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MARISTELLA SVAMPA, LA BRECHA URBANA COUNTRIES Y BARRIOS PRIVADOS SLAVES PARA TODOS COLECCION DIRIGIBA POR JOSE NUN Bi | ora resco. CAPITULO UNG LAS NUEVAS URBANIZACIONES PRIVADAS EL PASAJE A UN NUEVO TIPO URBANO. Hemes dicho que en las citimas décades, le entrada acelerada a un nuevo tipo societal trajo como consecuencia la instalacion de un modelo de exclusién social, definide por el aumento de les desigualdades y Ia polarizacién social. Una de las expresio- nes mas claras de este dinémica global excluyente fue le con- solidacién de un nuevo patrén socioespecial. El fenémeno es de tal envergadura que los estudiosos del tema, como S. Sassen, M. Castelis 0 Peter Marcuse, sostienen que asistimos a le emer- gencia de una nueva configuracién urbana (la “ciudad posfor- ists’ la “cludad global’ la “ciudad cuarteada”), carecterizada—en- tre otres cosas~ por la expansién de une nueve periferia, que presente enormes contrastes respecte de! modelo anterior, vi- LABRECHA URBANA 8 sibles en cl aumento de fe segregacién interna y los procesos de duslizecién espacial : Estos cambios socioespaciales estén presentes en grado dife- rente en todas las sociedades, En términos mas esqueméticos, elactual proceso urbano ha sido desoripto como ai despiazamien, to de un modelo de “ciudad abierta”, basicemente eurcpso, centrado en la nociin de espacio publica y en valores como la civ. dadania politica y le integracién social, hacia un régimen de “ein dad cerrada”, més asociado al tipo nerteamericeno, marcado Por la afirmacién de una cludadania patrimonialista centrada en !2 figura del contriouyente. En fin, este nuevo modelo sefiala la tendencie a la separacién de clases medias superiores y las cla- 8s altas, através del desarrollo de un urbanismo de las “af daces” (Donzelot 1996), esto es, de una busqueda creciente de ho- mogeneidad social, Misntras en ciertos casos el nuevo patrén socioespecial vino 2 profundizar los fenémenos de segregacién social y urbana pree- xistentes, en otros ere6 las condiciones esonémicas y sociales para Su puesta en marcha. Ast por ejemplo, en Estados Unidas, fa se- sgregacién residencial de las clases medias superiores, basada en Ja vivienda unifamiliar y la seguridad privada, acompenia desde ‘temprano la historia del pais. Sin embargo, este proceso cobrd un ueve giro en los tikimos veinte afos, a través del notorio incre- mento de las gated communities comunidades cercades|, sobre todo en aquelios estados donde se registra un mayor porosnta- Je de inmigrantes, entre ellos, California y Florida. En América Latina, de manera mas acentuada que en otros lu= ‘eres, le fractura urbana constituye una ineludible marca de ori- ‘en. En efecto, con ei proceso de urbanizacién, la fractura sociel se tradujo en formes espectficas de segregacién: por un lado, a través de la emergencie de verdaderos ghertos de pobreza ("yi- les miseria”, “catlampas", “cantegrilles”, “favelas”,o cualquiera 6 MARISTELLA SVAIPA Sea su nombre en distintos puntos del continentel; por otro lado, mediante le autosegregacisn residencial de las clases altas y me- Giae-altas, De modo que, ta brecha urbana ilustraba entonces la Gistancia social y traia consigo la consolidacisn de un modelo de socializecién, besado en el escaso contacto entre grupos socia les diferentes, tento desde un punto de vista social como racial. Posteriormente, a partir de los afios 80, con el agravamiento de las desigualdades sociales y [a entrada a un nuevo tipo societal, las ciferentes formas de fragmentacién social y searegacién es- Pacial se fueron profundizando, como bien lo muestran la multi= Plicacién de condominios Ios barrios residenciates con segurided privada, inspiredos en el modelo norteamerieane~en paises como México, Venezuela y Brasil, Ahora bien, durante mds de un siglo, la matriz social argenti- ha estuvo marcada por un fuerte dinamismo econémico y una ‘tendencia a la incorporacién social. Esto no significaba, empero, que no