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ARTÍCULO CIENTÍFICO

1. Titulo:
Derecho A La Union Civil En El Peru Como Derecho Constitucional

Right To Civil Union In Perú As Constitutional Law

Alberto Miguel Camargo Quiroga*

2. Resumen
El presente trabajo tuvo como objetivo, desarrollar los argumentos y fundamentos
jurídicos a la luz del Derecho nacional e internacional sobre el derecho a la unión
civil de personas del mismo género como legítimo derecho constitucional de las
minorías nacional. La presente investigación se ubica en el ámbito del Derecho civil
y Constitucional, se hizo uso del método exegético y la dogmática jurídica nacional
y el Derecho comparado. El ámbito de investigación, en el aspecto teórico, abarca
toda la doctrina nacional e internacional referidos al sistema de la Unión Civil. Por
la complejidad del problema materia de análisis, la investigación es exploratoria. Los
derechos fundamentales de las minorías, como el derecho a ser iguales ante la ley,
no pueden ser recortada porque lo decide una mayoría a la que le ‘incomodan’
actitudes de una minoría que no perjudican a nadie. Y este derecho tampoco puede
ser sometido a un referéndum o cualquier forma de consulta popular porque
devendría en ilegítimo, pues, los derechos humanos no son materia de consulta por
ser inherentes a la persona. Podemos concluir que con la aprobación de la unión
civil no matrimonial de personas del mismo género, el Perú tiene la oportunidad para
dar un paso más en el camino de la cultura de la libertad y el respeto de las minorías
discriminadas.

3. Palabras Clave:
Unión civil, derecho constitucional, doctrina nacional.

*
1 Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, Escuela profesional de Derecho, Universidad Andina Néstor Cáceres
Velásquez. Juliaca, Perú.
2 Facultad de Ciencias Administrativas, Escuela profesional de Administración y Marke- ting, Universidad Andina
Néstor Cáceres Velásquez. Juliaca, Perú.
a. Abogado
4. Abstract:

Civil law and Constitutional, use was made of the exegetical method and national
legal doctrine and comparative law. The scope of research in theoretical aspect,
encompasses all national and international doctrine referred to the system of the
Civil Union. Because of the complexity of the matter problem analysis, research is
exploratory. The fundamental rights of minorities, such as the right to be equal
before the law, can’t be cut because it decided by a majority to him ‘uncomfortable’
attitudes of a minority that do not harm anyone. And this right not be subjected to
a referendum or any form of referendum that would become illegi- timate, then,
human rights are not a matter of consultation to be related to the individual. In that
sense, even against the tyranny of the majority, the draft civil union of same-sex
must be approved by the Congress. With the approval of non-marriage civil union
of persons of the same gender, Peru has the opportunity to take another step on
the road to the culture of freedom and respect for minorities discriminated against.

5. Keywords:

Civil union, constitutional law, national doctrine.

6. Introducción

El presente artículo trata de analizar la unión civil en el contexto de la Constitución


de 1993, pues, ningún argumento en contra de lo que va dicho podría extraerse
del artículo 2.2 de la Constitución en cuanto, en aras de la igualdad ante la ley,
prohíbe las discriminaciones por motivo de origen, raza, sexo, idioma, religión,
opinión o de cualquier otra índole personal o social. Las diferentes posiciones
van desde quienes consideran que sí tiene la propuesta sustento constitucional y
legal porque no afecta a la familia, hasta quienes consideran que dicha propuesta
no tiene ningún sustento jurídico constitucional.

