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aumentar la capacidad de transportar oxígeno de la sangre y para prevenir o evitar el agotamiento

y otras complicaciones.

Las transfusiones duran entre 1 y 4 horas, en función de la cantidad de sangre y del grupo
sanguíneo que se administre. No requieren ningún tiempo especial de recuperación. La mayoría
de las transfusiones se llevan a cabo en el hospital, pero pueden hacerse en otros lugares cuando
es necesario. En la mayoría de los casos, la sangre procede de donantes voluntarios.

La sangre del donante, que se analiza atentamente para garantizar su seguridad, debe ser
compatible con el grupo sanguíneo del receptor.

Hay cuatro grupos sanguíneos, cada uno provisto de un marcador químico diferente en los
glóbulos rojos. Estos marcadores determinan si la persona pertenece al grupo A, B, O (universal) o
AB. A su vez, cada grupo sanguíneo puede ser positivo (+) o negativo (-).

Por qué se hacen transfusiones de sangre

Los tres motivos principales de que un niño pueda necesitar una transfusión de sangre son los
siguientes:

Pérdida de sangre durante una operación o por una herida o enfermedad.

Incapacidad de producir suficiente sangre. Algunas enfermedades y tratamientos pueden afectar


negativamente a la capacidad de la médula ósea para fabricar sangre (p. ej.,
la quimioterapia reduce la producción de nuevas células sanguíneas.)

Prevenir complicaciones derivadas de trastornos sanguíneos o hemorrágicos preexistentes, como


la anemia falciforme, la talasemia o la anemia provocada por la enfermedad renal, la hemofilia o la
enfermedad de von Willebrand.

De dónde procede la sangre

Debido a que no existe ningún producto artificial que pueda sustituir a la sangre, la sangre
transfundida debe ser donada. Las tres formas en que se puede donar sangre son las siguientes:

Donación de sangre autóloga. A veces, cuando una persona sabe con tiempo de antelación que va
a necesitar una transfusión (para una operación programada, por ejemplo), puede donar su propia
sangre de antemano. No existen requisitos relacionados con la edad pero, por lo general, los niños
no donan su propia sangre hasta que superan los 12 años de edad.

Donación directa. Cuando un familiar o un amigo con sangre compatible dona específicamente su
sangre a un paciente en concreto.

Donación de voluntarios. Debido a que no hay pruebas médicas de que la sangre procedente de
donantes directos sea mejor que la procedente de donantes voluntarios, la mayoría de los
pacientes reciben sangre donada en las campañas de donación de sangre, que suelen organizar
organismos de recogida independientes, como la Cruz Roja Americana. La edad mínima para donar
sangre son los 16 o los 17 años, dependiendo del lugar de la residencia.

A algunas personas les preocupa contagiarse de enfermedades por recibir sangre infectada, pero
las reservas de sangre de EE.UU. están entre las más seguras del mundo. Muchos organismos y
organizaciones, como los bancos de sangre y el gobierno federal de EE.UU., son muy exigentes
para garantizar la seguridad de las reservas de sangre.

El riesgo de contraer enfermedades como el SIDA o la hepatitis a través de una transfusión es


extremadamente bajo en EE.UU. porque las pruebas de cribado a que se somete la sangre donada
son muy estrictas. Además, las agujas y el resto del equipo utilizado son estériles, se utilizan sólo
con una persona y luego se desechan en unos contenedores especiales.

Prepararse para una transfusión de sangre

Si su hijo necesita hacerse una transfusión de sangre, su médico o pediatra le explicará el


procedimiento. Si tiene alguna pregunta, no dude en hacérsela. Cuando se sienta tranquilo con la
información y haya resuelto sus dudas, le pedirán que firme un consentimiento informado. Este
formulario declara que usted entiende el procedimiento y sus riesgos y que autoriza a que
transfundan sangre a su hijo.

Si no se tratara de una situación de riesgo vital, se harían dos pruebas antes de la transfusión:

Determinación del grupo sanguíneo. Para confirmar el grupo sanguíneo de su hijo, un enfermero o
técnico le extraerá una muestra de sangre desde una vena utilizado una agua estéril. (Exceptuando
el breve pinchazo de la aguja, no es doloroso y sólo dura pocos minutos.) Esta sangre se etiqueta
inmediatamente con el nombre de su hijo, su fecha de nacimiento y su número de historia clínica,
y se le coloca un brazalete con la misma información. Después se envía la sangre al laboratorio del
banco de sangre del hospital, donde los técnicos determinarán su grupo sanguíneo.

