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SINOPSIS
Matt Lancaster es el quarterback estrella de Bodine College, una pequeña escuela sureña de
segunda división con un ultra conservativo decano de atletismo. Matt también está muy metido
en el closet, y él cree que puede mantener su secreto bien escondido. Hasta que sus mejores
amigos lo llevan a un salón de masajes con final feliz y piden un masajista masculino para él.
Ahí entra Trevor Kim, un hermoso, perforado y tatuado compañero estudiante de Bodine que hace
masajes, sin final feliz, para pagar la escuela después de que su familia lo echara por ser gay.
Trevor le echa un vistazo a Matt y rompe todas sus reglas sobre mezclar negocios con placer.
Matt necesita mantener su beca escolar, ganar el Campeonato Nacional, y sobrevivir a su pendejo
padre. En su lugar, se enamora. Trevor necesita aceptar que el dios del futbol está destinado a
terminar con él que con la entusiasta porrista. Es tiempo de un final feliz para ambos.
CONTENIDO
CAPÍTULO 1 CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 2 CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 3 CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 4 CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 5 CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 6 CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 7 CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 8 CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 9 CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 10 CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 11 CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 12 EPÍLOGO
CAPÍTULO 13
CAPÍTULO 1
Matt cambiaba de un pie a otro mientras su mejor amigo, Connor, se inclinaba para conversar
con la mujer en la recepción del spa. Un spa para el que habían conducido cuarenta minutos
fuera del campus, mucho más allá de la línea del condado de Bodine. Connor, conocido por su
bocaza dentro y fuera del campo de fútbol, hablaba en voz baja. Discretamente. Lo que
significaba que este lugar era exactamente el tipo de lugar que Matt temía.
No era como si los chicos tuvieran días de spa como las chicas. A menos que fuera uno
de esos lugares. Matt gimió. Sabía que sus amigos sólo trataban de animarlo. Y ellos ni siquiera
sabían lo mal que se había vuelto su vida social, prácticamente inexistente. Él fingía que era
discreto con sus enrolles, pero la verdad es que esencialmente él había sido célibe por casi tres
años. Dios, eso era deprimente. Todos los demás estaban relajándose en el último año. Pero
Matt no podía. No podía. Él era capitán del equipo, con una beca deportiva completa, y eso
venía con expectativas.
Expectativas que significaban que él no debería estar parado en un salón de masajes de
finales felices en la interestatal cerca de un motel económico en el sur. ¿Y qué si él tenía un
caso de tres años de bolas azules? Podría aguantar unos meses más. Pero, aparentemente, sus
amigos tenían otras ideas.
—¡Muy bien, muchachos, estamos listos! —dijo Connor con una gran sonrisa, pasando
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final feliz no puede ser tan glamoroso. Especialmente en una interestatal en Alabama.
—Muy bien, muchachos, ¿listos? —Damian aplaudió con entusiasmo.
—Esto es estúpido —dijo Matt—. No somos un grupo de chicas de hermandad.
—Viejo —dijo Connor—. Recibí un gran golpe por ti la otra noche. La espalda me está
matando. O es uno de los lacayos del entrenador Boyd o una mujer bonita que lo hace aquí.
Elijo la opción B.
En ese momento, un discreto golpe en la puerta llegó, y fueron conducidos a salas de
masaje separadas. Matt esperaba que su habitación fuera la última, así podía dejarlo todo, pero
la bendita chica lo llevó a su habitación primero. Sus amigos le dieron el pulgar hacia arriba.
Él quería morir. La chica lo llevó a través de la puerta.
—Sólo quítate la bata y deslízate debajo de la sábana —instruyó ella antes de volver a
salir.
Matt se quitó la bata, deseando al menos haberse dejado el bóxer puesto, pero no podía
volver corriendo al vestuario sin hacer una escena. Así que, a regañadientes, deslizó su trasero
desnudo bajo la sábana fría. Se recostó sobre su estómago, su cara anidada en el cojín
proporcionado.
Unos minutos más tarde, llamaron a la puerta—. Adelante —llamó él un poco ronco.
Mantuvo la cabeza firmemente agachada. Él podía hacer esto. La parte del masaje regular se
sentiría bien, y si llegara a más... bueno, simplemente pasaría.
—Soy Trevor, hoy seré tu masajista —escuchó Matt, y él levantó la cabeza. Mierda, era
un chico. Y no cualquier chico, un chico absolutamente guapo que conocía de la escuela. Trevor
Kim. Carajo. Carajo.
Porque, maldición, el hombre era sexy. Asiático de ojos marrones oscuros y cabello negro
azabache casi hasta los hombros, un piercing en la ceja izquierda y un tatuaje fino que
serpenteaba alrededor de su muñeca, no era el tipo habitual en la Universidad Bodine, que
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estaba lleno de próximamente-yuppies . Cualquier otro grupo étnico que no fuera blanco o
negro era menos del cinco por ciento del cuerpo estudiantil. Él era alto, sólo unos centímetros
más bajo que el cuerpo de dos metros de altura de Matt, y tonificado, pero no demasiado
musculoso. Y Matt era el pendejo mirándolo fijamente.
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Jóvenes estirados recién salidos de la universidad con buenas vidas porque así vivieron sus padres.
¡Sí, sí, era un problema enorme! Porque peor que ser masajeado por una chica a la cual
no reaccionaría, era ser masajeado por Trevor y tener una gran reacción. Pero él no podía
explicar exactamente su predicamento.
¿Y por qué demonios le enviaron un tipo? ¿Estaban sus amigos jodiendo con él? ¿O
sabrían ellos que él no querría un final feliz? ¿Tal vez todas las chicas sólo hacían masajes para
hombres que querían venirse, y los chicos hacían masajes para hombres que no querían venirse?
Sí, eso tenía sentido. ¿Verdad?
Aparentemente, había estado tumbado allí demasiado tiempo con una expresión estúpida
en la cara, porque Trevor miró su portapapeles y dijo—: Pediste un Masaje Atlético Deportivo
de Tejido Profundo de Lujo. ¿Es correcto? ¿Quieres a alguien más?
Matt dejó escapar un aliento de alivio cuando lo oyó—. No, no, está bien. Estamos todos
en el equipo de fútbol, y el partido de ayer fue brutal.
—¿Estás seguro? —preguntó Trevor de nuevo, alcanzando el pomo de la puerta.
—Sí, totalmente —dijo Matt con una sonrisa, hundiéndose hasta los codos. Él dudaba
que una chica en un lugar como éste tuviera suficiente fuerza para ejercitar sus músculos. Las
habilidades reales del masaje no eran probablemente su mejor punto de venta. Pero, maldición,
Matt lo necesitaba. Había sido tacleado con fuerza después de haber dado el pase final perfecto
en el partido de ayer—. Si puedes sacar los nudos, hazlo —agregó Matt, tratando de aliviar la
incomodidad—. Mi espalda me está matando.
Trevor asintió y dejó a un lado el portapapeles—. Claro, no hay problema. Adelante,
recuéstate y empezaremos.
Matt se estiró sobre su estómago, colocando su cara de nuevo en la abertura del
reposacabezas, por lo que ahora estaba mirando fijamente a la madera debajo. La música suave
comenzó a sonar mientras las luces se atenuaban un poco más. Se sintió relajarse, sus ojos
cerrándose. Pero se abrieron otra vez de golpe cuando Trevor bajó la sábana justo por encima
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de su trasero. Luego sintió las manos de Trevor rozando ligeramente su columna vertebral, y
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luego otra vez con un poco más de presión. Y se sintió tan malditamente bien. Muy bien.
Trevor hizo esto un par de veces, calentando la piel de Matt, lenta y calmadamente, como
si tratara de calmar a un potrillo asustadizo. Mierda, ¿se dio cuenta el tipo de que él estaba
nervioso? Él nunca había tenido a un tipo que lo tocara así. Lo había evitado activamente
durante la mayor parte de su vida.
Y entonces las cálidas manos se fueron. Matt oyó el chasquido de una botella y el olor a
vainilla y canela flotó en su dirección. Un segundo más tarde, el toque de Trevor estaba de
vuelta, suavizando el aceite de masaje a través de sus hombros y la parte superior de la espalda
con una presión firme, los talones de las manos de Trevor presionando hacia abajo. Trevor
comenzó en el hombro izquierdo de Matt, trabajando el tendón que le llegaba hasta el cuello,
sus pulgares acariciando en círculos, cavando en el músculo, forzándolo a soltarse y relajarse.
—Tienes mucha tensión aquí —murmuró Trevor.
Matt sólo asintió, porque también tenía una tensión mucho más baja. Él necesitaba
relajarse. Así que respiró hondo, intentando que su cuerpo y su mente se relajaran. Las manos
de Trevor se movieron a lo largo de su hombro, clavándose en sus deltoides, y Matt soltó un
suspiro de satisfacción. Estas manos eran mágicas. Trevor no tenía miedo de usar mucha
presión, y dolía un poco, pero en el buen sentido. Matt pudo sentir los nudos deshaciéndose
después de unos largos minutos.
—¿Presiono bien? —preguntó Trevor en voz baja.
Matt murmuró algo que sonó como—: Mpftsí.
Trevor rió entre dientes y trabajó el lado izquierdo de Matt, sus dedos masajeando su
brazo, haciendo una pausa para pasar algo de tiempo en los bíceps de Matt antes de bajar
eventualmente a su muñeca y su mano. Oh hombre, eso se sentía bien. Los dedos de Trevor
trabajaron la palma de su mano, cavando en la carne de la base de su pulgar. Matt soltó un
pequeño gemido de aprobación y ya ni siquiera le importaba. Él estaba gozando. Por lo general
también evitaba los masajes del entrenador en la escuela—evitaba prácticamente cualquier
contacto fuera del campo—pero claramente se lo había estado perdiendo.
Entonces Trevor se paró a su lado derecho y comenzó sus ministraciones de nuevo. Matt
cerró los ojos, sus pensamientos en blanco, su cuerpo y mente perezosos. Eventualmente, las
manos de Trevor se movieron hacia su cuello e hicieron largas caricias hacia arriba de la base
de su cráneo. Luego los dedos continuaron, tamizando a través de los mechones del cabello
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rubio de Matt, masajeando su cuero cabelludo, y maldición eso era el paraíso. Él soltó otro
murmullo de aprobación, sin querer que las sensaciones terminaran, y Trevor escuchó. Usó un
poco más de presión, sus dedos trabajando en pequeños círculos desde la base del cuero
cabelludo de Matt hasta las sienes. Tranquilizador con cada movimiento.
Matt casi chilló cuando los dedos se detuvieron, pero luego se deslizaron hasta el espacio
entre sus omóplatos. Trevor alisó firmemente sus manos por la espina dorsal de Matt,
clavándolas en los latísimos, los malvados dedos haciendo su magia. Luego masajearon los
músculos de la base de sus vértebras, y Matt casi murió cuando los dedos se sumergieron en
los hoyuelos a cada lado de su columna vertebral. Trevor pareció quedarse allí. Metiéndose en
los huecos, los dedos se separaron, abarcando su cintura, como midiéndolo, acariciándolo…
Y entonces las manos desaparecieron, y Matt lo oyó moverse hacia el fondo de la mesa
de masajes. Un segundo después, las cálidas palmas estaban levantando su pie y acariciando a
lo largo del arco, mágicos pulgares encontrando escondidos puntos detonantes.
—Mierda, eso se siente bien —dijo Matt.
Prácticamente oyó sonreír a Trevor—. Reflexología. Partes de tus pies corresponden a
otras partes de tu cuerpo. Como, ese es tu hígado — explicó, acariciando el interior del arco de
Matt—. Así que si tienes resaca después de una fiesta en Kappa Sig, frota ahí.
Matt se rió—. Vas a Bodine, ¿no? —preguntó, aunque él ya sabía la respuesta. No era
como si pudiera olvidar a un tipo como Trevor. Habían llevado juntos literatura de primer año.
Y ambos tomaron clases en el Departamento de Matemáticas.
—Sí —dijo Trevor finalmente—. Tú también, ¿verdad?
Matt asintió. ¿Trevor lo reconoció? ¿Sabía que Matt era el quarterback? Probablemente.
En una escuela tan pequeña donde el fútbol era el deporte, casi todo el mundo conocía a los
jugadores.
Pero Trevor le sorprendió diciendo—. Tuvimos juntos Literatura de primer año —y eso
hizo que un temblor pasara a través de Matt, porque significaba que el tipo también lo había
notado. Ese entonces cuando Matt fue estudiante de primer año y calentador de bancas, antes
de que el fuera el quarterback estrella de Bodine. Atrás cuando habían estado en una sala de
conferencias masiva con cientos de estudiantes. Y Trevor se acordaba de él.
Pero su burbuja de emoción estalló cuando Trevor agregó—: Vomitaste a mitad del
examen.
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—Oh mierda —Matt gimió. Okay, así no era exactamente como quería que Trevor lo
reconociera—. Yo… sí, eso fue malo. Lamento que hayas tenido que ver eso. Me excedí justo
antes de la clase —trató Matt de explicar, sintiendo que se ponía rojo de vergüenza—. Correr
estadios bajo el loco calor.
—Ah —murmuró Trevor—. Siempre pensé que habías tenido resaca y que estabas tal
vez nervioso.
—No, sólo unas novatadas por parte de los jugadores mayores. Eran unos pendejos
totales.
—Bueno, eso apesta —dijo Trevor.
Matt se encogió de hombros. Cuando él se había convertido en capitán, le había puesto
fin a las novatadas. La idea de que ello unía a todos era una mierda. Sólo creaba amargura y
rupturas. No como él quería que su equipo interactuara.
Trevor cambió a su otro pie, y Matt cerró los ojos, dejando su mente en blanco otra vez.
Bueno, al menos lo intentó. Por supuesto, ahora, seguía repitiendo ese horrible intermedio
momento en su mente. Pero, eventualmente, se relajó otra vez. Cuando Trevor comenzó a
trabajar en sus pantorrillas, Matt sonrió al ver lo mucho mejor que era tener a un hombre con
manos fuertes masajeándolo en lugar de una chica con manos delicadas. Nadie tenía que saber
si él pedía un masajista masculino en el futuro. Esto era perfecto para sus músculos adoloridos.
Bueno, no todos sus músculos adoloridos. Uno en particular todavía necesitaba calmarse,
pero al menos ahora sólo estaba semi duro, el masaje relajando incluso su excitación. Pero
entonces las manos de Trevor se movieron hacia los muslos de Matt, amasando los músculos
tensos. Matt sofocó una maldición, tratando de contar hacia atrás desde diez, dispuesto a bajar
su erección.
Pero las manos de Trevor estaban tan cerca de la parte que Matt secretamente quería que
realmente aliviara. Aun así se mantuvieron estrictamente en el área de la zona inferior del
muslo, sin ansia alguna. Mantuvo la sábana bajada a un nivel modesto. Aparentemente Connor
se había equivocado sobre este lugar. No hay final feliz aquí. ¿Habría alguna vez para Matt?
Trevor hizo la sábana a un lado, revelando la parte superior de los muslos de Matt y su
culo desnudo. Matt aspiró un respiro en sorpresa, pero las manos de Trevor se alisaron
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audazmente hasta los muslos y comenzó a amasar su culo como si esto fuera normal. Y tal vez
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lo era. A sus músculos ciertamente les gustaba la atención mientras se aflojaban debajo de las
administraciones de Trevor, pero maldición, esto no se sentía inocente. Y su erección se estaba
volviendo francamente dolorosa. ¿Qué demonios iba a hacer él cuando Trevor le dijera que se
diera la vuelta? Él necesitaba pensar cosas desagradables: su abuela, un animal atropellado,
queso mohoso.
Matt respiró aliviado cuando Trevor se alejó, porque necesitaba un descanso de la
increíble tortura. Matt lo oyó untar sus manos de nuevo con aceite, y Trevor caminó de regreso
hacia él. Su mano izquierda palmeó firmemente la nalga izquierda de Matt, y Matt jadeó. Antes
de que Matt pudiera protestar, Trevor tiró de la nalga hacia un lado para que los dedos aceitados
de Trevor pudieran deslizarse a lo largo de su hendidura, deslizándolos hacia arriba y volviendo
a presionar firmemente un pulgar contra el agujero de Matt.
—¡Oh, puta mierda! —gritó Matt, saltando fuera de la mesa de masajes, jalando la sábana
con él para cubrir su pene—. ¿Qué demonios fue eso?
Trevor retrocedió, manos arriba, sus ojos aterrorizados, horrorizados—. Lo siento, lo
siento, pensé que eso era lo que querías.
—¿Lo que yo quería? ¡Tu pulgar en mi puerta trasera! ¿Por qué demonios pensarías eso?
Trevor miró hacia otro lado y tragó, luego habló en voz muy baja—. Pediste el Masaje
de Tejido Profundo de Lujo. Estilo atlético.
—Oh Dios —Matt frotó una mano sobre su cara, su mortificación profundizándose—.
¿Y ese código para qué es aquí?
—Um —Trevor se movió incómodo.
—Dime —insistió Matt. Necesitaba saber exactamente lo que Connor había planeado
para él.
—Es una paja con un masaje en la próstata —admitió Trevor.
—¡¿Una qué?!
Trevor entrecerró los ojos y cruzó los brazos a la defensiva—. Un masaje de próstata.
¿Recuerdas esa parte dentro de tu culo que—
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—¡Sé lo que es! —Matt enloqueció, cortándolo—. ¡Joder, son unos pendejos! No puedo
creer que me hicieran esto. Espera, ¿para qué es el código de 'estilo atlético'?
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Trevor en realidad se sonrojó ante esa pregunta y miró hacia otro lado—. ‘Duro y
vigoroso.’ Lo siento —añadió él, sonando verdaderamente miserable.
—No es tu culpa, hombre —Matt se las arregló para decir, dándose cuenta de que Trevor
estaba tan traumatizado como él—. No te preocupes, les patearé el culo por esto —Matt abrió
la puerta, recordó que aún estaba bastante desnudo, pero decidió, que al carajo, necesitaba salir
de aquí. Ahora. Se envolvió con la sábana y corrió al vestuario.
Minutos después, Matt prácticamente corrió por el vestíbulo, ahora vestido, y salió al
calor de septiembre. Rápidamente se dirigió al estacionamiento en la parte trasera y corrió
detrás de la camioneta de Connor. Matt se agachó de rodillas, apoyó sus brazos y trató de no
hiperventilar. Santa mierda. Tenía que haber sido una broma. Él sabía que algunos de los chicos
se habían enojado por su regla de no molestar. Tal vez esto era una venganza. Pero, maldición,
esto cruzaba algunas líneas serias. Y él no podía creer que sus mejores amigos estuvieran de
acuerdo.
Necesitando calmarse, Matt cruzó a la gasolinera de enfrente. Entró en la tienda adjunta
y escaneó los refrigeradores. Soda, bebidas energéticas, agua. Sí, eso no era lo que necesitaba.
Puede que sea plena tarde, pero si alguna vez él había tiempo para una bebida, era ahora.
Compró la cerveza más varonil que pudo encontrar (lo cual era estúpido, pero como sea) y se
dirigió de regreso afuera.
Alabama era un estado sin contenedores abiertos, pero al diablo. Matt abrió la parte de
arriba de la lata y la tragó. Esperando que una ligera entonada pudiera apagar el horror. Para
cuando él volvió al estacionamiento, sus amigos se dirigían hacia él. La ira lo llenó mientras
aceleraba su paso.
—¿En qué demonios estabas pensando? —le gruñó Matt a su mejor amigo, empujando a
Connor contra el Jeep. Connor hizo una mueca de dolor y levantó las manos para rendirse, pero
Ryan y Damian se reían, aparentemente encontrando esto chistoso.
—Oye, oye, sólo trataba de ayudar —suplicó Connor.
—¿Ayudar? Haciendo que un tipo me hiciera una paja. ¿Qué es lo que te pasa? ¿Todos
ustedes? —Matt se volvió para mirar a Ryan y Damian. Sus risas se desvanecieron, e
intercambiaron miradas con Connor, inseguros.
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Connor aclaró su garganta, pareciendo muy incómodo—. Es un spa con final feliz.
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—Así que eres gay, ¿y qué? Es, como, legal casarse y esa mierda —Damian se encogió
de hombros.
—¡Sí, podemos ser tus padrinos! Me veo arrasador con esmoquin —agregó Ryan con un
puñetazo a Damian.
Matt apretó los ojos. Esto no estaba pasando. Esto no podía estar pasando. ¿Cómo estaban
de acuerdo con esto? Tenía que ser una broma. Estaban tratando de engañarlo para que
admitiera algo. Pero, ¿por qué? ¿Para su diversión en una aburrida noche de domingo?
Matt abrió los ojos y miró a Damian y Ryan, que lo miraban con ojos tranquilizadores.
No se estaban metiendo con él, ello no estaban asqueados de él... ¿ellos lo apoyaban? ¿Esto de
verdad estaba pasando?
Y entonces el mejor amigo de Matt desde sexto grado paró el auto a un lado de la
carretera, encendió las luces intermitentes y se giró hacia él.
—Matt, sé que tu papá te hizo un número —dijo Connor con calma—. Él es un pedazo
de mierda. Y sé que nuestra iglesia no está de acuerdo con la homosexualidad. Pero eso no me
importa. A ninguno de nosotros.
—No soy gay —susurró Matt, casi automáticamente.
—Amigo, eres muy gay —contestó Connor—. Te vi besando a ese chico gótico detrás
del gimnasio en noveno grado —sonrió con suficiencia.
Matt golpeó su cabeza contra el respaldo del asiento. Un momento de debilidad. Okay,
unos cuantos momentos. Pero el chico gótico era su tipo, con delineador negro y una argolla
en el pezón. Aun así, esto no podía ser…
Connor se inclinó y le dio un puñetazo a Matt en el pecho, con fuerza—. Deja de
enloquecer. Sólo nosotros lo sabemos, ¿de acuerdo? Y apesta, apesta que tengas que
esconderlo. Sé cómo es tu padre, y mira, entiendo que algunos de los chicos del equipo
pudieran...
—¿Enloquecer? El decano podría quitarme la beca —Matt se las arregló para escupir.
—Sí, tal vez. Tal vez no —dijo Connor—. Creo que el entrenador puede cubrirte las
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espaldas. Pero, amigo, no puedes pasar por todo eso del celibato universitario. Eres... eres,
como, en serio infeliz, hombre.
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Trevor sacó su mochila de su casillero en el cuarto trasero de la sala de masajes, y luego cerró
la puerta azotándola con un golpe satisfactorio. Joder, joder. Acababa de meter la pata. Si
Samantha se enterara, ella podría despedirlo. Él nunca debió haber dicho que sí. Ciertamente
él nunca antes había dicho que sí. Masturbar a clientes no era obligatorio aquí en el spa, y
aunque pagaba mucho más, Trevor lo había evitado hasta hoy. Y no sólo había aceptado hacer
una paja, sino también un masaje de próstata... Trevor gimió en asco a sí mismo. ¿Qué diablos
pasaba con él?
Todo fue culpa del maldito quarterback. Todos en el campus, hombres y mujeres,
estudiantes y profesores, notaban al tipo. Matt Lancaster el carisma andando. Sexo en un palo.
Y él también era inalcanzable. Un rumor era que planeaba casarse con su novia de la
preparatoria después de la graduación. Otro era que él era muy discreto con sus enrolles, un
verdadero caballero sureño. Pero las chicas con las que supuestamente se acostaba no eran tan
discretas. Se jactaban. Mucho.
A pesar de que las chicas juraban que se habían enrollado con el escurridizo quarterback,
Matt nunca había salido oficialmente con nadie en el campus, lo que sólo lo convertía en un
buen partido. Aunque había rumores de que había tenido varias aventuras de una noche, él
había oído que ninguna mujer había sido capaz de atarlo. Él seguía siendo el dios inalcanzable
del fútbol.
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Así que cuando Trevor vio a Matt entrar con sus compañeros de equipo hace una hora,
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Trevor no podía creerlo. Matt no era del tipo de reunirse en una sala de masajes con final feliz.
Y sin embargo, había desencadenado todas las sucias fantasías de Trevor de tocar a Matt
Lancaster. Cualquier parte de él. Su espalda lisa, sus muslos musculosos, el arco de su pie. Pero
él sabía que Matt pediría una masajista femenina. Todos los heterosexuales lo hacían.
Aun así, él tenía la esperanza de que tal vez Matt prefiriera un masajista masculino,
alguien que pudiera escarbar en sus músculos. Luego él había observado al mejor amigo de
Matt sacar un fajo de billetes, y Trevor sabía que irían por los servicios de lujo. Allí se fue esa
fantasía húmeda. Entonces se dirigió de nuevo a la habitación trasera después de dejarle las
batas recién lavadas a Samantha.
Unos minutos después, Samantha lo había encontrado. Ella no lo engañó ni lo convenció;
fue demasiado directa para eso.
—Tengo una solicitud para un Masaje de Tejido Profundo de Lujo —dijo con naturalidad,
pero ambos sabían que era el código para el masaje de próstata. Ello no recibían muchas de
esas peticiones por aquí. Los hombres reprimidos eran un poco susceptibles con el juego anal.
Las afueras de Bodine, Alabama, no eran exactamente una parte sexualmente liberal del país.
Aunque tenían algunos hombres menos reprimidos que a veces pasaban por allí. No es que
haya trabajado con ellos, pero definitivamente los escuchaba a través de las paredes.
Cuando Trevor había aceptado este trabajo, estaba desesperado. Aparentemente, los
hombres gays asiáticos con piercings en las cejas y tatuajes no eran aceptables para las finas
damas de Bodine, Alabama, y sus días de spa. Además, este lugar pagaba mucho más. Trevor
había dejado sus límites muy claros en el frente. Él realizaba el masaje, y los hombres podían
venirse, pero él no iba a ayudarlos. Nada de pajas, nada de mamadas. Pero los clientes podían
acariciarlo sobre su bóxer, podían mirarlo fijamente mientras se masturbaban, y se suponía que
él debía ignorar todo felizmente. Lo cual no era totalmente horrible. Él estaba bastante seguro
en su cuerpo. Él estaba tonificado y esbelto con pómulos altos que había escuchado a una o dos
mujeres comentar con envidia. Y estaba lejos de ser sexualmente conservador.
Pero eso no significaba que él quisiera hacer venir a los hombres por dinero. Bueno, o
mujeres para el caso. A las damas les encantaba agarrar su trasero mientras él las masajeaba.
Pero, maldición, él no era un prostituto. Incluso si él estaba quebrado. Incluso si a su familia
nunca le importara, porque él ya estaba muerto para ellos. Sí, un mundo jodido.
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Y aun así, cuando Samantha lo encontró en la parte de atrás, Trevor esperaba que le
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pidiera que hiciera una excepción. Pero seguramente habían pedido mujeres. Tal vez Tess—
Tess era la fantasía de todo chico heterosexual: pelirroja, labios grandes, tetas grandes, cintura
pequeña.
—Derek no está hoy —Samantha levantó una ceja—. ¿Estás interesado?
Trevor tragó. Derek, no Tess. Querían un hombre—. ¿Cuál?
—Rubio de ojos azules y camisa roja —contestó ella.
—No hay problema. Yo me encargaré de él —las palabras salieron de la boca de Trevor
antes de que pudiera pensarlas completamente. ¿Qué diablos está mal conmigo? Pero él sabía
la respuesta. Matt Lancaster era lo que estaba mal con él. Un metro ochenta y cinco de su piel
dorada, pelo rubio y ojos azul oscuro. Trevor ya estaba medio duro sólo de pensar en tocarlo.
Pero, esperen, esto no puede estar bien. Matt no podía querer a un hombre. Él agarró la mano
de Samantha.
—Mira, no creo que le gusten los hombres. Lo conozco de la escuela. Esta es
probablemente una broma pesada que le están haciendo —advirtió Trevor.
Samantha asintió—. Parecía nervioso, como si estuviera averiguando a dónde lo habían
llevado. Pero su amigo se puso callado y sincero cuando susurró que querían un hombre para
el rubio. Tal vez es bi-curioso. ¿A quién le importa mientras paguen? Pero no la cagues —dijo
ella con una mirada de advertencia y luego se fue.
Y, ahora, probablemente ella iba a despedirlo porque él la había cagado. Lo que enfurecía
aún más a Trevor cuando salió furioso de la habitación trasera. No fue su culpa que el tipo
enloqueciera. Sus amigos le habían gastado una broma podrida... y a Trevor. Él nunca había
estado más avergonzado en su vida.
Trevor se dirigió hacia la salida, aliviado cuando Samantha sólo lo despidió con la mano
cuando pasó. Suspiró aliviado. Tal vez Matt no había presentado una queja. En el
estacionamiento, Trevor se subió a su viejo y destartalado Corolla y comenzó el viaje de regreso
al campus, dejando atrás la zona más destartalada en las afueras del condado, en dirección a la
pintoresca ciudad universitaria de Bodine. Nunca se había imaginado viviendo en un pueblo
pequeño de Alabama, pero ciertamente tenía su encanto, especialmente la calle principal que
abastecía a los universitarios con tiendas de ropa funky, algunos bares y restaurantes lindos
donde los estudiantes podían comer afuera en días calurosos. Estaba a sólo diez minutos
andando del campus, por lo que el lugar estaba casi siempre muy concurrido.
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Llegó a la popular cafetería, el Daily Grind, con sus mesas de madera y sus sofás repletos
unos minutos antes para su sesión de estudio. Su mejor amiga, Emily, lo vio y le hizo señas
para que se acercara. Su cabello rubio estaba en una cola de caballo y sus anteojos estaban
posados en su nariz. Eso significaba que estarían haciendo el conjunto de problemas hoy en
vez de chismorrear todo el tiempo. Lo que era bueno, porque él sólo tenía una hora antes de
cambiar de cliente a servidor en el Daily Grind.
—Lauren y Ethan se nos unirán en un rato —dijo ella después de abrazarlo en saludo—.
No han sido capaces de resolver la tercera pregunta, así que dije que lo resolveríamos.
—Okay, bien, porque realmente necesito terminar esta tarea.
Los ojos de Emily se ensancharon con inocencia—. ¿Insinúas que te distraigo de tus
estudios?
Trevor le dio una sonrisa burlona—. No, me encanta escuchar cada detalle de tu día, todos
los chismes de la escuela, todos los chismes de celebridades, todas tus esperanzas y sueños y...
—Oh, cállate —dijo ella—. Te encanta. Entonces... ¿cómo fue el trabajo? —ella le dio
una sonrisa traviesa.
Trevor lo malinterpretó a propósito—. No empiezo hasta dentro de una hora.
—No aquí en la cafetería, perdedor. Y tampoco la tutoría —le advirtió ella antes de que
pudiera probar esa táctica—. En el spa.
Trevor se ocupó sacando sus apuntes de clase de su bolsa de mensajería. Sí, Emily nunca
estaba interesada en sus otros dos trabajos. Eran increíblemente aburridos en comparación. En
serio, él nunca debió haberle contado a Emily lo que realmente sucedía detrás de algunas de
las puertas cerradas del salón de masajes. Pero él le contaba todo. Principalmente porque ella
se lo sacaba, así que él dejó de desviarse hace tiempo.
Y aunque ella vomitara verbalmente cada detalle personal de su vida, sabía cuándo
mantener la boca cerrada acerca de sus secretos. Aun así, él no le iba a contar el incidente de
hoy.
—El trabajo estuvo bien —contestó encogiéndose de hombros, manteniendo los ojos
desviados.
—Oh por Dios, ¿qué pasó? —dijo Emily en un susurro excitado.
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Era realmente molesto que ella fuera experta en la lectura de su lenguaje corporal.
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Esencialmente ellos se habían unido a la cadera desde el primer año cuando se conocieron en
el comedor. Ambos lamentando su mala suerte en el sorteo de compañeros de cuarto, Emily y
Trevor habían formado su propio grupo de apoyo. Habían aprendido que ambos amaban la
mala música pop, pero ese placer culpable era compensado por su ferviente amor por bandas
indie oscuras y películas indie aún más oscuras.
—No pasó nada —intentó Trevor de nuevo con otro encogimiento de hombros.
—Tomaste un masaje de lujo, ¿no? —acusó ella con alegría—. Estás totalmente atrapado.
Él suspiró y apretó los dientes—. Eres realmente un grano en el culo, ¿lo sabías?
Emily se rió, claramente no impresionada con su mal humor—. Tú me amas. Además, es
muy útil que pueda leer tu mente ya que nunca lo compartes voluntariamente.
Trevor se recostó en su silla—. Tal vez no comparto por una razón. Porque es privado.
Emily aplastó su declaración—. Oh, por favor, estallarías por todos tus demonios internos
si yo no te obligara a compartir —Emily estaba detrás de una licenciatura en psicología. Y
aunque Trevor nunca se lo admitiría, ella debería estar especializándose en ello. La chica tenía
talento. Y era implacable—. ¿Por qué cambiaste de opinión? —preguntó ella—. Creí que sólo
los dejabas tocar.
—Lo hago. Normalmente. Sólo... sucedió.
—Te dije que no trabajaras en ese lugar —Emily suspiró, sintiendo claramente que había
sido una experiencia de mierda—. Si necesitas hacer un trabajo turbio, al menos sé un stripper.
Es más respetable.
Trevor estaba acostumbrado a este argumento—. No lo es. Entonces tendría que dar
bailes eróticos y se me echarían encima. Además, tendría que usar tanga, no calzoncillos.
—¡Pero tienes un lindo culo!
—¡Deja de mirarme el culo! —dijo él, tratando de no reírse—. Además, ¿cuántos clubes
de striptease masculinos hay por aquí?
—Okay, bien, buen punto. Entonces, ¿qué hizo diferente al cliente de hoy? ¿Estás como
súper arruinado y a punto de vender un riñón?
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—No, no, me las arreglo. Es sólo que... Es un tipo del que estoy flechado.
Página
resolver sus problemas de cálculo multivariable para su clase de Economía Financiera. Las
matemáticas eran complejas, pero simples al mismo tiempo. Casi siempre sólo una respuesta
correcta. Mucho más fácil que la vida. Y lo llevarían a un gran trabajo en finanzas. Un trabajo
en el que nunca, jamás él tendría que volver a sentirse tan expuesto.
CAPÍTULO 3
Matt no se levantó del césped. Se quedó ahí tirado, dejando que el impacto del golpe azotara
su cuerpo. Él había sido golpeado por un estudiante de segundo año durante un tira y afloja. El
entrenador iba a matarlo.
Un segundo después, Connor lo miraba fijamente—. Viejo, levántate —arrastró a Matt a
sus pies—. ¿Qué diablos te pasa esta semana?
Matt lo miró con ira y se fue para que el entrenador Boyd pudiera echarle la bronca.
—Lo siento, no volverá a pasar —dijo antes de que el entrenador empezara a hablar.
—Jesucristo, Lancaster, saca la cabeza de tu culo —dijo el entrenador Boyd, claramente
no aceptando más disculpas—. Has estado de la mierda toda la semana en la práctica. Pases
perdidos, intercepciones, tropezando con tus malditos pies. Lo que sea que esté pasando en tu
cabeza, supéralo. Jugamos contra el norte de Alabama este fin de semana, y necesito tu mejor
juego. Si no puedes traerlo, te pondré en la banca. ¿Entiendes?
—Sí, señor —contestó Matt, sabiendo que el norte de Alabama era uno de los más
difíciles de vencer en su Conferencia de División II. Puede que la Universidad Bodine no esté
en las grandes ligas de la División I de la NCAA, pero eso no significaba que la gente se tomara
el fútbol con menos seriedad por estos lugares. Todos los sábados de la temporada de fútbol,
22
el estadio estaba repleto de la mayoría de los ocho mil estudiantes universitarios, junto con
Página
miles de fanáticos locales, alumnos y estudiantes graduados, además de los propios fanáticos
rabiosos de los equipos rivales. El domingo podría ser para la iglesia, pero el sábado era para
adorar el altar del fútbol.
El entrenador miró fijamente a Matt durante un largo momento. El entrenador Boyd era
un buen tipo, duro, pero justo, siempre presionando por lo mejor. No soportaba las mentiras
dentro o fuera del campo. Y Matt trabajaba duro todos los días para demostrar que se merecía
el viaje completo a la Universidad Bodine.
—Hijo, ¿necesitas hablar de algo? ¿Problemas familiares? ¿Escuela? —preguntó
bruscamente el entrenador Boyd. No era un tipo muy sensible, pero el entrenador estaba tan
cerca a una figura paterna como muchos de ellos tenían. Matt lo cambiaría por el pendejo del
que él había nacido. Aun así, no era como si Matt pudiera decirle al entrenador Boyd la verdad.
Él había estado evitando la verdad toda su vida.
Así que Matt forzó una sonrisa y agitó la cabeza—. No, señor.
El entrenador gruñó y lo dejó ir—. Entonces sal ahí fuera y deja de cagarla.
Matt asintió y volvió corriendo al campo. Él había sido un desastre desde el truco de los
chicos en el salón de masajes. Puede que ellos estén bien con que él sea gay, pero él se asustaba
bastante a menudo. Ya había sido bastante difícil admitirlo para sí mismo. Y ahora que ellos lo
sepan...
Además, Matt no tenía ni idea de cómo ser gay. No tenía experiencia con otros gays, así
que el domingo había sido vergonzoso como el infierno. Pero eso no era lo que realmente le
molestaba. No, era el hecho de que no podía sacar a Trevor de su mente, la sensación de sus
manos en su cuerpo, la forma en que había tocado el trasero de Matt, la forma en que había....
Matt gimió, intentando aplastar sus pensamientos. Puede que sea el mejor forraje para
masturbarse en la ducha, pero seguro que no debería estar pensando en ello durante la práctica.
Matt se las arregló para pasar a través del resto de la escaramuza sin más errores mayores,
y luego corrió ocho kilómetros en la corredora en un esfuerzo por agotar totalmente su cuerpo.
No quería volver a estar despierto esa noche.
Pero a las dos de la mañana, aún estaba despierto en el espacio que compartía con Connor,
Damian y Ryan. Podía oír los ronquidos de Ryan en la otra habitación al otro lado del área
común. Matt se movió sobre su almohada, esperando que su inquietud no mantuviera despierto
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Dos días después, Matt se encontraba en el salón de masajes. Sentado en una mesa de
masajes. Esperando a Trevor.
Todavía estaba completamente vestido con jeans y una camiseta. Incluso había usado una
gorra de béisbol y gafas de sol al entrar al vestíbulo. No es que nadie fuera de la ciudad
universitaria supiera realmente quién era. Tal vez era un beneficio por no ser lo suficientemente
bueno para una escuela de División I. Algo que su padre lamentaba, pero por lo que él estaba
agradecido. El fútbol no era su vida. A él le gustaba lo suficiente, y ciertamente le había dado
la libertad de su pendejo padre que había necesitado no depender del dinero de su padre.
Por eso no debería haber vuelto al salón de masajes. Un riesgo demasiado grande. Matt
necesitaba su beca de fútbol. Pero, maldición, no había sacado a Trevor de su mente, y estaba
perjudicando su juego. Así que si esto era lo que necesitaba para aclarar su mente, que así sea.
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Matt se ajustó sobre la sábana blanca, mirando el reloj. Sus nervios se estaban
acumulando a cada minuto. Tal vez esto fue una mala idea. Sí, fue una mala idea. Lo superaría
por su cuenta. No podía hacer esto. Simplemente no podía. Se levantó y alcanzó la puerta justo
cuando se abrió. Matt se sacudió hacia atrás.
Trevor abrió la puerta sólo parcialmente y se apoyó en el marco de la puerta, sin entrar
realmente en la habitación. Cruzó los brazos por encima del pecho, luciendo arrogante y
precioso, mientras arqueaba su ceja perforada—. ¿Estás aquí para patearme el culo?
Matt se echó a reír, tomado con la guardia baja—. No, no. Lo prometo.
—Okay —dijo Trevor con un poco de escepticismo, pero entró en la habitación de todos
modos, cerrando la puerta tras él—. Bueno, ¿supongo que no estás aquí para un masaje de
próstata?
—Claro que no. Jesús, ¿cómo puedes hacerles eso a los chicos? —preguntó Matt—. Ir a
su... ya sabes qué.
—¡Oye, no me juzgues! —espetó Trevor, sus ojos entrecerrados por la ira—. En algunas
culturas, los masajes eróticos, los masajes de próstata, se consideran curativos.
—¿Como en tu cultura? —Matt se escuchó a sí mismo preguntando estúpidamente, sin
estar realmente seguro de cuál era el origen de Trevor: ¿chino, tailandés, japonés?
Trevor levantó las cejas—. Nací y crecí en Texas.
—Oh —dijo Matt, sintiéndose idiota.
—Sí, 'oh.'
—¿Así que estás practicando tu técnica de curación? ¿Eres pre-médico o algo así? —
Matt lo intentó de nuevo. Viejo, él apestaba en las charlas triviales.
Los ojos de Trevor se ensancharon, y luego se rió—. Yo… no, me especializo en finanzas.
Y estoy quebrado, ¿de acuerdo? Realmente quebrado. La ironía no se me escapa.
—¿Qué hay de los préstamos estudiantiles?
—Okay, demasiadas preguntas —Trevor aplaudió, poniéndose a trabajar—. ¿Quieres
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Matt asintió, aterrorizado, pero sin querer irse. No ahora que estaba tan cerca.
Trevor no pudo ocultar su sorpresa—. ¿En serio? Pensé que era... otra broma.
—Um, no —murmuró Matt, mirando sus zapatos.
—Okay, bien, okay, eh, no hay problema —tartamudeó Trevor, girándose para apagar
las luces. Aparentemente, ambos estaban muy nerviosos. La habitación ahora oscura ayudaba
considerablemente, escondiéndolos más.
—Nunca he hecho esto antes —confesó Matt en un susurro.
—¿Ir a un salón de masajes como este? —preguntó Trevor en voz igualmente baja.
—No, eh, nunca tuve uno, ya sabes, por un tipo —aclaró Matt, mirando a Trevor por el
rabillo del ojo. Midiendo su reacción.
Trevor pareció congelarse por un largo momento, luego simplemente asintió y se
enderezó la camisa, adoptando un comportamiento de negocios—. No hay problema. Tenemos
muchos clientes curiosos.
Matt decidió no corregirlo admitiendo que era completamente gay. No hay sentimientos
ambiguos aquí.
—¿Así que hoy tendrás el Masaje Sueco de Lujo? —preguntó Trevor, poniendo su pelo
largo en un nudo suelto. Matt deseaba que Trevor lo dejara suelto, pero no tuvo las bolas para
pedirlo.
En vez de eso, Matt regresó a la mesa de masajes—. Sí, tomaré la parte de lujo de la
manera normal. La parte delantera. No la de, uh, los tejidos profundos —Matt podría jurar que
Trevor intentaba no reírse de él.
Pero el tipo se las arregló para mantener la calma—. Lo tengo. Te daré un minuto para
que te desvistas.
Trevor salió de la habitación. Matt soltó la respiración que estaba aguantando. Maldición,
eso había sido incómodo. Pero él había llegado hasta aquí. Se quitó la ropa y se arrastró bajo
la sábana, boca abajo, con la cabeza en la abertura del cojín redondo. Su piel hormigueaba en
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Unos segundos más tarde, Trevor volvió a entrar tranquilamente en la habitación. Puso
algo de música, una canción de rock lento. Matt escuchó el chasquido de una botella de loción
abriéndose y contuvo la respiración. Maldición, cómo quería él que este hombre lo volviera a
tocar. Y entonces Trevor estaba allí, suavizándole la espalda con aceite tibio en grandes
caricias. Matt suspiró contento. Finalmente. Se sentía como el cielo. Se sentía... como alivio.
Trevor sabía que Matt quería que lo tocara. Y no estaba asqueado ni ofendido. Pero entonces,
era su trabajo.
Ese pensamiento realmente puso a Matt un poco triste. Desearía que hubiera sido de
verdad, que hubiera conocido a Trevor en un bar de una gran ciudad, que le hubiera pedido una
cita tal vez.
—¿Esto se siente bien? —preguntó Trevor. Sólo su voz profunda hacía latir los nervios
de Matt y sintió que se hinchaba su verga. Matt se las arregló para asentir. Se sentía bien, muy,
muy bien. Cuando las manos de Trevor comenzaron a clavarse en sus hombros, aflojando los
nudos, Matt realmente gimió.
—Eres bueno en esto. ¿Dónde aprendiste a masajear? —murmuró Matt, tratando de
encubrir su gemido.
Hubo un largo silencio, pero finalmente Trevor dijo—: Mis padres tienen un spa coreano.
A las damas de Dallas les encanta ser mimadas. Tenía que ayudar.
—¿Era como este lugar?
Trevor resopló una risa horrorizada—. No, Dios, no. Todo estaba, uh, muy arriba. Un
lugar con clase.
—¿Quién dice que esto no tiene clase? —bromeó Matt a pesar de que estaba bastante
seguro de haber visto moho en los vestuarios de las duchas. Trevor lo ignoró esta vez, y se
instaló en su trabajo, resolviendo los dolores y molestias que Matt sufría por las prácticas
diarias. Casi comenzó a relajarse de nuevo cuando sintió que la sábana se bajaba, su culo
desnudo mostrado a los ojos de Trevor.
Matt deseaba poder mirar hacia arriba. Ojalá pudiera ver lo que Trevor pensaba de su
cuerpo. ¿Era lo suficientemente sexy? ¿Su culo era demasiado redondo? ¿Demasiado pálido?
Carajo, él realmente nunca antes había pensado en su cuerpo de una manera sexual. Como en
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la forma en que alguien más lo vería. De repente, él quería ser atractivo para Trevor. Porque
Página
Trevor era... hermoso. Sí, era ridículo llamar a un hombre así. Pero, al diablo, el tipo estaba
bueno.
Trevor tenía unas pestañas increíblemente largas y sus pómulos estaban un poco huecos,
como los de un modelo de moda. Sí, el tipo podría estar en una pasarela de Nueva York.
Probablemente encajaría mejor allí. No es que Matt supiera una mierda de moda; no era ese
tipo de gay. Matt se preguntaba si Trevor era ese tipo de gay, o si era gay en absoluto. Pero el
tipo tenía más estilo que él. Incluso a veces usaba joyas, como esposas de cuero en los brazos
y esas cosas. Era sexy. Trevor era sexy, especialmente cuando sus dedos largos y firmes se
deslizaban sobre las nalgas de Matt.
Matt gimió en voz alta, su verga ahora completamente dura, pidiendo atención. Trevor
clavó sus dedos profundamente en los glúteos de Matt, masajeando el tejido de arriba a abajo,
y luego de nuevo. También evitó cuidadosamente acercarse a la puerta trasera de Matt. Tal vez
Matt se había asustado bastante bien la última vez. Pero él realmente, realmente no estaba listo
para eso. ¿Todo lo demás que Trevor estaba haciendo? Oh, claro que sí.
Trevor levantó las manos del culo de Matt, y Matt tuvo que sofocar su protesta. Pero
entonces las manos de Trevor volvieron a su piel masajeando la parte superior de sus piernas.
Con cada pase, Trevor se movía un poco más arriba de los muslos de Matt. En el cuarto pase,
sus pulgares se inclinaron hacia adentro, acariciando la piel sensible de la cara interna de sus
muslos. Matt respiró con dificultad, tratando de mantenerse quieto. Tratando de no frotarse en
la mesa como un adolescente en celo.
Trevor removió su mano derecha y arrastró su dedo índice aceitado desde la parte superior
de la hendidura de su culo hasta la parte posterior de sus bolas, sin empujar hacia adentro, sin
separar los pliegues, simplemente provocándolo. Antes de que Matt pudiera preocuparse de
que Trevor profundizara más, como lo había hecho la última vez, estaba empujando
suavemente a Matt para que se diera la vuelta.
—Acuéstate boca arriba para mí —murmuró Trevor cuando Matt no se movió de
inmediato.
Matt dudó. Una cosa era tener una erección cuando estaba oculta. Pero revelársela a
Trevor.... Bueno, ese era casi el punto sin retorno. Matt cerró los ojos con fuerza. Esto era
mucho más que una paja. Se trataba de... admitir ante otra persona que le gustaban los hombres.
Era... aterrador.
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Y era todo lo que él quería. No se había dado cuenta de lo mucho que necesitaba el toque
Página
de otra persona. No sólo sexualmente, sino íntimamente. Matt gimió mentalmente ante sus
pensamientos. Él se estaba volviendo blando con un maldito masaje.
Su alter ego lo regañó mentalmente por el estereotipo, pero Matt terminó con profundos
pensamientos internos. Su verga estaba tomando el control de aquí en adelante. Le estaba
diciéndole date la vuelta. Y así lo hizo.
Trevor lo sorprendió al dejar caer la sábana una vez más, aunque ahora estaba
definitivamente en una tienda de campaña—. ¿Quieres que me quite la camisa y los jeans? —
susurró Trevor.
Los ojos de Matt se ensancharon. Demonios, sí, él quería ver a Trevor sin ropa—. ¿Haces
eso?
Trevor asintió con la cabeza, sus ojos hacia abajo—. Me dejo mis calzoncillos. Puedes
tocar por encima, pero no por debajo. Si quieres.