Se considera que, la unión civil no matrimonial de personas del mismo género, a


la luz del derecho nacional e internacional, es un avance hacia la igualdad de
derechos. Es un tema relacionado a los derechos de minorías y que de ninguna
manera, desde el punto de vista jurídico, es inconstitucional, ni ilegal, ni
antinatural y, ni siquiera, poco cristiano dar una protección jurídica patrimonial,
estrictamente por razones de justicia, a personas que han construido un
patrimonio común de idéntica naturaleza al de los gananciales. Los derechos
fundamentales de la persona no están a lo que digan las mayorías o minorías. El
ámbito de investigación, en el aspecto teórico, abarca toda la doctrina nacional e
internacional referidos al sistema de la Unión Civil de personas del mismo género.
Minorías nacionales, Constitución Política de 1993, Derecho Internacional,
Derecho Comparado, Posiciones en debate de la unión civil Congreso de la
República.

Definición de unión civil

En el ordenamiento peruano las uniones de hecho han existido desde el incanato,


en donde se les reconocía como “servinakuy” esta situación se ha dado a lo largo
de los diversos de los ordenamientos legales desde entonces, exceptuando el
Código civil de 1852 que no la contiene porque adopta la doctrina canónica; así es
recogida en el Código civil de 1936, en la Constitución Política de 1979, en la vigente
de 1993 y en el Código Civil de 1984. El reconocimiento otorgado por el
ordenamiento jurídico peruano a esta figura no supone que su objetivo es
promoverla para que constituya una alternativa más al establecimiento en pareja
junto al matrimonio; sino que se ha visto obligado a contemplarla en vistas a una
realidad existente, sobre todo para brindar protección al hogar que, de facto, se
forma en el seno de tal convivencia. Por lo que se entiende que el ordenamiento, al
reconocer las uniones de hecho está adoptando la tesis de la apariencia de estado
matrimonial (Vilcachagua, 2001) NO. El artículo 1 del Proyecto LEY N° 2647/2013-
CR, establece que: A los efectos de esta Ley, se entiende por Unión Civil No
Matrimonial, a la unión voluntaria conformada por dos perso- nas del mismo sexo
con el fin de establecer y garantizar derechos y deberes, el uno para con el otro,
dispuestos en la presente Ley (…). Las Uniones de hecho homosexuales, que es
así como les llama, cuentan con las siguientes características: Cohabitación;
singularidad; estabilidad; publicidad; inexistencia de impedimentos de parentesco,
incesto; imposibilidad de engendrar hijos comunes; incapacidad para educar hijos
con los roles diversificados de hombre y mujer; ineptitud para la continuación de la
especie; ineptitud para la transmisión de valores culturales tradicionales (Medina
2001).
La familia y el matrimonio como Institución en el derecho peruano

La palabra familia procedería del sánscrito, idioma de la lengua indoeuropea similar


al latín y al griego en Europa. En esta corriente, algunos refieren su relación con los
vocablos dhá (asentar) y dhaman (asiento, morada) designando la cada doméstica
y, en un sentido espe- cífico, los bienes pertenecientes a esa morada, el patrimonio
(Corral, 2005). Otros en la raíz vama, hogar o habitación comprendiendo a todos los
sujetos que compartían un mismo techo (Ramos 2003). Este último es, en su sentido
vulgar, el concepto que se tiene de la familia. Los que sostienen el origen itálico
alegan que en su naturaleza está la voz latina fames, hambre, como referencia que
es en la familia donde se satisface esta necesidad fundamental. Pero la teoría que
merece mayores seguidores explica que familia procede a la voz familia, derivada
de la raíz latina clásica famulus. (Corominas y Pascual 1961). Que deviene de famel
(idioma de los Oscos) referido al sirviente o esclavo, considerándose con este
término a todos los que viven con el señor de la casa. Entonces, Famulus es el
esclavo doméstico y familia es el conjunto de esclavos pertenecientes a un hombre.
Con esta estructura lingüística se sustentó que la familia se constituía por las
personas que sirviendo a un hombre viven bajo su mismo techo, ab initio el término
familia no fue aplicado por las relaciones conyugales ni filiales. Téngase en cuenta
que esta fuente de terminología no muestra la característica actual de la familia.
Solo sirve para demostrar la idea de agrupamiento (Varsi, 2011).
Definición de Familia

