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EL FEMINISMO Y EL PODER

Profesor: Olga Piñeiro


Alumnos: Florencia Aznar
Sebastian Neyra
Esteban Gallo
Bianca Gunini
Agustina Mareque
Evelin Salinas
Curso: 3°
Año: 2018
EL FEMINISMO Y EL PODER

La historia se construyó pensando al hombre como el sexo fuerte y a la mujer


como el sexo débil, más frágil, menos capaz, incluso menos inteligente, y además, esta
diferencia se hizo pensar como algo natural. El hombre basándose en esa superioridad
natural ha sido el protagonista de decisiones políticas, sociales y culturales y ha dejado a
la mujer la función de crianza de los hijos, el cuidado del hogar y de su satisfacción
sexual, y eso durante siglos.

A lo largo de la historia muchas mujeres se sintieron molestas con esta


desigualdad, llevando a cabo quejas y protestas. En la Antigüedad hubo mujeres
como Aspasia de Mileto, quien defendió la educación de las mujeres o Hypatia de
Alejandría, una matemática asesinada por monjes que temieron el peligro que podía
suponer una mujer sabia. También la filósofa Hiparquía, que vestía como un hombre
para no seguir las tradiciones de la sociedad griega. En el siglo XVIII hay una toma de
conciencia colectiva de esta situación y se desarrolla un movimiento ideológico y social
que luchara por romperla, el movimiento feminista

Primera Ola (desde la Revolución Francesa hasta mediados del siglo


XIX)

Estamos en el siglo XVIII, en el Renacimiento. Si eres mujer tu trabajo natural


es cuidar de la casa, criar a los hijos y satisfacer sexualmente a tu marido; eso sí, no
puedes estudiar, votar, ni tomar decisiones familiares, y si trabajas el dinero que ganas
es para tu marido. Entonces surge la Ilustración, principalmente en Francia, un
movimiento intelectual que defiende la igualdad social de las personas, todos somos
iguales independientemente de la clase social.

Durante la Revolución Francesa (1789) las mujeres lucharon hombro con


hombro con los hombres revolucionarios por las máximas que se entonaron aquellos
días: «Libertad, igualdad, fraternidad». Participaron en los discursos políticos, en los
clubes republicanos, en la marcha a Versalles para apresar a la monarquía y en la toma
de la Bastilla. Las ciudadanas también presentaron el mismo año, ante la Asamblea
Francesa, el cuaderno de reformas, en los que pedían el derecho al voto, la reforma de la
institución del matrimonio y la custodia de los hijos, además del acceso a la educación.

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En 1789 se promulgaba la Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano. Pero era eso, del hombre y del ciudadano; no de la mujer ni de la ciudadana.
Las mujeres no entienden como habiendo un cambio político hacia la igualdad
universal, la mitad de la población es excluida. Entonces aparecen dos mujeres
fundamentales, dando lugar a la llamada Primera Ola del Feminismo. Por un lado,
Olimpia de Gouges, ella, toma La Declaración de los Derechos del Hombre y del
Ciudadano y la replica, publicando en 1791 la Declaración de Derechos de la Mujer y
la Ciudadana. Olimpia reivindicaba la independencia de la mujer frente al hombre, la
aplicación de las mismas normas legales, la libertad de expresión y la igualdad en los
derechos económicos. Este es uno de los primeros documentos que pronuncian la
igualdad jurídica y legal de las mujeres. Por sus ideales, en 1793 fue guillotinada; una
triste ironía ya que defendió con ahínco que si la mujer podía subir al cadalso, también
se le debería reconocer el derecho de poder subir a la Tribuna.

Por otro lado, tenemos a Mary Wollstonecraft y su “Vindicación de los derechos


de la mujer”, es considerado el texto que funda el feminismo, aquí se plantea que la
diferencia de los géneros no es algo natural, como se venía pensando, sino que es
cultural, algo se produce a través de la educación, por lo tanto, aboga por una educación
igualitaria. A partir de esto, muchas mujeres comienzan a cuestionar la necesidad de
quedarse en casa como una obligación. Ante las primeras reivindicaciones feministas,
que supone todo un avance; es respondido con una dura represión; Olympe De Gouges
por ejemplo es guillotinada, muchas mujeres encarceladas y no se permite que se reúnan
más de cinco mujeres en la calle.

En esta época es donde también se llega a la concepción sobre la diferencia de


los sexos, donde se construyeron histórica y socialmente los géneros. A partir de
entonces distinguir los géneros significa jerarquizarlos; la desigualdad de hombre/mujer
no es producto de la diferencia biológica, psicológica, social y política. El género es en
verdad un sistema de jerarquía social, es una desigualdad de poder impuesta sobre el
sexo-género. Constituye la sexualización del poder.

