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La peculiar historia del carbono 14 (14C). Este raro y escaso elemento de la naturaleza es
desde hace mucho tiempo un asiduo protagonista en las noticias sobre ciencia e historia.
Gracias a las dataciones por el método del carbono 14 ha podido establecerse una
cronología absoluta de las edades y la evolución del hombre desde la prehistoria hasta
nuestros días. Esto lo convierte en una valiosísima herramienta para el estudio de nuestro
pasado.
Pero empecemos desde el principio: ¿qué es el carbono 14? ¿de dónde procede?
y sobre todo ¿cómo se utiliza para determinar la antigüedad de algo?
Para saber qué es el carbono 14, antes debemos conocer un poco la estructura de los
elementos químicos: Los átomos se componen principalmente de un núcleo y una «nube»
de electrones que gira alrededor de éste. Dentro del núcleo se encuentran los protones (que
son los que realmente dan las características químicas al átomo) y los neutrones, que
contribuyen a dar estabilidad al núcleo y que junto con los protones determinan la masa
atómica del mismo.
En el caso del átomo común de carbono (C), el núcleo está compuesto por seis protones y
seis neutrones, y su masa es, aproximadamente, de 12u (unidades de masa atómica, cuyo
cálculo excede las pretensiones de este post). El carbono constituye el elemento esencial de
toda la química de la vida, y se encuentra presente en gran abundancia en todos los
organismos vivos del planeta, así como en el suelo y en la atmósfera.
Otro elemento que también se halla en abundancia tanto en el suelo como en la atmósfera
es el nitrógeno (N), cuya masa atómica es 14. El ochenta por ciento del aire que respiramos
es, básicamente, nitrógeno.
Estamos en realidad viviendo dentro de una gran sopa de moléculas de nitrógeno que es el
aire, que constantemente entra y sale de nuestro organismo. Por suerte para nosotros, el
nitrógeno, en su forma molecular N2 es incoloro, inodoro e insípido, y para nosotros es
totalmente inocuo.
Pues bien, la apasionante historia del carbono 14 comienza precisamente con el nitrógeno
atmosférico, especialmente a determinadas altitudes, donde los átomos de nitrógeno se
encuentran expuestos a las radiaciones de partículas que constantemente bombardean
nuestro planeta procedentes del espacio. Esta radiación, conocida como «rayos cósmicos»
tienen la capacidad de alterar los núcleos de aquellos átomos que encuentran en su camino,
liberando neutrones en estos choques (El proceso de formación de estos neutrones también
excede el propósito de este post).
Pero como dijimos antes, son los protones los que proporcionan al átomo sus características
químicas. Al perder el átomo de nitrógeno uno de sus siete protones, automáticamente se
convierte en un átomo de carbono; un átomo de carbono muy especial, con seis protones
y… ¡ocho neutrones! Acabamos de asistir al nacimiento de un átomo de carbono 14, a la
transmutación de la materia por obra y gracia de la radiación emitida por moribundas
estrellas lejanas hace miles, tal vez millones de años. De todo el carbono presente en la
naturaleza, el 98,89% es «carbono 12» (C), un 1,11% es «carbono 13» (13C) (un isótopo
estable del carbono que contiene un neutrón de más), y tan sólo un 1x10E-10 , o sea, un
0,0000000001% es «carbono 14» (14C). Como se puede ver, la proporción de carbono 14
es ínfima, pero aún así, perfectamente medible con la tecnología actual.
Y ahora es cuando el carbono 14, este raro isótopo radiactivo del carbono, va a jugar su
importante papel: como todos los isótopos radiactivos, el carbono 14 es un átomo inestable.
Su equilibrio «natural» ha sido alterado y tarde o temprano lo recuperará de nuevo.
Como es lógico, y debido a este problema, los criterios de selección para datar una muestra
son extremadamente cuidadosos. Se eligen muestras cuyo valor material sea el menor
posible; a veces basta con un pequeño trozo de un resto orgánico para poder establecer la
edad de un extenso conjunto de restos. Se procura escoger aquellas muestras que permitan
la datación de un conjunto de restos de forma indirecta, por comparación con otros
presentes en el mismo nivel de excavación del mismo yacimiento. En la datación por
carbono 14 siempre se busca obtener la mayor cantidad de datos directos o indirectos con la
menor cantidad posible de destrucción de restos.