Matt asintió con un tirón de su cabeza. Trevor rápidamente deslizó sus jeans y se quitó la
camisa, revelando una piel lisa, sus pezones pequeños y marrones, no pectorales musculosos,
pero definitivamente algo de definición. No tenía vello, excepto por un fino y feliz rastro que
corría por sus tonificados abdominales, dirigiéndose hacia sus calzoncillos negros. Sus muslos
eran muy sexys. Y el bulto en sus calzoncillos parecía crecer bajo la mirada de Matt. Matt tenía
tantas ganas de tocarlo, pero no podía desapretar sus manos. Era demasiado, demasiados pasos
en un día.
—¿Listo? —preguntó Trevor suavemente.
Matt asintió y volvió a cerrar los ojos. Trevor derramó más loción en sus manos y las
extendió por todo el pecho de Matt, prestando especial atención a sus pezones, rodeándolos
con sus dedos y luego agarrando los brotes entre su dedo pulgar y el índice, pellizcando
suavemente. Oh, demonios, Matt sintió la sensación dispararse directamente a sus bolas, la
sangre latiendo en su verga. Rogándole a Trevor que lo hiciera de nuevo. Y él lo hizo. Trevor
enrolló los ya duros pezones de Matt entre sus dedos, y Matt de repente quiso más. Quería la
boca de Trevor, sus labios, sus dientes. Pero no podía preguntar. Ni siquiera sabía si eso estaba
permitido.
Entonces el momento terminó cuando la mano de Trevor se deslizó por el vientre de Matt,
acariciando cada uno de los abdominales duramente ganados hasta que su mano finalmente se
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deslizó bajo la sábana blanca para agarrar firmemente la dolorosa verga de Matt.
Página
—Oh, puta mierda —maldijo Matt. ¿Cómo se sentía eso mil veces mejor que su propia
mano? Y entonces Trevor apretó—. Por favor —susurró Matt.
Trevor comenzó a deslizar su mano hacia arriba y hacia abajo, enrollándola en un puño
húmedo alrededor de la verga de Matt. Ordeñando hasta la base y volviendo a subir con un giro
al llegar a la cabeza. De vuelta abajo. Tan jodidamente despacio. Demasiado despacio.
Demasiado suave.
—Más rápido, más fuerte —gimió Matt. Él necesitaba alivio ahora.
Trevor inmediatamente obedeció, su mano apretando más fuerte mientras establecía un
ritmo más rápido, abajo, arriba, giro, abajo, arriba, giro. Cada vez que Trevor llegaba a la piel
sensible debajo de la cabeza de su verga, Matt gemía en éxtasis, y ese pequeño giro de la mano
de Trevor era increíble. La presión acumulada dentro de él. El hormigueo en sus bolas.
Demasiado bueno, se sentía demasiado bien. Él quería que durara para siempre.
Trevor acunó suavemente sus bolas, dándoles un suave apretón mientras el puño
bombeaba furiosamente, y el orgasmo de Matt explotó fuera de él. Chorro tras chorro de semen
disparándose sobre su vientre, años de tensión sexual acumulada brotando de él.
—OhDios-ohDios-ohDios —gimió él mientras el orgasmo parecía seguir y seguir,
haciendo que los dedos de sus pies se apretaran y se encorvaran. Para cuando comenzó a flotar
de vuelta a la realidad, Trevor se estaba limpiando rápidamente la barriga con una toalla
húmeda, subiéndose los pantalones y bajando la sábana una vez más.
Trevor se fue antes de que Matt pudiera decir una palabra.
Pasó un largo minuto. Y luego Matt se sentó lentamente. Se sentía eufórico y relajado...
y como una especie de barata aventura de una noche. Bueno, mierda. Frotó sus manos en su
cara, tratando de no asustarse. Había sido bueno. Mejor que bueno. Había sido épico.
Él era totalmente, definitivamente, absolutamente gay. Porque aunque la paja se había
sentido bien, era el hecho de que Trevor había sido el que lo había tocado lo que lo había
convertido en el mejor orgasmo de su vida.
Mierda, él tenía un flechazo en el masajista caliente en un spa con final feliz. Su vida
amorosa estaba realmente condenada.
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Página
CAPÍTULO 4
Mientras Trevor empacaba, Samantha entró con una gran sonrisa—. Te dejó una propina
enorme. Supongo que hiciste algo bien esta vez.
Página
Trevor se subió a su bicicleta y se dirigió a través del campus hacia el Daily Grind. Él
Página
odiaba levantarse temprano, pero siempre le gustaba el campus en mañanas como esta. Había
llovido un poco por la noche, por lo que los viejos robles eran de un verde vivo, en marcado
contraste con los edificios de ladrillo rojo con sus columnas blancas. Él no sabía mucho de la
Universidad Bodine cuando había recibido su carta de aceptación; él sólo quería alejarse de
Texas. Pero realmente era un campus hermoso.
Su gerente en la cafetería lo saludó con un giro de sus ojos. Nunca, él nunca llegaba tarde.
Así que cinco minutos no era gran cosa. Se ató apresuradamente un delantal y miró las órdenes
actuales que estaban esperando ser cumplidas. Pero su gerente lo llevó a la caja registradora.
—Necesito que te encargues mientras yo me encargo de la entrega —dijo él.
Trevor asintió y se puso a ayudar a los clientes. Veinte minutos más tarde, el lugar estaba
lleno y estaba ladrando orden tras orden—. ¿Quién sigue? —llamó él, y el siguiente cliente se
movió a su caja registradora.
La sonrisa de Trevor se le congeló en la cara cuando levantó la vista para encontrar al
mejor amigo de Matt, Connor, de pie frente a él. También sobresaliendo unos centímetros por
encima de él.
—Oye, hombre, ¿la fila siempre es tan larga? —Connor miró alrededor del caos.
Trevor obligó a su cerebro a trabajar—. Sí, somos el mejor café cerca del campus.
—¿Eh? Normalmente, simplemente lo hacemos en nuestra suite, pero la maldita cosa se
rompió. Entonces, tomaré un ojo rojo.
—¿Nombre? —preguntó Trevor, aunque él lo sabía, y luego de que Connor se lo dio,
Trevor le dio la orden al camarero que estaba detrás de él—. ¿Algo más?
—Uh, sí. Oye, hombre, ¿qué quieres? —Connor le gritó a su amigo de enfrente.
Trevor se volvió para mirar horrorizado mientras Matt Lancaster interrumpía la
conversación que estaba teniendo con una chica y se dirigía hacia allí. En el momento en que
los ojos de Matt se encontraron con los de Trevor, el tipo se congeló como un ciervo gay
atrapado en las luces del arco iris.
Connor miró a su amigo y luego a Trevor con una mirada interrogativa. Matt pareció
recuperarse y, de repente, toda su expresión se transformó en una sonrisa amistosa. Sólo Trevor
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podía creer su suerte. Tres años, tres putos años, y no había tenido ninguna interacción con
Página
utilizaban todos los beneficios. Clientes que normalmente eran vistos tarde en la noche. Para
Página
gente que no era él. Trevor conocía el procedimiento—. De hecho, son usados en muchos
lugares de masajes —explicó Trevor—. Normalmente, los clientes indican dónde tienen
lesiones o estrés, lugares para resolver la tensión, ese tipo de cosas. Así que si alguien lo
encontrara, no le daría mucha importancia. Pero nos aseguramos de mantenerlos asegurados.
—Oh —dijo Matt, moviéndose un poco, como si fuera incómodo—. ¿Pero yo encierro...?
Trevor estuvo muy orgulloso de sí mismo cuando se las arregló para responder con
calma—. Zonas erógenas. Pon una X en cualquier lugar que no te guste.
—¿Entonces las usas mucho? —preguntó Matt, fijando su atención en la forma en
cuestión. Y de repente, Trevor quería que él supiera que nunca antes un cliente había rellenado
una.
—Uh, otros lo hacen. Yo no. Eres el primero —dijo Trevor, sintiéndose un poco
demasiado expuesto con tanta honestidad. Pero, maldita sea, le importaba lo que pensaba Matt.
—Oh, está bien —Matt parecía aliviado e incómodo, y sonrió tímidamente. Trevor sintió
su estúpido corazón hacer algo derretido dentro de su pecho.
Sí, él en serio necesitaba un segundo para reagruparse. Así que Trevor se acercó a la
puerta.
—Te daré un minuto para que llenes el formulario y te desvistas —dijo Trevor, y
rápidamente se escabulló de la habitación.
Trevor se recostó contra la pared en el pasillo, respirando profundamente y tratando de
no entrar en pánico. Él iba a matar a Samantha. ¿Por qué demonios ella no le había avisado?
¿Y por qué le había dado a Matt uno de los formularios? Ese tipo de trabajo era normalmente
sólo para clientes fuera de horario. Era más íntimo, más minucioso. Trevor sabía que se suponía
que tenía que memorizarlo, y luego dárselo a Samantha para que escondiera dondequiera que
guardara esos documentos. No era exactamente un sistema perfecto; no era como si lo que
estuvieran haciendo fuera legal.
Aunque, Trevor sabía que Samantha estaba muy bien conectada. Como, ella tenía
bastantes clientes regulares que eran agentes de la ley. Hombres poderosos. Samantha dirigía
las operaciones diarias, pero la dueña, la tía de Samantha, había estado en el negocio durante
casi treinta años. Claramente, ellas sabían cómo manejar el lugar sin ningún problema.
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Trevor frotó sus palmas sudorosas en sus pantalones y tocó suavemente la puerta. Cuando
Página
escuchó a Matt decirle que entrara, entró valientemente. El portapapeles estaba esperando en
el mostrador. Trevor se dirigió hacia él, tratando de evitar el contacto visual con Matt.
Pero Matt parecía menos nervioso—. Dedos de los pies —dijo Matt secamente en el
silencio—. Los dedos de los pies eran una opción. ¿A la gente le gustan que los dedos de sus
pues sean chupados?
Trevor dejó salir una risa sorprendida. Él había olvidado que eso estaba en el formulario.
Sólo lo había visto una vez—. No chupo dedos de pies, así que si lo encerraste... —Trevor se
encogió de hombros, sintiendo que parte de su tensión se desvanecía con el sentido del humor
de Matt.
—No lo hice —le aseguró Matt—. Te lo prometo. Los dedos de los pies no son una cosa
para mí.
—¿Lo has probado alguna vez? —preguntó Trevor con una mirada desafiante,
empezando a divertirse.
Pero Matt no mordió el anzuelo. Se encogió de hombros—. No. Nunca he estado en mi
sofá, mirando el juego, y de repente haber sentido la necesidad de chuparme los dedos de los
pies. Lo siento.
Trevor volvió a reír, sacudiendo la cabeza. El tipo era gracioso. Y aun así, toda esta charla
sobre chuparse los dedos de los pies hizo que Trevor se preguntara si no sería tan malo
chupárselos a Matt. Un atleta debería tener pies asquerosos, pero los de Matt habrían sido...
varoniles.
Entonces, ¿qué más le gustaba y qué no le gustaba a Matt? Trevor tomó el formulario,
ahora curioso como el infierno. Trevor había marcado los pezones en el formulario, eso
estaba... poniéndolo un poco duro. Recordando los sonidos que Matt había hecho la última vez
cuando Trevor le había pellizcado los pezones. Mierda.
Trevor estiró su mano para ajustarse en sus jeans ajustados. Luego miró hacia atrás a la
encuesta. El ombligo estaba rodeado, así como el cuello y el lóbulo de la oreja. No había
rodeado los labios, lo que decepcionó a Trevor. Maldición, él quería besar al tipo. Matt también
había puesto una gran X sobre su trasero. Claramente, el tipo tenía un problema con algo anal.
Aunque la última vez parecía gustarle el masaje regular de glúteos. Aun así, no era algo que
muchos admitieran abiertamente.
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Trevor lo escaneó por última vez, luego bajó las luces y encendió unas cuantas velas más
Página
para compensar la oscuridad añadida. Ambos parecían un poco nerviosos de nuevo, aunque
Trevor estaba tratando de no decirlo.
Se acercó a Matt, que aún estaba acostado boca arriba—. ¿Quieres empezar de este lado
o darte la vuelta? —preguntó él.
—Um, me quedaré boca arriba —susurró Matt.
—Okay, ¿quieres que me quite mi...?
Matt asintió otra vez antes de que Trevor pudiera terminar.
Un segundo después, los jeans oscuros y la camisa de Trevor estaban en el suelo. Él
estaba feliz de haber usado calzoncillos hoy en vez de viejos bóxers. Decidiendo que ambos
necesitaban facilitar las cosas un poco, Trevor comenzó con los pies de Matt. Al tipo le gustó
mucho la última vez, aunque no quería que le chuparan los dedos de los pies.
Tan pronto como los pulgares de Trevor se clavaron en el arco del pie de Matt, el hombre
dio un suspiro de satisfacción y se relajó, con los ojos cerrados. Trevor trabajó unos minutos
en silencio, echando una mirada a Matt, amando su aspecto. Él tenía los ojos cerrados, la sábana
blanca en contraste con su piel bronceada y dorada. Lo cubría sólo hasta la cintura para que
Trevor pudiera mirarle el pecho. Sip, definitivamente un quarterback. En serio, el hombre tenía
pectorales duros y esculpidos y abdominales de lavadero. Su aspecto clásico sólo se veía
realzado por las pecas que salpicaban el puente de su nariz y pómulos. Lo hacían parecer un
poco más joven, más accesible.
Trevor movió los dedos, escarbando en la almohadilla de carne bajo el dedo gordo del
pie de Matt. Matt se sacudió en reflejo, siseando de dolor.
—Ow, ¿qué es eso? —preguntó, mirando la mano de Trevor.
—¿Este punto de presión? Tu corazón.
—¿En serio? Típico —murmuró Matt en voz baja.
Trevor trató de no reírse de la expresión de asco de Matt. Tal vez Matt tampoco tenía la
mejor suerte en el romance. ¿Sabían sus amigos de sus visitas al spa? ¿Sabían que él era gay?
Trevor pensó que probablemente debería preguntar, ya saben, para no volver a ser sorprendido
con la guardia baja si se encontraban en el campus. Era una pregunta puramente profesional.
Sí, claro. Trevor era claramente un mentiroso patológico para sí mismo.
40
—Entonces, um, ¿tu amigo sospechó algo? ¿Después de la cafetería? —preguntó Trevor.
Página
Trevor, urgiéndolo a chupar, morder y lamer más. Esta vez fue Trevor quien gimió.
Página
Se estaba volviendo demasiado íntimo; Trevor lo sabía. Pero él había observado a Matt
durante años desde lejos, y parecía que Matt también se había fijado en él. ¿Y qué si estaban
en un sórdido salón de masajes? ¿Era realmente mucho peor que algunos de los bares de mierda
en los que él había recogido a chicos? Trevor apartó los pensamientos a un lado. No importaba.
En este momento, él tenía el precioso cuerpo de Matt Lancaster acostado frente a él, y quería
disfrutarlo un poco más. Para estirar el momento.
—Pagaste por una hora —susurró Trevor—. Necesito darte el tratamiento completo.
—No me importa —contestó Matt, desesperado.
Trevor sonrió y besó el muslo de Matt. Luego, con un montón de fuerza de voluntad, se
retiró. Quitó las manos de debajo de la sábana y se acercó a la cabeza de Matt.
Él sintió la mirada acalorada de Matt sobre él, cubierta de lujuria. Era increíble que este
tipo lo quisiera, que lo mirara con tanta necesidad. Trevor palmeó su propia verga a través de
sus calzoncillos, sintiéndose demasiado cerca del borde. Él necesitaba calmarse.
Trevor respiró hondo y luego deslizó sus dedos por el cabello rubio y suave de Matt,
amasando su cuero cabelludo durante largos minutos. Matt parecía derretirse en la mesa. Trevor
hizo círculos con sus pulgares desde la coronilla de la cabeza de Matt hasta la base de su cráneo.
Matt murmuraba contento mientras Trevor le daba un masaje en la nuca.
El formulario había indicado claramente que el cuello y los lóbulos de las orejas de Matt
eran áreas que le gustaba acariciar. Así que Trevor suavizó su toque, moviendo sus uñas a lo
largo de los lados del cuello de Matt, sintiendo el pulso de Matt saltar. Usó su pulgar y sus
dedos para acariciar los lóbulos de las orejas de Matt, la zona erógena número dos, y observó
cómo se enroscaban los dedos de los pies de Matt. Se inclinó y lamió el lóbulo de la oreja de
Matt y las caderas de Matt se levantaron.
—Oh mierda —maldijo Matt.
Eso fue todo el ánimo que Trevor necesitó. Le chupó el lóbulo de la oreja a Matt,
mordisqueándolo, y le encantó cómo Matt metió las manos en las sábanas. Trevor se inclinó
aún más sobre él y besó suavemente su cuello. Besos lentos y de boca abierta hacia la clavícula
de Matt. Trevor quería chupar fuerte, dejar una marca, pero eso parecía cruzar la línea. Así que,
42
en vez de eso, bajó sus manos para alisar los pezones de Matt, y luego los volvió a pellizcar
Página
Matt giró la cabeza para mirar fijamente al contacto, donde su mano cubría los
calzoncillos de Trevor, su dura erección debajo. Matt pareció dejar de respirar por un segundo,
y la verga de Matt se sacudió en la mano de Trevor.
—Está bien —murmuró Trevor, esperando no haber ido demasiado lejos.
Matt respiró con dificultad, y luego frotó la dureza de Trevor en sus calzoncillos. La
cabeza de Trevor cayó hacia atrás en placer y apretó la erección de Matt, recompensándolo.
Gimieron juntos, y fue el sonido más sexy que Trevor había escuchado.
Trevor movió su mano libre al ahora duro pezón de Matt. Presionando con firmeza su
palma mientras su mano derecha comenzaba a tirar cada vez más rápido, deteniéndose una vez
para apretar las bolas de Matt y darle un fuerte apretón. Después de unos segundos, Matt
comenzó a reflejar el movimiento de Trevor, acariciando la erección de Trevor a través de sus
calzoncillos, haciendo una pausa por un momento en las bolas apretadas de Trevor. Matt estaba
indeciso, inseguro, pero la provocadora caricia todavía era jodidamente buena.
Trevor gimió, y luego se recordó a sí mismo que él era el que se suponía que estaba dando
el placer. Él retorció el pezón de Matt mientras su mano acariciaba la verga de Matt más y más
rápido, el aceite de masaje proporcionando lubricación resbaladiza. Cada tercer tirón, él usaba
su pulgar para acariciar la cabeza de la verga de Matt.
El aliento de Matt se entrecortó—. Más fuerte… por favor.
Trevor instantáneamente cumplió, apretando su agarre. Miró los labios de Matt a unos
centímetros de distancia. Y se dio cuenta de que Matt lo estaba mirando, sus ojos vidriosos con
pasión. Entonces Matt se humedeció los labios, rogando por....
Trevor se agachó y besó suavemente a Matt. Oh, carajo, eso se sintió bien. Él retrocedió
tras un momento, y Matt se inclinó hacia arriba casi como para seguirlo.
—¿Más? —susurró Trevor.
Matt asintió cuando sus caderas comenzaron a bombear hacia arriba en el puño de Trevor.
Tan jodidamente sexy. Trevor besó a Matt otra vez, sus labios apenas abiertos. Sólo presiones
lentas de sus bocas. En el cuarto beso, Matt abrió los labios lo suficiente como para chuparle
el labio inferior a Trevor. Trevor gimió, su lengua serpenteando para pedir acceso, y cuando se
le concedió, el beso cambió instantáneamente de lento y suave a duro y apasionado.
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Página
Trevor metió su lengua dentro de la boca de Matt, sus lenguas enredadas, empujes
profundos que coincidían con el ritmo de su mano. Matt gimió, su lengua compitiendo por el
dominio. Sus dientes raspando sólo un poco. La mano izquierda de Matt se levantó y se deslizó
por el pelo de Trevor, tirando un poco demasiado fuerte. Tan bueno, tan jodidamente bueno.
Trevor acariciaba cada vez más rápido, el beso se volvió más carnal, y luego la mano de
Matt se apretó en su pelo. Matt se inclinó hacia atrás para jadear—: Ohdios-ohdios-ohdios —
mientras su orgasmo llegaba. Matt disparó en la mano de Trevor. Su cuerpo sacudiéndose con
la fuerza de su orgasmo. Los dedos de sus pies enroscándose en la sábana.
Trevor veía como chorro tras chorro venían disparados desde la verga de Matt. Y el
quarterback simplemente siguió. La eyaculación de Matt le proporcionaba más lubricación
mientras Trevor seguía bombeando su puño, ordeñando a Matt hasta la última gota.
Finalmente, cuando Matt empezó a retorcerse un poco, hipersensible, Trevor se alejó y
lo miró. Sus ojos se engancharon. Trevor se humedeció los labios, repentinamente nervioso.
¿Matt quería que Trevor lo besara de nuevo? Él tenía tantas ganas. Pero se sentía demasiado
íntimo después de la pasión de Matt. Ahora esa realidad se estaba derrumbando. Ahora que el
momento frenético había pasado. Aun así, era tan tentador...
El sonido del teléfono celular de Matt los sacó del trance. Trevor rápidamente se dio la
vuelta para lavarse las manos mientras Matt intentaba alcanzar y silenciar su teléfono.
Trevor regresó con una toallita húmeda en la mano (pequeñas cosas útiles), pero Matt se
ruborizó un poco, cubriéndose, y dijo—: Eh, yo puedo hacerlo.
Trevor asintió y le entregó la toallita, luego se giró y tiró de su pelo suelto hacia atrás
dentro de la banda elástica. Trevor recogió su ropa descartada del suelo. Tropezó con sus jeans,
que estaban al revés. Enderezándolos, empezó a ponérselos, pero las manos calientes y fuertes
de Matt de repente estaban en sus caderas. Matt estaba parado justo detrás de él, y Trevor podía
sentir el calor de Matt a lo largo de su espalda.
Trevor dejó caer sus jeans e inhaló mientras Matt envolvía su brazo alrededor del
estómago de Trevor. Matt los encaminó hacia atrás hasta que Matt se colocó de nuevo en la
mesa de masajes, Trevor mirando hacia adelante entre sus rodillas. Trevor contuvo la
respiración, excitado como el infierno, pero confundido. No se atrevía a darse la vuelta. No se
atrevía a mirar a Matt. Sólo esperó, deseando, y entonces Matt deslizó tímidamente su mano
bajo el elástico de los calzoncillos de Trevor. Trevor soltó un gemido bajo.
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Trevor asintió bruscamente e inhaló mientras Matt le bajaba sus calzoncillos, la erección
de Trevor se liberó. Matt apoyó su barbilla en el hombro de Trevor para mirarlo hacia abajo, y
Trevor se congeló, aterrorizado de que Matt se detuviera... lo que fuera que estuviera haciendo.
De Matt estando decepcionado. O asqueado por ver la verga de otro sujeto.
Pero Matt se acercó al mostrador y puso algo de loción de masaje en su mano derecha.
Como si fuera en cámara lenta, Trevor observó cómo la mano de Matt se movió hacia la
ingle de Trevor y luego se envolvió alrededor de su verga y la apretó. Firmemente,
mojadamente, apretadamente. Jesús, ¿esto estaba pasando? Él sintió los dientes de Matt morder
el tendón en la curva de su hombro cuando Matt comenzó a bombear su verga con tirones
rápidos y seguros.
Trevor vio como el quarterback estrella de la Universidad Bodine lo masturbaba con su
fuerte mano, su pulgar golpeando ocasionalmente la cabeza de Trevor para recoger el pre-
semen. Oh, sí, como si fuera a durar mucho tiempo con este sueño húmedo hecho realidad.
Trevor se estiró hacia atrás y clavó sus dedos en los muslos musculosos de Matt mientras su
orgasmo aumentaba, sus bolas se tensaron. Él podía esperar otro minuto, sólo uno más, porque
esto se sentía tan bien que no quería que terminara. Pero también había estado al borde de la
excitación durante casi una hora. Su cuerpo quería alivio. Ahora.
—Me vengo —le advirtió a Matt, avisándole por si él quería retroceder. Pero Matt se
inclinó hacia él, su lengua pavimentando la piel del hombro de Trevor mientras su puño
bombeaba aún más rápido. Oh Dios, tan bueno, tan jodidamente bueno. Y entonces Trevor
estaba sacudiéndose y disparando su carga, patéticos gruñidos y gemidos saliendo de su boca.
Trevor montó la ola de placer hasta que flotó de vuelta a la realidad y se dio cuenta de
que alguien estaba llamando a la puerta: Samantha. Maldición, él había perdido la noción del
tiempo.
—¿Sí? —Trevor se las arregló para decir roncamente. Mierda, ¿podría decir ella lo que
ellos habían estado haciendo? Oh, cierto, ¿a quién carajo le importaba? Este lugar se
especializaba en el libertinaje oculto.
—Tu próximo cliente está aquí —llamó ella de vuelta.
—De acuerdo, gracias —Trevor miró el reloj. Se había pasado por diez minutos. Empezó
a moverse entre los muslos de Matt, pero luego su fuerte brazo rodeó la cintura de Trevor,
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bloqueándolo.
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Era la noche del barril en Kappa Sigma. Matt se sentó en un sofá bien usado al lado de Brett,
su amigo de dormitorio de primer año, mientras la fiesta de la fraternidad se desataba a su
alrededor. Sus compañeros de equipo se estaban emborrachando, disfrutando de su victoria esa
tarde. Y los compañeros estudiantes de Bodine estaban de fiesta con ellos. Bailando al son de
la música hip-hop, bebiendo cerveza débil, sus rostros aún cubiertos de pintura de guerra
naranja y negra que declaraba su espíritu de equipo.
Matt una vez estuvo tan entusiasmado con una victoria. Pero de alguna manera el fútbol
ya no era tan emocionante. La emoción se había ido. En parte porque él casi nunca realmente
celebraba, él nunca se emborrachaba y se dejaba llevar, ciertamente nunca se enrollaba, porque
¿cómo podía hacerlo? No, Matt siempre se mantenía sobrio, porque estaba demasiado
preocupado por lo que podría hacer si estuviera borracho. Siempre tenía que estar en guardia.
Pero la chica en el regazo de Matt parecía ajena a sus sentimientos (o a la falta de ellos).
Jocelyn seguía retorciéndose en su regazo al ritmo de la música, así que él mantuvo una mano
suelta en su cintura por las apariencias. Jocelyn tenía una relación intermitente con su novio de
su ciudad natal, y Matt le había dicho a la gente lo mismo de sí mismo sólo para mantenerlos
fuera de su espalda por ya no enrollarse. Así que aunque Jocelyn se le había insinuado en el
pasado, ella siempre lo había aceptado cuando él le decía que no. Recientemente, sin embargo,
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ella había empezado a aumentar los coqueteos. Eso podría ser problemático en el futuro, pero
ahora mismo, él decidió no preocuparse. Porque él estaba mucho más interesado en discutir
Página
con Brett sobre si el gol de campo al final del partido había sido un error.
—Ganamos el puto juego —espetó Matt—. Fue la decisión correcta.
—Fue un movimiento marica. Deberías haber ido a por el touchdown.
—Yo creo que él estuvo genial —Jocelyn le dio un beso en la mejilla a Matt y luego saltó
a buscar otra cerveza.
Brett agitó la cabeza—. Ella está equivocada. Te necesitaba hoy, Lancaster. Y me
rompiste el corazón.
Matt puso los ojos en blanco—. Teníamos treinta yardas por delante a sólo veinte
segundos del final. Eso hubiera sido estúpido cuando un gol de campo nos daba la victoria.
¿Por qué te importa? Odias el fútbol.
—Porque perdí mi apuesta. Dije que ganarías por un touchdown. ¿No podías haber tenido
bolas y haber ido por ello? —bromeó Brett.
—Eres un pendejo y asquerosamente rico, así que págale a tu corredor de apuestas y
cállate —contestó Matt, devolviéndole la cerveza. Brett realmente podía permitírselo,
cualquiera que fuera la apuesta. Su familia era dinero de la vieja escuela y legítimamente
adinerada, mientras que el padre de Matt gastaba todo su dinero manteniendo las apariencias,
dinero que él a veces ni siquiera tenía, porque las apariencias lo eran todo en su ciudad natal
de Albertine, Alabama.
Brett se rió—. Bien, odio el fútbol.
—¿Entonces por qué miras?
—Porque me da algo de lo que hablar con mi padre. Aparte de con quién estoy saliendo.
Él está tan asquerosamente bien conmigo saliendo del closet. Piensa que le ganará votos —
Brett suspiró—. Ahora finalmente tengo valor para él.
Matt se estremeció. El padre de Brett era su propio tipo de arrogante y crítico. Claro que
Matt habría elegido al Sr. Delaney antes que a su propio padre. La salida de Brett pudo haber
sido difícil, pero al menos no había sido repudiado.
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Matt y Brett se habían conocido el primer día de universidad. Habían sido asignados a
vivir al otro lado del pasillo. Cuando sus padres se habían reunido durante el fin de semana de
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y luego me evitan.
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Pero ella había pedido en su testamento que sus hijos pasaran los veranos y las vacaciones
de Acción de Gracias con su hermana, su tía Sally. El lado de la familia de su madre no se
parecía en nada al de su padre. Su tía y su tío eran cariñosos y acogedores y estaban llenos de
risas. A él le encantaba pasar tiempo con ellos.
Y, para asegurarse de que su padre cumpliera con su petición, su madre había pedido que
sus deseos se leyeran en voz alta en el funeral de su iglesia. Sabía que su padre mantendría sus
deseos de salvar las apariencias. Dios no quiera que él perdiera su estatus en la parroquia y por
lo tanto a todos sus clientes.
—Sí, la tía Sally y el tío Larry dicen que van a intentar ahumar el pavo este año. Va a ser
un desastre —Matt se rió.
—Toma fotos si queman la casa —contestó Brett—. ¿Quieres otra cerveza?
Matt asintió, y cuando Brett se fue, Matt se dio cuenta de que Jocelyn se dirigía hacia él
con una mirada decidida en sus ojos. Ella se dejó caer de nuevo en su regazo, entrelazando sus
brazos alrededor de su cuello, y frotándose lentamente contra su regazo... con absolutamente
ninguna reacción de su parte. Ella le puso una sonrisa encantadora de todos modos.
—¿Quieres bailar? —canturreó ella.
Él se encogió de hombros—. Yo no bailo.
—Vamos, bebé —ella lo intentó de nuevo.
¿Bebé? Uh, no. Matt la empujó suavemente de su regazo, sacudiendo su cabeza—. Ve tú.
Tengo que hacer una llamada.
Jocelyn hizo pucheros mientras se ponía de pie, pero Matt no tenía intención de ceder. Se
dirigió hacia afuera, sacando su teléfono para fingir una llamada, pero tan pronto como se alejó
lo suficiente de la fiesta, le envió un mensaje rápido a Brett en el que le decía que se estaba
escapando y lo devolvió a su bolsillo. Él preferiría pasar la noche fuera que volver a la fiesta.
La noche era más fría de lo habitual a principios del trimestre de otoño, pero se alegraba por
ello. Le ayudaba a despejar su cabeza.
Matt comenzó a caminar por el campus hacia su dormitorio. Demasiado para conseguir
un consejo de Brett esta noche. No es que él realmente pensara que podría preguntar, pero
mierda, se estaba volviendo loco. Él había esperado que ver a Trevor la segunda vez disminuiría
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la obsesión, no que la aumentaría. Pero él era un idiota. Matt sólo quería más. Su verga
finalmente estaba teniendo algo de acción.
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Más que eso, a él le gustaba el tipo. Trevor era fácil de estar cerca. Lo que era raro, porque
sus interacciones recientes habían sido cualquier cosa menos ordinarias. Sin embargo, de
alguna manera Trevor no había hecho que Matt se sintiera incómodo, desesperado o sórdido.
Había sido agradable, de hecho, divertido.
¿Y a quién estaba engañando? Él había tenido un flechazo por él desde el primer año de
literatura. Incluso se acordó del día en que había ocurrido. Se había perdido su propia sección
de grupo de discusión debido a la práctica, por lo que su asistente técnico le había sugerido que
se sentara en la sesión del miércoles por la tarde, a la que Trevor había sido asignado.
El pelo de Trevor había estado más corto entonces; había estado menos lleno que ahora,
más flaco, pero aun así había estado bueno. Llevaba la camiseta azul de aspecto más suave,
pantalones negros holgados y estos tenis raros. Él tenía esa maldita barra en la ceja y una fila
de brazaletes de cuero negro en la muñeca. Sí, a Matt le gustaban los tipos con un toque punk.
Pero era más que su apariencia. Todos los demás en la sección habían dado estas
respuestas pomposas a las preguntas del asistente del profesor, pensando que iban a ser la gran
mierda en su primer año, pero Trevor había mantenido la boca cerrada. Escuchando y
siguiendo, pero aparentemente igualmente abrumado por la pontificación de sus compañeros
de clase. Él no había hablado a menos que lo llamaran directamente. Lo que no había sido hasta
el final de la clase. Y cuando Trevor abrió la boca, su interpretación de Edipo había sido tan
inesperada... tan exacta.
—Mira, todo el mundo está obsesionado con él tirándose a su madre —había dicho
Trevor—. Pero al final del día, ¿no es el mayor ‘jódete’ a su padre? Me parece que Sófocles
decía que no se puede confiar en nadie, ni siquiera en la familia. Literalmente te van a joder.
Así que, ¿por qué no joderlos primero?
Todos habían estado conmocionados, y luego el asistente comenzó a reírse—. Tú y Freud
deberían hablar.
Trevor había dado una pequeña sonrisa, pero había sido un poco triste. Matt se había
preguntado qué le habían hecho sus padres. Porque él había reconocido esa mirada.
Probablemente él se veía igual cuando pensaba en su padre. Ahora Matt se preguntaba si era
porque Trevor era gay. ¿Sus padres no habían estado de acuerdo? Matt sabía que si salía del
closet, su padre se pondría furioso. Y definitivamente lo repudiaría.
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Matt tenía ahora veintiún años, casi graduado, casi hasta el punto de que ya no importaría.
Pero él aún no había roto los lazos con su padre. No mientras sus hermanas aún vivieran con
él. Incluso si su padre repudiara a Matt cuando finalmente le revelara la verdad (lo cual él
estaba esperando), todavía tendría a su tía y a sus tíos y hermanas. ¿Pero a quién tenía Trevor?
Trevor tenía dieciocho años entonces, tan jodidamente joven. ¿Toda su familia ya lo había
jodido? ¿Se habían negado a ayudar a pagar la universidad? Probablemente. ¿Por qué diablos
más él estaría trabajando en el lugar de masajes? Además en la cafetería y como tutor. Matt
había preguntado por ahí. El tipo tenía una beca académica, pero tenía que pagar su alojamiento
y comida. Lo cual no era barato. Probablemente él no podía conseguir ayuda financiera, igual
que Matt, porque su familia ganaba demasiado.
Y así Matt se sintió como una escoria cuando cedió unos días después y llamó para hacer
otra cita. Como si se estuviera aprovechando de la situación de Trevor. Pero entonces la gerente
del spa, Samantha, le dijo—: Me temo que Trevor está ocupado. ¿Te gustaría probar con otra
de nuestras masajistas?
Matt pasó de sentirse culpable a sentirse aplastado—. Um, ¿tiene algo más tarde en la
semana?
—Lo siento. No está disponible —le dijo Samantha con firmeza.
¿Qué demonios...? Matt rápidamente rechazó a otro masajista y colgó el teléfono. ¿Trevor
lo estaba evitando? ¿Había hecho algo malo? Todo fue muy superficial. Pero aun así. Trevor
le había dicho claramente a su jefe que no quería volver a ver a Matt.
Bueno, eso era cagado. Matt trató de decirse a sí mismo que era mejor así. Había sido una
estupidez. Pero, tres días después, sus intentos de no ser afectado se habían convertido en una
furia hirviendo a fuego lento. ¿Qué carajo hizo mal para que Trevor lo evitara? Oh, Dios, ¿había
hecho algo raro, como, sexualmente?
Al diablo con eso. Él necesitaba saberlo. Necesitaba aclarar esto, para que si se volvían a
encontrar en el campus, no fuera incómodo. Él iría a la sala de masajes mañana y se enfrentaría
al tipo.
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—¿Qué quieres decir con que renunció? —dijo Matt mientras Samantha le daba una
mirada de sufrimiento.
—¿Tartamudeé? Renunció —dijo ella de nuevo.
—¿Por qué?
Eso hizo que ella se cruzara de brazos y lo midiera—: Honestamente, probablemente por
tu culpa. Así que no creas que eres mi persona favorita ahora mismo —ella se inclinó—. Trevor
era popular aquí a pesar de que sólo proporcionaba servicios de lujo a ti.
Matt sintió una emoción de felicidad por sus palabras—. ¿En serio? ¿Sólo a mí? —claro,
Trevor había dicho que no lo hacía con otros clientes, pero Matt tenía un poco de miedo de que
fuera sólo una frase.
—Mm-hmm —murmuró ella—. Pero a los otros clientes les gustaba mirar. Trevor no
pertenece a Bodine. Podría ser modelo de pasarela en Nueva York. O, ya sabes, posando en
anuncios sexys de perfumes caros.
—Sí, él es lindo —Matt miró sus zapatos como un incómodo estudiante de secundaria.
—Eres patético —dijo Samantha—. En serio, los dos lo son. ¿No van juntos a la
universidad? Encuéntralo en el campus.
—Oh —Matt como que había evitado eso a propósito. Aquí era seguro. De vuelta en el
campus... él podría ser expuesto.
Una pelirroja alegre salió por detrás y le dio una sonrisa lenta. Su camiseta le estaba
dando una vista infernal de su escote. Y... no hizo nada por él. Sip, todavía gay.
—Hola, cariño, ¿quieres un masaje? —le dijo a Matt, mirándolo como si fuera un pedazo
de carne.
—No eres su tipo —soltó Samantha—. Ahora vete —dijo ella, echando a Matt por la
puerta—. Shuu, perrito, shuu.
Él se acercó a su coche y sacó el teléfono. Okay, Bodine tenía un directorio del campus.
Él podría hacer esto. Él tenía que hacer esto. Porque era confrontar a Trevor ahora cuando
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estaba bajo su control, o más tarde, cuando se encontraran en el campus. Con testigos. Sí, al
Página
Trevor se retiró a su habitación mientras Matt lo seguía. Cuando la puerta se cerró tras ellos,
su torpeza no hizo más que aumentar. Gracias a Dios que su compañero de cuarto tenía clases
el resto de la tarde. Drew se volvería loco si supiera que el quarterback de la universidad estuvo
en su habitación. Y era un dormitorio de mierda, oscuro y estrecho. Ellos siempre habían tenido
mala suerte con la lotería de la vivienda.
Matt miró a su alrededor, mirando el lado de la habitación de Drew, su pared cubierta con
un enorme póster de Rent y fotos de hombres medio desnudos en varias "tomas artísticas".
Entonces Matt se giró hacia el lado de Trevor de la habitación. Y Trevor se sintió muy orgulloso
de los oscuros discos de vinilo que había encontrado en una venta de garaje y los había
reutilizado como arte.
—Qué buenos Discos —dijo Matt, aparentemente gustándoles también.
—Gracias, lo siento, es un desastre —dijo Trevor débilmente. Su cuarto no era tan
desordenado, pero ambos tenían ropa apilada sobre sus sillas y sus edredones estaban arrojados
sobre sus sucias sábanas. Pero, oye, podría haber sido mucho peor.
—Entonces, tu jefa me dijo que tal vez habías renunciado por mi culpa —dijo Matt,
girándose finalmente para mirar a Trevor de nuevo—. Lo siento si hice algo malo.
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Trevor no estaba esperando eso. Samantha nunca se metía en los asuntos de los demás.
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Ella ciertamente no era una chismosa. Pero ella había hecho algunos comentarios sobre Trevor
buscando a Matt fuera del spa. ¿De verdad Samantha trataba de hacerla de cupido? Hablando
de una historia de "cómo se conocieron" para las cenas.
Porque Matt y él iban a ir juntos a las cenas. Él en serio se estaba volviendo loco—. ¿Ella
te dijo eso? —él finalmente se las arregló para preguntar.
—Uh, sí. También dijo que hiciste una excepción haciendo servicios de lujo para mí.
Supongo que debo haber sido bastante patético, ¿no? Así que, incluso si lo hiciste por lástima,
bueno, gracias.
—No lo hice por lástima —dijo Trevor.
—¿No lo hiciste? —preguntó Matt, con esperanza. Y molestamente adorable con sus
grandes ojos azules.
Trevor puso los ojos en blanco—. ¿Te has visto en un espejo? Eres sexy. Eres la fantasía
de un hombre gay. Un quarterback heterosexual.
—No soy heterosexual —Matt lo dijo con firmeza. Como si fuera una distinción muy
importante.
—No, no pensé que lo fueras —contestó Trevor en voz baja.
—Soy gay —susurró Matt—. Lo siento, sólo necesitaba decirlo en voz alta por primera
vez.
Trevor respiró agudamente. Mierda, ese era un gran momento que Matt le había acabado
de confiar—. Lo dijiste muy bien —respondió Trevor. Oh, Dios, ¿qué era esa estúpida
sensación sentimental que tenía dentro?
—Gracias —Matt pasó sus dedos por el pelo—. Se sintió bien. Liberador, ¿sabes?
—Lo sé —él realmente lo hizo. Él había arruinado su infancia diciéndolo en voz alta por
primera vez, pero también lo había liberado—. Mira, si necesitas hablar más de ello o necesitas
algún consejo... —Trevor se oyó a sí mismo ofreciéndose estúpidamente. ¿Desde cuándo él es
el comité de bienvenida gay?
—¿En serio? —dijo Matt, con los ojos muy abiertos—. Bueno, esto va a parecer una
locura, pero ¿hay alguna posibilidad de que quieras ser mi tutor?
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—Pervertido. Me gusta la idea de ser tu tutor de sexo ahora, mandándote y todo eso,
dándote nalgadas con una regla —Trevor sonrió con suficiencia.
Los ojos de Matt se ensancharon ante eso, y tragó audiblemente.
—Oh, te gustaría que te azotaran, ¿eh? —dijo Trevor en voz baja.
Matt gimió y cayó en la cama de Trevor—. Me estás matando. ¿Podemos empezar ahora?
Trevor miró el reloj. Él tenía que estar en la cafetería para su turno en veinte minutos.
Luego tenía clases particulares. Al día siguiente tenía clases, luego más horas en la cafetería,
luego más tutorías. Nunca terminaba.
—Tengo que ir a trabajar. Siempre estoy trabajando o estudiando —admitió Trevor—.
Así que supongo que tendré que mirar mi horario de tutoría y encontrar un hueco —Trevor
agarró su teléfono para ver su calendario mientras escuchaba a Matt gruñir. Levantó la vista—
. ¿Qué es tan gracioso?
—Dijiste ‘hueco’ —bromeó Matt.
—Oh Dios mío, realmente eres un deportista —Trevor puso los ojos en blanco. Luego
volvió a mirar su agenda—. Además, pareces aterrorizado de que algo entre en tu hueco —él
evantó la vista para ver a Matt ponerse rojo. Esto iba a ser muy divertido—. Bien, ¿qué tal los
lunes y jueves a las 8 p.m.? Mi compañero de cuarto tiene ensayo esas noches.
—Sí, eso funciona para mí. Jueves es mañana —dijo Matt, la emoción iluminando sus
ojos.
—Sí, lo es —ellos intercambiaron números, y luego Trevor asintió a la puerta—. Ahora
vete de aquí antes de que se me olvide de que tengo que ir a trabajar.
Matt le dio una sonrisa muy lenta, y deambuló, jodidamente deambuló hacia la puerta,
sacudiendo su buen culo, y luego se giró y guiñó grande y exagerado—. Nos vemos mañana.
Mientras Matt se iba, Trevor cayó de nuevo en la cama, riendo. ¿Quién iba a decir que
ese hombre sería tan gracioso? Rayos, un atleta aparentemente heterosexual, de cuerpo duro
como una roca, inteligente, con sentido del humor, sí, él había encontrado el equivalente gay
de un unicornio, y él iba a estar totalmente jodido cuando este tipo se alejara. Y lo haría
eventualmente. Así que Trevor también podría disfrutar de él mientras tenía la oportunidad.
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Página
Trevor miró a su nuevo cliente de tutoría, cuya cabeza estaba enterrada en su libro en
derrota. Por cuarta vez en una hora. Trevor trató de no divertirse ante su actitud.
—Voy a fracasar —dijo la voz entre dientes. Jamal había sido una de las muchas víctimas
del examen de cálculo del profesor Wells. Ellos habían estado revisando el examen en una de
las salas de estudio privadas de la biblioteca, y hasta ahora, Jamal había hecho muy pocos
progresos en la comprensión de sus errores—. Voy a reprobar la universidad.
Trevor intentó no poner los ojos en blanco. Los de primer año eran tan dramáticos—. No
vas a reprobar —le aseguró Trevor—. Simplemente te quedaste dormido durante demasiadas
clases. Mira, nos volveremos a ver mañana, y repasaré los diferenciales desde el principio. Pero
tienes que ir a clase.
Jamal gimió en voz alta—. Es todos los días a las ocho de la mañana y estoy agotado por
el entrenamiento. Pero, sí, iré. Si no mantengo una C menos, me echarán del equipo.
—¿Qué equipo? —Trevor metió sus libros en su mochila.
Jamal le miró como si fuera un idiota—. El único que importa, nuestro equipo de fútbol.
Trevor sacudió su rodilla sorprendido, golpeándola en el escritorio. Se encogió. Mierda,
la mera mención del equipo de fútbol lo había asustado. Él necesitaba controlar su mierda si
quería mantener el secreto de Matt. ¿Así que este chico conocía a Matt? ¿Se le había escapado
algo sobre la tutoría de Matt también? No, por supuesto que no. Él no era tan estúpido.
—Cierto, el equipo de fútbol —Trevor trató de responder con indiferencia—. ¿Cuál es tu
posición?"
—Pateador de apoyo.
Los pateadores tenían que trabajar con el quarterback a veces, ¿verdad? Él realmente no
sabía nada de fútbol. Tal vez debería aprender—. Así que, ¿cómo va todo en lo que va de año?
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—¿No vas a los partidos? —Jamal lanzó de vuelta, como si eso no fuera realmente
concebible para él.
—En realidad no —dijo Trevor encogiéndose de hombros—. No es lo mío.
—Pero es fútbol. Y Bodine está pateando traseros este año. Además, hay cerveza y
porristas —contestó Jamal, como si estas dos últimas cosas sellaran el trato.
—Sí, aun así no es lo mío —murmuró Trevor mientras caminaban por la biblioteca.
—Te lo estás perdiendo, viejo —Jamal agitó su cabeza, claramente consternado por la
falta de espíritu escolar de Trevor—. El fútbol lo es todo. Es todo un subidón.
Trevor había oído declaraciones similares sobre la gloria del fútbol desde que llegó a
Bodine. Y lo había oído mucho en Dallas. Pero, en realidad, aparte de disfrutar de los uniformes
ajustados de los jugadores, ¿cuál era el gran asunto?
—¿Qué me estoy perdiendo exactamente? —preguntó Trevor mientras salían por la
puerta principal de la biblioteca. Y, por primera vez (tal vez debido a Matt), él en realidad
quería saber.
—Bueno, a mí me gusta la estrategia y el trabajo en equipo. Como si estuviéramos
conquistando el territorio. Haciendo una guerra. Sin ninguna baja real —añadió él riendo.
—Sí, pero esos son los jugadores, no los espectadores —replicó Trevor mientras
desaseguraban sus bicicletas.
—Sí, pero tú eres, como, parte del equipo conquistador.
—Tú eres el caballero y yo la damisela en apuros en las gradas. Al carajo con eso —
Trevor miró con ira.
Jamal se echó a reír, doblándose muy divertido—. Ah, hombre, eres gracioso. Nunca lo
pensé de esa manera. Bueno, mi hermana dice que es divertido por el espíritu de la escuela.
Pasando el rato con sus amigos, cantando la canción de guerra, bebiendo cerveza, comiendo
comida basura.
—¿Así que es más o menos como ir a un bar?
—Excepto que estás con miles de fans gritando. Y todos están unidos en su necesidad de
ganar. Es —Jamal se calló—. ¿Cuál es la palabra?
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tiempo. Lancaster tuvo que intervenir y hacerse cargo. Y, desde su primer juego, Lancaster fue
el dueño del lugar. Los entrenadores sabían que era él. Puta magia pura. Fue trasladado a
Página
quarterback titular ese año. Nada podía detenerlo. Casi llegamos al partido del Campeonato
Nacional —terminó Jamal, con más que un poco de asombro en la voz.
—¿Y ahora?
—No me malinterpretes, él todavía hace el trabajo. Pero no hay baile de la victoria
después de sus touchdowns, ni celebración en el vestuario después de una victoria. Realmente
no le gusta toda la atención. Escuché que el tipo renuncia a la mitad de coños que él podría
tener. En serio, todas las chicas de este campus quieren cogerse a Lancaster.
