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I. EL IMPUTADO
1) Concepto
El imputado es la persona indicada como partícipe de un hecho delictuoso en cualquier acto de
la persecución penal dirigida en su contra y desde el primer momento de ella (Cafferata, DPP,
71).
Otras denominaciones de este sujeto procesal se muestran insuficientes. Así, no puede
denominárselo procesado, pues este es quien está sometido a un proceso en virtud de un auto
de procesamiento, vale decir, una declaración jurisdiccional de presunta culpabilidad (CPP de
la Nación, art. 306). Tampoco acusado, pues este es el sujeto contra el cual se ha formulado
una acusación, pública (requisitoria, CPPCba., art. 355; Nación, 347) o privada (querella,
CPPCba., 424; Nación, 415).
A) Juicio previo
Toda persona tiene derecho a que sólo se le imponga una pena luego de un proceso tramitado
por órganos predispuestos de acuerdo a las formas y en los tiempos previstos por la ley. Se
trata de la garantía nulla poena sine iudicio la cual se encuentra prevista en el art. 18 de la
Constitución Nacional: «Ningún habitante de la Nación puede ser penado sin juicio previo
fundado en ley anterior al hecho del proceso...», repetido por el art. 39 de la Constitución
provincial: «Nadie puede ser penado sino en virtud de un proceso tramitado con arreglo a esta
Constitución...» y por los arts. 1os de los Códigos Procesales Penales.
Históricamente, se ha entendido el juicio previo en tres sentidos diferentes:
B) Inocencia
Debido a ciertas equivocaciones doctrinarias, hoy se pueden advertir dos principios vinculados
al ítem tratado. Por un lado, el principio de inocencia, de carácter estático, más vinculado al
Derecho penal sustantivo, y cuyo origen se remonta a las legislaciones procesales penales
italianas (especialmente de 1930) por la cual nadie puede ser considerado culpable mientras
una sentencia firme así no lo declare (Constitución Provincial, art. 39, CPPCba., art. 1º). Por
otro lado, un principio de carácter dinámico, estrechamente relacionado a la actividad procesal
y de neta raigambre liberal, por el cual toda persona se presume inocente hasta que se
demuestre lo contrario (CADDHH, art. 8, inc. 2º; PIDDCP, art. 14, inc. 2º).
Toda persona es inocente hasta que no se demuestre su culpabilidad (principio de inocencia).
Toda persona durante la sustanciación del proceso debe ser considerada inocente hasta que
una sentencia definitiva establezca que es culpable (principio de presunción de inocencia). En
tanto el primero hace mención a una relación lógico-normativa, por la cual hasta que no se
den los presupuestos para afirmar la culpabilidad la persona es no culpable o, lo que es lo
mismo, inocente, el segundo alude fundamentalmente a la forma en que el individuo debe ser
tratado, especialmente por los órganos jurisdiccionales, durante el devenir procesal. El
primero es un estado jurídico del imputado; el segundo es una ficción legal mediante la cual se
pretende evitar todo prejuicio que adelante de algún modo consecuencias vinculadas a la
sanción penal (pena o medida de seguridad).
Del segundo se derivan corolarios que producen efectos en el ámbito probatorio y en el
coercitivo:
a) En el campo de la prueba, esto significa que el imputado no tiene ninguna carga probatoria
de su inocencia; es al Estado a quien le corresponde, mediante la actividad de su órgano
persecutorio (CN, art. 120) destruir la inocencia normativa que el individuo tiene. Por otro,
importa que si el Tribunal no llega a la certeza acerca de la existencia de los extremos objetivos
y subjetivos de la imputación delictiva, no puede condenar al individuo (in dubio pro reo).
b) En el aspecto coercitivo, limita la actividad del legislador procesal, permitiendo sólo
excepcionalísimamente medidas de coerción personal del imputado al solo efecto de
garantizar los fines del proceso: acreditación de la hipótesis delictiva y aplicación de la ley
penal sustantiva (carácter netamente cautelar). En cuanto a los órganos jurísdiccionales, les
exige que interpreten restrictivamente las normas que prevén medidas de coerción personal
(CPPCba., art. 3º; Nación, art. 2º) y que sólo se apliquen cuando se den los requisitos legales,
los presupuestos probatorios (fumus bonis iuris) y no exista otro modo de asegurar la
presencia del imputado (periculum in mora).
C) Defensa
El derecho de defensa está previsto en la Constitución Nacional (art. 18), en los Tratados
Internacionales con Jerarquía Constitucional (CADDHH, art. 8; PIDDCP, art. 14) y en la
Constitución Provincial (art. 39).
La defensa es el derecho subjetivo individual, y cuando no es utilizado por el imputado como
exigencia limitativa de la potestad represiva del Estado, de acreditar la inocencia o cualquier
circunstancia capaz de excluir o atenuar su responsabilidad.
Es una actividad esencial del proceso penal, integrando el triángulo formal de la justicia
represiva, en cuanto nadie puede ser condenado sin ser oído y defendido.
La defensa del imputado tiene dos aspectos diferenciables: la defensa material y la defensa
técnica:
aa) Defensor de confianza: El imputado tiene derecho a ser asistido por un defensor de su
elección (CADDHH, art. 8, inc. 2º, d; PIDDCP, art. 14, inc. 3º, ap. d).
bb) Autodefensa: Todo inculpado tiene derecho a defenderse personalmente (CADDHH, art. 8,
inc. 2º, ap. d; PIDDCP, art. 14, inc. 3º, ap. d).
cc) Defensor oficial: Todo imputado tiene derecho irrenunciable (?) a ser asistido por un
defensor proporcionado por el Estado si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni
nombrare un defensor dentro del plazo establecido por la ley.
a) eadem personam: La garantía sólo puede invocarla la misma persona física que ya fuera
objeto de una primera persecución, cuando se pretenda perseguirla por el mismo hecho.
Quien no sufrió la primera persecución no podrá invocar el principio a su favor.
b) eadem re: Se refiere a la identidad de contenido fáctico de la primera persecución penal con
el de la nueva (sucesiva o simultánea); o sea, la identidad sustancial de la acción u omisión
humanas hipotéticas atribuidas desde una perspectiva “naturalística”, y no por su diferente
repercusión jurídico-penal. Si esa identidad fáctica esencial existe, rige el principio aun cuando
en la posterior persecución se afirmen nuevas circunstancias o un modo diferente de
participación, o se pretenda una calificación legal distinta.
E) Juez natural
De acuerdo a la Constitución Nacional ningún habitante de la Nación puede ser juzgado por
comisiones especiales o sacado de los jueces designados por la ley antes del hecho de la causa
(CN, art. 18). La Constitución provincial prevé que nadie puede ser juzgado por otros jueces
que los instituidos por la ley antes del hecho de la causa y designados de acuerdo con esta
Constitución (art. 39).
De este principio resulta, en primer término, que la organización judicial debe ser regulada por
la ley (en sentido formal); es decir que ni el Poder Ejecutivo ni el persecutorio pueden crear
tribunales o dictar normas de competencia.
Con una formulación negativa –se observa en segundo lugar– la Constitución Nacional prohíbe
la intervención de los jueces o comisiones especiales designados ex post facto para investigar
un hecho o juzgar a una persona determinada; de modo que, con una formulación positiva,
exige que la función jurisdiccional sea ejercida por los magistrados instituidos previamente por
la ley para juzgar una clase de asuntos o una categoría de personas.
En realidad, no queda vedada la actuación de un juez especial que haya sido instituido en esa
forma por la ley orgánica de los tribunales, sino de la de un juez extraordinario que sea
encargado o tenga la misión de juzgar un caso determinado.
Por lo demás, la garantía no exige –si bien se mira– que el magistrado judicial sea nombrado
con anterioridad al hecho. Puede ocurrir (y acontece con frecuencia) que la designación del
juez se efectúe después de producido el hecho. Esto es legítimo, con tal de que se observen las
normas legales que instituyen y organizan la magistratura.
