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Sufragio femenino

El sufragio femenino o voto femenino hace referencia al derecho de voto ejercido por
las mujeres y por lo tanto el derecho político y constitucional a votar a los cargos
públicos electos así como a ser votado. El sufragio abarca por lo tanto al activo, donde
se determina quienes tienen derecho al ejercicio del voto como al denominado pasivo,
que se refiere a quienes y en qué condiciones tienen derecho a ser elegidos.

El sufragio femenino como derecho humano universal


Véanse también: Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación
contra la mujer y Declaración sobre la eliminación de la discriminación contra la mujer.
La legislación internacional reconoció el sufragio femenino a través de la Comisión de
Derechos Humanos de las Naciones Unidas. En 1948, las Naciones Unidas aprobaron
la Declaración Universal de los Derechos Humanos,1 cuyo artículo 21 declara:
# Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o
por medio de representantes libremente escogidos.

1. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las


funciones públicas de su país.

2. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta


voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de
celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u
otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.
La Convención sobre los derechos políticos de la mujer2 (Convention on the Political
Rights of Women) fue adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en
la resolución 640 (VII), de 20 de diciembre de 1952 y entró en vigencia el 7 de julio de
1954, basándose en el Artículo 21 de la Declaración de Derechos Humanos, y
explicitando el derecho de las mujeres al voto y su acceso a cargos públicos. En su
Artículo I, la convención dispone:
Las mujeres tendrán derecho a votar en todas las elecciones en igualdad de
condiciones con los hombres, sin discriminación alguna.

Movimiento sufragista
El movimiento internacional por la reivindicación del derecho al sufragio femenino es
alentado y desarrollado por las mujeres sufragistas. Es un movimiento reformista
social, económico y político que promovía la extensión del sufragio (el derecho a votar)
a las mujeres, abogando inicialmente por el «sufragio igual» (abolición de la diferencia
de capacidad de votación por género) en lugar del actual «sufragio universal» (abolición
de la discriminación debida principalmente a la raza), ya que este último, en los
comienzos de la reivindicación del sufragio femenino fue considerado demasiado
revolucionario.
Las sufragistas son miembros de diferentes asociaciones con el mismo objetivo, pero
usando diferentes tácticas; por ejemplo, las sufragistas británicas se caracterizaban
por un tipo de defensa más combativa. Algunas sufragistas destacadas fueron Emily
Davison, Emmeline Pankhurst, Carmen Karr entre otras. En 1904 se fundó en Berlín
por Carrie Chapman Catt, Millicent Fawcett y otras feministas la Alianza Internacional de
Mujeres que reivindicaba el sufragio femenino. En otros países el sufragio femenino se
logró desde las instituciones del estado mediante leyes que fueron impulsadas
directamente por mujeres en la política como el caso de España con Clara Campoamor,
Argentina con Alicia Moreau de Justo y Eva Duarte de Perón o México con Elvia Carrillo
Puerto.
Los principales objetivos del movimiento feminista siguieron y siguen siendo los
mismos: la incorporación de la mujer al trabajo durante la I Guerra Mundial, derecho
de voto, la mejora de la educación, la capacitación profesional y la apertura de nuevos
horizontes laborales, la equiparación de sexos en la familia como medio de evitar la
subordinación de la mujer y la doble moral sexual. La gran novedad vino de la amplia
movilización colectiva que supo dirigir el movimiento sufragista en determinados
países.

Cronología histórica de la aprobación del voto femenino


El sufragio femenino ha sido aprobado (y revocado) varias veces en distintos países
del mundo. En algunos países como Estados Unidos o Sudáfrica el sufragio femenino se
ha autorizado antes que el sufragio universal; así, una vez concedido éste a los
hombres y mujeres europeos, aún se les seguía negando el derecho a votar a
hombres y mujeres de otras etnias. No obstante, en la mayoría de países el sufragio
femenino ha sido el que ha llevado al universal.

 En 1776 en Nueva Jersey se autorizó accidentalmente el primer sufragio


femenino (se usó la palabra «personas» en vez de «hombres»), pero se abolió
en 1807.

 En 1838 se aprobó el sufragio femenino (con las mismas características


propias que el masculino) en las islas Pitcairn (territorio británico de ultramar).

 En la segunda mitad del siglo XIX, varios países y estados reconocieron un tipo
de sufragio femenino restringido empezando por Australia del Sur en 1861.

 En 1869, el Territorio de Wyoming se convirtió en el primer estado de EE. UU.


donde se instauró el «sufragio igual» (sin diferencias de género) aunque no el
sufragio universal (no podían votar hombres ni mujeres de piel oscura).

 En 1893 se aprobó en Nueva Zelanda el primer sufragio femenino sin


restricciones, gracias al movimiento liderado por Kate Sheppard. De todos modos a
las mujeres sólo se les permitía votar pero no presentarse a elecciones. Las
boletas femeninas de votación se adoptaron apenas semanas antes de las
elecciones generales. Solo desde 1919 las neozelandesas obtuvieron el derecho a
ser elegidas para un cargo político.
 El primer estado australiano en ofrecer el sufragio universal (y también permitir
a las mujeres presentarse a elecciones para el parlamento) fue Australia del Sur en
1902 (según otros en 1894) y Tasmania en 1903.

 En Europa las mujeres pudieron ejercer su derecho a voto por primera vez
en Finlandia (entonces una región del Imperio ruso), en 1907, llegando a ocupar
incluso escaños en el parlamento (primer caso en el mundo). Le siguieron pocos
años después Noruega y Suecia.

 En 1917, tras la Revolución rusa, a pesar de la aprehensión inicial contra el


derecho de las mujeres a votar en la elección de la Asamblea Constituyente, la Liga
para la Igualdad de las Mujeres y otras sufragistas se unieron durante el año de
1917 por el derecho al voto. Después de mucha presión (incluyendo una marcha
de 40,000 personas contra el Palacio Táuride), el 20 de julio de 1917 el Gobierno
Provisional concedió el derecho de voto a las mujeres.5

 En 1920 se aprueba la Decimonovena Enmienda a la Constitución de los Estados


Unidos, que estipula que ni los estados de los Estados Unidos de América ni el
gobierno federal puede denegarle a un ciudadano el derecho de voto a causa de
su sexo.

