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Derivada de una palabra Griega relacionada con el nombre del dios Hermes, el
supuesto mensajero e intérprete de los dioses. Sería incorrecto inferir de esto que
la palabra denota la interpretación o la exégesis de la Escritura Sagrada. El uso ha
restringido el significado de la hermenéutica a la ciencia de la exégesis Bíblica, es
decir, a la colección de las reglas que gobiernan la correcta interpretación de la
Escritura Sagrada. Exégesis por lo tanto se relaciona con la hermenéutica, como la
lengua está a la gramática, o como el razonamiento a la lógica. Los hombres
hablaron y razonaron antes de que hubiera cualquier gramática o lógica; pero es
muy difícil hablar correctamente y razonar debidamente siempre y bajo cualquier
circunstancia sin un conocimiento de la gramática y de la lógica. De la misma
manera nuestros primeros escritores Cristianos explicaron la Escritura Sagrada --
como es interpretado en casos particulares incluso en tiempo extra por estudiantes
de talento extraordinario-- sin confiar en cualquier principio formal de la
hermenéutica, pero tales explicaciones, si están correctas, estarán siempre de
acuerdo con los cánones de nuestra ciencia actual de la exégesis.
I. NECESIDAD DE LA HERMENÉUTICA
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lógica está para el pensador; mientras que las leyes del pensamiento se basan en
una tendencia innata de la mente, el resto de las reglas de la hermenéutica se
extienden en gran parte sobre los hechos externos de la mente. Y los resultados
que fluyen de la aplicación de los principios de la hermenéutica no son menos
importantes que aquellos derivados por medio de las leyes formales de la lógica,
desde las controversias entre los Judíos y los Cristianos, entre los Cristianos y los
Racionalistas, entre los Católicos y Protestantes, finalmente están de nuevo en las
preguntas de la hermenéutica.
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IV. DIVISIÓN DE LA HERMENÉUTICA
Puesto que las leyes hermenéuticas más especiales no contradicen las leyes más
generales, pero solo las determinan más correctamente para adaptarlas a las
escrituras particulares, las cuales son explicadas; debería ser posible determinar el
primer y más alto principio o ley de la hermenéutica, de la cual se derivan todas
las reglas exegéticas especiales. El lector recordará que tales primeros principios
existen en otras ciencias, también; en lógica, por ejemplo, y en la ética, nosotros
tenemos el principio de la contradicción un principio de hacer lo bueno
respectivamente. Volviendo a la hermenéutica, el pensamiento se debe derivar del
lenguaje según la misma ley que regula la expresión del pensamiento en el
lenguaje, el proceso solamente sería invertido. Respecto a esto, el lenguaje en
general no difiere de un mensaje de la clave que se deba leer según el código en
el cual fue escrito. Ahora un escritor utiliza comúnmente el código de su día y de
sus propias circunstancias peculiares; él emplea el lenguaje de acuerdo con sus
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usos peculiares y sus reglas de la gramática; él sigue en la expresión de sus
pensamientos la secuencia de la lógica, y sus palabras reflejan su mentalidad así
como también sus condiciones físicas y sociales. Si los deseos del intérprete de
entender completamente al escritor, él debe guiarse por estos cuasi-criterios del
significado del autor: su lenguaje, su hilo de pensamiento o el contexto, y de su
condición psicológica e histórica a la hora de la escritura. Por lo tanto fluye el
primer y más alto principio de la hermenéutica: Encontrar el sentido de un libro
por su lenguaje (gramatical y filológicamente), por las reglas de la lógica (desde
del contexto), y por la condición mental y externa del escritor. Expresando la
misma verdad negativamente, podemos decir que ningún significado de un pasaje
que no este de acuerdo con su gramática, su contexto, y las condiciones internas y
externas de su autor, no puede ser el sentido verdadero del escritor. En el caso de
la Escritura, el hecho de su inspiración y de su interpretación auténtica por la
Iglesia, se debería agregar a los tres criterios comunes de la interpretación; por lo
tanto ningún significado sin armonía con la gramática Bíblica, el contexto, o las
condiciones concretas de los escritores bíblicos, o sin armonía con el hecho de la
inspiración y el espíritu de la interpretación de la Iglesia, no puede ser el sentido
verdadero de la Escritura. Respeto solamente al primero de estos tres criterios
hace racionalista a la exégesis; la observancia de los primeros cuatro es un
reconocimiento de la doctrina Cristiana específica de la inspiración Bíblica; pero es
solamente la conjunción del quinto con los otros cuatro que da vida a la verdadera
exégesis Católica sin destruir el carácter racional y simplemente Cristiano de la
interpretación.
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VII. DESARROLLO HISTÓRICO DE LA HERMENÉUTICA
A. Desarrollo Judío
Al poco tiempo después de los días de Cristo, R. Hillel estableció siete reglas de la
hermenéutica (middoth), entre las cuales se encuentran la inferencia del más
grande al menor contexto, de lo general a lo particular para los pasajes paralelos.
Al principio del segundo siglo R. Yishma 'el ben Elisha' aumentó el número de las
reglas de Hillel a trece, tratando entre otras preguntas la manera de armonizar los
pasajes contradictorios. Cerca de la mitad del segundo siglo R. Eli'ezer deribó
treinta y dos reglas de la hermenéutica desde entonces prevalece el método de la
interpretación, y éstas todavía son encontradas en las ediciones del Talmud
después del tratado "Berakhoth". En la Edad Media Aben Ezra y Maimonides
explicaron ciertas reglas de la hermenéutica, pero ningún escritor rabínico ha
escrito ex profeso cualquier tratado completo sobre hermenéutica Bíblica.
