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Introducción
• En un trabajo anterior (1962) he realizado una revisión de estas contribuciones, muchas de ellas de
autores argentinos.
En este trabajo traduzco "besetzung" como carga, catexis, o investidura, indistintamente, lo que quizá
20 no sea exacto. Al hacerlo reflejo el uso actual en nuestro medio.
Un aporte a la metapsicología del duelo
Algunas observaciones
~" :¿tiendO' por excitación propia o carga' p;opiá, a lo que Freud (1900, p. 594) describió asE: "Creemos
, que, partiendo de una idea propositada ('purposive idea'), 'una cantidad dada de excitación que lla-
mamos 'energla de carga', es desplazada a lo largo de los senderos asociativos seleccionados por
_ la idea propositada. Un tren de pensamiento que es 'dejado de lado' es aquél que no ha recibido
esta carga; un tren de pensamiento que es 'suprimido', o 'repudiado' es aquél del cual esta carga
,22 ha sido retirada. En ambos, casos quedan con sus excitaciones propias".
Un aporte.~. la metapsicología del duelo
• Para Lacan, citado por Leclaire (1976), "La pulsión ~e muerte tiende
Esta es una concepción similar, creo, a la que postulamos aquí,
a la descarga del siQnificªrI\\)",
:23
Carlos'
. '.'
Mario
. Aslan
mental del objeto perdido. Surge dolor psíquico, de cuya génesis nosccu-
paremos más adelante.
3. En "Análisis terminable e interminable" (1937), Freud dice: "De
qué modo partes de estas dos clases de instintos [Eros y el instinto de
muerte] se combinan para realizar las variadas funciones vitales, bajo qué
condiciones tales combinaciones se aflojan o se rompen, a qué trastornos
corresponden' estos cambios, 'y con qué sentimientos la escala perceptual
del principio del placer responde a ellos - estos son problemas cuya
elucidación sería el 'logro más recompensante de la investigación psicoló-
gica" (p. 243).
En este caso particular del duelo pienso que el Yo, respondiendo al
principio del placer, reacciona a la amenaza que contiene dentro suyo corno
frente a una situación de peligro, y moviliza su defensa. Esta consiste,
principalmente, en la recarga masiva erótica de la representación del objeto.
Justamente, pienso, la hipercatexis que se produce señala su carácter
defensivo.
La hipercatexis de la representación mental del objeto perdido pro-
duce varios efectos:
Este final ideal del duelo fue expresado por Freud (1937,c) de un modo
conmovedor en una carta a Marie Bonaparte: "V espero que pronto se con-
solará Ud. de mi muerte, y que me permitirá seguir viviendo en su recuerdo
amistoso - la única clase de inmortalidad limitada que reconozco".
Pero debemos tener en cuenta todos los factores internos y externos,
actuando e interactuando, que condicionan detenciones del proceso, reso-
luciones parciales, etcétera, que determinan todas las variables de duelo
patológico desde la melancolía hasta ciertas formas leves de depresión
neurótica, inhiblctones, etc.
5. Quiero recalcar que en la teoría corriente del trabajo de duelo, se
'considera que éste termina en identificaciones y recuerdos, o, en la formu-
lación más adecuada y elegante ele Baranger (1976): "El trabajo de duelo
es la transformación de un objeto introyectado en un objeto imaginario, y
en una identificación". La hipótesis que acabo de proponer supone que los
procesos consecutivos a la pérdida del objeto producen la transformación '
parcial de un objeto introyectado en una identifi~ación casi desde el comien-
zo del proceso de duelo. V que la esencia del trabajo de duelo, lo que lo
hace tan lento y fragmentado, consiste en la transformación de esas identi-
ficaciones iniciales "tanáticas", en identificaciones "eróticas", en neutra-
lizar, "domar" el sadismo de los aspectos de 'la representación mental de
objeto perdido sometido a la pulsión de muerte poco o nada fusionada o
neutralizada; a través de este trabajo surgen también recuerdos, ya meras
representaclones del objeto.