 En 1927 Uruguay fue el primer país en Sudamérica en aprobar el sufragio


femenino, el cual fue emitido por primera vez el 3 de julio de 1927 en el Plebiscito de
Cerro Chato.6

 En 1931 fue reconocido en España el derecho al voto de las mujeres en


la Constitución de 1931, y la primera vez que pudieron ejercer ese derecho fue en
las elecciones generales de noviembre de 1933. La dictadura de Franco anuló las
elecciones libres y con ello, obviamente, tanto el sufragio masculino como el
femenino. Posteriormente restauró ambos y así en el referéndum de 1966 se
indicó que eran electores «todos los ciudadanos españoles mayores de veintiún
años, sin distinción de sexo».7 Posteriormente, en las elecciones para lo que
llamaron «representación familiar en las cortes» se señalaba en el artículo cuarto
de la convocatoria que «son electores los cabezas de familia y mujeres casadas». Los
votos libres tanto femenino como masculino se volvieron a ejercer en 1976
durante la Transición Española.

El sufragio femenino por países


Argentina
Artículo principal: Ley 13.010 de sufragio femenino.
Las primeras mujeres en ocuparse por la lucha de sus derechos cívicos, y las
primeras en organizase para ello, fueron las militantes del Partido Socialista y las
Anarquistas de comienzo del siglo XX. La lucha se centraba en conseguir la igualdad
de derechos y de oportunidades, a la par de los hombres. Así, Elvira Dellepiane de
Rawson, Cecilia Grierson y Alicia Moreau de Justo, siguiendo el ejemplo de sus pares
europeas, comenzaron a fundar, entre el 1900 y 1910, una serie de agrupaciones en
defensa de los derechos cívicos de la mujer.
Fue en la Provincia de San Juan, donde las mujeres lograron sus primeros derechos
cívicos. En 1862 habían logrado que esa Provincia se las incluyera en la votación,
aunque el voto fuera calificado, en las elecciones municipales. Tuvieron que esperar
hasta 1921, para que se repitiera la participación, esta vez en la Provincia de Santa
Fé donde se promulgó una Constitución que aseguraba el voto femenino a nivel
municipal, aunque la participación fuera poca.9
En 1927, San Juan sanciona su Constitución, y las mujeres logran que se les
reconozcan iguales derechos que a los hombres. Pero el golpe de 1930 echa por
tierra estos avances.
La gran precursora del voto femenino fue Julieta Lanteri, hija de inmigrantes italianos
que en 1910 solicitó a un juez nacional que se le otorgaran sus derechos como
ciudadana, incluso los políticos. El juez Claros hizo lugar a su petición y declaró:
Como juez tengo el deber de declarar que su derecho a la ciudadanía está consagrado
por la Constitución, y en consecuencia, que la mujer goza de los mismos derechos
políticos que las leyes acuerdan a los ciudadanos varones, con las únicas
restricciones que, expresamente, determinen dichas leyes, porque ningún habitante
está privado de lo que ellas no prohíben.
En julio de 1911, la Doctora Lanteri fue empadronada, y el 26 de noviembre de ese año
ejerció su derecho al sufragio, siendo la primera Iberomericana en votar. También
amparada en un fallo judicial, en 1919 se presentó como candidata a diputada
nacional, por el Partido Centro Independiente, obteniendo 1730 votos sobre un total de
154 302.10
El 17 de julio de 1919, Rogelio Araya, Diputado Nacional de la UCR, presentó el primer
proyecto de ley reconociendo el derecho a voto de la mujer.11
El 27 de febrero de 1946, tres días después de las elecciones que consagraron como
Presidente a Juan Domingo Perón, su esposa y Primera Dama, Eva Perón, pronunció su
primer discurso político, en el cual exigió la igualdad de derechos para hombres y
mujeres y en particular el sufragio femenino:
La mujer argentina ha superado el período de las tutorías civiles. La mujer debe
afirmar su acción, la mujer debe votar. La mujer, resorte moral de su hogar, debe
ocupar el sitio en el complejo engranaje social del pueblo. Lo pide una necesidad
nueva de organizarse en grupos más extendidos y remozados. Lo exige, en suma, la
transformación del concepto de mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el
número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos.
El proyecto de ley fue presentado inmediatamente después de asumido el nuevo
gobierno constitucional, el 1 de mayo de 1946. La oposición de los prejuicios
conservadores resultaba evidente, no solo entre los partidos opositores sino incluso
dentro de los partidos que sostenían el peronismo. Evita presionó constantemente a los
parlamentarios para que lo aprobaran, causando incluso protestas de estos últimos
por su intromisión.
A pesar de que era un texto brevísimo en tres artículos, que prácticamente no podía
dar lugar a discusiones, el Senado recién dio media sanción al proyecto el 21 de
agosto de 1946, y hubo que esperar más de un año para que la Cámara de Diputados
sancionara el 9 de septiembre de 1947 la Ley 13.010, estableciendo la igualdad de
derechos políticos entre hombres y mujeres y el sufragio universal en la Argentina.
Finalmente, la Ley 13.010 se aprobó por unanimidad.
A continuación la declaración en cadena nacional del discurso oficial de Eva Perón,
promulgando la ley del sufragio femenino en su país:
Mujeres de mi Patria, recibo en este instante, de manos del Gobierno de la Nación, la
ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo ante vosotras, con la certeza
de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo
jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la
victoria. Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos,
una historia larga de luchas tropiezos y esperanzas. Por eso hay en ella crispaciones
de indignación, sombras de ocasos amenazadores, pero también alegre despertar de
auroras triunfales. Y esto último que traduce la victoria de la mujer sobre las
incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por
nuestro despertar nacional. Y un líder que el destino moldeó para enfrentar
victoriosamente los problemas de la época, el General Perón. Con él y con el voto
contribuiremos a la perfección de la democracia Argentina, mis queridas compañeras.
Eva Perón
El 23 de septiembre de 1947 fue promulgada la denominada Ley de Enrolamiento
Femenino (número 13.010), que se puso en práctica en las elecciones del 11 de
noviembre de 1951, en la que votaron 3 816 654 mujeres (el 63,9 % lo hizo por
el Partido Justicialista, el 30,8 % por la Unión Cívica Radical). Más adelante, en 1952, las
primeras 23 diputadas y senadoras ocuparon sus bancas, representando al Partido
