Sie sind auf Seite 1von 12

I I

Alfonso Reyes, por Xavier Villaurrutia

México, Alfonso Reyes


1
1

y los Contemporáneos

CARTAS Y NOTAS / SELECCION DE MIGUEL CAPISTRAN


"Yo salí de mi tierra, hará tantos años, para ir a servir a D!os. I;lesde las fuerzas que la provocaron- la polémica en 1932; año
que salí de mi tierra me gustan los recuerdos. En la últuna Jn!ID- en el cual la pregunta: ¿Está en crisis nuestra literatura de
dación, el río se llevó la mitad de nuestra; huerta y I~. caballenz:,-s
del fondo. Después se deshizo la casa y se dlSpers6 la faIDll~a. Despues, vanguardia?, produjo encontradas opiniones, al grado de pro-
nos lo mataron... Después, pasé el mar, a cuestas con mi f?rtuna, ~ ducir enemistades y sangrientos epigramas.
con una estrella (la mía) en este bolsillo del chaleco. Un dla, de mi Tal encuesta, iniciada por el periodista Alejandro Núñez
tierra me cortaron los alimentos. Y acá, se desató l~ guerra de l~s Alonso, referida en principio únicamente a la obra de los Con-
cuatro años. Derivando siempre hacia el Sur, ~e vemdo a da.r .aqUl,
entre vosotros. Y hoy, entre el fragor de la VIda, yendo y vmtendo temporáneos, ocasionó una polémica entre Jorge Cuesta y Er·
-a rastras con la mujer, el hijo, los li}>ros: ¿ Qué es esto que ,me milo Abreu Gómez, la que se acrecentó al incluirse dentro
punza y brota, y unas veces sale ~n alegnas sm causa y otras en cole- del debate el nombre de Alfonso Reyes, por una nota de Héctor
, ras tan justas? Yo me sé muy bien lo que es: que ya me apuntan,
,1 Pérez Martínez.
que van a nacerme en el corazón las primeras espinas.
ALFONSO REYES: "Romance viejo" (Calendario).
Reyes contestó en su famoso A vuelta de correo, folleto con
el que prácticamente quedó liquidada la cuestión; sin embar·
go, la polémica continuó a través del tiempo. En 1938 se
¿Cuál es la verdadera causa que lleva al mexicano a la hipér- planteó otra encuesta en torno a la herencia de Contemporáneos
bole en todo lo que se refiere al país? ¿Cuál la exacta razón y volvieron a surgir los mismos argumentos. Tanto Reyes como
del nacionalismo exaltado? Con precisión, obviamente, nunca los Contemporáneos, todavía hoy siguen siendo vistos bajo las
se sabrá, pese a los desaforados intent~~ ontol?fPstas en. que gafas del nacionalismo y se les reprocha un esta~ de espal~
culmina, en cierto periodo, la persecuclOn de mterrogaCJones a la patria, a Reyes, particularmente, por su aficIón helé~
leJDejantes. . . En esta selección de notas y textos se pretende dar una ~­
Lo cierto es que a causa de tan exagerado sentImiento se ha gen, así sea incompleta, de ese aspecto verdaderamente naCIO-
caído en múltiples excesos, de los cuales, la perspectiva del nal de los Contemporáneos y Reyes, dado en sus cartas; o sea,
tiempo apenas viene a permitir una apreciación que les otorga, en el aspecto íntimo, el que nadie conoce, pa~~ resaltar cf'f!lo,
si no su medida exacta, sí la contemplación de ellos de una desde siempre, hubo en ellos una preocupaclOn por M~.
manera más objetiva. Se incluyen -en el apéndice- parte de la documentaclon
No está de más recordar que la Revolución de 1910, provoca periodística relativa a la polémica Reyes-Pérez Martínez, como
una vuelta a las raíces, a lo más telúrico nuestro, como se ha se ha dicho, derivada del enjuiciamiento a Contemporáneos y
usado decir, y que entre sus variadas repercusiones, el arte el epistolario entre Reyes y Pérez Martín:z. ,.
en general se hace eco del redescubrimiento de lo acendrada- En dicho apéndice aparecen 2 pequenos poemas ~tinc?S
mente mexicano; y es aquí, en tales terrenos -específicamente de Reyes (inéditos), relativos a tal cuestión y la dedi~tona
en la pintura y en la literatura- donde viene a presentarse puesta por él en el ejemplar de A vuelt~ de correo, destmado
una de las más enconadas batallas: la que se da entre quienes a Villaurrutia. Este folleto ha sido recogIdo en la Obras como
obnubilados por la exaltación de lo local, condenan toda aper- pletas de Reyes. ,. , .
tura a lo exterior, y los consecuentes opositores de una visión La intervención de Cuesta en la polemlca está recogtda en su
tan limitante, esto es, quienes comprenden que el aislamiento obra (Poemas y Ensayos) 4 vols.) publicada por la UNAM.
en el marco de lo nacional, no hace sino anular toda posibi- La de Villaurrutia, en Revista de Bellas Artes, Nfu;n. 7, Ene-
lidad de, dicho con una palabra tradicional: universalización. Mar. 1966 (véase especialmente el apartado: "MéXICO, los es-
Estridentismo, colonialismo, vanguardismo, agorismo, litera- critores y la política.") La recopilación tota~ .~e estos textos
tura de la revolución, etc., son términos que expresan, además y otros en torno al nacionalismo, con la adlClon de datos y
de corrientes precisas, un periodo de nuestra historia literaria notas necesarios, aparecerá en un volumen que preparo para
(1910-1940) y, en otro plan, reflejan la violenta oposición que el Instituto Nacional de Bellas Artes.
'1
se presenta entre lo nacional y lo universal, entre el compro- Mi agradecimiento por su ayuda inapreciable a Teresa Villa·
i I miso y la gratuidad.
urrutia, Alicia y Alfonso Reyes M.
Sin embargo, la iucha de nacionalismo versus universalismo
priva sobre todas esas clasificaciones y en todas, asimismo, late MIGUEL CAPISTRAN
secretamente.
1, De una manera arbitraria, para abreviar únicamente, puede
decirse que Alfonso Reyes y la generación de Contemporáneos
pueden catalogarse dentro de una concepción universalista de
nuestras letras y representan, durante esa etapa -y aun des-
pués-, las figuras sobre las que se lanza todo el fuego y el con-
secuente cargo de descastamiento.
San Sebastián, 13 de septiembre de 1923
El tiempo ha demostrado sobradamente lo absurdo de tales
cargos y ataques y ha permitido incluso que las obras de Reyes
y Contemporáneos sobrevivan a la de quienes hicieron alarde Sr. D. Xavier Villaurrutia.
de nacionalismo. Por tanto, parecería innecesario insistir sobre México
ello; mas con fines de historia literaria, porque pocos lo re- Mi querido Xavier: Su carta me ha hecho mucho bien, pero
cuerdan y como obra de estricta justicia, no puede menos que no diga usted que siente lejana mi amistad. Al men~ que:;
darse a conocer el aspecto íntimo de esas figuras por lo que sea así en adelante. Tampoco.crea u~ted que soy un Licenc
respecta a México y sus cosas, a la vez que exhumar -para Vidriera que cree que se qmebra SI lo tocan. No. vaya usted
ver hasta qué punto se han liquidado o perviven, algunas de a fonnarse de mí la idea de que soy hombre a qUIen hay que
u/m

