre “verdad, justicia y reparación”, y que actores nacionales e
internacionales expresan su preocupación por la ausencia de
un marco legal integral que permita a Colombia confrontar la
impunidad y los crímenes de lesa humanidad (Inter-American
Commission on Human Rights, 2004; Vivanco, 2004).
Cerca de cuatro mil combatientes de seis diferentes grupos
paramilitares (cinco rurales y uno urbano) se desmovilizaron entre
los años 2003 y 2004 (Arnson, 2005; Alto Comisionado para la
Paz, 2004). El Bloque Cacique Nutibara —BCN—, facción urbana
de las AUC en Medellín, fue el primero en desmovilizarse, en
noviembre del 2003. El hecho desató una controversia cuando
2 La autora pone de nuevo en evidencia los términos traffic (tráfico) y king (rey, amo
y señor), como se enunció en la primera nota de este epílogo (N. de la T.).
Epílogo / 201
7 El BCN asumió el control de Medellín tras una feroz disputa con el Bloque
Metro, cuya presencia en Medellín era mucho más fuerte a finales de los años
noventa y principios del 2000. El enfrentamiento de estos dos bloques, la
desaparición del Bloque Metro y el control absoluto por parte del BCN ponen de
manifiesto las fisuras y tensiones del proyecto paramilitar. El Bloque Metro
estaba dirigido por el Comandante Doble Cero, un cercano aliado de Carlos
Castaño. Mantenía estrecho contacto con las elites locales que respaldaban el
proyecto contrainsurgente de las AUC. Éstas siempre habían tenido contacto
directo con La Terraza, la “oficina” criminal más poderosa de la ciudad, pero
ciertos desacuerdos en torno a dinero y poder condujeron a una confrontación
que concluyó con el estallido de una potente bomba en un centro comercial
de clase alta y al exterminio de la banda.
208 / Antropología del recuerdo y el olvido
[...] hasta que un día los paracos anunciaron que de regalo de amor
y amistad el barrio tendría nuevamente paz. Efectivamente, éstos ini-
ciaron acercamientos con los del Coco y la 59, ingresaron sujetos
extraños al barrio y en autos que no eran tampoco de alguien que
viviera o conocido del barrio. Y esto conllevó a crear un operativo
en contra de los de la 24, hasta que fueron acorralados y se les quitó
el dominio y el poder que tenían en su sector. (…) Y así fue como en
septiembre del 2002 el barrio celebró por enésima vez la paz. El día
del amor y la amistad los paracos regalaron marrano, aguardiente,
y en toda la 25 hicieron una rumba.
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políticos, 34, 139 prácticas de la
v. t. Guerrilla; Martirio, modelo del Ancón, Festival de Rock de, 70
Actores Arquetipos, género, de, 159, 162
armados, xxiii, xxx, xxxii, xxxiii, v. t. Machismo; Marianismo
xxxix, 34, 44, 98, 112, 138, 146, Arrabal(es), 4, 21, 37
163, 165, 178, 183, 190, 203, v. t. Barrio Antioquia; Camaján(es);
204, 207, 211, 212, 213 Tango
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armado; ELN; EPL; FARC; v. t. Constitución Nacional de 1991
Guerrilla; Milicia(s), AUC, lx, 198, 200, 203, 207-209
urbana(s) v.t. Actores, armados; Perdón,
políticos, 50 olvido, y
sociales, xxix, 83, 85, 124, 142, Autodefensa(s), xxxiii, 39, 153, 183
152, 167, 171, 185, 198, 214 asociaciones (de), xxxi, xxxii
Acuerdo(s), xxxii, xxxix, lvi, 46, 47, 48, v. t. Convivir
57, 58, 65, 98, 86, 153, 166, 184, comunitaria(s), xxxii, 153, 182
189, 204, 205, 206, 207, 209, 212 v. t. Milicia(s), urbana(s)
v. t. Paz, acuerdo(s) de Unidas de Colombia v. AUC
Agencia, xlviii, 87, 104, 162, 167, 190 v.t. Actores, armados
v.t. Calentarse Banda(s), xviii, xxx-xxxiii, xxxix, xli,
Agenda(s), oculta(s), 46, 48 lviii, 30, 32, 33, 37, 39, 41, 42, 44,
v. t. Limpieza social; Paz, proceso 45, 46, 48, 58-60, 81, 86, 87, 96-
de 98, 108, 112, 115, 118, 122, 125,
Alianza para el Progreso, 24 126, 130, 134, 153, 155, 157, 158,
v. t. Estados Unidos, tráfico de 159, 160, 161, 163, 175, 176, 177,
drogas en 182, 183, 184, 196, 199, 202, 207-
Altos de la Santísima Trinidad v. 209, 211, 212
Barrio(s), Poblado, El apartamenteros, de, 33, 83, 125
Alvarado, Elsa, xxiii, xxxv El Chispero, 43, 72, 82, 84, 135
Amazona(s), 159-164, 171 El Coco, 33, 42, 43, 46, 119, 208
desempoderamiento de la, 164 El Cuadradero, 46, 47, 86-88, 122,
v. t. Ideología patriarcal 149, 155, 177, 180, 181, 186
mujeres como, 160 Frank, de, 202
268 / Antropología del recuerdo y el olvido
69, 72, 76, 77, 87, 107, 110, 117, común, 74, 144,
127, 131, 157, 159, 164, 174 social, 25
armado, 58 v. t. Camaján(es)
