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FILOSÓFICA
APUNTES DE FILOSOFÍA PARA
PREPARAR LA SELECTIVIDAD
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INDICE
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EL COMENTARIO DE TEXTO
¿Qué es un comentario de texto?
¿Qué se comenta?
Un breve fragmento textual escrito por algún filósofo de renombre en el que éste expone
reflexivamente su opinión sobre alguna cuestión filosófica.
¿Cuáles son las principales cuestiones filosóficas de las que tratan la mayoría de los
textos que vamos a comentar a lo largo del curso?
4º Ética: en qué consiste la vida humana buena; qué es el bien; qué es la virtud;
cuál es el sentido último de la vida.
5º Filosofía política: cuáles son las condiciones para que se pueda dar un orden
social justo; cuál es la naturaleza del poder político; cuándo podemos calificar
un gobierno como legítimo.
1º Contextualización
2º Análisis
3º Interpretación
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¿Cómo se hace la contextualización del texto?
Contextualizar es situar el texto en el entorno al que pertenece, esto es, reubicar el texto
en el marco histórico y cultural en el que surge. ¿Por qué hay que “contextualizar”?
Nosotros no somos contemporáneos de los autores que han escrito los textos que
estamos comentando, de Platón por ejemplo, y por eso tenemos que contextualizar su
pensamiento. Si lo fuéramos, por el contrario, sería innecesario. Hemos por lo tanto, por
así decirlo, de “ponernos en situación”.
1º Contextualización BIOGRÁFICA.
2º Contextualización HISTÓRICA.
3º Contextualización FILOSÓFICA.
1º los aspectos más destacables de la vida del autor: lugar y fecha de nacimiento;
época a la que pertenece; principales acontecimientos de su vida.
2º la obra filosófica escrita por el autor: principales títulos; etapas en las que se
divide su obra; periodo al que pertenece la obra que estamos comentando.
En relatar (de un modo sucinto también) los principales sucesos históricos acaecidos en
vida del autor del texto así como las características más relevantes de su época.
¿Y la contextualización filosófica?
En el examen del texto para dilucidar aspectos esenciales de éste: tema del que trata,
afirmaciones fundamentales, estructura y significado de los principales conceptos
filosóficos utilizados.
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¿Se despliega también el análisis a través de distintos subapartados? Sí. Estos
subapartados son cuatro:
1º IDEA PRINCIPAL: Identificación del asunto del que trata el texto (ha de
recoger sintéticamente el tema genérico del que trata la totalidad del texto).
2º Una explicación del texto: en la explicación debemos demostrar que hemos llegado a
comprender el texto, que hemos llegado a penetrar en su sentido. La finalidad de la
explicación es introducir luz (la interpretación de la glosa que realizamos) en un lugar
oscuro (el texto que comentamos cuyo significado no es, como ya dijimos más arriba,
obvio) para así hacer más perceptible lo que hay dentro de él (su sentido, lo que quiere
decir). ¿Cómo logramos esto? Dando cuenta del asunto del que trata el texto (de un
modo fragmentario) desde la perspectiva de la doctrina completa del autor sobre dicha
cuestión. Para lograrlo, expondremos la totalidad de la teoría completa del autor sobre el
tema tratado en el texto al mismo tiempo que vamos haciendo todas las alusiones y
acotaciones que consideremos pertinentes a él (recordando que tenemos que
entrecomillar todas las citas textuales). Por ejemplo, si estamos comentando un texto de
Platón en el que este expone su doctrina acerca de en qué consiste la “justicia de la
polis”, deberemos explicar la totalidad de la teoría política platónica y cuando
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lleguemos a la parte de la teoría que trata del asunto del que habla el texto que estamos
comentando, haremos el mayor número de alusiones y observaciones al texto que nos
sea posible.
3º Una comparativa: en este subapartado, teniendo presente el tema o asunto del que
trata el texto, estableceremos, con la mayor claridad y rigor intelectual posibles, alguna
relación de semejanza o diferencia con otros pensadores, corrientes filosóficas o incluso
etapas de la historia de la filosofía. Por ejemplo, puedo comparar el pensamiento crítico
ilustrado, del que la filosofía de Kant es su máxima expresión, con el pensamiento
filosófico anclado en la fe religiosa y por ello dogmático dominante a lo largo de toda la
Edad Media.
4º Una opinión personal y/o juicio crítico: aquí trataré demostrar mi madurez
intelectual, mi capacidad de pensar por mí mismo, de juzgar críticamente, es decir,
argumentativamente, las tesis filosóficas defendidas por el autor.
EL JUICIO CRÍTICO
- ¿por qué crítico? Porque tengo que ser capaz de evaluar (no sólo
describir o explicar) la filosofía de un autor. Criticar es valorar y
justificar racionalmente dicha valoración.
- 3º paso: justifica tu opinión. Basta con que aportes una razón que sirva
para justificar la evaluación positiva que acabas de realizar. “La
influencia de la concepción kantiana de los seres humanos como
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personas con dignidad llega hasta nuestros días y es especialmente
palpable y notoria en el preámbulo de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos sobre la cual hay consenso en considerarla hoy en
día como la “Constitución de la humanidad”.
3º Otros ejemplos de juicios críticos: pg. 21 y 29 del libro. También, al final de cada
bloque/autor aunque se trata siempre de un juicio crítico genérico.
El comentario también valora la competencia verbal del alumno (lo hace principalmente
en el apartado “Interpretación”) ¿Qué debemos tener presente al respecto?
2º Se valora la riqueza léxica y la capacidad del alumno de hacer uso del registro culto
del lenguaje.
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COMENTARIO DE TEXTO - Texto sobre Tales de Mileto de Aristóteles
TALES DE MILETO (nac. circa 625 aC)
ARIST., Met. I 3, 983b: "La mayoría de los que filosofaron por primera vez
consideraron que los únicos principios de todas las cosas son de especie material.
Aquello a partir de lo cual existen todas las cosas, lo primero a partir de lo cual se
generan y el término en que se corrompen, permaneciendo la sustancia mientras
cambian los accidentes, dicen que es el elemento y el principio de las cosas que existen;
por esto consideran que nada se genera ni se corrompe, pues tal naturaleza se conserva
siempre... Debe de haber, pues, alguna naturaleza única o múltiple a partir de la cual
se generan las demás cosas, conservándose ella. No todos dicen lo mismo sobre el
número y la especie de tal principio, sino que Tales, quien inició semejante filosofía,
sostiene que es el agua (y por ello también manifestó que la tierra está sobre agua). Tal
vez llegó a esta concepción tras observar que todas las cosas tienen un alimento
húmedo y que el calor se produce y se mantiene en la humedad (ya que aquello a partir
de lo cual se generan las cosas es el principio de todas ellas). Por eso llegó a esta
concepción y también porque todas las simientes son de naturaleza húmeda y el agua
es el principio natural de las cosas húmedas. Pero hay quienes consideran que los más
antiguos, muy anteriores a la generación actual y primeros en reflexionar sobre los
dioses, pensaron así sobre la naturaleza e hicieron a Océano y Tetis padres de la
generación."
Contextualización biográfica
Contextualización histórica
Tales de Mileto vivió a caballo entre los siglos VII y VI a C. En este periodo de la
historia de Grecia, se afianzaron definitivamente las nuevas estructuras sociales,
políticas y económicas que habían comenzado a surgir en el siglo VIII a C:
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2º el desarrollo de la industria artesana y del comercio (que convirtió las polis
griegas, principalmente a las ciudades de la Jonia, en florecientes centros económicos),
así como
Contextualización filosófica
Idea principal
En este texto, Aristóteles explica qué entendían los primeros filósofos por el arjé: el
principio de las cosas.
Ideas secundarias
- aquello a partir de lo cual las cosas existen, es decir, aquello gracias a lo cual
estas son.
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2º Como el arjé se conserva siempre (es lo que permanece cuando se produce algún
cambio como acabamos de ver más arriba), los primeros filósofos llegaron a la
conclusión que en el fondo nada se genera ni se corrompe (pues su arjé permanece
siempre igual).
Estructura
1º En la primera, que comprende el primer párrafo, Aristóteles expone qué era el arjé
para los primeros filósofos.
- “Los que filosofaron por primera vez” - Con esta expresión, Aristóteles designa a
aquellos pensadores que hoy en día denominamos “los pensadores presocráticos”.
- Arjé - Arjé es un término griego que solemos traducir por “principio”. Se refiere a
aquello que constituye el origen de las cosas, aquello de lo que surgen y proceden.
Estamos ante un texto de Aristóteles en el que nos cuenta algunas cosas acerca
de “los que filosofaron por primera vez” y, más en concreto, acerca de Tales. Nos indica
que esos primeros filósofos pensaban que todas las cosas tienen unos “únicos
principios” de naturaleza material, y que, a partir de ellos surge todo, del mismo modo
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que todo “vuelve” a ellos. Esos principios permanecen siempre idénticos a sí mismos en
medio del proceso de generación y corrupción. Dentro de ese grupo de pensadores,
Aristóteles menciona especialmente a Tales, que sitúa ese elemento y principio en el
agua. Aporta, además, algunos datos que le hacen suponer por qué llegó Tales a dicha
conclusión.
(Hasta aquí, la parte que podemos llamar un “resumen del contenido”: ¿de qué habla
este texto? Adentrémonos más a fondo en la explicación de su contenido)
Este fragmento nos describe los orígenes del pensar filosófico: los primeros
pensadores quisieron resolver el problema de la “physis”, desde la perspectiva del
“arjé” (origen, principio). Parten de una suposición rotunda: todo lo que existe puede
reducirse a uno o unos pocos principios, a partir del cual o los cuales surgen todas las
cosas, y al cual o cuales vuelven todas las cosas. Hay, pues, dos elementos: un principio
(o principios) y un ciclo cósmico de generación y corrupción. De una manera muy
elemental todavía, pero muy radical intelectualmente, estos primeros filósofos son
capaces de plantearnos la hipótesis de que toda la rica diversidad de elementos que
encontramos en la realidad se puede explicar recurriendo a un elemento originario que,
además, es de naturaleza material. Este es al gran paso que da el pensamiento humano y
del que Tales constituye el primer ejemplo. Su aportación es situar este “arjé” en el
agua, a partir de observaciones empíricas del tipo de “todas las cosas se nutren de lo
húmedo” o “todas las simientes son de naturaleza húmeda”.
Comparativa
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del influjo del pensamiento científico sobre el pensamiento filosófico, empezó a ser
dominante en la modernidad la concepción materialista de la realidad que considera
como una evidencia que la materia físico-química es el principio primero del que
procede todo lo que existe alrededor nuestro.
Por lo que respecta al segundo problema, el del sustrato que permanece por
debajo de todo proceso, fue Aristóteles el que formuló esta cuestión como el problema
de la sustancia. Para el Estagirita, la sustancia es aquel sujeto que permanece inalterable
en toda transformación (y así por ejemplo, aunque yo haya ido cambiando a lo largo de
los años, creciendo, desarrollándome y en mi cuerpo unas células sustituyendo a otras,
sigo siendo el mismo, sigo siendo “yo”, un mismo individuo, una idéntica sustancia). La
sustancia es, por lo tanto, entre otras cosas, el factor inalterable que dota de solidez y
estabilidad ontológica a todo cambio o transformación y que hace posible, contra
Heráclito, que la realidad no sea un puro devenir, un perpetuo fluir en el que nada dure.
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II EJEMPLO DE COMENTARIO DE TEXTO
“En todas las épocas, personas eminentes intentaron encontrar un grado, incomparablemente alto y seguro, para
acceder a la Sabiduría que consiste en indagar las primeras causas y los verdaderos principio a partir de los que se
pudiera deducir las razones de todo cuanto se pueda saber. Los que se afanaron en esto son conocidos como
filósofos”
A) C. BIOGRÁFICA
Vida
René Descartes nación en 1596 en Francia. De familia noble, fue educado en uno de los mejores colegios de la época,
el colegio de los jesuitas de La Fleche. En su juventud, participó en la Guerra de los Treinta Años como soldado
mercenario. Pasó el resto de su vida dedicado al estudio y la investigación retirado de la vida pública en Holanda
(conforme a su divisa “bene vixit, bene qui latuit” – “Si quieres vivir de un modo feliz, apártate de la mirada pública”
Virgilio), el país en el que en aquel tiempo convulso se podía disfrutar de mayor libertad de pensamiento y tolerancia.
A los cincuenta años de edad, se trasladó a Estocolmo para enseñar matemáticas y filosofía a la reina Cristina de
Suecia. Poco después de su llegada, contrajo una pulmonía y falleció.
Obra
Sus primeras obra fueron las “Reglas para la dirección del espíritu” y “El mundo” (en esta última, defendía el
copernicanismo). No llegó a publicar en vida ninguna de ellas.
En 1637 publicó tres pequeños ensayos titulados “Dióptrica, Geometría y Meteoros”. Este libro iba acompañado de
un prólogo autobiográfico titulado “Discurso del método”, que con el tiempo llegará a convertirse en una de las obras
más importantes del pensamiento occidental.
En 1641, publica sus “Meditaciones metafísicas”, obra que le convertirá en el filósofo más grande de la época.
Su última gran obra fue “Los principio de filosofía”, obra a la que pertenece el fragmento que estamos comentando y
en la cual expone la totalidad de su sistema filosófico.
Poco antes de morir, escribió “Las pasiones del alma”, una obra de reflexión ética dedicada a la vida buena, a la vida
feliz.
B) C. HISTÓRICA
Descartes vivió en la primera mitad del siglo XVII. En aquellos convulsos años llegaron a su fin las guerras
de religión que desangraron Europa durante más de un siglo. En dicho periodo se desencadenó la Guerra de los
Treinta Años, una feroz y devastadora conflicto armado que dio comienzo con la Defenestración de Praga (1618) y
que llegó a su final con la Paz de Westfalia (1648), guerra político-religiosa que enfrentó en el Imperio alemán a la
Unión Evangélica (protestante) y a la Unión Católica y en la que intervinieron todos los Estados europeos (Francia,
España; Suecia, Inglaterra). Con la Paz de Westfalia dio comienzo un nuevo orden político internacional: Europa se
constituyó como un “sistema de Estados” soberanos que se equilibran entre sí y que no se someten a instancias
superiores de carácter supraestatal (el ideal imperial medieval y las interferencias de la Iglesia en la política quedan
definitivamente anuladas). Tras la paz, Francia se constituye en la nueva potencia hegemónica europea en sustitución
de la España de los Habsburgo.
C) C.FILOSÓFICA
René Descartes vivió en la época del Barroco. El Barroco o el Siglo del Barroco es un término utilizado
por los historiadores para referirse al movimiento cultural propio del tormentoso periodo que se extiende entre 1620 y
1680. Dicho periodo, coincidente con la grave crisis bélica, económica, política y social que desató la Guerra de los
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Treinta Años, se caracteriza por una actitud pesimista y melancólica ante el mundo y un gusto por lo extavagante y
contradictorio.
El periodo barroco fue desde la perspectiva de la historia de las ideas también, paradójicamente, el punto de
arranque de la era racionalista, de la Edad de la Razón, que filosóficamente con Descartes y científicamente con
Galileo pone en marcha definitivamente el pensamiento moderno iniciado en el Renacimiento.
Descartes fue el fundador de la corriente filosófica del siglo XVII que conocemos con el nombre de
Racionalismo y cuyos principales autores fueron Malebranche, Spinoza y Leibniz. Los racionalistas cartesianos
defendían la posibilidad de que la inteligencia humana (la razón humana) lograse comprender qué es la realidad
haciendo uso de las ideas innatas de la razón y obviando la información sensorial. A dicha escuela de pensamiento se
opuso un movimiento filosófico que conocemos con el nombre de empirismo británico que mantenía la primacía de la
experiencia sobre la razón en la consecución del conocimiento del mundo.
A) GLOSARIO
- primeras causas: aquello que se considera como el fundamento último y origen de todas las
cosas
B) IDEA PRINCIPAL
Los filósofos son aquellos que intentan conseguir una clase (o grado) de conocimiento a partir del cual se logra
acceder a la Sabiduría.
1º Dicha clase o grado de conocimiento a partir del cual podemos alcanzar la Sabiduría es la investigación de las
primeras causas y de los verdaderos principios de todas las ciencias.
2º A partir de dichas primeras causas y verdaderos principios, podremos dar razón (esto es, deducir, explicar
demostrativamente, argumentativamente) de todo lo que el ser humano puede llegar a saber.
A) RESUMEN
En este breve texto, Descartes nos explica que han sido denominados filósofos todos aquellos que indagan sobre
las primeras causas de todo lo que existe y sobre los verdaderos principios de todas las ciencias. Aquel que logra
alcanzarlos puede llegar a descubrir la explicación (las razones) de todo lo que los seres humanos podemos conocer y
acceder a la verdadera Sabiduría.
B) EXPLICACIÓN
Descartes quiere hacernos comprender cuál es el objetivo de las investigaciones (de las indagaciones) de aquellos que
llamamos filósofos. Afirma que buscan alcanzar el conocimiento de las primeras causas y últimos principios de todo.
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Dicho conocimiento nos permitiría dar razón (es decir, demostrar deductivamente, de un modo similar a como hacen
los matemáticos) de todo lo que podemos llegar a conocer sobre el mundo y la realidad. Quien alcanzase dicho
conocimiento de las primeras causas y principios accedería a la Sabiduría, el grado más alto del conocimiento.
C) COMPARATIVA
A lo largo de la historia del pensamiento se han defendido dos posturas acerca de si es posible o no alcanzar el
conocimiento a través de la inteligencia de las primeras causas y principio de todos los seres. Denominamos
“metafísicos” a aquellos que defienden tal posibilidad siendo Platón en la Antigüedad, el pensamiento escolástico en
el Medievo y Descartes en la era moderna sus más sobresalientes representantes. En oposición a ellos, ubicamos a
todos aquellos filósofos antimetafísicos que niegan la posibilidad de alcanzar tal conocimiento. Estos pensadores han
recibido diversas denominaciones: empiristas, materialistas, positivistas, fenomenistas, naturalistas, cientificistas
entre otras.
D) JUICIO CRÍTICO
Es interesante resaltar en este texto que Descartes considere como la labor más propia del filósofo la búsqueda, la
indagación, el afán por alcanzar el conocimiento de los últimos fundamentos de la realidad más que su posesión
cierta. La búsqueda del saber nos hace filósofos mientras que la consecución y disfrute del saber, de la Sabiduría, nos
convertiría en sabios, una condición quizá inalcanzable para el ser humano y más propia de dioses que de hombres.
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III MODELO DE COMENTARIO DE TEXTO
Immanuel Kant: ¿Qué es Ilustración?
“La ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad. Él mismo es culpable de
ella. La minoría de edad estriba en la incapacidad de servirse del propio entendimiento,
sin la dirección de otro. Uno mismo es culpable de esta minoría de edad cuando la causa
de ella no yace en un defecto del entendimiento, sino en la falta de decisión y ánimo
para servirse con independencia de él, sin la conducción de otro. ¡Sapere aude! ¡Ten
valor de servirte de tu propio entendimiento! He aquí la divisa de la ilustración.”
Por tanto, a cada hombre individual le es difícil salir de la minoría de edad, casi convertida en naturaleza suya;
inclusive, le ha cobrado afición. Por el momento es realmente incapaz de servirse del propio entendimiento, porque
jamás se le deja hacer dicho ensayo. Los grillos que atan a la persistente minoría de edad están dados por
reglamentos y fórmulas: instrumentos mecánicos de un uso racional, o mejor de un abuso de sus dotes naturales.
Por no estar habituado a los movimientos libres, quien se desprenda de esos grillos quizá diera un inseguro salto por
encima de alguna estrechísima zanja. Por eso, sólo son pocos los que, por esfuerzo del propio espíritu, logran salir de
la minoría de edad y andar, sin embargo, con seguro paso.
Pero, en cambio, es posible que el público se ilustre a sí mismo, siempre que se le deje en libertad; incluso, casi es
inevitable. En efecto, siempre se encontrarán algunos hombres que piensen por sí mismos, hasta entre los tutores
instituidos por la confusa masa. Ellos, después de haber rechazado el yugo de la minoría de edad, ensancharán el
espíritu de una estimación racional del propio valor y de la vocación que todo hombre tiene: la de pensar por sí
mismo. Notemos en particular que con anterioridad los tutores habían puesto al público bajo ese yugo, estando
después obligados a someterse al mismo. Tal cosa ocurre cuando algunos, por sí mismos incapaces de toda
ilustración, los incitan a la sublevación: tan dañoso es inculcar prejuicios, ya que ellos terminan por vengarse de los
que han sido sus autores o propagadores. Luego, el público puede alcanzar ilustración sólo lentamente. Quizá por
una revolución sea posible producir la caída del despotismo personal o de alguna opresión interesada y ambiciosa;
pero jamás se logrará por este camino la verdadera reforma del modo de pensar, sino que surgirán nuevos prejuicios
que, como los antiguos, servirán de andaderas para la mayor parte de la masa, privada de pensamiento.
Sin embargo, para esa ilustración sólo se exige libertad y, por cierto, la más inofensiva de todas las que llevan tal
nombre, a saber, la libertad de hacer un uso público de la propia razón, en cualquier dominio. Pero oigo exclamar
por doquier: ¡no razones! El oficial dice: ¡no razones, adiéstrate! El financista: ¡no razones y paga! El pastor: ¡no
razones, ten fe! (Un único señor dice en el mundo: ¡razonad todo lo que queráis y sobre lo que queráis, pero
obedeced!) Por todos lados, pues, encontramos limitaciones de la libertad. Pero ¿cuál de ellas impide la ilustración y
cuáles, por el contrario, la fomentan? He aquí mi respuesta: el uso público de la razón siempre debe ser libre, y es el
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único que puede producir la ilustración de los hombres. El uso privado, en cambio, ha de ser con frecuencia
severamente limitado, sin que se obstaculice de un modo particular el progreso de la ilustración.
Entiendo por uso público de la propia razón el que alguien hace de ella, en cuanto docto, y ante la totalidad del
público del mundo de lectores. Llamo uso privado al empleo de la razón que se le permite al hombre dentro de un
puesto civil o de una función que se le confía. Ahora bien, en muchas ocupaciones concernientes al interés de la
comunidad son necesarios ciertos mecanismos, por medio de los cuales algunos de sus miembros se tienen que
comportar de modo meramente pasivo, para que, mediante cierta unanimidad artificial, el gobierno los dirija hacia
fines públicos, o al menos, para que se limite la destrucción de los mismos. Como es natural, en este caso no es
permitido razonar, sino que se necesita obedecer. Pero en cuanto a esta parte de la máquina, se la considera
miembro de una comunidad íntegra o, incluso, de la sociedad cosmopolita; en cuanto se la estima en su calidad de
docto que, mediante escritos, se dirige a un público en sentido propio, puede razonar sobre todo, sin que por ello
padezcan las ocupaciones que en parte le son asignadas en cuanto miembro pasivo. Así, por ejemplo, sería muy
peligroso si un oficial, que debe obedecer al superior, se pusiera a argumentar en voz alta, estando de servicio,
acerca de la conveniencia o inutilidad de la orden recibida. Tiene que obedecer.
Pero no se le puede prohibir con justicia hacer observaciones, en cuanto docto, acerca de los defectos del servicio
militar y presentarlas ante el juicio del público. El ciudadano no se puede negar a pagar los impuestos que le son
asignados, tanto que una censura impertinente a esa carga, en el momento que deba pagarla, puede ser castigada
por escandalosa (pues podría ocasionar resistencias generales). Pero, sin embargo, no actuará en contra del deber
de un ciudadano si, como docto, manifiesta públicamente sus ideas acerca de la inconveniencia o injusticia de tales
impuestos. De la misma manera, un sacerdote está obligado a enseñar a sus catecúmenos y a su comunidad según
el símbolo de la Iglesia a que sirve, puesto que ha sido admitido en ella con esa condición. Pero, como docto, tiene
plena libertad, y hasta la misión, de comunicar al público sus ideas --cuidadosamente examinadas y bien
intencionadas-- acerca de los defectos de ese símbolo; es decir, debe exponer al público las proposiciones relativas a
un mejoramiento de las instituciones, referidas a la religión y a la Iglesia. En esto no hay nada que pueda provocar
en él escrúpulos de conciencia. Presentará lo que enseña en virtud de su función --en tanto conductor de la Iglesia--
como algo que no ha de enseñar con arbitraria libertad, y según sus propias opiniones, porque se ha comprometido
a predicar de acuerdo con prescripciones y en nombre de una autoridad ajena. Dirá: nuestra Iglesia enseña esto o
aquello, para lo cual se sirve de determinados argumentos. En tal ocasión deducirá todo lo que es útil para su
comunidad de proposiciones a las que él mismo no se sometería con plena convicción; pero se ha comprometido a
exponerlas, porque no es absolutamente imposible que en ellas se oculte cierta verdad que, al menos, no es en todos
los casos contraria a la religión íntima. Si no creyese esto último, no podría conservar su función sin sentir los
reproches de su conciencia moral, y tendría que renunciar. Luego el uso que un predicador hace de su razón ante la
comunidad es meramente privado, puesto que dicha comunidad sólo constituye una reunión familiar, por amplia que
sea. Con respecto a la misma, el sacerdote no es libre, ni tampoco debe serlo, puesto que ejecuta una orden que le es
extraña. Como docto, en cambio, que habla mediante escritos al público, propiamente dicho, es decir, al mundo, el
sacerdote gozará, dentro del uso público de su razón, de una ilimitada libertad para servirse de la misma y, de ese
modo, para hablar en nombre propio. En efecto, pretender que los tutores del pueblo (en cuestiones espirituales)
sean también menores de edad, constituye un absurdo capaz de desembocar en la eternización de la insensatez.
Pero una sociedad eclesiástica tal, un sínodo semejante de la Iglesia, es decir, una classis de reverendos (como la
llaman los holandeses) ¿no podría acaso comprometerse y jurar sobre algún símbolo invariable que llevaría así a
una incesante y suprema tutela sobre cada uno de sus miembros y, mediante ellos, sobre el pueblo? ¿De ese modo
no lograría eternizarse? Digo que es absolutamente imposible. Semejante contrato, que excluiría para siempre toda
ulterior ilustración del género humano es, en sí mismo, sin más nulo e inexistente, aunque fuera confirmado por el
poder supremo, el congreso y los más solemnes tratados de paz. Una época no se puede obligar ni juramentar para
poner a la siguiente en la condición de que le sea imposible ampliar sus conocimientos (sobre todo los muy
urgentes), purificarlos de errores y, en general, promover la ilustración. Sería un crimen contra la naturaleza
humana, cuya destinación originaria consiste, justamente, en ese progresar. La posteridad está plenamente
justificada para rechazar aquellos decretos, aceptados de modo incompetente y criminal. La piedra de toque de todo
lo que se puede decidir como ley para un pueblo yace en esta cuestión: ¿un pueblo podría imponerse a sí mismo
semejante ley? Eso podría ocurrir si por así decirlo, tuviese la esperanza de alcanzar, en corto y determinado tiempo,
una ley mejor, capaz de introducir cierta ordenación. Pero, al mismo tiempo, cada ciudadano, principalmente los
sacerdotes, en calidad de doctos, debieran tener libertad de llevar sus observaciones públicamente, es decir, por
escrito, acerca de los defectos de la actual institución. Mientras tanto --hasta que la intelección de la cualidad de
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estos asuntos se hubiese extendido lo suficiente y estuviese confirmada, de tal modo que el acuerdo de su voces
(aunque no la de todos) pudiera elevar ante el trono una propuesta para proteger las comunidades que se habían
unido en una dirección modificada de la religión, según los conceptos propios de una comprensión más ilustrada, sin
impedir que los que quieran permanecer fieles a la antigua lo hagan así-- mientras tanto, pues, perduraría el orden
establecido. Pero constituye algo absolutamente prohibido unirse por una constitución religiosa inconmovible, que
públicamente no debe ser puesta en duda por nadie, aunque más no fuese durante lo que dura la vida de un
hombre, y que aniquila y torna infecundo un período del progreso de la humanidad hacia su perfeccionamiento,
tornándose, incluso, nociva para la posteridad. Un hombre, con respecto a su propia persona y por cierto tiempo,
puede dilatar la adquisición de una ilustración que está obligado a poseer; pero renunciar a ella, con relación a la
propia persona, y con mayor razón aún con referencia a la posteridad, significa violar y pisotear los sagrados
derechos de la humanidad. Pero lo que un pueblo no puede decidir por sí mismo, menos lo podrá hacer un monarca
en nombre del mismo. En efecto, su autoridad legisladora se debe a que reúne en la suya la voluntad de todo el
pueblo. Si el monarca se inquieta para que cualquier verdadero o presunto perfeccionamiento se concilie con el
orden civil, podrá permitir que los súbditos hagan por sí mismos lo que consideran necesario para la salvación de sus
almas. Se trata de algo que no le concierne; en cambio, le importará mucho evitar que unos a los otros se impidan
con violencia trabajar, con toda la capacidad de que son capaces, por la determinación y fomento de dicha salvación.
Inclusive se agravaría su majestad si se mezclase en estas cosas, sometiendo a inspección gubernamental los escritos
con que los súbditos tratan de exponer sus pensamientos con pureza, salvo que lo hiciera convencido del propio y
supremo dictamen intelectual --con lo cual se prestaría al reproche Caesar non est supra grammaticos-- o que
rebajara su poder supremo lo suficiente como para amparar dentro del Estado el despotismo clerical de algunos
tiranos, ejercido sobre los restantes súbditos.
Luego, si se nos preguntara ¿vivimos ahora en una época ilustrada? responderíamos que no, pero sí en una época de
ilustración. Todavía falta mucho para que la totalidad de los hombres, en su actual condición, sean capaces o estén
en posición de servirse bien y con seguridad del propio entendimiento, sin acudir a extraña conducción. Sin embargo,
ahora tienen el campo abierto para trabajar libremente por el logro de esa meta, y los obstáculos para una
ilustración general, o para la salida de una culpable minoría de edad, son cada vez menores. Ya tenemos claros
indicios de ello. Desde este punto de vista, nuestro tiempo es la época de la ilustración o "el siglo de Federico".
Un príncipe que no encuentra indigno de sí declarar que sostiene como deber no prescribir nada a los hombres en
cuestiones de religión, sino que los deja en plena libertad y que, por tanto, rechaza al altivo nombre de tolerancia, es
un príncipe ilustrado, y merece que el mundo y la posteridad lo ensalce con agradecimiento. Al menos desde el
gobierno, fue el primero en sacar al género humano de la minoría de edad, dejando a cada uno en libertad para que
se sirva de la propia razón en todo lo que concierne a cuestiones de conciencia moral. Bajo él, dignísimos clérigos
--sin perjuicio de sus deberes profesionales-- pueden someter al mundo, en su calidad de doctos, libre y
públicamente, los juicios y opiniones que en ciertos puntos se apartan del símbolo aceptado. Tal libertad es aún
mayor entre los que no están limitados por algún deber profesional. Este espíritu de libertad se extiende también
exteriormente, alcanzando incluso los lugares en que debe luchar contra los obstáculos externos de un gobierno que
equivoca sus obligaciones. Tal circunstancia constituye un claro ejemplo para este último, pues tratándose de la
libertad, no debe haber la menor preocupación por la paz exterior y la solidaridad de la comunidad. Los hombres
salen gradualmente del estado de rusticidad por propio trabajo, siempre que no se trate de mantenerlos
artificiosamente en esa condición.
He puesto el punto principal de la ilustración --es decir, del hecho por el cual el hombre sale de una minoría de edad
de la que es culpable-- en la cuestión religiosa, porque para las artes y las ciencias los que dominan no tienen ningún
interés en representar el papel de tutores de sus súbditos. Además, la minoría de edad en cuestiones religiosas es la
que ofrece mayor peligro: también es la más deshonrosa. Pero el modo de pensar de un jefe de Estado que favorece
esa libertad llega todavía más lejos y comprende que, en lo referente a la legislación, no es peligroso permitir que los
súbditos hagan un uso público de la propia razón y expongan públicamente al mundo los pensamientos relativos a
una concepción más perfecta de esa legislación, la que puede incluir una franca crítica a la existente. También en
esto damos un brillante ejemplo, pues ningún monarca se anticipó al que nosotros honramos.
Pero sólo alguien que por estar ilustrado no teme las sombras y, al mismo tiempo, dispone de un ejército numeroso y
disciplinado, que les garantiza a los ciudadanos una paz interior, sólo él podrá decir algo que no es lícito en un
Estado libre: ¡razonad tanto como queráis y sobre lo que queráis, pero obedeced! Se muestra aquí una extraña y no
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esperada marcha de las cosas humanas; pero si la contemplamos en la amplitud de su trayectoria, todo es en ella
paradójico. Un mayor grado de libertad civil parecería ventajoso para la libertad del espíritu del pueblo y, sin
embargo, le fija límites infranqueables. Un grado menor, en cambio, le procura espacio para la extensión de todos
sus poderes. Una vez que la Naturaleza, bajo esta dura cáscara, ha desarrollado la semilla que cuida con extrema
ternura, es decir, la inclinación y disposición al libre pensamiento, ese hecho repercute gradualmente sobre el modo
de sentir del pueblo (con lo cual éste va siendo poco a poco más capaz de una libertad de obrar) y hasta en los
principios de gobierno, que encuentra como provechoso tratar al hombre conforme a su dignidad, puesto que es
algo más que una máquina.
Contextualización
Contextualización biográfica
Contextualización histórica
Contextualización filosófica
Kant define la Ilustración como aquella época en que el hombre es capaz de pensar por
sí mismo.
Ideas secundarias
19
1º La Ilustración es descrita como el estadio en el que la razón logra finalmente
abandonar la minoria de edad.
3º Para lograr este objetivo se precisa de una cierta audacia y valentía personal
(la madurez de la razón no se alcanza nunca automática y necesariamente sino
que es fruto de una decisión libre del individuo).
Estructura
Análisis semántico
Ilustración: Para Kant, el término Ilustración designa, más que una época determinada
de la historia o un movimiento cultural, un estado que puede o no ser alcanzado por el
individuo y la humanidad. Se caracterizaría por la realización completa de la razón, lo
que en Kant significa el desarrollo autónomo, libre y pleno del ser humano.
Minoría de edad: Definida por Kant literalmente en el texto corno “la incapacidad de
servirse del propio entendimiento sin la dirección de otro". Para Kant, que en esto sigue
los planteamientos protohistoricistas tan en boga en el siglo XVIII, la humanidad pasa a
lo largo de la historia por diversas etapas similares a las que atraviesa todo individuo:
infancia o estado de minoría de edad, caracterizada por la dependencia de progenitores y
educadores y la heteronomía; juventud, en la que cabe resaltar la consecución de un
cierto grado de independencia y autonomía (a ella correspondería la que Kant denomina
"época de Ilustración”); y de madurez o mayoría de edad, en la cual se alcanza una
libertad plena (a ésta Kant la denomina "época Ilustrada”).
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diferenciada de la sensibilidad como facultad de intuir y de la razón como facultad de
razonar. Entendimiento es aquí sinónimo del término razón en su acepción más amplia.
Por razón entiende Kant dos cosas: 1º A nivel teórico, la capacidad humana de captar la
verdad acerca de la realidad fenoménica natural. 2º A nivel préctico, la capacidad
humana de dirigir su propia conducta libremente conforme a principios morales
puramente racionales, esto es, fundados en el querer universal y necesario de la
voluntad humana. En este texto, Kant se refiere a la razón más bien en esta segunda
acepción.
Interpretación
Resumen del texto
21
explicar, que no justificar, el que la mayoría de los hombres no logren superar el estado
de no-ilustración, de minoría de edad o de razón en el que se encuentran sumidos.
¿Cómo puede ser trascendido este estado de falta o carencia de ilustración? La
respuesta de Kant, intención última de este opúsculo, es que, aunque parezca paradójico
en virtud de la aparente apatía y falta de voluntad del individuo adocenado e impedido
para llevar a cabo la tarea de cultivar su espíritu, si éste dispusiese de los márgenes de
libertad necesarios, terminaría ilustrándose a sí mismo. La justificación que trae a
colación es la siguiente: siempre entre la masa de individuos humanos habrá alguien
(quizá incluso un tutor establecido como tal) que se decida a pensar por sí mismo, y este
hombre realizará la noble tarea de expandir, difundir “el espíritu de una estima
razonable de la propia valía y de la vocación de cada hombre a pensar por sí mismo”.
Kant mantiene, por lo tanto, la idea de que es imposible ponerle coto y freno a las
capacidades con las que ha dotado la naturaleza al ser humano. Estas buscan
indefectiblemente, ése es su destino ineludible, su ejercicio y consecución.
Posteriormente, el germen del librepensamiento se iría contagiando al resto de los
miembros de la sociedad. Aún así, la mayor resistencia se seguirá encontrando en la
masa no ilustrada que ha sido educada y formada en el prejuicio, la superstición y el
fanatismo, en suma, en la opinión acrítica y en un carácter refractario a la razón. Kant,
este es su proyecto pedagógico, llegará a la conclusión de que no es posible, ni siquiera
conveniente y prudente, intentar cambiar a la población de golpe, de un modo drástico,
revolucionario. Es preferible la reforma, la modificación y enmienda parcial y no
traumática, lenta, pues la transformación radical sólo sirve para que nuevos prejuicios y
cadenas sustituyan a las antiguas.
Hablábamos anteriormente de una libertad que facilitaría el surgimiento,
implantación, despliegue y desarrollo del pensar autónomo. ¿A qué tipo de libertad se
refiere Kant? Él la considera la menos peligrosa de todas para el mantenimiento del
orden y la unidad social (en esta parte de su escrito, Kant se cura en salud, cubriéndose
quizá las espaldas ante una posible acusación de incitación a la subversión): libertad de
expresión ante la opinión pública del propio pensamiento crítico por parte del
intelectual-erudito, a la que Kant denomina “libertad en el uso público de la razón”. El
filósofo prusiano distingue entre un uso privado y un uso público de la racionalidad. Por
uso privado entiende literalmente “aquel que él puede hacer de su razón en un
determinado puesto o función confiada a él”, el que se ejerce en un determinado cargo
profesional, diríamos hoy día, y por tanto pertenece a la esfera de las obligaciones
contractuales contraídas por un individuo en cuanto es miembro de un grupo. En dicho
ámbito, no tiene derecho a obrar libremente sino única y exclusivamente a obedecer la
autoridad personal o estatutaria competente. Se considera por ello que las asociaciones
particulares y la sociedad en general son algo así como una enorme maquinaria que se
dota a sí misma de mecanismos de funcionamiento que posibilitan, en primer lugar, la
subordinación del individuo como parte o pieza a un conjunto o totalidad social más
amplio y, en segundo lugar, permite que éste participe a través de su actuación y oriente
su conducta, pasiva y automáticamente, en la búsqueda del logro de fines no
individuales sino colectivos, propios del grupo en el cual se inserta. Por uso público de
la razón entiende “aquel en el que alguien, en calidad de erudito, hace de ella delante de
todo el público del mundo de los lectores”. Con respecto al uso público de la razón,
Kant realiza las siguientes puntualizaciones:
1º El intelectual, en tanto que erudito, no forma parte de una comunidad concreta y
por tanto no está sometido al imperativo de la obediencia a la autoridad competente
sino que forma parte de una “comunidad cosmopolita” en el seno de la cual su único
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deber es la comunicación, sin constricciones ni límites de ningún tipo, de sus
propias reflexiones.
2º Este derecho a expresarse libremente supone que la actividad del intelectual y su
compromiso con su público no interferirá ni afectará el cumplimiento de sus deberes
como súbdito de un Estado o como miembro de una asociación particular en la cual
desempeña un papel definido.
3º Ningún individuo, ni grupo de individuos, ni el príncipe siquiera, tiene derecho a
impedir o coartar la libertad en el uso público de la racionalidad en todos los
ámbitos (religión, artes, ciencias y legislación son los campos a los que aquí se
refiere Kant). Por lo tanto, nada ni nadie y menos aún los poderes públicos pueden
obstaculizar el proceso de ilustración progresiva. Por el contrario, es su deber
defenderlo, protegerlo, promocionarlo e impulsarlo so pena de ser acusados de
abuso de autoridad, despotismo y delito de lesa humanidad (humanidad dañada) que
atenta contra los derechos y la dignidad de una naturaleza como la humana cuyo
destino y vocación no es otro que el mejoramiento continuo en pos de las mayores
cotas de civilización, moralidad y libertad, esto es, ilustración del género humano.
Comparativa
La reflexión kantiana sobre la Ilustración nos da pie para establecer una
comparación entre los dos posibles modelos de sociedades humanas desde la
perspectiva del pensamiento (del papel que en cada una de ellas juega el pensamiento
racional): hay sociedades creyentes y hay sociedades pensantes. Las sociedades
creyentes son aquellas que mantienen y defienden una concepción dogmática no sólo
del conocimiento sino de la vida humana en su conjunto. Son aquellas sociedades que
creen que el orden social sólo puede mantenerse si éste se apoya sobre ciertas verdades
absolutas que se asumen acríticamente, haciendo que los garantes de dicho orden social
(los príncipes) junto con los intérpretes y administardores de dichas verdades absolutas
(las iglesias) se constituyan como tutores de la humanidad, de los individuos y de los
pueblos y las naciones.
Frente a esa sociedad creyente, el tipo de sociedad dominante en la historia de
occidente (y de la humanidad) hasta la Edad Moderna (sobre todo durante el largo
periodo de predominio ideológico del cristianismo que se extendió desde el 300 d.C.
hasta el fin de las guerras de religión en el siglo XVII). El siglo XVIII, el Siglo de las
Luces, alumbró un nuevo tipo de sociedad, una sociedad que quiso llegar a ser (porque
de hecho nunca lo fue) pensante, crítica. Esa sociedad es (o mejor dicho, debería haber
sido) la sociedad moderna. ¿Qué es una sociedad pensante? Aquella en la que el ser
humano fía su destino a su inteligencia.
Opinión personal y/o juicio crítico
Probablemente ningún filósofo del siglo XVIII fue capaz de establecer con
mayor rigor y profundidad (esto es, de un modo crítico) cuáles son los fundamentos
filosóficos sobre los que se apoyan los grandes ideales de la Ilustración. En el caso del
asunto que nos ocupa, Kant establece que el factor fundamental para que se pueda dar
un progreso en la ilustración del género humano es que se institucionalicen las
condiciones sociales (culturales, educativas, legales, políticas y religiosas) que ayuden a
disolver el despotismo reinante tradicionalmente en las sociedades humanas a la par que
favorecen el ejercicio del pensamiento autónomo por parte del individuo.
BLOQUE I - PLATÓN
23
Nota aclarativa: el tipo de letra (normal, negrita o cursiva) indicá la relevancia de lo que
uno está leyendo.
- Lo escrito en cursiva sólo debe ser leído.
- Lo escrito en tipografía normal debe ser estudiado.
ACTIVIDADES
1º semana: Lee el anexo II en su totalidad y luego
a) Ve en youtube el capítulo 7º “El espinazo de la noche” de la serie Cosmos de
Carl Sagan y haz un resumen totalmente detallado, escena a escena, de la parte
dedicado al pensamiento presocrático.
b) Ve en youtube la película “Sócrates” de Roberto Rossellini y haz seguidamente
un resumen totalmente detallado, escena a escena, de la película.
c) Lee y resume el epígrafe “La explicación racional” (Ver “Cuestiones
preliminares”, inmediatamente antes del comienzo de la explicación de Platón).
2º semana:
a) Lectura del anexo III “El proyecto filosófico platónico” hasta el epígrafe El
alma. Responde el cuestionario adjunto.
b) Comentarios de texto: “El mito de la caverna” y “El símil de la línea”.
3º semana:
a) Lectura del anexo III, desde el epígrafe El alma hasta el final. Responde el
cuestionario adjunto.
b) Comentario de texto de “El Fedro” y “El Menón”.
4º semana:
a) Lectura del anexo IV “La teoría política platónica”. Responde el cuestionario
adjunto.
b) Comentario del texto de “Correlación alma-Ciudad”
I – INTERPRETACIÓN
Contextualización biográfica
A) Respecto a su vida
Platón nace en Atenas, en el seno de una familia aristocrática en el año 428, tres
años después del inicio de la guerra del Peloponeso que enfrentó a Atenas con Esparta en su
lucha por la hegemonía de Grecia. En su juventud fue alumno de Cratilo, un sofista que
profesaba doctrinas de carácter heracliteano, y compuso poesías y tragedias que más tarde
destruiría. Como el joven de alta alcurnia que era, estaba predestinado para dedicarse a la
política activa, pero dos sucesos arruinaron definitivamente su vocación política: 1° las
tropelías y crímenes de los Treinta tiranos (oligarquía proespartana que se impuso en Atenas
al finalizar la guerra del Peloponeso y que estaba comandada por si tío Critias) y 2° tras el
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reinstauración democrática llevada a cabo por Trasíbulo, la injusta condena a muerte de su
maestro Sócrates, el, a su juicio, modelo de virtud y rectitud ciudadana.
Tras la muerte de Sócrates, Platón inició una serie de viajes que le llevaron a
Megara, Egipto y Cirene en primer lugar y luego a la Magna Grecia (Italia y Sicilia):
- Primer viaje a Sicilia - Contando 40 años de edad, viajó a la Magna Grecia, a la Italia
meridional, donde entró en contacto con las comunidades pitagóricas allí asentadas,
fundamentalmente con la de Tarento, gobernada por un pitagórico llamado Arquitas con el
que terminó labrando una duradera amistad. En Sicilia trabó amistad con Dion (cuñado de
Dionisio, tirano de Siracusa que había logrado convertir a dicha polis en un próspero centro
comercial y en una poderosa y respetada potencia en la zona) quien se convirtió en su
discípulo tras quedar fascinado con el ideal filosófico-político de Platón. Pero unas críticas
a la tiranía realizadas por Platón enojaron a Dioniso quien exigió su marcha de Siracusa.
De vuelta a Atenas, su barco fue atacado por piratas y tras ser hecho prisionero fue vendido
como esclavo en Egina. Un antiguo amigo le reconoció y pago el importe exigido para su
compra, tras lo cual lo liberó. De vuelta en Atenas, fundó, en unos terrenos consagrados al
héroe Academos, la Academia, un centro de enseñanza e investigación en el cual
desenvolverá, rodeado de sus discípulos, su labor filosófica.
- Segundo viaje a Sicilia - Veinte años después de su primer viaje a Sicilia y contando ya
cerca de sesenta años de edad, Platón emprendió de nuevo viaje hacia Siracusa. Dionisio
había muerto y le había sucedido su hijo Dionisio "el joven", siendo su tío Dion su
ministro y consejero más influyente. La historia parecía estar brindándole a Platón lo
que necesitaba: un joven rey cuya educación le fuese confiada a un filósofo. Pero el
experimento fracasó. El joven rey, en la convicción de que Dion y Platón conspiraban
contra él, desterró al primero y obligó a Platón a permanecer a la fuerza junto a él.
Finalmente, permitió que marchase y regresase a Atenas junto a sus discípulos pero sólo
tras prometerle que regresaría a Siracusa cuando él se lo solicitase.
- Tercer viaje a Sicilia - Cuatro años más tarde, Dionisio mando una nave a Atenas con la
misión de recoger a Platón. Éste, en principio, se mostró reacio a regresar, pero fue
convencido por el mismo Dion que aún se hallaba exiliado y que esperaba que la influencia
de Platón ante el tirano sirviese para revocar su destierro. Pero la experiencia, el tercer
viaje a Sicilia, fue de nuevo desastrosa: Dionisio, convencido de que Platón y Dion
habían urdido un complot contra él, retuvo a la fuerza de nuevo a Platón que sólo, tras la
intermediación de Arquitas, su amigo gobernante de Tarento, pudo marcharse y regresar a
Atenas.
Tras la vuelta a su patria, no volvió ya nunca a ausentarse de ella, en la cual
murió en el año 347 a C. a la edad de 80 años.
B) Respecto a su obra
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2º Diálogos de madurez o dogmáticos: escritos tras su primer viaje a Italia, en
ellos expone el grueso de su pensamiento filosófico original: teoría de las Ideas,
inmortalidad del alma, teoría de la anamnesis o reminiscencia; los diálogos de madurez
más sobresalientes son la República, el Fedro, el Fedón, el Banquete, el Menón.
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Pero el pensamiento platónico no sólo bebe de las fuentes de la ilustración griega
sino que también recoge el legado ontológico-metafísico de los pensadores
presocráticos. Así, el pitagorismo le aportará su concepción órfica del alma como
inmortal e independiente del cuerpo así como la relevancia ontológica de los números y
de las matemáticas. Los eleáticos le influirán al concebir 1º las Ideas bajo los atributos
del ser de Parménides (unicidad, inmutabilidad, eternidad) y 2º al diferenciar dos modos
de conocer, el conocimiento sensible y el inteligible que retoman la distinción
parmenídea entre la vía de la verdad y la de la opinión. Anaxágoras le inspirará la
necesidad de postular la existencia de un nous, de un Demiurgo o inteligencia
ordenadora que de cuenta del orden del cosmos. Finalmente, Heráclito y el atomismo de
Demócrito le legarán su concepción de un mundo sensible-material sujeto al cambio y
al devenir.
Contextualización histórica
Nacido cuando se acababa de desencadenar la Guerra del Peloponeso que enfrentó a Esparta con Atenas en su lucha por
el liderazgo de las polis griegas, Platón no llegó a conocer la prosperidad y gloria que caracterizó a su ciudad en el periodo en que
fue gobernada por Pericles sino que por el contrario le correspondió experimentar el fracaso, desgarro y ruina que padeció su patria
tras haber sido derrotada en dicha guerra por los lacedemonios. Escandalizado por las tropelías llevadas a cabo por los Treinta
Tiranos, entre los cuales se encontraban familiares suyos, y profundamente decepcionado por la reinstaurada democracia ateniense
capaz de acabar con la vida del más virtuoso de sus ciudadanos, Sócrates, Platón asiste al fin de la hegemonía política de Atenas
sobre Grecia iniciada en las Guerras Médicas y que alcanzó su máximo grado de esplendor bajo la égida de Pericles. Pasemos ahora
a dar cuenta del marco ideológico del pensamiento platónico.
Platón vivió en la Atenas inmediatamente posterior al fin de la Guerra del Peloponeso, guerra que enfrento a Atenas con
Esparta en su lucha por el liderazgo del mundo griego, a caballo por lo tanto entre el siglo V y IV a.C. Fue testigo de:
1º la derrota de Atenas en la guerra del Peloponeso (y de la crisis política y moral que ésta acarreo),
2º la oligarquía de los Treinta (así como de los crímenes y excesos cometidos por éstos),
3º la reinstauración democrática llevada a cabo por Trasíbulo (y de la muerte de Sócrates, su mejor ciudadano, a manos
del nuevo régimen democrático) y, finalmente,
4º el declive de la supremacía espartana y su sustitución por la tebana.
En conclusión, Platón asistió al fin de la hegemonía política de Atenas sobre Grecia, liderazgo que se había iniciado en
las Guerras Médicas y que alcanzó su máximo esplendor en el periodo de Pericles, tocándole por el contrario vivir la época de crisis
y decadencia ateniense posterior al fin de la Guerra del Peloponeso.
Contextualización filosófica
El pensamiento filosófico de Platón nace y crece en ese humus filosófico-cultural propio de la Atenas del siglo V a C. que
recibe el nombre de Ilustración sofística. Los sofistas, que se presentaban a sí mismos como maestros de virtud, eran una serie de
pensadores ambulantes que ejercían un magisterio remunerado sobre la juventud pudiente ateniense, enseñándole el conjunto de
habilidades necesarias para triunfar socialmente en la joven y dinámica democracia comercial e imperial ateniense (retórica,
dialéctica o erística), técnicas cuyo fin no es el conocimiento sino el triunfo en las intervenciones y disputas públicas que podían
llevarse a cabo en la Asamblea ciudadana.
27
La mayor influencia filosófica que se ejerció sobre Platón fue la de su maestro Sócrates, un sofista disidente que
profesaba un interés honesto por cuestiones de índole ético-política y cuya doctrina conocida con el nombre de “intelectualismo
moral” (que relacionaba estrechamente virtud con conocimiento y ambos con la verdadera y auténtica felicidad) puede ser
considerada como el cimiento sobre el que se asienta no sólo las doctrinas morales sino el programa filosófico entero platónico.
Pero el pensamiento platónico no sólo bebe de las fuentes de la ilustración griega sino que también recoge el legado
ontológico-metafísico de los pensadores presocráticos. Así, el pitagorismo le aportará su concepción órfica del alma como inmortal
e independiente del cuerpo así como la relevancia ontológica de los números y de las matemáticas, relevancia que podemos rastrear
a lo largo de toda la teoría de las Ideas. Los eleáticos le influirán 1º al concebir las Ideas bajo los atributos del ser de Parménides
(unicidad, inmutabilidad, eternidad), 2º al diferenciar dos modos de conocer, el conocimiento sensible y el inteligible que retoman la
distinción parmenídea entre la vía de la verdad y la de la opinión y 3º y por último al adoptar de Zenón el arte de avanzar en el
conocimiento contraponiendo tesis, el pensamiento dialéctico. Anaxágoras le inspirará la necesidad de postular la existencia de un
nous, de un Demiurgo o inteligencia ordenadora que de cuenta del orden del cosmos. Finalmente, Heráclito y el atomismo de
Demócrito y Leucipo le legarán su concepción de un mundo sensible-material sujeto al cambio y al devenir.
EN SÍNTESIS: 1º la vida filosófica de la Atenas de la época está dominada por el pensamiento relativista y escéptico de
la sofística. 2º Sócrates fue su principal influencia y modelo filosófico. 3º Influencia del pensamiento presocrático (suelo nutricio del
que se alimenta la metafísica platónica)
2º Cuestión contextual
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b) autarquía (autosuficiencia económica, considerada siempre como un factor
clave para asegurar el que la ciudad no se viese sometida a presiones exteriores y
privada de su autonomía política),
1º que los intereses de sus ciudadanos debían ser siempre armónicos (debían
estar orientados cara el bien común), no pudiendo por ello los intereses particulares de
los ciudadanos entrar en conflicto por diferentes y contrapuestos que fuesen (la
condición de ciudadano borraba las posibles diferencias estamentales y anulaba los
enfrentamientos de clase).
2º que los ciudadanos debían compartir unos mismos fines y valores, unas
mismas creencias y costumbres, en definitiva, un mismo ethos, una misma concepción
de aquello en lo que consiste la verdadera vida “feliz y hermosa”.
3º que la vida material de los ciudadanos debía ser frugal y austera (lo cual hacía
posible el autoconstituirse como una comunidad autárquica).
4º que los ciudadanos debían considerar como una obligación patriótica, esto es,
como el supremo deber y honor del ciudadano, además del combate en la guerra en
defensa de la libertad de la ciudad ante cualquier posible agresión extranjera, el tomar
parte activamente en el autogobierno de esta. La participación política la entendían
siempre como democracia directa de manera que:
Sin embargo, como bien pudo comprobar directamente Platón mismo, la práctica
de la democracia y más en aquel tiempo de crisis inmediatamente posterior a la guerra
del Peloponeso, la oligarquía de los 30 y la reinstauración democrática llevada a cabo
por Trasíbulo, distaba mucho de este retrato idealizado que acabamos de llevar a cabo
de la democracia ateniense. Así, la lucha entre facciones terminó ahogando la
posibilidad de lograr establecer una comunidad de intereses comunes, mientras que la
ambición política y la falta de escrúpulos de algunos (como fue el caso de Alcibiades
durante la guerra contra los lacedemonios) así como la deriva demagógica de aquellos
que por sus cualidades oratorias monopolizaban la Asamblea (que hizo posible la
condena de Sócrates), acabó arruinando el que fue sin lugar a dudas el más bello ideal
legado por Grecia a la posteridad: la posibilidad de autoconstitución de una comunidad
política en la que ciudadanos iguales ante la ley y confiados en el poder de la razón se
afanan en alcanzar el bien común de ésta.
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EN SÍNTESIS:
4º Dicho bien común es también el fin último (el fin principal y supremo) del ciudadano
por encima de sus intereses particulares (el bien particular de cada individuo se debe
supeditar al bien común de la colectividad).
5º El bien común, más allá de la solución de los asuntos de gobierno de curso corriente,
debe cifrarse en la libertad de la polis (soberanía de la polis) y en el autogobierno de los
ciudadanos.
30
desconfianzas imposibles de eliminar. Los rasgos comunes de las polis se podrían
resumir en los siguientes:
2º los esclavos eran la clase social más baja: sus orígenes se remonta a los
efectos de las guerras, de la piratería y del impago de deudas.
Los principios sobre los que se asentaba la democracia ateniense era la libertad
(la eleutheria), la igualdad ante la ley (isonomía) y la libertad de palabra y de expresión
(isegoría y parresía).
31
2º la teórica-racional, fruto de la reflexión lógica y de la observación, propia de
la filosofía.
Pero no sólo de narrar sino también de comprender la realidad:
1º para el mito, todo lo que sucede en el universo es el resultado de la
intervención de fuerzas sobrenaturales (poderes antropomórficos como los dioses o los
héroes, o impersonales como el Destino, la Moira).
2º para la filosofía, la realidad puede explicarse desde sí misma al no postular
más que la existencia de causas y principios naturales.
1º cada cosa ocupa el lugar que le corresponde (todo lo que existe obra conforme
al ser que le es propio y por ello los astros no se salen de sus órbitas, las plantas florecen
en primavera y fructifican en verano, cada animal sólo se puede reproducir con aquellos
que son de su misma especie y los hombres conviven en la ciudad sometiéndose a unas
mismas leyes)
2º todo lo que acontece en el universo está regido por una legalidad que es
intrínseca a las cosas y que necesariamente se cumple (el Cosmos no está gobernada por
los designios veleidosos de los dioses ni por la inescrutable Moira sino por la Diké, la
Justicia cósmica, o por el Logos).
1º aquellos que conciben el arjé como un sustrato (lo que está debajo) que
transformándose da lugar y origen al mundo visible. Ese sustrato es único y por ello los
consideramos monistas (un único arjé).
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2º aquellos que conciben el arjé como elemento, como aquello de lo que están
compuestas las cosas. Como los elementos que componen las cosas son siempre varios,
los denominamos pluralistas.
Los filósofos presocráticos fueron una serie de pensadores que vivieron entre los siglos VI y V a. de C. en la antigua
Grecia, es decir, entre el final de la época arcaica de Grecia y el comienzo de la era clásica. La razón de su importancia es que
fueron los primeros filósofos de la historia y por lo tanto los iniciadores del pensamiento occidental, los pioneros en la búsqueda de
una explicación alternativa a la comprensión mítico-religiosa de la realidad.
Inventaron la filosofía, es decir, la comprensión racional de la realidad. Aclaremos esto: hasta el siglo VI a. C. los
griegos se explicaban el mundo y su posición dentro de él del mismo modo en que lo hacían otros pueblos y cultura humanas.
Recurrían a un tipo de pensamiento al que acostumbramos llamar mítico-poético (religioso). Este pensamiento se caracteriza por
considerar que todo lo que sucede está regido por los dioses siendo fruto de su voluntad arbitraria y caprichosa. Oráculos y poetas
eran a su vez los interlocutores divinos, los mejores intérpretes de sus designios. A partir del siglo VI a.C. y debido a una serie de
circunstancias de tipo económico (desarrollo del comercio, utilización de la moneda, etc.), político (consolidación de la polis y de
la cultura urbana, democratización y pérdida progresiva de poder por parte de la minoría aristocrática) y religioso (carencia de
libros sagrados y de casta sacerdotal) se pone en marcha una nueva forma de pensamiento que llamaremos filosófico o racional.
Esta honda transformación en la interpretación del mundo recibe el título de “paso del MYTHOS al LOGOS”, dos
palabras griegas que designan respectivamente dos maneras distintas de narrar y comprender la realidad: 1º la alegórica-legendaria,
fruto de la imaginación, propia del mito, y 2º la teórica-racional, fruto de la reflexión lógica y de la observación, propia de la
filosofía. Los primeros filósofos fueron verdaderamente audaces. Se atrevieron a abandonar las explicaciones mitológicas (en las
que seguían creyendo la mayoría de la población) e iniciaron la investigación racional. El tema de esta investigación fue el mismo
del que trataban los mitos: el origen y la constitución del cosmos:
A) Respecto a la cuestión del origen intentaron descubrir el principio o arjé último y eterno del cosmos, aquello de lo que
todo procede y de lo que todo se compone. Pero la gran novedad es que no lo buscaron en realidades antropomórficas (los dioses)
sino en lo que llamaron “la naturaleza de los seres” o physis. De este modo, los primeros filósofos fueron investigadores de la
naturaleza de las cosas: fueron “físicos”. ¿Qué significaba el término physis para los filósofos presocráticos? Fundamentalmente la
physis era para ellos el arché, el principio de las cosas: el elemento o materia originaria del que procede todo, del que todo está
compuesto y adonde todas las cosas terminan por volver (el otro posible significado de physis (de “Naturaleza”) como la “totalidad
33
de lo que existe”, como el cosmos, como el universo físico, no aparecerá hasta bien entrado el siglo V; los filósofos presocráticos
preferían utilizar expresiones como “el mundo”, “todo”, “las cosas”, etc.).
B) Respecto a la cuestión de la constitución del cosmos, concibieron éste como un todo ordenado, como un sistema en el
que 1º cada cosa ocupa el lugar que le corresponde (los astros no se salen de sus órbitas y la primavera antecede al verano) y en el
que 2º todo lo que sucede acontece necesariamente. Para entenderlo así, consideraron a) que todas las cosas tienen una physis o
naturaleza íntima (un sustrato permanente que opera como la estructura de las cosas, como principio de organización interna de las
cosas) y b) que las transformaciones y cambios que sufren están regidos por leyes impersonales (el logos o la diké, “justicia
cósmica”) que necesariamente tienen que cumplirse. En el mundo físico, por lo tanto, para los filósofos no reinará ya ni el azar ni
los veleidosos deseos de los dioses.
1º los presocráticos explicaron el cosmos preguntándose por la naturaleza de los seres, por su physis, physis que
concebían como el arjé de todo lo que existe. El arjé era considerado como a) el origen de las cosas; b) su sustrato permanente; c)
su causa y el principio activo que produce todos sus cambios y transformaciones; d) la legalidad o logos que gobierna el universo.
2º la convicción más profunda de los filósofos presocráticos sobre el cosmos es que en el fondo todas las cosas son lo
mismo pues aún en su aparente diversidad no son sino manifestaciones diversas de una misma y única sustancia. Por ello afirmarán
que “todo es uno” o “hen kai pan”, es decir, que todas las cosas comparten una misma physis, que la naturaleza última de todas las
cosas es igual pues en el fondo todo está hecho o procede de una idéntica sustancia: todo lo que existe se genera de una única (o
unas pocas) naturaleza/s o physis, de un único (o unos pocos) principio/s o arjé.
1º aquellos que conciben el arjé como un sustrato (lo que está debajo) que transformándose da lugar y origen al mundo visible. Ese
sustrato es único y por ello los consideramos monistas (un único arjé).
2º aquellos que conciben el arjé como elemento, como aquello de lo que están compuestas las cosas. Como los elementos que
componen las cosas son siempre varios, los denominamos pluralistas.
Al primer grupo, el de los monistas, pertenecen los Milesios: Thales, que concibió el arjé como agua; Anaximandro, que
lo pensó como ápeiron o lo indeterminado; y finalmente Anaxímenes que lo imaginó como aire. También Pitágoras y los pitagóricos
para los que el arjé ya no es una entidad material sino formal: el número. Para Heráclito, el arjé es el fuego y el cosmos es
concebido como un proceso, un flujo o devenir, fruto de la lucha de contrarios y sometido a una medida o logos. Para los eleáticos,
Parménides y sus discípulos, el arjé se concibe como el ser (uno, eterno, indivisible, inmutable, continuo): realidad originaria y
verdadera; realidad que se encuentra más allá de este mundo múltiple y cambiante en el cual vivimos; realidad a la que accedemos a
través de la vía de la verdad cuando aprehendemos que “el ser es y el no ser no es”.
Al segundo grupo, el de los pluralistas, pertenecen: Empédocles para quien todo lo que existe está compuesto por las
cuatro raíces o elementos: Agua, Aire, Tierra y Fuego; Anaxágoras que concibe los elementos como una miríada de homeomerías o
semillas que en el origen se encontraban mezcladas y que fueron posteriormente ordenadas por un nous o Inteligencia; finalmente,
los atomistas Leucipo y Demócrito, que los concibieron como átomos (partículas materiales indivisibles que, moviéndose
aleatoriamente en el vacío, chocan entre sí y se combinan para dar lugar a todo lo que existe).
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1º un cambio de escenario para la filosofía: de las costas de Asia menor (Jonia) a
Atenas.
3º una nueva forma de ser sabio, el sofista, cuya reflexión se articula en torno a
cuestiones antropológicas.
Los sofistas eran profesores ambulantes que recibían dinero de sus alumnos.
Transmitían una enseñanza que tenía por finalidad la formación del individuo o paideia,
formación que abarcaba todos los conocimientos posibles y los integraba en un saber
enciclopédico que incluía conocimientos de todos los saberes de la época (astronomía,
mitología, política, poesía, geografía, antropología, gramática, historia de la religión, etc.) . Sin embargo, como
ya dijimos más arriba, los sofistas enseñaban principalmente a sus discípulos retórica y
dialéctica, es decir, las técnicas y habilidades que les permitían hablar con elocuencia
ante la Asamblea y vencer en las disputas públicas.
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a) para los sofistas de la primera generación entre los que cabe destacar a
Protágoras, los pactos que los miembros de la ciudad logran alcanzar acerca de
lo que es justo y bueno tienen como finalidad el beneficio de la comunidad
entera ya que las leyes e instituciones sociales y políticas hacen posible la
convivencia pacífica y la cooperación social.
Estos planteamientos les parecieron a algunos contemporáneos como Sócrates, Platón y Aristóteles, una subversión
de valores y una proclamación de escepticismo y por lo tanto de la imposibilidad e inutilidad de conocer e investigar.
Es por ello, por el profundo rechazo que manifestaron hacia el pensamiento sofístico Sócrates, Platón y Aristóteles,
por lo que el nombre de sofista se asocia desde entonces a aquel que engaña, que confunde nuestras opiniones y
desarrolla un juego puramente verbal. Sin embargo, detrás de este aparente relativismo o escepticismo hay una
llamada al pensar, a enriquecer con variedad de perspectivas nuestro saber del mundo y de la vida humana
EN SÍNTESIS:
1º Giro antropológico del pensamiento griego (de la physis al nomos).
2º Sofistas como profesores de a) paideia y b) erística y dialéctica.
3º Dos generaciones: Primera generación: Protagoras y Gorgias; el nomos es
convencional pero no antinatural. Segunda generación: el nomos es no sólo
convencional sino antinatural.
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4º Principales doctrinas: a) carácter relativo del conocimiento; b) descubrimiento
del carácter convencional de las leyes e instituciones sociales (contraposición
physis/nomos).
5º Sócrates: a) no cobra; b) mayéutica; c) rechazo del relativismo epistemológico
y moral de la sofística; d) intelectualismo moral.
II – COMPRENSIÓN
Cuestiones preliminares – La explicación racional (tomado del manual de Tomás Calvo)
“Cabe afirmar que la explicación racional (logos) comienza cuando la idea de arbitrariedad (la idea de que los sucesos
naturales acontecen arbitrariamente, sometidos exclusivamente a la voluntad caprichosa de los dioses) es suplantada
definitivamente por la idea de necesidad, es decir, cuando se impone la convicción de que las cosas suceden cuándo y cómo tienen
que suceder. Esto puede parecernos hoy elemental, pero constituye uno de los logros más importantes de la cultura occidental.
A esta idea de necesidad se hallan vinculadas otras ideas que constituyen lo que podemos denominar coordenadas
intelectuales que enmarcan la explicación racional en la filosofía griega:
La idea de que las cosas suceden como tienen que suceder (la idea de necesidad) está relacionada con la idea de
permanencia o constancia. Tomemos un ejemplo muy sencillo: el agua se comporta siempre del mismo modo (por ejemplo, hierve y
se solidifica siempre a unas temperaturas determinadas); posee, pues, unas propiedades fijas y, por tanto, una manera de ser
constante o permanente. Esta manera de ser constante o permanente fue denominada por los griegos esencia (eidos). La esencia es
lo que una cosa es a pesar de sus posibles cambios de apariencia o estado. El agua de nuestro ejemplo se presentará en estado
sólido o líquido, etc., pero siempre es agua. O bien, el ser humano se presentará bajo diversas apariencias, edades, razas, culturas,
etc., pero en todos estos casos se trata siempre de seres humanos. De esta manera, el pensamiento griego creó una serie de
conceptos opuestos de dos en dos (las construcciones binarias que conocemos con el nombre de dicotomías como verdadero/falso,
bueno/malo, natural/artificial, etc.), cuyo entramado constituye el sistema de coordenadas de su explicación racional de la
realidad.
1º Así, tenemos en las cosas lo que hay de permanente frente a lo que hay de cambiante, frente a sus distintos estados o
apariencias (lo permanente/lo cambiante).
2º A su vez, lo permanente constituye la esencia (lo que las cosas verdaderamente son) frente a sus apariencias (lo que
las cosas parecen ser) (esencia/apariencia).
3º Por último, esta manera de ser constante es lo que hay de idéntico o común entre seres que muestran apariencias
diversas: hombres de diversas razas, culturas, etc., tienen en común, precisamente, su ser “hombres”
(identidad/variedad; lo común/lo diverso). La esencia es pues el fundamento de la unidad de las cosas frente a la
multiplicidad de sus estados y apariencias, así como frente a la multiplicidad de individuos que la comparten
(unidad/multiplicidad).
Conocer las cosas será, por tanto, conocer lo que son de verdad, lo que tienen en común y permanente. Los griegos
estaban firmemente convencidos de que, por muy útil que sea el conocimiento sensible, los sentidos no bastan para
proporcionarnos tal conocimiento. Antes al contrario, los sentidos nos muestran una multiplicidad de individuos, de apariencias y
estados cambiantes y accidentales. Es necesario un esfuerzo intelectual, racional, para alcanzar el ser de las cosas. De este modo,
y en correspondencia con la dualidad establecida antes (unidad y permanencia frente a pluralidad y cambio), los griegos
establecieron también una dualidad en el campo del conocimiento: razón frente a sentidos (Razón/sentidos). La heterogeneidad del
conocimiento racional con respecto al conocimiento sensible se reveló a los griegos fundamentalmente en el dominio de las
matemáticas, en 1º el descubrimiento de la estructura matemática que subyace a lo real y 2º en la peculiaridad del razonamiento
matemático.”
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1º Cuestión temática
- por otro lado, está el mundo de las Ideas (el mundo exterior a la caverna al que
logra salir el prisionero), un mundo que el hombre no habita pero al que puede acceder a
través de su inteligencia (el nous). Este mundo de las Ideas está constituido por un tipo
de realidades radicalmente distintas a todas aquellas que encontramos en nuestro
entorno. A estas entidades las denominó Ideas o Formas (representadas por todos
aquellos seres que el prisionero encuentra a su alrededor en el mundo exterior a la
caverna)
Pero, ¿qué son las Ideas? Platón llamó Ideas al “ser de las cosas”, a aquello que
dota a las cosas de una identidad definida (que hace que sean lo que son) y que las determina
(haciendo posible que se diferencien entre sí). Los griegos denominaban a esos “principios de identidad y
determinación” con el término eidos que significa “forma” (de ahí que Platón utilice ambos términos, el de Idea y el
de Forma, como sinónimos). El ser de las cosas puede ser:
- o bien su naturaleza o esencia (por ejemplo, “ser caballo”), ya sea la especie (“ser
caballo”) o el género (“ser animal”)
- o bien cualquier propiedad (por ejemplo, la propiedad de la belleza que predico del caballo
cuando digo que “éste caballo es hermoso”), desde una cualidad (como “la belleza”) a
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una relación (como “ser igual que”, cuando afirmo que “este caballo es igual
de alto que este otro”).
Pues bien, al ser las Ideas las “formas” de las cosas podemos en primer lugar establecer
que la Ideas son la causa formal de todo lo que hay a nuestro alrededor, aquello que las
hace ser lo que son y que las determinan con tales o cuales propiedades.
Pero ¿Dónde se encuentran las Ideas? La respuesta de Platón (y en esto consiste el meollo y la
peculiaridad filosófica del platonismo) es que las Ideas no están en las cosas sino que se
encuentran separadas de ellas. La principal afirmación filosófica del platonismo es, por
lo tanto, que las Ideas existen en sí mismas separadas de las cosas a las que determinan.
Por ello, Platón afirmará la existencia de la Idea de Caballo en-sí, de Animal en-sí, de
Belleza en-sí o de Igualdad en-sí. El mundo de la Ideas sería el lugar donde se
encuentran las Ideas separadas (donde se encuentran la totalidad de unas Ideas que al estar disociadas de
las cosas son inmateriales y autosubsistentes, es decir, verdaderas sustancias en sí mismas).
¿Qué consecuencias tiene esta separación de las Ideas de los objetos corpóreos del
mundo sensible? Principalmente dos:
1ºlas Ideas al estar separadas de las cosas no son sólo la causa formal (como veíamos más
de éstas sino también su causa ejemplar. ¿Por qué? Porque las Ideas son los
arriba)
modelos o arquetipos a partir de los cuales han sido diseñados las cosas del mundo
sensible (ya sabemos que el Demiurgo será quien lleve a cabo este diseño tomando a las Ideas como modelo) .
2º los objetos corpóreos del mundo sensible son copias de los modelos ideales
(Platón también los describe también como “imágenes”, “reflejos” o “sombras” de las
Ideas)
Las Ideas son por ello realidades sumamente distintas a los objetos materiales,
sensibles, cambiantes y efímeros que nos rodean en este “mundo sensible” en el que
vivimos. Las Formas están dotadas de los siguientes atributos: son
1º objetivas (esto es, reales; su nombre de “Ideas” no debe confundirnos ya que no deben ser
concebidas ni como conceptos de la mente humana ni como simples constructos de la imaginación, a la
postre, como meras representaciones subjetivas de la mente; aunque la inteligencia del hombre tenga la
capacidad de aprehenderlas y representárselas, las Ideas son objetivas, reales e independientes de la mente
que las piensa)
2º inteligibles (pues no pueden ser percibidas por medio de los sentidos y se encuentran por lo tanto
más allá de toda experiencia corriente)
5º eternas (frente al carácter efímero de todo lo existente, las Ideas ni se crean ni se destruyen)
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6º absolutas (desligadas e independientes de todo menos de sí mismas; independientes también del
mundo físico son, sin embargo, referentes últimos de éste, pues las Ideas se constituyen en modelos y
paradigmas de todo lo que hay en el mundo sensible)
7º universales (la Idea se constituye también como el principio común a una pluralidad de individuos)
8º únicas (no existe una pluralidad de ideas de un mismo tipo como por el contrario sucede con la
pluralidad de lo existente; sólo hay una Idea de caballo, mientras que en el Mundo Sensible hay una
pluralidad indefinida de caballos)
Las Formas, decíamos más arriba, están en el mundo de las Ideas, un mundo
metafísico. Este “Mundo de las Ideas” no es una mera acumulación sin orden ni
concierto de Ideas sino que las Formas, en él, están ordenadas. ¿En qué consiste dicho
orden? Las Ideas están:
Por debajo de la Idea de Bien (representado por el Sol al que el prisionero con
esfuerzo dirige su mirada) hallamos, en orden estratificado descendente, el resto de las
Ideas.
(todas ellas quedan representadas alegóricamente en el mito por los astros y los cielos)
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3º En tercer lugar, en el último nivel (que se constituiría como base inferior del sistema
piramidal que constituye el mundo ideal) se ubicarían las Ideas modelos-paradigmas de
las entidades materiales y sensibles (Ideas de Caballo, Hierro, Madera o Agua) (las
Ideas modelo-paradigma son representadas en el mito por todo aquello que encuentra el
prisionero a su alrededor al salir de la caverna en el mundo exterior: plantas, animales,
etc.).
Las Ideas son conocidas por el sabio (nunca por el necio hombre corriente) por medio de
la ciencia dialéctica (la dialéctica es una forma de pensamiento o de realidad que avanza a través de la
contraposición de tesis), la ciencia del ascenso lento y fatigoso de Idea en Idea hasta la Idea
de Bien. Esta dialéctica que se encamina hacia la cúspide del sistema piramidal ocupado
por dicha Idea de Bien es una dialéctica de carácter ascendente (representada en el mito
con la elevación de la mirada del prisionero primero a los cielos y luego hacia el Sol),
ascensión que escala desde los niveles inferiores del mundo ideal, estrato tras estrato,
Idea tras Idea, hasta lograr alcanzar la Idea suprema, el primer principio cuyo
conocimiento hace totalmente inteligible al resto de las Ideas, la Idea de Bien.
Posteriormente, el sabio debe ejercitar una dialéctica de carácter descendente en la que
desde la Idea de Bien se desciende de Idea en Idea hasta alcanzar aquéllas que se
encuentran en la base, las Ideas modelo de las cosas materiales. La comprensión de
dichas Ideas son la clave para la comprensión racional del mundo sensible y hacen
posible el salto que ahora ya el sabio puede dar al mundo material confiado en que
logrará orientarse en el laberinto del devenir y así podrá ayudar y guiar a sus
conciudadanos en la dura tarea de vivir y convivir (doctrina del filósofo-rey)
(representado alegóricamente por el regreso a la caverna del prisionero con la intención
de contarles lo que ha visto para después, cual guía, conducirles hacia el lugar donde
reside el verdadero bien, esto es, el Bien en-sí, la Idea de Bien).
¿Qué decir del mundo sensible y su relación con el mundo ideal? Para Platón, la
realidad material perceptible por los sentidos está en perpetuo devenir siendo su ser no
verdadero, como ocurre con las Ideas, sino aparente. Entre los dos mundos hay, por lo
tanto una escisión, una separación ontológica insuperable. Sin embargo, Platón no
deseaba desvincular totalmente ambos mundos sino que intentó ponerlos en contacto, en
comunicación, relacionarlos de algún modo. Dicha relación es entendida por Platón de
do modos distintos:
Según Platón, las cosas del mundo sensible aunque no tienen verdadero ser sino
que se encuentran en un permanente devenir (por ello se corrompen y degradan)
tampoco pueden ser consideradas como mera materia caótica, desestructurada y
sometida a movimientos aleatorios. Los entes materiales tienen también “ser”
(substancialidad, identidad, solidez, permanencia). Un ser imperfecto (deficiente, provisional, meramente
prestado, cedido por parte de las Ideas gracias a la relación de imitación y participación que en mayor o menor
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pero, al fin y al cabo, un modo de ser. Para Platón,
grado las cosas alcanzan mantener con ellas)
los entes sensibles (como por ejemplo el hierro y la madera) imitan/participan de las
Ideas (a las Ideas de Hierro y Madera, Ideas que jamás se oxidan ni pudren) pero esa
imitación/participación es imperfecta ya que la materia de la que están compuestos
introduce un factor de indeterminación y de desorden (que provoca, como es de suponer
la herrumbre y la putrefacción de los ejemplos antedichos).
Cosmología platónica
1º en la cúspide del cosmos sensible se halla el Alma del Mundo, Alma que
mueve y rige el cosmos.
2º en segundo lugar están las Esferas astrales a las que Platón (siguiendo los
principios de la religión astral) dota de carácter divino.
4º en cuarto lugar están los cuerpos de los seres vivos, de los hombres, de los
animales y plantas.
5º en quinto lugar están los cuatro elementos materiales: agua, aire, tierra y
fuego (estructurados como poliedros regulares).
6º como límite inferior está la materia indeterminada (a la que también
denomina, metafóricamente, vacío o no-ser).
Para explicar cómo se genera el ser de este mundo sensible a partir del
inteligible, Platón recurre en el Timeo a una figura mítica: el Demiurgo (el gran artesano
cósmico o Hacedor). Éste es una especie de dios sabio y muy poderoso aunque no
omnipotente. Por ello no podrá crear el cosmos a partir de la nada requiriendo unos
materiales con los cuales erigir su obra: el Universo. Esos materiales, esa materia, será
moldeada por el Demiurgo teniendo en mente como modelo a las Ideas. Su intención
providente no será otra que la de fabricar un mundo material (ciertamente corpóreo y
sensible) máximamente ordenado y determinado, y por lo tanto, dentro de lo que la
materia permite, lo más similar posible al mundo ideal. Tenemos ya aquí presentes los
tres elementos que, según el Timeo, entran en la constitución del mundo sensible:
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difundir el bien y la felicidad, ya que el mundo hecho por él es más perfecto que la
materia que había antes, donde regía el caos y la indeterminación.
El símil de la línea
Nos pide Platón que imaginemos una línea y que la dividamos en dos
segmentos. Cada uno de ellos representará un género de conocimiento: el segmento
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inferior al conocimiento sensible u opinión (dóxico) mientras que el segmento superior
al conocimiento intelectual o científico (epistémico). Platón establece además una
correlación entre los distintos géneros de conocimiento y los distintos tipos de mundos.
Así, el conocimiento epistémico corresponderá al mundo ideal mientras que el dóxico lo
será del sensible.
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Para Platón, la dialéctica es la ciencia que corresponde al grado supremo de
conocimiento, el conocimiento intuitivo, directo, noético de las Ideas. Conocimiento
intuitivo tanto de 1º el contenido de cada Idea como 2º de los nexos que conectan y
articulan entre sí las Ideas y, finalmente, de 3º la procedencia de todas las Ideas de la
Idea suprema o Idea de Bien. La dialéctica platónica se caracteriza por no partir
exactamente de una contraposición de tesis, pero sí de algo parecido: se parte de una
diversidad de Ideas para encontrar algo que tengan esas Ideas en común (por ejemplo,
las Ideas de Animal y de Planta tienen en común el ser vivientes, el implicar la Idea de
Viviente). Como las Ideas mantienen una relación jerárquica entre sí, la síntesis nos
lleva desde las Ideas inferiores a las superiores en un proceso de ascensión, la dialéctica
ascendente (composición) por la que tratamos de ir de la multiplicidad a la unidad,
buscando afinidades, elementos comunes entre diversas Ideas (componiendo), hasta
alcanzar un fundamento único de todo las Ideas: la Idea de Bien.
Además hay una dialéctica descendente (división). Por ella nos encaminamos
desde la unidad de la Idea de Bien, por divisiones sucesivas en dos partes (diáiresis; la
Idea de Viviente puede ser desglosada en la Idea de Animal y el la Idea de Planta) hasta
la multiplicidad de las Ideas.
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la verdadera realidad. Sólo los filósofos salen de la caverna y aprenden a percibir las
cosas tal como realmente son, alcanzando un conocimiento genuino, epistémico. El
mundo material que percibimos con los sentidos es cambiante, efímero e imperfecto.
Pero el mundo de las Ideas al que acceden los filósofos por medio de la razón es
inmutable, eterno y perfecto.
Pero ¿Cómo puede conocer las Ideas el ser humano si se encuentra su alma
atrapada en el mundo sensible. O lo que es lo mismo ¿Cómo puede el ser humano pasar
de los grados de conocimiento dóxico a los grados de conocimiento epistémicos?
¿Cómo puede el sabio ascender desde el mundo sensible en el que se encuentra hasta el
mundo inteligible de las Ideas? Platón recurre a dos tipos de explicaciones para dar
cuenta de este tránsito:
1º una explicación de tipo mítico, la teoría de la anámnesis o reminiscencia, mediante la cual se explica
cómo se puede llegar a poseer un conocimiento de Ideas permaneciendo sin embargo en el mundo sensible.
2º una explicación de carácter psicológico mediante la cual se explica cómo podemos ascender desde el
conocimiento de las cosas inferiores hasta el conocimiento de sus Ideas-modelos y desde éstas hasta la Idea suprema,
la Idea de Bien. Es la doctrina que afirma la existencia en el individuo de un impulso/deseo, Eros o amor, que siente
el hombre en su afán por conocer/alcanzar el mundo inteligible desde el mundo sensible en el que habita.
¿Cómo justifica Platón esta teoría según la cual conocer es recordar? Afirma
Platón que, al encarnarse en el cuerpo, tras la caída del ámbito inteligible en el sensible,
el alma olvida tanto su pertenencia al mundo de las Ideas como sobretodo las Ideas que
allí vio y conoció. Sin embargo, como el alma se encuentra encarnada en un cuerpo,
dispone por ello de sentidos con los cuales percibe las cosas sensibles. Como estas son
una copia de las cosas inteligibles, de las Ideas, al verlas el alma puede llegar,
esforzándose, a rememorar, a recordar los originales. Las cosas le sirven así como
acicates, estímulos para, elevándose el alma por encima de ellas, lograr que ésta
recuerde aquello que conocía pero había olvidado: las Ideas.
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Este amor comienza siendo deseo sensual, de la belleza sensible. Una vez
encendido el deseo-eros, éste no logra su plena satisfacción en el mundo sensible y por
ello el alma, espoleada por él inicia una ascensión que la lleva del amor por la belleza
de los cuerpos al amor por la belleza del alma y, de ésta, al amor por la belleza de las
leyes. Luego al amor a la belleza del orden matemático y finalmente al amor por la
belleza de las Ideas mismas para rematar en el amor a la Idea de Belleza en-sí, amor
que no es otra cosa más que el amor a la Idea de Bien en-sí.
La teoría de las Ideas o Formas fue formulada por Platón en su periodo de madurez o dogmático en obras como el
“Fedón”, el “Fedro” o “La República”. Platón defiende a partir de estas obras la existencia de dos mundos, de dos realidades
contrapuestas: el mundo sensible y el mundo de las Ideas. Esta doctrina ontológica es la principal doctrina filosófica platónica (la
médula de su sistema filosófico) y en ella postula una concepción metafísica de carácter dualista (dualismo ontológico platónico) de
la realidad.
Este dualismo establece, como acabamos de ver, la existencia de dos mundos, mundos separados el uno del otro y
radicalmente distintos entre sí, algo así como si la realidad no fuese una sino que tuviese dos dimensiones, dos planos en los que se
manifiesta y constituye de muy diferentes maneras (la consideración de que existen distintos grados de realidad, unos más reales
que otros, se puede retrotraer a Parménides y es una de las constantes de toda la historia del pensamiento metafísico occidental. La
labor del filósofo es especificar cuáles son esos distintos grados, tipos o niveles de realidad, determinar cuál de ellos es el más real
y, finalmente, mostrar hasta qué punto los demás órdenes de realidad son sólo una mera apariencia ilusoria o contienen algún
valor y cualidad real).
Describamos seguidamente lo rasgos más destacables de cada uno de esos dos mundos:
- por un lado, nos encontramos con el mundo sensible, realidad constituida por las entidades corpóreas, perceptibles a los
sentidos, materiales y mutables, sometidas al perpetuo devenir de lo que nace y perece. Este es el mundo que habita el ser humano,
un mundo en el que los caballos enferman y mueren, el agua se evapora o congela, el hierro se oxida y la madera se pudre.
- por otro lado, está el mundo de las Ideas, un mundo que el hombre no habita pero al que puede acceder a través de su
inteligencia (el nous). Este mundo de las Ideas está constituido por un tipo de realidades radicalmente distintas a todas aquellas que
encontramos en nuestro entorno. A estas entidades las denominó Ideas o Formas.
Ejemplos de Ideas son las Ideas de Bien, de Belleza, de los números matemáticos, de las figuras geométricas como la
Idea de Circulo, de las proporciones matemáticas como la Idea de Igualdad. Pero no existen solamente Ideas de las propiedades de
las cosas (cualidades, cantidades y relaciones tomadas en abstracto, como por ejemplo la Idea de Rojo, la Idea de Amargo, o la
Idea de “ser mayor que”). Platón defendía la existencia de Ideas correspondientes a las cosas mismas, Ideas de géneros (como la
Idea de Animal) y de especies (como la Idea de Gato) que, afirmó, pueden ser consideradas como los patrones ideales de las cosas.
Dichas Ideas se constituyen en este caso, por lo tanto, como modelos o arquetipos de los seres que encontramos en esta realidad
que habitamos. Existirían por ello, por ejemplo, la Idea de Caballo (Idea que constituiría la “Caballidad”), o la Idea del Hierro o
de la Madera. Pero también postulará Platón la existencia de los géneros de las especies anteriores, a los que corresponderían
Ideas como la de Roca, Mineral, Metal, Animal, Planta, Ser Inanimado, Viviente, etc.
Y es que lo que tenemos que comprender es que la teoría de las Ideas de Platón es la respuesta a uno de las preguntas
filosóficas fundamentales que se plantea la inteligencia humana ¿Por qué existen distintos tipos o clases de cosas (de clases
lógicas: la clase de los gatos, de los perros, de los osos, etc.)?¿Cómo es posible que una pluralidad de individuos distintos puedan
pertenecer a una misma clase (todos los gatos a la clase de los gatos) y, para más inri, que aquello que justifica dicha inclusión sea
para cada individuo la parte más importante de su ser: su qué, su esencia, su quiddidad? A los distintos tipos de cosas, la tradición
filosófica y científica occidental, tanto la pasada como la actual, las ha denominado “formas”. Por ejemplo: la gran contribución
de Darwin a la historia del pensamiento fue demostrar científicamente que las formas naturales (las distintas especies y géneros de
seres vivos) no existen desde siempre, no son eternas como se pensó siempre, sino que surgen y aparecen en el tiempo: formas
nuevas y más complejas (por ejemplo, los mamíferos actuales)se generan por evolución de formas más primitivas y simples( los
primeros mamíferos que aparecieron en el Jurásico inmediatamente antes de la gran extinción).
El mundo de las Ideas está constituido por las Ideas o Formas. Platón llamó Ideas al “ser de las cosas”, esto es, a su
“naturaleza esencial” (a la esencia o naturaleza de las cosas, a aquello por lo que nos preguntamos cuando nos interrogamos por
ejemplo acerca del “ser” del agua; dicho ser es aquello que hace posible la existencia de clases o tipos de cosas como por ejemplo
la clase de los gatos, de los perros, de las mesas, de las sillas, etc.) a las que consideraba causas formales de las cosas materiales
del mundo sensible (la Idea “Gato”, la Forma “Gato”, como el “ser” de un tipo o clase de cosas, es para Platón aquello que hace
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posible la existencia de los gatos individuales que encontramos a nuestro alrededor). No entendía por tanto por Ideas las “ideas” o
conceptos mentales que produce nuestra inteligencia sino los “modelos ideales” (inmateriales y autosubsistentes) que han dado
lugar a las cosas del mundo sensible.
Las Ideas son por ello realidades sumamente distintas a los objetos materiales, sensibles, cambiantes y efímeros que nos
rodean en este “mundo sensible” en el que vivimos. Las Formas están dotadas de los siguientes atributos: son
1º objetivas (esto es, reales; su nombre de “Ideas” no debe confundirnos ya que no deben ser concebidas ni como
conceptos de la mente humana ni como simples constructos de la imaginación, a la postre, como meras
representaciones subjetivas de la mente; aunque la inteligencia del hombre tenga la capacidad de aprehenderlas y
representárselas, las Ideas son objetivas, reales e independientes de la mente que las piensa)
2º inteligibles (pues no pueden ser percibidas por medio de los sentidos y se encuentran por lo tanto más allá de toda
experiencia corriente)
5º eternas (frente al carácter efímero de todo lo existente, las Ideas ni se crean ni se destruyen)
6º absolutas (desligadas e independientes de todo menos de sí mismas; independientes también del mundo físico son, sin
embargo, referentes últimos de éste, pues las Ideas se constituyen en modelos y paradigmas de todo lo que hay en el
mundo sensible)
7º universales (la Idea se constituye también como el principio común a una pluralidad de individuos)
8º únicas (no existe una pluralidad de ideas de un mismo tipo como por el contrario sucede con la pluralidad de lo
existente; sólo hay una Idea de caballo, mientras que en el Mundo Sensible hay una pluralidad indefinida de caballos)
Determinadas las propiedades más relevantes de las Ideas ¿podemos afinar más y establecer qué son en último término
las Ideas y por lo tanto cuál es su naturaleza?
a) LA CAUSA FORMAL DE LAS COSAS (SU ESENCIA Y CLASE LÓGICA): La Idea es aquel denominador
común o principio que hace posible que una pluralidad de individuos distintos y con diferentes características
puedan formar una clase lógica (y así, múltiples gatos de distintos colores, tamaños, etc., puedan todos ellos formar
la clase lógica de los gatos). Ese principio es su naturaleza entendida como su “ser”, como su esencia (la esencia
“gatidad”, aquello que hace que un gato sea un gato y no un tigre o un perro). Además, el conocimiento intuitivo,
noético, de dicha esencia (¿qué es la “gatidad” en-sí misma?) es el único que, a juicio de Platón, puede ser
considerado científico y, por lo tanto, el único que otorga verdadera sabiduría.
b) LA CAUSA EJEMPLAR DE LAS COSAS (SU MODELO O ARQUETIPO): Las Ideas son también la causa de las
cosas sensibles, de los entes corpóreos, pero no en el sentido ordinario de que estos, los entes materiales, se generen
a partir de aquellos, los entes ideales, sino en el sentido de que las Ideas se constituyen como los modelos o
arquetipos (como la “causa ejemplar”) a partir de los cuales se diseña la pluralidad de lo existente.
En conclusión, las Ideas son el principio configurador que otorga a la materia de una estructura y de este modo
proporciona a los seres del mundo físico de una consistencia e inteligibilidad de la que carece la materia.
Las Formas, decíamos más arriba, están en el mundo de las Ideas, un mundo supraceleste, hiperuránico, metafísico (esto
es, más allá de la bóveda celeste donde se ubican los astros divinos). Este “Mundo de las Ideas” no es una mera acumulación sin
orden ni concierto de Ideas sino que las Formas, en él, están ordenadas. ¿En qué consiste dicho orden? Las Ideas están:
1º conectadas lógicamente (se atraviesan entre sí subsumiéndose e implicándose unas con otras; así, la Idea de perro
implica la de animal y ésta a su vez la de viviente, etc.; Platón descubrío que entre las Ideas existen relaciones de compatibilidad,
incompatibilidad e implicación) y
2º jerarquizadas (constituyendo un sistema de forma piramidal cuya cúspide está ocupada por la Idea de Bien, Idea
suprema y fundamento primero de todo el mundo inteligible, causa de todo el ser e inteligibilidad que podamos encontrar en
cualquier Forma). Describamos más pormenorizadamente dicho orden jerárquico piramidal.
Por debajo de la Idea de Bien, hallamos, en orden estratificado descendente, el resto de las Ideas.
a) las Ideas (categorías) metafísico-ontológicas (la Idea de Ser, Reposo, Movimiento, Identidad y Diferencia) a las cuales
denomina los “géneros supremos”.
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2º En segundo lugar, posteriormente, configurando un nuevo estrato, nos encontraríamos con las Ideas matemáticas (Ideas de
números, de figuras geométricas y de proporciones matemáticas), Ideas que no deben ser confundidas nunca con los entes
matemáticos, entes formales de orden inferior a las Ideas.
3º En tercer lugar, en el último nivel (que se constituiría como base inferior del sistema piramidal que constituye el mundo ideal) se
ubicarían las Ideas modelos-paradigmas de las entidades materiales y sensibles (Ideas de Caballo, Hierro, Madera o Agua).
Las Ideas son conocidas por el sabio (nunca por el necio hombre corriente) por medio de la ciencia dialéctica (la
dialéctica es una forma de pensamiento o de realidad que avanza a través de la contraposición de tesis), la ciencia del ascenso lento
y fatigoso de Idea en Idea hasta la Idea de Bien. Esta dialéctica que se encamina hacia la cúspide del sistema piramidal ocupado por
dicha Idea de Bien es una dialéctica de carácter ascendente, ascensión que escala desde los niveles inferiores del mundo ideal,
estrato tras estrato, Idea tras Idea, hasta lograr alcanzar la Idea suprema, el primer principio cuyo conocimiento hace totalmente
inteligible al resto de las Ideas, la Idea de Bien. Posteriormente, el sabio debe ejercitar una dialéctica de carácter descendente en la
que desde la Idea de Bien se desciende de Idea en Idea hasta alcanzar aquéllas que se encuentran en la base, las Ideas modelo de las
cosas materiales. La comprensión de dichas Ideas son la clave para la comprensión racional del mundo sensible y hacen posible el
salto que ahora ya el sabio puede dar al mundo material confiado en que logrará orientarse en el laberinto del devenir y así podrá
ayudar y guiar a sus conciudadanos en la dura tarea de vivir y convivir (doctrina del filósofo-rey).
¿Qué decir del mundo sensible y su relación con el mundo ideal? Para Platón, la realidad material perceptible por los
sentidos está en perpetuo devenir siendo su ser no verdadero, como ocurre con las Ideas, sino aparente. Entre los dos mundos hay,
por lo tanto una escisión, un hiato, un abismo, una cesura o separación ontológica insuperable, estructural. Sin embargo, Platón no
deseaba desvincular totalmente ambos mundos sino que intentó ponerlos en contacto, en comunicación, relacionarlos de algún
modo. Dicha relación es entendida por Platón de tres modos distintos:
Según Platón, las cosas del mundo sensible aunque no tienen verdadero ser sino que se encuentran en un permanente
devenir (por ello se corrompen y degradan) tampoco pueden ser consideradas como mera materia caótica, desestructurada y
sometida a movimientos aleatorios. Los entes materiales tienen también “ser” (substancialidad, identidad, solidez, permanencia).
Un ser imperfecto (deficiente, provisional, meramente prestado, cedido por parte de las Ideas gracias a la relación de imitación y
participación que en mayor o menor grado las cosas alcanzan mantener con ellas) pero, al fin y al cabo, un modo de ser. Para
Platón, los entes sensibles (como por ejemplo el hierro y la madera) imitan/participan de las Ideas (a las Ideas de Hierro y Madera,
Ideas que jamás se oxidan ni pudren) pero esa imitación/participación es imperfecta ya que la materia de la que están compuestos
introduce un factor de indeterminación y de desorden (que provoca, como es de suponer la herrumbre y la putrefacción de los
ejemplos antedichos).
Cosmología platónica
Fue en un diálogo de su última etapa, el Timeo donde expuso sus principales doctrinas cosmológicas. En este diálogo,
Platón afirma que el distinto grado en el que las cosas del mundo sensible participan de las Ideas configura en el cosmos material
un orden jerárquico en el que unos tipos de seres tienen prevalencia sobre otros. Veamos seguidamente como se constituye dicho
sistema cosmológico:
1º en la cúspide del cosmos sensible se halla el Alma del Mundo, Alma que mueve y rige el cosmos.
2º en segundo lugar están las Esferas astrales a las que Platón (siguiendo los principios de la religión astral) dota de
carácter divino.
4º en cuarto lugar están los cuerpos de los seres vivos, de los hombres, de los animales y plantas.
5º en quinto lugar están los cuatro elementos materiales: agua, aire, tierra y fuego.
6º como límite inferior está la materia indeterminada (a la que también denomina, metafóricamente, vacío o no-ser).