Frente a este cuadro, entendemos la expresión de Lagache (1938)
en el sentido de que el trabajo de duelo consiste en "matar al muerto"; pero
visto el proceso nos parece más adecuada la formulación de Garma: el
trabajo de duelo consiste en "darle vida al muerto".
6. , Otro punto que quiero tocar, aunque sea muy brevemente, es el
siguiente: se despr.ende de lo anterior la estrecha unidad entre la repre-
sentación mental del objeto y las instancias psíquicas del sujeto, especial-
mente su Yo. No, solamente porque la representación y la identificación 27
Carlos Mario Aslan
del objeto son modificaciones yolcas, sino porqúe.. como hemos señalado,
el representante psíquico del objeto .cornprende extensas porciones de
(huellas mnémicas) de la interactuación sujeto (Yo, Self)-objeto que son
afectadas por el proceso.
Es esta estrecha relación que subyace a uno de los mecanismos del
dolor psíquico. De tal modo que si la pérdida es real y como tal se registra
en su representación mental, el trabajo en sí del duelo es un proceso de
cambio (¿de cicatrización?) yoica básicamente .. No quiero dejar de rnen-
cionar al respecto dos contribuciones que me parecen muy pertinentes. La
de Garma (1931) se refiere a lo que él llama "unidad de placer", formada
por instinto, Yo y realidad. Es claro que la pérdida de un objeto real con-
lleva la del Yo y el .lnstinto correspondientes. La otra contribución es de
Grinberg (1962),quien hizo hincapié en considerar en los procesos de duelo,
además de la pérdida del objeto, la pérdida de los aspectos del Yo conte-
nidos. en él.
r
Pero un comentario de estas contribuciones me llevaría más allá de
los objetivos de este trabalo.,
1. Ambivalencia previa.
• Me ,parece claro que el término introyección suponla la inexistencia dentrc del' Y», de la represen-
tación dél objeto, previa .a .su pérdida, creo ,que se desprende 'd:el .trabajo 'de Abraham que intro-
yecclón equlv.aldrra a identificación, en- la termlnoloqta .actual. 'En ."EI Yo y el Ello'.' (1923, p. 29), '
Freud usa introyecci6n .como. sinónimo de identificación." ' 29
Carlos Mario Aslan
I
b.En el Yo más maduro y fuerte, las. mismas .sltuaclones anteriores:
producen una representación mental del 'objeto. ' A esto lo deno- '
minamos introyección.
c. Cuando sucede la pérdida del objeto, la sltuaclón económico-
dinámica que se produce recrea una situación traumática similar
a la descrita en a). Se produce una alteración yoica permanente, "
que registra rasgos del objeto introyectado, representación del.
objeto externo perdido a la que denominamos identificación'
secundaria. Es a este mecanismo que he atribuido la muy tem- :
prana tendencia a la identificación con el objeto perdido en el '
proceso .de duelo.
• Aqul duelo, mournlng en la S.E., debería en realidad ser traducido como aflicción o tristeza. Freud
34 usa en el texto predominantemente esta" acepción, pero también la acepción .de duelo como proceso.
Un aporte a la metapslcología .del duelo
Resumen
En este trabajo intento aplicar a la conceptuallzaclén del 'duelo' las teorías' íreudlanas
introducidas con posterioridad a la publicación" de "DUelo y' meiancolía", en especial la
teoría del instinto de muerte. Creo así poder explicar algunos procesos y
aspectos clínicos
del duelo no bien resueltos en esa obra, Planteo 'entonces una hipótesis del duelo que
podría- resumir ast:: Producida la pérdida, el' Yo, acatando 'su' juicio de" realidad que -le
informa de la pérdida, cesa en' su aporte libidinoso; al objeto interno que. representa psíqui-
camente el objeto perdido. Esto produce una defusión instintiva en el objeto interno, con
desneutralización de lapulsión de' muerte dentro. de esa..representación .. Se produce una
rápida desorqanízaclón, destructividad pasiva, etc., que es vivíd~ por el resto del Yo
como una situación .de peligro. Esto le lleva a mecanismos defensivos, principalmente la
recarga masiva erótica del objeto Internoen desorcanlzactón. .Lo . que' a vez produce su
variadas consecuencias: identificaciones que he denominado "tanátlcaá", objetos -.perse-
cutorios "muertos-vivos", pensamientos y recuerdos acerca del objeto perdido' que ocupan
la mente del sujeto. La evolución del proceso de duelo consiste, en los casos favorables,
en la transformación de las identificaciones "tanáticas" en "eróticas", en la desaparición
de los objetos persecutorios, en la producción de recuerdos y pensamientos reallstas y
adecuados acerca del objeto perdido. También .describo .Ia génesis y evolución de afectos
dolorosos y angustiosos al comienzo, y nostálqlcos al' final del proceso. .
