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Tercera parte.

La rehabilitación de la
economía clásica por Sraffa.

Meek, Ronald.
Economía e ideología y otros ensayos.
Ed. Ariel.
España 1972, pp. 243 -- 268.
LA REHABILITACIóN DE LA ECONOMIA CLÁSICA
POR SRAFF A 1

El importante libro del señor Sraffa, Producci6n de mer-


cancías por medio de mercancías,2 se puede considerar des-
de varios puntos de vista. El que guste de ello lo puede con-
templar simplemente como un modelo teórico heterodoxo de
un tipo particular de economía, destinado a resolver de un
modo nuevo el problema tradicional del valor. Pero tam-
. bién se puede leer como un ataque implícito al moderno aná-
lisis marginalista: el subtítulo del libro es "Preludio a una
crítica de la teoría económica", y en su prólogo Sraffa
expresa la esperanza de que alguien i.ntente un día basar
en los fundamentos que él ofrece una c~ítica det análisis
1. Este ensayo es la versión ligeramente corregida de un artículo
publicado simultáneamente en el Scottish ¡DUmal 01 Political EConDmtl
(junio de 1961), y Science and Societtl (primavera de 1961). Desde que
escribí el. artículo han aparecido, como es natural, otras reseñas y artícu-
-
los dedicados al libro de Sraffa, pero como muy pocos de ellos han tratado
detalladamente las cuestiones que a mí me interesaba subrayar, no ofrezco
referencias precisas a ellos en la presente versión de mi artícule. Lo que
sí querría es reconocer mi deuda para con un artículo de Joan Robinson
que apareció en la New Left Retiiew de junio de 1965 y que ahora se
encuentra reeditado, con el título de "A Reconsideration of the Theory
of Value", en el vol. II de sus Collected Economlc Paper8.
2. Productlon 01 Commodities bti Mean8 01 Commoditles (Cambridge.
1960).

243
marginalista. Por último, también se puede considerar como
una especie de gloriosa rehabilitación del planteamiento
clásico (y del marxiano, hasta cierto punto) de ciertos pro-
blemas cruciales referentes al valor y la distribución. En el
presente ensayo deseo atender a este-tercer aspecto del libro.
Al hacerlo no pretendo sugerir que la esencia del lib~o de
Sraffa estribe en esta rehabilitación del planteamiento clá-
sico: la intención principal de Srafta es construir un modelo
propio del siglo xx para tratar problemas del siglo xx. Si
me acerco a su libro del particular modo que he dicho es
porque creo que ese modo ofrece el mejor método para en-
tender su argumentación básica.
Empecemos por dejar en claro tres cuestiones generales
acerca de la relación entre el modelo de Sraffa y los viejos
modelos clásicos. En primer lugar, tanto el modelo de Sraffa
cuanto los modelos clásicos atienden a la investigaci6n de
un mismo conjunto de propiedades del sistema econ6mico,
las propiedades que, como dice Sraffa, ~'no dependen de
cambios de la escala de producci6n ni de la proporci6n de
los 'factores"'.'" Los economistas clásicos se ocupaban en
general y de hecho-al menos en su análisis básico de la
economía cómo tal- s610 de esas propiedades, puesto que
generalmente tendían a pensar que los beneficios de escala
para la industria en su conjunto son constantes, y que las
proporciones según las cuales se usan los diferentes medios
de produ~ción en cualquier in4ustria están determinadas tec-
nológicamente. Sraffa se distingue de esto en que no enun-
cia ni supone nada acerca de la variabilidad o de la oons;'
tancia de tales rendimientos. Se limita a escoger para el análi-
sis un tipo particular -de sistema económico en el cual care-
ce de iffiportancia la cuesti6n de si los rendimienios son va,"
riables o constantes. Se trata de un sistema en el eualla pro-
ducci6n procede un día tras otro y un año tras otro exacta-
mente del mismo modo, sin ca.."Ilbiosde escala ni de las pro-
."
3. 01'. cit., p. V.

244
porciones entre los factores. Por este procedimiento Sraffa
puede dedicarse delibe'í'adanwnte a la investigaci6n de las
mismas propiedades del sistema econ6mico de las que se
lJcuparon objetivamente los clásicos, pero evita al mismo
tiempo la necesidad de' adelantar supuesto alguno, (tal vez
objetable) acerca dt la naturaleza de los rendimientos.
La segunda cuesti6n es ésta: los economistas clásicos,
deseosos de proponer enunciados generales o "leyes" refe-
rentes a la economía que les. interesaba, querían, como es
natural, que sus sistemas fueran" determinados", en 'algún
sentido útil y significativo del término. Los métodos que uti-
lizaron para conseguir el grado de determinaci6n requerido
fueron a menudo agudos y sugestivos. Pero no dieron con
la idea de que les sería muy útil para garantizar la determi-
naci6n el postular determinadas interrelaéiones' entre ele~
mentos del input y elementos del output para el conjunto
de la economía, de modo que el output de determinadas
industrias se considerara input de otras. Sin duda supieron
que esas interrelaciones existen y son importantes: no se
puede olvidar que Quesnay ha construido :su notable .Ta-
bleau Économique, ni que Marx ha elaborado sus célebres
esquemas de la reproducci6n, ni que Ricardo (si no yerra
SrafFa) ha sostenido en cierto momento una "teoría del be-
neficio basada en la p;roporci6n del trigo".4 Lo único que
me. interesa afirmar aquí es que, en general, los clásicos no
utilizaron. esas interrelaciones postuladas como parte inte-.
grante de los. métodos que empleaban .para conseguir' que
fueran determinados los precios y las rentas de los factores,
esto es, para resolver el problema general del. valor,mien-
.
~ras que eso es precisamente 10 que hace SrafFa,5 . .

La tercera cuesti6nes ia -siguiente: los economistas. clá-


sicos se interesaban primariamente por el problema dél desa~

4. 01'. cit., p. 93.


5. En este punto hay una evidente aflnidad intelectual entre el plan-
teamiento de Sraffa y el análisis de tipo w8lrasiano y las modernas técnicas
.
de in1'ut-output.