Para explicar cómo se genera el ser de este mundo sensible a partir del inteligible, Platón recurre en el Timeo a una figura
mítica: el Demiurgo (el gran artesano cósmico o Hacedor). Éste es una especie de dios sabio y muy poderoso aunque no
omnipotente. Por ello no podrá crear el cosmos a partir de la nada requiriendo unos materiales con los cuales erigir su obra: el
Universo. Esos materiales, esa materia, será moldeada por el Demiurgo teniendo en mente como modelo a las Ideas. Su intención
providente no será otra que la de fabricar un mundo material (ciertamente corpóreo y sensible) máximamente ordenado y
determinado, y por lo tanto, dentro de lo que la materia permite, lo más similar posible al mundo ideal. Tenemos ya aquí presentes
los tres elementos que, según el Timeo, entran en la constitución del mundo sensible:
1º El Demiurgo: es una Inteligencia Ordenadora (en un sentido parecido al nous de Anaxágoras). No es un creador, en el
sentido de que crea desde la nada como el Dios judeocristiano, sino un constructor. Es un ser distinto de las Ideas e inferior a ellas,
pero superior a todos los dioses y a las cosas de este mundo sensible. Es eterno, sabio (pues conoce las Ideas), poderoso (capaz de
modelar la materia y fabricar un Cosmos), bueno (actúa providentemente con la intención de mejorar la realidad corpórea,
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llevándola de un estado de desorden a un estado de orden) y feliz. Por ello crea el Universo para difundir el bien y la felicidad, ya
que el mundo hecho por él es más perfecto que la materia que había antes, donde regía el caos y la indeterminación.
2º La materia: es aquello con lo que trabaja el Demiurgo. Es eterna, no siendo creada por el Demiurgo y existiendo, como
las Ideas, desde siempre. Es totalmente indeterminada y posee movimientos irregulares. Sobre ella opera el Demiurgo
transformando lo que era un caos, un desorden, en un cosmos, en un orden. En algunos diálogos, Platón identifica la materia con el
“espacio vacío”. En cualquier caso, concibe la materia como un no-ser (una entidad intermedia entre el ser, las Ideas, y el puro no
ser, la nada).
3º Las Ideas: son el modelo en el que se fija el Demiurgo para construir el mundo. El Demiurgo tratará de hacer el mundo
lo más perfectamente posible, es decir, lo más determinadamente posible. Sin embargo, al tener que hacerlo con la materia
indeterminada y sometida a movimientos caóticos que era la única de la que disponía, el mundo por Él fabricado nunca podrá llegar
a alcanzar el nivel de perfección (de orden y determinación) propio de las Ideas. La materia es, por su propia naturaleza,
indeterminada y por ella se introduce la indeterminación y el desorden, esto es, el devenir, en el mundo sensible.
En el Timeo se describe y explica también la estructura del cosmos. El Cosmos, formado por el Demiurgo a imitación de
las Ideas, es concebido como un gigantesco ser vivo y como tal posee un alma, el Alma del Mundo. Es esférico, la figura más
perfecta. En su centro se encuentra la Tierra. Luego, dispuestas como capas superpuestas las unas a las otras, las esferas de los
astros errantes, los planetas (planeta en griego significa “vagabundo”). Finalmente, la esfera de las estrellas fijas. Platón,
adoptando el punto de vista de la religión astral, las considera como dioses. El movimiento del conjunto se hace de acuerdo con
armonías musicales y proporciones numéricas tal como proponían los pitagóricos, y de acuerdo con el Tiempo que es la “imagen
móvil de la eternidad”. Platón además reinterpretará matemáticamente la doctrina de Empédocles de los cuatro elementos
haciendo corresponder el tetraedro con el fuego, el cubo con la tierra, el octaedro con el aire y el icosaedro con el agua. Empleará
estos cuatro poliedros porque según una concepción del ya presente en el diálogo Teeteto sólo puede haber cinco poliedros
regulares, siendo el quinto, el dodecaedro, asimilado a la esfera cósmica final.
El conocimiento del mundo sensible proporcionará mera doxa, opinión, no epistheme, ciencia, que es el conocimiento de
lo verdaderamente real, las Ideas. Dicho conocimiento epistémico es el único que merece el calificativo de tal, esto es, de
conocimiento verdadero o científico. Su fuente se encuentra no en los sentidos (como ocurre con las cosas del mundo material de
las cuales tenemos experiencia corriente) sino en la inteligencia, el nous, capaz de ir más allá de lo dado a los sentidos y elevándose
por encima de ellos lograr la aprehensión de lo puramente inteligible, el mundo de las Formas, la realidad total (perfecta, completa y
absoluta).
El conocimiento del cosmos proporcionará un saber que está a mitad de camino entre la mera doxa u opinión (esto es, el
conocimiento del mundo sensible en sus grados inferiores o, lo que es lo mismo, el devenir de lo que acontece en el mundo que
encontramos a nuestro alrededor) y la epistheme o ciencia (que es el conocimiento de lo verdaderamente real, las Ideas). Dicho
conocimiento del cosmos (entendiendo por éste el mundo sensible en sus grados superiores, es decir, la sabiduría acerca de los
movimientos de los cuerpos celestes, de las divinas proporciones que los caracterizan así como del Alma que los mueve) puede ser
considerado como cuasiepistémico, grado de conocimiento inmediatamente anterior al conocimiento propiamente dicho de las Ideas
y por lo tanto la más adecuada vía de entrada y acceso para el sabio al mundo de las Ideas (se encuentra, por lo tanto, en el Timeo el
origen del enorme prestigio del que disfrutará la astronomía por encima del resto de los saberes durante los próximos dos mil
años; esta privilegiada posición de la que gozó la astronomía durante 20 siglos llegará a su fin cuando Isaac Newton unifique la
astronomía o dinámica celeste y la mecánica terrestre en una nueva y única disciplina: la nueva ciencia físico-matemática o
mecánica clásica).
Platón expone más detalladamente su teoría de los grados del conocimiento en el diálogo La República, en concreto, en
el “Símil de la línea”. Su epistemología también aparece ilustrada alegóricamente, también en el mismo diálogo, en el “Mito de la
caverna”:
El símil de la línea
Nos pide Platón que imaginemos una línea y que la dividamos en dos segmentos. Cada uno de ellos representará un
género de conocimiento: el segmento inferior al conocimiento sensible u opinión (dóxico) mientras que el segmento superior al
conocimiento intelectual o científico (epistémico).
Debemos posteriormente dividir de nuevo cada uno de estos dos segmentos en otros dos subsegmentos para así poder
diferenciar finalmente las cuatro especies o grados de conocimiento, dos correspondientes al conocimiento sensible y dos al
conocimiento intelectual.
Platón establece además una correlación entre los distintos géneros de conocimiento y los distintos tipos de mundos. Así,
el conocimiento epistémico corresponderá al mundo ideal mientras que el dóxico lo será del sensible.
A su vez, las subdivisiones internas que se dan en cada uno de los géneros del conocimiento, que dará lugar en cada uno
de ellos a dos especies o grados, será correlativa a los distintos tipos de objetos o niveles de realidad existentes en cada uno de los
dos mundos.
Aunque en el mundo sensible no es posible el auténtico conocimiento, sin embargo, puesto que no nos queda más remedio que
desenvolvernos en él, Platón también habla de un cierto tipo de conocimiento del que no podemos prescindir. Es un conocimiento,
ciertamente, de segundo orden, que sólo produce mero parecer, mera opinión o doxa, no alcanzando el conocimiento de la
verdadera realidad, el mundo ideal. En él se pueden distinguir dos grados:
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1º La eikasía (conjetura o imaginación): es el conocimiento de las imágenes, sombras y reflejos de las cosas sensibles
(los personajes de la mitología, las invenciones de los poetas, las ficciones en general). Las cosas de las que trata este tipo de
conocimiento no son ni directamente perceptible, ni intuibles, ni demostrables.
2º La pistis (creencia o fe): es el conocimiento de las cosas sensibles directamente perceptibles, como los objetos
naturales. Tales objetos son copias imperfectas de las Ideas y no son demostrables ni intuibles directamente por el nous.
3º Dianoia (razón discursiva): nos da el conocimiento de los objetos matemáticos, los cuales son entidades intermedias
entre el mundo sensible y el inteligible. Al igual que las Ideas son eternos. Pero al igual que las entidades sensibles, hay una
multitud de cada especie (hay múltiples elipses, por ejemplo). La ciencia que corresponde a este grado de conocimiento es la
matemática. El conocimiento matemático es un conocimiento dianoético ya que se parte de hipótesis cuya verdad no esta
demostrada y se avanza hasta alcanzar una conclusión.
4º Noesis (razón intuitiva): el punto de partida también es hipotético, como en el caso del matemático, pero ahora no se
acepta su validez sino que se busca su fundamento no hipotético, las Ideas. El conocimiento noético nos aporta, por lo tanto, el
conocimiento de las Ideas. Éstas se conocerán directamente, sin ayuda de los sentidos, en una visión intelectual. Esta visión se lleva
a cabo a través del nous, de una intuición intelectual. Pero estas Ideas mantienen una relación jerárquica entre sí, constituyendo una
unidad, y para conocer esta relación se necesita la ciencia dialéctica.
Por dialéctica van a entenderse cosas diversas a lo largo de la historia (de Heráclito y Zenón de Elea a Hegel y Karl Marx). En
general, podemos decir que la dialéctica es toda forma de pensamiento (o de realidad) que avanza a través de la contraposición de
tesis (o de objetos opuestos). Antes de Platón, la dialéctica ya fue utilizada por Zenón de Elea en sus famosas paradojas como la de
Aquiles y la tortuga (donde la afirmación de partida desemboca en su negación) y por Heráclito quien mantenía, como ya vimos al
tratar este autor en la cuestión contextual, una concepción dialéctica de la realidad.
Para Platón, la dialéctica es la ciencia que corresponde al grado supremo de conocimiento, el conocimiento intuitivo,
directo, noético de las Ideas. Conocimiento intuitivo tanto de 1º el contenido de cada Idea como 2º de los nexos que conectan y
articulan entre sí las Ideas y, finalmente, de 3º la procedencia de todas las Ideas de la Idea suprema o Idea de Bien. La dialéctica
platónica se caracteriza por no partir exactamente de una contraposición de tesis, pero sí de algo parecido: se parte de una diversidad
de Ideas para encontrar algo que tengan esas Ideas en común (por ejemplo, las Ideas de Animal y de Planta tienen en común el ser
vivientes, el implicar la Idea de Viviente). Como las Ideas mantienen una relación jerárquica entre sí, la síntesis nos lleva desde las
Ideas inferiores a las superiores en un proceso de ascensión, la dialéctica ascendente (composición) por la que tratamos de ir de la
multiplicidad a la unidad, buscando afinidades, elementos comunes entre diversas Ideas (componiendo), hasta alcanzar un
fundamento único de todo las Ideas: la Idea de Bien.
Además hay una dialéctica descendente (división). Por ella nos encaminamos desde la unidad de la Idea de Bien, por
divisiones sucesivas en dos partes (diáiresis; la Idea de Viviente puede ser desglosada en la Idea de Animal y el la Idea de Planta)
hasta la multiplicidad de las Ideas.
Pero ¿Cómo puede el ser humano pasar de los grados de conocimiento inferiores a los grados de conocimiento
superiores? O, lo que es lo mismo ¿Cómo puede el sabio ascender desde el mundo sensible en el que se encuentra hasta el mundo
inteligible de las Ideas? Platón recurre a dos tipos de explicaciones para dar cuenta de este tránsito: 1º una explicación de tipo
mítico, la teoría de la anámnesis o reminiscencia, mediante la cual se explica cómo se puede llegar a poseer un conocimiento de
Ideas permaneciendo sin embargo en el mundo sensible; y 2º una explicación de carácter psicológico mediante la cual se explica
cómo podemos ascender desde el conocimiento de las cosas inferiores hasta el conocimiento de sus Ideas-modelos y desde éstas
hasta la Idea suprema, la Idea de Bien. Es la doctrina que afirma la existencia en el individuo de un impulso/deseo, eros o amor, que
siente el hombre en su afán por conocer/alcanzar el mundo inteligible desde el mundo sensible en el que habita.
1º La teoría de la anámnesis o reminiscencia: esta teoría afirma que nada se puede aprender pues todo conocimiento es el
recuerdo de algo olvidado. ¿Cómo justifica Platón esta teoría según la cual conocer es recordar? Afirma Platón que, al encarnarse
en el cuerpo, tras la caída del ámbito inteligible en el sensible, el alma olvida su pertenencia al mundo de las Ideas y lo que allí vio y
conoció. Pero una vez encarnada en un cuerpo, dispone de sentidos para percibir las cosas sensibles. Como estas son una copia de
las cosas inteligibles, de las Ideas, al verlas el alma puede llegar, esforzándose, a rememorar, a recordar los originales. Las cosas le
sirven así como acicates, estímulos para, elevándose el alma por encima de ellas, lograr que ésta recuerde aquello que conocía pero
había olvidado: las Ideas. Esta doctrina fue expuesta en el diálogo el “Menón”, obra en la que Sócrates logra que un esclavo
analfabeto sea capaz por sí mismo de resolver (recordar) un intrincado problema geométrico. Por todo ello, la teoría de la anámnesis
puede ser, en cierto modo, considerada como la primera exposición de la doctrina del “a priori”, del carácter innato del
conocimiento.
2º El amor platónico o eros: Platón atribuye al eros un papel muy importante en el conocimiento ya que el amor-
deseo es lo que espolea al filósofo hacia el mundo de las Ideas. Este amor comienza siendo deseo sensual, de la belleza sensible.
Una vez encendido el deseo-eros, éste no logra su plena satisfacción en el mundo sensible y por ello el alma, espoleada por él
inicia una ascensión que la lleva del amor por la belleza de los cuerpos al amor por la belleza del alma y, de ésta, al amor por la
belleza de las leyes. Luego al amor a la belleza del orden matemático y finalmente al amor por la belleza de las Ideas mismas para
rematar en el amor a la Idea de Belleza en-sí, amor que no es otra cosa más que el amor a la Idea de Bien en-sí.
El mito de la caverna
Platón nos pide que imaginemos una caverna en la cual se encuentran encerrados desde su nacimiento un grupo de
hombres. Los prisioneros están encadenados los unos a los otros sin poder por ello ninguno separarse de los demás. Se encuentran
al fondo de la caverna, en la parte más oscura, fría y húmeda (inhóspita) de ésta, de frente a una pared y de espaldas al resto de la
caverna. Llevan allí toda su vida y tienen la cabeza sujeta de tal modo que no ven más que las paredes del fondo de la cueva.
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Detrás de ellos hay una hoguera y, entre la hoguera y sus espaldas, un camino oculto por un muro. Por el camino y ocultos por el
muro, procesionan diversas personas que portan objetos en sus cabezas (ánforas, figuras de plantas y de animales) que proyectan
su sombra sobre las paredes del fondo de la cueva. Los prisioneros que hay dentro de la caverna sólo pueden ver las sombras de
esos objetos. Creen que las sombras son cosas reales, porque es lo único que conocen. Pero en realidad no ven a las personas de
verdad.
Un día uno de los prisioneros logra desatarse de sus compañeros. Al recobrar su libertad de movimiento, se yergue y
vuelve su rostro hacia el resto de la cueva. Lo que en un primer momento más atrae su atención es la hoguera que ilumina y
calienta el antro en el que se encuentra. Al principio queda totalmente deslumbrado por las llamas, pero poco a poco comienza a
vislumbrar el lugar en el que se encuentra, logrando percibir directamente aquellos objetos de los que anteriormente sólo conocía
su sombra. Con esfuerzo logra salir de la cueva y salir al exterior, al mundo real. Allí, la exposición a la luz del sol ofusca sus
sentidos y le impide ver dónde se encuentra y lo que hay a su alrededor. Sin embargo, poco a poco, sus ojos se van acostumbrando
a la claridad meridiana reinante y haciéndose capaces de percibir las cosas que en ese lugar hay. El prisionero primero dirigirá su
mirada hacia el suelo y en él podrá contemplar las sombras de los objetos. Seguidamente, será capaz de alzar la vista hasta
contemplar directamente los objetos. Finalmente, levantará la vista y la dirigirá hacia el sol, fuente y principio de toda la
luminosidad y la vida que ha hallado en ese nuevo mundo. Tras estas enriquecedoras experiencias, el prisionero llega a
comprender la pobreza de su vida anterior. En el interior de la caverna, tuvo que contentarse con un mundo de sombras, con una
infrarrealidad ubicada siempre de espaldas al mundo verdaderamente real, lleno de luz, vida y belleza. Conforme los ojos se fueron
aclimatando a la luz del sol, vio aquello de lo que habían sido privados sus compañeros de cautiverio y se apenó por ellos. Por
ello, decide volver al interior de la caverna, con la intención de contarles lo que ha visto y experimentado: la verdadera realidad.
Pero cuando el prisionero retorna a su anterior mundo de sombras, sus ojos ya no están acostumbrados a esa falta de luz ni a un
lugar tan tenebroso. Ya no puede discriminar entre las sombras con la misma facilidad que sus compañeros de cautiverio. Desde la
perspectiva de éstos, la salida al exterior de la cueva le ha costado la cordura pues ya no es capaz de orientarse en ese mundo de
sombras. Pero lo cierto es que él ha visto el mundo real mientras que ellos se contentan con un mundo de apariencias superficiales.
Incluso, no saldrían de la caverna aunque tuviesen la oportunidad de hacerlo. Finalmente, hartos de la insistencia en desatarle,
liberarles y conducirles fuera de la caverna, podrían llegar incluso a matarlo.
La parábola de los prisioneros aparece en “La República”, la obra maestra de Platón. Constituye una memorable
alegoría de su doctrina dualista de los dos mundos así como de su doctrina de los dos tipos de conocimiento (doxa y episteme) y de
los cuatro grados correlativos en los que se dividen. Según Platón, la mayor parte de la humanidad se contenta, lo mismo que los
prisioneros de la caverna con un mero conocimiento dóxico, prefiriendo vivir en un mundo de sombras, de apariencias, que en la
verdadera realidad. Sólo los filósofos salen de la caverna y aprenden a percibir las cosas tal como realmente son, alcanzando un
conocimiento genuino, epistémico. El mundo material que percibimos con los sentidos es cambiante, efímero e imperfecto. Pero el
mundo de las Ideas al que acceden los filósofos por medio de la razón es inmutable, eterno y perfecto.
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son éstas asigna el estamento particular en el que se le incluye. Además, el Estado somete a todos los ciudadanos a
una educación específica para que cada uno de ellos adquiera todas las virtudes que son propias de su clase social
(la laboriosidad y templanza a los productores, la valentía a los guerreros y la prudencia a los gobernantes) para
así lograr un mejor ajuste del ciudadano a su estamento.
¿Quién debe tomar todas estas decisiones? ¿Quién debe gobernar la Ciudad? El gobierno de la ciudad
debe estar en manos de los filósofos, de los más sabios y por ello también los más virtuosos e incorruptibles
(aquellos que conocen no sólo dónde reside el verdadero bien de la Ciudad, el bien común, sino que anteponen
siempre el interés de la colectividad a su interés particular).
En esto consiste la “justicia política”, en que la sociedad esté correctamente ordenada: 1º dividida y
compartimentada en tres estamentos sociales y 2º gobernada y dirigida por aquellos que tienen mayor prudencia
(virtud y sabiduría).
Dualismo antropológico
La antropología platónica es, por lo tanto, dualista, dualismo que puede ser
considerado como un “efecto colateral” en el ámbito antropológico del dualismo
ontológica platónico, doctrina metafísica que establecía la existencia de dos mundos o
realidades, el mundo sensible y el mundo de las Ideas. En virtud del carácter dual,
híbrido, del ser humano, Platón considerará al hombre como una realidad intermedia, un
puente entre los dos mundos.
Para Platón, en el ser humano también el alma (lo que hay en el ser humano de más
divino, de más similar a las Ideas) debe tiene prioridad y prevalencia sobre el cuerpo
(sobre la materia y lo sensible). ¿Por qué?
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La unión entre el cuerpo y el alma
No obstante, con respecto a este tema no siempre mantuvo Platón el mismo planteamiento. Podemos por
ello rastrear en algunas de sus más importantes obras la evolución de su pensamiento referido a esta cuestión: Fue
en “el Fedón”, el diálogo donde Platón defendió una postura más radical en la defensa
de un dualismo entre el cuerpo y el alma. El alma es una realidad inmortal, separable del
cuerpo, no sensible y no material. El alma aspira a liberarse del cuerpo para regresar a
su origen divino y vivir entre las Ideas en el mundo inteligible. Dentro del cuerpo, el
alma puede recordar (anámnesis o reminiscencia) las Ideas que ya hubo contemplado en
su vida anterior (doctrina de la eternidad y preexistencia de las almas) y, gracias a ello,
ponerse en camino hacia el mundo de las Ideas. Sin embargo, Platón se percató de que el dualismo
radical cuerpo/alma planteaba múltiples problemas de muy difícil solución.
Estos tres órdenes se hallan en una relación jerárquica: una parte, la razón, goza
de preeminencia y las otras dos, el ánimo y el apetito, deben subordinarse a ella (las
funciones inferiores, la concupiscible e irascible, deben supeditarse a la superior, la
racional). Por ello, la parte racional del alma debe guiar y conducir al alma como valor y
como apetito. El equilibrio entre las tres partes del alma es la “justicia del alma” (la
justicia ética o moral) y tiene como consecuencia la salud de ésta, siendo su falta o
carencia causa de su enfermedad y de todos los males que la pueden aquejar.
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Mito del carro alado (Fedro)
Platón recurrió en su diálogo Fedro a una alegoría, el mito del carro alado, para
explicar la estructura tripartita del alma y el destino de ésta. Platón representó
simbólicamente el alma humana como el conjunto formado por un carro tirado por dos
caballos alados, uno dócil y obediente y el otro díscolo, y conducido por un auriga. Las
almas giran por toda la eternidad en las esferas celestes desde donde contemplan, junto
a las almas de los dioses, las Ideas. Debido a la naturaleza impulsiva del caballo
innoble, el alma termina cayendo en el mundo sensible y encarnándose en un cuerpo al
que da vida. Tras la muerte del cuerpo, las almas deben reencarnarse en otro cuerpo
(metempsicosis), a no ser que hayan alcanzado su purificación o separación del cuerpo
lo cual les posibilita su retorno a las alturas celestes. Platón considera que “purificarse”
es un deber para el alma, lo que en el contexto del mundo sensible en el que discurre la
vida del hombre significa por un lado la ordenación de todos sus impulsos y actividades
de acuerdo con la razón. Sin embargo, el alma sólo logra definitivamente la purificación
cuando alcanza a contemplar las Ideas y su principio primero y supremo (Idea de
Bien). Como no es posible adquirir completamente el saber y la verdad acerca de las
Ideas mientras el alma está unida al cuerpo, es necesario, gradualmente, que ésta,
impulsada por el eros (o “amor platónico”), vaya renunciando progresivamente al uso
de los sentidos y orientándose a la contemplación de las Ideas. Una ejemplificación de
este proceso lo ofrece Platón también en el mito de la caverna.
En Platón, el estudio del alma supone siempre la aceptación de su inmortalidad. Para Platón existe una
vida después de la muerte. Esa vida es una existencia más plena que la terrenal sobre todo cuando el alma ha sido
purificada. Y aunque existe la reencarnación, ésta tiene un término, cuando el alma reposa en su verdadero reino
que para unos será el de las Ideas, para otros el de las esferas astrales o el de los espíritus puros.
Pero Platón no sólo se opuso a los que negaban la inmortalidad del alma. También se opuso a los que
conciben que el alma está indisolublemente ligada al cuerpo y que, por lo tanto, afirman que no hay alma sin
cuerpo. Esto llevará a Platón a mantener una serie de tesis:
1º el cuerpo es un obstáculo para el alma. El alma está destinada a vivir en un mundo puro, libre de toda
mancha, el mundo de las Ideas o las esferas astrales.
2º el filósofo, y en general todo hombre, debe aspirar a liberar su alma de la cárcel del cuerpo, lo que
sucede en el instante de la muerte. La muerte puede ser el momento más feliz de la vida y lo que hace posible que la
vida sea una “meditación sobre la muerte”.
Con respecto a la inmortalidad del alma, Platón adujo en el Fedón cinco argumentos que la avalaban. De
entre ellos los más interesantes son los dos siguientes:
1º el alma es espiritual y por ello simple; como lo simple no se puede dividir ni por tanto corromper, el
alma debe ser necesariamente eterna.
2º el verdadero conocimiento no puede ser adquirido en el mundo sensible; si el hombre es capaz de
conocer Ideas, el alma ha tenido que conocerlas en algún tipo de preexistencia.
La ética platónica
¿Cómo debe vivir el individuo, el buen ciudadano, según Platón? Platón forma
parte de la corriente de obediencia socrática. Es por ello por lo que rechaza el
relativismo sofístico convencido, como su maestro Sócrates, de que los conceptos
morales pueden ser definidos rigurosamente. Su doctrina ética intentará demostrar que
el orden moral y político tiene un fundamento objetivo, adquiriendo sus conceptos,
prescripciones y valores, el estatuto de Ideas.
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La ética platónica persigue el supremo bien del hombre. Para Platón, el bien
supremo del hombre debe cifrarse ante todo en la areté, en la virtud, entendiendo por
ésta el recto cultivo del alma, un estado de armonía anímica (consistente
fundamentalmente en la regulación de lo pasional de las partes irracionales del alma
llevado a cabo por la parte racional) que conduce a la felicidad. El bien del hombre no consiste
ni en el placer (Platón rechaza el hedonismo) ni tampoco en esa sabiduría inútil de aquellos que creyendo hallarse
ya en “la isla de los bienaventurados” no practican el “descenso” al mundo sensible (Platón rechaza la
contemplación teórica pura desvinculada de su dimensión práctica, de su dimensión política y ética pues su filosofía
no es un “misticismo”). Platón trata tanto de regular el placer sometiéndolo a la medida de la razón como lograr
hacer descender al mundo sensible al puro sabio. En suma, el bien para el hombre es la virtud, el
comportamiento recto, aquel que hace posible que el ser humano alcance la felicidad y
que es calificado como justo pues procede de un alma armoniosa, proporcionada,
mesurada y bella, esto es, de un “alma justa”.
a) Virtud como sabiduría: al igual que Sócrates, Platón considera que sólo puede
obrar bien quien conoce lo que es el bien, doctrina ética conocida con el nombre
de “intelectualismo moral”. La diferencia entre la doctrina platónica y la
socrática es que para Platón, como consecuencia de su división de la realidad en
el mundo sensible y el inteligible, el conocimiento del bien, del buen gobierno,
de la justicia, ya no radica en meras definiciones, sino que es ahora
conocimiento del Bien, el Buen Gobierno, la Justicia (con mayúsculas)
entendidas como entidades autosubsistentes, como Ideas.
b) Virtud como purificación: el orfismo era una creencia religiosa que concibió
el alma como una entidad inmortal. Esta concepción fue asumida por los
pitagóricos que consideraban que el alma, además de inmortal, transmigraba tras
la muerte y se reencarnaba en un nuevo cuerpo. Por todo ello, tanto el orfismo
como los pitagóricos consideran necesaria la purificación, entendiendo por tal un
proceso por el cual el alma se va liberando paulatinamente del cuerpo. En el caso
de Platón esta liberación tendría por objeto último que el alma, ya enteramente
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libre y sin necesidad de reencarnarse en otro cuerpo, pudiera regresar al mundo
al que verdaderamente pertenece y así contemplar las Ideas.
c) Virtud como justicia: Platón sostiene que el alma tiene tres partes: la razón,
el ánimo y el apetito. Estas funciones son, como ya vimos más arriba, la
inteligible o racional, la irascible o volitiva y la concupiscible o apetitiva. A
cada una de estas tres partes le corresponde respectivamente una función: la
función racional, irascible y concupiscible. A su vez, dependiendo de si dicha
función se cumple o no correctamente, a cada función le corresponde una
virtud (y un vicio) particular. Tenemos así, la sabiduría- prudencia (y el
correlativo vicio de la ignorancia), virtud propia del alma en su función
racional. Es esta virtud la que eleva el alma al mundo de las Ideas haciendo
posible su conocimiento, así como guía y conduce el comportamiento del
individuo. La fortaleza o valor (y el vicio de la cobardía), es la virtud propia
del alma en su función irascible, moviendo al alma a superar obstáculos y
dificultades tanto en este mundo como en su ascensión hacia el mundo de las
Ideas. La templanza (y el vicio de la incontinencia) es la virtud del alma en
su función concupiscible gracias a la cual el alma modera sus apetitos
corporales.
Platón tuvo desde muy joven inquietudes políticas. Terminó renunciando a una participación activa en la
vida política de Atenas al perder la confianza en los sistemas políticos imperantes, la oligarquía y la democracia.
Para Platón, como para todos los griegos, es en la polis donde el hombre se realiza como tal, donde alcanza la
virtud, la excelencia, donde el hombre da lo mejor de sí. Platón era un aristócrata conservador por lo que
probablemente se sintió siempre profundamente atraído por una organización jerarquizada de la sociedad, similar
quizá a la imperante en la ciudad rival de Esparta, vencedora además en la guerra en pos de la hegemonía del
mundo griego. Todo ello, quizá, pudo inconscientemente, también, inspirarle una concepción jerarquizada del alma
humana y de todos los aspectos de la vida social y política del hombre de claros tintes totalitarios.
57
oligárquico, condena de Sócrates llevada a cabo por la reinstaurada democracia) en los
que no vio otra cosa que un torrente de pasiones desatadas al margen de toda
moderación y de toda racionalidad, sumado a su condición de discípulo de Sócrates, le
convencieron de la verdad de las siguientes afirmaciones:
1º todos los Estados están sin excepción mal gobernados.
2º todos requieren una reforma radical.
3º esta reforma radical exige el estudio de la filosofía porque de ella depende “el
obtener una visión perfecta y total de lo que es justo”.
Platón renunció a intervenir activamente en los asuntos políticos atenienses pero
no renunció a su pasión política. El intelectualismo socrático le llevó a afianzar su
esperanza en la razón, en el conocimiento como condición inexcusable (condición
necesaria) del acierto político. Desde entonces, la idea de que el sabio ha de gobernar o
de que el que gobierna ha de ser sabio, vino a constituir el eje central de su
pensamiento. Por ello, Platón fundó la Academia con la esperanza de formar hombres
sabios capaces de intervenir en la legislación y el gobierno de las ciudades. Él mismo
trató por dos veces de educar a Dioniso, tirano de Siracusa. En conclusión, todo su
programa filosófico político tenía como fin llenar de contenido el saber que Sócrates
proponía como fin de la vida humana. Pero si el saber era para Sócrates una aspiración
inalcanzable, para Platón debía convertirse en una posesión efectiva de los gobernantes
de la ciudad.
Fue en La República y más tarde en las Leyes donde describió Platón en qué
consistía la mejor organización política de la polis, de la Ciudad. El fundamento último
de dicha forma de gobierno está inscrita, por toda la eternidad, como una divina Forma,
la “Ciudad o República ideal”, en el mundo inteligible. El contenido esencial de dicha
Forma de Ciudad ideal está dialécticamente atravesada por la noción de Justicia. Por
ello consideraba Platón que sólo cuando se dé la Justicia, se podrá considerar bien
gobernada la ciudad. Platón entendía, al igual que el resto del pensamiento griego de la
época, la Justicia (diké) como orden, como el ocupar cada cosa el lugar que es propio a
su naturaleza y como la correcta disposición de las partes que la componen. Así, por
ejemplo, un alma es justa cuando cada parte cumple la función que le corresponde
manteniéndose en su lugar, o el Cosmos es justo cuando en él se sucede ordenadamente
el ciclo de las estaciones. Pues bien, siguiendo el mismo esquema que había aplicado a
la explicación de en qué consiste la virtud o justicia del alma (en la correcta ordenación
de las partes que la componen), el gobierno justo de la Ciudad (la “justicia política”) se
alcanzará cuando se ordenen correctamente las tres clases sociales o estamentos que, a
juicio de Platón, deben componer la sociedad. ¿Cuáles son dichos estamentos?
58
cometido ni ninguna ambición privada les apartará de su deber. Es por todo ello que son
los más indicados en gobernar a los demás miembros de la comunidad conduciéndoles
por el camino de la virtud. Todo ello es razón suficiente por la que los gobernantes
deban ser los filósofos o filósofos ellos mismos. Finalmente, la sabiduría-prudencia
(noús-frónesis) es la virtud que les es propia.
¿Por qué tres estamentos? Porque son tres las principales necesidades o
funciones sociales que deben ser satisfechas por sus ciudadanos: la función productiva,
la función defensiva y la función gubernativa. La sociedad debe estar compuesta por lo
tanto por tres clases sociales o estamentos, cada uno de los cuales cumplirá una misión
específica dentro de la totalidad social. ¿Por qué cada clase debe ocuparse de una sola
función y no de varias? Porque según Platón, lo mejor para el buen gobierno de la
Ciudad es repartir las distintas funciones sociales conforme al “principio de
especialización funcional”, principio que establece que cada ciudadano se ocupe
exclusivamente de aquello para lo que está más capacitado según su naturaleza (según
cuál es la parte de su alma que es más preponderante: el apetito en los trabajadores, el
ánimo en los guerreros y la sabiduría-prudencia en los gobernantes). El principio reza
del siguiente modo: “Cada individuo y cada clase social han de desempeñar solamente
una función, aquella para la cual están más capacitados”.
59
2º cada parte cumple analógicamente una función similar dentro de la totalidad a
la que pertenece (y por eso podemos afirmar que en la Ciudad los gobernantes
son analógicamente la cabeza/razón del Estado o que en el ser humano, la razón
debe ser quien gobierne al individuo entero).
3º las partes del alma y las clases sociales comparten las mismas virtudes y
vicios.
Será tarea del Estado seleccionar a los miembros de las distintas clases así como
promover la virtud ciudadana. La pertenencia a un estamento no vendrá determinada
por la cuna o la riqueza sino por las capacidades y el talento naturales propio de cada
cual. Según las facultades más sobresalientes demostradas desde la infancia, el Estado
integrará al ciudadano en el estamento que en mayor medida corresponda a su
naturaleza (dependiendo del predominio en su alma de sus funciones racionales,
volitivas o apetitivas) formando a los ciudadanos en las virtudes que son propias del
estamento en el que se les incluye. La formación de los filósofos gobernantes será la
más dilatada y estará a cargo del Estado. Así, nadie según el plan de educación de los
gobernantes diseñado por Platón debería ocupar las más altas magistraturas de la ciudad
60
hasta no haber completado un periodo de formación científico-dialéctica de 30 años de
duración y un periodo de formación práctica en el gobierno de la polis de 15 años de
duración. Finalmente, serán suprimidas la propiedad privada, la familia y la diferencia
entre sexos. La finalidad no es otra que desterrar toda forma de egoísmo y ambición
privada (o aquello que las causa) que obstaculice o frene la consecución del bien común
de la polis.
Platón no se limitó a describir un Estado justo sino que además elaboró una
clasificación de las distintas formas de gobierno, una especie de protofilosofía de la
historia en la que, de un modo profundamente pesimista, describe los distintos
regímenes políticos y el orden de su sucesión. Platón pretendía con ello mostrar el
inevitable proceso de corrupción al que a su juicio, al igual que ocurre con el resto de
seres que componen este mundo sensible, se ve abocado todo gobierno y toda forma de
organización social. Platón partía de una hipotética “edad de oro”, el “gobierno de los
mejores”, no siendo para él la historia otra cosa que un proceso de degradación
continua hasta alcanzar, en los regímenes democráticos y tiránicos, un grado de
desorden y perversidad total. Veamos ahora cuáles son esos distintos modelos de
organización social, cuál es el orden de su sucesión y cuál la causa de su corrupción:
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democracia en manos de demagogos irresponsables, hace que toda forma de gobierno
resulte insoportable por lo que se acaba no respetando la autoridad ni de los magistrados
ni de las leyes; sucede además que los más ricos que ven peligrar sus fortunas conspiran
continuamente contra la democracia provocando todo ello un estado de confusión y
inestabilidad permanente. Para acabar con esta situación de caos, el pueblo encumbra a
alguien que se erige en su defensor dando origen a la tiranía.
PLATÓN,texto1
República libro IV, 427e—435c
3º—Y que la justicia consistía en hacer lo que es propio de uno, sin dispersarse en
muchas tareas, es también algo que hemos oído a muchos otros, y que nosotros hemos
dicho con frecuencia.
—En efecto, lo hemos dicho y repetido.
4º—En tal caso, mi amigo, parece que la justicia ha de consistir en hacer cada uno lo
suyo, del modo adecuado. ¿Sabes de dónde lo deduzco?
—No, dímelo tú.
5º—Opino que lo que resta en la Ciudad, tras haber examinado la moderación, la
valentía y la sabiduría, es lo que, con su presencia, confiere a todas esas cualidades la
capacidad de nacer y — una vez nacidas— les permite su conservación. Y ya dijimos
que, después de que halláramos aquellas tres, la justicia sería lo que faltase a esas tres
cualidades.
—Es forzoso, en efecto.
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6º—Ahora, si fuera necesario decidir cuál de esas cuatro cualidades lograría con su
presencia hacer a la Ciudad buena al máximo, resultaría difícil juzgar si es que
consiste en una coincidencia de opinión entre gobernantes y gobernados, o si es la que
trae aparejada entre los militares la conservación de una opinión común acerca de lo
que debe temerse o no, o si la existencia de una inteligencia vigilante en los
gobernantes; o si lo que con su presencia hace a la Ciudad buena al máximo consiste,
tanto en el niño como en la mujer, en el esclavo como en el libre y en el artesano, en el
gobernante como en el gobernado, es que cada uno haga sólo lo suyo, sin mezclarse en
los asuntos de los demás.
—Ciertamente, resultaría difícil de decidir.
9º— Una Ciudad nos pareció justa cuando los tres tipos de naturalezas existentes en
ella hacían cada cual lo suyo, y a su vez nos pareció moderada, valiente y sabia en
razón de algunas otras afecciones y hábitos propios de esos mismos tipos de
naturalezas.
—Es verdad.
10º—Por consiguiente, amigo mío, estimaremos que el individuo que cuente en su alma
con estos mismos tres tipos de naturalezas, con todo derecho se hace acreedor a los
mismos calificativos que se confieren a la Ciudad.”
El texto que se nos invita a comentar trata sobre dos cuestiones íntimamente
vinculadas:
1º PRINCIPIO DE ESPECIALIZACIÓN FUNCIONAL - Por un lado, en la
primera parte del texto, Sócrates (por boca de quien Platón expone su pensamiento)
establece el qué y el para qué de la justicia de la Ciudad (en el texto, del Estado):
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valentía de los guerreros y la sabiduría de los filósofos-
gobernantes.
Pasemos seguidamente a dar cuenta del tema sobre el que se nos inquiere: la
vinculación del alma a la ciudad.
PLATÓN,texto2
República libro VI, 509c—511e
“1º- Me temo que voy a dejar mucho de lado; no obstante, no omitiré lo que en este
momento me sea posible.
- No, por favor.
2º- Piensa entonces, como decíamos, cuáles son los dos que reinan: uno, el del género y
ámbito inteligibles; otro, el del visible, y no digo `el del cielo' para que no creas que
hago juego de palabras. ¿Captas estas dos especies, la visible y la inteligible?
- Las capto.
3º- Toma ahora una línea divida en dos partes desiguales; divide nuevamente cada
sección según la misma proporción, la del género de lo que se ve y otra la del que se
intelige, y tendrás distinta oscuridad y claridad relativas; así tenemos primeramente, en
64
el género de lo que se ve, una sección de imágenes. Llamo “imágenes” en primer lugar
a las sombras, luego a los reflejos en el agua y en todas las cosas que, por su
constitución, son densas, lisas y brillantes, y a todo lo de esa índole. ¿Te das cuenta?
- Me doy cuenta
4º- Pon ahora la otra sección de la que ésta ofrece imágenes, sección a la que
corresponden las cosas que existen en nuestro derredor, los animales así como todo lo
que crece, y también el género íntegro de cosas fabricadas por el hombre.
- Pongámoslo.
5º- ¿Estás dispuesto a declarar que la línea ha quedado divida, en cuanto a su verdad y
no verdad, de modo tal que lo opinable es a lo cognoscible como la copia es a aquello
de los que es copiado?
- Estoy muy dispuesto.
7º- De éste. Por un lado, en la primera parte de ella, el alma, sirviéndose de las cosas
antes imitadas como si fueran imágenes, se ve forzada a indagar a partir de su puestos,
marchando no hasta un principio sino hacia una conclusión.
8º- Por otro lado, en la segunda parte, avanza hasta un principio no supuesto,
partiendo de un supuesto y sin recurrir a imágenes -a diferencia del otro caso-,
efectuando el camino con Ideas mismas y por medio de Ideas.
- No he aprehendido suficientemente esto que dices.
9º- Pues veamos nuevamente; será más fácil que entiendas si te digo esto antes. Creo
que sabes que los que se ocupan de geometría y de cálculo suponen lo impar y lo par,
las figuras y tres clases de ángulos y cosas afines, según lo investigan en cada caso.
Como si las conocieran, las adoptan como supuestos, y de ahí en adelante no estiman
que deban dar cuenta de ellas ni a sí mismos ni a otros, como si fueran evidentes a
cualquiera; antes bien, partiendo de ellas atraviesan el resto de modo consecuente,
para concluir en aquello que proponían al examen.
- Sí, esto lo sé.
10º - Sabes, por consiguiente, que se sirven de figuras visibles y hacen discursos acerca
de ellas, aunque no pensando en éstas sino en aquellas cosas a las cuales éstas se
parecen, discurriendo en vista al Cuadrado en sí y a la Diagonal en sí, y no en vista de
la que dibujan, y así con lo demás. De las cosas mismas que configuran y dibujan hay
sombras e imágenes en el agua, y de estas cosas que dibujan se sirven como imágenes,
buscando divisar aquellas cosas en sí que no podrían divisar de otro modo que con el
pensamiento.
- Dices verdad.
11º- A esto me refería como la especie inteligible. Pero en esta su primera sección, el
alma se ve forzada a servirse de supuestos en su búsqueda, sin avanzar hacia un
principio, por no poder remontarse más allá de los supuestos. Y para eso usa como
imágenes a los objetos que abajo eran imitados, y que habían sido conjeturados y
estimados como claros respecto de los que eran sus imitaciones.
65
- Comprendo que te refieres a la geometría y a las artes afines.
12º- Comprende entonces la otra sección de lo inteligible, cuando afirma que en ella la
razón misma aprehende, por medio de la facultad dialéctica, y hace de los supuestos no
principios sino realmente supuestos, que son como peldaños y trampolines hasta el
principio del todo, que es no supuesto, y tras aferrarse a él, ateniéndose a las cosas que
de él dependen, desciende hasta una conclusión, sin servirse para nada de lo sensible,
sino de Ideas, a través de Ideas y en dirección a Ideas hasta concluir en Ideas.
13º- Comprendo, aunque no suficientemente, ya que creo que tienes en mente una tarea
enorme: quieres distinguir lo que de lo real e inteligible es estudiado por la ciencia
dialéctica, estableciendo que es más claro que lo estudiado por las llamadas “artes”,
para las cuales los supuestos son principios. Y los que los estudian se ven forzados a
estudiarlos por medio del pensamiento discursivo, aunque no por los sentidos. Pero a
raíz de no hacer el examen avanzando hacia un principio sino a partir de supuestos, te
parece que no poseen inteligencia acerca de ellos, aunque sean inteligibles junto a un
principio. Y creo que llamas “pensamiento discursivo” al estado mental de los
geómetras y similares, pero no “inteligencia”; como si el “pensamiento discursivo”
fuera algo intermedio entre la opinión y la inteligencia.
14º- Entendiste perfectamente. Y ahora aplica a las cuatro secciones estas cuatro afec-
ciones que se generan en el alma; inteligencia, a la suprema; pensamiento discursivo, a
la segunda; a la tercera asigna la creencia y la cuarta la conjetura; y ordénalas
proporcionadamente, considerando que cuanto más participen de la verdad tanto más
participan de la claridad.
- Entiendo, y estoy de acuerdo en ordenarlas como dices.”
Idea principal
En este texto, Platón expone su doctrina epistemológica acerca de la correlación existente entre
los tipos de conocimiento y las clases de realidad:
66
menor a mayor conocimiento). Dichos estados o estadios pueden ser concebidos como los escalones por los
que asciende progresivamente el sabio en su recorrido desde la ignorancia hasta el saber.
Ideas secundarias
1º Sócrates establece la existencia de dos géneros o tipos de realidades: las cosas visibles y los
entes inteligibles (párrafo 2º). ¡CUIDADO! Platón comienza hablando de los dos mundos (sensible e
inteligible) no de dos tipos de conocimiento.
2º Sócrates, solicita a su interlocutor que tome una línea (que ha sido previamente dividida en
dos segmentos que representan los dos mundos, el visible y el inteligible) y la fraccione en
cuatro subsegmentos más pequeños. El segmento que representa el mundo de lo visible será
dividido en dos secciones: la primera sección se referirá al conjunto de las imágenes de las
cosas (es decir, a las sombras y los reflejos de las cosas); la segunda sección representará el
conjunto de las cosas que forman el mundo visible (animales, plantas, artefactos, etc.) (párrafos
3º y 4º).
3º La relación existente entre los dos mundos, entre las cosas del mundo de las Ideas (“ lo
cognoscible”) y las del mundo sensible (“lo opinable”), es comparable por lo que atañe a su
realidad (“a su valor de verdad”), a la relación que existe entre un modelo y su copia (5º
párrafo).
4º El segmento que representa la región de lo inteligible también va a ser dividido (párrafo 6º)
¡CUIDADO DE NUEVO! Aquí Platón habla ya más que del mundo inteligible, del conocimiento de éste .
5º En su primera sección, el alma hace uso de imágenes ( de representaciones sensibles como puntos,
rectas, figuras…) y se parte de supuestos ( de números y figuras de los que no se ha indagado las Ideas que los
fundamentan) para avanzar hacia una conclusión, no hacia su principio ( es decir, no hacia su
fundamento, su Idea) (párrafo 7º).
7º La primera sección del conocimiento inteligible se refiere a la geometría y a las otras ramas
del arte matemático (párrafos 9º-11º).
10º Consideración de que las artes matemáticas se encuentran a mitad de camino entre la ciencia
dialéctica y el conocimiento sensorial. Del mismo modo, el grado de conocimiento que
corresponde a las artes matemáticas, el pensamiento discursivo o dianoia, aún perteneciendo al
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género del conocimiento inteligible, puede considerarse como un estadio intermedio entre la
opinión o doxa y la inteligencia o noesis (el grado superior del conocimiento de lo inteligible).
(párrafo 13º).
11º Sócrates relaciona las cuatro secciones con los cuatro estados en que se puede encontrar el
alma respecto al conocimiento (es decir, con los cuatro grados del conocimiento) : “inteligencia”,
“pensamiento discursivo”, “creencia” y “conjetura”. Concluye finalmente que el grado de
verdad (“de claridad”) del conocimiento es proporcional al grado de realidad (“de verdad”) de
lo conocido por cada uno de dichos grados: imágenes en la conjetura, cosas reales en la creencia, números y
figuras en el pensamiento discursivo e Ideas en la inteligencia (párrafo 14º).
68
explicada en su diálogo La República en el “Símil de la línea” e ilustrada
alegóricamente, también en el mismo diálogo, en el “Mito de la caverna”).
69
fundamento no hipotético, las Ideas. El conocimiento noético nos aporta, por lo tanto, el
conocimiento de las Ideas. Éstas se conocerán directamente, sin ayuda de los sentidos,
en una visión intelectual. Esta visión se lleva a cabo a través del nous, de una intuición
intelectual. Pero estas Ideas mantienen una relación jerárquica entre sí, constituyendo
una unidad, y para conocer esta relación se necesita la ciencia dialéctica. En la
dialéctica platónica se parte de una diversidad de Ideas para encontrar algo que tengan
esas Ideas en común (por ejemplo, las Ideas de Animal y de Planta tienen en común el
ser vivientes, el implicar la Idea de Viviente). El pensamiento dialéctico puede moverse
en dos direcciones:
2º—Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan sombras que llevan toda
clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera
y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.
—Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.
3º—Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o
unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la
caverna que tienen frente a sí?
—Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
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4º—¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del
tabique?
—Indudablemente.
5º—Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar
nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven?
—Necesariamente.
6º—Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de
los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo que
oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos?
—¡Por Zeus que sí!
7º—¿Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los
objetos artificiales transportados?
—Es de toda necesidad.
9º—Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de
eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas
son realmente más claras que las que se le muestran?
—Así es.
10º—Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo
antes de llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado
y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo
de los objetos que ahora decimos que son los verdaderos?
—Por cierto, al menos inmediatamente.
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12º—Finalmente, pienso, podría percibir el sol, no ya en imágenes en el agua o en
otros lugares que le son extraños, sino contemplarlo como es en sí y por sí, en su propio
ámbito.
—Necesariamente.
13º—Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las
estaciones y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es
causa de las cosas que ellos habían visto.
—Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones.
18º—Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que
anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la
vista con la morada-prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol.
Compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el
camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que
estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en
todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y
con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse (que es la causa
de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al
señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la
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inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto
en lo privado como en lo público.”
Idea principal
Nos encontramos ante un fragmento del mito de la caverna, relato a través del cual
Platón expone metafóricamente 1º su doctrina dualista de los dos mundos (mundo
sensible y mundo inteligible) y 2º su doctrina de los dos tipos de conocimiento (opinión
y ciencia, doxa y episteme) y de los cuatro grados correlativos en los que se dividen
(eikasía, pistis, dianoia y nóesis).
Ideas secundarias
2º Descripción de dicha caverna, una gruta abierta al exterior, con una hoguera ardiendo
en su interior y con un camino oculto tras un muro, y de la situación en la que se están
los que allí moran, unos prisioneros que se encuentran desde niños encadenados los
unos a los otros y que, al no poder girar la cabeza, sólo pueden ver la pared que tienen
delante (párrafo 1º).
3º Los prisioneros toman por reales las sombras que el fuego proyecta en la pared del
fondo de la caverna situándose por ello en un estado de ignorancia. Las sombras lo son
de objetos que portan los caminantes que procesionan tras el muro (párrafos 2-7).
4º Descripción de las distintas experiencias por las que pasa un prisionero que es
liberado de las cadenas, obligado a levantarse y a recorrer el interior de la caverna: 1º
quedarían en un primer momento sus ojos deslumbrados por la luz de la hoguera que
ilumina el interior de la caverna; 2º contemplaría, pero con esfuerzo, al fin los objetos
cuyas sombras contemplaba cuando se encontraba encadenado; 3º le costaría reconocer
que dichos objetos son más reales que dichas sombras; 4º finalmente, preferiría mirar
los objetos antes que la hoguera (la fuente misma de la luz que hace posible su visión
debido al dolor que ésta produce en unos ojos habituados a sólo contemplar sombras)
(párrafos 8ºy 9º).
6º Descripción del proceso de habituación a la luz por el que pasan los ojos del
prisionero en el espacio abierto exterior: 1º contemplarían las sombras y reflejos en el
agua de los objetos; 2º luego, los objetos mismos; 3º después, de noche, los objetos del
cielo; 4º finalmente, el Sol mismo, fuente de toda luz, lo que le llevaría a concluir al
prisionero que dicho astro es quien gobierna dicho “mundo exterior” (párrafos 11º-13º).
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7º Toma de conciencia del prisionero de que el conocimiento que ha alcanzado en el
mundo exterior es cualitativamente distinto, superior y mejor al que detentaba en el
interior de la caverna cuando solo “sabía” de sombras (párrafo 15º).
9º El último párrafo está dedicado a explicar que representan algunas de las figuras
utilizadas en la alegoría de la caverna:
1º caverna = mundo sensible
2º hoguera = Sol (el astro real, no el alegórico del relato)
3º camino recorrido por el prisionero = camino del alma hacia el mundo de las
Ideas.
El texto concluye afirmando que en la cúspide o “final” del mundo inteligible se
encuentra la Idea de Bien, Idea que es:
1º fuente en el mundo inteligible de toda verdad e inteligencia y
2º causa en el mundo visible de todas las cosas rectas y bellas así como de la luz
que ilumina dicho mundo (párrafo 18º).
Platón nos pide que imaginemos una caverna en la cual se encuentran encerrados
desde su nacimiento un grupo de hombres. Los prisioneros están encadenados los unos a
los otros sin poder por ello ninguno separarse de los demás. Se encuentran al fondo de
la caverna, en la parte más oscura, fría y húmeda (inhóspita) de ésta, de frente a una
pared y de espaldas al resto de la caverna. Llevan allí toda su vida y tienen la cabeza
sujeta de tal modo que no ven más que las paredes del fondo de la cueva. Detrás de ellos
hay una hoguera y, entre la hoguera y sus espaldas, un camino oculto por un muro. Por
el camino y ocultos por el muro, procesionan diversas personas que portan objetos en
sus cabezas (ánforas, figuras de plantas y de animales) que proyectan su sombra sobre
las paredes del fondo de la cueva. Los prisioneros que hay dentro de la caverna sólo
pueden ver las sombras de esos objetos. Creen que las sombras son cosas reales, porque
es lo único que conocen. Pero en realidad no ven a las personas de verdad.
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a la luz del sol ofusca sus sentidos y le impide ver dónde se encuentra y lo que hay a su
alrededor. Sin embargo, poco a poco, sus ojos se van acostumbrando a la claridad
meridiana reinante y haciéndose capaces de percibir las cosas que en ese lugar hay. El
prisionero primero dirigirá su mirada hacia el suelo y en él podrá contemplar las
sombras de los objetos. Seguidamente, será capaz de alzar la vista hasta contemplar
directamente los objetos. Finalmente, levantará la vista y la dirigirá hacia el sol, fuente y
principio de toda la luminosidad y la vida que ha hallado en ese nuevo mundo. Tras
estas enriquecedoras experiencias, el prisionero llega a comprender la pobreza de su
vida anterior. En el interior de la caverna, tuvo que contentarse con un mundo de
sombras, con una infrarrealidad ubicada siempre de espaldas al mundo verdaderamente
real, lleno de luz, vida y belleza. Conforme los ojos se fueron aclimatando a la luz del
sol, vio aquello de lo que habían sido privados sus compañeros de cautiverio y se apenó
por ellos. Por ello, decide volver al interior de la caverna, con la intención de contarles
lo que ha visto y experimentado: la verdadera realidad. Pero cuando el prisionero
retorna a su anterior mundo de sombras, sus ojos ya no están acostumbrados a esa falta
de luz ni a un lugar tan tenebroso. Ya no puede discriminar entre las sombras con la
misma facilidad que sus compañeros de cautiverio. Desde la perspectiva de éstos, la
salida al exterior de la cueva le ha costado la cordura pues ya no es capaz de orientarse
en ese mundo de sombras. Pero lo cierto es que él ha visto el mundo real mientras que
ellos se contentan con un mundo de apariencias superficiales. Incluso, no saldrían de la
caverna aunque tuviesen la oportunidad de hacerlo. Finalmente, hartos de la insistencia
en desatarle, liberarles y conducirles fuera de la caverna, podrían llegar incluso a
matarlo.
Explicación
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DUALISMO ONTOLÓGICO
De entre las múltiples intenciones que animan la teoría platónica de las Ideas,
una de ellas es su interés filosófico-científico en fundamentar una comprensión racional
de la realidad. La teoría de las Ideas fue formulada por Platón en su periodo de madurez
o dogmático en obras como el “Fedón”, el “Fedro” o “La República”. Platón defiende a
partir de estas obras la existencia de dos mundos, de dos realidades contrapuestas: el
mundo sensible y el mundo de las Ideas. Esta doctrina ontológica es la principal
doctrina filosófica platónica (la médula de su sistema filosófico) y en ella postula una
concepción metafísica de carácter dualista (dualismo ontológico platónico) de la
realidad. Describamos seguidamente lo rasgos más destacables de cada uno de esos dos
mundos:
- por otro lado está el mundo de las Ideas (representadas en el mito por el
mundo exterior al que logra salir el prisionero), un mundo que el hombre no habita
pero al que el sabio puede acceder a través de su inteligencia (el nous). Este mundo de
las Ideas está constituido por un tipo de realidades radicalmente distintas a todas
aquellas que encontramos en nuestro entorno: plantas, animales, diferentes tipos de
materia inerte, etc. A estas peculiares y extrañas entidades las denominó Ideas o Formas
(representado por los objetos o seres que habitan dicho mundo exterior a la caverna).
76
8º únicas (no existe una pluralidad de ideas de un mismo tipo como por el
contrario sucede con la pluralidad de lo existente; sólo hay una Idea de caballo, mientras
que en el Mundo Sensible hay una pluralidad indefinida de caballos)
Determinadas las propiedades más relevantes de las Ideas ¿podemos afinar más
y establecer qué son en último término, cuál es su naturaleza? Platón entiende que las
Ideas son fundamentalmente tres cosas:
b) Las Ideas son para Platón patrones de orden y estructuración, esto es, las
distintas formas de identidad y determinación posibles. Por ello, Platón se preguntará
acerca de lo que una realidad es en-sí, siendo el conocimiento intuitivo, noético (directo
y completo) del “en qué consiste dicha determinación” (¿qué es la Circularidad en-sí
misma?) el único merecedor del calificativo de científico y el único que otorga la
verdadera sabiduría.
c) Las Ideas son también la causa de las cosas sensibles, de los entes corpóreos,
pero no en el sentido ordinario de que estos, los entes materiales, se generen a partir de
aquellos, los entes ideales, sino en el sentido de que las Ideas se constituyen como los
modelos o arquetipos a partir de los cuales se diseña la pluralidad de lo existente (las
Ideas son el principio configurador que otorga a la materia de una estructura y de este
modo proporciona a los seres del mundo físico de una consistencia e inteligibilidad de la
que carecen de suyo).
Las Formas, decíamos más arriba, están en el mundo de las Ideas, un mundo
supraceleste, metafísico. Este mundo ideal no es una mera acumulación sin orden ni
concierto de Ideas sino que está estructurado sistemáticamente: las Ideas están
conectadas lógicamente (se atraviesan entre sí subsumiéndose e implicándose unas con
otras; así, la Idea de perro implica la de animal y ésta a su vez la de viviente, etc.) y
jerarquizadas, constituyendo un sistema de forma piramidal cuya cúspide está ocupada
por la Idea de Bien (representada en el mito de la caverna por el Sol al que con suma
dificultad dirige el prisionero finalmente su mirada), Idea suprema y fundamento
primero de todo el mundo inteligible, causa de todo el ser e inteligibilidad que podamos
encontrar en cualquier Forma. Por debajo de ésta, hallamos, en orden estratificado
descendente, el resto de las Ideas. En primer lugar, ocuparían el nivel inmediatamente
inferior a la Idea de Bien (representadas alegóricamente en el mito por los astros y los
cielos):
77
Posteriormente, en segundo lugar, configurando un nuevo estrato, nos
encontraríamos con las Ideas matemáticas (Ideas de números, de figuras geométricas y
de proporciones matemáticas), Ideas que no deben ser confundidas nunca con los entes
matemáticos (representados en el mito por las imágenes y reflejos de los objetos del
mundo exterior que en un primer momento es lo único que es capaz de vislumbrar los
ojos el prisionero acostumbrado a la oscuridad de la caverna), entes formales de orden
inferior a las Ideas. Finalmente, en tercer lugar, en el último nivel (que se constituiría
como base inferior del sistema piramidal que constituye el mundo ideal) se ubicarían las
Ideas modelos-paradigmas de las entidades materiales y sensibles (Ideas de Caballo,
Hierro, Madera o Agua) (representadas en el mito por los seres que encuentra a su
alrededor el prisionero cuando logra salir de la caverna al mundo exterior: plantas,
animales, etc.)
CIENCIA DIALÉCTICA
Las Ideas son conocidas por el sabio, nunca por el ignaro hombre corriente, por
medio de la ciencia dialéctica (la dialéctica es una forma de pensamiento o de realidad
que avanza a través de la contraposición de tesis), la ciencia del ascenso lento y fatigoso
de Idea en Idea hasta la Idea de Bien. Esta dialéctica que se encamina hacia la cúspide
del sistema piramidal ocupado por dicha Idea de Bien es una dialéctica de carácter
ascendente, ascensión que escala desde los niveles inferiores del mundo ideal, estrato
tras estrato, Idea tras Idea, hasta lograr alcanzar la Idea suprema, el primer principio
cuyo conocimiento hace totalmente inteligible al resto de las Ideas, la Idea de Bien.
Posteriormente, el sabio debe ejercitar una dialéctica de carácter descendente en la que
desde la Idea de Bien se desciende de Idea en Idea hasta alcanzar aquéllas que se
encuentran en la base, las Ideas modelo de las cosas materiales. La comprensión de
dichas Ideas son la clave para la comprensión racional del mundo sensible y hacen
posible el salto que ahora ya el sabio puede dar al mundo material confiado en que
logrará orientarse en el laberinto del devenir y así podrá ayudar y guiar a sus
conciudadanos en la dura tarea de vivir y convivir (representado alegóricamente por el
regreso a la caverna del prisionero con la intención de contarles lo que ha visto para
después, cual guía, conducirles hacia el lugar donde reside el verdadero Bien:
doctrina del filósofo-rey).
¿Qué decir del mundo sensible y su relación con el mundo ideal? Para Platón, la
realidad material perceptible por los sentidos está en perpetuo devenir siendo su ser no
verdadero, como ocurre con las Ideas, sino aparente. Entre los dos mundos hay, por lo
tanto una escisión, un hiato, un abismo, una cesura o separación ontológica insuperable,
estructural. Sin embargo, Platón no deseaba desvincular totalmente ambos mundos sino
que intentó ponerlos en contacto, en comunicación, relacionarlos de algún modo. Dicha
relación es entendida por Platón de tres modos distintos:
78
Para Platón, los entes sensibles (como por ejemplo el hierro y la madera)
imitan/participan de las Ideas (a las Ideas de Hierro y Madera, Ideas que jamás se
oxidan ni pudren) pero esa imitación/participación es imperfecta ya que la materia de la
que están compuestos introduce un factor de indeterminación y de desorden (que
provoca, como es de suponer la herrumbre y la putrefacción de los ejemplos
antedichos).
COSMOLOGÍA PLATÓNICA
Para explicar cómo se genera el ser de este mundo sensible a partir del
inteligible, Platón recurre en el diálogo “Timeo” a una figura mítica, el Demiurgo (el
gran artesano cósmico o Hacedor). Éste es una especie de dios sabio y muy poderoso
aunque no omnipotente. Por ello no podrá crear un mundo sensible a partir de la nada
requiriendo unos materiales con los cuales erigir su obra, el Cosmos. Esos materiales,
esa materia, será moldeada por el Demiurgo teniendo en mente como modelo a las
Ideas. Su intención providente no será otra que la de fabricar un mundo material
(ciertamente corpóreo y sensible) máximamente ordenado y determinado, y por lo
tanto, dentro de lo que la materia permite, lo más similar posible al mundo ideal.
“Sobre la inmortalidad, baste ya con lo dicho. Pero sobre su idea hay que añadir lo
siguiente: Cómo es el alma, requeriría toda una larga y divina explicación; pero decir
a qué se parece, es ya asunto humano y, por supuesto, más breve. Podríamos entonces
decir que se parece a una fuerza que, como si hubieran nacido juntos, lleva a una yunta
alada y a su auriga. Pues bien, los caballos y los aurigas de los dioses son todos ellos
79
buenos, y buena su casta, la de los otros es mezclada. Por lo que a nosotros se refiere,
hay, en primer lugar, un conductor que guía un tronco de caballos y, después, estos
caballos de los cuales uno es bueno y hermoso, y está hecho de esos mismos elementos,
y el otro de todo lo contrario, como también su origen. Necesariamente, pues, nos
resultará difícil y duro su manejo.
Y ahora, precisamente, hay que intentar decir de dónde le viene al viviente la
denominación de mortal e inmortal. Todo lo que es alma tiene a su cargo lo inanimado,
y recorre el cielo entero, tomando unas veces una forma y otras otra. Si es perfecta y
alada, surca las alturas, y gobierna todo el Cosmos. Pero la que ha perdido sus alas va
a la deriva, hasta que se agarra a algo sólido, donde se asienta y se hace con cuerpo
terrestre que parece moverse a sí mismo en virtud de la fuerza de aquélla. Este
compuesto, cristalización de alma y cuerpo, se llama ser vivo, y recibe el sobrenombre
de mortal. El nombre de inmortal no puede razonarse con palabra alguna; pero no
habiéndolo visto ni intuido satisfactoriamente, nos figuramos a la divinidad, como un
viviente inmortal, que tiene alma, que tiene cuerpo, unidos ambos, de forma natural,
por toda la eternidad. Pero, en fin, que sea como plazca a la divinidad, y que sean estas
nuestras palabras.
Consideremos la causa de la pérdida de las alas, y por la que se le desprenden al alma.
Es algo así como lo que sigue.
El poder natural del ala es levantar lo pesado, llevándolo hacia arriba, hacia donde
mora el linaje de los dioses. En cierta manera, de todo lo que tiene que ver con el cuer-
po, es lo que más unido se encuentra a lo divino. Y lo divino es bello, sabio, bueno y
otras cosas por el estilo. De esto se alimenta y con esto crece, sobre todo, el plumaje
del alma; pero con lo torpe y lo malo y todo lo que le es contrario, se consume y acaba.
Por cierto que Zeus, el poderoso señor de los cielos, conduciendo su alado carro,
marcha en cabeza, ordenándolo todo y de todo ocupándose. Le sigue un tropel de dioses
y démones ordenados en once filas. Pues Hestia se queda en la morada de los dioses,
sola, mientras todos los otros, que han sido colocados en número de doce, como dioses
jefes, van al frente de los órdenes a cada uno asignados. Son muchas, por cierto, las
miríficas visiones que ofrece la intimidad de las sendas celestes, caminadas por el
linaje de los felices dioses, haciendo cada uno lo que tienen que hacer, y seguidos por
los que, en cualquier caso, quieran y puedan. Está lejos la envidia de los coros divinos.
Y, sin embargo, cuando van a festejarse a sus banquetes, marchan hacia las empinadas
cumbres, por lo más alto del arco que sostiene el cielo, donde precisamente los carros
de los dioses, con el suave balanceo de sus firmes riendas, avanzan fácilmente, pero a
los otros les cuesta trabajo. Porque el caballo entreverado de maldad gravita y tira
hacia la tierra, forzando al auriga que no lo haya domesticado con esmero. Allí se
encuentra el alma con su dura y fatigosa prueba. Pues las que se llaman inmortales,
cuando han alcanzado la cima, saliéndose fuera, se alzan sobre la es palda del cielo, y
al alzarse se las lleva el movimiento circular en su órbita, y contemplan lo que está al
otro lado del cielo.”
80
La yunta de caballos de las almas de los dioses es noble, pero la de los hombres no, pues
uno de los caballos es díscolo, con lo que su conducción es dura y difícil.
5º La parte más excelente del alma humana es semejante a la de los dioses y como
ellos se nutre de lo verdadero, bueno y bello, esto es, del conocimiento de la Idea,
81
aquella verdadera realidad que está más allá de lo sensible en un ámbito inteligible en el
que permanece siempre idéntica a sí misma.
PLATÓN,texto5
Menón, 81c—82a
Idea principal
Todo conocimiento es reminiscencia (el recuerdo de algo previamente aprendido por el
alma en una vida anterior).
Ideas secundarias
2º El alma está por ello en estado de recordar lo que ya sabía y había aprendido
anteriormente acerca de la virtud.
3º Tolo lo que existe en la realidad (“en la naturaleza”) esta conectado entre sí. Por ello,
el hombre concienzudo que no ceja en su investigación en pos de la verdad puede llegar
a conocerlo todo con tal de que llegue a recordar una primera cosa verdadera (como
quien encontrando el cabo de un hilo, tira luego de él).
82
4º Los planteamientos sofísticos sobre estas cuestiones son seductores pero debilitan y
hacen perezoso al que los comparte pues no le animan a investigar. Por el contrario, la
doctrina de la reminiscencia nos vigoriza y nos hace inquisitivos, es decir, nos impulsa a
buscar la verdad acerca de lo que sea la virtud.
Alocución de Menón
8º Menón renuncia a argucias dialécticas y se muestra solícito ante Sócrates para que
éste le demuestre la verdad de su doctrina de la anamnesis.
Vamos seguidamente a hacer una serie de acotaciones acerca del texto que se nos
pide que comentemos para luego explicar más pormenorizadamente la cuestión temática
que debemos desarrollar: los grados de conocimiento o epistemología platónica.
83
reminiscencia (tal como indica literalmente el texto cuando afirma que “todo lo que se
llama buscar y aprender no es otra cosa que recordar”).
Platón establece además, como acabamos de ver, una correlación entre los
distintos géneros de conocimiento y los distintos tipos de mundos. Así, el conocimiento
epistémico corresponderá al mundo ideal mientras que el dóxico lo será del sensible. A
su vez, las subdivisiones internas que se dan en cada uno de los géneros del
conocimiento, que dará lugar en cada uno de ellos a dos especies o grados, será
correlativa a los distintos tipos de objetos o niveles de realidad existentes en cada uno
de los dos mundos.
84
1º La eikasía (conjetura o imaginación): es el conocimiento de las imágenes,
sombras y reflejos de las cosas sensibles (los personajes de la mitología, las invenciones
de los poetas, las ficciones en general).
Pero ¿Cómo puede el ser humano pasar de los grados de conocimiento inferiores
a los grados de conocimiento superiores? O, lo que es lo mismo ¿Cómo puede el sabio
ascender desde el mundo sensible en el que se encuentra hasta el mundo inteligible de
las Ideas? Platón recurre a una explicación de tipo mítico para dar cuenta de este
85
tránsito: la teoría de la anámnesis o reminiscencia, mediante la cual se explica cómo se
puede llegar a poseer un conocimiento de Ideas permaneciendo sin embargo en el
mundo sensible. Afirma Platón que, al encarnarse en el cuerpo, tras la caída del ámbito
inteligible en el sensible, el alma olvida su pertenencia al mundo de las Ideas y lo que
allí vio y conoció. Pero una vez encarnada en un cuerpo, dispone de sentidos para
percibir las cosas sensibles. Como éstas son una copia de las cosas inteligibles, de las
Ideas, al verlas el alma puede llegar, esforzándose, a rememorar, a recordar los
originales. Las cosas le sirven así como acicates, estímulos para, elevándose el alma por
encima de ellas, lograr que ésta recuerde aquello que conocía pero había olvidado: las
Ideas. Esta doctrina fue expuesta, como ya vimos más arriba, en el diálogo el “Menón”,
obra en la que Sócrates logra que un esclavo analfabeto sea capaz por sí mismo de
resolver (recordar) un intrincado problema geométrico. Por otra parte, la teoría de la
anámnesis puede ser, en cierto modo, considerada como la primera exposición de la
doctrina del “a priori” y del carácter innato del conocimiento.
Aquí se nos pide que expliquemos la teoría de los dos mundos de Platón. Bien,
pues enfocaremos nuestra comparación explicitando la crítica de Aristóteles al
dualismo ontológico platónico del siguiente modo:
Como vemos, para A. no tiene sentido concebir las Ideas como realidades
separadas. Si para Platón las Ideas son lo verdaderamente real, lo ontológicamente
86
verdadero, no siendo las cosas sensibles más que pobres remedos de aquéllas, para A. lo
verdaderamente real son los individuos concretos, las substancias. Este mundo (el
mundo sensible de Platón) recupera así su plena realidad al ser los individuos concretos
y no las Ideas, abstracciones formales inmateriales al fin y al cabo, lo verdaderamente
real. Se contrapone de este modo el realismo aristotélico frente al idealismo platónico.
87
Por otro lado, A. rechaza la dialéctica platónica, el método dialéctico, porque
consideraba que el proceder dialéctico no era un proceder de lo necesario sino tan sólo
de lo posible, sustituyéndolo por la demostración cuyo esquema es el silogismo.
Texto “Fedro”
Ética + Política platónica, todo ello girando en torno al concepto de justicia como
máxima virtud.
88
atención a la justicia pues es aquella vinculada con la regulación de las relaciones
sociales (y no también con la regulación de las pasiones, como acabamos de ver sucede
con Platón que entiende por justicia del alma la armonía y correcto orden de
preeminencia y subordinación de las partes del alma). Para el estagirita, podemos
entender por justicia dos cosas distintas:
2º por otro lado, la justicia hace referencia a la virtud que regula las relaciones
interpersonales imponiendo un trato igualitario de modo que a cada cual se le dé lo que
le corresponde. En el caso de los contratos y los intercambios, así como en los delitos y
las penas, la justicia exige que se dé exactamente lo mismo que se recibe (esta justicia
se conocerá con el nombre de justicia conmutativa), mientras que cuando se trata de la
distribución política de cargos y honores, la justicia (aquí denominada justicia
distributiva) exige que no se dé a todos por igual sino a cada uno en proporción a sus
méritos.
2º Juicio crítico
Para finalizar, vamos a emitir un juicio crítico acerca del asunto sobre el que
versa el documento motivo de nuestra composición. La teoría filosófica platónica,
doctrina conocida usualmente con el nombre de “Teoría de las Ideas”, provoca en
nosotros, hombres del siglo XXI, debido a su concepción dualista e idealista de lo real
y del ser humano una profunda perplejidad. La afirmación de la existencia de una
realidad inmaterial trascendente de carácter estrictamente formal (ni siquiera espiritual
pues las Ideas platónicas no pueden ser confundidas stricto sensu con el Dios de las
grandes religiones monoteístas ni con el Dios de Aristóteles), la estricta separación en el
ser humano entre un cuerpo material, corruptible y mortal y un alma inmaterial y eterna,
o una epistemología que hace de la sola intuición y la especulación pura la única forma
89
de ciencia y verdadera sabiduría, nos son hoy en día completamente extrañas ya que la
más radicales doctrinas del más metafísico de los pensadores occidentales son
inasumibles en nuestra contemporaneidad, aquella fase de la modernidad en la que ya se
ha producido el triunfo definitivo del pensamiento científico y en la que se consolida la
fase postmetafísica del pensamiento occidental iniciado en el siglo de las luces.
90
ANEXO I - GRIEGOS (introducción al mundo y a la filosofía de la Antigüedad
clásica)
HISTORIA
Grecia arcaica (s. VIII-VI a. C.): progresivamente, los griegos se van civilizando
La polis es una nueva sociedad constituida por ciudadanos, hombres que son
iguales ante la ley (isonomía). Gracias a la ley, los hombres son libres (y la
grandeza, la autosuficiencia y la independencia de la Ciudad se debe a esa forma
de organizarse. Prueba: la guerra médicas en las que las diminutas ciudades
griegas fueron capaces de resistir y no doblegarse ante el invasor persa).
Ésta es la mayor contribución de Grecia (más que sus logros culturales, artísticos
o científicos) a la historia de la civilización.
91
CULTURA
También en Grecia entraron por aquella época (circa 600 a.C.) desde el punto de
vista de la cultura en una nueva etapa
2º en su totalidad
92
b) la naturaleza se presenta como un cosmos, como una totalidad ordenada en la
que: 1º cada cosa ocupa el lugar que le corresponde (todo lo que existe obra
conforme a la naturaleza que le es propia y por ello los astros no se salen de
sus órbitas, las plantas florecen en primavera y fructifican en verano, cada
animal sólo se puede reproducir con aquellos que son de su misma especie y
los hombres conviven en la ciudad sometiéndose a unas mismas leyes) y 2º
todo lo que acontece en el universo está regido por una legalidad que es
intrínseca a la naturaleza y que necesariamente se cumple (la naturaleza ni
está gobernada por los designios veleidosos de los dioses ni está regida por el
azar).
93
ANEXO II – EL PENSAMIENTO DE LOS FILÓSOFOS
PRESOCRÁTICOS + LA SOFÍSTICA Y SÓCRATES
1º Tales de Mileto:
- primer filósofo
- el arjé de las cosas es el agua (todo surge y brota del agua y al agua vuelve)
2º Anaxímenes de Mileto:
- el arjé de todas las cosas es el aire
3º Anaximandro de Mileto:
- el arje es el ápeiron o lo indeterminado (las cosas determinadas proceden de un
fondo indeterminado)
- la causa del perpetuo devenir es que el kosmos está constituido por elementos
contrarios (día/noche, frío/caliente, húmedo/seco) que luchan entre sí. El mundo es la
unidad tensa de contrarios.
- el devenir del mundo no es caótico sino que está sometido a una ley que lo rige todo:
el logos.
1º Parménides:
- VÍA DE LA OPINIÓN (o doxa): camino seguido por la mayoría de los hombres, les
conduce al mundo múltiple y en perpetuo devenir, el mundo no real sino aparente.
94
2º Zenón de Elea:
D) LOS PITAGÓRICOS
- Escuela filosófica y secta religiosa fundada por Pitágoras (originario de Samos, una
isla del Egeo frente a las costas de Asia) en la ciudad de Crotona (sur de Italia)
- Doctrina religiosa: el fin de la vida es lograr la purificación del alma, que ésta logre
separarse del cuerpo y retornar a su verdadera patria, el mundo celeste; el alma es una
entidad divina inmortal que ha quedado atrapada en un cuerpo mortal del cual debe
liberarse. ¿Cómo? A través de la práctica de la áscesis y la búsqueda de la sabiduría.
¿Qué le sucede al alma que logra la purificación? Se separa definitivamente del cuerpo
y retorna a los cielos. ¿Qué le sucede al alma que no consigue la purificación total?
Dicha alma debe reencarnarse en un nuevo cuerpo (también el cuerpo de un animal) y
seguir su camino de purificación.
- Doctrina filosófica (sabiduría): los números son el arjé (la naturaleza) de las cosas
(la música se reduce a proporciones matemáticas y la armonía de las esferas celestes es
fruto de las relaciones entre números).
- Todo lo que existe está compuesto por una combinación de cuatro elementos: tierra,
agua, aire y fuego.
- Los elementos se unen o desunen en virtud del juego de dos fuerzas cósmicas: el amor
y el odio.
95
ordenadora del universo (es decir, de un dios tal como lo concebirán usualmente los
filósofos a lo largo de la historia).
3º Los atomistas: Leucipo y Demócrito de Abdera (de Abdera, colonia jonía en el norte
de Grecia):
- Moviéndose en el vacío al azar, sin finalidad, los átomos chocan los unos contra los
otros combinándose y separándose dando lugar a todas las cosas.
- El alma humana está compuesta por átomos sutilísimos. El alma conoce las cosas
amoldándolas a la disposición de los átomos que la componen (relativismo o
subjetivismo de toda percepción y conocimiento de las cosas).
LA SOFÍSTICA Y SÓCRATES
3º una nueva forma de ser sabio, el sofista, cuya reflexión se articula en torno a
cuestiones antropológicas.
Los sofistas son profesores ambulantes que recibían dinero de sus alumnos.
Transmitían una enseñanza que se caracterizaba por:
96
1º la formación del individuo o paideia, formación que abarcaba todos los
conocimientos posibles y los integraba en un saber enciclopédico que incluía
conocimientos de astronomía, mitología, política, poesía, geografía, antropología,
gramática, historia de la religión, etc.
¿Y Sócrates? (¡Atención! Leer el siguiente texto teniendo siempre presente que ha sido
redactado “more socrático”, es decir, con ironía socrática)
De Sócrates podríamos simplemente decir que fue el más feo de todos los
sofistas. Pero su extraña manera de comportarse le convirtió en un sofista disidente,
97
una “rara avis” que terminó defendiendo exactamente lo contrario que el resto de sus
colegas sofistas. Su peculiar manera de suicidarse judicialmente (pues se empeño en
que lo condenaran a muerte y una vez condenado se negó a escapar) y la fama de sus
discpulos que proclamaban “urbi et orbe” que era el hombre más virtuoso, justo y
sabio de Grecia (y de paso, que la pérfida democracia ateniense lo había asesinado
legalmente) hicieron el resto, pasando a formar parte del panteón de hombres ilustres y
adquiriendo una fama entre los doctos que más lo asemejan a un santo laico que a un
hombre corriente. Como decíamos más arriba, fue un sofista disidente pues para
empezar no cobraba por sus enseñanzas y rechazaba la lección magistral como método
pedagógico, proponiendo como alternativa el diálogo y la mayéutica (una particular
forma de conseguir que tu interlocutor termine por sí mismo diciendo lo que tú quieres
que diga). No aceptaba por otro lado el relativismo y el convencionalismo en
cuestiones ético-políticas. Para él, los conceptos morales tenían una significación
objetiva, constante y permanente, que puede quedar recogida en su definición (esto es,
se puede definir con exactitud qué es la justicia, el buen gobierno, la virtud, etc.). Su
doctrina fundamental es conocida con el sobrenombre de “intelectualismo moral”,
doctrina que identífica primero virtud con saber y que concluye considerando la virtud
como el bien supremo para el hombre y causa de su felicidad.
98
ANEXO III - EL PROYECTO FILOSÓFICO PLATÓNICO
El proyecto filosófico platónico es un proyecto de eminente vocación ético-
política: el fin último de toda la especulación platónica, incluso en sus aspectos más
alejados de la esfera antropológica, es coadyuvar en la elaboración, implantación,
desarrollo y realización de un modo de organización social y de un régimen político
merecedor del calificativo de justo.
¿Quiénes son los sabios?: No los sofistas. Quizá Sócrates, pero había muerto.
Además, Sócrates era un modelo de ciudadano ejemplar pero hacía gala de que un dios
le prohibía hacerse cargo de responsabilidades de gobierno y reforma. Todo esto
convencerá a Platón de la necesaria creación de una escuela donde se forme a los
futuros filósofos-gobernantes y no otra cosa querrá ser la Academia platónica.
Pero ¿Es posible el conocimiento de dicho bien? Los sofistas lo negaban. Habían
caído en la cuenta que la ciudad es el reino del nomos, de la convención, del artificio, de
la lucha y pugna de los intereses particulares y por lo tanto consideraban que no hay
lugar para verdades y valores universales, para proyectos ético-políticos compartibles y
asumibles por todos. Abogaban por un sano relativismo cuando trataban cuestiones
concernientes a la cosa pública. Finalmente, este relativismo les llevó a profesar un
99
radical escepticismo que ponía siquiera en duda la posibilidad de cualquier tipo de
conocimiento, incluso de aquel que calificaríamos de relativo.
Y es aquí donde Platón se topa con el interrogante más radical desde el cual
como respuesta se va a proyectar toda la filosofía platónica. ¿Es que es acaso posible el
conocimiento? Hagamos un poco de historia. Entre los filósofos presocráticos,
Parménides y con él toda la escuela eleática había postulado la existencia de dos vías de
acceso a lo real: la vía de la apariencia y la vía de la verdad hallándose en esta última la
puerta de acceso a la verdadera realidad, el Ser, y por lo tanto al verdadero
conocimiento. También entre los presocráticos, Pitágoras y su escuela consideraron
como único verdadero saber el conocimiento de las entidades formales matemáticas. Por
otro lado también Sócrates, aún centrado en cuestiones de tipo antropológico y no de
tipo ontológico, abogaba por la posibilidad de un conocimiento de lo universal, un saber
acerca de la esencia permanente que subyace por debajo de las acciones humanas de un
mismo tipo (por ejemplo de las conductas valerosas), que definen y especifican el tipo
de acción ante el que nos encontramos y que se expresa en la definición. Conclusión: Es
posible el conocimiento si consideramos que existe una/s realidad/es permanente/s,
fija/s, estable/s, absoluta/s. No es posible en un mundo cambiante y efímero en el que
sólo caben opiniones relativas. Para Parménides y Pitágoras ese algo existe aunque sea
una realidad metafísica (el Ser) o una realidad formal, inmaterial (las estructuras
matemáticas). Para Sócrates también: son las esencias.
El gran interrogante filosófico del que la filosofía platónica quiere ser respuesta es el
siguiente: constatamos en el mundo la existencia de distintos tipos de cosas (árboles,
perros, caballos, mesas, sillas, etc.). Cada tipo de cosa no es más que una misma
estructura que se repite en diferentes individuos (por ejemplo, la estructura “gato” se
reproduce en innumerables gatos individuales distintos); debido a ello, podemos
agrupar múltiples individuos diferentes (múltiples gatos concretos) dentro de una misma
clase o conjunto de cosas (dentro de una misma clase lógica, en este ejemplo, la clase de
los gatos). Pues bien, las grandes preguntas filosóficas son éstas:
100
la “esencia” o identidad de algo). Contrapusieron además, el eidos de las cosas a la
materia o “hyle”. La materia es lo indeterminado, aquello que por sí mismo carece de
estructura y que sólo puede configurarse, ordenarse, a través de la acción de un eidos. El
eidos sería la causa del orden e inteligibilidad del mundo (de la existencia de tipos de
cosas, por ejemplo, de gatos). Por el contrario, la materia seria una especie de fondo
indeterminado (un kaos) que subyace en el fondo de la realidad y que requiere ser
ordenado por dichas estructuras eidéticas si quiere dejar de ser algo informe. Además, la
materia es la causa de las diferencias que encontramos entre los distintos individuos de
un mismo tipo (la materia es la razón por la que existen múltiples individuos de cada
tipo, todos ellos distintos entre sí; diversos 1º porque tienen características distintas, y
así por ejemplo haya gatos de todos los colores y porque 2º son realidades individuales
diferenciables, y así por ejemplo haya no sólo “este gato” sino también “este otro” y “el
de más allá”, etc. La materia es aquello que los filósofos medievales denominaron
“principio individuationis”). Tenemos pues aquí ya el gran binomio conceptual a través
del cual los filósofos griegos van a interpretar la realidad: forma o eidos/ materia.
Para poder responder todas estas preguntas, Platón postuló su hipótesis de los dos
mundos: el mundo de las Formas y el mundo de las cosas materiales.
101
diminuto chihuahua; para rematar la faena, tiene la inmensa desfachatez de diferenciarse
del resto de chihuahuas por el pequeño tamaño de sus orejas). El mundo sensible es por
ello el reino 1º de las diferencias (no de la igualdad; perro diferentes) y 2º de la
multiplicidad (no de la unidad; múltiples perros, múltiples individuos). No debemos
olvidar que la razón busca llevar siempre lo múltiple a la unidad (y así, demostrar que
toda la variedad de perros no son sino distintas concreciones o modalidades de la
esencia única “perro”). El desiderátum para la razón sería llegar demostrar 1º que todo
es uno, es decir, que la totalidad de las cosas existentes constituyen una única sustancia
o un único sistema real y 2º que la multiplicidad de seres existentes proviene de un
único principio o arjé). La pregunta que se va a hacer Platón es ¿Quién o qué es el
responsable de esta heterogeneidad y multiplicidad que encontramos en el mundo que
percibimos con los sentidos? Su respuesta será siempre la misma: la irracional materia.
102
mantendrá en todos aquellos que no intuían la existencia de ninguna regularidad en la
Naturaleza sino sólo cambios imprevisibles y por lo tanto nada que pudiese llegar a ser
conocido, aprehendido por la inteligencia humana.
B) Mundo de las Ideas: pasemos ahora a hablar del mundo ideal, del mundo
de las Formas. Para empezar ¿Qué son las Formas o Ideas? Lo primero que tenemos que
tener claro es que las Ideas no son los conceptos de la mente, no son representaciones
subjetivas construidas por la mente humana. Las Ideas no son constructos subjetivos
sino realidades objetivas. Su objetividad queda patente por el hecho de que son
autosubsistentes (las Ideas subsisten por sí mismas, se sustentan a sí mismas, es decir,
las Ideas no han sido creadas por nadie ni por nada y menos aún por la mente humana;
por ello, por ser realidades autosubsistentes, las Ideas son absolutas y eternas). En
definitiva, para Platón las Ideas no son creaciones de la imaginación humana (como sí
lo son los personajes literarios, por ejemplo Don Quijote, o las figuras mitológicas como
un centauro) sino auténticos objetos reales. ¿En qué se diferencian estos objetos ideales
de los objetos que encontramos a nuestro alrededor en el mundo sensible? La diferencia
fundamental es la inmaterialidad: las ideas no son cuerpos, no están hechos de materia.
Y por ello, en el mundo de las Ideas no existen aquellos inconvenientes que Platón
hallaba en el mundo sensible: el exceso de diferencias, la heterogeneidad, la
multiplicidad y el cambio incesante. Las Ideas no son múltiples (hay una Idea para cada
tipo de cosa: no hay múltiples perros cada uno de ellos con sus peculiaridades sino una
sola Idea de Perro) y las Ideas no cambian (la idea de Agua no se evapora, ni la Idea de
Hierro se oxida, ni la Idea de Madera se pudre, ni la Idea de Rosa se marchita, ni la Idea
de Planta se seca, ni la Idea de Caballo enferma y muere). El mundo de las Ideas es por
lo tanto el reino de la unidad (no de la multiplicidad, las diferencias y la heterogeneidad)
y está más allá del devenir en una eterna y serena quietud. Por ello es por lo que es
posible un conocimiento verdadero, seguro, riguroso, fiable, cierto, sólido, bien
fundamentado, es decir, un conocimiento que no es mera opinión o creencia relativa
sino que puede ser calificado de científico. Este conocimiento es el conocimiento de las
Ideas.
103
Pasemos ahora a explicar cómo se le ocurrió esta extraña teoría a Platón.
Comencemos por el principio. ¿Qué opinión nos puede merecer a nosotros una doctrina
así que postula la existencia de un mundo de Ideas? La respuesta es, en principio,
asombro y perplejidad. En un segundo momento no podemos sino considerar que esta
doctrina es absolutamente demencial, un disparate. Y es absolutamente comprensible
que ésta sea nuestra opinión porque afirmar como hace Platón
3º que ese mundo de Ideas es más real que el mundo material en el que nosotros
vivimos, en último término, el único verdaderamente real (porque Platón llegará a
afirmar que el mundo sensible no es sino una copia, un pálido reflejo de aquel),
es algo que choca contra nuestro sentido común y nuestras convicciones más profundas
acerca de la realidad.
Por ello, la gran pregunta es ¿Cómo se le pudo ocurrir a Platón una teoría así?
¿Qué andaba buscando para llegar a postular ese mundo ideal que para nosotros es
absolutamente irreal y quimérico? Los inspiradores de que Platón conciba un mundo
como el de las Ideas la tienen su maestro Sócrates y las comunidades pitagóricas con las
que entró en contacto en sus viajes al sur de Italia y Sicilia.
Vayamos por partes. Comencemos con los pitagóricos. Los pitagóricos le van a
convencer
104
como 2+2=4 o el teorema de Pitágoras o el de Fermat, son verdades demostrables,
universales, eternas, absolutas, incontrovertibles).
3º que no se deben confundir las realidades matemáticas con las cosas de este
mundo en el que vivimos: el diagrama de una circunferencia que dibuja el profesor en la
pizarra o la circunferencia generada por el más potente ordenador no son sino imágenes
aproximadas, pálidos reflejos, de la circunferencia matemática ideal; en este mundo
puedo también comprobar que dos peras más dos peras son cuatro peras pero la verdad
2+2=4 es de un rango superior, más puro, sin mezcla, que las verdades matemáticas tal
como logran manifestarse en el mundo material.
4º que los números son el arjé de las cosas, el principio o causa de éstas (la
realidad física se pliega a las verdades matemáticas, no a la inversa; dos peras más dos
peras son cuatro peras porque 2+2=4, y no 2+2=4 porque en el mundo físico sumar
peras dé ese resultado; es el mundo físico el que obedece al orden matemático y no a la
inversa; además, hubiese o no mundo físico, existan o no mentes inteligentes que
piensen que 2+2=4, las verdades matemáticas siguen siendo verdaderas). Pero causa
formal, no material. Modelo a imitar y no aquella materia a partir de lo cual algo se
produce o se hace. Es un tipo de causalidad (la formal) más sutil, superior a la eficiente
y material pues atañe no a cómo algo se ha generado sino cuál es la causa de su
estructura, de su identidad.
105
afirmaba que al menos él se esforzaba por alcanzar ese conocimiento, por lograr captar
el qué de las cosas (de la justicia, de la virtud, etc.) a través de su definición objetiva,
rigurosa, exacta. En resumidas cuentas, Sócrates defendía la tesis de que la aplicación
de un término general a una pluralidad de individuos o casos particulares supone la
presencia en éstos de ciertos rasgos idénticos que pueden ser identificados por la
inteligencia humana. Y así, del mismo modo que llamamos “árboles” a ciertas plantas
porque entendemos que a pesar de su diversidad se hallan presentes en ellos ciertos
rasgos comunes en virtud de los cuales todos ellos son árboles y no otra cosa,
denominamos “justas” a diversas acciones, personas o instituciones sociales o políticas,
porque consideramos que ha de poderse encontrar en ellas aquellos rasgos que se reúnen
en el significado o definición del término “justicia”. Preguntar, como hacia Sócrates,
“qué es la justicia” es preguntar por aquellos rasgos cuya presencia hace que sean justas
las cosas que denominamos justas.
Pues bien, abracadabra, Platón lo que va a hacer es radicalizar esta tesis socrática,
pitagorizarla, hasta afirmar que la justicia, la virtud, la bondad y en general cualquier
predicado universal (cualquier nombre general como caballo, animal, veloz o castaño)
poseen una entidad propia e independiente de las cosas particulares que llamamos
justas, virtuosas, buenas, duras, húmedas, rojas, dulces, caballos, mesas, animales o
muebles (Platón se refería primordialmente por predicado universal a los nombres de las
especies o tipos de cosas, como ser caballo o mesa, o a los nombres de sus géneros,
como ser animal o mueble, pero también a todos los términos con los que hablamos de
las propiedades de las cosas, naturales o artificiales, como por ejemplo ser duro,
húmedo, rojo o dulce).
Consideró además que los términos universales son entidades inmateriales, inmutables
y autosubsistentes, es decir, entidades ideales o formales como los entes matemáticos. Y
así, si Sócrates en su búsqueda de las significaciones comunes y objetivas de las cosas
sólo buscaba los conceptos de éstas, Platón buscará su Idea (la idea Caballo, Animal,
Veloz, Castaño), entendiendo por ésta un tipo de realidad formal semejante, como
acabamos de decir, a la de los entes matemáticos.
Prosigamos. ¿Qué tipos de Ideas o Formas hay? Lo primero que debemos saber
es que no hay una Forma o Idea (como llegó a ser “el Ser” para Parménides) sino una
multiplicidad de Formas, pero una pluralidad que constituye un sistema unitario, es
decir, una multiplicidad que es reconducida a la unidad. ¿Cómo es este sistema ideal?
¿Cómo se puede llevar lo diverso y multiplicidad a lo idéntico y uno? Siguiendo el
modelo lógico utilizado por los matemáticos, modelo que conocemos con el nombre de
sistema axiomático. ¿En qué consiste un sistema axiomático matemático, por ejemplo,
la geometría euclediana? En ir demostrando que la diversidad de teoremas matemáticos
que hemos logrado probar pueden ser inferidos lógicamente de unos pocos teoremas
matemáticos superiores y finalmente de un último y único axioma final (en el caso de la
106
geometría euclediana, la axiomatización realizada por Euclides deduce la totalidad de
los teoremas de la geometría de cinco axiomas). De éste modo se va a organizar el
mundo ideal, pero no de una sola vez, de una sola tacada, sino por niveles u órdenes
(esta organización por niveles, niveles jerarquizados, del mundo de las Ideas es otro
rasgo del sistema en que el mundo ideal se configura: un sistema organizado en distintos
estratos jerarquizados, adquiriéndose en cada estrato conforme vamos ascendiendo un
grado cualitativamente superior de realidad). El nivel inferior va a estar ocupado por
todas las Ideas ordenadas lógicamente que corresponden a las especies y géneros de las
cosas que existen en el mundo sensible (y así la Idea de Caballo implicará la Idea de
Animal y esta la Idea de Viviente, etc.). También se van a ordenar lógicamente todas las
propiedades y cualidades que corresponde a dichos seres (y así la Idea de Rojo
implicará la Idea de Color y ésta la Idea de Cualidad Sensible, etc.). Rematado la
ordenación de las Ideas en este nivel, el nivel de las Ideas-modelo de las cosas y
cualidades del mundo sensible, el grado inferior del mundo ideal, pasaremos al siguiente
estrato que estará ocupado por las Ideas matemáticas, también ordenadas lógicamente.
El siguiente nivel estará ocupado por los valores e Ideas morales y políticas (y así la
Idea de Valentía implicará la de Virtud y ésta la de Justicia, etc.). En un escalón por
encima se encuentran las Ideas estéticas, como la Idea de Belleza, o de Armonía, de
Proporción o de Medida (las grandes ideas de la tradición apolínea griega). Más arriba,
en un estrato superior nos encontramos con las Ideas ontológicas, las Ideas más
universales, generales, omniabarcantes y abstractas que existen, como las de lo Uno y
lo Múltiple, o de Mismidad y Alteridad, o de Ser y No- Ser (en este ámbito las Ideas se
presentan en parejas, en dicotomías). Y en la cúspide, en la cima de este sistema de
forma piramidal se encuentra el nivel superior, un nivel ocupado por una única Idea (en
todos los demás niveles existe siempre una pluralidad, una multiplicidad de Ideas
diversas aunque concatenadas lógicamente) la Idea suprema, la Idea absoluta, el arjé o
principio del mundo ideal (ya que todas las Ideas no son sino el despliegue del
contenido de ésta Idea matriz), la Idea de Bien, “principio del ser y del conocer” según
Platón. La Idea de Bien irradia una luminosidad cenital sobre el resto del mundo ideal,
sobre todas las demás Ideas, iluminándolas con una claridad meridiana. En esta Idea
final el sistema se cierra sobre sí mismo y alcanza su plenitud, su perfección y su
cumplimiento como totalidad unitaria y ordenada
¿Por qué se empeña Platón en postular este sistema ideal? Los críticos de Platón,
desde su discípulo Aristóteles a Nietzsche, le reprocharan que lo único que hace al
postula el mundo ideal es reduplicar el mundo real (una reduplicación fútil para
Aristóteles, quien en su Argumento del tercer hombre afirmará que no sirve para nada,
que no explica nada, que no resuelve ningún problema sino que los multiplica; para
Nietzsche, esa reduplicación es sólo el síntoma del “odio a la vida” y a la realidad tal
cual es, de un alma débil, un alma de esclavo, el alma de Platón). Para nosotros, la razón
es otra. Platón, postulando la existencia del mundo ideal logra realizar el sueño de la
filosofía, el sueño de la razón: presentar la realidad en toda su complejidad (la materia,
los seres naturales inertes, los seres vivos, los entes matemáticos, las mentes, los
procesos intelectivos, la vida del hombre y de las sociedades) como elementos
107
perfectamente ordenados y trabados entre sí de un único sistema, de una única y
perfectamente ordenada realidad. Y así, en ese sistema de forma piramidal se asienta en
su base la Naturaleza (con todas sus clases y tipos de seres, seres inertes, vivos, etc.; con
todas sus cualidades y rasgos ideosincrásicos, extensión, dureza, color, etc.). Por encima
del orden de la Naturaleza, se ubica el orden matemático (del que depende
pitagóricamente el anterior) con todos sus entes, figuras geométricas y números, así
como con todas sus propiedades. Y por encima de éste, el mundo del hombre y de las
sociedades, orden en el que se hallan las grandes ideas rectoras de la vida humana, los
grandes ideales humanos (Idea de Alma, Idea de Ciudad-ideal, Idea de Virtud, Idea de
Justicia, etc.): los valores morales que deben guiar a los individuos y los proyectos
políticos que deben regir la sociedad. Por encima de ellas, en un orden superior, las
Ideas que, a juicio de Platón (y de toda la tradición idealista que va a convertir la
filosofía en la reflexión más abstracta y enrevesada imaginable, esto es, en un verdadero
galimatías para el hombre común) son los grandes pilares ontológicos de todo lo que
existe: la Idea de Belleza, Proporción, Armonía, Ser, Unidad, Identidad, Finitud, etc. Y
finalmente, en la cúspide del sistema, el arjé o principio de todo el mundo ideal, la Idea
de Bien. ¿De qué es idea la Idea de Bien? En el mundo de las Ideas existe una
pluralidad de Ideas que debe ser reconducida a la unidad. Pues del mismo modo que la
pluralidad de caballos del mundo sensible es subsumida bajo la Idea de caballo, o la
Idea de caballo, perro, gato, elefante, es subsumida bajo la Idea más general o genérica
de Animal, también la multiplicidad de las Ideas deben ser unificadas por una Idea, una
síntesis última en la que quedará recogido lo común a todas las Ideas, esto es, su
idealidad. Esa Idea no puede ser otra que la Idea de la Idea, una Idea a la que Platón
denominará Idea de Bien.