Describo 'algunos factores que intervienen .negativamente en E!I proceso, Y cómo
la hipótesis' mencionada" puede ayudar a comprenderlos. Finalmente' planteo una hipótesis
'parcial acerca de' un mecanismo ......:.traumático- que intervendría' en las identificaciones,
'tanto en las primarias, como en las 'específicas' del duelo, las secundarias.'
Summary
In. this papero 1 try to apply freudian theories intruduced after .the, publlcatlon of
Móurning and Melancholy, especlallyvthat of the . death instinct,: to the conceptlon . of
mournlnq. In this way ícan explain some- processes and cllnlcal aspectsof- mourning whlch
are not fully .explaine~ .in:.Mourning :andMelancholy. ¡ 1.put forward ,.a hypothesls about . . 35
Carlos Mario Aslan
mourning which can be summarized as follow Once the loss suffered, the Ego, obeying
its reality-testing which shows that the object no longer exists, withdraws its libidinous
cathexis from the internal object that psychically stands for the lost object. This brings
about an instinctive disjunction in the internal object. with desneutralization of the death
instinct within that representation. This causes quick desorganization, passive destructl-
veness, etc., that is suffered by the Ego as a situation of danger. This, therefore, leads
the Ego to defence mechanisms, mainly the massive erothic re-charge of the internal object
in desorganization. This has different consequences; identifications which I hawe called
"thanatlc", persecutory objects "dead-allve", thoughts and memories about the lost object
that occupy the subject's mind. The evolution of the work of mourning consists, in those
cases of favourable evolution, of the reversal of the "thanatic" identification into "erothlc",
of the disappearing of persecutory objects, of the produetion of realistie and appropríate
memories ánd thoughts about the lost objeet. I also make a descrlptlon of the genesis
and evolution of affects, painful and anxious at the beginning and nostalgic at the end of
the process.
I describe some factors that have a negative influence on the process and I explain
the way in which the hypothesis mentioned aboye can be an aid in the understanding of
these faetors. Finally I put forward a partial hypothesis about a meehanism -rather trau-
matie- that probably participates in identifications, both primary and seeondary, charac-
terietie of mourning.
Résumé
ques", des objets de la persecution "mortsvifs", des pensées et des souvenlrs au sujet
de ['objet perdu qul prennent de [a place dans l'esprlt de ['objet perdu. Je décris aussi la
genes e et I'évolution des affections dculoureuses et angoissantes au début et nostalqlques
au bout du processus ..
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Comentarios y contribuciones
Willy Baranger
(sin nombrarla en este texto) en "Duelo y melancolía" recae sobre el objeto que se
lntroyecta como estructura endopsíquica (es el objeto en tanto "prosigue su existencia
en forma intrapsíquica"). La identificación, en particular la identificación primaria "previa
a toda carga de objeto" es, para Freud, otro tipo de vínculo objetal que no implica intro-
yección. Aunque esta lectura parezca complicar mucho las cosas, no podemos evitar la
conclusión de que el objeto de la introyección es, para Freud, un concepto profunda-
mente distinto del objeto de la identificación. Las condiciones que rigen la identificación
primaria no son condiciones económicas, sino estructurales.
En otras palabras, creo que conviene discriminar una identificación directa, centrí-
peta, estructurante de las instancias, y una identificación que se produce como resultado
de un proceso de asimilación siguiendo a la introyección del objeto como estructura ende-
psíquica.