ausente(s), 109, 114, 144 urbana, xxxii
v. t. Desaparecido(s) Desaparecido(s), xviii, 105, 106, 108,
ausentes-presentes, 110, 144 114-119, 127, 144
capacidad de aprendizaje del, xlv significado(s) del, 114, 117
daño a los, 168 v. t. Cuerpo(s), ausente
guerreros, 159, Descriptores simbólicos, 66, 87, 101
muerto, 108, Desempleo, xxx, 22, 31
mujer(es), de la(s), 163, 164, 165, juvenil, xxx
terror sobre los, 166, tasa(s) de, xxx, 30,
mutilados, 11 Desplazamiento
opresión sobre los, 166 experiencias de, xlix, 52
poseído(s), xx, 145, 147, 157 forzado, xlvi, 114, 203, 207, 213
relación con el, 160, 161-163 intraurbano, xlvi, 206
torturados, 115, 117 masivo, xxxiv, xlvi
violación de los, 167 Diversidad regional, xlvii, 11
Cuerpos de Paz, 23 reconocimiento de la, xlvii
v. t. DEA; Estados Unidos, tráfico Dolor
de drogas en; Marihuana, colectivo v. social
consumo de efectos del, 142
Cultura(s) elaboraciones culturales del, 127
calle transversal, de la, 55 experiencias de, 42, 101, 105, 123,
clandestina, 15 168, 170
miedo, del, xlviii, 154 individual, 165, 214
paisa, 35, 80, 81, 160, 163 silenciamiento del, 166
valores de la, 6 social, 165, 194, 214
patriarcal, 163 Droga(s)
popular, xxiii, xxxvii, 7 capo(s) de la, 26, 30, 31, 47, 187,
subterránea, 20 188, 208
v.t. Camaján(es) cartel(es) de la, xxx, xxxii, xxxvii,
Cura sin cabeza, el, 10, 145, 147, lviii, 26, 31-34, 38-42, 45, 47,
148, 151 53, 115, 200, 209
v. t. Violencia(s), la (época) Estados Unidos, de, 26
v. t. Cartel de Medellín
dineros de la, xxxvii
D economía de la, xxix, xxxiii, xxxiv,
DEA, 24 29-32, 49, 73, 146, 185, 209
v. t. Cuerpos de Paz mercado de la, 22
Decreto Municipal 517 del 22 de v.t. Barrio(s), Antioquia; Estados
septiembre de 1951, 14-16, 18, 41, Unidos, tráfico de drogas en
42, 161, 162 tráfico de, xxix, xxxiii, 21, 24, 27,
v. t. Barrio(s), Antioquia, violencia 89, 171, 183, 209
en el; Peláez Restrepo, Luis redes del, 25, 89, 183
(alcalde) ; Prostitución: zonas de Drug Enforcement Administration v. DEA
zonas de Duelo
Delincuencia, 14, 18, 33, 34, 48, 49 instancias para el, 134, 191
callejera, 99 procesos de, xviii, xxvi, 21, 192, 193
Índice analítico / 271
lviii, 8, 13, 16, 27, 52, 62, 69, Movimiento 19 de Abril v. M-19
70, 73, 86, 92, 109, 112, 116, Muerte
117, 119, 129, 131, 139, 140, actos de, cartografía de, 126
149, 154, 156, 159, 164, 168, banalización de la, 127
180, 185, 188 construcción social de la, 132,
métodos etnográficos e 136, 137
interactivos, como, liii construcciones de, 136, 144
tráfico de la(s), 100, 198 cronologías de, 124
vehículos de la, 157 elaboración sobre la, 137
Miedo escuadrones de la, xxv, 39, 44, 53,
carácter institucional del, 152, 154, 166 58, 114, 115
construcciones sociales del, lix, jóvenes como testigos de la, 128, 175
147, 149 mapeo de los lugares de, 128
culturas del v. Cultura(s), miedo, del reminiscencias de, 51
fenomenología del, 163 rutinización de la, 123
maldiciones, a las v. Maldición(es), v.t. Taussig, Michael
miedo a las secuencias de, mapeo espacial de, 124
mapas del, xx, xlvi, 148 señales de la, 136
narraciones de, xx, 145 sujetos de la, 138
narrativas del, lix Muerte-vida, narración de, 134
presencia sistémica del, 154 Muerto(s)
territorios de, 35 listas de, 124-128, 195
Milicia(s) recitación de los, 124, 127, 143,
Bolivarianas, xxxiii vínculo comunicante con los, 120
v.t. FARC Mujer(es)
urbana(s), xviii, xxxi-xxxiii, xli, lviii, virginidad de las, 15
38, 41, 44, 48, 57, 59, 60, 74, 96, conflicto, en el, 38
97, 108, 112, 130, 139, 140, 146, blanco, como, 38
153, 182-184, 196, 201-204, 206, dolor de la, 165
207, 209, 211-213 guerra, en la, 162
acuerdos con las, 48 guerrera(s), 159, 160, 163
v. t. Actores, armados; líderes, 159, 160
Autodefensa(s), mutilación de las, 38
comunitaria(s); Banda(s), v.t. Violación
juvenil(es); Barrio(s), negación de las, 166, 167
control territorial de(l) (los); subyugación física de la, 165
Guerrilla, urbana, células de; violencia contra las, 163, 164
Luchas territoriales Mula(s), 27, 28, 30, 161
Mnemónicas, marcas, 51
Mnemónicos
hitos, 52 N
lugares, 103 Neotribalización, impulsos hacia la, 184
mojón(es), 61, 111
Modelo(s) cultural(es), 5, 159
clases populares, de las, 5 O
Mojón(es) Oficina(s), lviii, 30, 40, 41, 74, 115,
marcar, práctica de, 54, 60, 61 168, 201, 207-209
mnemónico(s), liii, 52, 111 Olvido, xviii, xxix, xxxvii, xxxviii,
natural, 65, 77 xl-xlv, xlix, liii, lviii, lix, 2, 33, 101,
Índice analítico / 275