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Culturalmente hay una percepción de lo “lo masculino” y ”lo femenino”, en lo que estos
roles supuestamente debieran ejercer en la sociedad. Pero ¿Qué es lo femenino y lo
masculino?.
Para esta investigación nos interesa el estudio realizado sobre aquellas clasificaciones
de sexo y género, y como este estudio es útil en función de la re-escenificación de un
discurso.
A partir de esto se realizará un análisis de la obra Platónov del autor ruso Ánton
Chéjov, y su escenificación como montaje de egreso dirigido por Francisca Márquez
en donde los roles masculino son asumidos por actrices y viceversa.
Una vez más claros los conceptos de sexo y género, los vincularémos al proceso
actoral llevado a cabo en los ensayos, pensando en cómo este estudio ayuda tanto en
la construcción física del personaje (caracterización) como en la actuación
(apropiación del cuerpo en el espacio)
Este artículo toma como objeto de estudio la puesta en escena del texto “Platónov” del
dramaturgo ruso Ánton Chéjov.
La obra será montada bajo la dirección de Francisca Márquez, a cargo del Montaje de
Egreso del año 2016 en la Escuela de Teatro de la Universidad Mayor, en donde el pie
forzado es que el elenco debe asumir roles del género contrario, es decir, que las
mujeres estarán interpretando los personajes masculinos de la obra y viceversa.
1 Márquez, 2016
Para el desarrollo de este análisis se considera importante ahondar en dos
operaciones de diferenciación: La definición social de los cuerpos, y los principios de
moral femeninos y masculinos.
En el texto se hace énfasis sobre las partes públicas y privadas del cuerpo siendo,
además, diferenciadas si es que se trata de un femenino o un masculino y, en relación
a esto, los cuerpos tendrán una manera distinta de comportarse:
Esto hace referencia a las partes públicas del cuerpo, y cómo se relaciona éste con el
espacio, ya sea público o privado.
En cuanto a las partes privadas del cuerpo, enfatizamos más en la percepción de los
órganos sexuales femeninos, ya que son los que condicionan posturas y actitudes
corporales, en contraposición de los órganos sexuales masculinos, ya que, al ser la
unidad de medida, tienden a fomentar un comportamiento más libre y natural:
Todo lo anterior nos ayuda a comprender la percepción que se tiene de los cuerpos
por separado, es decir, de cada género en sí mismo. Ahora, para la investigación,
también es importante sabe cómo se relaciona lo femenino con lo masculino, sobre
todo en ámbitos sexuales ya que es lo que requiere la puesta:
La relación sexual entre ambos géneros entonces es asumida como una relación de
dominación, estando el masculino por sobre el femenino, tanto física como
metafóricamente:
El análisis no estará hecho sobre un prejuicio del sexo asignado del personaje ya que
se comprende que el rol y su discurso se construirá desde el cuerpo del actor. Ahora
bien, en el proceso se pondrá en juego qué tanto se puede “encarnar” un rol sin
género pasando por alto ciertas leyes culturales que lo definen. Esto, en el texto El
género en disputa se denomina la inteligibilidad del cuerpo/género/sexo/deseo:
Esto nos ayuda a comprender que los actores/actrices que interpretan un rol de su
sexo contrario no se pueden abstraer de sus propios cuerpos, pero en el análisis y
observación en los ensayos probablemente el mecanismo ayude a levantar y construir
un discurso que, al parecer, no tiene que ver con el sexo del personaje sino con su
género.
Se entiende que culturalmente es más aceptado que un cuerpo sea coherente y
continuo con su discurso, entendiendo esta coherencia y continuidad con todo lo que
comprende la identidad de aquel cuerpo:
Esto nos ayuda a explicar la puesta en tensión de los cuerpos y los “roles” de género
que se plantean en la escena, mediante cuerpos que probablemente partan siendo
físicamente inteligibles para el espectador, pero a medida que se va develando un
discurso y ocurra un viaje físico en los intérpretes se comienza a dislocar esta
inteligibilidad.
Finalmente, el texto de Butler nos guía hacia una comprensión más acotada del
género y el discurso puesto performáticamente:
Nos tomaremos de esto para expresar que lo importante en la obra no son los
discursos machistas ni feministas, sino los discursos vividos por los cuerpos en la
misma experiencia poniéndose en situaciones y no en ideologías.
En este punto nos referiremos a lo particular de los personajes, y de cómo los actores
y actrices diseñan desde su cuerpo el rol contrario a su género, y la propuesta estética
sobre ellos.
Todo este juego de cambio de roles está además apoyado y construido desde el
diseño estético de los personajes, en donde a las actrices se les ha otorgado un
vestuario que denota una neutralidad del sexo, ya que, contemporáneamente, la mujer
ha adoptado vestimentas masculinas haciéndolas propias de su cuerpo, y peinados
más masculinos pero que no dejan de resaltar aún más la fisonomía de la mujer; y a
los actores se les ha diseñado vestidos y faldas, prendas aún propiamente femeninas
las cuales, como se planteaba anteriormente, denotan aún más que son ellos los que
asumen los personajes femeninos de la obra. Aún así, existe un elemento del
vestuario que le sigue “perteneciendo” al sexo del actor/actriz: el calzado. Las actrices
deben utilizar tacones, lo cual genera inestabilidad en el cuerpo, y los actores,
zapatillas. Este elemento es una regla para el diseño de los personajes a salvo de 3
excepciones: Anna Petrovna, el actor debe utilizar tacones muy altos, Ossip e Iván
Ivánovich, ambos interpretados por actrices, los cuales utilizan botas de nieve y
zapatillas, respectivamente.
