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De Simón Rodríguez a Paulo Freire- Adriana Puiggrós

Adriana Puiggrós: nacida en bs as. Precisamente en el año 1941. Fue diputada de la nación en dos oportunidades y
también directora general de cultura y educación entre otros cargos. Se destacó por sus trabajos en relación a la
educación vinculada con el trabajo. También participo de lo que fue la reforma en la educación secundaria con la
intención de lograr mayores niveles de inclusión de los adolescentes en el sistema educativo.

PARTE II: Pesquisa en el baúl de la historia

- El retorno de una evocación.


Las alternativas pedagógicas intentadas en Latinoamérica a lo largo de la historia son varias, desde románticos
alemanes, franceses, centroeuropeos e italianos, los neo hegelianos, anarquistas españoles y pragmatistas
norteamericanos. También se tomaron ideas importantes de Jesualdo quien logró filtrar elementos democráticos y
de Weimar quien tuve experiencia en educación en la Unión Soviética.

Varias de estas alternativas mejoraron aquel sistema o algunos de sus aspectos, pero no ponen realmente en crisis
sus bases.

Freire fue quién sacudió las bases principales del modelo educativo moderno iberoamericano. Apuntó a la cuestión
de la alfabetización a la incorporación a la cultura occidental de negros indios-mestizos, sin que se destruyera su
cultura.

A diferencia de la corriente reproductivista que tuvo auge en los años setenta, Freire presenta una alternativa.
Pretende construir un sistema que comprenda la relación hombre-mundo que interpela las relaciones sociales de
producción. Freire apunta a la Democratización Educacional.

-El sujeto latinoamericano.


Simón Rodríguez afirmaba que la educación latinoamericana debía tener como núcleo organizador, y como sustento,
a la población pobre y marginada, a la cual consideraba con las mismas dotes intelectuales y con los mismos
derechos al acceso a la educación que al resto de los habitantes.

En contraposición a este discurso aparece el dicotómico Sarmiento, que se le reconoce la creación de colegios
públicos y accesibles a todos (negros, mestizos, indios, inmigrantes), pero con una fuerte posición enmarcada en la
Europa ilustrada. De esta manera Sarmiento está eliminando las experiencias de otras culturas.

Las ideas de Simón Rodríguez y Sarmiento formuladas con décadas de distancia coinciden en la convicción de que la
construcción de la institución escolar es necesaria para sostener las nacientes republicas.

El alegato de Simón Rodríguez no se perdió ni perdió, sino que quedó configurado como una deuda, como lo que se
debió haber hecho pero no se hizo, como el proyecto que llevaría hacia la libertad, la verdadera, la de los ricos y los
pobres, haciéndolos iguales, el proyecto cuya potencia fue advertida casi exclusivamente por los poderosos y por esa
razón arrinconado, combatido, acallado, ocultado.

Los argumentos que se usan a comienzo del siglo XXI difieran de lo sucedido hace ciento cincuenta años, ya que
desde hace varias décadas las estrategias de exclusión se han exacerbado. Los pobres, los desocupados, los
miserables, los inmigrantes son supuestos de ignorancia, agresividad y peligrosidad.

- Las bases políticas en la educación.


Simón Rodríguez fue un liberal profundamente democrático, y Alberdi un liberal conservador. Según Alberdi, de
Europa debían llegar las instituciones, los inmigrantes y los capitales para levantar el capitalismo en las repúblicas
indoamericanas. Sostiene que las repúblicas hispanoamericanas están en una falsa posición porque han adoptado la
forma republicana, que no es la verdadera solución para su pueblo, dado que carece de capacidad para regirse por
ese sistema. Alberdi dice, “necesitamos una constitución republicana en la forma y monárquica en el fondo. En
cambio Rodríguez considera que no convenían ni las monarquías ni las repúblicas en todos los lugares y en todos los
tiempos. Aunque Francia era la máxima expresión de civilización decía: “dejemos a Francia y veamos la América”.
-Las bases productivas de nuestras naciones.
Simón Rodríguez organizaba instituciones donde su finalidad era transmitir saberes para ascender a escala social.
Alberdi y Rodríguez veía la necesidad de garantizar un desarrollo capitalista basado en el trabajo.

● Alberdi proponía traer costumbres y capitales de los países avanzados.

● Rodríguez proponía fortalecer el propio pueblo como sujeto impulsor de ese crecimiento.

Ambos coincidían en considerar el valor del trabajo para dar consistencia a las sociedades americanas. Rodríguez era
optimista sobre las potencialidades de los pueblos latinoamericanos que pasarán por la instrucción; Alberdi descreía
de ello y optaba por la importación de inmigrantes que serían los portadores de los saberes industriosos.

Alberdi y Rodríguez percibía la unión entre saberes socialmente productivos, desarrollo económico y fortalecimiento
de los estados nacionales como base de la duración de las jóvenes repúblicas.

Alberdi rechazaba el proteccionismo económico proponiendo que se derriben todas las barreras aduaneras y se
destina el trabajo de los nativos a la producción de materias primas y productos naturales.

Para Rodríguez era necesario evitar exportar lo que el país produce pero necesita, para fomentar los mercados
locales con la necesidad de desarrollar el mercado interno.

-Un encuentro que no fue.


Sarmiento y Rodríguez coincidían en descalificar los saberes legitimados por los “ancien régime” (antiguo régimen,
fue el término que los revolucionarios franceses utilizaban para designar peyorativamente al sistema de gobierno
anterior a la Revolución francesa) educativo. Poseían un saber sobre el saber de otro, sobre el cual compartían el
diagnostico solo de algunas de sus cualidades. Sabían que el legado de una cultural insustancial a las nuevas
generaciones no ayudaría al progreso. Coincidían sus discursos en elementos progresistas emanados de
compromisos sociales políticos distintos.

A pesar de la diferencia de estas experiencias hay que tenerlas en cuenta para poder crear una alternativa válida y
acorde a la realidad del siglo XXI.

-La cuestión de los orígenes.


En esta parte, Simón Rodríguez se basa en Chiaramonte (historiador argentino) para poder hablar sobre este tema.
Chiaramonte relata que para poder pensar en el futuro tenemos que saber que hubo en el pasado. Y cuando dice
orígenes se refiere a los orígenes de la identidad Argentina.

En los tiempos de la independencia hubo 3 formas de la identidad en la Argentina, la identidad hispanoamericana, la


identidad provincial y la rioplatense.

En el transcurso del siglo 20 se dio una importancia a una afirmación que se enfrentaba al liberalismo, el
Nacionalismo, que quería conservar la popularidad y construir un nacionalismo más argentino que latinoamericano
que se reflejaba en la argentinidad y en lo criollo.

Muchos países latinoamericanos como Bolivia, Guatemala y México hay que tener en cuenta las culturas indígenas,
sus lenguas, sus rituales y sus costumbres que son elementos necesarios si analizamos el tránsito de las identidades
desde la independencia hasta la actualidad.

Después de producirse la independencia no había un pensamiento unificado de idea de nación por eso se reconocen
estas identidades: iberoamericanas, europeo-americanas, provincial, centrada en la metrópolis, surgida por la
influencia nacional y la latino-estadounidense.

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