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Uno de los asuntos de los cuales más se habla en algunos ambientes también la virginidad femenina, como camino ideal

a, como camino ideal de quien quiera servir a


eclesiásticos (y no eclesiásticos), y hacia el cual más de una denominación Dios con corazón indiviso). Es decir, lo que San Pablo pedía con "que sean de
cristiana orienta sus críticas, es la disciplina actual de la Iglesia Católica según una sola mujer" no era que necesariamente se casaran y tuvieran al menos una
la cual quien se acerca a las Sagradas Ordenes (sacerdocio) debe profesar mujer - como lo interpretan algunos cristianos, lo cual sería exactamente lo
votos de castidad perpetua (celibato). contrario de todo lo que el mismo Pablo escribió en 1Cor 7 - sino que no sean
personas que lleven una vida disoluta, con varias mujeres, o que se hayan
Digamos desde un primer momento que se trata de una disciplina eclesiástica casado más de una vez. Se trata de una orden que señala un límite (no más de
sujeta a cambio, que de hecho cambió y puede, teóricamente, seguir una mujer), y no una obligación (al menos una mujer).
cambiando. No se trata de un dogma de fe. La hermana Iglesia Ortodoxa, que
ordena sacerdotes "válidamente" según el juicio de la Iglesia Católica, admite Es por otro lado obvio que en el comienzo de la predicación cristiana, cuando
hombre casados al sacerdocio. Es más, la misma Iglesia Católica en los países el celibato no era un estado admitido en la sociedad, los Apóstoles no
donde predomina el rito Bizantino (por ejemplo en Ucrania, por mencionar esperasen encontrar hombres célibes en número suficiente para regir las
uno) ordena sacerdotes a hombres casados, los cuales continúan viviendo vida numerosas comunidades cristianas que iban surgiendo, pues simplemente no
matrimonial después de la ordenación. los había, y no se podía pensar que el deseo de Pablo de que el servidor sea
célibe fuese inmediatamente aceptado y practicado en toda la Iglesia. No
Pero al mismo tiempo la Iglesia cree que el celibato sacerdotal es un don de había entonces seminarios: había que fundar las comunidades cristianas con la
Dios, y que hoy por hoy sería un error cambiar la legislación actual. Y la predicación, y para ello se escogía a los hombres más capacitados en ese
bimilenaria Iglesia tiene sus buenos motivos. momento. Por ello Pablo exige al menos lo indispensable, a saber, que no sean
libertinos, o que no hayan tenido ya varias mujeres. Incluso es de admirarse
Expongo aquí sucintamente algunos pensamientos sobre el tema. No se trata que, en ese ambiente naturalmente contrario a la abstención sexual, Pablo
de un tratado exhaustivo, sino apenas un resumen, algo que el laico sencillo haya tenido la claridad y el valor de predicar que "es mejor no casarse". Sus
pueda entender sin mayores estudios teológicos y sin necesidad de recurrir a palabras son sin duda de un gran calibre profético.
gruesos tratados de historia de la Iglesia.
Lo mismo cabe decir de los textos donde Pablo señala que "si el obispo no es
Dejamos de lado las muchas razones de orden teológico y pastoral que capaz de ordenar su propia casa, cómo será capaz de ordenar la iglesia". No
evidencian la oportunidad de esta disciplina (y que son en verdad cuantiosas y está diciendo que los candidatos deben ser necesariamente casados, y que un
de no poca monta), y vemos solamente el proceso histórico de esta decisión. célibe no puede ejercer ese cargo, sino que el candidato, que debía ser una
Es decir, el presente escrito no responde a todas la preguntas sobre el tema ni persona de cierta edad y experiencia, y por lo tanto bien casado, debía dar
es una defensa acabada del celibato, sino que trata de responder a la pregunta: muestras de buen gobierno de su propia familia antes de querer gobernar a la
¿de dónde proviene esta práctica en la Iglesia Católica? ¿Cómo fue Iglesia de Dios.
evolucionando el asunto? ¿Fue siempre así como lo conocemos hoy? Quien
quiera profundizar sobre los motivos de orden teológico que han llevado a la Esta fue la práctica de la Iglesia durante los primeros siglos, a saber, admitía
Iglesia por el camino del celibato sacerdotal, puede leer con provecho la los candidatos casados a las ordenes sagradas, siempre y cuando diesen
magistral encíclica de Pablo VI "Sacerdotalis Caelibatus", entre otros muchos testimonio de un matrimonio vivido de manera irreprensible; al mismo
esclarecedores documentos de la Iglesia. tiempo, y siguiendo las enseñanzas de Jesús y de Pablo de las que hemos
hablado más arriba, siempre fue estimado por todas las iglesias el don del
celibato por el Reino de los Cielos, y es lógico pensar que muchos comenzaba
En el Nuevo Testamento ya a vivir ese estado de vida tan particular. En otras palabras, había ministros
casados y ministros célibes, aunque no podemos determinar la cantidad y la
Para entender el motivo último de esta práctica eclesiástica y valorar los proporción con respecto a los casados, o los oficios que se reservaban a unos u
alcances profundos de la misma hay que leer y meditar Mateo 19:10-12 y, a otros, etc. Además, las costumbres de las distintas iglesias locales eran
sobretodo, el capítulo 7 de la primera carta de San Pablo a los Corintios. Estos diversas en este sentido, aunque los principios que enunciamos eran
textos dan "el espíritu" que late tras la legislación del celibato sacerdotal. respetados en todos lados.
Leyendo estos pasajes, el fiel entiende que se trata de una vocación de Dios,
en vistas al Reino de Dios, y que sólo sin razonar puede alguien rápidamente Recordemos que a la hora de acudir a los documentos escritos, no es mucho lo
afirmar que "es un invento de los curas"; en efecto, más allá de la disciplina que de aquella lejana historia podemos asegurar con ciencia cierta en el campo
eclesiástica, que puede cambiar y de hecho fue cambiando con el paso del que vamos tratando. Algunos estudiosos, por ejemplo, se inclinan a pensar
tiempo, sin embargo quedarán siempre en pié aquellas claras palabras del que, si bien no era obligatorio, la mayoría de las iglesias locales, tal vez
apóstol: "el célibe se ocupa de los asuntos del Señor…, mientras que el casado celosas de las palabras del Apóstol, guardaban la costumbre de admitir a las
de los asuntos del mundo… y está dividido" (1 Cor 7). Si perdemos de vista órdenes sagradas preferiblemente a los célibes.
estos textos bíblicos, perdemos de vista el centro de la cuestión.
Antes de seguir adelante señalo aquí una observación que hay que tener muy
En la evolución histórica de la legislación celibataria pueden distinguirse (y en cuenta a la hora de "datar" las enseñanzas o las prácticas de la Iglesia:
somos conscientes de simplificar demasiado las cosas) tres momentos cuando un concilio o un Papa legislan o definen una determinada doctrina, no
principales: quiere decir que esa doctrina haya sido "introducida" en la Iglesia en ese
tiempo, sino más bien que se trata de algo que ya existía, y sobre lo que sólo
a) de los comienzos al siglo IV; ahora parece necesario legislar. Demos un ejemplo más reciente: si un
b) del siglo IV al XII; historiador del siglo veintiséis leyese en los libros de historia que fue recién
c) del siglo XII a nuestros días. Juan Pablo II en el siglo veinte quién definió solemnemente sobre la
imposibilidad de la ordenación sacerdotal de mujeres, ¿podría él concluir
a) La comunidad apostólica y los tres primeros siglos de la Iglesia legítimamente que la doctrina católica de la no-validez de la ordenación de
mujeres fue "introducida en la Iglesia" sólo en el siglo veinte? Se equivocaría
Hay algunos textos ya en los escritos del Nuevo Testamento que nos ilustran si así pensase nuestro imaginario historiador, pues la decisión de Juan Pablo II
sobre la situación de la Iglesia primitiva en esta materia. San Pablo pide que no es una "innovación", sino una "explicitación" de una doctrina mantenida
los obispos y diáconos sean "casados una sola vez", o "maridos de una sola desde siempre, pero sobre la cual no había necesidad de legislar con
mujer" (I Tim 3:2.12; Tito 1:6). Esto, en un primer momento, como se anterioridad, pues era mantenida por la totalidad de los fieles. Algo similar
apresuran a hacérnoslo saber algunos hermanos evangélicos, parecería excluir sucede con la "legislación" sobre el celibato sacerdotal: que se haya legislado
la idea de un sacerdote u obispo "célibe". Ahora bien, no debemos olvidar que recién en los siglos III o IV no quiere decir que el tema era desconocido antes.
el mismo Pablo nos hablaba de la conveniencia de "no estar divididos" (es Este principio se aplica a muchas definiciones dogmáticas que algunos se
decir, no estar casados), y agregaba que él quisiera que "todos fuesen como él" apresuran a ver como "innovaciones" de la Iglesia, cuando en realidad no son
(1Cor 7:7-8), dejando claro que él mismo no tenía mujer, y que prefería - sino un explicitar lo que ya se venía creyendo con anteriorida (así el dogma
ciertamente no imponía - que el servidor de Dios tampoco la tuviese (incluye del primado del Obispo de Roma, la Asunción de la Virgen, y tantas otras
doctrinas). realidad de las cosas.

