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[Cuadernos de

Tributación
Internacional, abril
2007]

APUNTES PRELIMINARES PARA UN


ESTUDIO DEL IMPUESTO UNITARIO
(UNITARY TAX) A LAS
GANANCIASDE LAS EMPRESAS
TRANSNACIONALES

¿Cuál es el precio que deben pagar los países en vías de


desarrollo por asignar los denominados “precios de
transferencia”?

Oscar Martín Sánchez Rojas


Cuadernos de Tributación Internacional 2007

0x7

“En el mundo real, las ganancias asignadas a


cada país por una empresa transnacional son
normalmente un artificio cuya magnitud se determina
principalmente en función de los precedentes y de la
capacidad de argumentación de los abogados y
contadores”

Vernon

“Desde el punto de vista comercial, la asignación


de precios de transferencia no tiene sentido. Nos obliga
a pasar mucho tiempo haciendo cosas absurdas desde
el punto de vista empresarial. Las empresas quieren
organizarse como si hubiera un solo mercado mundial.
En cambio son los impuestos los que están
determinando la forma en que ellos se organizan”

Philip Gillet, contralor de impuestos en el Investment


Company Institute (ICI), en artículo aparecido en la
revista “The Economist”, diciembre del 2000.

1
Cuadernos de Tributación Internacional 2007

I. EVIDENCIAS EMPÍRICAS A MODO DE INTRODUCCIÓN

Una de las formas de colocación de capitales de los países capitalistas


centrales o con excedente de capital es la llamada Inversión Extranjera
Directa (IED), en inglés denominada Foreign Direct Investment (FDI). Dicha
inversión se caracteriza por ser a largo plazo en algún país extranjero, para
la creación de empresas industriales y de servicios con el propósito de su
internacionalización.

Las características más importantes de la IED son:

 Significante ampliación del capital industrial o comercial.


 Llega a países donde existe relativa estabilidad económica y política.
 Hay tres formas de penetración: en forma independiente,
asociándose con capitales privados y asociándose con capitales
públicos nacionales.

Las empresas transnacionales1, la globalización económica2 y el avance en


las tecnologías de la información y comunicaciones han acelerado la
tendencia de inversiones extrafronterizas, (con especial incidencia en los
países en vías de desarrollo), en el marco de una creciente y asimétrica
integración de las distintas economías nacionales en un único mercado
capitalista mundial, donde los modos de producción y los flujos del capital se
configuran a escala planetaria, provocando un escenario de liberalización y

1
Debemos decir que la definición de empresas transnacionales ha provocado un difícil debate a lo
largo de tres décadas. A juicio de algunos expertos en derecho internacional, desde el punto de vista
jurídico, las empresas multinacionales como categoría no existen, debido a la ausencia de un consenso
en torno al concepto de transnacional, multinacional, supranacional, sociedad global, entre otros, no
obstante no ser entelequias, sino entidades reales que no suelen someterse a la jurisdicción de los
países receptores, pero que están omnipresentes en todas las esferas de la vida económica y social.
Sin embargo, una tentativa conceptualización la podemos encontrar en el Informe del Centro de las
Naciones Unidas sobre Corporaciones Transnacionales de 1994: “La firma transnacional se define
como una empresa (o grupo de empresas), constituida por una sociedad matriz de conformidad con
la legislación de un país que, a partir de su sede o centro de decisión implanta en el extranjero sus
filiales mediante inversiones directa (fusión, privatización y adquisiciones), con una estrategia
concebida a nivel global”.
2
Según como lo conceptúa el propio Fondo Monetario Internacional, la globalización es una
interdependencia económica creciente del conjunto de países del mundo, provocada por el aumento
del volumen y la variedad de las transacciones transfronterizas de bienes y servicios, así como de los
flujos internacionales de capitales, y por el uso acelerado y generalizado de tecnología. En términos
lingüísticos debemos precisar que el término globalización ha dejado de ser un neologismo para ser
formalmente aceptado por la Real Academia Española de la Lengua (DRAE 2006) como aquella
tendencia de los mercados y de las empresas a extenderse, alcanzando una dimensión mundial que
sobrepasa las fronteras nacionales.

2
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
desregularización del comercio internacional que provee su expansión, así
como, el surgimiento de los nuevos y preponderantes actores en la
economía mundial como son las Empresas Multinacionales (EMN), 3 cuya
inmensa capacidad acumulativa de capital, en varios casos superiores a
muchos Estados, tiende naturalmente a sobrepasar sus propias fronteras
constitutivas, mediante la llamada inversión extranjera directa.

En efecto, la inversión extranjera directa mundial ha venido creciendo a un


ritmo sin precedentes. Según el informe anual sobre Inversión Directa en el
Mundo de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio
y Desarrollo) de fecha 17 de octubre del 2006,4 dicha inversión creció en el
mundo por tercer año consecutivo. Los flujos totales de inversiones
extranjeras directas subieron un 29% (US$6.000 millones), La Unión
Europea fue la que recibió el mayor monto con 422.000 millones de
dólares, seguida por el sudeste y sur asiático con 165.000 millones de
dólares. Luego viene América del Norte (133.000 millones de dólares),
América del Sur y América Central con 65.000 millones de dólares, Asia
Occidental (34.000 millones) y África con 31.000 millones.

Sobre estos guarismos, debemos advertir que las corrientes de inversión


extranjera directa hacia los países en desarrollo se han cuadruplicado con
creces desde principios de la década de 1990, pasando de 47.000 millones
de dólares en 1998-1993, a 238.000 millones en el 2000, cifra que también
se ha triplicado en casi cuatro años (2001-2005), siendo que las principales
economías en desarrollo que incluye a China, Hong Kong, Singapur, Brasil
y México, significan casi la mitad receptora de toda la inversión total.

En América Latina y el Caribe la inversión extranjera directa creció a un


ritmo de 3% en el 2005, para alcanzar los 104.000 millones de dólares. El
crecimiento económico y los altos precios de los productos básicos
(commodites) fueron los factores que contribuyeron a la expansión de la
inversión extranjera directa en la región.

3
Muchos teóricos creen ver en la crisis petrolera de 1973, el impulso decisorio para una
reorganización radical del capitalismo, fundada en la intensa promoción de la innovación tecnológica,
el desmantelamiento del “Estado de bienestar” ( históricamente impulsada por los gobiernos neo-
conservadores de Reagan en EEUU y Thatcher en Gran Bretaña) y la reforma total de las empresas,
motivando que las corporaciones y trusts norteamericanos, europeos y asiáticos se organizaran
definitivamente como Empresas Multinacionales, con gran poder económico y político.
4
“Informe sobre las inversiones en el Mundo 2006: Inversión Extranjera Directa de los países
en desarrollo y las economías de transición: consecuencias para el desarrollo”. UNCTAD,
octubre de 2006.

3
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
En ese sentido, la mayor expansión subregional se produjo en Sudamérica 5,
con un aumento de 20%, totalizando US$ 45.000 millones en inversiones.
Los países con mayores incrementos fueron Colombia (227%), Venezuela
(95%), Uruguay (81%), Ecuador (65%) y Perú (61%), Argentina (9%), Chile
(7%) y Brasil (16%).

