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Consejo Latinoamericano de Iglesias Conselho Latinoamericano de Igrejas
La violencia contra las mujeres hechiceras
Mercedes Brancher
“Los derechos humanos de las mujeres y de las niñas
son inalienables
y constituyen parte integrante e indivisible
de los derechos humanos universales.”
Resumen
Dos son los énfasis destacados en este ensayo sobre Éxodo 22,17. De un lado,
se rescata el importante papel social ejercido por las mujeres hechiceras en la
preservación de la vida y en los cuidados de la salud del pueblo. Su poder era
autónomo, por lo tanto, no institucionalizado. Por otro lado, se evidencia el uso
de la recopilación del Libro de la Alianza como mecanismo justificador de la
violencia contra las mujeres hechiceras. Se verifica que la religión del santuario
fortalece y legitima el patriarcado como principio estructurador de la sociedad.
Abstract
This essay based on Exodus 22,17 remarks two main things. Firstly, it rescues the important social role carried out
by witches in the preservation of life and also in taking care of the people health. The power of these women was
autonomous, that is, it was not institutionalized. Secondly, it is evident the use of the materials collected in the Code
of Covenant as instruments to justify violence against witches. This means that the temple religion is an instrument to
strength and to legitimize the patriarchal system as a principle which structures the society.
El artículo presenta un ensayo basado en la sentencia jurídica que prescribe a las mujeres hechiceras. En la
investigación, no destaco a la persona como un sujeto social aislado y circunstancial, sino la pongo en evidencia
como representante de un colectivo.
El objetivo del ensayo es el de analizar la violencia contra las mujeres hechiceras estructurada en el discurso
jurídico de Ex 22,17 que afirma: “aquella que practique la hechicería no la dejes vivir”. El estudio de la violencia con
las mujeres hechiceras tanto a nivel interpersonal cuanto estructural pondrá en evidencia los mecanismos
justificadores de la violencia contra las mujeres.
1. Una visión panóramica
El Libro de la Alianza deja visible varias categorías de mujeres prescritas a partir de función sexual: madres, hijas,
esclavas concubinas, vírgenes, esposas embarazadas y viudas. La hechicera es la única categoría que se describe
a partir de su función pública.
Los cuerpos de las mujeres prescritos en el Libro de la Alianza cargan una marca común: la violencia. Ella está
diversificada. Sus marcas están presente en “señor” (’adon) que golpea los cuerpos de sus esclavas (21,2021),
que se apropia de las criaturas de sus esclavas (21,4), que compra una esclava para el concubinato y, cuando no le
agrada la vende a extraños (21,8) y también cuando toma otra mujer dejando de atender los derechos de la primera
(21,1011). La violencia está también en el hombre (’ish) que golpea el rostro de sus esclavas destruyéndole el ojo,
quebrándole los dientes (21,2627), que vende a la hija como esclava para siempre (21,7), que seduce y estupra a
la virgen no prometida (22,15), que golpea y machaca a mujeres embarazadas (21,22), hijos que tratan con
violencia a sus madres (21,15.17), viudas que son presionadas, oprimidas, maltratadas (22,2122) y, hechiceras no
pueden vivir (22,17).
La construcción literaria del texto deja claro que el hombre (’ish) es el agente de la violencia contra las mujeres.
Todo el derecho está enfocado hacia el hombre . El Libro de la Alianza recoge las experiencias vividas en las
montañas de Palestina entre los años 1250 a 1050 a.C.
2. Las mujeres y la magia
En el Antiguo Testamento, la hechicería se sitúa entre las prácticas consideradas mágicas. Los términos más
usados para expresar las prácticas de magia son “hechicería o encantamiento”, “adivinanzas”, “astrología”,
“necromancia”, “espíritu familia”, “susurrar, murmurar”. Los diccionarios presentan un amplio campo semántico
relacionado con las prácticas mágicas. Demuestran que las actividades mágicas en el Antiguo Oriente eran
comunes y diversificadas. Dependiendo de las regiones, las “prácticas de hechicería o de encantamiento” adquirían
una faceta propia. En Egipto, la “magia” indica exactamente un poder sobrenatural que posibilita a las diosas y a los
dioses para realizar milagros. A las diosas se las invoca por medio de textos mágicos basados en los mitos divinos.
El encantamiento concentra y completa los eventos del mito con la nueva realidad y una vez más la cura de la
divinidad toma posesión en la persona devota. La finalidad de encantar y repetir fórmulas mágicas es para activar
el poder de las diosas y de los dioses.