b) Del siglo IV al XII Se oye con frecuencia expresiones de este tipo: "La Iglesia impone a los
sacerdotes el celibato", o bien en forma interrogativa: "¿Porqué los sacerdotes
Si bien es probable que las iglesias locales hayan legislado sobre esta materia no se pueden casar?". Si bien se entiende que el celibato es una
con anterioridad, lo que nos ha llegado de más antiguo son las decisiones del reglamentación eclesiástica, una "ley" de la Iglesia, sin embargo no me parece
Concilio de Elvira (entre los años 295 y 302), que fue un concilio de obispos que sea del todo correcto hablar de "imponer" el celibato, o de "obligar" al
de las tierras que hoy son España. Dicho Concilio manda que los obispos, mismo. En la Iglesia Católica nadie está obligado a ser célibe, porque nadie
sacerdotes y diáconos admitidos a las órdenes sean célibes, o bien dejen a sus está obligado a ser sacerdote. Me explico:
legítimas mujeres si quieren recibir las sagradas ordenes. Esta práctica no fue
reglamentada de igual modo en las iglesias del mundo oriental (Asia Menor), Por los motivos ya enunciados en el Nuevo Testamento y que hemos sugerido
que no impedían a los obispos y sacerdotes ordenados seguir en comunión con más arriba y por muchos otros motivos de mucho peso, a la Iglesia de Cristo
sus respectivas esposas. En occidente, por el contrario, la predicación de los de los últimos mil años le ha parecido bien considerar la vocación al
grandes pastores del siglo IV y V testimonia decididamente una clara sacerdocio y la vocación al celibato como una única vocación. (Esto no
preferencia por el sacerdocio celibatario. Se pueden encontrar testimonios impide que alguien pueda ser también célibe, temporalmente o de por vida,
históricos de la existencia en occidente de sacerdotes que vivían con sus por otros motivos o fuera del sacerdocio). El punto principal aquí es en
esposas, pero eran los que se encontraban "en el campo", lejos de sus obispos, realidad el siguiente: la vocación sacerdotal es un llamado gratuito de Dios
o por otras razones. para su Iglesia, y no un derecho personal del candidato. No sucede con el
sacerdocio lo que sucede con otras profesiones humanas, a las cuales "tengo
También tenemos un testimonio del año 386: el concilio romano convocado derecho": la Iglesia, al unir "sacerdocio" con "celibato" no está "imponiendo
por el Papa Siricio, que prohibía a los sacerdotes continuar relaciones con sus nada a nadie", porque nadie tiene que ser sacerdote; más bien hay que decir
ex-mujeres. que al obrar así está ejerciendo un "derecho" dado por Dios mismo a su Iglesia
de determinar ciertos aspectos disciplinares del oficio sacerdotal. De hecho es
En realidad las leyes variaban de un lugar a otro; no olvidemos las grandes precisamente la Iglesia la que ordena sacerdotes para destinarlos al servicio
distancias que había que recorrer en aquellos tiempos para comunicarse, de divino. Si no fuera así, ¿en qué quedaría el sacerdocio? ¿cuál sería su
modo que las decisiones de una iglesia local tardaban tal vez años en llegar a finalidad? ¿sería cada uno sacerdote según su propio parecer?
oídos de las otras iglesias. No era raro que, a pesar de las indicaciones de los
concilios y de la preferencia popular del pueblo por los sacerdotes célibes, En la Iglesia hay cientos de maneras de servir al pueblo de Dios, y si alguien
algunos tomasen mujer; en muchas de las iglesias esto era motivo suficiente cree que es llamado a ocupar un lugar activo en la Iglesia - ¡y en verdad todos
para impedir que un diácono o sacerdote fuera ordenado obispo u ocupara un lo estan! -, pero a la vez cree que no está llamado al celibato, sepa que puede
puesto de cierta importancia. ocupar ese lugar según el don que Dios le dio, sujetandose al parecer de la
Iglesia, y no debe buscar a toda costa "ser sacerdote". El sacerdocio es un
Concilios del siglo VI y VII reglamentan explícitamente que los obispos oficio sagrado de la Iglesia en bien de la Iglesia, y es ella la que determina, en
"deben" dejar a sus esposas una vez ordenados, mientras que para los los diversos períodos históricos de su vida, de qué manera conviene mejor
sacerdotes y diáconos parecería no "exigirse" la separación. ejercer este oficio. El candidato al sacerdocio tiene largos años para
reflexionar y prepararse. No creo que sea lícito hablar de "obligación" en
Aún en el siglo VIII encontramos que el Papa Zacarías no quería aplicar a sentido de "imposición forzada".
todas las iglesias locales las costumbres más propias de algunas, de modo que
cada una podía legislar como le parecía más oportuno (respuesta al Rey Demás está decir que para ello la Iglesia debe saber preparar a los candidatos
Pepino). debidamente, de modo que puedan aprender a vivir una vida tan particular; en
esto está el secreto del "éxito" del sacerdote célibe. Pero ese es otro tema.
Y hubo tiempos de particular decadencia en la historia, cultura y religiosidad
del mundo cristiano europeo (la que dio en llamarse "Edad de Hierro"), LA CASTIDAD SACERDOTAL
cuando muchos obispos, sacerdotes y diáconos tomaban mujeres y Cardenal Mauro Piacenza
engendraban hijos, a los cuales podían heredar sus posesiones. Curiosamente,
Me siento particularmente feliz de estar entre vosotros el día de hoy, en la
a pesar de estas "costumbres" poco admirables, el celibato nunca dejó de
ocasión de la Jornada regional de los seminaristas piemonteses y les agradezco
tener, a veces más a veces menos, su lugar privilegiado en la enseñanza y en la
por su cordial invitación. El tema que me aveis propuesto (la castidad
legislación de la Iglesia de occidente. sacerdotal) es más que nunca actual y considero que debe caracterizar, en modo
sustancial, todo camino de formación al sacerdocio ministerial, porque la
Lo que nunca se aceptó en ningún lado fue que un ordenado pudiese casarse. educación de la esfera afectiva no está jamás separada, ni es separable, de los
El casado podía ordenarse, pero el ordenado no podía casarse. otros ámbitos de la formación intelectual, espiritual y pastoral. Desarrollaré mi
relación en dos puntos fundamentales y buscaré de sacar algunas conclusiones
c) Del siglo XII a nuestros días del análisis realizado.

