Sie sind auf Seite 1von 4

La existencia de Dios1

Las 5 vías de Santo Tomas de Aquino


Esquema general de las cinco vías:
1. Punto de partida: un hecho de experiencia cierto, manifiesto, evidente (mostrable), es
siempre un efecto sensible. Ej.: la contingencia de los seres sensibles.
2. Primer grado de la vía: estos hechos entrañan la condición de efectos, es decir, son
causados. Desde el punto de partida al de llegada el recorrido que se toma es el de la
causalidad eficiente. Ej.: El ser contingente es causado por un ser necesario.
3. Segundo grado de la vía: en una subordinación de causas es absolutamente necesario
llegar a una primera, de la cual dependen todas las demás. Ej.: El ser necesario (por sí
mismo) es causa de todos los seres necesarios (por otro) y contingentes.
4. Término final de la vía: esa causa primera es Dios. Luego Dios existe. Ej.: Dios es el
ser necesario (por sí mismo) causa de todos los seres necesarios (por otro) y
contingentes.
3ª vía: Por la contingencia de los seres
Vía: La tercera es la que se deduce a partir de lo posible y de lo necesario. Y dice: Punto de
partida: Encontramos que las cosas pueden existir o no existir, pues pueden ser producidas o
destruidas, y consecuentemente es posible que existan o que no existan (possibilia esse et non
esse). Primer grado de la vía: Es imposible que las cosas sometidas a tal posibilidad existan
siempre, pues lo que lleva en sí mismo la posibilidad de no existir, en un tiempo no existió.
Si, pues, todas las cosas llevan en sí mismas la posibilidad de no existir, hubo un tiempo en
que nada existió. Pero si esto es verdad, tampoco ahora existiría nada, puesto que lo que no
existe no empieza a existir más que por algo que ya existe (quod non est, non incipit esse nisi
per aliquid quod est). Si, pues, nada existía, es imposible que algo empezara a existir; en
consecuencia, nada existiría; y esto es absolutamente falso. Luego no todos los seres son sólo
posibilidad; sino que es preciso algún ser necesario (esse necessarium). Segundo grado de la
vía: Todo ser necesario encuentra su necesidad en otro, o no la tiene2. Por otra parte, no es

1
La existencia de Dios es una verdad evidente en sí misma (quoad se) pero inevidente para nosotros (quoad
nos). Una proposición es evidente cuando el predicado está contenido en el sujeto, por ejemplo "el todo es
mayor que la parte". Ahora bien, como Santo Tomas demostrará más adelante, en Dios, la esencia, lo que Él es
por así decir, se identifica con la existencia, su esencia es existir. Por lo tanto, en la proposición "Dios existe" el
predicado "existe" está contenido en el sujeto "Dios". Sin embargo, nosotros en esta vida no podemos conocer
la esencia de Dios de manera directa e inmediata y por lo tanto no es evidente para nosotros que Dios existe,
sino que llegamos a esta verdad por el discurrir y el razonar (además del camino por fe). De lo dicho, entonces,
decimos que la existencia de Dios es una verdad evidente en sí misma, para los ángeles y santos, pero no
evidente sino demostrable para todos nosotros los mortales.
2
Para Santo Tomas los seres contingentes son los corruptibles. La corruptibilidad de los seres se debe a su
materialidad, a su composición por elementos (en época del Santo: fuego, aire, tierra y agua). De donde los
seres necesarios son los incorruptibles, es decir, los inmateriales, aquellos que no se componen de ningún
elemento material; salvo uno que veremos en seguida. Dicho de otra manera: los seres contingentes empiezan
a existir –por generación- y dejan de existir –por corrupción-, mientras que los seres necesarios (necesarios por
otro, Dios) comienzan a existir, pero una vez puestos en la existencia no pueden dejar de existir (o, por lo
menos, sería este el común de los casos, pero siempre es posible la aniquilación, la sustracción del ser por
parte de Dios). Seres necesarios: los espíritus puros o, comúnmente llamados, ángeles; el alma humana; y, en
último lugar, los astros. Los astros según la cosmología, de tradición griega, de la época de Santo Tomas
estaban constituidos por un quinto elemento, una "quinta esencia", superior, incorruptible: el éter: substancia
posible que en los seres necesarios se busque la causa de su necesidad llevando este proceder
indefinidamente, como quedó probado al tratar las causas eficientes (Segunda vía). Término
de la vía: Por lo tanto, es preciso admitir algo que sea absolutamente necesario (per se
necessarium), cuya causa de su necesidad no esté en otro, sino que él sea causa de la
necesidad de los demás. Todos le dicen Dios (quod omnes dicunt Deum).
Contingencia: el ser posible
El ser contingente es aquel que tiene potencia real e intrínseca para ser y no ser (es decir,
posee en sí mismo, en su misma constitución, la capacidad o posibilidad real de ser y no ser;
puede ser o no ser, su "existencia" no es necesaria, podría no existir aunque de hecho, existe),
es el ser generable o corruptible: viene a la existencia por vía de generación y deja de existir
por vía de corrupción. Es aquel que vemos que comienza a existir y que luego perece. Su
existencia se encuentra entre dos inexistencias. Según la fórmula de Santo Tomas: possibilia
esse et non esse, posibilidad de ser y no ser3.
Punto de partida de la vía
Es evidente que existen en la naturaleza seres, especialmente vivientes, que pueden ser y no
ser: seres contingentes, con las características antedichas. Possibilia esse (posibilidad de ser):
Todo ser que es engendrado supone la potencia real e intrínseca para existir, la posibilidad
para recibir el ser por generación. Si no tuviese la posibilidad para ser entonces no sería
nunca; et non esse (y de no ser): todo ser que deja de existir por corrupción, incluye en sí
mismo potencia para no ser. Si no tuviese la posibilidad para no ser entonces existiría
siempre, no podría no ser, lo cual vemos no sucede.
Primer grado de la vía
Es absolutamente imposible que todos los seres del universo sean de tal condición que puedan
existir y no existir: que sean contingentes. Si así fuera, tendríamos que todo el universo habría
comenzado a existir, y, por tanto, sería preciso admitir un momento en que nada en absoluto
existía en la realidad. Pero si admitimos este momento tendremos que negar la existencia de la
realidad actual, pues la nada absoluta no puede darse el ser a sí misma.
¿Por qué se sigue consecuentemente que en un momento dado nada en absoluto habría en la
realidad si todos los seres fueran contingentes, es decir, si todos los seres fueran de tal
condición que puedan existir y no existir? ¿Por qué un ser contingente, que tiene la
posibilidad de ser y no ser, no pudo haber existido siempre, sino que es fuerza que tenga una
duración finita y limitada y, por tanto, un comienzo y un término en su duración?
Afirmativamente por lo siguiente: la potencia de no ser, la posibilidad real en sí mismo que
tiene un sujeto de dejar de existir, impone necesariamente un límite en la duración a la

