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UNA VISIÓN PANORAMICA AL PECADO EN EL LIBRO DE AMOS

AUTOR:

JONATHAN CALLE RAIGOZA

ZARINA JAEN GIL

PROFESOR:

FERNANDO ABILIO MOSQUERA BRAND TH M, PH D

MONOGRAFÍA PRESENTADA PARA LA ASIGNATURA

PROFETAS II

FUNDACIÓN UNIVERSITARIA SEMINARIO BÍBLICO DE COLOMBIA

FACULTAD DE TEOLOGÍA

Medellín, Noviembre 04

2011
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TABLA DE CONTENIDO

Introducción……………………………………………………….……………………..2

1. El denunciante del pecado …………....................................................................3


2. Los denunciados y su castigo ………………...………………………………....4
2.1. Damasco …………………………………………………………………......4
2.2. Gaza…………………………………………………………………………..5
2.3. Tiro……………………………………………………………………………5
2.4. Edom………………………………………………………………………….5
2.5. Amón………………………………………………………………………….6
2.6. Moab………………………………………………………………………….6
2.7. Judá.…………………………………………………………………………..7
2.8. Israel…………………………………………………………………………..8
2.8.1 Juicio contra Israel……………………………………………………...8
2.8.2 Castigo de Israel………………………………………………………...9
2.8.3 Exhortación al arrepentimiento……………………………………….10
2.8.4 Rebeldía de Israel………………………………………………………10
2.8.5 Restauración de Israel…………………………………………………11

Conclusiones……………………………………………………………………………...11

Referencias…………………………………………………………………………….....13
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INTRODUCCIÓN

Al pensar en hacer un estudio sobre el pecado desde los libros de los profetas posteriores,
es evidente que hay una material abundante para el estudio y análisis del concepto en cada
uno de ellos, sin embargo, llamó particularmente la atención de los autores del presente
trabajo el observar como Yahweh se presenta, más allá de ser el Señor de la nación de
Israel, como Señor de todas las naciones, y como aquel que juzga el pecado, no solo de su
pueblo elegido sino de todos los pueblos de la tierra, dando un marco aun más grande de la
dimensión del pecado por fuera del contexto judío, el pecado original extendido a aquellos
sin la revelación de la ley.

Por otro lado, al estudiar el libro de Amós nos vamos a encontrar con un espejo que quizá
refleje en mucho la realidad de injusticia de nuestra sociedad actual y aún, puede reflejar
nuestros propios corazones, pero mas allá de esto, dará luz a sus lectores acerca de la visión
de Yahweh frente a la realidad de iniquidad e injusticia en la cual vivimos.
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1. El denunciante del pecado (1:1,2)

Se dice que Amós fue uno de los profetas más antiguos, y según algunos escritores, el
primero en escribir lo que predicaba. Su nombre significa “carga” o “cargador” y su tierra
de origen era Tecoa, población empotrada en las montañas de Judá, que quedaba a 18 Kms
al sur de Jerusalén. Se dice que este profeta fue criado a orillas del desierto, y por no haber
mención al nombre de su padre, se pude decir que descendía de una familia pobre o cuya
procedencia no merecía ser mencionada de acuerdo a los parámetros de dicha época.

En los primeros versículos del libro se comienza haciendo un tipo de claridad acerca de
quién es esta persona que va a hablar a los pueblos y que está denunciando su pecado. Se
dice de este, que fue un pastor que profetizó en días de Uzías rey de Judá y en días de
Jeroboam hijo de Joás, y que fue tomado para el servicio del Señor en medio de las
actividades de su profesión, pastor y cultivador.

Este período en que el profeta predicó su mensaje fue en una época de prosperidad nacional
en Israel, sin embargo al mismo tiempo hubo poca sabiduría en la administración de dicha
bonanza, la cual se caracterizó por los grandes derroches que se daban frecuentemente en
banquetes y fiestas. Además de esto, con los privilegios y cambio de costumbres culturales
se fue dejando de lado el esfuerzo religioso y se comenzó a alimentar un espíritu de avaricia
e injusticia en dicha sociedad, resultando esto en la riqueza cada vez más creciente de los
ricos, a costa del crecimiento de la pobreza en el país.