Recién en el año 1123, con el primer concilio Laterano, se reglamentó que el La situación actual
candidato a las órdenes debe abstenerse de mujer, y que el matrimonio de una
persona ordenada era inválido, de modo que todo trato con mujer una vez Sería poco menos que imprudente abordar el importante tema de la formación
recibida la ordenación pasaba a ser simple concubinato. En este espíritu afectiva, sin considerar la verdadera y propia revolución acaecida en la sociedad
occidental y, por letal contagio, un poco en todo el mundo, de los años setenta
reglamentarían todos los Concilios posteriores. Es claro que no
en adelante. El haber separado, al interno de la sexualidad, el aspecto unitivo de
inmediatamente la ley se puso en práctica en todos lados, pero poco a poco fue
aquel de la fecundidad, y haber, por tanto, reducido uno de los actos
cobrando fuerza de costumbre en todas las iglesias de occidente. antropológicamente más relevantes a su aspecto meramente instintivo, ha
producido consecuencias devastantes, no solo en el aspecto moral, - que sería
En nuestro días, esta doctrina encuentra muchos adversarios, pero como ya de una inaudita gravedad – sino, con el pasar de los decenios, también sobre
vimos, no es nada nuevo. La Iglesia no define el celibato como una necesidad el aspecto psicoantropológico.
absoluta, pero lo ve como el mejor medio para que el siervo de Dios y de su
pueblo pueda actuar "sin divisiones". Es impensable afrontar el tema de la formación afectiva en el seminario, sin
partir de la lúcida consciencia que, aunque independientemente de la propia
voluntad, todos aquellos que han nacido después de los años Setenta-Ochenta,
han crecido en un clima cultural pansexualista e hipererotizado, en el cual los
Nadie está obligado a ser célibe poderes fuertes del mundo, que intentan doblegar la libertad de los hombres
hacia varios indecorosos intereses, no han ahorrado ningún medio, incluso con
Finalmente digamos que en este tema hay que saber hablar con exactitud, ya mensajes subliminales, filtrados desde la más tierna edad, hasta en algunas
que el mal uso de las palabras entorpece el diálogo y no ayuda a ver la
caricaturas, para obtener la “desestructuración” del aspecto psicoafectivo de la cronológicamente hablando; tal plenitud es aquello que en el lenguaje
persona humana, y, con eso, la sumisión del hombre a los propios instintos. compartido se describe con el término “definitividad”. La Escritura nos enseña
a resistir “firmes en la fe” a aquel que “como león rugiente busca a quien
A aquella que podríamos llamar la “revolución sexual” del post sesenta ocho, devorar” (1Pe 5,8-9), también cuando esa experiencia fuese la de nuestro
debe ser añadida, además, a la invasión de los medios de comunicación social, “hombre viejo”. La fragilidad, a veces extrema, de las uniones matrimoniales y
sobre todo la televisión y, más recientemente, el Internet, los cuales han llevado la incapacidad de tantos jóvenes para asumir decisiones definitivas, no tienen
a todo hogar, es más, a cada habitación y recinto, imágenes antes vistas y que raíces diversas de la dificultad a vivir una afectividad ordenada y a madurar la
permanecen impresas, desde la más tierna edad, en la memoria, en la fantasía y acogida serena de la vocación virginal. Si, en todas las épocas, ha sido complejo
hasta en el inconsciente de las personas, las cuales se ven obligadas a actuar de vivir la perfecta continencia por el “Reino de los Cielos” y el consiguiente
un modo difícilmente controlado y controlable. celibato, a causa de la fragilidad de la naturaleza humana, paradoxalmente, en
nuestra época, aparece particularmente arduo, porque la red de comunicaciones
Si el pecado del origen ha hecho siempre particularmente frágil la dimensión sociales transmite un pansexualismo violento, capaz de distorsionar la
psicosexual del hombre, tales recientes cambios graves han determinado el percepción misma de la esfera afectiva, sexual y relacional.
verdadero y propio «STRAVOLGIMENTO» , insertándose no solamente en la
esfera privada o de la tentación, sino convirtiéndose en una costumbre La formación afectiva al sagrado celibato
difundida, hasta llegar a ser cultura compartida, al punto de hacer parecer como
“extraño” al juicio común cualquier otro tipo de comportamiento. Tal situación, ¿Cómo imaginar un camino formativo eficaz para los candidatos al sacerdocio
que podría, en un primer momento, aparecer como “apocalíptica”, describe en que provengan de un tal contexto cultural? ¿De dónde iniciar o hacia dónde
realidad, no tanto las actitudes morales, cuanto la real situación cultural, en la andar para evitar, por cuanto sea humanamente posible, errores que podrían
cual, también aquellos que sienten la llamada al celibato y al sacerdocio demostrarse dramáticamente fatales para el futuro sacerdote? Después de una
ministerial, están profundamente inmersos y de la cual, en el fondo, vienen. premisa de método, articularé este segundo punto de la conferencia, que es el
central del tema que me ha sido asignado, en tres puntos menores,
Todavía, en tal contexto sociocultural, es desgraciadamente necesario dinámicamente integrados entre ellos, pero que por eficacia didáctica, prefiero
reconocer aquella que definiría la “pérdida de significado” de la afectividad, en distinguir para después mostrar la íntima interrelación. Examinaremos
general, y de la sexualidad en particular. Me explico. El haber artificialmente sucesivamente las dimensiones: 1. de la purificación de la memoria, 2. de la
separado el aspecto unitivo del procreativo (a la sexualidad, ndt), ha educación del presente afectivo y, finalmente, 3. de la espera orante del don del
irremediablemente reducido la amplia esfera de la afectividad al sólo ejercicio sacerdocio y de la relativa gracia de estado que de él procede, tan esencial para
de la genitalidad, privándola de aquel contexto de “definitividad” que le es vivir el sacro celibato. Lo dicho hasta aquí, si todavía fuera necesario, nos
propio y, como consecuencia, se le ha simplemente “aligerado” la importancia recuerda la importancia de la formación afectiva y la radical seriedad con la
y hoy, la ha decididamente banalizado. Tal situación es constatable sobre todo cual debe ser afrontada.
en la superficialidad con la que, no pocas veces, vienen realizados algunos actos
o gestos, los cuales, por su naturaleza propia, presupondrían una madurez y una No es tolerable que, durante el tiempo de formación, se censure o se afronte
definitividad que, en la mayor parte de los casos, no se dan, y esto sin la más sólo tangencialmente y superficialmente la cuestión afectiva. En el más riguroso
mínima turbación de las conciencias. No es un misterio que, en algunos respeto de la necesaria y canónicamente reconocida distinción entre el fuero
ambientes, algunos jóvenes vivan un ejercicio completo de la genitalidad, con interno y el fuero externo, es necesario que la dimensión afectiva sea expuesta
la desenvoltura con la que uno saludaría a otro saludándose de la mano! explícitamente a los superiores del seminario y en el caso en que esto no suceda
espontáneamente, sean ellos a cuestionar el tema. Ciertamente esto implica que
Se comprende con claridad que una situación cultural tal exija un atento ellos sean personas afectivamente maduras, reconciliadas consigo mismas y con
discernimiento de los formadores, los cuales están llamados a distinguirse en la propia dimensión psicoafectiva, no frustradas, y por lo mismo, al menos no
manera neta, entre los que provienen de una formación tradicionalmente tendientes a proyectarse sobre los demás los propios problemas irresueltos. Es
cristiana y conscientemente comprometida, en la recta comprensión de la necesario que hayan integrado los propios eventuales problemas psicoafectivos
afectividad y de la sexualidad, y quien, en cambio, proviene del mundo- para poder acompañar a los demás en este camino de maduración. Por tanto, es