Justicialista.12
Chile
Desde la década de 1920, la extensión del voto a las mujeres en Chile fue motivo de
debate y se posicionó en la esfera social a raíz del surgimiento de diferentes
agrupaciones femeninas en la época, tales como la FECHIEF y los centros
comunitarios femeninos, entre otros, que se vieron impulsados por la incorporación de
la mujer a la universidad y al mundo laboral. Teresa Flores, Amanda Labarca y Delia
Matte de Izquierdo fueron solo algunas de las que encabezaron la lucha de las
mujeres, de distintas clases sociales, por la búsqueda del derecho cívico.
En 1922 se creó el Partido Cívico Femenino, dirigido por Ester La Rivera de
Sanhueza. En 1928 se creó la Unión Femenina de Chile, que tuvo gran importancia
en el voto municipal que finalmente se consiguió en 1935, mismo año en que se creó
el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH) encabezado por Elena
Caffarena. En 1944 se acordó conformar la Federación Chilena de Instituciones
Femeninas (FECHIF), que potenció las discusiones en torno a las problemáticas
femeninas. Estas disputas llevaron a que en 1949 se concediera el derecho a voto
para las elecciones presidenciales y parlamentarias.
Las mujeres participaron por primera vez en la elección presidencial de 1952, cuando fue
electo Carlos Ibáñez del Campo. A partir de entonces, su participación en los procesos
electorales se fue ampliando progresivamente hasta llegar a la paridad con los
votantes masculinos en 1970.
Ecuador
Artículo principal: Sufragio femenino en Ecuador
A principios de la década de 1920 se acentuó la lucha de la mujer ecuatoriana por el
derecho al voto. Aprovechando que la Constitución de 1897 hablaba en general de los
derechos ciudadanos sin especificar ninguna prohibición respecto de la mujer, Matilde
Hidalgo de Procel, nacida en Loja en 1889 y primera doctora en Medicina, se inscribió
en los registros electorales: «Ante la presencia de Matilde, los miembros de la Junta
Electoral se desconciertan e indican que el voto en Ecuador es únicamente para
hombres; ella no se arredra; reclama la igualdad y somete su caso a consulta
ministerial. El Consejo de Estado responde el 8 de mayo, expresando que no hay
prohibición para que las mujeres se inscriban, ya que la ley no especifica el sexo».
[cita requerida]
El debate público que tuvo lugar a raíz del caso de Matilde Hidalgo llevó a que la
Asamblea de 1928, también de mayoría liberal, garantizara el sufragio femenino
dejando fuera cualquier duda. El artículo 13 de la Constitución de 1929 estableció que
es ciudadano todo ecuatoriano "hombre y mujer, mayor de 21 años y que sepa leer y
escribir".
En 1933 salían elegidas concejales la doctora Hidalgo y la obstetra Bertha Valverde,
después de una sostenida lucha de la Alianza Femenina Ecuatoriana, dirigida por
Nela Martínez y Luz Bueno. En 1941, Matilde Hidalgo fue electa diputada, pero se la
relegó a la calidad de suplente. Entonces, miles de mujeres se rebelaron exigiendo
justicia: «queremos una voz femenina que sepa defender nuestros derechos,
pospuestos injustamente por sociedades constituidas bajo la prepotencia viril».
España
La primera vez que se reconoció en España el sufragio femenino fue en la Constitución
de 1931 de la Segunda República Española, aunque en las elecciones a Cortes
Constituyentes de junio de 1931 que se realizaron por sufragio universal masculino, a las
mujeres se les reconoció el derecho al sufragio pasivo, por lo que pudieron presentarse
como candidatas. Aunque sólo tres mujeres resultaron elegidas (Margarita Nelken en
las listas del Partido Socialista Obrero Español, Clara Campoamor en las del Partido
Republicano Radical y Victoria Kent en las del Partido Republicano Radical Socialista)
tuvieron un destacado protagonismo, especialmente las dos últimas, en el debate
sobre la concesión del derecho al voto a las mujeres (sufragio activo).
Durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930) hubo un primer intento de
reconocer el derecho de sufragio a las mujeres, pero sólo se llegó a aprobar para las
elecciones municipales (que nunca se celebraron) y solamente para las mujeres
cabezas de familia que eran electoras y elegibles (se trataba del Estatuto Municipal,
del 8 de marzo de 1924, que apareció en el Decreto-Ley sobre Organización y
Administración Municipal, Arts. 51. º y 84. º, Gaceta de Madrid, 8 de marzo de 1924).
Así este electorado femenino fue recogido en el censo electoral (Real-Decreto para la
depuración del Censo Electoral, Gaceta de Madrid del 12 de abril de 1924), con el
resultado de que en el nuevo censo sólo alrededor de un cuarto de los electores eran
mujeres, 1 729 793 mujeres de un total de 6 783 629 votantes (Archivo del Congreso
de los Diputados, Sección de Varios, Serie de la Junta Central del Censo o Junta
Electoral Central, Legajo 69/2. octubre de 1924). Al año siguiente, en el Estatuto
provincial se reconocía también el derecho electoral a las mujeres en las mismas
condiciones (Real Decreto-Ley sobre Organización y Administración Provincial de 20
de marzo de 1925, Gaceta de Madrid de 21 de marzo de 1925), pero de nuevo nunca
pudieron ejercerlo, aunque fuera sólo las mujeres casadas y viudas, porque las
elecciones nunca se celebraron.
En el plebiscito que organizó la Unión Patriótica, el partido único de la Dictadura, entre
los días 11 y 13 de septiembre de 1926, que no fue ni siquiera un referéndum en que
se pudiera ejercer el derecho al voto sino que fue una recogida de firmas (los que se
oponían a la Dictadura no «votaban»), participaron las mujeres mayores de 18 años
que quisieron, al igual que los varones. Según los datos facilitados por el propio
régimen, en el censo «electoral» de ese plebiscito «patriótico», el 52 % eran mujeres,
y de éstas participaron un 40 %.
En la llamada Asamblea Nacional Consultiva de la Dictadura de Primo de Rivera, cuyos
miembros no fueron elegidos sino que fueron designados por el régimen, se autorizó
que pudieran participar «varones y hembras, solteras, viudas o casadas», aunque
estas últimas «debidamente autorizadas por sus maridos». Así que en la Asamblea
abierta el 11 de octubre de 1927 hubo 13 mujeres, de ellas, Concepción Loring fue la
primera mujer en la historia en hablar en una asamblea política española. Una de las
funciones encomendadas por el Dictador Primo de Rivera a la Asamblea fue elaborar
un anteproyecto de nueva Constitución. En el artículo 58 del anteproyecto que nunca
llegó a aprobarse se decía: «Serán electores de sufragio directo todos los españoles