Trevor sacudió su cabeza, sintiendo pena por Matt. ¿Cómo sería vivir con ese tipo de
expectativas? ¿Tener gente vigilándolo tan de cerca? Claramente todos esperaban que Matt
Lancaster fuera un mujeriego heterosexual. Por supuesto tenía chicas lanzándose sobre él todo
el tiempo. Tal vez Matt a veces las aceptaba en sus ofertas. No sonaba como si el tipo hubiera
tenido muchas otras opciones para liberarse. ¿Así que Trevor era conveniente para él porque
era la única opción masculina para Matt?
Trevor se sacudió el pensamiento mientras se despedía de Jamal, y se iba hacia su
dormitorio. A Matt le tenía que gustar como algo más que una verga conveniente. El tipo estaba
arriesgando mucho al encontrarse con él en secreto. Y, más que eso, la forma en que Matt había
respondido a él, el tipo nervioso que había venido a su dormitorio, sí, todo eso era real.
Matt lo deseaba.
Trevor trató de no emocionarse por eso, pero ¡vamos! De alguna manera él había
conseguido al inalcanzable quarterback. El mañana no podía llegar lo suficientemente rápido.
Trevor se roció una colonia cara en su cuello. Tenía una debilidad por ella, y Drew había
derrochado en ella por su cumpleaños. Dios sabía que él no podía permitírselo por sí mismo.
Sí, él se estaba preparando, ¿pero a quién coño le importaba? ¿Debería rociar un poco en su
paquete? ¿Quemaría? ¿Asustaría a Matt? ¿Hacerle creer que todas las vergas olían a especias
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Lo que hizo que Drew volviera a poner los ojos en blanco—. ¿Qué pasa contigo?
—Nada —dijo Trevor encogiéndose de hombros.
—¿Tienes una cita? —los ojos de Drew se entrecerraron.
—Sí, con Emily. Es su noche para elegir una película —mintió Trevor. Él era un
mentiroso bastante bueno de hecho. Tuvo que serlo, creciendo con sus padres.
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—Patético —dijo Drew—. Pasas demasiado tiempo con tu fag-hag.
—Si te oye llamarla así, te dará un puñetazo.
Drew se rió—. Por favor, sólo estoy celoso. Nikki y yo apenas sobreviviremos a que me
dirija en esta obra. ¡Deséame suerte!
—Buena suerte —respondió Trevor sabiendo que Nikki y Drew sobrevivirían como él y
Emily siempre lo hicieron. Los dos habían tenido suerte con unos amigos bastante increíbles.
Drew se fue, dejando a Trevor con el tiempo justo para terminar de prepararse. Se puso
unos pantalones negros que había encontrado en una tienda vintage, holgados en las piernas,
pero apretados en el culo. Una camiseta gris y una de sus pulseras de cuero. Él había notado a
Matt mirándolas una vez. Luego arregló su cama e hizo clic en la lista de reproducción que
había elegido.
Matt había enviado un mensaje antes preguntando qué le gustaba en su pizza. Ellos habían
entrado en un debate sobre si los hongos eran plantas deliciosas o mohosas. Matt había dejado
ganar a Trevor. Hongos y pepperoni. Era casi como si Matt estuviera... tratando de hacer de
esto una cita real. Y traer comida siempre era una forma segura de ganarse a Trevor
Cuando Matt llamó a la puerta, Trevor se obligó a calmarse. La abrió para encontrar a
Matt de pie con una gran pizza, un paquete de seis cervezas y una sonrisa muy nerviosa. La
inquietud de Matt tranquilizó a Trevor inmediatamente. Él podría hacer esto.
—Pasa —Trevor se hizo a un lado.
Matt asintió y miró a su alrededor, sosteniendo la cena—. ¿Dónde pongo todo esto?
—Podemos comer en la cama —dijo Trevor, deslizándose sobre su edredón rojo. Matt
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comenzó a golpear nerviosamente con los dedos la caja de la pizza ante este uso inocente de la
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Mujer que prefiere salir con hombres gays.
Matt sacudió su cabeza, riéndose—. Me estás jodiendo.
—Estoy coqueteando contigo —replicó Trevor, realmente disfrutando de ver a un tipo
grande como Matt retorciéndose. Dios, era adorable.
—Oh —Matt se sentó en la cama y puso la pizza entre ellos. Era del mejor lugar de la
ciudad, Mario's Chicago Deep Dish. Y luego Matt le dio una cerveza elegante de la cervecería
local. Trevor tarareó en aprobación. Estaba harto de la pizza barata y la cerveza de mierda. Su
vientre gruñó de emoción.
Trevor felizmente tomó un sorbo, sí, esto definitivamente era una cita. ¿Y Trevor se dio
cuenta de que tal vez se sentía, ¿aliviado? ¿Feliz? Que el sórdido lugar de masajes no hubiera
impedido que esto fuera algo... agradable. Casi normal. Y que a un tipo como Matt pudiera
gustarle tanto.
—Estoy un poco fuera de práctica —dijo Matt, mordiendo un pedazo de pizza con trozos
de queso derretido.
—¿Con coquetear? —preguntó Trevor—. ¿En serio no has salido con nadie en el
campus?
Matt agitó la cabeza—. Nah, unos besos en bares fuera de la ciudad, pero luego me
asustaría —se encogió de hombros—. Me sorprendió muchísimo cuando mis amigos me
dijeron que sabían que era gay.
—¿Connor y tus otros amigos? —preguntó Trevor—. Entonces, ¿no te estaban gastando
una broma ese día? Vaya manera de decírtelo.
—En serio, pero fue... también un alivio, ya sabes. No les importa —agregó Matt con un
movimiento de cabeza, como si todavía no pudiera creerlo.
—Supongo que los tiempos realmente están cambiando —contestó Trevor.
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—No —concordó Trevor en voz baja, y ambos comieron en silencio por un minuto,
tratando de disfrutar de la pizza y la cerveza fría y olvidarse de todas las cosas malas.
Y entonces un pensamiento golpeó a Trevor—. Espera, ¿Connor sabe que estás aquí?
¿Conmigo? ¿Y yo fui el que...?
Matt sacudió su cabeza—. No, quiero decir, él sabe que me gustaste en el spa. Me dijo
que volviera. Pero no revelé a tu identidad.
—¿Vas a hacerlo? —preguntó Trevor, curioso por lo profundo que se escondían en el
armario.
—Sí, si nosotros... Si esto... Si está bien —Matt tomó un largo trago de cerveza,
acomodando sus pensamientos—. Es difícil ocultarle un secreto a Connor. Aparentemente, más
de lo que pensaba —añadió él riendo—. Y realmente no quiero. Es bueno no esconderse. Pero
él no pensará menos de ti. Estará jodidamente encantado de hecho.
—Suena como un buen amigo —dijo Trevor—. Sólo asegúrate de decirle que eres la
excepción, ¿de acuerdo?
Matt asintió—. Oh, claro que sí, estoy alardeando sobre eso.
Trevor rió mientras Matt agarraba otro pedazo de pizza, pero esta vez sacó los hongos
ofensivos antes de morderlos—. Entonces, ¿eres de Texas? ¿Qué te trajo a Bodine? —preguntó
Matt.
—Oh, eh, larga historia —contestó Trevor evasivamente.
—¿Algo que ver con tus padres? —preguntó Matt con demasiada perspicacia.
—¿Cómo supiste eso?
—Algo que dijiste en Literatura de primer año. ¿No están contentos de que seas gay?
—Eso es quedarse corto —Trevor tomó un largo sorbo de cerveza. Todavía era bastante
doloroso hablar de ello, no importaba cuántas veces él se dijera a sí mismo que estaba mejor,
que no le importaba. La cosa era: incluso cuando tu familia era una mierda, seguían siendo tu
familia.
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—No, no, está bien —dijo Trevor con un gesto de su mano—. Esencialmente, el hecho
de que su único hijo fuera gay fue la mayor vergüenza que pude traer a la familia. Después de
todo lo que habían pasado. Salir de Corea del Sur. Venir aquí. Sacrificarse por mí.
—Jesús —maldijo Matt.
—Sí, culpa grave. Cuando era más joven, me presionaron tanto para que me
americanizaran, pero cuando era adolescente, fue como si de repente se arrepintieran. Yo era
demasiado "moderno", demasiado "franco". Por supuesto, eso simplemente me hizo actuar
más.
—¿Fuiste un hijo rebelde?
Trevor se rió—. No, Dios no. Yo era un estudiante sobresaliente, planeando ir a la
Universidad de Texas junto con todos mis primos con una beca completa. Pero, ya sabes, me
perforé la ceja, me ponía ropa rara, escuchaba música rara, rompía el toque de queda, y luego
me vieron ponerme delineador de ojos...
—¿Delineador de ojos? —Matt parecía confundido.
Trevor suspiró, todo el humor desapareciendo—. Sí, último año. Ahí es cuando todo se
fue a la mierda. Era Nochevieja. Iba a ir a un concierto con unos amigos y estaba vestido con
mi ropa de club, que incluía delineador de ojos. Créeme, se veía sexy.
—Confío en ti —murmuró Matt, y luego aclaró su garganta. Obviamente imaginándolo.
¿Y gustándole? Trevor sabía que eso hacía que sus ojos resaltaran más. Pero él era bastante
conservador mientras estaba en el campus, así que hacía tiempo que no usaba delineador. ¿Qué
pensaría Matt si lo viera con su ropa de club?
—Entonces, ¿qué pasó? —Matt empujó, tomando una segunda cerveza, y pasándole una
a Trevor también, como un verdadero caballero sureño.
—Se suponía que mis padres iban a estar cenando, pero llegaron temprano a casa, y se
asustaron por cómo me veía. Simplemente enloquecí. Les dije que era gay y, eh, me echaron.
—Joder —dijo Matt, ojos ensanchados—. ¿Qué hiciste?
—Me quedé en el sofá de mi amigo. Cumplí dieciocho años unas semanas más tarde, así
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que sus padres pensaron que no necesitaban reportarlo a nadie. Pero se puso bastante mal en la
escuela. La gente se enteró. Texas no es el mejor lugar para salir del closet en la preparatoria.
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Y el resto de mi familia también fue una mierda. Ellos sólo... fingieron que yo no existía a
pesar de que estaba en el mismo grado que dos de mis primos. Se suponía que íbamos a vivir
juntos en UT.
—Supongo que eso ya no fue una opción —dijo Matt en voz baja.
Trevor sacudió su cabeza—. No. Pasé por mi casa el día del cumpleaños de mi abuela un
mes después, sólo para ver, sabes. Si ellos tal vez ya lo habían superado. Yo siempre había sido
cercano a ella. Y toda mi familia estaba dentro. Mis tías, tíos y primos, pero todas mis cosas
estaban sentadas al final de la entrada en cubos de basura. Como si no quisieran ninguna
evidencia de mí cuando estaban hospedando a la familia.
Matt aspiró un aliento áspero—. Mierda, eso es horrible. Lo siento.
Trevor se encogió de hombros y miró hacia otro lado, tratando de desterrar el dolor que
aún sentía.
—Sí, bueno, me di cuenta de que ya no podía ir a la UT, ni siquiera podía quedarme en
Texas—. Necesitaba escapar —terminó Trevor un encogimiento de hombros.
—Entonces, ¿te inscribiste en la Universidad Bodine de todos los lugares? Bodine,
Alabama, siendo un gay y todo eso.
Trevor se rió, agradecido a Matt por alegrar el ambiente—. No cumplí con los plazos para
presentarme en cualquier otro lugar. Pero el amigo con el que me quedé, su madre, se había
ido a Bodine. Seguía siendo amiga del jefe de admisiones. Ella pidió un favor. Mis
calificaciones y puntajes eran muy buenos, así que me aceptaron a pesar de que no cumplí con
la fecha límite. Fui Becario Nacional de Mérito, y supongo que eso se ve bien para tu
clasificación general. Me dieron una beca académica.
—Impresionante. ¿Te arrepientes? ¿Algo? —Matt se inclinó hacia adelante, sus dedos
rasgando la etiqueta de su cerveza. Esta no era una pregunta casual.
—Me arrepiento de no haber aplicado en más lugares —contestó Trevor honestamente—
. Ojalá no hubiera simplemente obedecido ciegamente a mis padres, al únicamente aplicar en
la UT. Entonces podría haber tenido opciones. Porque incluso con mi beca académica,
alojamiento, comida, libros, vida, todo es muy caro.
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—¿Y no puedes conseguir ayuda financiera porque tus padres ganan demasiado? ¿No
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Solicitud gratuita de Ayuda Federal para Estudiantes.
—Matt suspiró—. Debería haber una casilla en esa solicitud que diga: ‘Los padres son
unos pendejos’. No van a ayudar.
—¿Habrías revisado esa caja? —preguntó Trevor, mirándolo a los ojos, buscando. Había
claramente más en Matt de lo que la mayoría de la gente pensaba. La vida no era tan fácil para
él como la mayoría de la gente creía.
Matt miró hacia otro lado, como si no se sintiera cómodo con el tema volviéndose hacia
él—. Sí a la parte son pendejos. Si él supiera que soy gay, probablemente no pagaría. Pero no
quiero aceptar dinero de mi padre de todos modos. Siempre viene con condiciones. Y no dejaré
que eso me pase a mí. Así es como él... —Matt se calló.
—¿Cómo él qué? —Trevor no pudo evitar empujar.
Matt le arrancó la etiqueta de su cerveza—. Cómo mi papá controlaba a mi mamá. Y a
nosotros cuando éramos niños. Con dinero.
—Mierda, eso es brutal —dijo Trevor, moviendo la cabeza—. Somos un triste par.
—Sí —concordó Matt—. Pero no todo es malo. En realidad me gusta Bodine en su mayor
parte. Buenos amigos, buenos profesores, buen entrenador.
—Concuerdo. Bueno, no la parte del entrenador. Pero tengo a mi compañero de cuarto,
Drew, y a mi mejor amiga, Emily. Además, tengo este trabajo como tutor —agregó él de
manera significativa, bebiendo lo último de su cerveza, manteniendo sus ojos en Matt todo el
tiempo.
—¿Ah, sí? —Matt sonrió, como si comprendiera que el tiempo para una conversación
seria había terminado—. ¿Qué es lo que enseñas?
Trevor puso la caja de pizza en su escritorio detrás de él, y luego comenzó a gatear hacia
Matt—. Esta noche, son besos.
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—¿Besos? —dijo Matt, sus ojos ensanchándose mientras Trevor se sentaba a horcajadas
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Su verga ya estaba dura. Los labios de Trevor apenas tocaron su piel, y ya estaba a punto de
reventar. Dios, era patético. Y entonces Trevor se lamió su cuello y suavemente mordió, y Matt
se dio cuenta de lo que él se había estado absteniendo durante demasiado tiempo.
Matt gimió cuando los dientes de Trevor se hundieron en el tendón de su hombro—. Eso
es morder, no besar —dijo Matt enfadado.
—Y esto es chupar —Trevor subió para chupar el lóbulo de la oreja de Matt y luego se
frotó en la erección de Matt, proporcionando una deliciosa y necesaria fricción. Matt bombeó
sus caderas, presionando en la erección de Trevor una y otra vez.
—Creo que voy a reprobar la primera lección si continúas —advirtió Matt, horrorizado
de que estuviera a punto de venirse por frotarse, pero maldición, se sentía tan bien. Dios, él
estaba reprimido.
Trevor se alejó para mirarlo a los ojos, deslizando sus dedos en el cabello de Matt, y
ralentizó los movimientos de sus caderas a sólo una provocación. Él se inclinó hacia delante y
rozó los labios de Matt con la punta de su lengua. Matt jadeó, queriendo más. Presionó con
fuerza sus labios, amando la fuerza masculina que le correspondía. Su lengua se metió en la
boca de Trevor, exigiendo, tomando. No retuvo nada mientras sus lenguas se entrelazaban
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furiosamente entre sí. Metió los dedos en los músculos de la cintura de Trevor y gimió. Amaba
el cuerpo de este hombre. Tonificado y firme, pero no demasiado musculoso. Piel perfecta, un
Página
se alzaran en las manos de Matt. Así que a Trevor le gustaba eso. Mucho. Matt se movió para
hacerlo en el otro pezón también, y esta vez Trevor apretó sus manos un poco demasiado fuerte
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Un segundo después, el calor húmedo de la lengua de Trevor lamió desde la base de la erección
de Matt hasta la sensible cabeza.
—Oh, joder —maldijo Matt, sus dedos metiéndose en el pelo largo de Trevor,
sosteniéndolo fuera del camino.
Arrodillado entre los muslos de Matt, Trevor succionó una bola y luego la otra. Luego
lamió la piel sensible detrás de ellas. Santa mierda, eso se sentía bien. Unos segundos más
tarde, Trevor lo tragó prácticamente hasta la raíz, chupando fuerte, moviendo su lengua a lo
largo de la cabeza de la verga de Matt.
—Oh Dios, oh Dios, oh Dios —gimió Matt, y sólo se necesitaron unos cuantos bombeos
más de la cabeza de Trevor antes de que se viniera duro, con sus caderas alzándose y los gruesos
chorros disparándose en la garganta de Trevor. Él parecía seguir viniéndose y viniéndose y
viniéndose.
Hasta que finalmente se desplomó de nuevo en la cama. Matt abrió los ojos para encontrar
a Trevor sonriéndole, pero antes de que él se sintiera cohibido, Trevor se inclinó y lo besó.
Suavemente, castamente. Al carajo con eso. Matt lo acercó para un beso sucio, profundo y
húmedo, probándose a sí mismo en Trevor y encontrándolo sorprendentemente erótico.
A Trevor también parecía gustarle. Él apoyó más de su peso sobre Matt mientras sus
lenguas se enredaban, y Trevor juntó sus caderas. Su erección dura como una roca presionando
contra la de Matt.
—Ya estás duro otra vez —murmuró Trevor, mientras él empezaba a empujar sus
caderas.
Matt se rió—. No, creo que aún estoy duro.
—Carajo, eso es sexy —dijo Trevor con un gemido. Él estiró su mano debajo de la
almohada, sacó una botella de lubricante, echó un poco en su mano y la envolvió alrededor de
la verga de ambos, acariciándolos juntos.
Era jodidamente sexy, Trevor masturbándolos. Sus vergas creando fricción mientras se
rozaban entre sí. La mano de Trevor—Dios santo—el hombre sabía cómo acariciar, torcer y
volverlo loco. Queriendo más, Matt encontró ciegamente la botella de lubricante, vertió un
poco en su propia mano y se agachó para jugar con las bolas de Trevor.
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Página
Trevor gimió, su puño apretándose, acariciándolos más rápido. Trevor se apoyó con su
otro brazo, y luego volvió a besar a Matt, su lengua empujando al mismo ritmo que sus manos.
Ellos mecieron el uno contra otro, cada vez más rápido, gimiendo y gimiendo, persiguiendo su
liberación, hasta que se estrelló contra Trevor.
Matt sintió el caliente semen de Trevor disparando sobre su mano en su propia estómago.
Eso fue todo lo que se necesitó. Su propio orgasmo lo atravesó, uniéndose al de Trevor en su
estómago.
Y justo cuando él pensó que no podía ponerse más bueno, Trevor se inclinó hacia abajo
y lamió las dos liberaciones del abdomen de Matt.
—Eso es tan jodidamente sexy —gimió Matt, viendo la lengua rosa de Trevor lamerlo.
Trevor sonrió, sus ojos brillando, y se dejó caer sobre Matt una vez más, sus cuerpos
pegajosos fusionándose mientras Trevor ponía su cabeza contra el hombro de Matt. Su otra
mano se enrolló alrededor de la cintura de Matt. Matt estiró sus propios brazos alrededor de
Trevor para acercarlo.
Así que esto era acurrucarse. Maldición, era agradable. Era seriamente subestimado por
la mayoría de los chicos. ¿O tal vez ellos sólo estaban mintiendo para salvar las apariencias?
Porque esta mierda fue increíble.
—¿Estás bien? —murmuró Trevor.
Matt sintió una risa de pura alegría escaparse—. Sí, se podría decir que sí.
—Bien —Trevor le dio un suave beso a sus pectorales.
Matt cerró los ojos y debió quedarse dormido, porque la alarma de su celular lo despertó.
Era hora de que el compañero de cuarto de Trevor volviera pronto. Trevor estaba dormido a su
lado, así que Matt cuidadosamente se deslizó de la cama, se limpió con unos pañuelos de papel
lo mejor que pudo, y luego se vistió.
Cuando levantó la vista de nuevo, Trevor estaba despierto y observándolo, una expresión
de cautela en sus ojos. Matt odiaba verla allí. Él no estaba tratando de escabullirse, pero esto
tenía que ser su secreto. Él tenía que escapar antes de que los atraparan.
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—Tu compañero de cuarto volverá pronto —dijo él y luego se inclinó para besar
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suavemente a Trevor. Cuando retrocedió, Trevor le sonrió un poco, pero aun así parecía un
poco inseguro—. Entonces, ¿nos vemos el lunes?
Matt contuvo la respiración, aterrorizado de que Trevor no quisiera volver a encontrarse,
pero la sonrisa de Trevor se ensanchó, y Matt se encontró a sí mismo recibiendo un caliente
beso.
—Nos vemos el lunes —dijo Trevor.
Y aunque él no quería irse, Matt se encogió de hombros en su mochila y regresó a su vida
en el closet.
Todo lo que él tenía que hacer era correr a contrarreloj, y la victoria contra la Universidad
de Mississippi estaba asegurada. Matt se aseguró de dejar correr el reloj el mayor tiempo
posible antes de hacer una jugada apresurada. Perdieron una yarda, pero no importaba. No
había tiempo suficiente en el reloj para que importara: Mississippi no pudo anotar. La victoria
fue de ellos.
Unos momentos después, mientras los otros jugadores y el entrenador Boyd se
apresuraban al campo del equipo contrario en victoria, Matt se preguntó si Trevor estaba viendo
el partido en Bodine. ¿Trevor había visto el touchdown que él hizo en el segundo cuarto? ¿O
ese pase perfecto de 30 yardas que le había dado a Damian? ¿Había tal vez Trevor admirado el
culo de Matt en el ajustado uniforme?
Mierda, él necesitaba dejar de pensar esos pensamientos. Era peligroso. Si Trevor estaba
en su mente, se le podría escapar algo. O aparecer en su cara. O, bueno, tener una erección. Así
que Matt volvió a prestarle atención a sus compañeros de equipo y los siguió hasta el vestuario
de equipo visitante en medio de aplausos y felicitaciones.
Damian se acercó para chocar los cinco con su toalla blanca, tan clara contra su piel
oscura—. Buena victoria, Lancaster.
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—Al menos sabemos cómo tomarnos una victoria con calma. Es vergonzoso, estos
nuevos —dijo él divertido mientras miraban a su nuevo pateador de primer año, Jamal, que
bailaba en ropa interior, agitando sus rastas por todas partes, celebrando el gol de campo que
había hecho justo antes del descanso. Él en serio necesitaba bajar el tono. Él había sido enviado
porque el pateador de la primera cuerda, Fischer, se había desgarrado un ligamento en los
entrenamientos. Y Fischer estaba enojado. Estaba en último año. Él esperaba ser enviado a
cada partido. Y el padre de Fischer también lo esperaba.
Pero Jamal parecía ajeno a la furia latente de su compañero pateador—. ¡Eso fue un
subidón, hombre! —Jamal le dijo a Fischer—. Tu dolor, mi ganancia, es un dicho horrible,
pero un poco cierto —Matt gimió. Jamal necesitaba tener cuidado con su jactancia. Pero, en
vez de eso, el chico siguió adelante, totalmente ajeno. Golpeó a Fischer en la cadera, un
momento amistoso de victoria, pero Fischer hizo erupción. Arrojó a Jamal contra los casilleros.
—¡Suéltame, marica!
—Joder —maldijo Damian, y se acercó para intervenir, arrastrando a Jamal lejos de
Fischer, que era todo un campesino. Sus amigos blancos tendían a permanecer juntos,
particularmente su mejor amigo O’Donnell. Los dos eran unos pendejos. Podrían estar todos
en el mismo equipo, pero todavía había líneas incluso en los vestuarios: ricos y pobres, blancos
y negros, heteros... y los metidos profundamente en el closet.
—Cálmate, Fischer —dijo Damian, usando su cuadro completo de un metro ochenta para
mantenerse firme contra Fischer—. Él sólo se está divirtiendo.
Matt vio cómo Fischer se metía en la cara a Damian—. ¿Por qué coño te importa,
Damian? ¿Eres la niñera del marica?
—Cuida tus palabras —dijo Damian entre apretados dientes.
—Tú cuida la tuya —dijo O’Donnell, acercándose para apoyar a su amigo.
—No he dicho nada, pendejo —escupió Damian.
Matt se dirigió hacia allá, preocupado de que el campesino lanzara un insulto racial. No
sería la primera vez. Damian le había dado a Fischer en su segundo año por uno de esos
comentarios. Y el entrenador Boyd había apoyado a Damian, suspendiendo a Fischer de un
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partido. Por supuesto, también tuvo que suspender a Damian por el golpe. Pero había valido la
pena.
Página
Al parecer, Fischer decidió recordar esa lección y cerró la boca, y se sacó de encima el
siguiente insulto que estaba a punto de hacer, cuando Matt se acercó para intervenir. O’Donnell
le siguió la pista a Fischer, pero Matt se dio cuenta de que aún estaban deseando pelear.
—Jamal, ve a las duchas —Matt empujó al chico hacia la parte de atrás del vestuario.
Jamal no se merecía las calumniosas palabras de Fischer, pero ponerse de su lado delante de
Fischer no ayudaría en nada. Él necesitaba disipar la situación.
—Pero... —Jamal empezó a protestar.
—Ve —dijo Matt, un poco más suave. Sus ojos dejando claro que Jamal le haría un favor.
Jamal lo entendió. Asintió y se dirigió a las duchas.
—Deja al chico —le dijo Matt en voz baja a Fischer—. No sabe lo que hace.
—Entonces necesita aprender —dijo Fischer con firmeza, y le dio la espalda a Matt,
descartándolo. Matt estuvo de acuerdo con eso. Él tampoco quería tratar más con Fischer. Así
que caminó hacia su casillero.
La tensión seguía en el aire cuando el entrenador Boyd entró con el Jefe del Departamento
de Atletismo, Warner. Ese sí era un chico de campo, si es que alguna vez hubo uno. El decano
Warner y el padre de Fischer eran uña y mugre. Y todo el mundo era muy consciente de ello.
—Chicos, digamos una oración de agradecimiento por nuestra victoria de hoy —anunció
el decano Warner en la sala. Matt y Connor se miraron fijamente, pero inclinaron sus cabezas
obedientemente. Incluso el entrenador Boyd apenas podía soportar la actitud del decano de
soy-más-santo-que-tú.
Matt se alegró de que Warner no hubiera escuchado los comentarios de ‘maricas’ o
probablemente hubiera dejado muy claro que no era tolerado en este equipo. No los insultos de
maricones (no, esos estaban bien), sino los maricones mismos. Era una de las principales
razones por las que Matt temía ser descubierto. Él sabía que Warner le quitaría su beca. Después
de que la Corte Suprema legalizara el matrimonio de homosexuales, escuchó la rabia de Warner
de que el "país se iba a cagar poniéndose del lado de los malditos sodomitas".
Afortunadamente, Warner mantuvo la oración breve y se dirigió a disfrutar de la
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adoración de sus felices ex-alumnos, quienes daban mucho al programa. Su interrupción había
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cortado la tensión en la habitación, pero Matt notó que Damian mantenía a Jamal en su lado
del vestuario.
Matt sabía que esto no iba a ser un incidente aislado. Porque a pesar de que Fischer había
rasgado un ligamento para este partido, él no se había mantenido firme en los anteriores. Había
fallado un gol de campo contra West Georgia, y apenas había logrado el punto extra contra
Delta State la semana anterior. Pero Jamal, bueno, Jamal podría patear 10 metros más lejos que
Fischer. Él estaba ansioso, pero era un poco loco en el campo, así que Matt sabía que el
entrenador se iba a quedar con Fischer... por ahora. Pero eso podría no durar.
Matt se puso su ropa de calle y luego se dirigió a buscar al entrenador en el desconocido
vestuario. Lo encontró en un cuarto trasero en un escritorio improvisado, hablando por celular.
Hizo un gesto para que Matt se sentara mientras terminaba la llamada.
—Política —dijo el entrenador Boyd sacudiendo su cabeza, colgó.
—Fischer es un pedazo de mierda —contestó Matt sin ningún preámbulo.
El entrenador Boyd levantó las cejas, pero con calma respondió—: Lo sé. ¿Qué pasó?
Matt lo puso al corriente del altercado con Jamal. Cuando terminó, el entrenador sacó una
botella de aspirina de su mochila—. ¿Sabes quién es el padre de Fischer?
—Un reverendo o algo así, ¿verdad?
Boyd asintió—. Predicador evangélico. Y no del tipo de amor y perdón.
—Ah —dijo Matt, inclinándose hacia adelante—. Ya veo por qué es amigo del decano.
El entrenador levantó una ceja en reprimenda.
—Lo siento —Matt sabía que aún necesitaba respetar a sus mayores—. ¿Entonces Fischer
se parece a su padre?
El entrenador asintió—. Y su padre está enojado porque su hijo no ha mejorado este año.
Mi suposición es que se desquita con él, pero también inventa excusas. Culpa a la
discriminación afirmativa de que su hijo no sea más una estrella.
—Qué encantador —contestó Matt sarcásticamente—. Y está forrado, ¿verdad? El padre
de Fischer es uno de nuestros mayores donantes.
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¿Pueden aguantar hasta el verano? ¿Tengo que sacarlas antes de ese callejón estrecho de miras?
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La charla se centró en el juego, y Matt asentía y sonreía cuando correspondía, pero cuando
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buscó una salida entre la multitud, vio que Connor se dirigía hacia él. ¿Y esa era Danielle con
él? ¿La vieja novia de Connor?
—Hola, lindura —dijo Danielle con una gran sonrisa mientras se acercaban. Ella era todo
rizos rojos y grandes ojos azules... y diablura detrás de esos ojos—. Espero que no estemos
molestando —ellos lo estaban, y Matt estaba increíblemente agradecido. Se alejó unos metros
de su padre para saludarlos.
—¡Danielle! Me alegro de verte —Matt la abrazó—. ¿Qué te hizo venir hasta aquí para
un partido fuera de casa?
—Yo, pendejo —dijo Connor, sacando a Matt de su abrazo con Danielle y poniendo un
brazo sobre sus hombros. Reclamando su territorio.
—Oh Dios, no te hagas el cavernícola conmigo —Danielle puso los ojos en blanco—.
Eso es lo que te metió en problemas en primer lugar.
—Cariño, era nuestro primer año. Fui un idiota. No seas tan dura conmigo —contestó
Connor con una sonrisa ganadora.
—Ajá, veremos... —ella le sonrió, pero Matt pudo ver que estos dos estaban claramente
enamorados de nuevo. Ellos habían sido novios, pero había terminado mal. ¿Cuándo demonios
se habían reconectado? Matt claramente había estado demasiado obsesionado con su propia
vida personal como para darse cuenta.
Él estaba tan feliz por ellos que ni siquiera vio a Jocelyn hasta que se lanzó a sus brazos.
—¡Matt! Gran partido —dijo ella, dándole un beso en la mejilla—. Danielle y yo no
queríamos perdérnoslo.
—Oh, ah, gracias por venir —murmuró Matt en respuesta. Él casi había olvidado que
Jocelyn y Danielle eran buenas amigas desde la preparatoria.
—Matt, ¿no vas a presentar a tu chica? —interrumpió su padre, a él no le gustaba que lo
ignoraran.
Matt maldijo internamente, pero educadamente se dio la vuelta y presentó a Danielle y
Jocelyn a su padre, tratando de dejar muy claro que no estaba involucrado con ninguna de ellas.
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Connor trató de distraer al papá de Matt, y se acercó para estrecharle la mano, así como
la de los señores Harris y Wainwright. Luego sacó a relucir la increíble jugada de Matt en el
segundo cuarto, pero el papá de Matt no tenía ningún interés. Se había centrado en su presa.
—Así que, Jocelyn, qué nombre tan bonito para una chica bonita —dijo su padre con una
sonrisa encantadora.
Matt quería morir, pero Jocelyn parecía contenta. Ella le devolvió la sonrisa y respondió
a sus preguntas sobre su ciudad natal y sus clases actuales. Él sabía que su padre quería hacer
muchas más preguntas, así que Matt intervino.
—Papá, deberíamos llevar a las chicas a su auto antes de irnos —Matt educadamente
tomó el codo de Jocelyn.
—Sí, el entrenador querrá que subamos al autobús pronto —agregó Connor, apoyando a
Matt—. Encantado de verlo, Sr. Lancaster.
—Igualmente, Connor —contestó su papá, pero estaba claro que deseaba que se quedaran
más tiempo.
Matt le dio a su padre un abrazo rápido para terminar las cosas—. Papá, gracias por traer
a Summer y Hope. Sr. Wainwright, Sr. Harris, gracias por venir —él asintió al grupo.
Mientras se dirigía hacia el estacionamiento con Connor y las damas, vio a sus hermanas
escondidas en una alcoba.
—Connor, ¿te encargas? —Matt asintió hacia Jocelyn y Danielle.
Connor saludó con la mano a las hermanas de Matt—. Por supuesto. Saluda a Hope y
Summer de mi parte.
Matt se unió a sus hermanas en la alcoba, fuera de la vista de su padre, que estaba al final
del pasillo fuera del vestuario principal.
—Escondiéndose, ¿eh?
Summer y Hope se encogieron de hombros—. Ha sido un día largo —dijo Hope.
—Sí, sí, apuesto a que sí. Así que papá está trabajando en nuevos inversores, ¿eh?
—Oh, sí —dijo Hope—. Ha estado loco últimamente.
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los insultos gays. Matt se preguntó qué había irritado a Fischer una vez más. Tal vez el padre
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de Fischer lo había regañado por no jugar esta noche. Matt podía relacionarse con padres de
mierda, pero eso no era excusa para la pendejada que estaba presenciando.
Matt se acercó a ellos, enojado, enfurecido, haciendo a un lado sus propios temores, la
parte de él que quería acobardarse y esconderse. Porque, maldita sea, él era el capitán de este
equipo—. ¡Súbete al autobús! —espetó él con una mirada fija.
—Sólo me divierto —Fischer sonrió con suficiencia mientras caminaba hacia el
autobús—. Relájate, Lancaster. No sabía que te gustaran los chicos lindos.
O’Donnell se rió y chocó los cinco Fischer. Pendejos de mierda. Totalmente de mierda.
A Matt solía agradarle O’Donnell. ¿Cuándo diablos se convirtió el tipo en un imbécil?
Tal vez al mismo tiempo que la gente había empezado a decir que él tenía una oportunidad en
la NFL. O’Donnell era incluso más grande que Connor, una bestia en el campo. Era un gran
tacleador ofensivo, siempre protegiendo a Matt con un enfoque firme. Y Matt estaba
agradecido por eso. Pero él dudaba que el tipo lo respaldara si supiera que Matt era gay. Sí,
probablemente dejaría que sus oponentes le pegaran a Matt. Denigración al maricón.
Dios, Matt no podía esperar a que terminara la universidad. Lo cual sabía que era triste.
Él se suponía que debería estar teniendo el momento de su vida.
—Él tiene razón, no pertenecen —Matt escuchó a su padre decir detrás de él. Por supuesto
que su padre había escuchado el intercambio.
Matt trató de contener su ira, clavando las uñas en la palma de su mano mientras apretaba
los puños. ¿Esto estaba pasando de verdad?
—Maldita abominación —murmuró uno de los amigos de su padre de la iglesia—. Todos
estos pecadores antinaturales deberían ser quemados.
Matt tenía que alejarse de ellos. Ahora.
Él se dirigió hacia el autobús, sin siquiera mirar a su padre. Sin embargo, miró por la
ventana delantera mientras abordaba para asegurarse de que los chicos a cappella estuvieran a
salvo. Lo estaban, pero lucían... derrotados. Mierda. Él podía identificarse.
Se desplomó en un asiento al lado de Connor.
—¿Estás bien? —preguntó Connor.
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—No los escuches, hombre. No todos en el equipo piensan así —él golpeó a Matt en el
brazo—. Lo hiciste bien, cuidando a Jamal.
—Gracias —contestó Matt—. Estoy bien. No te preocupes.
Pero, mientras el autobús se retiraba, Matt meditó en silencio, mirando por la ventana.
Escuchó a Connor reírse para sí mismo unos momentos más tarde, y miró a su alrededor para
verlo mensajear ávidamente. Con una estúpida sonrisa en la cara.
—Entonces —dijo Matt, tratando de volver a enfocarse en su mejor amigo y en las buenas
noticias—. ¿Van a volver, Danielle y tú?
Connor se encogió de hombros—. Como que ya lo hicimos.
—No inventes, eso es genial —dijo Matt con verdadera felicidad. Él sabía que ella había
sido la que se había alejado. Pero Connor no había querido asentarse en el primer año, había
querido jugar en el campo, disfrutar al máximo de las fiestas después del partido. Pero,
aparentemente, la vieja rutina se había vuelto aburrida para Connor. Tal vez ellos estaban
madurando.
—Siempre me ha gustado Danielle —admitió Matt.
—Sí, bueno, recuerda ese sentimiento —advirtió Connor.
—Carajo, ¿por qué?
—Jocelyn y Danielle siguen siendo muy buenas amigas...
—Oh-oh...
—Y ambos necesitamos citas para nuestra despedida de fin de curso... —añadió Connor.
—Rayos —Matt suspiró—. Odio esa estúpida tradición.
—Es una gran tradición —dijo Connor—. Somos venerados como los dioses que somos
cuando la multitud se vuelve loca.
Matt se rió entre dientes, sacudiendo su cabeza. Pero él necesitaba una cita. Y Jocelyn
sabía que sólo estaba interesado en ella como amiga, así que era una buena solución—. Sí, me
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—Maldición, odio cuando ella tiene razón al entrometerse —dijo Connor, haciendo reír
a Matt. Y luego Connor volvió a enviarle mensajes a Danielle. Matt miró a su alrededor y se
dio cuenta de que la mitad del autobús estaba enviando mensajes a sus novias o contactos por
la noche. Debía ser genial.
Por supuesto, Matt ya no estaba exactamente sin opción.
Sacó su propio teléfono, tentado a enviarle un mensaje a Trevor.
Pero, ¿y si alguien lo veía? ¿Y si alguien leía por encima de su hombro? ¿Trevor querría
saber algo de él? Ellos sólo eran compañeros de enrolle, ¿cierto? No amigos reales ni nada.
Matt apoyó su cabeza contra el respaldo de su asiento. Era un perdedor. Él no sabía cómo
hacer esto. Ahora entendía por qué Connor había sido un confundido desastre en su primer año.
El sexo era jodidamente increíble (bueno, lo que él había hecho hasta ahora), pero también era
confuso como el infierno. Él estaba bastante seguro de que tenía sentimientos. Sentimientos
románticos, blandos, ligeramente dolorosos de deseo y necesidad y querer. Joder, joder. Él
necesitaba estar tranquilo. No dejar que las cosas se salieran de control con Trevor.
Esto era sólo por diversión. Dos tipos liberándose. Eso era todo. Él podía hacer esto. No
era gran cosa.
Así que él guardó su celular sin enviar mensajes.
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Página
CAPÍTULO 8
Trevor intentó devolverle a Jamal su calculadora, que había dejado después de su última sesión
de tutoría. Pero el chico estaba muy ocupado mirando por la habitación. Mirando los carteles
de hombres desnudos de Drew. Y por eso él daba tutoría en la biblioteca.
—Jamal —dijo Trevor, tocando el hombro del chico.
—Oh, claro, lo siento —dijo, tomando su calculadora—. Esos tipos están desnudos.
Trevor se rió. El chico estaba seriamente resguardado—. Eres muy observador, Jamal.
Ahora vete de aquí, así yo puedo dejar de estar desnudo.
—Oh, joder, viejo —dijo Jamal, haciendo una mueca y protegiendo sus ojos. Él había
aparecido justo cuando Trevor había salido de su ducha, así que sólo estaba envuelto en una
toalla. Se suponía que Jamal no iba a venir a buscar su calculadora hasta mañana, pero se le
había asignado una serie de problemas que quería resolver. Por lo tanto, mal momento.
Jamal prácticamente corrió hacia la puerta, avergonzado, y la abrió de un tirón justo
cuando Matt estaba levantando la mano para tocar. Los ojos de Trevor se ensancharon, y luego
miró el reloj de su computadora. Matt llegó diez minutos antes. Sí, mal momento para todos.
—¿Qué estás haciendo aquí? —demandó Matt, mirando entre Jamal y Trevor (aún medio
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—No me lo estoy follando —dijo Jamal con las manos en alto—. Lo juro, no soy un
chupa-vergas.
—¡Oye! —espetó Trevor. Pero también notó que Matt parecía aliviado. ¿Qué demonios?
¿Él había pensado que ellos se estaban enrollando?
—Lo siento, hombre —Jamal mantuvo sus manos arriba en inocencia ante Trevor—.
Pero algunos tipos del equipo me llamaron maricón y no lo soy. Está bien si tú lo eres, pero yo
no.
—Sí, tu uso de insultos está aceptando mi homosexualidad —Trevor apretó la mandíbula
en molestia.
De repente, Jamal parecía destrozado—. Ah, hombre, juro que no quise decir nada con
eso. Estoy a favor de los derechos de los gays.
Trevor decidió apiadarse de él—. Bien, sólo vete de aquí. Aparentemente, mi próximo
alumno de tutoría llegó temprano.
—Oh —Jamal se giró de vuelta a Matt—. ¿Estás fallando en algo?
Matt dudó. Aparentemente, no le gustaba jugar al atleta tonto. Pero no era como si él
tuviera elección. Así que mintió y dijo—: Sí, Estadísticas.
—Brutal. Bueno, buena suerte —Jamal empezó a salir, y luego se giró hacia Matt—.
¿Quieres que espere aquí contigo mientras se pone algo de ropa?
—Dios mío, no voy a violarlo, Jamal. ¡Lárgate de aquí antes de que me hagas enojar más!
—Trevor espetó, avanzando hecho una furia para cerrar la puerta de golpe tras Jamal.
Luego regresó al otro lado de la habitación mientras Matt se apoyaba torpemente contra
la puerta, esperando un minuto para asegurarla, luciendo nervioso como el demonio. Bueno,
sí, casi lo habían atrapado. ¿Y si Jamal pensaba que había algo entre ellos? Pero, vamos, el
chico era un idiota.
—Relájate, no te va a delatar —dijo Trevor—. Pero no vuelvas a hacer eso.
Matt lo miró, confundido—. ¿Yo? ¿Qué mierda hice?
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—Pensaste que me estaba acostando con él. Estaba por toda tu cara —prácticamente gritó
Trevor en su enojo—. Como si me hubiera arrodillado para mamársela. Pero ya hemos hablado
Página
su mano en un abrir y cerrar de ojos. Era aterrador, emocionante y sexy como el infierno.
Trevor desenrolló la toalla de su cintura y la dejó caer al suelo mientras giraba lentamente en
Página
Se sentía bien. Se sentiría aún mejor con lubricante. Trevor metió la mano debajo de su
almohada para sacar la botella mientras Matt empezaba a besar el pecho de Trevor,
Página
—Tan sexy —concordó Trevor. Él se agachó para acariciar a Matt, pero Matt se escurrió.
Escondiendo su cara en el cuello de Trevor—. ¿Qué?
—Me vine mientras te la chupaba —dijo Matt.
Y Trevor se dio cuenta de que Matt ya no estaba duro, bueno, tal vez un poco. Trevor
levantó a Matt para enfrentarlo tirando de su cabello, viendo que Matt estaba avergonzado—.
Sexy —dijo él enfáticamente, tranquilizando a su tímido chico mientras lo besaba de nuevo.
Matt sonrió, y luego se movió de modo que sólo una parte de su peso estaba sobre Trevor
mientras ponía su cabeza sobre el pecho de Trevor. Acariciando un poco con su nariz. El
hombre era un fan de acurrucarse. Y a Trevor le encantó.
—Entonces —dijo Matt después de un tiempo—. ¿Cómo es? ¿Estar fuera del closet en la
universidad?
Trevor sonrió contra el cabello de Matt, con el que había estado jugando, amando lo suave
que se sentía contra la punta de sus dedos—. Ya sabes, toneladas de orgías, fiestas sexuales,
marchas por los derechos de los gays.
—¿Orgías, eh? —preguntó Matt con un provocador levantamiento de cejas.
—Bien, nada de orgías. Probablemente sería terrible en una de todos modos.
—¿Por qué? —Matt rodó sobre su lado, así que ahora estaba atrapado entre Trevor y la
pared. Trevor se movió para que pudieran mirarse el uno al otro.
—No lo sé. Simplemente no me atrae. Muchos tipos a la vez, compañeros al azar. La
confianza es algo importante para mí.
—Lo entiendo —dijo Matt—. No confío en mucha gente.
—Me he dado cuenta —dijo Trevor—. ¿Qué hay de tu familia?
—Mi padre reaccionaría de la misma manera que tus padres. Pero tengo dos hermanas
menores, y él me alejaría de ellas. No puedo arriesgarme. Él no es… una buena persona.
—¿En qué sentido? —preguntó Trevor, queriendo saber más sobre Matt, mucho más.
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que Trevor había estado no se besaban así. Pero era agradable. Realmente agradable.
Página
Después de un tiempo, se separaron. Matt miró hacia otro lado, casi tímidamente—.
Entonces nada de orgías o fiestas sexuales, ¿eh? ¿Pero has salido con alguien?
Trevor asintió—. Tuve una aventura en mi primer año. Fue divertido, pero nada serio.
Jugamos un poco, pero no teníamos mucho en común. Creo que era geográficamente deseable.
Matt se rió—. ¿Como en el mismo dormitorio?
—El mismo pasillo —Trevor sonrió—. Hacía que las duchas matutinas fueran más
divertidas.
—¿Te saliste con la tuya?
—Unas cuantas veces —una vez. Lo habían intentado una vez y habían hecho enojar a la
mayor parte de su piso.
Matt asintió, mirando hacia otro lado—. ¿Alguien más? —murmuró él, pareciendo forzar
la pregunta—. Quiero decir, tú sabes algunas... cosas avanzadas.
—¿Qué? —preguntó Trevor, genuinamente confundido. Ellos habían hecho en su mayor
parte cosas de sexo vainilla.
—Ah, el masaje de lujo de los tejidos profundos.
Trevor se rió, un poco avergonzado—. Oh, eso. Bueno, durante los veranos, trabajo en
4
un campamento de verano local como consejero y enseño preparación para el PEE. El verano
después del segundo año, le alquilé un apartamento en el sótano a una ancianita. Ella estaba
enferma, así que su nieto estaba en la ciudad cuidándola.
—¿Y era gay?
Trevor asintió—. Era dramaturgo en Manhattan. Un poco exitoso. Y digamos, ¿alguna
vez escuchaste esa canción de Garth Brooks ‘Ese verano’?
Matt sonrió—. Soy de Alabama, muchacho —okay, entonces él conocía la canción.
Como para probar esto, Matt cantó suavemente algunas letras sobre truenos furiosos, un
hombre más joven y una mujer mayor enseñándole los caminos del amor.
Trevor trató de no derretirse ante el canto, pero Matt era un cantante bastante bueno. Y
nadie le había cantado antes. Aun así, era demasiado para el cínico corazón de Trevor—. Dios
mío, detente, chico de campo —advirtió Trevor.
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Pero él no lo hizo. Matt siguió cantando, cambiando a la mujer mayor por un hombre
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4
Prueba de Evaluación Escolar.
—¿Así que eras un joven sexy para un hombre mayor? —murmuró Matt bajo la mano de
Trevor.
—Él sólo tenía treinta años —defendió Trevor—. Pero sí, eso es básicamente lo que pasó.
Matt asintió. Trevor podía ver su imaginación desbocándose, probablemente imaginando
cosas que había visto en el porno.
—No fue tan pervertido —dijo Trevor, tratando de evitar que las ruedas de Matt giraran.
Pero se dio cuenta de que seguía amordazando a Matt, así que lo soltó.
—¿Esposas? —preguntó Matt.
Trevor dudó, y luego asintió. Los ojos de Matt se ensancharon.
—¿Látigos y cadenas?
Trevor hizo una mueca—. No, nada así de pesado. Algunos... azotes. Juegos de rol, um,
juguetes.
Matt tragó—. Oh. ¿Fue una relación seria?
Trevor agitó la cabeza—. No, sólo una aventura de verano. Fue interesante y diferente,
pero también un poco snob. Él a veces me hacía sentir...
—¿Qué?
Trevor se encogió de hombros y miró hacia otro lado—. Pequeño.
—Es un idiota —dijo Matt con firmeza, y claramente lo decía en serio.
Hubo un momento de silencio que se sintió un poco pesado. Matt pareció sentirlo y lo
rompió para ellos, volviendo a caer sobre la almohada—. Háblame de estos juguetes.
Trevor se rió, inclinándose hacia abajo para chupar, y luego morder suavemente el pezón
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de Matt—. Pinzas para pezones —murmuró él—. Anillos de verga, tapones de culo —luego se
Página
movió hacia abajo, moviendo su cuerpo de modo que su cabeza estuviera en el vientre de Matt,
y luego en la ingle—. Vibradores, perlas anales...
