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Roberto Pineda
Opinión
20/02/2015
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Al final, las olas caprichosas de la historia nos empujaron hacia las montañas de Guazapa,
Chalatenango y Morazán y a que el ejército popular fuera constituido en su inmensa mayoría por
jóvenes campesinos, dirigidos por una pequeña burguesía radicalizada, en una larga guerra rural a
lo Mao, de diez años, que desembocó en unos inesperados acuerdos de paz, supuestamente sin
vencedores ni vencidos.
Incluso la izquierda salvadoreña abandonó su referencia de clase y se identifico más como sujeto
popular. Han pasado 23 años desde entonces pero la situación persiste. Y resulta interesante y
además muy útil para la construcción de una estrategia de poder popular, conocer que ha pasado
con nuestra industria y por consiguiente, dónde camina nuestro actual proletariado industrial.
Antecedentes históricos
En 1906 en Santa Ana el guatemalteco Rafael Meza Ayau creó la primera fábrica de cerveza, La
Constancia. En 1912 Fernando Sagrera padre creo la primera fábrica textil, dedicada a la
producción de casimires, penetrando incluso el mercado hondureño. En 1942 cambió su nombre
por Hilandería Salvadoreña, HILASAL y en las últimas décadas se dedica la producción de
coloridas toallas.
La primera guerra mundial (1914-1918) provocó la instalación de grandes talleres artesanales que
se vieron fortalecidos por la paralización de las importaciones de mercancías industriales. En 1927
Juana Mathies crea la primera fábrica de ladrillos de cemento. En 1922 se crea la primera fábrica
de hilaturas de algodón, llamada “Minerva” propiedad del catalán Andres Molins.
En 1923 surge la fábrica textil “La Estrella” de Víctor y Teodulo Safie, en 1932 se crea la fábrica “El
León” del palestino Arturo Gadala María. Y también participan en este auge textil inicial las familias
Saca, Martínez Saprissa, etc. En 1944 los principales grupos industriales-comerciales están
encabezados por las familias Meza Ayau, De Sola y Daglio.
En 1948 el gobierno de Oscar Osorio marca un viraje en el rumbo económico del país y entre sus
primeras medidas pro industrialización, paga favores y nombra a Víctor de Sola presidente de CEL,
puesto que mantuvo hasta 1978. Esto le permitió a este clan familiar de origen judío, convertirse en
“la cabeza de una fracción poderosa y relativamente nueva de la gran burguesía nacional”
(Castellanos 2002) y además por su presencia en la Compañía Salvadoreña del Café pudieron
aprovechar las oportunidades abiertas por el mercado internacional, para obtener fabulosas
ganancias.
De Sola era el mayor beneficiador y comercializador del café, fabricante de aceites y jabones, y
lotificador de terrenos urbanos. El siguiente año, en 1949, se crea la empresa Cementos de El
Salvador, CESSA, (hoy propiedad del gigante suizo-francés Holcim-Lafarge) que era propiedad de
la familia Belismelis, dueños de la caleras de Metapan. Y en alianza con la familia Regalado.
En 1950 la irrupción de estos sectores industriales modernizantes permite la ruptura del férreo
control que los grupos agro exportadores de café, Quiñonez y Guirola, mantenían sobre el Banco
Salvadoreño, el que desde 1885 representaba los intereses de los cafetaleros de la zona central
(Familias Trigueros, Duke, Guirola). Y es así que en ese año un extenso grupo de cafetaleros de
las tres zonas del país (Dueñas, Regalado, Hill, García Prieto) junto con el mayor industrial de la
época, Rafael Meza Ayau hijo, fundan el Banco de Comercio (hoy Scotiabank).
Meza Ayau representaba un emergente sector comercial-industrial de la gran burguesía, que había
monopolizado durante cuarenta años la producción de cerveza. Y de esta manera rompen con el
monopolio ejercido por el Banco Salvadoreño desde 1935, avalado por el General Martínez. Y
cinco años más tarde, otro fuerte grupo de agricultores, ganaderos y comerciantes, se separa del
Banco Salvadoreño, esta vez dirigido por los grupos empresariales Sol-Millet y Escalante Arce para
dar origen al banco Agrícola Comercial, hoy propiedad de Bancolombia.
