El texto de Nancy Fraser se contextualiza en la actualidad, posterior a 1989, específicamente
observando al actor y pensamiento político de la izquierda a través del concepto de una
condición “Postsocialista”, la cual se compone de tres elementos constitutivos ● “Ausencia de cualquier visión que presente una alternativa progresista respecto del estado actual y que tenga credibilidad” (Fraser, pág. 4), no solamente han fallado las instituciones relacionadas al socialismo, también los ideales, a partir de entonces no ha surgido ninguna fuerza que pueda compararse, en tanto su carácter reformista al socialismo. Habermas denomina este fenómeno como un “agotamiento de las energías utópicas” ● “Cambio en la gramática de las exigencias políticas”, ahora predominan los movimientos de grupos por sobre las exigencias de igualdad social. Según el imaginario postsocialista “el problema de la justicia es el reconocimiento”(pág. 5) . ● “El resultado es una escisión de la política cultural respecto a la política social, y el eclipse relativo de esta última por la primera” (pág. 5). Hay una reformulación en torno a la idea de justicia en tanto esta se problematiza en torno al reconocimiento y redistribución hacia “grupos” o “comunidades de valor”. La autora otorga al postsocialismo, dentro de un contexto de “resurgimiento del liberalismo económico” (pág. 6), donde se mercantilizan las relaciones sociales, tareas como el “cuestionamiento de la distinción entre cultura y economía” (pág. 6), cómo estas esferas al interactuar generan conflicto y finalmente, cómo integrar las luchas de grupo o de reconocimiento a una visión redistributiva más omnicomprensiva, sin estar en conflicto con un proyecto de igualdad. El principal problema del postsocialismo radica en que no logra impulsar un proyecto emancipatorio, amplio y creíble. Considerando además los tres elementos constitutivos, es necesario que se “cultive algún tipo de distancia escéptica frente a la desconfianza postsocialista hacia el pensamiento normativo, programático, totalizante de hoy”, además de “desmitificar las ideologías postsocialistas relativas a la sustitución de la distribución por el reconocimiento”, se debieran incluir ambas (igualdad VS reconocimiento) en un proyecto emancipatorio. No es necesario que la una suplante a la otra, ya que ninguno se basta a sí mismo para superar la injusticia, Es remarcable cuan certero se presenta el concepto de Postsocialismo para poder dar explicación a la situación política latente en el Chile actual, con la centralidad que leyes de grupos, no necesariamente étnicos, han logrado. Con la presión que ejercen, por ejemplo, la comunidad lesbiana, gay y transexual para poder participar dentro del marco legal regulatorio de la identificación sexual, reproductiva y matrimonial, se ha demostrado, que con la necesaria presión, se ha logrado que este tipo de proyectos son los que han pasado a formar parte central del debate público y político, postergando iniciativas que hace diez años tenían centralidad en la agenda, hoy en dia ya no es un tema polémico la vivienda, ya no son parte del atractivo popular que integra el afán reformista de las nuevas corrientes de izquierda progresista, que busca dar voz a grupos que, siguiendo medianamente la historia, al menos de nuestro país, han sido lisa y llanamente ignorados. Pero volviendo al punto de lo “étnico”, se puede hacer una comparación del caso mencionado, con demanda histórica del pueblo mapuche. Si bien, este sigue siendo un tema contingente, ya no es un problema agudo para la población, a pesar de que soluciones reales no han sido siquiera sugeridas, además de reconocerse en el censo, de hecho el problema se ha agravado, la violencia hacia el sur de nuestro paìs sigue agravando; la posverdad, los medios, el gobierno, etc. han participado de un manipulacion mediatica del problema, a pesar de la existencia de tantos canales de información, es aún ambiguo para el pueblo, en tanto no saben, aún, si son realmente afectados, o son participes de esta coyuntura. ¿Qué es lo que- dentro de los acontecimientos que apuntamos- da valor de ser tratado, en el siglo XXI, a una problemática específica? Hay ciertamente un elemento pop o nihilista en todo el pensamiento de izquierda, según la perspectiva histórica de la autora (1989 en adelante), el sin sentido gobierna donde hay muchas voces intentando manifestar sus propias demandas, mientras siga existiendo entropía a nivel de aglutinamiento ciudadano, difícilmente podremos conseguir una “visión redistributiva más omnicomprensiva”, porque esto implica cambiar el pensamiento de toda una sociedad, el ver el bien en la realización de la máxima felicidad del otro es lo opuesto a lo que sucede actualmente, donde las pasiones violentas e irracionales permean el completo de la comunidad, si es que la existe. Existe, como progresistas, una hipocresía hacia el cambio, este debiese producirse y promocionarse en tanto éste no termine por afectarme en un sentido negativo, como un dominó, llevado a las relaciones sociales, economicas y políticas.