Desarrollo Cristiano
Entre los primeros Cristianos, también, las Escrituras fueron leídas y explicadas sin
la orientación de cualquier regla reconocida de la hermenéutica. Podemos deducir
de los refranes de los Padres que la tradición y la analogía de la fe eran las leyes
soberanas de los primeros intérpretes Cristianos. En el segundo siglo Melito de
Sardis compuso un tratado de la hermenéutica, titulado "La Llave", en la cual él
explicó los tropos Bíblicos. Los Padres de los siglos tercero y cuarto sugirieron
muchas reglas de la interpretación sin recopilarlas en algún trabajo distinto.
Además de Tertuliano y Clemente de Alejandría, Orígenes propuso y defendió
contra Judíos y heréticos sus reglas de la exégesis en su trabajo "De principiis", lib.
IV; Diodoro de Tarso (días antes del 394 d.C.) escribió sobre la diferencia entre el
tipo y la alegoría, pero su trabajo "Quomodo differt theoria ab allegoriâ" había sido
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perdido; San Juan Crisóstomo impulsa al comentarista a estudiar el contexto, el
autor, los lectores, la intención del interlocutor, la ocasión, el lugar, la época, y la
manera de escribir (Hom. en Jer. x, 33; Hom. xv en Juan.) San Jerónimo, ha
dejado también muchas pistas sobre el método apropiado de la interpretación
("Ep. ad Pammach."; "De optimo genere interpretandi"; "Lib. quaest. Hebr. in
Gen."; "De nominibus et loc. Hebr."; "Praef. in 12 prophet."; "In quat. evang.",
etc.).
El Concilio de Trento
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reaccionaron favorable en la búsqueda de idiomas Bíblicos; el descubrimiento del
arte de la impresión (1440-1450) facilitó la extensión de las Escrituras; la toma de
Constantinopla por los Turcos (1453) ocasionó la emigración que va hacia el oeste
de los Griegos doctos numerosos, que llevaron con ellos sus tesoros literarios así
como su aprendizaje y habilidad artística. Durante este período, también, fue que
Nicolás de Lyra (d. 1340 d.C.) escribió sus trabajos, "Tractatus de differentiâ
nostrae translationis ab Hebr. litterâ y "Liber differentiarum V. et N. Testamenti", y
Juan Gerson (d. 1429 d.C.) produjo su tratado de hermenéutica titulado
"Propositiones de sensu litterali Scripturae Sacrae", en el cual él considera las
diversas clases del sentido de la Escritura, y expresa su preferencia para que el
sentido literal sea determinado según la enseñanza de la tradición y de las
declaraciones de la Iglesia. En el siglo decimosexto la llamada Reforma comenzó
con mirar la analogía de la fe y los símbolos como los criterios de la exégesis
Bíblica, pero finalmente tuvieron que caer detrás de las reglas del Cristianismo e
incluso de la hermenéutica racionalista, de modo que prepararan naturalmente la
manera para el racionalismo Bíblico del siglo decimoctavo. La literatura
hermenéutica Católica también creció durante estos siglos, en parte debido a la
rivalidad entre los eruditos Católicos y Protestantes. Como esto tendía a agrandar
los trabajos hermenéuticos, la claridad y la minuciosidad exigieron la separación de
la hermenéutica de la crítica, de lo histórico, y de las preguntas dogmáticas, y la
prueba sólida del desarrollo de los principios estrictamente hermenéuticos.
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IX. CONTENIDO DE LA HERMENÉUTICA
· el sentido literal
o su naturaleza
o su división
o su ubicuidad
o su unidad y multiplicidad
o Las dos clases de un sentido supuesto de la Escritura que en el mejor de los
casos llevan solamente una analogía al sentido Bíblico verdadero:
§ el derivativo o el sentido consiguiente,
§ y la comodidad bíblica.
· el sentido típico
o su naturaleza
o sus divisiones
o su existencia
o su ocurrencia en el Viejo y en el Nuevo Testamento
o su criterio
o su valor teológico.
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· el carácter humano de la Biblia, que exige una interpretación histórico-gramatical
de modo que el comentarista deba tener presente
o la significación de la expresión literaria de su lengua sagrada y de la Escritura;
o el sentido de su expresión literaria, que es determinada a menudo por el tema
de la escritura, por su ocasión y propósito por el contexto gramatical y lógico, y
por los pasos paralelos;
o el ajuste histórico del libro y de su autor.
· El carácter divino o inspirado de la Biblia requiere una interpretación Católica
supuesta, que implica las direcciones adicionales de
o un carácter negativo que previene (a) toda la irreverencia y (b) la admisión de
cualquier error y
o de una naturaleza positiva, que fue ordenada por el intérprete al respecto (a) las
definiciones de la Iglesia, (b) la interpretación patrística, y (c) la analogía de la fe.
· la versión,
· la paráfrasis,
· la glosa y el escolio
· la disertación,
· finalmente del comentario.
(4) Las páginas concluidas del artículo EXÉGESIS están dedicadas a una breve
historia del tema:
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Hemos agregado este examen de la historia de la exégesis porque lanza la luz en
el desarrollo histórico de la hermenéutica.