Las cifras expuestas no hacen más que reafirmar nuestro primer postulado
sobre el incremento sin precedentes de los flujos de inversión hacia los
países en vías de desarrollo, no obstante que para el año 2007, la propia
UNCTAD prevé que habrá una leve reducción en la inversión directa en
América Latina y El Caribe, sin que esto signifique una baja generalizada.

Ahora bien, la rentabilidad de las empresas transnacionales que invierten en


regiones en vías de desarrollo, es extraordinariamente alta. Sin embargo,
está comprobado que estas grandes corporaciones pagan cada vez menos
impuestos a la renta de sociedades. Según cálculos muy preliminares del
Instituto Oxfam del Reino Unido, los ingresos que pierden dichos países
debido a la elusión de impuestos directos por estas sociedades, ascienden
como mínimo a 35.000 millones de dólares anuales.

Ante tan inequitativo panorama, varios estudiosos, en especial Andrew


Mold6, viene proponiendo la aplicación de un sistema de impuestos unitarios
a las ganancias de las empresas transnacionales, que eliminaría uno de los
mecanismos más eficaces de elusión tributaria: la asignación de precios

5
Debemos precisar que algunos países sudamericanos experimentaron un cambio hacia una mayor
intervención del Estado en la economía, así como cambios en las políticas oficiales que afectan
directamente a los inversores extranjeros o industrias donde predominan. Esto ocurrió en particular en
el sector de los recursos naturales. El ejemplo más notorio es Bolivia, donde el gobierno decretó la
nacionalización de los recursos de hidrocarburos y requirió a las transnacionales extranjeras que
firmaran nuevos contratos de concesión. Otro ejemplo es Venezuela, donde el gobierno asumió el
control de 32 yacimientos petrolíferos operados anteriormente por empresas extranjeras. La
reorientación de las políticas también se puso de manifiesto en los acuerdos regionales, en el 2005 una
serie de cambios de política introducidos tuvieron un efecto positivo potencial en la inversión
extranjera directa, como las medidas de promoción adoptadas a empresas que fabrican automóviles en
Argentina y Brasil.
Sobre lo primero, muchos analistas prevén una desaceleración o incluso disminución de las entradas
de IED a América Latina y el Caribe. No obstante, en el caso de Bolivia los oscuros augurios parecen
contrastar con la realidad, pues las transnacionales Repsol YPF (España), Petrobras (Brasil), Total
(Francia), Vintage (EE.UU.), British Gas (RU), aceptaron la renegociación de sus contratos en el
marco de la ley de nacionalización de los hidrocarburos, que fuera aprobada en mayo del 2006,
estableciendo un régimen tributario dividido en un 32% de impuestos y 18% de regalías, que le darán
a Bolivia un ingreso de US$906 millones en comparación con lo que recibía antes ( US$318
millones).
6
Andrew Mold, “Una propuesta de gravar con impuestos unitarios las ganancias de las empresas
transnacionales”, Revista de la CEPAL-82, abril del 2004. Debemos precisar que el autor es
miembro de la División de Comercio e Integración Regional, Comisión Económica de las Naciones
Unidas para Africa, Adis Adebha- Etiopía.

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Cuadernos de Tributación Internacional 2007
de transferencia, que si bien no es el único, si es el principal mecanismo
que utilizan las empresas transnacionales para reducir su “exposición”
tributaria.

II. UN POCO DE HISTORIA E IRONIA

La primera referencia a los principios que debían observarse en la fijación de


los precios de las transacciones internacionales entre partes vinculadas
(Precios de Transferencia) se remonta al año de 1935, con la
reglamentación interpretativa de la famosa sección 482 del Código de
Impuesto a la Renta Interno de los Estados Unidos donde se daba una
definición de precio normal de mercado.

En efecto, en la economía de mercado, los precios7 se establecen en el


curso de una lucha competitiva bajo la presión de leyes económicas
espontáneas, es decir, el precio debe ser fijado por la ley de la oferta y la
demanda. Ahora bien, considerando que los precios de transferencia son
aquellos precios a los cuales una empresa transfiere bienes tangibles o
intangibles, o servicios, a empresas con las cuales guarda una relación o
vinculación económica, la máxima del mercado suele ser pervertida. Pues,
aprovechando la referida vinculación económica, muchas de las empresas
podrían llegar a distorsionar o manipular los resultados obtenidos, a través
de los precios de transferencia, trasladando así utilidades a países de nula o
baja imposición. Desde un punto de vista más localista, la manipulación
también puede darse trasladando utilidades de empresas rentables hacía
aquellas vinculadas que arrojen pérdidas tributarias.

Ante estas graves distorsiones del mercado, y por ende de las bases
imponibles tributarias, se regulan los precios de transferencia,
estableciéndose como norma general el principio arm’s lenght (Precio de
Plena Competencia), que no es más que el precio normal del mercado. Es
decir, que las transferencias entre empresas vinculadas deben ser tratadas
como si se celebraran con terceros no vinculados, bajo condiciones de libre
mercado, asignándose precios competitivos. Refiere Marta Kojanovich 8 que:
“la falsificación del mercado y la ruptura del orden público económico
conllevan al recurso del precio de mercado entre empresas independientes
con abstracción del reparto encubierto del beneficio, aunque la rectificación
en términos de mercado abierto no pretende restaurar el equilibrio de las

7
Se denomina precio al valor monetario asignado a un bien o servicio. Conceptualmente, se define
como la expresión del valor que se le asigna a un producto o servicio en términos monetarios y de
otros parámetros como esfuerzo o tiempo.
8
Kojanovich, Marta. “Precios de Transferencia”, www.iefpa.org.ar, 2006.

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Cuadernos de Tributación Internacional 2007
condiciones de competencia, sino recuperar la sustracción de base
imponible por el Estado donde se origina el rendimiento real.”

En ese sentido cabe destacar, como bien diría Hamaekers9, que cualquier
operación vinculada afecta el principio de mercado pero sólo es operativa en
el marco tributario si está inspirada exclusivamente para la finalidad fiscal:
“siempre cabe la calificación negativa de la operación vinculada porque
vulnera la libertad de competencia; pero sólo si se comprueba su finalidad
exclusiva de ahorro fiscal lleva al ajuste tributario”.

En suma, el interés fiscal se manifiesta cuando la operación vinculada no es


fruto de la realidad jurídica de las empresas implicadas, siendo un
instrumento o medio exclusivo de reducción fiscal. La realidad jurídica de la
vinculación, su efectividad significa que, aunque bloquee la competencia,
puede no ser susceptible de ajuste tributario, si responde a fines de
naturaleza distinta que la fiscal.10

Por su parte, la OCDE incorporó normas sobre precios de transferencia en


el modelo de convenio para evitar la doble imposición de 1963. Años
después, en 1979, el comité de asuntos fiscales de la OCDE emitió un
informe sobre el tema titulado “Transfer prices and Multinacional
Enterprices” en el cual se afirmaba la primacía del principio de precio
normal de mercado abierto ( arm’s Lenght) sobre cualquier otro criterio
utilizado para determinar el valor de bienes y servicios entre empresas
conexas. Dicho principio fue ratificado en las directrices de la OCDE sobre
precios de transferencia de los años 1984 y 1985: “Lineamientos de los
precios de transferencia para empresas multinacionales y administraciones
tributarias” tendientes al establecimiento de normas que permitan ajustar los
precios de transferencia entre empresas vinculadas a fin de neutralizar el
desplazamiento del lugar donde se genere la ganancia imponible 11.