Finalizando esta sección, y dando inicio a los juicios, se menciona uno de los aspectos más
importantes dentro de dicha profecía, y es el hecho de que estas palabras que serían
anunciadas a los pueblos vienen departe de Jehová, del cual se dice que rugirá desde Sion y
dará su voz desde Jerusalén, lo que revela la verdadera procedencia de dichas palabras y las
implicaciones de las mismas sobre el pueblo acusado. Por lo anterior se puede decir que el
verdadero autor es Jehová, quien a través de Amós, profiere juicio, castigo y finalmente
esperanza al pueblo de Israel.
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2. Los denunciados y su castigo

En Amos aparece una denuncia del pecado de ocho naciones. En cada una de estas
denuncias aparece la fórmula: “Por tres pecados de (la nación), y por el cuarto, no revocaré
su castigo”. Esta fórmula dejaba ver a sus oyentes que el juicio de Jehová no venía por un
solo pecado, sino que Dios que es “Lento para la ira y grande en misericordia” (Sal 86:15)
había aún dejado pasar su pecado en busca de su arrepentimiento, a pesar de que aún por
uno solo era meritorio hacer venir el juicio justo de Dios sobre ellos.

Llama la atención que dentro de la profecía de Amos se condene el pecado social puesto
que al menos seis de las ocho naciones eran paganas. Al parecer, esta condena del pecado
contra la humanidad, como lo detallaremos más adelante, apela a la ley natural, a la ley que
viene de la conciencia la cual ha sido puesta así mismo por Dios, a pesar de que para estas
naciones no haya habido una revelación especial del mismo.

Amos hace una acusación a ocho naciones de una forma que podría agruparse
coherentemente así: primero habla a las naciones paganas vecinas (Amós 1:3-10), es decir a
Damasco, Gaza y Tiro; después hace una exhortación a las naciones que tenían cierta
familiaridad con el pueblo de Dios (Amós 1:11—2:3), es decir, Edóm, Amón y Moab; y
por último, se menciona el pueblo de Dios (Amós 2:4-16), es decir, Israel y Judá*.

A continuación se detallarán las naciones y los respectivos juicios contra ellas:

2.1. Damasco. (1:3-5)


Se le culpa de haber trillado a Galaad con trillos de hierro. Es posible que estos
trillos sean literales (refiriéndose a una herramienta agrícola que era utilizada para
trillar la cosecha y en la cual se presume trillaron personas), o puede que sean
metafóricos para referirse a la atrocidad con que trataban a los pueblos en conquista.
Sin embargo, sea cual sea su interpretación, se entiende que habían cometido
crímenes de lesa humanidad, barbarie que no pudo ser pasada por alto.

El castigo anunciado es la destrucción de la casa del rey de Siria Hazael y de los


palacios de la realeza. Así mismo, Dios declara la destrucción de sus cerrojos, que
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representarían la seguridad propia, y de los territorios domésticos, al hacer


referencia al valle de Avén, el cual también se piensa pudo haber sido así mismo un
lugar idolátrico. También se anuncia la deportación de sus ciudadanos, lo que en
conjunto podría entenderse como la proclamación de una destrucción total.

2.2. Gaza. (1:6-8)


Se le acusa de haber llevado cautivo a un pueblo entero para entregarlo a Edom.
Este entregarlo no es otra cosa que venderlo. Su pecado consistió en haber
negociado como mercancía a los pueblos que conquistaban. El castigo es
igualmente el extermino total. Jehová prenderá fuego en su muro y consumirá sus
palacios, destruirá a los moradores de Asdod y a los gobernantes de Ascalón y
volverá su mano contra Ecrón. Finalmente anuncia que el resto de los filisteos
perecerá como ha dicho Jehová el Señor.