—Mierda, así que todo —las palabras de Matt terminaron en un gemido mientras Trevor
le chupaba una de sus bolas. Entonces sintió a Matt inclinarse hacia delante, intentando
devolverle el favor. Trevor retorció un poco más para que Matt pudiera chupar las bolas de
Trevor.
Y así fue como Matt se inició en el arte del sesenta y nueve.
Una hora más tarde, después de venirse de nuevo y discutir sobre los mejores videojuegos
y discutir la próxima feria de trabajo (lo que los asustó a ambos), sonó la alarma de Matt en su
teléfono. Él la miró, suspirando—. Tu compañero de cuarto volverá pronto.
Trevor asintió y se metió en sus calzoncillos cuando Matt comenzó a vestirse. Abrió una
ventana para ventilar el lugar a pesar de que hacía frío, porque el lugar olía definitivamente a
sexo. Y Drew se daría cuenta de esa mierda.
—Entonces, ¿te veo el jueves? —preguntó Trevor mientras se ponía un pantalón
deportivo.
—Sí, definitivamente —dijo Matt, y luego mató a Trevor inclinándose para un beso de
despedida. Que de alguna manera era más íntimo que cualquier otra cosa que hubieran hecho.
Excepto que entonces Trevor se dio cuenta de que había compartido mucho más con Matt sobre
su familia y sus romances pasados que con casi todos los demás. Antes de que él entrara en
pánico, Matt maldijo, distrayéndolo.
—Oh rayos, tengo un examen el viernes por la mañana —dijo Matt, pero luego hizo un
gesto con la mano y descartándolo—. Pero está bien. Me meteré a estudiar antes.
—Tienes entrenamiento antes —señaló Trevor.
—Entonces, estudiaré después.
Esta vez Trevor sonrió—. Dime que no te duermes en cuanto vuelves a tu habitación. Te
hago trabajar bastante duro —Trevor le dio una nalgada a Matt.
—Jódete —dijo Matt riendo—. Pero sí, supongo que estoy bastante drenado después —
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Resultó que sí. Él realmente, realmente quería. Y Matt estaba feliz de complacer.
—Entonces, ¿quién es él? —preguntó Emily mientras ellos salían de clase.
—¿Quién es quién? —preguntó Trevor, genuinamente confundido.
—Viejo, no tienes ni idea de que tienes una cara esta mañana de ensueño y de bien
follado, ¿verdad?
—No la tengo —espetó Trevor de vuelta. Pero él probablemente la tenía. Incluso Drew
lo había estado mirando extrañamente.
—Lo tienes —concordó ella—. Y estoy bastante segura de que es tu compañero de
estudio basado en ese mensaje de anoche.
Trevor suspiró. Él debería haber sabido que no podía ocultarle nada a Emily—. En
realidad es un estudiante graduado —mintió él. Sólo rodó su lengua. Probablemente debería
preocuparse por lo fácil que era para él mentir, o considerar una carrera en espionaje.
—Oh Dios mío, ¿es uno de los asistentes?
Trevor se encogió de hombros casualmente con una sonrisa de satisfacción, dejándola
sacar sus propias conclusiones—. Nadie puede saberlo, ¿de acuerdo?
—Oye, nunca le conté a nadie sobre tu trabajo en el salón de masajes.
Trevor asintió y los dirigió hacia el centro del campus, deseando que ella no hubiera
mencionado su antiguo trabajo. Gracias a Dios ella había comprado lo de la escuela de
postgrado.
—Dios mío —jadeó ella—. ¿Es ese tipo al que casi le das el masaje de lujo? Estabas
colgado de él, lo sé. ¡Y dijiste que fue a la escuela aquí!
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Trevor prácticamente la empujó fuera del camino principal hacia un arbusto—. ¡Deja de
hablar! —mierda, esta chica era demasiado perspicaz. Entre sus clases de psicología y crecer
Página
con un padre que era detective de la policía, ella podía encontrar pistas como ninguna otra.
Sus ojos se ensancharon, pero asintió obedientemente—. Okay, lo siento, lo siento. Pero,
¿te va a entregar o algo así?
Trevor sacudió su cabeza—. No, nada de eso. No está fuera del closet, ¿okay? Y me
gusta. Y no quiero estropearlo.
Ella se inclinó y lo abrazó con fuerza—. No lo harás, y yo tampoco. Te lo prometo. Quiero
decir, entiendo por qué no querría fuera de él en esta jodida escuela —ella sacó el periódico de
la escuela de su mochila y lo agitó frente a él.
El titular decía: Jugadores de Fútbol Menores de Edad Suspendidos por Beber en Club
de Strippers Masculinos.
—¿Qué demonios? —Trevor rápidamente lo escudriñó, su mente preocupada de que Matt
estuviera mezclado en él. Pero no, parecía ser un grupo de pueblerinos que fueron a su club de
striptease habitual, descubrieron que era noche de damas con una gira local de Magic Mike, y
comenzaron una pelea—. Okay, ese titular era engañoso.
—No le importó al Jefe del Departamento de Atletismo, el Sr. Intolerante Homófobo. Se
asustó. Dijo que esta era una escuela cristiana y tal... espera... —ella escaneó el artículo en
busca de la cita—. ‘Tal suciedad tan sacrílega no será tolerada en nuestra buena y honrada
escuela. Los jugadores han sido suspendidos por violar la cláusula de moralidad del código de
atletas de Bodine.’ ¿Puedes creer que nuestra escuela tenga una de esas?
—Tristemente, sí —dijo Trevor mientras avanzaban de nuevo para ir a almorzar—. El
buen estado de Alabama tampoco tiene leyes que prohíban la discriminación contra los gays.
—Al menos la Corte Suprema se ha pegado a ello —le dio los cinco a Trevor, que los
devolvió. Entonces Emily enlazó su brazo a través del suyo, llevándolo al comedor—. Vamos,
almorcemos. Pago yo. Te ves muy delgado. Oh, y nos inscribí para la Noche de Trivia en
Murray's.
Trevor gimió. Él odiaba la Noche de Trivia. El bar estaría repleto porque el equipo
ganador ganó interminables shots de tequila por el resto de la noche. Por otro lado, su otra
opción era quedarse en casa y seguir adelante con la lectura de Economía Financiera y pensar
en Matt. Lo que era patético. En ambos casos.
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Así que, a las ocho de la noche, Trevor se dirigió al bar con Emily, Drew y algunos de
sus amigos. Agarraron una mesa y Trevor se dirigió al bar para la primera ronda. Mientras él
Página
pasaba junto a un grupo de chicas de la hermandad, sus ojos se posaron en una cabina en el
rincón más alejado. Y ahí estaba Matt. Luciendo precioso.
Con una hermosa chica rubia riéndose en su regazo, sus pechos empujando en su codo.
Hablando con sus amigos como si ella perteneciera allí.
Trevor se sintió como si le hubieran dado un puñetazo cuando ella metió la mano en el
pelo a Matt. Despeinándolo. Provocando. Y Matt simplemente dejó que pasara.
Coño. Esto era por lo que él nunca salía con tipos metidos en el closet. Nunca. Él nunca
tenía citas en realidad, punto. Porque dolía jodidamente demasiado si de verdad te empezaba a
importar. Y aparentemente él era el pendejo al que le importaba.
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Página
CAPÍTULO 9
Matt vació lo último de su cerveza, dándole la bienvenida al zumbido, con la esperanza de que
enterrara la reunión de la mañana en el vestuario. El arresto del club de striptease no fue
exactamente como se lee en el periódico escolar.
No, el decano Warner estaba orgulloso de la parte de la pelea, porque resultó que algunas
de los strippers eran gays. No era como si reclutaran hombres heteros en su equipo. El público
había estado formado en su mayoría por mujeres durante una noche de diversión. Pero eso no
le importó a decano Warner—: No digo que no entienda por qué querían patear sus traseros —
les dijo a los chicos que habían sido atrapados—. ¡Pero no deberían haber estado en un antro
de pecado para empezar! Este es una universidad privada construida sobre una fuerte moral
cristiana. Tales transgresiones no serán toleradas. Suspensión de dos juegos.
Los chicos habían gemido, pero todos habían notado que Fischer había sido liberado. Se
las había arreglado para escabullirse de la policía cuando llegaron para acabar con el motín.
Junto con dos de sus amigos que resultaron ser la clave de la defensa. Matt se preguntó si la
policía los había dejado ir a propósito y sólo arrestó a los jugadores de segunda. Tal vez el
decano o el entrenador habían pedido algunos favores. Dios no quiera que pierdan un partido.
Aunque, si ellos estaban dispuestos a llegar a tales extremos, ¿tolerarían a un quarterback
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Matt las siguió fuera de la cabina, llamando a sus compañeros de cuarto—: Traeré otra
ronda.
Página
—De nada —Matt se metió las manos en sus bolsillos antes de ceder a la necesidad de
Página
agarrar la mano de Trevor de la barra y sostenerla. Carajo, ¿él quería tomar la mano del tipo?
Él no sólo era gay, ahora aparentemente le gustaba las muestras de afecto públicas.
Pero Matt odiaba ver la tensión en la cara de Trevor, la forma en que se movió a unos
centímetros de distancia para que no se tocaran. ¿De verdad podría estar enfadado con él? Al
diablo, él podría muy bien preguntar—. ¿Estás celoso? —susurró Matt.
Vio los hombros de Trevor tensarse—. Jódete —prácticamente gruñó él.
Matt se rió, y Trevor le dio una mirada de muerte, como si tratara de incinerarlo con su
mirada. Eso sólo hizo que Matt sonriera más. Incluso le dio un codazo en el hombro a Trevor—
. Juro que su pecho era sólo tejido graso para mí. Una mancha. Una masa de carne sin sentido
—defendió Matt con solemnes ojos de cachorro.
Trevor ensanchó sus ojos y luego se echó a reír—. No le digas eso.
Matt hizo una mueca al imaginar la cara de Jocelyn—. Sí, probablemente ella me mataría.
Siempre está por aquí.
—Pobre Matt, mujeres hermosas abusando de él donde quiera que vaya —Trevor
rezumaba sarcasmo.
—Oye, ¿cómo te gustaría? —contrarrestó Matt, girando para mirar a Trevor, inclinando
su costado contra la barra.
Trevor lo consideró e hizo una cara, asintiendo en reconocimiento, formando una pequeña
sonrisa—. Punto tomado —y entonces Trevor se acercó más hasta que su cadera tocó la ingle
de Matt—. ¿También me siento como tejido graso? —preguntó él en voz baja.
Trevor rozó su cadera contra el paquete de Matt, y Matt sofocó un gemido, sintiendo su
sangre fluir a su verga. Trevor, obviamente sintiendo la excitación de Matt, era una total
mierda. Él frotó su cadera de un lado a otro, como si se moviera al ritmo de la música, fingiendo
desconocer por completo que su cadera golpeaba al tipo perpendicular a él. Sus movimientos
causaron una deliciosa fricción a través de los jeans de Matt. Sí, definitivamente nada como la
teta de Jocelyn.
—Oh, siento eso. Pero preferiría que fuera tu culo —admitió Matt, inclinándose
demasiado cerca de Trevor.
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—Aquí tienen, chicos —dijo la camarera, haciendo que ellos se separaran de un salto.
Ella colocó las jarras frente a ellos, junto con la tarjeta de crédito de Matt.
Página
—Gracias —Matt se las arregló para escupir, y rápidamente firmó su factura mientras
ella se alejaba de nuevo. Trevor se alejó una distancia apropiada para que parecieran dos tipos
hablando, no coqueteando.
—Oí que el equipo tuvo un día difícil —dijo Trevor en voz baja.
—Sí, es... Bueno, me alegraré cuando acabe la temporada.
—¿En serio? —preguntó Trevor, sorprendido—. Pero eres muy bueno. Dicen que podrías
llegar al Campeonato Nacional este año.
Matt sonrió, metiendo su tarjeta de crédito en su billetera—. ¿Me has estado buscando en
Google? —acusó.
—¿Has estado buscando en Google juguetes sexuales? —contraatacó Trevor.
Matt sintió que su boca se secaba y su pulso aumentaba con la mirada en los ojos de
Trevor. Joder, él lo había hecho. De verdad lo había hecho. Él también había buscado en Google
un montón de porno gay para verlos en acción.
—Tomaré eso como un sí —Trevor sonrió con suficiencia—. El juego está empezando.
Gracias por el trago.
Matt asintió, incapaz de pensar en una respuesta. Pero a Trevor no pareció importarle,
porque mientras se alejaba, se aseguró de mover su culo lo suficiente para que Matt se diera
cuenta. Maldición, él lo tenía mal.
Matt no podía concentrarse en el juego de trivialidades. Él no podía concentrarme en
nada. Sus ojos se desviaban hacia Trevor y sus amigos. Y el lindo twink latino que le agarraba
el brazo a Trevor y se reía con él. El guapísimo parpadeo que luego se inclinó y besó la mejilla
de Trevor. El muy lindo twink que le dio una nalgada a Trevor cuando se dirigió al bar para
otra ronda.
Oh mierda, ¿así fue como se sintió Trevor al verlo a él con Jocelyn? No, claro que no.
Esto era diferente. Porque el twink era un tipo. Matt no podía apartar los ojos de ellos, sintiendo
sus estúpidos celos elevarse más y más.
Para el momento en que el juego terminó, tuvo que huir antes de darle un puñetazo al
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amigo muy especial de Trevor. Claramente, los dos se estaban follando el uno al otro. O al
menos habían follado en algún momento. Y eso le hizo sentir cosas que realmente no quería
Página
nombrar.
Así que Matt se colocó su abrigo y se despidió.
—Matt, ¿podrías acompañarme a casa? —preguntó Jocelyn, poniéndose de pie con él—
. Odio caminar sola de noche.
—Oh, sí, claro —contestó Matt. Él tampoco creía que ella debería estar caminando sola,
pero miró a sus amigos para ver si ellos también se iban. No, Ryan y Damian estaban saliendo
de la cabina para jugar al billar, y Connor y Danielle estaban borrachos besuqueándose.
—¡Adiós, chicos! —dijo Jocelyn, poniéndose su chaqueta y despidiendo a la pandilla.
Matt la guió hacia la salida y vio a Trevor observándolos.
Trevor levantó una ceja al ver a Matt escoltando a Jocelyn afuera. Matt respondió
levantando una ceja a la mano morena en el muslo de Trevor.
Y luego él salió del bar. Claramente, ellos tenían algunas cosas que discutir el jueves.
Matt sólo necesitaba encontrar una manera de hacerlo sin parecer un cachorro pegajoso y
enfermo de amor.
Para cuando él tocó en la puerta de Trevor el jueves, Matt había decidido ser honesto. Él
prefería arrancarle la tirita antes que quitarle el dolor.
Trevor abrió la puerta con una sonrisa y le hizo un gesto a Matt para que entrara—. Hey.
—Hola —contestó Matt. Él se dio cuenta de que Trevor se dirigía a la silla de su escritorio
en vez de a la cama como lo hacía normalmente.
Matt se aseguró de cerrar y asegurar la puerta firmemente detrás de él. Dejó su mochila
en la cama y se metió las manos en los bolsillos.
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—No es asunto mío —interrumpió Trevor, dándose la vuelta para inclinarse sobre su
computadora y revisar su correo electrónico. Pero sus hombros estaban tensos, y Matt de
repente se sintió molesto. ¿No asunto suyo? ¿Qué demonios? ¿Él estaba de acuerdo con que
Matt se enrollara con chicas? Bueno, Matt no lo estaba. Él no usaba a las chicas de esa manera.
—Jocelyn no es mi novia. Yo no la usaría de esa manera —dijo Matt con firmeza.
—¿Ella sabe eso? —contraatacó Trevor.
—Sí, ella simplemente no escucha —contestó Matt—. La otra noche le dije que no me
interesaba, pero ella me dio un discurso sobre cómo finalmente se había alejado de su novio de
la ciudad natal, que y yo necesitaba hacer lo mismo. Siempre he fingido que tengo el corazón
puesto en una chica en casa.
—Buena tapadera —respondió Trevor.
—Oye, ha funcionado con ella hasta ahora. Además, yo no era el que estaba encima de
un tipo en el bar la otra noche.
Trevor se giró para enfrentarse a Matt—. ¿Disculpa?
—El twink, el lindo latino, no podía quitarte las manos de encima. Pero, oye, no es asunto
mío, ¿verdad? —Matt levantó las manos a la defensiva.
—Él sólo es mitad latino.
—Oh —dijo Matt, desinflándose de repente. Trevor no lo había negado. Entonces, él
estaba viendo al tipo. Bueno, sí, okay, no era como si ellos estuvieran saliendo. ¿Pero élestaba
engañando al tipo si también estaba saliendo con Matt? ¿Quizás así era como funcionaba en el
mundo gay? ¿Múltiples parejas?
Matt trató de no dejar que su dolor se notara, y en vez de eso, cuidadosamente comenzó
a colocar todas sus herramientas de estudio en la colcha junto a él. Resaltadores, bolígrafos,
cuadernos, su laptop y notas Post-it. Tan pronto como desempacó, se arrepintió. ¿Por qué
demonios él había accedido a una cita de estudio de verdad? Él quería correr y esconderse y tal
vez darle una paliza al twink mitad latino.
—Es mi compañero de cuarto —dijo Trevor en voz baja desde el otro lado de la
habitación.
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—¿En serio?
Matt puso los ojos en blanco—. No soy un atleta tonto.
—Sí, sí, lo que tú digas, niño bonito. Entonces, ¿qué planeas hacer después de graduarte?
—Salvar al mundo, ese tipo de cosas —dijo Matt encogiéndose de hombros y con una
pequeña sonrisa.
—¿No más fútbol? —preguntó Trevor.
Matt sacudió su cabeza—. Tal vez entrene un poco dentro de unos años. Antes me
encantaba el juego, pero ahora necesito alejarme un poco de él. ¿Qué hay de ti?
—Unos tipos de Bodine se mudaron a Silicon Valley y fundaron una compañía de
videojuegos. Y están buscando a alguien que les ayude con el marketing y las finanzas.
—Y ese eres tú.
Trevor asintió—. Con suerte. Están entrevistando a algunas personas, pero realmente
quiero el trabajo. Solía pensar que intentaría la banca de inversión o la consultoría, pero...
—¿Pero?
—Algunos de mis amigos de economía lucharon mucho para conseguir trabajos así
cuando se graduaron el año pasado. Se enfrentaron a la Ivy Leaguers. Y ahora lo odian. Horas
brutales, jefes de mierda. Una puesta en marcha es más arriesgada, pero me parece que encaja
mejor para mí. Menos de la cultura corporativa. Y siempre quise mudarme a California.
—¿Crees que vivirás en San Francisco?
—Ese es el plan —dijo Trevor asintiendo—. Será mucho mejor. No más esconderse.
Los ojos de Matt se abrieron más—. ¿Te estás escondiendo ahora?
Trevor se encogió de hombros—. No como tú, pero extraño mi delineador. Y no tendré
que preocuparme por cosas como ser golpeado por besar a un tipo en público.
Matt se mordió el labio y miró hacia otro lado. Sí, él no podía hacer esas cosas con Trevor.
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Como si leyera sus pensamientos, Trevor le dio un codazo en el hombro—. Oye, no quise
decir nada con eso.
Página
—No, lo sé —Matt forzó una sonrisa. Miró su libro de texto una vez más, yendo al
capítulo correcto.
—¿Qué tal si estudiamos durante una hora? ¿Luego como recompensa, mamadas? —
ofreció Trevor, aparentemente tratando de aligerar el estado de ánimo.
—Trato —dijo rápidamente Matt, queriendo desterrar el momento incómodo.
Matt acababa de empezar a leer cuando sonó su teléfono celular. Empezó a apagarlo pero
vio que era el celular de su hermana—. Necesito tomar esto.
—Claro —dijo Trevor asintiendo, recogiendo su libro de texto.
Matt respondió—: Hey, Summer, ¿estás bien?
—Oí a papá discutiendo con la tía Sally —contestó ella—. Dijo que no podemos ir allí
después de Acción de Gracias.
Matt gimió. Su padre odiaba que ellos pasaran tiempo con la tía Sally y el tío Larry. Pero
esa era la única vez que realmente se sentían como en vacaciones.
—No te preocupes, lo resolveremos —le aseguró Matt—. No te involucres con él en esto.
Eso sólo lo empeora.
—Lo sé —suspiró Summer—. Sólo prométeme que los veremos.
—Lo haremos —le aseguró Matt—. Haré que ataquen al viejo, y luego nos iremos.
—De acuerdo —Summer sonaba un poco mejor—. Buena suerte en el partido del sábado.
—Gracias, niña —dijo Matt, y después de unas cuantas garantías más, él colgó. Trevor
levantó la vista de su computadora—. ¿Todo bien?
—Sí, sólo papá siendo papá —Matt hizo una mueca.
—Lo siento. Eso apesta. ¿Siempre fue así de malo?
Matt lo pensó durante unos minutos—. No siempre. Mamá era genial. Nos llevaba a
pescar, a nadar y a acampar, nos inscribía en clases de arte, a montar a caballo, todo. En
retrospectiva, supongo que estaba tratando de mantenernos fuera de la casa. ¿Qué hay de ti?
112
Matt gimió. Él pasó los siguientes cincuenta y dos minutos con una erección.
Página
CAPÍTULO 10
Era principios de octubre, y el clima había empezado a refrescar. Los estudiantes ahora lucían
suéteres gruesos en las mañanas tempranas. A Trevor le encantaba sentir el cambio de estación.
Sosteniendo una taza de café caliente en sus manos mientras cruzaba el campus. Aunque él
había aprendido que Matt tenía los pies muy, muy fríos y le encantaba acurrucarse bajo el
cálido cuerpo de Trevor cada vez que tenía la oportunidad. Sí, el gran jugador de fútbol era un
acurrucador. El pensamiento hizo sonreír a Trevor.
Había pasado casi un mes desde que comenzaron sus "sesiones de tutoría". Y Trevor
estaba un poco aterrorizado por lo bien que iba. Admitiendo que él era un cínico en muchos
sentidos: la vida le había enseñado eso de joven, así que no estaba acostumbrado al cálido y
borroso sentimiento de felicidad que llevaba consigo. Pero la vida era buena. Todos los lunes
y jueves consistían en una maratón de mamadas y sesiones de masturbación, donde ellos
trataban de venirse tantas veces como fuera posible antes de que Drew regresara al dormitorio.
Si sólo hubiera sido sexo caliente, Trevor podría haber sido capaz de mantenerlo
compartimentado. Para no encariñarse. Para no disfrutar de la charla de almohada después del
orgasmo casi tanto como el orgasmo mismo.
Pero él sabía que era más que sexo cuando él había sugerido que de verdad fueran
114
compañeros de estudio el mes pasado. Ese día, mientras Matt estaba sentado en su cama, el
libro de texto abierto en su regazo, su frente arrugada en la concentración, Trevor supo que
Página
algo había cambiado. Ellos casi se habían sentido como una pareja típica de la universidad
Bodine. Bueno, excepto que ambos eran hombres, así que estaban cachondos todo el tiempo y
por lo tanto se recompensaban el uno al otro por una hora de estudio con un orgasmo. Parecía
un trato justo. Ciertamente hacía su lectura de Ética de la Economía menos aburrida. Aun así,
todas sus interacciones habían sido a puertas cerradas. Su intimidad sólo existía en el
dormitorio de una pequeña burbuja de Trevor.
Hasta hace dos semanas. Matt había aparecido en la cafetería cuando Trevor estaba
trabajando. Él había elegido una silla demasiado llena en la parte de atrás y sacó sus libros para
estudiar. Trevor no había estado trabajando en la caja registradora para tomar el pedido de
Matt, pero había ido a rellenar el café de Matt cada hora más o menos. Matt accidentalmente
rozaba sus dedos estirándose por el azúcar. Y Trevor accidentalmente rozaría a Matt mientras
se alejaba. A veces miraba y encontraba a Matt observándolo. Ellos se sonreirían el uno al otro
y volverían a su trabajo.
Trevor sabía que era asqueroso, en serio, este tipo de comportamiento romántico, pero él
estaba empezando a ignorar a su cínico interior cada vez más. Porque ahora Matt hacía la mayor
parte de sus estudios en el Daily Grind. A veces, Matt incluso esperaba afuera a que terminara
el turno de Trevor, fingiendo estar en la librería de al lado, y luego volvían juntos al campus.
Luego, el martes pasado, Trevor había pasado por el edificio de lingüística en el patio
principal después de que uno de sus estudiantes de tutoría lo cancelara. Matt se dirigía a una
proyección de cine francés para la clase, y Trevor se había unido a ella, fingiendo que él
también estaba en la clase. Pensó, ¿quién iría voluntariamente a una película subtitulada y
vanguardista a menos que fuera por una nota?
Excepto que resultó que las películas francesas eran pervertidas como el carajo con
mucho sexo. Así que el martes se había convertido en su primera cita secreta. Se sentaron hasta
atrás y dejaron que sus rodillas se tocaran durante toda la maldita película. Para el momento en
que terminaron de ver a los personajes principales haciendo un trío bisexual, ellos estaban muy
cachondos. Afortunadamente, Drew estaba ayudando en la construcción de un set en el
departamento de teatro, así que ellos habían tenido una hora para destrozarse el uno al otro.
En todas las semanas que habían pasado juntos, Trevor nunca fue a un partido de fútbol.
Parecía demasiado arriesgado. Además, él no quería ir solo y no podía llevarse a uno de sus
amigos. Ellos pensarían que él se había vuelto loco después de jurar que nunca asistiría a una
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función de deportes de Bodine. Además, le preocupaba echarle la sal a Matt o algo así. Como
si él tuviera mala suerte.
Página
Pero Trevor se dirigía al salón los sábados y veía los partidos televisados con los demás
en su dormitorio. En realidad, era una gran multitud la que se reunía para animar a Bodine,
especialmente cuando se trataba de un partido fuera de casa y la gente no podía ir al estadio.
Drew no lo había atrapado todavía, porque siempre estaba ensayando. Lo cual era muy bueno.
Debido a que la primera vez que Trevor había visto a Matt salir corriendo al campo con su
apretado uniforme de fútbol, la mandíbula de Trevor casi había caído al suelo. Y cuando Matt
marcó su primer touchdown, Trevor estaba bastante seguro de que tuvo una erección.
Pero fue el partido de fútbol contra West Florida lo que le hizo darse cuenta de todo el
alboroto. Era un partido fuera de casa, así que el salón estaba bastante lleno. Necesitaban ganar
este juego para tener una oportunidad en el Campeonato Nacional.
Era el comienzo del último cuarto. Estaban abajo por seis puntos. Trevor estaba en el
borde de su asiento con el resto de la habitación. Matt acababa de ser saqueado, perdiendo
cuatro yardas. Pero una bandera había sido lanzada en la obra. Bodine tuvo otra oportunidad
en un primer down. Trevor vio como Matt se despegaba del césped. No parecía nada nervioso.
Acaba de intentar la misma jugada de nuevo, y esta vez, cuando la defensa vino a por él, estaba
listo. Fingió ir hacia la izquierda, luego giró, y encontró una abertura casi imposible para lanzar
el balón durante cincuenta yardas. El joven estudiante de segundo año que lo atrapó despegó
en un sprint y anotó un touchdown. Era una cosa de belleza.
Y Trevor finalmente entendió que Matt Lancaster había nacido para jugar al fútbol.
A la noche siguiente, Trevor miró los moretones en las costillas de Matt—. Jesús, ¿estás
seguro de que ese touchdown valió la pena?
Matt miró hacia donde se había subido su camisa cuando se quitó el suéter. Sonrió y se
encogió de hombros—. He tenido peores.
—Sí, bueno, ese pendejo que te saqueó debería ser suspendido o expulsado.
Matt se rió—. No creo que él sea abogado.
—Ese bastardo no tenía alma. Será abogado —respondió Trevor secamente.
Matt sonrió mientras se acomodaba en la cama de Trevor, descargando su mochila.
Ambos tenían fechas límite importantes esta semana, pero eso no significaba que ninguno de
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los dos hubiera querido cancelar. Ellos no eran exactamente eficientes cuando estudiaban
juntos, se distraían fácilmente, pero eran adultos. Podrían controlarse y concentrarse esta
Página
noche.
Trevor agarró su laptop y se sentó en la cama también, apoyándose contra la pared y
dándole a Matt la cabecera. Él trató de ocultar su sonrisa mientras veía a Matt pasar una mano
por su cabello húmedo, aún mojado por la ducha después del entrenamiento. Era un gesto que
él hacía cuando estaba concentrado.
Comenzó bastante bien, ambos investigando un poco, pero después de media hora, Trevor
podía sentir los ojos de Matt sobre él. Y lo distraía muchísimo. Entonces Matt se estiró por su
agua, su mano rozando el muslo de Trevor. Trevor le dio una mirada de advertencia y regresó
a su trabajo. Cinco minutos más tarde, Matt deslizó sus pies descalzos sobre el regazo de
Trevor, haciendo círculos perezosos que atrajeron la atención de la verga de Trevor.
—Matt... —advirtió Trevor, que realmente necesitaba terminar su trabajo.
—Oh, lo siento —dijo Matt con una sonrisa de disculpa, alejando sus pies. Pero entonces
el bastardo empezó a acariciarse su estómago, levantándose la camisa para mostrar sus
abdominales asesinos. Un pulgar rozando su pezón hasta que se volvió duro.
—Matt, tengo que terminar esto —gimió Trevor.
—¿Quién te lo está impidiendo? —Matt levantó la vista, inocente con los ojos muy
abiertos—. ¿Tienes problemas para concentrarte?
Trevor lo miró fijamente, pero se giró a su laptop. Él estaba en medio de una frase sobre
el impacto de la Unión Europea en Grecia cuando, por el rabillo del ojo, vio a Matt acariciando
su propia verga a través de sus ajustados jeans. Entonces el bastardo se metió la mano en sus
pantalones para ajustarse y dio un pequeño gemido al contacto. Sus ojos se oscurecieron con
excitación.
—¡Estás en problemas! —Trevor gruñó, dejando a un lado su laptop y jalando a Matt
hacia adelante por su camisa. Matt vino voluntariamente, luego perdió el equilibrio y cayó
sobre el regazo de Trevor. Matt se empujó sobre sus codos, pero Trevor lo empujó hacia abajo.
Le encantaba que Matt pudiera soportarlo, lo rudo de ello. Él no quería contenerse.
—Oh, no, no lo harás —dijo Trevor—. ¡Estás siendo castigado! —y con un golpe fuerte,
Trevor le dio una nalgada a Matt, fuerte.
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—otra nalgada firme—. Por distraerme —Matt se retorcía, pero no se alejaba mientras Trevor
le daba otra nalgada—. Por ser un chico malo —Trevor amonestó, apretando su trasero
bruscamente—. ¿Verdad?
Matt asintió, sin levantar la vista—. Voy a seguir haciéndolo —se mofó Matt, moviendo
su perfecto trasero redondo—. Profesor. A menos que me detenga —sonrió él, un reto en su
voz.
Trevor sintió que su verga se volvía imposiblemente más dura. Dios santo, ¿estaba Matt
haciendo un juego de rol? ¿Lo acababa de llamar ‘profesor’? ¿Y eso convertía a Matt en el
estudiante travieso? Oh, Dios, sí.
—¿Con que es así? —Trevor se enderezó con una voz autoritaria. Esta vez, no se contuvo
cuando golpeó el trasero de Matt, usando toda su fuerza. Matt gritó ante la fuerte nalgada, su
culo sacudiéndose ante la picadura. Pero él no se movió.
—Necesitas ser castigado —dijo Trevor.
—Sí, señor —susurró Matt.
Trevor podía oír su emoción. Ellos habían estado tomando las cosas con bastante calma,
nada demasiado fuera de la caja, pero a Trevor le gustaba un poco de perversión de vez en
cuando. Quería soltarse. Quería morder, pellizcar y azotar. Así que dejó que la palma de su
mano golpeara el culo de Matt una vez más, amando la forma en que el cuerpo de Matt se
sacudía en respuesta. Y el zumbido de aprobación después.
—Arriba —ordenó Trevor, deslizándose de la cama y sacando a Matt de su regazo—.
Dóblate sobre la cama, los codos hacia abajo, el culo afuera. Diez azotes, Sr. Lancaster.
—¿En serio? —preguntó Matt, que parecía emocionado y un poco indeciso.
—No me hagas decirlo de nuevo —advirtió Trevor con una sonrisa malvada. Matt hizo
lo que se le dijo, doblándose sobre la cama, siguiendo a Trevor con los ojos. Trevor abrió el
cajón de su escritorio y sacó una regla de madera que usaba para dibujar gráficos. Matt gimió
en aprobación. Trevor sintió un torrente de emoción. Esto iba a ser divertido. Fue a pararse
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Trevor bajó la regla en cada nalga, un poco más fuerte cada vez, que a Matt parecía
gustarle por sus gemidos y gruñidos. Para el golpe final, golpeó la regla horizontalmente sobre
la parte superior de los muslos de Matt, haciéndolo saltar.
Trevor se puso de rodillas, sus palmas calmando la carne rosada del culo de Matt.
Con una mano en cada nalga, abrió a Matt, mirando su fruncido agujero. Joder, eso fue
excitante.
—¿Trevor? —Matt exhaló, inseguro.
—Shhh, está bien—. Sólo estoy besando... —y con eso Trevor se volvió hacia la nalga
izquierda de Matt y le dio una larga lamida —para que se sienta mejor. Matt agarró con fuerza
las sábanas ante la caricia. Trevor sonrió y lamió la nalga derecha de Matt antes de dar un
pequeño mordisco. Matt gimió profundamente en su garganta.
A Trevor le encantaba cómo los muslos de Matt habían empezado a temblar, su agujero
apretándose y luego relajándose en anticipación. Sólo un poco de vello alrededor de su apertura.
Trevor tenía que probarlo allí, así que se inclinó hacia adelante y pasó la lengua por el lugar
más privado de Matt.
—¡Oh, puta mierda! —gritó Mat, sus caderas temblando. Trevor clavó sus dedos en las
caderas de Matt, sujetándolo.
—Dije que lo besaría para hacerlo sentir mejor —susurró Trevor, casi asombrado por el
agujero que ahora brillando. Maldición, su chico era sexy—. ¿No te gusta?
—Sí —susurró Matt.
Trevor le dio una nalgada.
Matt se echó a reír, y luego se corrigió—: Sí, señor.
—Buen chico —Trevor lo recompensó inclinándose hacia adelante de nuevo y lamiendo
el agujero de Matt, lamiéndolo como un cono de helado. Luego comenzó a girar su lengua
alrededor de la abertura, relajando los músculos hasta que su lengua pudiera penetrar.
—Ah, carajo —gimió Matt, sus caderas ahora balanceándose, queriendo más contacto—
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a este culo. Pero él sabía que esto ya era un gran paso para Matt. Probablemente debería parar
aquí, pero Trevor sólo quería ir un poco más lejos—. Mantén tus nalgas abiertas para mí.
Matt dudó—. ¿Qué? ¿Por qué?
Trevor le dio dos suaves besos en cada nalga—. Confía en mí —luego se inclinó hacia el
cajón de su escritorio y sacó una botella de lubricante. Él vertió un poco en su mano derecha,
y luego se acercó para acariciar la verga de Matt. Matt inmediatamente gimió y se empujó en
el húmedo agarre. Trevor usó su otra mano para jugar con las bolas de Matt.
Matt volvió a enterrar su cabeza en la colcha, sus manos apretando la tela. Trevor lamió
a lo largo de su pliegue, recordándole lo que necesitaba—. Bebé, ayúdame —susurró.
Matt dio un suspiro tembloroso y luego se estiró hacia atrás y valientemente separó sus
nalgas, exponiéndose a Trevor.
Esta vez Trevor gimió—. Tan jodidamente sexy —él se zambulló, lamiendo y
mordisqueando con abandono, recompensando a Matt, mientras su mano bombeaba al mismo
ritmo que su lengua entraba y salía, entraba y salía. Él podía sentir las bolas de Matt contraerse
contra su cuerpo, así que él aceleró el paso aún más.
—Oh, joder-joder-joder —maldijo Matt justo antes de empezar a disparar su carga, todo
su cuerpo atormentado con su orgasmo, sus muslos temblando. Trevor siguió lamiendo y
bombeando, ordeñando a su hombre por todo lo que él valía.
Finalmente, Matt estiró su e inmovilizó la mano de Trevor en su verga. Trevor se inclinó
hacia atrás y lentamente se puso de pie, dándose cuenta de que sus propias piernas se
tambaleaban. Inclinó su pecho contra la espalda de Matt, doblándose hacia adelante para
envolverlo con sus brazos—. ¿Estás bien?
Matt se rió un poco—. Sí —y luego él se sonrojó.
—¿Estás avergonzado? —preguntó Trevor, encontrándolo adorable como el infierno.
Matt se encogió de hombros—. Dejé que me azotaras. Y eso.
—Y te encantó. A mí me encantó. Eras muy bueno siendo un estudiante travieso —
121
bromeó Trevor.
Página
Trevor se apiadó de él, y agachó la mano para agarrar la ropa de Matt. La metió debajo
Página
Drew dijo lo último tan sinceramente que Trevor se sintió aún más culpable. Trevor
realmente quería decírselo. Odiaba tener una relación secreta, ocultársela a Drew. Espera, ¿esto
era una relación? Sí, ¿tal vez? ¿Algo así?
—Espera —dijo Trevor, y se agachó para poner la colcha sobre su cabeza, de modo que
estaba escondido debajo del edredón con Matt—. Hey —susurró.
Matt estrujó su boca en una sonrisa—. Hey.
—Realmente puedes confiar en Drew.
Matt se mordió el labio, pensando en ello—. ¿Es tu mejor amigo? —Trevor asintió—. Sí,
y tú se lo dijiste a tu mejor amigo, ¿verdad?
Matt se mojó los labios y murmuró torpemente—: Aún no ha salido.
—Oh —dijo Trevor, mirando hacia otro lado, herido. Matt había dicho hace un tiempo
que ya no planeaba mentirle a Connor. Pero claramente lo seguía siendo. ¿Por qué? Connor fue
quien llevó a Matt al salón de masajes. Y esta "cosa" entre ellos había estado sucediendo desde
hace bastante tiempo. Ciertamente, Matt había tenido muchas oportunidades.
Como si sintiera sus pensamientos, Matt clavó sus dedos en el cabello de Trevor,
forzándolo a mirarlo bajo el capullo de edredón—. Deberíamos decírselo a Drew. Y se lo diré
a Connor, ¿de acuerdo? —dijo Matt, con los ojos muy abiertos—. No deberíamos tener que
escondernos de todo el mundo, ¿verdad? Estaba nervioso. Estúpido. Pero quiero contárselo a
nuestros mejores amigos.
Trevor lo besó, un duro beso, sabiendo que él tenía una estúpida sonrisa en la cara.
Maldición, era emocionante poder reclamar a este hombre frente a alguien.
—Okay, Drew, tú ganas —Trevor salió de debajo de las sábanas—. Pero compórtate. Él
podría perder su beca, ¿de acuerdo?
Drew dejó salir una risa sorprendida, poniendo los ojos en blanco—. ¿Qué es, un atleta?
¿Tienes al puto chico dorado de la escuela, Lancaster, ahí abajo?
Y, con eso, Matt salió—. ¡¿Cómo sabías eso?!
—¡Oh, puta mierda! —Drew gritó, tropezando hacia atrás y golpeándose contra su cama,
124
su hueso golpeando el poste de la cama. Él volvió a maldecir de dolor—. ¡Joder, joder, joder!
—Creo que él estaba siendo sarcástico —explicó Trevor, apretando el hombro de Matt—
Página
—¡No es gracioso! —soltó Matt, pero parecía más por vergüenza que por irritación—.
Eres mi novio. Se supone que, no lo sé, tienes que seducirme, no burlarte de mis miedos. He
Página
Matt inhaló y, un segundo después, soltó las manos de Trevor para tirar de sus ajustados
jeans negros. Trevor sonrió satisfecho. Él había estado vestido demasiado tiempo. Matt le quitó
los jeans y los calzoncillos a Trevor, mientras tocaba a tientas por las sábanas hasta que
encontró la botella de lubricante. Entonces Trevor se agachó para rociar un poco de lubricante
a lo largo la hendidura de su culo.
—¿Trevor? —preguntó Matt, inseguro.
—Sólo —Trevor sabía lo que él estaba pidiendo, con el culo lubricado y a la vista, pero
en lugar de responder, tiró de Matt hacia abajo encima de él para que la verga de Matt se
deslizara a través del lubricante, acurrucada en su hendidura. Ambos gimieron. Trevor movía
sus caderas para que la verga de Matt se frotara a lo largo del pliegue del culo, rozando su
agujero de vez en cuando—. Así —gruñó Trevor. Él sabía que no iría más allá de esto esta
noche, pero maldición, aun así se sentía tan bien.
Tan jodidamente bien.
Como si estuvieran tratando de ganar una carrera, comenzaron a frotarse uno contra el
otro. Trevor gimió en satisfacción cuando Matt le agarró sus muñecas de nuevo con una mano
mientras golpeaba su verga de arriba abajo por la resbaladiza hendidura de Trevor, los sonidos
húmedos decididamente malvados. Trevor se mecía contra la cama lo mejor que podía, pero él
necesitaba más fricción.
Como si sintiera su necesidad, Matt soltó sus muñecas y se acercó a Trevor para agarrar
su verga. Trevor se puso de rodillas, y Matt continuó meciéndose contra él, cada vez más
rápido. Matt sostuvo su verga un poco demasiado apretada, tirando un poco demasiado fuerte,
y luego mordió el cuello de Trevor de nuevo, esta vez lo suficiente como para dejar una marca.
—Joder, sí —maldijo Trevor.
Esto sólo animó más a Matt, su contención claramente desapareció. Metió su mano libre
en el pelo de Trevor, y lo jaló hacia atrás, y luego lo besó bruscamente. Mordiendo y
mordisqueando los labios de Trevor, y luego metiendo su lengua profundamente mientras sus
caderas golpeaban el trasero de Trevor. Trevor lo instó a que siguiera adelante, estirando sus
manos hacia atrás agarrándole las caderas en un fuerte agarre mientras ambos corrían hacia sus
orgasmo. Cuando Matt le soltó su pelo y torció su pezón, Trevor maldijo y disparó por toda el
127
Ambos colapsaron, yaciendo allí durante largos minutos, respirando con fuerza, con Matt
encima de él.
—Se suponía que íbamos a estudiar —Matt finalmente se las arregló para decir.
—Al diablo con estudiar —contestó Trevor, deshuesado y perezoso.
Matt se rió, pero se sentó. Trevor podía sentir los ojos de Matt en su culo, mirando
fijamente al semen esparcido por todas sus nalgas y la parte baja de su espalda. Un segundo
después, Matt tímidamente extendió la mano y frotó un poco en la piel de Trevor, marcándolo.
—Oh, joder, tienes un lado seriamente pervertido —alabó Trevor—. Gracias a Dios —él
elevó sus caderas en aprobación. Y luego gritó una maldición cuando Matt se atrevió a frotar
parte del agujero de Trevor con su pulgar.
—Mierda. ¿Te gusta eso, bebé? —gimió Matt por encima de él mientras Trevor apretaba
su agujero el culo y luego lo liberaba—. ¿Tú alguna vez...?
—¿Qué? —Trevor miró por encima de su hombro.
—¿Recibes? —susurró Matt.
Trevor asintió—. Soy versátil —estiró su mano hacia atrás y apretó el muslo de Matt—.
Además, es un rito de iniciación, tomarlo por el culo para conseguir tu tarjeta de homo.
—¿En serio? —Matt prácticamente chilló, retrocediendo.
Trevor sonrió con suficiencia, rodando sobre su costado—. No. Algunos gays nunca
tienen sexo anal. Pero, maldición, es divertido jugar contigo —él se inclinó y le dio un pico a
Matt en los labios—. No te preocupes. Podemos tomárnoslo con calma. No hay presión —
Trevor se deslizó de la cama y agarró su toalla—. Pero ahora tengo que ducharme, porque no
hay forma de que pueda estudiar cubierto de tu semen.
Matt se rió y se limpió con algunos pañuelos de papel mientras Trevor agarraba su estuche
de ducha—. Me portaré bien cuando vuelvas —prometió Matt.
—Sólo porque tu verga está agotada —dijo Trevor, no impresionado.
—¿Estás retando a mi polla para que despierte de nuevo?
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Trevor levantó sus manos en fingida rendición y se dirigió hacia afuera. Casi empezó a
silbar de camino al baño. Lo que era raro como el carajo. Él no silbaba. Aparentemente su
Página
¿Cómo diablos habían perdido el punto extra? Matt tiró su cerveza, todavía molesto. Habían
perdido el juego y ahora eran segundos en su Conferencia.
Él sabía que no significaba nada en el gran esquema de las cosas. Todavía irían al
Campeonato Nacional y probablemente incluso tendría libre la primera ronda. Pero aun así le
molestaba.
El entrenador había enviado a Fischer a patear, cuando el equipo contrario había roto sus
líneas, Fischer entró en pánico y pateó muy abierto. Fue un error de novato. Si Matt no estuviera
tan molesto por perder, él estaría feliz de que el pendejo se hubiese equivocado tanto. Él
pensaba que Fischer tendría mucho karma malo en camino, ser prácticamente abucheado fuera
del campo no podría haberle pasado a un pendejo que lo mereciera más.
Matt había hablado con el entrenador después del partido. Desde hoy en adelante, Jamal
seria su pateador, él era bueno, malditamente bueno, con el equilibrio justo de miedo y
arrogancia. Ahora él estaba justo en medio de dos chicas calientes en la improvisada pista de
baile que intentaban consolarlo con sus caderas giratorias. Matt esperaba como el infierno que
Fischer dejara por la noche los insultos homosexuales. La última vez que vio a Fischer y
O’Donnell, ellos se estaban emborrachando en la habitación del barriles. Matt estaba
129
Él escaneó la fiesta por un escape. Ryan y Damian estaban sacudiéndose su derrota con
una ruidosa ronda de cervezas en el patio, pero él realmente no se sentía de humor para
Página
unírseles. Podría subir las escaleras y ver que estaba pasando en la sala de juegos, la última vez
que él revisó era Madden de la NFL, y seguro como el infierno que no podía con eso. Y Brett
estaba ocupado tratando de convertir a un tipo hetero para la noche, él era desvergonzado y tan
abiertamente gay que el alma de Matt dolía al verlo. Él envidiaba muchísimo eso.
–¿Matt? ¿Matt, estás siquiera escuchando? —espetó Danielle.
—Lo siento, ¿qué? —dijo Matt con una sonrisa de disculpa. Claramente, él la había
apagado por los últimos minutos ya que ella había dejado de chuparle la cara a Connor.
Ella rodó sus ojos hacia él—. Necesitas oficialmente pedirle a Jocelyn que sea tu cita para
la Bienvenida. Quiero decir, le he contado el plan, pero sé un caballero, ¿eh? Al menos envíale
un mensaje.
—Mierda, lo siento, lo olvide —murmuró y sacó su teléfono. Le mando un mensaje
dejando muy claro que él le estaba preguntando “como amigo”.
Ella respondió casi de inmediato con una serie de emojis que claramente significaban sí.
Matt sacudió cabeza. Las chicas eran extrañas. Revisó sus mensajes para ver el más reciente
de Trevor. Lo había estado esperando en el vestuario: lo siento por el juego, yo te dejaría anotar
xo.
Matt se sintió sonriendo de nuevo como un tonto, rápidamente miró hacia Connor para
ver si él lo había atrapado soñando con su novio, pero Connor ahora estaba chupando la cara
de Danielle. Ellos habían estado calientes e inseparables las últimas semanas, con Connor
pasando la mayoría de su tiempo con ella. De lo contrario, él estaba seguro de que su mejor
amigo se habría dado cuenta de que él finalmente estaba recibiendo algo… de manera regular.
Pero Connor no había dicho una maldita cosa, y Matt no sabía cómo sacar algo así. Le
había prometido a Trevor que le diría a Connor, pero nunca parecía el momento adecuado o tal
vez todavía no estaba listo para contarle a ninguno de sus amigos sobre Trevor. No estaba
avergonzado ni nada, desconcertado quizás, por el tipo de preguntas que sus compañeros
podrían hacer. Ellos querrían conocer a Trevor e interrogarlo… y las cosas se pondrían más
complicadas.
Matt saltó cuando su teléfono sonó. Su pulso se aceleró cuando vio que era Trevor:
¿celebrando?
131
Matt se mordió el labio, ahora sintiéndose más culpable. ¿Qué diablos estaba mal con él?
¿Por qué estaba escondiendo a Trevor de Connor? Era hora de parar. Tiempo de portarse como
Página
un hombre. Y esas cervezas fueron el coraje líquido suficiente para responder: en casa kappa.
¿Quieres venir? Jamal está aquí también. Él sabía que había agregado la última parte como una
movida cobarde, usar a Jamal un poco como escudo, pero, lo que sea, fue un paso.
Entonces presionó Enviar, contuvo la respiración mientras esperaba… y esperaba.
Treinta segundos después su teléfono sonó con un simple ok.