A principios de 1800, el Código Civil Francés o Código de Napoleón, que se


extiende por toda Europa, exige a las mujeres actuar con obediencia a sus maridos, y
deja a las mujeres sin derechos civiles y políticos.

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Segunda Ola (desde mediados del siglo XIX hasta el final de la
Segunda Guerra Mundial):

Aunque se reivindicaron muchos aspectos, el principal reclamo de las mujeres


en este periodo fue el derecho a voto y a la participación política. La Revolución
Industrial supuso una transformación en la vida de las mujeres, y es que las migraciones
del mundo rural al mundo urbano fomentaron un cambio de paradigma. Hasta la fecha,
hombres y mujeres habían trabajado en el mismo lugar; en el campo, en los talleres
artesanos, en los comercios familiares, etcétera. Ahora, la brecha se acrecentaba. Los
hombres pasaban a trabajar a las fábricas y las mujeres se quedaban en casa,
agudizándose la diferencia entre el trabajo dentro de casa (el doméstico) y el de fuera (el
de fábricas).

En este contexto, el trabajo de las mujeres se consideró inferior, ya que no


producía dinero. Hablamos de las clases trabajadoras, ya que en las clases altas que la
mujer se quedase en casa, dedicada a las labores de su sexo, era sinónimo de poder
adquisitivo. Sin embargo, y al contrario de lo que pueda parecer, el acceso de las
mujeres al trabajo en las fábricas no mejoró su situación: trabajaban más horas (a las
que debían sumar el trabajo doméstico no remunerado ni reputado) y cobraban menos.
Con el tiempo eso recibió un nombre: la doble jornada. En ese ambiente de opresión
surgieron movimientos feministas que involucraron a las clases altas y a las bajas. No
obstante, las mujeres de este periodo vindicaban a la mujer a través de cualidades
consideradas positivas de su sexo, especialmente la templanza, pero a su vez también
mostraban que eran capaces de llevar a cabo enérgicas protestas y un activismo
realmente beligerante.

Después de esto las cosas no serán lo mismo, ya que llega la segunda ola del
feminismo, el sufragismo, y esta ola no es ya solo un movimiento intelectual, pasa a ser
un movimiento de acción social. Surge en los dos países anglosajones, y luego estos,
van influyendo en el resto de los países. En Estados Unidos las mujeres han luchado por
la independencia de su país, ahora se agrupan por la defensa de los derechos de los
esclavos. A partir de esto, cuatro mujeres viajan a Londres al Congreso Antiesclavista,
pero no les permiten participar por el hecho de ser mujeres (al final les permiten
hacerlo, pero detrás de una cortina), a partir de esto toman conciencia de la desigualdad
que sufren como mujeres.

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En 1848 en Seneca Falls, frente a unas trescientas personas exponen “La
declaración de sentimientos”, donde reivindican recuperar todo los derechos civiles,
como la igualdad de educación y el voto; hacen especial hincapié en esto último porque
piensan que una vez que puedan votar los demás derechos vendrán solos. Es el inicio
del sufragismo norteamericano. Las mujeres comienzan a defender sus derechos en
masa; con manifestaciones y panfletos, pero no todo era sencillo, ya que durante años
fueron humilladas y pisoteadas. En Inglaterra lo mismo, pero aquí se cansan antes, y
tras casi medio siglo de lucha moderada pasan a la acción, y encima lo hacen
fuertemente a través de huelgas de hambre, encadenamientos, sabotaje a líderes
políticos e incluso bombas e incendios (se les debe a ellas la invención de estos métodos
de lucha). Primera victoria, poco a poco, luego del fin de la Primera Guerra Mundial las
mujeres comienzan a obtener el voto por diferentes países del mundo, en Inglaterra lo
consiguen en 1918 (solo para mayores de 30) y en EE.UU en 1920 (solo para las
mujeres blancas) y 80 años después de Seneca Falls.

El movimiento sufragista es principalmente un movimiento de burguesas


blancas; este feminismo liberal buscaba reformas políticas que permitiesen a las mujeres
elegir y ser elegidas: no cuestionaba el sistema político, lo que pedía era participar en él.
Sus demandas se centraban en la obtención de igualdad en temas como el derecho a la
propiedad, a la disposición de sus bienes y salarios (que, aunque ganaban ellas,
administraban sus padres o maridos), la igualdad de derechos (y el trato) dentro del
matrimonio y, a partir de la se segunda mitad del siglo XIX, el derecho al voto.
Empiezan a aparecer mujeres feministas con otras realidades como Sojourner Truth, una
esclava negra que habla por primera vez de la doble exclusión, por ser negra y por ser
mujer.