El rey Saúl que había expulsado de Ramá a todas las personas con poderes mágicos ordena a sus siervos
diciendo: “búscame una mujer, dueña del espíritu de necromancia para que yo vaya a ella y la consulte”. Saúl
quería comunicarse con el espíritu de Samuel que ya había muerto (v.3). El pedido es explícito: “busca a una
mujer”. Los siervos conocen la necromante y saben donde vive (1Sm 28,125). Saúl le pide un “oráculo, por favo”.
Rebeca consultando a Yhwh (Gn 25,2224). Se dirige directamente a la divinidad y recibe el oráculo divino. Es un
texto muy antiguo que muestra a la mujer consultando a Dios car a cara como Moisés (Ex 33,711). Rebeca, que
tiene como diosa Innana, practica oráculos. Ejercita también la profesión de curandera y partera. Conoce y usa
hierbas y bálsamos para curar heridas, quemaduras y otras enfermedades.
Entre los israelitas exiliados en Babilonia había profecías mágicas ejercidas por las mujeres (Ez 13,1723). Los
israelitas son acusados de adherirse a estos procedimientos. En el Antiguo Testamento, tanto en el Primero como
en el Segundo Templo, estas prácticas de magia, encantamiento y brujería eran vitales y ampliamente populares.
3. La magia en el Antiguo Oriente
En el Oeste Semita, hay textos mágicos como los de Ras Shamra que registran acciones fascinantes y encantos
contra picadas de cobras. Las hijas de las diosas del sol piden ayuda de sus madres en los encantamientos.
También se invoca a otras divinidades. La brujería o magia es la que habla a un perjudicado sobre lo que debe
hacer y explica lo que va a pasar, como actuar, como untar. La hechicería era practicada con fórmulas mágicas de
encantamiento, que atendían todas las formas posibles de enfermedades y adversidades, como aborrecimientos,
infortunios, contrariedades e infelicidades.
En la cosmovisión popular de la Antigua Mesopotamia, el mundo estaba habitado por muchos espíritus y demonios
peligrosos. El miedo al poder de los espíritus hacían parte de la vida cotidiana del pueblo. Los poderes de la
maldad estaban presentes en el imaginario simbólico popular. Existen textos de conjuros contra los demonios
portadores de calamidades y epidemias y textos de presagios basados en el arte de la adivinación, que aparecen
especialmente en la Mesopotamia. La práctica de encantamiento era una función sacerdotal importantísima para
este pueblo que vivía en constante miedo de las fuerzas maléficas, de los malos espíritus y demonios peligrosos.
Entre los pueblos asiriobabilónicos, las mujeres hechiceras ocupaban un lugar de mayor importancia que el mago
o hechicero. Ellas tenían mucho conocimiento de hierbas medicinales, bálsamos y masajes. Su trabajo cotidiano
les daba mucha experiencia y sabiduría. Nunca desarrollaban solas sus tareas. Siempre estaban rodeadas de
aprendices y de otras mujeres. El aprendizaje era mutuo y permanente. Poseían sus propias divinidades. Los
beneficios de la magia no eran provenientes solo de rituales mágicos, sino que venían acompañados con
porciones medicinales y de la relación con lo sagrado.
4. La irreverencia garantiza la memoria
Se sabe que la escritura tiene su origen en las ciudades y junto a los templos. Los escribas del santuario son los
organizadores del Libro de la Alianza. El código jurídico está usado para excluir del medio de los clanes
palestinenses la religión de la casa y las prácticas mágicas ejercidas por las mujeres. La sentencia que dice:
“aquella que practica la hechicería no la dejes vivir” institucionaliza y legitimiza la violencia contra las mujeres
hechiceras.
La casa es el espacio sagrado de la hechicera. Allí atienden a las personas y construyen relaciones
interpersonales. Las hechiceras se vuelven un desafío para los escribas del santuario porque su poder no está
institucionalizado. Es un poder individual y autónomo. Su autoridad es incontrolable porque proviene de dones
personales aliados a los poderes mágicos y a las fuerzas divinas. Este poder es visto por los escribas como
peligroso y subversivo. Los escribas reconocen que el poder de las mujeres hechiceras es el único poder que
puede impedir el proyecto social del santuario.
En este contexto es en el que se debe comprender el significado de la expresión “no dejes vivir”. Ella es una
expresión técnica para designar la eliminación del sujeto social (Nm 31,15; Dt 26,16). La determinación de la
sentencia no es contra las prácticas de hechicería, sino que es contra las mujeres que controlan estos poderes
mágicos. La intencionalidad de los recopiladores no es acabar con la práctica de la hechicería, sino impedir que las
mujeres ejerzan esa práctica. Por eso, la sentencia está dirigida, exclusivamente, contra las hechiceras. El discurso
jurídico está usado para estructurar y naturalizar la violencia contra las mujeres hechiceras. La insubordinación de
las hechiceras está exactamente en no someterse a las estructuras sociales que legitiman la desigualdad sexual. El
mecanismo usado para someter, controlar y justificar la violencia contra las mujeres hechiceras es el código
jurídico.