de ambos sexos... Serán electores en los colegios especiales los españoles de ambos
sexos». Por otro lado, el valor del voto en el anteproyecto era muy reducido dado el
carácter «corporativista» y antidemocrático del nuevo régimen que se quería construir.
Finalmente el dictador Primo de Rivera presentó su dimisión al rey Alfonso XIII en
enero de 1930.
En 1931, durante los debates que hubo en las Cortes Constituyentes de la Segunda
República Española uno de los principales oponentes a la concesión del derecho al voto
a las mujeres fue el catedrático de patología de la Universidad de Madrid y diputado por
la Federación Republicana Gallega, Roberto Novoa Santos que aprovechó su intervención
como portavoz de su grupo parlamentario en el debate de totalidad del proyecto de
la Constitución de 1931 para manifestarse en contra del mismo siguiendo argumentos
biológicos como que a la mujer no la domina la reflexión y el espíritu crítico sino la
emoción y todo lo que tiene que ver con los sentimientos. Basándose en el
psicoanálisis sostenía que el histerismo es consustancial a la psicología femenina.
Asimismo recurrió al argumento de que conceder el voto a la mujer sería dar el triunfo
a la derecha y convertir a España en un «Estado conservador o teocrático». En ese
debate de totalidad realizó la siguiente argumentación para defender que a las
mujeres no se les debía conceder el derecho al voto, sino solo permitirlas presentarse
como candidatas («creo que podría concederse en el régimen electoral que la mujer
fuese siempre elegible por los hombres; pero, en cambio, que la mujer no fuese
electora»):
¿Por qué hemos de conceder a la mujer los mismos títulos y los mismos derechos
políticos que al hombre? ¿Son por ventura ecuación? ¿Son organismos igualmente
capacitados? (...) La mujer es toda pasión, toda figura de emoción, es todo
sensibilidad; no es, en cambio, reflexión, no es espíritu crítico, no es ponderación. (...)
Es posible o seguro que hoy la mujer española, lo mismo la mujer campesina que la
mujer urbana, está bajo la presión de las Instituciones religiosas; (...) Y yo pregunto:
¿Cuál sería el destino de la República si en un futuro próximo, muy próximo,
hubiésemos de conceder el voto a las mujeres? Seguramente una reversión, un salto
atrás. Y es que a la mujer no la domina la reflexión y el espíritu crítico; la mujer se deja
llevar siempre de la emoción, de todo aquello que habla a sus sentimientos, pero en
poca escala en una mínima escala de la verdadera reflexión crítica. Por eso y creo
que, en cierto modo, no le faltaba razón a mi amigo D. Basilio Alvarez al afirmar que se
haría del histerismo ley. El histerismo no es una enfermedad, es la propia estructura
de la mujer; la mujer es eso: histerismo y por ello es voluble, versátil, es sensibilidad
de espíritu y emoción. Esto es la mujer. Y yo pregunto: ¿en qué despeñadero nos
hubiéramos metido si en un momento próximo hubiéramos concedido el voto a la
mujer? (...) ¿Nos sumergiríamos en el nuevo régimen electoral, expuestos los
hombres a ser gobernados en un nuevo régimen matriarcal, tras del cual habría de
estar siempre expectante la Iglesia católica española?
El 30 de septiembre de 1931 comenzó el debate del artículo 34 del proyecto de la
Comisión de Constitución (36 en la redacción definitiva) en el que se reconocía el
derecho al voto de las mujeres. El diputado Hilario Ayuso propuso una enmienda por
la que los varones puedan votar desde los veintitrés años, pero las mujeres desde los
cuarenta y cinco, a lo que Clara Campoamor no sabe si responder con el «desdén o la
indignación». A continuación interviene el portavoz del Partido Republicano Radical para
advertir sobre los peligros que entraña el voto de la mujer y propone posponer la
decisión a la futura ley electoral. Estas enmiendas son rechazadas.17
Al día siguiente, 1 de octubre, interviene Victoria Kent para pedir que se aplace la
concesión del voto a las mujeres, porque en su opinión la mujer española carecía en
aquel momento de la suficiente preparación social y política como para votar
responsablemente, por lo que, por influencia de la Iglesia, su voto sería conservador,
lo que perjudicaría a los partidos de izquierdas (para Victoria Kent una de las pruebas
del alineamiento mayoritario de las mujeres con la derecha antirrepublicana sería la
entrega al Presidente de las Cortes un millón y medio de firmas de mujeres católicas
pidiendo el cambio del proyecto de Constitución para que se respetaran los «derechos
de la Iglesia»). En su intervención ante la Cámara dice:
Que creo que el voto femenino debe aplazarse. Que creo que no es el momento de
otorgar el voto a la mujer española. Lo dice una mujer que, en el momento crítico de
decirlo, renuncia a un ideal. (...) Lo pido porque no es que con ello merme en lo más
mínimo la capacidad de la mujer; no, Sres. Diputados, no es cuestión de capacidad;
es cuestión de oportunidad para la República. (...) Cuando la mujer española se dé
cuenta de que sólo en la República están garantizados los derechos de ciudadanía de
sus hijos, de que sólo la República ha traído a su hogar el pan que la monarquía no
les había dejado, entonces, Sres. Diputados, la mujer será la más ferviente, la más
ardiente defensora de la República; pero, en estos momentos, cuando acaba de
recibir el Sr. Presidente firmas de mujeres españolas que, con buena fe, creen en los
instantes actuales que los ideales de España deben ir por otro camino, cuando yo
deseaba fervorosamente unos millares de firmas de mujeres españolas de adhesión a
la República (La Srta. Campoamor: Han venido.)... he de confesar humildemente que
no la he visto. (...) Por hoy, Sres. Diputados, es peligrosos conceder el voto a la mujer
En seguida le responde Clara Campoamor en defensa de la concesión inmediata del
derecho al voto a las mujeres:
Precisamente porque la República me importa tanto, entiendo que sería un gravísimo
error político apartar a la mujer del derecho del voto. (...) Yo soy Diputado por la
provincia de Madrid; la he recorrido, no sólo en cumplimiento de mi deber, sino por
cariño, y muchas veces, siempre, he visto que a los actos públicos acudía una
concurrencia femenina muy superior a la masculina, y he visto en los ojos de esas
mujeres la esperanza de redención, he visto el deseo de ayudar a la República, he
visto la pasión y la emoción que ponen en sus ideales. La mujer española espera hoy
de la República la redención suya y la redención del hijo. No cometáis un error