A su vez, en Inglaterra surgieron las suffragettes; mujeres de clase media alta,


activistas de los derechos civiles, que buscaban el grueso de sus afiliadas entre la clase
obrera femenina explotada en las fábricas. Los nombres más destacados de este periodo
son el de Emmeline Pankhurst y sus hijas, Sylvia y Christabel, aunque no fueron las
primeras. En el año 1855 Barbara Leigh Smith fundó una escuela para mujeres y, en el
año 1882, consiguió que las mujeres casadas tuviesen derechos económicos. Una vez
conseguido esto, pasó a pedir el voto.

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Las sufragistas llevaron el movimiento al terreno del activismo y demostraron un
enorme poder de asociación y de lucha: sus acciones iban desde la no violencia
(manifestaciones, tiradas de panfletos, mítines, interrupción de mítines y reuniones
masculinas, encadenarse en lugares públicos, ) hasta acciones más radicales (rotura de
mobiliario urbano —especialmente escaparates de comercios—, detonaciones para
cortar las comunicaciones —buzones de correos—, desobediencia civil o llamada a la
violencia) que no solo les llevaron a la escisión del movimiento, sino a la detención de
miles de ellas. Muchas iniciaron durísimas huelgas de hambre en prisión, donde era
tratadas de forma humillante y alimentadas a la fuerza. Fue la época de la ley Gato y
ratón, la cual permitía poner en libertad a suffragettes que estuvieran enfermas debido a
las huelgas de hambre, para volverlas a arrestar en cuanto participaban en actos
públicos. Emmeline Pankhurst estuvo en numerosas ocasiones en la cárcel, siendo
liberada otras tantas a consecuencia de su precario estado de salud.

El acto más radical lo llevó a cabo Emily Wilding Davison: el 4 de junio de


1913 se arrojó delante del caballo del rey Jorge IV durante el Derby de Epsom. Murió
cuatro días después a causa de las heridas sufridas y su muerte conmocionó al mundo
entero. Al funeral acudieron cientos de miles de personas, no solo mujeres, y fue
portada de la prensa internacional. Su lápida lleva el lema UPSM, «Hechos, no
palabras».

Para principios del siglo XX los dos movimientos, el radical y el moderado,


unieron sus fuerzas y se consiguió avanzar en la carrera por el voto femenino. Las
mujeres inglesas consiguieron el voto en 1918, para las mayores de 30 años. Los
hombres podían votar a los 25, pero a las mujeres de entre 25 y 30 se las consideraban
demasiado 'frívolas' para ejercer el voto. En 1925 consiguieron los derechos sobre sus
hijos (hasta entonces totalmente en manos del marido) y, en 1928, el voto en igualdad
de condiciones con los hombres.

Por su propia ideología, el feminismo encontró parte de su camino junto al


socialismo. Las mujeres de este movimiento pedían, además de la igualdad entre sexos,
igualdad entre clases sociales. Las mujeres socialistas vieron que en las primeras teorías
del socialismo los dirigentes del mismo no se preocupaban por la igualdad entre
hombres y mujeres. Al hecho de ser mujer, postulaban, había que sumar otras
condiciones que aumentaban la situación de discriminación que vivían: las clases

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sociales y la procedencia. Con el tiempo, el socialismo incluyó a las mujeres y la
igualdad de sexos en su programa político. Flora Tristán, una mujer socialista que habla
de las mujeres obreras, ella habla de la doble explotación que sufren las mujeres, de
clase y de género; ella explica que la mujer es “la proletaria del proletariado”, es ella la
que puede considerarse como la precursora del feminismo socialista. Las feministas
socialistas criticaban el feminismo liberal por considerarlo un feminismo 'burgués',
aunque también participaron en los movimientos sufragistas que pedían el voto
femenino. Mujeres relevantes de este periodo fueron Alexandra Kollantai y su concepto
de «mujer nueva», Clara Zetkin y, sin identificarse explícitamente como feminista, Rosa
Luxemburgo. El feminismo socialista cree que para que a mujer se libere debe cambiar
el sistema capitalista establecido.

Debido a esto empiezan a configurarse dos ramas dentro del feminismo, una que
busca la igualdad de derechos, y otra que pretende cambiar todo el sistema establecido.
Llega un periodo donde todo el movimiento feminista se paraliza; es el periodo entre las
dos guerras mundiales.