G) Posible extensión de estas garantías a otros sujetos procesales. El problema según se trate
de personas individuales u órganos estatales.
Un problema que ha preocupado a la doctrina es si las garantías antes mencionadas son
extensibles a otros sujetos del proceso. En primer lugar, se descarta que puedan ser utilizadas
por los órganos estatales en virtud de que obedecen al Derecho penal liberal en que
justamente estas garantías son puestas al servicio del individuo frente al Estado. En cuanto a
su aplicación a otros sujetos del proceso, en lo que respecta al querellante el mismo coadyuva
a la actividad del Ministerio Público; por ende, su participación es accesoria de los poderes de
aquel. En lo que hace a las partes civiles, se aplican los principios propios del Derecho privado:
el poder dispositivo de las partes.
A) El problema constitucional
Ya dijimos con anterioridad que la presunción de inocencia limita la potestad legislativa a lo
estrictamente necesario en este ámbito para asegurar la acreditación de la hipótesis delictiva y
la actuación en concreto de la ley penal sustantiva. En el plano judicial, impide toda
interpretación extensiva o analógica de las medidas de coerción personal.
D) Cauciones
Para mantener (eximición) o recuperar (excarcelación) la libertad, muchas veces el órgano
judicial competente establece cauciones (Cba., 288; Nación, art. 320), vale decir, garantías de
que el individuo cumplirá con las obligaciones que se le impongan. Las cauciones pueden ser
reales, personales o juratorias.
b) Caución personal: consiste en la obligación que asume el imputado junto con fiadores
solidarios, de pagar la suma que el Juez fije en caso de que no comparezca a la citación judicial,
durante el proceso, o se sustraiga a la pena privativa de la libertad que se le impusiere (Cba.,
art. 290; Nación, art. 322).
c) Caución juratoria: consiste en una promesa jurada que hace el imputado de que cumplirá las
obligaciones que se le impongan (Nación, art. 321).
Lecturas complementarias: Balcarce, Fabián, La defensa en juicio del imputado según los
tratados internacionales con jerarquía constitucional en Revista de la Facultad de Derecho,
1997, vol. 2º; La duración razonable del proceso en “Cuaderno del Departamento de Derecho
Procesal y Práctica Profesional”, Nueva Serie Nº 1, Advocatus, Córdoba, 1996; Presunción de
inocencia. Crítica a la posición vigente, Lerner, Córdoba, 1996; Cafferata Nores, José, Derecho
Procesal Penal, Congreso de la Nación, 1998; Introducción al Derecho Procesal Penal, Lerner,
Córdoba, 1994; Casal, Eduardo, Los Tratados de Derechos Humanos y su incidencia en el
Derecho Procesal Penal en Cuadernos de Doctrina y Jurisprudencia Penal, Año II, Nº 3, Ad-Hoc,
Buenos Aires, 1998; Clariá Olmedo, Jorge, Tratado de Derecho Procesal Penal, Ediar, Buenos
Aires, 1960; Maier, Julio, Derecho Procesal Penal Argentino, Hammurabi, 1989; Vélez
Mariconde, Alfredo, Derecho Procesal Penal, 3ª Edición, Lerner, Córdoba, 1986; Vivas,
Gustavo, Manual de Derecho Procesal Penal, Alveroni, Córdoba, 1999
1) Concepto
Así como en la acción civil al sujeto que demanda se lo denomina actor civil, a quien ejerce la
acción penal se lo denomina actor penal. El actor penal es el sujeto esencial del proceso penal
quien promueve y ejerce la acción penal, sea en los delitos de acción pública, sea en los delitos
de acción privada.
El Ministerio Público es una especie de actor penal. Se trata delactor penal público, sujeto
esencial del proceso penal que, como órgano extrapoder y en defensa de los intereses
generales de la sociedad, promueve y ejerce la acción en todos los delitos de acción de ejercicio
público (promovible de oficio o a instancia de parte).
2) Evolución histórica
A) Antecedentes
El Ministerio público surgió “de las cenizas de la Edad Media”, como un órgano del monarca:
primero defendió sus intereses económicos y después procuró la represión de los
delincuentes, ocupando el lugar del acusador privado.
Al comienzo, como enseña Hélie, el Rey designó procuradorespara que defendieran en los
juicios sus intereses o trataran de asegurar la recaudación de las multas que se imponían a los
delincuentes, pues una parte de ellas ingresaba a su patrimonio; y esos procuradores, que
empezaron por ser transitorios, se convirtieron más tarde en funcionarios permanentes.
Mucho tiempo después, cuando el Rey asumió la soberanía y la representación del Estado, de
suerte que debía asegurar la represión de los crímenes que atentaban contra la organización
jurídica de la sociedad (excepto los delitos en que el derecho de acusar siguió perteneciendo al
ofendido), sus procuradores “fueron llevados insensiblemente a asumir, con la defensa de los
intereses privados de aquel, la defensa de los intereses generales del Estado; confundieron en
sus atribuciones objetos que emanaban del mismo principio; salvaguardaban los derechos del
Rey al asegurar la represión de los crímenes; obraban en su interés al obrar en interés
general”.
En los países monárquicos o imperiales, el M. Público siguió siendo un representante del Rey o
Emperador, pero defendiendo ya un interés público de justicia; y cuando se implantó la
República, triunfando el principio de soberanía nacional, se transformó en un representante
del Poder Ejecutivo.
La necesidad del Ministerio Público, en cualquiera de estos regímenes políticos, debió
advertirse casi unánimemente cuando se consolidó el principio ne procedat iudex ex officio y
prevaleció el concepto de que la acción penal es pública. El primero exige, para asegurar el
derecho de defensa, la intervención de un acusador independiente del juzgador, es decir,
excluye en absoluto la posibilidad de que, como ocurrió en el proceso inquisitivo, una misma
persona asuma las funciones de ambos; y la naturaleza pública de la acción penal, impuesta
por el concepto de que el delito atenta contra el orden jurídico-social, significó la proscripción
del sistema de acción privada, salvo casos excepcionales, determinando la injerencia del
Estado mediante el Ministerio Público.
b) En Córdoba, los miembros del M. Público que ejercían funciones de justicia (Fiscal de
Tribunal Superior, Fiscales de Cámara y Agentes Fiscales) formaban parte del Poder Judicial:
eran nombrados por el Senado de una terna propuesta por el Poder Ejecutivo, gozaban de
inamovilidad mientras durara su buena conducta y sólo podían ser removidos por el Jurado de
Enjuiciamiento de Magistrados.
3) Ubicación institucional
Como antes hemos afirmado, le cupo a Alfredo Vélez Mariconde elaborar la doctrina por la
cual el Ministerio Público pertenecía al Poder Judicial. Se pretendía de esta forma que el
Ministerio Público no se viera atrapado por los criterios políticos del Poder Ejecutivo o, en su
caso, del Poder Legislativo. Cierto es que en esos tiempos la división tripartita de poderes
impedía dar otra solución que no fuera introducir el organismo en alguno de los tres
departamentos del sistema republicano vigente por aquellos tiempos, so riesgo de violentar el
régimen constitucional.
La respuesta dada al problema por Vélez era plausible dentro del ordenamiento jurídico con el
cual tenía que dogmatizar el autor.
Sin embargo, en la actualidad la Constitución Nacional reformada en 1994, en su art. 120,
establece: “El Ministerio Público es un órgano independiente, con autonomía funcional y
autarquía financiera, que tiene por función promover la actuación de la justicia en defensa de
la legalidad de los intereses generales de la sociedad, en coordinación con las demás
autoridades de la República”.
Hasta la fecha, las provincias que preveían el M. Público como parte del Poder Judicial no han
reformado sus Constituciones en virtud del principio de subordinación (CN, art. 5º), entre ellas
Córdoba (arts. 171 a 173, Ley provincial Nº 7826, art. 1º), fundada tal actitud principalmente
en argumentos culturales y políticos como el de considerar que la mejor ubicación del M.