245
"oUU del sistema capitalista, pero cI'eían que como condi-
ción previa para el estudio de ese problema había que anali-
zar la naturaleza del sistema capitalist2. como tal. Y creían
que el método mejor para conseguir ese análisis consistía
en empezar por imaginar la irrupción repentina del capita-
lismo en una forma precapitalista dl,3e'con(\mía en la cual el
trabajo fuera realmente el único «fuctor" remunerado. En
esta economía precapitalista, llamada por Smith el "estadio
temprano y rudo de la sociedad" y por Marx "producción
simple de mercancías", todo el producto del trabajo va a
manos de los trabajadores.6 Se afirmaba entonces que en una
economía así los precios de equilibrio relativos de las mer-
cancías tenderían a ser iguales a las cantidades de trabajo
requeridas para producirlas desde el principio hasta el final.
¿Qué ocurría al-aparecer en escena una clase de capitalistas
y al repartirse el producto neto de la economía entre ellos
y los trabajadores? En particular, ¿qué ocurría con los pre-
cios de equilibrio relativos? ¿Seguirían siendo iguales a las
cantidades relativas de trabajo incorporado o divergirían
ahora d~ esas cantidades? Y si divergían, ¿serían las dife-
rencias al azar O se podría mostrar que estarían "sometidas
a ley", en algún sentido útil de esta expresión? ¿Impondrían
las divergencias el abandono completo de la simple "ley del
val.or" que actuaba en la economía precapitalista, o serían
sólo modificadoras de su funcionamiento? Estas preguntas
no se consideraban puramente académicas, ni de poca im-
portancia para los problemas de la política económica. Antes
al contrario: los economistas clásicos creían que si se consi-
guieran respuestas adecuadas se penetraría hasta la esencia
misma del sistema capitalista y Sé.obtendrían Iosinstrumen-
tos adecuados para proceder a la tarea principal, la deter-
minación de lo que Marx (y Mill) llamaron las "leyes del
movimiento" del sistema capitalista.'l El procedimiento gene-

6. CE.Adam SJnith. Wealth 01 Natw~, votol. pp. 49 y. 66,


7. Cf. 8Upra.pp. 147-148.

246
, ,
. ~
-----

ral adoptado por Sraffa y las preguntas que formula se pa-


recen mucho a lo que acabo de describir.

II

Sraffa empieza con un modelo muy sencillo de economía


de subsistencia en el cual se producen sólo dos mercancías
-trigo y hierro- y la cantidad total de cada una de esas
mercancías que entra cada año en el proceso productivo es
precisamente la cantidad total que se produce en él:S He
aquí un conjunto de condiciones de producción de una eco-
. , ,
nomIa asl:

280 arrobas trigo + 12 toneladas hierro~ 400 arrobas trigo'


,120 .. ..
"
+ 8'" ~ 20 ton hierro
400 20

En la industria del trigo (representada por la primera


línea), 280 arrobas de trigo y 12 toneladas de hierro se gas-
tan durante el año para producir un output anual de 400
arrobas .detrigo. En la industria del hierro (representada
por la segunda línea), se gastan anualmente 120 arrobas de
trigo y 8 toneladas de hierro para producir' un output anual.
de 20 toneladas de hierro.9 Se apreciará que entran en el
proceso productivo y se consumen en él 400 arrobas de trigo hI;~
y 20 toneladas de hierro, y que 400 arrobas de trigo y 20 to-'
neladas de hierro se obtienen al final del año como pro-
ducto del proceso productivo.
Ahora bien: al final de cada año los productores de trigo

8. Sraffa, op. cit., pp. 3-5. H::;


9. Suponemos provisionalmente que los bienes de subsistencia desti-. i! I
i; I
nados a los trabajadores están incluidos en los input$ de trigo y hierro. :.1
í¡'~
I
247 t¡
tendrán en sus manos 400 arrobas, 289 de las cuales se ten-
drán que asignar para el input del año siguiente. Si el pro-
ceso de producción ha de continuar año tras año al mismo
nivel; está claro que los ingresos "procedentes de la venta de
las restantes 120 arrobas de trigo tienen qlle bastar para per-
mitír a los productores de trigo cOl11prarlas 12 toneladas de
hierro que necesitarán como input para el año siguiente.
Análogamente, los productores de hierro se encontrarán con
20 toneladas de hierro en sus manos, 8 de las cuales tendrán
que asignar al input del año siguiente. Para que el proceso
de producción continú~ año tras afto al mismo nivel, los in-
gresos procedentes. de la venta de las restantes 12 toneladas
de hierro tienen que ser suficientes para permitir a los pro-
ductores de hierro comprar las 120 arrobas de trigo que nece-
sitarán como input para el año siguiente. Por lo tanto, es
evidente que en esa economía los precios tienen que ser
tales que 12 toneladas de hierro se cambien en el mercado
por 120 arrobas de trigo, esto es, que el precio de una tonela-
da de hierro tiene que ser diez veces más alto que el de
una arroba de trigo. Este análisis se puede generalizar fácil-
mente para incluir el caso de una economía de subsisfencia
más compleja en la cual se produzca un número cualquiera,
k, de mercancías diferentes. Se puede formular un conjunto
de k ecuaciones de producci6n expresadas en precios, en el
cual el número de ecuaciones independientes sea igual al
.
número de inc6gnitas, de modo que resulten determinados
los precios de todas las mercancías producidas. 10
Abandonemos ahora el supuesto de una economía de mera
subsistencia. y atendamos, como hace Sraffa,l1 al caso de
una economía en la cual se obtiene un excedente respecto

10. Se notará que, puesto que cada una de las k ecuaciones se puede
inferir de la suma de las demás, no hay en realidad más que k - 1 ecua-

k -
ciones independientes. Pero es fácil reducir el número de inc6gnitas a
1 tomando una mercancía como medida del valor y haciendo su pre-
cio igual a la unidad. Véase Sraffa, 01'. cit" p. 5. .
11. 01'. cit., pp. 6 ss.

248
de la subsistencia. Una tal economía podría tener las si-
guientes condiciones de producción:

~80 arrobas trigo + 12 toneladas hierro~ 575 arrobas trigo


120"
-
400
"+".
-208" "~ 20 ton hierro

Se observará que esta economía es la misma de antes,


salvo por el hecho de que ahora se supone que la industria
del trigo produce cada año 575 arrobas en vez de 400. Si
suponemos que la remuneración del trabajo está plenamente
tenida en cuenta en los inputs de trigo y hierro de las dos
industrias -como lo hemos supuesto hasta ahora-,12 ten-
dremos que todo el valor del excedente de 175 arrpbas de
trigo será distribuible en forma de beneficio. Supongamos
también que este beneficio se distribuye de: tal modo que
lá tasa de beneficio sea la misma en ambas industrias, o,
dicho de otro modo, que los propietarios de cada industria
ganen lo que- los economistas clásicos llamaban tasa de be-
neficio unormal" o umedia" sobre sus anticipos. En esta
situación los precios tienen que ser tales que permitan la
reposición de los elementos del input de cada industria y la
ganancia en cada industria de beneficios a la misma tasa por
el valor de esos elementos del input. En el ejemplo dado
esas dos condiciones quedarán satisfechas si los precios
hacen que 1 tonelada de hierro se cambie en el mercado
por 15 arrobas de trigo, lo cual establecerá la tasa media de .
beneficio en un 25 por ciento.13 También este análisis se
puede generalizar fácilmente para incluir el caso dé una eco-

12. Véasesupra, p. 247, nota.


13. S~a 1 el precio de una arroba de trigo; PA el precio de una
tonelada de hierro; y t la tasa media de beneficio. Las ecuaciones de
producci6n expresadas en precios serán:
(280 +121'1) (1 + t) == 575
(1.20+ 8plo) (I +t) = 2OpIo'
Estas ecuaciones tienen las soluciones P,.= 15 Y t
= 1/4.