mundano, totalmente inmerso en él, y por lo mismo no es imaginable, aún con necesario que la elección de los formadores sea particularmente ponderada y
la ayuda de la gracia, que improvise comportamientos radicalmente diversos. tenga en consideración, no sólo las competencias teológicas y pastorales, sino
además, y a los mejor sobre todo, de la madurez psicoafectiva y del equilibrio
Tal juicio no implica necesariamente la creación de itinerarios formativos armónico general de la persona.
diferenciados, ni comporta la imposibilidad de alcanzar a aquel equilibrio
estable exigido del compromiso celibatario, previo a la sagrada Ordenación, Aún en el reconocimiento de la indispensable dimensión de la responsabilidad
sino ciertamente solicita una progresiva y radical consciencia, sea de la parte personal en el desarrollo formativo, es siempre necesario mantener clara la
del candidato, sea de la parte de los formadores, no separada de una buena dosis distinción entre educadores y educandos, entre aquellos a los cuales ha sido
de humilde realismo y de un camino serio y comprometido, porque no se trata asignado por el Obispo de ocuparse de la formación de los futuros sacerdotes y
solamente de vencer vicios y de adquirir virtudes, sino de combatir y vencer, en los candidatos a la ordenación. Cualquier equívoco en tal ámbito sería portador
sí mismos, aquella que es una estructura antropológica mutada por la cultura de graves consecuencias, sin contar la ineficacia de la misma acción educativa.
dominante y por ella continuamente replanteada.
La purificación de la memoria
¡Es necesario ser verdaderamente libres! Se crea una situación de osmosis con Mencioné antes cuánto es indispensable distinguir, entre los candidatos,
tal cultura dominante y, si no se está atento y vigilante, se termina con el ser aquellos que provienen de una formación motivadamente cristiana y, por tanto,
anestesiados a través de una especie de sedante que “gota a gota” mundaniza. han sido presumiblemente educados en el auténtico significado de la afectividad
humana, y aquellos que, totalmente inmersos en el mundo y en sus costumbres
Un tal contexto desorientado y desorientador no tiene consecuencias solamente afectivo-sexuales, se han convertido, han sido llamados y han tocado a las
en la esfera psicosexual, sino repercute en el ámbito total de las personas. Crecer puertas del seminario.
en un contexto híper erotizado en el cual, casi inconscientemente, se respira una Para ambos es necesario recorrer un auténtico e integral camino de purificación
sexualidad desordenada, tiene consecuencias también en el actuar cotidiano de de la memoria, sea del punto de vista espiritual, sea del punto de vista moral o
las personas y en su modo de relacionarse. psicológico.
El verdadero drama, además, en este contexto está constituido por el hecho
hasta los mismos sujetos, víctimas, conscientes o no de la deriva psicoafectiva, No es posible purificar la memoria, sin “hacer memoria”. Evitando el riesgo
viven en una radical insatisfacción, determinada únicamente por la atonía entre de permanecer atascados en los pantanos del recuerdo y de las consecuentes
aquello por lo cual el hombre ha sido creado, con el consiguiente profundo reacciones sensibles, es necesario al menos en el fuero interno, una
significado de su propia afectividad, y cuanto él vive actualmente. “desarmada” narración de la propia historia afectiva, para presentarla a Dios, en
El corazón del hombre está hecho para la definitividad. Cualquiera que sea la su belleza y en su problemática, en sus frutos y en sus caídas, en sus errores
vocación, virginal o esponsal, a la que Dios llama, es únicamente la esporádicos y accidentales o en sus límites estructurales y reiterativos. “Hacer
definitividad a determinar la real contentamiento. Imagen y semejanza de Dios, memoria” significa favorecer aquel sano realismo, ¡sin el cual es simplemente
Amor infinito, el hombre advierte entre las propias necesidades elementales, imposible cualquier camino auténtico de sanación! “Hacer memoria” significa
aquella de la verdad, de la libertad, de la belleza, de la justicia, del amor y, como permitir al menos al superior del fuero interno –el director espiritual-, conocer
síntesis de todo, -hoy tan poco comprendido, aunque si buscada y a veces realmente la historia personal del candidato, de recoger el mayor número de
pretendida- ¡la felicidad! Cada uno percibe cómo la satisfacción de cada una de elementos de su camino vocacional, para poder establecer un camino formativo
estas necesidades necesita, es más exige, la totalidad. Ninguno aceptaría, verdaderamente eficaz, o sea, capaz de acompañar a una suficiente integración
serenamente y supinamente, de ser “un poco” pleno, sea experimentalmente sea
de la dimensión afectiva y a una presumible fidelidad al compromiso “todos” los candidatos al sacerdocio, imponiendo, sin ningún discernimiento
celibatario. previo, indiscriminadamente a todos, de hacer uso de ella, sin la obligatoria
Queridos amigos, más que callar aspectos fundamentales y relevantes de las distinción entre la así llamada “neurosis fisiológica” –que todos tenemos- y
propias experiencias afectivas, es mejor hablar con alguno, aunque sea fuera del aquellas patológicas, que requieren una intervención de carácter clínico; se
seminario, con los así llamados “sacerdotes externos” o con un sacerdote de creyó que era posible interiorizar los valores evangélicos, incluso el del
confianza, los cuales, si es necesario, puedan ayudar progresivamente a celibato, no gracias a un encuentro personal, fascinante y vivificador con Cristo
proponer el tema de la afectividad, y si fuera oportuno explicitarlo, allí donde –come es obvio-, sino a través de varios procesos de desestructuración de la
el haber callado algunos elementos esenciales, se llega a corromper la misma personalidad y presuntas, mal logradas reestructuraciones, inclusive de los
rectitud de intención. supuestos valores antes mencionados…
La purificación de la memoria que tiene una fase inicial y fundamental en el La causa de dispensa de los compromisos derivados de la sagrada ordenación,
tiempo de formación seminarística, pero que dura por la entera vida terrena, incluso el celibato, documentan estos trágicos errores en el abuso o en el uso
exige, y en cierto modo implica, una radical humildad. San Ignacio de Loyola, errado de las ciencias humanas, en la formación al sacerdocio ministerial. Si
en sus Ejercicios Espirituales es maestro en el arte del discernimiento de son usados con los debidos criterios y allí donde se manifiesta útil, entonces
espíritus, íntimamente ligado a la purificación de la memoria. Cada uno puede tales ciencias humanas resultan adecuadas.
hacer experiencia de cómo la fragilidad de nuestra naturaleza humana y el límite
de la memoria pueden permitir, y a veces en modo obstinado, la persistencia de El don del carisma celibatario florece, viene progresivamente acogido y
imágenes y de recuerdos que, aún sometidos al “Poder de las llaves” y de la madurado, hasta definir la misma personalidad psicológica del sacerdote
divina Misericordia, y por lo mismo destruidos por Dios, continúan sus insidias únicamente en la relación íntima, prolongada, real e interpersonal con Jesús de
y algunas veces a llegan a asediar la vida espiritual. Nazaret, ¡Señor y Cristo! Sólo la intimidad orante con el Señor, la progresiva
asimilación de su vida, de sus palabras, de sus pensamientos –“Tened entre
La cultura contemporánea tiende a “atiborrar” a los jóvenes con imágenes y, vosotros los mismos sentimientos de Cristo Jesús” (Fil 2,5)- permite acoger y
por tanto, de “recuerdos” un tiempo inimaginables. Es suficiente pasear por las vivir el celibato, no como un elemento extraño a la propia persona, que debe ser
calles de cualquier ciudad, para ser sometidos a un verdadero linchamiento de penosamente soportado, sino como una redefinición de sí mismo, que nace del
