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imagen del hombre libre o del modelo prescrito por las democracias
del pueblo. Religión
Así pues, en esta tercera fase la significación no se diferencia
solamente en el campo del sentido común, de la teoría y de la inte-
rioridad, sino que adquiere B.
Lonergan, también la inmediatez
Método universal de los
en Teología.
medios masivos de comunicación social y del poder modelador de
Sígueme,
la educación Salamanca
universal. Nunca ha sido más 2006, p.103-109
difícil llegar a realizar la
diferenciación adecuada de la consciencia. Nunca ha sido mayor la
necesidad de hablar eficazmente a la consciencia indiferenciada.
I. LA CUESTIÓN DE DIOS
Los hechos del bien y del mal, del progreso y la decadencia,
hacen surgir cuestiones acerca del carácter de nuestro universo. Ta-
les cuestiones han sido planteadas de muchísimas maneras y las res-
puestas dadas han sido aún más numerosas. Pero detrás de esta
multiplicidad hay una unidad básica que sale a la luz en el ejercicio
del método transcendental. Podemos investigar la posibilidad de
una investigación fructuosa. Podemos reflexionar sobre la naturaleza
de la reflexión. Podemos deliberar sobre si nuestro deliberar vale la
pena. En cada uno de estos casos surge la pregunta por Dios.
La posibilidad de investigación por parte del sujeto radica en su
inteligencia, en su impulso a conocer qué, por qué, cómo y en su
habilidad para llegar a respuestas intelectualmente satisfactorias.
Pero, ¿por qué las respuestas que satisfacen a la inteligencia del
sujeto habrían de producir algo más que una satisfacción subjetiva?
¿por qué tendrían que ser pertinentes para el conocimiento del uni-
verso? Por supuesto, presumimos que lo son. Podemos señalar el
hecho de que nuestra presunción se confirma por sus frutos. Garan-
tizamos así, implícitamente, que el universo es inteligible y, una vez
garantizado esto, surge la cuestión de si el universo puede ser inteli-
gible sin tener un fundamento inteligente. Pero esta es la pregunta
acerca de Dios.
Asimismo, reflexionar sobre la reflexión es justamente preguntar
lo que ocurre cuando ordenamos y ponderamos los elementos de
prueba para declarar que esto es probablemente así y aquello no es
así. ¿A qué se refieren estas metáforas de ordenar y ponderar? En
otro sitio he elaborado una respuesta a esta cuestión y aquí no pue-
do hacer más que repetir sumariamente mi conclusión1. El juicio
Decir que este estado dinámico es consciente no es decir que aunque todavía no se han distinguido explícitamente ni fundamenta-
sea conocido. Porque la consciencia es precisamente experiencia, do en el mundo de la interioridad. Hablar del estado dinámico de
mientras que el conocimiento es el conjunto de las actividades de estar-enamorado de Dios pertenece a aquel nivel de significación en
experimentar, entender y juzgar. Como este estado dinámico es el cual el mundo de la interioridad ha sido constituido como funda-
consciente sin ser conocido, resulta ser una experiencia del misterio. mento explícito de los mundos de la teoría y del sentido común. Se
Puesto que es estar-enamorado, el misterio no es meramente atracti- sigue que en este nivel de significación el don del amor de Dios es
vo sino fascinante; a él pertenecemos y por él somos poseídos. Pues- descrito primero como una experiencia y sólo posteriormente es
to que es un amor sin medida, el misterio evoca el temor reverencial objetivado en categorías teóricas.
