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Las acciones abusivas hacia otra persona pueden ser verbales, emocionales, sexuales
y físicas. Hay cinco tipos básicos de violencia doméstica:
Por ejemplo, debido a la falta de espacio, los refugios para mujeres maltratadas son
capaces de admitir sólo entre el 10% a 40% de las mujeres que requieren dicha
admisión. Otro ejemplo son las mujeres divorciadas: aunque representan el 8% de
la población de los Estados Unidos, representan el 75% de las mujeres maltratadas y
reportan ser atacadas 14 veces más seguido que las mujeres que todavía viven con
sus parejas. Se cree que las estadísticas disponibles son bajas porque la mayoría de
los casos no son reportados.
En la Argentina, según informa el Diario Uno, “el 911 es la herramienta que mayor
cantidad de episodios recibe, a los que se suman los denunciados ante la Oficina de
Violencia Doméstica de la Corte Suprema y la Línea 144 para la Prevención de la
Violencia de Género. Entre los tres, [por] cada hora se recepcionan 168 casos.”
Mito 3: La violencia doméstica sólo afecta a las mujeres
¡Cualquiera puede sufrir abuso! Puede estar dirigido hacia mujeres, hombres, niños,
ancianos. Tampoco hace distinción de clases sociales o grupos étnicos, sin embargo,
en la mayoría de los casos, las mujeres suelen ser las víctimas de violencia doméstica.
Algunas estadísticas sobre esto son:
Mito 4: La violencia doméstica sólo ocurre en las clases bajas, las comunidades
rurales o en los grupos minoritarios.
La violencia doméstica cruza toda línea de razas y clases. Se reportan tasas similares
de abuso en ciudades, suburbios y zonas rurales.
Una combinación de factores hace que sea muy difícil para la persona abusada dejar
el hogar e irse. Esto incluye presión social y familiar, vergüenza, barreras financieras,
niños y creencias religiosas.
Más del 50% de las mujeres con niños que huyen de la violencia doméstica terminan
sin hogar por dejar al abusador. También está el hecho de que muchos de los
abusados enfrentan ambivalencia emocional sobre si irse o no.
Una mujer recuerda lo siguiente (que puede ser un recuerdo que muchas mujeres
abusadas tengan en común): “Mi cuerpo todavía me dolía de los golpes que mi
esposo me había dado el día anterior. Pero él seguía suplicándome en la puerta:
‘Lo siento. Nunca más lo voy a hacer. Sé que necesito ayuda.’ Yo tenía un bebé de 2
semanas. Quería creerle. Abrí la puerta.”
Su situación de abuso continuó por dos años más antes de que reuniera el coraje para
irse.
Lidiar con la violencia doméstica nunca es tan simple como luchar o salir por la
puerta.
Pensemos que la mayoría de los abusadores son hombres y la mayoría de las víctimas
mujeres, y los hombres son físicamente más fuertes. Si hablamos de ancianos, su
condición frágil puede ponerlos en un lugar de desventaja fácilmente. Por último, los
niños suelen ser abusados por un guardián que es más imponente no solo física sino
también psicológicamente.
Mito 9: El abuso doméstico es una cuestión privada y no tiene nada que ver
conmigo
En este sentido, es el abusador solo el que debe tomar responsabilidad por los
ataques y entender que el objetivo de la terapia no es la reunión familiar sino ponerle
un freno a la violencia.
Los abusadores son personas que pueden ser fuertes y estables en algunas áreas de
su vida, pero débiles, no razonables e incontrolables en otras. Esto no justifica su
conducta ya que el abuso siempre es un error. Pero estas personas deben hacerse
responsables de sus actos y se les debe instar a buscar ayuda profesional rápido.
Una comunidad informada y una familia y amigos que ofrezcan su ayuda, pueden
contribuir grandemente a que el ciclo de abuso se rompa.
Si conoces a alguién que es víctima de violencia doméstica, por favor contacta a las
autoridades pertinentes en tu país o región. En Argentina, por ejemplo, podés
denunciar una situación de violencia doméstica llamando al 144, una línea gratuita
para atender estos casos.