imágenes, para no hablar de la televisión y, aún más, de Internet. encuentro con Cristo y del cambio y de la vida nueva, que tal encuentro genera.
De la experiencia del estudio de las tristes causas de exoneración de los El celibato es, por excelencia, aquel nuevo horizonte que tal vez jamás
compromisos de la ordenación o dispensa de votos, me parece poder resaltar habíamos imaginado y que el encuentro con Cristo ha radicalmente
que con el mal uso de media hora en Internet, se puede ver aquello que, en el manifestado.
pasado, ¡ni siquiera en una entera existencia era posible encontrar! Además, -todos lo experimentamos- a la vocación sacerdotal corresponde,
Si los candidatos al sacerdocio provienen de este tipo de experiencia, es misteriosamente pero realmente, un extraordinario florecimiento de lo humano.
indispensable que ellos mismos elijan y sean ayudados a realizar un corte ¿Qué cosa sería de nuestra humanidad sin Cristo, sin la vocación que él nos ha
radical, pero que es indispensable, aún sólo para imaginar la posibilidad de una donado? Junto a la llamada al sacerdocio ministerial, el Señor permite un
fidelidad al compromiso celibatario. florecimiento de nuestra humanidad, su purificación, una inesperada y
Todos los recuerdos no purificados durante los años de formación y los malos extraordinaria dilatación, para que ella sea progresivamente capaz de acoger, en
hábitos no superados, regresan al campo de juego, determinando serios modo definitivo, un carisma tan extraordinario y vivirlo como testimonio
problemas de equilibrio psicoafectivo y, a veces, dolorosísimas situaciones supremo a Cristo, en la cotidianeidad de la existencia ministerial.
espirituales, morales y psicológicas.
El mundo –también en el dramático tiempo de los escándalos, vergonzosos y
La purificación de la memoria podría aparecer como una “misión imposible” contra los cuales es necesario actuar con todas nuestras fuerzas, sea del punto
pero nosotros sabemos, queridos amigos, que ¡nada es imposible para Dios! En de vista de la formación, que bajo el perfil de la penitencia y oración reparadora,
tal sentido, la obra esencial de tal purificación, realizada y firmemente buscada como también y seriamente bajo el aspecto disciplinar y penal- no ataca nuestra
por la inteligencia, por la libertad y la voluntad humanas, es perfeccionada por actuación social, ni nuestras obras de caridad; no puede tolerar el testimonio de
la gracia sobrenatural, que llega a nosotros a través de una intensa vida espiritual la castidad por el Reino de los Cielos y la consiguiente acción educativa, que
y sacramental. ¡Aquello que podría parecer imposible a nuestros ojos, es posible de ella brota.
por la intervención constante y eficaz de Dios, el cual, si es capaz de “sacar
hijos de Abraham de las piedras”, puede plasmar hombres equilibrados, Si la vida monástica ha sido siempre fascinante, cuando es realmente tal, no
íntegros, reconciliados con la memoria del propio pasado y castos, también en olvidemos jamás, queridos amigos, que, paradójicamente, el testimonio de un
este tiempo, tan desorientado y desorientador del punto de vista psicoafectivo! sacerdote secular, o sea, inmerso en su tiempo y en su sociedad, en ciertos
aspectos puede ser más impactante. Nosotros no somos monjes separados del
mundo, a los cuales contemplar con mirada sentimentalista, somos hombres
Educación del presente afectivo plenamente insertos en nuestro tiempo, “en” el mundo, pero no “del” mundo, y
La Exhortación apostólica “Pastores dabo vobis” en el número 44, afirma: testificamos, con nuestra opción celibataria, que Dios existe, que llama así a los
“Puesto que el carisma del celibato, aun cuando es auténtico y probado, deja hombres, que puede dar significado a la existencia entera y que vale la pena
intactas las inclinaciones de la afectividad y los impulsos del instinto, los gastar, por Él, nuestra vida.
candidatos al sacerdocio necesitan una madurez afectiva que capacite a la
prudencia, a la renuncia a todo lo que pueda ponerla en peligro, a la vigilancia La intimidad divina, condición imprescindible en la formación celibataria, se
sobre el cuerpo y el espíritu, a la estima y respeto en las relaciones cultiva sobre todo con la oración, en la cual debemos estar totalmente inmersos;
interpersonales con hombres y mujeres”. Con un lenguaje extraordinariamente “Conversatio nostra in Coelis est”; diversamente en la tierra nos agitamos ¡pero
realista, y, por algunos detalles “nuevo” a los documentos pontificios, el beato no realizamos nada! Formarse en una radical fidelidad a la Santa Misa diaria, al
Juan Pablo II nos ha entregado un pilar de la formación afectiva al celibato. Las Oficio divino, a la adoración eucarística, a la oración mental cotidiana, al rezo
inclinaciones de la afectividad y las pulsiones del instinto no vienen canceladas del santo Rosario, que cotidianamente encomienda a María el propio sacerdocio
o modificadas por el carisma del celibato, el cual –como afirma el texto- ¡los es el “coeficiente mínimo” para poder aún sólo esperar en vivir el celibato. Un
deja intactos! Es por tanto necesario educar el propio presente afectivo, sea en sacerdote que no ora, que no advierta la urgencia de la celebración diaria de la
la dimensión de las inclinaciones, sea en aquella de las pulsiones, porque no Eucaristía, superando las infundadas teorías del “ayuno eucarístico” y los
suceda de imaginar un futuro sacerdote que, bajo el aspecto psicoafectivo- escandalosos “días libres” en los cuales aparentemente se libera también de la
sexual, sea radicalmente diferente del propio presente seminarístico. relación con Cristo –¡que cosa más triste que un sacerdote se libere de Cristo!-
Es necesario comprender cómo el importantísimo tiempo del seminario sea , difícilmente podrá vivir serenamente y eficazmente el propio celibato. En el
dado también para trabajar sobre el propio equilibrio psicoafectivo, para tiempo del seminario es necesario formarse en estas dimensiones indispensables
integrar las propias inclinaciones y pulsiones y para escoger y “afilar” aquellas de la vida sacerdotal, suplicando a la gracia sobrenatural que ellas no sean sólo
armas esenciales para la lucha, que dura toda la vida. La conciencia que el hábitos buenos y virtuosos, sino que se conviertan en una auténtica estructura
carisma del celibato es un don sobrenatural del Espíritu, impone que, en la psico-antropológico-espiritual, en la cual la misma identidad personal es
formación del celibato, se reconozca el primado absoluto de la gracia. definida.
Si es necesario reconocer y utilizar prudentemente los avances de las ciencias
humanas, en particular de la psicología, a condición de que tengan una El sacerdote no sólo celebra la santa Misa, sino que ella se identifica porque
concepción antropológica netamente cristiana, es preciso admitir no pocos progresivamente, pero realmente, la santa Misa se convierte en su vida, y ¡él
errores cometidos en ese ámbito en los decenios pasados. Se pensó de poder “es” la santa Misa que celebra! En esta dimensión claramente sobrenatural, a la
delegar a la ciencia humana aquello que, en cambio, era competencia de los cual uno se educa y viene educado, cada pensamiento, cada palabra, y,
formadores, esenciales mediadores de la acción misteriosa y sobrenatural de obviamente, discordancia con la grandeza de la propia vocación, deben ser
Dios; se pensó que la psicología podía ser la panacea de “todos” los males para evitados, ciertamente, por su valor pecaminoso, pero también –y diría
sobretodo- por la infelicidad que generan en su total inadecuación con la verdad, experiencia del Resucitado, que viven la Iglesia como un pueblo elegido por
sea del sacerdocio, sea de las acciones ministeriales el sacerdote realiza. Dios y como su verdadero Cuerpo, que hoy camina en el tiempo y en la historia.