108
LA
IDEA DE
BIEN
LOS PILARES
ONTOLÓGICOS
EL HOMBRE Y LA SOCIEDAD
EL ORDEN MATEMÁTICO
LA NATURALEZA
¿Cómo se conocen las Ideas? A través del ejercicio de la reflexión pura (“puro”
significa en este contexto no contaminado por la información sensorial). Esta reflexión
pura recibe tradicionalmente en filosofía el nombre de “especulación”. La ciencia a
través de la cual se alcanza el conocimiento de la Idea recibe el nombre de dialéctica.
¿Qué tipo de reflexión especulativa lleva a cabo la ciencia dialéctica? ¿Acaso un tipo
de reflexión semejante a la que realizan los matemáticos cuando éstos realizan la
demostración de un teorema? No. Veamos el porqué de esta negación. Los matemáticos
cuando demuestran un teorema no especulan sino que razonan: parten de unas premisas
y paso a paso, razonando, avanzan hasta alcanzar una conclusión no conocida
anteriormente (esa conclusión es el teorema matemático que pretenden demostrar, como
por ejemplo el teorema de Pitágoras que establece la existencia de una relación fija entre
los catetos y la hipotenusa de un triángulo rectángulo). Hacen uso, diríamos nosotros, de
una razón lógica. La reflexión dialéctica, la razón dialéctica, es de otro tipo. Consiste
principalmente en
109
1º intuir la Idea intuir es comprender completamente y de un modo directo
algo; Platón consideraba que los matemáticos nunca intuyen sino que sólo hacen
demostraciones: a su juicio, los matemáticos postulan sus premisas (no intuyen su
verdad sino las suponen como verdaderas) y a través del razonamiento alcanzan una
conclusión de la que tampoco intuyen directamente su verdad sino que saben que es
verdadera gracias al proceso indirecto en el que consiste la demostración, el
razonamiento lógico
110
Y es que lo que Platón propone bajo el nombre de dialéctica es un saber
sistemático total (el sueño más megalómano de la razón humana), un saber en el que
cada conocimiento parcial (la física, la astronomía, la matemática, la ética, la política)
se justifica por el lugar que ocupa dentro del sistema tota del saber (éste será el saber
absoluto con el cual soñaron siempre los filósofos racionalistas como Descarte,
Leibniz, Spinoza o Hegel).
A nosotros lo que más nos interesa, para nuestra comprensión de la historia del
pensamiento, es que los platónicos, los “idealistas”, serán aquellos que defiendan la
posibilidad de alcanzar un conocimiento perfecto, absoluto, a través de la pura
especulación. En esta tradición se insertarían los grandes filósofos del siglo XVII
conocidos como “racionalistas” (Descartes, Leibniz y Spinoza) o las grandes figuras
del Idealismo alemán del siglo XIX (Fichte, Schelling y sobre todo Hegel). Todos estos
pensadores rechazan el conocimiento sensorial pues entienden que 1º es un
conocimiento de grado inferior (de muy baja calidad) 2º que obstaculiza en lugar de
ayudar al pensamiento en su ejercicio de la especulación pura y 3º solo posibilita un
conocimiento fragmentado de la realidad (para los idealistas desde Platón a Hegel,
como ya dijimos más arriba, el conocimiento parcial no es verdadero conocimiento
nunca pues para ellos es una verdad incuestionable que el conocimiento sólo existe
cuando lo es de la totalidad).
Puntualizaciones extra:
111
1º Platón jamás afirmó que él había logrado realizar la ciencia dialéctica sino
sólo indicado el camino de dicha realización. O dicho de otra manera, el platonismo es
un gran programa de investigación (del mundo de las Ideas), no su realización (la
realización de éste programa sería la tarea a la que durante siglos se dedicarán todos
los filósofos de la Academia platónica durante los ocho siglos que se mantuvo abierta)
y todos los grandes filósofos racionalistas. Su ejecución más perfecta fue, sin embargo,
la que 23 siglos después, en el siglo XIX, llevará a cabo el filósofo alemán Hegel en la
que es probablemente la obra cumbre del pensamiento especulativo occidental, la
“Ciencia de la lógica”.
Pasemos a otra cuestión. ¿En qué consiste la relación entre las cosas del mundo
sensible y sus respectivas Ideas? (por ejemplo, qué relación hay entre los caballos
sensibles y la Idea de Caballo, o entre, una pipa real y la Idea de pipa). Platón describe
esa relación como una relación de imitación o mímesis. Las cosas del mundo sensible
son copias de la Ideas, imágenes, reflejos o reproducciones de ellas porque las imitan,
porque buscan asemejarse lo mejor posible a ella. ¿Cómo es posible esta relación de
imitación? Platón la explica en el Timeo a través del mito del Demiurgo: el mundo es la
obra de un artesano divino que ha fabricado las cosas teniendo como modelo las Ideas.
El Hacedor
112
platónica. Nuestro punto de partida es el atomismo de Demócrito. Para este filósofo
presocrático (aunque contemporáneo estrictamente de Sócrates) la physis, la naturaleza,
todo lo que existe, no es sino materia. La materia está compuesto por partículas
diminutas de múltiples formas (las hay regulares como la esfera pero también
irregulares) cuya característica fundamental es que son indivisibles (justo lo que
significa literalmente el término “átomo” en griego, indivisible), indestructibles,
compactas, homogéneas y eternas (inengendradas). Los átomos se mueven eternamente
en el vacío: el movimiento de los átomos no ha tenido un comienzo (como pensaba
Anaxágoras que le ocurría a la pluralidad de partículas u homeomerías que estaban
originalmente aprisionadas en la masa originaria compacta e inerte y que sólo se
pusieron en movimiento por la intervención del Nous o Entendimiento divino) sino que
los átomos se mueven eternamente en el vacío. La concepción materialista-atomista de
Demócrito alumbró el modelo mecanicista de la naturaleza: el Universo no ha sido
ordenado ni es movido (gobernado providentemente) por Inteligencia alguna o lo que es
lo mismo, en el Universo no se realiza plan alguno trazado por un Entendimiento divino
(como afirmaba Anaxágoras y, como veremos, defenderá Platón y toda la tradición
judeocristiana); tampoco existe una finalidad inmanente alguna en los procesos
naturales (como postulará Aristóteles). El Universo es el resultado del movimiento
aleatorio de los átomos que en su movimiento en el vacio se combinan aleatoriamente
dando lugar a todos los seres. Y del mismo modo, el movimiento ciego de los átomos es
la causa de todos los cambios que a estos seres les acaecen y finalmente de su
destrucción (la destrucción de un ser no es más que la descombinación, la
descomposición de los átomos que lo integran). El orden del Universo para el modelo
mecanicista es, por tanto, sólo el resultado de una necesidad ciega y no responde a
ningún plan racional pues no es obra de una providencia divina.
113
Inteligencia ordenadora que es la causa del orden del Universo y que lo gobierna. A esta
Inteligencia ordenadorá la llamara Demiurgo (demiurgo significa en griego literalmente
artesano). Según Platón, el Demiurgo actúa sobre la materia que es eterna y se mueve
eternamente de un modo caótico, irregular, desordenado. Junto a estos dos principios, el
Demiurgo y la materia eterna dotada de movimientos caóticos, Platón establece un
tercer principio: las Ideas. Estas resultan necesarias desde el momento en que se
introduce una Inteligencia ordenadora. En efecto, todo ser inteligente que fabrica o
construye algo (y el demiurgo es el hacedor del Universo) lo fabrica de acuerdo con un
plan o modelo. La función del Demiurgo es la de plasmar las esencias o Ideas en la
materia lo más perfectamente posible. Si el Universo no es totalmente perfecto es
porque la materia se resiste a ser completamente ordenada ya que la materia por ser tal
introduce siempre un factor de azar e indeterminación.
114
1º en cada cosa, la Idea que la dota de identidad y
Por ello, en el Universo todo está racionalmente dispuesto de modo tal que cada
cosa alcance el estado más perfecto que le corresponda (Aristóteles mantendrá este
modelo pero introducirá importantes modificaciones; el modelo aristotélico de
naturaleza también es un modelo teleológico, pero una teleología inmanente a las cosas
mismas, no externa a ellas como ocurre en Platón: para Aristóteles, no porque así lo
haya dispuesto una Inteligencia exterior al Universo o así lo determinen Ideas
supracelestes, trascendentes a las cosas, todos los seres naturales tienden a alcanzar la
perfección que es propia de su esencia, es decir, en cada ser existe una finalidad interna
que lo orienta y dirige hacia su plenitud).
115
a) Por un lado, encontramos en la concepción del Universo de Platón una
teleología trascendente porque en ella se afirma que el orden de la naturaleza es el
resultado del designio de una inteligencia trascendente (“fuera de”) a la Naturaleza, la
del Demiurgo. Para Platón, el orden del Universo es teleológico porque no es el
resultado, la meta de la acción teleológica de un ser inteligente; es decir, el orden del
Universo es teleológico porque forma parte como objetivo o meta de un plan o proyecto
del Demiurgo.
EL ALMA
1º la vida: un ser estará vivo porque está animado, porque posee un alma (y así
las plantas estarán vivas porque tienen alma)
116
2º los fenómenos mentales: un ser tendrá sensaciones y voliciones (como los
animales) porque tiene un tipo de alma, el alma sensitiva, e incluso, como le ocurre al
ser humano, tendrá pensamientos o virtudes morales si posee una clase de alma de
orden superior, el alma racional.
Está era la noción de alma propia de la religión griega, común por otro lado a
muchas culturas y religiones: el alma es el principio de la vida del individuo que, tras la
muerte de éste, abandona el cuerpo y en forma una vaga sombra se traslada a otro
ámbito, el país de los muertos. Sin embargo, entre el siglo VIII y VI a.C., llegaron a
Grecia procedentes de Dacia y Escitia (la actual Rumania y Ucrania), doctrinas y
prácticas chamanistas que dejaron su influjo en unas nuevos círculos religiosos que se
estaban formando por aquel entonces al margen de la religión oficial (la religión de los
dioses olímpicos que se había convertido en la religión de las nuevas polis). Esta nueva
corriente religiosa es hoy en día conocida con el sobrenombre de cultos mistéricos o
religión órfica. ¿Qué doctrinas acerca del alma proponían estas sectas (entre las cuales
se encontrará a partir del siglo VI la escuela-secta filosófico-religiosa que conocemos
con el nombre de escuela pitagórica)? Afirmaban que el alma de los hombres era una
especie de espíritu semidivino (una realidad similar al alma de los dioses aunque de
segundo orden) incorpóreo (o más bien, compuesta de la misma sustancia que los
astros, es decir, el fuego) e inmortal. El alma había sido desterrada de los Cielos, su
117
lugar de origen y verdadera morada, y aquí en la Tierra se veía obligada a vagar en
busca de un cuerpo, el cuerpo de un hombre o de un animal, al que dotaba de vida.
Consideraban que el cuerpo en el que entraba el alma se convertía a partir de ese
momento en su cárcel o sepulcro, esclavizándola (es decir, sometiéndola a sus
exigencias) y contaminándola (pervirtiendo su condición divina, es decir,
desnaturalizándola). El destino de las almas, una vez abandonaban el cuerpo al que
daban vida, suceso que acontecía en el momento de la muerte del individuo, era migrar
a otro cuerpo en el que reencarnarse y al que dar vida. Esta doctrina de las
reencarnaciones sucesivas de las almas era conocida con el nombre griego de
metempsicosis o transmigración de las almas. Para los pitagóricos, dependiendo de
cómo hubiese vivido un individuo, su alma se reencarnaría en el cuerpo de otro hombre
o en el de un animal (Pitágoras afirmaba reconocer en los gemidos de un perro que era
golpeado la voz de un amigo ya fallecido), es decir, el ciclo de reencarnaciones tenía el
carácter de una especie de retribución o sanción postmortem al comportamiento que el
individuo hubiese tenido a lo largo de su existencia. Para los pitagóricos, el destino
último del alma es su liberación de la cárcel de los cuerpos. Lograr escapar del ciclo de
reencarnaciones y retornar a su verdadera patria, los cielos, junto con sus verdaderos
hermanos, los dioses. Para conseguirlo, debía someterse a un proceso de purificación o
katharsis (de separación del cuerpo) que duraba toda la vida y que sólo concluía con su
muerte, y que consistía en la realización de extrañas prácticas rituales y dietéticas (no
comer habas o enterrarse vestidos con tejidos de lana, por ejemplo), del ejercicio del
ascetismo (la tradicional mortificación de la carne consistente en la práctica del ayuno y
la castidad), y sobre todo, más filosóficamente, a través de la contemplación (llevada a
cabo principalmente por medio del cultivo de las matemáticas). En definitiva, para las
sectas órficas y pitagóricas, el alma es antes que el principio que da vida a los cuerpos
(que también), una realidad de naturaleza divina e inmortal.
Por todo ello, podemos afirmar que los cultos mistéricos y el pitagorismo son los
responsables de que en el pensamiento griego se conciba el alma no sólo como un
principio vital sino como una realidad divina e inmortal. Su principal consecuencia será
el que se replanteen para algunos pensadores y escuelas filosóficas las cuestiones acerca
de cuál es el verdadero sentido de la vida humana (lograr la purificación del alma y no
118
la areté característica de los aristócratas o de los ciudadanos de la polis) y cuál el
destino de ultratumba del individuo (no descender al Hades, a los infiernos, sino
ascender a los cielos).
Muchos filósofos (no todos, pues los atomistas por ejemplo entendían que los
átomos se movían espontáneamente en el vacio) consideraron que la materia (al menos
la materia ordinaria) es de suyo inerte, esto es, que es incapaz por sí misma de moverse.
Por ello entendían que si un cuerpo era capaz de moverse por sí mismo era porque tenía
dentro de él un alma, a la cual concebían o bien como de naturaleza no material o bien
como de un tipo de materia especial, sumamente ligera y sutil. Es decir, pensaban que
los seres naturales capaces de moverse a sí mismo tenían que estar necesariamente
animados. Se establecerá por ello en el pensamiento griego de la antigüedad una
peculiar para nosotros clasificación de los seres naturales: por un lado están los cuerpos
inertes, incapaces de moverse por sí mismos (la caída de una piedra no es considerada
como un movimiento automotriz) y los cuerpos animados, con alma. Dentro de estos
últimos se establece una distinción entre vivientes y no vivientes. Pertenecerían al grupo
de los vivientes las plantas, los animales y los hombres. Pertenecerían al género de los
seres animados no vivientes todos los cuerpos que manifiestan algún tipo de capacidad
automotriz (como los astros, los imanes o todo aquel elemento que puede intervenir en
una reacción química espontánea).
119
SERES NATURALES
INERTES ANIMADOS
VIVIENTES NO VIVIENTES
A la hora de clarificar en qué consisten esas fuerzas vivas, no mecánicas (es decir, que
no actúan desde fuera de un cuerpo sino desde dentro de él), el pensamiento griego se
pregunto si dichas fuerzas o almas eran una sustancia material o espiritual. También si
eran sustancias individuales o una sustancia universal. Veamos seguidamente cómo se
fueron planteando estas cuestiones.
120
Entre los filósofos que defendieron el carácter puramente inmaterial de las almas
debemos destacar a Platón quien por ejemplo en el Fedón establecía una rígida
contraposición entre el cuerpo material, (sensible, corruptible y mortal) y el alma
(incorpórea e inmortal). Sin embargo, ni siquiera Platón, y ya no digamos otras escuelas
filosóficas, defendieron la inmaterialidad de todas las almas. En realidad, el punto de
vista que se convirtió en el predominante y más extendido mantenía una postura
gradualista con respecto a las almas: las almas inferiores (las propias de los no
vivientes) eran materiales y conforme se iba ascendiendo en la escala las almas (a
través de las almas de las plantas, de los animales y de los hombres) se iban
espiritualizando, desmaterializándose hasta alcanzar la total incorporeidad. Esta
característica, la incorporeidad total sólo era privativa del alma de los dioses (almas que
movían a los astros, a los cuerpos celestes, según la religión astral tan difundida en la
gran mayoría de escuelas filosóficas y astronómicas de la época que consideraba la
bóveda celeste como una región divina, de un orden superior a la región terrestre) y del
alma superior que también poseían los seres humanos, el alma racional (por medio de la
cual se podía alcanzar el conocimiento de lo verdadero, de lo universal, de lo
máximamente real que es absolutamente incorpóreo e inmaterial fuese ello concebido
como Idea en el caso de Platón, o como el orden del Universo en el caso de Aristóteles,
o como Logos cósmico en el caso de los estoicos).
DEUS
ANGELUS
CAELUM
HOMO
BRUTUM
PLANTA
FLAMMA
LAPIS
Esta animación universal, esta afirmación de que todas las cosas tienen un alma
o panpsiquismo, se mantendrá durante siglos y caracterizará la visión que del Cosmos
tendrá el pensamiento occidental desde la antigüedad hasta el siglo XVIII abriéndose
121
por ello una brecha irrestañable con la visión científica moderna de la Naturaleza. De
ahí que se concibiese que los cielos (las esferas celestes y los astros) están animados por
dioses (en la tradición de las religiones monoteístas por espíritus angélicos) o que dentro
de la materia existen fuerzas espirituales que podían ser invocadas (tal como sostendrá
la alquimia y la magia blanca, prácticas que ningún sabio cuestionará jamás y que
muchos de ellos frecuentaran; de entre todos ellos, cabe destacar paradójicamente al
mismísimo Isaac Newton, llamado por ello por algunos historiadores de la ciencia,
como el último de los magos).
Esta consideración de que todo lo que existe y se mueve por sí mismo tiene un
alma (y que podemos retrotraer al pensamiento presocrático como vimos más arriba)
será acompañado por la afirmación de que el Cosmos mismo, el Universo entero
(concebido como totalidad, como una entidad unitaria) está animado. La filosofía griega
alumbró una imagen del Cosmos en que éste es representado como un gran organismo
vivo, un animal inmenso que no sólo vive sino que también siente y piensa.
La idea del alma del Universo, de un Alma del Mundo (en la tradición
judeocristiana, del Espíritu Santo como presencia de Dios en un mundo que mueve y
gobierna providentemente) será también una de las más duraderas del pensamiento
antiguo y ante la que el pensamiento científico moderno se mostrará más escéptico e
irreverente (hasta el punto de llegar a considerar el pensamiento filosófico anterior a la
aparición de la ciencia moderna como el último episodio del pensamiento mitológico).
1º o bien como un mero agregado de innumerables seres y cosas (es decir, como
una “totalidad aditiva”, una totalidad que es el mero resultado de la suma de sus
elementos integrantes como lo es por ejemplo un montón de arena; para esta
concepción, el Cosmos no sería nada en sí mismo sino simplemente el nombre que
damos a la acumulación final de todas las cosas: está es la visión que del Universo tiene
la ciencia moderna)
122
2º o bien como una “totalidad integrativa” (una totalidad estructurada e
integrada) es decir, como una entidad que aunque sumamente compleja y compuesta de
múltiples partes, es concebida primordialmente como una unidad (una unidad como lo
es, por ejemplo, un organismo vivo, tal cual una planta o un animal; la unidad orgánica
es un tipo de unidad sumamente peculiar: en un organismo lo que realmente existe es el
todo, el organismo entero, mientras que las partes, los elementos que lo componen, sus
células, sus tejidos, sus órganos o sus sistemas, sólo son en tanto que están integradas en
él; por ello, el organismo se constituye como una unidad superior, una realidad
ontológicamente superior y anterior, a las partes que lo componen; por ello, las partes
del organismo, sus células, etc., están tan íntima y estrechamente entrelazadas entre sí y
con el organismo entero hasta el punto de que no pueden subsistir por sí mismas sino
sólo dentro de la unidad orgánica a la que pertenecen).
¿Cómo concibió Platón el Alma del Mundo? En el Timeo afirmó que el Alma del
Mundo fue el resultado de la mezcla que el Demiurgo hizo de las Ideas y de la materia
obteniendo una nueva realidad en la que se conjugaba armónica y proporcionalmente la
esencia (la Idea) de lo Mismo y de lo Otro. Pero fueron los estoicos los que propusieron
una concepción más perdurable del Alma del Mundo (cuya huella alcanza hasta
pensadores modernos como Spinoza, Schelling o Hegel). El estoicismo denominó
Logos cósmico o Pneuma cósmico a una fuerza divina que según ellos gobierna y
cohesiona el Universo entero. La originalidad de los estoicos consiste en que a
diferencia de Platón, el Alma del Mundo no se subordina a un principio superior (el
Demiurgo, o bien el mundo de las Ideas, en último término, la Idea de Bien) sino que el
Alma del Mundo mismo es el principio superior de la realidad. El Pneuma cósmico es
para los estoicos Dios, pero un Dios no trascendente al mundo sino inmanente a él (el
estoicismo es la corriente de la filosofía antigua que defendió con mayor ahínco una
concepción panteísta de la realidad; el panteísmo es la doctrina que afirma que Dios no
es trascendente a la Naturaleza sino inmanente a ella, es decir, que Dios está en la
Naturaleza o que Dios es la Naturaleza). Este Pneuma cósmico está, además, difundido,
diseminado entre todas las cosas. Y así el pneuma vital de cada individuo no es sino la
presencia en cada cosa particular del Pneuma cósmico (para los estoicos el alma no es
individual, a diferencia de lo que por ejemplo pensaba Platón, sino universal: no hay
más que un alma, el Pneuma Cósmico siendo el alma de cada individuo la parte que le
corresponde en su participación del Pneuma universal). Por ello, para el pensamiento
estoico, todo lo que existe en el Universo está impregnado del Pneuma divino, también
el mundo mineral e inorgánico pues el pneuma es, como dijimos más arriba, una fuerza
123
divina inmanente que se difunde por todo el Universo y que está presente en todas las
cosas. Por ello, la sabiduría estoica se centrara en la búsqueda de lo divino que hay
dentro de cada cosa y de cada hombre.
El alma de Sócrates
Veamos cómo llevó a cabo esta moralización del alma. El objetivo fundamental
de Sócrates era lograr llegar a ser un buen ciudadano y convencer a los demás
atenienses a que volviesen a serlo, como lo habían sido en los tiempos gloriosos de
Maratón y Salamina (en las Guerras Médicas). Sócrates estaba profundamente
preocupado por los derroteros a los que estaba conduciendo el imperialismo ateniense y
con la crisis cívica que se manifestó en toda su crudeza durante la Guerra del
Peloponeso: los ciudadanos se dejaban arrastrar por las más bajas pasiones y por los
intereses exacerbados en lugar de guiarse por la razón y el respeto a la justicia y la ley.
Ello posibilitó que el gobierno de la Ciudad quedase en manos de demagogos sin
escrúpulos que condujeron a Atenas a la catástrofe final. Sócrates había observado, ya
antes de que diese comienzo la guerra contra Esparta, como las virtudes cívicas
tradicionales de moderación y respeto a las leyes, pilares básicos de la integración del
ciudadano en la polis, se debilitaban a la vez que se extendían cada vez más entre la
ciudadanía el individualismo insolidario y la ambición demagógica de los gobernantes.
Comprendió también que este debilitamiento de la virtud de los ciudadanos tenía su
correlato teórico en la doctrina de los sofistas que cuestionaban el nomos de la Ciudad,
sus leyes, tachándolas de convencionales cuando no de arbitrarias y contranaturales.
Por todo ello, el objetivo de Sócrates (también en cómo enfocó su enfrentamiento con
los sofistas) era recuperar el compromiso del ciudadano con la Ciudad, lograr que los
atenienses volviesen a ser los virtuosos ciudadanos respetuosos con las leyes y
comprometidos con el bien común de la Ciudad que habían llegado a ser en el pasado
reciente cuando el espíritu de Maratón era el que prevalecía entre ellos. ¿Cómo lograrlo
cuando la identificación del ciudadano con la polis era ya cosa del pasado y el
individualismo que desapega al ciudadano del Estado se había convertido en la nueva
mentalidad dominante? La respuesta de Sócrates va a ser el compromiso moral del
individuo con la Ciudad, el compromiso personal del ciudadano con las leyes e
124
instituciones de la polis (no la identificación inmediata e irreflexiva con ellas propia de
la ciudadanía tradicional y que aquí estamos identificando con el espíritu predominante
durante las Guerras Médicas). Esa búsqueda de un compromiso moral (personal e
interiorizado) es la que va a llevar a Sócrates a descubrir la dimensión moral del alma.
El alma platónica
125
4º la concepción religiosa del alma del orfismo y del pitagorismo que concibe a
ésta como una entidad divina inmortal que sobrevive al cuerpo y que anhela su
liberación.
5º el alma como el lugar donde se asientan las virtudes morales del ciudadano,
tal como fue descubierto por Sócrates.
6º el alma como principio del conocimiento de las Ideas (ésta será la única
aportación que podemos considerar como absolutamente original de Platón y que no
podemos confundir ni con la búsqueda de las definiciones de las cosas por parte de
Sócrates ni con el cultivo del conocimiento matemático por parte de la escuela
pitagórica).
4º inmortal.
126
La teoría del mundo de las Ideas, central en la filosofía platónica, encontró su
complemento necesario en la doctrina del alma y de su viaje por la región celeste.
Platón, como ya hemos explicado más arriba, influido por el pitagorismo, sostuvo la
existencia de las almas, un principio espiritual que existe antes del cuerpo (doctrina de
la preexistencia del alma) y lo sobrevive tras su muerte, a la espera de su siguiente
reencarnación (doctrina de la metempsicosis) o de su liberación final.
La morada de las almas (tanto de los dioses como de los hombres) se encuentra
en la región celeste. Platón describió en un mito que aparece en su diálogo Fedro el
alma como un carro alado conducido por un auriga (que representa la parte racional del
alma) y empujado por un par de caballos (que representan la dimensión irracional,
pasional, del alma humana: el mundo de los deseos y sentimientos; Platón establecerá
una distinción entre impulsos nobles, representados por el caballo blanco, entre los que
destaca la valentía y el coraje, y las bajas pasiones, representados por el caballo negro) .
a) En el caso de los dioses, los dos caballos son dóciles, obedientes a las
órdenes del auriga, y de buena raza.
b) En el caso de los hombres sólo uno de los caballos es noble y obediente a las
órdenes del auriga; el otro, por el contrario, es díscolo e innoble (el caballo
blanco, el noble, simbolizará, junto con el auriga, la atracción del alma hacia
lo superior, hacia la idealidad; el caballo negro, por el contrario, representará
la inclinación del alma hacia lo inferior, hacia lo corporal y sensible).
Las almas de los dioses son eternas y se mueven al compás de las esferas y los
astros por toda la bóveda celeste. Gracias a sus alas logran salir fuera, más allá de los
cielos y del mundo sensible, y contemplar las Ideas. Éstas se convertirán en su
ambrosía. Finalmente, el movimiento de rotación de las esferas arrastra a las almas de
los dioses y las vuelven a dejar en el mismo sitio.
Las almas de los hombres, por la dificultad que tiene el auriga de conducir el
carro pues uno de los caballos es indócil, difícilmente logran seguir las almas de los
dioses. Por ello, apenas logran sacar la cabeza fuera de la bóveda del cielo y llegar a ver
las Ideas. Aquella alma que logra en este viaje ver algo queda libre del sufrimiento hasta
la siguiente revolución de los cielos ya que la visión de las Ideas es el mejor alimento
del alma. Pero si el alma no ha conseguido ver pues el auriga ha sido incapaz de
dominar al caballo negro, perderá las alas y caerá en la Tierra donde tomará posesión
de un cuerpo que por la virtud del alma parecerá moverse a sí mismo (el alma como
principio de automotricidad). Si el alma caída llegó a vislumbrar en alguna ocasión las
Ideas, no será fijada en un cuerpo animal sino en un cuerpo humano. El alma que más
haya contemplado las Ideas será ubicada en el cuerpo de un filósofo (de un amante de la
sabiduría) o de un gobernante justo. El alma que haya contemplado menos será ubicada
127
en el cuerpo de un sofista o de un tirano (así explica alegóricamente Platón, como si de
cualidades innatas se tratasen, las diferencias en el carácter moral de los hombres).
Al final de su vida (mito de Er), el alma de los hombres son juzgadas y durante
mil años llevan bajo tierra una vida conforme los merecimientos de su vida terrena.
Transcurrido el milenio, vuelven a la superficie y en esta ocasión cada una escoge
libremente la clase de cuerpo en el que se quiere reencarnar: las almas puras elegirán un
cuerpo humano y las impuras el cuerpo de un animal. Ningún alma logrará recuperar las
alas antes de diez mil años a no ser que se haya mantenido durante tres vidas, durante
tres reencarnaciones sucesivas en el estado de amante de la sabiduría (el mito afirma,
por lo tanto, no sólo la vida tras la muerte sino la existencia de un castigo o retribución
tras ella, doctrina ésta que dejará una profunda huella en la posteridad,
fundamentalmente en las grandes religiones monoteístas, y que podemos considerar
como la principal de la escatología platónica, esto es, de la filosofía platónica en tanto
que doctrina religiosa o doctrina filosófica que desemboca en la religión).
El punto de partida como nos podemos imaginar son las doctrinas morales de
Sócrates que conocemos con el nombre genérico de “intelectualismo moral”. Ya
sabemos que afirma dicha teoría moral: 1º el hombre debe conducirse rectamente
porque sólo quien obra conforme a la virtud puede aspirar a la verdadera felicidad; 2º la
única condición para obrar virtuosamente es que nuestra alma haya reflexionado sobre
en qué consiste la vida buena y haya alcanzado un verdadero saber sobre dicha cuestión;
3º la reflexión moral que hemos de llevar a cabo debe consistir en lograr aclarar y
definir los conceptos (valores) morales como qué es la virtud, qué la justicia, qué la
piedad, qué el coraje, qué el bien, etc. En síntesis, el comportamiento virtuoso sólo es
posible en aquellas personas cuya alma haya indagado acerca de dichas cuestiones y
128
haya alcanzado un saber verdadero sobre ellas (y así, sólo será justo aquel individuo
cuya alma, cuya razón o conciencia, haya logrado saber qué es la justicia). El saber es
por lo tanto para Sócrates la única condición (es condición suficiente y necesaria)
requerida para obrar con rectitud.
129
conciencia nos indica cuál es el modo honroso de obrar mientras nuestros deseos
apetecen lo contrario). La propuesta ética platónica (después de elaborar una topografía
del alma irracional que acaba descubriendo en ésta dos partes, una ubicada en el pecho,
el ánimo, sede de las pasiones nobles como la decisión, el coraje, la firmeza y la
perseverancia, y otra ubicada en el vientre, el apetito, sede de las tradicionalmente
denominadas “bajas pasiones”; la otra parte, la razón, se ubica en la cabeza) es que la
razón logre el pleno dominio y control de la espontánea impulsividad y ordene las
pasiones, esto es, ponga a las pasiones nobles a su servicio y modere los, abandonados a
su suerte, insaciables apetitos humanos.
130
2º Para los griegos arcaicos, el alma es una realidad con un destino de lo más prosaico:
una vez muerto el individuo, el alma vaga eternamente como una sombra por el Hades.
Las sectas órficas y pitagóricas tienen otra historia que contar al respecto. ¿Cuál es ésta?
3º ¿Por qué crees que titulamos el siguiente epígrafe como “el alma de todas las cosas”?
4º ¿De qué tipo de materia está hecha el alma?
5º La concepción del universo hasta el siglo XIX defendía la animación universal.
¿Cómo denominamos a ésta concepción? ¿Por qué los historiadores de la ciencia
denominan a Isaac Newton, el más grande científico de todos los tiempos, “el último de
los magos”?
6º ¿Qué función cumple el Alma del Mundo?
7º ¿Qué escuela filosófica defendía que no hay almas individuales sino una única alma
universal de la que cada alma particular no es sino un fragmento y muestra?
8º Para Sócrates, el alma es ante todo una realidad moral ¿Por qué?
9º ¿En qué se diferencia la concepción platónica del alma de la concepción cristiana de
ésta?
10º Según narra en el mito de Er (que aparece al final de su diálogo “La República”),
¿cuándo el alma puede recuperar sus alas y así retornar a la bóveda celeste?
11º ¿Por qué crees que podemos considerar también a Platón como el padre de la tan en
boga hoy en día “educación emocional”?
131
ANEXO IV – LA TEORÍA POLÍTICA
PLATÓNICA (resumen del libro “De los sofistas a Platón” de
Tomás Calvo)
LA SOFÍSTICA
Pero también para llevar a cabo una crítica general de la cultura (de todo aquello que en
el hombre no es producto de la naturaleza). De este modo, la cultura griega fue la
132
primera en la historia con capacidad de autorreflexión y autocrítica. El distanciamiento
que hace posible dicha autocrítica es fruto de contrastar lo que es cultura de lo que no lo
es. Este elemento de contraste es la idea de naturaleza (lo que en la filosofía política
moderna, como comprobaremos más adelante cuando estudiemos a Locke, se
denominará el “estado de naturaleza”). Por ello, el contraste physis/nomos es finalmente
el contraste que existe entre naturaleza y cultura (y por ello se aplicará no sólo a
cuestiones morales o políticas; también se aplicará a otras asuntos como por ejemplo a
la cuestión de si los dioses existen por naturaleza o por nomos, por convención).
Los sofistas afirmaron el carácter no natural del nomos. La convicción de que las
leyes y costumbres son creaciones humanas estaba ampliamente extendida entre los
griegos en el siglo V. ¿Por qué?:
1º por el contacto con otras culturas que vino a impulsar una conciencia de
relativismo cultural. Al decir de Jenófanes, “para los etiopes los dioses son chatos y
negros, para los tracios, rubios y de ojos azules”, Píndaro, “cada pueblo alaba su propia
idea de justicia”, o Herodoto, que reflexionó acerca de las implicaciones de costumbres
para él extrañas y ajenas como la del pueblo calatio de devorar a los padres muertos.
133
el resultado o coronación de un plan de la naturaleza, porque la
naturaleza carece de planes e intenciones. Todo ello apuntaba a la
tesis de que el nomos tiene exclusivamente su fundamento en un
acuerdo basado en el interés.
Sin embargo, aún admitiendo el carácter convencional del nomos, no por ello debe ser
descalificado o combatido. Tampoco debe ser descalificado por el descubrimiento de
que el nomos responde a un interés. ¿Qué posturas o actitudes mantuvieron los sofistas?
Todos estaban de acuerdo en que el nomos es contrario a la naturaleza y que además la
limita (en terminología freudiana, la cultura reprime el instinto). Pero sobre esta base,
llegaron a dos conclusiones muy distintas:
¿Por qué posturas tan contrarias? Depende de cómo se responda a la cuestión crucial: el
nomos responde siempre a un interés y a una conveniencia. Por ello, la cuestión decisiva
es ¿a quién beneficia el nomos?: 1º Protágoras: a todos.
PROTÁGORAS
TESIS:
3º a pesar del “saber técnico”, los hombres son incapaces de convivir y cooperar
con lo que sigue existiendo el peligro de que se extingan destruidos por las fieras
(“trataban de vivir juntos fundando ciudades, pero como carecían de saber político, se
agredían entre sí dispersándose de nuevo”).
134
5º Hermes pregunta a Zeus cómo debe repartir semejantes dones. A diferencia de
los saberes técnicos que no es necesario que estén repartidos entre todos (basta con que
uno sepa medicina, por ejemplo), todos deben participar de la justicia y de los
sentimientos morales.
TRASÍMACO
135
leyes defienden lo que conviene al que las crea (el gobernante), la justicia no es otra
cosa que el plegarse obedientemente a sus intereses.
¿Por qué la gente respeta y cumple las leyes? No por amor a la justicia sino por
miedo a ser perjudicados. La gente prefiere cometer injusticias antes que ser justo y salir
perjudicados (es preferible cometer injusticias con los demás que sufrirlas de los
demás). Sin embargo, si todo el mundo robase, agrediese, etc., todos saldrían
perjudicados. Es esto lo que empuja a la gente a aceptar la ley. PRUEBA: si el hombre
justo estuviese seguro de que puede actuar impunemente (haciéndose invisible) le
veríamos robar y matar exactamente igual que a los mayores criminales. Gracias a este
experimento ideal, Glaucón introduce la distinción physis/nomos (Trasímaco no la había
utilizado): el hombre que se sabe invisible y sabe que puede actuar impunemente no
obedecerá más que a los dictados de la naturaleza.
CALICLES
Los sofistas proclaman la moral natural que es la moral del poder. ¿Quién es el
sofista que con mayor cinismo defiende esta postura? Calicles, un personaje ficticio del
diálogo “Gorgias” que algunos creen que es un trasunto de Alcibiades. En este diálogo,
afirma Polo, uno de los interlocutores, que:
EL ENIGMA SÓCRATES
Uno de los enigmas más apasionantes de la historia. ¿Por qué? Nada escribió. Nos
debemos basar en el testimonio de otros autores que no eran historiadores objetivos sino
discípulos o adversarios apasionados que llevaron a cabo reconstrucciones emotivas de
su figura.
FUENTES:
1º Aristófanes
3º Platón
136
Sócrates de Aristófanes: distorsionó en “Las nubes” el personaje por ser un
comediógrafo.
PUNTO DE PARTIDA
-Pertenencia
Pero tampoco los discípulos de Sócrates se sentirán comprometidos con la ciudad. Por
ejemplo, todo el pensamiento de Platón gira en torno a la polis, pero esa polis ya no es
Atenas sino una ciudad utópica. Platón piensa y vive para la utopía, Sócrates para
Atenas. La vinculación con Atenas es tan profunda que no viajó ni abandonó la ciudad
en toda su vida a excepción de las campañas militares en las que participó.
137
- POTIDEA, 432 a.C. (en la Calcidia): incidente anterior a la Guerra del
Peloponeso. Sócrates 1º tiene 38 años; 2º combate con bravura como
hoplita; 3º salva la vida de Alcibiades; 4º victoria final ateniense.
- Año 406 a.C. Sócrates tiene 53 años y la Guerra del Peloponeso está
dando sus últimos coletazos (1º derrota naval en Notión, junto a Éfeso; 2º
batalla de las islas Arginusas: victoria para Atenas pero a un fuerte coste
de barcos perdidos y náufragos desaparecidos lo que hará que el pueblo,
encolerizado, deponga y ejecute a los generales de la expedición).
Sócrates, única ocasión en su vida, pertenece por sorteo al consejo de los
Quinientos y su tribu preside (los prítanes) el Consejo y la Asamblea.
Los atenienses reclamaban que el asunto volviese a la Asamblea para que
allí pudiesen ser juzgados conjuntamente los ocho generales (la medida
era ilegal: no se podía juzgar conjuntamente a varios acusados). Sócrates
fue el único prítane que no cedió a las amenazas del pueblo en defensa de
la legalidad.
¿De dónde procede la virtud cívica y la valentía que exhibe Sócrates en todas sus
actuaciones? El punto de partida, el problema al que la filosofía socrática busca dar
solución es la CRISIS en la que se encuentra sumida Atenas.
¿En qué consiste esa crisis? En la desafección que los ciudadanos atenienses sienten
respecto a las leyes y la comunidad ateniense. La Atenas del siglo V vio extenderse
entre sus ciudadanos dos actitudes estrechamente relacionadas entre sí: el
individualismo y el relativismo. Sócrates, filósofo y moralista, se enfrentó con el
individualismo que impregnaba la práctica de los políticos y la teoría de los sofistas
(más adelante, estudiaremos, analizaremos el enfrentamiento de Sócrates con el
relativismo de los sofistas).
¿Por qué esa desafección? ¿Cuál es la razón de ella? La ciudad se encuentra atravesada
por el mal del INDIVIDUALISMO (individualismo que provoca una separación entre el
individuo y la polis, que hará que el individuo no identifique ya su voluntad con la
voluntad colectiva).
138
¿Cuál es la causa del individualismo y por lo tanto de la decadencia de Atenas?
Para Sócrates, la principal razón de la decadencia de la polis son algunas de las prácticas
que se llevaban a cabo en la democracia ateniense:
¿Por qué denosta Sócrates la democracia? Porque es un régimen político en el que tanto
los líderes políticos como la Asamblea:
2º se dejan llevar más por los intereses exacerbados del momento que por el
respeto a la justicia y a la ley.
ciudadano en la polis
139
El CORRELATO TEÓRICO de la corrupción demagógica y la decadencia de la polis
son las doctrinas sofísticas. ¿Por qué? El relativismo sofístico y sobre todo su doctrina
(su crítica) del nomos, de la ley de la ciudad (los sofistas son racionalistas e impíos) es
un cuestionamiento en profundidad de la legitimidad del nomos que va a provocar el
desarraigo, la desafección de la ciudadanía. Si hasta la llegada de los sofistas (y de la ola
de individualismo), los ciudadanos atenienses se identificaban de un modo inmediato e
irreflexivo con la polis, con la aparición del individualismo (introducido por la práctica
política democrática y la filosofía sofística) se va a producir la separación entre el
individuo y el Estado (la Ciudad, la comunidad ciudadana). En el caso de los sofistas,
esta separación es el resultado de la reflexión, de la toma de conciencia que los sofistas
realizaron sobre el nomos. Comprendieron el carácter convencional de éste, es decir, la
ley no es sagrada e incuestionable sino que es fruto de un pacto o acuerdo entre los
ciudadanos (al menos así lo entendieron los sofistas de la 1º generación; porque los de
la 2º generación, contemporáneos de los demagogos, cuestionaron el nomos hasta el
punto de considerar que la ley de la ciudad carecía de toda legitimidad frente a la ley
natural: la ley de la ciudad es contraria a la ley natural). Fue por lo tanto la
REFLEXIÓN lo que rompió con esa identificación inmediata entre el ciudadano y el
Estado. Sócrates acepta el terreno de juego de los sofistas (no es un tradicionalista ni un
conservador al uso como “El viejo oligarca” o Aristófanes). Sócrates acepta que el
nomos es convencional y que el imperio de las leyes es fruto de un acuerdo. Ahora bien,
esta reflexión que lleva a cabo Sócrates consistirá en una moralización que posibilita
que el individuo se vuelva a reconocer e identificar con las leyes de su ciudad. Sócrates
recupera el vínculo del ciudadano con la polis a través de la reflexión, la conciencia de
la individualidad del individuo frente al Estado, pero este individuo asume un
compromiso, un pacto individual, personal, moral, con las leyes de la ciudad. Por ello,
para Sócrates, quien no esté de acuerdo con las leyes de la ciudad puede marcharse,
emigrar a otra ciudad cuyas leyes le parezcan más apropiadas o más razonables. Las
leyes de Atenas no prohíben a nadie marcharse. Pero quien decide quedarse en Atenas,
lo hace libremente y queda obligado al cumplimiento de las normas. Para Sócrates, el
pacto entre el ciudadano y las leyes no es un consenso anónimo y colectivo sino un
compromiso personalizado de cada ciudadano con las leyes de la ciudad. Lo que
introduce Sócrates en Atenas es el moralismo, una nueva interpretación de la areté que
ya no se entiende como la excelencia natural o social sino que se entiende como
excelencia moral. La importancia del moralismo se debe a que para Sócrates la tarea de
mejorar la ciudad es inseparable de la tarea de cada individuo de mejorarse a sí mismo.
Y ¿en qué consiste esa moralización? En que el individuo cobre conciencia de su
interioridad, de la contraposición entre el cuerpo y el alma, de la importancia del
cuidado del alma, de que el alma es su parte interior, su parte racional, su conciencia, su
personalidad, todo aquello a lo que se refiere el délfico-socrático “conócete a ti mismo”
(“La virtud no deriva de la fortuna, sino de la virtud derivan la fortuna y todos los
bienes humanos, tanto los privados como los públicos”). Por efecto de esta
moralización, de esta reflexión que separa al individuo del Estado en un primer
momento pero que luego lo reintegra de un modo más profundo es por lo que para
Sócrates respetar la ley es respetarse a sí mismo.
140
La muerte de Sócrates
¿Por qué era mal visto Sócrates por los demócratas? No por sus opiniones o por
cuestionarlo todo sino por su magisterio y lazos de amistad con el demagogo Alcibiades
y con Critias, el oligarca sanguinario. Pero la amnistía decretada en Atenas por
Trasíbulo impedía juzgarlo por motivos políticos (a caída de los Treinta se hizo un
esfuerzo por dejar de lado cualquier tentación de revanchismo). Por ello se acordó una
amnistía que hiciese posible la reinstauración de la concordia. Y es que en Atenas se
extendió un deseo de recomponer una democracia moderada que fue acompañado por
una ola de religiosidad. Por ello, la acusación de Meleto recayó en presuntos delitos
contra la religiosidad (“Introducción de nuevos dioses”) y la moralidad (“Corrupción de
la juventud”).
Sócrates se defendió mal. Pudo evitar la pena capital optando por el destierro pero
prefirió coronar su vida con la muerte en Atenas antes que con un destierro que le habría
desarraigado.
La religiosidad de Sócrates
3º Quizá de ella se pueda esperar algún bien ¿Por qué? La muerte es una
mudanza a otro lugar quizá mejor que éste.
Pero ¿En qué se cifra la religiosidad socrática? A Sócrates, Meleto y Anito lo acusan de
introducir divinidades nuevas. Sócrates afirmaba escuchar una voz interior, misteriosa y
firme. Sócrates relacionaba esa voz interior con el mundo de los démones. ¿Qué es un
141
demon (escrito en griego “daimon”)? Un tipo de divinidad intermedia (a mitad de
camino entre los dioses y los hombres; similar a las que aparecen en todas o casi todas
las religiones: genios, ángeles o demonios; el platonismo asignará un demon a cada
hombre y el cristianismo un ángel guardian) que cumple una función, valga la
redundancia, de INTERMEDIARIO entre las dioses y los hombres. Sócrates afirmaba
escuchar una voz procedente del mundo de los démones (nunca afirmará que esa voz
proceda de un único demon, su ángel guardián particular). Para él, esa voz era “algo
divino”, es decir, lo interpretaba como un fenómeno religioso.
Otro demon que también juega un importante papel en la tarea educativa socrática es
EROS, el amor (define a Eros como un gran demon que le impulsa a elevarse más allá
de sí mismo). Para Sócrates, la educación tiene algo de divino, algo que la sustrae a la
iniciativa y planificación humana, tal como la entendían los sofistas.
142
C) La religiosidad socrática actuaba como
143
no significa que no podamos llegar a tenerlas. Demuestra que somos perezosos e
ignorantes.
La mayoría de los diálogos de Platón y los ejemplos que aparecen en los “Recuerdos de
Sócrates” de Jenofonte terminan sin que se alcance una definición satisfactoria. Parece
que Sócrates se dedica a humillar a sus interlocutores refutando sus definiciones para
así poner al descubierto su ignorancia. Más bien, Sócrates reconoce irónicamente su
ignorancia y por lo tanto la limitación y provisionalidad de todo saber. Su oficio
mayéutico consiste en:
El intelectualismo moral
¿Por qué es tan importante definir los conceptos morales? ¿Por curiosidad? Lo hace
porque está convencido de que sólo se puede ser justo si se sabe qué es lo justo. Esta
doctrina se denomina intelectualismo moral y es un reduccionismo de la virtud al saber.
¿Por qué opina así Sócrates? Porque interpreta el saber moral desde el modelo de los
saberes técnicos (de los oficios). Ahí es razonable sostener que sólo el que sabe
arquitectura es arquitecto y que sólo éste está capacitado para construir edificios. De
modo análogo, sostiene Sócrates que sólo es justo el que sabe qué es lo justo y
solamente el que es justo es capaz de realizar acciones justas.
“Hipias menor”: el que obra mal voluntariamente es mejor que el que obra mal sin
querer (solamente el que sabe qué es lo justo puede actuar voluntaria e
intencionadamente contra la justicia). Es decir, el que obra mal voluntariamente no
puede ser otro que el bueno (el que sabe qué es la justicia).
144
Sócrates rechaza la posibilidad de que alguien obre mal a sabiendas. Lo considera
imposible: el saber es condición necesaria y suficiente para obrar con rectitud.
Por ello, el intelectualismo moral explicará el porqué del mal como resultado de la
ignorancia.
Todo el que obra mal lo hace involuntariamente porque no sabe que está obrando mal.
No hay lugar para el desorden psíquico, la falta de autocontrol de los impulsos, para que
un individuo actúe contra sus convicciones racionales acerca de lo que debe y no debe
hacerse. La falta de autocontrol también es ignorancia.
145
de que el que gobierna ha de ser sabio, vino a constituir el EJE CENTRAL de su
pensamiento. Por ello, Platón fundó la Academia con la esperanza de formar hombres
sabios capaces de intervenir en la legislación y el gobierno de las ciudades. Él mismo
trató por dos veces de educar a Dioniso, tirano de Siracusa. En conclusión, todo su
programa filosófico político tenía como fin llenar de contenido el saber que Sócrates
proponía como fin de la vida humana. Pero si el saber era para Sócrates una
ASPIRACIÓN INALCANZABLE, para Platón debía convertirse en una posesión
efectiva de los gobernantes de la ciudad.
Expliquemos seguidamente por qué el gobierno del sabio (o lo que es lo mismo, la
consideración de que la política es un saber) es para Platón la clave de la regeneración
de la polis. El punto de partida es la confrontación entre Sócrates y los sofistas. Ambos
coinciden en entender la política como una virtud:
1º los sofistas eran maestros de la areté política, de la excelencia propia de los
que sobresalen en el gobierno de las ciudades aconsejando a la Asamblea o
dirigiendo los asuntos de Estado.
2º Sócrates también concebía la actividad política como una virtud. Ahora bien,
tal como lo narra Platón en el Menon, para Sócrates la virtud del político tiene su
fundamento último en un saber. Es decir, o la virtud del político se basa en un
saber epistémico (un saber riguroso y fundado) acerca de qué es la justicia o el
buen gobierno, o bien no es virtud en absoluto. Los sofistas por el contario
conciben la política como un arte, como la técnica propia del orador que
persuade y manipula la Asamblea a su gusto o como la astucia del gobernante
que es capaz de engañar a sus enemigos o adversarios logrando imponerles su
voluntad (conforme a la doctrina expuesta por Calicles en el Gorgias que
proclama como norma de justicia el dominio del más fuerte y la búsqueda sin
trabas del placer).
La crítica de Sócrates y Platón a la política y a los políticos se basa en estos dos
planteamientos:
1º por un lado, siguiendo su concepción de la virtud política como un saber,
Sócrates y Platón considerarán que los políticos (y no sólo los mediocres sino
también los grandes políticos del pasado como Temístocles o Pericles) no han
alcanzado sino un tipo de conocimiento de rango inferior que ni alcanza el rigor
del saber pero que tampoco puede identificarse con la ausencia de conocimiento.
Ese conocimiento inferior derivado de la experiencia común y del trato ordinario
con las cosas (sentido común=experiencia común) y no de la Idea de estas, es la
opinión o doxa. Los políticos se mueven siempre en un mundo de opiniones y
por ello, aunque tal vez no se equivoquen, sus aciertos no son el resultado de un
saber del cual carecen.
2º los sofistas proclamaron que el saber del político es el dominio de la retórica,
del arte de la persuasión, “aquella persuasión que se produce en los tribunales y
otra asambleas y que tiene por objeto lo justo y lo injusto”. Para S. y P., la
retórica es un saber falaz (un pseudosaber) por las siguientes razones:
146
a) Es un discurso o argumentación que produce en el que escucha
meramente creencias y opiniones (el orador o político asambleario no
instruye al auditorio sino que le infunde opiniones momentáneas; la
prueba de ello es que es propio de la naturaleza de la retórica poder
convencer de cualquier asunto, sea el que sea). La retórica es un
pseudosaber, una habilidad que se presenta a sí misma con la
apariencia y pretensiones de un verdadero saber.
b) La finalidad de la retórica no es el fin de todo auténtico y verdadero
saber (que no es otro que el bien de aquello que es objeto) sino el
poder y el placer:
- el poder: el retorico busca con su arte convencer a las masa para
así poder dominarlas y manipularlas a su gusto.
- el placer: para lograr tal objetivo, el retórico, a través de sus
discursos, se ve obligado a satisfacer la vanidad del hombre
vulgar. Será por ello por lo que la retórica se convertirá en un arte
de la adulación, es decir, de aquello que la gente quiere oír (los
consejos del demagogo agradan a los ciudadanos pero hacen a
estos peores y más injustos). El auditorio del orador-político es la
Asamblea ciudadana, lugar que por su propia naturaleza posibilita
que en ella el individuo se diluya en una masa informe, “una
bestia enorme y poderosa” presta a ser manipulada por el político
asambleario.
FAUNA DE LA DEMOCRACIA:
A) La ciudadanía que reunida en asamblea se convierte en masa, una
“bestia enorme y poderosa”
B) El demagogo, el orador-político asambleario
C) El sofista (educador del demagogo)
147
Platón es hostil a la democracia, hasta el punto de considerarla, con la excepción hecha
de la tiranía, como la forma de gobierno más alejada de la constitución ideal. ¿Por qué
critica Platón la democracia? El fondo de la cuestión es el siguiente: la democracia se
basa en el IGUALITARISMO y el igualitarismo comporta irracionalidad, la
irracionalidad de “tratar con igualdad a los que no son iguales”, es decir, tratar con
igualdad en el reparto de cargos y magistraturas a los que no son iguales porque no
tienen ni la misma preparación ni la misma capacidad. Y es que la democracia concede
la misma oportunidad de gobernar a todos y lo hace indiscriminadamente, tanto al capaz
como al incapaz. El RESULTADO es que la democracia es el gobierno de:
3º para el partido oligárquico, al fin y al cabo, de la masa de los pobres sin preparación (el vulgo inútil y
desenfrenado), la masa de los pobres actuando contra los ricos en provecho propio (tal como lo describe “el Viejo
Oligarca” en “La constitución de los atenienses”). Platón afirmará que el origen de la democracia se debe al triunfo
de los pobres”.
148
consecuencias morales de carácter negativo: envileció a los atenienses
haciéndolos perezosos, charlatanes, cobardes y avaros.
2º Todo saber busca el bien de aquello de lo que es saber. Por ello, la verdadera
política busca el bien. En el “Gorgias”, Platón concibe la política como una tarea
educadora basada en criterios morales cuyo fin primordial es hacer mejores a los
ciudadanos (¿Por qué? S. y P. están convencidos de que la tarea de mejorar la
Ciudad es inseparable de la tarea de mejorar a los ciudadanos; es decir, no
depende de la creación de una estructura institucional impersonal como ocurre
en la democracia moderna). Por ello, la política tiene como fin la salud del alma.
149
La política tiene dos partes o saberes relativos a la salud del alma (que a su vez
son correlativos de las dos prácticas o saberes relacionados con la salud del
cuerpo y que acabamos de ver más arriba)
Pues bien, tanto la multitud, como los políticos, como los sofistas, carentes todos
ellos de criterios morales se apartan de la verdadera política: no buscan el bien
(la salud del alma) sino persiguen el poder y el placer.
150
Adversario doctrinal: los sofistas o la sofística con su doble afirmación acerca de la
justicia:
2º El que es más injusto (según los criterios morales vigentes) es más feliz,
puesto que consigue mayor poder, mayor provecho y mayores placeres, que el
que somete su conducta a los dictados de la justicia.
El tema del libro es la justicia y su relación con la felicidad. Ahora bien, la justicia es
CUALIDAD (areté) de los Estados y también de los individuos. Es por tanto necesario
conocer la ESTRUCTURA Y NATURALEZA tanto de los estados como de los
individuos a fin de poder decidir con conocimiento cuándo éstos son justos y en qué
consiste la justicia. A este objetivo se dirige el diseño platónico de la ciudad ideal, de
sus instituciones y de su funcionamiento.
LIBRO II: después de insistir Glaucón en la tesis de que el hombre injusto es más feliz
y Sócrates de que la injusticia es fuente de infelicidad, el diálogo queda bloqueado. ¿Por
qué? Porque hay que definir previamente en qué consiste la justicia y la injusticia como
cualidades del alma (como areté del individuo, del alma individual). Éste va a ser el
PUNTO DE PARTIDA desde dónde se va a relanzar el diálogo.
POR TODO ELLO, Platón se ocupará en primer lugar de la justicia en el Estado. Pero
la justicia es una cualidad y no podrá ser conocida mientras no se conozca
adecuadamente aquello de lo que es excelencia o virtud. POR LO TANTO, habrá que
comenzarse por analizar la naturaleza y estructura del Estado (los elementos o clases
sociales que lo componen y el orden que se da entre ellos). ¿Cómo lograrlo? Sócrates
propone CONSTRUIR idealmente una Ciudad, de modo que asistamos al surgimiento
sucesivo (como una sucesión lógica) de las partes o elementos que la integran.
La Ciudad está dividida y conformada por tres clases o grupos sociales, los productores,
los auxiliares y los guardianes perfectos, de acuerdo con los tres tipos de actividades o
funciones necesarias para su existencia: economía, defensa y gobierno.
I. LOS PRODUCTORES
151
materiales y herramientas necesarios para desempeñarlos (pastores, carpinteros,
herreros, canteros, etc.) y aún otros más que faciliten los intercambios (comerciantes
y transportistas).
Sócrates considera que el conjunto de estos oficios es suficiente para constituir una
sociedad austera y elemental. Adimanto la considera demasiado elemental. Por ello,
propone ampliar el número de oficios con el fin de promover un mayor bienestar y
abundancia (preceptores, cocineros, barberos, etc.).
Para lograr la satisfacción de estos fines se requiere que se forme una fuerza militar,
un ejército.
Glaucón sugiere que las necesidades de defensa podrían ser cubiertas por los
ciudadanos mismos (es decir, por una milicia ciudadana, conforme al modelo
republicano). Sócrates se opone a ello abogando por un ejército profesional. Los
miembros de este ejército profesional llamados guardianes habrán de ser escogidos
entre aquellos ciudadanos que posean A) aptitudes especiales para ello: fuerza y
rapidez (aptitudes físicas) y valentía y amor a la verdad (Virtudes anímicas del
carácter) y B) habrán de ser entrenados y educados cuidadosamente con vistas a la
función que han de desempeñar. También deben tener C) un régimen de vida
especial.
152
B) LOS GUARDIANES PERFECTOS: los gobernantes. El ingreso en este
grupo exige
a) Dotes
b) Educación adecuadas
Una vez constituida la Ciudad en sus tres grupos sociales, Sócrates pasa a analizar en
qué consiste la justicia de la Ciudad, es decir, aquella DISPOSICIÓN DE LAS PARTES
que hace que la Ciudad sea justa. Pero expliquemos antes (aunque en el libro sea
después), la naturaleza y estructura del alma humana.
Todas las reflexiones platónicas sobre el alma (ya sea sobre su naturaleza o su
inmortalidad) arrancan de un dualismo radical que contrapone el alma al cuerpo. Esta
oposición alma/cuerpo tiene como punto de partida:
1º el que controla.
153
1º premisa: “Experiencia del conflicto interno” - ocurre que una misma persona
(durante una enfermedad, por ejemplo) quiere beber y no quiere beber porque
comprende que le es perjudicial.
Conclusión: el alma no es una realidad simple (sin partes) sino una realidad
compuesta por dos partes (el apetito y la razón) entre las cuales tiene lugar tal
conflicto.
Por otro lado, Platón no se contentó con ese dualismo psíquico sino que a estas dos
partes añadió una tercera: el ánimo o thymós. Este tercer elemento representa la decisión
y el coraje. ¿Por qué introduce este tercer elemento Platón? Por la experiencia interior
que le muestra que cuando se produce la pugna entre el apetito y la razón hay algo así
como una fuerza interior que a menudo decide el conflicto a favor de la razón y que se
encoleriza cuando la razón cede ante las exigencias del apetito.
Tres son pues las partes del alma según la doctrina de “La República”. También en el
Fedro se reconoce su estructura tripartita a través del mito que compara el alma con el
carro alado compuesto por el auriga (razón) y dos caballos, blanco el uno (el ánimo) y
negro e indócil el otro, el que representa el apetito. Así expuesta, esta doctrina corre el
peligro de destruir la unidad del alma, del psiquismo. Sin embargo, gracias a ella,
gracias a reconocer tres partes o elementos en el alma humana, Platón puede establecer
un paralelismo perfecto entre el alma y el Estado. Este paralelismo es el que le permite
afirmar que la justicia es la misma en la Ciudad y en el individuo. La diferencia será
meramente de escala: letras grandes en el Estado, letras pequeñas en el alma individual.
Esta correlación entre el alma y el Estado se manifiesta de dos formas o maneras (sin
que quede claro si es la estructura del Estado la que presupone la doctrina de la
tripartición del alma o a la inversa: para algunos estudiosos de Platón, es la estructura
del Estado la que se proyecta sobre el alma y para otros a la inversa):
154
1º en el alma y en el Estado existen las mismas partes (el mismo número de
partes)
Los libros VIII y IX de La República están dedicados por entero al estudio de esta
correlación entre los caracteres predominantes en la Ciudad y los regímenes políticos
(timocracia, oligarquía, democracia, tiranía) a través de los cuales la Ciudad se va
alejando cada vez más y más de la “politeia” ideal (y así, por ejemplo, existe una
correlación estructural entre la democracia, régimen que deja el gobierno en manos de
una masa dominada por los instintos y el egoísmo y los personajes dominantes en esta:
el demagogo, con su insaciable ansia de poder, el sofista, intelectualmente deshonesto, y
el vulgo egoísta e ignorante).
El principio reza del siguiente modo: “Cada individuo y cada clase social han de
desempeñar solamente una función, aquella para la cual están más capacitados”.
El principio parece obvio, pero es complejo por 1º los supuestos en que se apoya y 2º
las consecuencias de su aplicación.
SUPUESTOS
155
que le es propia (la especialización se traduce en ventajas
pragmáticas porque responde a la naturaleza de las cosas).
LA JUSTICIA
1º La prudencia:
156
- Su objeto, el objeto de este saber, es el bien general de la Ciudad (no es un
saber particular). Se trata, por lo tanto, del saber político o de la política como
saber.
2º La valentía
- No es un saber epistémico (como la prudencia). Basta con que sea una opinión
correcta sobre las cosas a temer, si bien insiste en que tal opinión ha de
caracterizarse por su firmeza y perseverancia.
3º La moderación
157
gobernante gobierne con prudencia, que el guerrero defienda la Ciudad con valentía y
que los productores desarrollen ordenadamente la actividad económica. Justicia es por
lo tanto “que cada uno haga lo suyo” sin inmiscuirse en las funciones de los demás.
Esta es la doctrina que Platón contrapone a las disquisiciones sofistas sobre la justicia:
1º Platón, como los sofistas, admite que la justicia ha de definirse no por las
leyes (no por el nomos, por los códigos legales y morales vigentes, al fin y al
cabo convencionales) sino por la naturaleza (la esencia a) del hombre y de b) la
sociedad).
En definitiva:
a) Comportamiento del niño (el niño se rige por la búsqueda del placer)
158
2º la teoría platónica de la naturaleza humana considera que el humano adulto es
un ser dotado de razón y por lo tanto no le son aplicables los principios de
comportamiento (búsqueda del placer, dominio del más fuerte) propios de seres
irracionales.
Conclusión:
1º hay que asignar a cada individuo la función más acorde con su naturaleza y
carácter. Pero ello no es suficiente. Por ello, es necesario
159
educación es catastrófica y la peor corrupción es la de los mejores porque estos
ponen sus cualidades al servicio de la injusticia (mayor será su capacidad para
hacer el mal; ejemplos: Alcibiades o “el hombre fuerte” e Calicles). Por el
contrario, una buena educación será el mejor instrumento para promover la
justicia, para garantizar
PRIMERA FASE
Disciplinas:
160
1º por su naturaleza: el arte es imitación (mímesis), representación de
situaciones, actuaciones y caracteres. El arte refleja en sus imágenes y
formas la realidad (la verdadera realidad, la Idea). El arte debe ser
ejemplarizante.
¿Quiénes de entre los educados para auxiliares serán elegidos para pasar a la etapa
siguiente, la educación superior? Aquellos que hayan sobresalido por:
1º su amor a la ciudad
161
¿Qué partes dedica en “La República” a los gobernantes y su educación? (final del libro
V, libro VI y VII). Son los más densos de todo el diálogo y los de mayor contenido
filosófico. En ellos aparecen todos los temas fundamentales de la metafísica platónica:
Todos estos temas los va a tratar cuando explique quién debe ser el gobernante de la
Ciudad pues no pueden ser más que los sabios. Para Platón, la política es un saber, una
episteme. En “La República” aclara que tipo de saber corresponde al político. Este saber
es denominado por Platón “filosofía” y de ahí su insistente afirmación de que el
verdadero gobernante ha de ser el filósofo.
El ASCENSO hasta este tipo de saber (este saber que denomina filosofía y también
dialéctica) es difícil y por ello exige un entrenamiento intelectual.
¿A quién encomienda dicho entrenamiento? A las matemáticas (en sus distintas ramas:
aritmética, geometría, astronomía).
162
1º ESTADIO DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR
10 años de estudios matemáticos (entre los 20 y los 30 años). Durante ellos, el alumno
se ejercitará en el razonamiento puro hasta llegar a captar las relaciones universales por
medio de las cuales se vinculan entre sí los objetos de las distintas disciplinas
matemáticas.
1º las matemáticas son saberes particulares: acotan una parte del mundo
inteligible (los números, las figuras) prescindiendo del resto de las Ideas.
2º proceden por hipótesis, es decir, dan por supuesto sus objetos (parten de que
hay números y figuras) sin dar razón alguna de ellos (esto es consecuencia de lo
1º: las matemáticas al acotar una parte del mundo inteligible arrancan a los
números y figuras del sistema total de las Ideas en el cual están insertos y dentro
del cual tienen su fundamento. Por ello, los matemáticos no pueden justificar o
fundamentar sus objetos y habla Platón de que “proceden por hipótesis”.
Este tipo de saber (el saber dialéctico) es un saber sistemático total en el cual
cada conocimiento parcial se justifica por el lugar que ocupa en el todo, un saber
absoluto (con el que soñarán siempre los filósofos racionalistas como Leibniz o
Hegel). El principio en el cual se fundamenta todo el sistema de Ideas y en el
cual ha de fundamentarse el saber sistemático total es la Idea suprema, la Idea de
Bien.
163
a) A la razón corresponde gobernar sobre el Estado y sobre el psiquismo
1º la política es un saber
En principio, parece que el gobernante platónico es una especie de tirano que dispone a
su antojo de la Ciudad. Sin embargo, esta impresión es inexacta: la función de los
gobernantes, una vez constituida la Ciudad (y hete aquí el meollo del asunto y la
petición de principio que constantemente Platón comete en La República: se supone que
la sabiduría se alcanza a través de la educación en una Ciudad ideal; entonces, cómo se
alcanza el saber necesario para diseñar la Ciudad ideal), es fundamentalmente de
vigilancia a fin de que su espíritu e instituciones se mantengan. Por ello Platón los llama
164
guardianes (guardianes perfectos). La capacidad para mantener el orden establecido es
el criterio último para su selección: sólo el filósofo, conocedor de las Ideas inmutables y
autoidénticas es el más capaz de conservar “las leyes e instituciones de la Ciudad”:
acostumbrado al conocimiento de lo perfecto e inmutable, propenderá a mantener sin
cambios la Ciudad permanentemente establecida.
Sócrates finalmente se pregunta por la posibilidad de que una Ciudad tal llegue a existir.
Sócrates contesta, paradójicamente como veremos, de que tal régimen político no será
posible a no ser que el poder se ponga en manos de los filósofos (que los filósofos se
conviertan en reyes o que los reyes se conviertan en filósofos). ¿Por qué una paradoja?
Porque se comete una petición de principio: se exige que el filósofo se convierta en
gobernante (de una Ciudad que aún no es perfecta) cuando el filósofo-rey es el resultado
de la educación de la Ciudad ideal.
1º que a cada ciudadano se le asigne la función más acorde con sus dotes
naturales.
165
1º los guardianes no poseerán ni hacienda, ni vivienda, ni despensa, sino que
compartirán todo en común (su vida será como la de un ejército en campaña).
En conclusión:
¿Por qué este comunismo limitado que excluye a los guardianes pero no a los
productores?
166
riquezas por parte de los guardianes traería consigo la ruptura de la unidad del Estado y
el enfrentamiento civil. El comunismo platónico tiene una finalidad estrictamente moral.
Su objetivo es facilitar la justicia no concediendo al apetito oportunidad alguna de
desarrollo en el alma de los guardianes. De ahí, su limitación a los guardianes: la lógica
del apetito (la actividad económica y la propiedad) se restringe a la clase de los
productores (justamente aquellos cuya alma se caracteriza por el predominio de la parte
apetitiva).
¿Por qué defiende Platón la igualdad de la mujer? Por los mismos motivos que
lo hacemos hoy en día: la diferencia de sexo no implica inferioridad alguna en ninguna
capacidad natural (exceptuando la fuerza física).
167
LA FELICIDAD
La felicidad (eso que los griegos denominaban “vivir bien”, eudaimonia, está en
función de la naturaleza humana y de las exigencias que ésta comporta: según la
naturaleza humana, corresponde al alma gobernar, siendo la justicia aquella areté del
alma que facilita un buen gobierno.
Platón lo que logra es hacer coincidir los dos significados del término “vivir
bien”:
Al ser los dos significados equivalentes, Platón puede afirmar que ser justo equivale a
ser feliz (pero equivalentes en la extensión, no en la intensión del concepto: la
equivalencia extensiva entre ser justo y vivir felizmente trata de establecer que los que
viven justamente son los que consiguen una vida más feliz). Y todo ello en constante
polémica con el hedonismo sofístico. ¿Significa ello que Platón excluye totalmente el
placer (felicidad como pasarlo bien) de su ideal de felicidad? Platón evoluciona,
siempre dentro de una actitud antihedonista, del rigorismo del Fedón o el Gorgias a
posturas más comprensivas como las del Filebo. Es una evolución paralela a la
experimentada por su teoría del alma. En el Fedón, se atribuyen al cuerpo
indiscriminadamente los placeres considerándolos un estorbo para el alma sin establecer
ninguna distinción entre clases de placeres. Todos los placeres son rechazados por
corporales y a favor de la vida del alma, a favor de un intelectualismo descarnado. En
La República, la postura es más matizada: la estructura tripartita del alma le lleva a
distinguir tres tipos de placeres que a su vez se jerarquizan. Los placeres de la razón son
los mejores por ser:
2º los más verdaderos y estables puesto que su objeto, las Ideas, es más real y
permanente.
También, cada tipo de individuo (el sabio, el ambicioso, el codicioso) preferirá un tipo
de placeres según la parte del alma que en él predomine.
168
En conclusión, en La República el placer no queda excluido del concepto de felicidad:
existe la posibilidad de que cada individuo llegue a gozar armónicamente de las tres
clases de placeres.
169
Platón cree que sí al aplicar el principio de correlación estructural alma/Estado. Pero
ello implica:
1º que Platón exagere la unidad del Estado hasta concebirla como la unidad
propia de un organismo (o de la conciencia).
2º que Platón exagere la división del Estado hasta fragmentarlo en tres clases
incomunicadas y separadas a consecuencia de lo cual a los miembros de cada
clase se les concede el ejercicio de una función y se les niega el desarrollo de las
demás (de su libertad, a la postre).
Pero la última palabra en La República acerca del nexo entre la felicidad y la justicia
tiene un carácter escatológico, religioso, lo cual demuestra que Platón no estaba
satisfecho de la ecuación justicia/felicidad que afirmaba se podía producir en esta vida.
En el mito con que la obra termina, se subraya la felicidad que espera a los justos y la
infelicidad que recaerá sobre los injustos después de la muerte en la otra vida. Es decir,
el pensamiento político-moral de Platón desemboca en una doctrina religiosa.
Platón evolucionó después de La república hacia posturas más realistas (la razón
es que quería hacer realizables sus ideas políticas). Diez años después de escribir La
República escribe El Político. Su última obra, además de la más voluminosa, será Las
Leyes.
“El Político”
En esta obra sigue defendiendo el gobierno del sabio. Por ello es irrelevante:
Pero esto es así en la teoría. Porque en la práctica sabemos que no hay hombres
auténticamente sabios en las sociedades humanas (“en las ciudades no nacen reyes
como en las colmenas”; las sociedades están constituidas por hombres gobernados por
hombres). De ahí que a falta de gobernantes sabios, la mejor forma de gobierno sea la
basada en el sometimiento de todos, gobernantes y gobernados a las leyes: la ley
aparece como un sustituto (o un sucedáneo) del saber (el obrar de acuerdo con el saber
es sustituido por el obrar de acuerdo con las leyes).
170
Establecido el principio de legalidad, Platón analiza las distintas formas de gobierno
(dependiendo de si gobierna uno, unos pocos o todos los ciudadanos):
“Las Leyes”
Megilo …… un espartano
La excusa del diálogo es que Clinias forma parte de una comisión encargada de redactar
una constitución para una nueva colonia en Creta.
En Las Leyes, Platón adopta una postura más posibilista que en La República, más
realista: las leyes son necesarias pues no existe un gobernante auténticamente sabio.
Principios teóricos
171
7º la oposición entre el saber y la opinión (el legislador establecerá guardianes
que se rijan por el saber y la opinión verdadera).
Estructura social
Organización política
Al final de la obra, aparecen unos guardianes sabios (la renuncia al gobierno por el
saber no es absoluta) que constituyen un órgano colegiado de vigilancia sobre la
legislación. A este CONSEJO SUPREMO (o Consejo Nocturno) corresponde la
introducción de cambios en la legislación si fuese necesario. Los miembros de este
Consejo han de alcanzar un nivel superior de conocimiento, han de conocer el Bien.
172
desempeñar cargos públicos y es juzgada su función al cesar en el cargo. Sin embargo,
los ciudadanos no toman parte ni en la elaboración de sus leyes ni en su modificación
(éste es un límite que el intelectualismo platónico fue incapaz de rebasar). La
elaboración de las leyes corresponde al legislador y su modificación o ampliación al
Consejo Supremo de los guardianes.
11º ¿Cuál es la mayor amenaza que se cierne sobre el orden justo (de la Ciudad y del
alma)? ¿Cómo puede neutralizarse a juicio de Platón dicha amenaza?
12º ¿Por qué son tan importantes los capítulos de “La República” dedicados a explicar
la educación de los gobernantes?
13º ¿Qué “petición de principio” comete Platón en La República? Busca en una
enciclopedia en qué consiste la falacia que denominamos “petición de principio”.
14º El comunismo (el régimen de vida comunista que implica la abolición de la
propiedad privada) platónico sólo afecta a los Guardianes ¿Por qué?
15º ¿Cuáles son los dos significados del término felicidad? ¿Son equivalentes estos dos
significados?
173
16º ¿Por qué se denomina el diálogo en que expuso Platón sus últimas ideas políticas
“Las leyes”? ¿Por qué en este diálogo ya no confía en el gobierno de los más sabios?
¿Crees que de hecho el sistema de gobierno propuesto en “las leyes” abjura del gobierno
de los más sabios? Finalmente, ¿A qué sistema político moderno te recuerda (en alguna
medida) el modelo de Ciudad propuesto por Platón en su último diálogo “Las leyes”?
Justifica tu respuesta.
174
BLOQUE II - ARISTÓTELES
ACTIVIDADES
1º SEMANA:
EXÁMENES
I - INTERPRETACIÓN
1º - Contextualización de Aristóteles
Contextualización biográfica
Nace en Estagira (de ahí que se le conozca también con el sobrenombre del
Estagirita) en el año 384 a C. siendo hijo del médico de la corte macedonia. Ingresó a
los 17 años en la Academia platónica.
Abandona la Academia tras la muerte de Platón. Se traslada a Aso donde dos
discípulos de Platón, Erasto y Corisco, habían constituido una comunidad filosófica con
la ayuda de Hermias (soberano local que terminaría muriendo crucificado por los persas
por conspirar junto con Filipo II contra su dominio). En Aso, A. dará clases de filosofía
y realizará una serie de investigaciones biológicas.
A la muerte de Hermias, abandona Aso junto con su mujer Pitia, hija adoptiva de
Hermias. Se traslada a Mitilene en la isla de Lesbos donde trabajará con el que con el
tiempo se convertirá en su principal discípulo y sucesor, Teofrasto.
En el 342 a C., con 42 años, Filipo II de Macedonia lo elige como preceptor de
su hijo Alejandro que contaba 13 años de edad. En el año 336, Alejandro se hace con el
trono de Macedonia y comienza sus conquistas por toda Asia. A. se traslada a Atenas y
funda su propia escuela, el Liceo (así llamado por estar en las cercanías del templo
dedicado a Apolo Licio, Apolo “matador de lobos”). En dicho lugar había un paseo
cubierto, galería o peripatos donde solía dialogar A. con sus discípulos mientras
paseaban, razón por la que los aristotélicos serán conocidos con el sobrenombre de
peripatéticos.
A la muerte de Alejandro, se suceden en Atenas las insurrecciones
antimacedónicas y aunque nada hace suponer que A. aprobara la política imperial de
Alejandro (más bien lo contrario) su vida personal estaba vinculada a la corte
madedónica lo que era suficiente para que el bando nacionalista le mirara con recelo.
175
Acusado de impiedad (por la peregrina razón de haber compuesto un himno sagrado, un
peán, a Hermias), A. huirá a Calcis, la tierra de su madre, donde morirá en el 322 a los
62 años quedando Teofrasto al frente del Liceo.
OBRA DE ARISTÓTELES
Exposiciones esotéricas o pedagógicas: escritos redactados para dar clase a sus alumnos
en el Liceo. Aunque se perdieron también a finales del siglo IV, fueron recuperadas en
el siglo I a C. y llevadas a Roma. Andrónico de Rodas, el último escolarca del Liceo, los
clasificó por temas y los publicó:
Contextualización histórica
Aristóteles vivió el ocaso del mundo griego clásico, la edad dorada de Grecia,
aquella en la que el mundo helénico estaba constituido por una serie de polis
independientes y autónomas que rivalizaban constantemente entre sí y que habían
alcanzado un alto grado de desarrollo económico, social, político y cultural, y el
advenimiento de una nueva era en la que nunca llegó a reconocerse, el mundo
helenístico, caracterizado por la definitiva unión de las polis griegas bajo la égida de la
monarquía macedonia (Filipo II), la creación de grandes imperios en sustitución de las
periclitadas Ciudades- Estado (Alejandro Magno y sus herederos), y la propagación de
la cultura griega por todo el orbe civilizado que conllevó por un lado la helenización de
Oriente pero también paradójicamente, la orientalización de la cultura griega.
EN SÍNTESIS
176
1º la definitiva unión de las polis griegas bajo la égida de la monarquía
macedonia (Filipo II),
Contextualización filosófica
2º -Cuestión contextual.
177
vida y de muerte) en la que las diferencias sociales entre los individuos (su ghénos o
tribu, su condición nobiliaria o plebeya o su distinta fortuna) carecían de relevancia
frente al estatuto de la ciudadanía, la condición de ciudadanos que los hacía a todos
iguales bajo la autoridad de una misma ley común (isonomía) y permitía la participación
de todos, incluyendo al pueblo, al demos, en el gobierno de la ciudad (isegoría, parresía
y reparto por sorteo de las magistraturas entre los ciudadanos).
1º que los intereses de sus ciudadanos debían ser siempre armónicos (debían
estar orientados cara el bien común), no pudiendo por ello los intereses particulares de
los ciudadanos entrar en conflicto por diferentes y contrapuestos que fuesen (la
condición de ciudadano borraba las posibles diferencias estamentales y anulaba los
enfrentamientos de clase).
2º que los ciudadanos debían compartir unos mismos fines y valores, unas
mismas creencias y costumbres, en definitiva, un mismo ethos, una misma concepción
de aquello en lo que consiste la verdadera vida “feliz y hermosa”.
3º que la vida material de los ciudadanos debía ser frugal y austera (lo cual hacía
posible el autoconstituirse como una comunidad autárquica).
4º que los ciudadanos debían considerar como una obligación patriótica, esto es,
como el supremo deber y honor del ciudadano, además del combate en la guerra en
defensa de la libertad de la ciudad ante cualquier posible agresión extranjera, el tomar
parte activamente en el autogobierno de esta. La participación política la entendían
siempre como democracia directa de manera que:
178
Aristóteles compartía los planteamientos que acerca del hombre y de la sociedad
fueron dominantes en la polis de la era clásica:
Sin embargo, para Aristóteles (y de ahí que tenga en él, el origen de la “tradición
política republicana”) se debe desconfiar de las supuestas virtudes cívicas de los
individuos ya que estos se rigen en la vida real más por sus intereses particulares que
por la búsqueda del bien común. Y es que para el estagirita, la polis realmente existente
(más allá de una concepción idealizada de ésta) no es un todo armónico sino más bien
una conjunción de elementos aristocráticos (oligárquicos) y populares (democráticos)
orientados a intereses diferentes. Además, siempre existía un elemento monárquico
(monocrático) que amenazaba con monopolizar el poder. Por ello para Aristóteles, la
regeneración y salvación de la polis clásica sólo se podía hallar en la implantación de un
nuevo régimen político que reflejase los intereses de los diferentes estamentos sociales y
los equilibrase de un modo moderado y prudente en un gobierno mixto. El fin último de
dicho gobierno era promover, en la medida de lo posible, el bien común frente a
aquellos gobiernos que se corrompen por efecto de defender sólo los intereses de una
parte (de un estamento) y no de la totalidad.
EN SÍNTESIS:
4º Dicho bien común es también el fin último (el fin principal y supremo) del ciudadano
por encima de sus intereses particulares (el bien particular de cada individuo se debe
supeditar al bien común de la colectividad).
5º El bien común, más allá de la solución de los asuntos de gobierno de curso corriente,
debe cifrarse en la libertad de la polis (soberanía de la polis) y en el autogobierno de los
ciudadanos.
179
7º Platón no llegará a conocer en persona la realización y los logros de este régimen
político en los tiempos de Pericles sino que, por el contrario, le corresponderá
experimentar la crisis y la decadencia del orden democrático que se produce durante la
Guerra del Peloponeso y los episodios que siguieron a ésta (oligarquía de los 30,
reinstauración democrática llevada a cabo por Trasíbulo): democracia como el hábitat
idóneo para que los políticos ambiciosos, los demagogos y las masas populares más
irracionales campen a sus anchas.
8º Aristóteles no rechazaba ninguna forma de gobierno por el hecho de que quien ejerza
el gobierno sea un solo individuo (monarquía), unos pocos (aristocracia) o la mayoría
(democracia) sino más bien por los peligros que cada una de estas formas comporta de
olvidar el bien común degenerando en corrupción.
Este modelo político y social llegó a su fin con la creación por parte de Filipo II,
rey del atrasado y semibárbaro reino de Macedonia, de una monarquía panhelénica que,
tras la batalla de Queronea, acabó definitivamente con la libertad y la autonomía de las
polis de la Grecia meridional, rebajando a los orgullosos habitantes de las polis de la
condición de ciudadanos a la de meros súbditos de facto de su autoridad (si la libertad
del ciudadano se cifraba en su derecho a la participación en los asuntos públicos y en la
igualdad ante la ley, la condición de súbdito los reducía a la servidumbre del que está
sometido a una autoridad ajena y superior además de extranjera). La posterior epopeya
de su hijo Alejandro (que desembocó, tras su muerte y el desmembramiento del inmenso
aunque efímero imperio por él creado, en la creación de los grandes reinos helenísticos
regidos por sus generales, los diádocos o sucesores) terminó arrumbando
definitivamente el que sin lugar a dudas fue el más bello ideal legado por Grecia a la
posteridad: la posibilidad de autoconstitución de una comunidad política en la que
ciudadanos iguales ante la ley y confiados en el poder de la razón se afanan en alcanzar
el bien común de ésta. Barrido el mundo clásico, Aristóteles llegó a asistir en las
postrimerías de su existencia al orto de una nueva época, el periodo helenístico (el
helenismo es una etapa de la historia de la Grecia antigua que se extiende estrictamente
desde la muerte de Alejandro en el 323 a. C. hasta la firma de la paz de Apamea entre
Roma y Antíoco III en el 188 a C., aunque para algunos alcanza hasta la batalla de
Accio en el 31 a.C. en la que el último lágida, Cleopatra VII fue derrotada por Octavio y
180
Egipto incorporado a Roma) en el que se produjo una profunda transformación de la
civilización griega en todos los ámbitos y aspectos de la vida, tanto individual como
social, tanto política como cultural. Los principales cambios que acontecieron fueron los
siguientes:
- El abandono del ideal político del periodo clásico (del que son ejemplo la filosofía
política de Platón y Aristóteles) de acuerdo con el cual el poder político debía expresar
la sabiduría de un pensamiento orientado hacia el bien común de todos los ciudadanos
(sueños del filósofo-rey de Platón y del gobernante prudente de Aristóteles). Las
monarquías helenísticas, por el contrario, legitimarán el poder del soberano, un poder no
limitado por ninguna ley, en el carisma del que ocupa el trono, carisma efecto tanto de
su linaje divino (ya el mismo Alejandro divinizó su persona autoproclamándose
descendiente de Heracles) como del éxito alcanzado en el campo de batalla. Sin
embargo, aunque el poder del monarca helenístico tenía un carácter absoluto, el príncipe
estaba sometido a múltiples obligaciones (preservar las fronteras, vencer a los
enemigos, asegurar la paz, armonía y bienestar entre sus súbditos) que ponían
continuamente a prueba su naturaleza real exigiéndole comportarse como un gobernante
justo y benefactor.
- Una nueva concepción del saber y la investigación: la especialización del saber (que
conllevará un extraordinario desarrollo de las ciencias experimentales y las
matemáticas) implicará la sustitución de la Academia y el Liceo como modelos de
centros de investigación y enseñanza por nuevas instituciones como el Museo y la
Biblioteca de Alejandría.
C) ANTECEDENTES PRESOCRÁTICOS
181
II – COMPRENSIÓN
1º Análisis de texto
“Hechas estas distinciones, tenemos que examinar las causas, cuáles y cuántas son.
Puesto que el objeto de esta investigación es el conocer y no creemos conocer algo si
antes no hemos establecido en cada caso el «por qué» (lo cual significa captar la causa
primera), es evidente que tendremos que examinar cuanto se refiere a la generación y
la destrucción y a todo cambio natural, a fin de que, conociendo sus principios,
podamos intentar referir a ellos cada una de nuestras investigaciones.
En este sentido se dice que es causa (1) aquel constitutivo interno de lo que algo está
hecho, como por ejemplo, el bronce respecto de la estatua o la plata respecto de la
copa, y los géneros del bronce o de la plata. En otro sentido (2) es la forma o el
modelo, esto es, la definición de la esencia y sus géneros (como la causa de una octava
es la relación del dos al uno, y en general el número), y las partes de la definición. En
otro sentido (3) es el principio primero de donde proviene el cambio o el reposo, como
el que quiere algo es causa, como es también causa el padre respecto de su hijo, y en
general el que hace algo respecto de lo hecho, y lo que hace cambiar algo respecto de
lo cambiado. Y en otro sentido (4) causa es el fin, esto es, aquello para lo cual es algo,
por ejemplo, el pasear respecto de la salud. Pues ¿por qué paseamos? A lo que
respondemos: para estar sanos, y al decir esto creemos haber indicado la causa. Y
también cualquier cosa que, siendo movida por otra cosa, llega a ser un medio respecto
del fin, como el » adelgazar, la purgación, los fármacos y los instrumentos quirúrgicos
llegan a ser medios con respecto a la salud.
Todas estas cosas son para un fin, y se diferencian entre sí en que unas son actividades
y otras instrumentos.”
182
2º ¿Cuántas son? Cuatro
Para Aristóteles, ninguno de los que filosofaron antes que él había logrado
hacerse con una noción completa de las causas del cambio de los seres. Así, los físicos
milesios descubrieron la causa material, única para algunos (para Tales el agua, el aire
para Anaxímenes y el fuego para Heráclito), múltiple para otros (los cuatro elementos,
agua, aire, fuego, tierra, según Empédocles). Otros filósofos se dieron cuenta que la
materia no puede ponerse a sí misma en movimiento y por ello postularon la necesidad
de establecer una causa eficiente (la Inteligencia en Anaxágoras y el Amor y el Odio en
Empédocles). Anaxágoras también planteó en cierta manera la causa final al establecer
la existencia de una Inteligencia rectora del Cosmos aunque a la postre ésta, a juicio de
Aristóteles, no actuaba a modo de causa final sino de un modo meramente mecánico.
Para concluir, serían los pitagóricos gracias a sus especulaciones matemáticas, Sócrates
por su búsqueda de las definiciones y Platón con su teoría de las Ideas quienes
postularon la existencia de una causa formal. Sería sin embargo él mismo el primero y
el único que fue capaz de ir más allá de los bosquejos de sus predecesores sobre la causa
siendo capaz de elaborar una concepción completa de ella y mostrando a su vez que
para dar cuenta del movimiento son a la vez suficientes y necesarias las cuatro causas.
183
Ahora hemos dicho ya sumariamente qué es la substancia, a saber, aquello que no se
dice de un sujeto, sino de lo que se dicen las demás cosas.”
Una vez establecido el carácter del sujeto primero (el individuo concreto) como
sustancia (por delante del género, la esencia y el universal), pasa el Estagirita a
determinar qué se entiende por sujeto, esto es, los distintos sentidos de dicha noción.
Sujeto será por un lado la materia, por otro la forma y, finalmente, el compuesto
hilemórfico de ambos. Llegado a este extremo, Aristóteles se cuestionara cuál de los tres
sentidos es el prioritario, decantándose finalmente por la forma (la especie) ya que lo
considera anterior a la materia pero también al compuesto (para Aristóteles esa
anterioridad es efecto de que la forma es el “principio de determinación” de las
sustancias y por lo tanto la raíz de la inteligibilidad del mundo físico y de las cosas que
lo componen). La forma será, por lo tanto, entidad en grado eminente (lo máximamente
ente o lo ente por antonomasia) y por ello, no en el texto que estamos comentando,
Aristóteles se referirá también a ella con el nombre de sustancia, en concreto, “sustancia
segunda”.
184
excelencia, la verdadera realidad, concebida como sustancia, la noción clave de su
filosofía. Para el Estagirita, no existen las Ideas como realidades separadas. Si para
Platón, las Ideas son lo verdaderamente real, lo ontológicamente verdadero, no siendo
las cosas sensibles más que pobres copias de aquéllas, para A. lo verdaderamente real
son los individuos concretos, las substancias (las substancias primeras). Este mundo
recupera así su plena realidad al ser los individuos concretos y no las Ideas,
abstracciones formales inmateriales al fin y al cabo, lo verdaderamente real. Se
contrapone de este modo el realismo aristotélico frente al idealismo platónico. Sin
embargo, como bien hemos podido comprobar en este texto, Aristóteles sigue a su
maestro en su consideración de que la forma, una forma ciertamente no separada de las
cosas, es “lo ente”, el auténtico y último “ser de las cosas”.
“Conforme lo que venimos de decir, es evidente que hay una entidad eterna e
inmóvil, distinta de las cosas sensibles. Queda demostrado también que tal entidad no
puede tener extensión, sino que carece de partes y es indivisible (ella mueve por tiempo
ilimitado y algo limitado no puede tener una potencia ilimitada. Y ya que toda
extensión es ilimitada o limitada, por lo que llevamos dicho no podría tener una
extensión limitada, pero tampoco ilimitada, ya que no hay en absoluto extensión
ilimitada). Además es impasible e inalterable, porque los demás movimientos son
posteriores al movimiento en el espacio.
185
esfera de las fijas; lo segundo, una extensión ilimitada, en la que quizá sí sería posible
una potencia infinita, tampoco es posible pues “no existe en absoluto una extensión
ilimitada”; la imposibilidad de la existencia de un espacio infinito es efecto de la misma
noción aristotélica de espacio como límite o receptáculo de la sustancia corpórea,
noción que será cuestionada y finalmente abandonada en la revolución astronómica y
científica del siglo XVI, donde se llegará a postular un universo infinito e ilimitado).
NOTA - El lugar para Aristóteles no es algo que exista por sí mismo sino un
accidente de la sustancia corpórea. Definió en su Física el espacio como “el límite del
cuerpo continente que está en contacto con el cuerpo contenido”.
2º es impasible, esto es, no padece pues nada ajeno a ella misma puede afectarla.
186
perfecta como el ser parmenídeo, fin y meta ontológica de todo lo que existe ya que
todo ente anhela y se siente eróticamente atraída por su plenitud.
“Si en todos nuestros actos hay un fin definitivo que quisiéramos conseguir por
sí mismo, y en su vista aspirar a todo lo demás; y si, por otra parte, en nuestras
determinaciones no podemos remontarnos sin cesar a un nuevo motivo, lo cual
equivaldría a perderse en el infinito y hacer todos nuestros deseos perfectamente
estériles y vanos, es claro que el fin común de todas nuestras aspiraciones será el bien,
el bien supremo. ¿No debemos creer que, con relación a la que ha de ser regla de la
vida humana, el conocimiento de este fin último tiene que ser de la mayor importancia,
y que, a la manera de los arqueros que apuntan a un blanco bien señalado, estaremos
entonces en mejor situación para cumplir nuestro deber?
Si esto es cierto, debemos intentar definir el bien, aunque no sea más que
haciendo de él un sencillo bosquejo, y hacer notar de qué ciencia y de qué arte forma
parte.
Un primer punto, que puede tenerse por evidente, es que el bien se deriva de la
ciencia soberana, de la ciencia más fundamental de todas; y esta es precisamente la
ciencia política. Ella es, en efecto, la que determina cuáles son las ciencias
indispensables para la existencia de las ciudades, cuáles son las que los ciudadanos
deben aprender, y hasta qué grado deban poseerlas. Además, es preciso observar, que
las ciencias más estimadas están subordinadas a la Política; me refiero a la ciencia
militar, a la ciencia administrativa, a la Retórica. Como ella se sirve de todas las
ciencias prácticas y prescribe también en nombre de la ley lo que se debe hacer y lo
que se debe evitar, podría decirse, que su fin abraza los fines diversos de todas las
demás ciencias; y por consiguiente el de la política será el verdadero bien, el bien
supremo del hombre. Es cierto, por otra parte, que el bien es idéntico para el individuo
y para la Ciudad. Sin embargo, procurar y garantizar el bien de la Ciudad, parece cosa
más acabada y más grande; y si el bien es digno de ser amado, aunque se trate de un
sólo ser, es, no obstante, más bello, más divino, cuando se aplica a toda un pueblo,
cuando se aplica a Ciudades enteras.
187
1º Aristóteles, a la búsqueda de la regla que debe dirigir nuestra conducta,
establece la necesidad de conocer el fin último cara el cual se orientan todos nuestros
actos. Considera que dicho fin último:
a) es el único fin, entre los múltiples a los que aspira el hombre, querido por sí
mismo y no por lo que con él se pueda conseguir.
b) es la meta común en vista a la cual todos los demás fines particulares son
buscados
2º Aristóteles considera que dicho fin último, fin común en el que confluyen
todas nuestras aspiraciones y deseos, no es sólo un bien sino que es el bien en sí mismo,
el bien supremo de la vida humana.
188
de la felicidad, y en este punto el vulgo está muy lejos de estar de acuerdo con los
sabios. Unos la colocan en las cosas visibles y que resaltan a los ojos, como el placer,
la riqueza, los honores; mientras que otros la colocan en otra parte. Añadid a esto que
la opinión de un mismo individuo varía muchas veces sobre este punto; enfermo, cree
que la felicidad es la salud; pobre, que es la riqueza; o bien cuando uno tiene
conciencia de su ignorancia, se limita a admirar a los que hablan de la felicidad en
términos pomposos, y trazan de ella una imagen superior a la que aquel se había
formado. A veces se ha creído, que por encima de todos estos bienes particulares existe
otro bien en sí, que es la causa única de que todas estas cosas secundarias sean
igualmente bienes.
Indagar todas las opiniones sobre esta materia sería un trabajo bastante inútil; y así
nos limitaremos a las más conocidas y divulgadas, es decir, a las que al parecer tienen
alguna verdad y alguna razón.
Por lo demás, no perdamos de vista, que hay mucha diferencia entre las teorías que
parten de los principios, y las que se elevan a los mismos. Platón tuvo mucha razón
para preguntar y para indagar si el verdadero método consiste en partir desde los
principios o en subir hasta ellos, a la manera que en el estadio se puede ir de los jueces
a la meta, o, a la inversa, de la meta a los jueces. Pero siempre es preciso comenzar por
cosas muy notorias y muy claras. Las cosas pueden ser notorias de dos maneras: o con
relación a nosotros o de una manera absoluta. Quizá deberemos comenzar por las que
son notorias a nosotros, y he aquí por qué las costumbres y los sentimientos honrosos
son una preparación necesaria para todo el que quiera hacer un estudio fecundo de los
principios de la virtud, de la justicia, en una palabra, de los principios de la política.
El verdadero principio de todas las cosas es el hecho, y si el hecho mismo fuese siempre
conocido con suficiente claridad, no habría nunca necesidad de remontarse a su causa.
Una vez que se tiene un conocimiento completo del hecho, ya se está en posesión de los
principios del mismo, o por lo menos se pueden fácilmente adquirir. Pero cuando uno
no está en posición de conocer, ni el hecho, ni la causa, debe aplicarse esta máxima de
Hesiodo:
189
método más adecuado para alcanzar el conocimiento de dicho bien). Veamos
seguidamente ambos extremos:
1º Aristóteles, en el primer párrafo del texto que se nos solicita que comentemos,
se pregunta acerca de ese bien común, final y supremo al que se encaminan todos los
actos del ser humano y que es el objeto de la política. Considera que hay acuerdo
unánime acerca de, al menos, la palabra que lo nombra, “felicidad”. En lo que por el
contrario no hay consenso, ni entre los iletrados y los doctos, ni siquiera en un mismo
hombre pues su opinión al respecto puede variar al compas de la variación de sus deseos
y sus circunstancias, es en definir qué se entiende por felicidad, en determinar el
contenido de ésta, en establecer con claridad qué designa y a qué se refiere dicho
término. Incluso, al final del párrafo, para remarcar la disparidad de opiniones, se hace
eco de la opinión metafísica de los platónicos que, más allá de éste o aquel bien
particular y concreto, defienden la existencia de un bien autosubsistente o bien en sí.
190
No han tenido razón, pues, los autores para afirmar que los caracteres de rey,
magistrado, padre de familia y dueño se confunden. Esto equivale a suponer que toda
la diferencia entre estos no consiste sino en el más y el menos, sin ser específica; que
un pequeño número de administrados constituiría el dueño, un número mayor el padre
de familia, uno más grande el magistrado o el rey; es suponer, en fin, que una gran
familia es en absoluto una pequeña Ciudad. Estos autores añaden, por lo que hace al
magistrado y al rey, que el poder del uno es personal e independiente, y que el otro es
en parte jefe y en parte súbdito, sirviéndose de las definiciones mismas de su pretendida
ciencia.
Toda esta teoría es falsa; y bastará, para convencerse de ello, adoptar en este
estudio nuestro método habitual. Aquí, como en los demás casos, conviene reducir lo
compuesto a sus elementos componentes, es decir, a las más pequeñas partes del
conjunto. Indagando así cuáles son los elementos constitutivos de la Ciudad,
reconoceremos mejor en qué difieren estos elementos, y veremos si se pueden sentar
algunos principios científicos para resolver las cuestiones de que acabamos de hablar.