Público se encuentra en el Poder Judicial. También se han esgrimido argumentos legales
basados en un mal entendido federalismo, de acuerdo a los cuales las provincias tendrían
como potestad reservada (no delegada a la Nación, CN, arts. 75, inc. 12, 121 y 122) la de
colocar el M. Público en el Departamento del Poder que considere conveniente. En la Nación
ya se ha reglamentado el artículo aludido de la Constitución Nacional, previendo al Ministerio
Público como órgano extrapoder.
4) Organización. Principios y funciones
B) El Ministerio Público está regido por los siguientes principios (Cprov., art. 171):
b) Imparcialidad: El Ministerio Público debe actuar con un criterio objetivo de justicia, sin
adherir a criterios de utilidad o conveniencia política.
c) Unidad de actuación: El Ministerio Público es único y es representado por cada uno de sus
integrantes en los actos y procesos en que actúen (Ley 7826, art. 2).
a) Acción pública: Como antes dijimos, la regla es que la acción penal sea de ejercicio público.
El titular del ejercicio de la acción pública es el órgano del Estado (Ministerio Público Fiscal) el
cual debe iniciar su ejercicio de oficio (principio de oficialidad). El órgano público debe iniciar
de oficio la acción si prima facieresulta que se ha cometido un delito perseguible por acción
pública, salvo que, en razón de la función pública del autor, ese ejercicio esté
constitucionalmente supeditado a la resolución de un antejuicio (principio de legalidad). El
ejercicio de la acción pública debe realizarse en contra de todos los participantes en el delito y
no sólo de algunos; y es irretractable (principio de indivisibilidad).
B) Clasificación
aa) Actos del Juez: Son los llevados a cabo por el titular del órgano jurisdiccional del Estado, el
cual está encargado de actuar concretamente la ley penal.
bb) Actos del Ministerio Público: Son los llevados a cabo por el órgano encargado de la
promoción y el ejercicio de la acción penal. En doctrina no se discute si los actos del M. Público
son procesales o administrativos, posición esta última sostenida por los italianos
especialmente. Para nosotros, los actos del Ministerio Público son procesales, ya que
consideramos que para saber la naturaleza de un acto debemos atender a los efectos jurídicos
que el mismo produce.
cc) Actos de los órganos auxiliares: son los realizados por sujetos que cumplen una función
estatal de colaboración con la administración de justicia. Tales son los realizados por el
Secretario del órgano o por la Policía Judicial. El primero es un funcionario encargado de
auxiliar o dar fe de los actos de los órganos jurisdiccionales.
dd) Actos de parte: Son los que emanan de cualquiera de los otros sujetos procesales o de sus
colaboradores, tanto con respecto a la cuestión penal como a la civil.
ee) Actos de terceros: Son los realizados por personas que, sin ser sujetos procesales,
colaboran eventualmente en la administración de justicia. Tales son los actos de los testigos,
peritos, intérpretes, etc. En la actualidad existen terceros que están facultados para intervenir
en el proceso en forma limitada, ejerciendo ciertos poderes otorgados por la ley procesal
(v.gr., parientes o familiares del imputado en la designación de defensor o en el pedido de
libertad del mismo; la víctima, etc.).
b) Según su finalidad, es decir, por lo que se propone el sujeto del mismo en relación con el
proceso, los actos procesales se clasifican en:
aa) Actos de promoción: Son aquellos que ponen en movimiento la acción penal, dando
comienzo al proceso.
bb) Actos de investigación: Son aquellos que tienen por objeto conocer o esclarecer la verdad
de los hechos, y se cumplen por el Fiscal de Instrucción y el Juez de Instrucción, según el tipo
de investigación de que se trate. Excepcionalmente los pueden llevar a cabo la Cámara en lo
Criminal y el Juez en lo Correccional, en la investigación suplementaria durante los actos
preliminares del juicio.
cc) Actos de coerción: Tienen por objeto asegurar la efectiva actuación de la ley penal,
evitando de esa manera todo daño jurídico. Se pueden dirigir contra las personas,
especialmente del imputado para evitar su fuga y hacer efectivo el cumplimiento de la
sentencia que lo condene. También contra terceros, para evitar la desaparición de material
probatorio, como serían los casos del arresto inmediato cuando existe posibilidad de que el
testigo se fugue o la simple citación para que comparezca.
Coactivamente también, y ya teniendo un carácter real, se puede ordenar el secuestro de
cosas relacionadas con el delito, sea para utilizarlas como prueba o para, eventualmente,
confiscarse.
dd) Actos de postulación: Son los que, como simplemente las palabras los definen, concretan
un pedido o pretensión específicamente de las partes, y fundamentalmente cumplen la
función de interpretar situaciones existentes o que ponen en conocimiento del juzgador
circunstancias no advertidas hasta ese momento.
ee) Actos de decisión: Se confunden normalmente con las resoluciones judiciales y constituyen
manifestaciones de voluntad del Tribunal, siempre sujetas a formas estrictas, que sirven para
producir una consecuencia en el proceso.
aa) Orales o escritos: Serán orales o escritos según predomine en ellos la oralidad o la
escritura, ejemplificándose con los cumplidos en el debate o en la instrucción. Sin embargo, la
mayoría de los actos son verbales y actuados, en tanto son prestados en forma oral dejándose
constancia de los mismos en actas.
bb) Originales o derivados: La clasificación tiene en cuenta que se hayan realizado por primera
vez o que constituyan copias, auténticas o no, además de informes o certificados.
cc) Públicos o secretos: Según tengan acceso a su realización particulares o no. En general, para
los actos de la investigación preparatoria existe absoluto secreto en relación a terceros,
mientras que los realizados en el juicio son públicos, salvo raras excepciones.
C) Reglas generales
Según nuestra ley vigente, todos los actos procesales deben cumplirse en idioma nacional,
bajo pena de nulidad (CPP, art. 128). Para fechar un acto deben consignarse el lugar, día, mes y
año en que se cumpliere. La hora debe ser indicada sólo cuando la ley lo exija. Si la fecha es
requerida, bajo pena de nulidad, esta sólo puede ser declarada cuando aquella, en virtud de
los elementos del acto o de otros conexos, no pueda establecerse con certeza (CPP, art. 129).
Todos los actos procesales deben cumplirse en días y horas hábiles, salvo los de la
investigación penal preparatoria. En caso de necesidad, el Tribunal puede habilitar los días y
horas que estime conveniente (CPP, art. 130).
En los actos en que se requiera juramento, el Juez, el Presidente del Tribunal, el Fiscal de
Instrucción o el Ayudante Fiscal lo reciben –bajo pena de nulidad– por las creencias del que
jure, después de instruirlo de las penas que la ley impone a la falsedad. El declarante
prometerá decir la verdad de cuanto supiere y le fuere preguntado, mediante la fórmula: lo
juro.
Si el deponente se niega a prestar juramento en virtud de creencias religiosas o ideológicas, se
le exigirá promesa de decir verdad (CPP, art. 131).
Las personas que son interrogadas deben responder de viva voz y sin consultar notas o
documentos, con excepción de los peritos y de quienes sean autorizados para ello en razón de
sus condiciones o de la naturaleza de los hechos.
El declarante es invitado a manifestar cuanto conozca sobre el asunto de que se trate y, si
fuere menester, se lo interrogará.
Las preguntas que se formulen no serán indicativas, capciosas ni sugestivas.
Cuando se proceda por escrito, se consignarán las preguntas y respuestas, usándose las
expresiones del declarante (CPP, art. 132).
Para recibir juramento y examinar a un sordo, se le presentan por escrito las fórmulas y las
preguntas; si se tratare de un mudo, responde por escrito; si fuere un sordomudo, las
preguntas y respuestas son escritas. Cuando dichas personas no supieren leer o escribir, se
nombrará intérprete a un maestro de sordomudos o, en su defecto, a alguien que sepa
comunicarse con el interrogado (CPP, art. 133).
2) Actas
Se debe distinguir entre acto procesal y acta procesal. El primero, como se ha dicho, consiste
en una manifestación de voluntad o de conocimiento de los sujetos procesales, en tanto que
el acta procesal es el documento escrito en donde se hace constar el acto procesal. Así,
verbigracia, el debate es un conjunto de actos procesales, en tanto que el acta de debate es un
documento único en donde constan todos los actos realizados en el mismo.