9
Hamaekers, Hubert, en “ Los Precios de Transferencia en el inicio del Siglo XXI”, Conferencia
Técnica del CIAT. Oporto-Portugal.1999
10
Refiere Teodoro Cordón Ezquerro, en “Manual de Fiscalidad Internacional” . Instituto de
Estudios Fiscales, España-2001, que si bien diversos organismos como la OCDE, aceptan que las
compañías pueden utilizar los precios de transferencia para situar su beneficio global en la mayor
medida posible en estados o territorios que ofrecen un régimen fiscal más favorable, tratan también,
de llamar la atención de las administraciones tributarias a fin de que éstas no partan de un juicio
arbitrario por el cual las compañías multinacionales actuarían siempre manipulando sus precios de
transferencia para obtener ventajas fiscales.

11
Entre una de las “nuevas fuentes” del Derecho Tributario Internacional en la era de la
globalización que más interés y controversias suscitan, son las denominadas “backdoor rules”. Este
tipo de normas son producidas sin intervención directa (o autoridad delegada) de los Poderes
Legislativos. Algunas organizaciones internacionales como la OCDE, la OMC, el Banco Mundial, el
FMI, elaboran por sí mismas una serie de reglas, directrices, catálogos de principios, códigos de
conducta, etc., con el objeto de establecer o codificar una serie de parámetros uniformes a nivel
internacional que tanto los países miembros como los no miembros deben seguir, reformando si es

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Cuadernos de Tributación Internacional 2007
Estableciéndose que el método que más se acerca al principio de arm’s
lenght es el de precios independientes comparables, y ante la dificultad
de aplicación de este último, se determinan otros dos criterios clásicos de
determinación de precios de transferencia: el método de precio de reventa y
el del margen de utilidad, asimismo, se describen métodos no clásicos que
pueden ser usados complementariamente con los nombrados.

Sin embargo, la legislación estadounidense a partir de 1986, se apartó del


principio rector de mercado abierto en un punto muy susceptible: los bienes
intangibles, introduciendo reformas a la sección 482 del Código de Impuesto
a la Renta. Se establecieron pautas destinadas a contemplar los casos de
transferencias de intangibles, partiendo de la base que el precio normal de
mercado abierto debía resultar para el transmisor en un monto que se
relacionara de una manera proporcional con la renta atribuible al intangible.
De esta manera, aplicando el criterio de “beneficio proporcionado a la
renta”, se optó por un criterio que entra en conflicto con las directrices de la
OCDE.

Diremos entonces que la reforma aludida no fue una simple circunstancia,


todo lo contrario, fue un evidente punto de quiebre, una gravísima
contestación a la preponderancia de los precios de transferencia, que hacia
estragos en la fiscalidad del centro neurálgico del capitalismo, por lo que la
reforma validó el esquema conceptual del impuesto unitario, que algunos
estados insurgentes ya habían aplicado, lo que de por sí es toda una
historia.

Refiere Mold, que una de las ironías del proceso de globalización es que los
impuestos unitarios a la renta se pusieron en práctica por primera vez en el
país que es por sí solo la fuente más importante de las inversiones
extranjeras directas: Los Estados Unidos de Norteamérica. En efecto,
ninguno de los estados de ese país trata de medir, para fines tributarios, las
ganancias que obtienen en uno de ellos las empresas que operan en varios
estados, exigiéndoles que lleven una contabilidad separada. En cambio,
todos los estados de la nación utilizan algún tipo de fórmula para prorratear
las ganancias que obtienen las empresas en todo el país (y en algunos
casos en todo el mundo) y adjudicarlas a cada estado.

Aun en la década de los 80”s (en el fulgor del reaganismo y la reacción neo-
conservadora), fueron 12 los estados norteamericanos que adoptaron un
impuesto unitario a nivel mundial. Los legisladores estaduales estaban
plenamente conscientes de la facilidad con que las empresas
transnacionales podían eludir los impuestos estaduales sobre las ganancias,

necesario su legislación interna a tales afectos. Ejemplo de este tipo de “backdoor rules” son las
directrices de la OCDE sobre precios de transferencia. ¿Cómo se incorporan a las legislaciones
nacionales dichas normas internacionales atípicas? es una problemática que intentaremos resolver en
un posterior estudio que venimos preparando.

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Cuadernos de Tributación Internacional 2007
simplemente transfiriendo ingresos a otros estados donde la presión fiscal
fuera menor. Las propias administraciones fiscales estaduales fueron los
arrecimos defensores de los impuestos unitarios como forma de minimizar la
elusión fiscal mediante la asignación de precios de transferencia.

Ciertamente que la reacción política en contra de estas medidas fue casi


inmediata. La constitucionalidad de este método de tributación aplicada por
los estados fue impugnada en los tribunales en numerosas ocasiones. Por lo
menos 20 países presentaron protestas oficiales ante los Estados Unidos en
representación de las empresas transnacionales, aduciendo que los
impuestos unitarios sometían a las empresas extranjeras a una doble
tributación, requerían procedimientos contables engorrosos y obligaban a las
transnacionales a preparar informes detallados sobre sus actividades
mundiales.

Para mostrar un ejemplo de la reacción que suscitaron la aplicación de


dichas medidas tributarias, Vernon citado por Mold12, refiere el caso del
Estado de California, “la iniciativa de dicho estado de abandonar toda
pretensión de calcular las obligaciones tributarias utilizando precios
normales de mercado para la transferencia dentro de una misma empresa
“horrorizó” a la comunidad internacional, casi como si las “insensatas”
autoridades estaduales estuvieran infringiendo algún dogma religioso “.

La intensa presión ejercida por las empresas transnacionales y los


gobiernos extranjeros llevó finalmente a todos, salvo Alaska, a derogar las
leyes de impuestos unitarios.13 Sin embargo, el mismo Mold piensa que la
situación podría a haber sido muy diferente si se hubieran adoptado los
impuestos unitarios a nivel mundial en los 50 estados simultáneamente.
Como sólo una minoría de los estados de ese país adoptaron los impuestos
unitarios, estos se vieron más vulnerables a las presiones de las grandes
corporaciones que amenazaban con retirar sus inversiones y trasladarlas a
otros estados. El primer estado en ceder a las presiones y claudicar fue el
Estado de Oregón, que derogó sus impuestos unitarios en 1984. El incidente
que lo llevó a revisar su política tributaria fue la pérdida de una importante
inversión japonesa de los fabricantes de automóviles Mitsubishi, que
finalmente se trasladó a Carolina del Norte.

En este evidente juego de poderes, la dispersión impositiva jugó a favor de


las grandes corporaciones transnacionales, no obstante, la enseñanza que
puede recogerse de la experiencia estadounidense es que los impuestos
unitarios no son inviables, o políticamente indefendibles. Por el contrario, el
caso de los Estados Unidos demuestra la necesidad de aplicar los
12
Op. Cit. pag. 48
13
Aunque California, Montana y Dakota del Norte mantienen regímenes opcionales de impuestos
unitarios a nivel mundial.

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Cuadernos de Tributación Internacional 2007
impuestos unitarios a nivel general. ¿Podrían haberse resistido las
transnacionales de haber actuado consolidadamente el gobierno
Norteamericano? La respuesta puede ser estrictamente negativa si
consideramos que el mercado norteamericano es extremadamente
importante para las grandes corporaciones que no cabría concebir una
masiva retirada de sus inversiones de él.