Así la Ciudad procede siempre de la naturaleza, lo mismo que [20] las primeras
asociaciones, cuyo fin último es aquélla; porque la naturaleza de una cosa es
precisamente su fin, y lo que es cada uno de los seres cuando ha alcanzado su completo
desenvolvimiento, se dice que es su naturaleza propia, ya se trate de un hombre, de un
caballo, o de una familia. Puede añadirse, que este destino y este fin de los seres es
para los mismos el primero de los bienes, y bastarse a sí mismo es a la vez un fin y una
felicidad. De donde se concluye evidentemente que la Ciudad es un hecho natural, que
el hombre es un ser naturalmente sociable, y que el que vive fuera de la sociedad por
organización y no por efecto del azar, es ciertamente, o un ser degradado, o un ser
superior a la especie humana; y a él pueden aplicarse aquellas palabras de Homero:
El hombre, que fuese por naturaleza tal como lo pinta el poeta, sólo respiraría
guerra, porque sería incapaz de unirse con nadie como sucede a las aves de rapiña.
Si el hombre es infinitamente más sociable que las abejas y que todos los demás
animales que viven en grey, es evidentemente, como he dicho muchas veces, porque la
naturaleza no hace nada en vano. Pues bien, ella concede la palabra (logos) al hombre
exclusivamente. Es verdad que la voz puede realmente expresar la alegría y el dolor, y
así no les falta a los demás animales, porque su organización les permite sentir estas
dos afecciones, y comunicárselas entre sí; pero la palabra ha sido concedida para
expresar el bien y el mal, y por consiguiente lo justo y lo injusto, y el hombre tiene esto
de especial entre todos los animales: que sólo él percibe el bien y el mal, lo justo y lo
191
injusto, y todos los sentimientos del mismo orden, cuya asociación constituye
precisamente la familia y la Ciudad.
El siguiente texto que se nos solicita que comentemos expone algunas de las
principales ideas de la teoría política aristotélica. Veamos seguidamente cuáles son
éstas:
192
4º El método que va a utilizar Aristóteles para tratar esta cuestión será el análisis,
la reducción de una totalidad compleja a los elementos más simples que lo componen
con la finalidad de, a partir de ellos, establecer los principios de la ciencia política.
Capítulo 1
193
la palabra misma hábito, mediante un ligero cambio, procede el nombre de moral que
hoy tiene1.
Basta esto para probar claramente que no hay una sola de las virtudes morales que
exista en nosotros naturalmente. Jamás las cosas de la naturaleza pueden por efecto
del hábito hacerse distintas de lo que ellas son: por ejemplo, la piedra, que
naturalmente se precipita hacia el suelo, nunca podrá adquirir el hábito de ascender
hacia arriba, aunque un millón de veces se la lance en este sentido; el fuego, no irá
hacia abajo, y no hay un sólo cuerpo que pueda perder la propiedad que tiene por
naturaleza, para contraer un hábito diferente.
Toda virtud, cualquiera que ella sea, se forma y se destruye absolutamente por
los mismos medios y por las mismas causas que uno se forma y desmerece en todas las
artes. Tocando la cítara, hemos dicho, se forman los buenos y malos artistas; mediante
trabajos análogos se forman los arquitectos, y sin excepción todos los que ejercen un
arte cualquiera. Si el arquitecto construye bien, es un buen arquitecto; es malo, si
construye mal. Si no fuese así, nunca habría necesidad de maestro que enseñara a
obrar bien, y todos los artistas serian siempre y de primer golpe buenos o malos. Lo
mimo absolutamente sucede respecto a las virtudes. A causa de nuestra conducta en las
transacciones de todos géneros que intervienen entre los hombres, aparecemos unos
justos y otros inicuos. A causa de nuestra conducta en las circunstancias peligrosas, y
1
194
después que contraemos en ellas hábitos de flojedad o de firmeza, nos hacemos unos
valientes, otros cobardes. Lo mismo sucede también con los resultados de nuestras
pasiones o de nuestros arrebatos entre los hombres; los unos son moderados y dulces,
los otros son intemperantes y dados a excesos, según que estos se conducen de tal
manera en determinadas circunstancias, y que aquellos se conducen de una manera
contraria; en una palabra, las cualidades sólo provienen de la repetición frecuente de
los mismos actos. He aquí cómo es preciso dedicarse escrupulosamente a practicar
solamente actos de cierto género; porque las cualidades se forman según las
diferencias mismas de estos actos y siguen su naturaleza. No es pues de poca
importancia contraer desde la infancia y lo más pronto posible tales o cuáles hábitos;
por el contrario, es este un punto de muchísimo interés, o por mejor decir, es el todo.”
Capítulo 2.
“No debe perderse de vista que el presente tratado no es una pura teoría como
pueden serlo otros muchos. No nos consagramos a estas indagaciones para saber qué
es la virtud, sino para aprender a hacernos virtuosos y buenos; porque de otra manera
este estudio sería completamente inútil. Es por lo tanto necesario que consideremos
todo lo que se refiere a las acciones, para aprender a realizarlas, porque ellas son las
que deciden soberanamente de nuestro carácter, y de ellas depende la adquisición de
nuestras cualidades, como acabamos de decir.
(…)
Por lo pronto conviene decir, que las cosas del orden de las que nos ocupamos,
corren el riesgo de ver comprometida su existencia a causa de todo exceso, sea en un
sentido, sea en otro; y para servirnos de ejemplos visibles, mediante los cuales puedan
hacerse comprender bien cosas oscuras y ocultas, veámoslo con respecto a la fuerza
del cuerpo y a la salud. La violencia desmedida de los ejercicios o la falta de ejercicio
destruyen igualmente la fuerza. Lo mismo sucede respecto al comer y beber: los
alimentos en grande o en pequeña cantidad destruyen la salud; mientras que, por lo
contrario, tomados en debida proporción, la dan, la sostienen y la aumentan. Lo mismo
absolutamente sucede con la templanza, el valor y todas las demás virtudes. El hombre
que a todo teme, que huye y que no sabe soportar ninguna contrariedad, es un cobarde;
el que no teme nunca nada y arrostra todos los peligros, es un temerario. En igual
forma, el que goza de todos los placeres y no se priva de ninguno, es intemperante; y el
que huye de todos sin excepción, como los salvajes que habitan en los campos, es en
cierta manera un ser insensible. Y esto es así, porque la templanza y el valor se pierden
igualmente por exceso que por defecto, y no subsisten sino mediante la moderación.”
195
Análisis del texto
El fragmento del libro segundo de la “Ética a Nicómaco” que se nos pide que
comentemos trata sobre la virtud moral o ética. Sobre ella, Aristóteles hace las siguientes
precisiones:
1º Las virtudes pueden ser de dos tipos, o bien intelectuales (dianoéticas) o bien
morales.
2º Las virtudes morales son el resultado del hábito y la costumbre (la repetición
constante de una manera de obrar que fija en la personalidad o carácter del individuo una
cualidad moral) a diferencia de las virtudes intelectuales que son fruto del aprendizaje, la
experiencia y la reflexión.
3º El hombre no nace poseyendo las virtudes morales como si fuesen una propiedad
natural más sino que las adquiere a lo largo de su vida. Dicha adquisición se lleva a cabo por
medio de la práctica.
4º Las virtudes morales no son como ocurre con las facultades naturales (como por
ejemplo los sentidos) capacidades de las que esté dotado el hombre por naturaleza y que
meramente deben ser actualizadas con su uso sino posibilidades a las que la naturaleza nos ha
hecho susceptibles y que pueden ser o no ser adquiridas a través de su ejercicio. Así, al igual
que sucede con las artes, no nacemos ni justos ni injustos, ni médicos ni no médicos sino que
nos hacemos lo uno u lo otro dependiendo de nuestro obrar. Por el contrario, todos nacemos
dotados del sentido de la vista y por lo tanto videntes no siendo dicha facultad el resultado del
ejercicio de la visión sino su condición. En resumidas cuentas, las cualidades morales o
virtudes son el resultado, el efecto de la repetición de un acto y no (al menos en principio) su
causa, mientras que en las cualidades naturales, éstas son la causa de la acción y no su
consecuencia.
5º Los corolarios que extrae de todo ello Aristóteles son los siguientes:
a) El deber de practicar sólo los actos de aquellos géneros que la prudencia considere buenos
pues de ellos y de su constante repetición depende que adquiramos la cualidad moral o virtud que
de ellos se deriva
b) La enorme importancia de inculcar dichos hábitos cuanto antes en el individuo, incluso antes
de adquirir plena conciencia de sí y poder hacerse responsable de su propia vida, esto es, en su
infancia, para así facilitar la adquisición de las virtudes correspondientes.
196
a) La necesidad de obrar conforme a la recta razón (siguiendo en ello la inveterada tradición
racionalista de raigambre socrática), es decir, guiados por la virtud dianoética de la Phronesis o
prudencia
2º CUESTIÓN TEMÁTICA
197
Tras abandonar la Academia, Aristóteles comenzó a poner en cuestión la existencia misma
de las Ideas platónicas. Si las Ideas no son ya lo verdaderamente real (pues no existen como
entidades separadas y autosubsistentes), cuál será, a juicio de Aristóteles, la realidad más
primaria y fundamental. Su respuesta no podrá ser más cabal en su irrebatible cordura: las cosas
mismas que encontramos a nuestro alrededor, esto es, los individuos concretos tomados uno a
uno tal como se presentan en torno nuestro (este árbol, esta ave, esta roca, este astro). Por ello,
el individuo:
2º será considerado “substancia” (aquello que autosubsiste por sí mismo; a diferencia de las
Ideas como defendía Platón, la materia como defendía Demócrito o los accidentes que nunca
subsisten por sí mismos sino siempre subsisten en otro, en una substancia). A. denominó
técnicamente substancia 1º al individuo
198
una materia, la arcilla de la que ha sido hecha, y de una forma que le ha dado en el torno el alfarero (Aristóteles, a la hora de explicar sus
doctrinas recurre profusamente a analogías procedentes de la esfera del arte, del obrar técnico) . Aclaremos algunas cuestiones
referidas a estos dos co-principios de los entes naturales.
1º La forma constituye la esencia de las cosas, lo que éstas son en sí mismas (la forma del
agua es ese conjunto de propiedades básicas, de humedad y frialdad que hacen que la materia prima se determine como agua y no
como fuego o como cualquiera de los otros cuatro elementos).
2º La forma es considerada por Aristóteles también como substancia, esto es, como
lo verdaderamente existente y real (como entidad). Para diferenciarla de las
substancias individuales (a las que denomina “substancia primera”), la
denominará substancia segunda o forma sustancial. Su prioridad con respecto a la materia (la
materia es eterna pero nunca será considerada en sí misma como una verdadera entidad) se debe a su carácter universal (es lo común
a una pluralidad de individuos) y sobre todo a que es un principio de determinación. Por ello, la inteligibilidad del mundo físico se
debe a la existencia de las formas que lo gobiernan.
3º Las formas son eternas, son ingenerables, no deviniendo como las substancias
primeras en el tiempo.
199
5º La forma es acto, actividad (su principio activo), la naturaleza de las cosas, el
principio inmanente de sus capacidades y movimientos.
El movimiento
Expliquemos seguidamente la teoría aristotélica del movimiento. La física para
Aristóteles es la ciencia que estudia los seres naturales, esto es, los cuerpos sujetos a movimiento natural. Aristóteles define la
“naturaleza” como el principio interno del movimiento y el reposo de los seres naturales, es decir, como aquello que dentro de los
seres naturales es la causa de sus movimientos, haciendo que espontáneamente se transformen, cambien y modifiquen a sí mismos
200
sin necesidad de que intervenga ningún agente exterior. A la naturaleza de estos seres pertenece, pues, el movimiento y de ahí que el
estudio del movimiento sea prioritario para el físico.
Tipos de movimientos
1º Cambio sustancial (metabolé, esto es, cambio): aquel en el que se produce (o destruye)
una sustancia, por ejemplo, la germinación de un árbol a partir de una semilla o su muerte.
2º Movimientos accidentales (kínesis, esto es, movimiento): pueden ser de tres tipos
Veamos seguidamente en que consistió el análisis llevado a cabo por Aristóteles del movimiento, un análisis de carácter
factorial pues a través de él tratará de identificar los factores que intervienen en el movimiento. Tres son, a su juicio, los
factores que intervienen en el movimiento:
1º Un sujeto o sustrato (una substancia, en los cambios accidentales, o una materia, en los sustanciales, a la
que le acontece un cambio; por ejemplo, a Sócrates o el barro).
2º La privación de una forma (ya que el punto de partida de todo cambio es la carencia o falta de algo, de
una forma que justamente se va a adquirir en el proceso de cambio que se va a producir; por ejemplo, el “no ser sabio” del Sócrates
joven o el carácter informe del barro que va a ser utilizado por el alfarero)
3º La forma que se adquiere, punto de llegada del movimiento (en el ejemplo que estamos
utilizando, “el ser sabio” del Sócrates maduro y la vasija de barro cocido que ha sido modelada por el alfarero).
201
en acto” o “la actualización de una potencia”. Por ejemplo, ni una semilla ni una piedra son un árbol.
Pero no lo son de distinta manera: una piedra no lo es “en absoluto” (una piedra jamás llegará a ser un árbol siendo aquí el cambio
imposible) mientras que la semilla no lo es en acto pero sí potencialmente (siendo aquí el movimiento posible). El movimiento
consistiría, en este ejemplo, en que una semilla, que no es en acto (que no es aún) pero sí en potencia un árbol, germine dando lugar
en acto a un nuevo árbol. Por el contrario, una piedra no es en acto un árbol pero tampoco en potencia y por ello le será imposible
siempre este tipo de movimiento (aunque no otros para los que sí está capacitada potencialmente, como es el cambio de lugar que se
produce cuando, como grave pesado que es, cae).
La concepción del movimiento como actualización de una capacidad potencial tiene las
siguientes implicaciones:
1º El movimiento no es un estado sino un proceso orientado a un fin: la actualización de las formas. Aristóteles
defenderá una concepción teleológica tanto del movimiento como de la naturaleza de los seres:
a) de la naturaleza de los seres: porque la naturaleza de las cosas comporta ciertas capacidades cuyo destino y fin es
actualizarse.
b) del movimiento: porque el movimiento tiende siempre hacia un fin en el cual alcanza su cumplimiento.
3º El principio de que todo lo que se mueve es movido por otro, efecto del principio anterior, pues
Dicho principio junto con el principio
todo lo que es en potencia sólo puede pasar al acto en virtud de algo que ya se encuentra en acto.
que establece la imposibilidad de una serie infinita de causas llevará a Aristóteles a postular que la causa última de
todos los movimientos del universo es un ser que mueve sin estar él en movimiento, un ser en
acto que mueve eternamente la primera esfera celeste: un motor inmóvil suprafísico, divino,
esto es, Dios mismo.
2º La forma (causa formal) adquirida por el sujeto (por ejemplo, la forma sabio
adquirida por Sócrates o la forma “vasija” que en el torno el alfarero ha impreso en el
barro)
202
4º El para qué (causa final), el fin del proceso que actúa como principio organizador (la
sabiduría finalmente alcanzada por Sócrates o el servir para contener agua en el caso de
la vasija).
Aristóteles consideró que había sido el primero percibir en su totalidad el sistema de las cuatro causas. Para ejemplificar lo que
entendía por cada uno de los tipos de causalidad utilizó analogías procedentes de la actividad artesanal o artística. Así, en el caso de una tinaja,
la causa material es la arcilla de la que está hecha, la causa formal es la forma de tinaja que el alfarero le imprime al barro, la causa eficiente es
el mismo alfarero que actúa como agente y la causa final el uso que se le da a la tinaja como recipiente de líquidos.
La metafísica
Tratemos de dilucidar ahora que entiende Aristóteles por filosofía 1º o, según la
denominación dada por Andrónico de Rodas y recogida por la posteridad, metafísica. La filosofía 1º
es no una sino dos ciencias distintas:
- por un lado, la metafísica es ontología (de ahí que trate de responder a la pregunta acerca de
qué es el ser: qué significa el término ser o cómo algo es real).
- por otro lado, la metafísica es teología, ciencia del ente supremo, Dios.
Veamos seguidamente que entiende Aristóteles por teología pero antes, para comprender la
necesidad de este saber, expliquemos de nuevo (pero desde la perspectiva cosmológica y no
ontológica) cómo el Estagirita concibe la naturaleza como un sistema jerarquizado de sustancias que
requiere de la existencia de una entidad trascendente (transnatural) en su cúspide como causa final
del movimiento de la naturaleza entera.
Cosmología
El cosmos (la naturaleza física) tal como es concebido por Aristóteles tiene las siguientes
características:
1º Es único
2º Es finito en el espacio: el cosmos tiene un confín que se sitúa en la esfera de las estrellas
fijas.
3º Es infinito en el tiempo
4º Es esférico
5º Es perfecto
a) La Tierra o región sublunar (todo lo que se encuentra por debajo de la esfera de la luna),
ámbito ubicado en el centro del cosmos (geocentrismo) y en el que las substancias
corpóreas formadas por los cuatro elementos (fuego, aire, agua y tierra) se generan y
destruyen, se alteran, crecen y trasladan. Los movimiento locales naturales propio del mundo sublunar son
siempre rectilíneos (las piedras caen y el humo asciende) a diferencia de los movimientos circulares (el único susceptible de durar
eternamente porque no tiene ni principio ni fin) que son propios de los astros. En el mundo sublunar a cada cuerpo, dependiendo del
elemento del que está predominantemente compuesto, le corresponde ocupar un lugar, su lugar natural. Así, el lugar natural de la tierra
es el centro del Universo.
203
b) La región celeste, conformada por las ocho esferas o cielos concéntricas En un primer
momento, Aristóteles entendió que la causa del movimiento de los astros y las esferas,
como acabamos de señalar más arriba, se encontraba en la naturaleza del mismo éter, ya
que sería propio de su naturaleza su carácter auto motriz y el moverse siempre. Sin
embargo, Aristóteles terminó rechazando la explicación de la automoción de los astros
postulando la existencia de una causa motriz externa a los cielos, de un motor que mueve
al Universo entero sin estar el mismo en movimiento, esto es, un Primer Motor inmóvil,
al que Aristóteles terminará identificando con una entidad trans-física, Dios.
7º Aristóteles establecerá la prioridad del movimiento de los cielos en su explicación de los movimientos naturales ya que éste es concebido
como condición de los demás
Teología
¿Cómo puede un motor inmóvil mover el cosmos? Porque mueve los cielos no
por tracción, mecánicamente, sino, eróticamente, por atracción (y por ello mueve sin
moverse, sólo como objeto del deseo, de un deseo no recíproco).
¿Qué características tiene que tener dicho ente para constituirse como el motor
inmóvil del cosmos? Tiene que ser:
¿Qué tipo de sustancia es dios? Es un Viviente feliz, eterno y perfecto (una vida
que ignora la fatiga, la vejez y la muerte). Su vida consiste en la pura actividad
contemplativa, en el ejercicio del pensamiento, un pensamiento que se piensa a sí
mismo (pues sería para él indigno rebajarse a pensar en algo distinto de él mismo, por ejemplo el mundo, y por ello inferior).
Eternamente ensimismado, ajeno al Universo, mueve, como corresponde a lo bueno y perfecto, como objeto de deseo y aspiración,
como el fin o perfección al que aspira el Universo y que éste imita con su movimiento eterno, regular y continuo. Es Dios, causa del
orden y principio del que pende el Universo y la Naturaleza.
204
En conclusión, más allá de la región celeste, en una dimensión ontológica
metafísica, separada y superior a la Naturaleza, se sitúa, como cima y cúspide de esa
jerarquía piramidal de sustancias, la sustancia suprema, el theos, Dios, motor inmóvil
del Universo y ente perfecto, acto y forma pura, carente de materia y potencia, puro
pensamiento autopensante (noesis noeseos).
Ontología
Tratemos finalmente la cuestión de los “modos de ser”. Aristóteles señala que hay
muchas maneras, aunque análogas, de ser (y por ende, de predicarlo en el seno de un
juicio, de una oración enunciativa). Los cuatro modos fundamentales son:
1º Ser por esencia y ser por accidente: esencia es todo aquello por lo que algo es
lo que es; por el contrario accidente son todas las propiedades no esenciales de algo (son
propiedades a la vez de un árbol, por ejemplo, el ser un pino y el haber sido podado; pero ambas propiedades no se poseen del
mismo modo: el ser un pino es la esencia o naturaleza de este árbol, y por lo tanto, algo que esta realidad es por sí mismo y algo
necesario para que sea lo que es, es decir, un pino, mientras que el estar podado es algo fortuito, casual, accidental).
2º Ser según las categorías: las categorías son los distintos modos como
podemos hablar de una sustancia primera: Hay diez categorías, una esencial y las nueve
restantes accidentales:
- Esencia (forma o substancia segunda): decimos el qué de un ser (por ejemplo, “Esto es un
árbol”).
- Cantidad: “Este árbol es de tres pies de alto”
- Cualidad: “Este árbol es caducifolio”
- Relación: “Este árbol es más fructífero que aquel otro”
- Lugar : “Este árbol está en mi jardín”
- Tiempo: “Este árbol floreció ayer”
- Posición: “Este árbol crece ladeado”
- Estado o hábito: “Este árbol está podado”
- Acción: “Este árbol seca el suelo”
- Pasión: “Este árbol ha sido destruido por un rayo”
Sin embargo, Aristóteles creyó poder superar este escollo proponiendo una
solución a esta aporética proliferación de significados. Todos ellos remiten o se refieren
a un término común, la entidad o sustancia (pues cuando decimos que algo ha florecido, o que es de tal altura,
o aquí, o ahora, etc., nos estamos irremisiblemente refiriendo a alguien o a algo, esto es, a una sustancia, a un objeto, a un individuo,
por ejemplo en este caso, a un árbol) . Por todo ello, la ciencia del ser se trastocará en ciencia del
ente o de la sustancia siendo su objetivo el estudio de sus atributos (como el de unidad) y de los principios que le afectan
(como el principio de no-contradicción).
¿Qué es substancia o entidad? Este término sirve para designar tanto a los individuos (substancias 1º) como a la forma
(sustancia 2º, esto es, la esencia, el universal o el género).
205
En el caso del individuo, el término sustancia hace referencia al sujeto, tanto
1º al sujeto lógico de atribución (en una proposición, atribuyo la virtud “ser sabio” de Sócrates cuando, por ejemplo,
afirmo que “Sócrates es sabio”, funcionando aquí Sócrates como sujeto lógico y ser sabio como predicado) como
b) el sujeto que permanece en los cambios y movimientos (pues como ya vimos anteriormente junto a la
privación y la forma, el sujeto es el tercer factor que entra en juego en la explicación del cambio).
Entendida como sujeto, la substancia será definida como “aquello de lo que se dicen las demás cosas, sin que él, por su
parte, se diga de otra”.
De modo radical, la substancia o entidad sería el sujeto último, el sustrato último de todas las determinaciones y
modificaciones reales. ¿Podría ser este sujeto último la materia? Para Aristóteles, jamás. Y ello debido a dos razones: la primera que
la materia nunca se da separada de una forma; y la segunda, que la materia no es nada determinado, es pura indeterminación, y para
los griegos de tradición formalista platónica como era de hecho Aristóteles donde no hay determinación no hay realidad sino sólo
caos.
Por todo ello, sólo el compuesto de materia y forma, el compuesto hilemórfico, el individuo, es candidato idóneo para ser
considerado verdadera sustancia primera, esto es sujeto y sustrato último de las determinaciones y modificaciones que son y
acontecen en la realidad (sólo Sócrates puede ser sabio y sólo Sócrates puede llegar a ser sabio, nunca la materia en cuanto materia).
En el caso de la forma: la forma es substancia 2º y es entidad, es decir, es lo más real en un sentido aún más propio y
profundo que el compuesto hilemórfico. ¿Por qué? Porque la forma es un principio determinado y determinante que trae a la
sustancia 1º (en puridad, a su materia) a la determinación. La forma es la esencia de las cosas, su núcleo estable de inteligibilidad y
por ello la causa más honda de la racionalidad, esto es, de la realidad, del cosmos. La ontología aristotélica es por lo tanto, por
encima de todo, profundamente esencialista, formalista, como la de su maestro Platón. Sólo que Aristóteles negó la autosubsistencia
de las formas y la convirtió en formas inmanentes de las cosas sensibles.
3º Ser verdadero o ser falso: estos son los dos significados lógicos fundamentales del ser
(la propiedad lógica fundamental de los juicios u oraciones enunciativas en las que afirmamos algo de algo, como por ejemplo
cuando decimos que “Sócrates es sabio”, es la verdad o la falsedad).
4º Ser en potencia o ser en acto: Potencia es la capacidad real para ser, para alcanzar una
característica. El acto es la posesión de hecho de una característica, es el ser efectivo.
Estos dos conceptos son claves para explicar el movimiento.
La teoría hilemórfica
Expliquemos seguidamente la teoría hilemórfica aristotélica. Para Aristóteles, las substancias naturales (los entes individuales: este árbol,
este pájaro, este astro) deben ser explicadas a partir de dos principios: la materia y la forma. Las sustancias naturales se componen de materia y
de forma (el término “hilemorfismo” significa en griego literalmente “materia-forma”), esto es, se estructuran como un sujeto o soporte
material indeterminado (la materia) y como una forma sustancial determinada y determinante (la forma). Por ejemplo, una vasija de barro está
compuesta por una materia, la arcilla de la que ha sido hecha, y de una forma que le ha dado en el torno el alfarero (Aristóteles, a la hora de
explicar sus doctrinas recurre profusamente a analogías procedentes de la esfera del arte, del obrar técnico). Aclaremos algunas cuestiones
referidas a estos dos co-principios de los entes naturales.
206
Con respecto a la materia (hyle), considerada en sí misma, separada de la forma que la determina y a la cual Aristóteles denomina
materia prima o primera, debemos saber lo siguiente:
3º La materia prima de por sí no existe. Por ello, no puede ser nunca considerada como la realidad primaria, básica y fundamental.
Aristóteles se posicionó siempre, como su maestro Platón aunque de otro modo, en contra de cualquier física de carácter
materialista. La materia de suyo no es una verdadera entidad pues: a) la materia es un puro caos al carecer de determinación; b) la
materia no puede ponerse a sí misma en movimiento; y c) la materia no se da ni se puede dar separada de una forma (para
Aristóteles, la materia prima es una mera abstracción de la mente humana pues como tal materia prima, separada de la forma, no
es real, no se da nunca; hasta las substancias más elementales, los cuatro elementos, fuego, aire, agua, tierra, son substancias
naturales determinadas y por lo tanto substancia compuestas dotadas de una materia y una forma).
4º La materia cumple la función de soporte, sujeto o sustrato de la forma (haciendo por ello posible que la forma que es universal se
individualice y singularice en una substancia primera).
1º La forma constituye la esencia de las cosas, lo que éstas son en sí mismas (la forma del agua es ese conjunto de propiedades
básicas, de humedad y frialdad que hacen que la materia prima se determine como agua y no como fuego o como cualquiera de los
otros cuatro elementos).
2º La forma es considerada por Aristóteles también como substancia, esto es, como lo verdaderamente existente y real (como
entidad). Para diferenciarla de las substancias individuales (a las que denomina “substancia primera”), la denominará substancia
segunda o forma sustancial. Su prioridad con respecto a la materia (la materia es eterna pero nunca será considerada en sí misma
como una verdadera entidad) se debe a su carácter universal (es lo común a una pluralidad de individuos) y sobre todo a que es un
principio de determinación. Por ello, la inteligibilidad del mundo físico se debe a la existencia de las formas que lo gobiernan.
3º Las formas son eternas, son ingenerables, no deviniendo como las substancias primeras en el tiempo.
4º La función principal de las formas sustanciales es actualizar y determinar una sustancia singular como individuo perteneciente a
una especie natural (una encina, una golondrina, una piedra de granito).
5º La forma es acto, actividad (su principio activo), la naturaleza de las cosas, el principio inmanente de sus capacidades y
movimientos.
Las distintas sustancias naturales configuran un orden ontológico de estructura piramidal, esto es, jerarquizado, la
llamada “jerarquía o escala de los seres”. En dicho orden escalonado, los distintos tipos de seres de la realidad ocupan un estrato
superior o inferior dependiendo del diferente grado de perfección de su forma (esto es, el distinto grado de inmaterialidad y
actualidad alcanzado por la forma de cada uno de ellos):
- Ocupan la posición inferior en esta escala ontológica los cuatro elementos (agua, fuego, tierra y aire) situándose
inmediatamente por encima de ellos, en un peldaño más alto, todas las sustancias mixtas pero carentes de vida, inertes.
- En un nivel cualitativamente superior, se ubican los seres dotados de alma, y por lo tanto vivos, dispuestos en tres
estratos consecutivos: en primer lugar, las plantas poseedoras de alma vegetativa; en segundo lugar, los animales,
animados por un alma sensitiva, y finalmente, en tercer lugar, el ser humano, detentador de un alma racional, de un nous
que le asemeja a los dioses. Todas estas realidades, de los cuatro elementos al hombre, tienen en común el hecho de ser
corruptibles, de estar sometidas al perpetuo ir y venir de lo que deviene. Todas ellas constituyen la denominada por
Aristóteles “región sublunar”, aquella situada por debajo de la esfera de la luna y por lo tanto aquella que ocupa el centro
del Cosmos (geocentrismo).
- Finalmente, en la parte superior de esta escala se sitúan los entes pertenecientes a la región celeste, astros y esferas,
compuestos de una materia inteligible, el éter, que los constituye como las sustancias más perfectas de entre las naturales:
incorruptibles e inmutables, están sometidas solamente a un movimiento perfecto, el movimiento circular y uniforme.
207
- Más allá, en una dimensión ontológica metafísica, separada y superior a la Naturaleza, se sitúa, como cima y cúspide de
esta jerarquía piramidal, la sustancia suprema, el theos, Dios, motor inmóvil del Universo y ente perfecto, acto y forma
pura, carente de materia y potencia, puro pensamiento autopensante (noesis noeseos).
El movimiento
Expliquemos seguidamente la teoría aristotélica del movimiento. La física para Aristóteles es la ciencia que estudia los
seres naturales, esto es, los cuerpos sujetos a movimiento natural. Aristóteles define la “naturaleza” como el principio interno del
movimiento y el reposo de los seres naturales, es decir, como aquello que dentro de los seres naturales es la causa de sus
movimientos, haciendo que espontáneamente se transformen, cambien y modifiquen a sí mismos sin necesidad de que intervenga
ningún agente exterior. A la naturaleza de estos seres pertenece, pues, el movimiento y de ahí que el estudio del movimiento sea
prioritario para el físico.
Determinemos en primer lugar los cuatro tipos de movimiento que existen en la realidad según Aristóteles y que son
irreductibles entre sí (esto es, no puede uno de ellos ser explicado en función de los otros):
1º Cambio sustancial (metabolé, esto es, cambio): aquel en el que se produce (o destruye) una sustancia, por ejemplo, la
germinación de una encina a partir de una bellota o su muerte.
2º Movimientos accidentales (kínesis, esto es, movimiento): pueden ser de tres tipos
Veamos seguidamente en que consistió el análisis llevado a cabo por Aristóteles del movimiento, un análisis de carácter
factorial pues a través de él tratará de identificar los factores que intervienen en el movimiento. Tres son, a su juicio, los factores que
intervienen en el movimiento:
1º Un sujeto o sustrato (una substancia, en los cambios accidentales, o una materia, en los sustanciales, a la que le
acontece un cambio; por ejemplo, a Sócrates o el barro).
2º La privación de una forma (ya que el punto de partida de todo cambio es la carencia o falta de algo, de una forma que
justamente se va a adquirir en el proceso de cambio que se va a producir; por ejemplo, el “no ser sabio” del Sócrates joven o el
carácter informe del barro que va a ser utilizado por el alfarero)
3º La forma que se adquiere, punto de llegada del movimiento (en el ejemplo que estamos utilizando, “el ser sabio” del
Sócrates maduro y la vasija de barro cocido que ha sido modelada por el alfarero).
El movimiento es posible, argüirá Aristóteles, porque nunca es el paso absoluto del no ser al ser (como defendían los
eleatas) sino la adquisición de una nueva forma por parte de un sustrato material o de una sustancia ya constituida que permanece y
subsiste siempre bajo el cambio y que adquiere una nueva forma de la que carecía previamente.
En su explicación del movimiento, Aristóteles utilizó otro esquema conceptual, el correspondiente a las nociones de
“potencia” (dýnamis) y “acto” (enérgeia, entelécheia). El ser puede darse en dos estados, el estado de potencia, de posibilidad para
llegar a ser, y el estado de acto, de ser ya alcanzado y realizado (por ejemplo, que Sócrates que es potencialmente como todos los
hombres sabio llegue a serlo realmente, en acto). El movimiento no sería otra cosa que el proceso de tránsito del estado de potencia
al estado de acto, más concretamente, “el paso del ser en potencia al ser en acto” o “la actualización de una potencia”. Por ejemplo,
ni una semilla ni una piedra son un árbol. Pero no lo son de distinta manera: una piedra no lo es “en absoluto” (una piedra jamás
llegará a ser un árbol siendo aquí el cambio imposible) mientras que la semilla no lo es en acto pero sí potencialmente (siendo aquí
el movimiento posible). El movimiento consistiría, en este ejemplo, en que una semilla, que no es en acto (que no es aún) pero sí en
potencia un árbol, germine dando lugar en acto a un nuevo árbol. Por el contrario, una piedra no es en acto un árbol pero tampoco en
potencia y por ello le será imposible siempre este tipo de movimiento (aunque no otros para los que sí está capacitada
potencialmente, como es el cambio de lugar que se produce cuando, como grave pesado que es, cae).
La concepción del movimiento como actualización de una capacidad potencial tiene las siguientes implicaciones:
1º El movimiento no es un estado sino un proceso orientado a un fin: la actualización de las formas. Aristóteles defenderá una
concepción teleológica tanto del movimiento como de la naturaleza de los seres:
a) de la naturaleza de los seres: porque la naturaleza de las cosas comporta ciertas capacidades cuyo destino y fin es
actualizarse.
208
b) del movimiento: porque el movimiento tiende siempre hacia un fin en el cual alcanza su cumplimiento.
2º El principio de que el acto es anterior a la potencia pues el acto es cumplimiento, completitud y perfección mientras que la
potencia es incumplimiento, deficiencia e imperfección.
3º El principio de que todo lo que se mueve es movido por otro, efecto del principio anterior, pues todo lo que es en potencia sólo
puede pasar al acto en virtud de algo que ya se encuentra en acto. Dicho principio junto con el principio que establece la imposibilidad de una
serie infinita de causas llevará a Aristóteles a postular que la causa última de todos los movimientos del Universo es un ser que mueve sin estar
él en movimiento, un ser en acto que mueve eternamente la primera esfera celeste: un motor inmóvil suprafísico, divino, esto es, Dios mismo.
Aristóteles deseaba alcanzar un conocimiento científico del movimiento, eso es, un conocimiento universal y necesario
por las causas del movimiento. A este respecto es necesario aclarar que para Aristóteles existen cuatro tipos de causas y que es
necesario especificar cada una y todas ellas para alcanzar una comprensión cabal de cualquier proceso. Las causas son las
siguientes:
1º La materia (causa material) o sujeto afectado por el proceso (por ejemplo, Sócrates o el barro del que está hecho una
vasija).
2º La forma (causa formal) adquirida por el sujeto (por ejemplo, la forma sabio adquirida por Sócrates o la forma “vasija”
que en el torno el alfarero ha impreso en el barro)
3º El de dónde se origina el movimiento (causa eficiente o agente) (por ejemplo, todo aquel conciudadano ateniense que
a través de su plática estimuló el pensamiento crítico de Sócrates o el alfarero que ha hecho la vasija)
4º El para qué (causa final), el fin del proceso que actúa como principio organizador (la sabiduría finalmente alcanzada por Sócrates
o el servir para contener agua en el caso de la vasija).
Aristóteles consideró que había sido el primero percibir en su totalidad el sistema de las cuatro causas. Para ejemplificar lo que
entendía por cada uno de los tipos de causalidad utilizó analogías procedentes de la actividad artesanal o artística. Así, en el caso de una tinaja,
la causa material es la arcilla de la que está hecha, la causa formal es la forma de tinaja que el alfarero le imprime al barro, la causa eficiente es
el mismo alfarero que actúa como agente y la causa final el uso que se le da a la tinaja como recipiente de líquidos.
La metafísica
Tratemos de dilucidar ahora que entiende Aristóteles por filosofía 1º o, según la denominación dada por Andrónico de Rodas y recogida por
la posteridad, metafísica. La filosofía 1º es no una sino dos ciencias distintas:
- por un lado, la metafísica es ontología (de ahí que trate de responder a la pregunta acerca de qué es el ser: qué significa el término ser o
cómo algo es real).
- por otro lado, la metafísica es teología, ciencia del ente supremo, Dios.
Cosmología
Veamos seguidamente que entiende Aristóteles por teología pero antes, para comprender la necesidad de este saber, expliquemos de nuevo
(pero desde la perspectiva cosmológica y no ontológica) cómo el Estagirita concibe la naturaleza como un sistema jerarquizado de sustancias que
requiere de la existencia de una entidad trascendente (transnatural) en su cúspide como causa final del movimiento de la naturaleza entera.
El Universo (la naturaleza física) tal como es concebido por Aristóteles tiene las siguientes características:
1º Es único
2º Es finito en el espacio: el Universo tiene un confín que se sitúa en la esfera de las estrellas fijas.
3º Es infinito en el tiempo
4º Es esférico
5º Es perfecto
c) La Tierra o región sublunar (todo lo que se encuentra por debajo de la esfera de la luna), ámbito ubicado en el centro del Universo
(geocentrismo) y en el que las substancias corpóreas formadas por los cuatro elementos (fuego, aire, agua y tierra) se generan y
destruyen, se alteran, crecen y trasladan. Los movimiento locales naturales propio del mundo sublunar son siempre rectilíneos (las
209
piedras caen y el humo asciende) a diferencia de los movimientos circulares (el único susceptible de durar eternamente porque no
tiene ni principio ni fin) que son propios de los astros. En el mundo sublunar a cada cuerpo, dependiendo del elemento del que está
predominantemente compuesto, le corresponde ocupar un lugar, su lugar natural. Así, el lugar natural de la tierra es el centro del
Universo.
d) La región celeste, conformada por las ocho esferas o cielos concéntricas En un primer momento, Aristóteles entendió que la causa del
movimiento de los astros y las esferas, como acabamos de señalar más arriba, se encontraba en la naturaleza del mismo éter, ya que
sería propio de su naturaleza su carácter auto motriz y el moverse siempre. Sin embargo, Aristóteles terminó rechazando la explicación
de la automoción de los astros postulando la existencia de una causa motriz externa a los cielos, de un motor que mueve al Universo
entero sin estar el mismo en movimiento, esto es, un Primer Motor inmóvil, al que Aristóteles terminará identificando con una entidad
trans-física, Dios.
7º Aristóteles establecerá la prioridad del movimiento de los cielos en su explicación de los movimientos naturales ya que éste es concebido
como condición de los demás
8º La heterogeneidad radical de los cuerpos celestes y los cuerpos sublunares fundamenta, a juicio de Aristóteles, la necesidad de establecer
dos ciencias físicas distintas y separadas: la física celeste o astronomía y la física terrestre.
Teología
Pues bien, la gran cuestión tratada por Aristóteles en el seno de lo que él denominó filosofía primera (entendida como
teología) es si existe algún tipo de sustancia al margen de los seres físicos. Su respuesta será siempre afirmativa postulando la
existencia de una entidad suprema, inmaterial e inmóvil, esto es, de Dios, entidad cuya existencia, como ya hemos explicado más
arriba, es rigurosamente demostrable a partir del hecho del movimiento eterno de los cielos, movimiento que a su juicio requiere de
la existencia de un motor inmóvil. Dicho motor que mueve el universo no por tracción, mecánicamente, sino, eróticamente, por
atracción (y por ello mueve sin moverse, sólo como objeto del deseo, de un deseo no recíproco) es una Forma pura (es inmaterial) y
Acto puro (pues su inmutabilidad es ajena a toda potencia) siendo su actividad una forma de vida. Es un Viviente feliz, eterno y
perfecto (una vida que ignora la fatiga, la vejez y la muerte). Su vida consiste en la pura actividad contemplativa, en el ejercicio del
pensamiento, un pensamiento que se piensa a sí mismo (pues sería para él indigno rebajarse a pensar en algo distinto de él mismo,
por ejemplo el mundo, y por ello inferior). Eternamente ensimismado, ajeno al Universo, mueve, como corresponde a lo bueno y
perfecto, como objeto de deseo y aspiración, como el fin o perfección al que aspira el Universo y que éste imita con su movimiento
eterno, regular y continuo. Es Dios, causa del orden y principio del que pende el Universo y la Naturaleza.
En conclusión, más allá de la región celeste, en una dimensión ontológica metafísica, separada y superior a la Naturaleza,
se sitúa, como cima y cúspide de esa jerarquía piramidal de entes de la que antes hablábamos, la sustancia suprema, el theos, Dios,
motor inmóvil del Universo y ente perfecto, acto y forma pura, carente de materia y potencia, puro pensamiento autopensante
(noesis noeseos).
Ontología
Tratemos finalmente la cuestión de los “modos de ser”. Aristóteles señala que hay muchas maneras, aunque análogas, de ser (y por
ende, de predicarlo en el seno de un juicio, de una oración enunciativa). Los cuatro modos fundamentales son:
1º Ser por esencia y ser por accidente: esencia es todo aquello por lo que algo es lo que es; por el contrario accidente son
todas las propiedades no esenciales de algo (Ejemplo: son propiedades a la vez de un árbol el ser un pino y el haber sido podado;
ambas propiedades no se poseen del mismo modo: el ser un pino es la esencia o naturaleza de este árbol (y por lo tanto, algo que
esta realidad es por sí mismo y algo necesario para que sea lo que es, es decir, un pino) mientras que el estar podado es algo fortuito,
casual, accidental).
2º Ser según las categorías: las categorías son los distintos modos como podemos hablar de una sustancia primera: Hay
10 categorías, una esencial y las nueve restantes accidentales:
- Esencia (forma o substancia segunda): decimos el qué de un ser (por ejemplo, “Esto es un árbol”).
- Cantidad: “Este árbol es de tres pies de alto”
- Cualidad: “Este árbol es caducifolio”
- Relación: “Este árbol es más fructífero que aquel otro”
- Lugar : “Este árbol está en mi jardín”
- Tiempo: “Este árbol floreció ayer”
- Posición: “Este árbol crece ladeado”
- Estado o hábito: “Este árbol está podado”
- Acción: “Este árbol seca el suelo”
- Pasión: “Este árbol ha sido destruido por un rayo”
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Está pluralidad de significados del término “ser” (categorías o géneros supremos), esta equivocidad o falta de significado
unívoco hace imposible el desarrollo de una ciencia del ser en general. Sin embargo, Aristóteles cree superar este escollo
proponiendo una solución a esta aporética proliferación de significados. Todos ellos remiten o se refieren a un término común, la
entidad o sustancia (pues cuando decimos que algo ha florecido, o que es de tal altura, o aquí, o ahora, etc., nos estamos
irremisiblemente refiriendo a alguien o a algo, esto es, a una sustancia, a un objeto, a un individuo, por ejemplo en este caso, a un
árbol). Por todo ello, la ciencia del ser se trastocará en ciencia del ente o de la sustancia siendo su objetivo el estudio de sus atributos
(como el de unidad) y de los principios que le afectan (como el principio de no-contradicción).
¿Qué es substancia o entidad? Este término sirve para designar tanto a los individuos (substancias 1º) como a la forma
(sustancia 2º, esto es, la esencia, el universal o el género).
1º al sujeto lógico de atribución (en una proposición, atribuyo la virtud “ser sabio” de Sócrates cuando, por ejemplo,
afirmo que “Sócrates es sabio”, funcionando aquí Sócrates como sujeto lógico y ser sabio como predicado) como
d) el sujeto que permanece en los cambios y movimientos (pues como ya vimos anteriormente junto a la
privación y la forma, el sujeto es el tercer factor que entra en juego en la explicación del cambio).
Entendida como sujeto, la substancia será definida como “aquello de lo que se dicen las demás cosas, sin que él, por su
parte, se diga de otra”.
De modo radical, la substancia o entidad sería el sujeto último, el sustrato último de todas las determinaciones y
modificaciones reales. ¿Podría ser este sujeto último la materia? Para Aristóteles, jamás. Y ello debido a dos razones: la primera que
la materia nunca se da separada de una forma; y la segunda, que la materia no es nada determinado, es pura indeterminación, y para
los griegos de tradición formalista platónica como era de hecho Aristóteles donde no hay determinación no hay realidad sino sólo
caos.
Por todo ello, sólo el compuesto de materia y forma, el compuesto hilemórfico, el individuo, es candidato idóneo para ser
considerado verdadera sustancia primera, esto es sujeto y sustrato último de las determinaciones y modificaciones que son y
acontecen en la realidad (sólo Sócrates puede ser sabio y sólo Sócrates puede llegar a ser sabio, nunca la materia en cuanto materia).
En el caso de la forma: la forma es substancia 2º y es entidad, es decir, es lo más real en un sentido aún más propio y
profundo que el compuesto hilemórfico. ¿Por qué? Porque la forma es un principio determinado y determinante que trae a la
sustancia 1º (en puridad, a su materia) a la determinación. La forma es la esencia de las cosas, su núcleo estable de inteligibilidad y
por ello la causa más honda de la racionalidad, esto es, de la realidad, del cosmos. La ontología aristotélica es por lo tanto, por
encima de todo, profundamente esencialista, formalista, como la de su maestro Platón. Sólo que Aristóteles negó la autosubsistencia
de las formas y la convirtió en formas inmanentes de las cosas sensibles.
3º Ser verdadero o ser falso: estos son los dos significados lógicos fundamentales del ser (la propiedad lógica fundamental de los
juicios u oraciones enunciativas en las que afirmamos algo de algo, como por ejemplo cuando decimos que “Sócrates es sabio”, es la
verdad o la falsedad).
4º Ser en potencia o ser en acto: Potencia es la capacidad real para ser, para alcanzar una característica. El acto es la posesión de
hecho de una característica, es el ser efectivo. Estos dos conceptos son claves para explicar el movimiento.
211
B) ÉTICA Y POLÍTICA ARISTOTÉLICA: LA ARETÉ, LA
IDEA DE POLIS Y LA CONDICIÓN DE CIUDADANO
(tema y resumen nuevo) ÉTICA Y POLÍTICA
ARISTOTÉLICA: LA ARETÉ, LA IDEA DE POLIS Y LA
CONDICIÓN DE CIUDADANO
La ética y la política como saberes prácticos
La reflexión sobre cómo debe vivir y actuar el hombre es el asunto del que trata la ética
aristotélica. La ética y la política son saberes prácticos, un tipo de saberes muy diferentes a los
saberes teóricos o contemplativos (como la física o la metafísica) pues no tratan como estos de
lo universal y necesario sino de lo universal pero contingente, esto es, de lo posible, de aquello
que al poder ser de otro modo de como es puede ser objeto de nuestra elección Por ejemplo, hoy
puedo estudiar estos apuntes o ceder a la tentación de no hacerlo, estando en mi mano la decisión de que acontezca lo uno o lo
otro). Ante lo que es necesariamente no cabe más que la contemplación. Por el contrario, ante aquello que puede ser de otra
manera, hay lugar a la intervención de la voluntad humana y por ello lo que finalmente suceda, sea en el mundo haciéndose
realidad, dependerá de mi elección (y así, siguiendo el ejemplo anterior, el que yo finalmente conozca la ética aristotélica o la
desconozca dependerá de mi libre decisión). Por ello, de lo que se trata es que la intervención humana sea la correcta, la más
adecuada, algo que sólo podrá alcanzarse cuando el comportamiento del hombre sea fruto no del impulso o de la rutina sino de
la reflexión cabal acerca de cuál es la elección más inteligente.
3º además, la mayoría de los bienes no son fines en sí mismos sino meros medios para
poder conseguir otra cosa distinta de ellas (y así, aprobar el examen es un mero medio para alcanzar el fin de
aprobar la asignatura de filosofía, y éste a su vez un medio para aprobar el curso, y éste para ir a la universidad, etc.) .
212
largo de la vida. La respuesta de Aristóteles será afirmativa: existe un fin final (un fin
último y supremo) que dota de sentido a la totalidad de las acciones humanas.
1º Vivir pero no cualquier tipo de vida (no se trata de vivir como una planta o como un animal) sino vivir como un ser
humano, esto es, vivir racionalmente.
3º a lo largo de la vida entera (pues “una golondrina no hace verano”; la verdadera felicidad no
debe confundirse con una satisfacción pasajera y efímera pues ha de ser un estado prolongado y estable).
Virtudes dianoéticas
¿Y en qué consiste fundamentalmente esa actividad racional? En la actividad
teórica, en la theoría o contemplación. Aristóteles concibe por ello la felicidad propia
del hombre como la actividad de lo que hay más elevado en nosotros , del entendimiento. Pues bien,
las virtudes intelectuales (o dianoéticas) son todas aquellas disposiciones que sirven
para desarrollar nuestro entendimiento, nuestra capacidad de conocer. Las virtudes
intelectuales son cinco: 1º la ciencia, 2º el nous, 3º la sabiduría, 4º el arte y 5º la
prudencia (como podemos comprobar, las virtudes intelectuales coinciden con los grados del saber).
213
Especialmente importante para el tema que estamos tratando es esta última, la
prudencia pues ella sirve de puente entre las virtudes dianoéticas y las virtudes éticas (o
del carácter) que vamos a tratar seguidamente. La prudencia para Aristóteles es la
capacidad de deliberar con acierto, de saber que es lo conveniente y lo justo.
Pero continuemos hablando de la vida del hombre corriente pues muy pocos (en
realidad ningún mortal) puede vivir la vida de un sabio, esa vida dedicada
exclusivamente a la contemplación más propia de un dios inmortal que de un hombre.
¿Por qué? Porque el hombre es que no es sólo una inteligencia pura (como sí lo son
dioses) sino un viviente corpóreo (tiene un cuerpo con necesidades y pasiones) y un ser
social (su vida se desenvuelve junto a otros hombres con los que convive y coopera). De
ahí que el hombre, si quiere alcanzar una felicidad a su medida, una felicidad humana
más que divina, tenga que desenvolver muchas otras actividades (la mayoría sumamente
engorrosas) siendo su obligación hacerlo lo mejor posible (también éstas,
virtuosamente). Estas actividades tienen que ver
Virtudes éticas
A las virtudes vinculadas con estas dos últimas actividades (las 2º y 3º) las
denomina Aristóteles virtudes éticas o virtudes del carácter (pues éthos significa en
griego “carácter”).
¿Por qué existen dos tipos de virtudes, las dianoéticas y las éticas, y no una sola
virtud? A juicio de Aristóteles, el alma humana tiene dos partes: la racional y la
irracional (alma vegetativa y sensitiva). Las virtudes dianoéticas expresan la excelencia
que puede alcanzar nuestra parte racional mientras que las virtudes éticas hacen
referencia a la excelencia que puede darse en la parte irracional.
¿En qué consiste dicha excelencia pasional (o virtud ética)? En que el orden de
la pasión, del pathos, se someta al orden de la razón, del logos, dando lugar a hábitos y
costumbres mesuradas y estables (orden del ethos). Estos hábitos y costumbres buenas y
duraderas son las virtudes éticas.
214
Por todo ello, Aristóteles definirá la virtud ética como “el hábito de elegir un
término medio relativo a nosotros, el cual está determinado por una regla recta tal
como la determinaría el hombre prudente”.
2º Una elección: si la función de la prudencia es la deliberación, el examen de las alternativas así como de los
pros y contras, la función de las virtudes morales es la elección y la ejecución de lo que se considera racionalmente preferible lo
cual es siempre un acto de la voluntad, una decisión y no una reflexión (las virtudes morales cumplen en la ética de Aristóteles la
función que posteriormente cumplirá la facultad denominada voluntad: decidir y ejecutar la acción que se decide.
4º Relativo a nosotros: no hay un término medio objetivo, absoluto sino que éste viene determinado por
nuestras circunstancias (siendo así que no es la misma la generosidad que le es exigible a un rico que a un pobre, por ejemplo).
La virtud de la justicia
Entre las virtudes éticas, Aristóteles concede especial atención a la virtud
de la justicia pues es aquella vinculada con la regulación de las relaciones sociales (y
no con la regulación de las pasiones). Para el Estagirita, podemos entender por justicia
dos cosas distintas:
La justicia legal
215
La justicia conmutativa y distributiva
Por otro lado, la justicia hace referencia a la virtud que regula las relaciones
interpersonales imponiendo un trato igualitario de modo que a cada cual se le dé lo
que le corresponde:
1º justicia conmutativa: en el caso de los contratos y los intercambios, así como en los
delitos y las penas, la justicia exige que se dé exactamente lo mismo que se recibe
(justicia aritmética)
2º justicia distributiva: cuando se trata de la distribución de premios (de cargos y
honores), la justicia exige que no se dé a todos por igual sino a cada uno en
proporción a sus méritos (justicia geométrica).
Finalmente, Aristóteles no fue nunca insensible a lo rígida que es siempre una concepción de la justicia que no atiende a
la singularidad de cada caso particular (ya que las leyes o las reglas que regulan las relaciones interpersonales son siempre generales
y aplicadas en algunos casos concretos pueden dar lugar a situaciones aberrantes de inhumana injusticia). Para el Estagirita, la
igualdad debe amoldarse a las circunstancias particulares que hay en cada situación concreta trastocándose, así, de abstracta
igualdad en humana igualdad, esto es, en equidad.
216
El fin de ambas es sólo la supervivencia, la satisfacción de las necesidades
primarias de los hombres.
a) Por un lado, sólo el ser humano está dotado de logos, de palabra, y de nous,
de un sentido de lo justo y lo conveniente que hace posible el
establecimiento entre los hombres de relaciones basadas en la utilidad y la
justicia.
217
4º La prioridad de la Ciudad sobre el individuo: la Ciudad es anterior por
naturaleza al individuo (o a cualquier otro grupo social como por ejemplo la familia) y
lo es porque sólo la Ciudad se basta a sí misma, cosa que no le ocurre al hombre
singular (el todo comunitario es anterior a cualquiera de las partes individuales que lo
integran, subordinándose, en principio, éstas a aquél; es lo que usualmente ha venido
llamándose “organicismo social aristotélico”). Para el Estagirita, sólo la sociedad (la
familia, la aldea y la polis), y ésta es la razón de su prioridad y preeminencia (así como
su razón de ser, su función, teleología o fin propio) puede asegurar la vida de los
hombres. Además, sólo la polis, la comunidad organizada políticamente (la Ciudad-
Estado) puede procurar que vivan bien, digna y satisfactoriamente, esto es,
virtuosamente. La anterioridad de la Ciudad se basa, por lo tanto, en el hecho de que sólo la polis es autárquica, no
encontrándose en la misma situación ni el individuo a solas, ni siquiera la familia o la aldea,. Esta autarquía en el caso de la polis no
es meramente económica (como es en el caso de la familia y la aldea) sino fundamentalmente ética y humana pues sólo en la Ciudad
puede alcanzarse el reinado del bien y de la justicia, la perfección última del ser humano. Por ello, la anterioridad y prioridad de la
comunidad no debe ser nunca entendida como si la polis fuese un fin en sí mismo (la filosofía política aristotélica no es un burdo
colectivismo sino un comunitarismo republicano) sino considerando que sólo en una comunidad humana bien organizada
políticamente (en una polis o República) es posible la perfección moral y la felicidad de los ciudadanos, la plenitud de la naturaleza
moral y por ende social del ser humano.
EN CONCLUSIÓN: el ideal político y ético de Aristóteles traza de nuevo un circulo de necesidad mutua y finalidades
recíprocas entre el individuo y su comunidad. Círculo que es, por lo tanto, la representación sensible de la perfecta simbiosis y
armonía entre el individuo y la sociedad siendo el telos de la sociedad la felicidad y virtud de sus miembros (el que sean educados
en la virtud como buenos ciudadanos) y el telos de los individuos el bien y la salud de su ciudad.
218
El Estado está orientado a la consecución de la felicidad de los ciudadanos y el
tipo de gobierno (de régimen o constitución política) adecuado será aquél que tenga por
misión el bien común de los ciudadanos. Aristóteles no se decantó por ninguna forma de
gobierno siempre que ésta cumpla con su misión. Así, llevó a cabo una clasificación de
los distintos tipos de gobierno en correctos o incorrectos atendiendo a si los que
gobiernan lo hacen en vistas o no al bien común de la comunidad. Por otro lado, toma
también en consideración el hecho de si los que gobiernan son un individuo, una élite
minoritaria o la mayoría de la ciudadanía:
219
EN SÍNTESIS (ESQUEMA DE REPASO)
SIGNIFICADOS DEL TÉRMINO “POLÍTICA”
A) LA ÉTICA ARISTOTÉLICA
1º SABER PRÁCTICO Y NO TEÓRICO. La ética es para A. un saber práctico (no en el
sentido de un saber útil para la vida sino de un saber no teórico o contemplativo, como
es la Física o la Metafísica, pues su fin es la reflexión no acerca de cómo es la realidad
sino de cómo puede vivir y actuar el hombre, algo que puede ser siempre de otro modo
de cómo de hecho es).
a) Sólo hay un fin último (un fin final) y supremo al que se subordinan todos los
demás (como meros medios).
b) Ese fin final de la vida humana es la felicidad (eudemonía en griego).
220
forma más excelente; la felicidad sólo se puede alcanzar si nos
esforzamos en vivir excelentemente, virtuosamente) y si
2º analizamos la naturaleza humana: ¿Cuál es la actividad intrínseca al
ser humano? Vivir inteligentemente (haciendo uso de su inteligencia en
todas las dimensiones de su compleja vida).
Por todo ello, una vida feliz es aquella en la que guiándonos por la inteligencia
buscamos alcanzar la virtud (vivir virtuosamente es vivir lo mejor posible).
6º Sin embargo, los hombres no son divinos sino humanos: en su vida se dan otros
aspectos que ellos no pueden obviar y de los que los dioses nada saben. ¿Cuáles son
esos aspectos? El individuo tiene:
necesidades biológicas y sociales: necesidad de salud, bienes económicos y
estatus social.
pasiones: que debe controlar a través de las virtudes éticas.
relaciones políticas: que debe regular a través de la virtud de la justicia y
del saber político.
Analicemos estos dos últimos extremos relacionados con las pasiones y las
relaciones políticas:
221
a) DEFINICIÓN DE VIRTUD ÉTICA: “hábito de elegir un término medio relativo
a nosotros el cual está determinado por una regla recta tal como la determinaría
el hombre prudente”
b) DOCTRINA DEL JUSTO MEDIO: las virtudes éticas son hábitos, una
disposición permanente a actuar de un determinado modo (por ejemplo, el hábito
o costumbre de estudiar todos los días es la virtud del estudio). ¿Qué tipo de
hábitos? El hábito de elegir una forma de sentir y de actuar moderada y
prudente. ¿En qué consiste la moderación y la prudencia cuando estamos
hablando de los sentimientos, emociones y deseos y de las acciones que éstos
impulsan? En alcanzar una manera de vivir equilibrada que consiste en un “justo
medio” (un punto óptimo de equilibrio) entre dos polos extremos viciosos: uno
por exceso y el otro por defecto. Ejemplo: la virtud ética cardinal de la valentía
como justo medio entre la cobardía y la temeridad; la virtud de la templanza
como justo medio entre la insensibilidad y la adicción.
B) LA POLÍTICA ARISTOTÉLICA
1º ANIMAL SOCIAL O POLÍTICO (zoon politikon). El ser humano es social por
naturaleza: es la physis del hombre la que le empuja a vivir en comunidad ¿por qué?
a) Porque el individuo no se basta a sí mismo, no es autárquico o autosuficiente
como lo son los dioses o algunos animales. Requiere por ello para sobrevivir y
desarrollarse de otros hombres con los que forma una comunidad (la cual es, ésta
ya sí, autosuficiente).
b) Porque la naturaleza del hombre le dota al individuo de logos y de nous: de la
palabra para comunicarse con otros hombres y de la inteligencia (entendida aquí
como la capacidad para discernir lo útil y lo justo) que le permite fundar una
verdadera comunidad (y no vivir en una manada, bandada o rebaño como si
fuera un mero animal).
222
cualidades morales entre las que ocupa un lugar destacado su sentido de lo justo. La
sociabilidad cívica del ser humano marca el lugar que ocupa en la escala de los
vivientes: un lugar intermedio entre los animales (los brutos que sólo conocen formas
inferiores de sociabilidad gregaria) y los dioses (que viven una vida solitaria y feliz, no
necesitando de nadie, porque son autosuficientes).
Sin embargo, no todas las sociedades humanas son comunidades naturales. Existen tres
tipos de comunidades naturales:
a) La familia: la comunidad más básica y fundamental (su fin es la supervivencia y
la procreación)
b) La aldea: un grupo de familias que se asocia en busca de ventajas (su fin es la
supervivencia y la defensa)
c) La polis o Ciudad: la comunidad perfecta, la única autosuficiente (su fin no es
meramente la supervivencia, la satisfacción de las necesidades primarias, sino la
vida civilizada, esa forma de vida que hace posible el pleno desenvolvimiento de
la naturaleza del individuo, esto es, la consecución por parte de éste de la virtud,
de la vida buena y feliz).
Las formas aberrantes (antinaturales) de sociedad son sobre todo los imperios (ya sean
bárbaros como el persa o griegos como el de Alejandro).
A) Son correctas:
223
1º La monarquía: gobierna uno solo en bien de la comunidad.
B) Son incorrectas:
Ética eudemonista
El objetivo de la ética es llegar a establecer los criterios que deben orientar la
conducta humana para que esta sea racional (para que ésta sea excelente). Pero ¿cómo
podemos llegar a saber cuáles son estos criterios?
Lo primero que debemos hacer, a juicio de Aristóteles, para determinar cuáles
son esos criterios es analizar la conducta humana. De ella, afirma el Estagirita, se debe
destacar que su rasgo esencial es su carácter intencional, teleológico o finalístico. Toda
conducta se realiza siempre (a no ser que hayamos perdido la cordura, que estemos
locos) con la intención de alcanzar un fin (por ejemplo, como moderada y
equilibradamente para tener salud).
224
El fin que se busca puede ser también denominado “bien” y por ello dirá
Aristóteles que “el bien es aquello a lo que tiende una cosa” (en el caso que nos atañe, el
bien es como llamamos al fin de nuestras acciones, aquello que buscamos conseguir
cuando actuamos de un determinado modo).
El problema que se plantea es que el ser humano persigue múltiples bienes o
fines, muchas veces incluso contradictorios entre sí. Además, la mayoría de los bienes
no son fines en sí mismos sino meros medios para poder conseguir otra cosa distinta de
ellas (y así, aprobar el examen es un mero medio para alcanzar el fin de aprobar la
asignatura de filosofía, y éste a su vez un medio para aprobar el curso, y éste para ir a la
universidad, etc.). La cuestión que nos traemos entre manos es si existe o no una
jerarquía entre los fines perseguidos por los hombres, es decir, si existe o no un fin
superior y último al que se orienten y subordinen todos los demás.
La respuesta que da Aristóteles es afirmativa. Ese fin último y supremo es la
felicidad, la eudaimonía, siendo la ética aristotélica una ética eudemonista, una ética de
la búsqueda de la felicidad.
Pero ¿En qué consiste una vida feliz? Una vida feliz no es, desde luego, una vida
cualquiera sino una vida que merece vivirse, una vida plena, digna y satisfactoria. En
esto, probablemente todos los hombres estarían de acuerdo. Sin embargo, la
controversia surgiría entre ellos en cuanto hubiese que determinar en qué bien se cifra la
felicidad. Para unos, dicho bien, el fin último de la vida, sería el placer. Para otros, lo
anterior rebajaría y degradaría al hombre a una condición animal. Para aquellos sería la
riqueza. Para éstos, el poder. Para unos, la gloria. Para otros, la virtud o el saber, etc.
Entonces ¿Cómo poder determinar cuál es el quehacer, la actividad que
verdaderamente y más que ninguna otra corresponde al hombre en cuanto hombre? O lo
que es lo mismo. ¿Cuál es el fin último de la vida humana y por lo tanto dónde se halla
el bien supremo para el hombre? La respuesta de Aristóteles es de meridiana claridad:
sólo en su misma naturaleza, en la esencia humana, podemos encontrar la respuesta que
buscamos. La naturaleza como sabemos es un principio que determina cuál es la
actividad propia de cada ser. Dicha actividad no tiene otro fin que alcanzar la plenitud
de su propio ejercicio, no pudiendo ser la felicidad humana otra cosa, por lo tanto, que
el cumplimiento de aquella actividad que es intrínseca al ser humano por el hecho de ser
humano.
La virtud
¿Y cuál es dicha actividad? Vivir, pero no cualquier tipo de vida (no se trata de
vivir como una planta o como un animal) sino vivir como un ser humano, esto es, vivir
racionalmente. Y vivir racionalmente no de cualquier manera sino esforzándose en
hacerlo del mejor modo posible, intentando alcanzar, si no la perfección, al menos la
excelencia en el obrar. Excelencia en griego se dice areté, término que se traduce
normalmente por la palabra “virtud”. Por ello, la felicidad para el hombre será vivir
virtuosamente, esto es, vivir desarrollando con la máxima excelencia aquellas
actividades que le son más propias, sobre todo aquella que es la más noble y elevada (la
más divina, dirá Aristóteles), a lo largo de la vida entera (pues la verdadera felicidad no
debe confundirse con una satisfacción pasajera y efímera pues ha de ser un estado
prolongado y estable).
Virtudes dianoéticas
225
¿Y cuál es esta actividad mejor y más perfecta de todas las que el hombre puede
realizar? El ejercicio del entendimiento (del nous), la actividad teórica, la
contemplación, el conocimiento (Aristóteles prefiere concebir la felicidad propia del
hombre, más que como el equilibrio entre las partes que lo componen, tal como hizo
Platón, en su caso, entre el alma vegetativa, sensitiva y racional, como la actividad de lo
que hay más elevado en nosotros, el entendimiento). Las virtudes intelectuales son todas
aquellas que perfeccionan nuestra capacidad de conocer, es decir, que facilitan la
posesión por parte del entendimiento del bien al que tiende: la verdad. Las virtudes
intelectuales (o dianoéticas) son cinco: la ciencia, el nous, la sabiduría, el arte y la
prudencia (como podemos comprobar, las virtudes intelectuales coinciden con los
grados del saber).
Especialmente importante para el tema que estamos tratando es esta última, la
prudencia pues ella sirve de puente entre las virtudes dianoéticas y las virtudes éticas (o
del carácter) que vamos a tratar seguidamente. La prudencia para Aristóteles es la
capacidad de deliberar con acierto, pero no sólo en abstracto (no se trata de determinar
si es o no bueno mentir en general) sino ante un caso particular, con todas sus
circunstancias concretas, específicas e irrepetibles (es prudente decirle a un moribundo
que un allegado suyo, por ejemplo un hijo, ha muerto víctima de un accidente o es
mejor ahorrarle ese postrero e innecesario sufrimiento mintiéndole).
Virtudes éticas
Pero continuemos hablando de la vida del hombre corriente pues muy pocos (en
realidad ningún mortal) puede vivir la vida de un sabio, esa vida más propia de un dios
inmortal dedicada exclusivamente a la contemplación. El problema para el hombre es
que no es una inteligencia pura (como son los dioses) sino un viviente corpóreo y un
animal social. De ahí, que el hombre tenga que desenvolver muchas otras actividades (la
mayoría sumamente engorrosas) siendo su obligación hacerlo lo mejor posible,
virtuosamente. Estas actividades tienen que ver
A las virtudes vinculadas con estas dos últimas actividades (las 2º y 3º) las
denomina Aristóteles virtudes éticas o virtudes del carácter (pues éthos significa en
griego “carácter”).
¿Por qué existen dos tipos de virtudes, las dianoéticas y las éticas, y no una sola
virtud? A juicio de Aristóteles, el alma humana tiene dos partes: la racional y la
irracional (vegetativa y sensitiva). Las virtudes dianoéticas expresan la excelencia que
puede llegar a darse en la parte racional mientras que las virtudes éticas hacen referencia
a la excelencia de lo que en la parte irracional es accesible a las exhortaciones de la
razón.
¿En qué consiste dicha excelencia? En que el orden de la pasión, del pathos, se
someta al orden de la razón, del logos, a través de una educación moral que construye la
226
personalidad moral del individuo constituyendo hábitos y costumbres duraderos (orden
del ethos).
¿Cómo se alcanza dicha excelencia? Realizando un uso mesurado de la pasión
que es virtud. Por ello, Aristóteles entenderá que la virtud ética es alcanzar un grado de
apasionamiento morigerado, templado, equilibrado y armónico, consistente en alcanzar
y fijar en nuestra estructura afectivo-emocional un estado medio entre dos pasiones
viciosas y patológicas, una por exceso y otra por defecto: el valor será así un término
medio entre la temeridad y la cobardía; la liberalidad entre la prodigalidad y la avaricia;
la cólera entre la irascibilidad y la indiferencia; la magnanimidad entre la vanidad y la
subestimación, etc.
Aristóteles define la virtud ética como “el hábito de elegir un término medio
relativo a nosotros, el cual está determinado por una regla recta tal como la determinaría
el hombre prudente”.
¿Qué es la virtud moral? Aristóteles la define como “el hábito de elegir un término medio relativo a
nosotros”. Para Aristóteles la razón humana no sólo tiene un uso teórico, es decir, no sólo tiene como objeto la
contemplación, el conocimiento de lo real (como ya quedo explicado más arriba) sino que tiene un uso
prioritariamente práctico, esto es, la razón debe indicarnos cómo debemos vivir para lograr acertar en nuestras
acciones y así podamos alcanzar, también en el ámbito del obrar, esa felicidad que ansiamos como el bien supremo
de nuestra existencia. ¿Cómo la razón puede dirigir la vida humana del modo más eficaz? La propuesta ética de
Aristóteles es que no basta como había defendido Sócrates con el ejercicio del pensamiento, con la adquisición del
saber acerca de cuáles son las conductas correctas y cuáles las incorrectas, para acertar en el obrar. Aristóteles
mantendrá una doctrina ética de carácter no intelectualista pues, aunque defiende como buen racionalista que la
reflexión racional es siempre necesaria para obrar bien (el pensamiento es condición necesaria para actuar
correctamente), considera que no es suficiente para actuar correctamente (el pensamiento no es condición suficiente,
no basta, para actuar correctamente). El motivo de ello es que el individuo experimenta en su interior todo tipo de
pasiones que también le impulsan a obrar y muchas veces no de la manera acertada, incluso en contra de lo que
dicta nuestra conciencia como correcto (es decir, en contra de sus verdaderos intereses y a pesar de ser consciente de
ellos; es la corriente paradoja que experimenta aquel que sabe cómo debe obrar para actuar de un modo que le
resulta beneficioso y sin embargo, dejándose llevar por un impulso, por una pasión, termina obrando mal; tal es el
caso del que, por ejemplo, dándose cuenta que le están devolviendo cambio de más tras una compra,
deshonestamente, no da aviso de ello al vendedor). Es por ello por lo que propondrá que la razón también se ocupe
de la tarea de regular las pasiones, de encauzarlas, para que no se tornen dañinas para el individuo. ¿Cómo la
razón humana regulará las pasiones? La solución platónica consistía en que las pasiones fuesen directamente
reguladas o dirigidas por la razón y cómo si éstas, las pasiones, tuviesen vida y voluntad propia, que se sometiesen,
obedientemente, a los dictados de la razón. Para Aristóteles, las doctrinas platónicas sobre la armonía y el equilibrio
anímico son doctrinas demasiado vagas. Él, tras observar hasta que punto la naturaleza humana (por el hecho de
ser también un animal y capaz de aprender conductas nuevas que le son beneficiosas) es capaz de adquirir, tras la
repetición de un acto, hábitos y costumbres, considerará que quizá lo más útil si deseamos que el individuo acierte
en su obrar (ya que la mayor parte de la vida del hombre está hecha de rutinas o, en ocasiones, la urgencia que nos
imponen las circunstancias, nos impiden el ejercicio de la deliberación y la reflexión) es que adquiera a través de la
educación (a través del aprendizaje dirigido) buenos hábitos y buenas costumbres. A dichos hábitos beneficiosos
para la vida del individuo es a lo que Aristóteles denomina “virtudes morales”. Las virtudes son por lo tanto hábitos
de comportamiento. Un hábito es una manera habitual de ser. No es un acto puntual (la acción virtuosa no es la
virtud) sino una disposición permanente a actuar de una determinada manera. ¿Cómo podemos adquirir dicha
predisposición a obrar de un modo determinado? Los hábitos se adquieren por medio del ejercicio, es decir, a través
de la repetición de los actos, de la mecanización o automatización de estos, de un modo similar a como se adquieren
las habilidades y destrezas manuales o técnicas. Una vez adquirida la virtud, el hábito, la destreza, se actúa de
acuerdo a ella sin ningún esfuerzo. Más aún, la acción virtuosa produce placer porque uno siente el impulso a obrar
correctamente y dicho impulso se satisface lo cual resulta placentero con la ejecución de la acción virtuosa
correspondiente.
¿Por qué un término medio? Forman parte de la naturaleza humana las pasiones que son tendencias que
espontáneamente experimenta el individuo en su interior. Esas tendencias son múltiples y muchas veces opuestas e
incompatibles entre sí. Para que estas tendencias no se desarrollen de tal manera que produzcan efectos destructivos
para el conjunto del ser humano es necesario someterlas a una cierta regla o criterio racional que los equilibre,
manteniendo a cada una dentro de unos límites. Esa regla que hace posible la consecución de un equilibrio pasional
consiste en alcanzar un término medio entre dos extremos impulsivos calificados como viciosos, como perniciosos
para el individuo, porque carecen de medida, uno por exceso y otro por defecto.
227
2º Una elección: si la función de la prudencia es la deliberación, el examen de las alternativas así como de
los pros y contras, la función de las virtudes morales es la elección y la ejecución de lo que se considera
racionalmente preferible lo cual es siempre un acto de la voluntad, una decisión y no una reflexión.
3º Aquello que orienta la elección entre las distintas opciones que se nos presentan hacia el término medio:
la acción virtuosa se encuentra en un término medio entre dos extremos reprobables, el exceso y el defecto (así, la
virtud de la valentía es el término medio entre la cobardía y la temeridad, o la generosidad el término medio entre la
prodigalidad y la tacañería).
4º Relativo a nosotros: el término medio no es ni equidistancia entre los dos extremos ni mediocridad. No
es equidistancia porque no hay un término medio objetivo, absoluto sino que éste viene determinado por nuestras
circunstancias (siendo así que no es la misma la generosidad que le es exigible a un rico que a un pobre, por
ejemplo). No es mediocridad porque el término medio no fija un máximo sino un óptimo de la acción.
5º Determinada por una regla recta (orthos logos) tal como la determina el hombre prudente: Aristóteles
apela al consejo del hombre prudente (al phronimos) como criterio vivo de esa regla recta; es decir, es la opinión y
la autoridad moral del hombre avisado y rico en experiencia, el hombre prestigioso o spoudaios, el fundamento y la
medida del valor.
La virtud de la justicia
La justicia legal
1º por un lado, la justicia es el respeto y el cumplimiento de las leyes de la polis.
A esta justicia la denomina justicia legal y su especial relevancia se debe a que es la
virtud total ya que comprende la totalidad de las virtudes en todo aquello que afecta a la
relación con los demás. El hombre justo se identificaría en la estela socrática con el
buen ciudadano, con aquel que cumple con sus deberes cívicos y que no infringe las
leyes de la ciudad.
228
La subordinación de la ética a la política
Pasemos seguidamente a dar cuenta de la teoría política aristotélica. Aristóteles
llevó a cabo su reflexión sobre la vida social y el ejercicio del poder, sobre la
organización de la convivencia social y el gobierno de la ciudad, en una obra titulada
“Política”. Para Aristóteles, la política ha de ser considerada como la primera y más
fundamental de las ciencias, pues la política es, a su juicio, el saber acerca de los fines
más elevados para el hombre (fines en relación a los cuales los demás fines que éste se
pueda proponer son sólo medios). La ética, la otra ciencia práctica, debe, por esta causa,
subordinarse a la ciencia política y por ello ser considerada como una rama, como una
parte más, de un saber más vasto y amplio que versa genéricamente sobre en dónde
reside, en último término, el bien para el hombre. Para el Estagirita, como no podía ser
de otro modo en un pensador griego de la Antigüedad, dicho bien supremo, que no
puede ser otro que la verdadera felicidad, se halla en la polis y por ello la ciencia que
hace del bien humano el objeto de su reflexión merece la denominación genérica de
saber político.
Que la ética se subordina y desemboca en la política queda, por otro lado, perfectamente patente en dos
apreciaciones fundamentales establecidas en su tratado moral capital, la “Ética a Nicómaco”. En dicha obra
presenta
1º una noción de la virtud de la justicia, a la que denomina “justicia legal”, y que entiende como el
escrupuloso cumplimiento de las leyes y de sus deberes cívicos por parte del ciudadano. Dicha virtud es considerada
por Aristóteles como la virtud por antonomasia, como la virtud total, pues es aquella que comprende dentro de sí la
totalidad de las virtudes morales. Esta concepción se basa en el supuesto, indiscutible para un griego, de que la ley
de la ciudad define la totalidad de los comportamientos virtuosos y que, por ello, la rectitud moral del individuo
puede identificarse con la ciudadanía ejemplar (en la estela del ideal socrático que identifica el hombre justo con el
buen ciudadano, dispuesto a morir incluso si las leyes de la ciudad así lo determinan) y
2º una concepción de la amistad (philía), de los lazos afectivos recíprocos establecidos entre los hombres,
que hace de la amistad entre conciudadanos, de la concordia civil, la forma más noble y necesaria de relación
humana al ser la motivación más profunda que impulsa a los hombres a vivir en paz y tratarse con justicia (“los
verdaderos amigos no cometen injusticia entre sí” dirá el Estagirita), resolviendo los conflictos y cooperando en pos
de la solución de los asuntos prácticos de mayor envergadura.
229
La polis: la Ciudad-Estado, la agrupación perfecta, lo suficientemente grande
para ser autárquica pero también lo suficientemente pequeña para que sus ciudadanos
puedan conocerse, tratarse directamente y establecer vínculos afectivos entre ellos que
hagan de la polis una comunidad unida y cohesionada. La diferencia entre la polis y la
familia y la aldea, así como la razón de la superioridad de la primera, es que el fin de
éstas últimas es sólo la supervivencia, la satisfacción de las necesidades primarias de los
hombres, mientras que el fin de la polis ya no es meramente vivir sino vivir bien, es
decir, la vida feliz, la vida virtuosa, excelente, aquella en la que el individuo puede
alcanzar la plenitud de su naturaleza y el más amplio despliegue de sus capacidades.
c) Por un lado, sólo el ser humano está dotado de palabra, posee el don del
logos, pudiendo por ello comunicarse con sus semejantes. A su vez, la
posesión de entendimiento, del nous, hace posible un sentido de lo justo y lo
conveniente que hace posible el establecimiento entre los hombres de
relaciones basadas en la utilidad y la justicia. Por todo ello, solo dentro del
marco de la ciudad, considerará el Estagirita, el hombre puede acceder a la
verdadera humanidad.
230
hacen a una familia y a la Ciudad”. La sociabilidad humana marca, por lo tanto, el nivel
que corresponde al hombre en la escala de los vivientes: por debajo de él están los
brutos que no pueden vivir en sociedad o que lo hacen en formas inferiores de
sociabilidad gregaria, y por encima está la divinidad que no necesita vivir en sociedad
porque es autosuficiente.
231
Los regímenes políticos
232
3º La democracia: cuando los que gobiernan lo hacen en beneficio
exclusivo del demos, pretiriendo a los otros estamentos sociales. Es la
degeneración de la República.
Aristóteles y el republicanismo
Dentro de los estudios políticos, usualmente se considera que la denominada “tradición política republicana” tiene su
origen en el pensamiento aristotélico al establecer éste los pilares sobre los que se asienta dicha tradición. Estos principios
fundamentales del republicanismo son los siguientes:
1º La idea (común a la mayoría de planteamientos que acerca del hombre y la sociedad se tenían en el mundo antiguo)
de que el hombre es un ser social y político por naturaleza y de que el bien común es también el bien del individuo y, en
consecuencia, el convencimiento de que su perfección y felicidad no se encuentra al margen o fuera de la esfera política.
2º La concepción (idealizada, indudablemente) de que la sociedad es una “res publica” orientada al bien común y
alejada de los objetivos e intereses particulares y privados, pero unida siempre a la convicción de que
3º se debe desconfiar de las supuestas virtudes cívicas de los individuos ya que, de hecho, éstos se rigen en la vida real
más por sus intereses particulares que por la búsqueda desinteresada del bien común. En efecto, desde A. la tradición republicana
es consciente de que la sociedad real existente no es un todo armónico sino más bien una conjunción de elementos aristocráticos
(oligárquicos) y populares (democráticos) orientados en la práctica a intereses diferentes. El propio A. añadía además un elemento
monárquico (monocrático) que amenazaba siempre con monopolizar el poder. La idea esencial republicana, inspirada en parte en
la reflexión aristotélica, va a consistir en establecer un sistema político que refleje los intereses de los diferentes elementos
sociales y que los equilibre de un modo moderado y prudente en un gobierno mixto, cuyo fin último es promover, en lo posible (el
republicanismo es realista, pragmático y posibilista), el bien común y alejar la posibilidad de que se formen banderías (facciones
políticas antagónicas) condenadas a exterminarse en luchas fratricidas en su búsqueda unilateral por imponerse a la facción
contraria. Es por ello por lo que A. no rechazaba ninguna forma de gobierno (monarquía, aristocracia o democracia) por el hecho
de que quien ejerza el gobierno sea un solo individuo, unos pocos o la mayoría, sino más bien por los peligros que cada una de
estas formas comporta de olvidar el bien común, degenerando en corrupción.
233
SIGNIFICADOS DEL TÉRMINO “POLÍTICA”
c) Por un lado, es el saber acerca del fin supremo de la vida humana (la
verdadera felicidad). ¿Dónde reside dicho bien? En la polis. Es comprensible
por ello, que 1º A. denomine genéricamente saber político a la ciencia cuyo
objeto de reflexión es el bien del hombre y 2º considere que el saber ético
(centrado esencialmente en las virtudes que regulan las pasiones) es una
rama del saber político.
d) Por otro lado, es la reflexión específica acerca de la Ciudad (de su gobierno
y organización) y de la naturaleza política y social del ser humano.
LA ÉTICA ARISTOTÉLICA
c) Sólo hay un fin último (un fin final) y supremo al que se subordinan todos los
demás (como meros medios).
d) Ese fin final de la vida humana es la felicidad (eudemonía en griego).
234
2º analizamos la naturaleza humana: ¿Cuál es la actividad intrínseca al
ser humano? Vivir inteligentemente (haciendo uso de su inteligencia en
todas las dimensiones de su compleja vida).
Por todo ello, una vida feliz es aquella en la que guiándonos por la inteligencia
buscamos alcanzar la virtud (vivir virtuosamente es vivir lo mejor posible).
5º ¿QUÉ TIPOS DE VIRTUDES EXISTEN?
6º Sin embargo, los hombres no son divinos sino humanos: en su vida se dan otros
aspectos que ellos no pueden obviar y de los que los dioses nada saben. ¿Cuáles son
esos aspectos? El individuo tiene:
necesidades biológicas y sociales: necesidad de salud, bienes económicos y
estatus social.
pasiones: que debe controlar a través de las virtudes éticas.
relaciones políticas: que debe regular a través de la virtud de la justicia y
del saber político.
Analicemos estos dos últimos extremos relacionados con las pasiones y las
relaciones políticas:
235
e) DOCTRINA DEL JUSTO MEDIO: las virtudes éticas son hábitos, una
disposición permanente a actuar de un determinado modo (por ejemplo, el hábito
o costumbre de estudiar todos los días es la virtud del estudio). ¿Qué tipo de
hábitos? El hábito de elegir una forma de sentir y de actuar moderada y
prudente. ¿En qué consiste la moderación y la prudencia cuando estamos
hablando de los sentimientos, emociones y deseos y de las acciones que éstos
impulsan? En alcanzar una manera de vivir equilibrada que consiste en un “justo
medio” (un punto óptimo de equilibrio) entre dos polos extremos viciosos: uno
por exceso y el otro por defecto. Ejemplo: la virtud ética cardinal de la valentía
como justo medio entre la cobardía y la temeridad; la virtud de la templanza
como justo medio entre la insensibilidad y la adicción.
LA POLÍTICA ARISTOTÉLICA
236
inferiores de sociabilidad gregaria) y los dioses (que viven una vida solitaria y feliz, no
necesitando de nadie, porque son autosuficientes).
Sin embargo, no todas las sociedades humanas son comunidades naturales. Existen tres
tipos de comunidades naturales:
d) La familia: la comunidad más básica y fundamental (su fin es la supervivencia y
la procreación)
e) La aldea: un grupo de familias que se asocia en busca de ventajas (su fin es la
supervivencia y la defensa)
f) La polis o Ciudad: la comunidad perfecta, la única autosuficiente (su fin no es
meramente la supervivencia, la satisfacción de las necesidades primarias, sino la
vida civilizada, esa forma de vida que hace posible el pleno desenvolvimiento de
la naturaleza del individuo, esto es, la consecución por parte de éste de la virtud,
de la vida buena y feliz).
Las formas aberrantes (antinaturales) de sociedad son sobre todo los imperios (ya sean
bárbaros como el persa o griegos como el de Alejandro).
237
III – CONOCIMIENTO ESPECÍFICO
1º MODELO
Bajo este criterio, cualquier teoría ética puede ser clasificada como material o como
formal (o procedimental) según establezca una materia (el contenido de las normas) o
por el contrario se limite a indicar cuál es la forma de las acciones (el procedimiento
para la toma de decisiones).
a) Todas las teoría éticas materiales, como por ejemplo la de Aristóteles, dan
por supuesto que existe una genuina naturaleza humana (la “forma” hombre
para Aristóteles) y que ésta es definible objetivamente. En consecuencia,
afirman que existe una finalidad ideal para la vida humana: la realización
plena de esa naturaleza genuina de la cual depende la verdadera felicidad. De
ahí que dichas teoría sean denominadas teleológicas. La concreción y
definición material de las normas que estas teorías hagan estará destinada a
la consecución de dicha finalidad.
238
limitándose a establecer principios y criterios formales o procedimentales
que garanticen la corrección y validez universal de cualquier norma o
decisión moral. En este sentido, ya no son teorías teleológicas sino más bien
deontológicas, es decir, teorías que definen cuál es el deber universalmente
válido.
2º MODELO
1º MODELO
239
consideración de que el individuo es principalmente un animal político tiene las
siguientes implicaciones:
2º MODELO
240
civilizarse, acceder a la verdadera humanidad, en cuanto miembro de una Ciudad-
Estado, en cuanto ciudadano; por el contrario, en el mundo moderno, por efecto del
influjo de la concepción judeo-cristiana del ser humano que hace que éste sea guiado
siempre por la luz de la fe, es el individuo el que atesora en su conciencia moral el
supremo ideal de humanidad y por lo tanto, la conciencia del individuo tendrá siempre
prioridad sobre cualquier tipo de realidad colectiva).
3º MODELO
2º Juicio crítico
241
que la más importante construcción teórica del mundo moderno, el pensamiento
científico, se elaboró justamente contra la cosmovisión antimaterialista y esencialista de
la naturaleza (que hace de las “formas” esenciales el tuétano de la racionalidad de lo
real) de la cual tanto la filosofía de Platón como la de Aristóteles son los más
conspicuos representantes y que es la principal responsable de que el pensamiento
antiguo, a diferencia del moderno, no alcanzara nunca la recta senda de la ciencia. Sin
embargo, aunque el idealismo platónico podría haber merecido mayor reprobación y el
supuesto realismo aristotélico una mayor comprensión por parte del pensamiento
científico moderno, lo cierto es que ocurrió exactamente lo contrario. Platón fue en
cierta medida salvado por su matematicismo (la ciencia moderna es en este aspecto
profundamente platónica, incluso pitagórica) mientras que al pensamiento de Aristóteles
no le cupo más que el olvido después de ser repetidamente ridiculizado por defender
explicaciones de la naturaleza que a juicio del pensamiento científico moderno son
falsas, infundadas, apriorísticas cuando no gratuitas o meramente reducibles a un vacío
juego verbal.
Aristóteles (de ahora en adelante A.) era un buen conocedor de la filosofía que
se había hecho con anterioridad hasta el punto de que a él se debe la primera
recopilación del pensamiento de los filósofos griegos que le precedieron en el tiempo,
algunos de los cuales dejaron huella en su pensamiento, como por ejemplo Empédocles
cuya teoría de las cuatro raíces o elementos (agua, aire, tierra y fuego) le servirá a A.
para explicar la constitución del mundo sublunar. Pero la influencia decisiva, aquélla
que está a la base del pensamiento aristotélico y en oposición y confrontación con la
cual desarrolla su obra, es la filosofía de Platón, de la cual tomará ciertos prestamos
pero de la cual, también, criticará, cuestionará y rechazará aspectos esenciales.
2º La consideración, al igual que los sofistas, Sócrates y Platón que lo que debe
ser explicado no es la totalidad de un modo global, del modo en que lo hacían los
filósofos presocráticos (remitiéndo dicha totalidad al arjé del que procede), sino la
totalidad entendida como un conjunto de “cosas individuales”, entes particulares y
múltiples cuyo “ser”, su “esencia”, debe ser explicado (en Sócrates, las definiciones
universales; en Platón, las Ideas; en A., la forma).
242
Puntos de discrepancia con la filosofía platónica
a) A. rechaza que las Ideas estén separadas de las cosas, que sean
trascendentes a éstas, que no estén en las cosas mismas. De esta
consideración de las Ideas como trascendentes se derivan una serie de
problemas: 1º no se consigue explicar la relación de las Ideas con las
cosas sensibles por lo que no sirven para explicar nada del mundo
sensible (Platón dice que las cosas imitan y participan de las Ideas,
pero esto para A. es una explicación carente de rigor racional,
meramente poética y por ello sin valor filosófico). 2º tampoco se
puede explicar la génesis de las cosas (el mito del demiurgo carece
también de valor explicativo para A.).
b) Otro tipo de objeciones hace referencia al tipo de Ideas que hay (un
problema del que el mismo Platón fue consciente): ¿Hay Ideas de lo
negativo como por ejemplo de la suciedad, de la fealdad, del mal?
¿Hay Ideas de las relaciones como “mayor que”, “menor que”, etc.,
lo cual implicaría una enorme proliferación de Ideas contraria al
carácter simple y unitario de éstas?
2º Nueva teoría ontológica ¿qué es ser ente?: para A. no existen las Ideas como
realidades separadas. Si para Platón, las Ideas son lo verdaderamente real, lo
ontológicamente verdadero, no siendo las cosas sensibles más que pobres remedos de
aquéllas, para A. lo verdaderamente real son los individuos concretos, las substancias.
Este mundo recupera así su plena realidad al ser los individuos concretos y no las
Ideas, abstracciones formales inmateriales al fin y al cabo, lo verdaderamente real. Se
contrapone de este modo el realismo aristotélico frente al idealismo platónico. Otra
aportación original de A. fue su teoría hilemórfica de la sustancia que entiende que
toda sustancia, con la salvedad del Primer Motor, Dios, que es acto y forma pura, es un
compuesto indisociable de dos compuestos, materia y forma.
243
sino que se le hace ocupar un segundo plano en la realidad por debajo del mundo de
las Ideas en el que radica el ser, la realidad plena. Con A. la naturaleza vuelve a tener
un papel central en el pensamiento y además se produce una nueva definición de lo que
se entiende por tal: la physis es aquello que tiene en sí mismo el principio de su
movimiento (no siendo obra humana ni Dios, el mundo de la tékhne, la técnica, y el
Primer Motor). A. completa esta concepción de la naturaleza exponiendo una original
manera de entender el movimiento como paso del ser en potencia al ser en acto.
A. desarrolló una notable teoría de la sensación y los sentidos. Los sentidos son
facultades (capacidades, potencias) de conocimiento que requieren la presencia de un
objeto sensible que es siempre una cosa individual corporal gracias a la cual la simple
posibilidad de sentir se convierte en acto de sentir. Sin embargo, los sentidos son
facultades de lo individual. Sólo el entendimiento es la facultad que piensa lo universal,
la esencia (el ojo ve a Sócrates, el entendimiento la esencia universal “ser humano”).
El entendimiento pasa de la potencia al acto cuando logra captar la esencia universal o
forma de la cosa. ¿Cómo se logra esto? La esencia universal, por ejemplo la esencia
“ser humano” se encuentra en los individuos concretos humanos. A partir de la
sensación de dichos individuos concretos y acumulando imágenes de ellos
(experiencias) podemos llegar a la esencia universal común por medio de la
abstracción.
244
Analicemos está cuestión ahora con mayor detenimiento. Un método es el
conjunto de reglas que nos posibilita alcanzar un fin, el camino que nos conduce a una
meta, en este caso, el conocimiento verdadero. En principio, el método no es una
ciencia sino la vía a través de la cual llegamos al saber, a la ciencia. Sin embargo, en
Platón y A. método y ciencia se confunden: así sucede con la dialéctica platónica, que
es un método, pero a la que Platón califica de ciencia porque trata en su proceder
siempre con Ideas; también en A. acabarán identificándose ya que su método es el
proceder de lo necesario. A. llevó a cabo una reflexión sobre los distintos tipos de
métodos empleados por otros filósofos con anterioridad a él y desarrolló el suyo
propio: la demostración (apodeisis). Según A., los métodos pueden ser de dos tipos: 1º
inductivos y 2º deductivos, distinguiendo dentro de estos últimos entre erística,
dialéctica y demostración. En un sentido muy general se entiende por deducción todo
proceder conectando enunciados (logoi), pasando de unos enunciados a otros hasta
alcanzar una conclusión. Así entendida la deducción puede adoptar tres formas: 1º la
erística: el arte de la disputa desarrollado por los sofistas; 2º la dialéctica: Platón
entendía por dialéctica a) la “composición” de Ideas para ascender de unas Ideas a
otras más generales hasta arribar a la Idea de Bien y b) la “división” para ir desde la
Idea de Bien a cualquier otro Idea que deseásemos definir. A. va a criticar el método
dialéctico platónico por considerar que no nos puede llevar a un verdadero
conocimiento ya que el proceder dialéctico no es un proceder rigurosamente necesario
(a juicio de A. sólo conociendo previamente de antemano la Idea que queremos
dilucidar podremos definirla correctamente); 3º la demostración: para A., la
demostración es el proceso por el que se muestra que algo es necesario, es decir, que
algo se deriva necesariamente de determinados principios. Este proceder que nos
muestra como algo se deriva necesariamente de determinados principios es lo que A.
considera una deducción en sentido pleno. Deducción se dice en griego syllogismós
que significa literalmente “conexión –syn- de proposiciones –logoi-“ y de ahí que se
utilice la palabra silogismo para referirse a la manera aristotélica de entender la
deducción.
245
están unidos como materia y forma, como potencia y acto de una única y misma
sustancia, el ser humano individual. Por otro lado, A. diferenciará tres tipos de alma:
alma vegetativa, sensitiva y racional, considerando que el alma es principio de la vida
(y también, en el caso del alma racional, del conocimiento) pero no por ello es
inmortal.
LA LÓGICA ARISTOTÉLICA
La lógica entendida como reflexión acerca del logos, esto es, acerca del lenguaje, fue uno de
los principales temas por el cual se interesó Aristóteles a lo largo de toda su vida. No es extraño que
así sea pues la famosa definición aristotélica del ser humano como “animal racional” no es sino
una libre traducción de lo que literalmente en griego significa “el animal que posee la palabra”,
246
siendo por lo tanto el lenguaje con el que el ser humano “dice” (exhibe o desvela) el mundo la
diferencia específica que le distingue y separa del resto de los seres.
El análisis del lenguaje fue desarrollado por A. en una colección de tratados (los tratados
lógicos) que más tarde, ya en plena Edad Media, recibirá el nombre latino de Organum (o
“Instrumento”). Este nombre se debe a que la lógica fue tradicionalmente considerada más que una
ciencia, la herramienta requerida por todas las ciencias para poder alcanzar la verdad. Los
principales asuntos analizados por A. fueron los siguientes: la proposición (el enunciado
declarativo, como por ejemplo “Todos los animales son vivientes”), sus términos (“animal” y
“viviente”), las formas de predicación (donde A. presentará la primera lista de categorías o géneros
supremos de la historia de la filosofía: sustancia, cantidad, cualidad, relación, espacio, tiempo,
modo, estado, acción y pasión) y sobre todo el razonamiento o silogismo (Premisas: 1º Todos los
animales son vivientes; 2º Todos los hombres son animales. Conclusión: Todos los hombres son
vivientes). Este último tema, el estudio del silogismo, del encadenamiento de enunciados en el que a
partir de ciertas premisas se deduce necesariamente una conclusión, será el que motive que
tradicionalmente se entienda que la lógica como disciplina se dedica, más que el análisis del
lenguaje en general, al estudio sistemático del razonamiento.
EL SABER
LA EPISTEMOLOGÍA ARISTOTÉLICA
Lo primero que debemos tener presente es que para A. no existe una ciencia
absolutamente universal, como era la dialéctica platónica, que pueda ocuparse de todo lo real sin
vincularse a una región o parcela particular (a un género o categoría) de la realidad. Para A.,
existen una pluralidad de ciencias porque la realidad es plural (hay distintos tipos de sustancias y
las categorías manifiestan además la diversidad, el carácter poliédrico, con distintos planos, de la
realidad). Además, A. dejó desde un principio establecida una distinción esencial entre el saber
teórico (que tiene como objeto la contemplación de la realidad extrahumana: física, matemática o
divina) y el saber práctico (estrictamente referido al hombre, su vida y su obra). Para Platón, por el
contrario, tanto el saber teórico como el práctico se terminan confundiendo pues ambos remiten al
conocimiento de la Idea de Bien y de ella dependen. A. se opondrá siempre a esta confusión de
ambas formas de saber reclamando para cada una de ellas un ámbito y estatuto específico.
Según A., existen tres tipos de saberes: los saberes teóricos, los saberes productivos y los
saberes prácticos.
247
no están separadas de las cosas reales ni autosubsisten por sí mismas); 2º la física (se ocupa de la
naturaleza, del cosmos entero, en sus dos regiones principales: los cielos y la Tierra; estudia los
cuerpos materiales sujetos al movimiento); 3º la teología ( a la que A. denomina filosofía primera)
que estudia a Dios, entidad a la vez inmaterial e inmóvil y única realidad metafísica, supranatural,
verdaderamente existente.
248
Pasemos seguidamente a tratar los grados del conocimiento inteligible: la ciencia
(episteme), el arte (téjne), la prudencia (phrónesis), la intelección (nous) y la sabiduría (sophía). A.
concibe los distintos grados del conocimiento intelectivo como virtudes o perfecciones del
pensamiento, como disposiciones cada vez más perfectas hacia la verdad.
2º La phrónesis es un saber como la tejne referido también a la acción pero entendida como
aquel “obrar” en el que se perfecciona no un objeto sino el mismo agente que actúa. Es el saber
moral que tiene como objetivo regular la vida humana conforme a lo que es conveniente y bueno
para ella.