En 1953 se crea la primera fábrica de café soluble, Productos de Café S.A., con un capital social
de 3.5 millones de dólares, divididos entre la estadounidense Ibec Food Inc. (empresa del Grupo
Rockefeller) y los grupos empresariales salvadoreños De Sola, Dueñas, Hill, Palomo y Álvarez). En
este contexto, el capital japonés crea en 1955 la fábrica Industrias Unidas (IUSA) y en 1966 la
fábrica Industrias Sintéticas de Centro América (INSINCA). Por esos años aparecen en el mercado
los famosos peines plásticos, que eran producidos por la empresa Amapola, propiedad de Jacin
Hasbun, pionero de la industria plástica en El Salvador.
Para la década comprendida entre los años de 1960 a 1970, la industrialización en El Salvador
crece aún más fundamentalmente por la creación del Mercado Común Centroamericano. Y los
productos salvadoreños invaden Honduras y Nicaragua. Durante este período surgen importantes
ramas industriales como petróleo, maquinaria eléctrica y no eléctrica, plástico y minerales no
metálicos. Es en este periodo que surge por vez primera un proletariado industrial. Pero en julio de
1969 el conflicto con Honduras viene a quebrar este proceso y a abrirle paso a una prolongada
crisis estructural.
En los años setenta la industria manufacturera entra en crisis como resultado de la ruptura del
Mercado Común Centroamericano, aunque logra desarrollarse la producción de bienes intermedios
tales como textiles, productos químicos, papel, cartón y derivados del petróleo. En los años
ochenta la Guerra Popular Revolucionaria ocasiona la virtual paralización del desarrollo industrial,
el cual recupera su vitalidad luego de los Acuerdos de Paz de 1992 y se ha venido desarrollando
con sus altibajos hasta la actualidad, enfrentando nuevas situaciones.
Entre estas, los procesos de privatización de los años noventa del siglo pasado ( energía,
telecomunicaciones, AFP), los cuales junto con los procesos de globalización neoliberal de este
siglo ( venta de bancos, cemento, línea aérea, cerveza) han provocado el surgimiento de una
nueva clase dominante, de una nueva burguesía, integrada por representantes de filiales de
corporaciones transnacionales; la antigua oligarquía financiera ( siete grupos empresariales
alrededor de cinco bancos) hoy dedicada al mundo del comercio y los servicios; nuevos sectores
burgueses no oligárquicos ( de la construcción, seguridad privada, medios de comunicación,
exportación de café, entre otros) y una empresa municipal de capital salvadoreño-venezolano, del
Grupo Alba, que participa en combustibles, alimentos y servicios financieros (Pineda 2013)
Tomando como base los ranking de la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI) a continuación
describimos a las principales empresas que integran el mundo de la industria salvadoreña, a partir
de sus nueve ramas principales:confección, alimentos, bebidas, plásticos, papel, muebles,
metales, calzado y farmacéuticos.
Por otra parte, de acuerdo al Banco Central de Reserva, en septiembre de 2011 el crecimiento del
Índice de Volumen de la Producción Industrial (IVOPI) , que refleja los niveles de dinamismo de
este sector, fue del 2.4%, en diciembre de 2013 fue de O.4% y en diciembre de 2014 fue del 0.8%.
A su vez, las ventas al exterior (exportaciones) bajaron un 4%, lo que equivale a una disminución
de $218.4 millones de dólares. Al mismo tiempo, el Índice de Volumen de la Actividad Económica
(IVAE) fue de 0.3%, con los sectores de construcción y comercio a la baja.
Fuente: elaboración propia con datos de informes de Asociación Salvadoreña de Industriales, ASI.
No contamos con los datos para el año pasado de las principales ramas industriales, a excepción
de rubro bebidas el cual disminuyó en el orden de los $27 millones.
Los nombres de dos grandes ríos salvadoreños, el Lempa y el Jiboa, simbolizan el enfrentamiento
cotidiano entre dos grandes multinacionales estadounidense de la industria textil y de la
confección. Lempa representa a Fruit of the Loom y Jiboa a Sara Lee Corporation y su rama de
ropa interior Hanes Brand. Ambas exportan fundamentalmente hacia su propio mercado, el
norteamericano.
