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ISSN: 0379-7082
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Universidad de Costa Rica
Costa Rica
Presentación
escala jerárquica que termina por sostener La inserción laboral en estas condi-
el argumento que el diferente, en este caso ciones favorece la pobreza de los hogares
las mujeres, son inferiores. Esta condición jefeados por mujeres y en especial de las
de inferioridad se perpetúa a partir de me- mujeres jóvenes y de las zonas rurales.
canismos –sutiles algunos y otros no tan-
to– que terminan por crear y consolidar re- II. Las alternativas de campo de
presentaciones sociales (RS) acerca de las estudio y segregación
mujeres y de los hombres, que a su vez ac- ocupacional
túan para transformar la diferenciación en
segregación. La equiparación en la matrícula es-
tudiantil es sinónima de igualdad numéri-
ca; pero de ninguna manera ha significado
Las expresiones societarias una transformación del género.
La alta diferenciación ocupacional
Prevalecen en nuestro país cuatro por sexo que prevalece en el país es revela-
condiciones societarias que dan cuenta de dora de lo anterior, pues las mujeres si-
la desventaja social y segregación de las guen optando, en su mayoría, por activida-
mujeres, a saber: des deficitariamente remuneradas.
Según un reciente estudio de Pilar
I. La posición subordinada en la Ramos (2002), los hombres dominan en las
economía áreas de ingeniería, informática y seguri-
dad, mientras que las mujeres predominan
Según el Estado de la Nación (op. en la enseñanza y las ciencias sociales. Y,
cit.), la creciente participación de las mu- generalmente, se paga más a los hombres
jeres en el mercado de trabajo no ha modi- que a las mujeres aunque desempeñen el
ficado la condición de subempleo visible mismo trabajo.
que históricamente ha caracterizado su De la misma forma, el repunte en la
inserción laboral y que siempre ha sido matrícula de la carrera de informática y
más alto que en el caso de los hombres. De electrónica ocurrido en los colegios técni-
la misma manera, el desempleo abierto si- cos no ha generado mejores condiciones sa-
gue presentándose en mayor escala en las lariales para las mujeres graduadas que,
mujeres. una vez colocadas laboralmente, reciben
La brecha salarial entre las mujeres salarios inferiores que los hombres (Unión
y los hombres ha sido una constante y, Europea, 1999). Esta situación, se produce
aunque experimentó una leve mejoría en porque las mujeres aceptan puestos en la
la última década, se mantiene en casi to- manufactura más que en el nivel de diseño
dos los grupos ocupacionales y en todos los de estos campos, aunque dispongan de es-
niveles de instrucción. pecialización para este último.
Asimismo ha habido un aumento en Por otra parte, los programas estata-
la categoría de trabajadoras por cuenta les que ofrecen becas de estudio, como el
propia, pero en sectores de baja productivi- Fondo Nacional de Becas (FONABE), no
dad en los que predomina la economía de subsidian las carreras de las áreas socia-
subsistencia. Además de que los ingresos les, por lo que una proporción de mujeres
de estas mujeres son inferiores, la cobertu- de escasos recursos queda excluida de este
ra social de seguridad social es inexisten- tipo de beneficios.
te, en particular, en el régimen de invali- La manera en cómo se eligen estas
dez, vejez y muerte, lo que aumenta sus alternativas educativas y las subsecuentes
condiciones de vulnerabilidad social. opciones ocupacionales es producto de un
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conjunto acumulado y difuso de experien- la mujer a la esfera privada. El término fue usado
cias que las mujeres viven. Tales experien- originalmente para describir la representación de
hombría del varón mexicano, pero ha pasado a ser
cias les trasmiten los principios y normas juzgado como el complejo que caracteriza a los varo-
de la femineidad y la masculinidad. En es- nes latinoamericanos (Fuller, 1998, pág. 258).
ta transmisión la institución escolar cum-
ple un papel preponderante, como veremos El machismo como práctica sexista
en líneas posteriores. abusiva coloca a las mujeres en situación
de desventaja no solo en lo que respecta a
III. El papel contradictorio de la la violencia doméstica, sino también en las
familia y de las relaciones relaciones amatorias, pues las mujeres y
amatorias los hombres asumen y valoran el amor en
forma diferenciada. Mientras que en el ca-
En Costa Rica, la valoración social so de los segundos, amar a las mujeres es
de la familia goza de un lugar privilegiado. solamente un elemento –entre otros– de
Aunque como madres, los mensajes socia- realización posible; en el caso de las prime-
les les atribuyen una alta consideración y ras, amar a los hombres es un fin en sí
respeto, como esposas y compañeras, las mismo (Lagarde, 1994). Esto provoca una
mujeres son víctimas constantes de la vio- tendencia en las mujeres a sentirse res-
lencia doméstica. ponsables de dicha relación, la cual se
Las estadísticas crecientes en el año acrecienta cuando la relación no va bien,
2000 (cfr. Estado de la Nación, op. cit.) en la debido a la presunción de las mujeres de
línea gratuita Rompamos el Silencio del que ello ocurre por su culpa.