histórico que no tendréis nunca bastante tiempo para llorar al dejar al margen de la
República a la mujer, que representa una fuerza nueva, una fuerza joven... Que está
anhelante, aplicándose a sí misma la frase de Humboldt, de que la única manera de
madurarse para el ejercicio de la libertad y de hacerla accesible a todos, es caminar
dentro de ella
Sometida a votación la propuesta de la Comisión quedó aprobada el 1 de Octubre de
193120 por votación nominal, de los 470 escaños que componían la cámara se
recogieron 161 votos a favor, 121 en contra y 188 abstenciones (40% votos).17
Votaron a favor el PSOE con la destacada excepción de Indalecio Prieto y sus
seguidores, pequeños núcleos republicanos —catalanes, federales, progresistas,
galleguistas— y la derecha. En contra lo hicieron Acción Republicana, el Partido
Republicano Radical y el Partido Republicano Radical Socialista, salvo excepciones.
Artículo 36. Los ciudadanos de uno y otro sexo, mayores de veintitrés años, tendrán
los mismos derechos electorales conforme determinen las leyes
Dos meses después Victoria Kent aún hizo un último intento para conseguir que se
aplazara el sufragio activo femenino presentando una disposición transitoria en la que
se decía que las mujeres no podrían ejercer el derecho al voto en unas elecciones
generales hasta después de haberlo ejercido al menos dos veces en unas elecciones
municipales. De nuevo intervino Clara Campoamor para oponerse a que «dentro de la
Constitución, se eleve, a la manera de los lacedemonios un monumento al miedo». La
propuesta de Victoria Kent fue rechazada por un estrechísimo margen, 131 votos
contra 127. Reconocido el derecho al voto de las mujeres en la Constitución de 1931,
aprobada por las Cortes Constituyentes españolas el 9 de diciembre de 1931.
La primera vez que pudieron ejercer el derecho al voto en todo el territorio español fue
en las elecciones generales celebradas el 19 de noviembre de 1933.
Francia
El 21 de abril de 1944, el Comité français de la Libération nationale concede el
derecho a voto a las mujeres, lo que quedará confirmado con la ordenanza del 5 de
octubre bajo el Gobierno provisional de la República. Este derecho, en cambio, no se
hará efectivo hasta las elecciones municipales del 29 de abril de 1945 y, más tarde, en
octubre del mismo año, durante las elecciones a la Asamblea constituyente.
México
La Revolución Mexicana como parte del argumento de lucha por la libertad en
el Plan de Guadalupe incluía: «asegurar a todos los habitantes del país la
efectividad y el pleno goce de sus derechos y la igualdad ante la ley». Sin embargo,
en la redacción de la Constitución Mexicana en 1917 no se le otorgó el voto a la
mujer ya que «[...] en el estado en que se encuentra nuestra sociedad [...] las mujeres
no sienten la necesidad de participar en los asuntos públicos, como lo demuestra la
falta de todo movimiento colectivo en este sentido». El argumento más fuerte era a
favor de la protección de la integridad de la familia, expresando lo siguiente: «El hecho
de que algunas mujeres excepcionales tengan las condiciones para ejercer
satisfactoriamente los derechos políticos no funda la conclusión de que éstos deban
concederse a la mujer como clase. La dificultad de hacer la selección autoriza la
negativa». El artículo 34 de la Constitución Mexicana el 23 de enero de 1917 quedó
de la siguiente manera:
Son ciudadanos de la República todos los que, teniendo la calidad de mexicanos,
reúnan además los siguientes requisitos:
I. Haber cumplido 18 años siendo casados y 21 si no lo son y
II. Tener un modo honesto de vivir.
El hecho de que estuviera escrito en masculino fue el argumento que abrazaron los
diputados para negarle el voto a la mujer, pero a la vez, fue de lo que algunas
sufragistas se apoyaron para exigir su voto y ser votadas ya que en español al escribir
el masculino, también se habla de la generalidad de la población, tanto masculina
como femenina. De hecho, el 26 de enero el diputado Félix Palavicini dijo:
El dictamen dice que tienen voto todos los ciudadanos, está el nombre genérico; esta
misma redacción tenía la adición que existe en la Constitución del 57 y que se
conserva hoy, y yo deseo que aclare la Comisión en qué condiciones quedan las
mujeres y si no estamos en peligro de que se organicen para votar y ser votadas.
De hecho Hermila Galindo tomó este argumento para postularse y de hecho ganar la
candidatura de diputada en 1918, y aunque obtuvo la mayoría de los votos el Colegio
Electoralno lo vio como válido.22
A México llegó muy tarde el sufragio femenino a pesar de que en 1916 comenzó
el Primer Congreso Feminista de Yucatán aunque las peticiones tuvieron un poco de éxito
en 1923 cuando el estado de Yucatán reconoció el voto tanto municipal como estatal.
En ese mismo año tres mujeres fueron electas para diputadas al congreso
estatal: Elvia Carrillo Puerto, Raquel Dzib Cicero y Beatriz Peniche de Ponce; además Rosa
Torre González fue electa para regidora en el ayuntamiento de Mérida. Esto no duró
mucho ya que cuando el gobernador Felipe Carrillo Puerto fue asesinado ellas fueron
obligadas a dejar su puesto y el voto de las mujeres fue anulado (obtenido
municipalmente en 1924 y estatalmente en 1925). Los estados de Chiapas y Tabasco le
otorgaron el voto a la mujer en 1925. Las Ligas de Orientación Femenina se fundaron
para luchar por la equidad de salario. En 1935 se fundó el Frente Único Pro Derechos de
la Mujer (FUPDM) que llegó a contar con 50 mil mujeres afiliadas,
profesionistas, adelitas, ex-revolucionarias, obreras, etc. principalmente para luchar por
el derecho de la mujer al voto.23 En 1937 el presidente Lázaro Cárdenas del Río mandó
una iniciativa de reforma del artículo 34 de la Constitución Mexicana. Él quería que el
artículo leyera así:
La iniciativa pretendió que el artículo estableciera:
Son ciudadanos de la República todos los hombres y las mujeres que, teniendo la
calidad de mexicanos, reúnan además los siguientes requisitos:
I. Haber cumplido 18 años siendo casados y 21 si no lo son y
II. Tener un modo honesto de vivir.24
La iniciativa fue aprobada por las cámaras y legislaturas de los estados, pero no llegó
al cómputo y declaratoria para que fuera vigente. Esto sucedió porque el Partido
Nacional Revolucionario (padre político del PRI) argumentó que las mujeres se verían
influenciadas en su voto por los curas. El 17 de febrero de 1947 cuando Miguel
Alemán era presidente, en el Diario Oficial se publicó la reforma del artículo 115 de