2.3. Tiro (1:9-10)


Les inculpa el mismo pecado de Gaza, pues entregaron pueblos enteros a Edom
como mercancía. Algunos piensan que la barbarie consistió en no valorar a las
personas como seres humanos y hacer de ellas bienes comerciales sin hacer
discriminación de sexo, edad o parentesco. Por otra parte, se le añade a su pecado el
que no se acordaron del pacto entre hermanos con el pueblo que entregó a Edom. Al
igual que las anteriores naciones, Jehová enviará fuego sobre la muralla de su
ciudad y consumirá sus palacios.

2.4. Edom (1:11-12)


El pecado cometido por Edom consiste en haber perseguido con espada a su
hermano, haber suprimido su compasión, robarlo continuamente y haber
permanecido en su ira, en la cual continuó despedazando, y manteniendo su furor
para siempre. Este hermano no es otro más que Israel. Esta hostilidad que comenzó
entre Jacob y Esaú, se perpetuó por generaciones, a tal punto que, como lo describe
Amós, no necesitaba de una provocación para desatar la persecución y la violencia
contra Israel.
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El juicio de Dios para esta nación se profiere sobre lugares específicos, diciendo que
enviará fuego sobre Temán y los palacios de Borsa.

2.5. Amón. (1:13-15)


A los Amonitas, descendientes de Lot, se les acusa de haber abierto los vientres de
las mujeres encintas de Galaad para ensanchar sus límites. Esta guerra por
territorios, igualmente coloco a las personas por debajo del nivel humano, al punto
tal de cometer barbaries contra los que por naturaleza serían los seres más
protegidos: las madres y los niños. De alguna manera este pecado excede aún los
límites de la conciencia humana ignorante de Dios. Por este pecado Dios anuncia
que encenderá fuego en la muralla de Rabá y consumirá sus palacios en medio de
gritos de guerra en el día de la batalla, y en medio de la tempestad en día de
tormenta. Se da un castigo específico hacia el rey diciendo que irá al destierro con
sus príncipes.

2.6. Moab. (2:1-3)


Frente a Moab, también descendientes de Lot, el Señor dice que serán afligidos por
quemar los huesos del rey de Edóm hasta calcinarlos y que esta aflicción será
juzgada enviando fuego sobre Moab para que consuma los palacios de Queriot, y
Moab morirá entre el tumulto, entre gritos de guerra y sonido de trompeta. También
se extirpará al juez de en medio de ella y se matará a todos los príncipes con él.
Es de resaltar que el pecado de Moab no se compara en atrocidad a los anteriores
mencionados, sin embargo, como sostiene Mosquera , era un acto de irrespeto,
irreverencia y profanación para una nación pagana. De este acto resalta algo
importante para el entendimiento de la santidad de Yahweh, ya que el rey de Edom
no era un hombre justo, como lo deja ver la descripción de la nación en versos
anteriores, sin embargo, Yahweh considera aún este acto como algo injusto e
incorrecto, lo que revela que la justicia no depende de las personas que se agravien
sino de la transgresión en sí.
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2.7. Judá. (2:4-5)


Con Judá la reprensión es distinta a las que se han venido mencionando, pues la
recriminación que se les hace no tiene que ver con el pecado contra otros pueblos o
personas, sino que su pecado fue contra el mismo Señor, el cual les acusa de haber
desechado su ley, y no haber guardado sus estatutos, haciéndoles errar sus mentiras
tras las cuales se les recuerda que también anduvieron sus padres. Aunque el pecado
es directo contra el Señor, el castigo mencionado es el mismo que para los
anteriores: será enviado fuego a Judá y serán consumidos los palacios de Jerusalén.
Judá es pesado con una balanza distinta a la de las 6 naciones anteriores, ellos han
sido el pueblo de Dios, conocen la ley, hicieron un pacto con Yahweh, así que como
en un juicio, Dios los evalúa no a la luz de la conciencia, como con las otras
naciones, sino a la luz del contrato firmado con Él: la Torá.
Por otro lado, se observa que en la declaración del pecado de Judá, como sostiene
Mosquera, no se menciona un pecado en específico, sino que la mención de “haber
desechado la ley y no haber guardado sus enseñanzas” da a entender que rompieron
varias normas estipuladas en ella, y no solo esto, sino que trazaron un nuevo camino
ético y moral para ellos desechando las enseñanzas de Yahweh. Sumado a esto, el
Señor añade a su pecado el hecho de que “sus mentiras los hicieron errar”, es decir,
que no solo despreciaron a Dios sino que se engañaron a ellos mismos a tal punto
que se apartaron en pos de sus propias mentiras, lo cual podría entenderse como
idolatría. Amos añade que esta idolatría no solo es de su generación, sino que ha
sido perpetuada en la historia a través de sus padres como un pecado recurrente.