Tanto el arte como la prudencia son los grados inferiores del conocimiento inteligible
porque versan no sobre lo universal y necesario como la ciencia sino sobre aquello que es
contingente, azaroso y particular, tal como son las acciones humanas y sus circunstancias.
3º La ciencia o episteme será el grado de conocimiento que más analizará A. Definida como
“el conocimiento demostrado por las causas de lo universal y necesario”, A. considerará que el
conocimiento científico es aquel en el que a partir de ciertos axiomas, definiciones y propiedades
del género del que se trata, por ejemplo el de los cuerpos celestes, consideradas como premisas se
deduce demostrativamente, silogísticamente, una conclusión que enuncia una verdad desconocida,
como por ejemplo, la inexistencia en la luna, el sol o en cualquiera de las errantes (los planetas) de
ninguna clase de irregularidad (manchas solares, cráteres, montañas, etc.). Para A., por lo tanto, el
conocimiento científico, la ciencia, es demostración siendo su ideal la deducción absoluta (un ideal
similar al que también en aquella época buscaban los matemáticos y que desembocó años más tarde
en la sistematización de Euclides de la geometría). Y es que el ideal de saber silogístico concibe a la
ciencia como el despliegue y encadenamiento necesario de las esencias en el que partiendo de
aquellas más universales (genéricas) y ontológicamente superiores (pues se constituyen como
causas y principios) se infieren deductivamente las esencias más específicas y ontológicamente
inferiores en el orden jerarquizado de las substancias. Sin embargo, en los tratados aristotélicos no
se encuentra prácticamente ningún silogismo procediendo A. en sus argumentaciones de un modo
dialéctico, esto es, al modo del diálogo, por un intercambio de argumentos en pro y en contra (la
dialéctica no será nunca para A. como por el contrario era para Platón el conocimiento
rigurosamente científico; para el Estagirita, el razonamiento dialéctico no parte de premisas
verdaderas sino solo de opiniones probables (endoxa) compartidas por la mayoría de la gente o por
los más sabios. Su función última consiste en proporcionar el camino hacia los principios de todas
las ciencias sometiéndolos a eventual prueba o refutación, esto es, colaborar por medio de la
discusión dialéctica o argumentativa en el establecimiento de los principios con vistas a su posterior
intelección por el nous).
249
5º La sabiduría o sophía, grado supremo del saber en el que no sólo se aúna el
conocimiento de la verdad de los principios y de lo que de ellos se deduce sino que tiene como
objeto lo que es más excelente por naturaleza, esto es, Dios, acto y forma pura.
LA NATURALEZA
250
conjunto de las substancias naturales, esto es, de los cuerpos sujetos a movimiento.
Expliquemos con más detalle esta primera cuestión.
La teoría hilemórfica
251
que ha sido hecha, y de una forma, la de vasija, que le ha dado en el torno el alfarero
(Aristóteles, a la hora de explicar sus doctrinas recurre profusamente a analogías procedentes
de la esfera del arte, del obrar técnico). Aclaremos algunas cuestiones referidas a estos dos
co-principios de los entes naturales.
3º La materia prima de por sí no existe. Por ello, no puede ser nunca considerada
como la realidad primaria, básica y fundamental. Aristóteles se posicionó siempre,
como su maestro Platón aunque de otro modo, en contra de cualquier física de
carácter materialista. La materia de suyo no es una verdadera entidad pues: a) la
materia es un puro caos al carecer de determinación; b) la materia no puede ponerse a
sí misma en movimiento; y c) la materia no se da ni se puede dar separada de una
forma (para Aristóteles, la materia prima es una mera abstracción de la mente humana
pues como tal materia prima, separada de la forma, no es real, no se da nunca; hasta
las substancias más elementales, los cuatro elementos, fuego, aire, agua, tierra, son
substancias naturales determinadas y por lo tanto substancia compuestas dotadas de
una materia y una forma).
1º La forma constituye la esencia de las cosas, lo que éstas son en sí mismas (la forma
del agua es ese conjunto de propiedades básicas, de humedad y frialdad que hacen que
la materia prima se determine como agua y no como fuego o como cualquiera de los
otros cuatro elementos).
2º La forma es considerada por Aristóteles también como substancia, esto es, como lo
verdaderamente existente y real (como entidad). Para diferenciarla de las substancias
primeras la denominará substancia segunda o forma sustancial. Su prioridad con
respecto a la materia (la materia es eterna pero nunca será considerada en sí misma
como una verdadera entidad) se debe a su carácter universal (es lo común a una
pluralidad de individuos) y sobre todo a que es un principio de determinación. Por
252
ello, la inteligibilidad del mundo físico se debe a la existencia de las formas que lo
gobiernan.
3º Las formas son eternas, son ingenerables, no deviniendo como las substancias
primeras en el tiempo. Advienen y desaparecen en el instante.
Primera
(aquello que
existe en sí Elementos
y no en otra
forma/materia
acto/potencia) Mixtos
Vivos
El movimiento
La física para Aristóteles es la ciencia que estudia los seres naturales, esto es, los
cuerpos sujetos a movimiento natural (frente a 1º la matemática que estudia objetos inmóviles
pero corpóreos, ya que para el estagirita los objetos matemáticos no existen aparte de las
253
realidades materiales y sensibles, y 2º las artes o técnicas vinculadas a los artefactos,
entidades corpóreas pero cuyo movimiento, su “llegar a ser” no es natural sino artificial, obra
y hechura humana). A la naturaleza de estos seres pertenece, pues, el movimiento (en su
sentido laxo de cambio o transformación y no sólo de cambio local) y de ahí que el estudio del
movimiento sea prioritario para el físico.
1º Cambio sustancial (metabolé, esto es, cambio): aquel en el que se produce (o destruye) una
sustancia, por ejemplo, la germinación de una encina a partir de una bellota o su muerte.
2º Movimientos accidentales (kínesis, esto es, movimiento): pueden ser de tres tipos
Veamos seguidamente en que consistió el análisis llevado a cabo por Aristóteles del
movimiento, un análisis de carácter factorial pues a través de él tratará de identificar los
factores que intervienen en el movimiento. Tres son, a su juicio, los factores que intervienen en
el movimiento:
2º La privación de una forma (ya que el punto de partida de todo cambio es la carencia o
falta de algo, de una forma que justamente se va a adquirir en el proceso de cambio que se va
254
a producir; por ejemplo, el “no ser sabio” del Sócrates joven o el carácter informe del barro
que va a ser utilizado por el alfarero)
3º La forma que se adquiere, punto de llegada del movimiento (en el ejemplo que
estamos utilizando, “el ser sabio” del Sócrates maduro y la vasija de barro cocido que ha sido
modelada por el alfarero).
Aristóteles define de un modo más preciso el movimiento como “el acto de lo que está
en potencia en cuanto está en potencia” queriendo con ello manifestar que el movimiento en
un acto imperfecto, es decir, un acto que no está totalmente en acto, una realidad que no está
ni determinada ni terminada. Por ello, el movimiento es más bien comparable que con una
cosa completamente constituida como tal, por ejemplo una casa o un hombre, con una lucha o
con una jornada, realidades cuyo ser consiste en una renovación perpetua. El movimiento es
por ello lo menos sustancial de lo real y de ahí que las sustancias sensibles, las sustancias en
movimiento sean en comparación a Dios o en comparación con la forma sólo cuasi-
sustancias, no la verdadera entidad.
255
a) de la naturaleza de los seres: porque la naturaleza de las cosas comporta
ciertas capacidades cuyo destino y fin es actualizarse.
b) del movimiento: porque el movimiento tiende siempre hacia un fin en el cual
alcanza su cumplimiento.
3º El principio de que todo lo que se mueve es movido por otro, efecto del principio
anterior, pues todo lo que es en potencia sólo puede pasar al acto en virtud de algo que ya se
encuentra en acto. Dicho principio junto con el principio que establece la imposibilidad de
una serie infinita de causas llevará a Aristóteles a postular que la causa última de todos los
movimientos del Universo es un ser que mueve sin estar él en movimiento, un ser en acto que
mueve eternamente la primera esfera celeste: un motor inmóvil suprafísico, divino, esto es,
Dios mismo.
1º La materia (causa material) o sujeto afectado por el proceso (por ejemplo, Sócrates
o el barro del que está hecho una vasija)
2º La forma (causa formal) adquirida por el sujeto (por ejemplo, la forma sabio
adquirida por Sócrates o la forma “vasija” que en el torno el alfarero ha impreso en el barro)
4º El para qué (causa final), el fin del proceso que actúa como principio organizador
(la sabiduría finalmente alcanzada por Sócrates o el servir para contener agua en el caso de
la vasija).
256
culto para el que está destinada la estatua (y que determina tanto su enorme tamaño como el
porte hierático y solemne de la figura de Atenea). Sin embargo, entre los procesos artísticos y
los naturales hay una diferencia radical pues en estos últimos la forma, el agente y el fin son
específicamente idénticos ya que: 1º en los procesos naturales, el agente es la naturaleza de
los cuerpo, esto es, su forma (así, en la generación de un nuevo ser vivo es la forma existente
en el progenitor quien engendra al hijo); 2º en los procesos naturales, el fin de la todo cambio
es la actualización de una forma (el crecimiento de un hombre está orientado a la consecución
de la plena madurez biológica por parte de este, esto es, a la actualización plena y
cumplimiento completo de su forma humana).
Para Aristóteles, ninguno de los que filosofaron antes que él había logrado hacerse
con una noción completa de las causas del cambio de los seres. Así, los físicos milesios
descubrieron la causa material, única para algunos (para Tales el agua, el aire para
Anaxímenes y el fuego para Heráclito), múltiple para otros (los cuatro elementos, agua, aire,
fuego, tierra, según Empédocles). Otros filósofos se dieron cuenta que la materia no puede
ponerse a sí misma en movimiento y por ello postularon la necesidad de establecer una causa
eficiente (la Inteligencia en Anaxágoras y el Amor y el Odio en Empédocles). Anaxágoras
también planteó en cierta manera la causa final al establecer la existencia de una Inteligencia
rectora del Cosmos aunque al final ésta, a juicio de Aristóteles, no actuaba a modo de causa
final sino de un modo meramente mecánico. Finálmente, los pitagóricos gracias a sus
especulaciones matemáticas, Sócrates por su búsqueda de las definiciones y Platón con su
teoría de las Ideas presintieron la causa formal. Sería sin embargo, finalmente, él mismo el
primero y el único que fue capaz de ir más allá de los bosquejos de sus predecesores sobre la
causa siendo capaz de elaborar una concepción completa de ella y mostrando a su vez que
para dar cuenta del movimiento son a la vez suficientes y necesarias las cuatro causas.
LA COSMOLOGÍA ARISTOTÉLICA
El Universo tal como es concebido por Aristóteles tiene las siguientes características:
2º Es finito en el espacio: el Universo tiene un confín que se sitúa en la esfera de las estrellas
fijas.
3º Es infinito en el tiempo: frente al relato de una cosmogénesis tal como fue expuesto por
Platón en el “Timeo”, el estagirita considerará que el Universo no es obra de ningún Demiurgo o
Inteligencia ordenadora y es por lo tanto increado y eterno.
257
4º Es esférico y perfectamente simétrico existiendo por ello dentro de él direcciones
absolutas: arriba y abajo, delante y detrás, izquierda y derecha, independientemente de donde se
sitúe un posible observador de lo que dentro de él acontece.
a) La Tierra o región sublunar (todo lo que se encuentra por debajo de la esfera de la luna), ámbito
ubicado en el centro del Universo (geocentrismo) y en el que las substancias corpóreas formadas por los
cuatro elementos (fuego, aire, agua y tierra) se generan y destruyen, se alteran, crecen y trasladan. Los
cuatro elementos, además, se generan circularmente debido a que pueden comunicarse sus cualidades (el
frio por la tierra y el agua, la humedad por el agua y el aire, el calor por el aire y el fuego, la sequedad por
el fuego y la tierra). Los movimiento locales naturales propio del mundo sublunar son siempre rectilíneos
(las piedras caen y el humo asciende) a diferencia de los movimientos circulares (el único susceptible de
durar eternamente porque no tiene ni principio ni fin) que son propios de los astros. En el mundo sublunar
a cada cuerpo, dependiendo del elemento del que está predominantemente compuesto, le corresponde
ocupar un lugar, su lugar natural. Así, el lugar natural de la tierra es el centro del Universo. Por encima,
se situarían los elementos agua, aire y fuego dispuestos respectivamente en dicho orden. La doctrina de los
lugares naturales explica el que los cuerpos se muevan naturalmente de un determinado modo siendo así
que los pesados desciendan y los ligeros asciendan. La tierra y el agua son pesados mientras que el aire y
el fuego son ligeros, La pesantez y la ligereza son dentro de la concepción aristotélica propiedades físicas,
intrínsecas y absolutas (no relativas a la densidad del medio en el que un cuerpo se encuentra tal como
afirmará la ciencia moderna) de los elementos (ésta será la razón de que la física aristotélica sea siempre
una física cualitativa al contrario del carácter matemático de la platonizante física-matemática moderna).
b) La región celeste, conformada por las siete esferas o cielos concéntricas (dispuestas contiguamente
como las capas de una cebolla, de ahí que el Universo esté lleno y no haya lugar para un vacio que
horroriza a la naturaleza; “horror vacui”) en cada una de los cuales se engasta un astro (la luna en el
primer cielo, el sol en el segundo, los cinco planetas conocidos en los cinco siguientes y finalmente, en el
octavo , la totalidad de las denominadas estrellas fijas).El estudio de los cielos debe hacerse para el
Estagirita por medio de principios puramente físicos por lo que la astronomía, contra la opinión de los
platónicos y de insignes astrónomos de la época, no podrá concebirse nunca como una rama de las
matemáticas sino como un capítulo de la Física. La causa de la trascendencia del mundo sideral es que la
sustancia constitutiva de los astros y las esferas es una sustancia perfecta y por lo tanto divina, el éter (el
quinto elemento o quintaesencia), materia puramente inteligible, inalterable y que es causa de la perfecta
regularidad, circularidad y eternidad del movimiento de los cielos. En un primer momento, Aristóteles
entendió que la causa del movimiento de los astros y las esferas se encontraba en la naturaleza del mismo
éter, ya que sería propio de su naturaleza su carácter auto motriz y el moverse siempre. Sin embargo,
Aristóteles terminó rechazando la explicación de la automoción de los astros postulando la existencia de
una causa motriz externa a los cielos, de un motor que mueve al Universo entero sin estar el mismo en
movimiento, esto es, un Primer Motor inmóvil, al que Aristóteles terminará identificando con una entidad
trans-física, Dios.
258
trasporte de los cuerpos celestes el que a través de la sucesión de los días y el alternar de las estaciones,
condiciona el nacimiento, crecimiento y muerte de los seres naturales así como sus transformaciones
cualitativas y cuantitativas (pero siempre que comprendamos que el que los movimientos no existan sin el
movimiento local no significa que se reduzcan a él como sostiene la doctrina mecanicista).
8º La heterogeneidad radical de los cuerpos celestes y los cuerpos sublunares fundamenta, a juicio
de Aristóteles, la necesidad de establecer dos ciencias físicas distintas y separadas: la física celeste o
astronomía y la física terrestre. El mundo tendrá que esperar dos mil años hasta que el advenimiento de
Isaac Newton enmendé definitivamente este error del aristotelismo.
LA BIOLOGÍA O PSICOLOGÍA
La psicología es una parte más de la Física pues trata acerca de aquello que hace que un
organismo esté vivo, esto es, su alma. El tratado principal donde Aristóteles expone sus ideas recibe el
nombre de De Anima (Acerca del alma). En dicho tratado expondrá una concepción sumamente original
sobre el alma (considerado como aquel principio que dota de vida a un cuerpo) al no concebir a ésta, a
diferencia de los platónicos, como una realidad substancial, esto es, como una realidad en sí misma
individualizable. Expliquemos seguidamente dicha doctrina psicológica fundamento de todas sus teorías
biológicas.
Para A. todos los seres vivos, y por ende el hombre, son substancias individuales compuestas,
conforme a lo establecido por la teoría hilemórfica, de dos principios: la materia y la forma. En cualquier
ser vivo, ya sea una planta, un animal o un hombre, la materia se constituye como la corporeidad de la
sustancia viva, su cuerpo, siendo el alma aquel principio vital que dota de vida a dicha materia, esto es, su
forma. Aristóteles niega, por lo tanto, el carácter substancial tanto del cuerpo como también, lo cual es aún
más importante y novedoso, del alma.
En la doctrina de Platón sobre el alma, que se remonta a través del pitagorismo a la religión órfica,
hemos visto al alma separable y separada del hombre de carne y hueso, y siguiendo un destino que bien
podemos llamar religioso. El característico dualismo platónico mundo material/mundo inmaterial
ahondaba en la antropología la contraposición cuerpo/alma, hasta el punto de considerar al alma como
habitante originaria del mundo inmaterial, y al cuerpo como cárcel del alma. Ello conducía a Platón a
proclamar para sus teorías el extraño papel de una filosofía de ultratumba.
Aristóteles formula la cuestión del alma de una manera muy diferente. Se desentiende de la cuestión
religiosa. Es el biólogo, o mejor dicho, el filósofo de la vida, el que se pregunta por el alma. El objeto de la
psicología (psicología viene del griego psijé, alma) para Aristóteles no es sólo la naturaleza superior del
ser humano, sino todo el ámbito de la vida, pues todo lo que tiene vida tiene alma. ¿Qué es pues el alma?
Para Aristóteles el alma es el principio vital de los seres naturales con vida. Éstos son substancias
compuestas: el cuerpo es materia y el alma es su forma. El cuerpo es la materia que posee la vida en
potencia o que posee capacidad de vida; el alma es la actualización de esa potencia y lo que determina lo
que tal ser es y puede hacer.
La unión entre el cuerpo y el alma es, pues, una unión substancial (natural), la misma que se da en
cualquier substancia entre materia y forma. Cuerpo y alma no son dos substancias sino dos coprincipios
259
que componen una substancia viva. Este planteamiento supone una superación del dualismo platónico que
consideraba que cuerpo y alma eran substancias completas y por tanto sólo cabía una unidad accidental
(no-natural) entre ambos. Por el contrario según Aristóteles el hombre como cualquier ser vivo, sólo es tal
mientras estén unidos los dos elementos que lo componen, cuerpo y alma, pues cuando se separan, se
produce de hecho su desaparición. Aristóteles niega así dos supuestos básicos del pensamiento platónico:
la inmortalidad del alma individual y su preexistencia (el alma no preexiste sino que existe juntamente con
el cuerpo)
El alma -y es fácil entender esto ya que ha quedado definida como el principio (forma, acto) vital de
los seres vivos) es causa de las operaciones de las cuales los seres vivos son capaces. El alma es lo que
hace a un ser, ser vivo y vivir de una determinada manera. Pues bien, puesto que todo ser vivo tiene alma
(tiene vida, tiene automovimiento) se hace necesario distinguir entre ellos, en función de las operaciones o
funciones de las que son capaces, distintos tipos de alma que son el fundamento para establecer una
clasificación entre ellos. Según las distintas funciones que son capaces de realizar los seres vivos, hay tres
tipos de alma: 1) Vegetativa: propia de las plantas. Faculta a estos seres vivos para las funciones más
elementales de nutrición, crecimiento y generación (reproducción). 2) Sensitiva: propia de los animales.
Capacita además de las funciones anteriores a tener apetencias, deseos, percepciones sensibles y poseer
movimiento local (traslación en el espacio). De la facultad sensitiva se siguen la imaginación y la memoria.
3) Racional o intelectiva: propia del hombre. El hombre tiene capacidad, en virtud de la posesión de esta
tercera clase de alma, además de las funciones anteriores, de pensar y entender, esto es, en él es posible
que se dé el conocimiento y en consecuencia la ciencia. Es una única alma que realiza todas las funciones
vitales descritas a la que se añade la deliberación o elección de bienes siguiendo pautas racionales. Es
decir, el hombre tiene una sola alma gracias a la cual vive, siente y piensa.
Es a partir de esta teoría como Aristóteles explica el problema del conocimiento humano: el hombre
tiene un conocimiento sensible que es posible gracias al cuerpo y a la facultad sensitiva de su alma y un
conocimiento racional o intelectual posibilitado por la tercera de las funciones descritas anteriormente.
LA METAFÍSICA
260
1º la filosofía primera o metafísica: ciencia de Dios y del ente.
La ontología
261
sustancia siendo su objetivo el estudio de sus atributos (como el de unidad) y de los
principios que le afectan (como el principio de no-contradicción).
¿Qué es substancia o entidad? Este término sirve para designar tanto a los
individuos (substancias 1º) como a la forma (sustancia 2º, esto es, la esencia, el
universal o el género).
La teología
262
mueve sin moverse, sólo como objeto del deseo, de un deseo no recíproco) es una
Forma pura (es inmaterial) y Acto puro (pues su inmutabilidad es ajena a toda
potencia) siendo su actividad una forma de vida. Es un Viviente feliz, eterno y perfecto
(una vida que ignora la fatiga, la vejez y la muerte). Su vida consiste en la pura
actividad contemplativa, en el ejercicio del pensamiento, un pensamiento que se piensa
a sí mismo (pues sería para Él indigno rebajarse a pensar en algo distinto de Él mismo,
por ejemplo el mundo, y por ello inferior). Eternamente ensimismado, ajeno al
Universo, mueve, como corresponde a lo bueno y perfecto, como objeto de deseo y
aspiración, como el fin o perfección al que aspira el Universo y que imita con su
movimiento eterno, regular y continuo. Es Dios, causa del orden y principio del que
pende el Universo y la Naturaleza.
DIOS
CUESTIONARIO DE ARISTÓTELES
263
1º ¿Qué es un silogismo? ¿Qué significa literalmente la palabra griega “syllogismós”?
2º ¿Qué es la episteme?
7º ¿Cómo superó Aristóteles el dualismo antropológico platónico? ¿Qué dos supuesto básicos
del platonismo quedaban automáticamente refutados con el nuevo planteamiento aristotélico?
8º La filosofía primera o metafísica no es una ciencia sino dos. ¿Cuáles son éstas?
9º La metafísica como ontología es la ciencia del ser. Pero para Aristóteles el ser es
prioritariamente la sustancia (también denominada “la entidad”). ¿Qué es la sustancia?
264
SAN AGUSTÍN
ACTIVIDADES
1º semana: Comentarios de los dos textos de san Agustín
2º semana: Comentario de los dos textos de santo Tomás.
Vacaciones de navidad: Visionado de la película de la RAI “Agustín” (la encontraras en
youtube dividida en dos partes bajo el título “San Agustín, la película”).
EXÁMENES
Examen de evaluación: semana del 11 de enero.
Examen de recuperación: semana del 18 de enero
I – INTERPRETACIÓN
1º Contextualización
Contextualización biográfica
San Agustín nace el año 354 en Tagaste (en la provincia romana de Numidia, en
la actual Argelia). Su padre Patricio era un funcionario municipal pagano. Su madre
Mónica profesaba la religión cristiana y ejerció una poderosa influencia sobre él. Con
17 años se traslado a Cartago con la finalidad de estudiar Gramática y Retórica. Con 19
años lee el Hortensius de Cicerón (obra perdida hoy en día), una exhortación a la
filosofía que representará el punto de partida del desarrollo del pensamiento de Agustín
quien recorrerá un largo camino en pos de la sabiduría que culminará, a su juicio, con su
posterior conversión al cristianismo. En aquel tiempo nació su primer y único hijo,
Adeodato y leyó por primera vez las Sagradas Escrituras, lectura que le dejó
insatisfecho. Conoce las doctrinas maniqueas y se adhiere a ellas durante un periodo de
nueve años: encuentra en esta secta una explicación plausible del universo y sobre todo
una solución al problema del mal, problema acuciante para Agustín a lo largo de toda su
vida. Comienza a trabajar como profesor de Gramática y retórica primero en Tagaste y
luego en Cartago. A los 26 años escribe su primera obra, hoy perdida, “De pulcro el
apto” cuyo objeto es lo hermoso y lo conveniente.
265
2º etapa: de la conversión a la consagración episcopal (386-396)
266
mundo). El obispo católico de la ciudad, Valerio, impotente para hacer frente a la
herejía, solicitó la ayuda de Agustín el cual se ordenó sacerdote para poder ejercer sus
funciones.
Después de fundar una comunidad monacal en un jardín que le regala Valerio,
inicia su ministerio pastoral, escribiendo gran cantidad de sermones y continuando su
labor apologética de controversia contra maniqueos, donatistas y pelagianos. Escribe
“De utilitate credendi” síntesis sobre su paso por el maniqueísmo y de la ruta seguida
hasta llegar a la verdad. En el año 396, con 42 años, es consagrado como obispo auxiliar
de Hipona.
Poco después de ser elegido obispo auxiliar muere Valerio quedando al frente de
la comunidad cristiana de Hipona. Hasta el día de su muerte se entrega a una actividad
pastoral, apologética y literaria que no conoce reposo: escribe más de 300 sermones,
200 cartas y la mayor parte de su obra entre las que destacan: “De doctrina christiana”
(397) (establece el programa de formación cristiana que ha de incluir como
propedéutica preliminar el conocimiento de la cultura antigua y donde propone una
hermenéutica bíblica que será tomada como modelo en la Edad Media; “De Trinitate”
(399-420) (expone su teoría teológica trinitaria siguiendo la tradición de los padres
latinos, Dios es tres personas en una sóla sustancia); “Las confesiones” (397-400) (obra
de carácter autobigráfico); “De Civitate Dei” (413-426) (“La Ciudad de Dios” fue
escrita con ocasión de las acusaciones que se dirigieron contra los cristianos a raíz del
saqueo de Roma en el año 410 por los visigodos comandados por Alarico: Es la gran
síntesis de su pensamiento filosófico, teológico y político); “Retractaciones” (427)
(revisión y corrección de su obra ya publicada).
En el 430 los vándalos de Genserico pusieron sitio a Hipona. A los tres meses de
iniciarse el asedio, Agustín fallece. Sus reliquias fueron trasladadas poco después a
Cerdeña y en el siglo VII ante la invasión sarracena un rey lombardo las llevo a Pavía
(Italia) donde se conservan hasta hoy en día. Agustín fue canonizado santo por la Iglesia
a fines del primer milenio.
Contextualización filósófica
267
Contextualización histórica
2º Cuestión contextual:
268
El cristianismo introdujo toda clase de doctrinas nuevas y originales acerca de
Dios, la historia, el hombre y la verdad. Desgranemos seguidamente las principales
modificaciones llevadas a cabo por dicha religión:
2º Respecto a la historia:
269
absurda para el pensamiento griego, va a implicar la asunción de que
Dios mismo, un factor extrahistórico, entra en la historia del hombre
convirtiéndose este acontecimiento (encarnación, predicación, pasión,
crucifixión, muerte y resurrección) en su hito central, empapando, bajo
su luz, todo el decurso histórico de sentido.
270
sacrificio de Cristo en la cruz y su resurrección) así como la posterior
intercesión de la Gracia divina que concede el don de la fe al cristiano.
271
camino para alcanzar la “verdad y la vida” es una virtud sobrenatural, infundida
por gracia divina, la fe.
272
4º Por otro lado, el cristianismo requería hacer filosofía no sólo para enfrentarse
mejor con los sistemas doctrinales paganos rivales, esto es, con el enemigo exterior,
sino para poder combatir con mayor ahínco al enemigo interior, las herejías y
desviaciones que amenazaban con romper la unidad de la doctrina cristiana.
Veamos ahora desde una perspectiva sincrónica cuáles fueron las actitudes
predominantes (confrontación o conciliación) que mantuvieron respecto a la relación
entre la razón y la fe sus protagonistas, los filósofos griegos paganos y los escritores
eclesiásticos cristianos:
Confrontación:
273
de la razón humana iluminada por el Verbo divino) de la Verdad
cristiana (de algún modo, los filósofos griegos barruntaron la
existencia de una Inteligencia, un logos divino que crea o al menos
dirige el mundo y que está vinculado íntimamente con el Absoluto).
La conclusión que de todo esto extrajeron algunos Padres y escritores eclesiásticos (san
Justino, Clemente de Alejandría, los padres capadocios y san Agustín) es que se podía
mantener una actitud positiva frente a la cultura y la filosofía pagana pues también a
ellos les había llegado algo de la luz divina. Consideraron que en la cultura
grecorromana había verdad, aunque fragmentaria y frecuentemente mezclada con
errores, una verdad parcial que debía ser reconducida y reintegrada a la Verdad plena (el
cristianismo) para así alcanzar la perfección y completitud de la que carecía. Por ello,
no tuvieron inconveniente en considerar a la filosofía pagana una propedéutica, una
anticipación, introducción o preparación, al Evangelio y en utilizarla tanto para
defender la fe de los ataques de otros filósofos paganos como para hacerla más
comprensible. En ese sentido la fe cristiana se helenizó pero nunca hasta el punto de
perder su esencia e identidad propia. Fue para impedir ese diluirse como una doctrina
filosófica más en el contexto helenístico de la época por lo que todos los Padres de la
Iglesia defendieron 1º la primacía de la fe y 2º que la razón y la filosofía humanas han
de quedar integradas en una posición de subordinación a la fe, esto es, sólo son válidas
en cuanto son útiles para la salvación del cristiano y están al servicio de la religión.
II – COMPRENSIÓN
1º Análisis de texto
3. “A Dios le debemos el ser lo que somos. El ser algo, ¿a quién se lo debemos sino a
Dios? Existen también los maderos y las piedras; ¿a quién deben el ser sino a Dios?
¿Qué somos nosotros de más? Los maderos y las piedras no tienen vida; nosotros, en
cambio, sí. Tenemos en común con los árboles y arbustos la vida. Se dice bien que las
viñas viven. Pues, si no viviesen, no estaría escrito: mató a sus viñas con el granizo.
Cuando está verde, vive el árbol; cuando se seca, está muerto. Pero esta vida carece de
sensibilidad. ¿Qué tenemos nosotros de más? Nosotros sentimos. Son conocidos los
cinco sentidos del cuerpo. Vemos, oímos, olemos, gustamos y, mediante el tacto,
esparcido por todo el cuerpo, distinguimos lo duro de lo blando, lo áspero de lo suave,
274
lo caliente de lo frío. Existen, por lo tanto, cinco sentidos en nosotros. Pero también los
animales los tienen. Nosotros tenemos, pues, algo más. Pero, hermanos míos, con sólo
considerar estas cosas que hemos enumerado, ¿cuánta acción de gracias, cuánta
alabanza no debemos al Creador? ¿Y qué tenemos nosotros de más? La mente, la
razón, el discernimiento; esto no lo tienen las bestias, ni los pájaros ni los peces. Con
esto somos imagen y semejanza de Dios. En efecto, la Escritura narra que fuimos
creados. Y para mostrar que no sólo fuimos antepuestos sino también puestos al frente
de ellos, es decir, que nos están sometidos, añade lo siguiente: Hagamos, dijo, al
hombre a imagen y semejanza nuestra y tenga poder sobre los peces del mar, las aves
del cielo y las bestias y serpientes que reptan por la tierra. ¿De dónde le viene tal
poder? De ser imagen de Dios. De aquí que se diga a algunos como un reproche: No
seáis como el caballo y el mulo, que no tienen entendimiento. Una cosa es conocer y
otra la razón. La razón la tenemos aun antes de entender; por el contrario, no podemos
entender si no tenemos razón. Es por ello el hombre un animal capaz de razón; para
decirlo de forma más clara y rápida, un animal racional de cuya naturaleza forma
parte la razón; antes de entender posee la razón; en tanto quiere comprender en cuanto
le precede la razón.”
La afirmación fundamental del texto que se nos pide que comentemos es que el
ser humano quiere entender, es decir, ansía alcanzar la verdad y sabiduría en la que
reside la auténtica felicidad, porque es un animal racional, una criatura superior a la que
Dios ha dotado por naturaleza de inteligencia y razón.
1º el ser humano, creado por Dios como un animal racional, ocupa la jerarquía
suprema en el orden de la creación, por encima de los seres inanimados, vivientes o
sintientes, siendo dicha racionalidad el motivo de su superioridad.
3º la razón como facultad eminente del alma humana no sólo hace del hombre
dueño y señor de todas las criaturas sino que:
275
b) lo capacita para buscar la verdad, para alcanzar el entendimiento.
Dicho entendimiento sólo se logrará cuando el ser humano, gracias a
la fe, encuentre a Dios.
4. “Esto en que somos superiores a las bestias debemos cultivarlo con máximo esmero,
renovarlo en cierto modo y reformarlo. Pero ¿quién podrá hacerlo sino el artífice que
lo formó? Nosotros pudimos deformar en nosotros la imagen de Dios; reformarla, no
podemos. Resumiendo brevemente lo dicho, tenemos existencia como los maderos y las
piedras, vida como los árboles, sentidos como las bestias e inteligencia como los
ángeles. Con los ojos distinguimos los colores, con los oídos los sonidos, con las
narices los olores, con el gusto los sabores, con el tacto los calores, con el
entendimiento las acciones. Fíjate. Todo hombre quiere entender; no existen nadie que
no lo quiera; pero no todos quieren creer. Me dice alguien: “Entienda yo y creeré”. Le
respondo: Cree y entenderás. Habiendo, pues, surgido entre nosotros una especie de
controversia al respecto, en modo en que él me diga: “Entienda yo y creeré”, y yo le
responda: Más bien cree para entender, llevemos el pleito al juez; ninguno de nosotros
pretenda fallar en causa propia. ¿A qué juez iremos? Examinados uno a uno todos los
hombres, no sé si podremos encontrar otro juez mejor que un hombre mediante el cual
Dios hable. No recurramos, pues, en esta controversia y en este asunto a los autores
profanos; no sea el poeta quien nos juzgue, sino el profeta.”
276
humilde a la Gracia de Cristo) mientras que por entendimiento nos podemos referir
tanto al acto de entender, de comprensión llevado a cabo por la razón (este es el
significado que tiene en la fórmula “Entienda yo para que pueda creer”), como a la
Sabiduría concebida como posesión de la Verdad (siendo este su sentido en la fórmula
“Cree para que puedas entender).
2º Cuestión conceptual
Ante todo no debemos olvidar que el cristianismo es en primer lugar una religión y sólo posteriormente
aparece una filosofía cristiana. En rigor podría decirse que no existe una filosofía cristiana sino un uso cristiano de
la filosofía (el cristiano no se cuestiona los principios fundamentales de su doctrina que vienen dados por la fe; no
hay por lo tanto filósofos cristianos sino escritores cristianos que en la exposición de la doctrina cristiana deciden
reflexionar more filosófico sobre alguna cuestión). Tras ese encuentro entre filosofía y cristianismo surge el
problema de las relaciones entre la razón y la fe. Puesto que la filosofía es una búsqueda del conocimiento llevado a
cabo por el hombre desde sí mismo siguiendo a la razón, y el cristianismo parte de que sus contenidos fundamentales
vienen dados por la fe que es concedida como gracia divina, y dado que se pueden existir contradicciones entre lo
que cada una de ellas afirma, es necesario establecer con claridad el orden de prioridad que debe haber entre ellas
así como la función que cada una de ellas ha de cumplir en la economía de la salvación.
277
aquella Verdad que es fuente de sabiduría (aunque ciertamente pueda llegar alcanzar
ciertas verdades parciales, verdades acerca de lo que es material y sensible y que son
parte de lo que Agustín denomina ciencia) debiendo quedar por ello siempre
subordinada a la fe, don divino que le indicará dónde se encuentra dicha Verdad, esto es,
en Dios mismo, fuente de toda sabiduría, felicidad y salvación humanas (Dios es la
suma Verdad porque es raíz de la inteligibilidad de todo lo existente, razón de la verdad
de todas las cosas, cosas cuya verdad proviene de la participación que tienen en la
Inteligencia divina ).
Existe por lo tanto para el obispo de Hipona una sola Verdad, la Verdad revelada
por la religión cristiana, y la razón humana puede y debe contribuir a entenderla mejor.
Por ello afirmará san Agustín que se cree para entender y se entiende para creer:
278
Esta vinculación profunda entre razón y fe (síntesis armónica entre la razón y la
fe rayana en la identificación de ambas o en la disolución de la razón en la fe) será
característica de la filosofía cristiana medieval e implicará una clara dependencia, por
falta de autonomía, de la filosofía respecto de la teología. La razón acaba subordinada a
la fe como lo estará en todo el pensamiento cristiano medieval posterior cuando se
considere que la filosofía es una “ancillae theologiae”, una sierva de la teología. Habrá
que esperar hasta la nueva interpretación de la relación entre ambas aportada por santo
Tomás de Aquino que entenderá que la estrecha vinculación entre ambas no significa
que no gocen cada una de ellas de un ámbito propio y de una cierta independencia.
279
Emitamos seguidamente un juicio crítico acerca de la siempre controvertida
relación entre la razón y la fe, esto es, entre el pensamiento no religioso elaborado en
Occidente a lo largo de más de venticinco siglos y la tradición espiritual cristiana. Como
hombres del siglo XXI, gozamos de la suficiente perspectiva histórica (que nos otorga el
poder contemplar cómo se produjo la irrupción del cristianismo en la historia, su
posterior triunfo con la consiguiente creación de una civilización específicamente
cristiana y su declive en la era moderna) para poder enjuiciar desapasionadamente dicha
relación. Ha sido en la era moderna, a la que nosotros pertenecemos, donde la
cohabitación entre la razón y el cristianismo ha sido más problemática, accidentada y
conflictiva. El motivo de ello es que la razón moderna (el modelo de racionalidad
triunfante en la era moderna cuyas supremas cristalizaciones son el humanismo
ilustrado, el pensamiento científico, el desenvolvimiento tecnológico, el Estado
democrático y la economía de mercado) se caracteriza por:
280
salvación sobrenatural sino fundamentalmente por el sublime legado moral que atesora,
intentando traducir en términos secularizados alguno de sus contenidos fundamentales:
doctrina del progreso histórico como trasposición del providencialismo divino,
utopismo político como sustitutivo mundano de la redención sobrenatural, dignidad
humana, universalismo moral, igualdad , solidaridad y fraternidad entre los hombres,
etc.
281
I – INTERPRETACIÓN
1º Contextualización
Contextualización biográfica
Contextualización filosófica
282
“escuelas catedralicias”, junto a las “escuelas palatinas” patrocinadas por los
Emperadores, constituían las “escuelas urbanas” las cuales terminaron sustituyendo a
los monasterios como principales, y hasta entonces únicos, centros de cultura. Las
escuelas urbanas fueron, a lo largo de todo el siglo XIII, progresivamente sustituidas por
las “universidades”, nuevos centros de cultura (enseñanza, reflexión y discusión del
saber de la época) que se terminarían consolidando como la gran institución cultural
propia de esta última etapa de la Edad Media europea. Por lo que a la filosofía se
refiere, el hecho fundamental viene dado por la recepción y asimilación en el ámbito
universitario del pensamiento de Aristóteles cuya obra, desconocida en la Europa
cristiana desde la desaparición del Imperio Romano de Occidente, venía siendo
transmitida por los árabes, especialmente desde la península ibérica (“Escuela de
traductores de Toledo”). Los problemas y dificultades de esta asimilación serán
enormes, manifiestos en las sucesivas prohibiciones del aristotelismo que se suceden a
lo largo de todo el siglo XIII y que culmina en la condena parisina del obispo Tempier
de 1277, tres años después de la muerte de santo Tomás.
Contextualización histórica
2º Cuestión contextual
283
A) LA RECEPCIÓN DE ARISTÓTELES. AVERROES Y EL AVERROÍSMO
LATINO
3º la unicidad del intelecto humano: hay un único intelecto agente (o en acto) para toda la especie humana
con pluralidad individual del intelecto posible.
284
1º la eternidad del mundo que parecía atentar contra la afirmación cristiana de
que el universo fue creado por Dios.
1º que no hay contradicción alguna en que el mundo sea eterno y creado a la vez
(ambas afirmaciones no son mutuamente excluyentes pudiendo el mundo ser a la
vez creado y eterno).
2º que el entendimiento inmortal del que habla Aristóteles no es único para toda
la especie sino la facultad superior de cada hombre (y por lo tanto, todos los
hombres poseen un alma inmortal)
285
los alumnos (“disputationes”) en las que se observaban rigurosamente normas de
exposición y argumentación, indispensables para un proceder regular y ordenado de la
discusión.
La Escolástica surgió propiamente como teología, esto es, como estudio racional
de la revelación cristiana, principalmente con la intención de interpretar el dogma y
sistematizar la doctrina cristiana así como aportar argumentos racionales (como el
famoso “argumento ontológico” de san Anselmo de Canterbury) que sirviesen de apoyo
racional de la fe y por lo tanto pudiesen ser considerados como una propedéutica (una
introducción) a los dogmas del cristianismo. Sólo en un segundo momento, los
elementos racionales de dicha especulación dieron paso a una reflexión filosófica
propiamente dicha que aunque pudiese alcanzar un cierto grado de autonomía debía
siempre mostrarse coincidente y armónica, o al menos no contraria, con los dogmas del
cristianismo.
286
3º Baja Escolástica (siglos XIV y XV): periodo de crisis y decadencia del
pensamiento escolástico en el que se reaviva la polémica de los universales desde una
perspectiva nominalista y antimetafísica. En ella destacan los teólogos de origen
británico, Duns Scoto y Guillermo de Ockham.
El nacimiento de la Universidad
A partir de las escuelas urbanas del siglo XII, la universidad nace como una
asociación corporativa de maestros y estudiantes con la finalidad de defender sus
intereses (fundamentalmente controlar la expedición de títulos que capacitasen el
ejercicio de determinadas profesiones: jurista, médico, maestro de teología o de artes).
Así aparecen las primeras universidades: Bolonia, París, Oxford. Otras irán surgiendo
como escisiones de las anteriores (Cambridge por una escisión de Oxford y Padua por
otra de Bolonia) o serán fundadas directamente por el poder político (Salamanca y
Nápoles). El fenómeno se extenderá en el siglo XIV a Centroeuropa, fundándose en
Praga la primera universidad alemana (dentro de los confines del Sacro Imperio).
287
exposición completa, sistemática y exhaustiva de una disciplina como eran las Summas
de la que la Summa theologica de santo Tomás es el modelo paradigmático).
La formación del artista (el filósofo de la época) duraba unos diez años. Se
alcanzaba el grado de Bachiller en artes cuando se participaba en una disputa y se era
capaz de “determinarla” (se solía lograr a los cuatro años). Los años siguientes se asistía
a lecciones de filosofía natural de Aristóteles y otros autores científicos. La
participación satisfactoria en algunas disputas especiales confería la licenciatura, esto
es, el grado de magister artium que capacitaba para leer y determinar las disputas en
calidad de maestro.
II – COMPRENSIÓN
1º Análisis de texto
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Este texto trata acerca de la imposibilidad de que las verdades de razón y las
verdades de fe sean contradictorias, esto es, afirmen cosa opuestas y excluyentes entre
sí, independientemente del hecho de que las verdades reveladas exceden generalmente
las capacidades cognoscitivas de la razón humana.
2º Todas las verdades que aprehende la razón humana como evidentes forman
parte de la misma Sabiduría divina (son por lo tanto verdades divinas y eternas)
y han sido puestas por Dios mismo en nuestro entendimiento en tanto que Él es
el creador de nuestra alma racional. Por definición, Dios no puede contradecirse
a sí mismo, a su propia Sabiduría, revelándonos verdades que sean contrarias a
los principios contenidos en ella.
“Hemos dicho que la ley, como norma y medida de los actos humanos,
pertenece a aquello que es principio de esos mismos actos. Pero, así como la razón es
principio de los actos humanos, dentro de ella cabe señalar algo que es a su vez
principio de todo lo demás que a la razón se refiere, y a lo cual mirará la ley más
directa y principalmente. Ahora bien, el primer principio en el orden operativo al que
se refiere la razón práctica, es el fin último, y como el fin último de la vida humana es
la felicidad o bienaventuranza, como ya dijimos, es necesario que la ley mire
principalmente a ese orden de cosas relacionadas con la bienaventuranza. Además, si
la parte se ordena al todo como lo imperfecto a lo perfecto, y siendo el hombre
individual parte de la comunidad perfecta, es necesario que la ley propiamente mire a
aquel orden de cosas que conduce a la felicidad común. Y de ahí que el Filósofo haga
mención tanto de la felicidad como de la vida común política en la definición dada de
cosas legales:
289
“Llamamos –dice– cosas legales justas a aquellas que causan y conservan la
felicidad y cuanto a la felicidad se refiere dentro de la vida común de la Ciudad”, pues
la Ciudad es, como dice el mismo Aristóteles, la comunidad perfecta.
1º la función de la ley es regular los actos humanos (es regla y medida de estos)
ordenándolos cara un fin.
Ergo (en conclusión), el orden que la ley debe introducir en la vida humana debe
estar encaminado a la preservación, promoción o consecución del “bien común”.
290
2º Cuestión temática
1º son distintas porque la fe (de la cual toma la teología sus contenidos) se basa
en la revelación sobrenatural mientras que la razón (de la cual los toma la filosofía) es
una facultad natural que poseen todos los hombres pero
3º una relación armónica pues entre dichas verdades no hay lugar para que
pueda darse contradicción de ningún tipo ya que tienen un origen común: Dios como
fuente última de toda verdad. Con esto rechaza la tesis averroísta de la existencia de dos
verdades de signo contrario: la de la fe y la de la razón. Además, finalmente,
1º Verdades a las que se puede acceder sólo con la razón natural y que no inciden
en la salvación del cristiano como son, por ejemplo, las verdades matemáticas o las de
las ciencias naturales.
2º Verdades que el ser humano puede alcanzar con su razón pero que son
importantes para la salvación y por lo tanto también han sido reveladas. Expliquemos el
porqué de la existencia de verdades comunes a la fe y a la razón, es decir, de una zona
de intersección entre los contenidos de la razón y de la fe, o lo que es lo mismo, cuál es
el sentido de que pertenezcan al ámbito de la revelación verdades (como la existencia de
Dios o la inmortalidad del alma) que pueden ser demostradas por la razón (ya que no
tiene sentido que algo que se sepa se crea). Aquino justifica su existencia aduciendo
razones de carácter circunstancial y de carácter estructural:
291
b) estructuralmente es conveniente también dada la posibilidad de error
que amenaza constantemente al hombre que razona (pues puede
quedar cegado por la pasión, por sus intereses o simplemente no
razonar correctamente)
Desde estas tres perspectivas queda perfectamente establecido que las relaciones
entre la razón y la fe son, dependiendo de las verdades que son objeto de conocimiento,
o bien 1º de autonomía o bien de 2º mutua colaboración:
292
como la libertad, la inmortalidad del alma o la existencia del orden
moral (estas verdades también son conocidas por la razón)
La religión cristiana hace su aparición al final de la época antigua y entra muy pronto en
interrelación con la cultura filosófica griega tomando muchos de sus conceptos y readaptándolos al
marco de sus nuevas creencias. Tras largos siglos de sedimentación de este proceso, Santo Tomás de
Aquino elaboró en el siglo XIII una teoría ética en la que algunos dogmas cristianos fueron
interpretados en clave aristotélica del siguiente modo. Para el Aquinate existe un orden ético natural,
orden que no es más que el reflejo del plan divino o ley eterna con la que Dios, creador y providente,
gobierna el mundo. Los preceptos morales que han de guiar la conducta humana pueden ser
descubiertos y conocidos por los seres humanos analizando las inclinaciones y tendencias de su
naturaleza. Por ello, Santo Tomás afirma que el bien es todo aquello que los seres apetecen por
naturaleza y el mal la transgresión del orden natural y del plan divino del que éste es expresión.
Ahora bien, Dios es concebido no sólo como el principio del que todo procede sino como el fin
293
último al que todo se encamina. De ahí que la finalidad última y suprema humana se sitúe en Dios
pues sólo en la divinidad encuentra la naturaleza del hombre su pleno cumplimiento. La felicidad
para el individuo se alcanzaría en la contemplación beatífica de la divinidad en la otra vida. Así pues,
el triunfo y la implantación histórica del monoteísmo cristiano condujo a la ética medieval, fielmente
representada por Tomás de Aquino, a una concepción del orden moral (y también del orden jurídico
y político vigente en la sociedad) como una adecuación al orden ético natural, reflejo a su vez de un
orden trascendente divino. Expliquemos seguidamente esta cuestión con mayor profundidad.
Para Santo Tomás, uno de los atributos operativos del poder de Dios es, además de su capacidad
para crear y conservar el universo, su gobernación de éste, es decir, la Providencia divina. Dios es
por ello la causa de las acciones y movimientos de las todas las cosas creadas por Él ya que todo lo
que acontece en el universo sucede porque así es querido por la divina providencia.
2º tiene carácter de ley y por lo tanto es una orden o precepto que debe ser obedecido por todo
ente creado y por la criatura racional humana (desde el movimiento de los cuerpos celestes al
crecimiento de las plantas, el universo entero se pliega a la voluntad de Dios; la conducta del ser
humano, pero de un modo más excelente al estar éste dotado de conciencia y ser libre, también debe
someterse a la autoridad divina)
3º su carácter de ley exige que sea promulgada por quien tiene a su cargo el cuidado de la
comunidad (la ley es promulgada por el príncipe que tiene a su cargo la comunidad universal, esto
es, por Dios mismo)
4º está orientada, encaminada y enderezada al bien común, al bien supremo compartido por
todos los seres racionales (hombres y ángeles) e irracionales del universo: dicho bien común no es
otro que Dios mismo, fin supremo al que toda criatura debe ordenarse (Dios es el principio de la ley
eterna y su fin).
5º su carácter eterno se debe a que la sabiduría divina no concibe nada temporalmente sino por
toda la eternidad.
6º en el caso del ser humano, la ley eterna dicta como debe comportarse ya que Dios ha
concebido en su eterna sabiduría la idea ejemplar de la naturaleza humana
Santo Tomás denomina ley natural a aquella parte de la ley eterna específicamente referida al ser
humano en tanto que única criatura racional del universo (salvedad hecha de las sustancias
angélicas) y por medio de la cual Dios regula el comportamiento de los hombres. Gracias a ella,
Dios ha inscrito en el hombre, en su naturaleza esencial, una inclinación natural a los actos y el fin
debidos (conservación, procreación, sociabilidad, búsqueda de la verdad y de Dios, paz, justicia,
libertad, concordia, etc.). La ley natural es, por ello, la participación por parte de la criatura racional
de la ley eterna, la impronta que ha querido Dios que la ley eterna deje en el ser humano en tanto que
éste es regulado por aquella. Por ello, toda la ley natural puede deducirse de las exigencias e
inclinaciones de la naturaleza humana cabe Dios (en tanto la vida humana ha sido ordenada a Dios
como su fin último) así como del análisis general de la naturaleza humana.
294
Veamos en primer lugar, ya que es la razón humana quien lleva a cabo la deducción de la ley
natural por medio del análisis de la naturaleza humana, qué papel cumple la razón en la doctrina
ética tomista. La función de la razón humana es para el Aquinate doble: promulgar la ley natural y
reconocer el bien natural.
b) Reconocimiento del bien natural: sin embargo, por otro lado, la razón no es la
fuente de la ley natural ya que lo único que hace es reconocer los fines o bienes a
los que tiende naturalmente el ser humano y que han sido inscritos en su naturaleza
por Dios mismo. La fuente de la ley natural no es por tanto la razón humana sino la
naturaleza humana y en último término la Razón divina, origen y fuente última de
la ley natural pues es en ella donde se encuentra la idea ejemplar del ser humano.
En conclusión, el bien es para el ser humano aquello que conviene a su naturaleza, aquello a
lo que tiene inclinación natural. Por lo tanto, la razón proclama y ordena en primer lugar que el
bien debe ser buscado y el mal evitado, siendo éste el primer principio de la ley natural. “Bonum
est faciendum et prosequendum, et malum vitando”). En segundo lugar, la razón reconoce que el
ser humano al igual que el resto de sustancias tiene una inclinación natural a la preservación de
su ser, y por ello, reflexionando sobre dicha inclinación, la razón ordena que se adopten los
medios necesarios para la preservación de la vida (al mismo tiempo que se proscribe el suicidio).
Así mismo, el hombre al igual que el resto de los animales tiene una inclinación natural a
propagar la especie y a cuidar de los hijos y de ahí que la razón ordene que la especie sea
propagada y los hijos educados. Finalmente, como ser racional tiene una inclinación natural a
buscar la verdad, especialmente la referente a Dios, causa primera y supremo Bien, y a convivir
con otros hombres en sociedad bajo principios de justicia. Por ello, la razón le exige buscar la
verdad y a Dios así como la instauración de un orden social y político justo. Así pues, la ley
natural tiene su base en la naturaleza humana y es enunciada y dictada por la razón.
Analicemos con más detalle la ordenación natural del ser humano hacia Dios. Para santo
Tomás, el fin último de la vida humana es la felicidad y esta no puede encontrarse sino en la
posesión del bien supremo, esto es, Dios (sólo Dios puede saciar plenamente las ansias de bien y
perfección que hay en nosotros ya que Dios compendia en sí rebasándolos todos los bienes parciales
a los que aspira el hombre; para la teología cristiana, Dios es el único objeto adecuado a nuestra
inteligencia pues ésta aspira a lo infinito, eterno e inmutable, al Absoluto, a Dios mismo como
principio espiritual perfecto e infinito de todo lo real), bien por esencia, bondad absoluta e infinita.
Dicha posesión debe ser perfecta, inmutable y plena y consiste en un acto perfecto de conocimiento
intelectual. Dios es asido o poseído espiritualmente por un acto de la voluntad, de amor o inclinación
hacia Dios, y por un acto del entendimiento en el que este alcanza la aprehensión intuitiva, directa,
sin intermediarios, real y no meramente tendencial de la sustancia divina (“visión de Dios”)
alcanzándose con ella la beatitud, fruición perfecta, descanso definitivo e inmutable en el bien
supremo.
295
Si Dios es el fin último, los actos de la voluntad estarán racionalmente ordenados en cuanto
lleven al hombre a la felicidad así entendida y no lo estarán en cuanto lo aparten de ella o
obstaculicen su consecución. Dicha felicidad no puede ser conquistada ciertamente en esta vida
mortal pero sí puede el hombre prepararse en este mundo para alcanzarla en la otra vida. La “ley
moral natural”, la obediencia del ser humano a los preceptos que se infieren de su naturaleza, es el
camino que conduce al hombre hacia dicho fin siendo especialmente relevantes los deberes
religiosos (el deber de tributar a Dios el culto y reverencia que le deben en tanto que Creador; con
ello, las criaturas pagan la deuda que tienen contraída con Dios mostrándose como fieles súbditos
ante su Señor).
¿Deben los preceptos de la ley natural ser objeto de revelación divina? La respuesta del
Aquinate es afirmativa y aduce para justificarlo las siguientes razones: la inclinación al error, la
malignidad, la debilidad o la concupiscencia al que está sometido el género humano por obra del
pecado, así como el hecho de que muchos hombres indoctos carecen del tiempo y de la preparación
necesaria para alcanzar el conocimiento de la ley natural a través de la luz de la razón, hizo necesario
que Dios revelase la ley natural a través del Decálogo (los Diez Mandamientos de la Ley Divina) a
Moises, así como revelase igualmente a través de los profetas y del mismo Cristo encarnado el fin
sobrenatural de la vida humana: la beatitud celestial de los cuerpos gloriosos.
¿Qué decir respecto a la ley positiva? El hombre vive en sociedad por exigencia de su
naturaleza racional pues sólo junto a otros seres humanos puede vivir dignamente y
alcanzar la virtud. Esto es, solo en el seno de la sociedad puede el hombre desarrollar su
naturaleza racional y alcanzar la excelencia y perfección en el desarrollo de todas sus
capacidades racionales. Santo Tomás coincide con Aristóteles en su consideración de
que la sociedad humana es efecto de la sociabilidad natural del ser humano y no fruto de
ningún acuerdo o pacto convencional o de una imposición. Dicha sociabilidad natural
tiene su origen por un lado en la no autosuficiencia del individuo, pues el ser humano no
se basta para atender a las necesidades de la vida, y por otro en que la racionalidad
humana tiene una vertiente eminentemente social, comunicativa y moral, que hace
ineludible la vida compartida como condición para poder desenvolver dicha dimensión
racional del hombre. La complejidad de la convivencia humana, sus múltiples aspectos
y exigencias requiere que la actividad social sea regulada con una serie de disposiciones
particulares promulgadas por la razón práctica de aquel que tiene a su cargo la
comunidad, el príncipe cristiano. A ese conjunto de disposiciones se le denomina ley
positiva, ley humana o ley civil. Como toda ley, su función es regular la conducta de los
individuos y orientarla hacia un fin superior, el bien común (aunque en este caso dicho
bien común no es solo Dios, bien común trascendente del universo, sino el bien común
inmanente a la sociedad y a sus integrantes: paz, unidad, salud pública, justicia,
seguridad, etc.). Dicha ley debe ser considerada como una prolongación, una
especificación de la ley natural y por lo tanto debe ser acorde con ella. La ley natural se
constituye así en el marco que fija los límites dentro de los cuales puede desarrollarse la
potestad legislativa que Dios ha encomendado al príncipe cristiano.
296
1º Exposición de las relaciones de semejanza y diferencia con otros autores
La tesis tomista de que la relación entre la razón y la fe existen contenidos comunes posibilita
que la razón pueda pronunciarse sobre algunos artículos de fe y por lo tanto que la filosofía no se
desvincule de la teología (cabe un tratado filosófico de Dios acorde con la Biblia y una antropología
y una éticas filosóficas armónica con el decálogo y el mensaje evangélico), pero también conlleva el
riesgo de que la razón termine llegando a conclusiones contrarias al dogma como ocurrió, por
ejemplo, con el averroísmo latino. El pensamiento del siglo XIV elimina esta zona de intersección
quedando limitado el alcance de la razón. Este proceso limitador se inicia en la obra de Duns Scoto y
culmina en el nominalismo y la obra de Guillermo de Ockham. Por lo que se refiere al tema de Dios,
Duns Scoto niega que varios atributos divinos sean estrictamente demostrables. La razón humana
aún puede demostrar la existencia de Dios pero no la omnipotencia, justicia, misericordia y
providencia divinas. Estos atributos pertenecen al ámbito de la fe. Para Ockham, hasta la existencia
de Dios es indemostrable racionalmente. El mismo proceso de limitación del alcance de la razón se
observa en temas antropológicos. Duns Scoto había mantenido que ciertos atributos del alma como
la espiritualidad e inmortalidad no son demostrables. Ockham afirma que ni siquiera la existencia del
alma es demostrable es sentido estricto por la razón. Las normas morales corren la misma suerte.
Santo Tomás había mantenido que todos los mandamientos eran preceptos de la ley natural. Duns
Scoto limita la afirmación del aquilate a los dos primeros preceptos, los que prescriben las
obligaciones de los hombres para con Dios. Ockham, maximalista siempre, considera que ninguno
de los mandamientos es ley natural y, por lo tanto, que Dios podría haber creado un mundo en el que
el asesinato y el odio a Dios no fuera pecado sino virtud. Estos planteamientos radicales son efecto
del voluntarismo teológico, tan en boga en la época y que irradiará su influjo incluso en los albores
de la modernidad a través del protestantismo luterano que subraya la omnipotencia y libertad de la
Voluntad de Dios por encima de cualquier consideración acerca del Entendimiento divino.
c) Ley eterna, natural y humana
La doctrina ética tomista debe incluirse dentro de aquella modalidad de legitimación religioso-
naturalista que explica y justifica los valores y normas, tanto jurídicos como morales, que sustentan
el orden social y político retrotrayéndolos a dos instancias externas, inmutables y superiores al ser
humano: la voluntad divina y la naturaleza humana. Ambas realidades están estrechamente
vinculadas entre sí al ser el orden de la naturaleza un reflejo y manifestación del orden teológico
sobrenatural. Así pues, el triunfo e implantación histórica del monoteísmo cristiano condujo a la
ética medieval, fielmente representada por santo Tomás, a una concepción del orden jurídico, social
y político como una adecuación aun orden natural previo que, a su vez, era reflejo de un orden
teológico divino trascendente. Hete ahí la razón de la incuestionable convicción de la época de que
todo príncipe cristiano debía gobernar de acuerdo con los principios de la moral natural
(manifestación de la ley eterna) y en consonancia con los mandamientos de Dios (correctamente
interpretados por la Iglesia).
A lo largo del proceso de secularización acaecido en la era moderna, las creencias y convicciones
religiosas medievales fueron debilitándose hasta el punto de que la filosofía ilustrada llego a
erosionar y romper el equilibrio que la filosofía tomista había establecido entre el orden teológico y
el orden natural, proclamando a este último, al orden de la naturaleza, como la única instancia
legitimadora de los códigos morales y jurídicos. Finalmente, al compás del desenvolvimiento de la
ciencia moderna y la experiencia transformadora y transgresora que trae consigo la aparición de la
técnica moderna que cuestionarán la concepción metafísica hasta entonces dominante de la
naturaleza, las legitimaciones naturalistas entrarán en crisis y abrirán el camino a las fundamentación
297
convencional-contractualista contemporánea, legitimación que concibe el orden moral, y por ende el
jurídico social y el político, como exclusiva manifestación de la voluntad de los hombres, de su
libertad y racionalidad así como de su capacidad para el acuerdo y el asentimiento.
2º Juicio crítico
298
Bajo Imperio Alta Edad Media Baja Edad M.
(monacato) (Universidad
Nacimiento y escolástica)
Expansión Apologetas
Padres de la Iglesia
(San Agustín)
Guerras de religión)
299
2º fusión con la divinidad: vecindad, proximidad absoluta
del alma con su principio (concepción cristiana de la
felicidad como beatitud, visión directa de Dios).
b) Mensaje moral:
- Experiencia del mal radical (del pecado). Secuencia de la experiencia
cristiana del pecado: sentimiento de culpa – arrepentimiento - redención
- Venida del Reino de Dios como reino de la justicia (la justicia vencerá y
se reinstaurará).
- Fraternidad universal (igualdad de todos los hombres)
- El sufrimiento como camino de humanización.
- Sentimiento de compasión universal sobre todo con el que sufre en su
propia carne el mal del mundo.
ACTIVIDADES
PRIMERA SEMANA: Cuestionario del anexo I sobre la revolución científica
SEGUNDA SEMANA: Comentarios texto 1º y 2º
TERCERA SEMANA: Comentario texto 3º y 4º
300
CUARTA SEMANA: Comentario texto 5º y 6º
QUINTA SEMANA: Comentario textos Hume nº 7 y 8
SEXTA SEMANA: Comentarios textos Locke nº 9 y 10
EXAMEN DE EVALUACIÓN: Semana del 28 de febrero
EXAMEN DE RECUPERACIÓN: Semana del 6 de marzo
NICOLAS MAQUIAVELO
Humanista florentino, vivió a caballo entre el quattrocento y el Cinquecento
(entre el siglo XV y XVI). Cuando tras la expulsión de los Medici por los franceses y la
posterior ejecución del fraile dominico Savonarolla, se instauró en Florencia una
república, Maquiavelo (a partir de ahora, M.) fue nombrado secretario del Consejo que
la gobernaba, cargo que ocupó desde 1498 hasta 1512, año en que los españoles
impusieron la restauración medicea. Vivió el resto de su vida retirado en su heredad de
Sant´Andrea alejado definitivamente de la política activa y dedicándose a escribir sus
principales obras: los “Discursos” (“Discursos de la primera década de Tito Livio”) y
“El Príncipe”.
Pues bien, la única forma de conciliar las tesis de ambas obras es suponer que el
ideal político de M. es el que aparece recogido en los “Discursos”, el ideal
republicano. “El Príncipe” estaría pensado para aquellas situaciones extremas en
la que impera la anarquía y la corrupción política (tal como sucedía, por
ejemplo, en la Florencia y la Italia de su tiempo). En tales situaciones no existe
siquiera una comunidad política (un cuerpo político) sino un grupo informe de
individuos. No hay allí ciudadanos, sólo vulgo. Por ese lo prioritario es
establecer la comunidad política o regenerarla (“mantenere o estato”) dándole
un orden y estabilidad. Pero tal labor no puede ser llevada a cabo por el vulgo
pues se halla sometido a la corrución. Por ello, tendrá que ser llevada a cabo por
una fuerza externa , por un príncipe nuevo, poseedor de una gran virtú y fortuna.
301
El método y la definición de lo político
302
3º El Estado: M. es testigo del surgimiento del Estado-nación moderno (el Estado es la
expresión política institucional de la comunidad nacional). M. cree que Italia no saldrá
de su decadencia hasta que se constituya como un Estado-nación (tal como la España,
Francia, Portugal o la Inglaterra de la época). Para que tal cosa sea posible, cree
necesario:
El príncipe nuevo
“El Príncipe” es una obra dirigida a un “principe nuovo” en la que se le muestran las
mejores técnicas para conquistar el poder y mantenerse en él:
303
a) el poder se convierte en un fin en sí mismo. Todo es válido para
alcanzarlo (no hay límites morales ni religiosos).
b) tales enseñanzas están sacadas del comportamiento de gobernantes de
la Antigüedad y del presente (César Borgia y Fernando el católico) y
expuestas con toda crudeza.
c) estas estrategias son válidas en cualquier época porque hay regularidad
en el comportamiento humano (los hombres de todas las épocas han
sido movidos por la ambición, el deseo de gloria, el temor, etc.).
La fortuna y la virtú
Dos son las cualidades que le permitirán al príncipe hacerse con el poder: la
fortuna y la virtú:
NICOLÁS MAQUIAVELO
NUEVO CONTEXTO CULTURAL: HUMANISMO Y
RENACIMIENTO
El Renacimiento
Denominamos Renacimiento a la etapa histórica que comprende los siglos XV y
XVI. Debido a su peculiar anclaje cronológico a caballo entre la Edad Media y la Edad
Moderna es tópicamente considerada como un periodo de transición entre dos eras,
entre dos mundos, poseyendo, por efecto de su carácter de puente, rasgos tanto
304
novedosos y desconocidos que anuncian la modernidad como otros que tienen su
origen en el medioevo. Analicemos en primer lugar estos últimos.
305
filósofos del pasado helénico, impulsando todo ello el desarrollo del humanismo. 2º En
el orden de los descubrimientos, tienen lugar importantes hallazgos y
perfeccionamientos técnicos: el desarrollo del arte de la navegación (cartografía,
brújula, etc,) harán posible la expansión marítima, comercial y el colofón del
descubrimiento americano; la utilización de la pólvora facilitará el sometimiento de la
nobleza al poder real; la imprenta posibilitará una difusión de la cultura sin
precedentes en la historia. 3º En el terreno religioso, la reforma protestante terminará
cuarteando la unidad de la cristiandad obligando a la Iglesia romana a llevar a cabo
una profunda autotransformación interna conducente a recuperar el prestigio perdido
(Contrarreforma trentina). 4º En el orden político-social, se produce la consolidación
de la monarquía absolutistas y por ende asistimos al nacimiento del Estado-nación
moderno. En estrecha relación con las nuevas formas políticas se produce un notable
crecimiento de la burguesía y del capitalismo comercial. Todos estos acontecimientos
están estrechamente relacionados, condicionándose recíprocamente e impulsándose y
potenciándose mutuamente. De todos estos factores, tres de ellos se constituirán como
los grandes vectores- fuerza que más relevancia tendrán en la transformación del
pensamiento europeo y en el advenimiento de la modernidad: la reforma protestante, la
revolución científica (a largo plazo, la fuerza más poderosa y decisiva) y el humanismo.
Detengámonos ahora en este último.
El Humanismo
El Humanismo, amplia e interdisciplinar corriente cultural que es considerada
tópicamente como el movimiento espiritual por excelencia que animó el retoñar del
Renacimiento y que en mayor medida recoge y resume los ideales de dicha época, tiene
su cuna y hogar natural en la Italia del quattrocento, país desde el cual se extenderá y
difundirá por toda Europa. Inspirado en el programa elaborado en el siglo anterior por
Petrarca de quien los humanistas se sienten herederos espirituales, proseguirá la labor
emprendida por éste de crítica del pensamiento escolástico, de reinstauración de las
lenguas clásicas, de renacimiento de la Antigüedad greco-latina, un proyecto que el
Humanismo italiano del siglo XV llevará a cabo y que Erasmo de Rótterdam y otros
autores del siglo XVI considerarán ya felizmente rematado.
306
humanistas desplegarán en el siglo siguiente la iniciativa tendente a la recuperación de
autores y obras perdidas). Finalmente, el objetivo último de la obra petrarquiana es la
reflexión sobre el hombre y su dimensión espiritual, su praxis moral y religiosa,
rechazando la antropología naturalista aristotélica y el ideal de vida contemplativa
aristotélico-medieval, manteniendo la convicción de que a pesar de la novedad del
cristianismo (gracia, fe) existe una armonía entre la cultura clásica pagana y el
cristianismo resultando, por ello, el estudio de la Antigüedad parte integrante de una
educación humana auténtica y completa.
307
humana sobre bases racionales) y el magisterio de Cristo como encarnación perfecta
de la ley de la razón que no es otra que la ley de Dios: el amor recíproco entre los
hombres.
En primer lugar, Maquiavelo fue y quiso ser ante todo un hombre de Estado. Secretario
de la República florentina de 1498 a 1512, desempeñará diversos cargos al servicio de
ésta hasta que, tras la reinstauración medicea impuesta por los españoles, caiga en
desgracia y se vea obligado a abandonar sus responsabilidades políticas. Fruto del ocio
308
forzoso en que vivirá de hecho el resto de sus días, será la redacción del grueso de su
producción teórica, “El Príncipe”, “Discursos sobre la primera década de Tito Livio”,
“El arte de la guerra” e “Historia de Florencia”. Nos encontramos, pues, ante un autor
para el que el ideal, tan propio del Renacimiento, de “vida activa”, que antepone la
búsqueda del bien a la contemplación de la verdad, es superior al medieval de “vida
contemplativa”, que hace del conocimiento de Dios y del orden del cosmos el fin último
de la vida humana. Incluso su obra teórica, escrita, como indicábamos antes, en
circunstancias no deseadas de alejamiento de la actividad pública, querrá ser, siempre,
una guía de la praxis y la acción política.
En segundo lugar, Maquiavelo, educado bajo las pautas del Humanismo, coincidía con
éste en su proclamación del hombre como verdadero (incluso para algunos, entre los
que figurará nuestro autor, único) centro de atención, interés y preocupación del mismo
ser humano, lo que corrientemente ha venido en llamarse antropocentrismo. Más allá de
su antropología de corte pesimista que retrata al hombre natural como dechado de
maldad, egoísmo y ambición, el pensamiento maquiavéliano comparte con el
Humanismo su concepción del hombre como ser dinámico capaz de realizar sus
cualidades, su virtú, en relación íntima con su entorno social, concibiéndolo, del mismo
modo que hace Pico de la Mirándola en la “Oración sobre la dignidad humana”, como
un ser libre, hacedor de sí mismo y de su destino (el Humanismo había recuperado el
concepto ciceroniano de “virtus” el cual consideraba que al hombre le es posible la
más alta excelencia en esta vida terrena; este concepto suponía, incluso en aquellos
humanistas que profesaban un cristianismo auténtico, un enfrentamiento abierto con la
idea agustiniana que negaba al ser humano la posibilidad de alcanzar por sus propios
medios la virtud). Los humanistas siempre mantuvieron la convicción de que una
educación adecuada, centrada primordialmente en el estudio del mundo antiguo y de
los ejemplos contenidos en los clásicos, podría dotar al hombre de recursos suficientes
para lograr la excelencia (incluso cuando, a finales del siglo XV y principios del XVI,
las formas de gobierno despótico y el triunfo de los “Signori” sean una realidad, los
humanistas adoptarán el género del “speculum princeps”, del consejo al príncipe para
seguir participando activamente en política desde una perspectiva educativa y aunque
los valores republicanos de libertad y autogobierno sean sustituidos por los valores de
seguridad y orden, el aspecto educativo y la pasión por el compromiso y la vida activa
seguirán vivos; “El Príncipe” escrito por Maquiavelo será buena prueba de todo ello).
La rotunda afirmación proclamada por Maquiavelo del sentido inmanente y no
transmundano de la vida del hombre siendo la salud de la patria (de la República o del
Estado) el fin y bien supremo del individuo, la convicción de que el Estado es una
construcción artificial, un artefacto, una hechura del hombre y no de la naturaleza, así
como la preocupación en la formación y educación en la “virtú” de la ciudadanía
(disciplina, lealtad, templanza, arrojo y valor, compromiso activo, etc.) que prueba la
convicción de que la naturaleza del ser humano puede ser en parte moldeada por él
mismo, ponen de relieve la profunda impronta que las doctrinas humanistas dejaron en
su pensamiento (para Maquiavelo, la sociedad y el Estado son obra humana, un
309
artificio, no un hecho natural; aunque puede ser observado como tal hecho natural
porque posee una legalidad que le es propia y aunque su base sea la naturaleza
humana que hace que los hombres se comportan siempre igual, respondiendo a los
mismos estímulos de forma parecida, el Estado es un producto de la acción humana,
un artificio; no surgió inevitablemente, ni por casualidad; no se propone seguir a la
naturaleza ni copiarla sino actuar sobre ella, modificarla y manejarla lo que en
muchas ocasiones supone no actuar de acuerdo con ella sino en contra de ella; el
Estado así fabricado es obra de los hombres y está hecho a su medida justamente en
cuanto es diferente de la naturaleza, se separa de ella; la escisión entre lo privado y lo
público y su oposición, así como la afirmación de que lo público debe, si quiere
sobrevivir, aherrojar lo privado, expresa la idea maquiaveliana de que la naturaleza
puede y debe ser domeñada).
En tercer lugar, como más arriba indicábamos, el pensamiento de Maquiavelo hunde sus
raices en el humanismo cívico y republicano florentino de Salutati y Bruni. Maquiavelo
expuso sus ideas republicanas y su ideal de República en su magna obra “Discursos
sobre la primera década de Tito Livio” en la cual reivindica una Republica, similar a la
República romana, de gobierno mixto, integrado por miembros del estamento popular y
de los notables, como sistema ideal de gobierno aduciendo como aval de su prestancia
el que sólo en ella o más en ella que en ninguna otra forma de gobierno, ya sea la
monarquía, la aristocracia o la democracia, se logran los siguientes propósitos: 1º la
consecución del bien común entendido como seguridad y orden internos, independencia
de los poderes extranjeros y autogobierno, bien común que se colocaría siempre por
encima de los intereses particulares de los individuos y de las facciones; 2º la
salvaguarda de la libertad, al no estar sometido el pueblo a nada más que a la ley, obra
común y expresión de la voluntad colectiva, por encima de cualquier voluntad personal
(Maquiavelo comparte con los humanistas la definición de libertad entendida como
acabamos de ver como independencia de la autoridad impuesta por un Estado extranjero
y como autogobierno, como participación en la vida pública y su consecuente rechazo
de todo despotismo; la libertad de la República sería, pues, el bien común supremo); 3º
el fomento de la igualdad, con lo que se logra que no aumenten y se agraven las
diferencias entre los distintos estamentos que integran la República, diferencias que
provocan envidias, faccionalismo y desunión, evitándose, así, por añadidura, la
corrupción siempre posible cuando alguien puede pagar una clientela; 4º el
mantenimiento de la estabilidad, que hace de la República el régimen más duradero ya
que el gobierno mixto es la forma más equilibrada de gobierno y es lo suficientemente
dúctil y flexible para poder adaptarse a los imprevistos cambios de circunstancias
dictados por la diosa Fortuna; 5º la creación de una milicia, de un ejercito de ciudadanos
que pueda sustituir a los desleales y poco fiables ejércitos de mercenarios; 6º la
eliminación del problema de la sucesión. Por todo ello, el Estado republicano queda a
salvo de arbitrariedades, siendo el artificio perfecto, la más excelsa construcción
humana, la más difícil de corromper y degenerar, la más libre e independiente de los
cambios de circunstancias producto del carácter veleidoso de la fortuna, la que en mayor
310
medida puede, por un tiempo indefinido, durar sin decaer, romper, momentáneamente,
el irrefragable2 círculo cíclico de sucesión de los regímenes políticos.
4º En cuarto lugar, el análisis llevado a cabo en “El Príncipe” (más allá de los factores
coyunturales de su redacción que exhortan a Lorenzo III a convertirse en un “príncipe
nuevo” destinado a expulsar a los “bárbaros” de Italia) de la monarquía absolutista
como régimen acorde con el espíritu de los tiempos que corrían que haría de los nuevos
Estados-nación asentados sobre extensos territorios, frente a las minúsculas ciudades-
estado italianas, y gobernados por monarcas absolutos, en lugar de por los magistrados
de una República, la forma de organización política por antonomasia de la era moderna,
asegurará la vigencia futura y posteridad del pensamiento maquiavélico.
311
legalidad celeste que determina la fortuna histórica de los regímenes políticos y de las
religiones; en clara sintonía y afinidad con lo defendido por Pomponazzi, averroísta
paduano) frente a la perspectiva lineal cristiana. Por otro lado, concibe la historia
como “maestra de la vida”, gracias a lo cual la Antigüedad, en general, y la República
romana, en particular, considerada como un periodo de esplendor, adquirirá ese
carácter de arquetipo eterno que convierte en un inexcusable deber estudiarla,
conocerla, admirarla y reinstaurarla en el presente.
312
implacable estratega, dotado de una genio político fuera de lo común y absolutamente
carente de escrúpulos morales y religiosos, que le servirá junto al rey Fernando de
Aragón de modelo de “príncipe”. En 1512 las presiones del papa Julio II y los españoles
reinstauran el poder mediceo en Florencia perdiendo Maquiavelo todos sus cargos.
Retirado a su villa de Sant’ Andrea, escribirá su obra de contenido histórico y político:
“El principe”, dedicada a Lorenzo III y sin lugar a duda su obra más conocida,
“Discursos sobre la 1º década de Tito Livio”, obra donde expone su pensamiento
político republicano, “El arte de la guerra”, donde defiende la necesidad de que los
Estados se doten de ejércitos de ciudadanos, no de fuerzas mercenarias, y, finalmente,
“La historia de Florencia”, escrita por encargo del papa Clemente VII. Muere,
prácticamente olvidado y abandonado por todos, en 1527.
Maquiavelo pretende ofrecer en su obra una teoría científica, una descripción
realista y veraz 1º del origen del Estado y de cómo éste, sea una Monarquía o una
República, se mantiene y conserva, y 2º de cómo debe, con vistas a este fin,
comportarse respecto a otros Estados y con respecto a sus propios súbditos o
ciudadanos. El objetivo de esta indagación no es meramente teórico: Maquiavelo
persigue con ella 1º explicar cuáles han sido las razones del hundimiento político-militar
florentino e italiano, al cual él debe su desgracia personal e Italia la sumisión a los
“barbaros” (alemanes, suizos, españoles y franceses) y 2º ofrecer la única vía para la
regeneración política de Florencia e Italia, un objetivo patriótico y que tiene en cierta
medida un carácter utópico (la utopía, no lo olvidemos, fue un original y novedoso
genero político-literario propio del Renacimiento, en el que a través de la descripción
de una sociedad ideal se llevaba a cabo una implacable crítica del presente y se ofrecía
una meta inmanente a la acción política que el hombre despliega en el mundo), pero a
realizar de la única manera en que, si es posible, podrá triunfar sobre la fortuna: la virtú
(la virtud), es decir, la fuerza, la inteligencia de una personalidad política excepcional
que imponga a la corrompida materia italiana la forma de un nuevo orden estatal capaz
de perdurar más allá de él mismo. La redención y regeneración de Italia, de ser posible
en las dificilísimas condiciones del presente, no será fruto de una intervención de la
providencia divina sino de una iniciativa humana poderosa e inteligente, lo que
Maquiavelo denomina “príncipe nuevo”, capaz de someter las fuerzas adversas
mediante una aplicación de las máximas de la ciencia política, aquéllas que Maquiavelo
afirma haber adquirido “mediante una larga experiencia de las cosas modernas y una
continua lectura de las antiguas”.
El realismo político
313
una ciencia de la política (y por añadidura un arte o técnica de la política) gracias a que
el hombre tiene una naturaleza fija y permanente, lo cual posibilita que la leyes que
rigen la actividad política sean también constantes y que el saber político tenga un valor
universal. De ahí que la historia antigua y la realidad contemporánea aporten una
experiencia igualmente válida para la extracción de las normas de comportamiento
político. El hombre es, además, malo: las pasiones que lo constituyen, el egoísmo, su
carácter violento y sobre todo su ambición, hacen inevitablemente al enfrentamiento
recíproco entre los seres humanos condición de la humanidad. La maldad humana,
siempre dispuesta a manifestarse en la ocasión oportuna, es el principio del cálculo
político.
Por todo ello, en conclusión, la teoría y la praxis política son ajenas a la moral,
independientes de ella. Esto no significa que las acciones políticas no merezcan un
juicio moral y dejen de ser buenas o malas. Quiere decir que la política es un territorio
en el que la moral no resulta siempre aplicable, un ámbito de necessità (de necesidad,
de rigurosa concatenación causal) en el que el principio de supervivencia (la adquisición
y conservación del poder, el mantenimiento del Estado) impone un único curso de
acción que hace frecuente que el ejercicio del mal (de un mal necesario) sea inevitable.
Por eso, el estadista debe saber que en un mundo en que tantos son malos, labraría
necesariamente su ruina si se comporta como bueno. Por ello, el estadista debe
(conforme a las variaciones de las circunstancias y la defensa de sus intereses que lo son
los del Estado y por ende los de sus ciudadanos o súbditos) ser bueno si ello es posible
pero no debe temer “entrar en el mal si se ve obligado”. El estadista transgredirá, por
todo ello, las normas de la moral y de la religión cuando sea necesario, eso sí,
simulando siempre el más escrupuloso respeto a las mismas (en el comportamiento del
estadista hay un ejercicio continuo de simulación y disimulación que dota a la política
de un componente de retórica y apariencia que es necesario saber ejercer
correctamente).
La razón de Estado
314
salvaguarda de la propia integridad frente a la agresión interna y externa. Decir Estado
es decir, seguridad y autonomía, esto es, dependencia exclusiva de sí mismo, pues sólo
así puede cumplir su finalidad de garantía de la convivencia que hace del Estado la
suprema obra del hombre. Por todo ello, cuando está en juego el interés del Estado, no
digamos ya su supervivencia, está justificado que el príncipe actúe prescindiendo de
cualquier consideración de tipo moral. La norma práctica que el príncipe debe aplicar es
que el fin justifica los medios y el éxito las acciones. Y es que para Maquiavelo, el
principio rector de la actividad política es la “razón de Estado” (“ragion di stato”,
conforme a la terminología establecida medio siglo más tarde por Giovanni Botero),
postulado político que establece como objetivo prioritario de la actividad política la
seguridad del Estado (“mantenere lo stato”) por encima de cualquier otra consideración
política, jurídica e incluso moral:
Los “ordini”
El Estado ejecuta esa función 1º mediante una serie de instituciones (ordini) que
la constituyen y 2º mediante el ejercicio por parte del gobernante de la prudencia
política, esto es, de una capacidad de previsión de las situaciones futuras y de eficaz
preparación para hacerles frente.
Entre los “ordini” del Estado, Maquiavelo concede una especial atención a las armas, a
la defensa militar, efectuando una crítica de la dependencia italiana de las armas
mercenarias y mostrando la necesidad de unas armas propias, de un ejercito de
ciudadanos, de una milicia. La razón de ello es que las armas deben ser la directa
expresión del poder político y deben depender entera y exclusivamente de él. Sólo
entonces, el Estado será verdaderamente autónomo, dependiente sólo de sí mismo, y
soberano, pudiendo cumplir su función de garantía de la convivencia pacífica humana.
También la religión es un “ordini” estatal, un “instrumentum regni”, una herramienta o
aparato del poder en la que el inicial sentimiento religioso espontáneo del hombre
natural es moldeado por el Estado con vistas a la educación de éste en los valores
cívicos. La religión será buena o mala en la medida en que sea políticamente útil o
conveniente y para Maquiavelo está claro que mientras la religión antigua, la romana
era políticamente eficaz al promover la “virtú”, la virtud política del ciudadano, la
religión cristiana en su manifestación histórica es más bien inútil e incluso nociva. A
ello, y también a la Iglesia, asentada en Roma, hace responsables del hundimiento
político y la corrupción italiana.
Conclusión
315
en última instancia, de la realidad del ser humano, malo y ambicioso por naturaleza. De
ahí que desde la publicación de su obra fuera atacado como un autor diabólico figurando
en todos los índices de libros prohibidos hasta el siglo XIX en que su obra comienza a
ser vindicada como primera y prístina expresión del pensamiento político moderno.
DESCARTES
I – INTERPRETACIÓN
1º Contextualización
Contextualización biográfica
316
A los ventidós años se alistó en el ejercito de Mauricio de Nassau (acababa de
declararse la Guerra de los Treinta Años, 1618-48) y luego lo hizó en el de Maximiliano
de Baviera. Abandonó la vida militar en 1621, a los venticinco años. Los siguientes
cuatro años los pasó viajando (Francia, Alemania e Italia) hasta que definitivamente se
instaló en París, lugar donde residió hasta 1628. Dicho año se trasladó a Holanda, país
en el que permaneció prácticamente el resto de su vida y al que se trasladó a la
búsqueda de una paz, soledad y retiro imposibles de conseguir en París así como de una
tolerancia cívica como la que caracterizaba a la sociedad holandesa que le permitiese el
libre ejercicio del estudio y la investigación. Vivirá siempre de un modo acorde a la
máxima latina “Si quieres vivir de un modo feliz, apártate de la mirada pública” (“bene
vixit, bene qui latuit” – Virgilio), llevando la vida simple y común de un caballero.
En 1628 comienza a escribir una obra que finalmente quedará inconclusa en la que
expone las reglas (llegará a numerar ventiuna) que constituyen el método de
investigación filosófico-científico y el modo y las condiciones en que ha de ser
aplicado. Proyecta titularla Reglas para la dirección de la mente siendo una de sus obras
más trascendentales. En 1629 comenzó a preparar un tratado sobre fenómenos naturales
al que pensó llamar El mundo y en el que defiende tesis copernicanas. Prácticamente
finalizado en 1634, desistió de publicarlo tras enterarse de la condena a Galileo por
defender el heliocentrismo del astrónomo polaco. Esta obra se publicó póstumamente en
1664 dividida en dos partes: Tratado del mundo y Tratado del hombre.
En 1635, Descartes fue padre de una niña fruto de la relación no marital que
mantuvo con una criada en Ámsterdam. Madre e hija se fueron a vivir con él a su
heredad rural. Su hija, bautizada con el nombre de Francine, murió poco después de
escarlatina lo cual sumió a Descartes en una profunda aflicción. En 1637 publicó tres
ensayos bajo los títulos Dióptrica, Meteoros y Geometría, acompañados de una especie
de prólogo titulado Discurso del método. El Discurso del método es una biografía
intelectual en la que da cuenta 1º del hallazgo de las reglas del método (que aquí se
reducen a cuatro), 2º del empleo de unas reglas de moral “provisional”, 3º de los
fundamentos de la metafísica y 4º de la concepción de los seres vivos en términos
mecánicos. Mientras seguía escribiendo de filosofía y desarrollando sus investigaciones
científicas, ciertos individuos pretendieron mezclarlo en una serie de controversias
teológicas. Por esa razón se mudó de casa en varias ocasiones y pidió que toda su
correspondencia le fuese enviada a un fiel amigo de la infancia, Marin Mersenne
(Descartes fue un prolífico escritor de cartas. Escribió todos los días varias de ellas y
mantuvo correspondencia con matemáticos, científicos, filósofos y gente eminente y
notable insistiendo en que debía escribirse de un modo claro, preciso y directo. Es la
meridiana claridad cartesiana que caracterizará a las letras y el pensamiento francés
posteriores y que tiene en Descartes al modelo y paradigma de prosa filosófica).
En 1639 cuando ya llevaba diez años de vida solitaria en Holanda comenzó a
trabajar en una nueva obra, las Meditaciones metafísicas, obra que publicada en latín
vio la luz en 1641 y sobre el cual se forjó su fama de filósofo más influyente del siglo
XVII. Es un vívido diario personal de sus ideas escrito bajo la forma de seis
meditaciones cada una de las cuales supuestamente duraba un día. Trata nuevamente del
método, desarrolla la duda metódica y establece los primeros principios del
conocimiento. Más adelante se incluyó en las Meditaciones una sección llamada
“Objeciones y réplicas” en la que se incluyen las críticas que filósofos como Hobbes ,
Gassendi o su amigo Mersenne hicieron de esta obra así como la contestación a ellas de
Descartes.
En 1643 Descartes comenzó a cartearse con la princesa Isabel de Bohemia también
exiliada en Holanda. Era una mujer de venticuatro años, dotada de una inteligencia poco
317
común que le planteaba en sus cartas numerosos interrogantes perturbadores sobre la
razón, las pasiones, la relación cuerpo-mente y la moral. Al año siguiente publicó su
última gran obra, los Principios de filosofía. Dividida en dos partes, en la primera trata
de los principios del conocimiento mientras que en la segunda trata de los principios de
las cosas materiales. Confiaba en que se convertiría en el manual que sustituyera todas
las vetustas y caducas obras de Aristóteles y de los teólogos escolásticos que aún se
estudiaban en las universidades. Poco después supervisó las traducciones al francés de
sus Meditaciones y de los Principios. En ese periodo de su vida se mantuvo firme en su
retiro voluntario en la campiña holandesa apartado de las constantes controversias
académicas y de las condenas que le lanzaban los teólogos protestantes y los católicos.
En 1649 escribió su último libro “Las pasiones del alma” dedicado a la ética y la
vida buena. En él intentará explicar la relación del alma y el cuerpo, distinguiendo entre
las acciones de la voluntad y las pasiones (percepciones, sentimientos y emociones) que
son involuntarias y causadas por los espíritus vitales (considerará que las emociones y
pasiones como el amor, el deseo, la alegría o el odio, aunque tengan lugar en el alma
son causadas por el cuerpo). Descartes profesaba en esta obra una moral de tipo estoico
que cifra la felicidad humana en el control racional de los instintos y las pasiones,
disciplina que posibilita al hombre vivir una vida serena y carente de perturbaciones en
la que nuestra voluntad nunca es dominada por la confusión y en la que el saber y el
conocimiento pueden desarrollarse indefinidamente.
Después de mantener correspondencia durante una serie de años con la reina
Cristina de Suecia, en 1649 aceptó una invitación de ésta para instalarse en Estocolmo
con la finalidad de impartirle clase de diversas materias. Sometido a las excéntricas
costumbres de la reina, Descartes tuvo que quebrar su hábito practicado toda su vida de
levantarse tarde, viéndose obligado en las gélidas noches del invierno sueco a dirigirse a
palacio a las cinco de la mañana a dar sus lecciones. Efecto de todo ello, contrajo en el
invierno de1650 una neumonía que le terminó matando poco después.
Contextualización histórica
- la Guerra de los 30 Años, feroz y devastadora guerra que dio comienzo con la
Defenestración de Praga (1618) y que llegó a su final con la Paz de Westfalia (1648),
guerra político-religiosa que enfrentó en el Imperio alemán a la Unión Evangélica
318
(protestante) y a la Unión Católica y en la que intervinieron todos los Estados europeos
(Francia, España; Suecia, Inglaterra). Con la Paz de Westfalia da comienzo un nuevo
orden político internacional: Europa se constituirá como un “sistema de Estados”
soberanos que se equilibran entre sí y que no se someten a instancias superiores de
carácter supraestatal (el ideal imperial medieval y las interferencias de la Iglesia en la
política quedan definitivamente anuladas). Tras la paz, Francia se constituye en la nueva
potencia hegemónica europea en sustitución de la España de los Habsburgo.
Contextualización filosófica
René Descartes vivió en la época del Barroco. El Barroco o el Siglo del Barroco
es un término utilizado por la historiografía para referirse al movimiento cultural propio
del tormentoso periodo que se extiende entre 1620 y 1680. Dicho periodo, coincidente
con la grave crisis bélica, económica, política y social que desató la Guerra de los
Treinta Años, se caracteriza por una disposición anímica y espiritual proclive al
pesimismo y la melancolía, así como por el gusto por lo aporético, lo exuberante, lo
extraordinario y lo extravagante y que hace de una concepción del ser infinita y
dinámica el telón de fondo de toda reflexión.
2º Cuestión contextual
A) RENACIMIENTO Y REFORMA
319
Denominamos Renacimiento a la etapa histórica que comprende los siglos XV y
XVI, un periodo de transición entre la Edad Media y la Edad Moderna. Dichos siglos
van a ser testigos de una honda transformación 1º de la sociedad y 2º de la mentalidad
de la época.
320
- de la historia: al considerar la Edad Media como un periodo de oscuridad que
sería superado cuando se reinstaurara a la par la luz y la grandeza de la Roma antigua y
la gloria del cristianismo.
321
gracia después (el Espíritu Santo produce la fe en el alma mediante la palabra concebida
sacramentalmente).
METAFÍSICA:
1º Dios es el fundamento ontológico absoluto e incondicionado de todo lo que
existe.
322
extensa en movimiento (lo cual implica que la naturaleza es geometría y sólo geometría
y que únicamente la física-matemática es capaz de explicarla de forma correcta).
FÍSICA:
La naturaleza para Descartes es una res extensa, una sustancia tridimensional
dotada de una cierta cantidad de movimiento:
323
principal implicación el convencimiento de que sólo la ciencia, y no el
vacuo pensamiento metafísico como ciencia de la sustancia, será el
medio de acceso adecuado al conocimiento de la naturaleza.
c) La consideración de que el conocimiento humano es falible por
naturaleza: limitado, revisable y sujeto a error, dotado de un grado de
certeza mayor o menor. El resultado, acorde con el espíritu de la
ciencia, es la modestia del espíritu humano, la renuncia a las
pretensiones de conocerlo todo.
II – COMPRENSIÓN
1º Análisis de texto
2º Cuestión temática
En el siglo XVII se asiste al nacimiento del mundo moderno, cuyas bases se habían ido estableciendo a lo
largo del siglo XVI. El mundo moderno trae consigo nuevas formas de organización política y económica (los
estados y el capitalismo comercial), una nueva ciencia (fruto de la revolución científica puesta en marcha por
Copérnico, Kepler y Galileo y culminada por Newton, revolución que arrumbará definitivamente la física
aristotélico-escolástica completando una nueva imagen mecánico-corpuscular de una naturaleza cuyas leyes se
escriben en lenguaje matemático) y una nueva manera de hacer filosofía. En lo que respecta a ésta, se produce de
manos de Descartes un giro subjetivista, idealista. El mundo, la realidad en sí, no se conoce directamente ya que el
hombre sólo puede conocer directamente aquello que encuentra en su propio entendimiento, en la conciencia, es
decir, las ideas. La consecuencia ontológica de este novedoso planteamiento es que el ser de las cosas se da en la
conciencia (no en la misma naturaleza, en el mundo de las Ideas o en Dios como afirmaron los filósofos del pasado)
y por ello: 1º las matemáticas, creación pura del entendimiento al margen de la experiencia, es el lenguaje a través
del cual la ciencia comprende la realidad física y el paradigma para la filosofía de cómo debe operar la razón (para
Descartes, el proceder de la razón no es el operar demostrativo que va de lo general a lo particular como lo era
para Aristóteles, sino un determinado modo de obrar que hasta ahora sólo había sido empleado por las matemáticas
y que consistía en construir lo complejo desde lo simple, proceder que podría unir orgánicamente a todas las
ciencias y que denominó mathesis universalis) ; 2º la verdad se da en la conciencia y se concibe como certeza, como
concordancia del entendimiento consigo mismo; 3º el ser humano es entendido como sujeto frente al cual el mundo
pasa a ser concebido como objeto (como aquello que está a su disposición, para ser conocido o utilizado).
324
El término “Racionalismo”, en el contexto de la filosofía del siglo XVII, designa
a aquella corriente del pensamiento cuyo origen se encuentra en la obra de Descartes y
de la cual forman parte filósofos como Spinoza y Leibniz, y que, tópicamente, se suele
oponer al Empirismo, principal escuela filosófica británica ya del siglo XVIII. ¿En qué
se oponían ambas corrientes? Fundamentalmente en la cuestión del origen del
conocimiento. El Empirismo sostendrá que todos nuestros conocimientos proceden, en
último término, de los sentidos, de la experiencia sensible. Por su parte, el racionalismo
establece que nuestros conocimientos válidos y verdaderos acerca de la realidad no
proceden de los sentidos sino de la razón, del entendimiento mismo. En la esfera del
conocimiento, la filosofía racionalista del siglo XVII concede a la razón la principalidad
en cuanto fuente y origen de dicho conocimiento, negándosela a los sentidos.
Para comprender esta afirmación de que el conocimiento procede del entendimiento sin ayuda alguna de los
sentidos, es conveniente tener en cuenta que para los racionalistas (y para la física moderna) el modelo del saber
verdadero es la matemática. Las matemáticas son un sistema deductivo en el que los teoremas se deducen a partir de
ciertas definiciones y axiomas. El problema fundamental consiste en determinar de dónde provienen las definiciones
y axiomas, las ideas y principios a partir de los cuales se deduce la totalidad de los teoremas del sistema. Ante este
problema no caben más que dos posibles contestaciones:
a) Los principios, ideas y definiciones, a partir de los cuales se deduce el resto de las proposiciones del
sistema, provienen de la experiencia sensible, su origen de halla en la información que nos
proporcionan los sentidos.
b) Su origen no se halla en la experiencia sensible sino que el entendimiento los posee en sí mismo y por
sí mismo.
Esta última es la respuesta del racionalismo. Las ideas y principios a partir de los cuales se ha de construir
deductivamente nuestro conocimiento de la realidad no proceden de la experiencia. Ciertamente los sentidos nos
suministran información acerca del Universo, pero esta información es confusa y a menudo incierta. Los elementos
últimos del que ha de partir el conocimiento científico, las ideas claras y precisas que han de constituir el punto de
partida no proceden de la experiencia sino del entendimiento, que las posee en sí mismo. Esta teoría racionalista
acerca del origen de las ideas se denomina innatismo, ya que sostiene que hay ideas innatas, connaturales al
entendimiento, que no son generalizaciones a partir de la experiencia sensible.
Para D., las distintas ciencias y los distintos saberes son manifestaciones de un
saber único (frente a la concepción aristotélica según la cual la multiplicidad de saberes, conforme al diktum “el
ser se dice de muchas maneras”, son irreductibles entre sí) . Esta concepción unitaria del saber proviene
de una concepción unitaria de la Razón. El saber es uno porque la Razón es única: la
Razón que distingue lo verdadero de lo falso, lo bueno de lo malo, es una y la misma.
325
La estructura de la Razón y el método
1º Análisis: en primer lugar, un proceso de análisis hasta llegar a las ideas simples.
Esta forma de proceder no es arbitraria. Por ello, el único método para alcanzar el
conocimiento científico de la realidad tiene que que respetar las siguientes tres reglas:
Primera regla: EVIDENCIA - Aceptar sólo como verdadero aquello que la razón sea
capaz de captar intuitivamente (y que se le muestra como “claro y distinto”)
Segunda regla: ANÁLISIS – Reducir cualquier cuestión compleja a las ideas simples
que la constituyen: por ejemplo, explicar, como se hace en física, cualquier cambio en
un ser como el crecimiento de una planta (un cambio cuantitativo en la física
aristotélica) en términos de movimiento de materia en el espacio (aquí los elementos
simples son la materia extensa y el movimiento en el espacio).