~tearle la verdad. Mis amigos me la han dicho siempre, y de la suerte: el figurarse que nadie ha sufrido más. Como me
harán bien en seguir haciéndolo así, porque a eso debo el no doy cuenta, me corrijo y callo, y no nombro nunca ciertas co-
haber caído en ciertas ofuscaciones que, en determinado momen· sas. Pero he ido desde la tragedia Shakespiriana hasta la pobre
to, parecía inevitable que se apoderaran de ~~. Verá uste~ novela rusa, acaso pasando por el ameno y sensitivo jardín
lo que pasa: ante todo, cuanto viene d.e 1'vlexlco, y. de mis de Melibea. Me pongo retórico, como para contrariar lo que
amigos jóvenes de allá, me pone, por lo mIsmo que me Importa afinno, ya ve usted. Pero es que hablo con uno de mi taller,
tanto, en un estado de hiperestesia. Yo creo que, si algún día a quien de tú a tú, como soldados que se baten en el mismo
tuviera la desgracia de que la juventud de mi México dudara frente, puedo decir: "No abras tú mismo un boquete en el
de la pureza de mis intenciones estéticas, consideraría extin- muro; no cedas razones a los bárbaros, nuestros enemigos co-
guida la luz más intensa de mi alma. Éstas son confesiones sen- munes; nunca digas nada contra el estudio, contra los libros,
timentales que muy pocas veces me permito. Guárdelas para contra los severos castigos de la reflexión." i Ay, si usted supiera
sí, y vea si respondo con lealtad a sus amistosas insinuaciones! qué en el centro de mí mismo da cualquier palabra venida
= Después Huellas, plagado de errores, erratas y disparates, de los míos, de mi México!
me enloqueció de furor. Mi admirable Genaro, tan paciente Pero basta. Lo que quiero más que nada es que ust~ no se
para mis constantes molestias, no debió de estar menos desespe- quede con la impresión de que pueda yo considerarlo con
rado, a juzgar por la carta que me escribió entonces. = Lue- alejamiento o con frialdad i Si es todo lo contrario, ya lo ha
go, al ver el tomo impreso, me di cuenta de que, el no haber comprendido usted!
publicado cada etapa en su día, era un enor irremediable, y Este verano, a pesar de achaques de salud que me quité es-
que el peso de la parte arqueológica del libro -digámoslo así- calando los Pirineos, he podido trabajar un poco. Quizá a fines
sofocaba las nueve o diez poesías del tomo que todavía pueden de otoño daré señales de vida. Lo abraza con afecto
mantenerse. Usted mismo pudo preguntarse qué significaba
esta salida desordenada, dentro del proceso -más meditado ALFONSO REYES
sin duda- de mis otros libros. Finalmentc, me espantó un
. poco que usted hablará de "mis mejores años" en t:empo Madrid 10 de octubre de 1923
pasado: me pareció un deseo prematuro de entcrrarme. i Figú-
rese usted que aquí, en Europa, soy de los qllC comienzan, y Gracias, Xavier, por su amable nota sobre la Visión de Análltlar
todOll los nuevos, los más revolucionarios -aunque yo no y el GÓngora. Esta colección la dirige el gran Juan Ramón
adopte los dogmas externos y postizos de que ellos se valen como jiménez; y él alguno otro y yo, publicaremos en ella poco.
de muletas para aprender a andar- me consideran como uno de a título de hermanos mayores; pues el plan es, sobre todo, dar
los suyos! No quisiera yo que en México nos habituáramos a algunas cosas de jóvenes que comienzan. Ya están para salil
consid~rar la poesía como cosa de 103 veinte años, ni a creer unos dibujos de Palencia, un libro de José Bergamín (El co!letl'
que solo cuenta la parte de la vida literaria que se ha des- y la est rella: aforismos), y un tomo de versos de Pedro Salinas,
~ollado allá. = A esto añada usted que cualquier insinua- hombre de mis años, poeta hasta hoy inédito. Ha salido ya el
Clon, por leve que sea, que tienda a disminuir el valor de las Signario (versos) de Antonio Espina. Le pediré que envíe un
disciplinas éticas y estéti~as, me saca, de quicio, porque me ejemplar a La falange.
parece un arma que rendImOS a los barbaros nuestros enemi- Mi Visión es un primer capítulo de una serie de ensayos
gos comunes. En México hay que predicar m~cho a toda hora de reinterpretación de la historia mexicana. Reinterpretación de
la fe en la cult~ra. ¿ Usted. sabe las nec~dades que nos dijerOl; la historia, en el más vasto sentido de la palabra historia.
cuando, hace anos, pretendimos dar eXistencia verdadera a la Me he puesto esta divisa: "En busca del alma nacional." (¿No
Escuela de A~tos. Estu~ios? Sólo se apaciguaron, para recaer ha leído usted mi carta-prólogo al libro de leyendas yucatecas
en la normal mdlferencl~, al saber que trabajábamos todos sin de Antonio Mediz-Bolio?) Como ve usted, mi ideal es el de La
cobrar suel~os. Yo he temdo :a f~rtuna de conocer algunos gran- Falange. Espero también que sean simpáticas a ustedes algu-
des poetas.., su .cult::ra es mmuclOsa, lenta, de todas las horas, nas palabras mías de un libro de artículos que tengo en prensa
hecha d~ obstmaclOn y voluntad", como en la célebre estrofa (4a. serie de Simpatías y diferencias: Los dos caminos), sobre
de Verlame. (q~e se jactaba de hacer "con toda frialdad, ver- la necesidad de que el artista vuelva a trabajar para el pueblo:
~ co~oV1dos ). Claro que no eran necesariamente eruditos, no quedándose --claro está- en la sosa imitación de los produc-
hispanIstas, y todas esas cosas de que yo -curioso implacable- tos inconscientes y de acumulación que son, actualmente, del gus-
he probado un poco, primero por temperamento y afán de to del pueblo; tampoco diluyendo el grano de sal folklórico en un
beber "los. vino~ del país" adonde quiera que llego, y luego caldero de agua tibia --como hacía algún precursor de amable
~rque qUIso mi sU,erte que así me 9"anara yo el pan en días memoria; sino aprovechando el sentimiento difuso del pueblo,
aetagos y -p~ra mI- llenos de santidad... Porque me asom- y perfeccionándolo. Dando un paso más, en el mismo sentido.
bro de que diga usted que salgo poco de los libros. Cuando Tarea delicada, misión sagrada en que tenemos que agotar nos-
tenga el gran placer de hablarle, de departir con usted junto a otros nuestra vida. Quizá mis sucesivos ensayos mexicanos va-
la mesa en que comamos juntos (desde ahora lo invito) verá yan apareciendo con lentitud, y tal vez me haga falta, para
~ted que soy uno de los hombres menos "librescos" que' tran- dar cima al plan, volver a la Patria.
Sl~ por el mundo .de la literatura. i Yeso, amigo mío, que la Jaime Torres Bodet me ha convidado para que envíe cosas
abnósfera de FrancIa y. España en que se han formado mis inéditas. Aunque estoy consagrado de momento a dos o tres li-
p~ones es algo cargada! Yo tengo tales experiencias de la - bros de conjunto, que no quiero disgregar, siempre tengo al
VIda. (yo. creobl'que usted. alrro
'" sabe) que hasta padezco un poco margen una pequeña labor diaria: El Calendario: La pluma
esa meVlta e Jactancia del que ha sufrido muchos cambios cotidiana. Esa gotita de agua irrestañable que suelta el grifo,
aun cuando lo hayamos cerrado. De esto, enviaré a ustedes lo Muchas contrariedades de esas ha de causarle, a lo largo de
que pueda. A ver: pregunte usted a Julio Torri: puede ser que su vida de escritor. Pero aprenda usted a amar los dolores
él tenga una cosilla que se l1ama Psicología dialectal, que tal propios de su oficio, los callos de sus manos, la maceraci6n
vez pueda ser agradable a ustedes. Y desde luego, aunque de sus limas y martillos.
caiga un poco intempestiva, aquí va una notita que tengo a i Cuanto quisiera poder verlo! Usted no sabe con qué dol~
mano y que acabo de hacer, sobre el último libro de versos que sa inquietud pienso en la generación que usted representa a
me llega de Francia. Los que quieren buscar y crear el carác- mis ojos. Quisiera poder echar en un resuel10 -para ustede5--
ter propio, nacional, de una literatura, deben conservar la ven- toda mi experiencia, buena o mala, toda mi sinceridad, toda
, I tana muy abierta al paisaje exterior del mundo. Si a ustedes la moralidad que he aprendido. Ya le habrán dicho a usted
I
les interesan estos apuntes que voy haciendo, sobre lecturas y muchas veces esa honrada vulgaridad: que viviendo lejos, se
emociones de todos los días, podré seguirles enviando algo. aprende a amar a la patria. Y crea usted que cuando -por la
En Francia, un grupo de jóvenes de 30 abajo, ha fundado lejanía, por lo turbio de las cosas públicas y hasta por ell1OOl-
una revista sobria y de ideales serios (Le Mouton Blanc) bajo bre que se lIeva- se ve uno obligado a contener ese impulso
las inspiraciones de Jules Romains. Me he comprometido a en- de paternidad social (tan imperiosa como la familiar) que hay
viarles minúsculas noticias de América. Hagan ustedes, pues, en nosotros, este sentimiento adquiere una agudeza que se pa-
que reciba yo sus libros regularmente. rece a la locura y tiene de la idea fija.
Esta carta casi-pública (mensaje al grupo de La Falange), Pero no quiero que nuestro diálogo sea lamentos siempre.
puede usted comunicarla a sus compañeros. Usted siga leyendo y escribiendo, sin levantar la cabeza. O me-
A ellos y a usted, mi cordial saludo. Siéntanme cerca. Lo jor aún (remedio del navegante para no marearse), levánteIa
abraza demasiado: mire a lo lejos: no se quede con los ojos fijos en
ALFONSO REYES lo que está cerca. Siéntase en comunicación con el mundo, y
olvídese del barrio en que vive. Mi Dios, nuestro Dios ferm
y valiente, nos ha dicho: "Te salvaré, pero has de olvidar la
París, 9 de octubre de 1925 casa de tus padres y el nombre de tu pueblo." La idea, la vo-
Querido Xavier (querido XV) : cación, el espíritu -lo que fuere- es una sirena m.ás: tiene
que sacarnos de casa entre las protestas de los vecmos. Sea
Anoche, en la "Rotonde" de Montparnasse, evocaba yo con firme en su vocación, sea fiel a sí mismo.
insistencia su nombre, su recuerdo, conversando entre amigos; Y, entre tanto, decídase, examínese, salga para cualquier
y hada yo sinceros votos por tenerlo algún día a mi lado. punto de la tierra, donde tenga un poco de soledad y de ocio
Hoy, al abrir mi correspondencia, me saluda su carta del 5 -ambas cosas indispensables para las cosechas interiores. To-
de septiembre (j qué tarde llega, qué lejos estamos!) Me apena da obra artística es -como en Rousseau- la reverie d'un pro-
el estado de ánimo que ella revela. Me apena, pero no me meneur solitarie. Espero sus versos: los apadrinaré ante Alfar.
asombra. Por lo que desde acá trasluzco, comprendo que a estas Un abrazo, y quiero -pronto-- sus nuevas noticias.
horas no pueda usted ser completamente feliz. Quisiera tener
en mi mano -para ofrecérselas-- soluciones prácticas, inme- ALFONSO REYES
diatas. Cuando sepa de Enriquito González Rojo, haré lo im-
posible para atraerlo unos días de Madrid a París, y entonces
hablaremos de usted, de ustedes mis queridos amigos jóvenes, Querido Alfonso:
mi verdadero consuelo cuando considero la pereza o el desvío Acabo de ver, gracias a nuestro amigo Guillermo Jiménez -:~>n
de muchos de los de mi tiempo. ¿ Por qué no se esfuerza usted quien lo recuerdo muy a menudo-- retratos suyos y de su hiJO.
por saltar a la diplomacia? El inglés se aprende muy bien sin Me dio gusto y, también, remordimiento. i Hacía tanto que no
salir de México; el francés ya lo domina usted; la contabilidad le escribía! Ahora lo hago pensando en la avidez con que re-
supone un esfuerzo de ocho días, y el Derecho lo tiene en la cibía sus frecuentes cartas y en el fervor con que las contes-
mano. taba. Recuerdo, también, el tono desesperado de algunas de
Sé muy bien que uno de nuestros males es la falta de res- ellas -tono que usted advirtió y subrayó en una ocasión. Todo
piración. ~unca ~emos ~ontado -los escritores- con la pren- es cierto. Y precisamente ahora le escribo ahogado por esa at-
sa. Ademas, el pnmer ano de cada nuevo presidente es el año mósfera o por esa falta de atmósfera que siempre me ha im-
de la "lucha por la vida", de la envidia y todo eso... No se pedido respirar bien aquí, en México, .donde estoy c<?ndenado
ahogue usted ahí. Haga un esfuerzo, y salga un poco a correr a vivir y donde he llegado a amar .ml c~>ndena, haclend.o. de
el mundo. Pero, si es usted de veras sabio, no corte nunca sus ella una forma de heroísmo: la reslgnacl6n, que no qWSlera
amarras~ vuelva con frec.uencia al país (cada dos años), y piense sobrellevar porque me disminuye y me empequeñece, como
que la VIda en el extranjero es, en el fondo, un vicio. ¡Oh Feliz ciertos amores. También su Ventanillo de Toledo y su discurso
Culpa! ella nos ayuda a vivir sin ciertas pasiones inútiles. . La sobre la utopía de América ¿me han despertado? no, me han
política! ¡La pervadiente política! i Mi bestia negra nue~tro avivado el deseo de decirle cuanto lo sigo en todo lo que
enemi,?o! i Y pensar qu.e estamos todavía tan lejos -po~ lo poco escribe y cuanto lo quiero. . .
evolUCIOnado del medio- de poder vivir de nuestra pluma! Aquí, en México, entre los escritores anónimos, los penodis-
El teatro y la novela nos emancipanan paulatinamente Mien- tas y ¿quién lo creería?, entre uno de nosotros se ha deSpertado
tras no se haga este milagro, no sé no sé. . una vez más la trillada discusión del nacionalismo en nuestra
¿Su crisis? ¿La pluma que se le 'vuelve afonstica y escueta? obra. Y, así, de un golpe, se habla de que nuestras obras nada
No haga usted caso. Coqueterías de la musa, mujer al fin. valen por descastadas, por herméticas, por inhumanas. y que
u IV