A) Resoluciones jurisdiccionales
a) Concepto
Resolución jurisdiccional es toda manifestación del Juez penal, que tenga eficacia dispositiva en
orden al contenido formal o sustancial del proceso penal en que se emite.
El contenido sustancial está constituido por la pretensión represiva, mientras que el contenido
formal por los poderes de las partes.
b) Elementos constitutivos
Toda resolución jurisdiccional consta de dos elementos:
aa) Elemento lógico: Este elemento se refleja en la motivación (Cprov., art. 155). Aun en los
casos en que la ley no exige motivación (v.gr., decretos) este elemento se encuentra presente,
ya que para disponer, debe el Juez deliberar a tenor de la ley.
Es la valoración legal del estado del asunto, ora en el orden material, ora en el orden procesal.
c) Clasificación
Por su forma, las resoluciones jurisdiccionales se distinguen en:
cc) Decreto: Es la decisión pronunciada en el curso del proceso, fuera de los casos
mencionados en los apartados anteriores, o en aquellos en que esta forma haya sido
especialmente prescripta por la ley.
aa) Resoluciones definitivas: Son las que constituyen la valla que pone fin al procedimiento,
aun cuando no sean firmes. Así, el auto que clausura el sumario con la declaración de
sobreseimiento, aunque sea recurrible, es definitivo en el estado de autos. También son
definitivas las resoluciones en los casos de recursos y de aplicación de medidas de disciplina.
bb) Resoluciones preparatorias: Son las que constituyen presupuesto de una ulterior situación
procesal. Tal por ejemplo, el auto de clausura del sumario y elevación de la causa a juicio.
cc) Resoluciones interlocutorias: Son los otros tipos de resoluciones. Los autos son
interlocutorios en cuanto proveen a la preparación o integración de la prueba.
Las resoluciones del Fiscal de Instrucción son dadas por (CPP, art. 154):
aa) Decreto fundado: Esta forma se utiliza cuando está especialmente prescripta por la ley
(v.gr., prisión preventiva [CPP, art. 336]), bajo pena de nulidad.
bb) Decreto: Este tipo de resolución se dicta, en forma residual, cuando no esté especialmente
previsto el decreto fundado.
La falta de firma produce la nulidad, tanto de los decretos como de las resoluciones (CPP, art.
154 in fine).
A) Las comunicaciones son las vías procedimentales establecidas por la ley para que un órgano
judicial, cuando un acto procesal se deba ejecutar por otra autoridad, ponga en conocimiento
de este la diligencia requerida.
La ley establece como vía normal el oficio (CPP, art. 157). Los órganos judiciales pueden
dirigirse directamente a cualquier autoridad de la Provincia, la que debe prestar toda su
cooperación y expedir los informes que le soliciten, sin demora alguna (CPP, art. 158).
Se suele distinguir, en el ámbito específicamente jurisdiccional, según la comunicación sea
dirigida a un órgano judicial de mayor, igual o inferior jerarquía, en rogatoria, exhorto o
mandamiento, respectivamente.
Las comunicaciones entre diferentes jurisdicciones provinciales se diligencian de acuerdo a la
ley provincial 6425 que adhiere a la ley nacional 22.117, siempre que se tratare de las
provincias adheridas a tal convenio (CPP, art. 159).
Los exhortos que provengan o se destinen al extranjero deben diligenciarse a través del
Tribunal Superior, de acuerdo a los Tratados o costumbres internacionales (CPP, arts. 160 y
161).
Si el diligenciamiento de un oficio fuera denegado o demorado, el requirente puede dirigirse al
Tribunal Superior o al Fiscal General, según corresponda, quienes ordenarán o gestionarán la
tramitación si procediere, según sea de la provincia el órgano requerido. El Tribunal Superior
resolverá previa vista al Fiscal.
B) Las notificaciones es el modo procesal de dar a conocer a las partes las resoluciones y
requerimientos que dicten los órganos judiciales (Jueces, Tribunal y Ministerio Público) (ver
arts. 163 a 173).
C) La citación es la manera que tienen los órganos judiciales respectivos –por sí o por la Policía
Judicial– para hacer comparecer en determinado tiempo y lugar a los imputados que
estuvieren en libertad, testigos, peritos, intérpretes y depositarios, bajo apercibimiento de
compelerlos por la fuerza pública (CPP, art. 175).
D) Las vistas son notificaciones realizadas a las partes, normalmente por tres días, a fin de que
esta puedan hacerse oír en forma previa a una resolución y, de esta forma, lograr la
sustanciación (CPP, arts. 176 y 178).
5) Términos procesales
A) Concepto
Alguna doctrina distingue entre término y plazo, entendiendo que el primero es el momento
determinado en que un acto procesal debe verificarse, fijado en una unidad de medida de
tiempo mediante la designación de un acontecimiento futuro y cierto, positivo o
negativo. Plazo, por el contrario, sería el período de tiempo durante el cual puede realizarse el
acto, sin determinar el momento en que debe llevarse a cabo y que queda al arbitrio del sujeto
que lo produce.
Gráficamente podríamos representarlos como sigue, aclarando que los puntos A y B serían los
términos –el primero inicial y el segundo final– y el plazo sería el espacio comprendido entre A
y B.
X___________________X
A B
B) Clasificación
Los términos procesales se clasifican según su origen, sus efectos, por su forma de
computarlos y por su determinación en el tiempo.
aa) Convencionales: Son aquellos fijados de común acuerdo por las partes y difícilmente tienen
cabida en el proceso penal.
bb) Legales: Los términos legales son los expresamente fijados por la ley, lo que sucede en la
mayoría de los casos.
cc) Judiciales: Los términos judiciales son aquellos que pueden ser fijados discrecionalmente
por los órganos judiciales, dentro de los parámetros fijados expresamente por el legislador. Los
términos judiciales dan lugar a cuatro posibilidades diferentes de aparición: 1. fijación del
plazo sin ninguna previa determinación de la ley (ej., CPP, art. 237); 2. fijación del plazo entre
el mínimo y máximo que fija la ley (CPP, art. 367); 3. fijación del término por debajo de un
máximo establecido por la ley (CPP, art. 374); 4. fijación del término por encima de un mínimo
establecido por la ley.
aa) Perentorios: Son aquellos dentro de los cuales deben cumplirse los actos para que puedan
ingresar o tengan eficacia jurídica por su valor, ya que en caso contrario les cae la sanción de
caducidad (CPP, art. 102).
bb) Dilatorios: Son aquellos fuera de los cuales debe efectuarse el acto para que tenga valor
legal (CPP, art. 367).
cc) Ordenatorios: Son los fijados por la ley para cumplir los actos, pero aunque no se respeten
no tienen sanción procesal, sino que la sanción es por vía disciplinaria o de superintendencia
en su caso (CPP, arts. 336 y 345).
aa) Independientes: Son los que se señalan en la ley con abstracción de los hechos o actos
procesales (CPP, art. 461).
bb) Subordinados: Son aquellos que están establecidos con referencia a otro acto procesal
(CPP, art. 92).
cc) Improrrogables: Son aquellos cuya dirección está fatalmente marcada por la ley, de modo
que vencido el plazo el acto al cual se refieren no se puede realizar, ya que el plazo no puede
ser ampliado. La regla es que en el proceso penal los términos son improrrogables (CPP, art.
182).
dd) Prorrogables: Son aquellos que pueden ser ampliados, generalmente por un lapso igual al
término primitivo (CPP, art. 306).
d) De acuerdo a la forma de computarlos, los términos se diferencian en:
aa) Individuales: Son los términos que se conceden separadamente para cada una de las partes
(CPP, art. 102).
bb) Comunes: Son aquellos que están dados para las partes en su conjunto, de forma que se
cuentan a partir de la última notificación y expiran para todas las partes simultáneamente
(CPP, art. 363).