Lo irónico del asunto, es que varios años después, lo viejos fantasmas de la


elusión tributaria, vuelven con inusitada fuerza al seno mismo del
capitalismo que reculó ante la presión corporativa. Un estudio sistemático
realizado en Estados Unidos reveló que algunas empresas muy conocidas
como Goodyear, Texaco, Colgate-Palmolive, MCI Worldcom y otras grandes
corporaciones habían ganado más de 12.200 millones de dólares en el
período de 1996 a 1998, pero que ninguna de ellas había pagado impuestos
sobre la renta de las sociedades en ese período. De las 250 grandes
empresas que cotizaban en bolsa, 24 no pagaban impuestos por aplicación
de un sobremedido crédito fiscal, 71 empresas pagaron impuestos con tasa
inferior a la mitad de la tasa oficial (35%) del impuesto a la renta sobre
sociedades. De modo similar, en un estudio realizado por Altshuler14 acerca
de las tasas impositivas efectivas pagadas en el extranjero por filiales de
grandes empresas manufactureras estadounidenses, reveló que las tasas
media habían descendido en más de 15 puntos porcentuales entre 1984 y
1992.

Hill15 reseña otros casos emblemáticos como cuando el subcomité de


Supervisión de Formas y Medios del Congreso Norteamericano, reveló que
muchas empresas multinacionales basadas en el extranjero, habían
elaborado sofisticados esquemas de fijación de precios de transferencia, lo
que les había permitido dejar de pagar el fisco norteamericano hasta 35.000
millones de dólares durante la década de los ochentas, señalando
principalmente a las empresas japonesas como las principales
responsables; Toyota, Toshiba, Sony, Mitsubishi, Fuji Bank, eran algunas de
las empresas acusadas de abusar de los códigos fiscales. El mismo autor
cuenta como la gran empresa de motocicletas Yamaha pago al fisco en
1985 sólo la insignificante suma de 123 dólares, cuando los estimados de la
administración tributaria estadounidense IRS (Internal Revenue Service)
aseguran que de no mediar prácticas elusivas, la suma a pagar hubiese
ascendido a 27 millones de dólares.

Toda esta historia del desmedro fiscal estadounidense, produjo que el


gobierno endureciera sus controles a la manipulación de los precios de
transferencia, lo que puede evidenciarse si se revisa la sección 482 del
14
Altshuler R., Grubert y S. Newlon , “¿Has US Investment Abroad Become More Sensitive to tax
Rates?”, DW Nº 6383, Cambridge, Massachusetts, National Bureau of Economic Research. 1998
15
Hill, Charles. “Negocios Internacionales”, Mc Graw Hill, México D.F. 2001.

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Cuadernos de Tributación Internacional 2007
Internal Revenue Code (Código Interno de Ingresos) que permite que la IRS
pueda reasignar las rentas brutas, deducciones, créditos o permisos entre
empresas vinculadas, con el objeto de prevenir la evasión fiscal, debiendo
estos contribuyentes soportar la carga probatoria negativa para oponerse a
la reasignación fiscal. No obstante el esfuerzo, la cada vez más vulnerable
IRS, supongo que no debe mirar con desdén, sino más bien con añoranza, a
aquellos discutidos impuestos unitarios que en los ya lejanos años 80”s
adoptaron algunos estados que reseñáramos líneas anteriores.

Como refieren Caamaño y Calderón16, la presión a la que la globalización


económica está sometiendo al sistema fiscal norteamericano está
generando un serio debate interno sobre la necesidad imperiosa de cambiar
su modelo de impuestos sobre sociedades (basado en el principio de renta
mundial combinado con el tax deferral) hacia otro que resulte más acorde
con el contexto económico actual; en particular, ante el problemático
escenario caracterizado por la masiva “emigración fiscal” de matrices
norteamericanas hacia países con impuestos sobre sociedades “más
eficientes” en términos fiscales, lo que está generando intensas presiones
internas para que se adopte un sistema “territorial” para someter a
imposición la renta empresarial obtenida en el extranjero.

En Japón, como si de un juego de poderes se tratara, transnacionales de


origen norteamericano como Coca Cola, Tier & Ruber Co. y Procter &
Gamble fueron acusadas por el fisco japonés de manipular los precios de
transferencia para eludir multimillonarias obligaciones fiscales, siendo
posteriormente acotadas, estas transnacionales no demoraron en
desengrasar su bien aceitada maquinaria legal.

En el Reino Unido, el asunto no es menos complicado, hace unos años la


prestigiosa revista “The Economist”17 reveló por ejemplo, que Newscorp
Investment, un holding con 101 filiales de propiedad del magnate australiano
de medios, Rupert Murdoch, había generado ganancias por 1.400 millones
de libras esterlinas desde junio de 1987, pero que en términos netos no
había pagado absolutamente nada al fisco británico por concepto de
impuesto a la renta de sociedades, y ello debido al abuso del eficaz binomio
elusivo: precios de transferencia-paraísos fiscales.

Si bien este es un ejemplo entre muchos, la respuesta del gobierno laborista


de Tony Blair ha sido contundente, en marzo del 2000 anunció la prohibición
de utilizar sociedades mixtas que permitían a las empresas transnacionales
con sede en el Reino Unido, reducir su impuesto a la renta. El gobierno

16
Caamaño Anido M. y Calderón Carrero. “Globalización Económica y Poder Tributario ¿Hacia un
nuevo Derecho Tributario?” Instituto de Estudios Económicos de Galicia. 2003.
17
“The Economist”, junio de 1999.

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Cuadernos de Tributación Internacional 2007
estimó que esta trascendental reforma le costaría 300 millones de libras
esterlinas a las empresas involucradas en la elusión, aunque los iracundos
ejecutivos de las empresas afectadas hablaron de un costo de varios miles
de millones de libras esterlinas18. Sin embargo, la única concesión que
obtuvieron del gobierno fue una postergación de nueve meses para la
aplicación de las nuevas medidas. Resalta Mold lo siguiente “Este caso es
particularmente interesante porque demuestra hasta qué punto un gobierno
supuestamente favorable a las empresas, como la administración Blair, es
capaz de hacer retroceder a empresas grandes si actúa de manera
concertada y está convencido de la validez de sus argumentos”.

Para ahondar en la preocupación europea sobre este asunto, debemos


indicar que Alemania tampoco es ajena a esta problemática, estando en
debate la incorporación del impuesto unitario a la renta que fuera propuesta
por la actual primer ministro Merkel durante su campaña contra Schroeder.