hubiera ~sobre todo en el norte del pais~ polos de desa- Trollo marcados por una matriz social més rigida o un modelo mas ‘tradicional de las relaciones sociales. Tampoco implicaba negarla existencie de brechas sociales, visibles sobre todo en los extre- mos de fa sociedad e ilustradas tempranamente, por un lado, por las villas miseria y, por otro, por las estrategias segregacionistas desarrolladas exclusivamente por las clases altas, Sin embargo, lo especitico del “modelo argentino” era representado menos por estas formas extremas de exclusion y segregacién, y més, mucho més, por fa dindmica expansiva de la economia y la sociedad, prox tagonizada por el colectivo amplio de las clases medias asi como Por vastes sectores de las clases populares. En suma, fe tendencia a la incorporacién social y la'existencia Ge una Iégica més igualitaria hicieron que la brecha social entre loos y pobres fuera en nuestro pais visiblemente menor que en otros lugares de América Latina. A titulo de ejemplo, recordemos LAGRECHA URBANA, 7 que en 1850 la participacién det sector asalariado en et ingreso nacional aleanzé sus punto maximo con el 45%. En 1974, ei pais tenia una distribucién de la riqueza similar la de muchos paises desarrollados: ia diferencie entre ei escalén més pobre y el mas alto era de 12 veces. ‘De manera que, originariamente, el tipo urbano dominante en Argentina estuvo mas cercano al modelo europeo-mediterraneo que al norteamerioano; en et modelo europeo ia ciudad indus- «es el lugar de encuentro privilegiado entre categories socia~ les diferentes, soporte necesario de un modelo “mixto” de so- cializacién, basado en la experiencie de la heterogeneidad social y residencial y apoyado desde el Estado. Asi, tanto los diferen- tes espacios de la sociabilided berrial (Ia esquina, la plaza) come ta forma de integracién aportada por la escuela puibtica, tentan por objetivo prover a los individuos de una orientacién doble, hacia adentro y hacia afuera de su grupo social y aparecian, poren- de, como los contextos propicios para una socializacién mas igua- Itaria, basada en la mezola y fa heterogeneidad social. Sin em- argo, en los ditimos quince afios este modelo de socializaci ‘que encontrabe en las clases medias urbanas su protagonista central y su soporte basico en el Estado, como agente impulsor de la integracién social, éntré en colapso. Asi, en Argentina, a diferencia de otros paises del continente, la autosegregacién de las clages medias superiores es un fenéme- no més reciente. Por ende, pare comprender el impacto que esta nueva l6gica de ocupacién del espacio produjo en nuestro pets es necesario tener en cuenta los cambios que se han dado en tér- minos de-patrén socicespacial, de modelos de desarreilo y de légica de integracién social. En términos de patrén socioespacial, entre 1840 y 1960, esto es, durente la primera etapa del modelo deserrollista-populista, caracterizado por la industrializacién sustitutiva y una politica re- 8 MARISTELLA SVANPA distributive, lalégica de ocupacién de la periferia estuve orienta- incorporecién de ios sectores populares (Torres:1998), a través de una politica de loteos econémicos. Posteriorments, la expensisn de ia perferia condujo también ala consolidacién de barrios erecarios, autoconstruidos, con escasa 0 nula presencia de infreestructure y servicios. En consecuencia, la nueva légica de ‘ecupacién del espacio urbano, operada en los 80, 60 llevé a cabo sobre una trama urbana ocupada tradicionalmente por los sec- tores populares. En suma, en Argentina, la nueva configuracién espacial, ilus- ‘rada embleméticamente por la expansién de countries.y barrios privados da cuenta de dos fenémenos mayores: por un lado, particioa de una légioe més globsl, que plantea la inversién del modelo socioespacial anterior; por el otro, ai aventuar los proce- 808 de fragmentacién y dualizacién social, pone al descubierto las consecuencias de ta desarticulacién de las formas de sociabilidad yylos modelos de socializacién que estaban