material, aunque ligera, sutil e íntimamente unida a su forma substancial, de la cual se componen los entes del
mundo supralunar, sometida únicamente a movimiento local (circular). Esta teoría obsoleta era sostenida por
la antigüedad y la edad media con fundamento en la observación, pues vemos que los astros no cambian, sin
embargo, desde Galileo con su observación de las manchas solares se ha ido descartando.
3
En última instancia, la contingencia de los seres se fundamenta en su estado creatural. La creatura es de suyo
contingente, solo el creador es necesario. No es imposible que todas las cosas sean aniquiladas por Dios. Si Él
quisiera podría dejar de comunicar el ser a las creaturas y volverían al no ser. Ese es el estado contingente más
puro, el estar constantemente de-pendiendo de la voluntad libre de Dios que, desde toda su eternidad, decide
crearnos.
potencia de ser. La potencia de no ser supone una potencia de ser durante una duración finita
y limitada. O planteado de manera negativa: no puede jamás darse en un mismo sujeto la
potencia de ser siempre y la potencia de no ser (no ser en algún momento determinado), es
contradictorio. Y, consiguientemente, debe tener él la potencia de ser durante algún tiempo
determinado, finito, limitado, con principio y fin, a la vez que la potencia de no ser. En efecto,
si un ser tuviese la potencia, posibilidad, inclinación, de existir siempre se seguiría que no
tendría la posibilidad de no ser, sería imposible que deje de existir (salteando un par de pasos
advertimos que este ser es Dios, y tan es así que esta "posibilidad" de ser o existir siempre es
en Él una "actualidad" constante y permanente, "pura", así lo afirma Santo Tomas: Dios es el
Acto Puro de Ser, el Ipsum Purum Esse)4.
En resumen, no existir en un momento dado equivale a no existir siempre, lo cual entraña
tanto la negación de una duración infinita cuanto una duración finita, que es lo mismo. De
donde resulta que un ser que tenga potencia para no existir, no puede haber existido siempre,
sino que es menester que haya comenzado a existir.
Entonces, para concluir este primer grado de la vía donde mostramos que el ser contingente es
causado, decimos que una serie infinita de seres contingentes es absurda. No puede jamás
darse una cadena de sujetos que han comenzado a existir recibiendo el ser de otros sujetos que
a su vez lo recibieron de otro, y así indefinidamente. Pues una serie infinita en la duración no
puede componerse de seres de duración finita; una serie que no tenga comienza no puede
componerse de seres que han comenzado a existir. Es preciso que existe un ser que no haya
comenzado a existir, un ser que tenga la posibilidad de ser siempre, excluyendo la posibilidad
de no ser, uno que haya existido siempre, que no se genere ni se corrompa, un ser necesario.
Segundo grado de la vía
Llegamos así, a la existencia de un ser necesario, que siempre ha existido. Podría plantearse,
no obstante, la cuestión de si este ser necesario ha recibido o no la existencia de otro ser
necesario superior o la tiene por sí mismo. Sin embargo, no haríamos más que caer,
nuevamente, en una serie infinita de seres necesarios. En efecto, si este ser necesario recibiese
la existencia de un ser superior y este de otro, y así indefinidamente, nunca llegaríamos a un
primero y, por lo tanto, tampoco a un intermedio ni a un último.
En la subordinación de estos seres necesarios por otro, es decir que tienen la existencia
recibida de otro ser necesario superior, no se puede proceder hasta el infinito pues todos estos
seres, pocos o muchos, tendrían la existencia recibida y, sin embargo, no habría causa alguna
de la cual pudieran recibirla. De alguna manera, proceder al infinito en una serie infinita de
seres contingente o necesarios por otro, es "patear" el problema, no responderlo. Dicho de otra
forma, una distancia infinita se recorre en un tiempo infinito y así, nunca llegaríamos al
presente, donde aguardarían todas las cosas a recibir su ser.

