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Danza, una de las mejores formas para conectar con

las personas: Sangeeta Isvaran


 A partir de su experiencia en Camboya decidió enfocarse a ayudar a las personas a través
de la danza
 Dirige una fundación que atiende problemas de equidad de género en varios países

Sangeeta Isvaran dijo que es posible conocer el sufrimiento de las personas y comunicarse con ellas a través de la
danza

David Sandoval Rodríguez

10/09/18, Xalapa, Ver.- La danza es una de las mejores formas de conectar con las
personas y también una manera de comprender el sufrimiento, expresó Sangeeta Isvaran,
bailarina y activista social quien impartió una conferencia demostración como cierre del VI
Coloquio Internacional sobre las Artes Escénicas, organizado por la Maestría en Artes
Escénicas de la Universidad Veracruzana (UV).

En su charla, efectuada en el Foro “Torre Lapham” de la Unidad de Artes Plásticas, la


bailarina fue presentada por Antonio Prieto Stambaugh, coordinador de la maestría, quien
señaló que es la cuarta ocasión que Isvaran visita la UV, amén de haber presentado sus
talleres en 40 países y crear la Fundación Wind Dancers Trust en la India.

La ponente es bailarina desde los cinco años y compartió que un momento decisivo en su
vida ocurrió hace 15 años cuando viajó becada por la Fundación Ford a Camboya para
aprender las danzas tradicionales; ahí conoció a un grupo de niños que vivían en el barrio.

Le llamó la atención que estos niños pasaran tiempo con hombres mayores en los
restaurantes y las calles, por lo que preguntó y le dijeron que en este país el tráfico de
infantes es muy elevado y tiene muchas relaciones complejas con el poder.
Tuvo una crisis y sintió gran culpa; optó por no verlos más, pero después decidió que debía
hacer algo y se le ocurrió danzar con ellos porque la buscaban mucho.

Fue una experiencia que le hizo repensar su posición. “Me sentía mal porque yo recibía una
beca de la Fundación Ford en un país muy pobre y ellos estaban en esta situación, así que
decidí actuar a través de lo que yo sabía: la danza”.

Se propuso darle a los niños clases de danza durante dos horas diarias y a través de
ejercicios ayudarles a crear una sensibilización y reflexión sobre sus cuerpos.

“Porque en muchos países, en Asia, en la India, seguramente también aquí, tenemos pena,
vergüenza de hablar de ciertas partes de nuestro cuerpo. ¿Por qué ocurre esto? ¿Qué hay
detrás de nuestras reacciones de silencio y risas?”, cuestionó a jóvenes y adultos, profesores
y estudiantes que colmaron las butacas del recinto.

Recalcó que, por principio, “si buscamos establecer una comunicación se debe mirar con
grandes ojos, escuchar con orejas de elefante y abrir el corazón, ésta es la base de mi
trabajo”, puntualizó.

Detalló que para lograr su experiencia en Camboya tuvo que documentarse, estudiar sobre
el cuerpo y sobre la situación del tráfico infantil.

“¿Por qué pierdo dos horas de sueño leyendo, estudiando teoría? He perdido muchos
cabellos pensando cómo ayudar a las personas, pero es algo que debo hacer, no puedo mirar
para otro lado y hacer como si no nada pasara”, afirmó.

Al dirigirse a los estudiantes recalcó la necesidad de conocer la historia, no sólo de la danza


sino de sus orígenes, para comprender su significado y entender cómo puede ayudar a las
personas.

Actualmente en varios países imparte talleres con una forma de danza que creó, Katandi, a
partir de las tradiciones de la India, la utiliza con las comunidades en donde trabaja sobre la
equidad de género y la violencia contra las mujeres.

La bailarina y activista social se presentó en el Foro “Torre Lapham” de la Unidad de Artes Plásticas

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