En Francia el debate es ostensiblemente radical, si nos atenemos a posturas


adoptadas por ATTAC, que Jacques Cossart advierte19:

“El objetivo del impuesto unitario sobre los beneficios es


restablecer la capacidad de los estados para gravar las
ganancias de las empresas. Permitiendo la libertad de
circulación de los capitales, los estados han otorgado a las
empresas transnacionales el poder para presionar. Es difícil ver
cómo los estados podrían sustraerse sin recurrir a un impuesto
mundial unitario. En la situación actual de las cosas, es una
práctica corriente para las empresas transnacionales amenazar
con invertir en otro país o deslocalizarse si el estado no les
concede reducciones de impuestos. Esta práctica que podría
considerarse como un chantaje, ha desencadenado una guerra
fiscal entre los estados, que ha multiplicado las dádivas fiscales
a las empresas, con una caída de sus contribuciones a los
ingresos fiscales de los estados. En los EEUU, el impuesto a la
renta de las sociedades no representaba más del 17% de la
recaudación fiscal del Estado Federal en 1990, contra el 27%
en 1965. El principio y la aplicación del impuesto unitario es
sencillo: cualquiera que sea el País o la región del mundo
donde se instale una empresa transnacional, sería sometida a
la misma tasa de imposición sobre sus beneficios. Esto

18
Hasta el Financial Times manifestó haber captado un “olorcillo a histeria” en torno a las
evaluaciones del impacto de las nuevas medidas por parte de las corporaciones.
19
Jacques Cossart, es inspector fiscal. Miembro del Consejo Científico de Attac- Francia e integrante del equipo
de expertos responsables de redactar el Informe Landau. Este texto es la contribución particular realizada por el
autor en representación de Attac France, y que se anexo del referido informe.

11
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
limitaría enormemente la guerra fiscal, además de las
posibilidades de evasión y fraude fiscal.(...)
Attac es muy partidaria de este modo de fiscalidad, que
pretende poner fin a la degradación de la fiscalidad sobre los
beneficios de las empresas transnacionales, etapa
indispensable en la vía de la reducción de las desigualdades.”

En términos actuales, en el ámbito de la Unión Europea, teniendo en cuenta


las peculiaridades del mercado interno, son ya plausibles las propuestas que
postulan un cambio de modelo en la imposición societaria. Una de estas
propuestas se refiere a la instauración de un sistema de “formulario
global” (global formulary apportioment) para la imposición de las
empresas multinacionales. Si bien es cierto, desde enfoques más
tradicionales dicho instrumento fue blanco de severas críticas, lo cierto es
que en la actualidad ha recibido un nuevo impulso de la Comisión Europea
sustentado en el estudio “Company Taxation in the Interna Marketl” que
considera que tal sistema constituye un elemento fundamental a fin de
activar la propuesta de base imponible consolidada común entre los Estados
miembros para gravar a las empresas multinacionales en relación con sus
actividades de ámbito europeo. El sistema formulario permitiría distribuir la
base imponible consolidada común entre los diversos Estados miembros, de
manera que éstos posteriormente aplicarían a la proporción que le es
asignada su tipo impositivo nacional.20

III. DE VUELTA A NUESTRA DURA REALIDAD

La década de los 90”s, para la mayoría de los países en vías de desarrollo,


resultó una dura época signada por el ajuste estructural y la reducción del
gasto público. Marcos adecuados para una exacerbada liberalización de sus
economías, lo que permitió a las transnacionales ingresar fácilmente a los
nuevos mercados, participando en programas de privatización, comprando
activos públicos a menudo a precios sumamente favorables. Mold refiere
que en vista de las oportunidades disponibles, y contrariamente a la opinión
popular, la rentabilidad en las regiones en desarrollo puede ser
extraordinariamente alta, se habla de una rentabilidad media cercana al
25%, lo que supone una recuperación o retorno de la inversión en tan solo
cuatro años. Es evidente entonces, que la globalización creciente de la
producción internacional confiere enormes beneficios a las grandes
empresas transnacionales.

20
Véase la Comunicación de la Comisión Europea, “Hacia un mercado interior sin fronteras
fiscales”, 2001. En sentido contrario, véase el informe elaborado por el Comité de Asuntos Fiscales
de la OCDE donde se exponen las razones que llevan al rechazo del “global formulary
apportioment” a favor del clásico principio de “Arm’s length.

12
Cuadernos de Tributación Internacional 2007

Sin embargo, existen muestras claras que el auge de esas inversiones han
ido acompañada de una habilidad cada vez mayor de esas empresas para
eludir el pago de impuestos en las jurisdicciones en las que desarrollan sus
actividades.

Los países en desarrollo son particularmente vulnerables a estrategias


(¿planeamiento?) de elusión impositiva, no obstante que el grado de presión
fiscal es menos reducido que en los países industrializados21, su capacidad
institucional de fiscalización de la elusión fiscal es mucha más reducida.

Desde esa carencia de control adecuado, el método principal que utilizan las
empresas transnacionales para trasladar sus ingresos a jurisdicciones con
impuestos bajos y de esa manera reducir las tasas impositivas efectivas, es
el de recurrir a los precios de transferencia. ¿Estaremos en capacidad de
obtener información suficiente sobre la casa matriz como para poder
impugnar la fijación de precios de transferencia? La respuesta clamorosa
parece ser negativa.

En efecto, un problema fundamental tiene que ver con la información a la


que se tiene acceso, pues ésta puede ser incompleta y difícil de interpretar;
otra información, si existe puede ser difícil de obtener por razones de
ubicación geográfica. Además, podría no ser posible obtener información de
partes independientes debido a aspectos relacionados con la
confidencialidad. En otros casos la información relevante sobre empresas
independientes sencillamente puede no existir. En ese mismo sentido, el
principio de arm’s lenght puede resultar una carga administrativa para el
contribuyente y las administraciones fiscales al evaluar un número elevado y
gran variedad de transacciones allende fronteras.

Desde esa perspectiva, la desinformación transaccional incentiva la


manipulación de los precios en las transferencias de bienes y servicios
dentro de un mismo conglomerado empresarial multinacional ( matriz-filial,
filial-filial, filial matriz)22 buscando disminuir las obligaciones tributarias en
los países que tienen altas tasas impositivas y marginales, y aumentar las
ganancias en los países donde las obligaciones tributarias son bajas.

21
Un caso extremo es el de Honduras, con 15 zonas francas para la industria de la exportación o
zonas de libre comercio creadas específicamente para que operen las empresas extranjeras con
exención permanente de todos los impuestos.
22
Sépase que el intercambio comercial entre empresas vinculadas en el mundo representa hoy en día
aproximadamente la tercera parte de todo el comercio mundial.

13
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
Fernández Origgi23, un autor nacional, describe bien esta mecánica
“intercompany” de idas y venidas transaccionales: “Los precios de
transferencia pueden ser y de hecho son utilizados para colocar fondos en
negocios nacionales y/o internacionales. Los beneficios de un negocio
pueden sacarse de una jurisdicción (país) fijando altos precios de
transferencia de los bienes y servicios provenientes de la casa matriz
ubicada en el exterior y reduciendo tales valores para los bienes y servicios
provenientes de la subsidiaria. Inversamente, se puede decidir desviar los
beneficios del negocio hacia la subsidiaria por la vía de sobre valuar los
bienes y servicios que suministra a la casa matriz y, a la vez, sub valuando
los bienes y servicios que la casa matriz presta a dicha subsidiaria.”

Si bien este ejercicio puede ser legalmente lícito (forma), no es fiscalmente


sustentable (fondo). Y como todavía vivimos el imperio de las formas, en los
hechos es sumamente difícil para las administraciones tributarias controlar el
manejo de los precios de transferencia entre empresas vinculadas.
Pensemos por ejemplo en lo difícil para las autoridades impositivas locales
establecer un “correcto” precio de mercado, no cuando se trate de productos
o componentes intermedios que puedan estar fácilmente disponibles en
mercados abiertos, de modo que no cueste mucho comparar el precio
pagado por una filial con el precio de mercado abierto. Sino en productos
específicos de una determinada empresa que son imposibles de valuar a
“valor de mercado”. Problema que se agudiza si pensamos que las
empresas transnacionales comparten toda clase de recursos de gestión e
innovación (como patentes, por ejemplo), la naturaleza intangible de estos
bienes y servicios determina que en la práctica sea imposible distribuir los
costos con exactitud entre las distintas filiales. En consecuencia, dichas
transnacionales tienen una amplísima libertad para ajustar los precios
cobrados internamente de manera de reducir al mínimo sus obligaciones
tributarias respecto a sus rentas.