La familia, según Varsi Rospigliosi, tiene una multiplicada de definiciones tomando


en cuen- ta las diversas disciplinas que la estudian. Tenemos definición legal,
política, sociológica, filosófica, antropológica, sicoanalítica por citar algunas. La
coincidencia entre todas en el aspecto grupal, lo organizacional y la vinculación que
une a sus integrantes. Debemos tener en cuenta que el fenómeno familiar no es un
todo homogéneo. Es un mundo de relaciones diferentes que afectan a cada una de
las partes en que ellas insertas de manera diferente, que exige de un enfoque
multidisciplinario para su comprensión general. De lo contrario es posi- ble que se
vea solo o a menos la punta del iceberg (Farias y Rosenvald 2008).

La Familia como institución social y jurídica

Por ser una institución sumamente extendida en el mundo –aunque no de modo universal
–la definición del matrimonio es materia de diversas disciplinas. Existen varias
nocio- nes de matrimonio. Según Valverde, citado por Vásquez Olivera, por el
matrimonio, el hombre y la mujer, asociados en una perdurable unidad de vida
sancionada por la ley, se completan recíprocamente, y cumpliendo los fines de la
especie la perpetúan al traer a la vida la inmediata descendencia (Vásquez, 2002).
Igualmente Enneccerus, manifiesta que el matrimonio es la unión de un hombre y
una mujer, reconocida por la ley, investida de ciertas consecuencias jurídicas y
dirigidas al establecimiento de una plena comunidad de vida (Enneccerus, cit.
Vasquez, 2002).

Tendencias actuales sobre el matrimonio

a) Algunos autores consideran que la discusión acerca de si el matrimonio es un


contrato o no lo es, resulta ociosa. La conclusión del matrimonio es un
contrato, sin que obste en contrario la imposibilidad de resolverlo por mutuo
disenso en algunas legislacio- nes o de modificar su contenido, al menos en
los aspectos personales, por obra de la voluntad de las partes, pues ello no
afecta a la esencia del contrato y existen otros en semejantes situación.
Tampoco obsta la intervención de un funcionario público con carácter de
constitutivo, pues no hay inconveniente en aceptar un contrato que, además de
la intervención de las partes, requiera la de aquel funcionario, más aún cuando
la función de éste, más que constitutiva del matrimonio, es de índole notarial.

b) En cambio, otros juristas consideran, el matrimonio es al mismo tiempo un


contrato y una institución. Porque en un contrato se explica la importancia
preponderante que se da al consentimiento inicial –“No hay matrimonio
cuando no hay consentimiento”, la teoría de los vicios del consentimiento. Y
porque el matrimonio es una institución se explica que sea obra del Estado al
mismo tiempo que de la voluntad de los contra- yentes; la teoría de la invalidez
del casamiento se aparte, siquiera parcialmente, de los
contratos en general; que en la casi totalidad de las legislaciones no puedan las partes
modificar los efectos personales del matrimonio.