(«Awe»). En cuanto es consciente sin ser conocido, el don del amor Finalmente, puede advertirse que este estado dinámico es en sí
de Dios es por sí mismo una experiencia de lo santo, del mysterium mismo gracia operativa, pero el mismo estado en cuanto principio
fascinans et tremendum de Rudolf Otto 2 . Es lo que Paul Tillich lla- de los actos de amor, esperanza, fe, arrepentimiento, etc., es tam-
mó el ser dominado por el interés último3. Corresponde a la conso- bién gracia cooperativa. Puede añadirse que para que la conversión
lación sin causa precedente de San Ignacio de Loyola tal como la no sea un cambio demasiado violento que rompa la continuidad
expone Karl Rahner4. psicológica, el estado dinámico puede ser precedido por disposicio-
Este estado dinámico es consciente en el cuarto nivel de cons- nes transitorias semejantes y que son al mismo tiempo operativas y
ciencia intencional. No es la consciencia que acompaña a los actos cooperativas. Asimismo una vez que el estado dinámico ha sido esta-
de ver, oír, oler, gustar, palpar. No es la consciencia que acompaña blecido, es completado aún y desarrollado por ulteriores gracias adi-
a los actos de inquirir, entender, formular, hablar. No es la conscien- cionales5.
cia que acompaña a los actos de reflexionar, ordenar, y ponderar la
evidencia haciendo juicios de hecho o de posibilidad. Es el tipo de IV. EXPRESIONES DE LA EXPERIENCIA RELIGIOSA
consciencia que delibera, hace juicios de valor, decide, actúa respon-
sable y libremente. Pero es esta consciencia en cuanto ha sido reali- La experiencia religiosa se manifiesta espontáneamente en un
zada plenamente, en cuanto ha sufrido una conversión, en cuanto cambio de actitudes; en esos frutos del Espíritu que son el amor, la
posee una base que puede ser ampliada y profundizada y elevada y alegría, la paz, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedum-
enriquecida pero no sobrepasada; en cuanto está pronta para delibe- bre, y el auto-control. Pero la experiencia religiosa, en su base y en
rar y juzgar y decidir y actuar con la fácil libertad de aquéllos que su foco, es afectada también por el mysterium fascinans et tremen-
obran todo bien porque están-enamorados. Así el don del amor de dum: la expresión de este ser-afectado por el misterio varía mucho
Dios ocupa el fundamento y la raíz del cuarto y más elevado nivel a medida que uno se mueve de los primeros a los últimos niveles de
de la consciencia intencional del hombre. Es algo que se apodera de significación.
la cima del alma, del apex animae. En el nivel más primitivo, la expresión resulta de la intelección
Este don que hemos estado describiendo es en realidad la gracia que se tiene de las presentaciones y representaciones sensibles. Aquí
santificante aunque difiere nocionalmente de ella. La diferencia no- se señala fácilmente lo espacial pero no lo temporal, lo específico
cional surge de los diferentes niveles de significación. Hablar de pero no lo genérico, lo externo pero no lo interno, lo humano pero
gracia santificante pertenece a aquel nivel de significación en el cual no lo divino. Solamente en la medida en que lo temporal, lo genéri-
el mundo de la teoría y el mundo del sentido común son distintos co, lo interno, lo divino, pueden ser asociados de alguna manera o
—en el lenguaje del realista ingenuo— «proyectados» sobre lo espa-
cial, lo específico, lo externo, lo humano, puede tenerse una intelec-
2. Rudolf Otto, Lo Santo, Alianza E ¿ , Madrid 1980. Nótese que el sentido de ción y su expresión resultante. Es así como, asociando la experiencia
tremendum varía con el estadio de desarrollo religioso,
3. D. M. Brown, Ultímate Concern: Tillich in Didogue, Harper and Row, New
York 1965.
4. Karl Rahner, The DynamicElement in ihe Cburch, Quaestiones disputatae 5. Véase mi libro Grace and Freedom in Aquinas, Darton, Longman & Todd,
12, Palm Publishers, Montreal 1964, 131 ss (ed. cast: Lo dinámico en la Iglesia: London, Herder and Herder, New York 1971. Aquí se recogen en forma de libro
Herder, Barcelona 21968). El P. Rahner usa «consolación sin causa» para significar algunos artículos ya publicados en Theological Studies 2 (1941) 289-234; 3 (1942)
«consolación con contenido pero sin objeto». 69-88; 375-402; 533-578.