Adicionalmente, existen otros incentivos que llevan a las empresas


transnacionales a embarcarse en una intensa manipulación de los precios
de transferencia en los países en desarrollo; en primer término podríamos
citar los impuestos de aduana (o ad valorem), cuya significativa reducción
tiene que ver con la subvaluación de la mercadería que se interna al país
receptor, lo que genera una menor base de cálculo de dichos tributos, e
incluso en país como el nuestro, afecta también al impuesto al consumo
interno (IGV) que grava la importación definitiva de dichos bienes.

Otra distorsión la podemos encontrar en el tema de la repatriación de los


beneficios. Pues, como una forma de promover la reinversión de las
ganancias en la economía receptora, los gobiernos de los países en

23
Fernández Origgi, Italo, “Las Deducciones del Impuesto a la Renta”, Editorial Palestra, Lima
2005.

14
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
desarrollo tradicionalmente han impuesto más restricciones a la repatriación
de las ganancias que los países desarrollados, sin embargo esta pretensión
se ha visto fácilmente burlada con la consabida manipulación de los precios
de transferencia: “vemos que el mecanismo de los precios de transferencia
ha proporcionado a las empresas transnacionales otra forma de sacar
ingresos de un país”24, “ Las empresas pueden usar los precios de
transferencia para mover sus fondos cuando las transferencias de
dividendos estén bloqueadas de alguna manera por regulaciones internas”25.

Otro beneficio extrafiscal, es la capacidad para escapar del riesgo cambiario


de países donde se proyecta una devaluación importante, sacando sus
fondos vía los precios de transferencia, como bien anota Fernández Origgi.

¿Hasta que punto se utiliza realmente las posibilidades de manipulación de


los precios de transferencia en detrimento de los países en desarrollo?, es
una pregunta que ha merecido respuestas empíricas, y no sólo de ahora por
cierto, existen estudios que datan de las décadas de los setenta y ochenta
(del siglo XX) que pueden revisarse en diversa literatura de Elson en inglés
como “Transnational corporations : dominance and dependency in the world
economy” de 1998, verificándose, en muchos casos, el uso abusivo de los
precios de transferencia en detrimento de los ingresos fiscales de los países
en desarrollo.

Un temprano y muy citado estudio de Lall y Streeten26, sobre la industria


farmacéutica colombiana que data de 1977, demostró que las ganancias
declaradas por las transnacionales representaban apenas el 3.4% de la
rentabilidad efectiva, las regalías el 14%, y la asignación de precios
superiores a los reales el 82.6%. Se estimó que el costo adicional de las
importaciones de productos farmacéuticos solamente en la economía
colombiana, era de 20 millones de dólares anuales. Además se constató que
cuando se manipulaban los precios de transferencia para declarar ganancias
inferiores a las reales, el gobierno colombiano sufría una pérdida de
ingresos fiscales en el orden de los 10 millones de dólares anuales. Los
estudios confirmaron una práctica sistemática de la industria farmacéutica
de Colombia de asignar a las importaciones precios superiores a los reales.
Se comprobó que se les asignaba precios que superaban a los reales en
5.000 o 6.000%.

24
Grimwade, N. “ Internacional Trade: New Patterns of Trade Production and Investment”.Ed.
Routledge. Londres, 2000.
25
Fernández Origgi, op. Cit, pag. 89.
26
Lall, S. Y P. Streeten, “Foreign Investment, Transnationals and Developing Countries”,
MacMillan , Londres, 1977.

15
Cuadernos de Tributación Internacional 2007

En tiempos más recientes, puede revisarse un estudio sobre el uso (o


abuso) de los precios de transferencia en el sector Farmacológico de Brasil,
realizada por Da Silva y De Souza Antunes en el 200027, donde analizan el
comportamiento de los precios de las importaciones brasileñas de
ingredientes o insumos químicos activos, entre las subsidiarias y las casas
matrices de los grandes laboratorios transnacionales afincados en su
territorio. Refieren los mencionados autores, que dichas transacciones
representaban el 63% del total de las importaciones del rubro. En efecto,
Debido a la alta concentración en el sector químico de empresas con
predominante capital extranjero, el país presentaba una alta dependencia en
la importación de dichos insumos en el orden de US$ 2000 millones
anuales. Y que de las muestras realizadas, la mayoría de los precios
practicados en esas operaciones estaban lejos del precio promedio de
importación, haciéndose evidente la presencia de precios de transferencia.

Según se constató en el citado estudio, “la obtención de divisas a través de


la exportación de insumos representa una parte significativa de las
ganancias de las grandes corporaciones del sector químico. Estas
corporaciones utilizan a las subsidiarias que importan sus necesidades de
materias primarias a precios sobrevaluados, determinados por ellas
mismas”.

Ante tal situación, un hecho importante resaltado en el informe, es que las


corporaciones justifican sus prácticas, pues consideran que deben incluir en
los precios los “overheads” debidos a los gastos en los procesos de
producción, los cuales son realizados en las casas matrices. “Las industrias
argumentan que tales precios corresponden, sólo, a la distribución de una
parte del costo global incurrido en la casa matriz, donde son necesarios
gastos en las instalaciones industriales y en las áreas de investigación y
desarrollo. El precio de transferencia significa la socialización de estos
costos a la red de subsidiarias”.

Podemos agregar nosotros que el argumento resulta falaz, si consideramos


que en el rubro analizado, las investigaciones generalmente no están
destinadas a los países en vías de desarrollo, siendo en todo caso destinos
defectuosos que se benefician muchos años después de los avances
científicos, resultando que mediante los precios de transferencia, los países
más pobres terminan subsidiando el bienestar del primer mundo.

Otro caso, muy particular y notorio de manipulación de los precios de


transferencia, se dio en la República de Venezuela, respecto, no
27
Da Silva, Ricardo y De Souza Antunes, Adelaida María. “Importación de Ingredientes Activos en
Brasil: el uso de precios de transferencia”. www.revistaespacios.com.

16
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
precisamente de empresas transnacionales de capitales privados, sino más
bien de una empresa de carácter estatal, la muy famosa y preponderante
Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA). En efecto, Después de la
nacionalización de la industria petrolera de 1976, dicha corporación estatal
se convirtió, según refiere Bernard Mommer28, en algo así como un “Estado
dentro del Estado”, con su propia agenda muy cercana a los intereses de las
grandes corporaciones petroleras extranjeras con quienes compartían
muchas de sus planas ejecutivas, aunque es también cierto que los
sucesivos gobiernos al auge petrolero de 1970, fracasaron en crear nuevos
y eficientes sistemas fiscales y regulatorio, a la vez que implementaron
desastrosos políticas desarrollo, caracterizadas por la mala planificación y
un evidente despilfarro de recursos que mayormente provenían de la
industria petrolera. Esto finalmente llevo en 1989 a la implementación de la
llamada “Política Petrolera de Apertura” que encaminó la política petrolera
venezolana hacía la reprivatización de la industria, y en paralelo la encaminó
también hacia la minimización de los ingresos fiscales petroleros.29 Sin
embargo, algunos años antes (en 1983), PDVSA ya se había enmarcado en
una estrategia de internacionalización, que fue ideada con el fin de crear
mecanismos para trasladar ganancias fuera del alcance del gobierno por
medio de precios de transferencia ( es decir, los precios cargados en las
ventas a sus propias filiales en el exterior). La idea era minimizar sus propias
ganancias para eludir el impuesto a la renta y a las exportaciones.