Matt casi gritó e hizo el baile de la victoria, pero se contuvo. En cambio, fue al baño para
asegurarse de que lucía bien, luego decidió mirar cómo jugaban Beer Pong para hacer que el
tiempo avanzara más rápido mientras esperaba. Después de veinte minutos, Matt decidió que
necesitaba otro trago antes que Trevor llegara y se dirigió hacia el bar, estaba de suerte porque
Brett estaba detrás agarrando las cosas buenas que mantenían escondidas sólo para los invitados
VIP.
—¡Brett! —lo llamó Matt.
Brett levantó la vista, lo miró con una sonrisa y sacó otro vaso. Les sirvió a ambos un
trago, agarró dos cervezas más y se unió a Matt en la esquina de la habitación.
—Te ves mejor. Ya era hora —se rió Brett, chocando sus tragos—. Así que perdiste,
gran cosa.
—Gracias, hombre, esa charla de animación fue súper útil —bromeó Matt y luego se
tragó el tequila. Miró hacia la entrada principal, manteniendo un ojo abierto por Trevor. Por
supuesto que Brett lo notó.
—¿Estás esperando a alguien?
Matt se encogió de hombros, tratando de no sonrojarse. Falló.
—Ah, hombre, tienes una chica que vendrá, ¿cierto?
Ni siquiera cerca—. Tal vez —dijo, con encogimiento de hombros.
Brett se rió, pensando claramente que él estaba jugando a hacerse el tímido—. Jocelyn
estará enojada. No es ella, ¿cierto?
Matt negó con la cabeza—. No, sólo somos amigos —pero ¿todos pensaban que él se
estaba follando a Jocelyn? Diablos, ella probablemente estaba difundiendo el rumor.
132
tus conquistas.
—¿Lo hacen? —preguntó Matt en shock. Quizás por eso él fue capaz de permanecer en
el closet tanto tiempo, sus amigos estaban inventando conquistas para él.
—Oh sí. Ellos aman hablarme de coños. Creo que obtienen una perversa dicha al hacer
que el gay se estremezca.
Matt sintió que también se estremeció un poco por dentro. Brett todavía parecía ajeno.
Claramente, el radar gay de Brett apestaba, y esa idea hizo reír a Matt.
Él le dio a su amigo una sonrisa comprensiva—. Lo siento, hombre, no tenía idea de que
ellos, ah, estaban compartiendo mis conquistas —Matt tampoco sabía si quería agradecerles
por la tapadera o patearles el trasero.
—No te preocupes. Hago lo mismo —presionó Brett—. ¿Quién carajos quiere
monogamia?
Matt hizo una mueca. Bueno, él quería. En realidad, él realmente quería. Sólo que no con
una chica. ¿Eso no pondría al campus en estragos? Matt tomó un sorbo de su cerveza, feliz de
que nunca hubiera querido ser profesional y ser elegido por la NFL.
Después de la graduación, él quería mudarse lejos y salir del closet. Quería dormir los
fines de semana, tal vez ser metropolitano e ir de brunch, en lugar de estadios en el calor
sofocante o congelar su adolorido cuerpo. ¿Los chicos tenían permitido tomar mimosas?
Sus ojos se desviaron hacia la puerta una vez más, y esta vez él fue recompensado con la
vista de Trevor, luciendo sexy como el infierno en jeans oscuros, una camisa a cuadros
enrollada en las mangas y puños de cuero en las muñecas, su cabello recogido en un moño
casual. Junto a él estaba una chica de cabello rizado con grandes ojos marrones que suponía
era Emily, la mejor amiga de Trevor.
—Esa debe ser ella —dijo Brett, aparentemente notando la gran y estúpida sonrisa de
Matt.
Rápidamente se encogió de hombros, indiferente—. Um, sí. Debería ir a decir hola.
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Brett lo detuvo—. Ah-ah, no hasta que me digas quién está con ella. Él es sexy como el
carajo.
Página
Las manos de Matt se convirtieron en puños cuando una ola de celos lo atravesó, pero
por supuesto Brett estaba checando a Trevor. Así como la mayoría de las chicas. Él se destacaba
en la multitud con sus hermosas facciones, tan inolvidable en un mar de chicos blancos
desaliñados. ¿Qué demonios estaba haciendo Trevor con un deportista en el closet como él?
Pero entonces Trevor pareció sentir su mirada y sus ojos se engancharon con los de Matt.
Sólo una ligera inclinación de sus labios, la más tenue sonrisa y Matt supo que era para él. Se
movió hacia delante, dando palmaditas en el pecho de Brett para que se quedara—. Te lo
presentaré luego. Él es mi tutor. Pero necesito primero ir a decirle hola a Emily.
Matt se dirigió hacia ellos, luego se dio cuenta de que Emily probablemente le daría la
mano cuando Trevor los presentara, lo que sería una clara revelación para Brett, quien todavía
estaba mirando, entonces el agarró dos cervezas en vasos rojos cuando pasaba.
—Hola —dijo Matt mientras se acercaba.
—Hola —dijo Trevor, metiendo sus manos en los bolsillos—. Uh, esta es Emily. Emily
este es Matt. Soy su tutor de Estadísticas.
Matt le dio una gran sonrisa, feliz de finalmente conocer a la infame Emily y con suerte ganar
su aprobación—. Hola —dijo en saludo, luego le entregó la cerveza—. Te conseguí una
cerveza para que no tengas que esperar en la fila.
—Oh, gracias –dijo con una gran sonrisa—. Eso es súper dulce de tu parte.
Matt se encogió de hombros y le entregó la otra cerveza a Trevor. Él uso sus dedos para remover
parte de la espuma y luego, con pura maldad diabólica, lentamente lamió su dedo.
Matt rápidamente miró hacia otro lado, tragando su cerveza—. Eres una mierda –murmuró.
Trevor se rió entre dientes.
Emily miró entre ellos, perdiéndose la broma privada. ¿Acaso Trevor no le había contado sobre
ellos?
Por la gran sonrisa coqueta que ella le estaba dando a Matt, aparentemente no—. Lo siento por
tu derrota de hoy —gritó ella por encima de la canción de hip-hop que estaba sonando.
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—Tu pateador se debe sentir bastante mal. Pobre tipo —añadió ella, con una mirada
simpática hacia Fischer, quien realmente no se merecía su lástima.
—Él vivirá —dijo Matt—. Confía en mí, él es un pendejo.
—Oh, eso apesta —dijo Emily, arrugando su frente de una manera que los hombres
hetero encontrarían adorable. Ella se dio vuelta confundida hacia Trevor—. Pero pensé que
eras el tutor del pateador y ¿por eso estábamos aquí? Tú dijiste que él era dulce.
—El pateador de respaldo, Jamal —aclaró Trevor, luego se volvió hacia Matt—. ¿Por
qué no entró él para la jugada?
Matt miró a Trevor, sorprendido. Entonces Trevor veía todos los juegos ahora, ¿cierto? Trevor
pareció leer su mente e intentó mirar hacia otro lado como si no fuera la gran cosa. Pero lo era.
Realmente lo era.
—Antigüedad —explicó Matt—. Pero no pasará de nuevo. Jamal será el jugador la
próxima vez. Por ahora, él está por ahí tomando tragos para ahogar sus penas —apuntó Matt a
Jamal a través de la habitación.
Emily se volvió hacia Trevor y apretó su hombro—. Tú deberías ir a decir hola —Trevor
dudó—. Por eso vinimos, ¿cierto? —agregó ella.
–Ah, sí, okay —respondió Trevor, alejándose. Pero Emily se quedó firmemente en su
lugar, sorbiendo su cerveza—. ¿Tú no vienes? —preguntó él.
Emily negó, –Nah, me quedare aquí con Matt. Él quiere bailar.
—¿Quiero? —dijo Matt
—Tú definitivamente quieres —bromeó ella, uniendo su brazo con el de Matt—. ¿A
menos que ya tengas a alguien más para bailar?
—Um, nop, nadie —tartamudeó Matt, no muy seguro de cómo responder eso.
Emily le dio a Trevor una mirada sucia y Matt conocía esa mirada. Ella quería estar a solas con
él. Trevor parecía tan perplejo como Matt sobre cómo lidiar con el obvio interés de ella, así
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era el momento para confesiones. Así que Matt la dejó apretar su brazo mientras también
trataba de comunicar la vibra platónica.
Emily le sonrió—. No te gusta bailar, ¿verdad?
—En realidad no —admitió Matt. Aunque eso no era totalmente cierto. Le encantaba
bailar, él era bastante bueno también, pero si alguien lo observaba, él sentía que sabrían que
era gay. Se suponía que los chicos blancos no eran capaces de bailar. No los heteros, al menos.
Ajena a sus pensamientos, Emily se rió, sin insistir en el tema—. Así que, ¿de qué es Trevor tu
tutor?
—Estadísticas —respondió Matt, tomando un largo trago de su cerveza—. ¿Cómo se
conocen ustedes dos?
—Dormitorios de primer año. Los dos odiábamos a nuestros compañeros de cuarto, así
que nos escondíamos juntos en el salón. Él también es… diferente ¿sabes?
—¿Diferente cómo? –preguntó Matt, curioso como el infierno. Había un millón de
preguntas que él desearía poder hacerle.
—Como… que va a irse a alguna parte. –respondió Emily.
—¿Literal o figurativamente?
Emily se rió—. Ambas, creo. Él quiere ir de mochilero por Europa y yo voy a ir también.
Sueña con enrollarse con chicos franceses sexys.
—Oh —dijo Matt, odiando no ser francés, él nunca sería francés. Los chicos franceses
amarían a Trevor.
—Ah, sabes que él es gay, ¿cierto? —ella jugó con un mechón de cabello
nerviosamente, claramente malinterpretando el silencio de él.
—Sí, claro, por supuesto. Ah, déjame conseguirte otra cerveza —tartamudeó
estúpidamente Matt, pero logró lanzarle una de sus sonrisas encantadoras patentadas y escapó
a la habitación de barriles.
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Matt se tragó unas cuantas cervezas por coraje y entonces otra para Emily. Media hora
más tarde, se sentía bastante mareado. Y enojado.
Página
Porque Brett no había esperado una introducción. No, él se paró frente a Trevor ante la
primera ocasión que tuvo, ahora Brett y Trevor estaban coqueteando a la orilla de la pista de
baile y Matt se sentía un poco enfermo mirando.
Bueno, técnicamente, Brett coqueteaba y Trevor estaba siendo cortés, que era la única
razón por la que todavía Matt no había hecho algo realmente estúpido.
Emily obviamente había decidido que, dado que Trevor estaba ocupado, podría apuntar
toda su energía hacia Matt. Ahora ella sabía sobre sus metas profesionales, sus hermanas, sus
planes para las vacaciones y sus lesiones deportivas. Desafiante, ella se ofreció a frotar una
cara crema en todas sus partes doloridas. Ella incluso se las arregló para hacerlo de forma no
rara y completamente entretenida. Ella era súper increíble. Y estaba súper animada con él. Y
él estaba súper jodido.
Como sí sintiera su mal humor, Trevor finalmente se dirigió hacia ellos, con Brett a sus
espaldas. Él miró a Matt, como si tratara de descifrar sus pensamientos y Matt trató de
comunicar en silencio su apuro. Pero entonces, cuando llegaron, Brett envolvió su brazo en la
cintura de Travis y él vio todo rojo, una ardiente ira lo consumía. Le tomó todo lo que tenía no
gritar: Quita tus putas manos de mi hombre.
En cambio, Matt dijo—: Vamos a bailar —porque Brett odiaba bailar. Y Matt se estaba
desesperando.
Emily gritó encantada ya que estaban tocando una de sus canciones favoritas, tiró de
Trevor y Matt hacia la pista de baile, que en realidad era justo el medio de la sala de estar donde
una bola de discoteca colgaba de una viga. Brett los siguió, haciendo que Matt maldijera en
silencio, Emily se colocó entre Matt y Trevor y comenzó a sacudir su trasero.
Y entonces Brett comenzó a sacar unos serios movimientos. Matt lo miró en estado de
shock, el tipo podía bailar, aparentemente él también había estado escondiendo sus
movimientos por temor a ser descubierto, pero ahora ya no tenía ese problema. Emily gritó de
alegría y se volvió para girar en torno a Brett.
—Muévelo, chica —bromeó Trevor. Entonces él le sonrió por encima de su hombro a
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quedar detrás de Emily, aparentemente para bailar con ella también. Pero en realidad Trevor
sólo se estaba acercando a Matt. Trevor ocasionalmente rozaba la cadera de Matt con la mano
mientras movía su cuerpo como si perteneciera a una plataforma de go-go. Brett y Emily
estaban moliéndose y frotándose, pero Trevor bailaba con una fluida gracia, no muy por
encima, más sutil, pero la manera en que sus caderas se movían… maldición.
Emily apoyó su trasero en el frente de Trevor y se encontró con él entre giro y giro, como
si ellos hicieran esto todo el tiempo y era sexy como el infierno. Estaban comenzando a ser
notados por la multitud, muchas mujeres estaban mirando a Trevor, claramente sin importarles
si era hetero o gay.
Así que, por supuesto, Brett decidió que era tiempo de hacer un reclamo. Sólo un chico
rico, que más o menos estaba adueñado de la fraternidad, tendría la audacia de frotarse con otro
chico en la pista de baile, pero Brett fue por ello. Él cambio posiciones, se deslizó detrás de
Trevor y puso sus brazos alrededor de su cintura. Y Matt murió un poco por dentro.
Trevor miró sobre su hombro con una amistosa sonrisa a Brett, pero se movió hacía
delante, alejando su culo de la entrepierna de Brett, pero él no entendió el mensaje o pensó que
Trevor estaba jugando a hacerse el difícil. Emily, siendo una verdadera escolta, pareció sentir
que Trevor no estaba en ello y se movió entre él y Brett. Eso estuvo mejor, como por dos
segundos.
Luego dos chicas rubias decidieron aparentemente que Matt lucia triste y solo, con sus
pobres pasos de baile (porque estaba conteniéndose seriamente), y de repente estaban
meneándose a su lado, como si él fuera un palo de striptease, ellas pasaron sus manos por todo
su cuerpo y Matt se dio cuenta de que él era sólo un pedazo de carne. Él vio la mirada divertida
de Trevor y dejó salir una carcajada mientras las chicas empezaban a trabajar sus cosas contra
él. ¿Qué demonios se suponía que hiciera él?
Ayuda, gesticuló hacia Trevor y Emily.
Emily se separó de Trevor y vino a su rescate. Matt agradecidamente la abrazo—. Gracias
—murmuró, mientras las rubias se movían hacia su siguiente víctima.
Emily sonrió—. Claro —y ella comenzó a bailar con él, pero no como stripper, gracias a
Dios. La canción cambió a un rápido himno del rock y de repente todos en la pista de baile
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comenzaron a saltar y sacudir sus manos en el aire, Matt miró mientras Brett se movía de vuelta
a Trevor. Ellos estaban cara a cara ahora. Las manos de Brett se deslizaron a la cintura de
Página
Y luego se fue.
Página
CAPÍTULO 12
Trevor golpeó sus dedos contra su vaso con fastidio. Muchas personas estaban abarrotadas
junto al barril. Ya que él no tenía pechos ni conocía a alguno de los tipos de fraternidad que
estaban sirviendo, estaba jodido. Además, él estaba empezando a ponerse más caliente que el
infierno con tantos cuerpos presionados juntos.
Entonces una de las puertas que daban hacia el patio trasero se abrió de golpe, trayendo
una ráfaga de aire fresco, mientras una pelea empezaba en la habitación. Trevor se volvió para
ver a Jamal siendo empujado por un alto futbolista, con dos de sus voluminosos amigos detrás
de él.
—¡Es mejor que te cuides, chico! —dijo el tipo alto, poniéndose en la cara de Jamal.
Trevor se dio cuenta de que era el pateador, Fischer, quien jodió el juego de esta noche, al que
Jamal probablemente iba a reemplazar. Mierda.
—Vete a ponerte sobrio —gritó Jamal, empujando a Fisher.
5
Fisher tropezó con uno de sus abultados amigos, un pecoso pelirrojo, el linebacker
homofóbico, se percató Trevor. Matt hablaba tanto del equipo que él había aprendido algunas
cosas, y estos eras los dos idiotas, Fischer y O’Donnell, que causaban problemas en el equipo.
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Trevor miró a su alrededor, viendo que Jamal no tenía apoyo contra Fischer, O’Donnell
y el tercer tipo, así que Trevor se empujó entre la gente hacia Jamal, pensando que podía igualar
las posibilidades. ¿Dónde diablos estaba el resto del equipo? ¿Dónde estaba Matt?
5
Posición de apoyo de defensa en el futbol americano.
—No tengo que tomarlo —respondió Jamal y Trevor se dio cuenta que estaba borracho
y sin sentido de auto preservación—. Lo perdiste por tu cuenta esta noche.
Fischer gruñó y golpeó a Jamal con un gancho derecho. Jamal se tambaleó, su cabeza
golpeando la pared. Trevor llegó a tiempo para evitar que Jamal se deslizara al suelo. Levantó
a su amigo, poniéndose entre él y Fischer, mientras Jamal se recuperaba.
Por suerte, O’Donnell estaba sujetando a Fischer, evitando que se pusiera más violento,
gracias a Dios, porque O’Donnell podría pulverizar fácilmente a Jamal y Trevor con su
impresionante cuerpo.
—¡No he terminado! —gritó borracho Fischer—. El novato pendejo piensa que es mejor
que yo.
—Él no lo es —le aseguró O’Donnell
—Yo soy mejor que él —escupió Jamal, con sangre en la boca, apretando sus puños,
avanzando hacia Fischer, Trevor negó. A Jamal podría no importarle que le dieran puñetazos,
pero eso no significaba que podría ganar la pelea.
Trevor empujó a Jamal hacia atrás—. Él no vale la pena —dijo Trevor, bloqueándolo con
su cuerpo para que el chico no pudiera enfrentarse a tres futbolistas al mismo tiempo. ¿Dónde
demonios estaba Matt?
—¿Quién coño eres tú? —escupió Fischer en la cara de Trevor—. ¿Eres un puto chico
o chica? —se burló, notando su pelo largo.
Trevor entrecerró los ojos. Al carajo con él. Otros jugadores tenían coletas, pero era un
golpe contra todo el aspecto de Trevor, el cual no era femenino de ninguna manera, pero
claramente no muy chico hetero chic. Este tipo claramente necesitaba que le patearan el culo.
Fischer miró sobre el hombro de Trevor hacia Jamal—. ¿Ahora tienes a un marica
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peleando por ti, Jamal? ¿Lo dejarás que te folle después? —se burló, luego cometió el gran
error de escupirle a Trevor mientras le decía—: ¡Marica repugnante!.
Página
Matt sacudió su cabeza, luego le dijo en voz baja a O’Donnell—. ¿Qué mierda te pasó?
Solías ser mejor que esto.
O’Donnell parecía tan sorprendido por las palabras de Matt. Entonces ladeó la cabeza y
levantó una ceja hacia Matt—. Y tú también. Solías ganar.
La habitación pareció detenerse ante esas palabras.
Pero Matt sólo se rió—. Yo no perdí esta noche, Fischer sí. Así que lleva a tu puto amigo
a casa —espetó Matt y luego los despachó, girando para dirigirse al resto de los jugadores que
estaban mirando el enfrentamiento.
—Si escucho a alguno de ustedes sacar esta mierda de nuevo, yo personalmente pateare
sus culos. ¿Entendido? —Matt resonó—. Ganemos o perdamos juntos, no nos separamos.
Todos los compañeros de Matt asistieron y murmuraron en acuerdo, mientras Fischer y
sus amigos salían por la puerta trasera.
—Está bien, se acabó el show. Que alguien encienda la música —gritó Jamal, forzando
una gran sonrisa. Risas resonaron y la música volvió a sonar.
Jamal soportó las palmadas de algunos de sus compañeros, asegurándose de que él estaba
bien y luego se apresuró hacia Trevor—. Mierda, lo siento, hombre. ¿Estás bien?
—Sí, estoy bien. No te preocupes por eso —dijo él, pasando sus manos por su pelo
suelto. Trató de darle una sonrisa tranquilizadora, pero salió una mueca de dolor.
—Te debo una —dijo Jamal firmemente, pero antes que pudiera decir más, o hacer un
juramento de sangre, Emily se estaba lanzando hacia los brazos de Trevor, abrazándolo fuerte.
¿Había visto ella todo lo que pasó?
—Eso fue en serio, en serio muy estúpido —susurró. Bueno, aparentemente ella había
visto la mayoría.
—Sí, lo sé —dijo él, disgustado, tirando su pelo hacia atrás.
—Pero también fue valiente y realmente sexy —guiñó ella.
Trevor escaneó la habitación buscando a Matt. Él estaba al otro lado, rodeado por sus
compañeros de equipo, ahora que la mierda se había esparcido, todos lo buscaban para
143
Matt levantó la vista y captó los ojos de Trevor por un momento, luego miró a los
jugadores que lo rodeaban, indicándole que no se podía escapar. Trevor asistió levemente,
claro, Trevor quería hablar con su novio, quizás que lo consolara un poco, pero él era un chico
grande. Podría lidiar con esto él solo. Si Matt no hubiese llegado, él probablemente podría
haberlo manejado, al menos eso es lo que él se decía a sí mismo. Él no era una puta damisela
en apuros.
Así que Trevor llevó a Emily afuera, al aire frío de la noche e inspiró profundamente,
tratando de orientarse.
—¿Estás bien? —preguntó Emily.
—No realmente —respondió sinceramente. Metió las manos a sus bolsillos y comenzó
a caminar hacia el dormitorio de Emily, que estaba al lado del suyo. Ella lo dejó caminar en
silencio unos minutos y él estuvo agradecido. Ella lo conocía bien.
La primera vez que él había estado en una situación como esa, con insultos y violencia,
fue en la preparatoria, justo después de salir. Sus primos les habían contado a todos y un grupo
de deportistas lo había arrinconado en los vestuarios. Un golpe y cayó, afortunadamente el
entrenador había oído y entrado antes que hubieran ido más lejos.
Trevor aún recordaba la expresión en la cara del tipo que lo había golpeado, mirando la
sangre de Trevor en las baldosas blancas, luciendo asqueado. Como si no él pudiera creer lo
que había hecho. Él después se disculpó y le contó a Trevor que había visto Glee y pensó que
el chico gay estaba bien. Entonces Trevor pensó que tenía que agradecerle a la cultura pop por
transformar algunas mentes pequeñas, pero no todas.
Claramente no a sus padres. Y con certeza no a los pendejos de esta noche.
Pero Trevor había aprendido a cuidarse, así la próxima vez que un tipo viniera
balanceándose, él podría defenderse.
Trevor soltó una pequeña carcajada ante el recuerdo, había sido un daddy en cuero en un
bar gay en Dallas quien le había enseñado a dar puñetazos. Él había visto a algunos tipos
ponerse demasiado cómodos con Trevor, y lo había llevado al callejón y le había mostrado
algunos movimientos. El daddy había tomado a Trevor bajo su protección por algunos fines de
semanas y después de la tercera lección en el callejón, se había puesto de rodillas y le había
dado una mamada a Trevor. Ahora, eso había sido un pasatiempo más agradable que dar golpes.
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Trevor suspiró, pero cerró los ojos y le dio la versión resumida de los acontecimientos de
la noche. Drew estaba menos que impresionado con la llegada tardía de Matt. O sus amigos
Página
futbolistas.
—Es su culpa que fueras golpeado —dijo Drew.
—No, no lo fue —Trevor arrojó el yogurt, ahora tibio, en su escritorio.
—Sí, lo fue. Es su cagado equipo. Te llamaron marica.
—Yo estaba ahí, lo recuerdo.
—¿Y los cagó por llamarte maricón? —preguntó Drew, con los brazos cruzados y
golpeando con el pie. Él se estaba poniendo realmente serio.
Trevor hizo una mueca—. No con esas palabras, pero suficientemente cerca.
—Ni siquiera te reconoció, ¿cierto? —maldijo Drew.
Trevor suspiró—. Él puso su cuerpo entre mí y el pendejo que venía en mi dirección, lo
tomaré.
—Él debería haber pateado sus culos. Estas rompiendo con él —demandó Drew, con
un dedo imperiosamente levantado. Antes que de Drew pudiera iniciar su argumento, fue
interrumpido por golpes en la puerta.
Drew pisoteó y abrió la puerta.
Y ahí estaba Matt, con una docena de rosas rojas, una bolsa de guisantes congelados y
tequila. Los ojos de Drew se abrieron con sorpresa, pero Matt ni siquiera lo notó. Pasó directo
a Trevor, tirando sus ofrendas a la cama, acunando la barbilla de Trevor, evaluando el daño.
Trevor notó que un feo moretón debió estar apareciendo. Su labio había dejado de sangrar, pero
estaba hinchado y morado.
—Bebé —susurró Matt, como si él también sintiera mucho dolor, como si el cariño
hubiera llegado de manera natural y entonces se inclinó hacia delante y gentilmente le besó los
moretones de Trevor.
Trevor cerró sus ojos, deseando que la repentina tensión en su garganta se fuera, él se
acercó para agarrar los bíceps de Matt—. Hola —murmuró Trevor, pero no dijo nada más,
tratado de controlar sus emociones. No había razón para agitarse; él había pasado por muchas
cosas peores que un golpe y unos insultos en su vida. Pero nunca había esperado que Matt
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apareciera en su puerta, él pensó que Matt correría y pondría distancia entre ellos.
Página
Trevor se rió e inmediatamente hizo una mueca de dolor—. Compórtate, Drew —le
advirtió.
Página
Drew lo ignoró y pasó un brazo sobre el cuello de Matt—. ¿Va a quedarse a dormir el
chico amante?
Matt vaciló, sus ojos ensanchados—. Um, no lo sé…
—Es un piso mixto —señaló Drew—. Si alguien te ve en la mañana, sólo pensaran que
te enganchaste con una chica.
—Estamos al final del pasillo, me aseguraré que no haya moros en la costa —ofreció
Trevor, lamentando inmediatamente sus palabras. Él no necesitaba alguien para dormir y
acurrucarse. Él estaba bien. Había sido una noche de mierda, pero él no quería que Matt se
sintiera obligado o algo así.
Entonces él quedó completamente asombrado cuando Matt nerviosamente preguntó—:
¿Está bien si me quedo? Quiero decir, ¿quieres que lo haga?
Trevor se dio cuenta de que la vacilación de Matt no era porque estaba asustado de que
lo descubrieran, sino más bien si lo quería ahí. ¿Alguna vez Matt había pasado la noche con un
chico? Claro que no. Oh, hombre, eso era adorablemente apestoso. Trevor nunca había
encontrado cosas adorables, hasta recientemente. Sip, esto iba a terminar en un desastre, pero
a la mierda.
Trevor agarró la camisa de Matt y lo tiró hacia él—. Deberías quedarte, pero soy la
cuchara grande.
—Asqueroso —agregó Drew—. Matt, lo estas convirtiendo en un blando.
—Púdrete –espetó Trevor mirando a Drew sobre el hombro de Matt. Aunque él tenía
razón.
La tentación de tener a Trevor cerca aparentemente era mucho para Matt, porque
murmuro un—: Está bien —y le mordió gentilmente el cuello, a pesar de la audiencia. Trevor
trató de sofocar su gemido cuando Matt le lamió la piel.
Drew sacudió su cabeza y agarró sus cosas para el baño—. Me prepararé para ir a la cama,
si vuelvo y ustedes están teniendo sexo… —pausó—… definitivamente voy a mirar —guiñó
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y se fue.
Página
CAPÍTULO 13
La puerta se cerró detrás de Drew y Matt vio como Trevor gateó sobre la cama, sosteniendo
los guisantes contra su mejilla. Matt no tenía idea de lo que se suponía que debía hacer ahora,
pensó que quitar el tequila y las rosas de la cama era un comienzo, entonces tomó ambas cosas
y las puso sobre el escritorio de Trevor. ¿Ahora qué? En realidad, él nunca había dormido en
la misma cama con otra persona. De algún modo eso parecía más íntimo que todo lo que ellos
habían hecho sexualmente, bueno, excepto lo de lamer el culo. Matt sintió que se sonrojaba
pensando en eso.
—¿Quieres una pijama? —preguntó Trevor.
Matt levantó la vista y encontró a Trevor mirándolo divertido, probablemente adivinando
sus pensamientos—. ¿Tú duermes con pijama? —preguntó.
Trevor negó—. Sólo con ropa interior.
—También yo —Matt se quitó los zapatos, luego su chaqueta.
—¿Estás usando bóxers o calzoncillos?
—Bóxers —respondió Matt—. Después de estar todo el día con el suspensorio, los niños
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necesitaban respirar.
Trevor se rió y le lanzó los guisantes—. Ten, ponlos de vuelta en el refrigerador por mí.
Página
Sintió que Trevor asentía detrás de él—. Soy versátil, así que házmelo saber.
Página
Matt casi gimió ante esa insinuación, pero en cosa de minutos los acontecimientos de la
noche y el juego lo alcanzaron y se quedó frito.
Los pájaros estaban cantando. ¿Por qué los pájaros estaban cantando? Matt abrió sus ojos
y se dio cuenta que estaba en la habitación de Trevor, que tenía una ventana que daba a un
enorme árbol. De ahí los pájaros. Sonrió cuando notó que en algún punto de la noche él se
convirtió en la cuchara grande. Su brazo estaba sobre la cintura de Trevor, su erección
mañanera estaba situada en su culo. Él podría acostumbrarse a esto.
Pero entonces una alarma se disparó y dio vuelta para ver a Drew golpeando con su mano
el botón de repetición.
—Ensayos —murmuró Drew, luego se deslizó de la cama y se dirigió hacia el baño.
—¿Qué hora es? —preguntó Trevor en su almohada.
Matt miró el despertador—. Ocho.
—Demasiado temprano —refunfuñó, entonces se deslizó hacia atrás y frotó su trasero
en la erección de Matt. Matt gimió y apretó su brazo en la cintura de él, luego se deslizó más
abajo para envolver en su mano la erección mañanera de Trevor. Se frotaron uno contra otro
por unos minutos hasta que Drew volvió.
Aparentemente, ellos fueron bastante obvios, porque Drew se compadeció y se vistió
rápidamente, luego los dejó para seguir con su libertinaje.
En el momento en que la puerta se cerró tras Drew, Trevor se quitó los calzoncillos, al
igual que Matt, se alcanzaron el uno al otro y Trevor gentilmente tiró de sus bolas, luego
comenzó a frotarlo. Matt hizo lo mismo, mientras colocaba besos sucios a lo largo del cuello
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de Trevor, hasta que los dos tuvieron sus orgasmos, disparando en las manos del otro.
Trevor agarró una sucia camiseta del piso para limpiarlos, luego deslizó sus piernas entre
Página
los muslos de Matt y usó sus bíceps como almohada—. Buenos días —dijo arrastrando las
palabras, luego hizo una mueca.
—Buenos días —repitió Matt, sintiéndose como la mierda por lo que había pasado la
noche anterior. Los labios de Trevor estaban hinchados, pero no tan mal como había temido.
Se acurrucó en las sábanas, queriendo esconderse del mundo—. No quiero levantarme.
—Entonces no lo hagas —dijo Trevor, encogiéndose de hombros.
—Tengo que hacerlo —respondió Matt—. Se supone que tengo que encontrarme con
los chicos para levantar pesas.
—Ugh, olvidé que acordé cambiar turnos en la cafetería. Debería levantarme también.
Pero ninguno se movió, Matt perezosamente dibujo círculos con sus dedos en los
hombros y espalda de Trevor. Con todo el caos de la noche anterior había olvidado que había
invitado a Joselyn a la Bienvenida, él sabía que necesitaba decirle a Trevor, pero no quería
arruinar el momento, pero por otro lado, no quería que su novio se enterara por alguien más.
—Entonces, escucha —empezó Matt—. Um, sabes que la Bienvenida es la otra semana,
¿cierto?
—Supongo —dijo Trevor—, es cuando todos los exalumnos vienen a Bodine, ¿cierto?
Hay una fiesta antes del gran juego.
—Sí, así que hay esta cosa llamada Despedida de Estudiantes de último año, los
estudiantes tienen que hacer esta estúpida caminata por el campo a medida que nos presentan
y… llevamos una cita. Ya sabes, como la corte de Bienvenida en preparatoria.
—¿De verdad? —preguntó Trevor.
—Sí, la banda hace este desfile alrededor de la pista con las porristas y varios clubes.
No es tan malo. Y como estudiante de último año y capitán, tengo que hacerlo.
—Bien —dijo Trevor, apoyándose en su codo—, dudo que me estés pidiendo que sea
tu acompañante trofeo.
—Uh, no —rió Matt con timidez—. Voy a Jocelyn.
—Ah —dijo Trevor, rodando sobre su espalda.
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6
—Amo cuando hablas de mi agujero —bromeó Trevor. Se inclinó y le dio un beso
largo, profundo y sucio.
6
En inglés asshole dependiendo del contexto puede hacer referencia a un insulto o a el ano de manera vulgar.
Matt sostuvo con fuerza a Trevor contra él, maldición, él amaba a ese hombre. No, no,
espera, él no estaba enamorado.
Él no podía, llevaban saliendo sólo unos pocos meses.
Matt se retiró, respirando pesadamente, mirando a Trevor, a su puta hermosa cara y su
cabello enmarañado. La sonrisa de Trevor hacía que Matt quisiera complacerlo cada maldito
día, mientras más lo miraba, más sentía la sensación de hundimiento en su estómago. Mierda
¿esto era amor?
—¿Estás bien? —preguntó Trevor.
—Ven al juego —Matt se escuchó decir.
Trevor lo miró por un largo momento y Matt contuvo la respiración, esperando poder
tirar las palabras de vuelta, pero sólo porque temía que Trevor lo rechazara. Y por supuesto,
Trevor sacudió su cabeza.
—Nah, está bien, no es buena idea —entonces se acercó a la puerta y echó un vistazo,
escaneando el pasillo.
Matt se dio la vuelta, tratando de esconder cuánto lo había aplastado eso, pero el dolor
comenzó a convertirse en enojo. Acababa de arriesgar todo, bueno no todo, pero algo, y Trevor
lo había rechazado completamente, aunque era Matt el que tenía todo que perder.
Detrás de él, escuchó a Trevor decir—: La costa está despejada.
Matt asintió bruscamente, entonces pasó a Trevor, ni siquiera lo miró, no podía. Él sabía
que empezaría una discusión que sólo terminaría mal.
Trevor parecía sentirse de la misma manera, porque en el momento que él salió por la
puerta, ésta fue cerrada firmemente detrás de él. Matt metió sus manos en sus bolsillos,
154
deseando tener sus audífonos para poder escuchar algo de música enojada de camino a la casa.
Y después sólo empeoró cuando escuchó—: ¿Lancaster, eres tú? ¿A quién follaste
Página
anoche?
Matt giró en redondo para ver a O’Donnell saliendo de una habitación del pasillo. ¿En
serio? ¿Cómo podía tener tan mala suerte?
—A nadie. Sólo alguien —tartamudeó Matt, completamente derribado—. ¿Qué estás
haciendo aquí? —preguntó, tratando de desafiar de vuelta a O’Donnell.
—Uh, mi novia, Lindsey, vive aquí.
—Oh, cierto —sí, Matt vagamente recordaba que O’Donnell tenía novia. Jesús ¿quién
querría salir con este pendejo?
—Así que, eh, lamento lo de anoche —dijo O’Donnell, pasándose la mano por su
cabello, luciendo increíblemente incómodo. Matt pensó que podría estar alucinando,
O’Donnell casi parecía que se sentía mal—. El equipo necesita ganar el Campeonato, no
podemos hacer eso si estamos peleando.
Ah, así que eso era. Interés propio.
—Claro, correcto —dijo Matt, cerrándose la sudadera.
—Nos llevarás todo el camino, ¿cierto, Lancaster? ¿Sabes lo que está en juego? —
preguntó O’Donnell, pareciendo realmente preocupado. Cuando Matt no respondió, él sacudió
su cabeza en fastido—. Puede que tú no quieras ser profesional, pero algunos de nosotros sí.
Matt suspiró, O’Donnell tenía razón. Él se lo debía a los chicos por hacerlo lucir bien en
el campo esta temporada—. Te escucho —asintió Matt.
—Bien, genial —respondió O’Donnell, después abrió su boca como si quisiera decir
más, pero debió pensarlo mejor porque giró y se dirigió a las escaleras—. Hasta luego.
Antes que Matt pudiera procesar lo que había pasado, la puerta se abrió detrás de él.
Trevor salió envuelto solo en una toalla—. Vaya, ¿qué estás haciendo todavía aquí?
Matt pasó junto a él y entró echó una tormenta a la habitación de Trevor. Él lo siguió.
Tan pronto como la puerta se cerró, Matt dijo—: La costa no estaba jodidamente
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despejada.
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Matt sabía que debía disculparse, sabía que él no había sido justo, pero maldita sea, él
estaba enojado. Se había quedado en un limbo por quedarse a pasar la noche, invitando a Trevor
Página
al juego y había sido rechazado. Matt estaba arriesgando todo y Trevor nada. Que se joda.
Matt salió disparado de la habitación hacía el hueco de las escaleras, sin mirar atrás.
¿Cuándo diablos todo se había desordenado tanto?
La semana paso en un borrón. El entrenador fue duro con ellos en la práctica después de
la derrota del sábado, él no quería más errores. El Campeonato estaba en línea y Matt estaba
agradecido por las prácticas agotadoras. Mantenía su mente alejada de Trevor.
Matt también estaba yendo temprano a todas sus clases, atendiendo a sesiones extra de
estudio y entregaba sus trabajos días antes de las fechas. Limpiaba su cuarto, lavaba toda su
ropa, la ropa de Connor y jugaba un montón de videojuegos que mataban zombies.
Sus compañeros de cuarto empezaron a preocuparse. Matt juró que todo está bien y salió
por una carrera de ocho kilómetros. En la lluvia.
Para el viernes en la noche, estaba listo para reventar. Trevor no había escrito ni llamado,
Matt se había saltado dos de sus sesiones de “tutorías”, pero eso no había logrado una reacción
de él. Era brutal. Él había preferido ser maldecido y gritado a que le dieran el tratamiento
silencioso, pero seguro como la mierda que él no iba a hacer el primer movimiento. Esto era el
por qué él nunca tenía citas. ¿Quién quería sentirse así de basura?
Saliendo de su documento sobre permisos de agua, Matt de nuevo revisó sus mails y
teléfono, absolutamente nada de su novio. Lanzó su lápiz atrás de su cuarto con frustración. Si
Trevor aún seguía siendo siquiera su novio ¿Ellos habían roto? Él no entendía cómo funcionaba
esta mierda.
—Okay, ¿qué pasa contigo? —dijo Connor, desde su litera superior.
Matt había olvidado completamente que él estaba en la habitación—. Lo siento —
murmuró él.
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—No respondiste mi pregunta —Connor colocó sus libros a un lado—. Vamos, Danielle
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dice que algo pasa contigo. Y ella tiene razón, has sido una perra con quien estar cerca.
—Caramba, gracias —devolvió Matt.
—Vamos, ¿qué pasa? Cuéntale a Connor tus problemas —dijo él con una sonrisa
traviesa.
Matt suspiró ante su fastidioso mejor amigo, pero quizás Connor podría ayudar. Él sabía
sobre citas ¿cierto? ¿Qué demonios? No era como si Matt tuviera alguien más en quien confiar.
Además, Matt finalmente estaría enmendando un error. Debería haberle contado a Connor
sobre Trevor hace mucho tiempo. Trevor sí tenía derecho de estar molesto sobre eso. Así que
esto era algo que Matt podría arreglar.
Matt giró su silla para enfrentar a Connor y luego se inclinó sobre sus codos, tratando de
encontrar el coraje para admitir todo en voz alta.
—Mierda —dijo Connor—. ¿Qué tan malo es? ¿Tienes cáncer?
—¿Qué? No —dijo Matt, con una pequeña risa—. No es tan trágico, es sólo… —
maldición, ¿porque era tan difícil? Él necesitaba crecer—. Es sólo que mi novio no quiere
hablarme —ahí, él lo había dicho. Miró a Connor directamente mientras lo decía.
Los ojos de Connor se ensancharon y casi pareció como si se hubiera tragado su lengua.
Él tosió, ahogado en su propia saliva, alcanzó un vaso con agua, tratando de recuperar su
control. Hubiera sido gracioso si no fuera tan aterrador para Matt, exponiendo la verdad ahí.
Después de que Connor lograra hacer que sus pulmones funcionaran de nuevo, se las
arregló para decir—: ¿Tienes novio? ¿Desde cuándo?
Matt se encogió de hombros—. Hace un tiempo.
—Jesús, he estado pasando demasiado tiempo con Danielle. Bueno, al menos tenías la
habitación para conseguir tiempo con él.
Era el turno de Matt de lucir sorprendido, nunca había pensado en invitar a Trevor, no
con Ryan y Damian cerca. No cuando todos sabrían que un chico gay entraba en la habitación
de Matt Lancaster, pero, maldición, una habitación para ellos toda la noche. Eso habría sido
sexy.
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—Sip —respondió Connor, con una sonrisa petulante—. Quizás arrástrate un poco.
Página
Matt tomó su teléfono, dudando, y finalmente escribió las dos pequeñas palabras que él
esperaba cambiaran todo. Porque él de verdad, de verdad extrañaba a su novio.
CAPÍTULO 14
No era mucho, pero era un infierno mejor que un evasivo hola que ciertamente había
recibido de chicos en el pasado. Se mordió el labio, debatiendo que responder cuando otro
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—Asquerosoooo —respondió Matt, con tal disgusto que Trevor se rió en voz alta.
Página
—Vas a tener que ocultar esa reacción a los senos si quieres seguir con este acto de
chico heterosexual. Entonces, ellos como que, ¿retirarán tu camiseta o algo así en la Despedida
de Estudiantes? —preguntó.
—Sólo si gano las Nacionales —se rió Matt—. Entonces, te veo mañana en el juego.
No seas marica, ¿de acuerdo?
7
—Nunca hago nada con coños —respondió Trevor. Ellos colgaron, pero cuando llegó
a su dormitorio se dio cuenta que iba a asistir a un evento deportivo real de Bodine. Él se las
había arreglado para evitarlos por casi cuatro años, pero esa racha estaba a punto de terminar y
estaba estúpida y fastidiosamente feliz por eso.
A la mañana siguiente, sin embargo, estaba dudando de su decisión. Él había googleado
la Bienvenida y Matt estaba en una foto en la página del equipo de futbol con Jocelyn detrás,
como su “cita”, incluso había una estúpida biografía de ambos. Era mayormente propaganda,
creando a la perfecta pareja americana. Diablos, por el modo en que se leía, Matt planeaba
cambiar de opinión, hacerse profesional y casarse con Jocelyn para cuidar a sus dos bebes en
su perfecto hogar de un millón de dólares. Incluso eran tendencia en la página de Bodine en
Twitter, tenían un hashtag de pareja famosa: #Mattlyn. Trevor quería vomitar.
Cuando Emily golpeó su puerta, dio gracias por la distracción. Quizás ella estaba teniendo
una crisis que él podría usar como excusa para no salir, pero luego ella saltó llena de
entusiasmo, agitando un sobre—. Esto estaba pegado en mi puerta —chilló ella—. ¿Adivina
de quién es? —sacó dos boletos para el juego y luego hizo un baile feliz.
—Espera, déjame pensar —dijo Drew desde su cama—. Matt Lancaster.
—–¡Sí! —dijo Emily con otro chillido—. Y en realidad son buenos asientos. Matt
escribió una nota diciendo que lo sentía por lo que pasó en la fraternidad, él quiere que te lleve,
ya sabes para compensártelo.
Drew comenzó a reírse—. Maldición, ¡él envió a Emily para asegurarse que no te
escaparas! Me gusta este tipo.
Trevor apretó los dientes—. Si te gusta tanto, tú deberías ir al juego, no quiero tener que
gritar estúpidamente con estúpidos estudiantes de primero —dijo, dejándose caer en su cama.
Lo que Trevor realmente no quería era ver a su novio con alguna chica. No, no con
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cualquier chica, Jocelyn, una mitad de #Mattlyn. Él no quería pretender que era sólo un amigo
casual de Matt. Tutor y alumno. Okay, y tal vez él también odiaba a las porristas, eran
Página
7
Juego de palabras. En inlgés pussy dependiendo del contexto puede hacer referencia a coño o marica.
—Pero Trev… —se lamentó Emily—. Necesito que mi mejor amigo venga conmigo.
Te tiene que gustar Matt si voy a salir con él.
Trevor levantó la cabeza—. ¿Qué?
—¿Hola? Él estaba todo sobre mí en la fiesta de fraternidad —dijo Emily, moviendo su
cabello, como si Trevor fuera obtusamente ajeno—. Y ahora está comprando a mi mejor amigo.
Por favor, realmente quiero que te guste.
—Oh, mierda —estalló Drew con una carcajada. Emily le lanzó una mirada molesta,
luego volvió su atención a Trevor.
—Esto está tan jodido —maldijo Trevor, su cabeza cayendo contra la pared de él.
—¿De qué estás hablando? —suspiró Emily—. Has estado de mal humor toda la
semana. Sí, te llamaron marica en una fiesta. Fue una mierda, supéralo.
—¿Cómo puedes ser tan despistada en este momento? —gruñó Trevor.
Drew intentó parar de reír—. ¿Supongo que no le has contado? —se las arregló para
decir. Trevor consideró seriamente golpearlo.
—No estás ayudando —espetó Trevor, luego salió de su cama y tomó los hombros de
Emily en sus manos. Trató de decirle la noticia gentilmente—. Em, tú no te vas a enrollar con
Matt.
—¿Por qué no? A él totalmente le gusto —dijo ella, defensivamente.
—No le gustas. Tus pechos son sólo grasas para él —respondió secamente Trevor,
preguntándose cómo demonios Emily estaba perdiéndose todas las pistas. Incluso le levantó
una ceja.
Pero, aparentemente, ella estaba en seria negación porque lo golpeó en el hombro por su
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—No, él tiene razón —dijo Drew con un poco de alegría desde su lugar—. Tus pechos
no significan nada para Matt, mientras que la carne de Trevor es deliciosa para él. ¿Por cierto,
él te ha follado?
—No —dijo Trevor, distraído por la repentina quietud y boca abierta de Emily—. No
todavía.
—Hablando de tortura, pero ¿serías pasivo por él? —preguntó Drew.
Trevor se encogió de hombros—. Sabes que soy versátil —dijo. Emily continuaba parada
ahí en silencio, como si se negara a creerle, era divertido y también molesto—. Y la idea de
Matt Lancaster golpeando dentro de mí… —dijo Trevor con una maliciosa sonrisa. Tal vez la
crudeza sacaría a Emily del trance.
—Detente, ya estoy teniendo sueños húmedos —uspiró Drew.
Ese comentario lo hizo, pero no del modo que Trevor esperaba. Emily se cruzó de brazos
y los miró—. Esto no es gracioso, ustedes están enfermos.
Con eso, Trevor llegó a su límite, demasiado para tener tacto—. Oh, por el amor de Dios,
Emily. Matt es gay y es mi novio, tengo su verga en mi boca con regularidad, así que deja de
ir tras mi hombre.
—¿En serio? —preguntó ella, esta vez con verdadera confusión en lugar de sarcasmo.
—En serio —dijo él firmemente, con la mandíbula apretada. Esto no era tan inverosímil.
—Claro, seguro, lo tengo. Bien, soy una pendeja —dijo ella, agarrando con fuerza su
cola de caballo—. Tequila, necesito tequila.
Se acercó y agarró la botella de tequila del estante, tomando un largo trago—. Mi radar
gay está tan roto —dijo ella con voz ronca, el tequila claramente quemándole la garganta.
—Oye, yo tampoco lo vi, si eso ayuda —consoló Drew.
Emily asintió—. Sí lo hace, gracias —luego miró hacia Trevor—. ¿Pero por qué no me
dijiste?
—¿No es obvio? Matt está tan en el closet que ni siquiera es gracioso —respondió
Trevor.
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—Mira a su silla —le dijo Drew a Emily. Trevor quería morir, en la silla de su escritorio
había una sudadera naranja brillante con la mascota de la escuela en el frente. La había
comprado en la librería en un momento de locura esa mañana.
—Oh por Dios, estás enamorado —jadeó Emily, mientras ella abrazaba la sudadera
nueva.
—Lujuria —respondió rápidamente Trevor.
—Viejo, esa sudadera es fea como el carajo —dijo Drew, levantando las cejas—. Tiene
que ser amor o voy a revocar tu tarjeta gay.
Emily le sacó el dedo a Drew por su comentario idiota (como debía un fiel mejor amigo)
y luego le lanzó la sudadera a Trevor (como haría una enfadosa mejor amiga-dolor-en-el-culo).
No había manera de que él no fuera al juego.
Y, si él era realmente honesto consigo mismo, no quería dejarlo plantado. Trevor quería
ver jugar a Matt en persona.
Cuarenta minutos después, Trevor se encontraba entrando al estadio de la universidad,
usando la horrenda sudadera naranja, agregó sus usuales brazaletes de cuero así no se sentía
tan vendido. Incluso Drew se les había unido, poniéndose una horrible bufanda de Bodine de
un paquete que le había enviado su mamá. El estúpido Matt también le había dejado un boleto.
