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El documento ofrece consejos para expresarse mejor al hablar en público, incluyendo no memorizar el discurso completamente, usar ejemplos y anécdotas personales, estudiar a profundidad el tema, practicar con otros, concentrarse en el mensaje más que en la forma de transmitirlo, y ser auténtico.
El documento ofrece consejos para expresarse mejor al hablar en público, incluyendo no memorizar el discurso completamente, usar ejemplos y anécdotas personales, estudiar a profundidad el tema, practicar con otros, concentrarse en el mensaje más que en la forma de transmitirlo, y ser auténtico.
El documento ofrece consejos para expresarse mejor al hablar en público, incluyendo no memorizar el discurso completamente, usar ejemplos y anécdotas personales, estudiar a profundidad el tema, practicar con otros, concentrarse en el mensaje más que en la forma de transmitirlo, y ser auténtico.
1. No escribas ni memorices tu discurso. El lenguaje escrito es muy distinto
del oral. Al redactar todo el contenido trataremos de reproducirlo tal cual, eliminando la frescura y espontaneidad de la oratoria. Ningún auditorio quiere escuchar una disertación encorsetada relatada de carrerilla, como si de una grabación se tratase. Para sonar naturales y conectar con el público podemos realizar un guion sobre los puntos clave, pero ir elaborando el discurso completo sobre la marcha. 2. Utiliza ejemplos y anécdotas personales. A través de los ejemplos, los oyentes pueden comprender mejor el mensaje y retenerlo por más tiempo. Son esas pequeñas historias las que perviven en la memoria de las personas. 3. Empápate sobre el tema. No te limites a estudiar los aspectos básicos sobre el asunto que vayas a tratar. Cuanta mayor sea la información y dominio de la materia, más claridad y confianza tendremos para hablar en público sobre este asunto, permitiéndonos controlar los nervios, improvisar si es necesario o atender las dudas del público. 4. Practica con familiares o amigos. Repetir una y otra vez el discurso ante el espejo está bien, pero -salvo que sea el del conocido cuento- nuestro reflejo no aportará demasiada información. En cambio, al ensayarlo con otras personas podremos observar cuáles son los puntos álgidos, las partes que menos gustan o si las bromas funcionan. 5. Concéntrate en lo que quieres transmitir, no en cómo vas a hacerlo. Para Dale Carnagie, los consejos sobre tono de voz, respiración, postura, etc., pierden importancia en relación con el fondo de su mensaje. Estar preocupados por mostrar un tono adecuado o adoptar tal o cual posición puede descentrarnos de lo que verdaderamente interesa al auditorio, de lo qué queremos contarles. “Cuando usted se interesa vivamente en su auditorio o en lo que está tratando de comunicar, se olvida de usted mismo y luce más”, asegura el autor, para quien todo el mundo es capaz de ser inspirador y dar un gran discurso durante un debate en casa, porque lo hace con emoción y pasión en una causa; el resto (los gestos, la intensidad, el timbre…) nacerá de forma natural. 6. Sé tú mismo. Debes asumir tus fortalezas y debilidades y actuar con honestidad, sin tratar de parecerte o imitar a nadie. Copiando a otros no seremos más que una versión más o menos lograda, pero careceremos de la autenticidad que reflejan los grandes oradores.