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Estética

Clase 1

Para Platón, el arte es peligroso, le tiene un profundo miedo porque lo que el espectador ve en
la tragedia (parricidio, incesto, etc.) piensa que hará aquello que vio, imitara lo que
experimentó. En cambio, Aristóteles le concede a la tragedia un papel muy importante, ya que
en el escenario pasa todo aquello que tiene que ver con la naturaleza del hombre. Es un
tiempo permitido en donde sucede una descarga lícita de sus afectos más tenebrosos, esa
descarga es la catarsis. Descarga de lo peor de la naturaleza humana a través del arte. Gracias
a esto, es posible el equilibrio del estatus quo, de la democracia en este caso, ya que la
tragedia es popular, y cuando observamos lo peor en la tragedia ya no se tiene necesidad de
cargarlo en la vida cotidiana. Esta concepción está en sintonía con el pensamiento de Freud
con lo que respecta a la producción de la cultura. La producción cultural del hombre viene de
aquella energía que socialmente es reprimida. Al no poder realizar sus deseos, el hombre los
canaliza o transforma en producción cultural. En oposición a la concepción catártica de
Aristóteles se encuentra el pensamiento de Brecht. Está en contra de la catarsis. Le parece que
cumple un rol fundamentalmente conservador del orden social, lo cual es ideológicamente
reprochable. En síntesis hay varias maneras de entender la catarsis: 1- como mera descarga
que lleva a la complacencia 2- como una descarga cultural en donde digo lo que no puedo, una
descarga que me permite soportal lo insoportable. Lo que significa la posibilidad de narrar el
mal.

Hasta finales del XIX el arte en general, y el teatro en particular, fue concebido y realizado en
busca de la representación más cercana de la realidad (mimesis) y con el único objetivo de
generar catarsis. Brecht postula un desprendimiento de este tipo de moldes realistas y
propone el teatro épico. El efecto de identificación mimética en busca de la catarsis no será el
objetivo de la representación teatral y se postula un efecto distanciador.

La catarsis es la purificación de los sentimientos en el espectador por medio de tres elementos


que debe tener la mimesis: la peripecia, la agnición y el enlace patético. La peripecia es el
cambio de una acción que se pensaba correcta, en sentido contrario; con la agnición se logra
pasar de la ignorancia al conocimiento y esto, para los desinados a dicha o infortunio, con
objeto de amor u odia. La agnición más perfecta es la acompañada de peripecia ya que, por lo
general, desemboca en un enlace patético, que consiste en una acción destructora o dolorosa.
Conseguidos estos tres elementos, el espectador protagoniza desde su asiento, una liberación
en sí mismo de todos los males. Estos elementos que traen el enlace patético no es más que la
muerte en escena, los tormentos, las heridas y las acciones destructoras del protagonista. La
tragedia es imitación, pero de una acción que inspire temor y compasión. Por compasión se
entiende aquella pena y dolor por un mal no merecido. En este caso nos identificamos con él,
ya que la compasión es el descubrimiento de un castigo a un inocente, que se podría precipitar
sobre nosotros. Es así como el hombre teme al encontrarse reflejado en un personaje de la
pieza trágica. Hay varias interpretaciones de la catarsis, una medicinal: la purga de las
emociones. Estética: la purificación de las emociones por la imitación. Emocional: la educación
de las emociones. La interpretación estética, la catarsis aparece como forma de transmutación
donde el miedo y la compasión ofrecen una especie de placer, ya que podría sentir placer al
contemplar cosas que podrían parecer monstruosas. Se llega a sentir lastima o miedo sin por
ello estar obligado a reaccionar con comportamientos apropiados a la realidad. La catarsis
como medicina, es un proceso homeopático, en donde se introduce una medicina cuyo efecto
es opuesto al acceso que se quiere eliminar. Entonces tiene un papel educativo en relación a
las emociones, orientando el espectador hacia la justa medida.

La finalidad del teatro del Brecht no es la catarsis, método purificador de sentimientos en el


espectador, sino el despertar de una actitud crítica frente a lo presentado. Es así como se va a
valer de ciertas técnicas teatrales de suerte que el público despierte de su actitud pasiva. Para
ello utiliza el efecto de distanciamiento, elemento fundamental del teatro épico, provocando
en el espectador una sensación de extrañamiento frente a lo que se le representa.

Clase 2

Aunque la Estética como disciplina filosófica independiente recién se delinea en la


modernidad, desde los tiempos primeros del pensar filosófico existe la reflexión estética.
Como disciplina filosófica está íntimamente relacionada con la historia en general y con la
historia del arte en particular, como así también, con la representación del mundo. Los griegos
carecían de una auténtica estética. En Platón, los problemas y postulados estéticos no fueron
elaborados y ordenados sistemáticamente, sin embargo, en sus escritos descubrimos todos los
elementos de una estética. Las cuestiones estéticas aparecen entrelazadas con las cuestiones
éticas, metafísicas y antropológicas. Al ser el mundo sensible material, una copia que imita y
participa del mundo inteligible, todo arte será imitación de una imitación, perteneciendo por
tanto, desde un punto de vista gnoseológico, al ámbito de la doxa. Esto sin embargo no ocurre
con las artes matemáticas. Para Aristóteles en cambio, el conocimiento nace del territorio de
los sentidos y el arte es un estado del conocimiento. Bajo el término “imitación”, que en Platón
tenía aquella significación de copia inútil, el estagirita la destaca como una capacidad humana
innata. El hombre se diferencia de los demás animales en que es muy apto para la imitación y
es por medio de ella como adquiere sus primeros conocimientos. Para Aristóteles producir,
crear e imitar son términos complementarios. El arte es una hacer que es un producir, y por lo
tanto, le corresponde un conocimiento productivo.

La Edad Media dedujo gran parte de sus problemas estéticos de la Antigüedad clásica, pero
confirió a tales, un significado nuevo, especialmente gracias a su visión cristiana. La
contraposición entre belleza exterior e interior es un tema recurrente en toda la época,
convertían el sentimiento de lo bello en un sentido de comunión con lo divino. San
Buenaventura consideraba la luz como principio de toda belleza, como lux que penetraba
hasta las partículas de la tierra; como lumen se transportaba por todo el espacio y como
splendor, hace visible los cuerpos humanos. En la estética de Santo Tomas, los tres criterios
medievales de lo bello son: integritas, proportio y claritas; se constituyen en características de
una sustancia concreta. La obra de arte, para santo Tomas es bella si es funcional, por ejemplo,
el cuerpo humano es bello porque está estructurado según una conveniente distribución de las
partes. Hay una revalorización de lo sensible.
Un capítulo destacado de la estética medieval es la hispano-musulmana. Gracias al
multiculturalismo que cristianos, judíos y musulmanes fueron capaces de consolidar, nos
permite asomarnos a una producción artística-arquitectónica sorprendente: la Alhambra de
Granada. Muestra la predilección por los materiales frágiles como el yeso, estuco, madera y de
esa manera afirma la contingencia de los seres y del mundo. En contraposición a los materiales
con los cuales se fabricaban las catedrales cristianas, las cuales eran hechas para la eternidad.
Mientras el cristianismo representa la eternidad de Dios, la tradición hispano-musulmana
representa la fragilidad del hombre.

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