326
La duda metódica
2º Cabe, pues, dudar del testimonio de los sentidos. Esto nos permite dudar de que las cosas sean como las
percibimos por medio de los sentidos, pero no permite dudar de que existan las cosas que percibimos. De
ahí que Descartes añada una segunda razón, más radical, para dudar: la imposibilidad de
distinguir la vigilia del sueño. También los sueños nos muestran a menudo
mundos de objetos con extremada viveza, y al despertar descubrimos que tales
mundos no tienen existencia real. ¿Cómo distinguir el estado de sueño del estado
de vigilia y cómo alcanzar certeza absoluta de que el mundo que percibimos es
real? En este caso hemos de hacer la misma observación que en el caso de las falacias de los sentidos: por
supuesto, la mayoría de los hombres, si no todos, cuentan con criterios para distinguir la vigilia del sueño;
pero estos criterios, sin embargo, no sirvan para fundamentar una certeza absoluta.
327
La duda llevada hasta este extremo de radicalidad parece abocar
irremisiblemente al escepticismo. Esto pensó D. durante algún tiempo hasta que por fin
encontró una verdad absoluta, inmune a toda duda por muy radical que sea ésta: la
existencia del propio sujeto que piensa y duda. Si yo pienso que el mundo existe, tal vez
me equivoque en cuanto que el mundo existe, pero no cabe error en cuanto a que yo lo
pienso; igualmente, puedo dudar de todo menos de que yo dudo. Mi existencia, pues,
como sujeto que piensa (que duda, que se equivoca, etc.) está exenta de todo error
posible y de toda duda posible. D. lo expresa con su célebre “Pienso, luego existo”.
Volvamos por tercera vez al ejemplo: “Yo pienso que el mundo existe”. Esta fórmula nos pone de
manifiesto la presencia de tres factores:
3º las ideas de “mundo” y de “existencia”, ya que si no las poseyera, no podría pensar que el mundo existe.
328
De este análisis concluye D. que el pensamiento piensa siempre ideas. Es importante señalar que el
concepto de “idea” cambia en D. respecto a la filosofía anterior. Para la filosofía anterior el pensamiento no recae
sobre las ideas, sino directamente sobre las cosas: si yo pienso que el mundo existe, estoy pensando en el mundo y no
en mi idea de mundo (la idea sería algo así como un medio transparente a través del cual el pensamiento recae sobre
las cosas: como una lente a través de la cual se ven las cosas, sin que ella misma sea percibida). Para D., por el
contrario, el pensamiento no recae directamente sobre las cosas (cuya existencia no nos consta en principio) sino
sobre las ideas: en el ejemplo utilizado, yo pienso no en el mundo, sino en la idea de mundo (la idea no es una lente
transparente, sino una representación o fotografía que contemplamos), y ¿cómo garantizar que a la idea de mundo
corresponde una realidad: el mundo?
Analicemos la naturaleza de las ideas, qué son las ideas. En ellas hay que distinguir cuidadosamente dos
aspectos:
En cuanto actos mentales, todas las ideas poseen la misma realidad; en cuanto a su contenido objetivo, su
realidad es diversa (y así, por ejemplo, la idea de manzana es una idea que posee mayor realidad objetiva que las
ideas de propiedades de la manzana como el color rojo o el sabor ácido).
Clases de ideas
Hay pues que partir de las ideas. Hay que someterlas a un análisis cuidadoso
para tratar de descubrir si alguna de ellas nos sirve para romper el cerco del
pensamiento y salir a la realidad extramental. Al realizar este análisis, D. distingue tres
clases de ideas:
Es claro que ninguna de estas ideas puede servirnos como punto de partida para la demostración de la
existencia de la realidad extramental: las adventicias, porque parecen provenir del exterior y, por tanto, su
validez depende de la problemática existencia de la realidad extramental; las facticias, porque al ser
construidas por el pensamiento, su validez es cuestionable.
3º Existen, sin embargo, algunas ideas, pocas, pero desde luego las más importantes, que no
son ni adventicias ni facticias. Ahora bien, si no pueden provenir de la experiencia externa ni tampoco son
que el pensamiento
construidas a partir de otras, ¿cuál es su origen? La única contestación posible es
las posee en sí mismo, es decir, son innatas. Henos aquí ya ante la afirmación
fundamental del Racionalismo cartesiano y del Racionalismo del siglo XVII de
que las ideas primitivas a partir de las cuales se ha de construir el edificio de
nuestros conocimientos son innatas. Ideas innatas son, por ejemplo, las ideas de
“pensamiento” y de “existencia”, que ni son construidas por mí ni proceden de
329
experiencia externa alguna, sino que me las encuentro en el acto mental mismo
del “pienso, luego existo”.
Una vez establecido por D. la idea de Dios (como Ser Infinito) es innata, el
camino de la deducción queda definitivamente expedito:
330
La estructura de la realidad: las tres sustancias
3º los cuerpos o sustancia extensa (res extensa) (la esencia de los cuerpos es la
extensión; D. niega la realidad de las cualidades secundarias).
331
La noción de extensión es para Descartes clara y distinta porque la extensión es
reducible a cantidad. La física cartesiana se elabora a partir de la idea clara que se forja
nuestra mente de la realidad exterior como una sustancia material tridimensional dotada
de una cierta cantidad de movimiento. La verdad objetiva de esta idea está garantizada
por la existencia de una divinidad buena y veraz. Dios, diseñador y creador de mi
mente, puso en ella, junto con otras ideas innatas, la idea de cuerpo extenso para que así
pueda llegar a conocer y comprender cómo funciona el universo físico que me rodea.
Para que una cosa provoque un cambio en otra debe incidir sobre ella a través del
contacto directo, el choque. Por ello, el mundo, hasta los seres vivos, deben ser
explicados en términos mecánicos, como si fueran meras maquinas (los organismos no
serían sino máquinas sumamente complejas). La física cartesiana es una física
mecanicista, no organicista como la aristotélica.
Toda esa gigantesca máquina que es el mundo está regida por leyes mecánicas que
no dejan lugar ni al azar ni a la libertad. La física cartesiana es a fuer de mecanicista,
determinista.
332
3º Conservación de la cantidad de movimiento: la cantidad de movimiento
permanece constante en el cosmos (el movimiento que en un choque pierde un
cuerpo se le transmite al cuerpo contra el que colisiona). La justificación
metafísica de este principio afirmará que Dios puso en la naturaleza una
determinada cantidad de movimiento que se conserva constante (con lo cual al
Dios cartesiano después de crear el universo le basta con ponerlo en
movimiento, dotarlo de una determinada cantidad de movimiento, pudiendo
desentenderse posteriormente de él hasta el fin de los tiempos ya que funcionará
por sí solo).
Dado que lo que caracteriza a los cuerpos es la extensión, sería contradictorio hablar
de algo extenso pero vacío. El espacio es un plenum siendo éste el causante de que la
trayectoria de los astros sean curvas en lugar de rectas.
1º La materia gruesa: constituyente fundamental de los cuerpos que percibimos directamente a través de los
sentidos.
2º El éter: materia formada por partículas más sutiles que llena el espacio interestelar.
3º Las partículas de luz: materia aún más sutil que el éter, de ahí que pueda atravesarla a través de la
inmensidad del espacio.
Cosmología cartesiana:
1º El universo consiste en una sucesión indefinida de sistemas solares en contacto. Cada sistema es un
vórtice o torbellino de materia en movimiento mecánico en torno a un sol-estrella central. El movimiento en
torbellino es debido a que el movimiento de los cuerpos se produce en un espacio cerrado y lleno con lo que
el desplazamiento de cualquier cuerpo dentro del sistema desplaza necesariamente a todos los demás; el
torbellino que genera arrastra al resto de los cuerpos en un movimiento circular del que no pueden
sustraerse y que permanece para siempre siendo los cometas los únicos cuerpos capaces de escapar de él.
2º El universo creado por Dios marcha por sí mismo sin necesidad de la continua intervención de Dios.
Res cogitans
333
espíritus animales (lo que en la actualidad denominamos impulsos nerviosos que
conducen órdenes motoras), multitud de partículas que recorren las venas y los nervios
y que, al desplazarse más hacia unos sitios que hacia otros, provocan los movimientos
de los músculos. Todo este proceso es meramente corporal y es común a los hombres y
a los animales.
- La voluntad se da bajo los submodos del admirar, desear, amar, odiar, pero
también del afirmar, negar o dudar acerca de los juicios. La epistemología
cartesiana (así como su teología) es en último termino voluntarista (primado de
la voluntad sobre el entendimiento) ya que la voluntad tiene siempre la última
palabra: la voluntad es libre y puede pronunciarse sobre cualquier cosa por lo
que tiene un campo de acción infinito (según Descartes nos asemejamos más a
Dios por nuestra voluntad libre que por nuestro entendimiento). En la voluntad
radica la posibilidad de errar. Es cierto que cuando algo es claro y distinto la
voluntad no puede más que asentir a ese conocimiento, pero como la mayoría de
nuestros conocimientos no son claros ni distintos, es la voluntad la que
finalmente se pronuncia sobre ellos asintiendo o no a lo que afirman.
-
EN SÍNTESIS
334
convencimiento de que la razón es una y, por ello, uno y universal el método. 3º Las
distintas ciencias que aplican dicho método no serían, también a su vez, más que las
distintas ramas de un mismo y único árbol, el árbol del saber al que Descartes concibe
teniendo por raíces la ciencia metafísica, por tronco matemática y como rama más
sobresaliente, pues ha alcanzado las máximas cotas de altura y desarrollo, la mecánica.
MÉTODO CARTESIANO
METAFÍSICA CARTESIANA
335
substancia pensante infinita que debe ser incluida, junto con la de su yo pensante, en su
catálogo de substancias indubitablemente reales. 5º Convencido de la veracidad y no
mendacidad de Dios en razón de su perfección y, por lo tanto, de su bondad
consecuente, Descartes afirmará categóricamente la existencia de la sustancia corpórea,
de la sustancia extensa 6º considerando no sólo que el mundo existe (si Dios es veraz,
no puede querer que nos engañemos al respecto) sino que dicho mundo es exactamente
tal como lo pensamos cuando, olvidándonos de la falaz información sensorial, le
referimos y aplicamos sólo ideas innatas tales como la extensión, el número o el
movimiento (Dios garantiza la objetividad de las ideas innatas referidas a las cualidades
primarias de los cuerpos: tamaño, figura, número y movimiento; por el contrario, Dios
no garantiza la objetividad de las ideas adventicias procedentes de los sentidos y que se
refieren a las cualidades secundarias de los cuerpos: color, sabor, olor, etc.)
Los corolarios de esta teoría dualista acerca de la substancia son predecibles. Por
una parte, 11º Descartes mantendrá una concepción antropológica dualista en la que el
hombre se presentará como una especie de híbrido compuesto por dos substancias
distintas, un cuerpo y un alma, substancia pensante y substancia extensa, separadas e
incomunicables entre sí a no ser por la intervención de la “glándula pineal” (la epífisis).
12º Por otro lado, Descartes considerará fundamentado metafísicamente su propia física
mecanicista, una mecánica en la que el universo, un universo que substituirá al cosmos
orgánico, teleológico y estrictamente jerarquizado de Aristóteles, se presenta como una
enorme máquina compuesta de partículas materiales que se mueven conforme a un
pequeño listado de simples y evidentes leyes como la de la inercia o la que regula el
choque y la conservación de la cantidad de movimiento.
336
1º Con respecto al método, Descartes rechazará el deductivismo silogístico
escolástico-aristotélico como el propio del proceder científico. Para Aristóteles (y la
entera escolástica) la ciencia es “el conocimiento demostrado por las causas”, esto es,
aquel conocimiento en el que de ciertas premisas acerca de un género se infieren
silogísticamente conclusiones sobre las especies particulares que lo integran (para
Aristóteles, la ciencia es el despliegue y encadenamiento necesario de las esencias en el
que partiendo de aquellas más universales (genéricas) y ontológicamente superiores,
pues se constituyen como causas y principios, se infieren deductivamente las esencias
más específicas y ontológicamente inferiores en el orden jerarquizado de las
substancias). Por otro lado, el conocimiento de los principios-axiomas del género en
cuestión requiere del concurso de los sentidos y la experiencia así como del ejercicio
por parte del entendimiento de la operación abstractiva (ya que Aristóteles negó siempre
la posibilidad de un conocimiento directo, intuitivo, de las formas). Descartes, por el
contrario, entenderá, por un lado, a) que el conocimiento científico se alcanza sin
necesidad de recurrir ni a los datos de los sentidos (las sensaciones son ideas oscuras y
confusas) ni a la abstracción y, por otro lado, b) que la demostración consiste en el
proceder matemático (constructivo) de la mente, un proceder que no estriba en extraer
lo particular de lo general (demostración silogística) sino en ser capaz de construir lo
complejo a partir de lo simple (reglas 2º y 3º del método cartesiano).
337
aquellos pensadores que defienden la posibilidad del conocimiento de las sustancias y
de sus atributos esenciales Todos estos pensadores, entre los cuales se encuentra
Cartesio, nuestro autor, comparten el convencimiento 1º de la existencia de las
substancias y 2º la posibilidad de que la esencia o naturaleza última de dichas sustancias
lleguen a ser conocidas por la razón humana. Esta concepción filosófica, dominante en
la tradición occidental hasta el siglo XVIII, recibe el nombre de “sustancialismo” o
ciencia metafísica (la metafísica no es sólo el conocimiento de aquello que está más allá
de la fysis, esto es, de Dios, sino principalmente la ciencia de las sustancias). Frente a
ellos se constituyó ya desde antiguo, aunque sólo se tornó dominante tras la Ilustración
y el definitivo triunfo del pensamiento científico moderno, una corriente del
pensamiento que negaba tajantemente la posibilidad de que las sustancias mismas
pudiesen ser conocidas, incluso de la existencia misma de éstas. Esta opuesta
concepción filosófica al sustancialismo recibe el nombre de “fenomenismo”. Esta
postura quedó lapidariamente expresada por Isaac Newton cuando este asevero en sus
Principia que no fingía hipótesis (“hypotheses non fingo”), esto es, que no buscaba
esencias, que no es posible un conocimiento de la realidad sustancial más allá de los
fenómenos estudiados por la física.
2º Juicio crítico
(a partir de ahora, los textos están en gallego pues no he tenido tiempo de traducirlos al
español)
DESCARTES –texto 1
Regras para a dirección do espírito, Regra IV
1. Emporiso é ben mellor nin pensar en investigar a verdade sobre cousa ningunha que
facelo sen método: pois é moi certo que os estudos desordenados e as meditacións
338
escuras desta caste confunden a luz natural e cegan os enxeños; e aqueles que así se
afagan a camiñar nas tebras a tal punto enfeblece a agudeza dos seus ollos que, ao
pouco, non poden aturar a luz do día; o cal ademais é confirmado pola experiencia,
pois moi frecuentemente [cantas veces] vemos que aqueles que nunca se dedicaron ás
letras, pronuncian xuízos sobre as cousas comúns e correntes con moita máis solidez e
claridade que aqueles que botan a vida nas escolas. Por método entendo as regras
certas e fáciles tales que, se alguén as observa rigorosamente, nunca tomará nada falso
por verdadeiro e, sen gastar as forzas do seu espírito inutilmente, senón sempre
aumentando o seu saber progresivamente, chegará ao verdadeiro coñecemento de todo
aquilo do que sexa capaz. RENÉ DESCARTES; Regras para a dirección do espírito,
Regra IV: É necesario un método para ir en busca da verdade. Trad. de Mª Teresa
Miñambres, IES Eduardo Pondal, Santiago de Compostela.
3º El método no es otra cosa que el conjunto de reglas “ciertas y fáciles” que dirigen el
entendimiento y que lo orientan hacia la verdad y lo apartan del error.
GLOSARIO TEXTO Nº1 (en los glosarios de los textos, los términos o expresiones
analizados vienen en gallego; no he tenido aún tiempo para traducirlo al español)
- método – por método entiende Descartes el camino seguro que nos lleva hasta el
conocimiento de la verdad.
- regras certas e fáciles – las “reglas ciertas y fáciles” de las que nos habla Descartes son
las reglas del método. Para Descartes, el método consiste en un conjunto de normas que
nos indican cómo debemos proceder con nuestra inteligencia para pensar bien y así
avanzar sin extraviarnos por un recto camino que nos conduce hacia la verdad.
339
- verdadeiro coñecemento – objetivo último de la razón humana y por lo tanto de la
filosofía y la ciencia.
DESCARTES –texto 2
Discurso do método
Foi isto causa de que eu pensara que se precisaba buscar outro método que,
comprendendo as vantaxes destes tres, estivese exento dos seus defectos. E, como a
abundancia de leis fornece decote escusas para os vicios, de xeito que un Estado está
tanto mellor regulamentado canto, non tendo senón moi poucas leis, estas son moi
estreitamente observadas; así, en lugar dese gran número de preceptos dos que está
composta a lóxica, crin que, sempre que tomase unha firme e constante resolución de
non deixar de observalos nin unha soa vez, abondaría cos catro seguintes. Consistía o
primeiro en non aceptar xamais ningunha cousa como verdadeira que non coñecese
evidentemente ser tal; é dicir, evitar coidadosamente a precipitación e a prevención; e
non aceptar nada nos meus xuízos senón aquilo que se presentase tan claramente e tan
distintamente ó meu espírito que non tivese ocasión ningunha de poñelo en dúbida. O
segundo, dividir cada unha das dificultades que examinase en tantas partes como fose
posible e requirible para mellor resolvelas. O terceiro, conducir por orde os meus
pensamentos, comenzando polos obxectos máis simples e máis doados de coñecer, para
subir pouco a pouco, como por graos, ata o coñecemento dos máis compostos; e
supoñendo mesmo unha orde entre aqueles que non se preceden naturalmente os uns os
outros. E o derradeiro, facer en todo enumeracións tan completas, e revisións tan
xerais, que estivese seguro de non omitir nada. Esas longas cadeas de razóns, todas
simples e fáciles, das que os xeómetras teñen costume de se serviren para chegar ás
súas máis difíciles demostracións, déronme ocasión de imaxinar que tódalas cousas
que poden caer baixo o coñecemento dos homes sucédense as unhas ás outras da
mesma maneira, e que, soamente con absterse de aceptar como verdadeira ningunha
que non o sexa, e gardar sempre a orde precisa para deduci-las unhas das outras, non
pode haber entre elas ningunha tan afastada á que finalmente non se chegue, nin tan
agachada que non se descubra. E non me foi difícil buscar por cales era necesario
comezar, pois sabía xa que era polas máis simples e as máis doadas de coñecer; e,
considerando que entre cantos teñen con anterioridade procurado a verdade nas
ciencias, só os matemáticos puideron atopar algunhas demostracións, é dicir, algunhas
razóns certas e evidentes, non dubidaba que debería comezar polas mesmas que eles
tiñan examinado (...). R. DESCARTES, Discurso do método, Ed. Xerais de Galicia,
Vigo, 2001, pp. 44-45. Trad. Miguel Vázquez Freire.
1º Necesidad de hacer uso de un método caracterizado por su sencillez, esto es, por estar
constituido por unas pocas y simples reglas.
2º Enumeración de las cuatro reglas del método cartesiano: criterio de evidencia como
claridad y distinción, análisis, síntesis y enumeración.
340
GLOSARIO TEXTO Nº 2
- non aceptar xamais ningunha cousa como verdadeira que non coñecese evidentemente
ser tal – formulación de la primera regla del método o “regla de la evidencia” que nos
exige considerar sólo como verdadero aquello que nuestra razón capta intuitivamente
como evidente.
- poñelo en dúbida: se duda de aquello que no se sabe con certeza, con seguridad que es
verdadero. En la primera regla se afirma que sólo aquello que es evidente (es decir,
claro y distinto) es indubitable (la duda cartesiana no exige como en los escépticos la
negación de todo conocimiento sino que es un requisito imprescindible para librarnos de
las falsas creencias y alcanzar el camino que nos conduce hacia la verdad; por ello dicha
duda es metódica y no escéptica, es decir, nos ayuda a buscar lo evidente).
- obxectos máis simples/ dos máis compostos – se refieren a los elementos simples y la
totalidad compuesta de los que acabamos de hablar más arriba. Estos términos aparecen
en la formulación de la tercera regla del método o “regla de la síntesis” por medio de la
cual reconstruimos lo compuesto a partir de lo simple.
- polas máis simples e as máis doadas de coñecer- con esta expresión, Descartes se
refiere a las proposiciones más básicas del conocimiento, es decir, los primeros
principios del saber. Dichos principios del conocimiento tienen dos características
fundamentales:
341
1º son las primeras verdades en el orden lógico (verdades por ser absolutamente
evidentes en virtud de su simplicidad, y primeras porque lo simple es anterior y
fundamento de lo compuesto).
2º son también lo primero en el orden gnoseológico (ya que son las primeras
verdades que conocemos con certeza en virtud de la facilidad con las que las
aprehende la inteligencia humana).
DESCARTES –texto 3
Meditacións metafísicas, Meditación Segunda
Xa que logo, supoño que todas as cousas que vexo son falsas: convénzome de que nada
foi de todo como a miña memoria chea de mentiras me representa; penso que non teño
sentidos; creo que o corpo, a figura, a extensión, o movemento e o lugar só son ficcións
do meu espírito. Que poderá, logo, ser considerado verdadeiro? Se cadra, só unha
cousa, que non hai nada certo no mundo. Mais, que sei respecto de se hai algunha
outra cousa diferente destas que veño de xulgar incertas, algunha acerca da cal non
poida ter a menor dúbida? Non hai ningún Deus, ou calquera outra potencia que me
poña no espírito eses pensamentos? Isto non é necesario, pois quizais poida eu ser
quen de producilos por min mesmo. Logo eu, cando menos, non son algunha cousa?
Pero neguei xa que tivese sentidos nin ningún corpo. Dubido con todo, pois que se
segue diso? Serei tan dependente do corpo e dos sentidos que non poida ser sen eles?
Pero convencinme de que non había absolutamente nada no mundo, que non había
ningún ceo, ningunha terra, ningúns espíritos, ningúns corpos; non me convencín logo
de que tampouco eu non era nada? Non, certamente, eu sen dúbida era algo se me
convencera ou simplemente se pensara algunha cousa. Pero hai un non sei qué
enganoso, moi poderoso e moi trampulleiro, que emprega toda a súa industria en
enganarme sempre. Non hai logo dúbida de que eu son, se el me engana; e engáneme
tanto como queira que non poderá endexamais facer que eu non sexa nada, senón que
tanto máis pensarei ser algunha cousa. De xeito, que despois de telo ben pensado, e de
ter coidadosamente examinado todas as cousas, cómpre concluír, en fin, que esta
proposición: Eu son, eu existo, é necesariamente verdadeira, cantas veces eu a
pronuncie ou a conciba no meu espírito. RENÉ DESCARTES; Meditacións Metafísicas
(1641), «Meditación 2ª: Da natureza do espírito humano, e de que é máis doado de
coñecer que o corpo» Trad. de Miguel Vázquez Freire, IES Eduardo Pondal, Santiago
de Compostela.
342
2º La consecuencia que aparentemente se infiere de este proceso de duda es que, tal
como defiende la tradición escéptica, la única verdad de la que podemos estar seguros
es que nuestro espíritu no puede alcanzar ninguna verdad (“no hay nada cierto en el
mundo”).
GLOSARIO TEXTO Nº 3
- que o corpo, a figura, a extensión, o movemento e o lugar só son ficcións do meu
espírito – Descartes, tras aplicar la “duda metódica” a la experiencia sensible, rechaza
todas las evidencias procedentes de los sentidos (por ejemplo, el que tengo cuerpo o el
que las cosas tienen extensión, figura y movimiento) no porque sean falsas sino porque
puede dudar que sean verdaderas (al no poder saber con certeza si tales cosas son reales
o meras ficciones de mi mente)
- Que poderá, logo, ser considerado verdadeiro? non hai nada certo no mundo –
proclamación por parte de Descartes de la imposibilidad de alcanzar ni un solo
conocimiento seguro y por lo tanto, bien que a su pesar, de la legitimidad de la postura
escéptica que desconfía de la posibilidad de obtener ninguna clase de conocimiento
cierto.
- eu sen dúbida era algo – constatación por parte de Descartes, sin alcanzar aún la
certeza, de la realidad de su yo.
- hai un non sei qué enganoso, moi poderoso e moi trampulleiro, que emprega toda a súa
industria en enganarme sempre – se refiere aquí al “genio maligno”, protagonista de un
experimento mental que lleva a Descartes a dudar hasta de la validez de las verdades
matemáticas.
DESCARTES –texto 4
343
Discurso do Método, Parte IV
De seguido, reflexionando sobre o feito de eu dubidar e que, en consecuencia, o meu
ser non era completamente perfecto, pois vía claramente que era unha maior
perfección coñecer que dubidar, ocorréuseme pensar de onde aprendera eu a pensar
nalgunha cousa máis perfecta do que eu era; e coñecín evidentemente que debía ser
dalgunha natureza que fose en efecto máis perfecta. Polo que fai aos pensamentos que
tiña de moitas outras cousas fóra de min, como o ceo, a terra, a luz, a calor e mil
outras, non estaba preocupado por saber de onde veñen, a causa de que, non
observando nada neles que semellase facelos superiores a min, podía eu crer que, se
eles eran verdadeiros, o eran por unhas dependencias da miña natureza, en tanto que
ela tiña algunha perfección; e se non o eran, tíñaos da nada, é dicir, eles estaban en
min por algo que eu tiña de imperfecto. Pero non podía ocorrer o mesmo coa idea dun
ser máis perfecto có meu; pois era cousa manifestamente imposible tela da nada; e
como non hai menos repugnancia en que o máis perfecto sexa unha consecuencia e
unha dependencia do menos perfecto, do que a hai de que da nada proceda algo, non a
podía ter tampouco de min mesmo. De xeito que só quedaba que ela fose posta en min
por unha natureza que fose verdadeiramente máis perfecta do que eu era, e mesmo que
tivese en si todas as perfeccións das que eu puidese ter algunha idea, é dicir, para
explicalo nunha palabra, que fose Deus. Ao que engadín que, xa que coñecía algunhas
perfeccións que eu non tiña, non era o único ser que existía (usarei aquí libremente, se
se me permite, as palabras da Escola), senón que necesariamente era preciso que
houbese algún outro máis perfecto, do cal eu dependese, e do que adquirise todo canto
eu tiña. Pois se eu fose só e independente de calquera outro, de xeito que tivese por min
mesmo o pouco que participaba do ser perfecto; pola mesma razón podería ter por min
mesmo todo o restante que sabía que me faltaba, e ser así eu mesmo infinito, eterno,
inmutable, omnisciente, omnipotente e, en fin, ter todas as perfeccións que podía
observar que están en Deus.
René Descartes; Discurso do Método, Parte IV. Trad. de Miguel Vázquez Freire, IES
Eduardo Pondal, Santiago de Compostela.
1º Del hecho de dudar y del principio implícito “Es superior y más perfecto conocer que
dudar” se infiere, afirma Descartes, su imperfección como cosa pensante.
2º Descartes se pregunta por la causa de su idea de “una cosa pensante que conoce y no
sólo duda” y por lo tanto de la idea de un ser más perfecto que él. Al mismo tiempo, se
desinteresa por preguntarse por la causa del resto de sus ideas (cielo, tierra, luz, calor)
pues su verdad o falsedad podría depender sólo de la perfección o imperfección de su
pensamiento.
3º La causa de esa idea (la de un ser más perfecto) no puede ser sino una realidad (una
“naturaleza”) más perfecta que él mismo. ¿Por qué? Porque la idea de un ser más
perfecto no puede ser causada por un ser imperfecto como él era. Descartes aplica aquí
el principio de que (del mismo modo que lo que existe no puede proceder de la nada) lo
superior o más perfecto tiene que tener una causa real proporcionada y no puede, por lo
tanto, ser producida por un ser imperfecto como él es (Descartes se atiene con rigor así
al principio de causalidad que afirma que toda idea tiene una causa real proporcionada).
En conclusión: su propio pensamiento no puede haber causado esa idea.
344
4º ¿Cuál puede ser, entonces, la causa de esa idea? Necesariamente una naturaleza más
perfecta que él, que Descartes, es quien ha puesto en su mente esa idea. A su vez, esa
naturaleza debe poseer todas las perfecciones que Descartes pudiese llegar a pensar. Por
lo tanto, en primer lugar, esa naturaleza existe (pues sólo una causa real puede depositar
en su mente una idea, ergo Descartes no puede ser el único ser que indubitablemente
existe) y, en segundo lugar, esa naturaleza es divina (ya que de ella pueden ser
predicadas todas las perfecciones que él fuese capaz de pensar). Sin ambages, podemos
también indubitablemente afirmar que la proposición “Dios existe” es verdadera.
5º Toda perfección que hay en Descartes (por ejemplo, el hecho de existir) procede de
dicho ser perfecto del cual en pequeña medida participa pues en caso contrario (en caso
de que él fuese la causa de su propia existencia) él podría ser también la causa de
cualquier otra perfección (ser infinito, eterno, inmutable, omnisciente y omnipotente) y
así llegar a tener todas las perfecciones divinas cosa que es palmario no acontece
(Descartes se reconoce como finito, mortal, mudable, falible e impotente).
- nalgunha cousa máis perfecta do que eu era/ idea dun ser máis perfecto có meu – para
Descartes, la idea de un ser perfecto es de un ser infinito, la de un ser que posee todas
las perfecciones posibles. Debemos llamar la atención sobre que el hecho de que
Descartes no afirma aún la existencia de dicho ser sino solo de su idea.
- non hai menos repugnancia en que o máis perfecto sexa unha consecuencia e unha
dependencia do menos perfecto – Descartes constata como evidente que del mismo
modo que el ser no puede proceder de la nada, lo más perfecto tampoco puede provenir
de lo menos perfecto.
- ela fose posta en min – se refiere a la idea de un ser perfecto puesta en mi mente.
345
- necesariamente era preciso que houbese algún outro máis perfecto, do cal eu
dependese, e do que adquirise todo canto eu tiña – Descartes constata la existencia de
Dios, de un ser más perfecto que él, del que él depende y del que procede todo lo que él
es.
- ser así eu mesmo infinito, eterno, inmutable, omnisciente, omnipotente e, en fin, ter
todas as perfeccións que podía observar que están en Deus – listado de atributos divinos
poseídas por Dios y de las cuales no participa el yo de Descartes.
DESCARTES –texto 5
Meditacións Metafísicas (1641), Meditación III
En canto ás ideas claras e distintas que teño das cousas corporais, hai entre elas
algunhas que semella que puiden obter da idea que teño de min mesmo, como a que
teño da substancia, da duración, do número e doutras cousas semellantes. Xa que,
cando penso que a pedra é unha substancia, isto é, unha cousa que é capaz de existir
por si mesma, aínda que concibo ben que eu son unha cousa que pensa e non extensa, e
que a pedra, ao contrario, é unha cousa extensa e que non pensa, e que, así, entre estas
dúas concepcións se encontra unha notable diferenza, con todo parecen coincidir en
que as dúas representan substancias. Polo mesmo, cando penso que eu son agora, e que
me lembro ademais de ter sido no pasado e que concibo varios diversos pensamentos
dos que coñezo o número, daquela adquiro en min as ideas da duración e do número,
as cales, ben logo, podo transferir a todas as outras cousas que queira. Polo que fai ás
outras calidades das que están compostas as cousas corporais, a saber: a extensión, a
figura, a situación e o movemento de lugar, é verdade que non están formalmente
(“formalmente” significa “ realmente”, “contención na causa das mesmas propiedades que encontramos no efecto”)
en min, xa que eu só son unha cousa que pensa; pero, posto que son soamente certos
modos da substancia, como os vestidos baixo os cales a substancia corporal se nos
aparece, en canto eu mesmo son asemade unha substancia, semella que poden ser
contidas en min eminentemente (“eminentemente” significa “potencialmente”, “contención na causa non
das mesmas propiedades que encontramos no efecto senon da capacidade para producilas”) . Só queda logo a
idea de Deus, na cal cómpre considerar se hai algo que non poida vir de min mesmo.
Polo nome de Deus entendo unha substancia infinita, eterna, inmutable, independente,
omnisciente, omnipotente, e pola cal eu mesmo, e todas cantas cousas hai (se é verdade
que as hai e existen) foron creadas e producidas. Agora ben, estas propiedades son tan
grandes e tan eminentes que, canto máis atentamente as considero, máis me persuado
de que eu non puiden tirar a súa orixe só de min. E por consecuencia cómpre concluír
necesariamente, de canto teño dito antes, que Deus existe, xa que, aínda que a idea de
substancia estea en min polo mesmo feito de ser eu unha substancia, non tería con todo
a idea dunha substancia infinita, eu que son un ser finito, se esta non fose posta en min
por algunha substancia que verdadeiramente fose infinita.
1º Las ideas claras y distintas que predico de las cosas corporales como “sustancia”
(aquello que existe por sí mismo), “duración” (que la cosa corporal permanece en el
346
tiempo y que ha sido en el pasado y que es en el presente) y “número” (y así concibo
que tengo ante mí, por ejemplo, tres y no cuatro cosas corporales) son ideas que he
obtenido del análisis de la idea (de la representación) que tengo de mí mismo como cosa
pensante.
2º Las ideas clara y distintas que también predico de las cosas corporales y que no
tienen en la idea que tengo de mí mismo su origen (como la idea de “extensión”,
“figura”, “situación”, “movimiento de lugar”) son modos de la sustancia corporal y
aunque no están contenidos “formalmente” (realmente) en mí sí lo están
“eminentemente”.
3º Finalmente, Descartes analiza la idea de Dios preguntándose si hay en ella algo que
no pueda proceder de él mismo (por lo cual podría ser considerada como una mera
ficción de la mente). Para empezar definirá la idea de Dios como la de una substancia 1º
infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente y omnipotente y, sobre todo, 2º
creadora de todo lo que existe. Dichos atributos son tan “grande y eminentes” que no
están contenidos ni formal ni eminentemente en él. Por lo tanto, si Descartes posee esas
ideas que no pueden tener en él su origen, han tenido que ser puestas por una causa real
proporcional a dichas ideas. Ergo, Dios existe.
Texto 5 continuación
A idea deste ser soberanamente perfecto e infinito é absolutamente verdadeira, xa que,
aínda que quizais poidamos finxir que un tal ser non existe, con todo non podemos
finxir que a súa idea non me represente nada de real, como outras veces dixen da idea
do frío. Esta mesma idea é tamén moi clara e distinta, xa que todo o que o meu espírito
concibe claramente e distintamente como real e verdadeiro, e que contén en si algunha
perfección, é contido e encerrado por completo nesta idea. E isto non deixa de ser
verdadeiro aínda que eu non comprenda o infinito, ou mesmo aínda que se atope en
Deus unha infinidade de cousas que eu non poida comprender nin quizais tampouco
acadar de ningún xeito polo pensamento, pois pertence á natureza do infinito que a
miña natureza, que é finita e limitada, non o poida comprender; e abonda con que eu o
conciba ben, e que xulgue que todas as cousas que concibo claramente e nas cales sei
que hai algunha perfección, e se cadra tamén unha infinidade doutras que ignoro, son
en Deus formalmente e eminentemente para que a idea que del teño sexa a máis
verdadeira e a máis clara e a máis distinta de todas as que están no meu espírito.
RENÉ DESCARTES; Meditacións Metafísicas (1641), Meditación 3ª: De Deus; que
existe. Trad. de Miguel Vázquez Freire, IES Eduardo Pondal, Santiago de Compostela
1º Cuando afirmamos que la idea de Dios como un ser perfecto e infinito es verdadera
no queremos decir con ello que Dios exista (pues podemos fingir que no existe) sino
que tiene realidad objetiva (es decir, que representa algo, que tiene contenido).
347
3º La no comprensión de la idea de infinito o de los infinitos atributos divinos no es
óbice para concebir la idea de Dios como verdadera (pues está en la naturaleza de un ser
finito y limitado la incapacidad para comprender la naturaleza de un ser infinito y
perfecto).
4º Finalmente, basta con que conciba con claridad y distinción que las perfecciones
atribuidas a Dios no lo son sólo objetivamente sino también formal y eminentemente (es
decir, que Dios existe y que Dios posee y es la causa de todas las perfecciones que le
atribuimos) para que la idea de Dios se me presente como la idea más verdadera (clara y
distinta) de todas las que contiene mi espíritu (NOTA ACLARATIVA. Dios puede ser de tres modos: 1º
Dios es “objetivamente” una idea que mi inteligencia piensa; 2º Dios es “formalmente” un ser que existe realmente
más allá de mi mente; 3º Dios es “eminentemente” la causa de todas las propiedades y perfecciones que se le
atribuyen y que mi mente piensa como ideas claras y distintas).
GLOSARIO TEXTO Nº 5
- En canto as ideas claras e distintas que teño das cousas corporais, hai entre elas
algunhas que semella que puiden obter da idea que teño de min mesmo, como a
que teño da substancia, da duración, do número e doutras cousas semellantes –
algunas de las ideas claras y distintas que predico de los cuerpos (como las de
sustancia, duración o número) son ideas que he obtenido del mero análisis de mi
mismo como cosa pensante (mi “yo” no requiere de ninguna otra cosa para
existir y de ahí infiero la idea de sustancia; vivencio como mi “yo” permanece
en el tiempo y de ello deduzco la idea de duración; mi “yo” es “un yo”, “uno” y
de ahí procede mi idea de número ya que toda la serie numérica se obtiene de la
unidad y de las sucesivas agregaciones que hacemos de la unidad sobre sí
misma).
- unha substancia, isto é, unha cousa que é capaz de existir por si mesma –
definición de substancia como aquello que existe por sí mismo
- eu son unha cousa que pensa e non extensa – descripción de los atributos
esenciales de mi yo como substancia: el pensamiento y la carencia de extensión.
- unha cousa extensa e que non pensa - descripción de los atributos esenciales de
toda substancia material: la extensión y la incapacidad para ejercer cualquier
clase de actividad mental (sentir, percibir, recordar, imaginar, pensar).
- a extensión, a figura, a situación e o movemento de lugar – ideas claras y
distintas que predico de las cosas corporales:
a) La extensión es el “atributo” de los cuerpos, es decir, su esencia (el atributo
de la sustancia pensante sería el pensamiento)
b) La figura, la situación y el movimiento son “modos” de la sustancia, es decir,
las distintas maneras como se presenta el atributo extensión.
- non están formalmente en min – “formalmente” significa “ realmente”,
“contención en la causa de las mismas propiedades que encontramos en el
efecto” (por ejemplo, las ideas de sustancia, duración o número de las que
hablamos más arriba, están formalmente en mi)
- modos da substancia – las distintas formas de darse los atributos
- contidas en min eminentemente - “eminentemente” significa “virtualmente”
(potencialmente), “contención en la causa no de las mismas propiedades que
encontramos en el efecto sino de la capacidad (virtualidad o potencialidad) para
producirlas” (por ejemplo, las ideas de extensión, figura, situación o
movimiento, no están formalmente en mi porque mi mente, mi “yo” ni tiene
348
tamaño, ni figura, ni está aquí o allí, ni cambia de lugar, pero sí lo están
eminentemente porque yo soy capaz de pensar e imaginar, es decir, de
representarme en la mente un cuerpo extenso, dotado de una determinada figura,
moviéndose, etc.).
- a idea de Deus – idea de la sustancia infinita, eterna, inmutable, independiente,
omnisciente, omnipotente y creadora de mi mismo y de todo cuanto existe.
- estas propiedades son tan grandes e tan eminentes – aquí el término “eminente”
significa “sobresaliente”, aquello que destaca por su perfección (por lo tanto
cambia su significado con respecto al que tenía más arriba en el que “eminente”
significa capacidad de producir un efecto)
- E por consecuencia cómpre concluír necesariamente, de canto teño dito antes,
que Deus existe – Descartes nos presenta la afirmación “Dios existe” como la
conclusión de la meditación metafísica que ha llevado a cabo.
- fose posta en min – la idea de Dios no puede haber sido producida por mi misma
mente (pues no se encuentra en ella ni formal ni eminentemente) sino que el
mismo Dios ha tenido que infundirla en mi alma.
- A idea deste ser soberanamente perfecto e infinito – Idea de Dios
- absolutamente verdadeira - cierta
- poidamos finxir que un tal ser non existe – es pensable (podemos imaginar) que
Dios no existe.
- non podemos finxir que a súa idea non me represente nada de real – no es
pensable que la idea de Dios no represente nada, no tenga significado
(significado objetivo).
- Esta mesma idea é tamén moi clara e distinta xa que todo o que o meu espírito
concibe claramente e distintamente como real e verdadeiro e que contén en si
algunha perfección, é contido e encerrado por completo nesta idea - constatación
por parte de Descartes de que la idea de Dios es máximamente clara y distinta.
- son en Deus formalmente e eminentemente – las propiedades que atribuyo a
Dios como la eternidad, omnipotencia, etc. se encuentran en Él realmente y Él es
su causa.
- a idea que del teño sexa a máis verdadeira e a máis clara e a máis distinta de
todas as que están no meu espírito – Descartes considera que la idea de Dios es
el paradigma de idea clara y distinta.
DESCARTES –texto 6
Os Principios da Filosofía, I.51
51. O que é a substancia; e que é un nome que non se pode atribuír a Deus e ás
criaturas no mesmo senso. No que respecta ás cousas que consideramos como tendo
algunha existencia, é preciso que as examinemos aquí unha despois da outra, co fin de
distinguir o que é escuro do que é evidente na noción que nós temos de cada unha.
Cando concibimos a substancia, concibimos só unha cousa que existe de tal modo que
non ten necesidade máis que de si mesma para existir. No tocante á explicación desta
frase, “non ten necesidade máis que de si mesma”, pode haber escuridade xa que,
falando propiamente, só Deus é tal, e non hai ningunha cousa creada que poida existir
un só momento sen ser sostida e conservada polo seu poder. É por iso que ten razón a
Escola (el pensamiento escolástico) ao dicir que o nome de substancia non é unívoco con
respecto a Deus e ás criaturas, isto é, que non hai ningunha significación nesta palabra
349
que concibamos distintamente que conveña a el e a elas. Pero, xa que entre as cousas
creadas algunhas son de tal natureza que non poden existir sen algunhas outras,
distinguimos aquelas que só teñen necesidade do concurso ordinario de Deus
chamándoas substancias, e as calidades ou atributos destas substancias.
René Descartes; Os Principios da Filosofía, I.51. Trad. de Miguel Vázquez Freire, IES
Eduardo Pondal, Santiago de Compostela.
2º Descartes define el término sustancia como “aquello que existe de tal modo que no
necesita más que de sí mismo para existir”.
3º En virtud de la definición anterior, el término sustancia sólo puede ser predicado con
rigor de la divinidad (ya que todo lo creado requiere la intervención o “concurso
ordinario” de Dios; existe y se conserva gracias a Dios).
4º Sin embargo, debido a la existencia de las “cualidades” que no pueden existir sin las
cosas de las cuales son “propiedades”, Descartes considera pertinente también
considerar sustancias a estas últimas (es decir, a las cosas individuales).
GLOSARIO TEXTO Nº 6
- Cando concibimos a substancia, concibimos só unha cousa que existe de tal
modo que non ten necesidade máis que de si mesma para existir – Definición
cartesiana de sustancia: para Descartes, sustancia no es tanto aquello que es en-sí
y por lo tanto “lo subsistente” (frente a los accidentes, que son en-otro y por lo
tanto “lo inherente”) tal como defendía el pensamiento escolástico de raigambre
aristotélica aún dominante en su época, sino aquello que existe por sí, “aquello
que existe de tal modo que no necesita más que de sí mismo para existir”.
- só Deus é tal, e non hai ningunha cousa creada que poida existir un só momento
sen ser sostida e conservada polo seu poder – La definición de sustancia como
aquello que existe por sí mismo sólo es aplicable a Dios pues todas las demás
cosas (en la metafísica cartesiana, todos los seres del universo creado por Dios
son o bien cuerpos materiales o bien mentes) existen porque Dios las conserva.
En conclusión, la noción de sustancia es privativa de la divinidad. O lo que es lo
mismo, sólo Dios es sustancia (y no también toda realidad individual, tal como
defendía el aristotelismo: este hombre, esta planta, esta piedra, este astro, etc.).
- a Escola - Dicho término hace referencia al pensamiento escolástico-aristotélico
aún vigente en las instituciones educativas de la época (como la escuela de La
Fleche o la universidad de Poitiers en las que Descartes recibió su formación
académica).
350
- o nome de substancia non é unívoco con respecto a Deus e ás criaturas – el
término “sustancia” no significa lo mismo (no es unívoco) cuando lo predicamos
de Dios que cuando lo atribuimos a las “criaturas” (a las realidades individuales
finitas que han sido creadas por Él como este hombre, esta planta, esta piedra,
este astro). Tal como veremos inmediatamente, en el caso de Dios “substancia”
significa que Dios existe por sí mismo, mientras que en el caso de las criaturas
signica que los cuerpos y las mentes, aunque no existen por sí mismas
absolutamente sólo requieren de Dios para existir siendo independientes las unas
de las otras.
- Pero xa que entre as cousas creadas algunhas son de tal natureza que non
poden existir sen algunhas outras, distinguimos aquelas que só teñen
necesidade do concurso ordinario de Deus chamándoas substancias, e as
calidades ou atributos destas substancias – la constatación de que las
propiedades de las cosas no pueden existir por sí mismas sino que requieren
siempre de algo (de una cosa) en lo que darse (en lo que inherir; como por
ejemplo les sucede a propiedades como el tamaño, la figura o el movimiento
que siempre tienen que darse en un cuerpo, o a operaciones como el percibir, el
imaginar, el recordar o el pensar que se dan siempre en una mente), empuja a
Descartes a considerar que el término sustancia es también aplicable a aquellas
cosas cuya existencia depende en exclusiva de Dios: las cosas materiales (la
materia, los cuerpos) y las cosas pensantes (las mentes). Por el contrario, las
propiedades de las cosas no son sustancias sino “atributos” de éstas.
HUME
I – INTERPRETACIÓN
1º Contextualización
Contextualización biográfica
David Hume nació en Edimburgo (Escocia) en 1711. Aunque de familia
acomodada, no lo era lo suficiente como para permitir a Hume el poder dedicarse
exclusivamente a la filosofía, por lo que su padre lo orientó hacia la carrera de abogado,
a la que llegó a dedicarse durante unos meses en Bristol. No obstante, ya desde muy
joven Hume manifestaba, según sus palabras, "una aversión insuperable hacia todo lo
que no fuera la investigación filosófica y el saber en general", por lo que abandonó su
trabajo y viajó a Francia, donde permaneció entre los años 1734-1737, dispuesto a
dedicarse exclusivamente a la filosofía.
351
De esos años data la composición de su primera obra, "Tratado sobre la
naturaleza humana", redactada "durante mi retiro en Francia -primero en Reims, pero
principalmente en La Flèche, Anjou", según nos cuenta en su autobiografía.
Recordemos que fue precisamente en La Flèche donde había estudiado Descartes, lo
que ha dado motivo a ciertas especulaciones sobre la intencionalidad de este retiro en el
mismo lugar por parte de Hume. En 1737 regresa a Londres, dirigiéndose
posteriormente a Escocia, donde vivirá unos años con su madre y hermano. En 1739
publicará los dos primeros volúmenes del "Tratado sobre la naturaleza humana", al que
seguirá el tercero en 1740. El poco éxito alcanzado significó un duro golpe para Hume,
que llega a decir en su autobiografía "jamás intento literario alguno fue más desgraciado
que mi Tratado de la naturaleza humana". No obstante, el éxito obtenido posteriormente
en 1742 por los "Ensayos de moral y política", le hizo olvidar por completo su fracaso
anterior, estimulándole para reescribir el Tratado (obra que será remozada y publicada
en dos partes, la primera en 1748 "Investigación sobre el entendimiento humano" y la
segunda en 1751 con el de “Investigación sobre los principios de la moral”). En 1745
optó a la cátedra de ética de la Universidad de Edimburgo, plaza que no obtuvo
probablemente por su reputación de escéptico y ateo. Después de un año Inglaterra,
como tutor privado del marqués de Annandale, fue invitado por el general St. Clair a
una expedición que, inicialmente dirigida contra Canadá, acabó con una pequeña
incursión en la costa francesa; posteriormente, en 1747, fue invitado por el mismo
general a acompañarle como secretario en una embajada militar por las cortes de Viena
y Turín. Estas últimas actividades le permiten mejorar su situación económica.
En 1749 regresa a Escocia, donde volverá a pasar dos años con su hermano en su
casa de campo, publicando algunas obras más. En 1752 se instala en Edimburgo donde
fue nombrado bibliotecario de la facultad de Derecho, dedicando su actividad filosófica
más bien a problemas históricos, sociales y políticos, como pone de manifiesto las obras
publicadas a partir de entonces. Su puesto de bibliotecario puso a su disposición los
ingentes fondos bibliográficos de la universidad de Edimburgo que le facilitaron la
composición de su “Historia de Inglaterra”, obra que a diferencia del “Tratado” tuvo un
gran reconocimiento y éxito público.
En 1763 recibió la invitación del conde de Hertford de acompañarle a París
como secretario de embajada. Rechazada la invitación en principio, Hume la aceptó ante
la insistencia del conde, dirigiéndose a París donde permanecerá hasta 1766,
participando en las actividades de los eciclopedistas y los círculos ilustrados y
entablando amistad con algunos de los personajes destacados de la época, como
Rousseau.
A su regreso a Londres fue nombrado "subsecretario de estado para el
departamento septentrional", que se ocupaba de los asuntos diplomáticos con los países
situados al norte de Francia, cargo que no estaba remunerado y que desempeñó durante
dos años, hasta 1769. Ese año regresará a Edimburgo, continuando sus actividades de
estudio e investigación. Allí morirá el 25 de agosto de 1776, habiendo escrito
previamente, el 18 de abril, una breve autobiografía, conocedor ya de su pronta e
inevitable muerte. Sus ensayos “Diálogos sobre la religión”, “Dos ensayos: De la
inmortalidad del alma. Del suicidio” fueron publicados póstumamente tras su muerte.
Su tumba se encuentra en la colina de Calton hill desde la que se divida su casa, sita en
el nº 1 de St. David street. En su epitafio se puede leer “Nacido en 1711. Muerto en
1776. Dejando que la posterioridad añada el resto”.
352
Contextualización histórica
Contextualización filosófica
David Hume es una de las figuras más prominentes de la corriente filosófica que
recibe el nombre de “empirismo británico”. El programa filosófico empirista, programa
elaborado por John Locke, tiene como objetivo la determinación de las capacidades,
límites y campo de aplicación de la razón humana con el fin de asegurar el
conocimiento. El objetivo era muy similar al del proyecto filosófico racionalista
cartesiano, la búsqueda de un saber seguro, pero el empirismo sostendrá, en una fuerte
353
polémica con el racionalismo, que la base de ese saber seguro es la experiencia y no la
existencia de ideas innatas, de verdades a priori al margen de la experiencia como por el
contrario sostenían los racionalistas. Pero el empirismo no se agotó en una crítica del
conocimiento que hiciese de la experiencia tanto su única fuente como la piedra de
toque de su verdad. Por un lado, el empirismo desplegó una severa crítica de todo el
pensamiento metafísico en tanto construcción especulativa desgajada de la observación.
Por otro lado, mostró un interés por los problemas del mundo humano (la ética, la
política, la religión) a los cuales intentó clarificar mediante el análisis crítico de la
razón. Esta defensa de la razón como el único recurso eficaz para resolver los problemas
de la vida social humana así como su escepticismo con respecto a todo intento de
fundamentar el orden social en instancias externas y ajenas a la razón (como la
tradición, la autoridad o la fe) puede considerarse como el acta de nacimiento y la
puesta en marcha del movimiento ilustrado, vasta corriente ideológica que desde
Inglaterra y Escocia se extenderá primero a Francia y desde allí al resto del mundo y
cuyo espíritu racionalista y crítico será el dominante en el siglo XVIII.
II - COMPRENSIÓN
EMPIRISMO
Si no hay ideas innatas, entonces todas nuestras ideas tienen que proceder de la
experiencia (si queremos que esas ideas no sean meras ficciones, productos de la
imaginación). De ello se deducen tres importantes afirmaciones:
1º ¿Cómo se originan todas nuestras ideas (hasta las más complejas y abstractas
como la idea de sustancia o de causa/efecto) a partir de la experiencia? Las ideas se
originan a través de los mecanismos psicológicos de asociación y combinación
(psicologismo) a partir de las impresiones sensibles obtenidas a través de la experiencia
(por lo tanto, si queremos dilucidar la validez de una idea no nos quedará más remedio
que descomponerla hasta encontrar las impresiones simples de la que procede).
2º Nuestro conocimiento es limitado y no puede ir más allá de la experiencia.
3º Sólo podemos conocer con certeza aquello de lo que tenemos experiencia directa
o procede directamente de ella.
EMPIRISMO HUMEANO
354
Todo este planteamiento es común a la corriente empirista. Veamos ahora cuál fue el
punto de vista particular mantenido por David Hume sobre todas estas cuestiones:
2º las ideas (percepciones que son copias de las impresiones y que son menos
vivas que éstas; las ideas son imágenes o representaciones de las impresiones).
- en primer lugar, tenemos certeza de todas las impresiones, es decir, de todas las
impresiones actuales (“esta puerta está cerrada” o “en clase hay tres alumnos rubios”).
355
- a todas nuestras afirmaciones acerca del futuro, de hechos no observados porque aún
no se han producido (“mañana lloverá”, “mañana saldrá el sol por el Este”, “si acerco la
mano al fuego, me quemaré”, etc.).
Analicemos en primer lugar estas últimas (las afirmaciones acerca del futuro)
pues es incuestionable que en nuestra vida contamos con que en el futuro se producirán
ciertos hechos. ¿Cómo podemos estar tan seguros de que nuestras predicciones se
cumplirán? Hume observó que en todos estos casos nuestra certeza acerca de lo que
sucederá en el futuro se basa en una inferencia causal (un razonamiento en el que
utilizamos la idea de causa/efecto): estamos seguros de que el fuego quemará
basándonos en que consideramos que el fuego es una causa que produce como efecto la
quemadura). La idea de causa/efecto es, por lo tanto, la base de todas nuestras
predicciones acerca del futuro. Pero ¿es la idea de causa una idea válida, legítima, es
decir, corresponde a ella alguna impresión? Para empezar, por la idea de “causa/efecto”
entendemos una relación de conexión necesaria entre aquello que es causa y aquello que
es efecto, es decir, que la causa (en determinadas condiciones) produce necesariamente
el efecto (el fuego es la causa que en determinadas condiciones, cuando acerco la mano,
produce necesariamente un efecto, la quemadura). Pero, se pregunta Hume ¿Conocemos
con certeza tal “conexión necesaria” entre la causa y el efecto? (es decir, ¿tenemos una
impresión sensible que corresponda a cómo la causa produce el efecto y otra impresión
de la necesidad de dicha producción?). La respuesta de Hume es una rotunda negación.
Lo único que hemos observado es una sucesión constante en el pasado entre la causa y
el efecto (que siempre que sucedió la causa luego sucedió el efecto). Que además de una
sucesión constante exista una conexión necesaria entre ambos hechos es una suposición
incomprobable. Y como nuestro conocimiento acerca de los hechos futuros solamente
tendría justificación si entre la causa y el efecto hay una conexión necesaria, entonces
resulta que propiamente hablando no sabemos que el fuego vaya a quemar sino que
simplemente creemos que el fuego quemará. Que nuestro pretendido conocimiento de
los hechos futuros por inferencia causal no sea en rigor conocimiento sino suposición y
creencia no significa que no estemos absolutamente ciertos acerca de los mismos (todos
tenemos certeza absoluta de que el fuego nos quemará). Pero esta certeza proviene no
de la razón sino del hábito, de la costumbre de haber observado en el pasado que
siempre que sucedió lo primero, sucedió también lo segundo.
CRÍTICA A LA METAFÍSICA
356
1º cuando afirma categóricamente la existencia de una realidad distinta de
nuestras impresiones sensibles y exterior a ellas (la afirmación de que “la realidad
extramental es la causa de nuestras impresiones” es una inferencia inválida ya que apela
a la idea de causa aplicada no “entre dos impresiones” sino “entre las impresiones y una
pretendida realidad que está más allá de ellas y de la cual no tenemos experiencia
alguna”. ¿De dónde vienen entonces nuestras impresiones? La respuesta de Hume es
que no lo sabemos. Tenemos impresiones, no sabemos de dónde proceden, eso es todo.
3º cuando afirma la existencia de mi “yo” como una sustancia que subyace a mis
impresiones e ideas y que es distinto de ellas. Su existencia era considerada tanto por
Descartes como por Locke objeto de una certeza intuitiva directa (tengo una experiencia
interna directa de mi yo, una intuición inmediata de mi yo como una sustancia
cognoscente distinta de sus actos). Para Hume, en cambio, no tenemos impresión alguna
que corresponda a mi yo como sustancia, una intuición directa de mi yo como sujeto
permanente de nuestros actos psíquicos. Sólo tenemos intuición del fluir de nuestras
ideas e impresiones (ninguna de las cuales es además permanente sino que se suceden
unas a otras ininterrumpidamente). Entonces ¿Cómo todos tenemos la conciencia de
nuestro yo, de nuestra identidad personal a través de las sucesivas y distintas
impresiones e ideas (soy el mismo, ahora que estoy estudiando estos apuntes que antes
que estaba escuchando música)? No a través de ninguna experiencia pues la conciencia
de la propia identidad, la certeza de que tengo un yo (como ocurría en la certeza de que
el fuego quema) se basa también en la memoria: gracias a la memoria conectamos las
distintas impresiones que se suceden (gracias a la memoria, las impresiones pasadas no
se pierden para siempre, siguen existiendo y se van conectando con las que se suceden;
es decir, mi yo no es otra cosa que mi memoria, mi capacidad para traer el pasado al
presente, nada más, ni ningún sujeto permanente que subyace por debajo de mis actos
psíquicos y les da unidad).
357
tradicionalmente fenomenismo pues la realidad queda reducida a los fenómenos, a lo
que se muestra, a las impresiones.
1º comparativa
2º comparativa
358
3º comparativa
2º Juicio crítico
359
falibilidad de un entendimiento, el humano, que no puede alcanzar la certeza mucho
más allá de los fenómenos, de lo meramente dado en la experiencia.
D.HUME –texto 7
Investigación sobre o coñecemento humano, S. IV; Part I
360
4º El conocimiento de la relación causa-efecto no se alcanza a través de ningún
razonamiento a priori. La inteligencia humana no obtiene la idea de causa y la idea de
efecto (esto es, de la relación causa-efecto) a través de un proceso de reflexión
puramente mental sino que por el contrario la infiere de la experiencia: después de
percibir repetidamente que ciertos fenómenos se dan siempre juntos, colige la existencia
de una conexión necesaria entre ellos, esto es, la idea de la relación causa-efecto (esto
es, el binomio causa/efecto no es una “relación entre ideas” sino una idea obtenida a
partir de ciertas operaciones de asociación y generalización llevadas a cabo por la
imaginación sobre una serie de “cuestiónes de hecho”).
GLOSARIO TEXTO Nº 7
- Los razoamentos referentes a materias de feito - Hume se refiere aquí a
cualquier reflexión que podamos llevar a cabo en la que a partir de las
impresiones sensoriales que hemos experimentado, inferimos una conclusión
que afirma algo de lo que no hemos tenido experiencia alguna (como por
ejemplo, al oir martillazos al otro lado de la pared de mi cuarto deduzco,
aunque no lo este viendo, que alguien en la habitación contigua está
utilizando dicha herramienta para clavar un clavo en la pared)
- relación de causa e efecto – relación que establece que algo (la causa)
produce otra cosa (el efecto) y que tal producción es necesaria, es decir, es
imposible que no se dé; como por ejemplo, el agua que bebo es la causa que
produce necesariamente el efecto de que inmediatamente deje de tener sed,
siendo imposible que se dé el caso de que beba y que mi sed no quede
saciada.
- podemos ir máis aló da evidencia da nosa memoria e dos nosos sentidos –
este tipo de inferencias nos permite supuestamente conocer aquello de lo que
no hemos tenido experiencia alguna (como por ejemplo, al recibir una carta
de Francia puedo inferir que se encuentra en aquel país el amigo que me la
ha escrito)
- por qué cre calquera cuestión de feito que non ten presente – se refiere a
cualquier afirmación acerca de un hecho del que no hemos tenido
experiencia directa (como por ejemplo, que nuestro amigo está en Francia)
- unha razón; e esta sería algún outro feito – una razón es una explicación que
responde a por qué se cree algo (en este texto, a por qué cree que su amigo
está en Francia). Dicha razón es otro hecho (del que ya sí tenemos
constancia sensorial, en este ejemplo la carta con remite de Francia) que se
nos presenta como un efecto que necesariamente ha de tener una causa,
aquel otro hecho (el que nuestro amigo está en Francia) del que no hemos
tenido experiencia y sobre el cual recae nuestra suposición.
- suponse constantemente que hai unha conexión entre o feito presente e ese
que se infire del – lo característico de la relación causa-efecto es que
establece una conexión necesaria entre la causa y el efecto.
- se quixeramos satisfacernos no referente á natureza da evidencia que nos
garante as cuestións de feito, deberiamos preguntarnos como chegar ó
coñecemento da causa e do efecto – nuestros conocimientos acerca de
hechos pende siempre de relaciones causa-efecto. Por ello, es de suma
importancia aclarar cuál es el fundamento de la relación causal: si es una
verdad lógica o a priori (es decir, una relación de ideas) o, por el contrario,
es el resultado de alguna experiencia (es una cuestión de hecho).
361
- razoamentos a priori – verdades de carácter puramente lógico que no se
fundamentan en la experiencia sino en la relación existente entre algunas
ideas (como que el todo es mayor que la parte) cuya negación violaría el
principio de no contradicción.
- procede da experiencia, na que achamos que uns obxectos particulares
calquera están continuamente unidos entre si – Hume aventura que la verdad
de la relación causa/efecto tiene que ser resultado de alguna experiencia
perceptiva, es decir, la idea de causalidad tiene que tener el fundamento
último de su verdad en alguna cuestión de hecho.
D.HUME –texto 8
Tratado da natureza humana; L- I; Parte I; Sec. VI.
362
1º Hume se pregunta en este texto de qué tipo de impresión se obtiene (es copia) la idea
de substancia, si de una impresión de sensación (es decir, si procede a través de los
sentidos de una experiencia externa) o de una impresión de reflexión (es decir, si
procede de una experiencia interna al sujeto).
3º La conclusión a que nos conduce el análisis del origen de la idea de substancia es que
dicha idea no es más que 1º un nombre (nominalismo) 2ºque designa un conjunto de
ideas simples de cualidades particulares que han sido reunidas por la imaginación y 3º
que se evocan conjuntamente cuando son nombradas con el término substancial que las
designa.
GLOSARIO TEXTO Nº 8
- substancia e accidente – los accidentes son las cualidades o propiedades de
las cosas (de las cuales tenemos constancia a través de la experiencia
perceptiva que de ellas tenemos: por ejemplo, el color, la forma o la textura
de una flor). La sustancia hace referencia a aquello que sujeta a los
accidentes y que se encarga de que éstos se presenten siempre unidos (en el
ejemplo anterior, el color, la forma o la textura no son la flor sino
propiedades de algo que se da por debajo de ellas y las mantiene unidas, esto
es, la flor, la “sustancia” flor), es decir, algo así como una especie de
armazón que presta sujeción y estructura a los accidentes.
- ideas claras – por idea clara debe entenderse aquella que tiene su fundamento
en la experiencia, es decir, en alguna impresión de sensación o de reflexión.
363
- impresións de sensación ou de reflexión – impresiones de sensación son las
procedentes del exterior de nuestro cuerpo (como el color, el sonido, etc.)
mientras que las impresiones de reflexión son las sensaciones que proceden
de nuestro interior (sentimientos, emociones, deseos, etc., es decir, todas
aquellas vivencias psicológicas internas que la tradición denominó
“pasiones”).
- se é que existe – si tiene un fundamento en algo real, es decir, en alguna
clase de impresión (que es como sabemos el límite irrebasable del
conocimiento humano) y no es una mera quimera (producto de nuestra
ingobernable e irrefrenable fantasía que tiende a inventar ideas y
explicaciones que no tienen justificación alguna ni en la experiencia ni en la
lógica).
- dunha colección de cualidades particulares – cuando nos referimos a una
sustancia como por ejemplo una flor, no hacemos otra cosa que referirnos a
un conjunto de propiedades (un color, una forma, una textura, una fragancia,
etc.).
- non é senón unha colección de ideas simples reunidas pola imaxinación e
que teñen un nome particular asignado, polo cal somos capaces de recuperar,
para nós mesmos ou para outros, ese conxunto – la idea de cualquier
sustancia como una flor no es sino un conjunto de impresiones sensibles que
han sido retenidas por nuestra memoria (“ideas simples”) para más tarde, al
ser recordadas, ser unidas por nuestra imaginación quien les asigna a esa
colección un nombre (el nombre “flor”) con la que designa a dicha totalidad
de impresiones agregadas. Es debido a ello por lo que cuando escuchamos o
pensamos en dicho término “flor”, inmediatamente evocamos toda esa
colección de impresiones sensibles, impresiones que se nos presentan todas a
la vez y juntas como si de hecho estuviesen inextricablemente sujetas las
unas a las otras por algo que las uniese (la supuesta sustancia “flor”). Como
podemos comprobar, Hume es un “nominalista”, es decir, un filósofo que
considera que detrás de la idea de cualquier sustancia no hay otra cosa que
un mero nombre (las sustancias no existen de ninguna manera; ni siquiera
son un concepto general pues detrás de un concepto, del concepto “flor” por
ejemplo, no hay ningún significado abstracto, universal y general, sino la
mera rememoración de una pluralidad de impresiones sensibles designadas
por medio de una palabra). En conclusión, para Hume detrás de todo lo que
concebimos como una sustancia (esta flor, esta tiza, este árbol, etc.) no hay
otra cosa que un nombre, un nombre al que no corresponde un significado o
concepto universal sino un mero conjunto de representaciones sensoriales
tras las cuales imaginamos un cierto factor de conexión.
- se refiren normalmente a un algo descoñecido, ó cal son supostamente
inherentes – la sustancia es algo desconocido, es decir, algo de lo que no
tenemos la impresión sensible correspondiente y que funciona como el sujeto
de inhesión de los accidentes (para la Escuela, la sustancia es aquello en lo
que inhieren los accidentes, algo así como si los accidentes estuviesen
inextricablemente injertados en la sustancia en la que recaen; por cierto,
aunque la palabra “inhesión” nos resulta extraña, forma parte del lenguaje
común como por ejemplo cuando decimos que tales propiedades son
“inherentes” a algo).
- suponse que están conectadas de xeito próximo e indisoluble polas relacións
de contigüidade e causalidade – en caso de que no concibamos la sustancia
364
como un sujeto de inhesión de los accidentes, se supone al menos que las
propiedades están unidas por relaciones de contigüidad espacial y temporal y
relaciones de causalidad por lo que no pueden dejarse de dar unidas.
- O principio de unión – como acabamos de ver, la idea de sustancia es
fundamentalmente un principio de unión, un factor de conexión gracias al
cual reunimos una multiplicidad de impresiones sensibles distintas y las
referimos como pertenecientes a una misma y única cosa.
- idea complexa – la idea de sustancia es una idea compleja (las ideas pueden
ser simples o complejas: las ideas simples son meras rememoraciones de
alguna clase de impresión, por ejemplo, el recuerdo del color azul de mis
vaqueros; las ideas complejas son el resultado se la asociación de varias
ideas simples como por ejemplo la idea de mis tejanos (y posteriormente la
idea de pantalón) en los que uno varias ideas simples: el color azul, la forma
alargada, un determinado tamaño, su textura tersa y suave propia de los
tejidos de algodón, etc.
LOCKE
I – INTERPRETACIÓN
1º Contextualización
Contextualización biográfica
365
educación en Oxford estaba entonces bajo el predominio de la escolástica
aristotelizante, lo que no resultaba del agrado de Locke, (lo que tampoco había resultado
del agrado, anteriormente, de Hobbes). Allí, además de estudiar filosofía,
(fundamentalmente lógica y metafísica), profundizará sus estudios de las lenguas
clásicas, pero también se interesará por la física y la química, (entrando en contacto con
R. Boyle y su círculo), así como por la medicina, en la que se iniciará con T. Sydenham,
aunque no obtendrá la titulación hasta 1674.
Una vez finalizados sus estudios permanecerá en Oxford, impartiendo clases
como Lector de griego en el Christ Church desde 1660 y también de Retórica desde
1663. En 1667 entrará al servicio de Lord Ashley (futuro Conde de Shaftesbury),
representante del naciente partido "whig", con quien compartirá las variables vicisitudes
políticas sufridas por aquél durante la monarquía de los Estuardo, desempeñando varios
cargos de responsabilidad a su servicio. La caída política de Shaftesbury y, en parte, su
delicada salud, le llevaron primero a Oxford, donde terminó sus estudios de Medicina y
obtuvo la titulación y licencia para su ejercicio, y posteriomente a Francia, donde vivió
de 1675 a 1680, entrando en contacto con los círculos filosóficos de la época
(cartesianos y libertinos) y recibiendo, sobre todo, el influjo de la filosofía de Gassendi.
A su regreso a Inglaterra volverá a entrar al servicio de Lord Shaftesbury, pero la
ya definitiva derrota política de éste le obligará de nuevo a abandonar Inglaterra,
refugiándose en Holanda, donde permanecerá de 1683 a 1689. Allí finalizará el "Ensayo
sobre el entendimiento humano", y publicará la "Epistola de Tolerentia", en latín, al
tiempo que entra en contacto con los revolucionarios ingleses exiliados en Holanda, en
consonancia con los ideales políticos plasmados en sus "Tratados sobre el gobierno
civil". Tras la Revolución de 1686, que llevó al trono a Guillermo de Orange, y una vez
consolidad su victoria, regresará a Inglaterra, desempeñando varios cargos en Londres,
siendo el de mayor relevancia el de Comisario de Comercio. En 1691 se retirará a
Oates, en Essex. Allí se instalará en la mansión de Sir Francis y Lady Masham, (una
protofeminista que defendía el derecho a la educación de las mujeres y una de las
primeras mujeres que publicó obras filosóficas manteniendo correspondencia filosófica
con Locke y Leibniz; publicó además la primera biografía de Locke a la muerte de éste),
a la que había conocido de soltera como Damaris Cudworth (era hija de Ralph
Cudworth, uno de los más prominentes miembros del círculo filosófico de los
“platónicos de Cambridge”) en 1682, poco antes de su exilio, y con la que mantuvo una
relación afectiva e intelectual hasta su muerte, el 28 de octubre de 1704.
Contextualización histórica
Nacido en 1632 y fallecido en 1704, la vida del filósofo inglés John Locke
transcurrió principalmente a lo largo de toda la segunda mitad del siglo XVII. Los
principales acontecimientos históricos de los que fue testigo directo y en algunos casos
participó directamente fueron los siguientes:
366
- La Inglaterra de los tiempos de Locke se desangraba en terribles guerras civiles
de carácter político-religiosos que enfrentaba por un lado al partido monárquico,
favorable al ejercicio del absolutismo por parte de los monarcas Estuardo y el partido
parlamentario, defensor de las prerrogativas del parlamento frente a la corona. En estas
guerras civiles también pugnaban entre sí las facciones religiosas en las que se dividía el
país: anglicanos, puritanos calvinistas, católicos y una minoría anabaptista irredenta.
Los principales episodios de esta turbulento medio siglo inglés fueron 1º la revolución
de 1648 que terminó con la decapitación de Carlos I Estuardo y la proclamación de la
República (Commonwealth) por Oliver Cronwell, 2º la reinstauración de la monarquía
de los Estuardo en la persona de Carlos II y 3º el intento de implantar el absolutismo y
reinstaurar el catolicismo por parte de Jacobo II. Finalmente, 4º en 1688 tras la
“Revolución Gloriosa”, Jacobo II fue depuesto por el Parlamento y entronizado
Guillermo de Orange, pasando Inglaterra a convertirse en la primera monarquía
parlamentaria y constitucional de la historia.
Contextualización filosófica
367
(como la tradición, la autoridad o la fe) puede considerarse como el acta de nacimiento
y la puesta en marcha del movimiento ilustrado, vasta corriente ideológica que desde
Inglaterra se extenderá primero a Francia y desde allí al resto del mundo y cuyo espíritu
racionalista y crítico será el dominante en el siglo XVIII.
II - COMPRENSIÓN
Locke publicó sus “Dos tratados sobre el gobierno” en 1690, tras la “revolución
gloriosa” de 1688 que puso fin a la monarquía de los Estuardo y establecía una
monarquía parlamentaria. En el primero de estos tratados Locke critica la teoría
absolutista del derecho divino del monarca (en concreto, somete a crítica las principales
tesis de la obra de Robert Filmer “Patriarca o del poder natural de los reyes”). En el
segundo tratado, formula (de acuerdo con la nueva situación política) su propia versión
reformada, frente a Hobbes, de la teoría contractualista: de su teoría del “estado de
naturaleza”, del contrato o pacto social, de los derechos del Estado y de los ciudadanos.
La nueva óptica acerca del contrato social que defenderá Locke se constituirá como la
perspectiva liberal frente a la perspectiva absolutista hobbesiana. Veamos seguidamente
cómo explica Locke la naturaleza y el objetivo del pacto social:
Una vez constituida la sociedad y el Estado, cada individuo renuncia a ser juez en el
ejercicio de sus derechos sometiéndose en virtud del pacto que constituye a la sociedad
civil a la autoridad estatal. Pero ello no quiere decir que renuncie a sus derechos
(igualdad, libertad y propiedad) tal como defendía Hobbes pues la finalidad máxima por
la que los hombres han decidido configurarse como una comunidad política es para que
el Estado reconozca, permita y garantice el ejercicio de dichos derechos. Por ello, en la
constitución del Estado se establecen dos poderes, el legislativo y el ejecutivo, bajo la
preeminencia del primero, el legislativo, en cuyo ejercicio participan en condiciones de
libertad e igualdad (directamente o por delegación) todos los miembros del cuerpo
social (aunque de hecho sólo se les reconocerá dicho derecho de participación política
democrática a los varones y propietarios; toda una serie de cláusulas restringirán la
igualdad universal de los hombres. La ley emana pues de la voluntad de los ciudadanos
368
y corresponde sólo (ésta es su única y principal función) al poder ejecutivo su ejecución.
No hay por lo tanto un único poder soberano que al mismo tiempo legisla y ejecuta la
ley. Puede así decir Locke que ni la monarquía absoluta de derecho divino defendida
por Filmer ni el Leviathan absolutista hobbesiano son una sociedad civil (el gobierno o
poder legítimo de una sociedad civil). El poder supremo en el Estado es el legislativo y
este reside en última instancia siempre en el pueblo, que posee derecho de resistencia y
de deposición del poder legislativo y ejecutivo cuando estos conculcan los derechos
individuales irrenunciables. Locke enuncia de este modo los principios de una teoría
política basada en la razón universal y los derechos naturales (esto es, en los derechos
racionales) de los ciudadanos, que iba a ejercer enorme influencia en el futuro como
expresión de las aspiraciones de la clase burguesa a la libertad e igualdad políticas y a la
participación en el gobierno del Estado mediante la voz de la mayoría.
Para Locke, que concibe el Estado como un Estado laico, éste deberá garantizar a
los ciudadanos el ejercicio de su derecho a la libre organización y culto religiosos, pero
deberá vigilar también que ninguna Iglesia, ninguna asociación religiosa, se transforme
en poder, capaz de suscitar discordias civiles por las disputas sectarias de carácter
religioso. De ahí la exigencia y el ideal de tolerancia religiosa que Locke formuló en su
“Epístola sobre la tolerancia” de 1689 y de la cual sólo se excluye a los intolerantes
mismos, a quienes no reconozcan la libertad religiosa a los demás, en particular, a
católicos y musulmanes que, al someterse además a un poder ajeno al Estado,
constituyen una amenaza para éste. También excluye a los ateos, de quienes piensa que
por su negación de Dios, disuelven los principios que subyacen a la sociedad civil (la fe
en Dios se tomaba como la base de la fe de unos hombres sobre los otros; a un ateo no
se le consideraba persona de fiar pues era incapaz de jurar sobre una Biblia “de un
modo fiable”). Locke establecía, con todo ello, el principio del Estado laico y de la
libertad religiosa, tanto en el plano exterior como en el de la conciencia interior. Con
ello, Locke formulaba teóricamente una situación de hecho vigente en la Inglaterra de
su tiempo. Ya en el siglo XVIII, Inglaterra representará para la inteligencia europea
(para los sabios e intelectuales de la época) el país de la libertad y Locke será el
abanderado de la misma y de la razón que debe presidir toda manifestación de la vida
humana.
369
Locke concibe el estado de naturaleza como una situación en la que los
individuos son libres e iguales. Pero, a diferencia de Hobbes, afirma que éstos están ya
dotados de unos “derechos naturales” tales como el derecho a la vida, la libertad y a la
propiedad de los productos de su trabajo y, por lo tanto, a los medios a partir de los
cuales éstos se obtienen. Ahora bien, como en el estado de naturaleza el gozo de estos
derechos es muy incierto, los individuos están dispuestos a establecer un poder estatal
que los proteja y garantice. Pero este poder no es más que un árbitro representante del
pueblo y sus competencias quedan limitadas estrictamente a la defensa de tales
derechos.
2º Juicio crítico
J.LOCKE–texto 9
Dous tratados sobre o goberno; Segundo ensaio, Cap 2
6. Pero, aínda que este sexa un estado de liberdade, non é, porén, un estado licencioso;
aínda que o home neste estado teña unha incontrolada liberdade para dispor da súa
persoa e propiedades, con todo, non ten liberdade para destruírse a si mesmo, ou
370
menos aínda a calquera criatura que estea no seu poder, excepto no caso en que
algunha razón máis nobre que a súa preservación o guiase. O estado de Natureza ten
unha lei da Natureza para gobernarse, a cal obriga a todo o mundo, e esta é a razón, a
cal ensina a todos os homes, só con que queiran consultala, que, sendo todos iguais e
independentes, ninguén debe danar a outro na súa vida, saúde, liberdade ou posesións;
xa que, sendo todas as persoas a obra dun Creador omnipotente e infinito; todos
serventes dun xefe soberano, enviados ó mundo baixo a súa orde e negocio, eles son a
súa propiedade, a súa obra, e foron feitos para durar mentres el o queira, e non
mentres a outro lle praza. E sendo creado con tales facultades, compartindo todos a
mesma comunidade da natureza, non pode ser suposta ningunha subordinación entre
nós que nos autorice a destruírnos uns a outros como se foramos feitos para outros
usos, como as criaturas de inferior rango o foron con respecto a nós. Cada un está
obrigado a preservarse a si mesmo e a non abandonar o seu posto por libre decisión,
pola sinxela razón de que, cando a súa propia preservación non está en xogo, deberá,
tanto como poida, preservar o resto da humanidade, e nunca, excepto para facer
xustiza a un ofensor, roubar ou prexudicar a vida doutro, ou o que axude á súa
preservación, liberdade, saúde, integridade ou bens. J.LOCKE: Dous Tratados sobre o
goberno. (1.680-1.690). L.II: Sobre a verdadeira orixe, alcance e fins do Goberno Civil.
Cap.2: Sobre o estado de Natureza. (Trad. gal. de Mª Esperanza González Escudero,
IES Mendiño, Redondela)
2º ¿Cuáles son dichas restricciones? El estado de naturaleza está regido por una ley, la
ley de la naturaleza (que puede ser conocida por la razón y que atañe a todo hombre),
que, tras reconocer que todos los individuos son iguales e independientes, restringe la
libertad del individuo y le impone una serie mínima de deberes: el no dañar la vida,
salud, libertad y posesiones de otra persona.
4º Y es que Dios nos ha creado con una y la misma naturaleza a todos los hombres no
existiendo por ello posibles relaciones jerárquicas de subordinación que justificarían el
que unos pudiesen llegar a utilizar a otros como les placiese.
5º Finalmente, la ley natural, que es obra de Dios, obliga a todo hombre a preservarse a
sí mismo y a ayudar a preservar al resto de la humanidad no causando, por ello, nunca
daño a otra persona en su vida, integridad física, libertad o hacienda (con la salvedad de
tener que hacer justicia, caso en el cual está justificado el infligir daño al ofensor).
371
GLOSARIOS DE LOCKE
Nota – Cuidado con confundir los dos significados del término “estado”:
GLOSARIO TEXTO Nº 1
- estado de liberdade - condición en la que se encuentran los hombres en el estado
de naturaleza caracterizado por el hecho de que su libertad no está constreñida
por ninguna ley positiva (ninguna norma jurídica promulgada por un Estado y
respaldados por el poder de la espada).
- estado licencioso – condición en la que se encontrarían los hombres en caso de
que ningún tipo de ley moral limitase su libertad. “Estado licencioso” es por lo
tanto sinónimo de “estado de libertinaje”.
- estado de natureza – situación hipotética en la que se encontrarían los individuos
si no se hubiesen constituidos Estados. Por lo tanto, el “estado de naturaleza” es
la condición originaria en la que se halla el género humano antes de hacer el
contrato y establecer el estado civil.
- ley de natureza – normas morales universales contenidas en nuestra misma
naturaleza humana. La expresión “ley natural” es sinónima de la de “derecho
natural”. El Derecho natural es el conjunto de derechos que supuestamente
tendrían los hombres por el hecho de serlo (es lo que hoy en día denominamos
“derechos humanos”). El concepto de “derecho natural” se contrapone al de
“derecho positivo” que estaría constituido por aquel conjunto de derechos
establecidos convencionalmente por los seres humanos para organizar su vida en
sociedad.
- obriga a todo o mundo – dichas normas al ser universales obligan por igual a
todos los hombres.
- sendo todos iguais e independentes – todos los hombres han sido creados por
Dios como seres de igual condición y libres, es decir, no ha creado a unos como
príncipes nacidos para mandar, y a otros como súbditos nacidos para obedecer.
- o deber de non dañar a ninguen na súa vida, liberdade e propiedade – principal
obligación moral que tienen los seres humanos, la de no lesionar los derechos
naturales de sus semejantes.
- non pode ser suposta ningunha subordinación entre nos – ningún individuo (el
principe) se puede erigir como superior respecto a sus semejantes por un
supuesto mandato divino (el de que ha sido investido como príncipe por la
misma divinidad) que de hecho no se ha producido jamás.
- excepto para facer xustiza a un ofensor – la única razón legítima para hacer daño
a un semejante es aquella que exige que se le imponga un justo castigo a todo
372
individuo que lesiona el derecho natural de otro ser humano (pues es injusto que
los crímenes queden impunes, sin castigo).
J.LOCKE–texto 10
Dous tratados sobre o goberno; Segundo ensaio, Cap. 7
89. Polo tanto, onde queira que calquera número de persoas se xunten nunha sociedade
dispostas a abandonar cada un o seu poder executivo da lei da natureza, e a renunciar
a el a favor do poder público, alí e só alí haberá unha sociedade política ou civil. E isto
dáse onde queira que un número calquera de homes, en estado de natureza, pase a
formar unha sociedade co fin de construír unha persoa ou corpo político baixo a
soberanía dun goberno supremo, ou tamén cando calquera particular se une e
incorpora a un goberno xa feito. Xa que neste caso autoriza á sociedade ou, o que é o
mesmo, ó poder lexislativo dela a facer leis para el, tal e como o ben público de dita
sociedade requira, para a execución das cales é preciso (como para os seus propios
decretos) a súa colaboración. E isto pon os homes fóra do estado de natureza e dentro
daquela república [commonwealth], establecendo un xuíz na terra con autoridade para
a determinación de todas as controversias de dereito que xurdan entre eles, e para
reparar as inxurias que puideran ocorrer contra calquera membro da república
[commonwealth], o cal será xulgado polo poder lexislativo ou polos maxistrados
sinalados para tal fin. E onde queira que houbese un número de homes dalgún xeito
asociados, que non tivesen tal poder decisivo ó que apelar, entón alí estarán aínda no
estado de Natureza. § 90. E polo tanto, é evidente que a monarquía absoluta, a cal é
considerada por algúns como a única forma de goberno válida no mundo, é de feito
incompatible coa sociedade civil e, polo tanto, non pode ser unha forma de goberno
civil en absoluto. Dado que o fin da sociedade civil é evitar e remediar aqueles
inconvenientes do estado de natureza que se derivan necesariamente do feito de que
cada home sexa xuíz do seu propio caso, establecendo unha autoridade coñecida á cal
calquera membro desa sociedade poida apelar en caso de ser inxuriado, ou en caso
dunha controversia que poida xurdir, e á cal todos os membros de dita sociedade deban
obedecer. Onde queira que haxa un grupo de persoas que non teñan tal autoridade á
que apelar, e que poida decidir calquera diferenza que entre eles poida alí xurdir, esas
persoas estarán aínda no estado de natureza. Nel atópase todo príncipe con respecto a
aqueles que estean baixo o seu dominio. J.LOCKE: Dous Tratados sobre o Goberno
(1.680-1.690). LII, Cap.VII (Trad. gal. de Mª Esperanza González Escudero, IES
Mendiño, Redondela)
373
gobierno a la procura del bien de la comunidad entera (bien común). Ese individuo se
situará, por ello, fuera del “estado de naturaleza” y pasará a formar parte de una
República (o Commonwealth).
3º Toda República es tal por establecer un poder dotado de autoridad máxima al que se
le reconoce la potestad de, primero, juzgar toda controversia legal entre los miembros
del cuerpo político y, segundo, imponer sanciones para reparar los daños causados. Si
dicho poder no estuviese constituido (institucionalizado) y los hombres asociados entre
sí no pudiesen apelar a él, nos encontraríamos ante una forma de asociación humana
prepolítica (una forma de asociación en la que aún no se ha abandonado el estado de
naturaleza).
GLOSARIO TEXTO Nº 2
- poder público – refiérese a la autoridad colectiva que se instaura tras acordar el
contrato.
- sociedade política ou civil – la sociedad humana, una vez establecido el contrato
político, se configura como un conjunto de ciudadanos ya no independientes
sino unidos y sometidos a la misma autoridad colectiva que instauraron por
medio del contrato.
- corpo político – término sinónimo al de sociedad política o sociedad civil. El
cuerpo político es una nueva comunidad que permite que sus miembros vivan
con mayor seguridad a cambio de consentir que la mayoría tiene el derecho de
regir y obligar a todos sus miembros estando éstos obligados a someterse a la
resolución de la mayoría.
- poder lexislativo – autoridad civil encargada de hacer las leyes
374
- república [commonwealth]- término sinónimo a los de sociedad civil o cuerpo
político
- xuíz na terra – refiérese a aquel individuo que tiene la misión de resolver las
controversias entre los hombres.
- monarquía absoluta – monarquía en la que el poder del monarca no está
limitado por la ley civil.
- incompatible coa sociedade civil – la monarquía absoluta hace imposible la
constitución de una sociedad civil por lo que toda sociedad gobernada por un
poder absoluto aún se encuentra en el estado de naturaleza.
- o fin da sociedade civil – la razón por la que los hombres se decidieron a
constituirla. Al salir del estado de naturaleza, los hombres alienan parte de su
poder y libertad en la sociedad civil para poder alcanzar dicho fin que no es otro
que gozar de una mayor seguridad en la salvaguarda de sus derechos naturales a
la vida, la libertad y la propiedad. Al hacerlo voluntariamente, su consentimiento
da lugar a un gobierno legítimo.
COSMOLOGÍA ARISTOTÉLICA
[ IMAGEN ARISTOTÉLICA DEL UNIVERSO versus IMAGEN MODERNA DEL
UNIVERSO
(dualismo cosmológico aristotélico: reproduce en el mundo sensible el dualismo
ontológico platónico)]
375
- FINITO. El universo tiene un confín físico irrebasable (más allá sólo existe
una realidad transfísica, metafísica, el reino de Dios)
- De FIGURA ESFÉRICA
- ÚNICO: para la teología cristiana medieval, frente a A., el universo es único por
potentia ordenata, ya que por potentia absoluta Dios podría haber hecho una
pluralidad de mundos; la unicidad del mundo se armoniza mejor con el drama
cristiano de la caída y la redención humana mediante el sacrificio del Verbo encarnado
en Jesús (la Tierra es también única y no hay una pluralidad de mundos habitados: las
implicaciones teológico-religiosas de una pluralidad de mundos serían peligrosas).
376
1º JUICIO DE CRISTO EN LA SEGUNDA VENIDA o segundo advenimiento
2º FIN DEL MUNDO
3º TRANSMUTACIÓN DEL MUNDO EN LA REALIDAD DEFINITIVA DE
CIELO DE ELEGIDOS E INFIERNO DE RÉPROBOS
- PLENUM: el cosmos está lleno ¿por qué? Porque el vacio es imposible (de ahí
que la naturaleza aborrezca el vacio, actuando siempre con vistas a impedirlo).
- TELEOLOGISMO: animación y sensibilidad de los cuerpos.
- Los elementos (y los cuerpos físicos mixtos en virtud del elemento en ellos
predominante) tienen un lugar natural (absoluto) que le corresponde en virtud de su
propia naturaleza o esencia material (o mejor dicho, elemental). Esa naturaleza propia
es su mayor o menor pesadez o liviandad. Y así, corresponde a los cuerpos pesados
ocupar el centro y a los ligeros, situarse por encima de ellos ocupando la periferia.
377
- ¿Por qué no se produce la normalización física de los elementos en sus esferas
que traería consigo finalmente la inmovilidad de los elementos? La causa de ello es la
influenza del movimiento celeste: los elementos están mezclados como consecuencia de
la acción de los cielos.
- ¿Qué son los cometas? Exhalaciones aéreas (elemento aire) que al acercarse a
las capas altas de la región del aire donde entra en contacto con la esfera de fuego se
inflaman y donde también son arrastrados por el movimiento diario e los cielos
transmitidos a dichas regiones superiores. Son fenómenos naturales efímeros, de súbita
generación, corrupción y muerte. Son meteoros (meteor significa en griego lo que está
levantado por encima de la tierra y de ahí meteorología) sublunares efímeros.
EL MUNDO CELESTE
- Formado por un quinto elemento o quinta essentia, un elemento superior, el
éter.
- El mundo celeste era divino para A. y para los cristianos era cuasi divino, un
ámbito superior del que está excluida la muerte, un ámbito del que está excluida la
muerte (sometido tan sólo al perfecto, por regular, circular y eterno, movimiento de las
esferas). De ahí que Fray Luis de León se refiriera a él en los siguientes términos:
“Morada de grandeza / Templo de claridad y hermosura).
- El mundo celeste posee una estructura jerárquica (sus partes están dispuestas
jerárquicamente).
378
- La región celeste está constituida por una serie de esferas concéntricas
contiguas, con sus superficies perfectamente pulidas y lisas para evitar 1º el vacio, 2º la
fricción y 3º el rozamiento que podría perturbar su movimiento.
CRYSTALLINUM
B) Ptolomeo (al que sigue el Medievo): - añadió una NOVENA ESFERA sin
astros para explicar el fenómeno de la precesión de los equinoccios (las estrellas se
mueven de Oeste a Este en razón de un grado cada 100 años; por tanto, una
REVOLUCIÓN, un giro completo, cada 36.000 años, 360 grados x 100 = 36.000 años).
Se satisfacía así la exigencia de un PRIMUM MOBILE “SIMPLICISSIMO” (dotado de
un solo movimiento).
- Esta novena esfera se identificó con las “aguas sobre el firmamento” del libro
del Génesis por lo que recibió el nombre de CRYSTALLINUM (pues se imaginaba que
esa agua se encontraba en estado sólido, cristalizado y trasparente, similar al hielo). A
esta esfera, la esfera más veloz, asciende Dante en el canto XXVII del Paraíso
proyectando la mirada hacia la realidad exterior. En el canto XXX “sale fuera del
379
mayor cuerpo al cielo que es pura luz (ya no es cuerpo), luz intelectual llena de amor,
el Empíreo.
Movimiento de trepidación: movimiento progresivo y regresivo (postulado por el
astrónomo árabe del siglo IX THABIT IBN QURRA como explicación alternativa a la
precesión de los equinoccios). Algunos astrónomos medievales (los de la corte de
Alfonso X o Alberto de Sajonia, siglo XIV) mantuvieron los dos movimientos (aunque
eran explicaciones alternativas y se debía elegir entre uno de los dos):
DÉCIMA ESFERA: móvil y sin astros, causante del movimiento diario.
NOVENA ESFERA: causante de la precesión de los equinoccios.
OCTAVA ESFERA: esfera de las fijas dotada de un movimiento de trepidación.
EL EMPÍREO
A) Aristóteles:
- las cosas allí son incorpóreas (INTELIGENCIAS PURAS)
B) Medievo:
380
- ¿Dónde está este ÁMBITO EXTRAMUNDANO?
Aristóteles: El lugar para Aristóteles no es algo que exista por sí mismo sino un
accidente de la sustancia corpórea. Definió en su Física el espacio como “el
límite del cuerpo continente que está en contacto con el cuerpo contenido”. De
ahí resultaba la paradoja en Aristóteles de que el mundo (y su primera esfera)
no estaba propiamente en ningún sitio pues las entidades exteriores (las
inteligencias) eran incorpóreas y no podían ejercer la función de lugar o
receptáculo.
SIMPLIFICACIÓN MEDIEVAL
381
- moviéndose en una u otra dirección.
- a una velocidad mayor o menor.
- sobre un eje más o menos inclinado.
382
Consideraba inaceptable una astronomía que no respetara la uniformidad del
movimiento respecto a su centro y que postulaba una pluralidad de centros del
movimiento planetario. Esta tarea la realizó ALPETRAGIO (Córdoba, siglo XII) quien
reconciliaba la astronomía con la física y cosmología aristotélica. Su obra tuvo una
gran repercusión tanto en el Medievo como en el primer Renacimiento. Su obra
satisfizo a los filósofos pero no tuvo la adhesión de los astrónomos.
- Esta situación de escisión entre las disciplinas, una cosmología inútil
astronómicamente y una astronomía matemática sin valor físico se mantuvo hasta el
siglo XVI y será el estímulo que impulse a COPÉRNICO a dar comienzo sin
proponérselo a una revolución astronómica que devendrá en una revolución científica
total.
- Ya en el siglo XIV, JUAN BURIDAN (en su obra “Cuestiones sobre el De Caelo de
Aristóteles”) y NICOLAS DE ORESME (en su “Libro del cielo y del mundo”) se
plantean la posibilidad de un movimiento circular de la Tierra (para Aristóteles es
imposible pues no hay más movimiento para la Tierra que el rectilíneo). Se trata de un
ejercicio imaginario (un razonamiento secundum imaginationem) sobre aquello que
podría ser real en virtud de la POTENTIA ABSOLUTA (no la POTENTIA ORDINATA)
de Dios. Encontraron las siguientes razones a favor del movimiento de la Tierra
(aunque al final rechazaron dicho movimiento, el movimiento de la Tierra será a partir
de ellos YA POSIBLE):
383
- nadie afirmó antes que Bruno que el universo era infinito y homogéneo
necesariamente por haber sido producido por la infinita potentia divina.
1º disciplinas teóricas
2º con una aplicación práctica
3º dotadas de plena racionalidad
4º confirmadas por la experiencia
Astrología
- Autoridades:
384
2º ÁRABES: Albumasar (Introductorium maius), De magnis
coniunctionibus)
385
razón y, conociendo la relación del cielo con la Tierra, modular la influencia celeste en
su propio beneficio (la astrología tiene un componente operacional).
Magia
- Se abre una nueva brecha en el cada vez más resquebrajado EDIFICIO DEL
SABER TRADICIONAL.
- A finales del siglo XV, todo el mundo estaba convencido de que la astronomía
necesitaba una reforma. Tres propuestas: 1º Peurbach y Regiomontanus; 2º
Aristotelismo averroísta; 3º Copérnico.
386
- Peurbach escribe “Theoricae novae planetarum” en el que siguiendo las
indicaciones de Alhazen (el cual a su vez se basaba en la “Hipótesis de los planetas”
de Ptolomeo) colocaba los complejos modelos geométricos (construidos a partir de
excéntricas y epiciclos, sin pretensiones de realidad física) EN EL INTERIOR DE LAS
ESFERAS CONCÉNTRICAS (sólidas y reales).
2º ARISTOTELISMO AVERROÍSTA ITALIANO:
- Los astrónomos Amico y Fracastoro rompen con la astronomía de Ptolomeo y
proponen la vuelta a las esferas homocéntricas de Aristóteles (buscan la
REUNIFICACIÓN de astronomía y cosmología física).
387
1º Rotación (Consecuencia: las esferas no requieren ya de movimiento
diario)
2º Traslación
- se eliminan todas las esferas sin estrellas detrás de las fijas (Copérnico no
dice nada acerca de las consecuencias teológicas referidas al Crystallinum y el
Empíreo pues no quiere salirse del terreno estrictamente astronómico).
2º Planetas móviles: están dispuestos en un orden de acuerdo con una RAZÓN pues hay
una proporción entre su distancia al centro y la duración de su periodo de revolución
(ARMONÍA o NEXUS admirable entre las partes componentes, frente a la
incertidumbre de la colocación de Venus, Mercurio y el Sol en la astronomía
ptolemaica, pues los tres tienen un periodo de revolución de un año).
2º Metafísica de la luz.
1º Cumple la función del Empíreo, de lugar o receptáculo inmóvil del universo móvil.
PROBLEMAS
1º En Copérnico, el Empíreo podría estar más allá de las fijas pero existe la
posibilidad de que la esfera de las fijas sea finita hacia dentro pero infinita hacia
arriba.
388
2º Copérnico señala para cada planeta una esfera concéntrica que lo transporta
pero omite el modelo geométrico de excéntricas y epiciclos necesario para SALVAR
(explicar) los fenómenos. Por lo tanto, la superación de la escisión
cosmología/astronomía no era completo. Consecuencia: el modelo copernicano sigue
siendo una mera HIPÓTESIS (el carácter hipotético, es decir, la REALIDAD del
heliocentrismo no desaparecerá hasta Kepler).
389
revolución científica de la que surgió la imagen actual del universo
infinito (o al menos indefinido) y homogéneo (sin jerarquías).
ESCATOLOGÍA CRISTIANA
- FIN DEL MUNDO: acaecerá después, poco después, de 1584. ¿Por qué?:
390
1º un alma propia, o bien de
- OBRA:
- COSMOLOGÍA DE BRUNO:
391
1º rechaza el aristotelismo.
- el Sol es Dios
- la esfera de las fijas, Cristo
- el espacio intermedio, el Espíritu Santo.
Conociendo las armonías geométricas de este mundo, el ser humano conoce las
razones de Dios y se une a Él.
1º LEY DE KEPLER: trayectorias elípticas de los planetas (con el Sol en uno de sus
focos).
Consecuencias:
1º se abandona el movimiento circular (en virtud del carácter divino de los astros y la
perfección del círculo, desde los griegos era el gran axioma de la astronomía antigua).
392
2º unifica definitivamente la astronomía matemática y la cosmología física (abandono
de las complejas combinaciones de círculos).
2º LEY DE KEPLER: el radio vector del planeta barre áreas iguales en tiempos
iguales.
Consecuencias:
1º abandono del dogma milenario de la velocidad uniforme (negación de la regularidad
celeste y por lo tanto de su perfección).