A) Concepto
Resulta necesario aclarar que las excepciones no son más que un tipo o especie de defensa.
Según vimos en las bolillas anteriores, la defensa es el derecho de oponerse a una pretensión
jurídica que se hace valer, al sostenerse que ella carece, total o parcialmente, de base fáctica o
jurídica. Sus caracteres son inconfundibles: 1º. recae sobre el objeto sustancial de la relación
jurídico-procesal constituida, es decir, sobre el hecho imputado; 2º. se traduce en razones de
hecho y de derecho dirigidas a demostrar que el hecho atribuido no existe o no lo ha cometido
el imputado, o que no constituye delito (no encuadra objetivamente en una figura o tipo
penal) o constituye uno más leve que el afirmado por el acusador, o que concurre alguna
causal excluyente de imputabilidad, culpabilidad, antijuridicidad o punibilidad, o simplemente,
alguna circunstancia que atenúe la responsabilidad del imputado, o que la pretensión
resarcitoria no tiene fundamento jurídico; 3º. exige ser considerada en una decisión judicial de
fondo.
En cambio, la excepción (defensa de forma) es el derecho de impugnar, provisional o
definitivamente, la constitución o desarrollo del proceso penal, denunciando algún obstáculo o
deficiencia que se base directamente en una norma de derecho (no incide sobre el hecho que
constituye el objeto sustancial de aquel proceso) (Vélez Mariconde3, II, 385).
En otros términos, con la excepción no se provoca el examen del hecho imputado sino que, en
virtud de otro hecho jurídico (lato sensu) se trata de evitarlo; su objeto (tema o materia) puede
ser una ley (de amnistía), una ley o un decreto (de indulto), un acto jurídico-procesal
(sentencia anterior o acusación no interpuesta debidamente), una instancia privada, un
proceso pendiente, la potestad jurisdiccional que se ejerce, la competencia del Juez, la
capacidad para ser parte o la capacidad procesal del acusador, lo mismo que cualquier causal
que extinga la pretensión represiva; y merece un tratamiento legal específico: puede ser de
previo y especial pronunciamiento.
Hablamos sin duda de las excepciones procesales, que versan sobre el ius procedendi y no
sobre el ius puniendi. Se ha dicho que en el proceso penal no existen realmente excepciones
sustanciales, lo que puede aceptarse en el sentido de que todas ellas tienden a hacer
inadmisible la constitución o el desarrollo de la relación procesal. Todas reposan,
necesariamente, en la falta de una condición de perseguibilidad.
Sin embargo, hay casos en que la ausencia de una condición de perseguibilidad depende de la
inexistencia de otra de punibilidad, como ocurre con una excepción que impugna el desarrollo
del proceso penal en virtud de que, según el proponente, se ha producido una causal extintiva
de la pretensión represiva que se hace valer, es decir, de la potestad o “derecho” de punir que
incumbe al Estado en el caso concreto sometido a juicio.
Aun cuando algunos creen que aquí se trata de instituciones jurídicas de carácter mixto,
parece evidente que la excepción ataca el ejercicio de la potestad jurisdiccional y tiende a
evitar la persecución del supuesto delito que se investiga, de tal modo que es una impugnación
a la vida misma del proceso penal.
Pero más importante es advertir que la excepción penal –a pesar de que esta nomenclatura se
originó en el proceso civil– ofrece rasgos peculiares que nos alejan radicalmente de los
conceptos allí elaborados. En efecto:
1º. Los obstáculos o deficiencias legales en que se basan las excepciones –si se trata de una
acción pública y sin perjuicio del derecho individual de denunciarlos– deben ser puestos de
relieve por el Tribunal sin necesidad de ninguna excitación extraña, o sea, de oficio; con mayor
razón, desde luego, cuando se refieren a un presupuesto procesal (p.ej., incompentencia).
2º. Las excepciones pueden ser opuestas, no sólo por el imputado, sino también por el
Ministerio Público y las partes.
3º. Aquí no rige el principio de la carga probatoria, de manera que el excepcionante no tiene el
deber de probar el fundamento de la excepción so pena de que esta sea rechazada solamente
por su omisión; en cuanto al imputado, esto resulta del principio de inocencia.
Tales rasgos son siempre consecuencia de que el proceso penal tutela intereses
eminentemente públicos, en fuerza de los cuales no se limita al particularmente interesado la
posibilidad de proponer una impugnación que tiende a impedir que se constituya o prosiga la
relación procesal. Esa tutela está siempre a cargo del juzgador y del M. Público, aunque el
particular no la provoque.
B) Clasificación
Las excepciones se clasifican por su dirección y el efecto que producen cuando son admitidas.
Las dilatorias atacan las condiciones formales para la constitución o el desarrollo de la relación
procesal, y cuando se hace lugar a ellas debe archivarse el proceso y ordenarse la libertad del
imputado, si está detenido, pudiendo aquel continuar tan luego se salve el obstáculo al
ejercicio de la acción penal; las perentorias, en cambio, impugnan el contenido sustancial de la
relación procesal (la pretensión punitiva), y cuando se hace lugar a ellas debe sobreseerse en
la causa y ordenarse la libertad del detenido (si no existe otra causal de detención). En un caso,
el proceso se suspende porque no puede continuar válidamente; en el otro termina (CPP, arts.
22 y 23).
C) Enumeración
a) Falta de jurisdicción o de competencia (CPP, art. 17, inc. 1º): La falta de jurisdicción es la falta
de potestad para juzgar un hecho que escapa a la soberanía estatal de la cual aquella emana.
La falta de competencia es la falta de capacidad para juzgar un asunto por razón de la materia,
del territorio o de conexión entre causas incoadas ante tribunales de la misma jurisdicción.
b) Falta de acción, porque esta no se pudo promover, no fue iniciada legalmente o no pudiere
proseguir.
aaa) Cuando en los delitos de acción pública dependiente de instancia privada, la promoción
de la acción no fue provocada por denuncia del ofendido o, si este fuere incapaz, de su
representante legal, tutor o guardador (en orden excluyente), entendiéndose que asume la
condición de guardador aquella persona que por cualquier motivo tiene el menor a su cuidado
(CPP, art. 6º).
aaa) En los delitos de acción privada, cuando la querella no fue interpuesta en forma, de
acuerdo al art. 427 del CPP.
bbb) Si el imputado se encuentra sometido a otro proceso por el mismo hecho (litis pendentia)
o ya ha sido juzgado en virtud de idéntica imputación (cosa juzgada).
aaa) Cuando existe una cuestión prejudicial que debe resolverse en otra jurisdicción (CPP, art.
10), de cuya solución dependa la existencia del delito imputado (cuando se admite la
existencia de aquella cuestión, el ejercicio de la acción se suspende hasta que se pronuncie la
otra jurisdicción).
D) INTERPOSICIÓN
a) Durante la investigación
Las excepciones deben deducirse por escrito y, si fuere el caso, deben acompañarse todas las
pruebas que justifiquen el hecho en que se basen, bajo pena de inadmisibilidad.
Si las excepciones se basan en hechos que deban ser probados previamente, se ordena la
recepción de la prueba por un término que no puede exceder de quince días, y se cita a las
partes a una audiencia para que oral y brevemente hagan su defensa. El acta se labra en forma
sucinta. El trámite de la excepción no puede durar más de un mes, no computándose el tiempo
de diligenciamiento de prueba fuera de la provincia, incidentes, recursos o actos que
dependan de la actividad de las partes (CPP, art. 18).
-Investigación jurisdiccional: De las excepciones planteadas se corre vista al Ministerio Público,
al querellante particular y a las partes interesadas. El Tribunal resuelve por auto (CPP, art. 19,
primer párrafo).
-Investigación fiscal: Si la excepción se deduce durante la investigación fiscal, efectuado el
trámite arriba mencionado, el Fiscal elevará el incidente a resolución del Juez de Instrucción,
con opinión fundada, en el término de tres días. Si no hubiera prueba que recibir, elevará
inmediatamente las actuaciones (CPP, art. 19, segundo párrafo).
