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Para adentrarse en la materia se requiere conocer los fundamentos teóricos del método
propedéutico para la práctica médica, iniciando por saber los conceptos de salud y
enfermedad. La salud es la interacción de factores relacionados con el individuo, la
comunidad, el ambiente y el agente, reconociendo que los factores exógenos que
influyen en esta son de naturaleza física y psíquica o social. El desequilibrio del
bienestar en el ser humano conlleva a la aparición de signos y síntomas que se
describen en la historia natural de la enfermedad, en la cual el médico debe estar
atento y desarrollar la capacidad de entender la conducta de sus pacientes y saber
ubicar en qué etapa se encuentran los padecimientos que presenta para tomar las
decisiones adecuadas. Lo ideal es que las acciones de salud sean más eficaces y de
mayor alcance, esto se logra cuando se aplican en la etapa más temprana en el curso
de la historia natural de la enfermedad, es decir, en el periodo prepatógeno con la
prevención primaria.
“El sistema de salud existe para que los individuos de una sociedad mantengan durante
el mayor tiempo posible su potencial genético” Chaves. El sistema de salud son las
acciones que ejecutan diversas instituciones para prevenir, dar tratamiento y
rehabilitación a los enfermos. Se subdivide en 3 niveles de atención, siendo el nivel
terciario al que se dirigen los casos que requieren tecnologías avanzadas y
profesionistas especializados. El médico general se ubica en los dos primeros niveles
de atención por lo tanto está en contacto directo con la población. Por lo tanto, no limita
sus actividades a ciertos procesos patológicos ni grupos de edad, es capaz de resolver
un alto porcentaje de problemas patológicos y su responsabilidad es prestar asistencia
médica integral que abarque aspectos curativos, clínicos y quirúrgicos; también conoce
sus limitaciones y canaliza a los servicios especializados los casos que lo requieren.
El método clínico
El método clínico es el núcleo de la medicina que alrededor de él se han presentado
diferentes avances a través del tiempo, comenzando por Hipócrates quien sistematizó
el método clínico con la anamnesis y el examen físico. Las historias clínicas que
registró sientan las bases del método clínico al dar valor al relato ordenado de los
síntomas, los antecedentes personales y familiares, y las condiciones de vida de sus
pacientes.
Diagnóstico y pronóstico
El diagnóstico también es fundamental para informar no sólo al paciente sino a sus
familiares e incluso instituciones sociales cuyos intereses son laborales, periciales o
médicolegales.
Síntoma se define como una sensación subjetiva anormal que el paciente percibe y el
examinador no puede observar. Signo es un dato objetivo que el examinador puede
observar por medio de inspección, palpación, percusión y auscultación, o reconoce por
estudios complementarios. Síndrome es el conjunto de signos, síntomas o ambas
cosas. La entidad clínica se refiere a una enfermedad reconocida en su totalidad o en
parte y cuyas características le confieren individualidad nosológica.
Tipos de diagnóstico:
Los datos clínicos se deben recolectar y organizar en: identificación, queja principal,
historia de la enfermedad actual, antecedentes personales y familiares, historia
socioeconómica y cultural, interrogatorio sintomatológico o anamnesis especial y
examen físico.
Los pacientes comunican sus padecimientos a través del lenguaje verbal y no verbal
que el médico debe descifrar. Es importante desarrollar el hábito de dejar al paciente
que hable con libertad, en especial al principio de la entrevista, las intervenciones del
médico se orientan a esclarecer puntos importantes y el interrogatorio dirigido se deja
al final para obtener los datos básicos que falten.
Relación Médico-Paciente-Familia
La relación médico-paciente es la parte fundamental de la práctica médica cuando la
medicina se ejerce con una visión humanista; es esencial para la provisión de
asistencia médica de alta calidad en cuanto al diagnóstico y tratamiento de la
enfermedad. Ésta inicia desde que el paciente entra al consultorio, en su tratamiento
hasta su rehabilitación.