nuestra generación es un fracaso. Ni Pellicer, ni Torres Bodet, rido y justo X. ~. C~da paso s~yo es bienvenido j Qué no haría
ni Novo, ni Owen, ni Cuesta, ni Montellano, ni Villaurrutia yo p~ra no sentIrlo sIempre tnste en aquel ambiente!
han hecho ni harán nada que no sea imitar a los franceses MI 1!umbo. ~ Goethe es un apresurado amasijo de ideas se-
o a los norteamericanos. Se nos acusa de saber idiomas, de cun~anas. SalIO ya en Sur. ¿Lo recibe usted? No tengo números.
no ser -<amo algunos de ellos- enteramente incultos. A usted No Importa: el ensayo volvió al telar, t estoy haciendo de él
le habrán llegado ya, en revistas, diarios, algunos deshechos de otra ~os~ más quieta, más estable, y quizá, gustosa.
esta sucia marea en la que, a falta de razones originales, vá- i Ojala que el folleto de albañil no me desacredite a sus ojos!
lidas, se echa mano de todo y se toca hasta la libertad moral. Lo espero en letras, lo guardo en afecto.
Se trata de una campaña oscura, insistente, donde los menos ALFONSO
distinguidos de nuestros enemigos han librado su complejo de
inferioridad, como su resentimiento, su impotencia, arrastrando
o queriendo arrastrar lo mejor de nosotros junto a lo peor de México, 15 de mayo de 1933
ellos. Ninguno de nosotros ha contestado directamente esos gri- Sr. D. Alfonso Reyes.
tos de alanna. Hacerlo equivaldría a entablar diálogos insos- Río de Janeiro.
tenibles. Cuesta y yo hemos expuesto: ideas sobre el naciona-
lismo, él; situación de mi generación, yo; siempre en fOlIDa Querido Alfonso Reyes:
general, sin provocar, como ellos quisieran, una polémica que
juzgamos absurda. A usted mismo se le ha mezclado por un tal Estoy en deuda con usted, excelente amigo. i Un año sin con- 1
Pérez Martínez o Pérez O Martínez en este asunto del deseas- testar su carta del 19-1II-932, sin acusar recibo de Fuga de Na- 1

tamiento, hablando de su M onterre~1 que se atreve a dedicar a vidad, Casi sonetos, En el ventanillo, Horas de Burgos, Tren ,1

Valéry las páginas que ellos quisieran dedicara usted a Plaza de ondas y Monterrey, números 8 y 9! ¡No tengo perdón de f
o peza. Sé por Guillenno Jiménez, que le han enviado a usted Dios! Pero le juro, Alfonso, que este año ha transcurrido para
el artículo en el que se le hacen cargos de falta de nacionalismo. mí codn la ~apidezl dedun día. En dl.icie~breddel 3 1 fui arreba- 1,
Sentí, en seguida, que debía yo decirle qué hay antes y detrás tad o e mI emp eo e corrector lterano e la Secretaría de
de ese artículo. Han tratado de hacernos hablar. Hemos logra- Hacienda. Bassols me puso al frente del Departamento de Bellas
do no darles vida, manteniendo un silencio que los ignora. Artes en Educa€ión. Trabajo febril, proyectos, realizaciones, po-
Pero todo esto me aleja de mi empeño en confesarle mi litiquerías, etc., hasta que al fin, en octubre siguiente, él mismo
curi~d~ por su ~umbo a Goethe. Pronto, apenas se abra
me puso en mitad del arroyo junto con Villaurrutia, Ramos,
la editonal La Razon donde aparecieron mis Sonetos, clausu- Pellicer, y Cuesta, con motivo del escándalo de Examen. Heme
rada ahora en liquid~c~ón, se los enviaré. No tengo un ejem- aquí, pues, repuesto ya del enorme estupor que a todos nos
plar. Le prometo escnblrle. Me prometo escribir más. Quisiera causara la injusticia, diciéndome un don Garci Ruiz de Alar-
tener algo mío que enviarle junto con mi constante afecto. cón: "Paciencia: de esta manera/son los favores del mundo"
i y otra vez, a un lado, los buenos ausentes y los buenos libros y
XAVIER [VILLAURRUTIA] la buena miseria, gracias a Dios!
He leído sus libros con la avidez de siempre j Qué admirable
Mayo de 1932 enseñanza la de un espíritu como el de usted, cuya curiosidad
alcanza a todo y cuya atención, a la zaga, todo lo penetra!
Río, 9 de julio de 1932 Muchas gracias por sus libros que son para mí como una ma-
terialización de sus frases de aliento, tan generosas.
Caro Xavier: En Tren de ondas, además de las erratas anotadas por us-
ted, encontré éstas que posiblemente ya tenga usted en lista:
Su carta vino a ocupar una vaciedad de mi corazón. Lo echaba
de menos. No pude contenerme, y he escrito el folleto polé- Pág. Línea Dice Diga
mico que usted verá* donde por desgracia tengo que hablar 53 6 palican - aplican
70 5 Diogo - Diego
mucho de mí mismo. Usted me hablaba del propósito de us- ané-cdota - anéc-dota
tedes de no .contestar nada.. Yo no he p~ido: tengo la llaga 6 assegurándome - asegurándome
de la ausenCIa, yo ya no qUIero que, valIdos de mi proverbial 75 10 Ihamaría - llamaría
cortesía, me sigan motejando de mal mexicano, aunque hay 76 14 y
cargos que serían peores. Mándeme lo que indirectamente 77 19 Suzana - Susana
94 4 em - en
hayan dicho usted, Cuesta, Novo. Ahora que yo cometí la in- 112 6 Reys - Reyes
discreción de encarar las cosas, ustedes no deben abando- 128 18 Educación Pública" - "Educación Pública"
narme. Si no me expliqué bien, procuren explicarme. Y corre- 129 5 tiempos de Guerra - tiempos de guerra
girme. Pero no sigan aislándose, que es lo más incómodo en 132 últ. Dix-neux - Dix-neuf
142 11 descubrío - descubrió
la vida y lo más dañoso contra la propia salud moral. ¡Quién 153 14 juagaba - jugaba
sabe que pensará usted de mí por las cosas que me vi obligado 158 10 insinuado - insinuando
a decir! He hecho, para ello, un doloroso esfuerzo. Si no logra
usted justificarme en su fuero interno, discúlpeme al menos. ¿No ha advertido usted que la errata es un parásito del buen
Su Sor Juana es limpio cristal: digno de ella y de usted, que- escritor? Manuscrito peor que sucio conozco yo, que ha salido
impecable de la imprenta, no ya sin erratas sino con méritos
• Se trata del folleto A vuelta de correo, al que hay referencia di- literarios que no tenía. '
recta en el apéndice a esta selección epistolar. y a propósito de erratas, en Monterrey (no. 8, Pág. 7, Es-
~~. -"'c; ~-e.~ .u. ~ ~Uo...&o
~ t.v ~~~4-~~ ~
(tiM~ «N t:.¿..... ~llw ~c,.;;~ 8-'.~.
~CCA.o ~ a.L -e;Á--... oc., ~~~ ow.. t....¡~ ....
e... (j~M,,~~. 1"~ -V~ ~~'" ~f'"-'V..... "
""""""" IV ~ .....4 ?*N ~. ¡~ ~ l ~
~. ~ ..~. ~~·U~_
~~ 1"'" i.4- ~?
¿. ~ ~¡)4~~(
~ J'\ooV"" ~