249
nomía más compleja que produzca un número cualquiera,
k, de mercancías diferentes. Se puede formular un conjunto
de k ecuaciones de producción expresadas en precies y en
el cual el número de ecuaciones independientes sea igual al
número de incógnitas, de modo que queden determinados los
pn~ciós de las k mprcancías y la tasa media de beneficio. u
Ahora tenemos que alterar el supuesto que venimos ha-
ciendo acerca de los salarios. Hasta este momento, efectiva-
mente, hemos supuesto que los salarios consisten en medios
de subsistencia necesarios para los trabajadores, de tal modo
que, como dice Sraffa, los salarios intervienen en el siste-
ma "en el mismo plano que el combustible de los motores
o el pienso del ganado".H; Pero, en realidad, los salarios
pueden contener no sólo el "elemento siempre presente de
la subsistencia" (que es constante), sino también una ~'par-
ticipación en el plusproducto" (que es variable).16 ¿Qué se
puede hacer con esta nueva circunstancia? Lo más correcto
sería dividir el salario en sus dos partes componentes, seguir
tratando los bienes necesarios para la subsistencia de los tra-
bajadores como medios de producción, igual que el combus-
tible, el pienso, etc., y tratar el elemento variable del sala-
rio como parte del plusproducto del sistema. Pero Sraffa,
para evitar "manipular el concepto tradicional de salario",
trata a partir de este punto el salario entero como variable,
esto es, como parte del plusproducto. Esto quiere decir que
a partir de ahora la cantidad de trabajo utilizada en cada
industria tiene que aparecer explícitamente en nuestros
enunciados sobre las condiciones de producción, ocupando
el lugar que en nuestros enunciados anteriores cubrían las
correspondientes cantidades de bienes de subsistencia.
14. Hay k ecuaciones independientes que, si SP-toma una mercancía
como medida del valor haciendo que su precio sea igual a la unidad, bas-
tan para determinar los k-I precios y la tasa de beneficio, t.
15. Op. cit., p. 9.
16. Esto implica que en realidad Sraffa define el "p1usproducto" de
un sistema como la diferencia entre el output bruto y lo que Ricardo
llamaba "los gastos de producción absolutamente necesarios".

250
'.~-

Cuando se reconoce que el salario contiene un elemento


variable, o cuando, coma hace SraHa, se le supone como
cal variable, hay que ailadir otrahlCógnita a la lista. En un
sistema que produzca k mercancías diferentts tendremos en-
tOnces k +2 incógnitas, a saher, lo~ k precios, la tasa de
beneficio, t, y el salario, S,17 y lo mejor que podemos hacer
al formular la ecuación de producción expresada en precios
es dar k + 1 ecuaciones para hallar esas k + 2 incógnitas.
De este modo el sistema no está determinado más que si es
posible tomar como fija una de las variables.l8 Como dice

11. "Suponemos que el trabajo es cualitativa,mente homogéneo, o,


cosa que aquivale a lo mismo, suponemos que todas las diferencias cuali-
tativas se han reducido previamente a diferencias cuantitativ~s equivalentes ,e
de tal modo que cada unidad de trabajo r~cibe el mismo salario" (op. c~.,
p. 10). e
e

18. Sea A la cantidad producida anualmente de la mercancía "a",


B la cantidad anualmente producida de la mercancía "b", y así sucesiva-
mente. Sean A.., B.., ..., K.. las cantidades de las mercancías "a", "b", ...,
'1<" utilizadas anualmente como medios de producción por la industria
que produce A; sean
A". B", .." K" las cantidades de las mercancías
"a", "b", ..., '1<" utilizadas anualmente como medios de producción por
la industria que produce B; y así sucesivamente. Sean T...T", ..., T,. las
cantidades de trabajo utilizadas anualmente en las industrias que producen
A, B. .", K respectivamente. Esas cantidades son los "datos" o constantes
de nuestro sistema de ecuaciones. Sean p~.. p", .." p,. los precios unita-
rios de las - mercancías "a", "b", .." '1<" respectivamente. Sea t la tasa
media de beneficio. Sea 8 el salario por individuo. Estas cantidades son las
"incógnitas" de nuestro sistema de ecuaciones.
En su forma generalizada, las ecuaciones de producción expresadas en
precios serán como sigue:
(A..p. + B.p" +
... + K.p,.) (1 + t) + T.s = Ap.
. (A"p.+B"p" +
. ., + KbP,,) (1 + t) + T
"s = Bp"
(A,.p. + B"p'" +
'" + K,.p,.) (1 + t) + T,.a= Kp,.
Haciendo el plusproducto del sistema igual a la unidad (o sea, haciendo
de él la medida en que se expresan el salario y los k precios), obtenemos
otra ecuaci6n más. lo que da un total de k + i ecuaciones. Pero hay k
+ 2
incógnitas, .de modo que el sistema no está determinado mientras no se pue-
da tomar como fija una de las variables, por ejemplo l. (Véase Sraffa,
pp. 4, 6 Y 10-11.)

2,1:)1
Sraffa, "el sistema "sepuede mover con un grado de Hbertad~
y si se fija una de las variables quedan fijadus las demás"Y'
En particular, si conocemos los salarios, quzdan uetermina- .
dos todos los precios y la tasa ue beneficio.

111

Luego de construir ese sencillo modelo, Sraffa pasa a


estudiar lo que, según hemos visto, es el problema clásico
básico: ¿qué ocurre con los precios y con los beneficios
cuando aparece una clase de capitalistas para compartir con
los trabajadores el producto neto de la economía? Sraffa trata
este problema por el procedimiento de dar al salario valo-
res sucesivos de 1 a O: el valor 1 representa la situación
en la cual todo el -producto neto va a manos de los traba-
-
jadores (o sea, la situación en la cual no existe clase capita-
lista ni, por 10 tanto, beneficio)~ y el salario O representa el
otro extremo, en el cual nada del producto neto va a manos
de los trabajadores (o sea, una situación en la cual hay una
clase de capitalistas que consigue hacerse con todo el pro-
ducto neto bajo la forma de beneficio). La tarea principal
consiste en mostrar qué ocurre con los precios y con la tasa
de beneficio cuando el salario se reduce de 1 a O.
Cuando el salario es 1 -o sea, cuando todo el producto
"
neto es salario- volvemos en realidad al sencillo conjunto
de ecuaciones del que partimos, con la salvedad de que
(como ya se ha dicho), las cantidades de. trabajo empleadas
.. en cada industria -se explicitarán ahora-en nuestras ecuacio-
nes, en vez de ser representadas, como lo fueron antes, por
cantidades de bienes de subsistencia. Es fácil mostrar que
en esta situación los precios de equilibrio de los diferentes
productos serán proporcionales a las diferentes cantidades
de trabajo directa e indirectamente utilizadas en. producir-
19. Op. cit., p. 11.