Hasta esta altura de la profecía de Amós, todas las siete naciones anteriores han sido
identificadas en su contexto como los enemigos de Israel, así que hasta aquí, los
oyentes de la profecía habrán pensado esto como una esperanza futura de paz para
ellos como sostiene Mosquera. Sin embargo el profeta continuo con un juicio
mucho más enfático contra Israel que ocupa aproximadamente siete capítulos, lo
que nos da una idea de la exigencia de Dios para con aquellos que le conocen y que
se han comprometido con Él.
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2.8. Israel. (2:6-9:10)


Frente a Israel el tono y la extensión de la reprimenda y el reclamo cambia, ya que
luego de haber dedicado dos o tres versículos a la exhortación de dichas ciudades,
se dedican más de siete capítulos enteros a mencionar las transgresiones y sus
castigos a causa de la maldad.

Dada la extensión del texto dedicado al reclamo hecho a Israel se seccionará el


mismo en los temas principales que son abordados, así:

2.8.1 Juicio contra Israel: Israel es acusado de vender al justo por dinero, y al
necesitado por un par de sandalias. Así mismo, se declara que pisotean en el
polvo de la tierra la cabeza de los desvalidos, lo que revelaba la injusticia
social y la dureza de su corazón, pues con estos actos, mostraban que habían
abandonado la enseñanza de Yahweh que protegía al pobre y al
menesteroso. Por otra parte Amós declara que ellos tuercen el camino de los
humildes, dando a conocer que nos solo su corazón estaba dañado y torcido,
sino que hacían caer también en pecado a aquellos de camino recto.

También declara que un mismo hombre y su padre se llegan a la misma


mujer profanando el santo nombre de Jehová, cometiendo así inmoralidad
sexual. Algunos sostienen que este acto no era otro que la adoración a Baal
en la cual eran acostumbrados los rituales sexuales. Así mismo dice que
sobre ropas empeñadas se tienden junto a cualquier altar y el vino de los que
han sido multados beben en la casa de su Dios, todos estos pecados que
igualmente iban en contra de la Torá.

A su vez Dios les recuerda que Él mismo destruyó al amorreo cuya altura y
fortaleza eran de grandes proporciones, que destruyó sus frutos y sus raíces,
y que les sacó de Egipto conduciéndoles por el desierto para que tomaran la
tierra del amorreo. También les recuerda que levantó profetas y nazareos
entre ellos, como de alguna forma mostrándoles su fidelidad y cuida especial
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a lo largo de las generaciones, contrastada ahora por la actitud infiel de ellos


pues no pudieron cumplir aún cuando Dios sí fue fiel.

Luego, sostiene Mosquera, les reclama por haberles hecho beber vino a los
nazareos y ordenarles a los profetas que no profetizaran, por obstruir aun la
labor de aquellos que Dios había enviado para su arrepentimiento, por lo que
les advierte que el refugio le fallará al ligero, al fuerte le fallará su poder, que
el valiente no podrá salvar su vida, el que empuña el arco no resistirá, el
ligero de pies no escapará, ni el que monta a caballo, aún dice que hasta el
más hábil entre los valientes huirá desnudo el día de su juicio.

2.8.2 Castigo de Israel: Este reclamo que hace el Señor se dirige a los hijos de
Israel y a toda familia que hizo subir de la tierra Egipto, y se enfoca en
señalar su fidelidad (de Dios), en contraste con la infidelidad de este pueblo.
Les dice que sólo a ellos ha escogido de todas las familias de la tierra y que
por eso mismo el castigo vendrá sobre ellos por las iniquidades que han
cometido. Seguido a estas palabras se atribuye las calamidades de la ciudad
como causadas por el Señor, y manifiesta que estos actos han sido revelados
con anterioridad a los profetas. El discurso continúa haciendo énfasis en que
este pueblo no sabe hacer lo recto, que atesoran violencia y destrucción en
sus palacios.