El estadio estaba repleto, los costosos asientos llenos con alumnos y padres viendo de
todas partes para el juego de Bienvenida que se duplicó como fin de semana de reunión, los
estudiantes usaban pintura de guerra y bebían cerveza barata. Trevor, Emily y Drew se
dirigieron a la parte superior de la sección de estudiantes, en medio de estridentes fanáticos de
futbol. La banda estaba acelerando a la multitud, Drew y Emily comenzaron a cantar con la
canción de lucha, abrazando todo el ritual con entusiasmo.
Trevor dejó caer sus hombros, sacudiendo la cabeza, miró hacia sus deteriorados zapatos.
¿Qué demonios estaba haciendo él en un juego de futbol?
Las bancas comenzaron a temblar mientras los estudiantes comenzaban a saltar de un
lado a otro con el coro de la canción de lucha, la emoción estaba en todas partes. Entonces ¿Por
qué demonios él estaba siendo tan miserable? Claro, él había evitado como la mierda este
espíritu escolar por cuatro años, ¿pero por qué? No era como si Bodine lo hubiera echado, en
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Sintió a Emily jalándolo del brazo, instándolo a ponerse de pie con ellos y, esta vez, lo
hizo. Incluso comenzó a levantar las manos al aire y cantar, y se sintió bastante bien. Cuando
los jugadores de último año salieron al campo al son de la multitud, Trevor gritó junto con
todos los demás. Aullando, gritando, pisoteando. Estirándose para ver a Matt, nervios
revoloteando en su estómago. Él se preguntaba si esto era lo que sentían esas adolescentes en
preparatoria, con sus enamoramientos imposibles hacia el intocable quarterback.
Y luego Matt salió corriendo hacia el campo y la multitud enloqueció. Jesús, ¿ese era su
novio? De alguna manera, ahí abajo, el Dios del futbol con cabello dorado lucía casi como un
extraño. ¿Cómo podía ser ese alto, atlético, aparentemente hetero, su chico?
Trevor miró a Matt correr con el resto de los de último año para formar una línea. En el
centro del campo de futbol había un pequeño escenario con un gran arco con globos
anaranjados y blancos. La banda marchó hacia la formación, los bailarines realizaron
impresionantes patadas altas y la mascota logró una voltereta, incluso con su esponjoso disfraz.
El presidente de Bodine y varios decanos entraron en cursis convertibles decorados para la
ocasión, tomando sus lugares para el glamur y las circunstancias.
—Este es un ritual extraño —le dijo Trevor a Drew.
—Bienvenido al Sur —respondió Drew de vuelta.
—Crecí en Texas —devolvió Trevor—. Y esto todavía es raro.
Una línea de chicas con vestidos de noche se paró tras el escenario mientras el presidente
pronunciaba un apasionado discurso sobre la gloria y grandeza del futbol en Bodine.
—Creo que nos están lavando el cerebro —bromeó Drew y Trevor asistió en
concordancia.
Emily le rodó los ojos a los dos—. Oh relájense, es una tradición en Bodine conseguir
que los alumnos les den dinero. Alardear sobre sus chicos dorados, tirar de la fibra de sus
corazones, recordarles su juventud y luego chupar todo su dinero.
—Ah, capitalismo —asintió Trevor—. Un pasatiempo nacional.
Él miró a los jugadores escoltar a sus citas hacia el escenario. La mayoría también tenían
a sus orgullosos padres saludando desde las gradas. Trevor preguntó si el padre de Matt estaba
presente. Y luego fue el turno de Matt.
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locutor en el estadio.
La multitud enloqueció, chicas gritaron en octavas que Trevor nunca había escuchado
antes. Podía sentir la maniática adoración a su alrededor. Joder, su novio era famoso, al menos
en Bodine. De repente el peso de eso lo golpeó.
Él bajó la vista para ver todas las cámaras de televisión y reporteros preparándose para el
juego. Hablando de presión ¿Cómo diablos Matt lidiaba con todo eso?
Matt trotó escaleras arriba hacia el escenario. Jocelyn esperó al lado del resto de las citas.
Ella se unió a él, le puso la mano en el codo y la guió hacia el centro al primer plano.
—Matt Lancaster se está especializando en Ciencias Ambientales —continuó el
anunciador—. Su cita, Jocelyn Watters, hace doble especialización en francés e Historia. Él
proviene de Albertine, Alabama; ella es de Biloxi, Mississippi. Se conocieron el primer año en
sus dormitorios. Aw ¿no es eso dulce?
La multitud se lo tragó, ovacionando. Emily le lanzó a Trevor una mirada preocupada.
Se dijo a sí mismo que no le diera importancia. El anunciador sólo estaba jugando con la
multitud, eso era todo lo que era.
Pero Jocelyn claramente estaba amándolo, sonreía y saludaba a los fans, luego extendió
su mano agarrando la barbilla de Matt y le plantó un beso en los labios. El estadio estalló en
silbidos y gritos cuando apareció en la pantalla gigante sobre el marcador.
Trevor apretó los puños y se sintió enfermo del estómago. Se apartó de esa vista, tirando
de vuelta los mechones de cabello que se habían caído de su desordenado moño. Control. Él
necesitaba recuperar el control. Quería que su lado racional se hiciera cargo del lado emocional.
Matt no tenía otra opción. No era su culpa, esto era sólo… como eran las cosas. Un
jugador de futbol en el profundo sur besó a la bonita rubia, no al chico asiático con un piercing
en la ceja.
Emily le apretó la mano—. Se acabó —dijo ella, inclinándose para susurrarle.
Trevor asintió, volviendo su atención al campo, fingiendo que nada había pasado. Él
estaba bien. No era gran cosa, los labios de una perra en su hombre. Reclamándolo frente a
167
demonio iba a dejar que esto lo molestara, pero Emily llamó su atención y supo mejor—.
¿Quieres irte? —preguntó ella.
Él sacudió su cabeza. No, él se va a quedar. Racionalmente, él sabía que el beso no
significaba nada, que Jocelyn había hecho el movimiento, no Matt. Entonces ¿Por qué mierda
le dolía tanto?
No importaba cuánto haya intentado racionalizarlo, jodidamente dolía. Dolía porque ella
podía hacer lo que Trevor nunca podría. Ser lo suficientemente bueno.
Trevor nunca sería lo suficientemente bueno, no para sus padres ni el resto de su familia,
no para la política sureña en un pueblo pequeño y claramente no para Matt Lancaster.
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Página
CAPÍTULO 15
Matt quería matarla. Golpeó sus manos contra las baldosas mojadas de la ducha del vestuario.
¿Qué demonios había estado pensando Jocelyn? Pero él debería haberlo sabido mejor, por
supuesto que ella haría algo como eso. Sus compañeros inmediatamente bromearon sobre que
ella quería un anillo en su dedo y el título de Señora.
Matt prácticamente les había arrancado la cabeza, ellos retrocedieron. Él nunca perdía la
calma. Nunca. Bueno, no hasta hace poco. No es de extrañar que la gente dijera que el amor
los volvía locos.
Él había sido capaz de empujar su ira a un lado durante el juego, concentrándose en las
jugadas, centrándose en sus oponentes, enfocándose en conseguir que el puto balón cruzara la
línea en la yarda uno. Cuando metió su hombro y golpeó al liniero defensivo, el tipo había
salido volando. Y se había sentido bastante bien golpear algo tan duro.
Matt cerró la ducha, agarró su toalla y se dirigió a su casillero.
—¿Estás bien? —preguntó Connor, acercándose a él.
Matt simplemente sacudió su cabeza.
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—Tu papá está allá afuera —dijo Connor, inclinándose para que los demás no
escucharan la advertencia.
Página
su teléfono. Lancaster Tomado era el titular y luego estaban las fotos del beso, y mierda, era
tendencia. Al campus completo en serio le importaba una mierda dónde ponía su verga. Había
Página
—Un reportaje de interés —dijo ella, con una sonrisa apretada. Matt podía ver que ella
odiaba al Decano casi tanto como él.
Página
—Matt, aquí, es un gran atleta, un gran hijo —afirmó su padre, con su encanto y
confianza patentados. El padre de Ryan pareció tocado por el orgullo de su padre, pero Matt
sabía que esto era sólo parte de la imagen pública de su padre y él odiaba ser cómplice de ello.
—Ese es él —concordó el Decano—. Señor Lancaster, cuéntele a la señora Richards
sobre los días de preparatoria de Matt.
Matt desconectó las repuestas de su papá, ya había escuchado el rollo muchas veces antes. En
su lugar, el rápidamente escaneó el mar naranjo y blanco, y vio a Trevor casi inmediatamente.
Él estaba esperando al igual que todos los familiares y amigos. Matt se había asegurado de que
tuvieran pases VIP. ¿Por qué había hecho eso? ¿Por qué había pensado que podría ser igual
que los otros jugadores? Él simplemente no había querido que Trevor no se sintiera lo
suficientemente bueno.
No, era más que eso. Por una vez en su vida, Matt había querido que la única persona que
realmente le importaba lo viera ganar, lo viera haciéndolo bien.
—¿Señor Lancaster?
Matt se dio cuenta que la periodista le había hecho una pregunta, pero se la había perdido
totalmente.
—Lo siento. ¿Podría repetir eso?
—¿Cuánto tiempo llevan ustedes juntos? —preguntó de nuevo la periodista. La miró
sin comprender. La periodista frunció el ceño, probablemente preguntándose por qué él lucía
tan sorprendido por la pregunta.
—Hemos sido amigos por años —interrumpió Jocelyn, envolviendo su pequeña mano
alrededor de su brazo—, pero recientemente se convirtió en algo más, ¿verdad, Matt?
Matt estaba atrapado y él lo sabía. La periodista lo miró expectante. El decano había dejado
claro que quería que Matt pintara una agradable, prometedora imagen americana de felicidad.
Aparentemente, toda la puta escuela se había estado preguntando acerca de su vida sexual por
años.
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Así que se las arregló para asentir y encogerse de hombros tímidamente—. Es algo nuevo.
Estamos viendo hacia dónde va.
Página
—¿Qué demonios está mal contigo? —le gritó Matt a Jocelyn mientras entraba como una
tormenta a la sala común de su suite—. ¿Por qué demonios dijiste todo eso?
Jocelyn estaba sentada en el sofá con Danielle. Levantó la vista en sorpresa mientras él
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entraba. Ella se fue del estadio con Danielle mientras Matt veía a su padre. Estuvo controlado
lo suficiente como para volver a los dormitorios, pero él no podía creer en el lio en el que estaba
ahora y según Connor, era en parte culpa de Danielle. Ella estaba convencida de que Jocelyn
Página
era perfecta para él. Aparentemente, quería que todos estuvieran enamorados ahora que ella y
Connor habían vuelto a estar juntos. Bueno, no era malditamente asunto suyo. Así que se giró
para mirarla a ella también—. ¿Y por qué estás tú alentándola? ¡No puedes simplemente
forzarme a salir con alguien!
—Estaba tratando de ayudar —replicó Danielle indefensa, mirando hacia Connor por
apoyo—. Claramente hay algo entre ustedes dos, ¿verdad, cariño?
Connor sacudió su cabeza—. Oh no, te dije que lo dejaras en paz —dijo Connor,
moviéndose para pararse junto a Ryan y Damian, fuera de la línea de fuego.
—Matt, relájate —saltó Jocelyn, tratando de calmar la situación—. No es gran cosa.
Todos amaron el beso y la periodista quería el reportaje de interés. Supongo que tal vez se salió
un poco de las manos…
—¿Se salió de las manos? Mentiste. Te dije que iríamos como amigos. ¿Pero qué?
¿Necesitabas la atención? ¿Necesitabas que todos pensaran que habías conseguido al
quarterback? —escupió Matt.
—Yo era tu cita —dijo Jocelyn a la defensiva, pero había lágrimas en sus ojos.
Matt sabía que ella estaba a punto de llorar, pero él no podía manejar más de su
manipulación. No era como si ella fuese inocente en todo esto. Había tomado total ventaja de
la situación—. ¡Como mi amiga! ¿Te había dicho que no cuántas veces? Pero tú no escuchas.
Así que escucha ahora: ¡No estoy interesado en ti! —gritó él.
Jocelyn se encogió ante su rabia y Danielle se levantó, poniéndose entre su amiga y Matt.
—Deja de gritarle —advirtió Danielle—. Ella cometió un error, sí, ¡pero no tienes que
ser un cretino por eso!
—No, está bien —dijo Jocelyn, limpiándose las lágrimas—. Me dejé llevar. No debí
decir lo que dije y especialmente no a esa periodista. Lo siento, Matt —lo miró y se dirigió a
la puerta, pasando a Danielle, quien trató de confortarla.
Pero Jocelyn se detuvo camino a la puerta, mirando atrás, sus labios temblando—. Pero
en serio, Matt, ¿a quién estas esperando? ¿O sólo te gusta follar por ahí con quien sea que
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quieres? Eres discreto, te daré eso, pero he escuchado los rumores. Sólo usas a las mujeres ¿no
es así? —lo acusó, luciendo justamente herida por todas las mujeres alrededor. Aparentemente,
Página
todas las supuestas mujeres que las que él había follado, incluyendo a las dos porristas del
equipo rival. Si Matt no estuviese tan enojado, se habría reído por lo absurdo de todo.
—Honestamente puedo decir —dijo Matt, cruzando sus brazos—, que no he encontrado
a una sola mujer con la que esté interesado en tener una relación. Ni una sola. Prefiero estar
solo.
—Eres un pendejo —dijo Jocelyn, azotando la puerta mientras salía, dejando sólo
silencio.
Danielle fue la primera en moverse. Se acercó a Matt y lo empujó, fuerte—. ¿Qué pasa
contigo? ¡Estas siendo un idiota! No sólo somos… muñecas inflables para que puedas follar
cuando quieras para después dejar de lado. Nosotras tenemos sentimientos.
Matt levantó sus manos en señal de derrota—. Por amor de Dios, Danielle, ¿alguna vez
me has visto tratar a alguna chica como una mierda? ¿Tirármela y seguir?
Danielle abrió la boca para pelear de vuelta, pero la cerró, porque ella sabía que él no lo
hacía—. Bueno, ¿Qué pasa con Jocelyn?
—¡Nunca he tenido sexo con ella! —espetó Matt.
Danielle arrugó su cara en confusión—. ¿No lo has hecho?
—No —Matt se tiró al sofá.
Danielle se quedó ahí en shock y la vio tratando de reorganizar los hechos—. Pero ella
dijo…
—Muchas mujeres dicen muchas cosas, pero no me he follado a ninguna de ellas.
Danielle se dejó caer en el sofá a su lado, le lanzó una mirada confundida a Connor. Él
sacudió su cabeza e intentó llevarla a su habitación—. Cariño, es suficiente por hoy.
—No —dijo ella, negándose a ceder—. ¿Estás… estás diciéndome que eres virgen? —
dijo, mirando a Matt.
Oh demonios, ¿por qué había dicho tanto? Matt miró hacia sus manos y soltó una pequeña
carcajada. ¿Era virgen? Ahora que la adrenalina del día lo estaba dejando, sus emociones
estaban mucho más cerca de la superficie, estaba expuesto y abierto—. No lo sé, se la he
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La habitación se congeló.
Nadie siquiera respiró.
—¿Eres gay? —finalmente Danielle susurró en el silencio.
Matt asistió, no enfrentándola, deseando haber mantenido su maldita boca cerrada.
Hablando de sobre compartir.
—Eso es… —escuchó a Danielle dudar y se él preparó—… Tan jodidamente sexy.
—¡Nena! —dijo Connor, indignado.
—¿Qué? —dijo ella, levantando sus manos inocentemente—. ¡Lo es! —ella agarró los
bíceps de Matt y meneó sus cejas—. Tan. Jodidamente. Sexy.
—Eres rara —dijo Matt, la risa causando que todo su cuerpo se sacudiera—. Totalmente
rara, Danielle.
—Oye, cariño, soy honesta. Dos chicos besándose es caliente —lanzó Danielle,
causando que Connor la mirara horrorizado—. ¿Qué? A ustedes les gusta ver a dos chicas
besándose —apuntó a la defensiva.
—¡A mí no! —exclamó Matt y eso la hizo reír.
—A él realmente no —afirmó Connor.
Ella giró su cabeza hacia Connor—. Espera, ¿tú sabías? ¿Por qué no me dijiste? —
preguntó, claramente molesta por haber sido excluida.
—Oh no, no me culpes —dijo Connor—. Este era el secreto de Matt, no el mío.
—Él no tenía que decirle a Danielle que tenía novio, ¿pero por qué no a nosotros? —
preguntó Ryan, obviamente molesto porque lo habían dejado también fuera del círculo—.
Nosotros ya sabíamos su secreto.
Damian asintió, su afro moviéndose con vehemencia—. Sí, ya sabíamos que eras gay,
hombre.
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—¿Lo sabían? —preguntó Danielle, sus ojos saltando entre todos ellos—. ¿Todos
ustedes sabían?
Página
El golpeteo en la puerta era la suficientemente alto como para ser escuchado por encima de la
atronadora música. Pero Trevor no iba a abrir. Él planeaba quedarse en la cama por al menos
24 horas, revolcándose en autocompasión.
Desafortunadamente, quien sea que estuviera en su puerta no parecía querer rendirse. El
ruido continuaba. Trevor se acurrucó más abajo en sus mantas, haciéndolo claro para Drew que
él no iba a ceder.
Enojado, Drew se arrastró fuera de su cama y abrió de golpe la puerta con un enojado—
: ¡Qué!
—Hola, ¡tú debes ser Trevor! –—vino de una voz de mujer.
¿Qué demonios? Trevor se arrancó sus auriculares y se giró de lado para poder ver a
través de su armario a su puerta. Casi se cayó cuando vio quien estaba entrando a su cuarto.
Los compañeros de fútbol y de habitación de Matt—Damian, Ryan, Connor—y una alegre
chica pelirroja. Y todos estaban evaluando a Drew con sonrisas de bienvenida.
—Eres tan lindo —declaró ella—. Me encanta el halcón falso y tu lindo y pequeño trasero
—dijo ella, tan malditamente genuina que era difícil ofenderse.
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amablemente—. Nos estamos sintiendo con suerte, ya que nos acabamos de enterar de que
tenemos un juego libre para la primera ronda.
—¿Juego libre? —se encontró preguntando Trevor. Lo cual no era para nada lo
verdaderamente importante.
—Estamos clasificados en primer lugar en nuestra conferencia, por lo que conseguimos
evitar las primeras rondas…
—…¡Porque somos impresionantes! —Ryan procedió a chocar los cinco con Damian en
mutua admiración por sus habilidades futbolísticas.
Todos ellos asintieron en acuerdo. Trevor quería arrancarse los pelos. A él no le
importaba su estúpido juego libre. Él quería que ellos se fueran, en plan dejarlo ‘libre’. Su
estúpido juego de palabras interno lo calmó un poco. Lo suficiente como para ponerse unos
pantalones y luego mirarlos—. Gracias por la actualización. Vivo y respiro fútbol.
—Es filoso —sonrío Danielle—. ¿Quieres también ponerte una camiseta?
—¿Por qué? —espetó Trevor para nada divertido.
—Ya te lo dijimos: noche de póker. En el dormitorio. Tú vas a volver con nosotros —
dijo Danielle, pero su sonrisa había desaparecido y ahora ella tenía una mirada en su cara que
le recordaba a Emily. No era una buena mirada. Quería decir: no me hagas enojar, o voy desatar
el infierno en tu trasero. Sí, él conocía esa mirada.
—Ni siquiera los conozco —dijo firmemente Trevor.
—Y nosotros queremos cambiar eso —dijo ella, cambiando de táctica. Le dio grandes y
encantadores ojos de perrito—. Por favor, tú y Matt necesitan hacer las paces. Él es un desastre.
Y es mi culpa en realidad. Yo sólo pensé que si le daba un empujoncito, se enamoraría de
Jocelyn y tendríamos una pareja con la que tener citas dobles. No tenía idea de que ya teníamos
una —añadió ella con una sonrisa amistosa.
—Él les dijo que soy su… —Trevor no siguió, su cerebro por fin poniéndose al día con
todo lo que ellos habían estado diciendo. ¿Se había confesado Matt con sus amigos?
—Novio, sí —terminó Connor por él.
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Trevor apartó la mirada por un momento, dejando que eso se asentara. Él no se había
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dado cuenta de cuánto odiaba ser el pequeño sucio secreto de Matt… hasta para sus amigos
que sabían que era gay. Pero ahora… ellos estaban aquí.
Trevor saltó cuando la odiosa sudadera naranja lo golpeó en la cara. Él se giró para mirar
a Drew, quien la había lanzado y lo estaba empujando hacia el armario.
—Vístete —dijo Drew un tono alto y molesto, disfrutando demasiado de la situación—.
Para que puedas ir a jugar póker con tu sexy novio y estos jugadores de fútbol amadores de los
gays y onduladores de la bandera arco iris. ¡Es como una puta pintura de Norman Rockwell
para el nuevo milenio!
—Esto no está pasando —Trevor cerró sus ojos, sabiendo que esto era sólo un puto sueño.
Pero luego, un par de calcetines lo golpearon en la cara.
—Lleva calcetines en caso de que se trate de strip póker —añadió Drew.
—No es strip póker —dijo Connor firmemente.
—Podría serlo… —dijo Danielle con una sonrisa lasciva.
—Joder, eres una pervertida —gimió Connor y luego arrastró a su novia fuera de la
habitación—. Te esperaremos afuera.
Trevor asintió mientras ellos salían, entonces miró al suéter naranja en su mano. Él
sacudió su cabeza ante la ofensiva prenda y la lanzó a través de la habitación.
—Espera, ¿qué? ¿No vas a ir? —preguntó Drew, como si estuviera preparándose para la
batalla.
—Relájate. Voy a ir. Sólo que no en eso.
Trevor abrió su armario y encontró un conjunto que haría que Matt se cayera de rodillas.
Para ambos rogar por perdón, y otros, más disfrutables pasatiempos.
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—¡Full house! ¿Estás bromeando? —exclamó Connor, riendo mientras Matt perdía más
dinero ante Trevor—. Tu novio es un profesional.
Matt agachó su cabeza tímidamente ante el uso de la palabra novio. Trevor se sonrojó un
poco también.
Sí, era difícil permanecer enojado con el hijo de puta. Trevor recolectó sus ganancias con
una sonrisa torcida—. ¿Necesitas un préstamo?
Matt rodó sus ojos. La entrada había sido solamente de diez dólares, pero no importaba.
El orgullo era el orgullo—. Cállate y reparte —escupió Matt y le lanzó sus cartas a Trevor.
Parecía tan normal. Los dos pasando el tiempo con los amigos de Matt, Danielle
dominando la lista de reproducción, haciéndolos gemir a todos por la excesiva reproducción
de Taylor Swift, lo que todos amaban secretamente. Parecía casi imposible que esto estuviera
pasando.
Pero los amigos de Matt claramente lo respaldaban. Habían llevado a Trevor de vuelta a
los dormitorios, bromeando con él todo el camino, investigándolo un poco. Cuando llegaron a
sus dormitorios, empujaron a Trevor adentro antes de que pudiera cambiar de opinión. Matt
había estado sentado en el suelo, su espalda contra el sofá, mientras tomaba una cerveza
lentamente. Una comedia se reproducía en silencio frente a él. Él había lucido… abatido.
Lo cual era bastante impresionante luego de la gran victoria de más temprano ese día.
Trevor no sabía mucho de fútbol, pero sabía que hoy había sido grandioso, haciendo claro que
eran competidores del Campeonato Nacional.
—Luces patético —había abierto Trevor, metiendo sus manos en sus bolsillos, parado
apenas dentro de la puerta. Los compañeros de habitación de Matt se habían rezagado
educadamente atrás en el pasillo.
Matt giró su cabeza de golpe, y luego pareció relajarse en alivio. Sacudió su cabeza
tristemente—. ¿No lo estarías si alguna chica te hubiera besado? Asqueroso.
Trevor rompió a reír. Matt se había puesto de pie, se había apresurado, y lo había atraído
a un beso. Connor había entrado en ese momento, farfulló algunas palabras de vergüenza, y
rápidamente abandonó la escena.
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—Joder, ¡joder! —maldijo Matt, dando un paso atrás, pasando las manos por su pelo—.
Casi la mato. Lo siento mucho.
—Lo sé —dijo Trevor.
—Y luego esa periodista… —Matt levantó sus manos en derrota.
—Sí —dijo Trevor con un suspiro—. No el mejor momento de nuestra relación.
—¿Se supone que es así de difícil? —preguntó Matt—. Siento que la sigo jodiendo.
—Bueno, me gusta la parte de joder —Trevor había respondido descaradamente. Porque,
realmente, ¿qué más podía decir él? No estaban exactamente teniendo una racha de buena
suerte. Por otra parte, no era porque hubiera algo malo entre ellos dos; era el resto del mundo
el que apestaba. Pero al menos ahora tenían a una pequeña parte del mundo que conocía al
verdadero ellos.
Trevor gimió mentalmente. Él era ahora la mitad de un ellos. Su lado cínico quería
vomitar. Pero el resto de él se sentía malditamente bien. Más que bien.
Danielle repartió las cartas. Estaban jugando Texas Hold’em. Trevor era la ciega grande,
Matt la pequeña. Las apuestas fueron alrededor de la mesa. Damian y Ryan tiraron sus cartas
con asco, retirándose inmediatamente.
Connor igualó la apuesta inicial, y la subió otro dólar. Danielle entrecerró sus ojos hacia
él; ella no tenía suficiente para entrar—. Te odio —bromeó ella.
—Puedes negociar con favores sexuales, nena —dijo Connor con una mirada lasciva.
—Excelente idea —respondió ella y agarró un Post-it. Escribió favor sexual en él y lo
arrojó sobre las fichas, provocando que Connor farfullara.
—Oye, eso aplica para mí, no para el resto de estos pendejos —espetó Connor,
estirándose por el Post-it. Ella alejó su mano con un manotazo.
—Sí, tengo que tomar el lado de Connor aquí —Matt soltó una risita—. Pero puedes darle
a él favores sexuales y a mí una carga de lavandería.
—Funciona para mí —dijo Trevor.
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Trevor y Matt arrojaron sus apuestas, luego Trevor repartió tres cartas al medio para el
flop, todos comprobaron. Trevor bajó la cuarta carta en la pila comunitaria, al giro: un dos de
corazones. No exactamente una carta estupenda para la mayoría de los amigos. Pero perfecta
para él.
—Subo otros dos dólares —dijo Trevor, empujando una significativa pila de fichas al
centro.
Connor y Danielle gimieron, y levantaron sus manos en disgusto, tirando hacia abajo sus
cartas—. Me retiro —ambos dijeron.
Pero Matt continuó mirándolo.
Trevor se recostó y retó—: No tienes suficiente para igualar mi apuesta. Aunque tomaría
el trato de Danielle. El que hizo con Connor.
Ryan y Damian se estremecieron—. ¿Quién necesita otra cerveza? —gritó Ryan
escabulléndose.
—Yo la necesito —contestó Damian. El saltó inmediatamente y siguió a Ryan a la mini
nevera. Ellos podían estar aceptándolo, pero hasta ellos tenían sus límites. Trevor podría
haberse divertido, pero estaba demasiado ocupado esperando que Matt aceptara la apuesta.
—Hecho —dijo Matt luego de un largo momento, estirando su mano para hacer su propio
Post-it, el cual arrojó a la pila.
Trevor asintió, luego descubrió otra carta: una jota de corazones. A él no le importaba
una mierda que fuera una jota; él sólo necesitaba un corazón—. Flush —dijo con una sonrisa,
presentando sus cartas.
Matt miró las cartas y gruñó—. Lo mismo —dijo, bajando sus cartas—. Pero tú tienes el
As de corazones. La carta alta de Trevor vencía a la de Matt. Trevor gritó en victoria,
reclamando sus ganancias.
Danielle y Connor se rieron, luego ella se dirigió al baño mientras Connor iba a agarrar
algunas cervezas más.
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Trevor se inclinó hacia adelante y besó los labios de Matt—. ¿Asustado? —preguntó
Trevor, apartándose, asintiendo hacia el Post-it.
Página
¿Tratas con calambres todos los meses? ¿No tienes el derecho de votar en 120 países?
Ryan sacudió su cabeza con ojos amplios—. No, señora.
Página
Las siguientes semanas pasaron en un borrón con entregas de trabajos debido al acercamiento
del descanso de Acción de Gracias. Las sesiones de estudio de Matt y Trevor a menudo
significaban realmente estudiar, especialmente desde que los ensayos de Drew habían
terminado. Ellos estaban muriendo por un poco de privacidad.
El equipo tuvo un juego libre para la primera ronda de los playoffs, así que no iban a
jugar el sábado antes del fin de semana de vacaciones. Pero eso no significaba que el entrenador
estuviera dejando de presionar. El campus era un pueblo fantasma después de que las clases
terminaron el jueves, excepto por estudiantes sin ningún lugar al cual ir y los miembros del
equipo de fútbol.
Cuando Trevor se enteró de que tenían práctica el miércoles de mañana, se ofreció a
quedarse también esa noche… y cobrar su apuesta ya que sus dormitorios estarían totalmente
vacíos. Aunque Matt estaba un poco nervioso, él no se acobardaba ante las apuestas. Era tiempo
de pagar. Y él estaba bastante seguro de que Trevor quería su trasero. El pensamiento lo
excitaba y aterrorizaba a la vez.
Pero no había manera de echarse atrás ahora. Trevor le había dicho a Drew que él
conduciría el jueves de mañana para unirse a él para Acción de Gracias. Aparentemente, la
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familia de Drew sólo vivía a dos horas de distancia, por lo que no era un gran problema. Matt
estaba aliviado de que Trevor tuviera un lugar al que ir en las vacaciones. Él deseaba que
Página
hubiera podido llevar a Trevor a casa con él, pero por supuesto, eso era imposible.
Como si sintiera su buen humor y quisiera arruinarlo, su padre llamó. Matt pensó en no
contestar, pero finalmente respondió.
—Hola, papá —dijo, tratando de sonar casual.
—Matt, el pueblo te aclama. He invitado a alguno de los muchachos para Acción de
Gracias. Todos quieren verte y conocer a tu chica.
—Ella no va a ir —dijo Matt—. Tiene a su propia familia que visitar.
Él quería decirle a su padre que ella no era su novia, pero no valía la pena el dolor de
cabeza.
-Claro, está bien. De hecho he estado intentando contactar al padre de tu amigo Ryan…
—Él no está interesado —espetó Matt amargamente.
Hubo silencio, y él sabía que su padre estaba enojado—. No tenías idea de lo que iba a
decir —gruñó su padre.
—Siempre sé lo que vas a decir —respondió Matt—. No vas a ir tras su dinero, papá.
—Es una oportunidad de inversión. Es lo que hago. Le he dado millones—y les perdió
aún más, pensó Matt. Pero él era demasiado inteligente para decir eso.
Sin embargo su padre no había terminado—. Mejor prepárate, hijo, y entra en el negocio
familiar. Tus hermanas son enormemente caras con la universidad acercándose y todo.
Matt quería gritar de frustración. Su padre era toda una mierda manipuladora—. Sí, lo sé.
Los veré a todos mañana.
Y luego él colgó antes de que la conversación pudiera ir más cuesta abajo. Él esperaba
como el infierno que las solicitudes de beca de sus hermanas hubiesen llegado. Ellas no
calificaban para apoyo financiero con los altos ingresos de su padre, aunque el hombre gastaba
más de lo que ganaba. Mierda, ¿cuán endeudado estaba su padre?
—¿Todavía estás aquí? —preguntó Connor, entrando a la habitación, interrumpiendo sus
preocupaciones.
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Trevor arqueó una ceja, asintiendo—. Lo hice. Así que tal vez quiero que me esposes a
Página
Antes de que Matt pudiera pedir aclaraciones, el frío lubricante y el dedo de Trevor
hicieron círculos en su agujero. Él se puso rígido.
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—Más —demandó Matt, inclinándose para mirar a Trevor. Trevor se encontró con los
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ojos de Matt, luego deliberadamente bajó su boca hasta su verga y lo tragó tan lejos como pudo
mientras sus dedos bombeaban adentro y afuera del agujero de Matt. Era como mirar una puta
película porno.
—Joder, me voy a… —jadeó Matt, y entonces estaba corriéndose en la garganta de
Trevor, más fuerte de lo que jamás lo había hecho antes. Temblores atormentaron su cuerpo,
su espalda arqueándose, mientras chorros de semen salían disparados.
Muchos segundos después, Matt se dejó caer en la cama, respirando pesadamente—
Mierda, lo siento.
—No lo sientas —dijo Trevor, moviéndose para besarlo—. Eso fue jodidamente ardiente.
Y entonces Trevor lo besó larga y duramente, y Matt podía saborearse a él mismo en su lengua.
Él solía pensar que ese tipo de cosas serían asquerosas, pero en realidad lo amó.
Matt corrió sus dedos a través del pelo de Trevor y entonces rodó encima de él—.
Entonces, para tu apuesta ganada, ¿querías lamerme, dedearme y chuparme? ¿Estás seguro de
que yo soy el perdedor?
Trevor se bufó—. Por favor, Lancaster, si yo no hubiera ganado esa apuesta, no hay forma
de que me hubieras dejado meterte los dedos. Era momento para tu masaje de tejido profundo
—dijo él arrastrando sus palabras con una nalgada en el culo de Matt—. Pero no —añadió
Trevor con un pico—. Eso fue el comienzo. Ahora tú vas a abrirme y follarme hasta que me
desmaye.
Matt lloriqueó. Él jodidamente lloriqueó otra vez—. Oh Dios, bien. Pero pensé que tú
querías hacérmelo a mí.
Trevor besó su hombro—. No para nuestra primera vez.
Matt atrapó la barbilla de Trevor en su mano y lo besó profundamente. Por supuesto que
su novio lo tomaría lentamente por él. No pondría la presión en él la primera vez. Carajo, él lo
amaba.
Matt se echó para atrás mientras el pensamiento recorría su cerebro.
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—Nada —Matt sacudió su cabeza. Él no estaba preparado aún para decir nada—. Sólo
date vuelta. Él apretó la dura verga de Trevor antes de golpear su cadera para hacer que girara.
—Sí señor —contestó Trevor, y se giró sobre su estómago.
Matt miró fijamente a los perfectos y apretados globos del culo de Trevor. Él no tenía
mucho ahí atrás, pero lo que tenía era alegre y firme. Suave y sin vello. Matt sobó los músculos,
un poco inseguro de qué hacer. Pero él no iba a preguntar. Trevor ya le había mostrado más o
menos lo él que quería.
Matt separó las nalgas de Trevor para echar un vistazo a su fruncido agujero. Él frotó su
pulgar por encima gentilmente, y Trevor se retorcía mientras su agujero se apretaba y luego se
relajaba. Sexy como el infierno. Matt lo hizo de nuevo, luego una vez más, antes de empezar a
hacer círculos alrededor de la sensible piel. A él le encantó como Trevor empezó a mecerse
contra la cama, necesitando la fricción.
La mano de Trevor buscó alrededor detrás de él, en la cama, la botella de lubricante y la
sostuvo para Matt—. No me voy a romper —prometió Trevor.
Matt tomó el lubricante, abrió la tapa, y luego se detuvo antes de derramarlo. Él tiró la
botella de nuevo a la cama y separó las nalgas de Trevor. Su apretado agujero era sexy como
el infierno. ¿Por qué habían esperado tanto tiempo? Matt lo quería tan desesperadamente en
ese momento, que se inclinó y le dio a la abertura de Trevor una larga y húmeda lamida. Sabía
a sal y jabón. Trevor lloriqueó como nunca Matt lo había escuchado.
—¡Jesús! —jadeó Trevor—. No tienes que…
Matt le dio una nalgada a Trevor antes de que él pudiera finalizar la frase—. Cállate,
quiero hacerlo —sí, él quería lamer el agujero de su novio. Estaba tan mal en todas las maneras
correctas. Se inclinó para lamer a latigazos a lo largo del perineo de Trevor, hasta sus bolas,
luego de nuevo hacia su agujero.
Trevor estaba frotándose en la cama en serio ahora, jadeando. Matt agarró sus caderas y
lo mantuvo quieto, no dejando que se moviera. Trevor maldijo, pero cedió. Matt,
tentativamente, intentó introducir un poco su lengua, pero el aro de músculo estaba apretado.
Él intentó una vez más, y sus dientes atraparon el tejido.
—Oh carajo, sí —gimió Trevor. Entonces, él lo lamió ásperamente. A él le gustaron los
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dientes. Matt empezó a mordisquear, y Trevor casi rompió su nariz cuando él levantó su trasero
por más.
Página
—Córrete para mí —instó Trevor, y Matt se rindió ante su orgasmo. Los dedos de sus
pies se curvaron mientras se estrellaba contra Trevor, su orgasmo golpeándolo fuertemente.
Pareció durar incluso más que el de antes, y de repente deseó como el infierno estar sin nada
dentro de Trevor y llenándolo. Reclamándolo.
Trevor continuó follando a Matt durante su orgasmo, su mano bombeando su propia
verga, Tan pronto como Matt pudo respirar de nuevo, él se estiró para tomar el control y
masturbar a Trevor. Tres tirones más, y Trevor estaba corriéndose con un grito. Matt sintió los
músculos del culo apretando su sensible verga. Él se retorció un poco, y luego frotó el semen
de Trevor en su abdomen donde había llegado.
Trevor colapsó arriba de él con un duro beso. Luego se levantó lentamente hasta que Matt
se deslizó afuera. Matt estiró su mano y tiró el condón a la basura al lado del escritorio. Él se
dejó caer de nuevo en la cama, descansando su cabeza en el pecho de Trevor, sus piernas
entrelazándose.
—Entonces, ¿qué te pareció? —preguntó Trevor con una sonrisa irónica.
Matt levantó su cabeza y frunció sus cejas—. No lo sé. Puede que necesite probarlo
algunas veces para juzgar.
—¿Oh sí? —Trevor pellizcó el costado de Matt como castigo—. ¿Esta noche? Porque no
estoy seguro de si mi trasero esté de acuerdo. Está fuera de práctica.
Matt sonrió—. Nop, me siento como gelatina. No tengo nada más en mí.
—Patético —se burló Trevor—. ¿Qué clase de quarterback eres?
—Del tipo que entrenó durante cuatro horas hoy, luego se folló a su novio.
—Sí, justo —Trevor rozó sus dedos a través de los labios de Matt.
—Fue ardiente —dijo Matt suavemente, luego besó a Trevor—. Gracias.
Trevor estrechó sus brazos alrededor de Matt y lo besó de vuelta. Fue perfecto.
Hasta el momento en que el estómago de Matt gruñó.
Trevor rió y se sentó para agarrar su teléfono—. Voy a pedir una pizza.
—¿Entonces podemos mirar A Charlie Brown Thanksgiving? —preguntó Matt con
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esperanza.
Página
—Eres tan jodidamente adorable —Trevor rodó los ojos, agarró su laptop y se la pasó a
Matt para que buscara la película.
Treinta minutos después, estaban limpios y metidos bajo las cobijas, comiendo pizza, y
viendo la película.
—Eso es increíble —suspiró Matt mientras Trevor enjabonaba su pelo. Ellos estaban en
la casilla privada para discapacitados, lo que era sólo un gran y húmedo cuarto con un baño en
la esquina más alejada. Pero la puerta estaba bloqueada. Sólo en caso de que un conserje errante
pasara por allí.
—¿Quieres que te lave el pelo todas las mañanas? —preguntó Trevor.
—Mm-hmm —gimió Matt, inclinándose hacia adelante para besar a Trevor.
Trevor corrió su mano jabonosa hacia abajo por el frente del pecho de Matt y agarró su
erección mañanera—. ¿Quieres que lave algo más? —él acarició la erección de Matt, y Matt
gimió, moviéndose más cerca para que sus vergas se tocaran.
Matt apartó la mano de Trevor hacia un lado, y agarró ambas vergas con su grande mano,
masturbándolas mientras se besaban bajo el agua caliente, mordiendo y pellizcando. Matt se
vino primero, luego Trevor.
—Sí, esto sería agradable todas las mañanas —admitió Matt—. Estoy tan harto de los
baños comunes.
—Lo mismo —dijo Trevor, enjuagando el jabón residual y el semen—. Aunque San
Francisco es caro como el infierno. Puede que viva en Oakland o Berkeley para no tener que
tener compañeros de habitación.
Matt cambió lugares con él para estar bajo el agua.
—¿Dedicándole todo ese pensamiento, eh?
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—Sí, supongo que lo hago —contestó Trevor—. Me voy para allá a entrevistar en la
Página
Matt tragó. Oh mierda. Niégalo. Niégalo, niégalo, niégalo—. ¿Qué? —preguntó, tratando
de parecer genuinamente confundido.
Página
—Por el amor de Dios Matt, no es una puerta a prueba de sonido. Jesús, ¡te estás tirando
al chico lindo!
—¿De qué estás hablando? —dijo Matt, empujando más allá de O´Donnell para escapar.
Él tenía que actuar como si nada pasara. No había otra opción. No con O´Donnell. Porque
O´Donnell se lo diría a Fischer. Y Fischer iría con el decano.
Pero cuando Matt llegó al pasillo, se dio cuenta de que no tenía ningún lugar al cual ir.
Trevor había cerrado la puerta tras ellos. Estaba tan jodido.
Matt se dio vuelta para afrontar su condena y vio que O’Donnell tenía las llaves colgando
de su mano.
—Vamos —mandó O’Donnell.
Él pasó más allá de Matt, y se dirigió hacia la habitación de Trevor. Matt se quedó de pie
paralizado en el pasillo fuera del baño.
Trevor abrió la puerta, echando una ojeada—. ¿Qué quieres que haga? —susurró él,
viéndose un poco enfermo del estómago. Matt probablemente se veía igual.
—Quédate aquí —dijo Matt.
Y entonces Matt siguió a O’Donnell a la habitación de Trevor. Tan pronto como la puerta
se cerró tras ellos, O’Donnell se giró hacia él con ira.
—Esto es jodidamente loco hombre. Te vimos en la Bienvenida con Jocelyn. ¿Te los
estás tirando a los dos? ¿O eres completamente gay?
—Cuidado —gruñó Matt.
—Como el infierno que lo haré —rugió O’Donnell—. Corta con esta mierda o iré con el
entrenador.
—¿Me estás chantajeando? ¡Eres todo un puto bastardo intolerante! —gritó Matt de
vuelta, cerrando sus puños. Mierda, quería golpear como el infierno a este tipo.
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—Oh, ¿es eso cierto? —espetó O´Donnell, mirando hacia arriba como pidiendo una
Página
intervención divina—. Escucha, pendejo, quiero ganar las Nacionales. Quizá tú no quieras ser
profesional luego de esto, pero yo sí. Esa es mi oportunidad. Así que, mantén tu verga fuera de
su culo. Si el Decano se entera, estás acabado. Y nosotros estamos jodidos sin ti como
quarterback.
Matt lo miró fijamente—. ¿Dispuesto a jugar con un marica mientras ganes? Cuán
jodidamente noble.
—Oh por el amor de Dios Matt, no seas dramático. Odio al Decano tanto como tú, pero
él se está ofreciendo a tirar de algunos hilos, ¿bien? Conseguir que los seleccionadores me
consideren. Necesito el fútbol. Lo necesito. No soy bueno en nada más. Estoy apenas pasando
mis clases. Así que sí, he vendido mi alma al diablo. Y…
—Y… —instó Matt, confundido como el infierno. ¿De qué estaba hablando O’Donnell?
¿Él odiaba al Decano?
—Me hace sentir como mierda, ¿okay? —dijo O’Donnell, desplomándose en derrota—.
Odio las cosas que he dicho…
—¿Lo haces? —Matt estaba completamente tomado por sorpresa—. Entonces, ¿por qué
carajos las dices?
—En parte por Fischer. Su familia como que, paga por cosas que no puedo costear —
admitió O’Donnell en una pequeña voz. Matt casi sintió pena por él. Le recordó a Trevor,
tratando de llegar a fin de mes como fuera que él pudiera. Pero O’Donnell no había
terminado—. Y tengo que quitarme al Decano Warner de encima, ¿bien? —añadió O’Donnell
abatido.
—¿Por qué está encima de ti para empezar? —preguntó Matt.
—Él me vio tomándome de las manos con mi novio el verano pasado.
—¿El qué? —Matt sintió como el mundo giraba fuera de su eje. Esto estaba
completamente mal. Él claramente se había resbalado en las baldosas del baño, había golpeado
su cabeza, y esto era una alucinación. Pero la alucinación sólo siguió hablando…
—Ambos, Mailk y yo, tenemos mucho que perder —explicó O’Donnell.
201
O’Donnell rodó sus ojos, y con su guardia baja, la máscara de pendejo arrogante caída,
él parecía totalmente… diferente. Más como un gran y grueso osito de peluche.
Página
—¿Has visto cuánto coño consigue Jama? —respondió O’Donnell—. Él era el mejor
objetivo que podía escoger. Además, nosotros fuimos jodidos duramente como novatos.
—Mierda, estoy todavía en shock por aquí —Matt se hundió en la cama de Trevor—.
Vaya giro inesperado, hombre.
—Sí, bien, puedes preocuparte por esto luego. Pero tienes que retroceder con tu chico.
He escuchado a otros hacer comentarios en los vestuarios.
—¿Estás seguro de que tú no empezaste esos rumores? —contraatacó Matt.
—¿Has estado escuchando en absoluto? Todos vimos lo que sucedió en la Bienvenida.
Te veías como si quisieras vomitar cuando dijiste que Jocelyn era tu novia. Y nunca tienes sexo
con mujeres. Nunca. Tus chicos alardeando no están engañando a nadie. Los chicos lo notan.
—¡Espera! ¿Es por eso que tienes una novia? ¿Como cubierta? ¿Ella sabe? —exclamó
Matt.
—Ella es lesbiana —O’Donnell se encogió de hombros—. Nosotros no follamos, sólo
pretendemos hacerlo. Sus padres son locamente conservadores.
—¿Qué? —gritó Matt, volviendo a caer en la cama. Él frotó sus manos por su cara,
tratando de procesarlo todo—. Eres muy buenos en estos subterfugios, hombre. Abandona el
fútbol y únete a la CIA.
Porque en serio, él nunca lo hubiera adivinado ni en un millón de años.
—¿Siempre supiste que yo era gay? —preguntó él, preguntándose cómo había podido
estar tan despistado.
O’Donnell sacudió su cabeza.
—Sospechaba, pero no lo sabía con seguridad hasta la fiesta de la fraternidad de hace
unas pocas semanas. Vi la manera en que lo mirabas.
—¿Cómo me miraba? —preguntó Trevor desde la entrada.
Ambos se giraron para encararlo.
203
Trevor y Matt no hablaron por un largo tiempo. Trevor sólo se giró hacia su armario y
silenciosamente se vistió, tirando de su cabello en una cola.
Página
Matt se dio cuenta en ese momento de que él realmente sí amaba a Trevor. Porque se
sintió como si su corazón se estuviera rompiendo a la mitad. Él iba a jodidamente volverse loco
de nuevo si no salía de ahí. A desmoronarse en un millón de pedazos.
—Lo que sea que quieras —consiguió escupir Matt, y luego se fue, dejando su destrozado
orgullo y su roto corazón atrás.
El padre de Matt había atendido la cena de Acción de Gracias y había invitado a una
pareja muy rica del country club, los Reynolds, para que los acompañaran. Ellos eran dinero
viejo. Su único hijo estaba esquiando en Suiza, lo que los emocionaba ya que estaba saliendo
con alguna mujer cuyo padre era un banquero internacional. Más dinero para sus cofres, Matt
prácticamente podía ver a su padre salivando.
Sus hermanas se sentaron al otro lado de él, diligentemente vestidas en atuendos festivos,
empujando la cazuela de frijoles verdes alrededor de sus platos. Ellas odiaban los frijoles
verdes. Su padre lo sabía.
Matt había conseguido evadirse, revolcándose en su miseria mientras su padre
sermoneaba sobre un fondo de cobertura que estaba recomendando.
—¿No es eso cierto, hijo? —él escuchó a su padre decir.
Matt levantó la vista—. ¿Perdón?
—Bodine va a ganar el campeonato, ¿no es eso cierto? —repitió el señor Reynolds,
ayudándolo.
—Esperamos que sí, señor —respondió cortésmente Matt.
—¿Por qué no estás jugando en una escuela de la primera división? —preguntó la señora
Reynolds, tocando sus perlas.
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—Ustedes dos son más que hermosas. Podrían echarle el guante a alguien bastante
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8
Cuando una mujer asiste a la Universidad con el único propósito de conseguir un matrimonio ventajoso.
—En realidad —dijo Hope, pinchando un pedazo de pavo con venganza—. Voy a ser
ingeniera en bioquímica.
Summer sonrió al lado de ella—. Programadora de computadoras.
—Esto es absurdo —dijo su padre, pellizcando su nariz—. Van a ir a la escuela en el
estado. No pagaré para que vayan a ningún otro lugar. Sólo se meterán en problemas o
fracasaran, o ambas cosas.