En resumen: la idea de Carlos Mario Aslan, de una defusión de las pulslones de
,vida y de' muerte en el momento de la pérdida que origina el duelo me parece conforme
a· la lógica del pensamiento de Freud, al mismo tiempo que concuerda con la experiencia
clínica que tenemos todos: la inundación de los analizandos por fantasías y vivencias
tanátlcas en el momento del duelo. El problema del duelo' no es en primer término un
problema libidinal, sino tanático. El muerto se equipara inmediatamente a la muerte.
Pero la descripción cabal de la metapslcoloqta del duelo me parece exigir el concepto
de' 'un objeto lntroyectado considerado como estructura casi-persona' del mundo interno
(lo que también corresponde a la descripción de Freud) y esto me lleva a disentir acerca
de su concepto de la introyección y de la identificación.
Marcos Guiter
Son muchos, por lo menos entre nosotros, los investigadores que, apasionados
por la obra de Freud, intentan ir logrando una visión conjunta que sintetice ideas funda-
mentales que se encuentran más o menos desperdigadas, y buscan al mismo tiempo,
nuevos desarrollos. El doctor Aslan es uno de esos apasionados y su trabajo una intere-
sante muestra de los resultados de esa búsqueda. Como hay otros discutidores, no me
extenderé mucho en mi comentario. Tomaré sólo algunos puntos.
Comencemos por la descripción metapsicológica especfflca del duelo. Entiendo
que no fue alterada, pero sí desarrollada por Freud, no sólo en cuanto al problema de las
identificaciones, sino en cuanto al aspecto económico, particularmente en "Inhibición,
síntoma y angustia", en los apéndices B y C.. Si bien Freud no se· refiere allí al duelo, 41
Comentarios. y contribuciones
mecanismos que' subyacen a ,las 'identificaciones". Acá diría yo lo mismo que señalé
al comienzo sobre esta idea.
No encuentro, forzosamente coherente la postulación de que el "Yo tiende masi-
vamente a identificarse con 'la representación mental del objeto perdido tal como se
halla en ese momento", con la ulterior afirmación de que las primeras identificaciones
(tanáticas las llama Aslan) se hacen con las falencias, enfermedades, muerte, etc., del
objeto. Porque el duelo puede darse con un objeto que se perdió" no por muerte, sino
porque abandonó al sujeto- por cualquier razón, y el .estado en que "se halla en ese
momento el objeto" puede ser muy bueno. Salvo que Aslan se refiera al estado lntrapsí-
qulco, en el -sujeto, :
y tampoco es coherente, creo, el hecho de las, identificaciones "con los aspectos
n~gativos del objeto", con la "recarqa masiva erótica". Si el objeto e~ amado o inclusive
ideallzado, la identificación tendría que ser con esos aspectos. .
Tal vez habría que pensar que el objeto está "recargado" totalmente, tanto con
amor como con odio y que con esta "recarga instintiva masiva", diría yo, las primeras
identificaciones pueden ser más o menos "tanáttcas" o eróticas. Excepto que laque
Aslan dice pudiera explicarse por el hecho de que la situación traumática consecutiva
a' la "recarga masiva instintiva" desencadena la primacía del instinto de muerte y éste
no puede sino orientar identificaciones "con los aspectos negativos' del objeto".
Aslan afirma que "la esencia ,del trabajo de duelo, lo que lo hace tan lento y frag-
mentado consiste en la transformación de esas identificaciones iniciales -tanátlcas», en
identificaciones 'erótlcas', en 'domar al sadismo', etc.". Pienso que es útil .postular el
trabajo de 'duelo desde la teoría de 1920, aunque no veo en qué cambia básicamente las
ideas dé Freud ni me parece acá Aslan más explícito que Freud, con, por ejemplo, la eventual
hlpótesls de la "viscosidad de la libido". En todo caso, la pregunta continúa. Sé efectúa
la:"doma". Pero ¿cómo?