Estas dos empresas son las principales empleadoras del país por lo que en sus plantas se
concentran el núcleo principal del proletariado industrial salvadoreño, integrado en su mayoría por
mujeres jóvenes. Confecciones Lempa emplea alrededor de 13,000 trabajadoras mientras que
Jiboa a 10,000. En cuanto a las exportaciones, de $136 millones que se exportaban en 1991 se
pasó a $1,928 millones en 2008. En contraste, las importaciones eran de $110.3 millones en 1991
y de $ 1,281 millones en 2008. Para la industria “nacional”, el sector textil y confección es uno de
los pocos que mantiene una balanza comercial persistentemente positiva.
La mayor exportación y valor agregado ha sido realizado por empresas estadounidenses, las
cuales encuentran en El Salvador un fabuloso nicho de mano de obra barata a la que explotan, y
aun así, para aumentar ganancias, hacen uso intensivo del trabajo por cuenta propia, por lo que
ahorran energía, la cual es consumida en los hogares de las mujeres subcontratadas, por lo
general mujeres de la tercera edad. Las tres principales empresas producen el 60 % de las
exportaciones del sector; Lempa abarca el 37 %, Hanes tiene el 29 % y la tercera, Intratex el 11 %.
El auge este sector desde los años noventa del siglo pasado, obedece a la necesidad de
productores estadounidenses de enfrentar la ofensiva de industriales asiáticos y sus altos niveles
de competitividad, mediante la transferencia de procesos productivos intensivos en manos de obra
hacia países como El Salvador, con abundante fuerza laboral y bajos salarios.
Fruit of the Loom (Lempa Services Lim.), instalada en 1994, posee siete plantas, la última
abierta en enero de 2008. Es el mayor empleador del sector privado y a la vez una de las
principales compañías exportadoras. Su territorio está ubicado entre Lourdes y Ciudad Arce. En el
2013 ocupo el segundo lugar del ranking de los diez mayores exportadores industriales,
únicamente superada por su némesis, Hanes Brand. En el tercer y cuarto puesto quedaron las
empresas Intratext y AVX, de acuerdo a la ASI. Y en la rama textil y confección, se repiten los tres
primeros lugares anteriores, y en el cuarto la empresa F&D.
Fruit of the Loom cerró su planta en Campbellsville, Kentucky en junio de 1998 en un afán de
reducir costos y aumentar ganancias por medio de la mano de obra barata salvadoreña. 3,200
trabajadores estadounidenses perdieron sus empleos, de entre 10 y 12 dólares por hora, para
aprovecharse de los bajos salarios de la maquila salvadoreña. La empresa forma parte de la
compañía Berkshire Hathaway, con sede en Omaha, del inversionista multibillonario Warren
Buffet. Esta compañía textil, es además un conglomerado financiero cuya capitalización bursátil, o
sea acciones en Wall Street, rondan los $370,000 millones.
Hanes Brand, instalada en 1994, posee seis plantas. HanesBrands es la empresa industrial que
más exporta en el país, con $569 millones en 2013. Sus principales productos son calcetines,
camisetas y ropa interior femenina. HanesBrands encabezó el año pasado las exportaciones de la
industria y a su vez del sector textil y confección. En el 2013, alcanzó una producción de más de 44
millones de docenas de prendas anuales y alega que ha invertido en los últimos 21 años más de
200 millones de dólares en El Salvador. Pertenece a la multinacional Sara Lee Corporation. La
ropa interior de Hanes ocupa el primer lugar en la ropa de marca en el mercado estadounidense.
Las salvadoreñas Manufacturas del Río (Grupo Q) Hilasal (Sagrera), Industrias Unidas S.A.,
Martínez y Saprissa, Textufil (Bahaia), Industrias St. Jack (Siman) compiten con las
estadounidenses Fruit of the Loom y Hanes y con la brasileña Pettenati.