La política de internacionalización de PDVSA se inició, como ya lo habíamos


dicho, en el año de 1983, con la compra de la refinería alemana VEBA. En
esa ocasión, la compañía explicó que la refinería adquirida proveería de un
mercado para el petróleo pesado venezolano, difícil de colocar de otra
manera. Pero hasta el día de hoy, la refinería alemana no ha procesado un
solo barril de crudo pesado. Más bien, a lo largo de todos estos años
PDVSA ha suministrado a su filial VEBA y otras filiales europeas, crudo

28
Bernard Mommer, nacido en Francia y de nacionalidad venezolana, de 1991 a 1995 se desempeñó
como asesor mayor de la coordinación de planificación estratégica de PDVSA, y principal consultor
del Ministerio de Energía, desde 1995 es investigador del Oxford Institute for Energy Studies. Es
quizás el autor que más conoce sobre los avatares de la industria petrolera venezolana en las últimas
décadas, por lo que recurrimos a él para los efectos de la información que analizamos en esta parte del
presente ensayo.
29
Advierte Mommer que “la compañía ciertamente no tenía en la mente la maximización de los
ingresos fiscales (regalías, impuestos sobre la renta y a las exportaciones), por el contrario, PDVSA
buscó limitar sus propias obligaciones fiscales. El fracaso de la política de desarrollo sólo reforzó su
determinación. ¿Para que generar ingresos fiscales que, de todos modos se despilfarrarían? ¿Para
que maximizar sus beneficios cuando éstos terminarían, inevitablemente, en las arcas del fisco
nacional? Así, la compañía terminó por concentrarse en su propia agenda: el desarrollo del sector
petrolero en términos reales, maximizando volúmenes, el flujo de caja y ventas -¡ Pero no
beneficios!- en todos los segmentos de la industria, tanto a nivel nacional como internacional, sin
consideración alguna para el fisco nacional.”

17
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
liviano (de fácil mercado), a precios de transferencia con descuentos
sustanciales, trasladando de este modo un gran porcentaje de sus
ganancias fuera del alcance del gobierno venezolano.

Posteriormente PDVSA volcó su atención al mercado estadounidense,


donde opera con el nombre de CITGO, realizando las mismas prácticas de
manipulación de precios de transferencia, Mommer destaca dicha política
corporativa del siguiente modo: “ Trasladar ganancias al exterior por medio
de precios de transferencia, éste es el verdadero motivo para la
internacionalización, lo que también explica el incontrolado crecimiento de la
red internacional de refinerías de PDVSA con una capacidad, en la
actualidad, para procesar alrededor de 2 millones de barriles por día y con
una red de 14 mil estaciones de servicio en los Estados Unidos. En la
segunda mitad de 1990, PDVSA estuvo traspasando a través de precios
de transferencia, un promedio del orden de 500 millones de dólares
anuales en ganancias, desde sus cuentas domésticas a sus filiales
extranjeras. Durante los dieciocho años posteriores al inicio de la
internacionalización, las filiales extranjeras de PDVSA nunca pagaron
dividendos a la compañía matriz en Caracas. Recién a partir del 2001, el
gobierno constriñó al pago de dichos dividendos”.

IV. SOBRE LA PROPOSICIÓN DEL IMPUESTO UNITARIO A LAS


GANANCIAS

La urgencia de una irreversible reestructuración internacional de los


impuestos al capital que detenga la manipulación de los precios de
transferencia, ha llevado a diseñar la plausible propuesta del impuesto
unitario a las ganancias inspirado en el impuesto unitario de los EE.UU.
(unitary tax), que no es más que un método alternativo para gravar más
eficazmente las utilidades de las empresas transnacionales. Mold Precisa lo
siguiente30: “Los regímenes impositivos unitarios aplican algún método
nocional de asignación de utilidades mundiales consolidadas, en lugar de
basarse en las ganancias declaradas por cada unas de las filiales”.

En un sistema de impuestos unitarios, el monto de los impuestos sobre las


ganancias que deberían pagar las transnacionales en cada país se
determinaría en proporción con algunos de los siguientes criterios:
participación de cada filial en las ventas, remuneraciones de mano de obra
empleada o en los activos que posean a nivel mundial.

La idea es gravar los resultados consolidados de las empresas


transnacionales y distribuir la carga tributaria, utilizando algunas de las

30
OP. Cit. pag 40.

18
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
variables antes descritas, y que son fáciles de cuantificar en lugar de
calcular la mecánica de ingresos y deducciones “intercompany”, en función
a los manipulables precios normales de mercado perfecto o precios de
transferencia.

Como decíamos en líneas anteriores, en la práctica, la fórmula más común


en el diseño de este impuesto, es la de prorratear los ingresos de las
empresas sobre la base de la participación media del país en el total de las
ventas, del capital fijo y de las remuneraciones de la mano de obra.

Su expresión en términos formales sería la siguiente:

G=  P1 + L1 + S1 
P L S
Donde “G” es la ganancia atribuida en país a la empresa transnacional.
“P” es el total universal de los activos de la empresa.
31
“L” el total universal de la mano de obra empleada .
“S” es el total universal de las ventas de la empresa.
“P1, L1, S1” son las mismas tres variables antes descritas, pero dentro de la
jurisdicción del País receptor.
“” es la ponderación de cada factor sobre el impuesto total.

En una síntesis preparada por ATTAC32 ( Association pour une taxation sur
les transactions financieres pour l”aide aux citoyens), para efectos de una

31
El principal reparo práctico, no sustantivo, a la fórmula descrita, se concentra en criticar el factor
“mano de obra” como variable del prorrateo, pues como sabemos la adopción de un impuesto
unitario no impediría a los países gravar a las empresas con tasas impositivas diferentes. Por lo tanto,
en los países cuyas tasas de impuestos sobre las sociedades son relativamente altas, una fórmula de
prorrateo basada en el empleo puede dar a las empresas transnacionales un incentivo perverso para
sustituir la mano de obra por capital.

19
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
mejor apreciación del impuesto, se ejemplariza reduccionistamente del
siguiente modo: “ Para calcular la base imponible de determinada ganancia,
se dividirá el monto de los negocios de una empresa a nivel nacional por el
monto mundial de sus negocios. Para identificar las ganancias que deberán
pagar impuestos en un país dado, se aplicaría este porcentaje a las
ganancias mundiales consolidadas. Admitamos por ejemplo que la
multinacional Nike alcanza a un millón de dólares de ganancia consolidada.
Sus ganancias provienen en un 40% de sus ventas en los EE.UU, se estima
entonces que ha recibido un beneficio de 400 millones de ese país, y sobre
esa base deberá pagar sus impuestos allí. Las grandes ventajas de este
impuesto unitario es que resuelve el problema de los precios de
transferencia, además de ser fácil de calcular y recaudar y las posibilidades
de evasión fiscal son muy limitadas, reduciendo las presiones que sufren los
países del tercer mundo para transformarse en paraísos fiscales”.