252
los. Pues si la úrlÍca forma de .::enta es el salario, todos los
costes del input se reducen en Última instancia a .costes sala-
riales. Esto significa que el valor de cada producto final
será igual a la suma de sus il1vuts al coste salarial, 10 que
implica, naturalmente, ~i los salarios son uniformes, que las
razones e¡}tre los precies serán iguales a las razones entre
las cr.ntidades de trabajo incorporadas po Esta propusición
equivale, como es obvio, a reafirmar la verdad de la prppo-
sición de Smith, Ricardo y Marx de que en el "estado tem-
prano y r1ldo de la sociedad", en el cual no hay beneficio, la
clásica "ley del valor" actúa, por así decirIo, directamente,
de modo que las razones entre los precios en equilibrio serán
iguales a las razones entre las cantidades de trabajo in-
corporadas.
Ahora bien: Smith, Ricardo y Mar~, tras asentar esa pro-
posición, pasan a afirmar que en una sociedad capitalista, en
la cual el producto neto se divide entre salarios y beneficios,
los precios no siguen esa sencilla regla. La "ley del valor"
que originariamente funcionaba de ese modo simple y direc-
to queda entonces sometida, como dice Ricardo, a impor-
tantes "modificaciones".21 Al igual que sus predecesores clá-

20. Supongamos que una economía de dos industrias produce un


Otltput bruto de 400 arrobas de trigo y 25 toneladas de hierro. Sean las
sumas de los inputs de las dos industrias a coste salarial de 200 y 250
libras respectivamente. Como el valor del producto final será en cada caso
igual a la suma de sus input' a costes salariales, el precio de una tonelada
de hierro será 20 veces mayor que el de una arroba de trigo. Sea el salario
por individuo de 5 libras. Esto significa que hacen falta 40 unidades de
trabajo directo e indirecto para producir 400 arrobas de trigo, y 50 unida-
des de trabajo directo e indirecto para producir 25 toneladas de hierro.
Por lo tanto, hace falta 20 veces más trabajo para producir una tonelada
de hierro que para producir una arroba de trigo. Así, pues, la raz6n entre
los precios es igual a la raz6n entre las cantidades de trabajo incorporadas.
21. Dicho laxamente, Smith crey6 que las "modificaciones" eran tan
important~s que obligaban a prescindir de la vieja "ley del valor" y a
sust1tuirla por algo que equivalía a una teoría del valor por el "coste de
producción". Ricardo admitía que las modificaciones eran importantes, pero
consideraba posible seguir afirmando que los precios relativos están princi-
palmente determinados por las cantidades relativas de trabajo incorporado
(y, cosa para él no menos importante, que los cambios de los precios rela-

253
sicos, Sraffa se dispo110 a coDside¡'ar la naturaleza y las cau-
sas de esas "modificaciones". '
La explicación por Sraffa de la causa básica de las "mo-
dificaciones" es escllcialmente la misma do Ricardo y ~Marx.
"La clave del movimiento de los precios relativos subsiguien-
te a un cambio salarial", escril)e Sraffa, "se encuentra en
la desigualdad de la~ proporciones en las cuales se emplean
en las diferentes industrias el trabajo y los medios de pro-
ducción".tZ2 Me parece que será útil empezar por explicar
este punto crucial tal como lo hizo Ricardo. Supongamos
que tenemos una economía que consta de tres industrias dis-
tintas, A, B Y C, en cada una de las cuales la proporción
en que se combinan trabajo y medios de producción difiere
de las proporciones de esa combinación en las otras dos.
La razón entr.e los salarios y el valor de los medios de pro-
ducción gastados es diferente en cada industria. Ejemplo de
una economía así puede ser el siguiente:

Valor de los
medios de
producción Salario, Precio
gastados

(A) 800 + 200 = 1.000


(B) 600 + 400 = 1.000
(C) 200 + 800 = 1.000
Empecemos por suponer que los salarios absorben la tota-
lidad del producto neto,' con lo que los beneficios son O. En
estas cir<?unstancias, el precio del producto terminado será
en todos los casos 1.000, como lo indica la tabla.

tivos son camados principalmente por cambios de las cantidades relativas


de trabajo incorporado). Marx también subraya la importancia de las "modi-
ficaciones", pero sostiene que la vieja "ley del valor" determina en última
fMQnc1Q e indirectamente los precios. Como se verá en la última parte
de este artículo, Sraffa sigue la línea de Marx en este problema.
22. Op. cit., p. 12.

254
Supongamos ahora que aparecc una clase de capit~Hs-
tas que comparte el prodücto l1€to cell 185.traLajadorcs. Su-
pongamos que los salarios disminuyen cn una mitad y; como'
consecuencia de ello, los beneficios suben de O a un nivel
que implica un8 tasa media de ~ por ciento, por ejemplo,
del valor de los medios de producci6n gastados. (Prescin-
dimos provisionalmente de la importante cuesti6n de hasta
qué punto subirían l'ealmente los beneficios como resultado
de la indicada reducci6n de los salarios: nos limitamos a su-
poner que se elevarán desde () hasta la cifra, arbitrariamente
escogida, del 25 por ciento.) El precio de cada mercancía
se compondrá ahora del valor de los medios de producci6n
utilizados (que por el momento suponemos fijos en su nivel
inicial) más los salarios (reducidos ahora a la mitad en cada
caso), más un beneficio del 25 por ciento del valor de los
medios de producci6n gastados. La situaci6n será la si-
guiente:

Valor de los
medios de
producción Salarios Beneficios Precio
gastados

(A) 800 +100


(B) 600
+200 = 1.100
(C) 200
+200 +150 - 950
+400 + 50 - 650
Está claro que en estas circunstancias los precios de las
tres mercancías se separarían de sus niveles primitivos. Si el
precio del producto de la industria A se mantuviera en
1.000, esta industria arrojaría un "déficit": no podría pagar
los salarios al tipo fijado y recibir al mismo tiempo benefi-
cios a la tasa dicha sobre sus medios de producci6n. Análo-
gamente, si los precios de los productos de las industrias
B y e se mantuvieran en 1.000, estas industrias arrojarían
una especie de "superávit": se harían con ingresos más que
suficientes para pagar los salarios al tipo fijado y ganar be-
neficios al porcentaje dicho de sus medios de producción.
Por lo tanto, los precios tend!.án que pasar a ser los de la
segunda tabla. En est~ caso, '16s precios relativos de las tres
mercancías cambiarían al cambia¡' los salarios, simplemente
pur el hecho de que las proporciones en que ~e combinan
trabajo y medios de producción en las tres industdas son
diferentes. Si estas proporciones fueran las mismas en las
tre~ industrias, los precios 'relativos, como se observará fácil-
mente, no cambiarían en absoluto respecto de su nivel
previo.23
Ahora bien: parece por ese ejemplo como si pudjéramos
construir una sencilla regla general acerca de lo que ocurre
a los precios cuando disminuyen los salarios. ¿No podría-
mos, en efecto, decir que el precio del producto dé una in-
dustria que tuviera una proporción relativamente pequeña
de trabajo. respecto de los medios de producción, como la
industria A de nuestro ejemplo, aumentaría al dismim~ir los
salarios, y' que el precio del producto de una industria con
una proporción relativamente elevada de trabajo respecto
de los medios de producción, como las industrias B y e de
nuestro ejemplo, disminuiría al bajar los salarios? Eso es,
efectivamente, lo que dice Ricardo. Pero no hay ninguna
necesidad de que así sea. Sin duda pa1'ece por nuestro ejem-
plo como si el precio del producto de la industria B, por
ejemplo, tuviera que disminuir. Pero es que hasta el momen-
to hemos supuesto, como generalmente lo supuso Ricardo,
que el valor de los medios de producción empleado~ en la
industria B sigue siendo el mismo que al principio, o sea,

23. Tomemos, por ejemplo, una situación en la cual la industria A


utilice 400 ~edios de producción y pague 800 en salarios, la industria B
300 medios de producción y 600 en salarios, y la industria e 200 medios
de producción y 400 en salarios. Los precios de los tres productos serán,
en la situación inicial, de 1.200, 900 y 600 respectivamente, esto es,
estarán en la razón 4 : 3 : 2. Si los salarios disminuyen en la mitad y,
como resultado, los beneficios suben de O al 25 %, los precios de produc-
. ci6n serán de 900, 675 Y 450 respectivamente, o sea que seguirán estando
en la razón 4 : 3 : 2.

256
'600, pese a la disminuci¿m de los salarios. Supongamos, en
camhio, que esos medios de producción utili~ad(js e,n L hi-
dustria B sean producídos por una industria como A Je
nuestro ejemplo, una ind1Jstria en la cual h1 razón de! trabajo
a los medj0s de producción es relativamente pequeila. En
este caso el precio de los medios de producción utilizados
en B subiría al disminuir los salarios, de modo que el precio
del producto. de la industria B puede subir, en vez de dis-
minuir como disminuye en nuestro ejemplo. Así, pues, los
movimientos de los precios relativos de dos productos a con-
secuencia de un cambio de los salarios depende, como dice
Sraffa, "no sólo de la 'proporción' entre el trabajo y los me-
dios de producción por los cuales son producidos respecti-
vamenh~, sino también de la 'proporción' con los cuales se
han producido esos medios mismos y de la 'proporción' con
la cual se han producido los medios de producción de esos
medios de producción; y así sucesivamente".124
Supongamos una industria que representara una especie
de frontera entre las industrias en "déficit" y las industrias
en "superávit" que antes hemos distinguido. En una indus-
tria así, como dice Sraffa, "el montante de la reducción de
los salarios daría exactamente lo necesario para pagar los
beneficios a la tasa general".25 Supongamos, por ejemplo, que
existiera una industria que utilizara trabajo y medios de
producción en una proporción tal que, sobre la base de los
precios iniciales de los medios de producción, el montante
de la reducción de salarios suministrara exactamente lo ne-
cesario para pagar los beneficios a la tasa media, en vez de
suministrar algo menos, como en nuestra industria A, o algo
más, como en nuestras industrias B y C. Supongamos ade-
más -y esto es 10 esencial- que los medios de producción
empleados por esa industria fueran producidos ellos mismos
por trabajo y medios de producción en la misma proporción,

24. Op. cit., p. 15.


25. Op. cit., p. 13. i

17. -:- :wux 257 .


y así ~ucesivamente. Las condiciones' de producción de una
industria así no contendrían nada que provocara el aumento
o la disminución del valor relativo de su producto respecto
de cualquier otra mercancía ars~1bir o bajar los salarios. y
valor de semejante mercancía respecto del valor de sus pro- el
pios medies de producción no podría cambiar, puesto que,
por hipótesis, rige la misma "proporción" para esos medios
de pr~ducción, para los medios de producción de estos me-
dios de producción, y así sucesivamente. Así, pues, un modo
de expresar la cualidad de "invariancia" que poseería el pro-
ducto de esta industria "fronteriza" consiste en decir que
la razón entre el valor del producto neto de esa industria
y el valor de sus medios de producci6n se mantiene constan-
te cualquiera que sea el cambio que experimenten los sala-
rios. Es fácil mostrar que esa razón ha ,de ser igual a la tasa
media de beneficio que imperaría en el conjunto de la eco-
nomía si los salarios fueran 0,26 la C<tasa
máxima
cio", COmola llama Sraffa. Sraffa usa el signo de benefi-
R para desig-
nar la razón entre el valor del producto neto. de la industria
fronteriza y el valor de sus medios de producción y para
designar "la tasa máxima de beneficio". Así tenemos:

Valor del producto neto de la indus-


tria "fronteriza"
"T asa maxima
'
Valor de sus medios de producción -- de beneficio" -- R .
Luego de establecer así de un modo general la condición
básica de una industria cCinvariante",Sraffa pasa a pregun;.
tarse si puede existir de hecho una industria que satisfaga

26. Si los salarios se reducen a cero, la razón entre el valor del pro-
ducto neto de la industria "fronteriza" y el valor de sus medios de produc-
ción se hará equivalente a la tasa de beneficio en dicha industria, y, por
hipótesis, esa razón no puede cambiar. Así, pues, si los salarios son cero,
los precios han de cambiar en el resto de la economía de tal modo que la
tasa media de beneficio se iguale a la razón entre el valor del producto
neto de la industria "fronteriza" y el valor de sus medios de producción.