A. INERRANCIA
Naturaleza de la Inerrancia
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Sin contradicciones en la Escritura Sagrada
En otros casos las contradicciones aparentes en la Biblia son debido a una exégesis
errónea de uno o ambos pasajes en cuestión. Tales interpretaciones incorrectas
son causadas fácilmente por el cambio del significado de una palabra; por la
suposición de un nexo incorrecto de las ideas (cronológico, verdadero, o
psicológico); por una restricción o una extensión del significado de un pasaje más
allá de sus límites naturales; por un intercambio figurativo apropiado, con
absoluto, lenguaje hipotético; por una concesión de la autoridad Divina a las meras
citas de fuentes profanas, o por una negligencia de la diferencia entre el Viejo y
Nuevo Testamento. Así la palabra "tentar" tiene un sentido en Gen, xxii, 1, y
absolutamente otro sentido en Santiago, i, 13; las expresiones "fe" y "trabajos" no
tienen el mismo sentido en Rom, iii, 28, y Santiago, ii, 14, 24; el "compañero
sincero" de Fil., iv, 3, no significa "esposa", y no pone este pasaje en oposición de
I, Cor., vii, 8; el "odio de los padres" inculcado en Lucas, xiv, 26, no es el odio
prohibido por el mandamiento del decálogo; los nexos de los acontecimientos en el
Primer Evangelio no es cronológico y no establece una oposición entre San Mateo
y los otros Evangelistas; en I Reyes, xxxi, 4, el escritor inspirado atestigua que
Saúl se matara el mismo, mientras que en II Reyes, i, 10, el Amalecita mentiroso
se jacta que él mata bruscamente a Saúl; en Juan, i, 21, el Bautista niega que él
es "el profeta”, sin la contradicción de la declaración de Cristo en Mateo, xi, 9, que
Juan es un profeta; etc.
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de ésos relacionados en el Gen, xx, 2, y xxvi, 7; la curación del criado del
centurión relatado en Mateo, viii, 5 sqq., es enteramente distinta de la curación del
hijo del rey mencionado en Juan, iv, 46 sqq.; la multiplicación de los panes en
Mateo, xiv, 15 sqq., es distinta de la descrita en Mateo, xv, 32 sqq., la limpieza del
templo relacionado en Juan ii, 13 sqq., no es idéntica con el acontecimiento dicho
en Mateo, xxi, 12 sqq.; la unción descrita en Mateo, xxvi, 6 sqq., y Juan, xii, 3
sqq., difiere de lo dicho en Lucas, vii, 37 sqq.; los profetas vieron la venida de
Cristo desde un punto de vista histórico, moral, y escatológico, etc.
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interpretadas en la luz de su propia edad y de su escritor original, antes de que se
pongan en la oposición a cualquier verdad profana. Hay expresiones incluso en el
lenguaje de hoy (por ejemplo, el naciente y la puesta del sol, etc.) las cuáles
contradicen las verdades científicas reconocidas, si no se presta ninguna atención
a la conformidad de tal lenguaje con "apariencias sensibles".
B. AUTORIDAD DE LA IGLESIA
Hasta aquí hemos considerado la inerrancia de la Biblia la cual nunca puede ser
perdida de vista por el intérprete creyente; ahora venimos a cuestionar la
autoridad a la cual el exegeta Católico debe obediencia.
Ley de la Iglesia
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El Concilio de Trento (Sess. IV, De edit. et usu ss. II.) prohíbe que, en "materias
de la fe y de la moral pertenecientes a la edificación de la doctrina cristiana", la
Biblia esté explicada contra el sentido llevado a cabo por la Iglesia, o contra el
consentimiento unánime de los Padres. La Confesión Tridentina de la Fe y el
Concilio Vaticano (Sess. III, Const. de fide cath., cap. ii) impone en forma positiva
que en "materias de la fe y de la moral que pertenecen a la edificación de la
doctrina cristiana", las Escrituras son explicadas según la enseñanza de la Iglesia y
del consentimiento unánime de los Padres. En el artículo EXEGESIS las reglas que
han sido establecidas asegurarían en su debida conformidad la exégesis Católica
con la enseñanza patrística y Católica; pero poco había sido dicho acerca del
significado de la cláusula "en materias de la fe y de la moral" y sobre la relación de
la autoridad eclesiástica al regar las verdades que no pertenecen a las "materias
de la fe y de la moral".
Ciertos escritores han deducido del hecho de que los decretos de los concilios no
dicen cualquier cosa explícitamente sobre el sometimiento del intérprete a la
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autoridad en caso de que de las verdades Bíblicas no incluidas entre "materias de
la fe y de la moral", que la Iglesia haya dejado al comentarista perfectamente libre
en esta parte de la exégesis Bíblica. Las leyes de la lógica apenas justifican esta
inferencia. Al contrario, la lógica exige que no deberían llevar ninguna explicación
que no estuviera en armonía con la analogía de la fe. El panorama más razonable
de mantener esta cuestión que en materias ni de la fe ni de la moral la enseñanza
de la Iglesia no ofrece una guía positiva al comentarista, sino que provee una
ayuda negativa, ya que dice al estudiante Católico que cualquier explicación debe
ser falsa, que no es conformista con el espíritu de la fe Católica. Para ilustrar las
reglas precedentes, podemos considerar la actitud de la Biblia hacia el movimiento
de la tierra según lo implicado en la pregunta de Galileo:
A. J. MAAS
Transcrito por Janet Grayson
Traducción por: Ph. D. Angel R. Cepeda Dovala y M. A. Sonia M. Cepeda
Ballesteros
Abril de 2006; México.
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Definiciones de Hermenéutica
Interpretación Bíblica o Hermenéutica<i>: La buena interpretación bíblica debe
responder a la pregunta: "¿Cómo puedo entender lo que significa este pasaje en
particular?" Como hay reglas que gobiernan su uso, es una ciencia. Puesto que no
basta con sólo conocer las reglas, también es un arte. Asimismo hace falta
práctica para aprender a usar las reglas.