El incidente se sustancia y se resuelve por separado, sin perjuicio de continuarse la
investigación. La resolución es apelable.
c) Durante el debate
Inmediatamente después de abierto el debate, se pueden deducir, bajo pena de caducidad, las
cuestiones de competencia por razón de territorio, salvo que la posibilidad de proponerlas no
surgiera sino en el curso del proceso (CPP, art. 383).
A) Concepto
Para algunos autores existe una sola sanción procesal que es la nulidad (De la Rúa y Maier);
para otros, son dos (nulidad e inadmisibilidad) las sanciones (Clariá Olmedo, Creus), y para
otros son tres (nulidad, inadmisibilidad y caducidad) (Núñez). Sin embargo, el pensamiento
más influyente, en el ámbito federal y provincial, es aquel que distingue cuatro sanciones
procesales: inadmisibilidad, nulidad, caducidad y preclusión.
Las sanciones procesales son amenazas que se ciernen sobre los actos cumplidos o a cumplirse
en el proceso para evitar que produzcan los efectos queridos por los órganos públicos y las
partes, sea porque carecen de las formas o requisitos exigidos, o porque no se han realizado
en el tiempo oportuno, o porque son incompatibles con una conducta anterior del mismo
sujeto que pretende cumplir el acto.
B) Clases
Como antes mencionamos, existen cuatro sanciones procesales:
a) Caducidad: Es la amenaza que se cierne sobre los actos jurídicos procesales de parte,
cuando los mismos no se han cumplido dentro del término perentorio taxativamente fijado por
la ley.
d) Nulidad: Es la sanción procesal que hace o determina la falta de eficacia legal de un acto
jurídico introducido al proceso, porque el mismo se ha realizado sin observar las formalidades
prescriptas por la ley de manera genérica o específica.
aaa) Nulidades genéricas: Son las que están establecidas en forma general o en conjunto,
cuando en una o varias normas se fijan taxativamente los requisitos bajo cuya condición deben
cumplirse los actos, en sentido amplio, que ella circunscribe para que no alcance dicha
amenaza procesal (CPP, art. 185).
bbb) Nulidades específicas: Son las que, por el contrario, están determinadas y diseminadas en
distintos artículos de la ley, con indicación precisa para cada acto en particular de las
formalidades que deben reunir bajo la sanción que taxativamente la conmina (CPP, art. 355).
aaa) Absolutas: Estas nulidades tienen las siguientes características: 1. pueden ser declaradas
de oficio o a petición de parte, aun de aquella que no tenga interés legítimo o haya concurrido
a causarla; 2. pueden oponerse o peticionarse en cualquier estado y grado del proceso,
abarcando las etapas normales y la eventual de los recursos; 3. son insubsanables (CPP, arts.
185 y 186).
bbb) Relativas: Estas nulidades tienen como rasgos distintivos: 1. pueden oponerse o
plantearse por las partes que tengan interés y no la hayan causado; 2. deben ser opuestas en
las oportunidades y formas prescriptas taxativamente por la ley; 3. pueden ser subsanadas en
las formas expresamente establecidas en la ley (CPP, arts. 187, 188 y 189).
aaa) Formalista: Según este, la falta de cualquier elemento formal, aun el más intrascendente,
producía o daba lugar a la nulidad del acto.
bbb) Privatista: Este sistema dejaba libradas a la plena voluntad de las partes la apreciación y la
definición en cuanto a los actos procesales que deben ser declarados nulos.
ccc) Judicial: Deja en manos del juez la valoración de las formas no observadas, estableciendo
que sólo las sustanciales son causa de nulidad.
ddd) Legal: Este sistema que es el que recepta el CPP Cba. Establece que no hay más nulidades
que las expresa y taxativamente previstas por la ley.
Lecturas complementarias: Clariá Olmedo, Jorge, Tratado de Derecho Procesal Penal, Ediar,
Buenos Aires, 1966, IV; Creus, Carlos, Invalidez de los actos jurídicos procesales, Astrea, Buenos
Aires, 1993; De la Rúa, Fernando, Recurso de Casación en Materia Penal, Depalma, Buenos
Aires, 1994; Núñez, Ricardo, Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba anotado, Lerner,
Córdoba, 1986; Torres Bas, Raúl, Apuntes de Derecho Procesal Penal (Clases Magistrales),
Librería Facultad, Córdoba, 1987; Vivas Ussher, Gustavo, Manual de Derecho Procesal Penal,
Alveroni, Córdoba, 1999.
Siguiendo a Cafferata Nores, podemos decir que la investigación preparatoria es la etapa del
procedimiento penal que, a partir de la hipótesis de un delito, procurará reunir pruebas para
establecer si hay suficiente fundamento como para acusar a alguna persona por su comisión.
Desde el punto de vista político-procesal, bajo una óptica técnica o científica, se puede señalar
que el desempeño de tareas de investigación que cumple el Juez en la instrucción no se
corresponde con la imparcialidad que debe presidir el ejercicio de la potestad jurisdiccional. Si
bien históricamente la investigación fue puesta a su cargo buscando mayores garantías para el
sospechoso, los resultados, en este aspecto, no han sido precisamente paradigmáticos. La
triple función asignada al Juez de Instrucción (investigador del imputado, contralor de la
observancia de las garantías de este frente a su propia actividad y evaluador del mérito
probatorio de su propia investigación), es menos una utopía funcional que una hipocresía
práctica.
Además, parece artificial que el Fiscal base su acusación en pruebas que no son recibidas por él
y para cuya selección carece, generalmente, de toda iniciativa vinculante, pues sólo puede
proponer diligencias que el Juez cumple si, a su exclusivo criterio, resultan pertinentes y útiles.
También es criticable la inversión de roles, ya que el Fiscal que deberá investigar se limita a
controlar la investigación y el Juez que la debería controlar la realiza personalmente.
Entonces, es más conveniente establecer un procedimiento de investigación a cargo del
Ministerio Fiscal, eficaz, ágil y garantizador, reduciendo la actividad del Juez sólo a algunas
intervenciones de autorización o control, impuestas por requisitos constitucionales (garantías
individuales, fundamento de la acusación). Con él, además de un mayor resguardo de aquellos
aspectos, se procura obtener también ventajas prácticas en orden a la eficacia, al evitar cierta
pomposidad de la instrucción jurisdiccional (exagerada para tan sólo fundar una acusación) y al
aprovechar la actividad policial dirigida por el Fiscal (que en aquel sistema se reproduce ante el
Juez), acordándole al Ministerio Público la estrategia de la investigación.
La agilidad y eficacia de la investigación fiscal preparatoria dependerá fundamentalmente de
las atribuciones que se otorguen al Fiscal, pues mientras mayor sea la autonomía que tenga de
los jueces en orden a los poderes de investigación y coerción, mayores serán las posibilidades
de éxito. Ello sin trasponer los límites infranqueables que imponen las garantías
constitucionales. También tiene influencia en la eficacia el sistema de división del trabajo que
se imagine para los Fiscales (temporal o territorial).
En orden a las atribuciones probatorias, el Fiscal debe ser el dueño de la estrategia de la
investigación y estar facultado para recibir todas las pruebas, aun las definitivas e
irreproductibles, siempre que en este último caso se garantice la intervención de la defensa.
Pero los elementos de convicción que recoja durante la investigación preparatoria sólo
tendrán valor para dar fundamento a la acusación o al sobreseimiento, en su caso.
.
Lecturas complementarias: Cafferata Nores, José, Introducción al Derecho Procesal Penal,
Lerner, Córdoba, 1994; Torres Bas, Raúl, Apuntes de Derecho Procesal Penal (Clases
Magistrales), Librería Facultad, Córdoba, 1987; Vélez Mariconde, Alfredo, Derecho Procesal
Penal, Lerner, Córdoba, 1986.