tomudos Literarios) dice Jorge Luis Borges: "También, en


una revista americana, este epíteto homérico: 'The not to be
sneezed at sum of two thousand doIlars." El estornudo, ahí es
Apéndice
despectivo." Nunca he visto u oído construir el verbo to sneeze En el ejemplar de A vuelta de correo que Reyes envió a Villa·
con la preposición at y creo que, en rigor, no debe hacerse, urrutla se encuentra la siguiente dedicatoria:
/ ! porque se trata de un verbo intransitivo. ¿ Qué significa, por Querido Xavier:
I1 otra parte, "estornudar" a dos mil dólares? O Borges leyó mal Quizá hubiera sido
o en la revista, por error, se escribio sneezed en vez de sneered. más elegante callar.
To sneer significa torcer la boca despectivamente -"hacer Pero ¿ no será mejor rom-
el feo", como diríamos nosotros-- y esto sí es algo que puede per el hielo, y que alguno
hacérsele a cualquiera cantidad. Traducida al español co- -aunque sea
rriente, la frase que transcribe Borges da esta otra, por cierto el menos pugnaz
poco homérica: "La no despreciable cantidad de dos mil dóla- de todos-- se sacrifique?
res." Hago constar, sin embargo, que mi conocimiento del inglés Vea la nota, pág. 22-23
se quedó siempre a las puertas de este idioma. Lo quiere:
Ahora, a prop6sito de estornudos, ayer me encontré casual- ALFONSO Río/932
mente con uno de Venus Mrodita (N.R.F. No. 235, 10. abril La nota a la que se refiere Reyes es la siguiente:
1933, Le Point de Vue de Ponce Pilate, por P.C., Pág. 681, "(Entre paréntesis, yo aconsejaría a mis compañeros, como
líneas 7 a 13) que podría equipararse a los auténticos de Telé- una práctica saludable, el dejar siempre, en el gabinete de las
maco y Zarathustra si, a pesar de atribuirse a la diosa, no fuera musas, una ventana abierta a la calle; el ir con frecuencia
en realidad un estornudo contemporáneo, un falso estornudo al periódico y explicarse allí con el gran público. Esto robus-
helénico que debemos acoger con las mismas reservas con que tece al público y robustece al escritor. Hoy por hoy, los jóvenes
acogeríamos un Giotto o un Cimabue más. Dice Pilatos, refi- poetas hacen a veces figura de parias y apestados en medio al
riendo una de las tantas catástrofes a que daba lugar su sola concierto de la opinión, porque no se preocuparon de frecuen-
presencia ante los dioses: "A peine avais-je alhumé l'ensens tar a la gente. Y estos desdenes o estas timideces siempre se
devant le simulacre sublime de notre Vénus Aphrodite, que pagan. A la mejor sale en la literatura una buena causa, y no
je vis (et mes propres yeux n'en furent pas les seuls témoins) encuentra nadie que la defienda. Hay que saber tomar el aire:
au calme de la contemplation sur ce pud visage succéder l'émoi lo cortés no quita lo valiente.)"*
et les signes extérieurs de cette espice de grésil1ement cérébral
qui chez les mortels annouce I'imminence de l'explotion sternu- Al igual que Novo, recuérdense sus Poemas proletarios, Reyes
tatoire." escribió algunos poemas satíricos breves, provocados por todo
• este asunto del nacionalismo. Hasta ahora inéditos.
1I POEsíA NACIONALISTA
;1 Advierto que empiezo a abusar de su atención, querido amigo,
y sin embargo no me decido a tenninar sin decirle que su artículo Deja que a comer te invite,
"El aseo de América" me ha interesado mucho, así por él para que te ofrezca, ufano.
mismo como porque, entregado ha tiempo a cierta considera- este plato mexicano
ción panorámica de nuestra literatura, también yo sentí esa ne- de huauzontIe y de quelite
cesidad de aseo que usted ha puesto en claro con admirable y de papaloquelite.
decisión. No obstante, yo pensaba entonces, solamente, en ~n Río (24/9/32)
aseo interior de la literatura mexicana, o en otras palabras, en HARTURA
ponerla en condiciones de circular entre nosotros mismos ya que, Que si mentiras o que si verdades,
desgraciadamente, la conocemos poco y mal. o nacionalidad o extranjería...
En noviembre de 1931, presenté a la Secretaría de Educación Quítenme allá las tales vaguedades,
un proyecto, resultado de mis reflexiones, que fue a parar al solipsismos de chabacanería.
cesto. i Qué desgracia que cuando el intelectual mexicano llega Harto de historias, simplifico a veces
al poder -no me refiero, por supuesto, ni a Sierra ni a Vas- y exclamo: "Mucho ruido y pocas nueces,'"
concelos-- o no quiere ya nada con la cultura o sólo la quiere (1941)
para ordeñarla en beneficio de su carrera política! Así, pues, * A los cinco años, la guerra y las continuas revueltas habían tras-
he modificado ligeramente el proyecto con la idea de presen- tornado el espíritu de Atenas. Tucídides traza un vivo cuadro de
tarlo a la Universidad, cosa que no hago aún por temor de que esta disolución moral. "Aun el significado de las palabras -dice- no
mantenía ya su relación regular con las cosas significadas." Y añade
no corra mejor suerte. Mi posición se ha debilitado un poco por un poco más adelante: "Los hombres de inteligencia inferior por lo
la circunstancia de que la cátedra de Literatura Mexicana fue general tenían éxito, porque, conscientes de su deficiencia y temerosos
suprimida en el plan de estudios de la Escuela Preparatoria. de la capacidad de los adversarios -con quienes no hubieran podido
Tal vez convenga esperar un viento favorable. Entretanto ¿ no medirse en discursos, y cuya agilidad mental podía en cualquier IDO-
querría usted echar una ojeada al proyecto y decinne qué le mento tomarles la delantera en la pugna contra el mal general--, a~­
ban con audacia y en orden de conjunto. Pero los hombres de mte-
parece? ligencia más aguda, presumiendo en su arrogancia que siempre llegarfan
Lo abraza afectuosamente: a tiempo, y desdeñando los actos donde se satisfacían con los pensa-
mientos, fácilmente fueron desmontados de su guardia y quedalOD
JosÉ GOROSTIZA deshechos." (Lib. III).
U/VII