Como decía Paracelso: “el médico debe saber lo que hace, cómo lo hace y hacerlo
siempre con amor”, al explorar y comprender el origen y la potencia de las fuerzas
psicológicas implícitas, el médico puede enfrentar mejor las dificultades de la práctica
médica, además de adquirir una visión profunda del paciente como ser humano. La
relación médico-paciente puede clasificarse en diferentes circunstancias por las
características de la enfermedad y su duración en las que las acciones psicológicas del
médico tienen un papel fundamental.
Tipos de médicos
Médico paternalista: es el que asume la posición de padre siendo muy receptivo al
relato de los acontecimientos de la vida personal del paciente, el error está en querer
decidir por él. El médico debe escuchar pero no es de su competencia aconsejar.
Médico sin vocación: sucede más en médicos que tienen presiones familiares o
fantasías de la carrera, que los llevan a hostilizar a los pacientes que le consultan.
Médico “rotulador”: es el que siempre tiene un rótulo diagnóstico para el agrado del
paciente, da la impresión de seguridad pero casi siempre tiene pocos conocimientos
científicos a pesar de la excelente capacidad de relacionarse con los pacientes.
Médico pesimista: éste tiende a ver mayor gravedad en las enfermedades que la
verdadera, expresa desánimo y desesperanza incluso antes de conocer el diagnóstico.
El sufrimiento emocional se vuelve más intenso que los propios síntomas de la
enfermedad cuando el médico transmite al paciente su pesimismo.
Médico autoritario: siempre procura imponer sus decisiones porque cree ser dueño de
la verdad, por lo tanto genera relaciones frágiles y poco durables.
Médico ideal: debe destacar el interés por sus semejantes, respeto a la persona,
espíritu de solidaridad, capacidad de comprensión del sufrimiento ajeno y voluntad de
ayudar. Puede ser un poco paternalista sin olvidar aceptar al paciente como persona
adulta, no debe perder el contacto con la realidad, puede desarrollar otras actividades
pero conservando la medicina como actividad principal, no debe transmitir sus
inseguridades al paciente. Su personalidad debe ser madura y conocer los
mecanismos psicológicos en la relación médico-paciente.
Tipos de paciente
El paciente angustiado: se reconoce por manifestaciones psíquicas y somáticas como
inquietud, voz angustiada, manos frías y sudorosas, taquicardia y boca seca. El médico
debe mostrar seguridad y saber dirigir la entrevista sin precipitar las preguntas.
El paciente sugestionable: siente gran temor de enfermarse, vive consultando médicos
y practicándose exámenes para confirmar su salud.
El paciente psicótico: se diferencia del paciente neurótico por tener una enfermedad
mental, la cual puede ser una alteración orgánica conocida y demostrable (psicosis
orgánicas) o puede carecer de sustrato orgánico comprobable (psicosis endógenas).
El paciente grave: el estudio clínico debe ser objetivo y se practicarán sólo los
procedimientos estrictamente necesarios. En el examen físico debe procurarse la
comodidad del paciente para no agravar su sufrimiento.
El paciente en etapa terminal: es aquel que sufre una enfermedad incurable en fase
avanzada. La relación médico paciente puede ser difícil y causar sufrimiento emocional
al médico. Las fases por las que pasan estos pacientes al enterarse que están
sentenciados a muerte son cinco: negación, ira, negociación, integración, aceptación.
El paciente con poca inteligencia: el médico debe adoptar un lenguaje más sencillo
para que el paciente lo comprenda.
Niños y adolescentes: su comportamiento varía según la edad, los niños por lo general
le tienen miedo a los aparatos. Es fundamental crear un ambiente de confianza.
Bibliografía
Horacio, A. A. (2013). Semiología Médica: Fisiopatología, Semiotecnia y Propedéutica
(Segunda ed.). Panamericana.
Porto, C. C. (2009). Semología médica (sexta ed.). (A. L. Porto, Ed.) Guanabara Koogan.