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La Doctrina Monroe estableció que América pertenece a los americanos y que ninguna potencia europea debía colonizar o intervenir en los asuntos de los países americanos. Sin embargo, no siempre Estados Unidos aplicó este principio de forma desinteresada, usándolo a veces para justificar sus propias intervenciones y expansiones territoriales en la región.
La Doctrina Monroe estableció que América pertenece a los americanos y que ninguna potencia europea debía colonizar o intervenir en los asuntos de los países americanos. Sin embargo, no siempre Estados Unidos aplicó este principio de forma desinteresada, usándolo a veces para justificar sus propias intervenciones y expansiones territoriales en la región.
La Doctrina Monroe estableció que América pertenece a los americanos y que ninguna potencia europea debía colonizar o intervenir en los asuntos de los países americanos. Sin embargo, no siempre Estados Unidos aplicó este principio de forma desinteresada, usándolo a veces para justificar sus propias intervenciones y expansiones territoriales en la región.
La conocida como Doctrina Monroe es uno de los textos
emblemáticos de la historia de los Estados Unidos, elaborado por John Quincy Adams, secretario de Estado de EEUU durante el gobierno de James Monroe. Se trataba del fragmento dedicado a política exterior del discurso anual del Presidente, por tanto, teóricamente iba dirigido a la opinión pública y política interna del país. Destino Manifiesto, proclamado por John Cotton en 1630: “Una nación puede expulsar a otra y apropiarse de sus tierras por designios de Dios”. Dios les daba, en este caso, ese derecho a los colonos Británicos.
El discurso de despedida de la presidencia George Washington,
donde abogaba por una política de neutralidad.
Constatación de Jefferson: donde se hallan claramente
establecidos los principios ejes del monroísmo. "Nuestra máxima fundamental, y la primera de todas, debiera ser no complicarnos en las discordias de Europa; la segunda no permitir que Europa se mezcle en asuntos americanos”. (Benvenutto Murrieta, Pág. 639). América no puede ser, en lo sucesivo, campo de colonización para ninguna nación europea.
Todo intento de intervención europea en los países
americanos ya independientes, bien para reintegrarlos como colonias, bien para poner en ellos el régimen absolutista es un acto de hostilidad contra los Estados Unidos.
Dejar en libertad a los nuevos países y no mezclarse en la
política europea, aun en las colonias que conservaban.
Reconocer los gobiernos de facto.
la Doctrina de Monroe prestó evidentes servicios a la causa de la independencia americana. Su valioso auxilio moral, a manera de aliento protector, estimuló el afianzamiento de los nuevos estados soberanos.
Sin embargo, se fueron evidenciando otras
intenciones, pues no solo iban en apoyo de la libertad y la seguridad desinteresada de los estados hispanoamericanos, sino principalmente en función de la paz y seguridad de los Estados Unidos. Para impedir que los estados de Europa intenten dominar estados americanos.
Para impedir a los estados de Europa su injerencia en
los negocios americanos.
Para impedir que los estados de Europa adquieran
alguna parte del territorio americano. Expansión a Texas.
Intervención en la guerra de independencia de Cuba.
Expansión a Hawái.
Crisis de Venezuela de 1895 sobre territorios de la
Guayana disputados con Inglaterra. Suma y compendio de aquellos hechos, características y detalles que tienden a presentarla como perfecta e ideal, tesis de trascendentes y saludables resultados en la vida autónoma de los pueblos americanos. Cifra de aquellos hechos característicos y detalles que la presentan como uno de los tantos medios hipócritas con los que la ‘gran República del Norte’ ha fomentado su poderío económico imperialista en los otros pueblos del Continente, a costa de todos los valores morales. La Doctrina de Monroe, en sus primeros tiempos, prestó buenos servicios a la causa de la independencia americana.
No siempre la aplicación de la Doctrina favoreció a
Hispanoamérica. Las anexiones de territorios mexicanos, las intervenciones en Cuba, Panamá, etc. nos demuestran que no fueron intervenciones desinteresadas y en orden al Derecho Natural, sino una manera hipócrita de fomentar su poderío. la Doctrina Monroe ya estaba esbozada desde la presidencia de Jefferson, e incluso, en lo que al aislacionismo se refiere, desde la de George Washington. Si esta política no pudo implementarse coherentemente durante mucho tiempo fue porque las condiciones fácticas, tanto internas como externas, no lo permitieron.
América para los americanos, es un lema trasnochado. Ya,
hoy, no subsisten los fenómenos que motivaban el provisorio aislamiento de Europa. América debe abrir sus puertas a todas las naciones, siempre que esta expresión de la fraternidad internacional no signifique entronizamiento de ningún imperialismo. José María Fernández Palacios, «Antecedentes de la Doctrina Monroe: posibilidades reales y percepciones acerca de una intervención de la Santa Alianza en Hispanoamérica» Ab Initio, Núm. 3 (2011): 73-93.
Pedro M. Benvenutto Murrieta, «La
Doctrina Monroe. Sus antecedentes históricos. Principales aplicaciones» Pontificia Universidad Católica del Perú (1935): 637-650.
Programación Oficial Seminario Agrupación Cultural Amigas y Amigos de Los Cementerios Patrimoniales: "Hacia Una Nueva Política Sobre La Reconstrucción de Los Cementerios A Cielo Abierto" 2023 Quillota