El asunto de cómo interpretar la Biblia no es de poca monta. Es, en cierto
sentido, uno de los campos de batalla de nuestras almas. Mediante el estudio de
las Escrituras aprendemos quién es Jesús y se nos capacita para llegar a ser como
Él.
Conocer la Escritura, así como obedecerla, son los fundamentos mellizos de una
vida consagrada. Esa que produce el deseo adicional de estudiar la palabra de
Dios. De ahí que la interpretación apropiada de la Biblia lleva al educando del
estudio a la aplicación, de esta lo lleva de nuevo al estudio y a la aplicación más
profunda en una espiral ascendente hacia Dios.
1. Los principios básicos del estudio bíblico:
a) Oración.
b) Sentido común.
c) Preguntas adecuadas al texto
d) Contexto
e) Observación, interpretación, evaluación y aplicación
f) Descubrir y entender el significado del pasaje
2. Las cuatro etapas de la interpretación bíblica:
a) Observación
b) Interpretación
c) Evaluación
d) Aplicación
3. Problemas especiales en la interpretación de la Biblia:
a) Hipérbole
b) Metáfora
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c) Antropomorfismo
d) Parábola
e) Profecía
f) Apocalíptica
Hermenéutica<ii>: La palabra "hermenéutica" extraña y asusta un poco al lego,
pero es una etiqueta conveniente (derivada de la voz griega "hermeneuo":
explicar un texto) para resumir las distintas consideraciones, principios y normas
que nos ayudan a llegar a una interpretación adecuada de las Sagradas Escrituras.
Por la ayuda de tales normas, podemos hacer una buena exégesis de cualquier
pasaje bíblico. Esta voz también es una palabra griega que significa "poner en
claro un texto".
Concepto de hermenéutica<iii>: La hermenéutica es la ciencia de la
interpretación. El término etimológicamente, se deriva del verbo griego
hermeneuo, que significa explicar, traducir, interpretar.
Tanto el concepto griego como el de épocas posteriores se refieren a la
determinación del significado de las palabras mediante las cuales se ha expresado
un pensamiento.
Las complejidades del lenguaje frecuentemente conducen a conclusiones
diferentes y aun contrapuestas en lo que respecta al significado de un texto. El
camino a recorrer entre el lector y el pensamiento del autor suele ser largo e
intrincado. Ello muestra la conveniencia de usar todos los medios a nuestro
alcance para llegar a la meta propuesta. La provisión de esos medios es el
propósito básico de la hermenéutica.
Un termino sinónimo de hermenéutica es "exégesis" (del griego exegeomai =
explicar, exponer, interpretar).
Aplicada al campo de la teología cristiana, la hermenéutica tiene por objeto fijar
los principios y normas que han de aplicarse en la interpretación de los libros de la
Biblia.
Hermenéutica<iv>: (gr. hermeneuein, interpretar) f. Arte de interpretar los
textos: la interpretación de los libros sagrados.
Hermenéutica<v>: La hermenéutica es la materia que se apresta al estudio y
comprensión de cualquier texto, su aceptación es general en todas las culturas,
pues sus principios son aplicables para la cabal comprensión de cualquier texto,
sin importar el idioma en el que fue escrito, la cultura del escritor o de los lectores
y en fin todos los aspectos que se toman en cuenta para comprender
correctamente un texto literario.
La palabra hermenéutica es una transliteración del vocablo HERMENEUTIKE el
cual deriva del verbo griego HERMENEUO que significa interpretar, y se dice que
es la ciencia que nos enseña los principios métodos y reglas de la correcta
interpretación de cualquier texto literario.
Algunas de las ciencias auxiliares de la Hermenéutica son: la glosología, estudio
de diversas lenguas; la lingüística, estudio situacional de ortografía, sintaxis,
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semántica de los idiomas; la paleografía; estudio de textos antiguos; la filología se
dedica a la fechación, verificación, colación y fijación de textos históricos; y la
exégesis, que da la interpretación a partir del texto.
Ciertamente contamos con una materia especial dentro del estudio Bíblico a la
cual se le ha denominado Hermenéutica Sacra y que sin duda alguna aporta
características propias para la interpretación del texto Sagrado. Una aportación
importante de citar de la Hermenéutica Sacra es que se divide en dos grandes
segmentos, el primero se refiere: a la hermenéutica bíblica general, que incluye
todas aquellas reglas que tienen aplicación a todo el texto bíblico. La
hermenéutica bíblica especial: se refiere a la reglas y consideraciones necesarias
para interpretar categorías especiales de literatura, como pueden ser la poesía,
lenguaje figurado, profecía, o las muchas y diversas formas de dicción.
Citas utilizadas
i Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, Wilton M. Nelson. 1998 Editorial Caribe.
p. 536-542
ii Normas para la Recta Interpretación de las Sagradas Escrituras. Ernesto
Trenchard. Editorial Moody. p. 7
iii Hermenéutica Bíblica. José M. Martínez. 1984 Libros CLIE. p. 16-17
iv Diccionario General de la Lengua Española VOX. Tomado del sitio de Internet
www.vox.es/
v Hermenéutica. Adolfo Eliud Gómez Sánchez. Tomado de la página de Internet
www.angelfire.com/hi2/horizon
Definiciones de Hermenéutica
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c) Preguntas adecuadas al texto
d) Contexto
e) Observación, interpretación, evaluación y aplicación
f) Descubrir y entender el significado del pasaje
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principios y normas que han de aplicarse en la interpretación de los libros de la
Biblia.