ESCAPARATE imparciales, es indiscutible en cuanto él representa una tenden-


cia y un momento -de los más interesantes- de nuestra lite-
por HÉCTOR PÉREz MARTÍNEZ
ratura. Pero cuando se ha dicho naturalidad y sinceridad el
l. Nacionalismo)' naturalidad. señor Cuesta ha visto el peligro y dicho: i Socorro! en un glito
Il. Un grito de socorro. cuyo eco no pasará, seguramente, del club ya mencionado.
l. Al redor de una actitud, Jorge Useta -perdón-, Jorge EL NACIONAL, 2 de mayo de 1932
Cuesta y Ermilo Abreu Gómez han iniciado una polémica con
más trascendencia que la posible de advertir a simple vista, ya
que en ella es cosa de discordia el si un artista deba o debe reali- ESCAPARATE
zar su destino de tal, de un modo humano y con características por HÉCTOR PÉREZ MARTÍNEZ
locales.
Para Jorge Cuesta, cuyo error principal consiste en tomar lo I. Monterrey.
particular por lo general, el nacionalismo artístico es inconcebi- JI. Gimnasia y alejamiento.
ble por demasiado estrecho, aduciendo como una prueba funda-
mental de su creencia, el que la literatura mexicana no haya l. Dentro de sobres inexpresivos, ¡\ti onteney -correo literario
producido una obra capaz de formar una tradición; y ante po- de Alfonso Reyes-- nos visita: notas sobre Góngora, charadas
breza tan desmedida, concluye declarándose admirador contu- bibliográficas, la eterna cuestión de las aclaraciones al Cemen-
maz de Stendhal a quien prefiere por sobre don Federico terio marino de Valéry, y una evidente desvinculación de Mé-
Gamboa. xico. Reyes, que podría con sólo quererlo, convertirse en el
Aparte de que tenemos idéntica preferencia sin pensar que ejcmplo mismo de tina tradición para la literatura nacional -a
don Federico haya sido el llamado para formar nuestra tradi- tal modo sabe conocerla hacia atrás y adivinarla hacia ade-
ción, diferimos de Jorge Cuesta cuando éste quiere que un arte lantc-, est:l prefiriendo atender, con una solicitud un poco
nacional sea preparado conforme a una receta aplicable en intencionada, temas distantes de lo nuestro.
todos los casos o cuando aboga por un arte desnaturalizado, ya A1onterrey, así, se convierte en una gaceta inútil por más que
que los dos serían artificiosos e inútiles en su posterior con- ele momento pueda traernos, como en el Discurso jJor Virgilio,
clusi6n. las palabras austeras y más mexicanas del maestro.
Porque ni un nacionalismo forzado, y menos un prurito por Da pena comprobar en este propio discurso, que Alfonso Re-
perder las huellas que el ambiente imprime sobre la obra de yes guarda todavía nuestros panoramas y nuestras verdades para
arte, producirían lo que el señor Cuesta considera como su anhe- experiencias ocasionales. El México que esquematiza de este
lo íntimo, alto y discutiblemente interesante. modo, es aquel al que debiera dirigirse lo mejor del esfuerzo
Pero en el curso de la polémica, el señor Cuesta escribió una que representa Monterrey: pero Reyes quiere olvidarnos de
palabra peligrosa por su doble filo: la de necio. propósito. En sus notas no hay sino débiles alusiones a la pro-
elucción mexicana: alusiones incompletas cuando a él, más que
lI. La posici6n del artista, conforme a la concepción de Abreu a nadie, corresponde el señalar lo verdadero y lo falso, lo va-
G6mez es, de modo inicial, la de un hombre que siente los lazos lioso y lo pésimo de esta generación equívoca, sabia en el truco
del medio y los utiliza para expresarse. Tal posición en nada unanimista y descastada en la promulgación de las todavía más
concita la idea que tiene el señor Cuesta del nacionalismo, pues- equívocas enseñanzas morales de André Gide.
to que ella no es una pura fórmula sino el cumplimiento de un A la literatura mexicana le está faltando una lección de viri-
destino; destino que no tiene en cuenta el polemizante cuando lidad en el más completo sentido humano: le falta también el
considera un arte puro e inexpresivo. conocimiento y la asimilación de nuestro gran espíritu aborigen.
Pero sobre credos estéticos particulares no vamos a discutir. Reyes puede dar lo uno y lo otro.
Preferimos dejarlos para lo que ya ha sido llamado como el
"club de las lecturas íntimas". Sí, insistiremos en esa vuelta n. Bajo la táctica espiritual de Pedro Henríquez Ureña, el Ate-
a lo mexicano que tan lamentablemente ha confundido el señor neo -¿ debemos mencionar dentro de él a Alfonso Reyes?-
Cuesta como un retorno a las jícaras de Michoacán y a los sa- practicó una gimnasia mental completamente mexicana evi-
rapes de Saltillo. tando que los ojos se fugaran de un paisaje que era urgente-
Lo nacional, salvo la mejor opinión de quien prefiere a Sten- mente inmediato conocer. Pero olvidada esta lección de civismo
dhal, no consiste en la parte visible y superficial de una obra por su alejamiento, Alfonso Reyes se nos ha vuelto un devana-
de arte, sino en lo que ella tiene de conciencia y experiencia dor de rutas extrañas que no agregan a lo nuestro ni siquiera
particular que el arte mismo generaliza. Hay siempre un senti- una intención guiadora; y un editor de todos -absolutamente
miento, una concepción explícitamente particulares en todo arte; todos- sus pensamientos, que no constituyen en su mayoría,
y, ambas cosas no constituyen un cartabón sino que brotan de una invitación a seguirlo por su laberíntica multiplicidad. y
manera espontánea, fácil, hasta lógica en la obra del artista este es el máximo reproche que "Escaparate" está obligado a
que ha sentido su mundo. enviar a Reyes, ya que él está al tanto de la polarización de la
No se ha pedido una excesiva mexicanización cuando se hace actual literatura mexicana y no ha intentado definir, en una
DOtar la urgencia de una vuelt~ a lo nacional; se exige el abati- ejecutoria certera, sus posibles realidades.
miento de las barreras artificiales, completamente voluntarias Se está pronunciando en estos días -arbitrariamente- la
que han significado, con un aspecto inconfundible, por no decir desconcertante palabra "crisis" relacionada con la nueva genera-
tmanimjsta, la producción de un grupo cuyo valor, a fuerza de ción. En realidad no hay crisis dentro de la juventud. Existe
en cuanto a su dirección y en cuanto al falso sentido de su Porque entre desvinculación e indiferencia hay casi un sentido
propia obra. Nuestra literatura ha entrado al vértigo que le de traición, de maniobra para eludir las relaciones entre hombre
imprimieran hábiles talentos de burócratas y la facilidad con y medio. La desvinculación puede tener raíces convictas, ser de
que ha sido dable teorizar, desde México, sobre ideas y proble- todo sincera, no hacer sentir un medio. La indiferencia trae
mas fundamentalmente AMEXICANOS. el vituperio, el rebajamiento de miras y motivos cuya nobleza
y si es penoso contemplar el desarraigo de valores completos sería inútil abultar.
como Reyes, lo será, aún más, la comprobación del desliga- y este es, más que nada, el verdadero problema de nuestro
miento de la juventud que está, contra su deseo, unida biológi- arte: renovar la riqueza de nuestra sensibilidad reivindicando
camente a México. lo propio. i Pero qué esfuerzo y constancia se necesitan para
Urge un retorno a los maestros y un nudo entre lo cual y abrir oídos e infiltrar claridad en ojos ciegos de intento!
nuestra tradición; un empate que debe ser violento, justo, in- Ahora que sentimos la proximidad de Reyes, renovamos nues-
clemente. ¿Responderá Monterrey? En todo caso, habremos in- tra instancia: una lección; porque la juventud que aún no
tentado destruir la oblicuidad del plano. encuentra camino ni se decide en marcha definitiva, espera
nada más una lección que señale "charlatanerías perniciosas"
EL NACIONAL, 7 de mayo de 1932 y reencuentre el viejo espíritu que "durmió en nuestras casas
al correr durante tres siglos lamiendo las arcillas rojas de nuestro
ESCAPARATE suelo".
por HÉCTOR PÉREZ MARTíNEZ EL NACIONAL, 26 de junio de 1932

1. Repaso de Alfonso Reyes.


México, junio 28 de 1932
11. La urgente lección.
1. Guillermo Jiménez -providencial porque acaso sin él hubié- Sr. Lic. Alfonso Reyes.
ramos seguido teniendo una injusta idea- nos ha comunicado, Río de J aneiro.
original, un discurso que Alfonso Reyes pronunció recientemente Señor:
en Río de Janeiro: América, utopía. Después de leerlo hubimos Debo a una generosa indiscreción de Guillenno Jiménez el saber
de repasar nuestro conocimiento de Reyes más, al principio, para que un comentario mío, aparecido en el periódico EL NACIONAL,
justificarnos que para establecer una presencia del escritor en ha herido en usted varios sentimientos. No fue mi intención la
México y en lo mexicano; y a la postre tal presencia surgió de lastimar al hombre sino la de excitar al escritor. Usted ha
espontánea y la desvinculación a que aludimos se notó más física dicho que se trata de una "noble aunque injusta inculpación",
que espiritual, de donde esta vuelta al editor de Monterrey. y está en lo cierto.
Se ha venido sosteniendo, con igual instinto que clara finali- Pero si fue público el comentario, pública también hice ya
dad, la vuelta a todas nuestras cosas e imputábamos a Reyes nota -que adjunto- por la que doy a usted amplia satisfac-
un alejamiento de ellas, cuando él reconoce tal urgencia al ción.
decir en su Discurso por Virgilio: "Lo autóctono -de que tam- Tengo la evidencia de que hoy se inaugura entre nosotros una
bién nos alejaba, y también sin darse cuenta, la escuela de mi amistad tan firme corno desinteresada, en la cual, desde luego,
tiempo-- puede entenderse en dos sentidos. A veces es aquella pongo un cordial apretón de manos.
fuerza instintiva tan evidente que defenderla con sofismas es per- HÉCTOR PÉREZ MARTÍNEZ
judicarla, y querer apoyarla en actitudes premeditadas es pri-
varla de su mejor virtud: la espontaneidad. El que dice: 'voy
a ser instintivo', no puede serlo ya. El que dice: 'Voy a hacer Río de J aneiro, julio 4 de 1932
arte subconsciente', está perdido... Lo autóctono, en otro Sr. DIl. Héctor Pérez MartÍnez.
sentido más concreto y más conscientemente aprehensible es, El Nacional
en nuestra América, un enorme yacimiento de materia prima, Ap. Postal 863
de objetos, formas, colores y sonidos, que necesitan ser incorpo- México, D. F.
rados y disueltos en el fluido de una cultura, a la que comuni-
quen su condimento de abigarrada y gustosa especiería." Señor amigo: Publiqué, en el calor del primer momento, a
¿No es una fórmula precisa la anterior? Objetos, formas, co- todo correr e imprimiéndolo como quiera, el folleto que envío
lores, sonidos americanos, y por lo tanto cosas particulares, a usted "a vuelta de correo" -como lo dice su mismo título.
deben ser generalizadas por el arte -señor Cuesta-, en opuesto Al releerlo, he comenzado a dudar, y no sé si debo distribuir-
modo al que sostienen quienes buscan su materia prima lejos lo. Temo que la necesidad en que usted me puso al atacar un
de la propia, abundante y siempre llena de significados. punto sensible que de tiempo atrás me venía dando comezon~
y sólo la presencia de Alfonso Reyes pudo darle -con qué me haga aparecer como vanidoso. Ya no quisiera qu en Ill1
exactitud- esa puntería. país me achaquen defectos que no son los míos. Cuando pu-
n. Después de esta justificación de Alfonso Reyes, buscaría- bliqué el Reloj de sol, en México me pusieron de oro y azul por
mos otra palabra -mejor que "desvinculación"- para sancio- culpa de la "carta a dos amigos" que va al final, página humo-
nar el más peligroso alejamiento de quienes estando aquí, nutri- rística que disfraza con un pretexto retórico al legítimo deseo
dos en una diaria convivencia, con la sucesión de motivos ele poner orden en los propios papeles. Yo creo sinceramente

l apuntados en el párrafo anterior, se clesligan de ellos y van a


particularizar las cosas generales, comunes de otras latitudes.
que los que entonces me atacaron más bien lo hicieron por pa-
sión que por convicción, pues otra cosa demostraría en ellos una
U/IX