Prueba de compatibilidad. Una vez se conoce el grupo sanguíneo, se elige una sangre donada
compatible. Como comprobación final, un técnico de laboratorio del banco de sangre mezclará
una pequeña muestra de la sangre de su hijo con una pequeña muestra de la sangre donada para
confirmar que son compatibles. Si la sangre se compacta o se aglutina, significa que no son
compatibles. Si la sangre se mezcla homogéneamente, significa que son compatibles.
Seguidamente, la sangre que se considera compatible se etiqueta con el nombre de su hijo y su
número de historia clínica y se lleva al lugar donde recibirá la transfusión.

La mayoría de las transfusiones se hacen en el hospital, a menudo en la cama del paciente, o en un


quirófano, sala de urgencias o unidad de quimioterapia. También se pueden hacer en una clínica
ambulatoria o incluso en casa, si fuera necesario.

Siempre que la transfusión no se lleve a cabo durante una operación, usted podrá estar con su
hijo, que estará despierto. Su hijo puede estar sentado cómodamente en una silla reclinable o
acostado en una cama, mientras ve una película, escucha música o juega tranquilamente; hasta es
posible que pueda comer y beber, darse una vuelta e ir al baño.

Colocación de la vía intravenosa (VI)

Un enfermero colocará la vía intravenosa (VI). Después de insertar la aguja en un brazo o una
mano, se extrae una pequeña muestra de sangre que se envía al laboratorio para confirmar el
grupo sanguíneo. En cuanto se dispone de los resultados, se deja en la vena un tubito muy fino de
plástico, que se conecta a la VI, que, a su vez, se conecta a la bolsa que contendrá la sangre.

Puesto que se necesita una pequeña aguja para perforar la piel, la colocación de una VI puede
doler un poco (como un pellizco o un pinchazo breve). Para reducir las molestias, es posible que el
enfermero aplique sobre la piel de su hijo una crema anestésica para dormir la zona una media
hora antes de clavar la aguja.

Aunque se suele utilizar una vena del brazo o de la mano, se pueden utilizar venas de otras partes
del cuerpo si es necesario, sobre todo en algunas circunstancias, como en condiciones de
deshidratación grave o de hemorragia importante, en que cuesta más encontrar dichas venas. Por
ejemplo, los bebés suelen recibir transfusiones a través de las venas de los pies o del cuero
cabelludo.

Los niños que necesitan muchas transfusiones pueden requerir una vía central (un tubo insertado
en una vena de mayor tamaño ubicada en el pecho) o un catéter central de inserción periférica o
CCIP (un tubo más largo insertado en una vena cerca del pliegue del codo). Estas vías permiten un
fácil acceso y evitan que se dañen venas de menor tamaño debido a los pinchazos repetidos.

La mayoría de los niños no necesitan medicamentos especiales antes de someterse a una


transfusión de sangre ni durante la misma. De todos modos, si su hijo ha tenido una reacción leve
durante una transfusión previa, es posible que el médico le administre algún medicamento justo
antes del procedimiento, ya sea por vía oral o por VI.

Dos enfermeros se leerán mutuamente los nombres y los números de identificación que figuran en
el brazalete de su hijo y en la sangre procedente del banco. Y no se iniciará la transfusión a menos
que ambos coincidan.

Transfundir sangre

La bolsa de sangre se cuelga boca abajo de una bomba VI que controla la velocidad de la
transfusión.

Ventajas

En los niños con anemia o los que están recibiendo quimioterapia, la principal ventaja de una
transfusión es un incremento del flujo de sangre para nutrir los órganos y mejorar la
concentración de oxígeno en el organismo. Esto les puede aliviar la sensación de profundo
agotamiento y aportarles suficiente energía para las actividades cotidianas. Este tipo de ventajas
se nota bastante pronto.

En pacientes con problemas hemorrágicos, las transfusiones de plaquetas o de plasma pueden


ayudar a controlar o evitar posibles complicaciones.

Las reacciones graves a las transfusiones son muy infrecuentes. Pero, como ocurre con cualquier
procedimiento médico, se asocian a pocos riegos potenciales, que su médico comentará con
usted.

Cuando su hijo va a someterse a cualquier tipo de procedimiento médico, es comprensible que se


sienta un poco intranquilo. Pero ayuda saber que las transfusiones de sangre son procedimientos
corrientes y que las complicaciones son raras. Si tiene cualquier pregunta sobre las transfusiones,
hable con el médico o el pediatra de su hijo.

BIBLIOGRAFÍA

http://www.elsevier.es/es-revista-medicina-clinica-2-articulo-guia-transfusion-componentes-
sanguineos-13079172

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