2º creación de una nueva astronomía por parte de Kepler: la ASTRONOMÍA FÍSICA
frente a la tradicional ASTRONOMÍA MATEMÁTICA: es imprescindible estudiar las
fuerzas que actúan en el cielo, o lo que es lo mismo, es necesario llevar la FÍSICA al
cielo. ¿Qué fuerza es la causante del incremento de velocidad del planeta? El Sol es
quien ejerce la fuerza motriz (el Sol no ejerce sólo una función iluminadora o de
causalidad final del movimiento planetario como VICARIO DE DIOS), la acción
mecánica de tracción física de los planetas. ¿Cómo? La fuerza motriz se difunde con
los rayos por efecto de la rotación solar que crean una especie de torbellino (y que a
través de los rayos arrastra a los planetas). De no ser por ello, el planeta estaría fijo e
inmóvil en virtud de la inercia (inercia: tendencia natural al reposo o resistencia al
movimiento; Descartes y Newton redefinirían más tarde el concepto de inercia como
continuidad en el estado de reposo o movimiento.
3º LEY DE KEPLER: esta traslación del planeta en torno al Sol se produce con una
velocidad inversamente proporcional a su distancia del Sol (los planetas más lejanos se
mueven más lentamente y cada planeta más velozmente en el perihelio que en el afelio).
- Al construir Kepler una FÍSICA CELESTE rompe también con el dualismo
aristotélico (homogeneiza el universo y unifica las disciplinas físicas y astronómico-
matemáticas). La obra de Galileo y Descartes completará la obra de Kepler mediante
la matematización de la física para culminar en la síntesis newtoniana.
B) LA REVOLUCIÓN CIENTÍFICA
393
- Se CUARTEA el dualismo aristotélico (tesis expuestas por Galileo en su obra
“Siderus Nuncius” (“La Gaceta Sideral”, 1610):
1º innumerables estrellas nuevas (machas más de las 1022 observables a simple
vista).
2º Vía Láctea como un cúmulo de estrellas
3º juego de luces y sombras en la Luna (efecto de la luz solar sobre sus
montañas).
4º descubrimiento de las lunas de Júpiter (astros mediceos): confirmación
experimental de la relación copernicana de la Luna con la Tierra en movimiento
alrededor del Sol.
5º descubrimiento de las fases de Venus (imposible en el sistema ptolemaico y
previstas por el sistema copernicano y ticónico)
6º descubrimiento del desplazamiento de manchas solares: movimiento de
rotación del Sol y una nueva prueba de la falsedad de la creencia secular de la perfecta
inmutabilidad celeste.
Sin embargo, Galileo no se atreverá nunca a considerar, como Bruno, el universo como
infinito (simplemente será una confirmación de la enorme extensión del radio de la
esfera estelar.
- “Carta a Cristina de Lorena” (1615; Cristina de Lorena era la madre y regente del
duque de Toscana Cosme II Medici): en plena campaña de los dominicos contra el
copernicanismo en tanto que contrario a las Escrituras, galileo justifica dicha
contradicción recurriendo a la TEORÍA DE LA ACOMODACIÓN (Dios en su
revelación se acomoda en aquellas cuestiones que no tienen que ver con la salvación a
la capacidad de conocimiento y a la opinión común de la humanidad indocta). Por ello,
las afirmaciones de la Biblia sobra la naturaleza no pueden ser tomadas como
verdades literales (y menos cuando se encuentran en contradicción con afirmaciones
científicas demostradas matemáticamente y confirmadas por la experiencia).
CONSECUENCIA: autonomía de la ciencia frente a la teología (la ciencia es el
conocimiento de ese otro libro de Dios que es la naturaleza). Según Galileo, la
naturaleza procede según el curso inexorable prescrito por Dios: es imposible adaptar
o acomodar las conclusiones de la ciencia al discurso escriturístico (cuya finalidad es
eminentemente moral y religiosa).
Pero el ESCÁNDALO estaba servido: Galileo, un laico al fin y al cabo, interviene en la
disputa sobre el carácter herético del copernicanismo atreviéndose a decirle a los
teólogos y doctores de la Iglesia como debían interpretar las Escrituras y que lo hacía
en contra de la exégesis patrística o tradicional. Todo ello motivará la intervención de
la Inquisición que prohibirá la obra de Copérnico hasta que sea corregida, es decir,
hasta que el movimiento de la Tierra y la centralidad solar sean presentadas como
meras hipótesis matemáticas sin valor físico, útiles sólo para el cálculo de los
movimientos celestes. La Iglesia hace así suya la Interpretación de Wittemberg que era
la que hasta entonces circulaba en los medios protestantes (neutralizada sin embargo
por el apoyo de Calvino a la teoría de la acomodación que permitiría que Kepler
desarrollase libremente el copernicanismo). El 24 de febrero de 1616, el cardenal
Belarmino, miembro del Santo Oficio, comunicaba personalmente la resolución del
394
Tribunal y le conminaba a no hablar y defender el movimiento de la Tierra salvo como
hipótesis matemática.
CRÍTICA A ARISTÓTELES:
- “Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo: ptolemaico y copernicano”
(1632): Galileo consigue permiso para publicar una obra en defensa del
copernicanismo asumido como mera hipótesis (efecto de que acaba de acceder al solio
pontificio Urbano VIII, amigo de Galileo e interesado por la ciencia).
En realidad en esta obra, con la salvedad de cláusulas hipotéticas al comienzo y al
final, defiende el movimiento de la Tierra y lleva a cabo una crítica demoledora del
aristotelismo (para Galileo, las mareas son la evidencia del doble movimiento de
rotación y traslación; lo más importante de esta obra, más allá del error sobre las
mareas, es que pone las bases para una nueva concepción del movimiento del cual se
sigue el movimiento de la Tierra). El Diálogo será prohibido (después de convencer a
Urbano VIII de que su persona era ridiculizada en la figura de SIMPLICIO, el
portavoz en el diálogo del aristotelismo). Se le abrirá proceso inquisitorial que termina
en 1633 con la condenación y la abjuración forzada del movimiento de la Tierra.
395
- el movimiento de caída de los graves
- el movimiento de los proyectiles
Estas leyes mostraban en el caso de los movimientos más llamativos del mundo
sublunar (ante los cuales la física aristotélica fracasaba completamente) que la física-
matemática podía dar una explicación completa de los mismos y que la naturaleza
terrestre no estaba menos sometida a la precisión matemática que los cielos.
CONCLUSIONES:
1º la física-matemática sublunar tiene un alcance general.
2º homogeneidad de la naturaleza pues toda la naturaleza está sometida a una
legalidad matemática de validez universal.
3º unión del desarrollo kepleriano de la astronomía física y de la
matematización de la física sublunar galileana. ¿Cómo? A través de la elaboración de
una teoría matemática de la materia y el movimiento que dé una explicación completa
de la totalidad natural por el carácter matemático y homogéneo de ésta. ¿Quién
realizará definitivamente este proyecto? Isaac Newton.
396
- la potencia y el acto - las esencias
- las cualidades - la materia y la forma
y que considera irrelevante la matemática, queda completamente desacreditada como
una ciencia falsa e inútil.
- Descartes expuso su física en su tratado “Le monde” (que no será publicado tras la
condena de Galileo de 1633; sólo será publicado póstumamente): estaba dividido en
dos partes: 1º Le monde; 2º L´homme. Este tratado carecía de fundamento metafísico.
- En 1637, publica el “Discurso del método” cuya quinta parte es un resumen de “Le
monde” y cuya cuarta parte presentaba su metafísica (dicha metafísica será expuesta
de un modo más completo en 1641 en sus “Meditaciones metafísicas”.
397
separación del alma con respecto al cuerpo. Finalmente publica en 1644 sus
“Principios de filosofía” que ofrecían una exposición unitaria del sistema.
MATERIA:
1º la materia es pura extensión figurada (idéntica con el espacio tridimensional
homogéneo euclídeo). CONSECUENCIA: la materia es un plenum del que está
excluido el vacio (el vacio es una noción contradictoria, un espacio sin espacio, un no
ser que es).
2º la materia se presenta siempre como corpúsculos siempre divisibles (al menos
para Dios, no hay átomos) dotados de una determinada figura y extensión.
3º el conjunto materia-espacio extenso no es finito ni infinito (sólo Dios es
infinito, esto es, necesario; frente a la cosmología de Bruno) sino indefinido.
4º homogénea en toda su extensión.
5º contingente, radicalmente dependiente de Dios para la existencia y la
permanencia en el ser.
MOVIMIENTO:
1º Dios pone, en una cierta cantidad, el movimiento en la naturaleza,
movimiento que se mantiene constante.
2º Dios pone también las leyes que rigen el movimiento.
398
1º LEY - Ley de la inercia.
2º LEY – El movimiento de un cuerpo, según la inercia, sigue una
trayectoria rectilínea (pero como consecuencia del plenum, sin embargo las
trayectorias reales son curvas).
3º LEY – Regula el cómo se distribuye (o comunica) la cantidad de
movimiento en el choque de los cuerpos.
Estas leyes son necesarias e inmutables porque proceden de la inmutabilidad divina.
De ahí que estas leyes sean universales y por lo tanto la homogeneidad del universo
sea absoluta.
Relación alma/materia
- Para Bruno, alma y materia (principio activo y principio pasivo) son coexistentes a lo
largo de la naturaleza homogénea e infinita: en todo cuerpo o partícula corpórea
estaba ínsita el alma como principio interior de movimiento. Para Descartes, el alma
(el pensamiento o res cogitans) y el cuerpo (la materia o res extensa) son sustancias
heterogéneas, disjuntas (salvo en el hombre, el único ser en el que se encuentran
unidas), existen separadamente y no se necesitan mutuamente.
- Consecuencias:
1º la extensión o materia carece de un principio activo interno. Por ello, no
puede alterar su estado de reposo o movimiento por sí misma (principio de inercia).
Este estado sólo es alterado por el choque con otra porción de materia (1º ley).
2º en el ámbito de las res extensa no hay fines (causalidad teleológica) sino una
mera causalidad eficiente, la acción mecánica de unos cuerpos sobre otros.
3º la física es una física MATEMÁTICA y MECANICISTA. Por ello, se describe
el conjunto del universo físico no como un organismo vivo dotado de un alma e
inteligencia interna (con sensibilidad, simpatías y antipatías, afinidades, virtudes
latentes, etc.) sino una MÁQUINA como las construidas por el hombre.
La cosmología cartesiana
399
3º los planetas (que a su vez pueden ser centros de vórtices particulares que arrastran a
sus satélites o lunas) giran a diferentes distancias y velocidades (Descartes y Galileo
no aceptaron nunca las leyes de Kepler).
5º Los distintos sistemas o mundos no están separados (como ocurría en Bruno) por
vastas extensiones de espacio lleno de éter sino que están en contacto.
6º Los vórtices pueden desaparecer absorbidos por los que los rodean.
CONSECUENCIAS:
400
4º Los animales no tienen ni sensibilidad ni sufren.
TESIS PRINCIPALES:
401
a) Dos receptáculos vacíos de materia con respecto a la cual son independientes e
indiferentes (no son ni sustancia ni accidente; existen, pero las categorías aristotélicas
no les son aplicables).
b) El espacio no es cuerpo ni espíritu sino el lugar en el que están los cuerpos y, por lo
tanto, es anterior a ellos.
c) el espacio es:
1º homogéneo (idéntico a sí mismo)
2º infinito
3º inmóvil
4º no resistente a la presencia de la materia
5º increado
7º lleno de la presencia divina (lo cual planteaba un delicado problema teológico)
- ¿Qué es la materia?
La materia existe en forma de corpúsculos atómicos:
a) indivisibles y dotados de
b) extensión
c) dureza
d) resistencia o impenetrabilidad
La materia, frente a Descartes, pasaba a diferenciarse del espacio que la contenía (de
la mera extensión) y adquiría una consistencia o “materialidad” más allá de la pura
extensión.
En el espacio infinito, los cuerpos pueden desplazarse inercialmente según una
trayectoria rectilínea pues, a diferencia de Descartes, puede circular por un espacio
vacío, no ocupado por otros cuerpos.
A diferencia del espacio, que es increado, la materia es creada y por ende contingente
(la creación no tiene rango de necesidad; fruto de la presión que sobre él ejercían las
exigencias del dogma cristiano). La materia homogénea finita no llena la totalidad del
espacio homogénea infinito: configura una pluralidad de mundos homogéneos en el
espacio infinito, pero no una infinitud de ellos.
- La obra de Newton es una síntesis de las diferentes líneas de ruptura abiertas desde
comienzos de siglo en la explicación de los fenómenos de la naturaleza.
LINEAS DE RUPTURA:
1º física sublunar matemática galileana
2º física celeste kepleriana
3º atomismo gasendista
4º mecanicismo cartesiano
402
Cambridge) y teológicas. Estas tradiciones contribuyeron decisivamente a forjar su
dinámica universal según un esquema que superaba el mecanicismo cartesiano.
2º EL ESPACIO (Y EL TIEMPO)
a) vacío, infinito, inmóvil, homogéneo
b) respecto al espacio, la suma total de la materia es una parte
infinitesimal
c) causalmente inactivo (independiente e indiferente a la materia que
pueda ocuparlo o no)
d) absoluto: - existe en sí mismo
- eterno
-lleno de la presencia virtual y sustancial de Dios (algo
que fue muy criticado por entenderse como una
espacialización de Dios)
e) sensorium de Dios: Newton vincula el espacio y el tiempo con Dios
pues para él la física debe tener una proyección teológica (frente al
ateísmo potencial del mecanicismo cartesiano)
403
3º EL MOVIMIENTO
Independiente de la naturaleza o ser de las partículas (frente a la tradición aristotélica)
pues se limita a trasladarlas en el espacio absoluto de acuerdo a tres leyes
fundamentales
a) LEY PRIMERA: todo cuerpo persevera en su estado de reposo o
movimiento uniforme y rectilíneo, a no ser en tanto que se vea
obligado por fuerzas impresas a cambiar de estado.
b) LEY SEGUNDA: el cambio de movimiento es proporcional a la
fuerza motriz impresa y ocurre según la línea recta a lo largo de la
cual aquella fuerza se imprime.
c) LEY TERCERA: con toda acción ocurre siempre una reacción igual y
contraria, o sea, las acciones mutuas de dos cuerpos siempre son
iguales y dirigidas en direcciones opuestas.
PRIMERA LEY: formula la ley de la inercia con todas sus implicaciones y así frente a
la concepción aristotélica del movimiento rectilíneo como un movimiento finito por sí
mismo y frente a la concepción galileana de la inercia circular, para Newton el
movimiento primario es el rectilíneo y uniforme, movimiento que perdura si no actúa
sobre él una fuerza impresa desde el exterior (por ello, el movimiento circular no puede
ser sino una modificación de una trayectoria rectilínea por la acción de una fuerza
impresa constante ,una fuerza centrípeta.
SEGUNDA LEY: una fuerza impresa modifica su estado de reposo o movimiento (su
dirección y velocidad). La medida de dicha fuerza es dicho cambio inducido.
4º LA FUERZA
La fuerza para Descartes, fruto de su ecuación entre materia y extensión geométrica y
su eliminación de los principios activos internos, se reduce a la cantidad de
movimiento. Los cambios sólo pueden ser explicados en términos de choque o impacto
de un cuerpo sobre otro.
Newton, en cambio, va a ser capaz de desarrollar un mecanicismo no cartesiano, un
mecanicismo de la fuerza:
1º las fuerzas se originan en los cuerpos pero son conceptualizadas y medidas
por su presencia impresa en los cuerpos que sufren su acción.
2º dicha fuerza se imprime a lo largo de una línea recta pero no se imprime
necesaria y exclusivamente por el choque: existe una fuerza impresa que actúa a
distancia no por contacto físico inmediato entre los cuerpos.
3º el planteamiento newtoniano acerca de la fuerza representaba una revolución
en el seno de la física mecanicista: abría la física al territorio de la presencia y la
acción de Dios o de agentes espirituales intermedios, superando por ello los límites del
mecanicismo cartesiano y de su potencial ateísmo.
Y es que para Newton existe una FUERZA UNIVERSAL (extendida por todo el
universo) que es la manifestación más patente de la homogeneidad del universo y de su
legalidad. Esta fuerza y esta ley no era otra que la de la GRAVITACIÓN UNIVERSAL.
Por dicha ley, todas las masas del universo (átomos y cuerpos compuestos) están en
interacción constante y se atraen recíprocamente con una fuerza que es directamente
proporcional al producto de las mismas e inversamente proporcional al cuadrado de su
distancia.
404
- El resultado más importante de los Principia era que Newton conseguía:
405
c) RIGUROSAMENTE UNO (Newton estaba convencido de que la
Trinidad era una abominación satánica introducida en el siglo III
por Atanasio y sus secuaces frente a la correcta posición de Arrio.
3º pudiera ser que Dios pusiera en interacción a la materia inerte. ¿Cómo?
a) directamente
b) a través de algún espíritu
1º Newton rompe la férrea distinción cartesiana entre res cogitans y res extensa:
postula la existencia y la acción del SPIRITUS como mediador entre lo material y
corpóreo (influencia de la tradición del platonismo renacentista que a él le llegó a
través de los platónicos de Cambridge.
Más allá de esta fuga hacia la divinidad posibilitada por la atracción universal,
el newtonianismo permitió el desarrollo de una TEOLOGÍA RACIONAL basada en la
demostración de la existencia necesaria de Dios a partir del ARGUMENTO
TELEOLÓGICO O DEL DISEÑO CÓSMICO: el orden presupone la existencia de una
causa ordenadora e inteligente y no hay universo que muestre más armonía que el de
Newton (dejando aparte desajustes crecientes que obligan a la intervención puntual de
Dios para restaurar el orden). Esta teología desarrollada hasta la saciedad en
Inglaterra para conversión de los incrédulos y edificación de los devotos fue objeto de
una crítica demoledora por David Hume en sus “Diálogos sobre la religión natural”.
1º ¿Qué crees que significa que la omnipotencia divina (la “potentia absoluta” divina)
pudo haber hecho una pluralidad de mundos? (“mundo” es el nombre que antiguamente
se daba a cada sistema solar, a cada sistema que tiene en su centro una estrella)
406
elemento tierra en la disposición espacial de los elementos?) ¿Y un elemento más
liviano como el aire?
5º ¿Cuál es la esfera sin astros causante del movimiento diario Este-Oeste de las
estrellas? ¿Qué nombre tiene dicha esfera?
8º ¿Cuál fue el motivo que impulsó a Copérnico sin proponérselo a poner “patas arriba”
(revolucionar) nuestra concepción del universo?
10º Te invito a ver el más bello stellium de la historia del cine y a ver de paso una de las
películas más extraordinarias de todos los tiempos: “2001, una odisea en el espacio” de
Stanley Kubrick. Puedes explicarme qué es un stellium. ¿Cuál fue el último stellium en
producirse y en qué era nos introdujo?
11º Una sobre magia. ¿En qué se diferencia la magia natural (magia lícita o magia
blanca) de la magia ilícita (o magia negra)?
12º Una fecha para la historia. ¿Cuál fue el título, la fecha y el lugar de edición de la
obra astronómica escrita por Copérnico y que va a cambiar la historia del pensamiento?
14º Otra consecuencia del movimiento de la Tierra era que para explicar la ausencia de
paralaje había que postular que el radio del universo ya no era de 73 millones de millas.
¿Cuál era su tamaño?
15º ¿Qué afirma la “teoría de la acomodación”? ¿Cuándo se iba a producir el fin del
mundo y el segundo advenimiento (la segunda venida a la Tierra de Jesucristo)?
407
16º Uno de los avances decisivos de la astronomía de la época que hará posible el
advenimiento de la astronomía moderna fue la supresión de las esferas. ¿Por qué?
17º Según Giordano Bruno, el más fascinante filósofo naturalista del Renacimiento (lee
en la wikipedia su biografía). ¿Qué es lo perfecto? Lo finito (como pensaban los
griegos) o lo infinito. Entonces ¿el universo cómo es?
18º ¿Qué axioma de la astronomía griega quedo refutado con la 1º ley de Kepler? ¿Y
con la 2º ley?
21º ¿Cuál fue la principal consecuencia para la filosofía (como ciencia de la sustancia)
del triunfo de la nueva física mecanicista?
23º ¿Qué afirma el mecanicismo acerca de las cosas materiales? ¿De qué carecen?
26º ¿Con quién llega a su fin la revolución científica iniciada por Copérnico? ¿Por qué?
27º ¿Cuáles son los componentes del universo según Descartes? ¿Y según Newton?
¿Cuál es el factor en que se diferencia la mecánica cartesiana de la newtoniana?
28º ¿Por qué el newtonianismo acababa con el potencial ateísmo del cartesianismo?
Para concluir. Se te había pasado alguna vez por la cabeza que en la piadosa Inglaterra
del siglo XVII, Newton elaborase su mecánica y dinámica universal para “conversión
408
de los incrédulos y devoción de los devotos”. ¿Te parece, por lo tanto, que tenemos una
idea correcta acerca de la historia del pensamiento científico moderno?
1º ¿Qué crees que significa que la omnipotencia divina (la “potentia absoluta” divina) pudo
haber hecho una pluralidad de mundos? (“mundo” es el nombre que antiguamente se daba a
cada sistema solar, a cada sistema que tiene en su centro una estrella)
Dios sólo ha creado un mundo (éste en cuyo centro se encuentra la Tierra) pero podría haber
creado otros mundos.
A la esfera de la tierra le corresponde ocupar el centro y a la esfera del aire un lugar intermedio
entre la esfera del agua y la esfera del fuego.
5º ¿Cuál es la esfera sin astros causante del movimiento diario Este-Oeste de las estrellas? ¿Qué
nombre tiene dicha esfera?
La 9º esfera. Crystallinum.
6º Para el cristianismo medieval ¿Dónde está el mundo (el mundo en movimiento, la Tierra y las
esferas celestes)? ¿Quiénes lo habitan?
El Empíreo es el lugar y receptáculo inmóvil del mundo, una esfera de pura luz, morada de
Dios, de las jerarquías celestes y de los bienaventurados (cielo teológico o de los
bienaventurados).
8º ¿Cuál fue el motivo que impulsó a Copérnico sin proponérselo a poner “patas arriba”
(revolucionar) nuestra concepción del universo?
409
La escisión entre la filosofía de la naturaleza (la cosmología) y la astronomía matemática.
9º ¿Por qué hasta la modernidad se consideró que la magia y la astrología tenían el carácter de
saberes científicos?
10º Te invito a ver el más bello stellium de la historia del cine y a ver de paso una de las
películas más extraordinarias de todos los tiempos: “2001, una odisea en el espacio” de Stanley
Kubrick. Puedes explicarme qué es un stellium. ¿Cuál fue el último stellium en producirse y en
qué era nos introdujo?
Una conjunción planetaria que incluye al sol y a la Luna. La última en producirse fue en 1962.
La gran diferencia entre la concepción de la historia de los griegos y la de los cristianos es que
unos tienen una concepción naturalista (cíclica de la historia y no lineal (providencialista,
sobrenaturalista)
11º Una sobre magia. ¿En qué se diferencia la magia natural (magia lícita o magia blanca) de la
magia ilícita (o magia negra)?
La magia ilícita es efecto del comercio con fuerzas demoniacas la magia natural es efecto del
conocimiento de las fuerzas ocultas (no demoniacas) que anidan en las cosas y de los vínculos
de simpatía y antipatía entre los diversos planos de la realidad.
12º Una fecha para la historia. ¿Cuál fue el título, la fecha y el lugar de edición de la obra
astronómica escrita por Copérnico y que va a cambiar la historia del pensamiento?
14º Otra consecuencia del movimiento de la Tierra era que para explicar la ausencia de paralaje
había que postular que el radio del universo ya no era de 73 millones de millas. ¿Cuál era su
tamaño?
Inconmensurable (Inmensum)
15º ¿Qué afirma la “teoría de la acomodación”? ¿Cuándo se iba a producir el fin del mundo y el
segundo advenimiento (la segunda venida a la Tierra de Jesucristo)?
Dios se acomoda en las cuestiones que no tienen que ver con la salvación al juicio de la
humanidad indocta.
Después de 1584.
16º Uno de los avances decisivos de la astronomía de la época que hará posible el advenimiento
de la astronomía moderna fue la supresión de las esferas. ¿Por qué?
410
Permite la intersección de las órbitas planetarias y también con la órbita de los cometas que ya
son concebidos como fenómenos celestes y no meteorológicos (sublunares).
17º Según Giordano Bruno, el más fascinante filósofo naturalista del Renacimiento (lee en la
wikipedia su biografía). ¿Qué es lo perfecto? Lo finito (como pensaban los griegos) o lo
infinito. Entonces ¿el universo cómo es?
18º ¿Qué axioma de la astronomía griega quedo refutado con la 1º ley de Kepler? ¿Y con la 2º
ley?
El movimiento circular como movimiento perfecto y por lo tanto como movimiento de los
astros en virtud de su carácter divino).
La segunda condena tras la publicación del “Diálogo sobre los dos máximos sistemas del
mundo” en 1633. Se le condena a abjurar del movimiento de la Tierra. “Eppur si mouve”
21º ¿Cuál fue la principal consecuencia para la filosofía (como ciencia de la sustancia) del
triunfo de la nueva física mecanicista?
Quizá no sea posible el estudio de las sustancias sino sólo de los fenómenos.
Incluso es posible que no haya una realidad metafísica más allá de la materia mecánica.
22º ¿Qué diferencia existe entre el proceder de Galileo y el de Descartes (a fin de cuentas, en el
proceder tanto de un científico como de un filósofo plenamente modernos)?
Descartes busca los principios universales o primeras causas. A Galileo le basta con encontrar
las causas próximas (Descartes yerra en su obsesión por construir una ciencia con rango de
verdadera y universal, deducible de unos principios primeros).
23º ¿Qué afirma el mecanicismo acerca de las cosas materiales? ¿De qué carecen?
No son organismos vivos dotados de alma y sensibilidad así como de una inteligencia interna.
Para el mecanicismo, no se puede atribuir a la materia un principio interno del movimiento.
411
Porque la naturaleza funciona mecánicamente. No depende de Dios en su funcionamiento.
26º ¿Con quién llega a su fin la revolución científica iniciada por Copérnico? ¿Por qué?
27º ¿Cuáles son los componentes del universo según Descartes? ¿Y según Newton? ¿Cuál es el
factor en que se diferencia la mecánica cartesiana de la newtoniana?
En las fuerzas.
28º ¿Por qué el newtonianismo acababa con el potencial ateísmo del cartesianismo?
Parecía que se restauraba el fantasma de los principios activos interiores a la materia (fuerzas
ocultas) que el mecanicismo quiso conjurar.
30º ¿Qué es en último término la fuerza de la gravedad? Es decir, ¿Qué “hipótesis” metafísica
(contradiciendo su famoso “hypotheses non fingo”) explica de dónde procede, cuál es el origen
y la función de la gravedad?
La fuerza de la gravedad no es sino la acción de un spiritus a través del cual Dios gobierna el
universo. Ese spiritus es el mediador entre Dios y la materia
Para concluir. Se te había pasado alguna vez por la cabeza que en la piadosa Inglaterra del siglo
XVII, Newton elaborase su mecánica y dinámica universal para “conversión de los incrédulos y
devoción de los devotos”. ¿Te parece, por lo tanto, que tenemos una idea correcta acerca de la
historia del pensamiento científico moderno?
412
ANEXO II – EXPLICACIÓN COMPRENSIVA DE LA
FILOSOFÍA DE DAVID HUME
La filosofía de David Hume (y de todo el empirismo británico del siglo XVII y
XVIII) es la respuesta insular llena de “sentido común” a los excesos del racionalismo
continental (para el empirismo, el racionalismo cartesiano era una nueva forma de
“dogmatismo” como lo fue el escolasticismo medieval apoyado en la autoridad de
Aristóteles y de las Sagradas Escrituras, y por ello absolutamente contrario al espíritu
abierto y crítico propio de la era moderna) y a las querellas sin fin de las Iglesias
(fomentadoras de la superstición, la intolerancia y la discordia civil).
413
Enemigos a batir
por ello
Considerará que el modo de realizar esta labor es a través de una crítica de las
facultades del conocimiento (una crítica de la razón). Esta crítica es una autocrítica de
la razón sobre sí misma en la que ésta establece:
414
b) Reducción de la certidumbre del conocimiento humano: la mayor parte del
conocimiento del que nos sentimos más seguros (el conocimiento científico y la
comprensión ordinaria de la realidad) es sólo probable y no cierto, como
tendemos acríticamente a pensar, pues también la ciencia y la comprensión
ordinaria de la realidad están continuamente rebasando lo dado en la
experiencia.
1º los hechos particulares que hemos experimentado directamente (por ej., que
ahora está lloviendo) y
2º las relaciones estrictamente lógicas entre nuestras ideas (por ej., que el todo
es mayor que la parte o que 2+2 = 4).
B) Todo el resto de nuestros supuestos conocimientos son creencias. Hay dos tipos
de creencias:
Las primeras (la religión y la metafísica) deben ser rechazadas de plano (son
“sueños de hombres enfermos”).
Las segundas (el conocimiento ordinario y la ciencia) pueden salvarse gracias
a su vinculación directa con la realidad empírica y a su utilidad práctica (pues
facilitan nuestra adaptación al entorno y el desenvolvimiento de la vida de los
hombres en el mundo).
D) Nuevo concepto de qué es y para qué sirve la razón que poseemos los hombres:
frente a la “razón infinita”, cuasi divina, propia de la tradición metafísica
occidental, de la que la razón cartesiana y racionalista era su última versión, la
415
razón empirista es una razón dependiente y limitada por la experiencia. A
consecuencia de ello, la razón humana es eminentemente práctica, no teórica,
no metafísica, es decir, la razón humana es el instrumento que la naturaleza ha
otorgado a una especie animal más, la de los hombres, para que pueda
sobrevivir y quizá, mejorando el mundo en el que vive, pueda aspirar a una
modesta felicidad. Este es el concepto de razón que va a triunfar en la
modernidad.
implica
416
6º de la existencia de mi “YO”, de una SUBSTANCIA PENSANTE continua y
permanente que subyace a mi corriente de la conciencia y que me permite pensar que
tengo una IDENTIDAD PERSONAL.
el análisis crítico del conocimiento nos demuestra que las impresiones sensibles (la
experiencia) no fundamentan nuestras afirmaciones básicas sobre la realidad
sin embargo
la vida (la praxis) nos impele a aceptar estás afirmaciones básicas como verdaderas.
Pero su fundamento no es teórico, no está en la experiencia sensible, sino práctico: su
fundamento está en la necesidad, en el interés, ya que creer en la validez de estas
afirmaciones es indispensable para la vida de los hombres (son por ello creencia, no
ciencia)
y así
3º es mucho más fácil concebir la realidad como constituida por un conjunto de objetos
(de substancias) que como un mundo en el que no los hubiese. Y así:
a) a cada objeto se le atribuye una pluralidad de propiedades (por ej., este color,
esta forma, este olor que tengo ante mí y experimento son el color, la forma y el
olor de una rosa, del objeto o substancia rosa)
b) se considera que existen clases de objetos, todos con las mismas propiedades
(por ej., la pluralidad de mesas pueden ser agrupados en la clase mesa y
podemos considerar que cada mesa no es sino un ejemplo y un ejemplar de
dicha clase). Al mismo tiempo, concebimos que todos los miembros de una
misma clase lo son por compartir una misma naturaleza o esencia
417
autocomprensión y para concebir el mundo de los hombre como una sociedad formada
por sujetos morales, actores y agentes de sus vidas y responsables de sus actos.
418
Enlightenment”), es decir, un espíritu conducente a la modernización y mejora del
hombre y de la sociedad, cuyos rasgos esenciales fuesen los siguientes:
Los enemigos a batir (pues se constituían como los grandes obstáculos que
impedían que el nuevo espíritu arraigase y se expandiese) eran:
2º Las ideas más básicas (el cimiento del edificio del saber humano) son las
impresiones sensibles; las impresiones sensibles se adquieren a su vez a través de la
experiencia (principio empirista): el origen de todo conocimiento está en la experiencia;
la mente humana es en el momento del nacimiento una “tabula rasa” (una pizarra en
blanco), es decir, está vacía de ideas de cualquier tipo (frente a la doctrina innatista
cartesiana que defiende la existencia de contenidos inherentes a la conciencia, las “ideas
innatas”). Sólo con este axioma queda refutada toda la metafísica racionalista.
419
3º Pensar consiste en asociar ideas: el alcance de cualquier idea debe ser
explicado a partir de las ideas más simples que la componen, o lo que es lo mismo, una
idea sólo tiene validez si es una “idea empírica simple” o si es una “idea compuesta”,
una idea creada por nuestra mente a través de unos mecanismos psicológicos de
asociación a partir de “ideas simples” (por ello, el análisis de dicha “idea compleja”
debe permitirnos descubrir cuáles son las ideas empíricas simples que la componen; en
caso de no encontrar base empírica a dichas ideas estas deben ser consideradas como
ficciones y ser rechazadas ya que la validez de una idea depende de su base empírica).
420
copias de ellas. Si todas las ideas han de ser copia en la memoria o la imaginación de
impresiones, entonces no hay “ideas innatas”. El “principio de copia” se convierte en el
“criterio de discriminación” para distinguir entre ideas con base empírica (y por lo tanto,
claras y precisas) e ideas sin base empírica (estas ideas sin base empírica son las ideas
ambiguas; como por ejemplo las ideas de “substancia” o “esencia”, que al carecer de
base empírica carecen de significado y deben ser rechazadas como meras invenciones
de la mente).
4º La únicas ideas que tienen vinculación directa con la experiencia son las
“ideas particulares”, por ejemplo, mi recuerdo de las impresiones correspondientes a un
concreto caballo individual que he llegado a tener ante mi mirada (negro, de
determinado tamaño y figura). Las “ideas generales” (la idea de caballo, los
“universales” de la tradición metafísica medieval) y las “ideas abstractas” (la idea de
“substancia corpórea” que corresponde como estructura metafísica última a dicho
conjunto de impresiones de un caballo concreto) no existen propiamente, es decir, no
corresponden propiamente a ninguna representación. Son por lo tanto meros nombres
(nominalismo). Así, por ejemplo, cuando pronuncio el término “caballo” mi mente se
representa un caballo concreto, un caballo negro o blanco, de tal o cual tamaño, etc., es
decir, se representa una idea particular. Lo que no puede es representarse un caballo
abstracto pues tal cosa es imposible y además no correspondería a ninguna impresión.
El término “caballo” es por ello eso, un puro término, un mero nombre (nominalismo).
421
implica contradicción. Algunas “cuestiones de hecho”, por el contrario, carecen de la
consistencia de las “relaciones entre ideas” pues siempre se puede concebir lo contrario
sin por ello caer en el absurdo. Y así por ejemplo, sé que es verdad la cuestión de hecho
de que hoy salió el sol por el este pero no sé si es verdad la cuestión de hecho de que
mañana también saldrá el sol por el este (no puedo afirmar con seguridad la verdad de
esa cuestión de hecho, que mañana también el sol saldrá por el este y que será siempre
así, porque no es inconcebible que salga por el oeste o por el norte o el sur o que no
saliese siquiera). Las cuestiones de hecho sólo pueden ser establecidas a través de la
experiencia y por lo tanto sólo puedo estar seguro de aquello que ya he experimentado
en el pasado o en el presente (no que podré experimentar en el futuro, pues del futuro
aún no he tenido experiencia). EN CONCLUSIÓN: la verdad de las “relaciones de
ideas” se alcanza a través del “razonamiento demostrativo”; por el contrario, en las
“cuestiones de hecho”, la verdad se obtiene a través de la experiencia y sobre aquello
acerca de lo que no hemos tenido aún experiencia (porque sucederá en el futuro) o de lo
que no tendremos experiencia jamás (por ser inaccesible a nuestros sentidos) sólo
podemos elaborar un “razonamiento probable”, una conjetura verosímil acerca de cómo
pueden suceder o cómo son las cosas.
b) Existe una conexión necesaria entre estas dos impresiones, esto es, dada la primera
impresión (el fuego) se tiene que dar (es imposible que no se dé) la otra impresión (la
quemadura). [¿Cómo es posible que la causa produzca el efecto? Gracias a la
intervención de un principio activo ínsito en la causa o que la causa trasmite: para la
tradición aristotélica ese principio activo son las “formas sustanciales”; para la ciencia
moderna, “la fuerza”]
422
la quemadura de la piel de mi mano). Basta con que esta contigüidad y sucesión la haya
tenido varias veces para que mi mente, fundándose en lo que recuerda de las
experiencias pasadas similares, es decir, basándose en la memoria, en el hábito y la
costumbre sólo de esa contigüidad espacial y sucesión temporal establezca por sí misma
una relación de producción y de conexión necesaria causa/efecto que no tiene de hecho
base en impresión alguna. [Así opera el conocimiento ordinario. Pero también la
tradición científica, ya sea la ciencia antigua aristotélica, ya sea la ciencia moderna. Lo
que sí que hacen estos a diferencia del “sentido común” es intentar determinar el porqué
la causa produce el efecto. Responderán identificando un “principio activo” que se
sustrae a la experiencia ordinaria y por lo tanto del que no hay impresión sensible, pues
de ser así el conocimiento corriente daría cuenta de él. El pensamiento científico
moderno, por ejemplo, utiliza la idea de “fuerza” como aquello en virtud de lo cual
actúa la causa; el problema es que la idea de fuerza no corresponde a ninguna
impresión; la “fuerza” es una ficción científica para explicar las relaciones causa/efecto
desde una perspectiva mecánica y materialista y sustituir a las formas aristotélicas como
el principio activo de aquello que se constituye como causa].
423
producen efectos similares) y 2º que en el futuro las cosas serán como en el pasado (es
decir que nada cambiará y que todo seguirá siendo igual, es decir, que los mismos
hechos seguirán produciendo los mismos efectos). Estos dos principios no son sino la
reformulación de la “ley de constancia y regularidad de la naturaleza” de Newton. El
problema es que es imposible demostrar empíricamente la validez de esos dos principios
e indudablemente Hume se niega a aceptar que sean validos “a priori” porque ello sería
incurrir en el gran error de la metafísica racionalista (creer que hay ideas innatas,
verdades a priori). En conclusión, no sabemos que el fuego nos quemará en el futuro
sino que sólo lo creemos.
4º Entonces, si no es la razón quien nos puede inducir a creer esto (pues no hay
fundamento objetivo para los principios en los que se basa el razonamiento inductivo),
¿Qué es lo que nos induce a creer en el principio de constancia de la naturaleza, esto es,
qué es lo que nos induce la creencia de que todo seguirá sucediendo igual que en el
pasado? La respuesta de Hume es que es la costumbre (las experiencias pasadas
repetidas y similares) la que nos induce la creencia de que volverá a repetirse el mismo
acontecimiento en el futuro. Esta creencia no es infalible (pues no es una certeza
racional) sino que es sólo probable. Y sin embargo, yo puedo objetar que tengo la
vivísima certeza de que ello va a suceder. Todo esto es correcto, a juicio de Hume, con
tal de que acepte que esa “vivísima certeza” que siento que tiene mi creencia sólo tiene
una base psicológica (es la costumbre la que nos induce esa certeza, no ninguna
impresión: cuando experimento varias veces que el fuego quema, se produce una
asociación entre esas impresiones tan poderosa que cuando vuelva a contemplar el
fuego se me impone, sin necesidad de mediar razonamiento alguno, la idea de
quemadura; esas asociaciones que se imponen sin necesidad de razonamiento y que van
acompañadas de un sentimiento vivísimo de su verdad, se terminan convirtiendo en el
principio regulador de nuestra conducta y por ello, ante la visión del fuego,
instintivamente retiramos la mano). Gracias al hábito y la creencia ha podido subsistir la
humanidad y en ello no nos diferenciamos mucho de los animales.
5º ¿Por qué la mente humana actúa así? ¿Por qué el entendimiento establece una
relación de producción necesaria cuando carece de base empírica para hacerlo? Porque
el ser humano, en su naturaleza más profunda, es un ser de hábitos y costumbres. Esto
es, siente una compulsión por la repetición, por responder siempre de la misma manera
ante los mismos estímulos (por eso decimos de él que es un animal de hábitos y
costumbres, pues quiere aprender de sus experiencias pasadas para que éstas le sirvan en
circunstancias similares futuras; quiere que las quemaduras tenidas en el pasado le
sirvan para no quemarse en el futuro). El fundamento pragmáticamente más útil para su
conducta que encuentra entre sus impresiones sensibles es la existencia de algún tipo de
regularidad, de patrón que se repite. De ahí, que sienta un irrefrenable impulso por
convertir esas regularidades (hablando con propiedad, esas “experiencias similares”)
que ha experimentado en el pasado en regularidades permanentes para así poderlas
proyectarlas cara al futuro, predecir lo que va a suceder y así poderse comportar
conforme a un hábito que demostró su conveniencia en la práctica.
424
pensamiento metafísico es una enfermedad de la inteligencia porque no ayuda a pensar
mejor sino peor y para colmo nos convierte en dogmáticos y supersticiosos). Este
escepticismo no es el punto de partida de la filosofía de Hume (el punto de partida es el
principio empirista de la “tabula rasa”) sino el punto de llegada, fruto del análisis de
nuestras facultades mentales. ¿Por qué un escepticismo moderado y no radical? Porque
no se trata de dudar de la existencia del mundo o de que podamos llegar a conocer
mínimamente cómo funciona. De lo que se trata es de darnos cuenta que no podemos
llegar a conocer con certeza cómo es el mundo en sí mismo y de que lo máximo a lo que
podemos aspirar es a una creencia probable, verosímil (acorde con las impresiones
sensoriales) del mundo. Hume razona del siguiente modo: si lo que conocemos son
nuestras percepciones y no las cosas en sí directamente nada nos asegura 1º la existencia
de un mundo exterior, 2º que ese mundo en caso de existir sea tal cual yo me lo
represento (utilizando las categorías de sustancia, causa/efecto, esencia o naturaleza).
Pero resultaría absurdo teóricamente (el que pueda dudar de la existencia del mundo no
implica que el mundo no exista; del mismo modo, el que pueda dudar de que el fuego
queme no implica que sea verdad lo contrario, que el fuego no queme: la duda sobre una
afirmación no implica la verdad de su negación, ya que sólo es la falsedad de una
afirmación la que implica la verdad de su negación), y nocivo (suicida) para la vida
pragmáticamente, negar la existencia del mundo y actuar en consecuencia. La vida
misma se encarga de eliminar ese escepticismo y la viveza de las impresiones basta para
fundar la creencia en el mundo exterior y en cómo funciona. Este escepticismo
moderado tiene una doble ventaja:
EN CONCLUSIÓN:
a) El análisis precedente muestra hasta qué punto Hume reduce el papel de la razón y le
señala límites muy estrechos. Para Hume, sobre “cuestiones de hecho” (desde la
objetividad de nuestras impresiones, las relaciones causa-efecto, las generalizaciones
inductivas, la atribución de una serie de impresiones a uns misma substancia) no
425
podemos tener “certeza racional” sino únicamente “creencia” (belief). Y es que en su
existencia en el mundo, la creencia es la guía del ser humano sin que pueda aspirar a un
conocimiento racional objetivo y cierto.
b) En el siglo XVIII se concebían las leyes de la física como leyes necesarias. Pues bien,
una vez demostrada que no hay fundamento empírico de tal necesidad (ni de la
objetividad de nuestras impresiones, ni de la sustancialidad de los entes físicos, ni de la
realidad de la “fuerza”, ni de la conexión causa/efecto), las leyes físicas no pueden
considerarse como leyes necesarias sino únicamente como leyes probables. Pero ello es
suficiente para que podamos manipular la realidad, adaptarnos a nuestro entorno y vivir.
En todas las sociedades anteriores al ciclo de las revoluciones burguesas, los hombres eran considerados
como desiguales por naturaleza (la propia naturaleza o la divinidad habían fundado el poder político asignado
distintos roles sociales a los hombres: unos habían nacido para mandar y otros para obedecer; más en concreto,
Dios en quien reside la “potentia absoluta”, concede a los príncipes la autoridad apoyada en la espada, el derecho a
mandar sobre los hombres haciendo uso de la violencia si ello fuese necesario, como único medio para lograr una
convivencia pacífica defendiendo a los buenos y castigando a los malos y evitar así, tras la caída en el pecado, la
ruina total del género humano). Por ello, 1º el poder político no necesitaba ser constituido y fundado por los
hombres (pues ya había sido constituido y fundado por la voluntad divina o bien estaba inscrito en el orden de la
naturaleza) y 2º las relaciones de poder y dominación de unos sobre otros eran vistas como naturales e indiscutibles.
Pero todo esto cambió con la irrupción de una nueva mentalidad, la mentalidad moderna que concebía a los
hombres como libres e iguales por naturaleza. En consecuencia, el poder político tendrá que ser fundado,
constituido y justificado en virtud de un acuerdo libre de los individuos. ¿Por qué se produjo ese cambio de
mentalidad? Las razones son las siguientes:
426
1º a la par que se produce el irrefrenable ascenso de la clase burguesa, se difunde una nueva sensibilidad
(la sensibilidad burguesa) caracterizada por la confianza creciente en la capacidad y la autonomía del individuo
para organizar racionalmente la sociedad, no sólo de la actividad económica sino también de la esfera política. Esta
conciencia de la autonomía (libertad) de los individuos culminará con la reclamación para ellos de la condición de
ciudadanos, de sujetos de derechos y soberanos de sí mismos (triunfo de la conciencia de los derechos individuales),
en contraposición con la consideración tradicional de los mismos como meros súbditos sometidos al poder de otros.
EN CONCLUSIÓN: el individualismo burgués proclama que la razón se encarna en cada hombre y por lo tanto que
todo individuo es soberano de sí mismo y sujeto de derechos.
Una vez rota la fundamentación religiosa del poder político y aceptada la libertad e igualdad natural de
todos los hombres (su racionalidad), cualquier intento de refundar y justificar el poder deberá partir de la idea de
pacto o contrato social. ¿Cuáles son los ejes conceptuales básicos de dicha teoría? Las ideas de “estado de
naturaleza” y de “contrato social”:
1º El “estado de naturaleza” representa la condición natural de los seres humanos fuera de un contexto
social y político (y por lo tanto, en ausencia de un poder legal que controla a todos los individuos). Tal condición
natural es una mera hipótesis teórica, un supuesto contrafáctico (contrario a los hechos reales pues nunca los
hombres vivieron fuera de la sociedad).
2º El “contrato social” hace referencia al pacto por el que se instaura el orden político para así lograr
asentar una sociedad más favorable a todos y superar un estado de naturaleza lleno de inconvenientes. El contrato
social (esto es, el acuerdo entre individuos que establecen derechos y deberes recíprocos a los que se obligan
voluntariamente bajo penas y sanciones) es el único procedimiento capaz de construir racionalmente (y por ello,
legitimarlo jurídica, política y moralmente) un Estado moderno. Pasemos seguidamente a dar cuenta de la teoría del
contrato social de John Locke.
Locke define el “estado de naturaleza” al igual que Hobbes (un filósofo inglés de la primera mitad del
siglo XVII y al que se le considera padre de la teoría contractualista) como una situación en la que los seres
humanos son libres, iguales e independientes. Pero, a diferencia de Hobbes, afirma que todos los individuos están
dotados de unos “derechos naturales” inherentes a su condición humana (y de unos deberes correlativos que limitan
su comportamiento recíproco). Entre tales derechos está el derecho a la vida y a la integridad física, el derecho a la
libertad y el derecho a la propiedad de los productos del propio trabajo (este derecho a los productos del propio
trabajo implica también el derecho a la propiedad de los recursos naturales sobre los que recae el trabajo: campos,
ganados, minas, etc.). Todos estos derechos son concebidos por Locke en un sentido puramente negativo, como
simples prohibiciones de que los demás impidan u obstruyan la posibilidad de hacer uso de esos derechos por lo que
nadie tiene derecho a causar daño en la vida, salud, libertad y propiedad de un semejante. Pero esta definición en
negativo de los derechos naturales tiene consecuencias problemáticas en el caso del derecho a la propiedad
(entendido en el sentido de competencia exclusiva e ilimitada para disponer de determinadas cosas) pues nadie tiene
originalmente, según el mismo Locke, un derecho privilegiado que excluya a los demás sobre el medio natural
(Locke afirma que Dios entregó el mundo a todas las personas en su conjunto para sustento de sus vidas y gozo de su
existencia). Esta dificultad de conciliar el derecho originalmente igual de todos a recursos naturales limitados con el
derecho de propiedad de los mismos obligó a Locke a introducir una matización artificiosa: la apropiación de los
recursos naturales será legítima siempre que quede una cantidad de los mismos suficiente para que los demás se
apropien de ellos (como ocurría de hecho en el siglo XVII ya que había zonas del mundo sin cultivar y recursos
naturales sin explotar): Nos encontramos pues la invitación (y la consecuente justificación) para que los europeos de
la época lleven a cabo el expolio colonialista del mundo.
El “estado de naturaleza”, aunque en él existan todos esos derechos, está lleno de inconvenientes: la paz
social es precaria y la convivencia está llena de inseguridades al faltar un poder superior a los individuos que
proteja y garantice el respeto de los derechos naturales (sobre todo el de propiedad), derechos necesarios para
realizar la propia vida. Para superar tales inconvenientes es razonable que los individuos acuerden, por medio de un
contrato, establecer un poder estatal que garantice y proteja los derechos naturales (aunque sea a costa de una
cierta limitación de su libertad natural pero sólo en la medida en que sea necesario para proteger eficazmente
dichos derechos). Las competencias de ese poder estatal se limitan a 1º la protección de los derechos naturales, 2º el
arbitraje en los conflictos y 3º la imposición de sanciones. A este Estado “arbitro” se le concede el monopolio de la
coacción (el derecho a hacer un uso legítimo de la violencia) pero sólo de la mínima indispensable para proteger los
427
derechos y las libertades naturales de los individuos. De ahí que Locke conciba este poder estatal supremo como una
representación del pueblo (y por lo tanto como un poder revocable) con competencia legislativa y judicial así como
de control del poder ejecutivo (estableciéndose por ello una cierta división y limitación de poderes).
De este modo, la teoría contractualista de Locke lleva a cabo la “legitimación racional” del Estado
burgués (del Estado liberal clásico) en consonancia con el contexto histórico en el que fue formulada: la gloriosa
revolución inglesa de 1688. EN CONCLUSIÓN: la teoría contractualista de Locke puede ser considerada como el
modelo de “contrato social” liberal puro y comporta los siguientes presupuestos: 1º los individuos ya están dotados
de derechos y deberes cuando ingresan en el contrato social pero su gozo es incierto y 2º el contrato debe limitarse a
respetar y garantizar los derechos previos de los individuos.
Dios ha creado a todos los hombres iguales en dignidad (no hay diferencias de rango o
autoridad entre ellos, frente a lo que defendían la mayoría de doctrinas políticas de la
época que consideraban que Dios había elegido a algunos hombres, los príncipes, para
cuidar de su grey hasta que se produjese el segundo advenimiento y que para ello les
había otorgado la condición y el estatuto de señores y dueños de los hombres corrientes
dotándoles de legítima autoridad para mandar).
por ello
Ningún hombre tiene en el estado de naturaleza derecho legítimo a mandar sobre otro
además
En el estado de naturaleza todos los hombres disfrutan de una serie de derechos que les
son consubstanciales. Por ello, todos los individuos son no sólo iguales en dignidad sino
también iguales en derechos.
428
2º Derecho a la libertad (a disponer libremente de la propia vida)
3º Derecho a la propiedad (al disfrute en exclusiva de los frutos del propio trabajo)
A estos derechos naturales básicos habría que añadir el derecho a la defensa, esto es, el
derecho 1º a juzgar las afrentas y las ofensas (es decir, el derecho a castigar a quien nos
ha dañado y obligarle a reparar el daño) y 2º a tomar parte, y juzgar conforme a los
legítimos intereses de cada uno, en las disputas y litigios en los que se pueda estar
implicado.
sin embargo
¿por qué?
1º no todos las personas se avienen a reconocer las leyes naturales: y así, aunque nadie
tiene derecho a dañar a los demás, hay individuos que atentan, violan, usurpan y
sabotean los derechos ajenos.
2º en la convivencia entre los hombres, se producen inevitablemente y de un modo
continuo toda clase de disputas y litigios al colisionar entre sí los derechos legítimos de
los individuos (fundamentalmente, los derechos a la propiedad).
además
aunque los individuos tienen el derecho a su propia defensa (a hacer justicia en los
asuntos que afectan el ejercicio de sus derechos naturales), hay circunstancias y
condicionamientos que impiden que este legítimo derecho a la defensa se pueda ejercer
de un modo eficaz. ¿Cuáles son esas circunstancias y condicionamientos?:
1º CIRCUNSTANCIAS: alguien puede carecer de la fuerza necesaria para castigar a su
ofensor o para obligarle a restituirle lo sustraído o reparar el daño causado (la justicia
que no se apoya en la espada suele ser impotente).
2º CONDICIONAMIENTOS: nadie es un juez imparcial de sus propios asuntos
(dificulta la resolución justa de los litigios).
por ello
en un primer momento
429
sociedad civil, no sociedad natural), un conjunto de individuos en el que todos
renuncian al derecho en exclusiva a defenderse (al monopolio en la defensa de sus
intereses), a ser el juez de sus propios asuntos, cediéndoselo a la comunidad política en
su conjunto que es quien desde entonces detenta esta potestad (la de dictar y ejecutar la
justicia acorde con los derechos naturales de cada quien). Este contrato es irrevocable
(pues su consecuencia sería volver al estado, ya regresivo, de naturaleza).
en un segundo momento
El fin último del Estado es asegurar la vida, las libertades y la propiedad de sus súbditos
y debe limitarse a estos fines.
1º del Parlamento, A) elaborar las leyes positivas que permitan establecer una
interpretación simple, común y reconocida de la ley de la naturaleza que haga posible
solventar las disputas y B) establecer los castigos y reparaciones estandar para quien
viole dichas reglas.
2º del monarca y su gobierno, amén de promover el bien común, ejecutar las leyes
emanadas del Parlamento aplicando las leyes así como las sanciones que le son anejas
de forma imparcial
La soberanía reside en el pueblo (en la comunidad política). El Estado sólo tiene poder y
autoridad legítima en tanto que el pueblo delega en él su poder. Por ello, frente a
Hobbes, el Estado no puede convertirse en un poder absoluto e inalienable frente a sus
súbditos. Y es por ello, para evitar la absolutización del poder por lo que Locke
defiende:
430
1º la división de poderes: Parlamento (legislativo)/monarca(ejecutivo)
2º la supremacía del Parlamento (depositario de la soberanía y la voluntad popular)
sobre la Corona.
finalmente
Si quienes ostentan el poder de facto (ya sea el monarca, ya sea el Parlamento o ambos)
atentan contra los fines legítimos del Estado, esto es, la defensa de los derechos de los
ciudadanos, estos tienen el derecho legítimo a la rebelión y a deponer a sus gobernantes.
ACTIVIDADES
PRIMERA SEMANA: Comentario texto nº1
SEGUNDA SEMANA: Comentarios testos nº 2 y 3
TERCERA SEMANA: Comentario texto nº 4
CUARTA SEMANA: Comentario texto nº 5
QUINTA SEMANA: Comentario texto nº6
SEXTA SEMANA: Comentario texto nº 7
SÉPTIMA SEMANA: Comentario texto nº 8
EXAMEN DE EVALUACIÓN: Semana del 24 de abril
EXAMEN DE RECUPERACIÓN: Semana del 1 de mayo
I – INTERPRETACIÓN
1º Contextualización
Contextualización biográfica
431
Kaliningrado) en la Prusia Oriental en el año 1724. Su vida trascurrió durante el reinado
de los siguientes cuatro monarcas prusianos: Federico Guillermo I (1713-40), Federico
II El Grande (1740-86), Federico Guillermo II (1786-97) y Federico Guillermo III
(1797-1840). Fue el cuarto de nueve hijos. Su padre era un talabartero descendiente de
emigrantes escoceses y su madre, Anna Regina, una mujer alemana carente de
educación formal pero con un destacado carácter e inteligencia natural. Ambos eran
devotos pietistas. El pietismo era una rama de la Iglesia luterana fundada por Philipp
Jacob Spenner en la segunda mitad del siglo XVII que se caracterizaba por la creencia
de que la vida religiosa pertenece a la vida interior (para el pietismo, la fe cristiana no es
un conjunto de proposiciones doctrinarias sino una relación activa con Dios) y se
expresa en la simplicidad y en la obediencia a la ley moral. Aunque su familia era pobre,
Kant recibió, por intermediación del pastor de la familia, Franz Albert Schütz, una
esmerada educación en el seno de Collegium Fridericianum, un colegio pietista del que
Schütz era el director.
Kant trabajó como Privatdozent durante quince años ampliando las temáticas
tratadas en sus clases (lógica, metafísica y filosofía moral) incrementándose su fama
como profesor. Rechazó la invitación para trabajar como catedrático de estética en
Berlín prefiriendo la paz de su ciudad natal para alcanzar un óptimo desarrollo y
maduración de su pensamiento filosófico. A partir de 1760 atacó a fondo el sistema
metafísico de Leibniz, entonces imperante en la Universidad alemana, declarándose
seguidor de Newton y expresando su gran admiración por la filosofía moral de
Rousseau. Al periodo que transcurre entre 1746 y 1770, periodo englobado en el más
432
amplio denominado periodo precrítico que se extiende hasta la publicación de la Crítica
de la razón pura en 1781, corresponden las siguientes obras:
. Pensamientos sobre la verdadera estimación de las fuerzas vivientes (1747) en
el que Kant propone un modelo de universo infinito y tridimensional en el que
los distintos sistemas estelares se crean, para tiempo después destruirse y
volverse de nuevo a crear, por toda la eternidad.
. Historia natural universal y teoría del cielo (1755) donde trastoca su anterior
cosmología por otra imagen del universo en el que éste está constituido por una
serie de ondas, siendo las “crestas” las regiones del mundo perfectamente
formadas y los “senos” las regiones donde reina el caos, sucediéndose las unas a
las otras.
. Nueva elucidación de los primeros principios del conocimiento metafísico
(1755)
. Investigación sobre los principios de la teología natural y de la moral (1764),
principal obra de este periodo.
Durante los siguientes diez años (1770-1780) Kant prácticamente no publica nada.
En esta etapa, Kant lee profusamente a Hume y se centró en las investigaciones que
culminaran en la publicación en 1781 en Riga de su magna obra, la Crítica de la razón
pura (Krv). En 1787 publicó una “Segunda edición” revisada y en 1783 los
Prolegómenos para replicar a las crítica y malas interpretaciones hechas a su obra. En
1784, como respuesta a una solicitud del periódico Berlinische Monatsschrift, Kant
escribe el opúsculo (la obrita) ¿Qué es la Ilustración?, donde expone sus ideas acerca
de cuestiones candentes en la época, asuntos como el derecho al ejercicio sin límites de
la libertad de expresión por parte de los intelectuales. En esa misma revista y en ese
mismo año también publica Kant el artículo Idea de una historia universal desde una
perspectiva cosmopolita, su primera gran contribución en el campo de la filosofía
política y de la historia. En 1785 publica la Fundamentación de la metafísica de las
costumbres y tres años después, en 1788, su segunda gran crítica, la Crítica de la razón
práctica (Kpv). Finalmente, en 1797, edita la Metafísica de las costumbres, su última
gran aportación en el campo de la filosofía moral. En el año 1790, Kant publica la
última de sus grandes críticas, la Crítica del juicio, que actualmente es considerada
como su gran obra en el campo de la Estética.
En los últimos años de su vida, etapa que es conocida con el nombre de periodo
postcrítico, Kant fue reconocido como el más grande filósofo de Alemania. En 1793
publica La religión dentro de los límites de la mera razón. Kant quedó envuelto en una
disputa con las autoridades prusianas acerca del derecho a la libertad de expresión en
cuestiones religiosas. El 1 de octubre de 1794, Kant recibió una carta firmada por el rey
Federico Guillermo II en el que éste le reprochaba que hubiera empleado mal su
filosofía para “distorsionar y degradar muchas enseñanzas principales y básicas de la
Biblia y del cristianismo” y se le recomendaba evitar la desaprobación real. En caso de
persistir en sus opiniones y en su actitud se le conminaba a atenerse a las consecuencias.
Kant lo aceptó pero consideró que la proscripción duraba sólo hasta la muerte del rey, lo
cual aconteció en 1797. A partir de ese momento, volvió a tratar ese asunto en su última
433
obra importante, El conflicto de facultades, de 1798. Previamente, el año anterior,
mandó a prensa su ensayo Sobre la paz perpetua, tratado que señala la necesidad de
que el orden y equilibrio internacional se rija por la cooperación política entre los
Estados y no por el mecanismo de la guerra, lo cual requiere que todos los Estados se
constituyan como Repúblicas libres y que se establezcan instituciones internacionales de
cooperación.
La vida de Kant fue siempre muy ordenada. Su criado Lampe le levantaba a la cinco
de la madrugada dedicando la mañana a escribir y enseñar. Almorzaba sobre el
mediodía. Después del almuerzo daba un paseo siempre haciendo el mismo recorrido y
a la misma hora. Se decía que su puntualidad era tal que los habitantes de Königsberg
ponían a su paso su reloj en hora. Sólo falto a su cita una vez, con ocasión de la
recepción del envío desde París de un ejemplar del “Emilio” de Rousseau, quedándose
Kant varios días en casa sin salir leyendo dicha obra. La calle por la que caminaba fue
conocida a partir de entonces como “El paseo del filósofo”. Los dos últimos años de su
vida padeció probablemente demencia senil. Finalmente falleció el 12 de febrero de
1804, dos meses antes de cumplir los ochenta años. Sus últimas palabras fueron “Es ist
gut”, “Está bien”. En su tumba figura como epitafio sus famosas palabras “Dos
espectáculos han subyugado mi alma: el cielo estrellado sobre mi cabeza y la ley moral
en mi interior”.
Contextualización histórica
434
libertad de trabajo que pondrá las bases de una economía capitalista de mercado). El
fracaso del ciclo revolucionario propiciará el irresistible ascenso del arribista,
aventurero y genio político y militar sin par Napoleón Bonaparte que, tras dar
estabilidad a la nación y consolidar gran parte de las conquistas revolucionarias, se
lanzará a una guerra exterior con la intención de crear un gran imperio paneuropeo
francés (émulo del Imperio Carolingio) y que extenderá inevitablemente por toda
Europa la marea revolucionaria.
Contextualización filosófica
435
La Ilustración, efectivamente, rechazó convertir la racionalidad en un factor
absoluto como habían hecho los racionalistas cartesianos, la única fuente del
conocimiento humano. La razón ilustrada no es un ente metafísico (como es la razón
cartesiana) sino un instrumento útil que debe ser usado por el hombre, no someterlo. Por
ello, frente a la férrea racionalidad lógica demostrativa cartesiana, los ilustrados optan
por la razonabilidad, una versión más débil de ésta que no tiene la pretensión de ser
infalible pero que se muestra productiva y plenamente capaz de combinarse con la
experiencia y la complejidad real del mundo. La razonabilidad debe usarse de forma
constructiva sometiendo a su crítica todos los aspectos de la vida, especialmente las
áreas del pensamiento sujetas a la autoridad religiosa (la moral y la política).
Efectivamente, el principal objeto de polémica para los philosophes ilustrados fue el
fanatismo que consideraban intrínseco a toda religión positiva (pues al considerarse
todas portadoras de una verdad absoluta, se arrogan el derecho de reprimir la disensión)
abogando por la sustitución de éstas, de las religiones positivas, por una religión natural,
el deísmo, que atribuía a la divinidad sólo las cualidades que la racionalidad consideraba
plausibles. Finalmente, la Ilustración fue un movimiento decididamente comprometido
con la transformación del mundo: su programa, extender al mayor número de personas
la máxima felicidad posible.
2º Cuestión contextual
1º Factores sociales:
- se produce, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo, una explosión
demográfica que hace que en poco más de cincuenta años se duplique la población
europea pasando de los cien a los doscientos millones.
436
frenar su ascenso imparable cerrándoles el paso a los altos cargos del Estado y al
ejército. Asimismo, mantendrá la servidumbre del campesinado. Sin embargo, todo será
en vano. El malestar creciente estallará en forma de revolución en Francia en 1789 y
desde allí la marea revolucionaria se extenderá por todo el continente.
2º Factores económicos:
3º Factores políticos:
4º Factores culturales:
437
- aparece la figura del filósofo ilustrado, del librepensador o filósofo (freethinkers en
Inglaterra y philosophes en Francia serán las denominaciones que recibirán
respectivamente en los dos países que fueron los dos grandes centros del pensamiento
ilustrado y desde donde éste irradió al resto de Europa). Con él hace su aparición el
embrión del intelectual moderno, un individuo que no se considera un pensador solitario
sino alguien que entiende que se considera portavoz de la opinión pública y catalizador
de ésta. Inconformistas y críticos (crítica universal pues atacan cualquier forma de
dogmatismo, superstición, fanatismo u opresión intelectual, social o política), creen en
el progreso de la humanidad gracias al ejercicio de la razón y su aplicación a la solución
de los problemas de la vida humana. Ejercen una labor de publicistas y de ahí su interés
por la pedagogía y su afán de claridad. Anticlericales, sólo algunos son declaradamente
ateos.
- en el ámbito de la religión, aún cuando hacía más de medio siglo que habían terminado
las guerras por causas religiosas, al fin comienza a difundirse y extenderse, al menos
entre las élites sociales, la tolerancia religiosa. Al tiempo, el papado pierde influencia y
encontrándose las Iglesias de facto bajo la autoridad de los monarcas (regalismo).
B) Por otro lado, nos encontramos con una concepción de la naturaleza de corte
organicista (biologicista) y no mecanicista (fisicalista) que, sin abandonar a
Newton, se inspirará en los progresos de la biología, la fisiología y la medicina
de los que la monumental obra de Buffon “Historia natural” (publicada en 1750)
es su máximo exponente. Para esta corriente, de la que el científico Maupertuis o
el enciclopedista Diderot son figuras señeras, lo viviente y animado no es un
grado metafísico de los seres (doctrina de la sustancia anímica como principio
438
vital) sino una propiedad física de la materia. Además, considerará que no todos
los procesos naturales pueden explicarse por la acción fortuita de las causas
eficientes (mecanicismo cartesiano) o por las leyes matemáticas de los
newtonianos (no todo es matematizable en la naturaleza, argüirán), explicando
que los elementos de la materia tienden a organizarse espontáneamente en
formas vivientes después de numerosos tanteos (introduciendo subrepticiamente
en la idea de naturaleza las nociones de “génesis”, “historia” y sobre todo
“evolución” que harán necesario reconstruir la historia del ser vivo e investigar
las leyes que rigen dicha historia, poniéndose por ello los cimientos del
“transformismo” de Lamarck y por ende de todo el evolucionismo biologicista
del siglo XIX).
439
viene al mundo del mismo modo que éstos. Dotado de pasiones para actuar y de razón
para gobernar sus acciones, es una mezcla de mal y de bien, de placer y de dolor. Su fin,
alcanzar a través del ejercicio de la razón, en cooperación con sus semejantes con
quienes es capaz de fundar una sociedad, la máxima felicidad que le sea posible en este
mundo.
Pero ¿cuáles son las bases del nuevo concepto de ser humano que defienden los
ilustrados? Para la Ilustración, el ser humano debe concebirse desde tres puntos de vista
diferentes pero íntimamente imbricados: la perspectiva naturalista, la social y la ética.
440
sociedad en la cual poder cooperar conjuntamente en pos de la felicidad y la libertad,
tanto de la propia como de la común.
441
Esa perfectibilidad del hombre, que lleva a plantear continuamente la pregunta
acerca de cómo hacer a los hombres más felices y más útiles, desemboca
inevitablemente en todo un programa educativo, en todo un proyecto pedagógico-
político que debe responder a estos dos grandes interrogantes: ¿cómo armonizar el
flujo de intereses en el marco de una ciudad racional?, ¿cómo ampliar los límites de la
civilización por la difusión de las Luces? Las grandes revoluciones que se produjeron
al finalizar el siglo (revolución americana y francesa), y el ideal gradualista de
“educación del género humano” (Lessing) serán las dos respuestas que la época, antes
de la irrupción del espíritu del romanticismo, será capaz de dar a estas cuestiones.
442
4º Es universal: la razón es una y la misma en todos los pueblos, hombres,
culturas y épocas.
II – COMPRENSIÓN
1º Análisis de texto
2º Cuestión temática
443
El opúsculo (obra de poca extensión) “¿Qué es la Ilustración?” es un breve escrito publicado por Kant en
la “Revista mensual de Berlín”. Dicho opúsculo no era sino la respuesta kantiana a una cuestión del mismo tenor
que el pastor berlinés J.F. Zollner había formulado (en una “nota a pie de página”) en un artículo que había
aparecido en esa misma revista en el año 1783 y que llevaba por título “¿Es aconsejable, en lo sucesivo, dejar de
sancionar por la religión el vínculo matrimonial?”. Las dos respuestas más célebres se publicarán en la misma
revista en 1784: una es del pensador judío ilustrado Moses Mendelssohn y la otra la del filósofo de Königsberg que
aquí nos ocupa.
1º un diagnóstico de la época
Si la Ilustración es definida por Kant como “la salida del hombre del autoculpable estado de minoría de
edad” nos podemos preguntar, para comenzar, qué significa pasar de la “minoría de edad” a la “mayoría de edad”.
Vivir en minoría de edad es vivir como un niño, vivir bajo la consigna “obedeced, no razonéis” (esto es, vivid
sumisamente, dejando que otro os manipulen a su criterio). Pasar a la mayoría de edad implica empezar a vivir
como un ser humano, conforme a la dignidad inherente a su naturaleza. Mas qué es el hombre, y cuál es su dignidad.
El hombre no es una cosa, un objeto, ni tampoco vive como una planta, ni siquiera como un animal. ¿Por qué?
Porque no es sólo una sustancia (como cualquier realidad mineral) ni un ser que sólo vive y se desarrolla (como una
planta) o que incluso tiene sensibilidad e interacciona con el medio que le rodea (como un animal). No, el ser
humano posee además libertad y razón. Por ello es capaz de autodesarrollo (no sólo de “desarrollo”, como los
animales y las plantas). De ahí que nos debamos preguntar qué grado de desarrollo puede alcanzar, y, como
pregunta previa, qué es lo que debe autodesarrollar. Respecto a esta última pregunta, la respuesta es que el
desarrollo es de esas mismas facultades, de su razón y su libertad. En relación a qué grado de desarrollo debe
alcanzar, la repuesta es “la que resulte adecuada a sus capacidades o potencialidades. Esta debe ser la meta de sus
esfuerzos”. Pero esta meta, el pleno desenvolvimiento de su razón y de su libertad, es un ambicioso objetivo que no
puede lograr plenamente ningún individuo, dada su corta vida, sino que sólo lo puede lograr la especie humana a lo
largo del sucederse de las distintas generaciones, esto es, a lo largo de la historia. Éste y no otro es el auténtico fin
al que se encamina, providencialmente, la historia de la humanidad. La salida de la minoría de edad y el paso al
estado de mayoría de edad no sería sino el inicio definitivo de ese proceso de realización de la razón y libertad del
ser humano.
2º de la sociedad entera, mayormente de sus gobernantes y dirigentes, pues la idea de hombre como “individualidad
emancipada” sólo se puede superar si:
b) si transforman las condiciones de su desarrollo (lo que hoy en día, Habermas denomina “la
transformación real de las condiciones, tanto materiales como espirituales, de existencia”), esto es,
las condiciones institucionales (educativas, políticas, religiosas, etc.) en las que se desarrolla la vida
del individuo.
Para lograr dicha “salida”, Kant elaboró un programa (una estrategia o plan de acción) acerca de cómo llevarla a
cabo (dicho programa es todo un “proyecto de emancipación del ser humano”):
1º determinando el fin (o lo que es lo mismo, formulando los principios del programa, esto es, sus principios
estratégicos)
2º definiendo los medios (determinando las tácticas más adecuadas para lograr la realización del programa)
3º señalando los obstáculos y resistencias que frenan o impiden la realización del programa.
1º Comencemos señalando la meta del proceso y del programa, esto es, el desarrollo de todas las capacidades
humanas. Este fin, este “desarrollo de todas las capacidades humanas” se torna así para Kant en un “derecho
444
sagrado de la humanidad” que ninguna decisión del poder secular o espiritual, esto es, del príncipe o de un sínodo
(de una Iglesia), puede conculcar.
2º Indiquemos seguidamente cuáles son los medios más adecuados para alcanzar esa “salida” de la minoría de
edad: los medios pueden ser dos, la revolución, opción desechada por Kant, y la reforma, reforma en el modo de
pensar, de sentir (Rousseau) y de actuar, algo que sólo se puede realizar plenamente en el correr y sucederse de las
generaciones en la historia. Esta “Ilustración progresiva” (teniendo el término progresivo la doble acepción de lo
que se sucede en el tiempo y de lo que mejora) como proceso incesante de la historia de la humanidad dispone de un
instrumento (un medio) insuperable: “la libertad de hacer siempre y en todo lugar uso público de la propia razón”.
En conclusión, el libre uso público de la razón es el motor de la Ilustración.
a) el letargo o pereza inercial a no pensar ni actuar libremente “si puedo pagar, no tengo necesidad de
pensar”
b) los Estados y las Iglesias, “tutores de la humanidad”, que les muestran los peligros de andar solos,
ejerciendo un despotismo político en el caso de los Estados y un despotismo espiritual sobre la
conciencia de los individuos en el caso de las Iglesias.
c) las leyes y las costumbres, mecanismos sociales de control que actúan como grilletes que achican los
espacios de libertad.
Tratemos seguidamente, al modo de entender de Kant, qué papel deben jugar los poderes establecidos de
la época (tanto políticos como espirituales) en el proceso de Ilustración. Comenzaremos rindiendo cuenta de las
soluciones propuestas por Kant a la cuestión política. Finalmente, más adelante, daremos cuenta de la cuestión
religiosa:
1º Para Kant, su tiempo vive en el “Siglo de Federico”, esto es, una época en el que el gobernante se torna un sujeto
activo cuyo fin es sacar desde el gobierno a la humanidad del estado de minoría de edad.
a) condición del desarrollo de la libertad del individuo (la Constitución como “ley
fundamental” que rompe con tutelas y grilletes) y
¿Qué puede hacer el individuo para colaborar en la consecución de ese ansiado estado constitucional? Por medio
del “uso público de la razón” (como dijimos ya anteriormente, el verdadero motor de la Ilustración),
b) vaya haciendo posible la libertad de actuar (esto es, no sólo “la libertad de pensar” sino” la libertad
de vivir como se piensa”) para, finalmente,
c) lograr la instauración de principios de gobierno (una Constitución) que traten al hombre no como
una máquina sino conforme a su dignidad. El optimismo kantiano no le impedirá, en esta y otras
obras, señalar cuáles son los peligros que acechan y amenazan todo este proyecto emancipador:
445
1º que el individuo se abandone al letargo y a la inercia en lugar de combatir a los obstáculos de
la Ilustración (las condiciones de existencia que hacen posible el ejercicio de la libertad y el vivir conforme
a la propia dignidad)
3º que los gobernantes y quien tenga responsabilidad para ello aplacen “sine die” las reformas
de las condiciones institucionales que hacen posible la Ilustración provocando el marasmo o incluso la
regresión, en lugar de la progresión, histórica.
Nos encontramos aquí no sólo ante una de las condiciones de la Ilustración sino ante el punto central de la
Ilustración ya que éste no es otro que la salida de la minoría de edad en materia de religión y moral. Se preguntará
Kant si “¿puede un sínodo de la Iglesia comprometerse bajo juramento a llevar a cabo una interminable y suprema
tutela sobre cada uno de sus miembros, sacerdotes, y, a través de éstos, sobre el pueblo, eternizándola de este
modo?”. La respuesta del pensador prusiano es que sería un crimen contra la naturaleza humana cuyo destino es
progresar en su Ilustración. ¿Por qué? Si el hombre es, como dijimos más arriba, autodesarrollo y el punto de
llegada a la perfección de dicho autodesarrollo sólo puede tener lugar a nivel de la especie humana, ningún poder
tiene derecho a detener tal desarrollo progresivo de las capacidades humanas.
¿QUÉ ES LA ILUSTRACIÓN?
Kant desarrolló sus ideas acerca de la Ilustración en un breve opúsculo titulado
“¿Qué es la Ilustración?” (dicho artículo fue publicado en la “Revista mensual de
Berlín” en 1784 como respuesta a la pregunta planteada por J. F. Zöllner en una nota a
pie de página en un artículo publicado en la misma revista el año anterior). Para Kant
la Ilustración es el estado final de madurez que debe alcanzar el ser humano en su
progresivo desarrollo como individualidad emancipada. ¿En qué consiste dicho estado?
En ser capaz de hacer uso libremente, esto es, por sí mismo, de las capacidades
racionales de las que ha sido dotado por la naturaleza. En este texto en concreto, la
disposición a pensar por sí mismo sin necesidad de recurrir a ningún tipo de tutela o
guía externa. Kant entiende que la no realización de ese estado de “mayoría de edad o
de razón” puede ser imputado como responsabilidad propia del individuo en tanto en
cuanto es fruto no de una carencia intrínseca y consubstancial de racionalidad, de
aptitud para desarrollar una autonomía en el pensar, sino de la falta de decisión y de
valor para servirse del propio entendimiento. La divisa “sapere aude” indica el mandato
o imperativo incondicionado que invita, o mejor dicho, ordena a discurrir libremente y
que debe ser atendido inexcusablemente por el individuo que quiera vivir conforme a
los designios de una racionalidad que le constituye como persona y que le dota de una
dignidad y valor intrínsecos y absolutos.
CAUSA DEL ESTADO DE NO-ILUSTRACIÓN
Kant, en este escrito, parte de la suposición de que la naturaleza ha puesto en
nuestras manos los instrumentos intelectuales necesarios para no requerir ningún tipo de
tutela ajena. La pereza y la cobardía son las causas coyunturales que impiden la puesta
en funcionamiento de dichas aptitudes y destrezas intelectuales potenciales. Tal
oportunidad será aprovechada por algunos hombres que se erigirán en tutores de otros
sin ninguna resistencia por parte de éstos. Por consiguiente, en primer lugar, la
comodidad que conlleva el que otro piense y decida por uno mismo, esto es, la falta de
esfuerzo y disciplina mental, y, en segundo lugar, una educación pacata y temerosa en
unos supuestos peligros que acechan al individuo decidido a dar dicho paso en pos de su
emancipación y clarificación de la conciencia, son las razones que aduce Kant para
446
explicar, que no justificar, el que la mayoría de los hombres no logren superar el estado
de no-ilustración, de minoría de edad o de razón en el que se encuentran sumidos.
LA SUPERACIÓN DEL ESTADO DE NO-ILUSTRACIÓN
¿Cómo puede ser trascendido este estado de falta o carencia de ilustración? La
respuesta de Kant, intención última de este opúsculo, es que, aunque parezca paradójico
en virtud de la aparente apatía y falta de voluntad del individuo adocenado e impedido
para llevar a cabo la tarea de cultivar su espíritu, si éste dispusiese de los márgenes de
libertad necesarios, terminaría ilustrándose a sí mismo. La justificación que trae a
colación es la siguiente: siempre entre la masa de individuos humanos habrá alguien
(quizá incluso un tutor establecido como tal) que se decida a pensar por sí mismo, y este
hombre realizará la noble tarea de expandir, difundir “el espíritu de una estima
razonable de la propia valía y de la vocación de cada hombre a pensar por sí mismo”.
Kant mantiene, por lo tanto, la idea de que es imposible ponerle coto y freno a las
capacidades con las que ha dotado la naturaleza al ser humano. Estas buscan
indefectiblemente, ése es su destino ineludible, su ejercicio y consecución.
Posteriormente, el germen del librepensamiento se iría contagiando al resto de los
miembros de la sociedad. Aún así, la mayor resistencia se seguirá encontrando en la
masa no ilustrada que ha sido educada y formada en el prejuicio, la superstición y el
fanatismo, en suma, en la opinión acrítica y en un carácter refractario a la razón. Kant,
este es su proyecto pedagógico, llegará a la conclusión de que no es posible, ni siquiera
conveniente y prudente, intentar cambiar a la población de golpe, de un modo drástico,
revolucionario. Es preferible la reforma, la modificación y enmienda parcial y no
traumática, lenta, pues la transformación radical sólo sirve para que nuevos prejuicios y
cadenas sustituyan a las antiguas.
EL MOTOR DE LA ILUSTRACIÓN
Hablábamos anteriormente de una libertad que facilitaría el surgimiento,
implantación, despliegue y desarrollo del pensar autónomo. ¿A qué tipo de libertad se
refiere Kant? Él la considera la menos peligrosa de todas para el mantenimiento del
orden y la unidad social (en esta parte de su escrito, Kant se cura en salud, cubriéndose
quizá las espaldas ante una posible acusación de incitación a la subversión): libertad de
expresión ante la opinión pública del propio pensamiento crítico por parte del
intelectual-erudito, a la que Kant denomina “libertad en el uso público de la razón”. El
filósofo prusiano distingue entre un uso privado y un uso público de la racionalidad. Por
uso privado entiende literalmente “aquel que él puede hacer de su razón en un
determinado puesto o función confiada a él”, el que se ejerce en un determinado cargo
profesional, diríamos hoy día, y por tanto pertenece a la esfera de las obligaciones
contractuales contraídas por un individuo en cuanto es miembro de un grupo. En dicho
ámbito, no tiene derecho a obrar libremente sino única y exclusivamente a obedecer la
autoridad personal o estatutaria competente. Se considera por ello que las asociaciones
particulares y la sociedad en general son algo así como una enorme maquinaria que se
dota a sí misma de mecanismos de funcionamiento que posibilitan, en primer lugar, la
subordinación del individuo como parte o pieza a un conjunto o totalidad social más
amplio y, en segundo lugar, permite que éste participe a través de su actuación y oriente
su conducta, pasiva y automáticamente, en la búsqueda del logro de fines no
individuales sino colectivos, propios del grupo en el cual se inserta. Por uso público de
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la razón entiende “aquel en el que alguien, en calidad de erudito, hace de ella delante de
todo el público del mundo de los lectores”.
CONCLUSIONES FINALES
Con respecto al uso público de la razón, Kant realiza las siguientes
puntualizaciones:
1º El intelectual, en tanto que erudito, no forma parte de una comunidad concreta y por
tanto no está sometido al imperativo de la obediencia a la autoridad competente sino que
forma parte de una “comunidad cosmopolita” en el seno de la cual su único deber es la
comunicación, sin constricciones ni límites de ningún tipo, de sus propias reflexiones.
2º Este derecho a expresarse libremente supone que la actividad del intelectual y su
compromiso con su público no interferirá ni afectará el cumplimiento de sus deberes
como súbdito de un Estado o como miembro de una asociación particular en la cual
desempeña un papel definido.
3º Ningún individuo, ni grupo de individuos, ni el príncipe siquiera, tiene derecho a
impedir o coartar la libertad en el uso público de la racionalidad en todos los ámbitos
(religión, artes, ciencias y legislación son los campos a los que aquí se refiere Kant). Por
lo tanto, nada ni nadie y menos aún los poderes públicos pueden obstaculizar el proceso
de ilustración progresiva. Por el contrario, es su deber defenderlo, protegerlo,
promocionarlo e impulsarlo so pena de ser acusados de abuso de autoridad, despotismo
y delito de lesa humanidad (humanidad dañada) que atenta contra los derechos y la
dignidad de una naturaleza como la humana cuyo destino y vocación no es otro que el
mejoramiento continuo en pos de las mayores cotas de civilización, moralidad y
libertad, esto es, ilustración del género humano.
KANT Y LA ILUSTRACIÓN
Veamos seguidamente, una vez analizada la noción o “idea” kantiana de
Ilustración, cuáles fueron las principales doctrinas en las que se manifiesta la
coincidencia del pensamiento de éste autor con las principales “ideales” o convicciones
de la época ilustrada:
1º Emancipación/autonomía (ideas expuestas en sus principales obras éticas): todo ser
humano es, en tanto que racional, autónomo, capaz haciendo uso de sus facultades
racionales de pensar, decidir y actuar por sí mismo sin necesidad de tutelas de ningún
tipo, ni de los príncipes ni de las Iglesias. El destino de la humanidad, y en ello se debe
cifrar el progreso de ésta, debe consistir en una progresiva emancipación del género
humano de todas las formas de tutela (esto es, de despotismo político, moral y
espiritual) a las que ha estado sometido.
2º Igualdad/dignidad (ídem): reconocimiento implícito de la igualdad y dignidad de
todos los seres humanos en virtud de su racionalidad intrínseca, esa racionalidad que les
constituye como seres libres (esta afirmación debe ser entendida dentro del contexto de
sociedad estamental propio de la época que consideraba que la dignidad era privativa de
los estamentos nobiliario y eclesiástico).
2º Republicanismo constitucional: para Kant, el problema medular de la política es
como hacer compatibles y complementarias las dimensiones (política) de sometimiento
al poder político legítimo y (moral) de libertad de la vida humana. Esta dialéctica entre
448
el binomio poder/libertad ha sido tradicionalmente resuelta, a juicio de Kant, a favor del
primer término de la dicotomía, esto es, del poder y la autoridad siendo sacrificada la
libertad del individuo en aras de la gobernabilidad del conjunto social. Para Kant, existe
otro camino posible que no es sino la solución jurídico-política a este problema, el
problema de la necesidad que tenemos los hombres de obedecer para poder vivir en
sociedad. Esta solución jurídico-política consiste en la elaboración de un contrato, de
una una Constitución que garantice que la libertad de cada uno sea compatible con la
libertad de los demás. Y es que la ley constitucional, la tarea más ardua y trascendental
que debe resolver la humanidad a juicio de Kant, hace posible reconciliar el poder y la
libertad. ¿Qué es una Constitución? Aquel conjunto de principios de gobierno que tratan
al individuo no como una máquina (como una mera pieza del engranaje social al que
debe estar supeditado) sino conforme a su dignidad (como un ser autónomo capaz de
pensar y decidir por sí mismo).
449
concepto de sustancia, causa, necesidad, existencia, pero también las ideas del mundo,
del alma o de Dios).
SÍNTESIS RACIONALISMO/EMPIRISMO
Observemos por lo tanto, también, cuáles son los puntos en los que discrepa la
filosofía de Kant respecto al Racionalismo y el Empirismo:
450
1º Frente al Empirismo, para Kant no todos los conceptos proceden de la
experiencia: el entendimiento posee conceptos que no proceden de la experiencia
aunque su función es ser aplicados a la experiencia (conceptos que son inherentes al
entendimiento aunque sólo tengan aplicación válida a las impresiones dadas a los
sentidos). También defendía que es posible el conocimiento de verdades necesarias, esto
es, de conocimiento científico (tal como se entendía tradicionalmente la ciencia, como
un conjunto de afirmaciones acerca de la realidad que no se pueden cuestionar) no de
meras conjeturas probables como consideraba el Empirismo
EL PROBLEMA DE LA METAFÍSICA
Veamos ahora el modo como Kant trata la cuestión de por qué no puede
aceptarse que la metafísica (tradicionalmente considerada “la reina de las ciencias”)
haya alcanzado “el recto camino de la ciencia”, cuestión al hilo de la cual Kant va a
desenvolver toda su teoría acerca de qué es la razón teórica y de cómo se elabora el
conocimiento científico, el conocimiento con pretensión de verdad necesaria.
1º Para responder a esta cuestión, Kant tendrá que analizar previamente cuáles
son las condiciones que debe cumplir el conocimiento para poder ser considerado como
científico. Estas condiciones tienen que ser trascendentales (a priori, universales y
necesarias).
451
ordenar primero y unificar después el material caótico (el dato bruto) en que consisten
las impresiones sensibles. Estas formas o estructuras cognoscitivas son las condiciones
subjetivas que hacen posible nuestro conocimiento científico de la realidad. El estudio
trascendental de estas condiciones lo realizará en la “Estética trascendental” y en la
“Analítica trascendental”.
DIALÉCTICA TRASCENDENTAL
452
posee unos principios que son “condiciones incondicionadas” a través de las cuales unifica los
conocimientos del entendimiento remitiéndolos a algo absolutamente primero e incondicionado en lo que hay que
detenerse. Tales “condiciones incondicionadas” son llamadas ideas (no categorías). Las
ideas de la razón son tres: el Alma, el Mundo y Dios, los tres grandes temas de la
metafísica. Con respecto a estas ideas, Kant concluirá lo siguiente:
3º¿Qué función legítima tienen entonces las ideas de la razón pura si no pueden er
aplicadas a los fenómenos? Las ideas no tienen un “uso constitutivo” como las
categorías, no sirven para conocer los fenómenos, pero sí un “uso regulativo” pues
dirigen impulsan el conocimiento hacia lo no conocido y hacia la unidad.
453
ello, el pensador prusiano rechazará todos los principios prácticos de las morales
materiales, aquellas que proponen siempre la búsqueda de un fin concreto. ¿Por qué?
Porque dichos principios son particulares y contingentes, hipotéticos y heterónomos.
Estos principios son el contenido de una moral que Kant califica como “material”. La
moral kantiana, por el contrario, quiere constituirse como una moral “formal”, una
moral en que ya no es la materia, el contenido de la norma, esto es, su fin u objetivo, lo
que deberá determinar la voluntad sino sólo la forma, el carácter de ley de la ley misma,
es decir, su universalidad y necesidad. Esta ética estará vacía de contenido pues la ley
fundamental por ser una moral formal y no material no nos dice qué debemos querer
sino cómo debe querer la voluntad. Esta moral es totalmente autónoma ya que la razón
se da a sí misma una ley por la que se debe regir y sus imperativos serán en virtud de
esta autonomía a priori (universales y necesarios) y categóricos (no hipotéticos sino
incondicionados). Kant denominó al imperativo a priori y categórico genéricamente
“imperativo categórico” y lo enunció de cinco modos distintos siendo los más
destacables los tres siguientes:
1º “Obra de tal modo que la máxima que guía tu acción se pueda convertir en
norma universal”.
Los corolarios de esta moral formal son tres: la libertad, el bien y el deber:
454
dividido, solicitado al mismo tiempo por la ley moral y por los deseos. Este
planteamiento conduce a afirmar que el orden moral postula necesariamente:
A partir de estos supuestos, Kant considera que la única norma que cumple las
condiciones de universalidad y validez incondicional es una norma puramente formal
(procedimental), vacía de contenido, que establece no lo “qué” se debe hacer sino el
“cómo” se debe actuar en cualquier situación. Tal norma es el “imperativo categórico” y
establece un criterio capaz de medir la corrección de cada una de las acciones sin
necesidad de definir el contenido de las mismas ni sus consecuencias. Sólo de este
modo, se puede garantizar la total libertad y autonomía del individuo al no quedar éste
sometido a ninguna instancia ajena o exterior. Y aún ni siquiera a ningún impulso propio
que no sea la pura voluntad racional. La ética kantiana se limita exclusivamente a
establecer un criterio puramente formal (el imperativo categórico) para una regulación
universalmente válida de la moralidad desde la perspectiva de las relaciones personales
excluyendo toda interferencia emotiva o hedonista que la aspiración individual a la
felicidad pudiese provocar. Así pues, la separación entre deber y felicidad convierte a la
ética kantiana en una ética deontológica, centrada en el deber, frente a las tradicionales
éticas teleológicas, centradas en el bien y la felicidad.
455
En la Crítica de la Razón Pura, Kant hizo un notable esfuerzo por explicar cómo
es posible el conocimiento de los hechos (éste es posible merced a la conjunción de dos
elementos: las impresiones sensibles procedentes del exterior y ciertas estructuras a
priori que el sujeto impone a tales impresiones, a saber, las formas de espacio-tiempo y
las categorías o conceptos puros) y hasta dónde es posible el conocimiento de objetos
el conocimiento objetivo solamente tiene lugar en la aplicación de las categorías a los
fenómenos; las doctrinas metafísicas, al aplicar las categorías más allá de los
fenómenos, no proporcionan conocimiento objetivo). Ahora bien, es obvio que la
actividad racional humana no se limita al conocimiento de los objetos. El hombre
necesita también conocer cómo ha de obrar, cómo ha de ser su conducta. La Razón
posee también una función moral que responde a la segunda gran pregunta que se hace
la filosofía: ¿qué debo hacer?
1º Toda ética material parte de que hay bienes, cosas buenas para el hombre, y,
por tanto, comienza por determinar cuál es entre todos ellos el bien supremo (y
por ello el fin último) del hombre: la felicidad, el placer, la salvación, el
conocimiento, la virtud, etc.
2º Una vez establecido tal bien supremo, la ética establece unas normas o
preceptos encaminados a alcanzarlo. Y así, si nuestro bien y fin último es la
456
riqueza, seguiremos todos aquellos preceptos que nos indiquen qué debemos
hacer para lograr ser ricos (como por ejemplo dedicar nuestros esfuerzos sólo a
aquellas actividades que nos reporten algún tipo de beneficio económico).
Con otras palabras, podemos decir que una ética material es una ética que tiene
contenido. Y tiene contenido en el doble sentido que acabamos de señalar:
Kant rechazó las éticas materiales porque a su juicio presentan las deficiencias que a
continuación exponemos:
457
éticas materiales son heterónomas porque la voluntad es determinada a obrar
de este modo o del otro por el deseo o la inclinación. Siguiendo el ejemplo
de la ética epicúrea, el hombre es determinado en su conducta por una ley
natural (natural pero no moral) que le inclina al placer, siendo dominado
por éste.
- Puesto que todas las éticas materiales son empíricas (y, por tanto, incapaces
de ofrecer principios estrictamente universales), hipotéticas en sus
imperativos y heterónomas,
- Y una ética estrictamente universal y racional no ha de ser empírica (sino a
priori), ni hipotética en sus imperativos (sino que estos han de ser absolutos,
categóricos), ni heterónoma (sino autónoma, es decir, el sujeto ha de
determinarse a sí mismo a obrar, ha de darse a sí mismo la ley),
- Una ética, estrictamente universal y racional no puede ser material. Ha de
ser, por tanto, formal.
¿Qué es entonces una ética formal? Una ética formal es una ética vacía de contenido,
que no tiene contenido en ninguno de los dos sentidos en que lo tiene la ética material:
1º No establece ningún bien o fin que haya de ser perseguido y, por tanto,
EL DEBER
La ética formal no establece, pues, lo que hemos de hacer: se limita a señalar cómo
debemos obrar siempre, trátese de la acción concreta de que se trate. Un hombre actúa
moralmente, según Kant, cuando actúa por deber. El deber es “la necesidad de una
acción por respeto a la ley moral”, es decir, el sometimiento a la ley, no por la utilidad o
satisfacción que su cumplimiento pueda proporcionarnos sino por respeto a la misma.
Kant distingue tres tipos de acciones: acciones contrarias al deber, acciones conforme al
deber y acciones por deber. Sólo estas últimas poseen valor moral. Supongamos el caso
de un comerciante que no cobra precios abusivos a sus clientes. Su acción es conforme
al deber. Ahora bien, tal vez lo haga para asegurarse así la clientela, en cuyo caso la
acción es conforme al deber, pero no por deber: la acción (no cobrar precios abusivos)
se convierte en un medio para conseguir un propósito, un fin (asegurarse la clientela).
Si, por el contrario, actúa por deber, por considerar que ése es su deber, la acción no es
un medio para conseguir un fin o propósito sino que es un fin en sí misma, algo que
debe hacerse por sí.
458
El valor moral de una acción no radica en el fin o propósito a conseguir sino en el deber
(si éste, el deber, es el único móvil que determina la realización de dicha acción).
EL IMPERATIVO CATEGÓRICO
La libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios son, según Kant, postulados
de la Razón Práctica. ¿Qué es un postulado? Algo que no es demostrable pero que debe
ser supuesto como condición de la moral misma. En efecto, la exigencia moral de obrar
por respeto al deber supone la libertad, la posibilidad de obrar por respeto al deber
venciendo inclinaciones, deseos, etc. También la inmortalidad del alma y la existencia
de Dios son postulados de la moral (aunque aquí los argumentos son menos
convincentes). En cuanto a la inmortalidad su razonamiento es el siguiente: la Razón
nos ordena aspirar a la virtud, es decir, a la concordancia perfecta y total de nuestra
voluntad con la ley moral; esta perfección es inalcanzable en una existencia limitada; su
realización sólo tiene lugar en un proceso indefinido, infinito, que exige una duración
ilimitada, es decir, la inmortalidad. Por lo que se refiere a la existencia de Dios, Kant
afirma que la disconformidad que encontramos en el mundo entre el ser y el deber-ser
459
exige la existencia de Dios como realidad en quien el ser y el deber ser se identifican y
en quien se da la unión perfecta de virtud y felicidad.
460
incapaz de esperar, que los hombres del futuro son la reencarnación de su mismo
espíritu humano y que por ellos tiene que tener el mismo respeto que tiene por él
mismo. Piensa Lessing, como luego dirá Kant, que entre todos tenemos la eternidad
entera para ser mejores y que es mejor apostar por un progreso lento y gradual en el que
poco a poco el bien, aunque aún mezclado con el mal, va triunfando sobre éste, que
confiar en que la época más malvada (como la tildaban los revolucionarios imbuidos
por el espíritu de Rousseau) iba a realizar el bien mayor. Esta es su elección, como la de
Kant, en el gran dilema de la época del que la Revolución francesa fue la otra gran
opción.
461
de esta composición filosófica en la que debemos “exponer las relaciones de semejanza
y diferencia con otros autores”. La exposición que acabamos de hacer de las principales
doctrinas morales aristotélicas nos ofrece la oportunidad para poder comparar las éticas
materiales, de las cuales la ética aristotélica es un preclaro ejemplo, con las éticas
formales. La distinción entre éticas materiales y éticas formales fue establecida por
primera vez por Kant para poder diferenciar con claridad su novedosa concepción de la
reflexión moral frente a las formas de reflexión vigentes en el pasado. Para el filósofo
prusiano, cualquier norma moral se presenta siempre bajo una de estas formulaciones:
Bajo este criterio, cualquier teoría ética puede ser clasificada como material o como
formal (o procedimental) según establezca una materia (el contenido de las normas) o
por el contrario se limite a indicar cuál es la forma de las acciones (el procedimiento
para la toma de decisiones).
c) Todas las teoría éticas materiales, como por ejemplo la de Aristóteles, dan
por supuesto que existe una genuina naturaleza humana (la “forma” hombre
para Aristóteles) y que ésta es definible objetivamente. En consecuencia,
afirman que existe una finalidad ideal para la vida humana: la realización
plena de esa naturaleza genuina de la cual depende la verdadera felicidad. De
ahí que dichas teoría sean denominadas teleológicas. La concreción y
definición material de las normas que estas teorías hagan estará destinada a
la consecución de dicha finalidad.
462
de la filosofía, desde la Antigüedad hasta nuestra contemporaneidad: las éticas cuyos
principios y normas se orientan a la consecución de la felicidad y la autorrealización del
individuo (éticas materiales y teleológicas) y las éticas que se dirigen más bien a la
ordenación racional de las relaciones interpersonales, esto es, a la consecución de la
justicia (éticas formales y deontológicas).
2º Juicio crítico
KANT–texto 1
463
dirección allea (naturaliter maiorennes), sigan emporiso a ser con gusto toda a vida
menores de idade; e é por iso que lles resulta tan doado ós outros erixirse nos seus
titores. ¡É tan cómodo ser menor de idade! Se teño un libro que pensa por min, un
director espiritual que ten unha conciencia moral para min, un médico que me
prescribe unha dieta, etc., daquela non preciso molestarme. Se podo pagar, non teño
necesidade de pensar; xa haberá outros que asuman por min tan amoladora tarefa. A
inmensa maioría dos homes consideran que o paso cara á maioría de idade, ademais
de pesado, é perigoso: iso procuran os titores que se encargaron bondadosamente do
seu control… Para a persoa individual é daquela difícil dar saído dunha minoría de
idade case convertida en natureza… De aí que só uns poucos conseguisen co propio
esforzo do seu espírito zafarse da minoría de idade e, con todo, manter o paso firme.