Summer y Hope se miraron, y luego enfrentaron a su padre—. Tú no necesitas pagar.
Nosotras somos Finalistas del Mérito Nacional, por lo que nos ofrecieron becas completas en
esos programas.
—¿En serio? —dijo Matt antes de que su padre pudiera reaccionar—. Eso es asombroso
—y lo era. Realmente asombroso. Él sintió una gran carga levantarse de sus hombros. Una vez
que ellas se hubieran ido a la Universidad, no serían financieramente dependientes de su padre.
Claro, podrían necesitar dinero para gastos, pero podrían conseguir trabajos, y él ayudaría.
Matt podía verlo en sus ojos también. Libertad.
Pero cuando se giró hacia su padre, Matt vio rabia pura. Matt se preparó para la erupción,
pero rezó para que la presencia de sus invitados pudiera retrasar la explosión. En su lugar,
fueron salvados por un atronador golpe en la puerta. Alto e insistente golpeteo.
—Disculpen —dijo su padre, forzando una sonrisa educada para sus invitados—. Chicas,
¿por qué no van a buscar el postre?
Su padre salió a zancadas de la habitación y un momento después, Matt podía oír gritos
en el vestíbulo—. Maldición, Lancaster, ¡dijiste que esto era una cosa segura!
—Relájate, Jim, estoy seguro de que podemos resolver esto —contestó su padre, no tan
calmadamente. Matt escuchó a su padre arrastrar al hombre a su estudio y cerrar la puerta de
209
golpe.
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—¿Por qué diablos no? ¿Eres algún puto mariquita pene flácido? —gritó su padre.
—Así es, papá, ¡soy gay! —Matt se escuchó a él mismo gritar de vuelta.
Hubo una detestable, horrible pausa tan pronto como las palabras dejaron su boca. Y
entonces la cara de su padre se retorció en rabia.
—¡Tú, pequeña mierda! —su padre arrojó el vaso de cristal hacia la cabeza de Matt con
todas sus fuerzas.
Matt esquivó el vaso, pero se partió contra la pared detrás de él, fragmentos volando hacia
su cara. Él tiró un brazo para proteger sus ojos, y sintió un pedazo hundirse en la carne de su
palma, otra cortada a través de su frente. Antes de que pudiera recuperarse, su padre estaba
sobre él, aterrizando golpe tras golpe. Matt sintió su sangre cayendo por su mejilla. Él intentó
proteger su cuerpo lo mejor que pudo, pero había heredado su tamaño de su padre y el hombre
era un monstruo enfurecido. Adrenalina abasteciendo su violencia. Mientras que Matt estaba
casi congelado en shock.
Pero entonces las hermanas de Matt gritaron, y esto lo estimuló a reaccionar. Su padre
podía ser enorme, pero él era todavía más joven y entrenaba cada puto día. Él se alzó y golpeó
su puño contra la cara de su padre.
Él sintió la nariz de su padre romperse con un enfermizo chasquido. Y la sangre estaba
saliendo a borbotones por todas partes.
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CAPÍTULO 18
El bullicioso sonido de los cuatro hermanos de Drew resonaba por la pequeña casa de los
Rodriquez que Trevor amaba: acogedora, un poco abarrotada, y llena de mucho caos. Era tan
diferente a en la que él había crecido. Trevor estaba agradecido al ruido por ahogar sus propios
pensamientos mientras ayudaba a lavar los platos de su banquete de Acción de Gracias.
—Querido, realmente no tienes que ayudar —dijo la madre de Drew de nuevo—. Mi hijo,
quien es está extremadamente mimado, debería estar ayudando —gritó ella.
Drew entró bailando a la cocina, su hermana pequeña a su espalda.
—¿Me quieres distrayendo a los diabillos o limpiando?
La señora Rodriquez sonrió y le dio palmaditas en las mejillas-
—Ambas querido, ambas. Clónate.
Trevor sonrió. Entre el ruidoso padre puertorriqueño de Drew y el descaro de Miami de
su madre, la familia de Drew tenía un raro sentido del humor. Él amaba pasar las vacaciones
con ellos, y ya que el padre de Drew trabajaba para DuPont, ellos estaban sólo a unas pocas
horas del campus. La señora Rodriquez siempre los recibía con grandes abrazos, galletas recién
213
horneadas, y sus bulliciosas opiniones. Ella iba por todo lo alto en las vacaciones, apoyándose
en las tradiciones. Nada como la madre de Trevor, quien se había rehusado a hacer una gran
cosa de las festividades.
Página
—Porque no quiero que te hagas preguntas. Y eso es lo que estás haciendo. Haciéndote
preguntas sobre ellos. Son días festivos. Es normal. Así que si necesitas un cierre, cariño,
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—¿Mamá? —dijo Trevor, su voz un poco demasiado suave. Él esperó, esperanzado, rezando.
Finalmente, escuchó la aguda voz de su madre—. ¿Quién es?
—Mamá —él aclaró su garganta—. Soy yo, Trevor —y por un feliz segundo hubo esperanza,
esperanza de que ella respondiera. Y entonces escuchó el clic mientras ella le colgaba. Ni otra
palabra. Ni siquiera una puta palabra. Oh Dios, eso fue mucho peor que ella gritándole.
El teléfono se deslizó de sus dedos y un sollozo salió de su cuerpo. Él dejó llegar las
lágrimas. Sin retenerlas más. Estúpidos y fuertes sollozos. Nunca había sentido su pérdida más
extremadamente. Él no tenía una familia. No más. Estaba solo. Todo solo.
En algún punto, la puerta de la habitación se abrió, y escuchó a Drew intentando
consolarlo, brazos abrazándolo cerca, pero apenas lo registró. Él notó vagamente a Drew
agarrando su teléfono, marcando.
—Eh, ¿es el teléfono de Matt? —Trevor escuchó la voz de Drew preguntando como a la
distancia. No, no, él no debería estar llamando a Matt. Trevor ya ni siquiera sabía qué eran. Él
lo había arruinado, ¿no? Se había salido tan horriblemente de control.
—¿Qué? —jadeó Drew en el teléfono—. ¿Está en el hospital? ¿Está herido?
Y eso despertó a Trevor. Volteó su cabeza de golpe, arrebatándole el teléfono a Drew de
la mano—. ¿Dónde está Matt? —demandó Trevor—. ¿Qué pasó? ¿Quién habla?
—Soy Hope, su hermana. ¿Quién eres tú? —vino la voz femenina.
El cerebro de Trevor murió pensando en una respuesta, pero luego se dio cuenta de que
podía darle una versión de la verdad.
—Soy su tutor de la escuela. Y su amigo. Por favor, ¿él está bien?
—Sí, quiero decir, más o menos. Está recibiendo puntadas —contestó Hope. Y entonces
Trevor escuchó la voz de Matt en el fondo, demandando su teléfono, y Trevor se volvió débil
con alivio al escuchar su voz.
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Matt sabía que estaba soñando. Podía oír la voz de Trevor como si él estuviera a una gran
distancia, y Matt sonrió, esperando a que él se acercara más. Pero alguien lo detuvo. Sonaba
como un oficial de policía, bloqueando su camino, cuestionándolo. Pero por qué habría…
Los ojos de Matt se abrieron de repente, y sintió un destrozador dolor de cabeza mientras
intentaba empujar a través de la niebla de sus medicamentos para el dolor. Joder, ¿cuánto
tiempo había pasado? Él recordaba a la enfermera bombeando algo en su IV luego de colgar el
teléfono con Trevor.
Su novio. Viniendo. A la sala de emergencia.
Matt se las arregló para sentarse, haciendo una mueca por el dolor. El ruido de la
emergencia no ayudaba, pero lo habían movido a una habitación en lugar de a sólo una cama
rodeada de cortinas. Él podía ver un poco del ajetreo y el bullicio de la sala de la emergencia
por fuera de la ventana de vidrio.
Y entonces, como si fuera una señal, su tía entró, pareciendo aturdida y exhausta.
—Cariño, hay un chico allí afuera. Dice que es un amigo de la escuela —dijo ella
amablemente, inclinándose hacia él.
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—Él no necesita ninguna visita —espetó su tío, y Matt pudo sentir la ira saliendo de él.
Pero, ¿hacia Matt? ¿O hacia su padre? ¿O hacia toda la maldita situación?—. Envíalo lejos,
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Sally.
—Pero ha venido todo el camino… —contestó su tía con vacilación mientras Matt sólo
se sentaba allí tontamente, inseguro de qué hacer, todavía intentando sacudir la neblina de su
cerebro. Maldición, ¿qué diablos le habían dado? Claramente lo había noqueado por un tiempo.
Matt examinó a su tío, quien estaba comprimido en una silla demasiado pequeña. El gran,
rudo ex estrella de fútbol en su propio derecho. Un hombre que había votado por Obama la
primera vez, pero no la segunda. Quien miraba las noticias de Fox en ocasiones y al que
realmente le gustaban sus pistolas. ¿Cómo reaccionaría su tío a Trevor?
Luego Matt miró a su tía, la hermana de su madre, con sus amables ojos que estaban
sombreados con culpa en ese momento. Como si ella hubiera debido hacer más para apartarlos
de su padre. Pero ella no hubiera podido hacerlo. Su padre había sido demasiado cuidadoso…
hasta esta noche, cuando Matt se había declarado ante él. Que finalmente lo había empujado
hasta el borde. Lo había llenado de tal odio y asco hacia su propio hijo.
Oh Dios, Matt no podía pasar por eso otra vez esta noche. No con su tía y tío. Los
necesitaba demasiado ahora. Sus hermanas también lo hacían. ¿En que había estado pensando
Matt? ¿Qué si ellos también estaban asqueados? ¿Qué si ellos no lo querían en sus vidas?
Matt simplemente había estado abrumado y herido y… él habría querido a Trevor a su
lado. Pero habría sido egoísta. Él era tan, tan estúpido.
Antes de que Matt pudiera decidir un curso de acción, Hope estaba en la puerta. Y, detrás
de ella, Summer estaba empujando a Trevor hacia adentro de la habitación.
—Este es el amigo de Matt, Trevor —explicó Hope, tranquilamente, pero con
firmemente—. Él llamó más temprano, y Matt le dijo que viniera. Así que démosle la
bienvenida. Sin su padre cerca, parecía que ella estuviera encontrando su voz de nuevo.
Trevor entró a la habitación titubeante, claramente no esperando una audiencia, pero
cuando se giró a ver a Matt, su cara palideció—. Oh por Dios, ¿qué pasó?
—No es tan malo —dijo Matt automáticamente. Aunque el dolor de los cortes profundos
estaba de locos. Él sabía que tenía diez puntos por el corte en su frente, y seis por el que tenía
en su mano. Su mano podía doler como el infierno, pero él se las había arreglado para escudarse
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del vidrio volando a sus ojos. También sentía un bulto en la parte de atrás de su cabeza de
donde su padre lo había golpeado contra la pared, sin mencionar que sus costillas dolían un
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Pero entonces su tío sólo se aclaró la garganta—. Voy a obtener café. ¿Alguien quiere
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café?
—Yo tomaré uno —contestó su tía como cuestión de hecho—. Chicas, ¿beben café?
Summer sacudió su cabeza—. Sólo Cocas para nosotras.
—Bien, sí —su tía asintió—. Y ¿qué tal un refresco de jengibre para Matt? Ayudará a
asentar su estómago con todas esas medicinas —ella finalmente se giró a mirar a Matt, sus ojos
un poco acuosos. Ella retorció sus manos juntas, claramente abrumada, pero tratando tan duro
de mantener la compostura. Le dio una pequeña sonrisa—. ¿Suena eso bien, cariño?
Matt sólo asintió mudamente, sintiendo a sus propias lágrimas amenazando con
derramarse. Ellos iban a conseguirle un refresco de jengibre. Él era gay, pero ellos todavía le
iban a conseguir una soda. Ellos todavía querían cuidarlo.
Su tía asintió enérgicamente—. Y ¿qué sobre tu amigo? —se giró hacia Trevor, quien
estaba congelado en el lugar. Tan fuera de balance como Matt.
—Creo que Trevor es su novio, tía Sally —aclaró Hope, sus ojos brillando con travesura.
—Oh. Oh, ya veo —murmuró su tía, apretando sus manos incluso más fuerte, pero
todavía manteniendo su tranquilizadora sonrisa.
—Él es sexy, Matt —añadió Summer—. Lo hiciste bien, hermano.
—Súper sexy. ¿Eres activo o pasivo? —añadió Hope precozmente, mirando a Trevor y
midiéndolo.
—¡Oh por Dios, chicas, inapropiado! —rugió su tío desde la esquina. Luego se pellizcó
el puente de la nariz como previniendo un dolor de cabeza. Pero Hope y Summer se rieron.
Ellas se apresuraron a abrazar a su viejo y grande tío. —. Pero somos libres al fin, ¡libres
al fin! —ellas cantaron—. ¡Y conseguimos mudarnos con ustedes!
—Quiero la habitación azul —sonrió Hope.
Matt observaba mientras su tío sacudía su cabeza y palmeaba sus espaldas, claramente ya
envuelto alrededor de sus pequeños dedos—. Vengan a ayudarme a conseguir las bebidas —
dijo él, enviándolas fuera de la puerta. Él se pausó para mirar atrás hacia Trevor—. Te
traeremos un café. ¿Azúcar? ¿Leche?
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—Leche por favor —contestó Trevor—. Gracias —dijo esto último firmemente.
Diciendo gracias por mucho más. Y Matt lo amó por ello. Él amaba a su tía, a su tío y también
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a sus hermanas.
El tío Larry asintió y entonces estaba afuera con las chicas.
La tía Sally vino a ahuecar la almohada de Matt, consciente de la herida de su cabeza—.
Okay, bueno, todo bien. Bueno, sí, pondremos a Hope en la habitación azul, a Summer en mi
habitación de costura. Tú vas a tener que dormir en el sofá desplegable, cariño. Pero el doctor
quiere retenerte durante la noche, para asegurarse de que no tienes una contusión, ¿bien? Así
que vendrás a casa mañana. Tendremos una tardía y agradable Acción de Gracias entonces.
Pondremos a estas vacaciones de vuelta en curso.
—¿Puede Trevor pasarlas con nosotros? —preguntó Matt.
—Bueno, por supuesto, él puede —contestó su tía, y él podía decir que ella lo decía en
serio—. Él también puede dormir en el sofá desplegable. Cielos, ¿es eso apropiado? Ustedes
dos no están casados todavía.
—Jesús, tía Sally. ¿Casados? —exclamó Matt.
—Bueno, no sé cómo funciona esto —ella arrojó hacia arriba sus manos—. ¿Se supone
que proteja tu virtud? Si las chicas tuvieran novios, ellos tendrían que dormir en otra habitación.
—Ellas están en la preparatoria —contrarrestó Matt.
—Oh, ¿y tú estás tan crecido? —dijo ella con descaro.
—¡Oye, hace un segundo me estabas casando! —señaló Matt, sonriendo mientras su tía
lo golpeaba jugando.
—¡Oh tú! Voy a hablar con la enfermera y asegurarme de que todo está arreglado —dijo
ella, y entonces repentinamente se lanzó hacia Trevor y lo abrazó—. Es un placer conocerte,
Trevor. Matt estaba tan feliz la última vez que hablamos, nosotros sólo sabíamos que estaba
saliendo con alguien especial —ella se retiró y en serio pellizcó su mejilla—. ¡Feliz día de
Acción de Gracias!
—Feliz día de Acción de Gracias —dijo Trevor, sonriendo, claramente vencido por la tía
Sally. Ella era en serio la mejor.
224
Después de que ella dejó la habitación, Trevor y Matt se miraron fijamente, y de forma
embarazosa por un largo momento.
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—Ven aquí —ordenó finalmente Matt, queriendo a Trevor cerca, y al infierno con
cualquiera que estuviera mirando.
Trevor dio una media sonrisa ante la orden, pero diligentemente se paseó acercándose.
Dios, él era hermoso. Matt se estiró y tomó su mano—. Hola —dijo Matt tranquilamente.
—Hola —Trevor le dio un apretón a la mano de Matt—. Te ves de la mierda.
Matt rió y luego gimió ante el dolor en su cabeza—. No me hagas reír —advirtió él—.
Así que, ¿qué tan mal estuvo? —preguntó Matt, reproduciendo los últimos pocos minutos en
su mente—. ¿La peor salida del closet de todas?
—La mejor. De todas —dijo Trevor enfáticamente, y entonces se inclinó y besó a Matt.
Matt envolvió su mano buena alrededor de la parte trasera de la cabeza de Trevor y lo
besó larga y fuertemente, amando su sabor, la sensación de él. Matt estaba casi mareado
sabiendo que estaban haciendo esto en público. Seguro, nadie podía realmente ver dentro de la
pequeña habitación, pero todavía, su familia sabía; él lo había dicho en voz alta. Y maldición,
se sentía bien.
Finalmente, Trevor se retiró—. ¿Por cuánto dolor estás pasando?
—A parte del dolor de cabeza, ninguno —dijo Matt, y lo decía en serio. Las medicinas
para el dolor estaban haciendo su trabajo—. Por suerte, es mi mano izquierda, así que todavía
seré capaz de jugar.
—¿En serio? ¿Eso es lo que te preocupa? —gimió Trevor—. No puedo creer que esté
saliendo con un deportista.
—Créelo —Matt atrajo a su novio para un beso otra vez.
Acción de Gracias fue la mejor que Matt podía recordar, aunque su cabeza y su mano
225
dolían, y las varias medicaciones lo volvían un poco chiflado. El entrenador le había dicho que
descansara el viernes, y el doctor del equipo decidiría el sábado si él podía jugar en el partido.
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Matt podía decir que el entrenador estaba preocupado; diablos, él también lo estaba. Esto
era por lo que ellos habían trabajado duro todo el año. Él quizá no quería volverse profesional,
pero eso no quería decir que no quisiera ganar. Matt amaba el fútbol. Lo hacía. Aunque él no
quisiera ser un esclavo de éste por el resto de su vida, eso no quería decir que él no quisiera
llegar alto.
Y ahora que sus hermanas estaban lejos de su padre, él se sentía repentinamente más
ligero. Como si él pudiera de verdad respirar de nuevo. Él no se había dado cuenta de cuánta
presión, preocupación y culpa había estado cargando todos esos años.
Dándose cuenta de que él había estado imaginando despierto otra vez, Matt estiró su
mano para apretar la mano de Trevor por debajo de la mesa en el comedor de sus tíos. Ellos
estaban terminando el masivo banquete que todos habían ayudado a preparar.
Trevor se inclinó para mirar fijamente a los ojos de Matt, pero no de una manera
romántica—. Las pupilas todavía se ven bien. Dilatándose apropiadamente. No creo que tengas
una contusión.
La tía Sally y sus hermanas se rieron ante la evaluación, claramente encontrándolo
divertido y adorable. Matt no tanto.
—Detente —Matt rodó sus ojos—. Voy a jugar mañana.
—Tienes puntadas —contrarrestó Trevor.
—¿Tienes alguna idea del tipo de lesiones con la que los jugadores de fútbol juegan? Esto
es nada —contestó Matt.
—Sí, él va a estar bien —dijo el tío Larry mientras se terminaba su tercer plato de puré
de papa—. Una vez me disloqué un hombro, lo metí de nuevo en su lugar, y jugué dos cuartos
más.
—Ajá, ¿y cómo se siente ese hombro ahora? —dijo la tía Sally con una sonrisa demasiado
dulce y arrastrando dulcemente las palabras.
Matt sonrió ante el comentario. Su tío sí se quejaba mucho sobre su hombro, pero eso era
más probablemente por su trabajo en la construcción que su vieja lesión de fútbol.
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exprimió demasiada crema batida de la lata para coronar el helado de Trevor, y en su lugar
cayó por todo el dedo de Matt. Trevor agarró la mano de Matt y chupó la crema batida extra
con un sonoro sorbo y un pop.
La familia de Matt se congeló. Trevor también. Eso era una seria muestra de afecto
pública.
Pero entonces la tía Sally se aclaró la garganta—. Fogata. Deberíamos empezar una
fogata. Está lo suficientemente frío afuera. Y podríamos jugar un juego de mesa.
La familia se dirigió hacia la sala de estar, y Trevor articuló, lo siento, a Matt.
—No lo sientas —contestó Matt, guiando a Trevor hacia la sala de estar—. Aunque quizá
intenta no darme una erección en frente de mi familia.
—Anotado —rió Trevor.
Ellos decidieron jugar Taboo. Trevor nunca había jugado antes, así que Summer dispuso
las reglas—. Tienes que describirle la palabra en la carta a tu compañero de equipo sin usar
ninguna de las palabras tabú.
—De otra manera, obtienes un zumbido y pierdes el punto —añadió Hope—. Y, por
supuesto, eres cronometrado.
—Por supuesto —contestó Trevor, intentando tomárselo todo muy seriamente. Él podía
decir claramente que las hermanas de Matt eran extremadamente competitivas.
Las gemelas estaban en un equipo, las parejas en los otros dos. Matt sugirió que sus
hermanas se separaran, porque ellas más o menos tenían telepatía de gemelas—. Es una ventaja
completamente injusta —señaló él—. Ustedes dos comparten un cerebro.
—No estés celoso de nuestra genialidad —contestó con descaro Summer, entonces agarró
una carta—. Seremos las primeras ya que somos las más jóvenes.
—¿Algo más para ustedes dos princesas? ¿Quizá tres puntos de ventaja para empezar?
—se quejó Matt, pero giró el cronómetro diligentemente y miró el poder de sus hermanas a
través de la primer ronda.
—Esa cosa rosa que odio porque es, como, pegajosa y… —empezó Summer.
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—No creo que estuvieran preocupados por eso —dijo el tío Larry con una risa de
vientre—. Hasta que lo dijiste. Vaya manera de ir, cariño.
—Oh querido, lo siento. Lo van a hacer genial. ¡Vamos equipo!
Pero ahora Matt estaba preocupado. Hablando de presión. Matt le dio vuelta a la primera
carta y se giró para enfrentar a Trevor en el sillón. Sus palmas estaban realmente sudorosas—.
¿Estás listo? —preguntó él.
Trevor asintió. Hope giró el cronómetro mientras Summer miraba por encima del hombro
de Matt para accionar el zumbido si decía una palabra tabú.
La primera palabra era espresso. Matt se sintió aliviado. Eso lo podía describir—. Okay,
lo que tú sirves en el lugar donde trabajas. Es súper fuerte.
—Eh, cappuccino, ojo rojo, espresso —recitó Trevor.
—¡Sí! —la siguiente palabra: pizza de pepperoni—. ¿Lo que pedimos para comer cuando
estamos estudiando?
—¡Pizza! —contestó Trevor instantáneamente.
—¿De qué tipo? —instó Matt.
—Champiñones, queso, pepperoni —enlistó Trevor rápidamente.
—¡Sí! —la siguiente palabra: Cher—. Eh, ícono gay. Es más bien vieja.
—Cher —adivinó Trevor sin perder un segundo.
—¡No es tan vieja! —protestó el tío Larry. Summer lo calló.
La siguiente palabra era Oso Polar. Matt habló sin pensar—. Un peludo hombre gay.
—Oso —dijo Trevor, reprimiendo una risa.
—¿Un qué? —jadeó la tía Sally. Summer se inclinó para explicárselo.
—¡No se lo digas! —espetó Matt, silenciando rápidamente a su hermana mientras se
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Pienso que voy a necesitar otra de estas para pasar a través de este juego. Intenten no gritar
nada que me asuste de por vida, eh, ¿chicos? Nunca voy a mirar a un Twinkie de la misma
Página
manera de nuevo.
Trevor y Matt asintieron diligentemente y consiguieron jugar el resto del partido
completamente Apto-Para-Todo-El-Público. Ellos empataron con Summer y Hope, lo cual
Matt consideró una victoria.
—Bien, pandilla, es tiempo de ir a la cama —dijo la tía Sally un tiempo después—. Matt
necesita su descanso.
Todos desfilaron hacia sus respectivas habitaciones, entonces Matt y Trevor podía
acomodar el sofá desplegable. La tía Sally les llevó sábanas así como también almohadas y una
cálida manta. Ella besó a Matt en su mejilla.
—¿Estás bien, cariño? —preguntó ella—. No puedo imaginar cuán espantoso ha sido esto
para ti. Sólo deseo que tu tío y yo hubiéramos hecho más, llevarlos lejos de él antes…
—Detente. No te atormentes a ti misma —Matt la atrajo en un abrazo—. Él era malo,
seguro, pero la última noche fue la primera vez que alguna vez se puso violento con uno de
nosotros. Y tú siempre has estado ahí para nosotros.
—Y siempre lo estaré —dijo la tía Sally, con un nudo en la garganta.
Se giró y abrazó a Trevor después—. Ustedes dos compórtense —advirtió ella, y luego
se fue.
Matt y Trevor tomaron turnos para el baño al final del pasillo, luego subieron a la cama
juntos. Matt estiró su mano para conectar sus dedos con los de Trevor, arrastrándolo más cerca
para que estuvieran acostados cara a cara.
—Gracias por venir - dijo Matt.
—Gracias por invitarme —contestó Trevor—. Pero, ¿qué quieres hacer cuando estemos
de vuelta en el campus?
Matt suspiró—. No voy a renunciar a esto. Que mi padre se enterara era uno de mis más
grandes temores. Por la manera en que las cosas podrían ir con mis hermanas. Pero ahora están
a salvo. E incluso si el decano o el entrenador se enteran, deshacerse de mí en el medio del
campeonato sería simplemente estúpido, ¿cierto?
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—Sí, ¿pero qué sobre tu equipo? ¿Tus guarda líneas defensivos? ¿Qué si simplemente te
Página
—Lo dudo —murmuró Matt. Su brazo metiéndose alrededor de la cintura de Trevor para
empujarlo más cerca. Pero, un minuto después, él estaba roncando, fuera de combate.
Página
CAPÍTULO 20
Salir con el quarterback de Bodine era mucho más estresante de lo que él alguna vez podría
haber imaginado.
Trevor estaba en realidad agradecido de que no fueran abiertamente una pareja. Él no
hubiera sido capaz de lidiar con toda la presión, el escrutinio. Era lo suficientemente malo que
a cualquier parte que fuera en el campus el escuchaba a la gente hablar del campeonato. Las
debilidades de Lancaster, fortalezas, sus errores, sus jugadas brillantes. El equipo opositor, las
estadísticas del otro quarterback, las posibilidades de ganar de Bodine.
Era suficiente para volver a Trevor enfermo con ansiedad. ¿Cómo diablos lo manejaba
Matt?
Pero Matt parecía tomárselo todo con calma. La primera semana del campeonato para
Bodine había sido un juego libre y entonces habían pasado fácilmente la segunda ronda. El
juego tuvo lugar en el campus del otro equipo en Mississippi, así que Trevor se había sentado
en la sala de dormitorios con Emily y Drew, orgullosamente llevando la horrible sudadera
naranja, alentando hasta que estuvo ronco. Matt lo había llamado tan pronto como había vuelto
a su habitación de hotel. Él había estado emocionado y lleno de adrenalina. Ellos habían
pasados dos horas hablando por teléfono antes de que Matt se hubiera quedado dormido.
233
Su siguiente juego era en Bodine. Trevor, Emily y Drew salieron temprano hacía allá
para poder beber en el estacionamiento, lo cual Emily insistió era la mejor parte del fútbol.
Página
Pero sentarse en un estacionamiento de concreto con unos hot dogs no era exactamente la idea
de diversión de Trevor. Él sólo quería que el juego empezara, porque esperar era la peor parte.
Finalmente, los fans empezaron a llenar el estadio. Ellos se dirigieron a la sección de
estudiantes, pero afortunadamente Matt les había conseguido asientos un poco más cerca del
estadio real que del área de hemorragia nasal en la que habían estado la última vez.
El primer cuarto pasó bastante rápido con Bodine anotando un touchdown temprano,
luego su oponente anotando un gol de campo. El segundo cuarto fue mucho más brutal con
Bodine recibiendo bandera tras bandera de penal para el abucheo de la multitud. Trevor no
tenía idea de qué significaba ninguna de ellas, pero aquellos a su alrededor estaban pidiendo
falta.
Entonces el pase de Matt fue interceptado—. Coño —maldijo Trevor.
—Cariño —dijo Emily, inclinándose para poder ser escuchada por encima de la
multitud—. ¿Alguna posibilidad de que puedas aflojar mi mano?
Trevor miró hacia abajo para ver que estaba agarrando su mano demasiado
apretadamente. Él la liberó con una sonrisa de disculpa—. Lo siento.
Ella le dio un guiño en perdón mientras Drew llegaba con sus refrigerios. Emily se escapó
rápidamente para que Drew pudiera lidiar con él. Por suerte, su compañero de cuarto había
sobrevivido a muchas semanas estresantes de exámenes con Trevor y sabía exactamente qué
hacer.
Drew le entregó Twizzlers rojos.
Trevor agradecidamente los tomó, luego los giró, los anudó y los devoró mientras miraba
el resto del partido. Era su mecanismo para poder lidiar. Él no respiró normalmente de nuevo
hasta que el partido había terminado, con Bodine como ganador. Por dos touchdowns. A pesar
de las llamadas de mierda.
Emily envolvió su brazo a través del suyo mientras ellos descendían las gradas—. ¿Qué
vas a hacer cuando sea un partido cerrado? —preguntó ella—. ¿Justo hasta el último segundo?
—¿Xanax? —dijo Trevor con un encogimiento de hombros, haciendo reír a su amigos.
Dos horas después, Trevor se dirigió a los dormitorios de Matt. Ellos habían acordado
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que Matt se mantendría alejado de los dormitorios de Trevor ya que habían tenido demasiados
encuentros con O’Donnell. Y ellos no querían exactamente explicarse a sí mismos al tipo
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Matt había dejado entreabierta la puerta del patio, para que Trevor no tuviera que
permanecer en el área de la sala de estar, él podía oír a Damian y Ryan jugando un videojuego
en la habitación. Él dijo un saludo, y ellos gritaron de vuelta. Entonces se dirigió a la habitación
de Matt y lo encontró con bolsas de hielo estratégicamente envueltas en varias partes de su
cuerpo.
—Mierda, ¿qué pasó? —preguntó Trevor.
Matt lo miró confundido, luego sonrió—. Oh, esto es normal después de un juego.
Trevor se inclinó y lo besó, apartándose para decir—: Esto es tan no normal. Buena
decisión no volverte profesional.
—Gracias—dijo Matt con una carcajada mientras Trevor se sentaba en la cama a su lado.
Connor se estaba quedando con Danielle así que tenían la habitación para ellos.
—Así que ¿cuál es tu trabajo soñado después de la graduación? ¿Tienes algún plan? —
intentó preguntar Trevor casualmente. Nunca habían hablado más allá de la graduación, y él
era realista. No era como si ellos fueran a salir corriendo a casarse. Pero, aun así, él no quería
que esto terminara. Okay, bueno, él quería que algo de esto terminara, como la parte de
esconderse y moverse sigilosamente, pero sabía que Matt no estaba preparado para ser
públicos. La pregunta era: ¿lo estaría alguna vez?
—Bueno, estoy como fascinado con los derechos del agua, conservación, ese tipo de
cosas —contestó Matt, claramente inconsciente de la pregunta más profunda de Trevor—.
Estamos seriamente quedándonos sin agua potable en este país.
—Genial, otra cosa de la que preocuparse junto con el apocalipsis zombi.
—Los zombis podrían ser en realidad buenos para el medio ambiente —Matt sonrió
satisfecho.
—¿Vas a decir eso en entrevistas de trabajo?
—Si hará que me contraten —disparó Matt.
—Más vale, porque yo no voy a ser tu sugar daddy —advirtió Trevor, luego deseó que
pudiera recuperar las palabras. No había querido presionar el permanecer juntos después de la
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de Trevor—. Pero que si me pongo un speedo y limpio tu… —él se estiró por la creciente
erección de Trevor a través de sus jeans—… piscina.
—Qué original. Pero preferiría que estuvieras simplemente desnudo —contestó Trevor y
jaló a Matt hacia abajo para un beso.
Matt se desnudó apresuradamente, pero se encogía de dolor repetidamente. Una vez
desnudo, intentó rodar a Trevor, pero el hielo lo hizo gritar. Él era malditamente patético.
Trevor sintió lástima por él—. Relájate —Trevor empujó a Matt sobre su espalda. Luego
le dio a su novio una buena mamada y lo dejó desmayarse después sin ningún pensamiento de
reciprocidad.
La siguiente mañana Trevor se despertó con los gemidos de Matt.
—¿Qué pasa? —preguntó él.
—Nada. Sólo mi hombro. ¿Viste a ese pendejo, número diecisiete, chocando conmigo?
Trevor lo hizo, y casi había pensado por un segundo que Matt podría no levantarse. Pero
lo había hecho, y los espectadores se habían vuelto locos, y Trevor decidió que no había manera
de que él hubiera sobrevivido más de una temporada de fútbol viendo a Matt jugar.
—Aquí, déjame ayudar —dijo Trevor, empujando a Matt sobre su estómago y
arrastrándose encima de él para montar su culo. Él alcanzó su escritorio donde Matt mantenía
lociones, y entonces comenzó a amasar los doloridos músculos de su novio.
—Oh dulce Jesús —murmuró Matt en apreciación.
—Sí —contestó Trevor—, puede que no sepas esto sobre mí, pero solía trabajar como
masajista.
—¿En serio? —balbuceó Matt en su almohada—. No tenía idea.
Trevor sonrió y encontró el nudo en el músculo del hombro de Matt y empezó a trabajar
para soltarlo.
—Oh por Dios, eso se siente tan bien. Te amo —Matt gimió, y luego se congeló.
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Trevor se congeló también. Okay, eso no fue exactamente una declaración real de amor,
pero aun así, ¿él debía decir algo?
Página
Matt levantó las manos en señal de victoria, dándole palmadas en la espalda a sus compañeros
de equipo, mientras sus fans gritaban desde las gradas. Matt sabía que Trevor estaba allí en
algún lado, entre los miles de estudiantes de Bodine. Él deseaba poder celebrar con él ese
momento. Bodine había llegado al campeonato. Él lo había hecho. Su equipo lo había hecho.
Estaban a una victoria de ser Campeones Nacionales de la División II.
—Te quedarás en la casa de Danielle esta noche, ¿verdad? —preguntó Matt, gritando en
la oreja a Connor mientras salían del campo.
Connor sonrió—. ¿Por qué? ¿Tienes algo especial planeado?
—Diablos, sí, lo tengo —respondió Matt con su propia sonrisa.
La energía en el vestuario estaba en éxtasis. Matt se dirigió hacia su casillero, haciendo
una pausa para chocar los cinco y dar abrazos de hermano mayor. Damian parecía estar justo
donde necesitaba que estuviera en cada pase. Connor había bloqueado a todos los oponentes
que venían por el camino de Matt cada vez que corrían hacia él. Y Ryan había logrado una
brillante recuperación en el tercer cuarto, lo que demostraba que era un ala cerrada.
238
Y O’Donnell había estado seriamente vigilando su espalda esta noche en la línea ofensiva.
Ni una vez su oponente sacó a Matt, y no por falta de intentos. Matt todavía no podía asimilar
que O’Donnell fuera gay. Cuando pasó por el casillero de O’Donnell notó que el tipo parecía
Página
más agotado que emocionado. Alinearse con el enemigo tenía que pasarle factura.
—Buen juego, O’Donnell —dijo Matt.
O’Donnell levantó la vista sorprendido—. Sí, gracias, tú también.
Fischer se dirigió a su casillero en ese momento, pero Matt decidió no felicitarlo. No
había jugado un solo segundo. Jamal se había ocupado de todos sus puntos extra después de
sus tres touchdowns.
—Nos vamos a emborrachar —declaró Fischer a O’Donnell y a algunos de los tipos más
cercanos a él.
—Claro —O’Donnell se encogió de hombros.
—Pero no en el puto Kappa Sig. Esa fraternidad se ha vuelto jodidamente homo —añadió
Fischer con disgusto.
Matt vio a O’Donnell tensarse ante las palabras de Fischer. Luego se levantó y agarró su
toalla—. De hecho, puede que me vaya a casa a dormir —respondió O’Donnell.
—¿En serio? —espetó Fischer—. Eres un marica.
O’Donnell se encogió de hombros—. Tal vez lo soy —y luego se dirigió a las duchas.
Fischer lo miró sorprendido. Matt intentó ocultar su sonrisa. Él realmente esperaba que
todos los amigos de Fischer lo dejarán esta noche. Matt tenía la sensación de que todos se
estaban cansando de su mierda.
Matt se apresuró a su ducha y estaba a medio camino del estacionamiento cuando vio a
O’Donnell apoyado en la pared. Se despegó cuando Matt pasó, claramente esperándolo.
—¿Me darías un aventón? —preguntó O’Donnell, cayendo al lado de él.
—Claro —dijo Matt, preguntándose si O’Donnell había notado a Trevor durante el juego.
En realidad, no era asunto suyo y Matt no se sentía con ganas de un reclamo esta noche. Pero
O'Donnell permaneció en silencio mientras se dirigían al auto de Matt y salían del
estacionamiento.
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Cuando perdieron de vista del estadio, O’Donnell finalmente dijo lo que pensaba—.
Entonces, ¿qué diablos te pasó realmente en Acción de Gracias? No te caíste en el hielo.
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jodidamente curioso.
O’Donnell bufó—. No va a suceder, hombre. Jodidamente no vamos a compartir y esa
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mierda.
Matt se rió—. Vamos, hombre. Me acabas de hacer compartir. Te dije acerca de mi papá.
O’Donnell reprimió una sonrisa—. Bien, él es un SEAL de la Marina.
Matt silbó—. Eso es sexy.
Esta vez, O'Donnell se rió—. Él quiere permanecer en el closet tanto como yo. “Don’t
Ask Don’t Tell” podrá haber sido derogado. Pero las fuerzas especiales... De todos modos, él
planea volver a alistarse para otra misión. Con suerte yo jugaré durante cuatro años, ahorraré
mi dinero, luego ambos nos retiramos. Abriremos un bar en México —terminó con otra sonrisa.
—Entonces tienes un plan —dijo Matt, sintiéndose mejor. O’Donnell no iba a ser
miserable por toda su vida.
—Sí, tengo un plan —afirmó O'Donnell—. No te preocupes por mí.
Matt se detuvo en el dormitorio de O’Donnell unos minutos más tarde y lo dejó. Le envió
un mensaje a Trevor, haciéndole saber que pronto estaría en casa. Trevor respondió de
inmediato. Con una foto de su verga dura como una roca.
Matt tragó saliva. Oh Dios, él realmente estaba haciendo esto. Quería, por supuesto, pero
también era un poco aterrador como la mierda. Aun así, él lo quería. Quería sentir a Trevor
tomándolo de esa manera.
Matt corrió de vuelta a su dormitorio. Corrió a la ducha, ocupándose de cosas que no
había querido hacer exactamente en el vestuario, y estaba justo deslizando un par de
calzoncillos cuando Trevor entró.
—Matt puto Lancaster, dios del fútbol —dijo arrastrando las palabras, cerrando la puerta
firmemente detrás de él—. Tu culo es definitivamente mío esta noche.
Matt soltó una risa nerviosa—. Jodidamente conquístame, ¿por qué no?
Trevor sonrió y se acercó a Matt, tirando de él en un duro beso—. ¡Felicidades! Estuviste
increíble allí afuera.
—¿Sí? —dijo Matt, de repente un poco tímido.
241
pecho.
Trevor siseó y se arrastró sobre Matt, sentándose a horcajadas sobre él, envolviendo sus
Página
muslos alrededor de Matt, pero él no lo dejó quedarse allí por mucho tiempo. Matt se levantó
y giró, golpeando a Trevor contra la cama. Se inclinó y mordió su cuello, luego lamió el área
abusada mientras acariciaba la verga de Trevor a través de sus calzoncillos.
Trevor gimió—. Bebé, puedo ser pasivo esta noche si quieres.
Matt retrocedió sorprendido—. ¿Qué? ¿No quieres ser activo?
Trevor soltó una pequeña risa—. Por supuesto que quiero. Pero no tenemos que hacerlo.
Además, me gusta cuando te pones todo dominante.
—¿Lo haces? —respondió Matt, sin haberse dado cuenta de lo dominante que era.
—Sí, a veces me gusta duro y rudo —admitió Trevor—. No me rompo fácilmente.
—Joder —Matt gimió. Luego se puso boca arriba junto a Trevor con un suspiro—. Soy
vainilla.
Trevor se rió—. No eres vainilla. ¿No recuerdas las nalgadas?
Matt sonrió. Sí, eso estuvo caliente.
—Además, no es exactamente fácil —continuó Trevor, rodando sobre Matt—, ser
creativo en los dormitorios cuando alguien puede entrar. Y las paredes son muy, muy delgadas.
Matt soltó una carcajada. Sí, eso era cierto. Pero, maldición, si vivieran juntos... Él cortó
ese pensamiento. Trevor esperaba un trabajo en California, o al menos en algún lugar lejano de
Alabama. Y Matt no tenía planes para después de la graduación, lo cual empezaba a ser un
poco aterrador. Él dudaba que Trevor quisiera que lo acompañara a San Francisco. Demonios,
Matt sobresaldría como un pulgar dolorido; Trevor, por otro lado, estaba hecho para eso. Pero
imaginar a Trevor con todos esos hombres sexys del Castro hizo que su estómago se hundiera.
Matt detuvo esa línea de pensamiento. Todo lo que tenía era el ahora. Entonces él
necesitaba disfrutarlo. Y ahora mismo quería ser penetrado por primera vez. Porque sería
Trevor dentro de él. Y si él tenía que renunciar a Trevor a fines de año, al menos quería eso.
Quería recordarlo para siempre
Entonces Matt se inclinó y le mordió la oreja a Trevor—. Fóllame —susurró él.
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Trevor tomó la mejilla de Matt y lo besó larga y duramente, luego golpeó el culo de
Matt—. Entonces vamos a desnudarte.
Página
Trevor removió la ropa interior de Matt y luego se quitó el resto de su propia ropa.
Empujó a Matt sobre su estómago, se deslizó entre sus piernas y abrió las nalgas de Matt. Un
segundo más tarde su lengua caliente hizo un largo trazo en el agujero de Matt.
—Oh, mierda —gimió Matt. A él le encantaba el rimming. Y Trevor lo sabía.
Entonces Trevor lo lamió, lo abrió con un dedo, luego dos, presionando hacia abajo para
golpear su próstata. Ese lugar dentro de él que había pasado por alto durante años, y que ahora
amaba.
—Oh, mierda —gimió Matt ante el toque.
A Matt le encantaba la sensación de estar lleno, de sentirse estirado. Él comenzó a
balancear sus caderas, follando los dedos de Trevor. Después de unos minutos, Trevor volteó
a Matt para poder lamer y chupar su verga mientras continuaba estimulando su próstata—.
Okay... Oh Dios... Necesito que... —jadeó Matt, necesitando más. Mucho más.
Trevor movió su boca más abajo para chupar una de las bolas de Matt y la bañó con su
lengua. Matt gimió. Trevor la soltó con un pop húmedo y luego le dio la misma atención a la
otra bola de Matt. Se sentía tan bien. Entonces Trevor acarició su próstata una última vez antes
de retirar sus dedos. Él se inclinó para besar a Matt, y Matt envolvió el pelo largo de Trevor
alrededor de su puño, acercándolo a él. Besándolo apasionadamente, las lenguas enredadas.
Finalmente, Trevor retrocedió, sin aliento, se puso un condón y lubricó su verga. Luego
le dio un codazo a Matt en la cadera—. Rueda para este lado.
—¿En serio? ¿De cuchara? —preguntó Matt, pero él se movió.
Trevor le dio una palmada en el culo, fuerte—. Es más fácil —Trevor empujó la pierna
de Matt hacia adelante y lentamente comenzó a entrar—. Empuja —susurró Trevor.
Matt respiró hondo e hizo lo que Trevor le indicó. Trevor se inclinó y acarició la verga
de Matt mientras chupaba su cuello, usando sus dientes para morder justo como a Matt le
gustaba. Y entonces Matt sintió a Trevor empujar más allá del apretado anillo exterior del
músculo y deslizarse dentro de él. Él siseó. Oh, carajo. Dolió. Pero no mucho.
Lentamente, despacio, Trevor fue más profundo, acariciando la verga de Matt todo el
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tiempo.
—¿Estás bien? —murmuró Trevor.
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Matt asintió y movió sus caderas hacia atrás, tratando de acostumbrarse a la sensación de
estar tan lleno. Trevor ajustó su ángulo y luego bam, golpeó el punto mágico de Matt. Oh
mierda, eso se sintió bien.
—Sí, Dios, allí. Es bueno. Estoy bien —gimió Matt, alargando la mano para agarrar la
cadera de Trevor, instándolo a continuar.
Trevor comenzó lento, empujando suavemente mientras lamía y mordía el sensible cuello
de Matt, hasta que Matt giró la cabeza para poder besarse. Largo, profundo y duro. Hasta que
el dolor desapareció, y todo lo que Matt quería era más. Mucho más. Quería sentir a su hombre
embistiéndolo. Quería ser tomado. Poseído.
Matt se movió hasta que estuvo boca abajo. Trevor lo siguió, hundiéndose más profundo.
Matt se puso sobre sus rodillas y sus codos, inclinando las caderas hacia atrás.
—Fóllame —jadeó él—. Duro.
—Lo tienes —Trevor agarró las caderas de Matt, besó su columna vertebral, y embistió
con fuerza.
Joder, dolió muy bien. Matt gimió y comenzó a tocar su propia verga, gruñendo y
murmurando, alentándolo. Trevor entendió el mensaje, follándolo profundamente, su ritmo
cada vez más rápido.
—Oh Dios, bebé —gimió Trevor—. Estás tan jodidamente apretado. No voy a... no voy
a…
—Vente dentro de mí —jadeó Matt, y Trevor movió sus caderas hacia adelante una y
otra vez hasta que comenzó a temblar y a gemir, su orgasmo golpeando, su caliente venida
llenando el culo de Matt. Matt gimió, todavía acariciando su dura verga, amando los sonidos y
la sensación de Trevor en su interior. Él estaba cerca, muy cerca.
Trevor siguió empujando a través de su orgasmo mientras maldecía—: Oh Dios, oh,
joder, sí —una vez que pasó, Trevor se desplomó hacia delante, así que su frente descansaba
en la columna de Matt, acurrucó a Matt en la cama y le dio suaves besos en la espalda. Matt
agarró la sábana debajo de él, amando a su hombre, amando la ternura, pero también necesitaba
venirse.
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Matt se enderezó para terminar, cuando Trevor salió cuidadosamente y luego volteó a
Matt. Se tragó la verga dura como una roca de Matt hasta la raíz, hasta la garganta como un
Página
campeón. Trevor chupó duro y profundo, sus mejillas se ahuecaron, sus manos jugando con las
apretadas bolas de Matt.
—Adentro, te necesito —Matt dijo en voz baja, levantando sus caderas para follar la boca
a Trevor.
Trevor deslizó dos dedos dentro de Matt, resbaladizo con lubricante y alcanzó su próstata
una, dos veces. Sintió que las chispas comenzaban dentro de él y salían disparadas hacia afuera.
—¡Oh, joder! —gritó Matt, y luego él se estaba viniendo, y viniendo, y viniendo. Sus
miembros temblaban. El mejor. Orgasmo.
Trevor tragó toda su carga hasta que los músculos de Matt se relajaron, y se derritió en la
cama. Trevor se deslizó por su cuerpo y apoyó la cabeza en el pecho de Matt, curvando un
brazo sobre su cintura. Permanecieron allí durante largos minutos, recuperando el aliento.
—¿Te gustó? —preguntó Trevor, besando el cuello de Matt.
Matt se acurrucó más cerca de él. Sí, acurrucándose, lo que sea. Él todavía era un
hombre—. Sí, fue caliente —respondió Matt—. ¿Soy oficialmente gay ahora?
—Ajá —Trevor sonrió burlonamente—. Tengo tu tarjeta gay laminada en mi mochila.
Matt soltó una carcajada y lo golpeó en el culo. Pero Trevor realmente no reaccionó a las
burlas. En lugar de eso, se movió y se apoyó en su codo. De repente se veía muy serio.
—¿Qué? —preguntó Matt cautelosamente.
—Tal vez debería haber dicho algo antes... —Trevor comenzó torpemente. Luego se
apartó el pelo de la cara antes de mirar a Matt a los ojos—. Conseguí el trabajo en San
Francisco.
—¿Qué? ¿Cuándo? —preguntó Matt, esa sensación de depresión regresó con fuerza—.
Pensé que la entrevista era después de las vacaciones.
—Lo era —dijo Trevor—. Pero, aparentemente, todos van a estar ausentes en alguna
conferencia de tecnología en Londres. Entonces se ofrecieron a hacerlo por Skype.
—Wow, eso es wow. Felicidades.
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Trevor dio una pequeña sonrisa—. Todavía estoy un poco sorprendido de que me hayan
Página
elegido.
—¿Por qué? Eres realmente inteligente.
—Gracias —Trevor le dio un rápido beso—. Pero yo estaba compitiendo contra Ivy
Leaguers.
—Que se jodan. ¿Quién quiere trabajar con alguien de Harvard?