4
De esto se sigue, entre otras tantas cosas, la "eternidad" de Dios; definida por Boecio (s. V) como "posesión
perfecta, total y simultánea de una vida interminable". Es decir, es vivir sin términos, a saber, pasado y futuro
(y presente en cuanto punto de unión del pasado y el futuro), por el contrario, es vivir fuera del tiempo: no es
un tiempo infinito lo cual es más bien "perdurabilidad" que "eternidad", es decir una sucesión o línea infinita,
sino, si se quiere, un punto perfecto sin antes ni después, sin movimiento, donde todo converge. De alguna
manera, bastante estricta, Dios está actualmente viendo e interviniendo en toda la historia, tanto en su pasado
como en su presente y futuro. De esta consideración nace el problema de Dios y su relación con la creatura
libre, especialmente en su obrar moral malo.
Término de la vía
Luego es necesario admitir la existencia de un ser necesario, que no tiene la existencia
recibida de otro, sino que existe por sí mismo, en virtud de su propia naturaleza. Tal ser
necesario es al que todos llaman Dios. Luego Dios existe.
4ª vía: Por los grados de las perfecciones
Vía: La cuarta se deduce de la jerarquía de valores (gradibus) que encontramos en las cosas.
Punto de partida: Pues nos encontramos que la bondad, la veracidad, la nobleza (bonum,
verum, nobile) y otros valores se dan en las cosas. En unas más y en otras menos (secundum
magis et minus). Primer grado de la vía: Pero este más y este menos se dice de las cosas en
cuanto que se aproximan más o menos a lo máximo (secundum quod appropinquant
diversimode ad aliquid quod maxime est). Así, caliente se dice de aquello que se aproxima
más al máximo calor. Hay algo, por tanto, que es muy veraz, muy bueno, muy noble
(verissimum, optimum, nobilissimum); y, en consecuencia, es el máximo ser (maxime ens);
pues las cosas que son sumamente verdaderas, son seres máximos, como se dice en
II Metaphys. Segundo grado de la vía: Como quiera que en cualquier género algo sea lo
máximo, se convierte en causa de lo que pertenece a tal género -así el fuego, que es el
máximo calor, es causa de todos los calores, como se explica en el mismo libro —, Término
de la vía: del mismo modo hay algo que en todos los seres es causa de su existir, de su
bondad, de cualquier otra perfección (causa esse, et bonitatis, et cuiuslibet perfectionis). Le
llamamos Dios (et hoc dicimus Deum).
Diversos géneros de perfecciones
1) Perfecciones que no pueden tener grados, más y menos, sino que consisten en algo
indivisible, o se poseen en toda su plenitud o no: perfecciones esenciales (genéricas y
específicas). Ej.: ser hombre, Aristóteles las compara con los números, que no admiten
más y menos, así el cuatro es o no cuatro. De estas perfecciones no habla la vía.
2) Perfecciones que pueden tener diversos grados, más y menos, pues consisten en algo
divisible. Son: A. Unívocas: más y menos dentro de la misma especie: accidentes
como sabiduría, ciencia, justicia, etc. De estas perfecciones no habla la vía. B.
Análogas: perfecciones puras o simples: Trascendentales (las famosas propiedades
trascendentales -agregados racionales y solo racionales del ente-) como el ser, la
verdad, bondad, etc., las cuales no implican en su definición ningún tipo de limitación
o imperfección y pueden realizarse en infinitos grados. De estas perfecciones sí habla
la vía. No Trascendentales (no de todos los entes): vida, entender, querer. De estas
perfecciones no habla la vía.

Das könnte Ihnen auch gefallen