. ,Aslan toma luego en cuenta el concepto de ambivalencia y el rol del Superyó, Dentro
de este último, ítem, "aventura la hipótesis" de que cuando "la introyección fuerza al Yo
a una conducta determlnadav.modalldad, actitud, etc., corresponde al objeto introyectado
en el Yo; y cuando lo juzga, 'critica, ordena, etc., corresponde al objeto introyectado en el
Superyóy es identif.icación superyolca". Esta es. una antigua discusión acerca de qué y
sobre -dóndé se 'efectúan las ide~tificaciones. Creo que la hipótesis de Aslan es correcta
si tomamos al Superyó sólo como conciencia moral. Tomándolo más ampliamente, como
lristancla autoobservádora y corno ideal del Yo, tal como lo postula' Fréud im escritos
rrietapsicológicosavanzados ("Nuevas aportaciones", de 1933, por' ejemplo), la diferen-
ciación se torna más difícil dado que la capacidad de autoobservactónno es, en sí misma,
crítica, y en cuanto al Ideal del Yo, es un modelo al cual se aspira pero no es propiamente
el censor. Y tanto el objeto incorporado en calidad de observador como el incorporado en
Comentarios y eontrlbuclones
44
Comentarios y contribuciones
Rubén C. Piedimonte
Desde Freud, muchos son los autores que han intentado llenar ciertas brechas de
la teoría; por ejemplo, Fairbain con la conceptualización. pulsional y el retorno de los
objetos; Wisdom y su enfoque metodológico de la relación entre el Yo y los objetos lntro-
yectados; Rosenfeld, el narcisismo y la dualidad pulsiorial; y entre nosotros, Baranger,
Cesio y otros. A pesar de esto muchos son los interrogantes que todavía persisten sin
respuestas satisfactorias en lo que concierne a la dinámica del duelo y de la melancolía.
El Dr. Aslan hace muchos años que se ocupa del tema y que nos ofrece sus puntos
de vista y sus investigaciones al respecto. El interés y la seriedad puestos en sus aporta-
ciones nos obliga a que más que una crítica podamos seguir planteando dudas que per-
sisten en muchos de nosotros y facilitar así, que sus 'respuestas nos ilustren más y
podamos completar nuestro conocimiento respecto a tan cuestionado tema.
Comenzaríamos por señalar que en lo que él rotula como "Algunas observaciones",
por ejemplo en el punto 1), cabría incorporar ya el tema del narcisismo.
Freud nos deja entrever en todo lo que atañe a la problemática de la pérdida del
objeto y del desarrollo del duelo, un proceso que sienta su base, desde el punto de vista
libidinal, sobre un fondo eminentemente narcisista; y en lo que atañe a los intereses del
Yo. egoísta. Por lo tanto, toda renuncia a perder un objeto, o todo rechazo a renunciar
a sus beneficios. podría estar asentada en lo que el Yo entiende como pérdida de su
bienestar o peligro de pérdida de la satisfacción de su necesidad. Esto ya nos daría una
primera diferencia conceptual entre este desarrollo desde Freud y otros, por ejemplo,
el realizado por Melanie Klein y sus continuadores.
En la misma línea estaría el planteo realizado en el punto 2), también de "Algunas
observaciones" donde se pone en cuestión si se habla de los objetos reales objetivos o de
su representación mental.
A pesar de que es probable que Freud no haya dado al respecto un juicio categórico,
desde "Las pulsiones y sus destinos" nos habla de un objeto con un carácter contingencial
tal, que parecería ser que este objeto de la realidad tiene más importancia como un repre-
sentante del deseo del sujeto que del objeto en sí mismo. En otras palabras, el objeto
externo sería para el sujeto en tanto contingente, una combinación de aquellas huellas
primordiales en el orden de la satisfacción de dicho sujeto más. toda la construcción mito-
lógica a que ésta ha dado lugar: El objeto, en la melancolía, estaría muy cerca, por su
corta distancia simbólica, de aquellas representaciones- primordiales correspondientes a'
las experiencias más tempranas del sujeto.
