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1. Introducción:
E
l cimarronaje del siglo XVII, comprendido como el fenómeno mediante el cual
los esclavos expresaban formas de resistencia y desacuerdo con el régimen
político impuesto por la corona española, es un tema absolutamente
complejo y plagado de aristas (unas más visibles que otras), que se ha configurado
como un tema bastante seductor para los investigadores, desde las últimas décadas
del siglo XX, con notable vigor en Colombia, que cuenta con un amplio historial de
cimarronaje en diferentes regiones, que ha inscrito códigos fundamentales en las
culturas regionales y ha tenido un importante impacto en la composición étnica
colombiana, llegando incluso a dar nacimiento a una derivación del castellano,
reconocido por la Real Academia Española: el Palenquero.
Friedemann, Nina Sánchez de. Ma Ngombe: guerreros y ganaderos en palenque. Bogotá: Carlos Valencia
Editores, 1987.
2
Para el desarrollo del presente trabajo, usaré la metáfora del Tejedor, pues lejos del
status de resistencia otorgado a la historia de Biohó, se configura una realidad política
que consta de relaciones humanas interdependientes que tienen a Biohó como punto
de convergencia, eje, o crisol, y se articulan en torno a este, accionando el aparato
colonial, que se despliega sobre un territorio que hace las veces de “Director de
2
En ocasiones han sido estudiados algunos de estos “rostros”, como los de Bayano, o Domingo Biohó, sin
embargo, a veces el estudio de estos casos particulares ha significado un detrimento de otros personajes menos
visibles, que son eclipsados por los primeros, y que fueron componentes fundamentales de estos movimientos
“libertarios”, puesto que el liderazgo se ejerce sobre la vida humana, sea individual o colectiva.
3
Desde los albores de la conquista de las Indias, cuando se dio la necesidad de usar
negros esclavizados, provenientes en su mayoría de las costas del Golfo de Guinea 3,
para realizar algunos trabajos, como boga, minería, o pesca de perlas, el cimarronaje
fue una realidad latente en todo el territorio indiano, y un verdadero obstáculo para
mantener un orden político colonial y varias unidades étnicas totalmente escindidas,
obstáculo que no pudo ser sorteado completamente en algunas ocasiones, pues los
cimarrones se establecieron en algunos confines como los Montes de María en la
provincia de Cartagena, y con licencia colonial para tal emplazamiento comenzaría
una forma de mestizaje cultural y étnico cuyos efectos prevalecen en Colombia en el
siglo XXI.
En una escala intermedia de la radicalidad con la que un esclavo podía romper los
vínculos con su amo, encontramos lo que Debien llama el “Petit Marronage”, o
pequeño cimarronaje en su traducción al castellano, que es entendido como el
abandono transitorio o temporal de los hatos, sementeras, rozas, minas, galeras, o
rancherías, con varios fines, como el acceso a un salario mayor por unos días, o la
renegociación de las condiciones de sometimiento frente al amo, protesta por
maltratos, o el simple deseo de poner en apuros a sus amos.
3
Escalante, Aquiles. El palenque de San Basilio. Cartagena: Editorial Mejoras, 1979.
4
Navarrete, María Cristina. Cimarrones y Palenques en el siglo XVII. Cali: Universidad del Valle, 2003. P 22.
4
En tercer lugar, encontramos el “Grand Marronage”, que constituye una ruptura total,
o al menos el deseo de tal ruptura, con la condición de servidumbre. Este modo de
cimarronaje ha sido el más estudiado por la historiografía, pues es la expresión más
notable de rebeldía en el sistema esclavista.
La diferencia entre Rochela y Palenque estriba en que los palenques reciben este
nombre por ser fortificaciones protegidas por empalizadas, y han sido conferidas
5
Arrázola, Roberto. Palenque: Primer pueblo libre de América . Cartagena: Casa Editorial, 2003
5
En segundo lugar encontramos las personas, los actores de la trama colonial que
impulsan el desarrollo de los fenómenos y acontecimientos de relevancia que
habiendo sido depositados en documentos, configuran la trama del poder colonial, y
sus puntos de fuga.
En un tercer lugar encontramos las ideas, que en este texto no serán caracterizadas
como entidades aparte, sino como subsidiarias a individuos e inspiradoras de la
acción, como la idea de libertad que podemos adjudicar desde el siglo XXI a Domingo
Biohó, o la de autoridad y penalidad que podríamos conferir a personajes como Don
Jerónimo de Suazo Casasola, o Don García Girón, defensores acérrimos del
establecimiento colonial.