Citas utilizadas
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RV Marker
MOVIMIENTO DE RESTAURACIÓN
Y SU HERMENÉUTICA BÍBLICA
A MODO DE INTRODUCCIÓN
ACERCA DE LA HERMENÉUTICA
1[1].Nelson, Wilton M., Nuevo Diccionario Ilustrado de la Biblia, (Nashville, TN: Editorial
Caribe) 2000, c1998.
1[2]. http://mural.uv.es/silmonmo/hermeneutica.htm
1[3] Entendemos por fundamentalismo la doctrina que otorga al texto bíblico un valor absoluto
y último por sí mismo independientemente de su contexto social, cultural, etc. Ver
¡Restauromanía..? nº 2 en http://www.geocities.com/jnn316.
1[4] Nueva Enciclopedia Larousse, Tomo 9, pag. 8889
1[5] "Primera reivindicación de la mujer en la historia de la iglesia", Emilio Lospitao.
http://www.geocities.com/jnn316
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es sobre todo una disciplina. A propósito de la teoría hermenéutica de la
comunicación, Humberto Eco señala que "la interpretación de los textos [se refiere
a cualquier texto literario] comprende de límites, no es totalmente libre, pues
atiende a la intención del autor, al contexto, al sistema de significación".2[2] Y
esto que dice Humberto Eco es válido también para la hermenéutica bíblica.
Generalmente, todo lector, sin saberlo él, es un hermeneuta nato. Traduce e
interpreta por intuición y sentido común el texto (hablado o escrito) según el estilo
y el género literario a que pertenece dicho texto. Por ejemplo, nadie se
preguntaría si los árboles hablan después de leer el siguiente texto:
"Fueron una vez los árboles a elegir rey sobre sí, y dijeron al olivo: Reina
sobre nosotros. Mas el olivo respondió: ¿He de dejar mi aceite, con el cual
en mí se honra a Dios y a los hombres, para ir a ser grande sobre los
árboles?" (Jueces 9:8-9).
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Esta interpelación le ubica al lector adecuadamente para no sólo entender
exegéticamente el texto, sino qué significado tiene para él en el momento que lee
dicho texto. Por ejemplo, la exégesis del siguiente texto bíblico es sencilla en
cuanto al significado, pero su comprensión última está determinada por el contexto
social y cultural al que pertenece. Nos habla de un orden social, jurídico y penal
primitivo y, por lo tanto, superado en nuestra sociedad.
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Esta hermenéutica consiste en diferenciar los enunciados según en qué parte de la
Biblia se encuentre, más concretamente a qué pacto pertenece, si al Viejo o al
Nuevo Pacto. Todo lo preceptivo o paradigmático que pertenezca al Antiguo Pacto,
o se encuentre en aquella parte de la Biblia, en tanto que el Nuevo Pacto no lo
ratifique, está obsoleto; es decir, no está vigente en la dispensación de la iglesia.
Este principio es válido, pero con los matices pertinentes.
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El fundamentalismo,3[3] al sustraerse de una hermenéutica contextual cree haber
eliminado la "tensión" existente entre el autor y el lector, simplificando y
reduciendo el texto bíblico a un enunciado divino descontextualizado de la historia
de los hombres a quienes se dirige. Pero, con ello, en vez de eliminar dicha tensión
hermenéutica, la agudiza y entra en un callejón sin salida.
El pueblo hebreo tiene su origen en una familia (la de Abraham) que emigró de Ur
de los caldeos (Mesopotamia) a Canaán. Después de varias generaciones, y la
vicisitudes que sufrieron en Egipto, se establecieron como pueblo en esta tierra.
Ahora bien, el patriarca, cabeza de la estirpe hebrea, y sus descendientes, están
enmarcados en unas costumbres sociales y familiares locales, y unas instituciones
propias del ambiente del que procedían y al que pertenecían (la poliginia, la
esclavitud, las leyes de la guerra, la tutela de la mujer, la patria potestad absoluta,
etc.).
De alguna manera, cuando Jesús dice: "os fue dicho, pero yo os digo...", está
originando una "tensión" hermenéutica. Lo que "fue dicho" fue dicho en un
contexto que ya estaba obsoleto. El "vino nuevo" había que echarlo en "odres
nuevos", había enseñado Jesús. El "pero yo os digo" de Jesús abre una expectativa
nueva para entender las cosas desde una amplitud de mira diferente. Un botón de
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muestra lo hallamos en la historia de la mujer adúltera: Jesús "desobedece" lo
ordenado en la ley ["en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres"] Juan
8:5. ¿No hay tensión hermenéutica en este comportamiento de Jesús y la manera
en que él "cumple" la ley? En otra época, a Jesús le hubieran lapidado por no
guardar el día de reposo (ver Números 15:32-36 y Lucas 6:1-2).
Por ejemplo:
La conclusión de este texto, que incluye los versos del 2 al 15, es que la mujer
debe usar un velo para cubrirse la cabeza (¿también la cara, según el velo de la
época?). Ahora bien, desde una óptica fundamentalista esto es también "palabra
de Dios", ¿pero debemos imponer hoy este precepto a la mujer por todo cuanto el
velo significa?
Uno de los grandes dones de los que disfruta el ser humano, y nos distingue de los
demás seres vivos, es la razón y su capacidad de lógica. La hermenéutica es
sencillamente eso: razón y lógica. Todo lo demás es fanatismo y cerrazón mental.