Si bien las ventajas del sistema de impuestos unitarios radicaría en el


principio de transparencia intrínseca que haría menos posible la elusión
fiscal, las ventajas también podrían trasladarse a las mismas empresas que
las impugnan. Pues la manipulación de los precios de transferencia impide
que éstas puedan medir fehacientemente su nivel de productividad, dado
que esta práctica afecta la capacidad de la empresa para evaluar el
desempeño de sus filiales. ¿Hasta que punto la rentabilidad de la
empresa se debe al nivel de productividad, o es simplemente un
artificio contable? ¿Resulta producente que las empresas sigan
viviendo en su burbuja contable sin que ello implique una gravísima
distorsión de la economía de mercado que termine por afectar su
propia subsistencia? ¿Hasta que punto las diferencias en el
desempeño de las sociedades dependen de la capacidad de sus
contadores para reducir sus impuestos? son grandes preguntas que
urgen de absolución ante la evidencia. Hill33 en su obra analizada, manifiesta
que el manejo de los precios de transferencia distorsionan en definitiva la
estructura de incentivos dentro de la empresa. Expone el ejemplo de una
filial que recibe instrucciones de cobrar un precio de transferencia alto por un
bien o servicio suministrado a otra filial, en este caso, la primera filial dará la
impresión de tener un mejor desempeño al que realmente tiene, mientras
que la segunda, que compra el bien o servicio a precio sobrevaluado
denotará aparentemente peores resultados. Precisa Hill que a menos que se
reconozca este sesgo intrínseco al hacer las evaluaciones de desempeño,
se pueden producir graves distorsiones en los sistemas de incentivos
administrativos.

32
Asociación para la tasación de las transacciones financieras y la ayuda a los ciudadanos.
(http://attac.org).
33
Op. Cit, pag. 625

20
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
Ante este distorsionado escenario, la transparencia que provee el impuesto
unitario puede ser muy beneficioso para las empresas, además permitiría a
estas concentrarse en fortalecer sus ventajas competitivas, en lugar de
desperdiciar mucho tiempo y recursos administrativos valiosos en idear
estrategias de evasión fiscal como bien señala Mould.34

Otro de los grandes beneficios que otorgaría el sistema de impuesto unitario


es su simplicidad, por ende la reducción ostensible de los costos contables
y de su influencia en la manipulación de precios. No obstante la reducción
de las malas prácticas contables, ello no es óbice para que se reconozca la
importancia del ejercicio técnico- contable en la conformación del impuesto.
En esta idea, podemos decir que para que un sistema de impuestos
unitarios funcione con eficiencia, es conveniente que todas las sociedades
utilicen las mismas prácticas contables.

Así pues, la homogeneidad contable es un presupuesto ideal para la


conformación del impuesto unitario a las ganancias de las empresas
transnacionales, no obstante, la carencia de ese presupuesto tampoco sería
óbice para su implantación en aquellos países que lo decidan así como una
forma más justa de imposición, en todo caso, bajo la potestad de su jus
imperium podrían compeler a dichas empresas a adoptar y respetar los
Principios contables generalmente aceptados, o las normas del Comité
Internacional de Estándares Contables (IASB) con sede en Londres.

IV. A MODO DE CONCLUSIÓN

Cuentan la historia de un brillante y comprometido economista llamado


Nicolas Kaldor, que en las décadas de 1950 y 1960 participó en muchas
misiones relacionadas con las reformas de los sistemas tributarios de los
Países en desarrollo. Sobre sólidas bases teóricas y empíricas planteo
radicales reformas a efectos de lograr sistemas tributarios más justos y
equitativos. Aspiración que por cierto, compartía el primer ministro de la
república africana de Ghana de ese entonces, N. Krumah. Es así que, más
pronto que tarde, dicho gobernante trato de viabilizar los dos ejes
propositivos de Kaldor para este cometido: la reforma al régimen impositivo
Ghanes para evitar que las empresas extranjeras eludieran el pago de
impuestos a la renta mediante la asignación de precios de transferencia, e
introducir un plan de ahorro obligatorio para respaldar los esfuerzos de
desarrollo.

Como supondrá estimado lector, dichas encomiables tentativas fueron


plenamente frenadas en seco por el poder corporativo, tal como sucedería
tiempo después en el centro del capitalismo mundial, cuando las presiones

34
Op. Cit. pag. 46

21
Cuadernos de Tributación Internacional 2007
de ese neo-poder acabaron con los impuestos unitarios a las ganancias
adoptados en varios estados norteamericanos en la década de los ochentas.

Décadas después, en el auge de la globalización asimétrica de la economía,


en donde la desaparición de las fronteras nacionales en escenarios de
crecientes políticas de liberalización, ha acrecentado la movilidad de los
factores de producción, especialmente del factor capital, en poder
principalmente de las grandes empresas transnacionales, de los bancos e
inversores internacionales, se ha vuelto seriamente a repensar a nivel
mundial la posibilidad nada teórica de un impuesto unitario a las ganancias.
Pues si bien, esta movilidad de factores ha procurado un flujo importante de
inversión en los países en vías de desarrollo, también es cierto que resulta
un marco extremadamente flexible para que estas empresas escapen
cómodamente de los fiscos nacionales, mediante prácticas nocivas como la
manipulación de los precios de transferencia o la descolocación de las
rentas societarias hacía paraísos fiscales, que no son una preocupación
exclusiva de los países en vía de desarrollo, sino también de los Estados
desarrollados.35

Y si bien, desde la década de los treinta (del siglo pasado) en los Estados
Unidos, desde 1963 en el seno de un organismo tan preponderante como la
OCDE, y tardíamente desde comienzos del presente siglo en los países
latinoamericanos como el Perú, se han regulado los precios de transferencia
bajo el esquema exiomático del arm’s Lenght y su métodos conexos, lo
cierto es que las evidencias empíricas han demostrado su poca eficacia sino
su ingenuidad para contrarrestar las manipulaciones de precios de
transferencia que no sólo socavan los ingresos fiscales de los estados sino
que distorsiona la idea de un mercado competitivo y global, donde la
eficiencia de las empresas transnacionales se mida en función de su
productividad y no por su capacidad de eludir impuestos. En este contexto,
repensar la posibilidad de un Impuesto Unitario a las Ganancias es un
imperativo no solamente técnico, sino fundamentalmente ético.

35
Ante tan crítico escenario, Jacques Cossart, considera que las alternativas son dicotómicas (“el
dilema del prisionero”), O bien los países no cooperan entre ellos y juegan al juego de la
“competencia fiscal” y del “dumping fiscal”, bajando o haciendo vulnerable su fiscalidad con el fin
de atraer a como de lugar las inversiones extranjeras. En este caso de subasta a la baja, los países
sufren una erosión irremediable de sus ingresos fiscales. O bien los países consiguen cooperar entre
ellos, a fin de mantener una presión fiscal homogénea, que les permita preservar sus ingresos
públicos. La cooperación fiscal puede basarse en una armonización de las políticas fiscales
nacionales, y en la creación de impuestos globales comunes como el analizado impuesto unitario a las
ganancias de las empresas multinacionales.

22
Cuadernos de Tributación Internacional 2007

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