258
~sa condición. No es probable que ninguna industria exis-
tente ea la economb eumpla con esos requisitos; pero Sraffa
pipnsa. que también se podría ~ratar de una mezcla de in.
dustrias o de fracciones ue industrias. Por eso su tBrea subsi-
guiente consiste en mostrar que es efectivamente posible
dE;stilar de cualquier economía existente una especie de in-
dustria compuesta en la cual la razón entre el producto neto
y los medios de producción sea invariable pese a cualquier
cambio de los salarios. Tomemos un sencillo ejemplo de esa
operación que practica Sraffa para obtener una industria
compuesta que satisfaga esa condición básica. Sea una eco-
nomía cuyas condiciones de producción físicamente expre-
sadas son las siguientes:

375 arrobas trigo


.. ..
+ 6 toneladas hierro ~ 750 arrobas trigo
300 + 24 .. ..
-
675 30
~ 40 t de hierro

El producto neto de esa economía es de 75 arrobas de trigo


y 10 toneladas de hierro. Supongamos ahora que separamos
dos tercios de la industria triguera y un medio de la indus-
tria siderúrgica, y que tratamos las dos fracciones resultan-
tes de esas industrias como partes integrantes de una espe-
cie de industria compuesta.27 Las condiciones de producción
de esta industria compuesta serían las siguientes:

250 arrobas trigo


..
+ 4 toneladas hierro ~ 500 arrobas trigo
150 ..
-
400
"+
-1612" ~ 20 t de hierro

Busquemos ahora la razón crucia] entre el producto neto


y los medios de producción de esta industria compuesta. El
producto neto consta de 4 toneladas de hierro y 100 arrobas

27. Prescindimos provisionalmente de la cuestión de cómo se averi-


guan las fracciones multiplicadoras adecuadas.

259
de trigo; y los medios de producción..,(:onstan de 16 tonela-
das de hierro más 400 arrobas de trigo. La razón es, pues:
¿j
tone lacIas de hícrru + 100 an:ohas de trigo
16 ton'e1adas de hierro + 400 arrobas de trigo

Se observará que el numerador y el denominador de esa


razón constan de cantidades de las mismas mercancías com-
binadas en las mismas proporciones, lo que quiere decir que
podemos hablar de una razón entre los dos conjuntos de
mercancías sin necesidad' de reducidos a la medida común
del precio. Es obvio que en este caso la razón es de 1/4.
y también está claro que esta razón no se alterará cuales-
quiera que sean los precios de ambas mercancías. La razón
entre los dos conjuntos de mercancías expresados en precios
será siempre la misma que si se expresan físicamente: un
cuarto. Dicho de otro modo: aunque se alteren los salarios
y, consiguientemente, cambien los precios, la razón entre el
valor del producto neto de esta industria compuesta o "stan-
dard" y el valor de sus medios de producción se mantendrá
necesariamente idéntica. Así pues, esta industria satisfará la
condición básica de invariancia antes formulada. .

¿Qué magia sutil ha permitido obtener este resultado


sorprendente? Lo hemos obtenido porque las fracciones es-
cogidas como multiplicadores lo han sido astutamente, de
tal modo que en el sistema a escala. reducida la proporción
en la cual se producen ambas mercancías (20: 500) es la
misma que aquella en la cual intervienen en el agregado de
los medios de producción (16 : 400). O sea: exclusivamente
porque las fracciones multiplicadoras elegidas son tales que
arrojan un sistema a escala reducida que posee la particular
propiedad de que el numerador y el denominador de la
razón entre el producto neto y los medios de producción cons-
tan de cantidades de unas mismas mercancías combinadas
en la misma proporción, de modo que la razón se mantiene
necesariamente invariable respecto de los cambios de los

260
precios. Sl'alfa procede entonces a mostrar muy elegante-
mente que siempre hay un conjunto de multiplicadores
sólo J1no- quP, aplicado a las industrias de cualquier eco- -y
nomía existente, las redispone en las proporciones
.
rrectas " . "co-
Observemo~ ahora 10 que ocurre con la tasá de beneficio
en la industria compuesta o "standard"
salarios. Si designamos por R (romo antes)cuando cambian
la raZÓn los
del pro-
ducto neto a los medios de producción, por t la tasa de bene-
ficio y por s la proporción del producto neto destinada a
salarios, la relación entre los salarios y los beneficios en la
industria "standard" se puede expresar COn la siguiente sen-
cilla relación:

t:::::R(l-s)
Tomemos como ejemplo la industria
"standard"queque
mos de considerar, con R:::::1/4. Supongamos tres acaba-
cuar-
tas partes del producto neto (o sea, 3 toneladas de hierro
+ 75 arrobas de trigo) se destinan a salarios, de modo qne
el cuarto restante (o sea, 1 tonelada de hierro + 25 arrobas
de trigo) se destina a beneficios. La tasa de beneficio será:

1 tonelada. de hierro + 25 arrobas de trigo 1


16 toneladas de hierro + 400 arrobas de trig; --
(-18 ) '

y esta tasa de beneficio de 1/16 o 6,25 por ciento, queda cla-


ramente dada por la expresiónt
R(l-sustancia
== en
Y 8::::: 3/4. Esa expresión significa 8), siendo
que Rla==tasa
1/4
de beneficio de la industria "standard"
directa de la dedncción total practicada aumenta en razóny
sobre el salario,
que la dimensión del aumento depende del valor de R.
Así llegamos al estadio final de esta
aguda cuanto persuasiva. SraHa sostiene argumentación
que esa relación tan
entre los salarios y los beneficiosno se limita a nuestroima-
ginario sistema "standard", sino que se puede generalizar

261
también al sistema económico realclelque hemos obtenido
el sistema "standard". Pues el sistema rcal, arguye Sraffa,
consta de la~.mismas ecuaciones básicas que f'l sistema "stan-
dard", aunque con diferentes proporciones, de modo que
"una vez dado el salario, la tasa de 'heneficio queda deter-
minada para ambos sistemas independientemente de las
proporciones de las ecuaciones de cada uno de ellos" .28 Por
lo tanto, concluye Sraffa, la tasa de beneficio de la econ01nía
en su conjunto queda determinada en cuanto que conoce-
mos R (la razón del producto neto a los medios de produc-
ción en la industria "standard", que es igual a la "tasa
máxima de beneficio") y s (la proporción del producto neto
de la industria "standard" destinado a salarios). O, por de-
cirio de otro modo, cuando está dada la proporción del pro-
ducto neto de la industria "standard" que se destina a sala-
rios, la tasa media de beneficio para la economía en su con-
junto depende del nivel de R.
En el resto de su libro Sraffa utiliza abundantemente esa
sencilla relación entre los salarios y los beneficios para di-
lucidar varios difíciles problemas teóricos. En un capítulo,
por ejemplo, analiza el caso en el cual se producen mercan-
cías con medios de producción ellos mismos producidos en
diferentes períodos del pasado (y así sucesivamente), de
tal modo que el elemento beneficio de l<:>sprecios de esos
medios de producción es diferente, y se pregunta cómo varia-
rán los valores relativos de las mercancías al cambiar la tasa
de beneficio.29 En la segunda parte del libro estudia los nue-
vos problemas que surgen al tomar en cuenta el hecho de
la existencia de elementos de capital fijo que se utilizan más
de una vez y van disminuyendo gradualmente de valor a

28. Op. cit., p. 23.


29. En este capítulo Sraffa trata el problema de reducir el "capital
constante" (por usar el léxico de Marx) a cantidades de trabajo. Indica
que la operaci6n de reducci6n se puede practicar siempre que el trabajo
esté fechado, porque la fecha afecta a la tasa de beneficio y,' por lo tanto,
a los precios de las mercancías consideradas.