Instituto Nacional de las Mujeres (INAMU:
37 000 consultas) y las denuncias en el IV. Subrepresentación en los
Poder Judicial (32 643) revelan que un puestos políticos
porcentaje significativo de los ofensores
A pesar de que desde 1990 está vi-
son hombres3.
gente la Ley de Promoción de Igualdad So-
Probablemente el aumento en el nú-
cial de la Mujer que establece la obligato-
mero de denuncias es producto de la Ley
riedad de nombrar un porcentaje significa-
contra la Violencia Doméstica, en vigencia
tivo de mujeres en los cargos políticos, la
desde 1996. No obstante, las estadísticas
representación femenina en dichos cargos
no reflejan el problema en toda su dimen-
no alcanza niveles satisfactorios.
sión ya que, por motivos de diversa índole,
Según un estudio del INAMU
un sector de la población no denuncia este
(2002), en la actual administración hay 7
tipo de delitos. Estas cifras, por tanto, pe-
ministras de 21 plazas existentes; solo en
se a su magnitud, son conservadoras.
26 de los 81 cantones existentes hay pre-
El machismo prevaleciente en nues-
sidenta municipal y en las juntas directi-
tra cultura es una de los detonantes de la
vas de 27 dependencias públicas, de 197
violencia doméstica:
cargos disponibles 50 corresponden a
El machismo ha sido definido como la obsesión del va-
mujeres.
rón con el predominio y virilidad. Ello se expresa en El estudio reveló que hay órganos di-
posesividad respecto a la propia mujer, especialmente rectivos constituidos únicamente por hom-
en lo que respecta a los avances de otros varones y en bres o que incluyen solo a una mujer. Es
actos de agresión y jactancia con respecto a otros decir, en lo que respecta a la toma de deci-
hombres... Estructuralmente está inserto en un siste-
ma patrilineal de parentesco y se apoya en un siste-
siones no solo no ha habido transforma-
ma legal que apoya el poder masculino dentro del ho- ción genérica, sino que siquiera se llega a
gar y en la división sexual del trabajo que restringe a la paridad numérica.
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personas reconstruyen la realidad a las chicas, por ejemplo, “No es tu culpa si tu padras-
partir de los cajones de lo femenino y tro te asedia sexualmente y además puedes hacer al-
go para defenderte”? ¿Qué apoyo institucional y capa-
lo masculino y, en la mayoría de las citación tienen las maestras y los maestros sensibles
ocasiones, esto es imperceptible para frente a estas cuestiones, para no lanzarse solas/os a
ellas puesto que lo ven como natural, tratarlas? (Morgade, op. cit., pág. 73.)
como lo socialmente aceptado. Y es
precisamente esto último lo que nos
lleva a la quinta expresión del sexis- Las alternativas y las estrategias
mo escolar, pues el profesorado tien-
de a segregar al estudiantado en fun- ¿Cómo hacer, entonces, para que la
ción de diferencias atribuidas a par- educación no solo supere los rasgos sexis-
ticularidades individuales o “natura- tas, sino que dialécticamente, en la medi-
les”. Lo grave es que los diferentes da en que se transforma a sí misma, trans-
roles que los hombres y las mujeres forme en su conjunto a la sociedad?
cumplen socialmente se confirman, El sector educativo no es el único
cuando la población estudiantil está responsable de la socialización genérica.
en la primaria y en la secundaria, La institución de la familia juega un papel
por lo que la desvalorización de lo fe- preponderante al respecto. Sin embargo,
menino cobra peso en estas épocas. es sabido que todo cambio en un punto del
sistema social repercutirá en los otros, por
• El currículo escolar. El currículo lo que este punto bien podría ser el proce-
no es solo que se dice o se hace, sino so educativo.
que también se trasmiten mensajes De esta forma, incorporar cambios
acerca de aquello de lo que no se ha- progresivos, pero sostenidos en el sistema
bla. El funcionamiento del cuerpo, la educativo, indudablemente creará las con-
expresión y valoración de los senti- diciones para favorecer la transformación
mientos, la dinámica del poder, en- de las relaciones de género en los otros
tre otros, no forman parten del “qué” puntos del sistema social.
