Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
iberoamericana sobre
eficacia escolar
edic ión de l c on v e n io a n dré s b e l l o
Unidad Editorial
isbn 978-958-698-220-7
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
CDD 371
Mortimore (1997) y Murillo (2004b) y difiere de propuestas clásicas, como son
las de Scheerens (1990) y Creemers (1994a), elaboradas a partir de revisiones
de investigación y que reflejan no sólo “lo que se sabe”, sino también hipótesis
para el trabajo futuro. Con ello, el modelo tiene como ventaja presentar una
imagen sólida, coherente y empíricamente validada, y tiene como limitación
las debilidades del marco teórico de origen.
Por otro lado, al igual que las propuestas de Scheerens (1990) y Sammons,
Thomas y Mortimore (1997), el modelo agrupa los factores según la función que
realizan en el modelo en variables de contexto, entrada, proceso y producto.
También, al igual que Creemers (1990), Sammons, Thomas y Mortimore (1997)
y Murillo (2004b), distingue los factores en factores de alumno, aula, escuela
y contexto. Sin embargo, muestra como innegable ventaja presentar ambas
organizaciones de manera simultánea en forma de matriz bidimensional, lo
que facilita la comprensión de la propuesta.
En tercer lugar, tiene como virtualidad inédita el hecho de presentar los
factores de proceso del alumno. Así, refleja la idea de que el alumno es un
proceso activo de su propio aprendizaje, otorgándole el papel de protagonista
activo y no de mero receptor de las acciones de otros agentes.
Con todo ello, se presenta un modelo empírico, parsimonioso y ordenado,
adaptado a la situación de los sistemas educativos de Iberoamérica, que puede
suponer un interesante insumo para la reflexión, la toma de decisiones y el
desarrollo de ulteriores investigaciones.
En efecto, el modelo puede ser útil para tres colectivos diferenciados: para
investigadores, para docentes y directivos, y para administradores y políticos;
pero sobre todo puede servir como un primer paso en la elaboración de una teoría
de eficacia escolar que contribuya no sólo a explicarnos qué funciona y qué no
funciona en educación, sino también por qué.
4 . 2 . 2 . C on au l a s e f ic ac e s
Sin embargo, esta investigación, en coherencia con otras, ha comprobado
que lo que acontece en el aula tiene mayor influencia sobre el desarrollo del
alumno que lo que ocurre en el conjunto de la escuela. Por ello, parece evidente
que una escuela eficaz es aquella que está compuesta por aulas eficaces. Este
trabajo ha detectado algunas de las características de éstas.
En primer término, el elemento que mejor define un aula eficaz es la meto-
dología didáctica que utiliza el docente. Y más que por emplear un método u
otro, la investigación ha obtenido evidencia de que son características globales
las que parecen fomentar el desarrollo de los alumnos. Entre ellas, se encuen-
tran las siguientes:
4 . 2 .3 . E n u n si s t e m a e duc at i vo e f ic a z
La IIEE ha aportado claras evidencias empíricas acerca de la importancia
que tiene el sistema educativo donde se desarrolla la escuela para lograr una
educación de calidad. Algunos de los elementos del sistema educativo que,
según este trabajo, pueden contribuir a una escuela eficaz, son los siguien-
tes.
El nivel educativo de la población, especialmente la tasa de alfabetización
del país, es el factor del nivel del sistema educativo que, según este trabajo, más
incide en el rendimiento de los alumnos de ese país. De esta forma, se subraya
la importancia de las políticas nacionales e internacionales para disminuir la
alfabetización de un país, a fin de conseguir una educación de calidad.
También se ha evidenciado fuertemente la necesidad de seguir aumentando
la inversión en educación. Los resultados indican que esa inversión debe ir en
varias direcciones, entre las que destacan:
• Las instalaciones y recursos conllevan diferencias; para que se dé
una educación de calidad, es imprescindible que las infraestructu-
Pero no todo lo que necesitan las escuelas es más dinero. Tanto como el
dinero, las escuelas y los docentes necesitan confianza por parte de la admi-
nistración educativa. Confianza que se traduce, en la práctica, en una mayor
autonomía escolar. Considerar a los docentes como profesionales competentes,
personas adecuadamente preparadas, con un compromiso hacia los alumnos, la
escuela y su propio desarrollo profesional, facilitará el desarrollo de su trabajo.
Dotar a las escuelas y a sus profesionales de competencias para hacer su trabajo
y asumir sus propias responsabilidades ayudará de forma notable. Supone, por
tanto, pasar del control y la desconfianza en los docentes al apoyo y la respon-
sabilidad compartida.
En esa línea, es importante que las administraciones creen mecanismos de
apoyo a los docentes y las escuelas: apoyo en forma de asesores para los centros
escolares, de una supervisión de apoyo y no de control, de una oferta de for-
mación del profesorado amplia y adecuada a las necesidades de los docentes y
las escuelas, entre otros aspectos.
Con todo ello, aunque este estudio no ha abordado de forma directa las
acciones que la administración debe desarrollar para mejorar la eficacia de sus
escuelas, se ha obtenido una serie de ideas que deberían estar en la agenda de
reflexión de los países de Iberoamérica.