B) Sistemas legislativos
Respecto a la elevación a juicio se dan, tanto en la doctrina como en las legislaciones positivas,
dos sistemas bien diferenciados que se distinguen fundamentalmente en que uno sigue un
régimen de carácter discrecional o facultativo, mientras que el otro resulta obligatorio;
también se diferencian por los órganos que intervienen y por la facultad específica asignada a
los mismos, que delimita el examen sobre la existencia de una participación punible y el mérito
de la prueba que permita fundamentar la remisión del proceso a plenario.
Para una mejor explicación del tema, es necesario hacer una distinción de los dos sistemas,
señaladas en las legislaciones positivas más importante que los han adoptado.
a) Sistema obligatorio
En este sistema de elevación de la causa a juicio en forma obligatoria, en todos los casos debe
hacerse un examen de los fundamentos, o sea de la viabilidad de las condiciones para que la
causa llegue a plenario, no importando que el imputado se haya opuesto o no a la elevación.
b) Sistema facultativo
La particularidad de este sistema reside en que únicamente no se eleva la causa a plenario en
forma directa habiéndose formulado acusación, cuando la defensa –notificada de las
conclusiones de aquella– se ha opuesto conforme se regula en el ordenamiento ritual. Es decir
que si no media oposición, no cabe un nuevo pronunciamiento (esta vez del Instructor) sobre
el mérito del sumario. Por eso es un sistema facultativo, porque el pronunciamiento no debe
producirse en todos los casos sino que depende de la oposición del imputado.
Este sistema fue adoptado por Austria e influyó en nuestra legislación. Deja al Ministerio
Público el poder de decidir si él debe llevar la acusación delante del Tribunal, y cuál ha de ser el
objeto de esa acusación.
En efecto, dispone esta legislación que el acta de acusación(requisitoria fiscal en nuestro
derecho), debe ser sometida al Juez de Instrucción o al Presidente de la Cámara del Consejo,
según se haya tenido o no información previa.
Concluido el examen por cualquiera de estos dos órganos, si debe hacerse lugar a la acusación,
el Juez comunica la misma al imputado informándole que puede oponerse.
Si el imputado no se opone en el término legal o renuncia expresamente a la oposición, el Juez
somete la acusación a la Corte de Primera Instancia, ante donde se llevará a cabo el juicio.
En caso de oposición, el Juez somete la causa a la Corte de Segunda Instancia la cual, previa
audiencia del Procurador General, se pronuncia sobre la oposición. El mismo procedimiento
vale cuando el imputado, sin haberse opuesto, se manifiesta agraviado por el arresto.
Además, la Corte de Segunda Instancia debe rechazar provisoriamente el acta de acusación
cuando sea necesario para hacer desaparecer un vicio de forma o para aclarar mejor el hecho.
Es un caso similar al que ocurre en nuestro derecho cuando la Cámara devuelve los autos para
que el Fiscal formule nueva requisitoria por contener errores o vicios la primitiva.
Con respecto al coimputado que no ha deducido oposición, se establece que si no se da curso
a aquel trámite se considera como si este la hubiera formulado. Además se legisla sobre las
formas y recursos.
B) Facultad de sobreseer
La facultad de sobreseer corresponde al órgano jurisdiccional. Como desarrollaremos más
abajo, pueden hacer uso de esta atribución el Juez de Instrucción, la Cámara en lo Criminal, el
Juez en lo Correccional o el Tribunal Superior de Justicia.
Durante la investigación jurisdiccional puede ser dictado de oficio por el Juez de Instrucción. En
la investigación fiscal, debe ser requerido en forma fundada por el Fiscal de Instrucción. En
caso de desacuerdo, rige el trámite ante el Fiscal de la Cámara de Acusación (CPP, art. 359).
C) Procedencia
El sobreseimiento total o parcial podrá ser dictado de oficio durante la investigación, sin
perjuicio de los casos en que puede dictarse durante los actos preliminares del juicio (CPP
Cba., art. 370).
En el supuesto de extinción de la pretensión penal (CPP Cba., art. 350, inc. 4°), el
sobreseimiento procede aún a petición de parte en cualquier estado del proceso (CPP Cba.,
art. 348).
aa) Durante la investigación penal preparatoria: En esta etapa puede ser dictado por el Juez de
Instrucción, en todos los supuestos previstos por el art. 350.
bb) Durante los actos preliminares del juicio: Durante los actos preliminares del juicio, las
Cámaras en lo Criminal (en pleno o en Salas Unipersonales) o los Jueces en lo Correccional
pueden dictar sobreseimiento por las causales previstas por el art. 370.
cc) Durante la etapa recursiva extraordinaria: El Tribunal Superior de Justicia puede dictar el
sobreseimiento por extinción de la pretensión penal (CPP, art. 348).
b) Los supuestos por los cuales se puede dictar el sobreseimiento durante la investigación
penal preparatoria son (CPP, art. 350):
aa) Que el hecho investigado no se haya cometido o no lo haya sido por el imputado:
En este inciso se hace referencia a los extremos objetivos y subjetivos de la imputación
jurídico-delictiva. Por un lado, la no existencia de la acción o de la omisión que se investiga,
que hace a la representación conceptual del proceso, y por el otro, a la falta de participación
de quien se ha traído como supuesto autor, coautor, instigador, cómplice necesario o no
necesario.
cc) Que medie una causa de justificación, inimputabilidad, inculpabilidad o una excusa
absolutoria:
Las causas de justificación, según la teoría tradicional, excluyen la antijuridicidad del hecho.
Entre ellas se destacan el estado de necesidad, el cumplimiento de un deber, el ejercicio
legítimo de un derecho, autoridad o cargo, algunos casos de obediencia debida y legítima
defensa propia o de un tercero (C.P., art. 34, inc. 3°, 4°, 5°, 6° y 7°).
Son inimputables los menores de 16 años, los que tengan insuficiencia o alteraciones
morbosas de sus facultades, quien se encuentra en estado de inconsciencia y quien no puede
comprender la criminalidad del acto (Ley 22.278, art. 1°, C.P., art. 34, inc. 1°).
Las causas de inculpabilidad, por su parte, son la ignorancia o error de hecho (C.P., art. 34, inc.
1°) y la amenaza de un mal grave e inminente (C.P., art. 34, inc. 2°).
Entre las excusas absolutorias encontramos el desistimiento en la tentativa (CP, art. 43),
tentativa de aborto (CP, art. 88, 2ª disposición), prueba de la imputación (CP, art. 111, inc. 3°),
injurias recíprocas (CP, art. 116), retractación (CP, art. 117), hurto, defraudaciones y daño
entre parientes (CP, art. 185), revelación de la conspiración (CP, art. 217), disolución de
tumulto (CP, art. 232), encubrimiento entre parientes (CP, art. 279).
aaa)Causales enumeradas:
i) La muerte del imputado (CP, art. 59, inc. 1°)
ii) Amnistía (CP, art. 59, inc. 2°)
iii) Prescripción (CP, art. 59, inc. 3°)
iv) Renuncia del agraviado (CP, art. 4°)
bbb)Causales no enumeradas:
i) Oblación voluntaria de la multa (CP, art. 64)
ii) Suspensión del juicio a prueba (CP, arts. 76 bis y ss.)
iii) Avenimiento entre víctima y victimario (CP, art. 132)
ee) Que habiendo vencido todos los términos de la investigación penal preparatoria y sus
prórrogas (sea fiscal [CPP Cba., 337] o jurisdiccional [CPP Cba., 346]), no hubiere suficiente
fundamento para elevar la causa a juicio (CPP Cba., 354) y no fuese razonable, objetivamente
prever la incorporación de nuevas pruebas.