Primero debemos hacer un ejercicio intelectual y hermenéutico básico, ya expuesto
en otro trabajo de ¡Restauromanía..? Desde la fe cristiana, nadie pone en duda
que Dios "habiendo hablado muchas veces de muchas maneras en otro tiempo
[...], en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo..." (Hebreos 1:1-2). Es
decir, tenemos revelación de parte de Dios y esta revelación la tenemos en las
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Escrituras hebreas y cristianas. Ahora bien, partiendo de este axioma: "la Biblia es
la palabra de Dios", debemos luego interpelarla, y esta interpelación pertenece al
quehacer hermenéutico:
Primer enunciado: "En cuanto a estas cosas que veis, días vendrán en que no
quedará piedra sobre piedra" (Lucas 21:6).
Tercer enunciado: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de
vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe" (Efesios
2:8-9).
Segundo enunciado: "Y le era necesario pasar por Samaria" (Juan 4:4).
Tercer enunciado: "Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas en casa de
Carpo, y los libros, mayormente los pergaminos" (2 Timoteo 4:13).
Primer enunciado: "Pero si alguno piensa que es impropio para su hija virgen que
pase ya de edad, y es necesario que así sea, haga lo que
quiera, no peca; que se case. Pero el que está firme en su
corazón, sin tener necesidad, sino que es dueño de su propia
voluntad, y ha resuelto en su corazón guardar a su hija virgen,
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bien hace. De manera que el que la da en casamiento hace
bien, y el que no la da en casamiento hace mejor" (1 Corintios
7:36-38).
Segundo enunciado: "Juzgad vosotros mismos: ¿Es propio que la mujer ore a
Dios sin cubrirse la cabeza?" [se trata del velo] (1 Corintios 11:13).
Los principios básicos de cualquier hermenéutica que se digne como tal asume
que, además de los diferentes géneros y estilos literarios presentes en la Escritura,
el contexto social, cultural e institucional del texto bíblico es determinante para la
exégesis y, sobre todo, para la aplicación de lo preceptuado en el texto, cuando
proceda.
Las interpelaciones expuestas más arriba deberían ser suficientes para darnos
cuenta que no todos los enunciados bíblicos tienen el mismo parangón, y algo
anómalo ocurre en el quehacer hermenéutico si llegamos a la conclusión de que sí
podemos tomarnos la prerrogativa de la patria potestad allí implícita (tercera
interpelación) porque "la palabra de Dios lo dice". Aunque este enunciado fuera el
único, y se constituyera la excepción, deberíamos tomar nota de ello y explicar por
qué aquí la palabra de Dios no está vigente a pesar de formar parte del Nuevo
Testamento, guía y paradigma del modelo de la iglesia para hoy. En lo que sigue
queremos hacer otro ejercicio intelectual y hermenéutico de una serie de textos
pertinentes a la vivencia cristiana.
HECHOS 15:28-29.
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El contexto de este texto se halla en Hechos 15. Pablo y Bernabé hacía muy poco
tiempo que habían regresado a Antioquia de Siria de su primer viaje misionero.
Coincidiendo con su estancia aquí, “algunos que venían de Judea enseñaban a los
hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos”.
“Y como Pablo y Bernabé tuvieron una discusión y contienda no pequeña con ellos,
se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros con ellos”.
Ya en Jerusalén, y después de mucha discusión, Pedro se levantó y dio testimonio
de cómo Dios no había hecho diferencia entre judíos y gentiles. Finalmente,
Santiago tomó la palabra, y después de citar la Escritura, dijo: “Por lo cual yo
juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les
escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de
ahogado y de sangre”. Esta reunión en Jerusalén está considerada como el primer
concilio del Cristianismo.
Tercero, se deduce por “la mucha discusión” que hubo en el concilio (Hechos
15:7), que la llegada del evangelio al mundo gentil había originado continuadas y
no pequeñas discusiones entre creyentes judíos y creyentes gentiles respecto a la
vivencia cotidiana en relación con la fe.
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hasta no hace mucho tiempo, el aporte de sangre procedente de animales o del
hombre tenía incluso una función terapéutica, aunque inútil.1[4]
El decreto salido de aquel primer concilio apostólico tenía como destino “los
gentiles que se convierten a Dios” (Hechos 15:19-20). Hoy, salvo los judíos que se
convierten al evangelio, todos los demás somos gentiles. Según los principios del
fundamentalismo, debemos deducir que ese decreto sigue vigente para los no
judíos. Y si nos atenemos a la letra del texto, “que os abstengáis de sangre”,
obviamente, debemos abstenernos de sangre, toda vez que, en el caso de los
animales, la sangre debe ser derramada y cubierta con tierra, como prescribe el
libro de Levítico, que es el precedente del decreto apostólico (Levítico 17:13).
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c) ¿Prohíbe la transfusión de sangre de una persona a otra, cuando el caso lo
requiera, durante una intervención quirúrgica, como entienden algunos grupos
religiosos? Y
1 CORINTIOS 11:2-15
“Juzgad vosotros mismos: ¿es propio que la mujer ore a Dios sin cubrirse la
cabeza?”
Por el texto que estamos considerando, sabemos que al menos algunas mujeres
creyentes en la iglesia de Corinto, por razones que el texto no dice, habían tomado
la decisión de prescindir de esa prenda. Aquella decisión de las mujeres debió de
haber originado un no pequeño escándalo en la comunidad de Corinto,
especialmente entre los maridos. ¿Fue esta la primera reivindicación de género en
la historia de la Iglesia? 1[5]
Todos los argumentos del apóstol tienden a confirmar la necesidad del uso del
velo:
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el velo. El cabello venía a ser un símbolo del velo en el sentido de que era
necesario ponérselo (vs. 14-15).