La empresa panameña Plastigras (PG) ocupa el primer lugar en esta industria en los últimos tres
años, de acuerdo con la ASI. Plastigras fue creada en 1976 por el empresario alemán Bern Otto
Schreiber en la ciudad de Panamá. Es una empresa líder en la fabricación de envases PET y
Preformas, envases plásticos para alimentos y aceites de motor. Compite con las salvadoreñas
Celpac, Ecoplast, Indusola, Industrias Facela, Plásticos Salvadoreños, Tacoplast, y Salvaplastic
Internacional (Cristiani).
3. Muebles: el predominio de la salvadoreña Capri
(Zablah)
El primer lugar en el sector corresponde a Industrias Capri, fundada en 1953 por Arturo Zablah
(padre) y Doña Ivonne Kuri de Zablah, en San Salvador. En esa época, los costos de las camas
eran excesivamente altos y la mayor parte de estas eran importadas. Esta situación fue
aprovechada por este grupo empresarial árabe para insertarse y puede decirse, crear este
mercado. En la actualidad la salvadoreña Capri (Zablah) compite con la guatemalteca Camas
Olimpia, así como con Indufoam, Mobilia, Moblex, y Flores Lazo, entre otras empresas.
En el rubro de alimentos, Productos Alimenticios Diana lideró el top de las empresas más
exportadoras del 2013. Exportan a todo el istmo y Estados Unidos y están entrando al mercado
dominicano. Productos Alimenticios DIANA, fundada en junio de 1951, es una empresa
salvadoreña que se dedica a la producción y distribución de boquitas (snacks o botanas), dulces,
conos para helados y galletas.
Fue fundada por Max Olano y Pablo Tesak, y su primer local fue en la colonia Mugdan, en San
Salvador. Luego se mudó a una pequeña bodega en el barrio San Esteban, luego Barrio La Vega,
hasta llegar a su actual ubicación, desde 1970 en Soyapango. En 1990 se traslado a Sopyapango
y es propiedad del conocido dirigente de ARENA, Hugo Barrera.
Diana compite con la española Calvo en relación al primer lugar en el sector alimentos. En el 2013
le correspondió a la atunera española Calvo, con sede en Cutuco, La Unión, desde el 2003. Calvo
abrió con 300 trabajadores y en 2012 contaba con 1,700. En su primera década de operaciones
obtuvo en concepto de exportaciones alrededor de $700 millones. Esta empresa creada en 1940,
por Luis Calvo Sanz, es una de las principales impulsoras en el país del Acuerdo de Asociación
con la Unión Europea, y produce una diversidad de productos relacionados con el atún. En este
sector de alimentos compiten también otras empresas tales como la harinera Harisa, Bocadelli,
Molinos de El Salvador (Salume) Lácteos El Corral, Exportadora Río Grande, Industria de Maíz, la
estadounidense McCormick y la mexicana Bimbo.
Kimberly-Clark de Centroamérica cuenta con una de las plantas más grandes de la región en El
Salvador, por lo que se agenció el primer puesto en la industria del papel y cartón. La
estadounidense Kimberly-Clark (Scott/Huggies/Kotex) compite con la estadounidense Procter &
Gamble (Pamper, Carmín) la sueca SCA (Saba, Nevax) y la salvadoreña Alas Doradas (Encanto),
así como con Sigma Q, Cajas y Bolsas, Evergreen Packaging, Impresora La Unión, y otras
empresas del este sector.
Laboratorios Vijosa, creado por Víctor Jorge Saca, en 1971, se mantiene por segundo año
consecutivo como la firma farmacéutica que más exporta desde El Salvador. Produce Virogrip,
Ultradoceplex, Campolon Energy, etc. Otras empresas que compiten en este sector son las
siguientes: Laboratorios Ancalmo, Promedici, Santa Lucía (Cristiani) Vijosa, Gamma, López
Davidson, Suizos Bonima, Biogalenic, Lab. Arsal, Lab López, est. Ancalmo, Lab. Teramed, Lab.
Gamma.
La industria del calzado también fue reconocida en el ranking 2013, y la empresa ADOC,
productora y comercializadora del Grupo Palomo, basada en Soyapango y con la marca Duramas,
fue la ganadora del segmento. Otras empresas que compiten en este sector son las siguientes:
Hush Puppies, MD, Lee Shoes y esta además la salvadoreña Calzado GW (calzado
deportivo).GARBAL, Ricerfelli, Industrias Americanas y otras empresas.