en la vida escolar y cuando aparecen No obstante, vale advertir tres pre-
generalmente son tratados de una misas:
manera superficial y burocrática, sin La primera refiere a que el reconoci-
hacer mención de los dilemas perso- miento de la manutención y reproducción de
nales y morales que muchas veces prácticas sexistas en el ámbito escolar, nos
implican (Morgade, op. cit.). Aun debe orientar acerca del conocimiento de as-
cuando existe un sector de docentes pectos clave que debemos cambiar, pero ello
que pueda estar tratando estos te- no significa que debamos partir de clichés
mas, existe un silencio sistemático para la interpretación de dichas prácticas.
de la escuela ante la sexualidad, el Debemos alejarnos de las interpreta-
acoso sexual y la violencia intrafa- ciones que mapean a la institución escolar
miliar, entre otros, lo cual conlleva a como una institución “maquiavélica” al ser-
la manutención de mitos que a su vicio de la reproducción mecánica del sexis-
vez perpetúan los comportamientos mo y en su lugar visualizarla como una
aprendidos. agencia socializadora compleja y dinámica
en la que conviven en tensión, representa-
¿Cuánto se habla en las escuelas de la violencia fami- ciones de género diversas (Bonder, 2001).
liar y de los mecanismos institucionales y legales pa-
ra enfrentarla? ¿Cuántas veces escuchan los alumnos
A partir de lo anterior se deriva la
varones una frase contundente “No se le debe pegar segunda premisa: Quienes participan en el
a las mujeres ni a nadie”? ¿Cuántas veces escucharon proceso educativo no son tabla rasa como
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género pueden ser de diferente orden: de- Es necesario, por ende, que quienes
fensivas, cautelosas, temerosas, devaluado- capaciten acerca del género, la discrimina-
ras y también positivas y comprometidas. ción y las relaciones sexistas, tengan una
En el sector docente existe una fuer- mirada cuidadosa para distinguir qué
te tendencia a considerar el género como cuestiones específicas influyen en las acti-
un asunto solo de mujeres y dentro del tudes y reacciones de las personas para no
mismo hay quienes consideran que es cosa caer en actitudes igualmente estereotipa-
de mujeres resentidas contrarias a los das frente a ellas: sentirse perseguidas,
hombres. Lo anteponen además al concep- victimizadas, injustamente comprendidas
to de familia y el género se recrea como el o devaluadas, o bien intentar la “conver-
destructor de la armonía y la estabilidad sión” de las personas a la causa del género.
familiar y social (Araya, op. cit). Experiencias exitosas de la inclusión
En el sector educativo y, sospecho del género en la educación –aunque con ta-
que también fuera de él, la drogadicción, reas aún pendientes–, se han dado en Ar-
la delincuencia y la deambulación de ni- gentina, Paraguay y Uruguay y para ello
ños, niñas y adolescentes es atribuido a la han utilizado diversas estrategias (Corti-
inserción laboral de las mujeres y al aban- na y Stromquist, 2001).
dono por parte de ellas de algunas de sus En Argentina, el programa se inclu-
inherentes funciones –cuido de infantes, yó con el nombre de “Igualdad de Oportu-
por ejemplo–. nidades”, y en Paraguay los conceptos de
Se dice también que la trasgresión equidad de género fueron incorporados co-
de las pautas tradicionales en cuanto a las mo “Educación Familiar” y así no desper-
conductas permitidas y prohibidas para tar las reacciones a las que está expuesto
las mujeres y los hombres, podría desem- el concepto de género.
bocar en la creación de condiciones que fa- Lo anterior, sin embargo, es conside-
vorecen el homosexualismo, lo cual es con- rado por teóricas de la educación y el géne-
siderado un riesgo debido a la homofobia ro como un retroceso en los avances alcan-
característica del medio costarricense. zados, pues significa invisibilizar lo que
En síntesis, la desconfianza y el re- tanto ha costado visibilizar.
chazo hacia este enfoque son producidas, Según mi opinión, estas estrategias
en buena parte, por las distorsiones del son solo eso, estrategias para conquistar y
contenido y las propuestas que se derivan validar espacios en la educación y así poder
de los planteamientos de la perspectiva de trabajar para alcanzar el objetivo político
género y por la homofobia. de la superación de las asimetrías. Las con-
Aunque estas expresiones podrían sidero pertinentes, pues de ninguna mane-
ser producto de pactos sexistas, es necesa- ra significan el abandono de la vindicacio-
rio su atento reconocimiento para así propi- nes de género. Es preciso reconocer, sin
ciar la difusión y comprensión de las desi- embargo, que este punto suscita posiciones
gualdades entre las mujeres y los hombres. a favor y en contra acerca de su eficacia6.