El castigo a Israel comienza anunciándoles que un enemigo echará abajo su


poder y que ellos tendrán que ser nuevamente rescatados. Les anuncia que en
el día del castigo por sus transgresiones, también serán castigados los alteres
de Betel, los cuernos del altar serán cortadas y caerán a tierra, lo que podría
significar a ellos que destruiría el lugar en el que podían reunirse con él y
tener acceso a su presencia.

Hay una mención a las vacas de Basán, las cuales son acusadas por oprimir
al pobre y quebrantar al menesteroso para acrecentar su propio bienestar, por
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lo que les dice que vendrán días en que serán expulsados de sus tierras
forzosamente.
Luego el Señor hace una comparación, diciendo que como ellos han
ofrendado y hecho ceremonias y cultos en vano, Él también ha hecho que
haya falta de alimento y de lluvias, aparición de vientos abrasadores y de
plagas en todas sus ciudades para que se volvieran a Él, sin embargo no se
han vuelto a Él por lo que les advierte que se preparen para enfrentarse con
Él, quien es su Dios que ha dado forma a los montes y ha creado el viento,
que declara al hombre cuáles son sus pensamientos y hace del alba tinieblas,
el que camina sobre las alturas de la tierra, y que Jehová de los ejércitos es
su nombre.

2.8.3 Exhortación al arrepentimiento: Esta sección se inicia proclamando


lamento sobre la casa de Israel, diciendo que esta no volverá a levantarse y
será abandonada, sin embargo en medio de los castigos y los juicios el Señor
ofrece una esperanza al lanzar la frase “Buscadme y viviréis” recordando el
poderío de este Dios en quienes un día habían puesto su esperanza, y
haciendo mención a que aún la destrucción y la ruina pueden venir de su
mano, enfrentándolos a la realidad de que todo lo que han conseguido con
la maldad hecha a los pobres, será también pagado por ellos al no poder
disfrutar de lo conseguido. Finalmente les recuerda que no hay lugar al que
puedan huir de su juicio, haciendo especial énfasis en los líderes y personas
que hasta ahora viven reposadamente.

2.8.4 Rebeldía de Israel: Aunque el Señor ha intentado hacer volver al pueblo de


su error, y les ha dado la alternativa de buscarle para vivir, este insiste en no
escuchar al profeta y aún decirle que no profetice más, por lo que Jehová les
reitera que serán sacados de su tierra en cautiverio, hará que el sol se ponga
de día y la luna de noche, cambiará sus fiestas en llanto y los cantos en
lamento, enviará hambre y sed, repitiendo que no tendrán escapatoria en el
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día de su juicio, no tendrán lugar de refugio para huir de su castigo, pues


pondrá sus ojos sobre ellos para mal y no para bien.
En medio de estas declaraciones el Señor vuelve a recordarles el valor que
tienen ellos para Él, y lo grande de las obras que ha hecho por amor a ellos,
sin embargo, a pesar de su enojo contra ellos, dice que sus ojos están sobre el
reino pecador y serán destruidos, más declara que no los destruirá
totalmente.

2.8.5 Restauración de Israel: Con la declaración anterior se inicia una sección de


esperanza con la que el Señor descansa a su pueblo, dándoles la tranquilidad
de saber que Él levantará el tabernáculo caído de David, para que tomen
posesión del remanente de todas las naciones donde se invoca el nombre del
Señor, que restaurará su provisión y el bienestar del pueblo, que serán
plantados en su tierra y no serán arrancados más de la tierra que les ha dado.