La familia y el matrimonio desde la visión constitucional

Es muy importante notar que los artículos 4º y 6º de la Constitución diferencian


ostensible- mente entre lo que debe ser la protección de la familia (artículo 4º) y la
protección integral de los hijos, iguales estos ante la ley con independencia de su
filiación (artículo 6º). Hay una filiación que para la Constitución es, por decirlo así,
matrimonial, producida en el seno de la institución uxorio, y hay o puede haber
filiaciones extramatrimoniales, no integradas en la realidad del matrimonio.
Precisamente porque esto es o puede ser así de facto, es por lo que la Constitución
de acuerdo también en este aspecto con diversos textos jurídicos inter- nacionales
quiere garantizar también, es decir además, de la forma más completa posible, a la
personas humanas en su condición en el seno de una familia. Resulta evidente por
el contexto que, lo que se quiere asegurar en el artículo 6º es especialmente la
protección más integral posible a los hijos aun cuando sean extramatrimoniales, es
decir, sin perjuicio y además de la protección que dispensarse a la familia. La
redacción del artículo 4º solo se justifica sobre la base de entender que, para la
Constitución, la familia guarda inmediata relación con el matrimonio. Pero ello no
significa que exista una plena identificación entre el concepto de familia y el de
familia “matrimonial”. Ciertamente no es así, desde que la ratio de los artículo 4º
que reconoce los principios de protección de la familia y de promo- ción del
matrimonio y 5º que admite el principio de amparo a las uniones de hecho propias
o sin impedimento matrimonial es sobre todo positiva: proteger a la única familia
que la Constitución considera tal, sin considerar su base de constitución legal o de
hecho; prefi- riendo el matrimonio antes que a otras unidades convivenciales more
uxorio. Contraerlo un derecho constitucional, cuyo régimen jurídico corresponde a
la Ley por mandato constitu- cional” (Poder Judicial, s.f.).

La sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos que legaliza el


matrimonio igualitario

El Tribunal Supremo de los EEUU ha declarado inconstitucionales las leyes de sus


14 esta- dos que prohibían al matrimonio homosexual; por lo tanto, las parejas del
mismo sexo tienen el derecho de contraer matrimonio en los 50 Estados de la Unión
sin que ninguna ley pueda impedirlo. La sentencia es histórica porque pone fin a un
debate legal y judicial en un país tan influyente como EEUU, en donde se refleja de
modo complejo las contradicciones entre el impulso liberal y democrático y una
poderosa cultura reaccionaria que lo resiste. También lo es porque esta decisión
que hace justicia a millones de hombres y mujeres no obedece a una ley sino a una
decisión judicial. desde el 26 de junio de 2015, tras la sentencia del caso Obergefell
contra Hodges del Tribunal Supremo de los Estados Unidos que declaró que todos
los Estados tienen obligación de conceder licencias de matrimonio a parejas del
mismo sexo bajo la Decimocuarta Enmienda a la Constitución de los Estados
Unidos (Bassets,
2015). [Pero es preciso adentrarse en la sentencia para apreciar el enfoque de los
altos jueces norteamericanos a fin de sopesar las poderosas razones que,
revistiendo en su totalidad de sentido jurídico –constitucional, se sustentan en los
más antiguos principios generales del Derecho, la equidad y la libertad, ambos
elementos concurrentes y no limitativos del amor y sus consecuencias legales.

El Tribunal, a través de esta magistral sentencia, realiza como muy pocas veces
una inte- gración del amor al derecho positivo. Señala, por ejemplo, que “el
matrimonio representa un amor que puede sobrevivir a la muerte”; “que no hay
ninguna unión más profunda que el matrimonio, que representa los más altos
ideales de amor, fidelidad, devoción, sacrificio y familia”; y que “al afrontar una unión
en matrimonio, dos personas se convierten en algo más grandioso que lo que eran
antes”. Luego, desde una visión de matrimonio como poten- cia dota de libertades
que no pueden considerarse reñidas con los sentimientos, el Tribunal concluyente
que “la naturaleza del matrimonio es que, a través de su lazo eterno, dos perso- nas
pueden encontrar otras libertades, como la de expresión, intimidad o espiritualidad.
Esto es cierto para todos los ciudadanos, independientemente de su orientación
sexual”.