Las ciencias humanas pueden constituir una ayuda válida para conocer, al Aquel gigante de santidad y también de sabiduría humana que fu san Benito, en
menos a grades rasgos, las dinámicas fundamentales de la psique y de la su Regla, invita, sin duda alguna, de alejar del monasterio a cualquiera que
afectividad, pero el mejor de los psicólogos puede indicar cuáles son los entrase por razones diversas que la búsqueda de Dios. Creo que la misma
problemas que existen, puede ofrecer una ayuda verdaderamente preciosa, pero claridad y firmeza deba ser utilizada en el discernimiento sobre el ingreso y la
ciertamente no puede resolverlos. ¡Sólo Cristo salva en plenitud! continuación en la comunidad del Cenáculo que es el seminario.
Todavía, dos elementos me parecen esenciales en la formación del propio
presente afectivo: la relación con el mundo y el papel de la Todos los límites pueden ser sufridos soportados y sobrellevados por la
formación intelectual. comunidad del seminario que es, por naturaleza propia, una comunidad
formativa y de transición –ni siquiera los apóstoles permanecieron toda la vida
En la relación con el mundo –ya ampliamente descrito en el primer punto de la en el Cenáculo-, pero la falta de recta intención y el permanecer en el seminario
presente relación-, aparece con una evidencia preocupante cómo, demasiado por razones diversas de aquella que es buscar y servir a Dios y su a Iglesia no
frecuentemente, en la formación seminaristica se verifican con impresionante puede ser tolerada, porque impide cualquier camino auténtico de conversión y
ingenuidad. Si en los años Cinquenta-Sesenta era para algunos, necesario real formación. La comunidad del Cenáculo, y por tanto el seminario, es una
abrirse al mundo o, por lo menos, mostrar nuevamente, en modo comprensible comunidad orante. ¡El sacerdote es y debe ser un hombre de oración! Una
el mundo, toda la belleza del cristianismo, hoy estamos inmersos en el peligro comunidad seminarística que no tuviera su centro en la dimensión de la oración,
opuesto: el de estar totalmente sumergidos en el mundo. muy difícilmente lograría asumir su propio deber.