En cuanto a la promoción de cambios
en el sector educativo, se debe considerar ¿Cómo se capacita?
que las nuevas representaciones acerca de
las relaciones sociales que estamos promo- Los espacios que capacitan no se de-
viendo no solo tocan cuestiones vinculadas ben promover como los expertos, pues las
con el conocimiento y el poder, sino tam- experiencias vivencias y conocimientos del
bién con los afectos, los deseos y los víncu- sector docente constituyen un fuerte insumo
los (Bonder, op. cit.) y por tanto generan para el análisis de las relaciones sexistas.
una significativa movilización personal. La división entre conocimiento “novato” y
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conocimiento “experto”, por ende, debe desa- ocurriendo y las formas en que se enfren-
parecer y promover más bien que el mismo tan las contradicciones suscitadas por es-
profesorado participe de investigaciones y ta tensión.
debates sobre las expresiones sexistas en Para finalizar, quiero hacer énfasis
los centros educativos donde laboran. In- en la necesidad de iniciar la capacitación
vestigaciones sobre el lenguaje, los textos docente, aunque sea en aspectos muy pun-
y los materiales que utilizan, la distribu- tuales. Para ello es necesario que exista
ción y uso del espacio y la organización es- consenso del mayor número de instancias,
colar son solo unos de los muchos temas pues consensuar sobre una área de aten-
que el sector docente podría investigar. ción provoca movilización, mientras que
Con respecto a la formación inicial, los intentos aislados provocan desgaste
indiscutiblemente serían las facultades de antes de que aparezcan los frutos.
educación las responsables de atender este
llamado y fundamentalmente los formado-
res y las formadoras de educadores y edu- Notas
cadoras, quienes a su vez, deberían tam-
bién ser involucradas e involucrados en un 1. El biologismo anatómicodefiende la tesis de
proceso de capacitación. que el sexo anatómico determina diferencias
La coordinación con los gremios, con en los comportamientos, en las característi-
cas de personalidad y en las aptitudes de mu-
las oficinas de la mujer de los espacios mi-
jeres y de hombres. (Para ampliar, véase Su-
nisteriales constituye un buen inicio para llerot, Elliot. El hecho femenino: ¿qué es ser
llevar a cabo la capacitación en el personal mujer? Barcelona: Argos Vergara. 1979.
de servicio (formación continua).
Hay que advertir que la incorpora- 2. Los estudios de la mujer se han abocado a en-
contrar un equivalente en español del verbo
ción de un componente de género en la edu-
empower y del sutantivo empowerment. Las
cación tiende a darse por medio de la educa- revisiones realizadas señalan que no hay na-
ción continua o en programas de especiali- da inmanente en estos términos. En español
zación y no en los programas iniciales. significan “dar poder” y “conceder a alguien el
En estos últimos no encontramos ejercicio del poder” (León, 1997).
ningún esfuerzo sistemático de formación
3. De las personas que denuncian en el Poder
o introducción de una perspectiva de Judicial 89,6% son mujeres y 86,5 % de los
equidad de género. Es muy probable que denunciados son sus compañeros o excompa-
ello sea producto de las tradiciones de for- ñeros. En el caso de Rompamos el Silencio,
mación docente prevalecientes en las fa- de las llamadas que señalaron violencia se-
xual, 98%, eran mujeres las víctimas de la
cultades de educación –y que además po-
agresión y en igual porcentaje eran hombres
drían explicar sus reticencias para la in- los agresores.
clusión del género–. Pese a ello, el recono-
cimiento de las contradicciones internas 4. En toda la región de América Latina y el Ca-
de estas facultades es también una tarea ribe existe una correlación negativa entre el
número de mujeres que ocupan puestos de je-
impostergable si se quiere entrar en estos
rarquía en el ámbito docente y administrati-
espacios. vo y el número de mujeres que trabajan en
Por ejemplo, en la formación del educación. Asimismo conforme aumenta el
profesorado en segunda enseñanza, se nivel educativo, desciende el número de mu-
presenta una tensión entre formación ge- jeres. En educación preescolar, según la espe-
neral o pedagógica y la formación especia- cificidad de cada país, las mujeres represen-
tan entre 99% y 88% del profesorado mien-
lizada. Esta disputa aun no está saldada tras que en educación superior entre 38% y
y para trabajar con estos grupos hay que 15% (Facultad Latinoamericana de Ciencias
tener, al menos, conocimiento de qué está Sociales, 1995).
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