¿Debe la mujer del siglo XXI, tanto la que vive en Alaska como la que vive en las
selvas de la Amazonia o la que vive en el sur de Europa, seguir cubriéndose la
cabeza y parte de la cara con un velo? Es más, debemos mantener el estatus
social y familiar de la mujer que el velo llevaba implícito? ¿Es esta una seña de
identidad de una iglesia "restaurada" hoy?
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“Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio; y bebieron de ella todos".
"Y tomando [Jesús] la copa". Es decir, "la" copa se refiere a una sola copa. "Les
dio". O sea, Jesús dio a los discípulos "esa" sola copa y "bebieron de ella todos".
Es decir, "todos" los discípulos bebieron de "ella", de esa sola copa. Jesús ordenó
que lo hicieran "en memoria" de él (Lucas 22:19). El comentario de Pablo insiste
en la misma dirección: "La copa de bendición que bendecimos... Asimismo tomó
también la copa" (1 Corintios 10:16; 11:25).
El gran ingenio
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¿Debemos, entonces, usar una sola copa, o podemos usar copas individuales?
Que la iglesia deba fragmentarse, por una cuestión práctica, para participar de la
"Santa Cena" con una sola copa, está fuera del sentido común y del texto bíblico.
Aun cuando Jesús usó una sola copa durante la institución del rito, la importancia
del acto y del significado no radicaba en el continente, sino en el contenido, en el
fruto de la vid. Esto, el fruto de la vid, era lo que significaba su sangre, no la copa.
Jesús dice "porque esto es mi sangre del nuevo pacto" (Mateo 26:28; Marcos
14:24). Si bien Lucas dice "Esta copa es el nuevo pacto", el contexto explica
suficientemente que se trata del fruto de la vid que representa su "sangre que por
vosotros se derrama" (Lucas 22:20). Lucas está tomando el continente por el
contenido, la copa por el fruto de la vid que contenía la copa; esto es un recurso
literario el cual consiste en designar una cosa con el nombre de otra tomando el
efecto por la causa o viceversa, el signo por la cosa significada1[7]. El mismo
recurso usa Pablo cuando dice: "y bebiereis esta copa" (1 Corintios11:26).
¿Bebemos una copa, o bebemos de una copa? Obviamente bebemos de una copa,
pero Pablo dice "bebiereis esta copa". Pablo, igual que Lucas, está usando el
continente por el contenido. Lo importante no es la copa física, sino el contenido
de la copa. Y como lo importante es el contenido, éste puede ser contenido en uno
o varios continentes incluso en un continente por cada individuo sin desvirtuar su
significado. ¡No hay lugar para fragmentar la iglesia ni se desnaturaliza el
significado de la "Santa Cena" por el hecho de usar copas individuales!
"fruto de la vid"
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(Lucas 22:17-20). La designación "fruto de la vid" era una expresión corriente para
referirse al vino fuera éste fermentado o no. O sea, de esta expresión evangélica
no se puede deducir de manera absoluta que el "fruto de la vid" que usó Jesús
para instituir la "Santa Cena" fuera simple mosto sin alcohol o que fuera vino con
alcohol.
Sí podemos inferir la clase de "fruto de la vid" que usó Jesús por el concepto que
los evangelios vierten acerca de cuál era el "buen vino" y por la costumbre
mediterránea de la cual formaba parte Palestina y su cultura.
Es significativo que el primer milagro que efectuó Jesús fuera convertir el agua en
vino. El texto es toda una ilustración del tipo de fiesta que se celebraba en las
bodas de gentes sencillas. Y quizás el aspecto más importante de la fiesta fuera
precisamente el vino. El relato de Juan es como sigue:
"Y como faltó el vino, la madre de Jesús le dijo: "No tienen vino... y cuando el
encargado del banquete probó el agua ya hecha vino, y no sabía de dónde venía
(aunque los sirvientes que habían sacado el agua sí lo sabían), llamó al novio y le
dijo: -- Todo hombre sirve primero el buen vino; y cuando ya han tomado
bastante, entonces saca el inferior. Pero tú has guardado el buen vino hasta
ahora". (Juan 2:3, 9-10)
Aquí la palabra que el texto usa es el término griego "oinos", que en el Nuevo
Testamento casi siempre está asociado implícitamente con la embriaguez
(Romanos 14:21; 1Timoteo 3:3; 1Timoteo 3:8; Tito 1:7; Tito 2:3).
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Del relato se deduce las duras críticas que Jesús recibió, especialmente de los
fariseos, por su abierto estilo de vida. Y observó que quien estaba en el otro
extremo del suyo propio, como era Juan el Bautista, también recibía las mismas
críticas. A uno, por abstemio; a otro, por bebedor. Así lo recoge Lucas:
"Porque ha venido Juan el Bautista, que no come pan ni bebe vino, y decís:
"¡Demonio tiene!" Ha venido el Hijo del Hombre que come y bebe, y decís: "¡He allí
un hombre comilón y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores!"
(Lucas 7:33).
Sólo una cosa es importante destacar aquí: el vino que consumían los "bebedores"
tenía alcohol. ¿Qué sentido tiene, si no, la crítica de "bebedor"? Jesús está
descalificando a sus críticos por su actitud condenatoria hacia los que "bebían" y
hacia los que eran "abstemios". A Jesús se le critica por "bebedor" y el caso es que
él no lo desmiente.