Considero que, en las actuales circunstancias, sea simplemente imposible La oración no es una interrupción de las cosas que se deben hacer, sino al
recorrer un camino serio y comprometido de formación a la perfecta castidad contrario, se interrumpen a veces la oración para realizar cosas, y también en
por el Reino de los Cielos, si no se es capaz de vivir el corte radical con el las otras obras es necesario custodiar un espíritu orante. La reforma del clero,
mundo, que es, sobretodo y ante todo, un tajo con su mentalidad. Por lo demás, tan deseada por varias vertientes, no podrá sino ser fruto de un redescubrimiento
sólo así se puede servir a la sociedad. ¿Puede un seminarista tener los mismos radical de la dimensión sobrenatural del ministerio y del consiguiente primado
e idénticos hábitos de cuándo era un animador parroquial o un joven de la relación orante con Dios. Primado que, en la misma oración oficial del
universitario en el mundo? ¿Puede, en aquellas fugas en las que se convierten seminario, debe transparentarse claramente: la fidelidad a la liturgia, así como
los tirocinios pastorales, frecuentar los mismos lugares, con las mismas la Iglesia determina que sea celebrada, por el cuidado de cada gesto, de cada
actitudes? postura. En esto no pueden haber formulismos. La justa forma, además, ayuda
a la custodia y a la transmisión de la sustancia.
No se trata aquí, queridos amigos, de esclerotizarse en comportamientos
ridículos o incapaces de auténticas relaciones interpersonales; se trata Junto a la oración de la Iglesia, constituida no sólo de la santa Misa y del Oficio
simplemente de huir las ocasiones próximas de pecado y de no exponer divino, sino también de la Adoración eucarística, del santo Rosario y de cada
sistemática y reiteradamente la propia psique, la propia emotividad y el propio acto de piedad, que sostenga y alimente la fe, la comunidad del seminario está
cuerpo a situaciones que, inevitablemente, hacen todavía más difícil la perfecta llamada a educar a los futuros sacerdotes también en la oración personal, el
continencia por el Reino de los Cielos. silencio, a la meditación y a los espacios de real intimidad divina.
Tratándose de una “educación”, ella no puede dejarse únicamente a la
El último aspecto tiene que ver con la importancia de la formación teológica, responsabilidad o a la creatividad personal, sino que deben ser propuestos
también en el camino de educación al celibato sacerdotal. Una sana cristología, algunos momentos de silencio y Adoración eucarística que, aún conservando el
fiel al dato escriturístico, a la Tradición, al Magisterio ininterrumpido, debe carácter opcional, en orden a la adhesión, son sistemáticamente integrados en
poner bajo la luz la realidad extraordinaria de la humanidad de Jesucristo y de el camino diario o semanal. Mi experiencia personal es que la inserción de una
la belleza de ser configurados con Él, y por tanto, también a Su humanidad hora de Adoración eucarística cotidiana en el camino formativo, tiene efectos
perfectamente casta, con la ordenación sacerdotal. Una eclesiología que no extraordinarios en la formación de los seminaristas, crea una costumbre con el
quiera traicionar la verdad, no puede reducir a los sacerdotes a “funcionarios de Señor que, en el tiempo del ministerio, sostiene y ayuda a advertir la nostalgia
Dios!, sino debe reconocer, al interno de un contexto sobre todo sobrenatural, del “estar con Jesús”, empujando la libertad a buscar constantemente esos
el misterioso y necesario deber distinto, esencialmente y no solo de grado, del momentos.
sacerdocio bautismal y en relación a la promoción de este.
La espera orante del don del sacerdocio orienta, además, toda la oración. No se
Estoy profundamente persuadido que una cierta fragilidad teológica, difundida ora independientemente de la vocación recibida, sino, partiendo de esa, se pone
en no pocos ambientes académicos, tenga grave responsabilidad, también en lo delante del Señor casi pregustando las dulzuras del ministerio. Pregustando la
que respecta a las vocaciones sacerdotales, las cuales, sin adecuadas razones – celebración de la Santa Misa, la administración de la Divina Misericordia,
como es lógico- no soportan el impacto violento y persistente con el mundo. pregustando la intimidad divina que, con la ordenación sacerdotal, se convierte
en ontológica y a la cual estáis llamados a prepararos interiormente. Del punto
Y concluyo esta profundización sobre la educación del presente afectivo, de vista humano nada se improvisa y del punto de vista divino nada se anticipa.
subrayando una vez más el primado absoluto e incontrovertible de la gracia en En este sentido, deben de ser superados los temores, también con fecha de los
la formación al celibato. Contemplemos la Misericordia, comprendida, años setenta, de excesiva “proximidad” a las cosas de Dios. Es necesario
celebrada en el sacramento de la Reconciliación y continuamente invocada. Ella despertarse, ¡la historia camina hacia delante! Si hoy existe un auténtico
es la primera medicina para sanar de los límites de la concupiscencia y vivir, en problema, de tener siempre en consideración, es el de la fragilidad y de la
modo progresivamente siempre más perfecto, aquella continencia por el Reino identidad sacerdotal que, también causado por no pocas fluctuaciones
de los Cielos, tan estrechamente ligada al ministerio presbiteral, tanto que teológicas, no es suficientemente delineado y, sobre todo, sólo raramente
induce a la Iglesia a escoger a sus sacerdotes sólo entre aquellos que han coincide con la misma identidad psicológica del candidato.
recibido dicho carisma. Aquello que aparece imposible a las solas fuerzas
humanas, es experimentalmente posible por la gracia, en la cual, continuamente San Juan María Vianney, modelo de los sacerdotes, que hemos podido conocer
y sin límites, es necesario confiar. mejor gracias al Año Sacerdotal, es ejemplar precisamente por la total
identificación con el propio ministerio. Condición de la eficacia apostólica, pero
también de la paz interior, de la serenidad y, sobre todo, del sentido de plena
La espera orante del don del sacerdocio realización del sacerdote, al servicio de Dios, de la Iglesia y de los hombres.
La comunidad del seminario tiene su modelo supremo en el Cenáculo de
Jerusalén, en el cual los apóstoles, realizada la experiencia de Jesús Resucitado
y abrazados en torno a Èl, viven en espera orante del don del Espíritu, que los Conclusiones
hace capaces de hablar lenguas nuevas, de anunciar eficazmente el Reino, de Al finalizar este largo recorrido, podemos entresacar algunas conclusiones que,
sanar con la potestad sacramental y de realizar cualquier otro acto del ministerio aunque no son definitivas, pueden orientar el recorrido de la formación afectiva
auténtico, entonces el seminario vive, se nutre, camina y crece como verdadero durante el tiempo del seminario. Por sencillez y claridad, las enumeraré:
y propio Cenáculo. Como en el Cenáculo, todos los apóstoles han hecho la
experiencia de la relación personal con Jesús y lo han visto resucitado, así cada 1. La memoria de las propias vivencias psicoafectivas y sexuales constituye un
seminario debe ser una comunidad de hombres que han encontrado a Jesucristo elemento fundamental de un camino que quiera ser realmente fructuoso, sobre
y cuya vida ha sido transformada por ese encuentro; hombres que han hecho la todo en la conciencia vigilante y constructivamente crítica de la situación
cultural contemporánea, en la cual la mudanza de la objetividad del
conocimiento al más arbitrario subjetivismo, con el relativismo que se
desprende y que está al orden del día.