3.1. El Lugar.
Para comenzar, es vital hacer una caracterización del espacio donde se desarrolla
esta trama, y que a modo de tablas, propicia el trabajo de los actores, mientras los
historiadores hacen de público de una obra que se transmite de manera fragmentaria
y discontinua, pues los archivos mediante los cuales se accede a este entramado de
6
Para el espacio que nos concierne, nos enfocaremos principalmente en la zona que
comprende desde la Depresión Momposina, desde las juntas de los ríos Cauca y
Magdalena, hasta el Caribe por el norte, y en medio de los ríos Magdalena y Atrato,
teniendo en cuenta que el cimarronaje es un fenómeno regional, se harán algunas
referencias a la ciudad de Zaragoza en Antioquia y a Panamá, pues estos territorios
estuvieron asociados con la problemática cartagenera del cimarronaje.
6
Navarrete, María Cristina. Cimarrones y Palenques en el siglo XVII. Cali: Universidad del Valle, 2003. P. 101.
7
Grupo Muntú. Palenque, historia, libertad, cultura y tradición. Cartagena: Gobernación de Bolívar, 2008.
7
En el documento del Archivo General de Indias (AGI) nombrado como Santa Fe 213 8,
se expresa que los cimarrones se habían asentado en una ciénaga de unas 40
leguas con islotes no conocidos por los españoles, quienes padecieron fuertes
dificultades mientras daban caza a los cimarrones9, los cuales además de estar
fortificados representaban una amenaza para la región, donde podían unirse con
otros negros cimarrones10 como los de Zaragoza, o con piratas que navegaban la mar
del sur y zonas del caribe11.
8
A.G.I. Santa fe 213.
9
En Cabildos seculares: Audiencia de Santa fe, se expresa la espesura e irregularidad del territorio de los Montes
de María: Santa fe 63 N.38
10
Diego Fernández de Velasco, gobernador de Cartagena entre 1611 y 1618 expresa preocupación por haber
unos 500 negros cimarrones en la provincia que gobierna en: A.G.I. Panamá 16 R.8 N.5
11
A.G.I. Santa fe 38 R.6 N.5
8
12
12
Fuente: Ingeniero Héctor Andrés Castro. Universidad del Valle, Cali, Colombia.
13
Carta del presidente Alonso de Sotomayor. A.G.I. Panamá 15 R.4 N.33
14
Santa fe 57 A. N.33. F 1v
9
Aparentemente llegó como “pieza de ébano” al asiento del portugués Juan rodríguez
de Coutiño, de quien da fe Jerónimo Suazo de Casasola en Santa fe 212 16 y pasó a
trabajar aparentemente en las galeras, de donde se fugó con otros 5 esclavos, entre
los que incluía su compañera sentimental17.
La figura de Biohó aparece difusa entre los documentos de época, pues pocas veces
se hace alusión directa a su nombre, y aunque fuera el cimarrón más notable de
comienzos de siglo (XVII), el cimarronaje estaba lejos de depender de su figura, y
existían muchos otros palenques diseminados por el territorio neogranadino. Sin
embargo, aparece representado en las palabras de algunos gobernadores como
Suazo Casasola y García Girón, como en la crónica de Fray Pedro Simón, quien
alude a él despectivamente como “Dominguillo”, pues le resulta inconcebible que
pueda “Vestir a la [Manera] española”, entrar y salir de la ciudad de Cartagena a su
antojo, y portar una daga dorada18, mientras las leyes indianas prohibían a los no
españoles portar armas.
15
Grupo Muntú. Palenque, historia, libertad, cultura y tradición. Cartagena: Gobernación de Bolívar, 2008. P. 18.
16
A.G.I. Santa fe 212.
17
Fals Borda, Orlando. Palenque, Primer pueblo libre de América. Cartagena: Casa editorial, 2003.
18
Simón, Fray Pedro. Noticias historiales . Bogotá: Casa editorial Medardo Rivas, 1892.
10
La segunda expedición tuvo lugar en el año de 160219, con unos 30 hombres a cargo
del capitán Martín de Francisco, donde hubo una sangrienta confrontación entre
españoles y cimarrones, de donde resultaron muertos más de veinte españoles y
unos 6 cimarrones, mientras unos 14 negros fueron capturados, para ser decapitados
y posteriormente trasladar sus cabezas a la ciudad de Cartagena20, los demás
cimarrones se enmontaron nuevamente y erigieron una nueva fortificación sobre la
ciénaga.
19
A.G.I. Santa Fe 38 R.2 N.43
20
De este suceso da cuenta Orlando Fals Borda en documento número 30 de su libro Palenque: primer pueblo
libre de américa.
11
mineros para anexarlos a su ejército palenquero como consta por carta de Diego
Fernández de Velasco21, sucesor de Don Jerónimo de Suazo.