En cuanto al afecto, señalado por el autor en el punto 3) de este mismo acápite,
Freud lo pone en cuestionamiento, o mejor dicho, cuestiona su status inconsciente. Es
decir, el afecto para Freud, por lo menos en sus desarrollos de metapsicología, es la carga 45
'Comentarios y contribuciones
que se cualifica solamente en el momento de su descarga. Por Io tanto, 'el afecto sería
una cualificación de las cargas del inconsciente que tienden a dejar de ser inconscientes.
En este sentldo.t tendrfarnos-aquí otra diferencia respecto a la vlnculaclón.del Yo con el
objeto, como es' conceptual izado dentro de la teoría kleiniana.
El Dr. Aslan se' ocupa además de la dinámica de las pulsiones de vida y de muerte.
Este punto y el relacionado con las identificaciones son los más significativos de su trabajo
Podríamos señalar cómo en la obra de Freud surgen, en algunos -mornentos, las
pulsiones de vida y de muerte como una combinación aúna sumatoria que daría a la
postre un resultado respecto del 'destino del objeto hacia el cual van dirigidos: Esto es lo
que es retomado posteriormente por la teoría kleiniana como monto de instinto de vida
y monto de instinto de muerte en función de la relación objetal, y es en este sentido
como' lo trata el autor.
Sin embargo, no es todo lo que Freud señala al respecto, especialmente en el año
191,9en "Más allá del principio del placer", al decirnos que el instinto de vida es el relieve
producto del desequilibrio pulsional realizado sobre el fondo oscuro y silencioso del lns-
tinto de muerte, nos habla más que de una 'equivalencia desde el punto de vista econó-
mico instintual, de un proceso donde 'la existencia de una de ,las pulsiones no es compren-
sible sino en función de la exist~ncia y funcionamiento de la otra. Para ser más
claro, parecería ser que a pesar de señalar nítidamente la oposición de las tendencias,
la pulsión de muerte aparecería como la cara oculta de la pulsión de vida. En otras pala-
bras, se haría evidente la pulsión de muerte en la caída de la pulsión de vida como la
inevitable manifestación de su déficit. Es .en este sentido que podernos entender mejor
cómo la pulslón de muerte no tiene ,ni busca objetos, y sí se manifestaría cuando la
pulsión de vida, expresada a través de ,la libido, retiraría sus cargas del objeto al cual
estaba destinada. Pero entonces se nos' reabre, nuevamente •. la vieja cuestión de qué
ocurre en el duelo cuando el, retiro de la libido del objeto que teóricamente constituiría
un Yo megalómano recargado de libido se nos muestra, a través' del proceso clínico,
como un Yo empobrecido, deteriorado, que es donde Freud no se explica cómo el narcl-
sismo permite que el Yo atente contra sí mismo. Este juego dialéctico entre las pulsiones
es el que haría despegar algunas de las teorlzaclones freudianas de cierto' anclaje blo-
logista, y posiblemente también, no colocar un exagerado énfasis en la situación econó-
mica instintual. De esta manera, suelo biológico y suelo pulsional quedarían algo más
diferenciados aunque no expliquen muchas de las cuestiones que nosotros todavía mante-
nemos en cierta penumbra.
'Más adelante, el 'autor alude respecto' al retiro 'de cargas del' "objeto externo".
Naturalmente lo hace como muchos otros autores cuando diferencian, de alguna, manera,
46 el objeto interno y el objeto externo.
Comentarios y contribuciones
El último punto que tomaré en consideración, quizás .el más original de este tra-
bajo, es el criterio respecto a la génesis traumática de las identificaciones.
En este sentido, no ya suponiendo la inexistencia del trauma referido por el autor.
sino tratando de crear un perfil un poco más comprensible, a mi juicio: del 'significado
de lo traumático, creo que sería útil esclarecer si con el calificativo de traumático enten-
demos también aquellos acontecimientos producidos con anterioridad al Complejo de
Edipo. y' me refiero al Complejo de Edipo según la descripción freudiana. Quiero decir
con esto que si lo traumático puede ser diferenciable en estos períodos del displacer como
tal que genera, en algunos casos, la disociación del Yo como. defensa descrita por
Freud, o los fenómenos de repudiación que van a ser conceptual izados como traumáticos
desde el momento de la situación edíplca en forma retrógrada. Es decir, que en la evolu-
ción del sujeto humano, el problema que en un primer momento, de ser general e ines-
pecífico como es el gran fenómeno del displacer va, a lo largo del desarrollo, singulari-
zándose y culmina adquiriendo un status propio al cual podemos' denominar ya traumá-
tico como significación particular al instalarse la castración en el Complejo de Edipo.