la Constitución Mexicana, la cual le otorgaba a las mujeres el derecho a votar, pero sólo
en las elecciones municipales. Tres días después de la toma de posesión del
entonces presidente Adolfo Ruiz Cortines 4 de diciembre de 1952, el partido de la
derecha Partido Acción Nacional solicitó reemprender la iniciativa iniciada más de una
década atrás por Lázaro Cárdenas del Río. El 9 de diciembre, el presidente presentó su
propia iniciativa y desde 1953 las mujeres obtuvieron el voto. El 3 de julio de 1955 fue
la primera vez que la mujer mexicana ejerció su derecho de sufragio.25
Reino Unido
La campaña de las mujeres sufragistas en el Reino Unido e Irlanda cobró impulso a lo
largo de la primera parte del siglo XIX, cuando las mujeres se volvieron cada vez más
activas políticamente, particularmente durante las campañas del cartismo para
reformar el sufragio en el Reino Unido. John Stuart Mill, electo al Parlamento
[Parlamento de Reino Unido]] en 1865 y un abierto defensor del sufragio femenino (a
punto de publicar La esclavitud de la mujer ), hizo campaña para una enmienda a la Ley
de reforma de 1832 para incluir el sufragio femenino.29 Derrotado por completo en un
parlamento exclusivamente masculino bajo un gobierno conservador, el tema del
sufragio de las mujeres pasó a primer plano.
Hasta que la Ley de reforma de 1832 especificara "personas masculinas", unas pocas
mujeres habían podido votar en las elecciones parlamentarias por ser propietarias,
aunque esto era raro.30 En las elecciones del gobierno local, las mujeres solteras los
contribuyentes recibieron el derecho a votar en la Ley de Franquicias Municipales de
1869. Este derecho fue confirmado en la Ley de Gobierno Local 1894 y se extendió
para incluir algunas mujeres casadas.31323334
En 1881, la Isla de Man (en las Islas Británicas pero no formaba parte del Reino Unido)
aprobó una ley que otorgaba el voto a mujeres solteras y viudas que tuviesen un
certificado de propiedad para votar en las elecciones de la Casa de Llaves, en el
parlamento de la Isla, Tynwald. El sufragio universal para hombres y mujeres se
implantó en 1919.35
Durante la segunda mitad del siglo XIX, se formaron varios grupos de campaña para
reclamar el sufragio de las mujeres en las elecciones nacionales en un intento de
presionar a los Miembros del Parlamento y obtener apoyo. En 1897, diecisiete de
estos grupos se unieron para formar la Sociedad Nacional para el Sufragio de las
Mujeres(NUWSS), quienes sostuvieron reuniones públicas, escribieron cartas a
políticos y publicaron varios textos. En 1907, el NUWSS organizó su primera gran
marcha. Esta marcha se conoció como la Mud_March (Suffragists) en la que más de
3.000 mujeres caminaron por las calles de Londres desde Hyde Park hasta Exeter Hall
para defender el sufragio femenino.
En 1903, varios miembros de la NUWSS se separaron y, dirigidos por Emmeline
Pankhurst, formaron la Unión Social y Política de Mujeres (WSPU). A medida que los
medios nacionales perdían interés en la campaña por el sufragio femenino, la WSPU
decidió utilizar otros métodos para publicitarse. Comenzaron en 1905 en una reunión
en el Free Trade Hall de Manchester donde Edward Grey, primer vizconde de Grey of
Fallodon, un miembro del recién elegido gobierno liberal, estaba hablando. Mientras
hablaba, Christabel Pankhurst y Annie Kenney de la WSPU constantemente gritaban:
"¿El gobierno liberal dará votos a las mujeres?". Cuando se negaron a dejar de gritar,
llamaron a la policía para expulsarlas. Las dos sufragistas se dieron a conocer como
miembros de la WSPU después de este incidente y participaron en una lucha que
terminó con su arresto y cargos por agresión. Cuando se negaron a pagar la multa,
fueron enviadas a prisión durante una semana y tres días. El público británico se
sorprendió y tomó nota de este uso de la violencia del movimiento a favor del voto
para las mujeres.
Después de este éxito mediático, las tácticas de la WSPU se volvieron cada vez más
violentas. Esto incluyó un intento en 1908 de irrumpir en la Cámara de los Comunes del
Reino Unido y el incendio de la casa de campo de David Lloyd George (a pesar de su
apoyo al sufragio de las mujeres). En 1909 Lady Constance Bulwer-Lytton fue
encarcelada, pero inmediatamente liberada cuando se descubrió su identidad, por lo
que en 1910 se disfrazó como una costurera de la clase trabajadora llamada Jane
Warton y soportó un trato inhumano que incluía la alimentación forzada. En 1913, la
sufragista Emily Davison protestó montada un caballo del Rey Jorge V durante el Derby
de Epsom; fue pisoteada y murió cuatro días después. La WSPU cesó sus actividades
militantes durante la Primera Guerra Mundial y aceptó ayudar en el apoyo a la guerra.
La Unión Nacional de Sociedades de Sufragio de Mujeres, que siempre había
empleado métodos "constitucionales", continuó presionando durante los años de la
guerra, y se alcanzaron compromisos entre el NUWSS y el gobierno de coalición.44
La Conferencia para la Reforma Electoral (1917) representó a todas las partes en
ambas cámaras y llegó a la conclusión de que el sufragio de las mujeres era esencial.
En cuanto a los temores de que las mujeres pasen repentinamente de cero a la
mayoría del electorado debido a la gran pérdida de hombres durante la guerra, la
Conferencia recomendó que la restricción de edad sea 21 para los hombres y 30 para
las mujeres.
El 6 de febrero de 1918, se aprobó la Ley de Representación de los Pueblos de 1918,
otorgando el derecho de voto a las mujeres mayores de 30 años que cumplían con los
requisitos mínimos de propiedad. Alrededor de 8.4 millones de mujeres obtuvieron el
voto en Gran Bretaña e Irlanda.48 En noviembre de 1918, se aprobó la Ley del
Parlamento (Calificación de la Mujer) de 1918, que permitió a las mujeres ser elegidas en
el Parlamento. La Ley de Representación de la Gente (Voto Equitativo) de 1928 extendió el
derecho a voto en Gran Bretaña e Irlanda del Norte a todas las mujeres mayores de
21 años, otorgando a las mujeres el voto en los mismos términos que los hombres.
En 1999, la Revista Time al nombrar a Emmeline Pankhurst como una de las 100
personas más importantes del siglo XX, afirmaba: "... formó una idea de las mujeres
para nuestro tiempo, sacudió a la sociedad en un nuevo patrón del que podía no hay
vuelta atrás".
Uruguay
El primer país en América Latina en aprobar el sufragio femenino fue Uruguay, en el
año 1917, y fue emitido por primera vez en 1927, en el Plebiscito de Cerro Chato.