Don García Girón, Gobernador de Cartagena desde 1618-19, habla de Biohó como el
líder de los cimarrones de la provincia, lo describe como un negro “Belicoso y
Baliente” quien llevaba consigo todas las naciones de guinea presentes en
Cartagena, y era un receptáculo de todos los robos y asaltos hechos por negros, así
como de negros fugados.22 Es este gobernador quien se encargará dictaminar la
ejecución para Biohó en el año de 1622, luego de que la guerra en su contra, desde
1599, costara más de 200.000 ducados, que fueron recaudados de impuestos a los
esclavos ingresados en la provincia, donaciones de ciudadanos, y aportes de la caja
real.
Uno de los sucesos más interesantes en la vida de Biohó, ocurrió entre el pacto de
1605 y su muerte, cuando se dirigieron al palenque el alcaide de la santa hermandad
de Cartagena y otros cofrades, a quienes hizo desarmar para entrar al palenque,
diciendo que en su territorio no debían entrar personas armadas, exigencia a la que
cedieron los españoles, dando paso a un acto que en la actualidad llamaríamos de
soberanía, lo que podría reafirmar la tesis de Fals Borda al decir que Palenque fue el
primer pueblo libre de América.
21
A.G.I. Panamá 16 R.8 N.5
22
A.G.I. Santa Fe 38 R.6 N.176
23
Nombramiento Jerónimo de Zuazo Casasola. A.G.I. Contratación 5792 F.298-299 v (1598)
12
Suazo pretendía gravar los esclavos con el cobro de 1/3 del valor de los que entraran
a puerto, solicita merced al rey para implementar esta medida, en contraposición a la
tasa de 2 reales por cada esclavo, lo anterior con el fin de costear la guerra contra los
cimarrones, sin embargo, pareciera ser que esta solicitud fue denegada, pues aunque
no me fue posible encontrar la respuesta de la corona, es posible encontrar que en
tiempos del gobernador Don García Girón, hacia finales de la segunda década del
siglo, se continuaba cobrando la tasa de “2 reales por pieza”, y este gobernador
solicita merced para aumentar la tasa de 2 a 8 reales, lo que da fe de lo mucho que
se había agravado el problema del cimarronaje en la provincia de Cartagena.
La guerra desarrollada por Don Jerónimo, constaba del cobro del dicho impuesto y de
aportes de vecinos en su principal aspecto, con lo que se costeaban los cuadrilleros
necesarios para asegurar mínimamente los caminos, sin embargo, esta guerra
permeó más sectores que los españoles, pues llegó a implementar indios vasallos
para pacificar a los cimarrones24
24
Borda, Orlando Fals. Palenque, Primer pueblo libre de América. Cartagena: Casa editorial, 2003. P. 43.
25
Carta del Oidor Luis Merlo de la Fuente. A.G.I. Panamá 15 R.6 N.47
13
28
A.G.I. Panamá 12 R.8 N.103
14
29
Nombramiento García Girón. A.G.I. Contratación 5793 L.1 F.48-50v
30
García Girón. A.G.I. 5367 N.17
31
Cartas de Gobernadores. A.G.I. Santa Fe 42 R.5 N. 98
15
En el siglo XVII la santa hermandad en las ciudades representaba uno de los ejes
principales de la cohesión social, los asociados a esta eran quienes se encargaban
del establecimiento del poder español, pues estos aglutinaban sociedades en torno al
culto, como lo demuestra el profesor Orián Jiménez en su texto Esclavitud, libertad y
devoción religiosa en Popayán33 Donde da cuenta de la cohesión social que se
genera alrededor de los símbolos religiosos, especialmente en tiempos de crisis,
haciendo equiparables en este sentido a Popayán y Cartagena, como las demás
ciudades adscritas a la audiencia de Santa Fe.
Tal como los aparatos de poder o los de la resistencia, los rostros humanos son los
que dan cuerpo y acción a la santa hermandad, entre los que encontramos cuatro
nombres distinguidos principalmente en la guerra contra los cimarrones, los cuales
son: Diego de Torres quien pasó a Indias hacia el año de 1600 según José P.
Urueta34 y era reconocido como Hijodalgo y cristiano viejo, como consta en su
confirmación de oficio35
32
Santa Fe 38 R.6. N176
33
Meneses, Orián de Jesús Jiménez. «Esclavitud, libertad y devoción religiosa en Popayán. .» Historia Crítica N°
56 Abril- Junio 2015, 2015: 13-36.
34
Urueta, José P. Documentos para la historia de Cartagena. Bogotá, 1887.
35
A.G.I. Contratación 5250 N.1 R.40: Confirmación de santo oficio de Diego de Torres.
16
Tal como en las sociedades actuales, el delito es una parte fundamental del poder
político, no sólo porque los políticos se “Arrochelen” con mafias y permanezcan
amancebados con cabecillas criminales por ponerlo en términos coloniales, sino
porque el orden criminal suele ser el sustento del poder estatal, que se respalda en
el derecho penal como máxima instancia para dirimir pugnas.