Con todo lo anterior se puede establecer cómo cada persona asimila personalmente el
género de su personaje y se observa que tiende todo hacia una “neutralidad” que
termina siendo masculina. Ahora, la obra se desarrolla en una fiesta, en donde en los
personajes existe un constante deseo carnal y de posesión hacia el ser amado, lo
cual, según Bourdieu, se podría entender como una visión masculina de la sexualidad,
en contraposición de una visión femenina, la cual tiene que ver más con el
romanticismo y el afecto. Pero existen dos personajes que podrían adoptar esta
segunda visión: Glagóliev y Shasha. Ambos están en una idea más romántica de la
sexualidad, más afectiva. Glagóliev es quien desea poseer a Anna Petrovna, pero
desde una idea romántica del amor, queriendo casarse con ella para saber que es un
amor correspondido, una compañía ideal que no tiene que ver con el sexo, y por lo
tanto, dándole las libertades que ella desee, incluso sexuales; la idea del amor en él
está entonces en el afecto que siente por ella. Es por esto que la actriz asimila el rol
desde un lugar corporal más femenino, frágil, entendiendo que el lugar de dominación
de ese personaje no tiene que ver con el espacio ni la relación con los otros, sino que
en el ámbito de las ideas y teorías.
Sasha, en cambio, es el personaje femenino que se abstrae de lo que es esta fiesta
vivida entre el resto de los personajes, para tomar un rol que no es dominante, sino
que tiene que ver con el cuidado permanente hacia sus seres queridos, quienes no
tienen problema en pasarla por alto, y eso es lo que denota en ella una sensación más
afectiva y pasiva en vez de carnal y dominante al momento de ejercerse en el amor.
3.4.
Butler afirma que “El cuerpo es un mero instrumento o medio con el cual se relaciona
sólo externamente un conjunto de significados culturales”, y se entiende que cuando
uno construye actoralmente un rol, este se construye además de la relación con el
resto. Entonces analizando las construcciones de los personajes se observa que en
este tipo de puesta se levanta además un género que no es predeterminado, sino que
se vuelve discursivo:
Dentro de la fiesta ya nombrada ocurre una escena en dónde Grekova se embriaga e
intenta seducir a Platónov. En este desenfrenado intento la triada de amigos platonov,
Triletzki(su pareja) y Voinitzev se aprovechan de su estado para humillarla, “violarla” y
hasta amenazarla de muerte, todo esto para dar paso a un intento de suicidio por parte
de Platónov.
Lo interesante de esto es la violencia que se logra levantar en la escena ya que se
ejerce sobre un cuerpo que ya está asumido como un rol femenino pero que no actúa
como tal, sino que se vuelve pasivo e indefenso ante los abusos cometidos por las
actrices, quienes manejan el cuerpo del actor de tal manera que sus partes privadas y
femeninas, planteadas así por Bourdieu, quedan expuestas en un lugar público.
Las expresiones de violencia y sumisión hacia grekova se dan tanto en la escena ya
relatada, como en cómo su pareja se refiere a ella:
Triletzki: (A Platónov) ¡Ella no es tonta hermano! Es una víctima inocente,
eso es. Hay veces que uno quiere odiar a alguien, lastimarlo, descargar
en alguien alguna frustración propia...
Y ¿Por qué no con ella? Es débil, inocente…(se levanta.) Ven ¡Vamos a
tomar un trago!
Así es como, dentro de las leyes de la puesta, se construye culturalmente el cuerpo
del personaje, definiéndose este, como masculino y femenino.
Conclusión
Uno de los principales hallazgos realizados en este análisis tiene que ver con el rol y
estatus de cada personaje en la puesta. Con esto se entiende que el estatus, ya sea
social, sexual, e incluso intelectual, deben ejercerse desde un lugar comprendido
como masculino, y que, sin tener conciencia de ésto en los ensayos, se ha dado como
un comportamiento natural.
La relación de tensión que se observa entonces con el cuerpo de los actores y actrices
actuando un rol contrario a su género, es que al ir construyendo al personaje en
situación se van perdiendo las barreras que definen el género entendido como algo
que constituye a una persona como “continua o coherente”, planteado así por Butler, y
se logra levantar una nueva relación de los actores con el rol que les toca interpretar,
ya sea desde un prejuicio cultural de las actitudes físicas y morales o desde una
intuición como mismo personaje. Ahora bien, esta representación sigue viéndose
limitada por el sexo natural de quienes actúan, ya que éste es, inevitablemente, un
elemento prediscursivo, pero es aquello precisamente lo que hace generar un sentido
desde quien observa, ya que el espectador también está constituido por las
construcciones sociales e históricas que definen el género. Por lo tanto, el discurso
que se pueda levantar desde este cambio de roles, probablemente no será
intelectualmente percibido por un espectador desde una primera observación del
montaje, pero sí podría resultar un desajuste para los esquemas, inevitablemente
asimilados, que se puedan tener sobre el cuerpo femenino y masculino y el rol que
éstos debiesen cumplir.