Concluyendo, a pesar de toda la violencia contra las mujeres hechiceras, ellas continúan presentes. Su rebeldía e
irreverencia le dan historia y memoria.
Mercedes Brancher
rua Teodoro de Beaurepaire 164/83
São Paulo/SP
04279030
Brasil
mebrancher@uol.com.br
Este artículo se basa en la tesis de doctorado de Mercedes Brancher presentada en la Universidade Metodista de
São Paulo, Programa de PósGraduação em Ciências da Religião, el día 20 de septiembre del 2004, teniendo
como título: La violencia contra las mujeres en la vida cotidiana: un estudio del Libro de la Alianza a partir del Éxodo
20,2223,19.
Derecho reconocido por la ONU, en la Coferencia Mundial de los Derechos Humanos, Viena/Austria, junio de 1993,
art. 18. Disponible en: http://www.redemulher.org.br/valeria.html. Acesso en: 27 noviembre de 2003.
Estoy siguiendo el orden numérico del texto hebreo de la Biblia Hebraica Stuttgartensia, editada por Karl ELLIGER
y Wilhelm RUDOLPH, Stuttgart: Bibelgesellschaft, 1967/77.
Quien sigue el manuscrito de Leningrado B19A (L), encontrará diferencia en la numeración de Ex 2122. La Biblia
Hebraica Stuttgartensia considera Ex 21,137; Ex 22,130. Respecto al escrito de “L” entiende Ex 21,136; Ex 22,1
31.
Elisabeth Schüssler FIORENZA, Pero ella dijo: prácticas feministas de interpretación bíblica, Madrid: Trotta, 1996,
p.151153.
Para consultar Ex 21,7.12.14.16.18.20.22; 21,26.28.29.33. 35.37; 22,4.6.9.13.15.
Brevard CHILDS, The Book of Exodus A Critical, Theological Commentary, Philadelphia: Westminster, 1974, p.467
e 477.
El texto masorético traduce: piel, participio, femenino singular (“aquella que hace hechicería”, “la hechicera”). Sigo
esta traducción. La LXX (y Siríaco y Targum) traducen: masculino, plural (las medicinas, los fármacos, los
hechiceros no vivirán).
The Hebrew, Aramaic Lexicon of the Old Testament, vol.2 (The New Köhler/Baumgartner in English, Brill: Leiden
New York, 1995, p.503.
Theological Dictionary of the Old Testament, vol.7 (Johannes BOTTERWECK, Helmer RINGGREN e HeinzJosef
FABRY, editores), Michigan: William B. Eerdmans Publishing, 1995, p.361.
Consulte Theological Dictionary of the Old Testament, vol.7 (Johannes BOTTERWECK, Helmer RINGGREN e
HeinzJosef FABRY, editores), Michigan: William B. Eerdmans Publishing, 1995, p.360361.
G. GERLEMAN y E. RUPRECHT, Diccionario teológico manual del Antiguo Testamento, Madrid: Cristiandad, vol.1,
1978, p.650654.
Anita DIAMANT, A tenda vermelha, Río de Janeiro: Sextante, 2001, p.190.
Martin NOTH, The Old Testament World, London: Adan and Charles Black, 1996, p.293.
Martin NOTH, El mundo del Antiguo Testamento, Madrid: Cristiandad, 1976, p.287.
El desarrollo de la escritura con la incorporación de elementos gramaticales se produjo después del año 3000 a.C.,
en Sumer. Marcó un momento decisivo en el desarrollo de la civilización mesopotámica. Las escuelas formaban
sistemáticamente a los escribas para cubrir todas las necesidades estatales incluyendo del saber sagrado.
Posteriormente, la creación de archivos se institucionalizó más la administración de las actividades económica y
políticas de los templos y de los palacios (Gerda LERNER, La creación del patriarcado, Barcelona: Crítica, 1990,
p.9495).
Conforme al comentario de Ex 22,17, André CHOURAQUI, A Biblia Nomes (Êxodo), Río de Janeiro: Imago, 1996,
p.270
El Consejo Latinoamericano de Iglesias es una organización de iglesias y movimientos cristianos fundada en Huampaní, Lima, en noviembre de 1982, creada para
promover la unidad entre los cristianos y cristianas del continente. Son miembros del CLAI más de ciento cincuenta iglesias bautistas, congregacionales,
episcopales, evangélicas unidas, luteranas, moravas, menonitas, metodistas, nazarenas, ortodoxas, pentecostales, presbiterianas, reformadas y valdenses, así como
organismos cristianos especializados en áreas de pastoral juvenil, educación teológica, educación cristiana de veintiún países de América Latina y el Caribe.