La última causal es netamente procesal y se la denomina duda insuperable, por oposición a
la certeza negativa exigida para las demás causales de sobreseimiento (CPP, art. 350, incs. 1° a
4°). Para justificar esta nueva causal se afirma que aquí la evidencia es de que no se van
encontrar los suficientes elementos de prueba indispensables para acreditar el hecho y la
participación punible del imputado en el posterior desarrollo del proceso. Al respecto dice
Cafferata Nores: «Pero la evidencia a la que se puede arribar por el aporte de prueba negativa
sobre aquellos extremos (certeza) debe asimilarse a la falta total de prueba positiva de
responsabilidad penal. La prueba negativa, la demostración de la inculpabilidad no es posible
por lo general; el pretenderla representaría en la mayoría de los casos un absurdo lógico y una
manifiesta iniquidad»[3].
c) Durante los actos preliminares del juicio, existen las siguientes causales de sobreseimiento,
siempre que para acreditarlas no sea necesario el debate (CPP, art. 370):
bb) Si se hubiese operado la prescripción de la pretensión penal, según la calificación legal del
hecho admitida por el Tribunal.
D) Valor
El sobreseimiento cierra irrevocable y definitivamente el proceso con relación al imputado a
cuyo favor se dicta (CPP, art. 349).
a) Acción penal
El sobreseimiento es irrevocable, pues de ningún modo o por ninguna causa el
pronunciamiento que ha quedado firme puede modificarse, o dejarse sin efecto dentro del
mismo procedimiento[4].
Cuando la sentencia que dispone el sobreseimiento queda firme por vencimiento de los
términos previstos para recurrir o por agotamiento de la vía impugnativa, favorece al
imputado con el ne bis in idem al igual que una sentencia absolutoria[5]. Esto en virtud de que
es definitivo.
b) Acción civil
Si absolver significa liberar a una persona de la imputación que se le ha formulado; si la ley civil
se remite a la procesal en cuanto a las formas que puede adquirir una absolución; si el
sobreseimiento en nuestro sistema positivo se dicta en la instrucción por las mismas causas
que determinan la sentencia absolutoria posterior al juicio plenario y hace cosa juzgada; si la
ley civil no exige que la absolución a que se refiere sea exclusivamente la que puede dictarse
después del juicio contradictorio, parece indudable que el sobreseimiento, en cuanto a la
acción reparatoria, se rige por los mismos principios aplicables a la sentencia absolutoria.
Queda claro que, aun después del sobreseimiento al imputado es posible obtener, accionando
contra este o quien resulte tercero civilmente demandado, la indemnización civil, en la misma
forma que sucedería en el caso de dictarse una sentencia absolutoria. Esto porque el órgano
jurisdiccional puede declarar que una persona debe ser absuelta penalmente de un hecho, y
sin embargo corresponder en este último que se haga efectiva, a pesar de aquella decisión, la
reparación pertinente por el daño causado[6].
E) Forma y fundamento
El sobreseimiento se dispone por sentencia (CPP, art. 351). La sentencia es la resolución
jurisdiccional que pone término al proceso (CPP, art. 141). El Tribunal debe fundamentar, bajo
pena de nulidad, las sentencias (CPP, art. 142). La sentencia debe ser suscripta por el Juez o
todos los integrantes del Tribunal que actuaren y también por el Secretario. La falta de firma
produce la nulidad del acto (CPP, art. 143).
En la sentencia de sobreseimiento se tienen que analizar las causales, siempre que fuere
posible, en el orden previsto en el artículo 350. Esto es importante, pues de no hacerlo puede
dar lugar a la apelación del imputado, su defensor, e incluso del Ministerio Público.
La sentencia de sobreseimiento es apelable, sin efecto suspensivo, por el Ministerio Público y,
salvo el caso previsto por el art. 59 (discrepancia entre Fiscal y Juez de Instrucción), por el
querellante particular. En este último supuesto regirá lo dispuesto en el art. 359.
F) Efecto
Dictado el sobreseimiento, se tiene que ordenar la libertad del imputado que estuviese
detenido. Aquí la palabra detención se encuentra utilizada en un sentido amplio comprensivo
de cualquier medida de coerción personal: arresto, detención, aprehensión, prisión preventiva.
Por ley 22.117 se exige la comunicación al Registro Nacional de Reincidencia a fin de dejar
constancia de la resolución respectiva. Si el sobreseimiento es total, objetiva o subjetivamente,
se archiva el expediente y las piezas de convicción que no corresponda restituir (CPP, art. 353).
3. Plazos de la investigación
Los plazos para realizar la investigación preparatoria son:
A) Investigación fiscal:
La investigación fiscal debe practicarse en el término de tres meses a contar desde la
declaración del imputado. Si resultare insuficiente, el fiscal podrá solicitar prórroga al Juez de
Instrucción, quien puede acordarla por otro tanto, según las causas de la demora y la
naturaleza de la investigación. Sin embargo, en los casos de suma gravedad y de muy difícil
investigación, la prórroga puede concederse hasta por doce meses más (CPP, art. 337).
B) Investigación jurisdiccional:
La norma del artículo 346, que regula los plazos de la instrucción, es idéntica (incluso remite) a
la norma del artículo 337 del CPP. La investigación jurisdiccional debe practicarse en el término
de tres meses a contar de la declaración del imputado. Si dicho plazo resultare insuficiente, el
Juez puede disponer la prórroga por otros tres meses, teniendo en cuenta la causa de la
demora y la naturaleza de la investigación. Sin embargo, en los casos de suma gravedad y de
muy difícil investigación, la prórroga puede disponerse hasta por doce meses más.
cc) Que existan elementos de convicción suficientes para sostener como probable la
participación punible del imputado en el hecho intimado (CPP, art. 261). Caso contrario
procederá solicitando el sobreseimiento (CPP, art. 348).
b) Investigación jurisdiccional preparatoria:
En el caso de la investigación jurisdiccional, el procedimiento es diferente y requiere
actividades tanto del Juez de Instrucción como del Fiscal de Instrucción (CPP, art. 347):
ccc) El Juez de Instrucción debe correr vista al Fiscal de Instrucción a los fines de la acusación.
B) Forma y contenido
aa) Los datos personales del imputado (identificación nominal) o, si se ignoraren, los que sirvan
para identificarlo (identidad física).
cc) Los fundamentos de la acusación: Es necesario que se den los motivos de la acusación
basándolos fundamentalmente en los elementos de prueba recolectados y valorados según las
reglas de la sana crítica racional.
dd) La calificación legal: Aun cuando esta no obliga al Tribunal (iura novit curia), es
imprescindible su mención en la pieza acusatoria.
El contenido exigido por la ley es indispensable. A falta de alguno de sus elementos, se impone
la sanción de nulidad, la cual es absoluta, en virtud de que la deficiencia de estos requisitos
impacta directamente en el derecho de defensa en juicio representado en este caso por el
principio del contradictorio (CN, art. 18).
a) el sobreseimiento o;
c) falta de mérito
.
En este caso, las actuaciones deben ser remitidas de inmediato al Juez de Instrucción.
a) Elevación por decreto: Cuando el abogado defensor del imputado no deduce oposición y, en
el caso de que sean varios los imputados, ninguno de los abogados defensores lo hiciere, el
expediente es remitido por simple decreto al Tribunal de Juicio (Cámara en lo Criminal o Juez
en lo Correccional) (CPP, art. 358, tercer párrafo).
b) Elevación por auto: Cuando uno de los abogados defensores se hubiere opuesto (solicitando
el sobreseimiento o el cambio de calificación legal), el Juez de Instrucción resuelve la oposición
en el término de cinco días. Si no hiciera lugar a lo solicitado, tiene que disponer por auto la
elevación de la causa a juicio o, en su caso, el auto de falta de mérito. Este auto debe ajustarse
a los requisitos exigidos para el auto de prisión preventiva (CPP, art. 282). De igual modo
procede si acepta el cambio de calificación legal propuesto por la defensa.
Cuando hay varios imputados, la decisión debe dictarse con respecto a todos, aunque el
derecho que acuerda el artículo 357 (derecho a oposición), hubiese sido ejercido sólo por el
defensor de uno.
El auto de elevación de la causa a juicio es apelable por el defensor que dedujo la oposición
(CPP, art. 358, primer, segundo y cuarto párrafo).
E. Clausura y notificación
b) Cuando el Tribunal de juicio tiene asiento en otro lugar, aquellas resoluciones tienen que ser
notificadas a las partes y defensores, quienes deben constituir nuevo domicilio.