Tercer Ola (desde las revoluciones de los años ´60 hasta la actualidad):

Las mujeres han conseguido el voto en varios países, han comenzado a entrar en
la universidad y muchas se desmovilizan. Justo entonces aparece alguien clave en el
feminismo, Simone De Beauvoir en Francia, en 1949 escribe “El segundo sexo”, y
vuelve a remover conciencias, este es el estudio más completo sobre la condición de la
mujer, su famosa frase “no se nace mujer, se llega a serlo” nos dice que no es cierto que
a las mujeres se las designa por su sexo biológico, sino por una serie de roles asociados
al mismo que tendrá que cumplir para ser considerada mujer. Además habla del
androcentrismo, donde explica que el hombre es la norma, la medida de todas las cosas
y la mujer siempre es lo otro, de esta forma se asuma a sí misma como sujeto y hace que
se identifique con lo que el hombre espera de ella. Con esto comienza la tercera ola del
feminismo.

Terminada la segunda guerra mundial, en EE.UU los hombres han vuelto de la


guerra y la mujer está de nuevo en el hogar, ahora tienen todas las comodidades para ser
amas de casas felices, los años cincuenta crearon un prototipo de femeneidad que se

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propagaba en la televisión, el cine y en los medios de comunicación. Pero empieza a
pasar algo, miles de ellas se enferman, se deprimen o caen en el alcohol y viven
ansiosas ¿Qué está pasando? Entonces llega Betty Friedan, una socióloga que escribe
“Mística de la feminidad”, donde pone nombre al problema que no tiene nombre,
explica que estas mujeres viven insatisfechas en ese estilo de vida aparentemente
maravilloso, ya que sienten que están priorizando el cuidado del otro a sus propios
deseos; a partir de esto las mujeres comienzan a entender los que les pasa y empiezan a
construir un estilo de visa nuevo. Pero ella no se queda ahí, pasa a la acción y organiza
junto con otras mujeres NOW (National Organization for Women) el mayor
movimiento de la mujer hasta entonces, y que ha ido creciendo hasta la actualidad, aquí
se busca mejorar el estilo de vida de la mujer centrándose en el ámbito personal,
comienza el feminismo liberal.

En la década de los años 60 surgieron los movimientos antisistema, pacifistas y


antirracistas derivados de la disconformidad ante las guerras (de Vietnam, por ejemplo);
se produjeron acontecimientos como el mayo del 68 y las protestas de los
afroamericanos. Aparecieron entonces nuevas corrientes feministas que ahora luchaban
ya no por la igualdad política y los asuntos legales (el voto, el derecho a la propiedad, a
gestionar el propio salario, al acceso a las universidades y a los trabajos), sino por la
igualdad social y cultural también: se llamó Movimiento de liberación de la mujer y
duró hasta los años 80 y 90.

Esta nueva etapa centró sus esfuerzos en acabar con la desigualdad no oficial (la
discriminación por sexo en el trabajo, en la familia) y en la consecución de los derechos
sexuales (planificación familiar, reproducción, aborto). Se exigieron derechos civiles, de
reproducción y la paridad política. Para todo ello, se debía terminar con la idea de la
mujer como estereotipo sexual en los medios de comunicación, en el arte e, incluso, en
la publicad. Se pedía la abolición del patriarcado, que ahora veremos, ya que se llegaba
a la conclusión de que más allá del derecho al voto, la educación y otros logros de las
primeras feministas, el patriarcado era la estructura social la que provocaba
desigualdades y que seguía estableciendo jerarquías que beneficiaban a los varones. Se
enarboló el lema «lo personal es político» bajo el que se debatía la sexualidad femenina,
la violencia contra la mujer, la salud femenina, el aborto o la contracepción, entre otros.
Las cosas que se consideraban personales, como el sexo y la sexualidad, eran las que, a
la postre, oprimían a las mujeres y las discriminaban también en el plano político.

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Se han conseguido los derechos fundamentales y las mujeres empiezan a ocupar
puestos de poder; pero esto no termina porque en el ámbito privado, dentro de los
hogares, hay malos tratos (violencia física), desigualdad en el reparto de tareas,
explotación económica; es como si se reprodujera adentro de las casas la misma
relación de poder del hombre hacia la mujer que fuera de ella. Cada vez hay más
conciencia de esto, y surge otra corriente feminista en los ´70 que quiere cambiar esto,
el feminismo radical, pero radical de raíz, porque el problema hay que resolverlo desde
la raíz, y ¿cuál es la raíz del problema?: el patriarcado; el sistema de dominación del
hombre sobre la mujer que se produce en todos los ámbitos, familiar, política,
económica, social y científica. El patriarcado como sistema que domina sexualmente a
las mujeres impidiéndoles disponer de la capacidad de decisión propia (aborto,
heterosexualidad obligatoria) y que las utiliza como objetos de reclamo a través del
consumo.