Y en este preciso momento, es cuando la ciencia y la historia se van a dar la mano para
alcanzar un mismo objetivo. La datación por el método del carbono 14 tiene su propia
historia, digna de ser estudiada con detenimiento, y que yo resumiré aquí lo más
brevemente posible. El origen de este procedimiento de datación se encuentra en las
investigaciones realizadas durante la Segunda Guerra mundial sobre la separación de
isótopos de Uranio para la fabricación de la bomba atómica.
Willard Libby
El químico Willard Libby, encargado de separar los isótopos de Uranio que posteriormente
se emplearían para arrasar Hiroshima y Nagasaki, se convirtió después de la guerra en un
experto en el estudio de la radiactividad en los tejidos vivos, y fue el primero en idear un
método para utilizar el carbono 14 como «reloj atómico».
Su método consiste en quemar la muestra una vez limpiada de impurezas, de forma que el
carbono contenido en la misma se convierta en dióxido de carbono (CO2). Un vez
purificado este CO2, se introduce en un aparato llamado «contador proporcional». El
contador proporcional cuenta el número de electrones emitidos por la muestra (cada
descomposición atómica del carbono 14 emite un electrón).
Aunque Libby obtuvo el premio Nobel por su procedimiento de datación, éste método es el
menos preciso y el que requiere una mayor cantidad de material para obtener una datación
fiable. Hay que tener en cuenta que depende del número de desintegraciones del carbono
14, que tiene un importante componente aleatorio. Aún así, el método de Libby consigue
dataciones con un error aproximado de sólo +-200 años, lo que para muestras muy antiguas
puede ser suficiente.
A estos átomos de carbono cargados y acelerados a gran velocidad se las desvía mediante
potentes electroimanes, de manera que describan una curva. Mientras el carbono «normal»
se desvía más por su menor masa, los isótopos del carbono (C13 y C14) siguen trayectorias
distintas (tienden a desviarse menos de su trayectoria por su mayor masa e inercia) y
terminan en detectores distintos. De esta forma puede medirse con exactitud la cantidad de
átomos de la muestra independientemente de su actividad radiactiva, y con mucha menor
cantidad de material. Mientras el método original de Libby precisaba de muestras de hasta
1kg, la espectrometría de masas puede obtener resultados satisfactorios con sólo 1mg de
material.
A pesar de todo, el proceso de datación no termina aquí: resulta que a lo largo de los siglos
y los milenios, la radiación cósmica no ha sido siempre la misma, lo cual significa que hubo
periodos de mayor concentración de carbono 14 en la atmósfera y otros de menor
concentración, y esto puede aumentar el error de la datación. Además, la muestra podría
haber sido contaminada desde su depósito original, recibiendo aportaciones de carbono 14
extra que impedirían una datación correcta. Por otro lado, el cálculo de la vida media del
carbono 14 aún no ha sido establecido con toda exactitud, y se mantiene un margen de error
de +-30 años, por lo que las dataciones realizadas en la actualidad posiblemente tengan que
ser revisadas en un futuro.
Para concretar las dataciones por carbono 14, la comunidad científica debe realizar además
un proceso de «calibración» que les permita afinar los resultados y establecer una tabla
cronológica. Para ello se utilizan, entre otros métodos, la datación por carbono 14 de
muestras de edad conocida, como las de los milenarios pinos de Colorado o las secuoyas.
Estas tablas de calibración son establecidas por consenso por la comunidad científica y
publicadas en la revista Radiocarbon.
Existen otros métodos de datación radiológica además del carbono 14: el del uranio, del del
potasio/argón, la termoluminiscencia, etc, y otros de tipo físico-químicos, como el
paleomagnetismo, la racemización de aminoácidos y muchos otros. Siempre que es posible,
estos métodos de datación se usan de forma complementaria para obtener la mayor
precisión posible en cada caso.
Dificultades:
Conclusión:
Este radioisótopo del carbono está presente en todos los materiales orgánicos, y comienza a
disminuir su concentración tras la muerte del espécimen a un ritmo exponencial conocido,
es por esta razón que la concentración de carbono 14 se usa para determinar la antigüedad
de muestras orgánicas.
Bibliografía:
- www.amazings.es
- www.mundorespuestas.tk
- http://homepage.mac.com/uriarte/carbono14.html
- http://aula.el-mundo.es/aula/noticia.php/2002/01/14/aula1010767278.html