Probablemente, la pregunta se podría resumir si la enunciásemos en estas pala-
bras: ¿es traumática la situación de displacer habitual y común a lo largo del proceso
de desarrollo, o solamente lo es cuando se impone la castración y aquel displacer -in-
característico en un principio- marcado ahora por la castración se inscribe en un nuevo
orden significado sexualmente por el Complejo de Edipo, y es desde allí desde donde
podemos hablar de etiología traumática?
Seguramente, habría muchos otros temas a considerar e, insisto una vez más, para
establecer un diálogo con el Dr. Aslan sobre las interesantes ideas que vierte en este
trabajo, pero en homenaje al espacio que corresponde a este tipo de aportaciones, quedo
a la espera de que esto pueda significar una modesta contribución que dé alguna apero
tura y tratar así de comprender, cada vez un poco más, estos difíciles problemas que
tan bien el autor ha sabido enfocar y desarrollar a lo largo de varios años.
Agradezco al Dr. Aslan esta oportunidad y le reitero mis felicitaciones y mis respetos.
49
Respuesta a los comentarios y las contribuciones
Muchas de las ideas que planteo en este trabajo fueron estimuladas por la lectura
de trabajos de W. Baranger, por intercambio de. ideas con él, por su seminario "La teoría
del objeto en Psicoanálisis". El comentario de W. Baranger a mi trabajo no escapa a las
características estimulantes y proficuas que siempre ha tenido para mí el intercambio
científico con él. Quiero expresarle aquí mi gratitud por todo ello.
Del comentario de W. Baranger deduzco que está de acuerdo con mi hipótesis
en algunos aspectos (esencialmente los que derivan de la aplicación a los procesos de
duelo de la teoría de la pulslón de muerte), mientras que, debido a discrepancias con
respecto a algunos supuestos previos (los planteados por mí en los puntos 2 y 3 del
apartado "Algunas observaciones"), no me podría seguir en las partes de mi hipótesis
en que aquéllos están involucrados.
Sin negar las diferencias que señala W. Baranger, tengo la impresión (o por lo menos
el wishfull·thinking) de que el esclarecimiento o la ampliación de alguna de mis postula-
ciones podrían mostrar que las discrepancias no son tan extensas como parecerían. Al
realizar esta labor, necesariamente tendré que referirme a cosas bien conocidas, por lo
que me excuso desde ya.
d. Esta "representación psíquica del objeto externo", objeto interno, objeto intro-
yectado, por sus aspectos inconscientes, por su conexión con las pulsiones, por las posi-
bles condensaciones, desplazamientos, etc., puede adquirir cierta "vida propia", "movili-
dad", cierta independencia. Pueden manifestarse a la consciencia como imágenes, fanta-
sías, símbolos, pensamientos, afectos, acciones. Incluso diría que tiene, y no sé si
W. Baranger me seguiría, cierta "sustancialidad".
. 3... Cuando señalé que el Yo acata este juicio (de realidad) y -contrariamente a
54 lo señalado .por Freud-> procede a retirar de tnmedlato su libido de la representación
Respuesta a los comentarios y contribuciones
mental del objeto perdido". empleé quizá una formulación, que se presta a equívocos.
Lamento que haya sido así pues éste es un punto muy básico en mi hipótesis. Empleé
de inmediato en su acepción de instantaneidad (opuesto a lentamente. paulatinamente),
implicando que se retira ya, toda la libido. En el párrafo siguiente señalo qulzá más
adecuadamente. "este retiro o. más bien. cese deaporte de carga erótica ... " Para expresar
con más claridad mi pensamiento diré. a riesgo de repetirme. que el Yo. acatando su
juicio de realidad no aporta más libido, no carga más la representación psíquica del objeto
perdido. Comienza así un proceso que, irregular pero rápidamente, va produciendo un
proceso de desintegración psíquica de la representación mental del objeto perdido. Este
proceso se debe, según postulo, a que la pulsión de muerte no está ya más neutralizada,
contrarrestada, sobrepasada, por las pulsiones de vida.