completa falta de hábitos literarios. Todos los escritores del tiva no encerraba -ya que mi nombre va repetido con frecuen-
mundo hablan algunas veces de sí mismos y dicen lo que quie- cia- un afán de notoriedad sino el justificado deseo de que
ren sobre su obra, sin que nadie se lo tome a mal. Querer que se conociera su defensa y los párrafos que usted dedica a escla-
uno publique libros y luego no se dé cuenta de que los ha pu- recer el nacionalismo y a concretar su obra.
blicado es un contrasentitlo. O querer que uno confiese púdi- En realidad mi ataque a usted no fue doloso nunca. Elogio
camente que considera mal hecho cuanto ha hecho es pedirle y censura no se aparejan cuando se ha intentado herir. Fue
a uno un acto de hipocresía repugnante. Si uno da al público como decía en mi anterior, el excitarle a usted lo que me movió
ms cosas, queda sobrentendido que es porque les concede uno a escribir el primer "Escaparate"; el segundo -qué ejemplar
algím valor. amigo Guillermo Jiménez- surgió al contemplar mi propia in-
Pero volvamos a nuestros carneros: me extrañó tanto, en justicia.
aquella ocasión, la censura que (sólo en México) se 111e hizo, Correspondo a sus envíos. Por este correo va un ejemplar de
que no quisiera provocar un segundo acto de la misma lamen- mi libro Imagen de nadie, acabado de imprimir y condenado,
table comedia. de antemano, al silencio. Creo en sus muchos defectos: tono
Así, pues, he optado por una solución intem1edia: envío a lírico, documento estrictamente personal y quizás alejado, en
usted un ejemplar del folleto, porque me interesa que usted sensibilidad, de aquel nacionalismo que fuera mi ideal.
conozca ciertos datos y aprecie más de cerca mi verdadera acti- Condenado al silencio, he dicho, y así he rogado se le reciba.
tud ante ciertos problemas. (Estoy seguro de que usted mismo Cenara Estrada se llevó a España los originales y después me
se va a sorprender un poco de encontrarme, en el fondo, mucho escribió diciéndome que probablemente los editaría ülarra con
más de acuerdo con usted de lo que había sospechado.) Puede un prólogo del mismo Pero GaJín; esto cuando ya mi edición
;el' que también envíe unos ejemplares a unos cuantos amigos -estas ediciones que apostólicamente hacemos en México-
íntimos, para que los guarden como recuerdo personal. Pero no estaba terminándose. Genaro había hecho determinados com-
entregaré el folleto al público. Espero la respuesta de usted y promisos en España que dejaban imposibilitada mi edición. Me
-me atrevo a pedirlo-- su caballeroso consejo. A mí no me constituí entonces en jurado del libro y dicté sentencia: a la
com'iene que quienes, como usted, me hacen el honor de esti- guillotina. Asistí al suplicio salvando a lo último -esa pater-
manne, sigan desconociendo -nada más porque sí- mi actitud nidad sentimental- cincuenta ejemplares.
de "mexicano mexicanante" (si me permite usted esta bárbara Me atemoriza un poco el que usted lea, con asiduidad, El
parodia del lenguaje de Benito Espinosa). Pero tampoco quiero N aeional. Forzado a una tarea periodística y forzado a escribir
sacalme un clavo metiéndome otro y, al disipar una mala le- sobre temas que me repugnan, yo mismo no quedo nunca con-
yenda sobre mi persona, robustecer otra de paso. forme ni de aquello en que he puesto mi cariño, j y hay tanta
La banderilla de fuego que usted me puso ha producido el cosa vacía y sin sentido sobre la que he tenido la necesidad de
efecto por usted deseado. Quizá, sin usted yo nunca hubiera decir cuatro barbaridades!
declarado ciertas cosas, porque se me olvida que no son obvias Daré a usted, para entendernos, noticias frescas de la cues-
para todos, o que, en nuestra tierra y nuestro momento, es in- tión vanguardista: el grupo de Contemporáneos está en diso-
dispensable repetirlas hasta la saciedad. Siempre lo he leído lución; sus miembros se pelean el saldo de una existencia fe-
Con interés en El Nacional. ¿Necesito decirle que, en adelante, cunda aunque unilateral, pero sin abandonar, por el pleito, esa
ese interés será todavía mayor? Le ruego me conteste pronto a femenina táctica del derrame y colocándose, así, en aquellos
la consulta que esta carta implica, y que considere la dedica- huecos que sus propios vaivenes van promoviendo. Adueñados
toria de mi folleto como la más sincera expresión de mi estado por una sostenida protección oficial del juicio en materia de
de ánimo: este pase de annas acaba con un varonil apretón de arte y poseídos de una posición burocrática que les permite
manos. Suyo mantener siempre un órgano de publicidad, se han dedicado
ALFONSO REYES sistemáticamente a negar valores conduciendo, de este modo, a
nuestro espíritu, junto con nuestras letras, a su bancarrota. Tal
México, D. F., agosto 16 de 1932 vez usted, alejado, no sienta el deseo, violento en nosotros, de
Sr. Lic. Alfonso Reyes. tern1inar con esa fuga; ni sienta usted, tan a lo vivo, ese inmi-
Embajador de México. nente extravío. Me pregunto sin embargo: ¿ estaremos equivo-
Río de Janeiro, cados? ¿De esa disolución saldrá la verdadera voz de México?
Brasil. ¿ Tendrán ellos la razón? Sólo usted podría respondernos y ocu-
Muy querido amigo: De todo intento no quise contestar a su rrimos a usted -todos conmigo--. Mi petición estuvo excitada.
carta de fecha 4 del pasado, porque comprendí que no había Su respuesta -continuaré en mi sinceridad- eludió un poco lo
usted recibido la mía anterior. Hoy digo que acepto carta, amis- categórico.
tad y reprimenda como tres enseñanzas. Mis veinticinco años Hav, sin embargo, un choque más que usted abarca al decir
saludables se dan a usted cabales en la amistad y rectos en el en su' folleto que "Hidalgo no se quita todavía las botas": la
entendimiento. cercanía, la coincidencia de dos generaciones que emiten al mis-
Acepto esas enseñanzas porque comprendo que todavía me mo tiempo un juicio sobre la Revolución. De un lado los que
falta mucho por aprender; la probidad que usted me concede estuvieron en la lucha annada y juzgan su acción de moclo ro-
en la dedicatoria de la Visión de Anáhuac no es una virtud mántico; por otro, nosotros que la emplazamos críti~a, fríamente.
sino una experiencia. Esto nos destantea y nos hace abandonar, en preCIOSOS momen-
Iba a rogarle que diera usted publicidad a su folleto; me tos, el tema del arte. He aquí nuestra condición: atender a dos
entero hoy de que varias personas lo han recibido ya. Mi roga- aspectos de nuestra vida, tan disímiles y tan fatalmente ligados.
Tal cosa no hace el grupo de Contemporáneos. Ellos se han contacto con su continente. Pero aquellos a quienes impugna-
dedicado exclusivamente al arte no sintiendo ni la fuerza, ni la mos son los más artificiosos ya que conciben de manera previa
necesidad, ni las consecuencias de la Revolución. Nosotros nos su obra -imitando de una manera tan vil- y se complacen en
comprendemos ligados a estos dos fenómenos y no pedimos, como desnaturalizada robándole ese íntimo sentido de lo mexicano
ellos se solazan en decir y en aparentar creer, un arte social sino que pudo manifestarse por donde menos nadie lo pensaba.
un arte que nos sienta. Nucstra verdadera impugnación es esa: libertad; que lo me-
¿Qué hacer? ¿Acaso no es trágica nuestra situación? Para xicano subirá a flote con sólo dejar correr lo sincero.
mí ha sido todo lo crítica que usted pueda imaginar. He osci- Tal proceder, en literatura --que afortunadamente las artes
lado: afiliándome a corrientes abstraccionistas y fre.cuentando plásticas se han salvado-- no proviene, a ciencia cierta, sino
medios sociales -políticos- estudiando todo a la vez y leyen- de la aristocracia de sus productores. No aristocracia en el sen-
do como un desesperado; rindiendo jornadas que pasan, casi tido intelectual. Aristocracia, que es peor, en su expresión social.
siempre, de más de catorce horas. y aristocracia mexicana, si se nos apura. Sabe usted del abolen.
Un remedio hubiera sido salir de México. Pude pedirle a go desenraizado de la aristocracia mexicana. Sabe usted de la
Cenaro me enviara fuera, adjunto a una de esas fantásticas co- fijación, en lo exterior, que hace distintiva esa pequeña porción
misiones en que es holgado el presupuesto. Me acobardé. No sé de nuestra socicdad y la convierte en una colonia extranjera
pedir. Y temí mi salida como una fuga desvergonzada. enclavada en el corazón de l\1éxico y al cual asesta continua-
y ahora he de confesar a usted que su folleto me produjo mente pícaras puñaladas.
más de un disgusto, no por las impertinencias, que no tiene, Cierto que no hemos dado todavía -acaso nosotros no dare-
sino por la advertencia de que usted ve nuestros problemas des- mos- con una fórmula de arte -literatura- mexicana. Esta-
de muy distinto aspecto. Pero ya que voy a tratar este tema mos demasiado cercanos a la liberación de México para funda·
acceda, también, a dejam1e antes precisar ciertos puntos que, mentar el caráctcr y el espíritu nacionales. Pero nadie puede
esencialmente, tenemos en pugna. negarno que hemos presentido, con más dolor y cariño, la ne-
Es un error considerar que cuando nosotros pedimos un arte cesidad de una expresión nuestra. ¿ Que es pequeño nuestro
mexicano pememos en la jícara, en el charro, en Pátzcuaro o valor? ¿Que nuestras armas son ineficaces y despuntadas? ¿Que
en Olinalá. Nada más extraño a nosotros que lo anecdótico. nuestra lucha reinstaura una de clanes? Todo esto lo hemos
Nuestro afán no es turístico ni "mexicanante". Al decir mexi- sabido por anticipado y no obstante hemos dado preferencia a
cano pensamos en la gravedad de nuestros paisajes -apuntados lo amargo de las reconvenciones, al disgusto de todos los ata-
por usted en la Visión de Anáhuac y en el Discurso por Virgi- ques, al rubor de las injurias, al desprecio de la incomprensión.
lio- pero olvidados neciamente y repudiados en esta fase de No es que nos sintamos apóstoles. Es que amamos nuestro
la literatura que se produce actualmente en México. suelo y percibimos en él las huellas que dejaron nucstros indios.
Pensamos que "la vida y la obra no son sino los atributos de i Si fuera solamente la tierra! Pero es la tierra y la raza y ese
una vieja substancia, de una unidad espiritual y corporal que se espléndido pasado en que los dioses autóctonos se dijeron de tú
manifiesta a la vez como movimiento y como forma. Que el a tú con el hombre; es la arrancada de la ~angre y el retorno de
material del creador es la vida bajo no importa cual de sus ele- un pensamiento aborigen, indomable e indomado, a sus con-
mentos originales: lenguaje, sonido, color". Pero advertimos cepciones; en busca -¿por qué no?- de una grandeza rota en
además, que nuestra situación social no pem1ite referirse ahora sus principios.
a la vida individual porque -así lo afirma usted en "A vuelta de ¿Qué es lo mexicano, dirá usted? y ¿ qué queda de lo mexi-
correo"- somos todavía un hecho patético y nos debemos Ín- cano? Nos queda este bullir y esta inconformidad; esta rebeldía
tegramente a nosotros mismos; porque todavía no somos un país y ese afán de superación; este resentimiento sublimado y hecho
de vuelta de su historia. generoso; esta virilidad que no puede concebir débiles maneras,
Cuando decimos vida y agregamos la connotación de mexi- ni preciosistas, cuando siente toda su brutal juventud dispuesta
cana, buscamos ese sentimiento que ha podido dar -para tomar al brinco y en la garganta el grito salvaje de amor, y el corazón
sus mismos ejemplos- un Pascal, un Montaigne, un CorneilIe, henchido de divinidades y hábiles las manos y los pies impa-
un Racine, un Apollinaire a Francia; a Inglaterra un Joseph cientes. Y en pies y corazón y juventud y manos y amor circula
Conrad; a Alemania un Max Müller; un Waldo Frank a Nor- el caudal de una sangre llena de gotas indias. Presiento que
teamérica. Pero volvemos los ojos y no vemos sino atisbos de esto nos salvará.
atisbos -¡ qué rápidos y desdibujados!- de un modo y sen- Cada hombre, en México, es una combustión y un problema.
timiento mexicanos frente al total transporte de nuestros artis- Combustión, en cuatro siglos, apenas iniciada. Problema, en
tas a otros meridianos. veinte aílos, apenas resuelto. Esperemos la explosión. Este~os
Seguramente usted cuenta entre quienes han querido dotar atentos a la señal definitiva de la cual, acaso, seamos el anuncIO.
a México de una riqueza propia. Tal no discuto. Seguramente, México y su verdadero sentido se encontrarán -grano de oro-
en esencia, siente usted la necesidad de esa dotación. Nuestros en las pavezas de un fuego que consumó una transmutación.
predios sufren el acceso de pisadas extrañas y hay siempre un Espera sus letras el aprecio sincero de
pequeño orgullo racial y sentimental que nos impele a la pro- HÉCTOR PÉREZ MARTÍNEZ
testa. Pedimos con usted la abolición de una receta, pero da-
mos a esa petición su verdadero sentido. Cree llsted -así lo P.S. Principian a publicarse comentarios sobre A vuelta de correo. Ad·
deja ver-- que nosotros intentamos ccñir la producción artística junto uno de Núñez y Domínguez, dolido conmigo por haber habl~do
alguna vez de su magnífica e insuperable cursilería. Y vea us~ como
a determinado cartabón. No hay exactitud en esa creencia. quien hace nacionalismo de rebozo, china, charro, jicara, teqwla, ~pro­
Urgimos que se deje en libertad al espíritu creador que de esa vecha párrafo - j y con qué mala intenci6n!- que a nú no me hieren
libertad saldrá nuestra obra a poco que el artista se ponga en pero que en cierto modo le perjudican a usted.
I
~