Karl Marx, implementó una novedosa visión de la pena para el siglo XIX, concibiendo
el delito como una suerte de mercancía que es producida por los delincuentes 39, tal
como el zapatero produce zapatos en la actualidad, o el herrero que producía
herramientas en la sociedad colonial, estas mercancías son necesarias para el
funcionamiento de la sociedad, y Marx no teme en afirmar que el delito es un
componente fundamental de las sociedades “sanas”, pues este justifica la coerción y
la coacción, que de alguna manera llegan a ser necesarias para articular una
sociedad en torno a una jerarquía de valores.
Para el caso que nos convoca, Domingo Biohó activó alrededor de sí todo el aparato
legal y penal de la Cartagena de comienzos del XVII, justificando la creación de leyes,
acciones de gobierno, e incluso, gravámenes fiscales asociados a su figura, por lo
36
A.G.I. Santa Fe 149 N.32
37
A.G.I. Santa Fe 147 N.4
38
A.G.I. Santa Fe 38 R.6 N.176
39
Marx, Karl. Apología del Crimen. Madrid : Sequitur, 2008
17
que resulta bastante válido pensar a Biohó como un tejedor, un costurero de las
tramas de la historia, que se sirve de las tramas del poder para materializar un
objetivo, aunque este tenga importantes efectos colaterales que desembocarán en su
ejecución en 1622.
Expresa Orlando Fals Borda, en Palenque: Primer pueblo libre de América, como el
gobernador Don Jerónimo de Suazo ordena que todos los cimarrones que sean
prendidos (Capturados) sean castigados en plaza pública, amarrados con grillos al
rollo de la plaza, que representa la autoridad del rey (cabe preguntar ¿qué sería de
este símbolo si no existieran criminales para ser expuestos allí como escarmiento?),
tampoco tendría sentido la exposición de las cabezas de los cimarrones capturados
en las expediciónes de 1602 y 1605, si no tuvieran un fin persuasivo y legitimador del
poder colonial. Resulta paradójico, hasta irónico, pensar que el mayor obstáculo del
poder monárquico en Cartagena comenzando el siglo XVII sea también su mayor
razón de existir, y termine justificando acciones que podrían haberse considerado
excesos de poder (como el aumento al cuádruple del impuesto sobre los esclavos), y
siendo por últimas, un eje de la legitimidad del poder colonial.
5. conclusión.
Tal como las Santas Hermandades son eje principal de articulación de los vecinos y
pobladores de las ciudades y villas del mundo hispánico, los cimarrones son el crisol
por donde transitan las principales tramas del poder colonial al comienzo del siglo
XVII, determinando el accionar de las principales instituciones políticas, y con efectos
sociales que se yerguen como liminales entre el establecimiento y el mestizaje
desarrollado en todo el territorio indiano, con los cimarrones como unos de sus
principales actores del sincretismo cultural, todo a partir de convertirse en un óbice
político de gran envergadura.
La legitimación del poder monárquico por parte de los cimarrones, es una arista
fundamental del problema planteado, puesto que su existencia justificó cientos de
acciones que debieron desarrollar los gobernadores o miembros de la Santa
Hermandad, estas acciones, gracias a las formalidades y procesos del mundo
hispánico, quedaron depositadas en documentos a los que se puede acceder, y
mediante la crítica, comprender las realidades que subyacen a estos documentos,
donde un cimarrón (ex esclavo) tenía trabajando para sí – o en su contra- las
máximas autoridades del poder cartagenero. Lo que se traduce en una relación
simbiótica, pues mientras Domingo Biohó, justificaba y legitimaba las acciones y el
gobierno español, Don Jerónimo de Suazo, Diego Hernández de Calvo, Luis Polo del
Águila, Don García Girón, Diego Fernández de Velasco, Alosno de Sotomayor, entre
otros, depositaban en sus documentos huellas de la existencia de Biohó, permitiendo
que 400 años después sea posible indagar sobre su existencia, y escribir extensos
tratados inspirados en su nombre y acciones. Pese a que el poder colonial, se tejiera,
a manera de soga en derredor de su cuello en 1622.
Fuentes primarias:
Santa fe 57 A. N.33. F 1v
A.G.I. Contratación 5250 N.1 R.40: Confirmación de santo oficio de Diego de Torres.
Fals Borda, Orlando. Palenque, Primer pueblo libre de América. Cartagena: Casa
editorial, 2003.
Simón, Fray Pedro. Noticias historiales . Bogotá: Casa editorial Medardo Rivas, 1892
.
Urueta, José P. Documentos para la historia de Cartagena. Bogotá, 1887.
Bibliografía:
Borda, Orlando Fals. Palenque, Primer pueblo libre de América. Cartagena: Casa
editorial, 2003.
Simón, Fray Pedro. Noticias historiales . Bogotá: Casa editorial Medardo Rivas, 1892.