La constitución y las distintas formas de convivencia de pareja

El actual modelo de familia constitucionalmente garantizado es producto de un


proceso en el que inicialmente se le presentaba como una realidad convivencial
fundada en el matrimonio, indisoluble y heterosexual, encerrado en la seriedad de
la finalidad reproductora (Sánchez, 2000). Condenado al exilio legal a cualquier otra
forma de constitución de una familia. “Los concubinatos fueron perseguidos y
deslegitimados al no reconocérseles efectos jurídicos de ninguna clase. Los hijos
de esas uniones de hecho, por lo demás, fueron estigmatizados como bastardos”
(Vega, 2003). Ahora, se aprecia que la Constitución extendió su manto de
protección a la convivencia sin matrimonio, y sea consagración se ha trasladado en
la legislación ordinaria que regula no solo lo es efectos patrimoniales sino también
personales. “Socialmente, el concubinato ha dejado de ser un matrimonio de
segundo rango y su admi- sión por diversos ordenamientos no es considerada como
un atentado contra las uniones conyugales, pues aquella no se regulada
desmontando los principios del matrimonio. Son opciones que el legislador ha
tenido, finalmente, que admitir por cuanto lo que se privilegia es la familia y no la
ceremonia o la formalidad que rodea su inicio. También las uniones para conyugales
son fuentes de afecto, solidaridad, ayuda recíproca y muestran a dos personas
compartiendo valores, metas y amor entre sí y para sus hijos” (Vega, 2003).

Por lo demostrado el objetivo fue de desarrollar los argumentos y fundamentos


jurídicos a la luz del Derecho nacional e internacional sobre el derecho a la unión
civil de personas del mismo género como legítimo derecho constitucional de las
minorías nacional.
MATERIAL Y MÉTODOS

La investigación es de carácter teórico y cualitativo dentro el nivel de la ciencia


aplicada al Derecho civil y Constitucional. Por la complejidad del problema materia
de análisis, la investigación es exploratoria. Las fuentes empíricas están
constituidas por las diversas posi- ciones a favor y en contra sobre la Unión Civil
expuestas en el debate nacional en el Congre- so de la República y en el Derecho
Comparado.

La presente investigación se ubica en el ámbito del Derecho civil y Constitucional,


se hizo uso del método exegético y la dogmática jurídica nacional y el Derecho
comparado. El ámbito de investigación, en el aspecto teórico, abarca la doctrina
nacional e internacional referidos al sistema de la Unión Civil. El universo de la
investigación está compuesto por todas las versiones acerca de la Unión Civil en el
Perú.

RESULTADOS

La Organización de las Naciones Unidas (ONU), en reiterada recomendación y su


Comisión para los Derechos Humanos es proteger a las personas de la
discriminación por razón de la orientación sexual. Esto significa que las parejas de
hecho homosexuales sean tratadas de la misma manera y tengan derecho a las
mismas prestaciones que las parejas heterosexuales. Esta recomendación de la
ONU es concordante con el espíritu de la Constitución de 1993 por el que se rechaza
toda forma de discriminación, incluyendo la orientación sexual.

Los derechos fundamentales de las minorías, como el derecho a ser iguales ante
la ley, no pueden ser recortada porque lo decide una mayoría a la que le
‘incomodan’ actitudes de una minoría que no perjudican a nadie. Y este derecho
tampoco puede ser sometido a un referéndum o cualquier forma de consulta
popular porque devendría en ilegítimo, pues, los derechos humanos no son materia
de consulta por ser inherentes a la persona. En ese sentido, aun contra la tiranía de
la mayoría, el proyecto de unión civil de personas del mismo género debe ser
aprobado por el Congreso de la República.

Al obtener el reconocimiento jurídico de la unión civil de personas del mismo


género, los compañeros (as) civiles podrían realizar contratos económicos, como
cualquier pareja de esposos; para obtener y poseer bienes comunes; derecho a la
herencia de la pareja en caso de que uno de ellos fallezca, su vez, si uno ellos se
encontrase impedido de tomar decisiones sobre su estado de salud, su compañero
civil podría autorizar, por ejemplo, un tratamiento quirúrgico de emergencia; el
derecho a visitar a su pareja en el hospital, así se encuentre en la unidad de cuidados
intensivos; se les permita realizar visitas a un centro penitenciario. Dere- chos ante
la seguridad social, es decir, los compañeros civiles podrían adquirir el derecho a
ser beneficiaros directas del Seguro Social de su pareja. Esto implicaría que
tendrían acceso a la pensión de invalidez de Essalud, de sobrevivencia en AFP, de
viudez, al régimen manco- munado de jubilación, gozar del derecho al seguro ante
cualquier aseguradora. Asimismo,
en caso de que alguno de los compañeros civiles sea extranjero, tendría derecho a
adquirir la nacionalidad peruana, luego de dos años de haber celebrado la unión
civil no matrimonial con un ciudadano peruano.