Río Janeiro, 25 de septiembre de 1932 de Tard~: ~ay:,en toda evoluc~ó~ s~!al, una invención y, lue-
go, una ImltaclOn. Cuando la lmltaclOn ya es atmósfera no se
Sr. D. Héctor Pérez Martínez, la siente; cua~do es la imitación de algo muy reciente 'y muy
México nuevo~ se la SIente aún con toda nitidez. El que recibe la in-
fluenCIa de un nuevo maestro, no puede negarla ni disimularla,
Muy querido amigo: y es el verdadero revolucionario. El que simplemente cede a la
Su intachable actitud ha fincado para siempre nuestro entendi- ~t~ósfera y.a hecha. ~e las seculares imitaciones, cree que no
miento y buena amistad. Después de recibir su gratísima carta ImIta a nadIe. Me dlra usted que, en todo caso, Tarde reconoce
y su gra~simo libro, todavía he encontrado por ahí una que que, en algún momento se produce la invención. Sí, así es, y
otra alUSIón, un saludo entre líneas, por ejemplo, con motivo sin eso no andaría la vida. Pero es imprevisible, y no se puede
de la llegada de mi admirado Gonzalo Zaldumbide. Gracias por fundar un programa en ello: equivaldría a fundar la escuela
todo. literaria del genio: "Sólo está con nosotros el que se encuentra
Inocente de mí, ahora no tengo más que aguantar el chubasco dispuesto a escribir obras geniales." Ahora, que bajando de las
que, al mismo tiempo desaté contra usted y contra mí. Ya me abstracciones, yo nunca he disimulado el ansia con que espero la
he dado cuenta de que, con la costumbre de "fulanizar" todo lo producción de una literatura verdaderamente nacional. Hay por
que priva entre nosotros, mi folleto no podía realmente servir ahí atisbos, momentos, y tal vez estarnos llegando al día anhe-
de nada. Pues en cuanto al fondo mismo de la doctrina su lado. Por eso la inquietud, una inquietud de amanecer, una
carta viene a aclararme del todo lo que sospeché al día sigu'ien- saludable comezón, de ustedes los jóvenes. Si por algo reaccioné
te d~l folleto: 9ue, en el fondo estamos en lo mismo; que yo, ante la censura de usted es porque siempre viví inclinado des-
en ngor, reaCCIOne, porque no quise ser clasificado entre los esperando que se produjera este fenómeno, y ahora me lo ne-
descastados, pero que usted podría firmar mi folleto --en lo gaban. Ya ve las palabras que Ermilo acaba de desenterrar por
que él tiene de doctrina, y dejando fuera lo circunstancial- ahí, y que proceden del Prólogo a Mediz-Bolio. Volviendo, pues,
así co~o y~ fin.naría la carta de usted. Pero el espacio es cur- a nuestros carneros (este asunto tiene tanto aspectos que me
vo, dice Emstem: la distancia es deformación. Tanto usted marea, y arrastra) ¿cuál es la verdadera acusación contra el
corno yo, nos hemos acercado el uno al otro por "enfocamien- enemigo, y quiénes, con nombres, pelos y señales, forman el ene-
tos" paulatinos. Además de que el asunto que tratamos es de migo? Porque, vea, Héctor, entre usted y yo, aquí a solas, yo
azogue, y se escapa bajo la yema del dedo. me temo que en el fondo se trate de que tales o cuales indi-
Me adelanto a atajar ese temor deliciosamente juvenil que viduos se han vuelto antipáticos a los ojos de otros, porque han
me revela su carta: sí, lo leo a usted siempre en El Nacional,
hecho alarde de tales o cuáles cosas.
per~ no lo leo con el rigor con que ahora he leído, por ejemplo
Yo reconozco que todo grupo que se encapilla se hace molesto
su ~Ibro. Aplico diferente criterio. Acuérdese que soy periodist~
para los demás. Pero todos los movimientos han comenzado
y se lo que es eso. Cuando yo tenga el gusto de presentánnele
a usted personalmente, usted verá que soy el menos literario de así. Ahora, que esta cristalización provisional dura poco, por-
los hombres, o al menos, de los literatos. Poca virtud, pero peor que pronto tiene que echarse el artista por un camino en que va
es nada. solo. Sucede con las capillas lo que con esos internados en que los
Veamos, yo no acabo de entender. ¿Se trata de un verda- profesores acaban su curso a las cinco de la tarde, y después de
dero encuentro de tendencias espirituales, o de incompatibili- dadas las cinco ya sólo se quedan en casa los alumnos. Usted me
dad entre dos modas, o de un simple choque de antipatías per- dice que ellos, los malos, han ejercido una influencia nociva en el
sonales? Porque yo empecé por creer lo primero, y luego pasé ambiente. Esto yo no puedo apreciarlo desde aquí, y sería real·
a lo segundo, y al fin me voy inc1inandoa lo tercero. Usted mente lo más grave. Pero ¿qué influencia pueden ejercer personas
me habla en plural,' y como en nombre de un grupo ¿ Quiénes que usted mismo pinta como alejadas de toda realidad actual, y
son ustedes? ¿Y quiénes son los del otro bando? ¿Los de Con· aun poco varoniles y poco dispuestas a "entrarle a la vida".
temporáneos? Porque entre éstos yo encuentro muchos que hacen Toda influencia literaria, por lo demás, tiene su pro y su con-
esfuerzos de mexicanismo: Abreu Gómez aun entiendo que tra, no cabe duda. Yo creo percibir que ustedes difieren de
pelea del lado de usted, y fue asiduo de los "contemp."; Ortiz los otros más bien por una cuestión de temperamento. Le diré
de Montellano, da una nota de lirismo bien nacional. Genaro con franqueza: cuando volví a México, me encontré con que
~ue, aunque él no quiera, fue el pontífice máximo, tiene ahí sus los jóvenes tenían un defecto general: escondían sus opiniones,
libros en su abono. Torres Bodet, Novo y Villaurrutia se han callaban, y dejaban rodar solo a su interlocutor. Creí compren-
ocupado mucho de arte y letras mexicanas. Y el que en alQUno der que era un defecto creado por las condiciones anormales
se note tal o cual influencia de maestros extranjeros no e~ un en que ellos se formaron. Después de esos jóvenes, han venido
delito ciertamente. ¿Quién no recibe influencias? ¿Qué ser no los más jóvenes, ustedes, que ya dicen a gritos lo que piensan:
vive en simbiosis con un ambiente? Goethe llegaba a pensar todo mi corazón está con la sinceridad. Tal vez ése sea el fondo
que no hay hombres individuales, y hablando de sí mismo de la cuestión. ¿No lo cree usted? Pero para que viniera la
( j y era Goethe!) confesaba que, si un día quisieran dejarle reacción de los más jóvenes, era necesario que hubiera antes
lo único que le pertenecía por derecho propio en su obra y en la generación de los jóvenes que, con el trágico recurso de cierto
sus pensamientos, lo reducirían sólo a un poco de voluntad orga- silencio y aun cierto disimulo, salvara y transportara de una
nizadora, desarrollada sobre materia ajena, o materia de pa- época a otra los de la cultura. Quién sabe si mi idea no esté
trimonio común. ¿ Usted cree que ustedes no reciben influencias clara. No me atrevo a explicar más en carta. Recuérdeme, cuan-
extranjeras -puesto que la literatura nacional no es bastante do nos veamos, que le hable de esto más despacio. Le contaré
activa aún para ejercer influencias determinantes? Acuérdese ciertas experiencias que dan idea del dolor que sitió a la gene-