El Movimiento de la Liberación de la Mujer pertenece a esta corriente; varias


mujeres se organizan y llevan a cabo varias protestas públicas, como las que hacen en
los certámenes de belleza, que lo consideran una cosificación de la mujer, pero van
amas allá, y este movimiento también crea espacios propios como centros de mujeres
maltratadas, de defensa personal, ginecológico y guarderías.

Recapitulando, ya tenemos las dos grandes posturas feministas:

 Las liberales buscan la igualdad de los derechos de la mujer frente al hombre,

 Las feministas radicales van amas allá y buscan romper el sistema patriarcal en
que vivimos.

Como hemos mencionado, el lema principal del feminismo radical fue «lo
personal es político» y se centró en abordar las relaciones entre hombres y mujeres,
entendiéndolas como relaciones políticas. Entendía el concepto de poder no solo en las
relaciones a gran escala (Estado-clase dominante) sino también en las relaciones de
pareja y se concibió el patriarcado como estructurador de las relaciones de poder.

Se empezó a abordar el tema de la violencia sexual y la violación como forma de


control sobre las mujeres. Y se reflexionó sobre las discriminaciones cotidianas que

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sufrían las mujeres por su rol de mujer. Este fue el momento en el que aparecieron los
conceptos de género —separado del sexo, es decir, separados de los aspectos puramente
biológicos— y de conciencia de sexo, ya que el feminismo radical consideraba la
sexualidad como una construcción política. Mujer y hombre son dos clases antagónicas
y la imposición normativa de la heterosexualidad se sostiene para dividir en clases
sexuales. Comenzarán las reivindicaciones por los colectivos LGBT.

¿Cuarta Ola?:

Aunque existe menos consenso sobre esta cuarta ola, podríamos decir —por
terminar de periodizar la historia del movimiento feminista— que comenzó a finales de
los años 80 y principios de los 90 y se extiende hasta el día de hoy.

Su discurso se basa en el hecho de que no existe un único modelo de mujer, sino


que existen multiplicidad de modelos femeninos, que vienen determinados por
cuestiones sociales, nacionales, étnicas, de clase, de orientación sexual o de religión. Al
no contar con un único objetivo, sino que se trata de un movimiento con gran variedad
de enfoques, podemos decir que es un feminismo que, a su vez, aglutina en su seno
varias corrientes feministas como el feminismo negro, feminismo postcolonial,
transfeminismo radical, ecofeminismo, teoría queer, etc; ya no existe un feminismo
único.

A lo largo del siglo XXI se va adquiriendo una mayor conciencia en la sociedad


general de la desigualdad de la mujer, y surgen movimientos sociales como el Me Too,
donde millones de mujeres denuncian de manera pública sus experiencias de abusos por
hombres, o como también las manifestaciones multitudinarias de los 8 de marzo y el Ni
Una Menos.

Se ha logrado mucho, pero al día de hoy no se ha consolidado la igualdad entre


hombres y mujeres, sigue habiendo violencia de género, las mujeres siguen cobrando
menos por el mismo cargo laboral y los puestos relevantes en el mundo de la política
siguen estando ocupados mayoritariamente por hombres y así es como llegamos a la
actualidad.

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PARTE DIDÁCTICA

Para incentivar el dinamismo en la clase y realizar una actividad que fomente la


comprensión de los contenidos dados en clase, elegimos implementar el soporte gráfico
como método disparador de debate, es decir, a partir de la muestra de situaciones en las
cuales se hace visible el feminismo y el poder, para que los alumnos saquen a relucir sus
concepciones previas e implementen los contenidos mencionados en las horas que haya
durado la exposición.

De esta forma buscamos que los alumnos comprendan la importancia de


entender la lucha feminista y la adquisición de derechos que tanto costaron, en la
búsqueda de la liberación femenina y la necesidad de romper con las bases de una
sociedad, para lograr un mundo más igualitario e inclusivo.

Necesitamos, como futuros docentes, comprender la importancia de generar


espacios de debate, en los cuales, se manejen con respeto, para contraponer opiniones y
creencias. Así, estamos buscando lograr que los alumnos y nosotros, seamos los que
iniciemos el cambio.

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IMÁGENES COMPARTIDAS EN CLASE

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