DISCUSIÓN

El Premio Nobel Mario Vargas Llosa, Señala: “El matrimonio entre personas del
mismo sexo, ya autorizado en varios países del mundo, tiende a combatir un
prejuicio estúpido y a reparar una injusticia por la que millones de personas han
padecido (y siguen padeciendo en la actualidad), injusticias y discriminación
sistemática, desde la hoguera inquisitorial hasta la cárcel, el acoso, marginación
social y atropellos de todo orden. Inspirada en la absurda creencia de que hay solo
una identidad sexual “normal” (Vargas-Llosa, 2013).

Para el ex congresista conservador, Rafael Rey, aquello de legalizar la “unión civil


homo- sexual” no es algo normal. “La pareja tiene que ser de distinto sexo” (Chavez,
2014).

Por su parte, Federico Prieto Celi, otro laico consagrado de las filas opus deístas,
opina en las mismas páginas sobre el mismo tema, y advierte: “sufrimos el brote de
un movimiento cultural neopagano”. Y señala que estamos ante una suerte de
confabulación internacional que pretende destruir el matrimonio, tal como lo
entiende el catolicismo desde su particular cosmovisión, la cual considera de refilón
que los homosexuales son como ciudadanos de segunda categoría (Prieto, 2014).

No comparto los argumentos que fueron vertidos por Rafael rey y Federico Prieto
Celi, porque para los homosexuales, es más normal que dos personas del mismo
sexo se sien- tan atraídas, que, por ejemplo, alguien aspire a vivir el celibato.
Porque desde mi punto de vista, los decretos impracticables, como reprimir la
libido, solo favorecen la genera- ción de patologías, o producen individuos
infelices, o contribuyen a la neurotización y ahondamiento de la soledad. Lo
medular de este debate de la “unión civil” es que trata de instalar la igualdad para
todos los peruanos, sin discriminaciones de ningún tipo. Y las parejas
homosexuales, independientemente, tengan los mismos derechos patrimoniales,
hereditarios, tributarios, de acceso a la salud pública, etc. Porque, a fin de
cuentas, lo que se pretende es que se legisle bajo el principio de laicidad del
Estado peruano, pues, el Perú no es un país musulmán ni se rige bajo las leyes
absolutistas del Vaticano. Bajo esa premisa, lo que se debe buscar es la
construcción de una nación más inclusiva, en la que los derechos que se les
reconocen a los heterosexuales también se les reconozcan a los homosexuales.
El problema no es de difícil comprensión jurídica. Si en el Perú existen minorías
excluidas y estigmatizadas, el Estado debe actuar de forma especial para superar
este tipo de situaciones, promoviendo políticas públicas destinadas a dejar atrás
cualquier tara o anacronismo que arrastremos como sociedad.
El informe elaborado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos: señala “la obligación de proteger a las personas de la
discriminación por razón de la orientación por razón de la orientación sexual
comprende que las parejas de hecho homosexuales sean tratadas de la misma
manera y tengan derecho a las mismas prestaciones que las parejas
heterosexuales”. Sin duda las trabas se encuentran en dos niveles. Por un lado, los
prejuicios de muchos en la sociedad. Esto consiste, en esencia, en una irracional
resistencia a reconocer como un “dato de realidad” la diversidad en la orientación
sexual de las personas. Por otro lado, la campaña oscurantista y totalitaria de un
sector de la jerarquía eclesiástica que alimenta esos prejuicios. En sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, vinculante para todo el sector público
nacional, se ha establecido sin ambigüedad que “está proscrita por la Convención
cualquier norma, acto o práctica discriminatoria basada en la orientación sexual de
la persona. En consecuencia, ninguna norma, decisión o práctica de derecho
interno, sea por parte de autoridades estatales o por particulares, pueden disminuir
o restringir, de modo alguno, los derechos de una persona a partir de su orientación
sexual”.