i
t
Ir
¡
ración que vino después de la mía y antes de la de usted. ¡Ay! la atmósfera de su época, y se había saturado de ellos. Está
amigo Héctor, no se puede hablar de ninguna cosa humana sin lleno de plata, de fruta, de carne morena, y no es fuerza buscar
tener en cuenta el dolor. Pero otra vez divago, qué diablo, y en él la alusión directa:
no lo puedo evitar.
De lejos, México me parece un río muy ancho que arrastra El preciosamente Inca desnudo
muchas cosas. Cabe mucho en México. No deje que un senti- o el de plumas vestido mexicano.
miento de incompatibilidad personal (si es que lo hay) se le
vuelva conflicto estético. Reconozco que este don de trasladar a y luego, prendió en América como otra nueva viruela. Pues yo
la zona espiritual todos los estímulos anuncia en usted una reconozco que tiene tanto de virtud como de enfermedad. Gran
noble naturaleza de artista. Pero todo debe ir gobernado por parte de sus tesoros es ya ceniza. En fin: todo esto se lo cuento
ese "yo" que se encarama sobre nuestros hombros y contempla para conversar con usted sobre asuntos de mi afición. ~ero
panorámicamente y como general de ejércitos lo que pasa en no diga que Góngora ha sido influencia francesa en MéXICO.
nosotros mismos. Si para esto, para ganar esta cierta lejanía, Quién sabe si lo contrario sea más verdadero. ¿Sabía usted que
necesita usted viajar un poco y poner tierra y mar de por medio, yo he sido el albañil de la magna edición Foulché-Delbosc, y
no debiera dudarlo. Usted tiene que sacar adelante al creador que ésta no hubiera llegado jamás a publicarse si no llego yo a
que lleva adentro: es su primer deber. estar en Europa y obligar al sabio editor? Le recomiendo, co~o
Como quien sorbe bocanadas de aire fresco, leo su Imagen de bella presentación de conjunto sobre el estado de la cuestIón
nadie, cuyo envío le agradezco todavía más al saber que se gongorina, precisamente un libro en francés: el tomito de! au-
trata de una edición limitadísima y sacrificada. Y vea lo que me torizado hispanista Lucien Paul Thomas sobre Don LuJS de
ocurre: comienzo por encontrar un epígrafe de ApoIlinaire. Góngora y Argote, París, La Renaissance du Livre, Les Cent
Leo, y hallo un estilo de realidades transformadas, arrebatadas Chefs-d'oeuvre Étrangers. Es la primer popularización que se
a la tierra sobre el pegaso de las palabras (i Y a usted le llama hace en francés del asunto. Salió hace menos de un año. La
matador de los culteranos un editorial de El Nacional, y a mí traducción no le interesará a usted, pero sí la introducción.
que soy viejo detective en estas cosas usted no me engaña: su Thomas es un viejo gongorista belga, uno de los seis o siete locos
libro cae dentro de esa zona estética en que también caen que quedamos con esta manía por el mundo..., . .
lo culterano, lo gongorino, lo mallarmeano, lo "contempo- Hace días le mandé un folleto: Atenea polzttca conferencza
ráneo"!); me encuentro con una constante creación poética para estudiantes, que sospecho no le desagradará como idea.
verbal. Y se habla de la Gioconda, y de los prerrafaelistas, de Ahora le mando Horas de Burgos cosa vieja y superficial, de la
los jardines de Academos, de Dada. Se está en un sistema de alu- que quise limpiar mi mesa. Padezco ahogo de manuscritos. Qui-
siones universales. Es una calle de cualquier ciudad del mundo. siera desembarazarme con la higiene de la publicación, y em-
¿ Por qué había de ser incompatible esa estética con la de algu- pezar j ay! otra nueva vida. ¿Sabe usted lo que quiere decir
nos que, creo, usted considera adversarios? esto para un hombre de 43 años? Tengo para imprenta el Mon-
y ahora, déjeme defender a mi don Luis, que no tiene la terrey, 10. Acabé de copiar un tomito de notas de poco momen-
culpa de esto. Usted, elogiando con razón unos romances mexi- to que se llaman, como en la Física, Tren de ondas. Hoyo ma-
canos, dijo en El Nacional, que entre nosotros, antes, el roman- ñana lo doy a la imprenta. En París, Taño Sala.z:'"r, ~l salva-
ce sólo se había ensayado como moda gongorina o tomada de doreño-mexicano, me está ilustrando un poema bIzantino lla-
Góngora a través del francés. i Por los dioses! Góngora jamás mado Minuta. Está ya pronto otro poema en once romances
ha influido en la literatura francesa. Mallarmé, que tiene con él sobre Río Janeiro, que voy a imprimir en Holanda. Quiero
una relación interplanetaria, no se preocupó de saber si existía mandarle a Genaro, a Madrid, el Presagio de América (la ma-
Góngora, ni tradujo jamás la lengua española. Verlaine, que teria de lo que nuestro Guillermo publicó en El Libro " el
cita de epígrafe un verso de Góngora, lo tomó de prestado Pueblo llamándole "América, utopía", con algo de más y UD
de alguien que le hizo el favor de dárselo: él no entendía espa- tantico de menos, que pertenece a otro libro posterior sobre
ñol. (¿ y sabe usted, cosa curiosa, que el erudito alemán Petri- América. En éste sólo debe tratarse de América antes y en el
coni mantiene que Rubén Daría tampoco puede decirse que descubrimiento. En el posterior, de América después del des-
haya conocido propiamente a Góngora?) Góngora sólo fue prac- cubrimiento, pero de esto hablaremos cuando madure). Ya
ticado en Francia por los filósofos y eruditos de historia lite- tiene mis noticias, antes que nadie.
raria, que no entran en las tropas de la literatura activa. Estos i Ah!. .. Con mucha emoción recorro los párrafos últimos de
últimos tiempos, ha habido alguno que, como Francis de Mio- su carta. Ese fervor, esa irritación, son el resorte juvenil en to-
mandre (literato ya muy caído de la gracia, aunque empezó das las razas no sólo en la nuestra. El joven inglés siente lo
muy bien, y tiene muchísimo talento) se ha puesto a darlas de mismo para ~us propios problemas, y el francés, y el ~emán;
gongorista, sólo por la influencia de dos americanos: Ventura esa protesta está inscrita en la conciencia del hombre; los mgleses
García Calderón y este humilde servidor de usted. Pero nunca le llaman más o menos, el Viejo Adán. No es fuerza que sea
Góngora ha llegado a nadie a través de las letras francesas, específica.:nente mexicano ese. estado de espíritu..¿Quién sabe
en las que jamás tuvo la influencia que, por ejemplo, tuvo qué es lo mexicano? Lo que Importa es que sea smcero, y que
Antonio Pérez. ¿Y quién sabe de Antonio Pérez? Dámaso Alon- esa energía se traduzca en la obra de ustedes, los muchach~ los
so hizo una notita sutil sobre América en Góngora, buscando queridísimos poetas y escritores que despuntan y en qUIenes
las alusiones directas: dio poco esa cosecha. El asunto estaba yo aprendo a rejuvenecerme y confiar.
mal enfocado. No es así, no es por ahí. Góngora lo que tenía Muy suyo, con todo afecto:
era que había respirado los átomos de exotismo americano en
ALFONSO 1tBYBS

Das könnte Ihnen auch gefallen