El voto femenino en el Perú


Un día como el 17 de junio de 1956, se rubricó una larga lucha de reivindicación femenina en
nuestro país. Ese día la mujer peruana participó por primera vez en elecciones generales, como
epílogo de una batalla de varios años.

La población femenina se convirtió, a partir de entonces, en un colectivo electoral


capaz de decidir el resultado de una elección, dado su peso político. En las elecciones
del 2016 en el Perú alcanzó el 50.38% de la población electoral, en tanto que los
hombres llegaron a 46.62%, según el padrón de las Elecciones Generales.

El derecho a voto de las mujeres –y por ende la categoría de ciudadanas– fue


otorgado mediante la Ley Nº 12391, promulgada el 7 de setiembre de 1955 por
Manuel A. Odría, pero solo a las mayores de 21 años y a las casadas mayores de 18
que supieran leer y escribir.

Fueron marginadas las iletradas, por lo que la participación femenina fue parcial. Era
alto el porcentaje de analfabetismo por lo relegadas que estuvieron de la educación
en el país.
En 1979, una nueva ley estableció la incorporación de los iletrados a la población
electoral y con ello se elevó la participación femenina en los sufragios.

En esa oportunidad se registró un millón 575,741 electores, de los cuales un 66%


eran hombres y un 34%, mujeres. Participaron 30 candidatas de diversos
departamentos.

Nueve resultaron elegidas: como senadora, la cajamarquina Irene Silva de Santolalla,


y diputadas: Lola Blanco Montesinos de la Rosa, por Áncash; Alicia Blanco
Montesinos y María Eleonora Silva Silva (Junín); María Colina Lozano de Gotuzzo (La
Libertad); Manuela C. Billinghurst y Matilde Pérez Palacio (Lima); Juana Ubilluz de
Palacios (Loreto) y Carlota Ramos de Santolalla, por Piura.

En 1979, una nueva ley incorporó a los iletrados a la población electoral y, con ello, se
elevó la participación femenina en los sufragios.
La mujer peruana estuvo marginada de las elecciones por el peso de una sociedad
machista y conservadora. Hubo núcleos aislados de mujeres que pedían el voto
femenino, encabezados por María Jesús Alvarado, Adela Montesinos, Zoila Aurora
Cáceres, Elvira García y García y la poeta Magda Portal, entre otras.