262
lo largo de su duración. ¿Qué generaliz~ciones se pueden'0'
hacer, pregunta Sraffa, sobre el curso de esa depreciación.
hasándonos en los fundamentos teóricos asentados en la pri-
mera parte del libro? For último, aplicando el método ue
aproximaciones sucesivas de un modo muy parecido al de
sus pr~deces<,res clásicos, Sraffa introduce la tierra en el
cuadro y construye nn sistema d~ ecuaciones más complica-
do, en el cual, dados los salarios,. quedan determinados los
precios de todas las mercancías, la tasa de beneficio y la
renta pagable por tierras de diferentes calidades. Para el
historiador del pensamiento económico, uno de los rasgos
más interesantes de estas ampliaciones sucesivas del análi-
sis básico de Sraffa es la cantidad de viejos conocidos cuyo
recuerdo surge por el camino. Por ejemplo, en el capítulo
sobre el capital fijo Sraffa hace un interesante uso del expe-
diente clásico -introducido por Torrens- de tratar lo que
queda del capital fijo al final del año como una especie de
producto mixto adicional de la industria en que se utiliza.
Tienen especial importancia en estas últimas partes del libro
la distinción tempranamente establecida entre productos
"básiCos" y "no-básicos" 80
y el análisis general de produc-
tos conjuntos.

30. Un producto "básico" es, dicho. laxamente, un producto que inter-


viene (directa o indirectamente) en la producción de todas las mercancías y
un producto "no-básico" es un producto que no tiene esa característica.
Por ejemplo, un productlJ "de lujo", que no se utiliza en la producción
de otros productos (ni como instrumento de producción ni como artículo de
subsistencia) es "no-básico" (véase Sraffa, op. cit., pp. 7-8). El rasgo im-
portante de los productos "no-básicos" es que "no intervienen en la
determinación del sistema", sino que su papel es "puramente pasivo".
Dicho de otro modo, "el precio de un producto no-básico depende de los
precios de sus medios de producción, pero éstos río' dependen de él", mien-
tras que "en el caso de un producto básico los precios de sus medios de
producci6n dependen de su propio precio igu~l que el último depende de
ellos" (p. 9). Los especialistas en teoría marxista observarán la pertinencia
de esta parte del nnálisis de Sraffa para una cuestión importante surgida en
el curso de la discusión del llamado "problema de la transformación": la
cuestión (suscitada en particular por Bortlciewicz) de si las condiciones
de producci6n de bienes de lujo entran en la determinaci6n de . la tasa de .
beneficio.

263
IV
Aún queda por comentar un rasgo muy importante del
análisis de Sraffa, a saber, su rehabilitación implícita de la
teoría clásica del valor-trabajo en una forma muy parecida
a la que esa teoría tiene en manos de l\'Íarx. La teoría mar-
xiana del valor-trabajo 110dice, contra lo que se suele supo-
ner, que los precios de equilibrio de las mercancías sean
siempre proporcionales a las cantidades de trabajo necesa-
rias para producidas. Afirma, sin duda, que esa proposición
es verdadera para una economía en la cuai "el entero pro-
ducto del trabajo pertenezca al trabajador"; pero admite -y
hasta subraya- que los precios de equilibrio no siguen nor-
malmente esa simple regla en la economía capitalista, en la
cual parte del producto neto se destina a beneficios. Se mues-
tra que en una economía capitalista los precios se desvían
normalmente de las cantidades relativas de trabajo incor-
porado, por razones previamente descritas en el presente en-
sayo. Pero, para el análisis marxiano, incluso en una eco-
nomía capitalista los precios de equilibrio de las mercancías
están detenninados "'indirectamente" y "'en última instancia"
. por ciertas razones fundamentales entre cantidades agrega-
das de trabajo incorporado, aplicables a la economía tomada
en su conjunto. Pues las desviaciones de las razones entre
los preGÍos respecto de las razones entre las cantidades de
trabajo incorporado dependen -dadas las proporciones en
las cuales el trabajo y los medios de producción se combi-
nan en cada industria- del nivel de la tasa media de bene-
ficio; y la teoría marxiana -sostiene que el nivel de la --tasa
media de beneficio depende a su vez de las decisivas razo-
nes entre las cantidades de trabajo incorporado a las que
me acabo de referir. Así, pues, si se puede realmente mos-
trar que la tasa media de beneficio está detenninada por
esas razones entre las cantidades de trabajo incorporado, se
puede llegar razonablemente a la conclusión de que las des-

264
viacÜmes de las razones entre los predos de equilibrio res,;
.pecto de las razones entre las cantidades de trabajo incorpo-
rado están ellas mismas determinadas por "las cantidades de
trabajo incorporado",
El método con el que ~1arx muestra la dependencia de .

la t::tsa de beneficio rl.::spe<:tode las" cantidades de trabajo


incorporado" en este sentido se puede ilustrar con la ayuda
del siguiente sencillo modelo:31

Medios de
produ<:ción Salarios Plusvalía
(A) 40 160 80
(B) 60 90 45
(C) 120 80 40
Se supone en este ejemplo que la economía. consta de
tres industrias distintas, A, B C. Las cantidade"s registra-
das bajo los rótulos ";\1edios Yde producción", "Salarios" y
"Plusvalía" están expresadas en horas de trabajo. Tomemos
como ejemplo la industria A. En la industria A los medios
de producción gastados durante un período de producción
dado "contienen" o "tienen incorporado" un total de 40 ho-
ras de trabajo pasado. Análogamente se supone que la suma
total de trabajo presente o directo absorbido por la indus-
tria durante el período considerado es de 240 horas, suma
de las cifras 160 y 80 de las columnas "Salarios" y "Plus va-
líá'. También se supone que en dos tercios de ese tiempo
total de trabajo -esto es, 160 horas- los trabajadores di-
rectos aportan al producto el valor exactament~ necesario
para cubrir sus propios salarios. En las 80 horas restantes
producen lo que Marx llamó "plusvalía", única fuente en su
opinión del beneficio capitalista, Esa misma interpretación
se aplica a las cifras de las industrias B y C, en las que se
observará que la proporción en que se combinan el trabajo