2. En la formación afectiva es necesario reconocer el primado absoluto de la


Gracia, sin la cual no es siquiera posible imaginar una vida realmente casta. Tal
primado se reconoce y se vive en el primado de la dimensión espiritual, hecho
de oración y de vida sacramental, y en la progresiva delineación, también
psicológica, de l personalidad presbiteral.

3. Es necesario que la comunidad del seminario encuentre el justo


equilibrio entre el anhelo misionero, que no lo debe transformar en una
comunidad centrífuga, y el ser, como el Cenáculo de Jerusalén, abrazada
alrededor de Jesús, con María en la espera del don del Espíritu para la misión,
pero jamás cerrada en sí misma.

4. La identificación, ya desde el tiempo del seminario, con el ministerio que, a


su tiempo, será confiado, favorece la justa orientación de la formación afectiva.
A diferencia de las épocas precedentes, hoy el seminarista es la figura
jurídicamente más frágil al interno de la vida eclesial, porque no es clérigo
sino hasta el diaconado –por una justa salvaguarda de su libertad-, aún
viviendo todos los deberes disciplinares y de obediencia propios del estado
clerical. Tal debilidad jurídica no debe determina una situación de
incertidumbre, como si el ser seminarista no coincidiera ya, en modo
perspectivo, con un determinado estado de vida, comprometido, por lo menos a
dar testimonio de Cristo con el esfuerzo de formación ofrecido con la propia
vida, en la perfecta continencia por el Reino de los Cielos.

5. La formación teológica tiene un papel fundamental también en la formación


afectiva. Debe evitar el extraviarse entre las opiniones de varios teólogos,
permaneciendo fiel a cuanto es solicitado por la Sapientia Cristiana, en la cual
se indica el estudio de la Sagrada Escritura, de la Tradición milenaria de la
Iglesia y del ininterrumpido Magisterio, como el esqueleto irrenunciable del
ciclo institucional. Evitar el relativismo teológico y proponer la doctrina cierta
contribuye en modo determinante a la configuración de una estable
personalidad sacerdotal y, con ella, a una motivada formación afectiva.

También la correcta hermenéutica de los textos del Concilio Vaticano II, según
la reforma de la continuidad, indicada repetidamente sea por el beato Juan Pablo
II, sea por el Santo Padre Benedicto XVI, es un factor indispensable para el
crecimiento eclesial sereno y auténtico, capaz de superar, eliminando al nacer,
los motivos de las contraposiciones (del todo mundanas y políticas) entre
“innovadores” y “conservadores”, que tanta contaminación han llevado al
cuerpo de la Iglesia.

6. ¡El seminarista de hoy será el sacerdote de mañana! Si es verdad que, del día
de la ordenación sacerdotal en adelante, se aprende a ser y a vivir como
sacerdote, es también verdad que, sobre todo del punto de vista de la formación
afectiva, nada puede ser improvisado. Es más prudente, y moralmente exigible
por sí mismo, esperar algún tempo antes de solicitar la admisión a la ordenación
sacerdotal, antes que atentar a ella, sin haber resuelto las cuestiones
fundamentales de la propia afectividad. En este campo, como en aquello
doctrinal, es preciso una probada maduración y no una simple ausencia de
impedimentos.

Encomiendo a la Santísima Virgen María, tierna Madre de los sacerdotes, estas


reflexiones, en la segura esperanza que, mirándola a Ella, ejemplo sublime de
afectividad reconciliada, capaz del más auténtico, profundo y fecundo amor, en
la perfecta castidad, podamos caminar en la espléndida vía del sacerdocio, que
nos hace, a título del todo especial, sus hijos.

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