Los autores bíblicos no temen hablar del placer que procura el vino. Un banquete
era denominado "misteh" por eufemismo, o sea, "libaciones". Antes de la
declaración del salmista, según el cual "el vino alegra el corazón del hombre"
(Salmo 104:15), ya era evocado positivamente el efecto del vino en la época de los
jueces: "y la vid le respondió: ¿He de dejar mi mosto, que alegra a Dios y a los
hombres, para ir a ser grande sobre los árboles?" (Jueces 9:13). Por otro lado, se
exalta la calidad de los vinos de Hesbón, de Sibma, de Eleale, del Líbano y de
Helbón (Isaias 16:8-10; Jeremías 48:32; Oseas 14:7; Ezequiel 27:18). El vino era
considerado un don de Dios (Oseas 2:8-9) y una señal de su bendición (Joel 2:23-
24). El vino formaba parte de los elementos del diezmo y como ingrediente de la
fiesta de las primicias (Deuteronomio 14:22-26). Y fue usado como libación en el
culto a Dios (1Samuel 1:24; 10:3). El vino figuraba tanto en los festines como en
las simples comidas (Job 1:18; Proverbios 9:1-5), y la falta del mismo figura entre
las carencias que acompañaban a la desolación por el juicio de Dios (Isaías 24:6-
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9). Obviamente, se exhorta en contra de su abuso (1 Timoteo 3:3, 8; Efesios 5:18;
etc.), y las malas consecuencias de su mal uso están obviadas (Génesis 19:32-38).
Teniendo en cuenta esta milenaria realidad cultural, ¿qué podemos inferir del
"fruto de la vid" que Jesús usó durante la celebración de la pascua? ¿No es lógico
y coherente pensar que la celebró de la manera común de todos los judíos en
aquella época? Pero en el caso de que aquel "fruto de la vid" hubiera sido mosto
sin fermentar, ¿cambia el significado de la institución si hoy celebramos la "Santa
Cena" con vino con alcohol? Y al contrario, en el caso de que aquel "fruto de la
vid" hubiera sido vino con alcohol, ¿cambia el significado de la institución si se
celebra con mosto sin fermentar? Entonces, ¿es un motivo de división o desunión
en la fraternidad el hecho de que una iglesia use vino con alcohol y otra use mosto
sin fermentar?
Una mínima sensatez nos debería permitir que aprendiéramos lecciones del pasado
respecto a cualquier dogma derivado de "lo que dice la Biblia". La Biblia no es un
libro de ciencia. Podemos hallar, para satisfacción de los creyentes, declaraciones
bíblicas que son compatibles con los hallazgos científicos, pero también podemos
hallar declaraciones totalmente superadas sin que ello menoscabe la autoridad
espiritual de la Escritura.
El texto de Isaías 40:22 ["El está sentado sobre el círculo de la tierra..."] refleja la
visión cosmológica de su época, según la cual la tierra era un disco plano
terminando sus extremos en un abismo. Lo mismo ocurre con la declaración de
Josué 10:12-13: el autor narra la experiencia desde el punto de vista del
observador terrestre, su lenguaje es acientífico. No es científico decir que "el Sol
se paró". En tal caso, para que ocurriera ese fenómeno, sería la Tierra la que dejó
de girar todo ese tiempo. ¿Exige el concepto de inspiración de la Escritura que el
hagiógrafo hubiera expresado el hecho de manera científica? ¡El hagiógrafo usó las
palabras y los términos de acuerdo con el concepto cosmológico que tenían todos
sus contemporáneos! ¡Es más: se expresó así independientemente de que el
suceso fuera o no fuera físicamente verificable! Pudo haber sido el alargamiento
subjetivo del tiempo sin que esto niegue la hazaña bélica protagonizada ni la
fidelidad del relato.
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Conceptos cosmológicos de mitad del primer milenio antes de Cristo
Para Tales de Mileto (624-547 a.C.), científico griego, la tierra tenía forma de un
disco plano contenido bajo la bóveda esférica del cielo, y el conjunto flotaba en un
océano infinito.1[9] Fue Pitágora (580-500 a.C.) el primero en argumentar que la
tierra era esférica. Y le tocó a Aristóteles probar la esfericidad de la tierra
argumentando en que si miramos estrellas desde diferentes latitudes terrestres se
puede comprobar que éstas adquieren diferentes alturas sobre el horizonte, algo
fácilmente explicable si la Tierra es esférica.1[10] Este científico fue la máxima
autoridad intelectual de la antigüedad, y su modelo del Universo fue utilizado por
los astrónomos casi 2000 años. Aun así, todavía se creía que el centro del universo
lo constituía la misma Tierra y todo lo demás del firmamento, Sol, Luna, estrellas,
estaban fijos en la bóveda celeste.
Hasta el año 1609, todas las observaciones del cielo se habían realizado a simple
vista. El astrónomo italiano Galileo Galilei (1564-1642) logró fabricar un telescopio
de nueve aumentos. Con él observó el cielo y comprobó que la Tierra, la Luna y las
estrellas se movían. Fue él quien demostró, por primera vez en la historia, que el
universo era más que nuestro simple sistema solar, y que la Tierra no era el centro
sobre el cual giraba todo, sino que era el Sol el que estaba quieto y la Tierra giraba
entorno a él. Pero esta declaración le costó muy caro.
¿NUEVA HERMENÉUTICA?
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No hay, pues, nueva o vieja hermenéutica; sino aquella que, progresando según
los medios de que disponemos, nos permite sacar el verdadero mensaje en cada
época de la existencia humana. Aflorar esta hermenéutica es un deber que nos
corresponde a los cristianos, para que no nos convirtamos en un obstáculo a la
extensión del reino de Dios.
Emilio Lospitao
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