en fa base de una cul tura més homogénea e iguatitara DEL CLUB DE CAMPO A LAS NUEVAS URBANIZAGIONES PRIVADAS En primer lugar debemos reconocer que las urbanizaciones priva- das, en tanto constituyen @! fie! refiejo y consecuencia de las ‘nuevas brechas sociales abiertas por el modeto neoliteral, nan lle- geco para quedarse. Sin ernbargo, una vez dicho esto, no debernos olvidar que los countries 0 clubes de campo tienen una historia anterior en nuestro pais. En efecto, concebidos originariamente come “segunda residencia”, esto es, para el fin de semana o las vacaciones, los clubes de campo fueron, durante décades, espe- cios de sociabilidad privativos de ia élite. Recordemos que el country més antiguo del pais el Tortugas Country Club- fue fundado en 1830. En a década siguiente fusron {LABRECHA URBANA apereciendo ottos clubes exclusives, como el Hind Club ye! High land (que se cre6 a partir de un desprencimiento del Tortugas), 2 los que les siguieron et Olivos Goit Club y el Argentino, todos en 'a Zona Norte do la regién metropolitana de Buenos Arcs Este estilo de vide exclusivista se reconocta en la vaioracién de la vide al aire libre y, sobre todo, en ta préctica de deportas, como la equitacién y el gol, Las viviendes de entonces, lejos de ‘emular a las opulentas residencias que vemos hoy en dia, pre- sentaban lineas sencillas y hasta austeras, en donde el estilo pin- toresco del chalet calforniano de la época altemnaba con aque! més Nistico de la llamada "arquitectura autéctona", que aleanzaba a ls decorscién y st mobiliario. Por tltimo, como estaben pensadas Para gozar de un “descanso activo” durante el week-end, iss Viviendas no estaban equipadas para funcionar como residencies permanentes (Ballent:1998), Sin embargo, ye en ios afios 70 se registré un primer boom inmobilatio, que no tendrie como promotor exclusive a la Site tra- dizional, sino e une franja exitose de le clase medie-alta, entre ellos empreserios y profesionales, deseosos de atirmar su conse: Social. La expansion se ve refiajada on le edad medi de los cludes de campo, que cecils en ios $8 alos. Como en otros paises, esta nueva clase medie-aite ers portadora de un estilo de vida més hedonista y relajado, que buscaba trasladar las comodidades de fa ciudad at “entornc buestice” del club de campo (navimentacién de calles, red de cloaces, gas natural) Dicha irupcién fue vivide no Sin incomodiced! sor arte de los primeros fundadores, partidarios de un estilo de via tranquilo y poco estridente, en el cual la vida 2sociativa alterraba con la proteccién del ambito privado, ‘Asimismo, en este periodo ia expansién del fendmeno “coun ry" no fue jena al sentimiento de inseguridad que atravesaba tuna parte de las clases altas, @ ralz dele ola de secuestros a em- reearios nacionalss y excranjeros, realizados porlaé cistintas agru- MARSTELA SvRaEA paciones armadas de izquierda, que llegeron a incluir algunes acciones de corte simbélico, en ciertos countries representativos Ge ia dite ofigérquica y militar Durante la época de la “plata dulce”, a fines de los 70, llegs tam bién el tumo de los “yuppies”. Su arrito a los countries promovi tuna nueva lucha por la apropiacién de los simbolos de la distincién social, en términos de “carrera de las casas”, “carrera de autos” y viajes al exterior. La competencia incluyé también el estereotipo de “mujer country”, que convertida en un objeto suntuario més, epe- recta exclustvamente dediicada ala vide social y a la beneficencia. Sin embargo, la nueva historia de las urbanizaciones privades comienze a fines de los afios ochenta, y da cuenta dé una verda- Gere transformacién del modelo precedente, tanto respecto de 1 multiplicacién de la oferta residenciel, el cambio y la ampliacién, del perfil social y generacional de los hebitantes, como de les formas de sociabilidad y modelos de socializacién resultantes. En fin, nos encontrames frente a un nuevo estilo de vida, que sélo en lgunos aspectos presenta continuidad con el anterior, principal- mente