Trevor se rió—. En realidad, mi nuevo jefe aparentemente fue a Harvard.
—Oh —dijo Matt, no muy seguro de cómo se suponía que debía reaccionar. Estaba
emocionado por Trevor, pero ¿qué significaba esto para ellos? ¿Era esta la conversación de
ruptura? Nah, Trevor no podría ser tan frío. Cariñoso, luego dejarlo.
—Oye, ¿estás bien? —preguntó Trevor.
Matt forzó una sonrisa—. Sí, claro. Cuéntame sobre este nuevo jefe.
—Bueno, parece genial —continuó Trevor—. Ella de hecho me dijo que me eligieron
porque yo no era un mojigato.
—Mira, ahí tienes —respondió Matt.
—Pero sobre todo porque era el único candidato con un título en finanzas que también
tenía una especialidad en programación.
—¿Tienes una especialidad en programación? —preguntó Matt sorprendido.
—Sí, mis padres querían que me especializara en eso. Entonces cuando llegué aquí... era
estúpido, pero tomé suficientes clases para obtener una especialidad. Estoy un poco oxidado,
pero ella dijo que sería útil.
—¿Cómo diablos no sabía que tenías una especialidad en programación? —Matt dijo
nuevamente, preguntándose qué más no sabía.
Como si leyera los pensamientos de Matt, Trevor negó con la cabeza—. Sabes todo lo
que importa. —Trevor lo besó, luego se movió de la cama—. Voy a buscar un poco de agua.
Pero cuando Trevor se dirigió a la sala común, Matt sintió que no sabía todo lo que
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importaba. ¿Esta relación tenía una fecha de vencimiento? Y si la tenía, tal vez él tenía que
empezar a planificar eso ahora. Lo que significaba no enamorarse más fuerte de lo que ya lo
Página
estaba.
Él necesitaba protegerse a sí mismo. Porque en este momento, la idea de renunciar a
Trevor después de la graduación ya era desgarradora. En unos meses, podría ser demasiado.
Mientras Matt se dirigía a la clase, escaneó las notas en su mano, haciendo un repaso de
último minuto. Este era el examen final que tenía que realizar antes de que el equipo saliera
por la mañana para el viaje de diez horas a Kansas City. En todas partes a donde iba al campus,
los estudiantes gritaban su nombre y "¡Vamos, Cougars!". Él devolvía el saludo y sonreía,
ocultando el hecho de que a medida que se acercaba el día del Campeonato Nacional, se sentía
más inquieto.
Algunos nervios, por supuesto emoción, pero también tristeza. Este sábado sería su
último juego. Y estaría un paso más cerca del final de sus días en Bodine. Algo que solía querer,
pero ahora se sentía agridulce.
Estaba a punto de dirigirse a su examen de Economía Ambiental cuando sonó su celular.
Matt no reconoció el número, pero el código de área era de su ciudad natal.
—¿Hola? —respondió.
—¿Es Matt Lancaster? —preguntó una voz áspera.
—Sí señor. ¿Quién es?
—Oficial McNeil. Tomé su declaración en el hospital después del altercado con su padre.
Matt corrió a un pasillo lateral y se metió en una clase vacía mientras hablaba—. ¿Hay
algún problema, oficial? Me dijeron que mi padre se declaró “culpable” por lo que se reduciría
a un delito menor en lugar de un delito grave.
—Sí, eso es correcto. Él obtendrá manejo de la ira, servicio a la comunidad, algo de
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libertad condicional. A su tía y su tío se les ha otorgado la custodia temporal hasta que las niñas
cumplan los dieciocho. Pero no es por eso que estoy llamando.
Página
—Okay... —dijo Matt, preguntándose qué demonios podría estar mal entonces.
—Aquí está el asunto, hijo —comenzó el oficial McNeil—. Todos los informes policiales
son públicos. Ahora, no enumeramos lo que causó que tu padre perdiera los estribos, pero,
bueno, ha habido un periodista por aquí. ¿Supongo que él sabe que eres un quarterback
universitario importante?
—Um, realmente no soy tan importante —respondió Matt, pero sintió que el miedo
comenzaba a asentarse en sus entrañas.
El oficial McNeil soltó una carcajada—. La humildad es buena. Pero te busqué,
muchacho, vas a los Campeonatos Nacionales.
—Uh, sí, señor. Supongo que lo soy.
—Correcto, bien —continuó el oficial McNeil, aclarando su garganta—. Sólo quería
hacerte saber que creo que un reportero va a dar la noticia sobre tu... orientación sexual.
—Carajo —respiró Matt.
—Creo que él va a conseguir la historia de tu padre o de uno de mis colegas menos
escrupulosos. Él está dispuesto a pagar por cualquier cosa jugosa.
—Por supuesto que sí —respondió Matt—. Estoy seguro de que si mi padre habló con él,
colgaría la famosa zanahoria por un pago.
—Un trabajo real, tu padre.
—Sí, señor. Gracias por avisarme —Matt logró decir.
—Lo siento, muchacho, pero ya estás en todas las páginas de deportes debido a los
campeonatos. Supongo que este tipo de cosas son noticias.
—Desafortunadamente —murmuró Matt.
El oficial dijo algo bueno para tratar de animarlo, pero Matt apenas lo escuchó. Colgó tan
pronto como pudo.
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Matt se deslizó en una silla vacía en el aula y se sentó allí. Tan cerca. Tan jodidamente
cerca de salir con su secreto intacto. Y ni siquiera sería su relación con Trevor lo que lo delatara,
Página
Eso es porque... le dije que soy gay —ahí. Él lo había dicho. Él acababa de arrancar la tirita.
Para crédito del entrenador, no mostró casi ninguna reacción externa. Se quedó allí
Página
sentado durante un largo momento, dejando que se asentara—. Bueno, eso explica algunas
cosas —finalmente respondió él. Entonces el entrenador Boyd se inclinó hacia adelante y dijo
con firmeza—: Tengo un primo que es gay.
Matt soltó una carcajada. Fue tan inesperado—. Okay, entrenador.
—Es mi primo favorito —agregó él, aclarando su punto—, se casará con su novio, eh,
prometido, y yo iré a la boda.
—Eso... suena bien —ofreció Matt.
—Bien, de acuerdo —dijo el entrenador, yendo al grano—. El decano Warner cagará un
ladrillo. Estoy esperando que llegue ese momento. Llamaré a nuestra gente de relaciones
públicas para ver si pueden controlar esto. Lo último que necesitamos es que el Campeonato
Nacional sea sobre algo más que fútbol. No necesitas ser un ejemplo de nada. Estás aquí para
jugar al fútbol y ganar.
—¿Así que todavía voy a jugar? —preguntó Matt.
—Bueno, ¿a quién diablos más vamos a conseguir? —el entrenador sonrió—. Me
ocuparé del decano.
—¿Y mi beca?
El entrenador hizo caso omiso de la pregunta—. Él ya no puede tocarte. Has honrado tu
beca y más.
Matt asintió—. ¿Y si no podemos controlarlo? ¿Si el equipo se entera?
El entrenador se reclinó—. Bueno, es una posibilidad, no puedo mentir. Y sería una pena
si esto nos cuesta el Campeonato. Entonces me gustaría pensar que mis chicos son mejores que
eso. Nos ocuparemos de esto cuando llegue, pero te cubro las espaldas.
Matt sintió que se le saltaban las lágrimas, por lo que rápidamente parpadeó. Se giró,
tomándose un momento para recobrarse. Siempre había esperado que el entrenador lo
respaldara si él salía del closet, pero aun así, que realmente pasara... bueno, significaba algo.
Realmente significaba algo. Esto era el puto fútbol por el amor de Dios y en una universidad
bautista del sur. Esto era como un puto milagro.
251
—De nada, hijo. Ahora vuelve a tu dormitorio y trata de no entrar demasiado en pánico,
¿de acuerdo?
—Sí, señor —Matt se dirigió hacia la puerta.
—¿Lancaster? —preguntó el entrenador, haciendo que se detuviera. Matt miró hacia
atrás—. Entonces, um, ¿alguna idea de qué me pongo para una boda gay? ¿Cómo el lino o un
traje de verano? Compré este tipo de corbata de cachemira salvaje. ¿Sería eso bueno?
Matt sonrió mientras negaba con la cabeza—. Entrenador, no soy ese tipo de gay.
—Claro, claro —el entrenador lo despidió con la mano—. Te veré en la práctica.
Matt salió y de hecho logró reírse entre dientes. Una corbata de cachemira salvaje. El
entrenador también tenía algunas sorpresas.
Matt miró la hora. Trevor saldría pronto de su último examen final, así que se dirigió
hacia ese lado del campus. Esperó afuera del edificio de economía mientras los estudiantes
salían hasta que Trevor finalmente salió. Matt le había enviado un mensaje de que él estaría
esperando, pero Trevor todavía parecía un poco sorprendido. Ciertamente no estaban mucho
en público juntos.
Trevor se metió las manos en los jeans y se acercó, luciendo exhausto de estudiar toda la
noche—. Hey, ¿qué estás haciendo aquí?
—Te acompañaré de vuelta a tu dormitorio —dijo Matt y se giró hacia allí.
Podía sentir la mirada interrogante de Trevor, pero su novio se puso a su lado—.
¿Estamos saliendo del closet? —bromeó Trevor—. ¿Quieres tomarte de las manos?
—No es gracioso —respondió Matt—. En serio no es gracioso en este momento. Mi
padre llamó a un periodista, y puede que me esté forzando a salir del closet.
—¿En serio? Mierda, lo siento —dijo Trevor, casi extendiendo la mano, pero metiendo
las manos aún más profundamente en sus jeans—. ¿Qué quieres que haga?
—Nada, sólo esperamos. Le dije al entrenador.
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Matt sonrió—. Fue increíble en realidad. Dijo que el decano no podía tocarme.
—Sí, te lo dije también —murmuró Trevor.
—No entres en mi caso en este momento —murmuró Matt—. No necesito una
conferencia sobre ser un valiente ejemplo para otros. Me gusta mi privacidad, ¿okay?
—Bien —espetó Trevor—, entonces, ¿qué es lo que él quiere que yo haga?
—¿Quién? —preguntó Matt, confundido.
—El entrenador. Si un periodista me llama.
—¿Por qué un reportero te llamaría?
Trevor se detuvo y rechinó los dientes—. ¿No le dijiste sobre mí?
—¿Por qué iba a hacer eso? —preguntó Matt, saliendo del camino principal y entrando
al apartado patio de algún edificio que nunca antes había notado.
—Porque soy tu puto novio —siseó Trevor, una vez que estuvieron fuera del alcance del
oído de la gente—. ¿Pensaste en mi reacción?
Matt miró hacia otro lado. Él no lo hizo. Realmente no lo había hecho. Pero era posible
que los periodistas pudieran descubrirlo. Trevor había estado allí cuando la policía lo interrogó,
estuvo en el hospital. Demonios, ellos definitivamente habían compartido demostraciones de
afecto en el hospital. Si un periodista fuera a husmear, sería bastante obvio que él tenía novio.
Y dado que solo el cinco por ciento del alumnado de Bodine era asiático, bueno, sí... no tomaría
mucha investigación.
—Simplemente no pensé en eso —Matt le ofreció débilmente.
—Oh, eso lo hace mucho mejor —replicó Trevor—. Y si te descubren, ¿qué?
—¿Qué quieres decir? —preguntó Matt.
—¿Me mencionarás entonces? ¿O simplemente es mejor ser gay de una manera asexual?
Si no existo, no eres realmente un homosexual practicante, ¿verdad?
—Joder, cálmate —Matt espetó de vuelta, mirando a su alrededor para asegurarse de que
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noticias. Pero, hasta ahora, no era así. Tal vez su padre había decidido no venderlo, después de
todo. O tal vez el periodista estaba preocupado por la difamación. Su padre no era exactamente
Página
planeaba descansar durante el resto del viaje. Connor lo comprendió, le prometió su apoyo
eterno y se dirigió a su asiento.
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Para cuando llegaron a su hotel en Kansas City, Matt podía sentir las miradas de sus
compañeros de equipo sobre él. La mayoría de ellos parecía confundidos, pero algunos lo
miraban con asco. Él quería correr y esconderse, pero esa no era una opción. Así que se dirigió
al vestíbulo con el resto del equipo y siguió al entrenador Boyd a una sala de conferencias para
las asignaciones e instrucciones de sus habitaciones.
—Muy bien, busquen sus habitaciones, acomódense y reúnanse aquí en una hora.
Cenaremos durante la reunión de equipo —el entrenador Boyd miró a sus jugadores, que
estaban inusualmente callados. Pasó una mano por su pelo, luego se cruzó de brazos y adoptó
una postura firme. Mejor abordar esta cuestión, le había dicho a Matt—. Supongo que todos
han visto las... cosas de, em, las redes sociales.
—¿Es verdad? —llamó Fischer desde el otro lado de la habitación, parándose lo más lejos
posible de Matt.
—¿Que mi papá es un pendejo? Sí —dijo Matt, encontrándose con los ojos de Fischer
sin pestañear.
—Eso no. Que eres un marica... —comenzó Fischer.
—¡Cuidado! —ladró el entrenador Boyd.
Pero era demasiado tarde. Tan pronto como la palabra aterrizó, el ruido de repente pasó
de un silencio incómodo a un rugido sordo. En una habitación llena de casi 100 personas, había
infinidad de opiniones, especulaciones y debates sobre lo cual discutir.
—No importa —dijo O’Donnell en voz alta, atravesando la multitud de compañeros para
revisar su asignación de habitación y tomar su llave. Los jugadores se sorprendieron con sus
palabras. Suficiente para que la gente se detenga a mirar. Seguro como el infierno que a Matt
también le sorprendió.
Pero O’Donnell actuó completamente desconcertado ahora que el centro de atención
estaba sobre él. Sacudió su cabeza hacia Fischer—. Vamos, Fischer. Vas a compartir habitación
conmigo.
—¿En serio? —Soltó Fischer.
—Sí. ¿Cuál es tu problema? ¿Ronco? —replicó O’Donnell, sin entender bien la molestia
256
de Fischer.
Página
un Campeonato para ganar! —esto hizo que el equipo volviera a estar unido mientras aplaudían
en señal de afirmación, incluso si algunas voces aún parecían inseguras sobre los
Página
acontecimientos de los últimos diez minutos. Pero el entrenador hizo que todo volviera a la
normalidad, enviando a los jugadores a sus habitaciones.
Matt tomó las escaleras para evitar cualquier conversación incómoda en el ascensor, así
que Connor lo alcanzó hasta su habitación.
—¿Estás bien? —preguntó Connor tan pronto como él entró.
—Lo gracioso es —dijo Matt, arrojando su bolsa sobre la cama—, ni siquiera admití que
fuera gay.
—Si no lo fueras, lo hubieras negado —señaló Connor.
—Sí —Matt asintió—, supongo que tienes razón. Podría haber sido mucho peor,
supongo.
—Mira, sigue siendo sólo un rumor —respondió Connor—. El periodista no tenía
suficiente evidencia o lo que fuera para ir a las verdaderas agencias de noticias, así que verán
lo que dicen mañana.
—Claro —dijo Matt con un suspiro de frustración—. Simplemente mencionarán los
“desagradables rumores” y me gritarán preguntas.
—Entonces, digamos que apoyas la igualdad de derechos y confirmar o negar la
acusación es un insulto a la comunidad LGBTQ, porque ningún periodista le preguntaría a
ningún otro jugador si es heterosexual.
Matt sonrió—. Mierda, eso es bastante bueno.
—Recuerda, mi papá es un abogado —Connor sonrió de lado—, él me enseñó a hablar
sobre cualquier cosa.
—Gracias —dijo Matt mientras se derrumbaba en su cama.
Era difícil creer que mañana todo habría terminado. Victoria o derrota, era el final de su
tiempo como quarterback de Bodine. El final de jugar al fútbol. Eso debería haberlo asustado
como la mierda. Pero lo que más a él le preocupaba era: ¿sería él bueno en algo más?
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CAPÍTULO 22
Trevor se registró en el fantástico hotel boutique de Kansas City que había encontrado en línea.
Había decidido derrochar hace una semana, usando su bonificación, porque quería un lugar
donde pudieran escapar después del juego de mañana. Ahora se preguntaba si era una pérdida
total de dinero. ¿Matt incluso se atrevería a unirse a él?
Matt le había enviado un mensaje ayer cuando salió el blog, pero no habían hablado por
teléfono ni nada desde su pelea. Aun así, Trevor había estado siguiendo la noticia sin parar todo
el día. Sabía que Matt probablemente estaba enloqueciendo, porque estaba en internet en este
momento.
Y no era lindo. La especulación era interminable, los trolls de internet estaban rabiosos,
las principales redes y los medios de comunicación recogiendo la historia rápidamente. Un
quarterback gay en el Campeonato Nacional, que era lo suficientemente escandaloso como para
atraer a personas a las que nunca les había importado una mierda el fútbol de la División II. De
la noche a la mañana, la vida personal de Matt se convirtió en noticia de primera plana. Lo que
significaba que la vida personal de Trevor también estaba en juego si su nombre se relacionaba
con Matt. ¿Podría él manejar eso? Infierno sí, él podría. Lástima que su novio no estuviera de
acuerdo.
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Lástima que Trevor también se sintiera tan condenadamente culpable cuando todo lo que
quería sentir era enojo.
Página
Porque Trevor estaba realmente aliviado de que Matt hubiera sido descubierto. Aliviado
de no tener que preocuparse todo el tiempo sobre lo que sucedería si se descubriera su secreto.
Aliviado de que Matt no jugaría a ser hetero por el resto de su vida.
Y si Trevor fuera realmente honesto consigo mismo, él quería ser el novio del
quarterback. En público. Quería darle el gran dedo medio a todos los que lo odiaban. Para todas
las personas que dijeron que los maricones no podían ser atletas. No podían hacerlo junto a un
tipo heterosexual. A sus padres, quienes dijeron que nadie lo amaría jamás. Que nunca haría
algo de sí mismo. Que los maricas no valían nada. De hecho, él quería que ellos lo leyeran en
el periódico.
Y eso era realmente muy egoísta de su parte.
Completamente ajeno a sus pensamientos de auto-odio, llamó Drew desde el otro lado
del vestíbulo—. Esto es increíble. ¿Por qué demonios nos estamos quedando en un hotel
económico?
Emily rebotaba detrás de Trevor—. Porque no obtuvimos un gran bono por firmar y
nuestro mejor amigo no está usando el suyo con nosotros —se burló Emily.
Trevor ni siquiera se dignó a responder. Él no tenía un bono de firma tan grande y ellos
lo sabían. Pero él estaba agradecido de que hubieran hecho el viaje con él. Después del juego,
ellos iban a irse de la ciudad a una posada económica en las afueras. Pero, primero, ellos habían
querido ver el hotel que Trevor había elegido, porque era un pequeño lugar con diferentes salas
temáticas. Era lo suficientemente peculiar como para ser increíble.
—Entonces, ¿qué habitación elegiste? —preguntó Drew, hojeando un folleto.
—El que tiene la cama oscilante —respondió Trevor con una sonrisa torcida, tratando de
no preocuparse de que la cama no hubiera sido probada adecuadamente. Pero, maldición, él no
iba a disculparse con Matt primero. Él no había hecho nada malo. Matt necesitaba dar el primer
paso.
—Cállate. ¿En serio? —jadeó Emily.
—Sip —dijo Trevor, apreciando cómo el empleado de registro permanecía
completamente imperturbable ante su conversación—. Es esta habitación súper moderna y la
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cama cuelga del techo con cadenas. Y hay una ducha masiva con seis aspersores para el cuerpo.
—Ocho y una tina de jacuzzi —corrigió el empleado de registro—. Aquí están sus llaves.
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—Sí, pero te aman más. Es lindo. Tu eres familia, tienes suegros —bromeó Emily
mientras se acercaba a la tía Sally y al tío Larry, quienes estaban estrechando la mano de Drew.
—No, yo tengo un novio que no me reconocerá públicamente —respondió Trevor.
—Cariño, él ni siquiera corroborará las historias sobre sí mismo. Necesitas relajarte. En
serio. No estoy de su lado, pero mira a tu alrededor. ¿Te imaginas la presión bajo la cual él
está?
Trevor miró alrededor de él y se dio cuenta de que estaba siendo un mamón. Tal vez
debería alegrarse de que nadie supiera quién era él. Ciertamente no quería que todo un estadio
lo mirara.
Emily le apretó el brazo y dio un paso adelante para presentarse a la familia de Matt.
Trevor dudó un momento, no estaba seguro de cómo debería saludarlos. Así que se sintió
aliviado cuando la tía Sally tomó la iniciativa y lo abrazó cálidamente. El tío Larry le estrechó
la mano. Él se había preocupado de que tal vez sólo habían sido amables con él la última vez
porque Matt estaba herido. Pero ellos parecían genuinamente bien con todo.
—¿Estás bien, Trevor? —preguntó la tía Sally mientras Trevor tomaba asiento a su
lado—. No puedo creer que el padre de Matt haya hecho caer todo esto sobre su cabeza.
Trevor podía. Él no tenía un gran historial con los padres. O madres—. Creo que él está
bien —dijo Trevor—. ¿él le dijo algo?
La tía Sally negó con la cabeza—. Él parecía nervioso, pero preparado. Va a ser duro
durante unos meses, pero entonces... —ella se encogió de hombros—, bueno, estoy aliviada
de que él haya decidido no ser profesional.
—¿En serio? —preguntó Trevor. Era difícil creer que su familia estaba bien con que él
no tratara de seguir una carrera en la NFL. Dinero, fama, seguridad. Era mucho de lo que
alejarse.
La tía Sally pareció leer sus pensamientos, y ella le dio unas palmaditas en la mano—.
Cariño, Matt es bueno, realmente bueno, pero probablemente no lo suficientemente bueno para
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ser nada más que un quarterback de segunda o tercera división en la NFL. Él odiaría eso,
calentando la banca, no ser el que ejecuta las jugadas.
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Bodine a pesar de que Matt luchaba como el infierno por una anotación. La posesión regresó a
UMD. La defensa de Bodine logró detenerlos por un tiempo, pero luego todo se fue a la mierda.
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campo.
Correcto, sólo un touchdown y un gol de campo. Pero de alguna manera eso parecía
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aterrador como el infierno. ¿Cuándo comenzó él a preocuparse tanto por un estúpido juego de
fútbol? Probablemente al mismo tiempo que comenzó a preocuparse por el quarterback. Por
eso estaba realmente enloqueciendo por diez puntos al medio tiempo.
Sacó su teléfono y le envió un mensaje a Matt diciendo la única cosa en la que él podía
pensar para sentirse mejor. Porque dudaba que Matt lo leyera a tiempo, pero al menos lo habría
dicho: te amo.
Volvió a guardar su teléfono en su bolsillo y luego comenzó a guisar y a guisar y a sobre
pensar todo.
Él no quería decirlo en voz alta, pero lo siguiente que supo era que estaba expresando su
miedo—. ¿Creen que es mi culpa?
La tía Sally, Drew y Emily lo miraron confundidos.
—¿Qué es tu culpa? —preguntó Emily.
—Nosotros estamos diez puntos abajo. ¿Se está desmoronando el equipo debido a los
rumores de homosexualidad? ¿El equipo no lo está respaldando? ¿Es por eso que están
perdiendo? —dijo Trevor en un paseo apresurado.
La tía Sally resopló—. No, ellos lo están bien. ¡Es sólo que estos chicos de Minnesota
son enormes! —ella rió disimuladamente—. El pobre Connor parecía una cosa pequeña en
comparación con ese defensa.
—Connor mide un metro noventa y está construido como un camión —respondió Trevor.
—Exactamente —respondió Emily, respaldando a la tía Sally—, y ese tipo, el número
veintiséis, es más grande. Es como un mutante o algo así.
La tía Sally asintió—. Pero no te preocupes, querido. Matt lo hace bien bajo presión.
Además, él sabe que tiene que ganar —ella dijo lo última con firmeza. Trevor sintió que se le
revolvía el estómago.
—¿Por qué? —preguntó Trevor, temiendo la respuesta.
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—Porque —la tía Sally respondió simplemente—, de lo contrario, dirán que perdió
porque es gay.
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—¡Dios mío, voy a vomitar! —advirtió Trevor, colgando la cabeza entre las rodillas.
—Okay —dijo Drew, pasando entre la tía Sally y Trevor—. ¡Ya no tienen permitido
hablarse! —reprendió él con un profundo suspiro—. El peso de la comunidad gay no depende
de Matt Lancaster.
—¿Estás seguro? —preguntó Trevor, pero él estaba comenzando a sonreír. Drew tenía
un punto.
—Um, sí —respondió Drew desconcertado—. Hay cosas mucho más importantes para la
comunidad gay. Como los anillos de verga y consoladores, musicales de Broadway e igualdad
de derechos, tapones anales y lát…
Emily golpeó una mano sobre la boca de Drew—. ¡Eres repugnante! —exclamó Emily,
pero ella se estaba riendo—. Lo siento tía de Matt, Drew tiene una mente sucia y una boca
sucia.
Drew logró liberarse de la mordaza de Emily—. ¡Soy honesto! —él se encogió de
hombros—, no es la gran cosa. Es sólo un juego —él miró con firmeza a Trevor y a la tía Sally
hasta que ambos asintieron.
Pero cuando terminó el medio tiempo y Bodine salió al campo una vez más, Drew se
puso de pie y gritó—: ¡Patea sus culos, Lancaster!
Él se sentó de nuevo y captó la sonrisa torcida de Trevor. Drew apartó sus largos
flequillos rubios—. ¿Qué? Todavía quiero ganar.
Y así, aparentemente, Bodine lo hizo. Debieron de tener una gran charla de ánimo, porque
en los primeros cinco minutos de la segunda mitad anotaron un touchdown. Matt hizo un pase
hermoso a Damian, quien lo llevó a la zona de anotación.
—¡Eso es todo, Lancaster! Tú eres el hombre. ¡Tú eres el hombre! —Drew animó a Matt.
Trevor sólo podía sacudir su cabeza. La vida se había vuelto tan rara.
Durante el tercer cuarto, ambos equipos lucharon para romper las defensas del otro. Nadie
anotó. Estaba helando afuera, pero Trevor estaba sudando como loco. Miró hacia arriba y el tío
Larry y la tía Sally parecían igualmente tensos cuando comenzó el último cuarto.
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El otro equipo tenía la posesión del balón, pero hasta ahora la defensa de Bodine se había
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mantenido firme. UMD estaba enfrentando a otro intento de una tercera anotación, luchando
por obtener la cantidad de yardas que necesitaban. Trevor escaneó las líneas laterales, buscando
a Matt. Lo encontró sentado en el banco, encorvado, mirando el juego. Damian sentado junto
a él, luciendo igual de enfocado. Ellos necesitaban encontrar una apertura cuando volvieran al
campo. Matt tuvo que tirar el balón fuera de los límites dos veces, porque la defensa había
estado sobre Damian.
Largos minutos después, Bodine recuperó la posesión. Sólo quedaban seis minutos en el
reloj. Matt se dirigió al campo.
—Ya es tiempo —dijo Emily, leyendo su mente—, ellos marcarán.
Matt corrió durante once yardas en su primer intento y Trevor se puso de pie con el resto
de la multitud—. ¡Vamos, cariño, vamos! —gritó él.
Los fanáticos delante de él le dieron una mirada extraña ante el sobrenombre, pero luego
se encogieron de hombros. Emily y Drew se rieron mientras él se sentaba torpemente.
—Cállate —dijo él, antes de que ellos pudieran comentar.
—Eres como la animadora principal más bonita con el quarterback de ensueño —
canturreó Drew.
—Cállate —siseó Trevor. Los rumores podrían estar volando sobre Matt, pero nada había
sido confirmado o negado. Él estaba seguro de que no iba a delatar oficialmente a su novio.
Afortunadamente, la atención de Drew volvió al juego. Matt lanzó un pase a Damian,
quien lanzó el balón, y la multitud gimió en señal de protesta. Y ese fue el comienzo de la lucha
por anotar. Matt siguió salvando a Bodine en su tercer intento, haciendo jugadas increíbles,
pero aun así, UMD no lo estaba haciendo fácil. Se mantuvieron adelante por un gol de campo.
Trevor vio como Matt hacía un pase falso, luego se giró, encontró una abertura entre dos
de los linieros de Minnesota y fue por ello. Trevor se puso de pie de un salto y gritó cuando
Matt llegó a veinte yardas antes de ser atacado.
—¡Primer down! —gritó el tío Larry.
Cerca. Ellos estuvieron tan cerca.
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CAPÍTULO 23
Matt miró fijamente hacia el cielo, tomándose un momento para simplemente tumbarse en el
suelo. Le habían sacado el aire. De nuevo. Y su brazo dolía como el infierno. Coño.
Tres jugadas atrás, él finalmente había superado la defensa de UMD durante veinte
yardas. Se sintió como si el juego estuviera nuevamente bajo su control. Él podía hacerlo. Él
podría ganarles el título.
Y luego Minnesota no les permitió ganar más de unas pocas yardas desde entonces.
Ryan entró en su línea de visión y le ofreció su mano para tirar de Matt. Matt la tomó y
pidió un tiempo de espera mientras el equipo especial salía al campo. Era hora de un gol de
campo. Empataría el juego. Con sólo diecisiete segundos en el reloj, entrarían en tiempo extra.
Matt esperaba poder sacar la victoria entonces. Pero ese último golpe le había desgarrado el
hombro como el infierno.
Los ojos de Matt se entrecerraron confundidos cuando Fischer tomó el campo en lugar
de Jamal. Y luego se dio cuenta de lo que el entrenador Boyd estaba haciendo. Esta era una
muy mala idea.
—Déjame adivinar: ¿LSU? —Matt le dijo a Fischer mientras se acercaba. Al entrenador
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Boyd le encantaba ver la cinta de esa jugada. Fischer asintió mientras se unía al grupo.
—¿En serio? —respondió Ryan, claramente sorprendido.
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la atención de Matt. Matt aminoró la marcha para no adelantarse a Fischer. Estaban a sólo unos
metros de distancia el uno del otro. Un pase fácil. Fischer lo lanzó alto, sobre la defensa de
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Porque su carrera futbolística había terminado oficialmente. Él estaba fuera del closet. Y
tal vez Trevor tenía razón. Tal vez él podría hacer algo por todos los otros atletas homosexuales.
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Y ahora... bueno, ahora, él había ganado. Él lo había hecho. Un quarterback gay había ganado
el Campeonato de la División II.
Además, no había nadie más con quien él quisiera compartir el momento. Él se merecía
un puto beso de victoria. Así que plantó un duro beso sobre su novio, luego Matt retrocedió
con una gran sonrisa.
Trevor presionó su frente contra la de Matt—. Estás loco.
Matt rió, luego se giró hacia sus hermanas, ignorando las miradas de asombro a su
alrededor. Abrazó a Hope y Summer, luego se dejó arrastrar para hablar con los periodistas.
Para el primer reportero parecía que era la mañana de Navidad, el beso definitivamente
se había notado—. Bueno, supongo que eso responde la pregunta —dijo el reportero a la
cámara—. Matt Lancaster es gay. Matt, ¿qué tienes que decirles a tus fanáticos? —empujó el
micrófono hacia Matt.
Matt simplemente sonrió tranquilamente y luego ignoró intencionalmente las palabras
del periodista—. Sí, estoy de acuerdo, Minnesota jugó un juego impresionante esta noche.
Nosotros sólo buscamos oportunidades para pasar su defensa. No lo hicieron fácil, pero mi
equipo jugó duro. Ellos son increíbles. Estoy muy orgulloso de lo que hemos logrado aquí esta
noche.
—Eh, claro, sí, por supuesto —respondió el reportero, tratando de recomponerse—. ¿Es
cierto que este fue tu último juego? ¿Te estás retirando?
—No pienso en esto como un retiro —Matt se encogió de hombros—. Sólo me estoy
graduando. Y, con suerte, encontraré un trabajo con mi título. Es ciencia ambiental si alguien
está contratando —agregó con una sonrisa ganadora.
—Bueno, buena suerte. Gran juego esta noche. Felicidades —concluyó el periodista.
Matt asintió, saludó a sus fans y regresó al campo para celebrar con su equipo. Él no
estaba listo para regresar al vestuario. Quería saborear la victoria por un buen rato. Sintió que
el peso del mundo había sido quitado de sus hombros.
Él sabía que se derrumbaría pronto. Pero por el momento, él podría apartarlo.
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CAPÍTULO 24
Trevor estaba contento de que Drew y Emily lo hubieran llevado a tomar algo mientras Matt
terminaba, bueno, lo que sea que él tuviera que hacer. Probablemente más presión, apretones
de manos y celebración. Trevor había evitado leer cualquier medio. No quería que el momento
perfecto de su beso se viera afectado por el ataque homosexual que probablemente estaba
sucediendo.
Matt había enviado un mensaje de texto hace quince minutos de que él había terminado
de celebrar con el equipo y que se estaba subiendo a un Lyft. Él había escrito: poniéndose
incómodo. Sip, su equipo podría haberse perdido el beso en el campo, pero ciertamente ya
habían visto una repetición de eso.
Trevor entró en la habitación de su hotel, sólo tuvo tiempo de encender una lámpara y
orinar antes de escuchar la puerta abrirse de nuevo. Se giró justo a tiempo para que Matt lo
empujara contra él, presionándolo contra la pared, su boca húmeda, caliente y desesperada
mientras besaba a Trevor. Él empujó su lengua dentro, sus dedos se hundieron en el cabello de
Trevor. Un segundo después, Matt se inclinó, abrió la cremallera de los pantalones de Trevor
y luego le dio vuelta para que viera hacia la pared.
—Oh, maldición —maldijo Trevor, apoyándose con las manos contra la pared. Un
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segundo después, su culo estaba desnudo. Oyó que Matt se desabrochaba los pantalones, abría
una botella de lubricante y un condón, de Dios sabe dónde, y luego estaba deslizándose por el
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agujero de Trevor.
Matt apoyó una mano en la cadera de Trevor—. ¿Lo quieres? —gruñó él.
—Joder, sí —jadeó Trevor, moviendo su culo hacia atrás.
Matt se alineó y empujó dentro.
—Oh, mierda —siseó Trevor, el ardor y el estiramiento escociendo.
Matt envolvió su brazo libre alrededor de la cintura de Trevor, tirando de él más fuerte
mientras Matt se deslizaba hacia adentro. Trevor gimió cuando Matt estuvo completamente
dentro.
—¿Estás bien? —preguntó Matt.
Trevor se mordió el labio, ajustándose sólo por un segundo, pero él lo quería. Él lo quería
duro, rudo y rápido. Así que apretó su trasero, y esa fue toda la respuesta que Matt necesitaba.
Matt se retiró y se estampó de nuevo. Sus embestidas profundas, sus bolas golpeando el
culo de Trevor. Matt mantuvo su mano izquierda sobre la cadera de Trevor, pero movió su
mano derecha para agarrar las muñecas de Trevor en una mano y clavarlas en la pared. Trevor
era casi tan alto como Matt, por lo que no solía sentirse tan pequeño. Pero en este momento,
estaba siendo dominado por el quarterback.
Trevor se escuchó a sí mismo gruñir y gemir, tomándolo todo, amándolo. Matt le mordió
la nuca, y Trevor echó la cabeza hacia adelante, dejando que Matt lo embistiera.
—Eso es, tómalo, bebé. Tómalo —dijo Mat con cada furioso empuje. Follándolo más
duro que nunca. Tan malditamente bueno. Trevor quería que su hombre se soltara así más a
menudo.
Y entonces Trevor sintió la mano de Matt apretarse alrededor de sus muñecas aún más
fuerte mientras él se venía—. Ah, joder-joder-joder —maldijo Matt y Trevor sentía como Matt
estaba llenando su culo. Trevor apretó sus músculos, ordeñando cada gota de él hasta que Matt
se desplomó contra él.
Matt tomó algunas respiraciones para recuperarse, luego de repente se arrodilló, abrió las
nalgas de Trevor y lamió su agujero.
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Matt extendió su mano para acariciar la verga todavía dura de Trevor, pero Trevor retiró
su mano—. No, quiero venirme dentro de ti.
Matt gimió, lamió el agujero de Trevor una vez más, luego se levantó—. Sí, señor.
Trevor casi se vino en ese momento. De dominante a sumiso en un segundo. Él podría
manejar eso—. Súbete a la puta cama —le ordenó a Matt.
Matt se dio vuelta y notó la cama colgante por primera vez—. Mierda —dijo él.
—Sobre tu espalda, piernas arriba —soltó Trevor, su verga roja y tensa. Él necesitaba
estar dentro de Matt. Ahora. Trevor sacudió la cadena de la parte inferior derecha de la cama,
mostrando a Matt dónde colocar su pierna.
Matt se dejó caer de espaldas en el borde del colchón, levantó su pierna izquierda para
engancharse a la cadena, exponiéndose. Trevor se puso un condón, agarró el lubricante, vertió
un poco sobre su verga, sobre el agujero de Matt, y luego metió un dedo dentro.
Matt se sacudió y gimió. Un segundo después, Trevor agregó un segundo dedo,
estirándolo lo suficiente, antes de alinear su verga. Le dio una fuerte nalgada, luego otra y luego
empujó dentro.
El agujero de Matt se relajó un poco, dejando entrar a Trevor y Matt siseó ante la
quemadura. Trevor hizo una pausa, dejándolo ajustarse por un momento—. Ese es un buen
chico —dijo Trevor, inclinándose y chupando el labio inferior de Matt en su boca—. Toma mi
verga.
Matt gimió. Trevor empujó más dentro de él. Entonces Trevor agarró la cadena con su
mano derecha, se apoyó y comenzó a golpear contra Matt.
Era más duro y más profundo que las otras pocas veces que Matt había dejado ser
penetrado, pero Trevor podía decir que le encantaba.
Matt no quería hacer el amor. Él quería ser follado.
La cama se balanceaba hacia delante y hacia atrás con cada una de las embestidas de
Trevor, y comenzó a follar en contraste con el movimiento. Golpeando mientras Matt se
balanceaba hacia él.
La verga de Matt saltó, tratando de recuperarse, pero no importaba. Su próstata estaba
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siendo golpeada y él gemía, haciéndole saber a Trevor que se sentía tan malditamente bien,
casi demasiado.
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Trevor apretó la cadena de la cama con más fuerza, envolviendo su mano en parte
alrededor del pie apoyado de Matt, obteniendo un mejor ángulo. Matt hizo un movimiento con
los dedos de sus pies, y Trevor repentinamente recordó la encuesta en el salón de masajes. Se
inclinó hacia adelante y chupó el dedo gordo de Matt en su boca.
—Oh, mierda —jadeó Matt, levantando sus caderas.
Trevor sonrió maliciosamente y chupó más fuerte mientras Matt lo instaba a seguir.
Luego retrocedió y lamió el arco del pie de Matt. Matt gimió. El sonido casi empujando a
Trevor por el borde.
Trevor levantó la otra pierna de Matt y lo embistió con fuerza, tan jodidamente duro que
la cama se mecía como loca.
—Jodidamente. Tómalo. —gruñó Trevor, y luego con un empuje más, él se vino, sus ojos
se cerraron mientras su orgasmo golpeaba. Trevor cayó hacia adelante, enterrando su cara
contra el hombro de Matt. Él se sacudió y convulsionó, montando su orgasmo. Matt envolvió
sus brazos alrededor de Trevor y lo abrazó con fuerza.
—¿Estás bien? —finalmente susurró Trevor, sus labios rozaron el sudoroso pecho de
Matt—. ¿Te rompí?
Matt se rió—. Soy un puto dios del futbol, no puedes romperme.
Trevor gimió ante el comentario, luego cuidadosamente salió del culo de Matt. Se inclinó
y lo besó en los labios.
—¿Pero rompimos la cama? —preguntó Matt.
—No, creo que ello esperan que la gente folle —respondió Trevor. Luego rodó sobre su
costado, y se volvió hacia Matt, repentinamente serio—. No tenías que hacer eso.
—Sí, realmente sí —respondió Matt—. Tenía tanto miedo, y luego una vez que ganamos,
todo había terminado, y me sentí... no sé... esto suena estúpido, pero libre, supongo.
—Lo entiendo —dijo Trevor, besando a Matt dulcemente—. Gracias.
—Te amo —respondió Matt—. Y recibí tu mensaje de texto en el medio tiempo.
—¿Oh sí? Totalmente te hice ganar, ¿no?
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Trevor sonrió y agarró una almohada para meterla debajo de su cabeza. Había más de lo
que él quería decir, pero tal vez era demasiado rápido. Por otro lado, ya habían ido bastante
lejos hoy, así que, ¿qué demonios?
—Escucha —comenzó Trevor—. Yo estaba pensando... California está en una sequía.
Matt arrugó la frente en confusión—. Okay...
—Y a ti te gusta tu clase de derechos de agua. Y has mencionado la consultoría ambiental.
California está a la vanguardia de la energía limpia y la construcción ecológica.
Matt comenzó a sonreír—. ¿Oh sí?
—Sí —Trevor asintió—. Y tus hermanas entraron a Berkeley.
—Eso es verdad —dijo Matt, asintiendo con la cabeza—. Entonces, quiero decir, podría
ser lógico buscar trabajo en el Área de la Bahía.
—Es lo más práctico —dijo Trevor inexpresivo.
—Sería irresponsable no hacerlo —agregó Matt con una sonrisa.
Trevor se rió. Santa mierda Matt había pasado de no querer reconocerlo a mudarse a
California. Sí, esta era una buena noche.
—Vamos —dijo Trevor, arrastrando a Matt hacia arriba.
—¿A dónde vamos? —Matt gimió.
Trevor no respondió. Simplemente llevó a Matt al baño y encendió la monstruosa ducha.
—Oh, joder, sí —dijo Matt, colocándose bajo del agua caliente para calmar sus músculos
adoloridos.
Trevor se unió a él, inclinando todos los rociadores corporales para que golpearan a la
perfección.
—¿Me estás mimando? —preguntó Matt, mirando a su alrededor para apreciar de verdad
la elegante ducha de mármol y el cristal transparente.
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Trevor se sentó junto al árbol de Navidad cuando Summer y Hope arrancaron el papel de
regalo de sus obsequios. Trevor les había traído brazaletes geniales de un diseñador de joyas
local. Aparentemente, él tenía buen gusto y no debía decepcionarlas.
Por sus enormes sonrisas, él lo había hecho bien. Ellas deslizaron para abrazarlo.
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—Gracias, gracias —dijeron en equipo. Entonces Summer agarró dos regalos iguales y
se los pasó a Matt y Trevor—. Su turno —cantaron ellas—. Algo para conmemorar tu gran
Página
momento de victoria.
—Oh, esto no puede ser bueno —dijo Matt, sacudiendo su cabeza.
Trevor concordó. El beso se había vuelto viral. Mientras que Summer y Hope habían
estado leyendo cada artículo y viendo cada clip, Matt y Trevor habían estado evitándolo. Ellos
habían pasado la noche en el hotel, luego se dirigieron con la tía Sally y el tío Larry por
Navidad. Los reporteros habían obtenido el número de teléfono de Matt, así que él lo había
apagado hace dos días. Desde entonces, ellos habían estado escondidos.
—Sólo ábranlos —ordenó Hope cuando ambos dudaron.
Trevor y Matt cortaron el papel obedientemente. Ambos tenían fotos enmarcadas de su
beso en el campo, presentada por nada menos que Sports Illustrated.
—¿Mierda, de verdad? —dijo Matt.
—Estaba en su sitio web —explicó Hope—. No como su revista real, pero podría ser.
—Escribieron un artículo completo —dijo Summer—. Y es genial. Realmente genial.
Deberías leerlo.
—Gracias, chicas —dijo Trevor. Era surrealista ver el beso en una fotografía. En realidad
sucedió. Y parecía casi normal. Como un beso de victoria que un quarterback le daría a su chica
después de una gran victoria. Excepto que Trevor resultó ser un chico.
—Creo que es lindo —dijo la tía Sally—. Cada uno puede tener uno en su dormitorio.
—¿Qué pasa cuando vivamos juntos? —preguntó Matt.
—¿Vivir juntos? —dijo el tío Larry, sentado derecho desde donde había caído en un coma
de comida.
Trevor también lo miró sorprendido. Ellos no habían hablado de que Matt se mudara a
California desde la noche del gran juego, y ciertamente ellos no habían hablado de mudarse
juntos una vez que estuvieran allí. Él lo había esperado, pero aun así…
—Finalmente revisé mi correo electrónico hoy —explicó Matt—. Y había un mensaje de
un Campamento de Verano Atlético LGBTQ. Quieren que trabaje para ellos este verano, como
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—Oh, bueno, entonces toma el trabajo, muchacho —respondió el tío Larry—. ¿Alguien
quiere otro trago?
Página
Matt se miró en el espejo una vez más. Llevaba una camisa blanca con botones en la parte
delantera, las mangas enrolladas y ajustados jeans oscuros. Nada llamativo, pero funcionaba.
—¿Estás listo? —Matt le gritó a Trevor.
—¡Ya casi! —grito Trevor desde el baño.
Ellos vivían en un pequeño dormitorio en Castro, el barrio gay de San Francisco. Bueno,
la mayor parte de San Francisco era considerado un "barrio gay", pero este era el corazón de la
meca gay. Su apartamento era pequeño, pero locamente caro. Y aun así ellos sólo podían
permitírselo porque uno de los compañeros de trabajo de Trevor era el dueño, y les había dado
un buen trato. Pero valía la pena la falta de metros cuadrados, porque se encontraban a poca
distancia de increíbles tiendas, bares y discotecas.
—¿Quieres un trago antes de irnos? —le preguntó a Trevor.
—Diablos, sí —afirmó Trevor—. Tomemos tragos, para que no nos quedemos pobres en
el club.
Matt sonrió, abriéndose camino alrededor de sus cajas, dirigiéndose hacia la cocina. Ellos
habían llegado a San Francisco hace una semana, pero inmediatamente comenzaron en sus
trabajos, por lo que la mayoría de sus cajas aún estaban llenas. Esta sería su primera noche en
la ciudad. Se iban a reunir con algunos de los amigos de Matt del Campamento LGBTQ. Una
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Trevor también estaba entusiasmado con su trabajo, pero él se sentía un poco abrumado.
Había investigado un montón antes de comenzar, pero dijo que aún tenía mucho que aprender
sobre la industria de los juegos de azar. La jefa de Trevor tenía un MBA de Harvard y había
estado un poco preocupado de que ella hablara por encima de su cabeza, pero hasta ahora, ella
había sido increíble.
—Bien, hagámoslo —dijo Trevor, caminando por el pasillo.
Matt se giró para mirarlo y se quedó inmóvil. Él estaba bastante seguro de que su boca se
abrió. El largo cabello de Trevor estaba colgando sobre sus hombros. Llevaba una camiseta sin
mangas gris ceñida y jeans negros rotos. Pero lo que realmente atrapó a Matt fue el grueso
delineador negro, haciendo que sus ojos resaltaran de golpe y sólo un toque de brillo en sus
párpados. Mierda. Mierda, él era sexy.
—¿Demasiado? —preguntó Trevor, metiendo sus manos en sus bolsillos traseros.
Matt negó con la cabeza. No, Trevor era hermoso. No de una manera femenina, sino
masculina. Él había oído sobre el delineador de ojos, pero estaba seguro de que no lo había
visto todavía. Habían tratado de mantener un perfil bajo en Bodine después de las vacaciones.
Ellos ya eran la noticia más importante en el campus, por lo que ellos habían decidido pasar
los fines de semana en los dormitorios. De hecho, la única razón por la cual la vida no había
sido un infierno después de su salida pública fue porque nadie quería molestar a los delanteros
ofensivos de Matt. O delanteros defensivos para ese asunto. La única vez que unos chicos
habían ido tras Trevor, los futbolistas habían pateado algunos traseros... y nadie se había
atrevido de nuevo. Aun así, Trevor nunca se había arriesgado a usar maquillaje.
Y seguro como el infierno que ellos nunca habían ido a un club.
Trevor le dio una pequeña sonrisa y se acercó a Matt, alcanzando el paquete de Matt. Sí,
Matt estaba duro simplemente por un puto delineador.
—Supongo que te gusta —Trevor lo apretó a través de sus jeans.
—Eres hermoso —dijo Matt—, todos van a querer follarte. Podría ponerme celoso.
Trevor sacudió su cabeza—. Realmente no tienes idea de lo sexy que estás. Y cuando
haga esto en la pista de baile... —Trevor abrió los botones de la camisa de Matt, exponiendo
282
después.
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Matt gimió, su novio iba a matarlo. Respiró profundamente, se ajustó su erección y siguió
a Trevor afuera. Luego extendió su mano y agarró la de Trevor, entrelazando sus dedos. Y se
dirigieron calle abajo hacia el ruido de los clubes de Castro. Porque ellos podían hacer eso aquí.
Ser dos muchachos tomados de la mano mientras caminaban por la calle. Ya no era Matt
Lancaster, el quarterback de Bodine. Y Trevor no era el punk asiático en una universidad
bautista del sur.
Ellos simplemente eran dos sujetos enamorados. Y a las personas alrededor de ellos no
podía importarles menos. Era perfecto.
284
Fin.
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