CONCLUSIONES

El pecado en Amós es tratado desde dos perspectivas diferentes: La perspectiva de los


pueblos que no tenían la ley de Dios, y los que sí, los cuales son tratados de diferente
manera, sobre todo en el caso de Israel, el cual Jehová llama el pueblo escogido,
condición que les reclama en medio de los juicios que da contra ellos, manifestando el
desacuerdo con su actuar frente a estos temas de injusticia y menosprecio de la ley de
Jehová.

Como se dijo anteriormente, los pueblos acusados están divididos en tres secciones: Los
conocidos como naciones paganas (Damasco, Gaza y Tiro), las naciones con cierta
familiaridad con Israel (Edóm, Amón y Moab) y el pueblo de Dios (Judá e Israel). Es de
notar que las denuncias van aumentando al igual que los castigos, al irse incrementando
la cercanía del pueblo con Israel, hay más detalles y sabor de indignación a partir de la
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mención de la cuarta ciudad, finalizando con el mismo Israel al cual se le dedica cerca
del 80 por ciento del contenido del libro.

Frente a la reacción de estos pueblo, podemos decir que como nos deja ver el contexto
histórico, ellos habían entrado en una época de bonanza que no supieron manejar, pues
sumado a las constantes fiestas y distracciones reinantes, cada uno de estos pueblos se
encargó de buscar por cualquier medio mantener dichas condiciones a costa de los más
indefensos y necesitados, llegando al punto, en el caso de Judá e Israel de alcanzar a
menospreciar la ley del Señor y dejarla de lado.

Es de considerar que el libro pareciera dejar la reflexión y el llamado de atención frente


a lo que provoca el abandonar la ley de Jehová, pues al hacer mención del pueblo de
Dios junto con otros pueblos que no le conocían, y exponer sus pecados en forma
semejante a los de ellos, queda la sensación de que el Señor quería mostrar que al
abandonar su ley ellos se hacían como cualquiera de los pueblos que no le conocían.

Otro punto importante es que Dios no sólo juzga el pecado de su pueblo, sino aún de los
que no le conocen, apelando a sus conciencias. Sin embargo se puede ver en la
extensión dedicada a Israel, y en el tono de los reclamos e insistencia hacia a ellos, que
el castigo para estos sería mayor, debido a lo que también se esperaba de ellos y que los
mayores reclamos de parte del Señor se dan en contraste con las obras que ha hecho
Dios por ellos, y que al parecer han olvidado o tal vez menospreciado.

Con Judá aunque la reprensión no es tan grande en extensión del libro, igual hay que
ver la mención a que lo que ellos han hecho, o por lo que han disgustado al Señor, no es
por el daño hecho a otros, sino por la misma rebeldía frente a Jehová, y por postergar el
pecado de sus padres con respecto a la mentira, posible idolatría, engañándose a sí
mismos.

La visión que se muestra del actuar del Señor frente al pecado es coherente con la
santidad de su carácter mostrada en Levíticos, pues aunque recuerda su amor por el
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pueblo y les muestra su misericordia al buscar llevarlos al arrepentimiento, su actuar


frente al pecado es firme y duro, sin embargo como se muestra en el capítulo 4, lo que
hace el Señor en contra de ellos es para volverlos a sí mismo.

Finalmente y mostrando nuevamente la maravilla de su misericordia, en medio de su


indignación frente al pecado, el Señor anuncia que dejará un remanente entre su pueblo,
volviendo a mostrar su gracia inmerecida con ellos, y la fidelidad guardada a sus
promesas hechas a Abraham, lo que también no señala la misericordia inagotable de
Jehová, que aunque no deja de castigar el pecado, siempre busca una restauración de su
relación con el pecador.

REFERENCIAS

 Wenham G J, Motyer J A, Carson D A. Comentario bíblico siglo XXI. Casa


bautista de publicaciones. Argentina 1999 (1504 páginas)

 Walton J, Matthews V, et al. Comentario del contexto cultural de la biblia


antiguo testamento. Editorial Mundo Hispano. Alabama Texas 2004.

 Mosquera F. El Señor de la historia. Colombia. Editorial Asociación misión


acción internacional 1996.

 Robinson G. Los doce profetas menores. Editorial Casa bautista de


publicaciones. EEUU 1982.

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