Los que manifiestan que las parejas homosexuales se diferencian de las


heterosexuales se caracterizan por ser inconstitucional. Porque el principio de la
dignidad humana, señalado en el artículo 1º de la Constitución, atribuye de no
restringir derechos salvo una limitación permita de otro derecho fundamental, por lo
que se podría sostener que no existe un tertium comparationis válido, es decir no
existe algún motivo válido para diferenciar las relaciones iniciadas entre dos seres
humanos por su orientación sexual. La Corte Constitucional de Colombia ha
sostenido que “actualmente la pareja heterosexual cuenta con dos formas de dar
lugar a una familia, lo que les permite a sus miembros decidir autónomamente y
ejercer su derecho al libre desarrollo de la personalidad, en tanto que la pareja
homosexual carece de un instrumento que, cuando se trata de constituir una familia,
les permita a sus integrantes tener la misma posibilidad de optar que asiste a las
parejas heterosexuales” (Corte Constitu- cional de Colombia,2011).
El artículo 2.2º de la Constitución dispone que toda persona tiene derecho “la
igualdad ante la ley. Nadie debe ser discriminado por motivo de origen, raza, sexo,
idioma, religión, opinión, condición económica o de cualquiera otra índole”. Este
principio ha sido entendido en el sentido que “el derecho a la igualdad tiene dos
facetas: igualdad ante la ley e igualdad en la ley. La primera de ellas quiere decir
que la norma debe ser aplicable, por igual, a todos los que se encuentren en la
situación descrita en el supuesto de la norma; mientras que la segunda implica que
un mismo órgano no puede modificar arbitrariamente el sentido de sus decisiones
en casos sustancialmente iguales” (Tribunal Constitucional, 2007). El Estado no
tiene otra opción sino la de hacer respetar el principio de no discriminación por
orientación sexual. Sería útil que nuestros congresistas tuvieran en cuenta que no
tienen otra opción.
CONCLUSIONES

Con la aprobación de la unión civil no matrimonial de personas del mismo género,


el Perú tiene la oportunidad para dar un paso más en el camino de la cultura de la
libertad y el respe- to de las minorías discriminadas, dejando atrás una de las formas
más extendidas y practi- cadas por el hombre, que es la homofobia, es decir, el odio
a los homosexuales. El proyecto de ley de Unión Civil entre persona del mismo
género o sexo, que cuenta con el apoyo del Ministerio de Justicia, la Defensoría del
Pueblo, de las Naciones Unidas y de Amnistía Inter- nacional es legal y moralmente
correcta. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y su Comisión para los
Derechos Humanos protege a las personas de la discriminación por razón de la
orientación sexual, y que sean tratadas de la misma manera y tengan derecho a las
mismas prestaciones que las parejas heterosexuales. Esta recomendación de la
ONU es concordante con el espíritu de la Constitución de 1993 por el que se
rechaza toda forma de discriminación, incluyendo la orientación sexual.
Consideramos que desde una moral priva- da y desde una óptica religiosa, las
diversas confesiones religiosas se hallan completamente equivocadas. Lo cierto es
que se resisten al natural cambio y evolución de las sociedades, el Estado peruano
no es confesional ni fundamentalista, tampoco totalitario, ni se guía por dogmas
católicos retrógrados.

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Fecha de aceptación: 28/11/16


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Alberto
Miguel
Camargo
Quiroga
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roga@hotm
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