Guiter, a favor de la ambigüedad cierta del término "de inmediato", entendió que
no había contradicción entre mi formulación y la de Freud, ya que "de inmediato" lo
adscribió a su significado en cuanto a que el proceso comience de inmediato, pero no
en cuanto a que se refería a la masividad del mismo. Sin embargo, quisiera insistir,
porque este punto es importante en mi formulación por varias razones. Una de ellas
es que provee, creo, una posible explicación metapsicológica de la lentitud del proceso
de duelo.
Cuando Guiter dice que el proceso de retiro de la libido "es sencillamente lento
y gradual, como todos sabemos, .. " está en buena compañía. El propio Freud señala: "es
algo de observación general .que la gente nunca abandona uria posición libidini. '. " "
También Pollock, autor de varios -trabajos en relación al duelo, escribe: "El retiro de la
libido, sin embargo, no puede ser realizado en un tiempo muy corto si lo que se perdió
era significativo para el sujeto en duelo. He aquí la explicación del gradual y relativa-
mente largo y estirado proceso".
"Es algo de observación general" (Freud); "es sencillamente lento y gradual, como
todos sabemos" (Guiter); " ... no puede ser realizado en tiempo muy corto si lo que
se perdió era significativo para el sujeto (, .. ) He aquí la explicación ... , etcétera" (Pollockl,
son descripciones, no explicaciones. Creo que con las hipótesis expuestas en mi trabajo
me acerco a una posible explicación metapslcolóqlca del proceso,
5. Guiter acepta mi hipótesis acerca del Superyó como estructura funcional, aunque
sólo si tomamos al Superyó en sentido restringido, como conciencia moral. No así si
incluimos dentro del Superyó a una instancia autoobservadora y al Ideal del Yo. Si
en vez de haber formulado la frase ••... y cuando lo juzga, critica, ordena, etc.", lo hubiera
hecho así: ••... y cuando lo juzga, critica, ordena, observa, .se plantea como Ideal, etc., ,"
56 ¿persistiría la objeción de Guiter?
Respuesta a los comentarios y contribuciones
Mi intención fue señalar que la "ambigua discusión acerca de qué y sobre dónde
se efectúan las identificaciones" a que se refiere Guiter, es quizá un falso problema.
No habría una- introyección (y luego identificación) en el Yo o en el Superyó, sino que
se introyectaría (y se identificaría) un objeto que cuando funciona de determinada manera
se lo reconoce como yoico, y cuando funciona de otra determinada manera se lo reconoce
como superyolco,
Para terminar, quiero agradecer nuevamente a Guiter su concienzuda discusión
que representa para mí una valoración distinguida.
1. Estoy totalmente de acuerdo con Rubén Piedimonte en que la teoría del duelo
de "Duelo y melancolía" está asentada sobre la teoría del narcisismo. También con la
dlferencla de este enfoque .con el de M. Klein. Justamente, mi tentativa fue describir
una alternatlva a esas dos posiciones; y he tratado de incorporar para ello los desarrollos
freudlanos posteriores, en especial la teoría del instinto de muerte, la segunda tópica,
I~ angustia señal, etcétera.
3. Es cierto que Freud duda del status inconsciente de los afectos en la metapslco-
logía de 1916·17. Pero más adelante afirma su existencia. ¿No es acaso. la angustia señal,
pivote de toda la psicopatología después de 1926, un afecto inconsciente? El problema 57
Respuesta a los comentarios y, contribuciones
obtiene una solución a partir de la segunda tópica, con la diferenciación entre la percep-
ción y la consciencia (o conscientización) de un afecto. Así el Yo inconsciente puede
percibir afectos (por ejemplo, la angustia señal) que pueden o no hacerse conscientes.
Bibliografía
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