31. CE, supra, pp. 223 ss.

265
y los medios de.,producción difiere de la proporción de la
industria A. Pero se supone que en todas las jndustrias la
razón entre la plusvalía y los salarios es la misma (en este
caso 1 : 2).
Marx sostiene que la tasa media de beneficio de esta cco-
nomia se puede averiguar tomando la plusvaHa agregada
producida por la economía en su conjunto (165) y redistri-
buyéndola entre las tres industrias en proporción con los me-
dios de producción empleados por cada una de ellas. O, por
expresar la idea de un modo acaso más comprensible: la
tasa media de beneficio estará deternlinada por la razón
entre la plusvalía total y el total de los medios de produc-
ción. En este caso será, naturalmente, tres cuartos, 75. por
ciento.82 Así, pues, esta razón entre cantidades agregadas o
totales de trabajo incorporado determina la tasa media de
beneficio y, por lo tanto, las desviaciones de las razones
entre los precios de equilibrio respecto de las razones entre
las cantidades de trabajo incorporado.
A primera vista puede parecer que ese análisis tiene poco
en común con el de Sraffa. Pero supongamos que postula-
mos además, como la postuló Marx mismo, una industria
en la cual la razón entre los medios de producción gastados
y los salarios es igual a la razón entre esas cantidades cuan-
do son agregados, cuando son las de la economía tomada
como un todo. La industria B de nuestro ejemplo es clara-
mente una industria que presenta esa característica, una in-
dustria en la cual, por usar el léxico de Marx, la "compo-

32. Al igual que sus predeccsor~s clásicos, Marx suponía., general-


mente que los salarios se "anticipaban" del capital. Eso implica que al.
calcular la tasa de benencie Marx relacionaba normalmente la plusvaHa
con los medios de producción más los salarios. Siguiendo el precedente de
.
Sraffa (op. cit., p. 10), yo supongo, en cambio, que el salario no es "anti-
cipado", sino "pagado post factum como parte del producto anual", lo
que quiere decir que la tasa de benencio se calcula relacionando la plus-
valía con los medios' de producci6n y nada más. La eliminaci6n de esa
hipótesis marxiana Particular no afecta a la esencia de su análisis y facUita
mucho la comparaci6n con Sraffa a que procedemos infra.

266
sición orgánica de] capital" es igúiil a la' "media
En una industria así, como se puede ver por la ilustración,
social","
la razón de la rIusvalía a los medios de pmduceiúu (45: 60)
es "igual a la razón entre esas
la economía (165: 220), magnitudes en el conjunto de .
que la tasa mediR de beneficio en lapues,
Podemos, decirtomada COmo
eccnomía ""n Marx '"
un todo se determina por la razón de la p1usvalía a los me-
dios de producción en esta industria B, cuyas
de producción condiciones
representan una especie de "medía social",
°, por decir lo mismo de otro modo, que la tasa media de
beneBcio en el conjunm de la economía está dada por la
expresión siguiente:. 35

Trabajo ~corporado en, el productó


neto de la industria B Proporción del
producto neto
Trabajo incorporado en sus
(T) 1 - de la industria
medios B destinado a
de producción
salarios
El parecido entre esta relación
=
por la fónnula de Sraffa t R(l-s) marxíana
es sin yduda
la expresada
muy lla-
mativo. Pues, en primer lugar,
Sraffa, aunque observaremos
generalmente se expresa como laque la entre
razón R de
el valor del producto neto de la industria
valor de sus medios de producción, es de hecho igual ay la
"standard" el
raz6n entre el trabajo
incorporado al producto neto de la
industria "standard" y el trabájo
incorporado a sus medios
33. Véase Capital,
ción orgánica del capital"vol.cnIII,
la Pp. 161-162.
industria En : el
B (60 90)ejemplo, la "composi-
es claramente igual
a la "composición
(220 : 330). orgánica del capital" en el conjuuto de la economía
34. Capital, vol. III, Pp.
170-171. que el "producto
35. En esta expresión se entiende
los salarios más la plus~alía (como hace Sraffa). Por 10 tanto, la expresión
no es más que otro modo de formular la razón de 'la plusvalía neto"a los
consta
mediosde
de producción,
estimando todas esas magnitudes
en trabajo incorporado.

2R7
de prodt;.cción.36 Dicho de otro modo: Sratta postula entre
,,'
la tasa media de beneficie y las condiciones de producci6n
de Sft industria "slandard" exactamente b misma relación
que ~1an~ postula el1tre j~ tasa nJedía de beneficiu y las Con-
diciones de producción de su industria cede cflpital tic com-
posición orgánica m~dia». Lo que ambos economistas inten-
tan mos~rar es que (dados los salarios) ]a tasa media de be-
neficio y, por lo tanto, las desviaciones de las razones entre
los precios respecto de las razones entre las cantidades de
trabajo incorporado, se rigen por la razón del trabajo direc-
to al trabajo indirecto en la industria cuyas condiciones de
producción representan una especie de "media" de las con-
diciones que predominan en el conjunto de la economía.
J\1arx consigue ese resultado por el procedimiento de postu-
lar como indusb;ia "media" una industria en la cual la "com-
posición orgánica del capital" es igual a la "media social''"
Pero su resultado no puede ser sino provisional y aproxima-
do, porque para alcanzado ha hecho abstracción del efecto
que tendría un cambio de los salarios sobre los precios de
los medios de producción utilizados en la industria "me-
dia".s7 Sraffa muestra que se puede llegar al mismo resulta-
do sin hacer abstracción de ese efecto, con sólo sustituir la
industria marxiana de cecapital de composición orgánica me-
dia" por su industria "standard". Desde este punto de vista,
la industria" standard" de Sraffa es esencialmente un inten-
to de definir las .. condiciones medias de producción" de un
modo que pennita conseguir el resultado que buscaba MarX.

36. Cf. Sraffa, op cit., pp. 16-17. La raz6n de la equivalencia entre


la razón del vaJor y la del trabajo incorporado es la siguiente: cuando los
beneficios son cero,- los precios de todas las mercancías son p'roporcionales
a las cantidades de trabajo necesarias paraproducirIas (como se ha visto
aupra, p. 252. Y cl!ando los beneficios se elevan por encima de ceru, la
raz6n R no cambia, por hip6tesis. Por lo tanto, la razón entre los valores
sigue siendo igual a la razón entre las cantidades de trabajo incorporado,
cualquiera que sea el nivel de los beneficios.
37. Marx procede a esa abstracción deliberadamente, y se dá per-
fectamente cuenta de que por esa razón su resultado es provisional y sólo
aproximado. Cf. Capital, vol. III, pp. 20.2-.203.

268

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