El tema se abordó en la Asamblea Constituyente de 1931, donde los conservadores


se oponían a conceder un derecho a la mujer más allá de sus tareas de casa u oficios
menores, y los socialistas proponían el voto irrestricto de la mujer.

Al final se impuso el ‘voto progresivo’, que permitía que votaran en elecciones


municipales ‘hasta que se educaran electoralmente’ para participar en las generales.

El Perú fue el penúltimo país de América Latina (antes de Paraguay) en aceptar el


voto femenino. Ecuador fue el primero en América Latina en 1929, seguido de Brasil y
Uruguay en 1932.

El primer país que otorgó el voto a la mujer fue Nueva Zelanda (1893), y Canadá el
primero en aplicarlo en América (1919).

Mucho antes, en 1869, las mujeres norteamericanas del estado de Wyoming lograron
por primera vez su derecho al voto, pero solo para las mujeres de las capas medias y
capacitadas económicamente.

Lideresas peruanas
Un 7 de septiembre de 1955 el general Manuel A. Odría promulgó la Ley N° 12391
que otorgaba, tras largos años de lucha, el voto femenino a la mujer peruana.
Un día hace 57 años se rubricó una larga lucha de reivindicación femenina en la
sociedad peruana; la ley promulgada por el presidente Odría solo era el corolario de la
tarea de María Jesús Alvarado, Adela Montesinos, Zoila Aurora Cáceres y Elvira
García y García, entre otras. Perú fue el penúltimo país de América Latina (antes de
Paraguay) en insertarse en una democracia que aceptaba a la mujer como seres con
capacidad de sufragar.

María Jesús Alvarado


María Jesús Alvarado: La construcción de una intelectual feminista en Lima (1878-1915)

María Jesús Alvarado Rivera

Información personal
Nacimiento 27 de mayo de 1878
Chincha Alta, Perú

Fallecimiento 6 de mayo de 1971 (92 años)


Lima, Perú

Nacionalidad Peruana

Lengua
Español
materna

Familia

Padres Jesús Rivera Martínez y Cayetano Alvarado


Arciniega

Información profesional

Ocupación Escritora y periodista

María Jesús Alvarado Rivera (Chincha, 27 de mayo de 1878 - San Isidro, Lima, 6 de
mayo de 1971), fue una feminista del Perú, educadora, periodista, escritora y luchadora social.

Aurora Cáceres Moreno


Zoila Cáceres fue hija del presidente peruano, el mariscal Andrés Avelino Cáceres y de
Antonia Moreno Leyva.
La vida de Cáceres puede caracterizarse como una de profunda tristeza: murió su hermana
durante la Guerra del Pacífico (1879–1883), murió su novio en la década de los 1890, tuvo
que exiliarse después del golpe de estado de 1895, y se casó con Enrique Gómez Carrillo,
con quien no dejó descendencia. Después de separarse de él, vivió como mujer
independiente, estableciendo organizaciones sociales, y luchando a favor del catolicismo y de
la emancipación femenina.
Debido a su formación en un convento de monjas en Alemania y en la Escuela de Altos
Estudios en París, la cultura de la autora fue cosmopolita.
A partir de 1895, como parte del círculo de Clorinda Matto de Turner en Buenos Aires, dio a
conocer sus primeros ensayos feministas. El primero titulado La emancipación de la
mujer apareció en Búcaro Americano en 1896 sustanciando su relación con la destacada
novelista Clorinda Matto de Turner. La autora fue más feliz con sus libros que en el ámbito
social de París donde comenzó a publicar obras de diversa índole cuando era la primera
esposa del escritor guatemalteco Enrique Gómez Carrillo. De aquella época hay dos
novelas, La rosa muerta y Las perlas de la rosa, la primera con temática cosmopolita, la
segunda andina. Es decir, cultivaba el modernismo literario y el indigenismo. Representan los
dos lados culturales en esta escritora transatlántica, no siempre armoniosos entre sí. Más
tarde se interesó por la filosofía de Miguel de Unamuno, el catolicismo, y el sufragismo. En un
momento emotivo, apareció ante el senado peruano para protestar por una nueva propuesta
de ley que permitiría la libertad de cultos en el Perú.
Su novela La rosa muerta recientemente fue reeditada por Stockcero. Esta obra comparte
abundantes características formales con la prosa modernista. No obstante, Cáceres desafió
los parámetros ideológicos del movimiento. Mientras que su protagonista se apropió del
precepto modernista de tener a la mujer como objeto de la veneración masculina, ella también
tomó control activo de su vida sexual en un mundo donde los maridos todavía trataban a sus
mujeres como cosas. Las cosas en esta novela no son personas sino implementos de
comunicación y medicina que evidencian el apogeo de la era industrial. La acción transcurre
entre Berlín y París, lugares que los modernistas estimaban, pero la feminización de la
representación de las relaciones hombre-mujer implica un ensanchamiento del paradigma
varonil del modernismo. Los hombres ideales en este relato no son esposos de quienes las
esposas huyen, sino son doctores, hombres de ciencia quienes han sido liberados de las
actitudes chauvinistas masculinas. El personaje principal de La rosa muerta, entonces, se
prenda de uno de sus ginecólogos permitiendo escenas escabrosas en una clínica parisina
que habrían sido escandalosas para los lectores de 1914, y tal vez para algunos de hoy día.

Bibliografía
-El peruano (2018) Perú –voto femenino/15 de abril del 2018, recuperado de:
http://www.elperuano.pe/noticia-el-voto-femenino-el-peru-56802.aspx

-Wikipedia/ Sufragio Femenino. Recuperado en: https://es.wikipedia.org/wiki/Sufragio_femenino

-Biblioteca Nacional de Chile- Memoria chilena –Algunos derechos reservados-2018. Recuperado


en: http://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-93508.html

-Mcnbibliografias. Recuperado de: http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=caceres-


zoila-aurora

-Wikipedia/Aurora Cáceres. Recuperado de: https://es.wikipedia.org/wiki/Aurora_C


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