en lo que se refiere a las estrategias de distincién social, a través de la vida recreativa y el deporte. Para dar cuenta de la acelerada expansién de los nuevos emprendimientos, recordemos que, para el caso del Gran Buenos Aires, en 1994 solo habie 1.450 familias asentadas en este tipo de urbanizaciones; en 1896, ya eran 4,000 femilies (Torres:1998). En agosto de 2000, el numero de familias liegaba e 13.500. Para el ‘fio 2000, Is poblacién estimada en las nuevas urbanizaciones alcanzaiva a 150,000 residentes (Vidal-Koppmann:2001). En 2003, luego de la crisis que siguid a la devaluacién, la Federacién Argen- tina de Clubes de Campo calculaba que vivian en urbanizaciones privadias unas 300.000 persones (www.ar-seguridedydefensa.com). No olvidemes que uno de los datos que reveld el ultimo cen- so que reelizé el INDEC es que casi todos los partidos del primer [LABRECHA URBANA a ‘cordén del Conurbano Bonaerense perdieron habitantes. El ca- 80 més elocuente es ef de Vicente Lépez, que perdis un 5,3% de su poblacién y el de San Isidro, que tuvo una bajs del 2.5% (wurmindee.mecon.ar}. A esto debe sumarse el descenso de la Poblacion en ta Ciudad de Buenos Aires, en un 7,1%, respect del censo de 1991. Una hipstesis Idgica lleva a creer que parte de esta poblacién, en tode caso, {a de mayor poder adquisitivo, ee he ido mudando @ las urbanizaciones privadas del norte, sobre todo en la zona de Pilar. Las cifras que disponemos para el partido de Pilar reveian que, sdlo entre 1993 y 1999 crecis un 115%, aumer ‘tando de 130,000 a 280.000 habitantes (wwnwpilarcity.com), Siempre segin estimaciones de la Federacién Argentina de ‘Clubes de Campo, en 1988 habia sélo 140 urbanizeciones privadas; en 1999, llegaban a 450. En ia actualidad, existen més de 800 em- prendimientos, que incluyen una vatiedad de ofertas inmotiliarias, entre barrios privades, countries, condominios, duplex, berrios de chacras y pueblos privados. Pese a que ésta es uns modalidad urbana que alcanza @ las principales ciudades del pais (Cérdoba, Rosario, Mendoza), el 80% de las urbanizaciones, esto es, unas 550, se encuentran en los alrededores de Buenos Aires. De ellas, 185 ‘estén congentradas en el partido de Pilar (wwwxurbanizacion.com). Si bien el fendmeno se inicia a fines del ‘80 {varios de ios “nuevos” countries, ms exclusives, empezaron a construirse |uego ce la hiperinfiacién de 1989), 1a expansién de este tipo de urbanizaciones privadas se vio beneficiads por la creciente comer- clalizacién de lotes que tuvo lugar # partir de 1996, que planted menores restricciones oualitativas para'ser propietario, asi como por la simulténea ampliacién de ia red vial (el Acceso Norte, el Acceso Oeste, la Autopista Ezeiza-Cafuelas, la Autopista Suenos Aires-La Plata y, a partir de 2001, e1 Acceso Bancaleri-Benavidez), que promovis el desarrollo de nuevos “corredores”, directamente conectados con las nuevas urbanizaciones, 2 MARISTELLA SVAPA, Es, entonces, en este nuevo contexto que los antiguos coun- ‘vies, paulatinamente transformados en primera residencia, van a ‘acompaiiar la oferta creciente de barrios privados. y dejaran de Ser considerados exclusivamente como un bien “suntuario”, una “estrategia de distincién”, para incorporarse @ una nueva logica de ocupacién del espacio urbano, que protagonizan grupos soc! les con ingresos medios-altos y altos, que deciden habitar de manera permanente los nuevos enclaves privados. '?0S DE URBANIZACIONES PRIVADAS Les urbsnizaciones privadas cuentan con una oferta muy diver- sificada que incluye countries del mae diverso curio; barrios pi vados de dimensiones muy variables; chacras de varias hecté- ‘ees, situadas en regiones més alejadas de los grandes centres urbanos; residencias en *megaemprendimientos” pueblos privadas y, de manera més reciente, modestos condominics © duplex. Todas estas urbanizaciones tienen en comiin el cerramien- to perimetraly la seguridad privads. Sin embargo, las diferen-

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