Ben máis posible é, pola contra, que o público se ilustre por si mesmo; así será, de
certo, case inevitablemente con só que se deixe en liberdade. Pois sempre se atoparán,
mesmo entre os establecidos titores da gran masa, algúns que pensen por si mesmos, os
cales, logo de desfacerse do xugo da minoría de idade, propagarán no seu redor o
espírito dunha estimación racional do propio valor e da vocación de todo home a
pensar por si mesmo. I.KANT; «Resposta á pregunta: ¿Que é ilustración?» (Berliner
Monatschrift, decembro, 1784). (Trad. de Rafael Martínez Castro, USC).
3º Para lograr este objetivo se precisa de una cierta audacia y valentía personal (la
madurez de la razón no se alcanza nunca automática y necesariamente sino que es fruto
de una decisión libre del individuo).
5º Las causas de que el individuo no abandone ese estado de minoría de edad es,
primero, la comodidad de que otros piensen y decidan por uno y, segundo, la falta de
coraje para valerse por sí mismo.
6º Esta circunstancia explica el que les haya sido tan fácil a unos pocos hombres (los
príncipes y las Iglesias) en constituirse como tutores o padres de dichos individuos
aletargados.
7º Kant comprende las dificultades que tiene para el individuo en solitario, confiado
sólo en sus propias fuerzas, el alcanzar dicha autonomía en el pensar y en el vivir. Pero
sin embargo, considera que si la sociedad (“el público”) en su conjunto disfrutase de un
amplio margen de libertad, ésta se ilustraría a sí misma. Tomaría entonces la humanidad
conciencia de su dignidad y de su deber de vivir bajo la guía de la razón abandonando
gradualmente (unos sectores de la sociedad lo lograrían antes, otros después) dicho
estado de minoría de edad.
464
8º En síntesis, Kant entiende por Ilustración aquella época histórica y/o estado de
desarrollo del individuo en que se logre poner en marcha definitivamente el proceso de
autorrealización de la razón. Se alcanzará su completitud en el momento en el que el ser
humano (el individuo y la sociedad en su conjunto) haga un uso autónomo de su
racionalidad.
465
Dimidium facti, qui coepit, habet: sapere aude, / incipe (Quien ha comenzado,
ya ha hecho la mitad: atrévete a saber, empieza).
- naturaliter maiorennes: expresión latina que significa “mayoría de edad natural”
- titores: los que ejercen la tutela de la conciencia y de los actos de los individuos
(nominalmente en la sociedad tradicional ejercían la tutela 1º los padres respecto
a los hijos mientras éstos son aún niños y 2º los maridos respecto a sus esposas,
pero de facto la tutela era ejercida sobre cualquier individuo principalmente por
las iglesias y los estados)
- o público se ilustre por si mesmo: el público es lo que hoy denominaríamos la
gente, es decir, cualquier persona.
- se deixe en liberdade: ausencia de constricción externa, es decir, hace referencia
a la desaparición de la restricciones a la libertad que imponen las iglesias a la
conciencia de sus miembros y los estados a los actos de sus súbditos. Esta
expresión hace referencia por lo tanto a las libertades públicas de conciencia y
expresión.
- pensen por si mesmos: pensar por uno mismo es sinónimo de autonomía (de
independencia y capacidad de dejarse guiar por la razón).
- estimación racional do propio valor: reconocimiento de la dignidad de todo ser
humano.
KANT–texto 2
Así pois, asemade enfastiados do dogmatismo que nada nos ensina e máis do
escepticismo que nada nos promete, nin tan sequera o retiro nunha lícita ignorancia;
requiridos pola importancia do necesario coñecemento, e desconfiados, pola nosa
longa experiencia, verbo de todos aqueles coñecementos que coidamos posuír, ou
daqueles que se nos ofrecen baixo o título da razón pura, o único que nos queda é unha
pregunta crítica, consonte a cuxa resposta podemos no futuro dispoñer o noso
proceder: ¿É posible, en xeral, a metafísica? Esta pregunta, non obstante, non ha de
ser respondida con obxeccións escépticas fronte a unha metafísica existente (pois agora
non damos por boa a ningunha), senón a partir do concepto puramente problemático
dunha tal ciencia. [1] “Crítica da razón“ designa aquí o verdadeiro camiño intermedio
entre o dogmatismo, que Hume combateu, e o escepticismo que el, pola contra, quixo
introducir: un camiño intermedio que non recomenda, tal como fan outros camiños
intermedios, determinarse un mesmo de xeito, digamos, mecánico (algo dun e algo
doutro), que a ninguén abren os ollos, senón un camiño tal que se poida determinar
exactamente segundo principios. [2] I. KANT; Prolegómenos a toda metafísica futura
que poida presentarse como ciencia. [1] «Cuestión xeral dos Prolegómenos: ¿É
posible, en xeral, a metafísica?» §4, 274; [2] «Conclusión: Da determinación dos
límites da razón pura» §58, 360. (Trad. de Rafael Martínez C., USC)
466
fútil saber), tras poner entre paréntesis todos los conocimientos metafísicos que se cree
que se han obtenido a través del ejercicio del puro razonamiento y consciente de la
importancia para el ser humano de alcanzar un conocimiento necesario, esto es,
metafísico, Kant se pregunta si es posible o no la metafísica como ciencia.
3º La crítica de la razón que Kant va a llevar a cabo puede ser considerado como un
“camino intermedio” entre el dogmatismo y el escepticismo. Dicho camino debe ser
concebido no como una doctrina ecléctica (capaz de tomar lo positivo que pudiese haber
en el dogmatismo y el escepticismo buscando conciliar ambas doctrinas) sino como la
trayectoria que puede seguir el saber una vez establecidos los principios que lo
constituyen.
KANT–texto 3
467
Crítica da razón pura (1787)
De que o noso coñecemento comeza coa experiencia, diso non hai dúbida; pois,
¿por que outro medio ía espertar a facultade de coñecer para o seu exercicio como non
fose polos obxectos que tocan os nosos sentidos, que por unha banda provocan por si
mesmos representacións e, por outra, poñen en movemento a nosa actividade
intelectiva para comparalas, ligalas ou separalas, transformando deste xeito a materia
bruta das impresións sensibles en coñecemento dos obxectos que chamamos
experiencia? Non hai, pois, na orde do tempo ningún coñecemento que preceda en nós
á experiencia e con ela comeza todo coñecemento. Mais, aínda cando todo o noso
coñecemento empece coa experiencia, non por iso todo el procede exactamente da
experiencia. Pois ben podería ser que mesmo o noso coñecemento empírico fose un
composto do que recibimos a través das impresións e do que a nosa propia facultade
cognoscitiva (apenas estimulada polas impresións sensibles) produce por si mesma,
engadido este que nós non poderemos distinguir daquela materia prima antes de que un
longo exercicio chame a nosa atención sobre iso e nos faga hábiles para levar a cabo a
súa separación. Hai pois, cando menos, unha cuestión necesitada dunha máis
minuciosa investigación e que non se pode despachar cunha primeira ollada: a de se
hai semellante coñecemento, independente da experiencia e ata de todas as impresións
dos sentidos. Tal coñecemento denomínase a priori e distínguese dos empíricos, os
cales teñen as súas fontes a posteriori, é dicir, na experiencia. I. KANT, Crítica da
razón pura (1787). Introdución. I-Da distinción de coñecemento puro e empírico. (Trad.
de. Rafael Martínez C., USC)
3º Ahora bien, el que todo conocimiento comience con la experiencia (las impresiones
sensibles y la actividad del entendimiento) no significa que todo el conocimiento
proceda de la experiencia. ¿Por qué? El que dicha actividad del entendimiento sea
activada por las impresiones sensibles no significa que su contenido (el contenido de
dicha actividad) consista en impresiones sensibles (el contenido de dicha actividad
468
consiste no en “impresiones sensibles” sino en los “nexos” que permiten relacionar
impresiones conectándolas o desvinculándolas).
4º La cuestión que, para Kant, debe ser objeto de un minucioso análisis crítico es la de
si existe o no dicho contenido puro, un conocimiento que sería por ello fruto de la
espontánea actividad del entendimiento.
KANT – Texto nº 4
469
entendemento. Ningunha destas propiedades prevalece sobre a outra. Sen sensibilidade
ningún obxecto nos sería dado, e sen entendemento ningún podería ser pensado.
Pensamentos sen contido son baldeiros, intuicións sen conceptos son cegas. Por iso tan
necesario é facer os seus conceptos sensibles (é dicir, agregarlle o seu obxecto na
intuición) como facer comprensibles as súas intuicións (é dicir, sometelas a conceptos).
Ambas as dúas facultades ou capacidades non poden tampouco permutar as súas
funcións. O entendemento non pode intuír nada e os sentidos non poden pensar nada.
Unicamente na súa reunión pode orixinarse o coñecemento. Non por iso, non obstante,
podemos mesturar a súa participación, senón que hai serios motivos para separaralos
coidadosamente e distinguilos entre si. Por iso distinguimos a ciencia das regras da
sensibilidade en xeral, é dicir, a estética, da ciencia das regras do entendemento en
xeral, é dicir, a lóxica. I. KANT; Crítica da razón pura, (A51/B75-A52/B76) I.Doutrina
trascendental dos elementos, 2ª parte: A lóxica trascendental. (Trad. de Rafael
Martínez C., USC)
3º El único tipo legítimo de intuición (la intuición es la operación mental por la cual se
alcanza una captación directa e inmediato del objeto que quiere ser conocido) que puede
llegar a tener el ser humano es la intuición sensible.
470
GLOSARIO KANT – Texto nº 4 Crítica da razón pura
- sensibilidade: facultad del conocimiento sensible, la sensibilidad 1º es una
capacidad no activa sino pasiva (receptiva) de la mente, 2º consistente en poder
ser afectado por los objetos, afección que se produce 3º por medio de la
captación de su tipo específico de representación: las impresiones sensibles.
- ningún obxecto nos sería dado: los objetos que podemos llegar a conocer son
aquellos que se nos dan en la experiencia sensible después de que las
impresiones sensibles hayan sido espacio-temporalizadas.
471
- ningún podería ser pensado: la función del entendimiento es conocer
universalmente lo dado en la experiencia.
- estética: rama de la filosofía crítica que estudia las leyes que regulan el
funcionamiento de la sensibilidad (el término será utilizado poco después por
otro ilustrado alemán, Baumgarten, para denominar la rama de la filosofía que
reflexiona sobre la belleza y el arte).
- lóxica: rama de la filosofía crítica que estudia las leyes del entendimiento
(indudablemente, el término “lógica” en este contexto tiene un significado muy
distinto que en Aristóteles para quien la lógica es sólo el estudio de las reglas del
razonamiento, del silogismo, no de un pensamiento que según el Estagirita opera
conforme a los principios de la abstracción).
KANT–texto 5
472
Non hai en ningures no mundo, nin sequera fóra del, nada pensable que poida
ser considerado sen restrición bo, agás unha boa vontade. (…) A boa vontade non o é
pola súa acción ou os seus efectos, nin pola súa idoneidade para acadar tal ou cal fin
proposto, senón unicamente polo querer, é dicir, é boa en si, e, considerada por si
mesma, é en comparación moito máis digna de estima ca todo o que por ela puidese
lograrse para satisfacer tal ou cal inclinación ou, se se quere, a suma de todas as
inclinacións. (…) Para desenvolver, porén, un concepto dunha boa vontade digna en si
mesma da máis alta estimación e desprovista de calquera propósito ulterior, tal como
xa está no san entendemento natural, que non precisa tanto de ser ensinado, senón
máis ben só ilustrado… imos tomar en consideración [poñer diante nosa] o concepto
de deber… Deber é a necesidade dunha acción por respecto á lei… O valor moral da
acción non reside, por tanto, no efecto que dela se espera e tampouco en ningún
principio da acción que precise tomar prestada a súa motivación daquel efecto
esperado. Pois todos eses efectos (a comodidade da propia situación, ou mesmo o
fomento da felicidade allea) podían ser logrados por outras causas e non se precisaba
para iso da vontade dun ser racional, unicamente na cal, non obstante, se pode atopar
o ben supremo e incondicionado. Por iso ningunha outra cousa máis que a
representación da lei en si mesma –que, de certo, só pode realizarse no ser racional–
en canto é ela, e non o efecto que agardamos, a determinación última da vontade, pode
constituír o ben excelente que chamamos ‘ben moral’, o cal está xa presente na persoa
mesma que actúa conforme á lei, pero que non se pode esperar do efecto [desa acción].
Mais, ¿que clase de lei pode ser esa cuxa representación, mesmo sen tomar en
consideración o efecto que dela agardamos, ten que determinar a vontade, a fin de que
esta poida chamarse boa absolutamente e sen reservas? Tendo eu desposuído á vontade
de todos os estímulos que poderían provir da observancia dunha lei calquera, nada
máis resta que a conformidade a unha lei universal das accións en xeral, a cal
unicamente ha de servir á vontade como principio; é dicir, eu debo conducirme sempre
unicamente de xeito que eu poida tamén querer que a miña máxima se torne en lei
universal. Aquí é, pois, a mera legalidade en xeral (sen poñer como fundamento
ningunha lei determinada das que rexen certas accións en concreto) a que serve de
principio á vontade e tamén o que lle ten que servir para que o deber non sexa en todo
caso máis ca unha va ilusión e un concepto quimérico. E con isto está en perfecta
concordancia a común razón dos homes nos seus xuízos prácticos, tendo sempre diante
dos ollos o mencionado principio. I. KANT; Fundamentación da metafísica dos
costumes, 1ª Sec.: Tránsito do coñecemento racional moral ordinario ó filosófico; pp.
393-401.
1º Lo único que hay en el mundo que puede ser considerado bueno en sí mismo (“digno
de la más alta estimación”), de un modo absoluto e incondicionado, es la voluntad
propia de un ser racional, esto es, una buena voluntad.
2º ¿Qué es lo que hace buena a la voluntad? Una voluntad es buena por su modo de
querer (querer algo por deber, por respeto a la ley moral que me dicta mi condición de
ser racional), no por la acción en el mundo que la voluntad realiza y despliega, ni por la
utilidad de las consecuencias de dicha acción desencadena, ni por que satisfaga estos o
aquellos deseos, incluso la totalidad de deseos que siente el individuo y en cuya
satisfacción se puede cifrar su felicidad.
473
3º El deber moral, la forma de querer propia de una buena voluntad, es definido
literalmente por Kant como “la necesidad de una acción por respeto a la ley”
.
4º El valor moral de una acción reside exclusivamente en que ésta se realice por deber,
es decir, que sea una acción decidida y ejecutada por una buena voluntad, por una
voluntad racional.
6º ¿Qué es la ley moral? Un principio formal (una ley general) que no me dice cómo
tengo que comportarme en concreto aquí y ahora (lo cual la convertiría en una ley
particular, por ejemplo, “no matarás”) sino que sólo me exige que las máximas morales
que dirigen de facto mi comportamiento sean universalizables (es decir, la ley moral
sólo me reclama que mis máximas morales subjetivas puedan tornarse en principios
morales intersubjetivos, dignos de la consideración y del placet de cualquier ser
racional).
474
- lei – la ley moral es la ley que rige la conducta de todo ser racional (ya sea Dios,
un ser humano o un alienígena dotado de razón). Esta ley se le manifiesta a la
conciencia humana (no a la divina) a través del imperativo categórico que nos
manda actuar tratando a nuestros semejantes como personas y por ello conforme
a máximas universalizables.
- máxima – cualquier norma con la que el individuo regula su comportamiento
propio (por ejemplo, la norma que establece que “aunque en ocasiones mentir
me puede reportar ventajas, no mentiré”).
KANT–texto 6
3º El imperativo categórico es aquel que determina una acción como necesaria por sí
misma sin tener que remitirla a ningún fin y por tanto ordena dicha acción
incondicionadamente.
475
- imperativos – una orden del tipo “Actúa de tal modo” (si la razón teórica
formula juicios “A es B”, la razón práctica formula imperativos “Haz X”,
órdenes que determinan la conducta de los individuos ¿por qué? La moral no
trata del “ser” sino del “deber ser” y por ello no hay juicios morales sino
imperativos morales)
- imperativo hipotético – aquel tipo de imperativo que da una orden pero sometida
a una condición; un imperativo del tipo “Si quieres Y (la condición), entonces
debes hacer X (la orden)”, por ejemplo, “si quieres una vida larga, vive con
moderación”; para Kant, el imperativo hipotético no es un imperativo moral sino
una regla prudencial o de sagacidad que nos ayuda a conseguir nuestros fines y a
satisfacer nuestros deseos.
- imperativo categórico – decir algo categóricamente en español significa decir
algo de un modo rotundo, inequívoco, absoluto. Pues bien, en este contexto
kantiano el imperativo categórico es aquel que expresa un mandato absoluto, sin
condiciones; un imperativo del tipo “Debes hacer X”
- imperativo da moralidade – el imperativo que expresa la orden que dicta la ley
moral y que por lo tanto debe guiar el comportamiento de un ser racional; sólo
el imperativo categórico es un imperativo moral.
KANT–texto 7
476
2º La heteronomía del libre arbitrio no fundamenta la obligatoriedad moral y es
contraria a la moralidad de la voluntad.
7º Todas las máximas que rigen nuestra acción deben acomodarse al principio formal de
la universalidad de la ley moral. Sólo bajo dicha condición, dichas máximas son
moralmente legítimas.
o bien 1º por la ley de la naturaleza, esto es, por los deseos, por la
necesidad que todos tenemos de ser felices; la pregunta aquí es ¿de dónde
emanan los deseos? Y respondemos, de la facultad de apetecer, es decir, de otra
facultad distinta a la voluntad (por ello dicha voluntad es una voluntad
heterónoma pues aquello que la mueve a obrar es algo externo a ella misma, el
deseo)
Ejemplo: ¿de dónde procede la norma moral que me obliga a arriesgar mi vida
para salvar a un niño que se está ahogando? Si procediese de mi interés o de mi
benevolencia, es decir, de mis buenos sentimientos, de mi afán de ayudar a otros
cuando lo necesiten, mi comportamiento no sería verdaderamente moral porque
la voluntad quedaría determinada por un deseo, un factor ajeno y externo a la
voluntad, es decir, heterónomo; sólo será moral si lo que determina a la voluntad
es algo que procede de ella misma, eso que corrientemente denonominamos
“conciencia del deber”).
477
comportarse como un auténtico ser racional respetando a los semejantes como
fines en sí mismos obrando conforme a máximas universalizables)
478
- liberdade en sentido negativo – la capacidad de mi voluntad de resistir a
cualquier clase de inclinación natural; es decir, la capacidad del ser humano de
que su comportamiento no venga determinado por lo que siento o deseo sino
solo por mi conciencia del deber (mi voluntad moral es por ello libre, libre del
deseo, de la ley o mecanismo de la naturaleza que nos empuja a buscar aquello
que deseamos y cuya posesión nos hace felices o nos reporta una satisfacción
placentera).
KANT–texto 8
Todos os seres racionais están, pois, baixo a lei segundo a cal cada un ha de tratarse a
si mesmo e a todos os demais en todo circunstancia simultaneamente como un fin en si
mesmo e nunca como un simple medio. Xorde de aquí unha sistemática ligazón de seres
racionais por medio de leis obxectivas comúns, é dicir, un reino, o cal, posto que esas
leis teñen precisamente por obxecto a relación destes seres entre eles como fins e
medios, pode chamarse un reino dos fins (claro está só como ideal)… (…) No reino dos
fins todo ten ou ben un prezo ou ben unha dignidade. O que ten un prezo é aquilo en
cuxo lugar pode ser posto algo como equivalente; o que, pola contra, está por encima
de todo prezo, non admitindo, xa que logo, ningún equivalente, iso ten unha dignidade.
O que se refire ás inclinacións e necesidades humanas ten un prezo de mercado; o que,
mesmo sen presupoñer unha necesidade, se acomoda a un certo gusto, é dicir, a unha
satisfacción do mero xogo, sen finalidade ningunha, das nosas facultades anímicas, ten
un prezo afectivo; aquilo, non obstante, que constitúe a condición baixo a cal
unicamente pode algo ser fin en si mesmo, iso, simplemente, non ten ningún valor
relativo, é dicir, un prezo, senón un valor intrínseco, é dicir, dignidade. A moralidade é,
pois, a condición unicamente baixo a cal un ser racional pode ser fin en si mesmo,
porque só por medio dela é posible ser un membro lexislador no reino dos fins. Así
pois, a moralidade e a humanidade, en canto capaz de moralidade é o único que ten
dignidade. I.KANT; Fundamentación da metafísica dos costumes, 2ª sección, Tránsito
da filosofía moral popular á metafísica dos costumes, 433-435 (Trad. de Rafael
Martínez C., USC)
1º Todos los seres racionales deben comportarse según la ley que manda tratar a todo ser
racional como un fin en sí mismo (como una persona) y no como un mero medio (como
una cosa).
479
2º La sociedad que constituirían esos seres racionales unidos por el vínculo de leyes
que regulan su relación como medios y como fines puede ser denominado el “reino de
los fines”.
3º En el reino de los fines tiene precio todo aquello que es sustituible por algo
equivalente (todo bien que satisface una necesidad particular tiene un valor relativo).
Por el contrario, tiene dignidad aquello que tiene un valor intrínseco pues es la
condición para que algo se constituya en un fin en sí mismo.
4º Un ser racional se constituye como un fin en sí mismo cuando actúa moralmente (la
moralidad le dignifica) convirtiéndose en un miembro legislador en el reino de los fines.
- seres racionais – ser racional es aquel dotado de una voluntad autónoma, una ser
capaz de determinar su conducta por su conciencia del deber y no por las
exigencias de sus inclinaciones.
- a lei segundo a cal cada un ha de tratarse a si mesmo e a todos os demais en
todo circunstancia simultaneamente como un fin en si mesmo e nunca como un
simple medio – la formulación más clara de la ley moral (y del imperativo
categórico) nos manda incondicionalmente que consideremos a todo ser racional
(a todo ser humano, a todo semejante y también a nosotros mismos) como una
persona, como un ser con dignidad (un ser dotado de un valor intrínseco y que
por ello debe ser considerado y tratado siempre como un fin en sí mismo y no
sólo como un medio, como un mero instrumento al servicio de la satisfacción de
nuestros deseos).
- un reino – los seres humanos unidos por leyes comunes, las leyes de la
moralidad, constituyen una nueva comunidad (un reino): la verdadera
comunidad de los hombres, la humanidad.
- reino dos fins – hace referencia a aquella comunidad humana (no real sino aún
meramente ideal) en la que todos sus miembros son considerados como personas
(como seres racionales, autónomos y libres) y que como tales (como seres con
dignidad) se tratan y viven.
- prezo – tiene precio aquello cuyo valor sólo puede ser económico por ser algo
meramente intercambiable e instrumental (las cosas tiene precio mientras que las
personas tienen dignidad y no precio)
- dignidade – valor absoluto e incondicionado, es decir, el valor no económico
sino moral (solo asignable a aquello que no es intercambiable ni
instrumentalizable, es decir, a las personas).
- valor intrínseco – valor que algo tiene por sí mismo; sólo las personas tienen un
valor intrínseco, es decir, verdadero valor (el valor de las cosas es por el
contrario extrínseco y por lo tanto sólo aparente valor, un valor solo existente
dentro de un determinado juego, como es por ejemplo, el juego económico)
480
- membro lexislador no reino dos fins – todo ser humano debe actuar conforme a
reglas morales que el mismo promulgaría si fuese diputado (legislador) en el
parlamento de la humanidad
- a moralidade e a humanidade, en canto capaz de moralidade é o único que ten
dignidade – lo único absolutamente valioso es la humanidad, es decir, los seres
humanos en tanto capaces de vivir como seres morales.
481
2º los científicos se ponen de acuerdo en sus teorías y conclusiones mientras que el
más escandaloso desacuerdo reina entre los metafísicos.
482
localizada en un lugar del espacio y en un momento del tiempo. Trate el lector de
imaginar la siguiente escena. Un individuo se nos acerca y nos dice que ha visto
algo; le preguntamos ¿dónde? Y nos contesta que en ninguna parte; le preguntamos
¿cuándo? Y nos contesta que en ningún momento. Tal vez se trate de un loco o de
un bromista. En cualquier caso, estamos seguros de que el individuo en cuestión no
ha visto algo. Espacio y tiempo son condiciones de nuestra percepción, pero son un
tipo de condiciones completamente distintas de las que señalábamos en el párrafo
anterior: no son particulares (no afectan a la visión de este objeto o de este
individuo en particular) sino generales (afectan a la visión como tal y, por tanto, a
todo individuo); no son puramente fácticas (no pueden ser alteradas), sino
estrictamente necesarias (no pueden no darse). A este tipo de condiciones las
denomina Kant condiciones a priori.
Una vez que sabemos de qué condiciones se trata, intentemos precisar cómo es
posible averiguarlas. Preguntar por las condiciones que hacen posible el
conocimiento científico es formular una pregunta a primera vista excesivamente
general. Sin embargo, es posible concretarla si tenemos en cuenta que toda teoría
científica no es otra cosa que un conjunto de juicios y proposiciones concatenados,
entrelazados, a través de argumentos y razonamientos (la mayoría de ellos, de
carácter matemático). Si alguien tuviera ganas y paciencia, podría tomar una teoría
física y convertirla en una lista de proposiciones (“los átomos constan de tales
partículas”, “la partícula X tiene tal característica”, etc.).
El hecho de que una ciencia es un conjunto de juicios hizo pensar a Kant que el
problema “¿cuáles son las condiciones que hacen posible la ciencia?” podía
concretarse de la siguiente manera: ¿cuáles son las condiciones que hacen posibles
los juicios de la ciencia? No es necesario recorrer todos y cada uno de los tratados
científicos para buscar las condiciones que hacen posible la ciencia. Bastará con
observar cuidadosamente qué tipo de juicios utiliza la ciencia e investigar las
condiciones que los hacen posibles.
Antes de seguir adelante, recapitulemos todo lo que hasta ahora llevamos expuesto:
483
- El problema central de la Crítica de la Razón Pura es si esposible la
metafísica como ciencia.
- Previamente a esta pregunta, se ha de formular esta otra: ¿cómo es posible
la ciencia?, o lo que es lo mismo, ¿cuáles son las condiciones
trascendentales que hacen posible el conocimiento científico?
- Esta última pregunta, a su vez, puede concretarse así. ¿cómo son posibles
los juicios de la ciencia?, es decir, ¿cuáles son las condiciones
trascendentales que hacen posibles tales juicios?
Hablamos de los juicios de la ciencia pero ¿qué tipo de juicios son los
característicos de la ciencia? (Kant siempre entiende por ciencia las matemáticas y la
física tal como había sido formulada por Newton). Se hace necesario distinguir entre
diversos tipos de juicios para aclarar cuáles son los característicos de la ciencia. Veamos
las distinciones y clasificaciones kantianas de los juicios.
484
priori son universales y necesarios: ninguna excepción es posible al juicio “el todo
es mayor que las partes”; por el contrario, los juicios a posteriori no son universales
ni necesarios.
Apliquemos estos dos criterios al juicio que venimos utilizando como ejemplo:
la experiencia nos muestra que los nativos de la población X miden de hecho más
de dos metros, pero no nos muestra conexión necesaria entre “nacer en tal pueblo”
y “tener tal estatura”; no es contradictorio que en esta población nazca un enano
(como sería contradictorio que un todo fuera menor que sus partes). Ningún juicio
extraído de la experiencia es ni universal ni necesario en sentido estricto. El
“todos” del juicio “Todos los nacidos en el pueblo X…” expresa simplemente que
hasta ahora no se han producido excepciones, no que sea imposible que las haya.
Tenemos, pues, una doble clasificación de los juicios. Hemos de señalar que
hasta el momento Kant no es excesivamente original. Su originalidad comienza a
partir de ahora y se pondrá de manifiesto al comparar sus conclusiones con las de
Hume.
485
Según Hume, el cuadro de los juicios es el siguiente:
RELACIONES DE IDEAS
ANALÍTICO A PRIORI
universal y necesario
JUICIOS DE HECHO
SINTÉTICO A POSTERIORI
No estrictamente universal y contingente
Kant, sin embargo, tiene otra historia que contar. Tomemos el siguiente juicio:
“la recta es la distancia más corta entre dos puntos”. ¿Se trata de un juicio analítico? No,
piensa Kant, ya que el predicado no está contenido en la noción del sujeto: en el
concepto de “línea recta”, en la noción de ésta, no entra para nada idea alguna de
distancia. ¿Es a posteriori? Tampoco, piensa Kant, ya que: 1º nos consta su verdad sin
necesidad de andar midiendo distancias entre dos puntos, sin necesidad de recurrir a
ninguna sentencia comprobatoria, y, 2º es estrictamente universal y necesario (carece de
posibles excepciones). Es, por tanto, a priori. Contrariamente a Hume, Kant admite que
hay juicios sintéticos a priori.
SINTÉTICO A POSTERIORI
“los nativos de X miden más de dos metros”
Hay, pues, según Kant, juicios sintéticos a priori: por ser sintéticos, son
extensivos, es decir, nos dan información, amplían nuestro conocimiento acerca de
aquello a que se refieren; por ser a priori, son universales y necesarios y el conocimiento
de su verdad no procede de la experiencia. Más aún, los principios fundamentales de la
ciencia (matemáticas y física) son de este tipo.
El ejemplo que hemos utilizado anteriormente “la línea es la distancia más corta
entre dos puntos” es un juicio de las matemáticas, de la geometría. También en la física
existen juicios sintéticos a priori. Un ejemplo de este tipo de juicios es, según Kant, el
486
principio de causalidad: “todo lo que acontece tiene una causa”. En opinión de Kant, no
se trata de un juicio analítico: en la idea de “algo que acontece” no está incluida la idea
de “tener una causa”. Es, por tanto, sintético. Pero es, a la vez, estrictamente universal y
necesario y, por lo tanto, a priori.
En este caso, Kant se aleja también de Hume. Para Hume, el juicio “Todo lo
que acontece tiene una causa” es a posteriori, contingente y no estrictamente
universal: proviene de la experiencia, es una generalización resultante de que hemos
observado repetidas veces la sucesión constante de dos fenómenos; ahora bien, como la
experiencia no muestra conexiones necesarias, como la experiencia muestra solamente
que las cosas suceden de hecho así y no que tengan que suceder necesariamente así, tal
juicio no es estrictamente universal y necesario, sino contingente. Ciertamente, señala
Hume, hasta ahora la experiencia no nos ha mostrado nunca algo que suceda sin
causa. Pero esto no implica que sea lógicamente imposible: lógicamente imposible
sería que algo sucediera y no sucediera a la vez (se violaría el principio de no
contradicción) pero no que algo suceda sin causa. Si esto sucediera, piensa Hume, nos
extrañaría sobremanera, porque estamos habituados a lo contrario; sin embargo,
podemos concebirlo como posible sin incurrir en contradicción.
487
nombre de Entendimiento y a la de razonar le reserva el nombre de Razón. Estas tres
partes se corresponden también con los tres tipos de conocimiento: el matemático, el
físico y el conocimiento metafísico. El plan en estas tres partes es el siguiente:
LA ESTÉTICA TRASCENDENTAL
488
- De la Sensibilidad: es decir, del conocimiento sensible. Kant distingue entre
sensibilidad externa y sensibilidad interna. La externa está sometida a ambas
formas de espacio y tiempo. La interna (nuestras vivencias emocionales,
sentimientos, deseos, emociones, así como nuestros recuerdos e
imaginaciones) está solamente sometida a la forma del tiempo.
2º Intuiciones puras
489
- los juicios de las matemáticas son a priori porque tratan del Espacio y el
Tiempo que son previos a toda experiencia particular.
LA ANALÍTICA TRASCENDENTAL
A) El conocimiento intelectual
Supongamos que estamos viendo una casa por ejemplo. Nuestros sentidos nos
ofrecen ciertas impresiones sensibles (colores, forma, tamaño, etc.) aquí y ahora (en un
determinado marco espacio-temporal). Si alguien nos pregunta que estamos viernd,
diremos que vemos una casa. El concepto de “casa” constituye, pues, la clave que nos
permite comprender e interpretar esas impresiones sensibles. Supongamos ahora que,
por el contrario, se presenta ante nuestros ojos algo extraño que nada se parece a cuanto
hemos visto en nuestra vida. Percibiremos también, como en el caso anterior,
impresiones sensibles aquí y ahora pero si alguien nos pregunta qué estamos viendo, no
podremos contestarle. Nos falta el concepto en el que encajar esas impresiones
sensibles.
490
Obsérvese que esta actividad de referir los fenómenos (las impresiones
sensibles) a los conceptos se realiza a través de un juicio (un juicio es una oración
enunciativa del tipo “S es P”: “Pedro es alto”, “Todo perro es un animal”; el tipo más
básico de juicio es del tipo “Esto es una casa” donde el “esto” debe ser sustituido por el
conjunto de impresiones sensibles que estamos percibiendo). El Entendimiento puede
ser considerado pues como la facultad de los conceptos (o lo que es lo mismo, como la
facultad de los juicios, la facultad de juzgar).
SEGÚN LA CANTIDAD
SEGÚN LA CUALIDAD
SEGÚN LA RELACIÓN
491
SEGÚN LA MODALIDAD
Ejemplo: Tomemos un juicio cualquiera como “Todos los nativos del pueblo X
miden más de dos metros” El conocimiento sensible nos ofrece una pluralidad
de figuras, formas, movimientos, colores, etc. El Entendimiento, al formular este
juicio coordina, unifica estas impresiones sensibles aplicando ciertas
categorías:
Así como el Espacio y el Tiempo han de llenarse con impresiones sensibles, los
conceptos puros han de llenarse con los datos procedentes del conocimiento sensible
(con los fenómenos).
Esto implica que las categorías sólo son fuente de conocimiento si son aplicadas
a los fenómenos (es decir, a la experiencia). Las Categorías no tienen aplicación válida
492
más allá de los fenómenos, no pueden ser aplicados a realidades que están más allá de la
experiencia (es decir, al ámbito de los objetos metafísicos: Mundo, Alma y Dios).
Ejemplo: El juicio “Todos los dioses son bondadosos” es desde el punto de vista
de su estructura equiparable al del ejemplo que acabamos de ver más arriba: es
universal, afirmativo, categórico y asertórico (y por lo tanto le aplicamos las
Categorías de unidad, realidad, sustancia y existencia). Sin embargo, hay según Kant
una diferencia radical: en el primer caso, las Categorías se aplican a los datos de la
experiencia (los fenómenos) mientras que en el segundo caso se aplican a algo que no
se nos puede dar en ninguna experiencia posible. En este último caso se trata de una
aplicación ilegítima de las Categorías (ilegítima porque la función de las categorías es
unificar impresiones sensibles) y, por tanto, no puede hablarse de conocimiento en
sentido riguroso.
EN SÍNTESIS:
2º las categorías sólo tienen validez cuando son aplicadas a los fenómenos.
Los principios fundamentales en que se basa la física son, según Kant, juicios
sintéticos a priori. Más arriba proponíamos como ejemplo de juicio sintético a priori el
principio de causalidad, principio que constituye una ley fundamental de nuestro
conocimiento de la naturaleza. Veamos cómo este principio siendo sintético puede ser a
priori:
2º como hemos señalado anteriormente, los fenómenos sólo pueden ser conocidos por el
entendimiento si éste les aplica las Categorías. Por tanto, las Categorías se aplican a
todos los fenómenos que el Entendimiento conoce; luego, el principio de causalidad
será aplicable a todos los fenómenos que el Entendimiento pueda llegar a conocer. Es
por tanto, estrictamente universal y necesario.
Las categorías no son aplicables más allá de la experiencia, más allá de lo dado
en el Espacio y el Tiempo. Lo dado, lo intuido en el espacio y el Tiempo se denomina
fenómeno (literalmente, “lo que aparece o se muestra al sujeto”). Ahora bien, la idea
misma de algo que aparece implica la de algo que no aparece, la de algo que se queda
oculto, la de lo que algo es en sí mismo más allá de sus manifestaciones fenoménicas. El
objeto, en tanto que aparece y es conocido, se denomina fenómeno; el correlato oculto
del objeto (considerado al margen de como éste es conocido por los sentidos) lo
denomina Kant cosa en-sí o noúmeno (noúmeno significa literalmente que el objeto no
es sensible, que no es percibido por los sentidos, esto es, a través de una intuición
493
sensible, sino sólo inteligible, es decir, sólo conocido por medio de una intuición
intelectual).
B) La Razón
494
Este sencillo silogismo o razonamiento demostrativo nos muestra cómo la
conclusión “Todos los científicos son mortales”, tiene su fundamento en la premisa
mayor “Todos los hombres son mortales”. Nuestro razonamiento puede sin embargo ir
más lejos: cabría preguntarse por el fundamento de la premisa mayor y así:
C) La razón y la metafísica
La razón nos impulsa a buscar leyes, condiciones cada vez más generales y
capaces de explicar un número mayor de fenómenos. Mientras esta búsqueda se
mantiene dentro de los límites de la experiencia, tal tendencia es legítima y amplía
nuestro concimiento. Pero esta tendencia de la razón lleva inevitablemente a traspasar
las barreras de la experiencia, en busca de lo incondicionado:
495
- Todos los fenómenos psíquicos se pretenden unificar y explicar por medio de
teoría metafísicas acerca del Alma (la sustancia pensante del racionalismo).
- Unos fenómenos y otros, en fin, se intentan explicar y unificar mediante
teorías metafísicas acerca de una causa suprema de ambos tipos de
fenómenos físicos y psíquicos: Dios (la sustancia Infinita del Racionalismo).
Dios, alma y Mundo son, según Kant, tres Ideas de la Razón que juegan un papel
muy peculiar dentro del sistema de nuestro conocimiento. Pues si bien no
proporcionan conocimiento objetivo alguno, sin embargo expresan el ideal de la
Razón de encontrar leyes y principios más generales cada vez: como el horizonte
que nunca puede ser alcanzado pero que nos indica continuamente que hay que
avanzar más y más.
496
la ética kantiana será una ética deontológica (una ética de deberes o principios
morales incondicionados que hay que obedecer aunque no le produzcan ningún
beneficio al individuo; ejemplo: el soldado que se niega a cometer una atrocidad
que sus superiores le ordenan a sabiendas de que será sometido a un consejo de
guerra y fusilado; es una ética desinteresada).
Como vemos, Kant plantea el problema de que la conducta humana
pueda ser interesada o desinteresada. La conducta interesada, la que se
fundamenta en un interes, en la búsqueda de un bien o fin que satisface un
deseo, es NATURAL pero no MORAL. Como dirá en el siglo XIX el filósofo
romántico Schopenhauer, “el descubrimiento de un interés le quitará a un
comportamiento todo valor moral … la ausencia de toda motivación egoísta es
el criterio de valor moral de una acción”. ERGO, para Kant todos los
eudemonismos terrenales o celestiales, todas las éticas naturales o religiosas, no
son más que formas de cálculo egoísta que nos entregan a los mecanismos
ciegos de la naturaleza o a los inescrutables designios de la justicia, la voluntad y
la gracia divina. Por ello, no son sino ejemplos de heteronomía moral. Sólo la
conducta desinteresada puede ser moral ya que en ella lo que me mueve a obrar
es obedecer a mi conciencia (el sentimiento del deber) y hacer lo que ella me
dicta.
EN CONCLUSIÓN, para Kant todas las éticas teleológicas son éticas
egoístas. El egoísmo es algo natural al ser humano y le viene impuesto por la
Naturaleza como la ley de la gravedad a las piedras o la función clorofília a las
plantas. Para Kant, si puede hablarse de ética y de libertad, se tratará
precisamente de la resistencia de la razón al egoísmo natural que nos constituye
como meros animales.
497
del tribunal de su razón; tiene que comprobar, verificar, que su máxima pasa con
éxito la prueba del criterio moral, esto es, que se le puede aplicar el imperativo
categórico y que la máxima se ajusta a las condiciones de aceptabilidad universal
que el imperativo establece [el imperativo categórico es como la “piedra de
toque” de la moralidad, aquello que nos permite evaluar, probar y confirmar la
calidad moral de nuestras máximas subjetivas]; en nuestro ejemplo, cuando
intento generalizar mi máxima tal como lo exige el imperativo categórico,
compruebo que ello no me es posible y, por lo tanto, que dicha máxima, como
bien podía suponer, es éticamente inadmisible).
La ética kantiana se articula en torno a tres EJES básicos: el deber y la buena voluntad,
la ley moral (el imperativo categórico) y la libertad (la autonomía de la voluntad).
1º ¿Qué es?: “El deber es la necesidad de una acción POR RESPETO a la ley
moral” (un deber es aquella acción que no responde a ningún interés sino que es
absolutamente desinteresada motivada exclusivamente porque me la manda mi
conciencia). El deber es el único móvil admisible de la conducta moral.
498
EXCURSUS: para Kant, a diferencia de cómo plantearon filósofos anteriores el
problema de qué sea “lo bueno”, el bien no es aquello hacia lo cual la voluntad
humana siente inclinación natural, por ejemplo el placer, sino que ella misma es
el bien, lo único “bueno” incondicionalmente). El término “bien” puede por lo
tanto, para Kant, tener dos sentidos:
3º Tipos de acción:
a) ¿Qué es?: todo ser que existe en la realidad actúa conforme a una ley o
principio que determina su comportamiento. La mayoría de los seres del
Universo actúan conforme a leyes naturales (las que busca descubrir la
ciencia). Pero los seres racionales actúan conforme a otra legalidad. Esa
legalidad es la ley moral.
b) La ley moral emana de la razón práctica. Si a la razón teórica le son
consubstanciales las formas a priori de la sensibilidad, el entendimiento y la
razón (el espacio y el tiempo, las 12 categorías y las tres ideas de la razón,
mundo, alma y Dios), a la razón práctica le es inherente la ley moral (la ley
moral está inscrita en la conciencia humana). La diferencia estriba en que las
formas a priori de la razón teórica sirven para unificar los fenómenos de la
experiencia mientras que la función de la ley moral es regular la conducta
humana.
c) La ley moral se le manifiesta a la conciencia del individuo como una orden,
como un imperativo de validez incondicional que le dice: “Debes”. Este
imperativo es el imperativo categórico Es un imperativo porque los juicios
de la razón práctica, al tener como objeto no el conocimiento de la naturaleza
(como le sucede a la razón teórica que por ello formula juicios enunciativos)
sino la determinación de la conducta humana, son juicios prescriptivos,
órdenes. Es categórico porque es válido sin condiciones.
499
Determinemos seguidamente los extremos más relevantes que debemos conocer acerca
de la ley moral:
1º El imperativo moral: puede ser de dos tipos (pero sólo uno de ellos es
incondicionalmente válido)
- ¿Por qué tiene que ser formal? Porque sólo así puede ser a priori,
independiente de toda experiencia, de toda afección sensible, de todo
apetecer, y por ello puede ser un imperativo universal (válido para todo ser
racional) y necesario (no hay circunstancias que disculpen de su
cumplimiento; esto es, el individuo no puede buscar coartadas que le
permitan hacer excepciones; en el ejemplo utilizado del soldado, éste no se
puede escudar en que va a ser sometido a un consejo de guerra y fusilado
para dejar de cumplir su deber de ser racional que es no cometer atrocidades
contra la población civil).
- ¿En qué consiste la forma de un imperativo categórico? Dicha forma es un
criterio que exige simplemente la necesidad de que el individuo actúe por
máximas que puedan ser objeto de universalización, que cualquier ser
humano pueda aceptar y hacer suyas (es el principio de aceptabilidad
universal).
- Su carácter meramente formal es lo que le sirve a Kant para establecer la
distinción entre éticas materiales/éticas formales; las éticas materiales son
aquella que establecen las normas concretas para alcanzar un bien o fin
supremo mientras que la ética formal sólo indica cómo debemos actuar
(generalizando las máximas de acción).
- En conclusión, el imperativo categórico es un criterio (o procedimiento)
racionalmente válido que me sirve para decidir, en cualquier situación,
cuáles de mis máximas de acción son morales.
500
a) Formulación principal: Obra guiando tu conducta por una máxima
que puedas convertir en una ley universal, en un principio moral
válido para cualquier ser humano (“Obra según una máxima que
puedas querer al mismo tiempo que se torne en una ley universal”).
501
3º Finalmente, libertad significa capacidad para que el individuo, iluminado por
el imperativo categórico (u orientado por él como si de una bújula se tratase), sea
capaz de llevar a cabo el razonamiento moral. De lo que se trata es que todo
individuo sea capaz de dilucidar por sí mismo a través del ejercicio del
razonamiento moral si sus máximas son principios universales y por lo tanto
principios morales válidos que le indican qué debe hacer. EN CONCLUSIÓN, el
cumplimiento del deber exige a todo hombre el desarrollo de su conciencia
moral individual, el ejercicio de una reflexión moral autónoma (en el sentido en
que tal cuestión fue estudiada por el psicólogo americano L. Köhlberg en la
segunda mitad del siglo XX) que no consiste en otra cosa que en que éste haga
un esfuerzo por universalizar sus máximas de acción (6º estadio del desarrollo de
la conciencia o razonamiento moral de Köhlberg: obrar conforme a principios
morales universales o regulativos: universales porque la moralidad debe regirse
por el criterio de aceptabilidad para todos y cada una de las personas; regulativo
porque no enuncia ninguna norma concreta sino que establece un criterio formal
con el cual cada individuo ha de construir su conducta de un modo plenamente
autónomo)
502
en paz, armónica, justa, libre y fraterna), lo que Marx, con palabras de honda
resonancia kantiana, denominó el “reino de la libertad” (que contrapuso al “reino
de la necesidad”).
consiste en
la unión del “bien moral” (la virtud) y del “bien natural” (el fin natural de la vida
humana, esto es, la felicidad)
por ello
virtud) pero ello sólo es posible si hay un necesario suponer una Inteligencia
tiene que ser inmortal (para que podamos par que legisladora de la moralidad.
503
esperar llegar a ser santos, esto es, perfectamente ERGO: Dios existe (Dios tiene
en la virtud que sólo es posible si el ser humano esperamos que dicha armonía tiene
dispone de toda la eternidad para ello. que darse ya que sólo Dios hará
y felicidad.
1º No todos los hombres comparten una misma idea de felicidad (no es definible de un
modo preciso y objetivo). La felicidad es una preferencia subjetiva y sobre ella no se
puede fundamentar una moral objetiva y racional (universal y necesaria).
4º Además, una ética teleológica debe asumir que no es una ética propia de hombres
libres ya que los valores morales, los bienes que deben ser buscados para alcanzar la tan
anhelada felicidad, le vienen al hombre impuestos por la naturaleza, son bienes que no
ha elegido sino bienes por los que siente una inevitable inclinación en virtud de su
naturaleza.
504
de los valores y fuente libre del valor, la voluntad de Dios arruinaría la posibilidad de
que el ser humano fuese moral ya que no es libre ante lo que Dios le dicta sino sólo
obediente o transgresor ya que la norma moral no brotaría de él mismo sino que le
vendría impuesto desde una voluntad externa a la suya propia).
¿Cuáles son las condiciones de posibilidad de una ética deontológica, esto es, cuales son
las condiciones de posibilidad del comportamiento moral del ser humano?
El ser humano actúa moralmente cuando actúa racionalmente. Lo único que requiere el
ser humano para actuar moralmente es ser libre, autónomo. ¿En qué consiste dicha
libertad o autonomía de la voluntad humana?
505
morales a partir de un principio moral, un axioma moral de la que estas podrían ser
deducidas sino una tarea de fundamentación de las normas. Sólo el individuo que hace
este esfuerzo por generalizar sus máximas tiene una buena voluntad, una intención pura,
una intención moral.
3º En último lugar, autonomía significa capacidad para poderse resistir a los impulsos e
inclinaciones sensibles, pasionales, que son lo que de hecho mueve a la voluntad (las
pasiones, los deseos son la motivación subjetiva, el motor último que determina a la
voluntad humana). Para Kant, existe una motivación subjetiva que es puramente moral y
donde el individuo demuestra que es capaz de resistirse a sus impulsos y obrar
exclusivamente por respeto a la ley moral. Es la experiencia de actuar por deber,
movido exclusivamente por la obediencia a lo que al individuo le dicta su conciencia.
506
2º El error de las éticas materiales es que ya se centran en el contenido de la norma
moral: se convierten en TUTORES de la humanidad indicándole a cada individuo cómo
debe actuar. Esta tarea es para Kant labor irrenunciable de cada individuo (atrévete a
pensar por ti mismo: es la reflexión monológica a la que tanto se refirieron los autores
como Habermas y Apel que proponen una ética dialógica). Para Kant, cada individuo
haciendo uso de su razón ha de decidir si la máxima que rige su acción cumple los
requisitos del imperativo categórico).
EXCURSUS: quizá para entender mejor el carácter formal de la ética kantiana debamos
recordar que la función de la razón (también en el ámbito del conocimiento no es
decirnos cómo de hecho tenemos que obrar, o en el ámbito teórico, indicarnos cuáles
son las leyes de la naturaleza, como por ejemplo la ley de la gravedad, que de hecho
rigen los fenómenos de la naturaleza, sino establecer cuáles son los principios formales
a partir de los cuales 1º se puede construir y elaborar una ciencia física sobre la
naturaleza como es por ejemplo la newtoniana (esta labor no es individual sino llevada a
cabo conjuntamente por toda la comunidad científica) o 2º cada individuo (esta tarea sí
que es necesariamente individual) puede analizar si sus máximas son o no morales
porque cumplen el criterio, cumplen los estándares de la moralidad.
3º Para finalizar, todas las éticas materiales cometen el mismo error: son éticas que
hacen del concepto de naturaleza humana (presuponen que existe una genuina
naturaleza humana y que es definible objetivamente) el criterio de corrección moral de
la norma:
satisface produce
Las éticas materiales parten de que hay bienes, se establece un bien supremo (o fin
último) y la reflexión racional determina qué precepto debe dirigir la conducta para
poder alcanzar dicho bien último y bienes parciales.
1º no hay acuerdo entre los doctos sobre qué o cuál sea la naturaleza humana.
507
a) A través de la especulación pura (estricta metafísica que debe ser
rechazada)
3º La última y quizá principal razón del rechazo de las éticas materiales es por el
carácter HETERÓNOMO de éstas. En ellas, la voluntad recibe la ley a la que ha
de someterse desde fuera de ella misma. Esa ley es la “ley natural”. La función
de la Razón no sería otra que reconocer esa ley y mostrársela a la voluntad para
que ésta se determine voluntariamente a seguir la ley natural. Pero en todo este
comportamiento hay heteronomía. La Razón ha abdicado de sí misma, de su
libertad para autodeterminarse. Al fin y al cabo, la razón se vuelve sierva de las
inclinaciones naturales (y éstas, sean cuales sean, aunque supuestamente sean
buenas y loables como el altruismo, la generosidad o la compasión, no dejan de
ser algo dado, no elegido por la Razón). Por ello, para Kant la función de la
Razón no es elegir las conductas más acertadas para alcanzar unos fines
naturales ya preestablecidos sino elegir libremente, activamente, fines: los fines
morales, el más importante de los cuales es la autorrealización de uno mismo y
de los demás como personas.
Lo siguiente que tenemos que entender de la ética kantiana es el sentido de una ética
formal.
1º Es una ética que trata del elemento puro, no del empírico, de la moral.
Indudablemente esto significa que tiene algún sentido el separar el elemento puro del
empírico (algo con lo que no estarían de acuerdo todos aquellos filósofos que no se
consideran kantianos; EXCURSUS: hete aquí donde se encuentra en Kant la clásica
dicotomía entre lo máximamente real y el resto de los entes: forma/materia;
razón/contenido empírico procedente del mundo). No olvidemos que la parte pura es la
de fundamentación filosófica última (pero no fundamentación ontológica sino
508
fundamentación cognoscitiva y práctica, esto es, referida a la acción; esos ámbitos sí
pueden ser fundamentados).
El problema de la libertad es que se puede pensar (se puede pensar todo aquello que no
es contradictorio) pero no se puede conocer. Es decir, teóricamente no podemos afirmar
que la libertad existe, que el ser humano sea libre. Y sin embargo, nos sabemos libres.
¿Cómo podemos sabernos libres si tal cosa es incognoscible? A través de la experiencia
moral, la experiencia del deber. La experiencia moral, la acción por deber es la ratio
cognoscendi de la libertad (y la libertad la ratio essendi). Veamos como:
c) Si existe el deber, ERGO existe la ley moral ERGO existe la voluntad libre
(la voluntad que se autodetermina a través de su propia ley)
509
2º establece como VALOR SUPREMO a la persona humana (todo
individuo sin excepción es un fin en sí mismo, un ser con dignidad),
Por otro lado, el sentido de una ética formal, como ya explicamos antes cuando
hablábamos de las éticas materiales, no es determinar el contenido de la norma que debe
guiar la acción (esto es labor del individuo concreto en el ejercicio del razonamiento
moral) sino establecer el procedimiento que hemos de seguir siempre cuando
intentamos establecer esas normas concretas que nos indican cómo actuar.
RECAPITULACIÓN FINAL
La clave de toda la ética kantiana en la que ésta se diferencia de todas las éticas
materiales anteriores es la de concebir al ser humano como un sujeto moral y no como
un objeto de la naturaleza. En principio, todas las éticas anteriores quiesieron concebir
también al ser humano como un supuesto sujeto moral (ya que lo concebían como un
ser dueño y responsable de sus actos) pero siempre han tropezado con la cuestión
crucial de cómo entender qué sea la libertad. Para ellas, la libertad debe ser entendida
como libre arbitrio y cuando afirman que el individuo es un sujeto y agente moral se
refieren a que éste es la causa última de su conducta (aunque su naturaleza ya le dicte lo
que debe querer y cuál es su destino) ¿Qué término utiliza Kant para referirse a esta
concepción del ser humano como un mero objeto? Heteronomía.
¿Qué significa ser un sujeto moral? Autonomía. Significa que en mi razón está la
fuente última de todo valor. La razón dicta la ley moral, el reino del deber ser (de los
sujetos) que se contrapone al reino del ser de la naturaleza, (de los objetos). El reino del
deber ser es aquel está formado por sujetos que como tales sujetos conscientes y activos
han logrado zafarse del mecanismo ciego de la naturaleza (su carácter activo consiste
fundamentalmente en, sobre todo, ser capaces de auparse a una visión universal de ese
mundo constituido por sujetos). ¿En qué consiste esa visión universalista? 1º en la
consideración de esos sujetos como iguales (para Kant, frente a Rousseau, sólo la
racionalidad y no la ciudadanía hace iguales finalmente a todos los hombres); 2º en la
510
limitación de la libertad individual (se establecen obligaciones y prohibiciones de todo
aquello que obstaculiza el libre despliegue de todos los individuos).
2º que el ser humano siente una inclinación espontánea hacia ellos en virtud de
la naturaleza que le constituye.
511
Esos fines hacia los que tiende el ser humano en virtud de su propia naturaleza
pueden ser calificados de buenos: son “bienes”, aquello que podemos considerar como
moralmente valioso, aquello de lo que podemos predicar un valor moral y, por tanto,
podemos considerar también como valores morales.
- en 1º lugar, llevará a cabo una crítica de todo supuesto bien objetivo, radicado
y sustancializado en un objeto (sea éste la felicidad, el placer, Dios, etc.). Aquí
Kant no desarrolla una crítica more aristotélico al Bien en-sí platónico sino a la
concepción, de inspiración aristotélica, de que hay realidades que son valiosas
porque tendemos a ellas necesariamente en virtud de nuestra propia naturaleza.
Según Kant, “no hay nada, ni en el mundo ni fuera del mundo (en una velada
referencia a cualquier tipo de entidad metafísica suprahumana) que sea valioso
en sí mismo con la excepción de una buena voluntad”. Todo ello conlleva que el
predicado valorativo por excelencia, esto es, el de “bueno”, sólo pueda ser
predicado de una voluntad. La acción moralmente buena es aquella que lleva a
cabo una voluntad movida por una intención pura, el cumplimiento
desinteresado de la ley moral (aquí podríamos hablar de una cierta circularidad
pues ¿qué manda la ley moral? que actuemos con una voluntad pura). 1º
conclusión de la filosofía ética kantiana: el término “bueno” puede tener dos
posibles significados. Existen por un lado los bienes naturales (aquello hacia lo
que tiende y siente inclinació el individuo) y por otro lado existe el bien moral.
el bien moral no puede ser atribuido, predicado a cosas de ninguna índole, a
objetos, sino sólo a una buena voluntad, a un sujeto. Conclusiones lo único que
puede ser considerado como “bueno” desde un punto de vista moral es la
voluntad. ¿Por qué? Todo lo demás (desde una acción, como ayudar a un herido,
una capacidad física o intelectual, como ser mañoso o sagaz, un rasgo del
carácter o un objeto que nos es útil) no es más que una cosa, y, como toda cosa,
es un instrumento, una herramienta, un medio que admite varios usos con vistas
a lograr fines muy diferentes (algunos beneficiosos y otros nocivos). Ejemplo
prototípico de ello es el conocimiento científico del cual, como bien sabemos,
podemos hacer un buen o un mal uso (y así, como tópicamente decimos, utilizar
nuestro conocimiento acerca de la la radiación nuclear para desarrollar técnicas
médicas que nos permiten destruir un tumor cancerígeno y así salvar la vida de
aquellos que padecen un cáncer, pero también para fabricar una bomba atómica
con la que podemos matar a seres humanos por millones). Por todo ello, para
Kant sólo la buena voluntad es en sí misma buena (y debido a ello, sólo la
voluntad puede ser un fin en sí mismo, sólo la buena voluntad es un fin moral).
512
(por el individuo, al fin y al cabo), sino que forma parte del fatum, del
mecanismo ciego de la naturaleza. Desde esta concepción del bien, también los
demonios, piensa Kant, tendrían por naturaleza una serie de bienes hacia los que
tenderían inevitablemente (en su caso, sentir una inclinación irresistible a dañar a
sus semejantes y a gozar con dicho daño). Los fines hacia los que tendemos en
virtud de nuestra condición natural son “bienes naturales” mientras que es tarea
de la reflexión ética llevada a cabo por la razón establecer cuáles son los fines
morales de la vida humana.
naturalista del valor moral: bueno es aquello que es natural (siendo la diferencia
máximo bien de la vida humana: la razón por la que el creyente decide obedecer
religiosa son las que más cerca han estado de la concepción kantiana de la moral:
la voluntad divina es la buena voluntad” por excelencia, pero para Kant, toda
ética religiosa atenta inevitablemente contra la dignidad humana ya que según él,
ante Dios, el individuo pierde su dignidad de ser racional (de ser libre) y se
513
prusiano, el gran error de las éticas teleológicas es que no conciben al ser
morales. Al concebirlo sólo como un objeto, no les interesa más que conocer los
Una vez dilucidada la nueva forma de entender lo que sea el bien moral = buena
voluntad, Kant pasa a criticar la concepción de la norma moral propia de las éticas
un imperativo de validez hipotética. Veamos cuáles son las críticas kantianas a este tipo
de imperativos hipotéticos:
similares a las “reglas de habilidad”, a las reglas técnicas, como por ejemplo las
reglas que me indican qué tengo que hacer para cambiar un enchufe o hacer un
buen uso de una moto, sólo que en vez de aplicarse a objetos, se aplican a
personas y a sus acciones (de ahí que se les denomine “consejos de sagacidad”).
una norma moral en un contenido a posteriori ya que tal cosa (la fundamentación
514
universal y necesaria) sólo es posible en un contenido a priori. Ésta es también la
principal causa de la crítica que hará a aquellas éticas que quieran proponer
conjunto de normas particulares que nos indiquen cómo actuar (no mentir, no
El imperativo moral (la norma moral) tiene que ser universal y necsaria, un
que debe ser aceptado y cumplido por todo ser racional (es una norma válida para todo
ser racional) sino que vehicula la exigencia de racionalidad: es universal (válido para
todo ser racional) y exige, manda, universalidad. Tiene la propiedad lógica de ser un
que actúe como un verdadero sujeto moral, que actúe con buena voluntad, que actúe
conforme al deber y por deber, un deber ser que no es otra cosa que la realización de un
515
¿Por qué el imperativo categórico es necesario (referido a la obligación, al grado
1º necesidad natural: necesidad del ser (estudiada por la ciencia cuando ésta
Para Kant, la clave consiste no en que nos reconozcamos como una sustancia
pensante (como hizo Descartes) sino que nos vivenciemos como una sustancia moral
(en ello consiste la vivencia de la propia dignidad y del respeto ante un hombre libre).
El hombre no puede conocerse como ser libre, como sujeto moral, como ser
verdades). Ése fue el camino que Descartes y otros racionalistas (la escolástica
wolffiana) intentaron recorrer y que terminó en un absoluto fracaso. Pero para Kant, el
hombre se experimenta a sí mismo como ser libre. ¿En qué experiencia? En una
psique ni tiene nada que ver con la experiencia de sentir deseos y emociones, de sentir
inclinaciones o necesidades naturales de cualquier tipo. Por eso, la experiencia del deber
516
“Fundamentación de la metafísica de las costumbres”). Tirando del hilo de esta
experiencia, el ser humano se puede pensar a sí mismo (no conocer, aunque esto son
una motivación que no responde a una necesidad natural sino que puede ser considerada
como una motivación que responde a una necesidad racional: la de comportarnos, vivir,
Ergo
Descubrimiento
Ergo
517
JEAN JACQUES ROUSSEAU
Jean Jacques Rousseau ( R. a partir de ahora), nacido en Ginebra en
1712, es considerado como el más genial, influyente a la par que heterodoxo pensador
de la Ilustración francesa ( “les lumieres” ) dieciochesca. Autor de ensayos como el
“Discurso sobre las ciencias y las artes”, “Discursos sobre los orígenes y
fundamentos de la desigualdad de los hombres”, “El contrato social” y el “Emilio,
o sobre la educación”, y de una novela “La nueva Eloísa”, su vida, solitaria y
aventurera, transcurrió entre diversos países de Europa (Suiza, Francia, Italia e
Inglaterra) muriendo, con su salud mental muy deteriorada, en 1778, once años antes de
que diese comienzo una revolución, la francesa, que lo reconocerá como su más
conspicuo inspirador. Su influjo, más allá de la política, alcanzó múltiples aspectos de la
cultura, la mentalidad y la sensibilidad de la época en ámbitos tan dispares como el arte
(la música y la literatura) o la pedagogía (el “Emilio” es considerado como la obra
fundacional de la pedagogía moderna), considerándosele también como un señalado
precursor del Romanticismo por efecto, primero, de sus críticas demoledoras a la
ideología ilustrada del “progreso” con su creencia en el avance ineluctable de la
humanidad hacia un estado de civilización perfecto y, segundo, por su vindicación del
sentimiento y la intimidad personal a fuer de su exaltación de la naturaleza y lo
“natural” del ser humano frente a la artificiosidad y convencionalidad de la sociedad
mundana.
518
la realidad). Desde este presupuesto, el poder político, la autoridad que los gobernantes
tienen sobre los gobernados, era considerado como algo natural, evidente, existente
desde siempre y que por lo tanto no necesitaba ser constituido ni fundado (la propia
naturaleza o la divinidad, en tanto causa creadora de la misma naturaleza, habían
fundado el poder político asignando distintos roles sociales a los hombres).
519
supuesto contrafáctico, una hipótesis contraria a los hechos reales (el “estado de
naturaleza” no ha existido jamás), de cómo sería la vida humana sin un orden social y
político. Esta hipótesis, falsa sin lugar a dudas, sin embargo tiene utilidad pues sólo
desde ella se puede establecer el fundamento racional que legitime el poder político, el
contrato social.
520
estableciendo un hipotético estado original del género humano, el “estado de
naturaleza”, estado en el que los seres humanos son libres, iguales e independientes,
aparte de buenos y felices en su inocencia. Dicho estado se disolverá tras una
concatenación de desgraciados actos humanos, fundamentalmente la creación de la
propiedad privada y con ella la aparición de la competencia, de funestas consecuencias
que pondrán en marcha un proceso de degradación de la naturaleza humana y de
creación y consolidación de la sociedad, una realidad artificial y artificiosa, con la
consiguiente adquisición de un nuevo estado que le es parejo, el “estado civil”. Este
proceso terminará desembocando en la lamentable situación presente en la que el ser
humano vive alienado, integrado en comunidades injustas y opresivas, transmutado en
un ser egoísta, aislado e infeliz.
Finalmente, en “El contrato social”, R. establecerá los términos del pacto que
contraerían de nuevo aquellos hombres que deseando vivir en sociedad por su palmaria
utilidad no quieren pagar por ello el precio del sacrificio de su igualdad y libertad, esto
es, de aquello en lo que se cifra su verdadera naturaleza y se constituye como
fundamento último de su dignidad y felicidad.
El estado de naturaleza
521
Veamos seguidamente cuáles son los principales rasgos del ser humano natural.
522
El abandono del estado natural: la propiedad privada, la creación de la sociedad y el
surgimiento del estado civil (este epígrafe también se puede estudiar por los esquemas
que aparecen en el “plan de estudio de Rousseau” bajo el título “SECUENCIA QUE
EXPLICA EL ORIGEN DE LA SOCIEDAD, DEL ESTADO ASÍ COMO EL
DESTINO DE LA CIVILIZACIÓN”)
¿Qué hace que los seres humanos abandonen el estado de naturaleza y organicen
sociedades y Estados con sus leyes y gobiernos? R. explica el proceso del siguiente
modo.
EL CONTRATO SOCIAL
R., en su más influyente y magna obra “El contrato social”, propone una
solución a la situación de menesterosidad que caracteriza al ser humano en su presente
“estado civil”. Frente a lo que en un primer momento podríamos suponer, la salida de
ese corrupto “estado civil” no consistirá en una vuelta al “estado natural”, la
reinstauración de un estado anterior que R. considera no sólo imposible sino también
indeseable. La razón que aduce el pensador ginebrino es la siguiente: la vuelta a un
supuesto estado natural originario podría terminar provocando la extinción del género
humano ya que las dificultades para lograr la supervivencia (alimento, protección de
los depredadores) aunadas a las recurrentes catástrofes naturales (sequías, epidemias,
523
etc.) obligan a los hombres a juntar sus fuerzas y a unirse en sociedad (o lo que es lo
mismo, en el hipotético “estado de naturaleza” los hombres pueden ser buenos e incluso
felices pero las dificultades de la supervivencia y la hostilidad de la naturaleza les
constriñe a abandonar dicho estado ).
Por todo ello, R. propone reformar las sociedades tal como éstas son en la
actualidad con el objeto de crear un modo de organización social y política que permita
mantener las ventajas de vivir en sociedad pero que sea acorde con la naturaleza
humana, esto es, que permita conservar la libertad e igualdad de las que gozaba el
hombre primitivo natural. ¿Cómo debe llevarse a cabo dicha reforma? Para que ésta
finalmente se logre será necesario encontrar un modo de organización política en el que
el individuo se someta a una ley sin perder su libertad natural. Esta organización se
creará a través de un pacto libre e igualitario que los individuos contraerán
voluntariamente, el “contrato social”. Este contrato, en su versión rousseauniana, es un
acuerdo mediante el cual cada parte contratante se compromete a 1º participar
activamente en la elaboración de las leyes y 2º someterse libremente a ellas en tanto en
cuanto considera dichas leyes como la más genuina expresión de la "voluntad
general", bajo la única condición de que los demás asociados hagan lo mismo. El
establecimiento de esta modalidad de contrato produciría así una República, un "cuerpo
político", como también lo denomina R., del que la "voluntad general" sería su alma y
en el que se rescataría la naturaleza bondadosa y cooperativa de los seres humanos sobre
la base de su libertad e igualdad natural. Este contrato haría posible combinar los
beneficios de la vida en sociedad, fundamentalmente la protección que recibimos de
ella, y los irrenunciables bienes de la libertad y la igualdad (con tal de que renunciemos
a su originaria condición de libertad e igualdad natural y la sustituyamos por su nueva
condición de libertad e igualdad civil).
Pero ¿Qué es esa voluntad general? Lo primero que debemos establecer es qué
no es la voluntad general: ésta no es ni la “voluntad de la mayoría”, ni la mera
“unanimidad”, ni la “voluntad de todos”, ya que en todos estos casos se considera a la
voluntad general como un mero agregado de voluntades individuales, voluntades
movidas cada una por su interés particular. Para R. la voluntad general nunca es una
mera yuxtaposición de voluntades e intereses individuales, por muy coincidentes que
estos lleguen a ser. La voluntad general rousseauniana puede ser definida como la
voluntad que surge de la unión de todos los individuos cuando estos se desentienden de
524
sus intereses particulares y sólo toman en consideración el interés colectivo, el bien
común, estableciendo libremente leyes que han de ser aplicadas a todos por igual. La
clave para entender la especificidad del pensamiento político republicano de R. está en
estos dos conceptos cardinales: igualdad y libertad. El pensador ginebrino estaba
persuadido de que la desigualdad social y la dependencia de unos individuos respecto a
otros que le es aneja es la causa de la injusticia y degradación moral de las sociedades.
Consideraba que el único medio de paliar estos males era por medio del establecimiento
de leyes que 1º trataran de igual modo a todos los individuos de la comunidad y que 2º
les garantizaran un voto libre, el derecho a la participación en la discusión y elaboración
de dichas leyes. Para R. el cuerpo de ciudadanos debía actuar como un todo, como una
sola voluntad, y aprobar libremente reglas que debían ser aplicadas a todos los
individuos por igual convirtiendo así el derecho a la participación democrática, el
derecho a elegir libremente las obligaciones sociales, en la piedra angular del orden
social y político justo así como en la máxima virtud cívica republicana (del patriotismo
y espíritu cívico del que antepone el bien de la comunidad a sus propios intereses
privados).
En conclusión, según R., para que una sociedad fuese legítima, las decisiones
políticas debían ser acordes a unas leyes que 1º habrían de ser promulgadas por el
pueblo soberano, 2º deberían comprometer a todos los ciudadanos por igual y 3º
tendrían que ser expresión de la "voluntad general". Sostenía el pensador ginebrino que
para que un ciudadano pueda someterse a las decisiones adoptadas en nombre del
interés público sin por ello considerar que está sometido a la dominación de otros, las
normas legales debían ser aprobadas democráticamente, aplicarse a todos sin excepción
alguna y ser expresión del bien común, bien en el que quedarían recogidos y
garantizados los genuinos intereses y necesidades universalizados de los individuos, de
todos los individuos.; sólo así puede entenderse que cada individuo pueda obedecer la
ley como expresión del bien común sin ir en contra de sus propios intereses y
necesidades. R. creyó así resolver definitivamente el dilema entre el egoísmo humano y
el interés colectivo al exigir 1º que todo acto de gobierno se subordine a leyes aprobadas
por el pueblo y aplicadas a todos los ciudadanos por igual y 2º que todo ciudadano
asuma como su máxima obligación cívica, como un deber patriótico, el reconocimiento
y su sometimiento a la voluntad común.
525
la actualidad se denomina “voluntad popular”, sede de la soberanía en los Estados
democráticos, ha convertido a R. en el principal precursor de la doctrina de la soberanía
popular propia de las democracias modernas). R. denomino "el soberano" al conjunto
de ciudadanos que constituían el poder legislativo del Estado, al cual consideraba, en
tanto en cuanto a través de él se expresaba la "voluntad general" de la nación, la
autoridad política suprema de la sociedad (autoridad dotada de un poder de mando
originario y no derivado de ninguna otra instancia ajena y superior al contrato). Para R.,
por el contrario, el "gobierno" del Estado debía ser considerado como un poder ya no
originario sino derivado, un agente del "soberano", un mero ejecutor delegado de la
voluntad de éste.
El gobierno
1º La función del gobierno: la voluntad general hace las leyes pero no puede
ejecutarlas. Es por ello necesario establecer una institución que encarne el poder
ejecutivo: el gobierno. Al gobierno le compete la función de administrar y aplicar las
leyes manteniéndose siempre sometido y al servicio del soberano, pues, del mismo
modo que no es tarea del poder legislativo gobernar, tampoco lo es del ejecutivo legislar
sino acatar y hacer cumplir la ley. R. da el nombre de príncipe al cuerpo entero del
gobierno y el de magistrados a los miembros individuales de ese cuerpo.
526
generales comunitarios. Un contrato de estas características representa una verdadera
“voluntad general” y no una simple coincidencia de intereses particulares (como por el
contrario ocurre en las teorías contractualistas de Hobbes y Locke). La armonización de
las voluntades particulares con la voluntad común de todos sería beneficiosa así para
todos y permitiría además a cada individuo obedecer las leyes “sin dejar de ser tan libre
como antes” dado que en realidad “sólo se está obedeciendo a sí mismo”. La
consecuencia final de la teoría política rousseauniana es la afirmación de la soberanía
popular. El poder político supremo, el poder legislativo, reside en el pueblo como
comunidad de modo inalienable y, por lo tanto, indelegable (para R. no hay más
democracia que la directa y asamblearia propia de las ciudades-Estado de la antigüedad
clásica, siendo la representativa un ejemplo de falsa democracia) , puesto que la ley es
expresión de la voluntad general y únicamente cabe delegar el gobierno ejecutivo en
una o varias personas cuya única función es hacer cumplir la ley y por ende ser un
agente de la voluntad general.
a) un PRIMER BLOQUE introductorio (el mismo para los tres temas) que gira
en torno a la teoría contractualista.
b) Un SEGUNDO BLOQUE (distinto en cada uno de los tres temas) en el que
mostramos nuestro conocimiento de Rousseau y en el que debemos hacer
explícito nuestro conocimiento específico de cada uno de los temas:
1. el estado de naturaleza y el proceso de conversión de dicho estado al
estado civil (primer tema: “del estado de naturaleza al estado
social”).
2. el contrato social, la soberanía popular y las formas de gobierno
(segundo y tercer tema que vamos a preparar como si fuesen el
mismo).
3º Es muy importante que tengamos claro cómo debemos presentar el primer bloque ya
que la mayoría de vosotros lo suele hacer francamente mal en el examen (en ese caso, es
mejor, sin dudarlo, omitir esta parte, saltársela y pasar directamente al segundo bloque
pues la impresión que puede dejar en el corrector de selectividad, si no explicamos lo
que es el contractualismo correctamente, puede ser pésima y puede tener consecuencias
negativas en la valoración final que haga de nuestra composición). En este bloque no
hablamos directamente de Rousseau sino que aportamos la CLAVE (la “llave de
acceso”) que nos ayudará a comprender el porqué de la relevancia y el valor de la
527
filosofía política roussoniana como uno de los primeros, más relevantes e influyentes
intentos en la era moderna de reordenar (y por lo tanto, justificar) racionalmente el
poder político. Esta clave es la noción de “CONTRATO SOCIAL” (de un gran acuerdo
o pacto contraído, implícita o explícitamente, por todos los miembros de la sociedad),
quizá el constructo teórico (la gran METÁFORA) más fructífero para desde él
establecer los lineamentos (las líneas maestras o elementos esenciales: principios,
normas, valores e instituciones), el bosquejo de un orden político y social racional (para
Rousseau, esos elementos esenciales son: soberanía popular, participación democrática
directa de la ciudadanía, ley como expresión de la voluntad general, voluntad general
entendida como el interés colectivo en preservar la igualdad y libertad de todos). Por
todo ello, debemos explicar del modo más claro posible todos los puntos relevantes que
nos pueden ayudar a comprender el sentido de la metáfora contractualista:
a) dar una visión de conjunto del pensamiento del autor (nos permite ver el
bosque; los árboles los contemplaremos en el análisis detallado de cada
tema).
b) Nos permite tratar la crítica realizada por Rousseau de la razón (de los
saberes) por su carácter IDEOLÓGICO, ocultador, falsificador maquillador
de la realidad.
528
c) características del hombre natural:
1. estado presocial: los hombres viven aislados, independientes entre sí.
2. estado prepolítico: los hombres son libres (no sometidos a ninguna
autoridad ajena)
3. los hombres son iguales: las desigualdades naturales son
despreciables
4. impulsos básicos de la conducta humana:
- autoconservación
- compasión o piedad por los otros hombres (una especie de
PROTOSOCIABILIDAD natural, presocial, de los seres humanos)
5. diferencias hombre/animal:
- libertad natural (conducta humana desligada del instinto)
- perfectibilidad (capacidad de hacer y transformar la propia vida)
6. bondad natural del hombre: consideración de que el ser humano es
bueno por naturaleza:
- no es egoísta sino altruista, generoso, cooperativo, solidario.
- no es violento sino pacífico.
- siente un afecto y simpatía natural por los otros hombres.
d) finalizada la descripción del ser humano en su estado natural, debemos pasar
a explicar secuencialmente el abandono por parte de la humanidad del estado
de naturaleza y el paso al estado civil.
529
V. Aparición de las principales formas de MAL SOCIAL: trabajo forzado,
rivalidad, competencia, inseguridad, lo que provoca finalmente la …
VI. GUERRA DE TODOS CONTRA TODOS (forma extrema de mal).
VII. Fundación del ESTADO para terminar con esa situación de extrema
inseguridad y violencia colectiva
VIII. Posteriormente, el Estado buscará legitimarse ante los ojos de aquellos que
se someten a su autoridad haciéndose pasar por la única instancia capaz de
paliar el mal social en algunas de sus formas (el Estado como garante y
proveedor no sólo de seguridad sino también de justicia) pero en realidad
terminará consolidándolo en forma de despotismo político que preserva y
asegura el ejercicio de las distintas formas de opresión social.
IX. NECESIDAD DE REFUNDAR LA SOCIEDAD Y EL ESTADO A
TRAVÉS DE UN EXPLÍCITO CONTRATO SOCIAL.
Sólo los avezados en Rousseau deben añadir los epígrafes “supuestos ideológicos” +
“teorías del contrato social” + “el proyecto filosófico roussoniano”, siempre tras la
reseña biobibliográfica.
530
ACOTACIONES ACERCA DE LA VOLUNTAD GENERAL
ROUSSONIANA
1. ¿Qué es la voluntad general?
Rousseau consideraba que todo hombre debe elegir la perspectiva vital desde la cual
proyectar su existencia, esto es, establecer cuál es la orientación moral de su vida. Las
opciones que se abrirían ante él pueden quedar resumidas en dos actitudes vitales:
Si por el contrario deciden optar por la segunda posibilidad, los hombres abandonan su
particularidad, la estrechez de miras y la insustancialidad característica de sus vidas
privadas, renunciando a sus mezquinas diferencias e intereses particulares egoístas,
531
elevándose su espíritu del pedestre plano de la vida individual (en el que los hombres
viven una vida cuasi animal dominada por las más bajas pasiones como la envidia, la
ambición, la avaricia, el rencor, la rivalidad, la arrogancia, etc., en el seno de una
sociedad deshumanizada, estructuralmente desigualitaria, opresiva e injusta) a un nuevo
plano, el universal y moral propio de una comunidad republicana en el que sus
miembros se guían exclusivamente por intereses generales comunitarios, o lo que es lo
mismo, se guían por una verdadera VOLUNTAD GENERAL.
1º que el individuo esté siempre alerta y presto a sacrificar cualquier interés particular
que pueda menoscabar el interés colectivo y
2º que el individuo, manteniendo siempre una clara jerarquización entre las dos
voluntades que da notoria preeminencia a la general, subordine y supedite siempre su
interés particular al interés común.
532
accede a la voluntad general cuando reconoce que “la verdad del yo está en la
comunidad”, que el sentido y destino último de la vida del individuo, la verdadera
libertad, se encuentra en su unión y vinculación con los miembros de la comunidad a la
que pertenece como iguales. Por ello debe renunciar a su yo particular, singular,
diferenciado (una forma falsa, o mejor dicho, parcial, no completa del yo) para acceder
a su yo verdadero que es aquel que se manifiesta cuando el individuo se coopera
libremente con sus iguales conduciéndose exclusivamente por motivaciones altruistas y
solidarias. Por ello sólo en la voluntad general logran los individuos armonizar sus
deseos (más allá de la mera coincidencia de intereses egoístas que se conseguía en el
orden liberal propugnado por Locke) logrando finalmente que reine entre ellos la
concordia y la paz.
Y es que, según Rousseau, el designio último de una comunidad republicana es, ante
el escandaloso espectáculo de la desigualdad, la exclusión social y la falta de
libertad fruto del abuso del poderoso sobre el débil, instituir un modelo de
organización social y político, la Republica, que a través del Imperio de la voluntad
general (el poder de una comunidad unida por y para un propósito común, el de ser
un grupo de hombres decididos a alcanzar conjuntamente la libertad y la igualdad, la
ciudadanía) garantiza y asegura la libertad de cada uno y la igualdad de todos.
533
Para Rousseau y para todo el republicanismo (frente a la tradición iusnaturalista
liberal que consignaba una colección de derechos naturales, a la vida, a la libertad y
a la propiedad, como inherentes a la condición humana), el derecho a la
participación democrática (los derechos y libertades políticas republicanas) es el
único derecho inalienable del ciudadano. Todos los demás derechos no son
consubstanciales a la naturaleza racional del individuo (como afirmaba el
iusnaturalismo) sino que eran otorgados al ciudadano por la comunidad republicana
estando por ello subordinados al interés general (el derecho a la propiedad, por
ejemplo, no era considerado, por ello, como un derecho inalienable sino que, por el
contrario, al estar subordinado al bien común se establecía como legitimo la
apropiación y administración por parte del Estado republicano de las propiedades de
los ciudadanos cuando fuese menester así como la intervención en la vida
económica de los individuos; algo similar podía suceder con su vida y su libertad
pudiéndosele exigir al ciudadano que las sacrificase en el altar de la patria). Los
derechos políticos son experimentados por el ciudadano más que como un derecho
entendido como una permisión (un permiso para hacer algo) como una obligación
ciudadana, como un deber cívico irrenunciable, como el más alto deber.
534
individual sino conjunto, de todos los que realizan el contrato) de la libertad y la
igualdad de todos, lo que más adelante se denominará la EMANCIPACIÓN
SOCIAL.
Por el contrario, el escenario del que partimos es un orden social injusto en el que
existe la más obscena desigualdad entre los hombres, esto es, un asimétrico reparto
de poder que provoca que las relaciones entre ellos se caractericen por la ausencia
de libertad (relaciones de dependencia y dominación).
535
según las propias preferencias, de disponer de la propia vida al gusto y criterio de
cada cual, concepción que más bien asimilaba con el libertinaje, con una forma de
falsa libertad, esto es, una libertad que es egocéntrica; la libertad como autonomía es
alterocéntrica, pues no busca racionalmente que es lo mejor para mi sino que es lo
mejor para todos).
Y si, en definitiva, sólo somos verdaderamente libres cuando obedecemos las leyes
como expresión de la voluntad general ¿Cuál es el contenido de la voluntad general?
¿Cuál es el contenido del bien común y el interés público que la voluntad general
promueve y defiende?
En CONCLUSIÓN:
1º Rousseau y sus epígonos del siglo XIX y XX parten de la idea de que sólo la
ciudadanía puede dar la libertad a los hombres al igualarlos.
536
3º Por ello es necesario devolverle el poder a los individuos convirtiéndolos en
CIUDADANOS con iguales derechos políticos (por cierto, si para Rousseau era tan
necesaria la redistribución de los recursos materiales era para que ningún ciudadano por
ser más rico tuviese de hecho mayores oportunidades de influir en el juego político). Por
ello, la IGUALDAD DE BASE, la igualdad de partida es la IGUALDAD POLÍTICA.
El resultado del reconocimiento de dicha igualdad política será la elaboración de una ley
a la que todos debemos voluntariamente obedecer (libertad como autonomía).
4º ¿Qué establece dicha ley? Determina en qué consiste el bien común entendido
fundamentalmente como IGUALDAD SOCIAL y SOLIDARIDAD ¿Qué lo justifica?
La idea de que una IGUAL LIBERTAD requiere IGUALDAD SOCIAL pues los
individuos sólo tendrán igual libertad cuando tengan iguales recursos (materiales y
simbólicos: riqueza y prestigio). Si por el contrario los individuos no tienen iguales
recursos, se encontrarán en una situación de necesidad de ellos y por ende dependencia
de quienes los posean (la necesidad es la que los convierte en dependientes). Por ello
será la comunidad como tal la que distribuya equitativamente los recursos y bienes
sociales para que a nadie le falte lo que necesita tornándose por ello en dependiente y
para que nadie acumule más poder que sus semejantes.
5º En conclusión, hay personas, la mayoría para más inri, que viven en una
situación social de desigualdad que les arrebata la libertad. La voluntad general será el
lugar donde se iguala a los hombres: 1º porque en ella los hombres renuncian a sus
intereses y ambiciones particulares, aquellos que les separan y diferencian de otros
hombres y 2º porque es expresión de los intereses comunes.
Es por ello por lo que es necesario fundar una sociedad entendida como una
COMUNIDAD COOPERATIVA y SOLIDARIA en la que los individuos no sólo se
respeten (como propugna el ideal liberal) sino que se ayuden y socorran mutuamente
para así salvaguardar la igualdad y libertad común. Para Rousseau es necesario cambiar
de paradigma de civilización: sustituir el modelo triunfante en la sociedad moderna de
sociedad como una mera agregación de individuos atomizados que compiten y rivalizan
en pos cada uno de su propia felicidad (el modelo liberal al fin y al cabo que propugna
que los hombres deben ser libres para diferenciarse, para hacerse desiguales) por el de
537
una sociedad que logra ser una verdadera comunidad, un conjunto solidario en el que
los individuos están vinculados por lazos de solidaridad recíproca, sintiéndose
pertenecientes a una comunidad que decide voluntariamente cohesionarse a sí misma a
través de la IGUALDAD y la PROTECCIÓN DE SUS MIEMBROS (el “BIEN
COMÚN” de una República será para los roussonianos el bien compartido por todos los
miembros de una comunidad solidaria en la que sus miembros cooperan libremente y
considerándose iguales hacen todo lo necesario para acabar con todo aquello que les
separa y enfrenta: por ello buscan acabar con la dependencia y repartir el poder
simétricamente reconociéndose iguales derechos políticos e igualándose socialmente).
538
LA FILOSOFÍA DEL SIGLO XIX
Las dos grandes corrientes culturales del siglo XIX son el Romanticismo y el
Positivismo:
- el Romanticismo (cuya expresión o traducción filosófica es el Idealismo alemán de
Fichte, Schelling y Hegel) nace como una reacción a la Ilustración, al racionalismo
característico de los ilustrados, reivindicando los aspectos irracionales de la vida
humana y de la cultura:
1º la emoción y el sentimiento en el caso del individuo
2º la tradición, el patriotismo y el sentimiento religioso en el caso de la sociedad y la cultura.
- el Positivismo surgió en la segunda mitad del siglo XIX (el Romanticismo fue
dominante durante la primera mitad) como una reacción al Romanticismo y al
Idealismo alemán frente a los cuales defenderá una concepción científica y
antimetafísica de la razón y la naturaleza.
Otro movimiento importante del siglo XIX (de carácter político pero que dejará honda huella en
la historia de la filosofía a través del pensamiento de Karl Marx) es el socialismo. ¿Qué es el
socialismo? La “ideología” del movimiento obrero.
El Romanticismo
Fue por encima de todo un movimiento antiilustrado. Sus precursores fueron Rousseau en
Francia y el joven Goethe en Alemania. El Romanticismo se caracteriza por:
5º se exalta al individuo: su libertad y creatividad (figuras del héroe y del genio romántico (Lord
Byron, Beethoven).
539
6º se sustituye la concepción “mecanicista” de la naturaleza por otra “organicista”:
- el todo es algo más que la mera suma de las partes.
- esa nueva concepción de la naturaleza se expresa en las artes (también en el arte se expresa y
exalta la identificación con la naturaleza).
- las sociedades humanas son también algo vivo: nacen, crecen, se desarrollan y mueren.
Positivismo
Si la metafísica era la ciencia que trata el ser de las cosas, de su esencia, el positivismo es
antimetafísico. ¿Por qué? La ciencia y la filosofía para el positivismo deben limitarse al análisis
de los hechos de la experiencia estableciendo relaciones y leyes (de ahí su espíritu
antimetafísico, en la estela de Hume). ¿Por qué surge?
1º Reacción al Romanticismo y a la metafísica del Idealismo alemán.
2º Reacción a la ontologización de la ciencia: ¿Qué es la materia? ¿Qué es el espacio?
El Idealismo alemán
¿Qué es? Fue una corriente de filosofía que se desenvolvió en Alemania en las tres primeras
décadas del siglo XIX. Sus autores más importantes fueron Fichte (un discípulo de Kant),
Schelling y sobre todo Hegel.
¿Qué es el idealismo? Todo sistema filosófico que afirma que “el ser de las cosas” se establece
en la conciencia: no conocemos las cosas de modo inmediato tal como son en-sí sino a través
del tamiz de la conciencia. Idealismo es sinónimo de subjetivismo.
¿Qué es el Idealismo alemán? Lo que van a hacer Fichte, Schelling y Hegel es radicalizar los
presupuestos del idealismo. ¿Cómo? Eliminando (progresivamente de Fichte a Hegel) toda
referencia a algo en-sí que permaneciese al margen de la conciencia. El idealismo de Hegel es
absoluto (el de Fichte es subjetivo y el de Schelling objetivo) porque la dicotomía sujeto/objeto
desaparece ya que la cosa en sí queda absorbida por el sujeto. Hegel concibe la totalidad de lo
real como “sujeto”, explorando de esa manera las posibilidades del idealismo al límite (el
idealismo que había comenzado con Descartes, llega a su consumación con Hegel; el proceso
del idealismo se cierra).
540
- al rechazar la cosa en-sí, surge una nueva concepción de la razón: la razón infinita. ¿Por
qué para Kant la razón es finita? Porque el contenido del conocimiento le tiene que ser
dado. Pero al eliminar los idealistas la cosa en-sí, no queda nada al margen del
pensamiento, volviéndose la razón absoluta (esta razón absoluta también se la denomina
“Yo”, “Idea”, “Absoluto”).
- Rechaza el carácter analítico-inductivo de la filosofía kantiana. Kant parte de lo dado
(los 12 tipos de juicios) y va a sus condiciones de posibilidad (las 12 categorías). Parte
de que la moral se da (es un faktum) y busca las condiciones de posibilidad de la moral
(libertad, inmortalidad del alma y existencia de Dios). Para los idealistas, lo dado (los
hechos) son contingentes mientras que la filosofía sólo puede tratar de lo necesario. Por
ello la filosofía tiene que ser deductiva, tiene que ir del fundamento (los principios) a
los hechos. El fundamento tiene que ser lo absoluto (sólo lo absoluto es lo necesario).
De lo absoluto puede salir lo finito, pero no al revés.
- El fundamento del saber radica en el absoluto. Por ello, la ciencia por excelencia es la
filosofía (la metafísica) y no las matemáticas (racionalistas), ni la física (empiristas), ni
ambas (Kant).
- Revalorización de la religión. ¿Por qué? El absoluto es el fundamento del saber y el
absoluto es también el tema de la religión. También revalorizan filosofías cuyo tema es
el absoluto: Cusa, Böhme, Spinoza.
- ¿Qué toman de Kant? 1º su noción de libertad. 2º la búsqueda de lo incondicionado por
parte de la razón: a la búsqueda del fundamento absoluto, la razón encuadra la totalidad
de la experiencia bajo las Ideas de Mundo, Alma y Dios escapándose de los límites del
conocimiento.
1º es un paso más en la radicalización del idealismo que ha hecho su aparición con Descartes.
¿En qué consiste dicho paso? La subjetividad es el absoluto, la conciencia es “lo absoluto”. O lo
que es lo mismo, se convierte lo en-sí en subjetividad.
541
- Estudió en Tübingen con Hölderlin y Hegel
- ¿Qué es lo Absoluto? El Absoluto es un absoluto indiferenciado (en él no se diferencia
un yo y un no-yo, ya que si ocurre tal cosa no podemos hablar del absoluto). ¿Cómo se
capta lo Absoluto? A través de la intuición estética (lo Absoluto se capta no a través de
la acción, de la acción moral como defendía Fichte, sino a través de la actitud estética-
contemplativa propia del artista).
542
Derecha e izquierda hegeliana
La “derecha hegeliana”, cuyo más importante representante fue Bruno Bauer (aunque
luego se pasó a la izquierda hegeliana por el influjo de la lectura de la obra de Strauss “Vida de
Jesús”), defendían la concordancia entre hegelianismo y cristianismo. Por ello, utilizarán la
filosofía de Hegel para justificar los dogmas religiosas del cristianismo, de un modo muy
similar a como en la Edad Media los teólogos cristianos habían utilizado a Aristóteles).
La “izquierda hegeliana” está formada por todos aquellos que eran críticos con los
planteamientos teológicos de Hegel (o de sus seguidores de la derecha hegeliana). Cabe destacar
de entre todos los izquierdistas hegelianos a Ludwig Feuerbach. Su obra principal fue “La
esencia del cristianismo”. Los dos temas fundamentales de su filosofía son la explicación
antropológica del fenómeno religioso y la naturaleza social del ser humano:
543
diferenciación biológica en dos sexos necesarios para procrear y para satisfacer sus
necesidades afectivas es la base última del ser comunitario del ser humano)
- esta necesidad que tiene el hombre de sus semejantes es la que fundamenta el Estado
que es el auténtico sustituto de Dios. Por ello, la política debe ser nuestra nueva religión
siendo la República democrática la forma suprema de organización del Estado.
Pasemos seguidamente a hablar del contexto económico y político del siglo XIX para así poder
comprender lo que fue el socialismo.
CONTEXTO SOCIO-POLÍTICO DEL SIGLO XIX
Situación económica
Situación política
Los tres hechos o fenómenos políticos más importantes del siglo son: las revoluciones liberales,
el movimiento obrero y el nacionalismo.
El nacionalismo
El socialismo fue muy crítico con el nacionalismo, sobre todo el marxista. El socialismo se
define como internacionalista (es una causa supranacional; su divisa “proletarios de todas las
naciones, uníos”). ¿Por qué? El nacionalismo es una justificación de los intereses de las
burguesías locales. La suma de revolución industrial e ideología nacionalista dará lugar al
nacimiento de dos nuevos Estados: Alemania e Italia.
544
Tres oleadas revolucionarias liberales:
- 1820: Riego reestablece la Constitución de Cádiz.
- 1830: Revolución de julio en Francia.
- 1848: cambio de régimen o reformas en muchos países.
Movimiento obrero
Una inmensa masa de población queda al margen de las reformas y mejoras introducidas por el
liberalismo:
- viven en condiciones miserables
- no hay legislación que los proteja
- se les niega el derecho al voto
Organizaciones obreras:
- en un primer momento, las luchas obreras eran espontáneas (no organizadas, sabotajes
dirigidos contra las propiedades de los empresarios y contra las nuevas máquinas que
ponían en peligro los puestos de trabajo)
- surgen poco a poco los sindicatos, organizaciones cuyo objetivo es luchar por el interés
de los trabajadores: 1834 (Trade Unions); 1840 (Sociedad de socorros mutuos francesa)
- más tarde comenzarán a aparecer sociedades secretas revolucionarias (como la liderada
por Blanqui)
- otros hitos importantes del movimiento obrero fueron:
a) publicación del “Manifiesto comunista”
b) 1864: creación de la AIT o 1º internacional
c) 1889: creación de la 2º internacional
El socialismo
545
¿Qué es? Un movimiento social (tanto teórico como práctico) que lucha contra las
desigualdades económicas surgidas como consecuencia del liberalismo económico (del
capitalismo). Tres grande corrientes:
1º ANARQUISMO: lucharon no sólo contra las desigualdades sino también contra toda forma
de poder político centralizado (el Estado moderno). Dos grandes corrientes:
b) Anarquismo colectivista: la libertad del individuo sólo puede venir a través de la
comunidad (la liberación a través de la lucha colectiva) pues el hombre es un ser
eminentemente social. Los Estados serán sustituidos por comunidades locales (pueblos
y ciudades) autogestionadas que se confederarán. Principales teóricos: Proudhon,
Bakunin, Propotkin.
c) Anarquismo individualista (Max Stirner): el individuo que lucha frente a toda
restricción (moral, religiosa, política) en busca de la máxima libertad.
Otras ideologías reformistas no socialistas que buscan una mayor igualdad social fueron:
- Utilitarismo (Jeremy Bentham): “la mayor felicidad para el mayor número”
- Saint-Simon: preconiza una nueva organización del Estado en la que “todo el poder
espiritual para los científicos; todo el poder temporal para los trabajadores y
productores”
- Comte
- Stuart-Mill: defiende un sistema social a medio camino entre el lberalismo y el
socialismo.
FICHTE
Nace en Rammenau (Dresde) en 1762. Discípulo de Kant, escribe:
- “Ensayo de una crítica de toda revelación” (se creyó que era de Kant).
- Ya en Jena, “Doctrina de la ciencia” (se aleja de Kant; es expulsado de la
universidad por ateísmo).
546
- “Discursos a la nación alemana” (exalta la cultura y la lengua alemana llamando
a sus compatriotas a luchar contra Napoleón).
Muere en Berlín en 1814 (a los 52 años de edad).
¿Qué es el Yo?
- el Yo es pura acción.
- su esencia es la libertad
- la primera manifestación de esa libertad es el autoponerse del sujeto
- la segunda manifestación es el ponerse del objeto
- la tercera manifestación es la “delimitación” de lo uno por lo otro, del sujeto por
el objeto y del objeto por el sujeto. Tiene dos formas:
a) el conocimiento: aquí es el objeto el que delimita al sujeto. El conocimiento
es la delimitación del Yo por el no-Yo (aunque el conocimiento alcanza su
máxima expresión cuando comprende que es el Yo el que produce el no-Yo).
547
b) la moral: la acción del Yo sobre el no-Yo, una acción en la que el no-Yo es
“reducido” al Yo (pero esa reducción nunca se completa del todo porque
entonces dejaría de haber acción; es un “proceso infinito”).
EN RESUMEN
1. Fichte parte de la autoposición absoluta del Yo.
2. En esa autoposición, el Yo queda determinado como “algo” (como un Yo)
3. Simultáneamente a determinarse como algo, queda puesto como “lo otro” (como
no-Yo).
4. De la limitación del Yo por el no-Yo surge el conocimiento.
5. La moral surge de la acción del Yo sobre el no-Yo.
SCHELLING
Nace en 1775 y fallece en 1854. Originario de Wuttenberg, estudió en Tübingen con
Hegel y Höldelin. Obras: “Sistema del idealismo trascendental”, “Filosofía de la
mitología y de la religión”.
HEGEL
Nace en 1770 en Stuttgart y muere, por efecto de una epidemia de cólera, a los 61 años
en Berlín. Estudió en el seminario de Tübingen (donde fue compañero de Schelling y
Hölderling) y Jena. Enseñó como preceptor privado en Berna y Frankfurt. En Bamberg
fue director de un diario y en Nürenberg director de un Gymnasium (un instituto de
enseñanza media). Profesor universitario en Heidelberg y Berlín, llegó a ser rector de
esta última.
Su obra:
- Obras juveniles: Vida de Jesús; La positividad de la religión cristiana; El espíritu
del cristianismo y su destino.
- Diferencias entre los sistemas de Fichte y Schelling
- Fenomenología del espíritu: la escribe a los 37 años de edad. Es su principal y
más genial obra. ¿De qué trata? Del desarrollo de distintas “figuras de
548
conciencia” (desde la más simple, la sensación o certeza sensible, hasta la más
compleja, la conciencia filosófica o saber absoluto.
- Ciencia de la lógica
- Enciclopedia de las ciencias filosóficas
- Principios de filosofía del derecho
- Póstumamente se publican sus “lecciones” universitarias:
a) Lecciones de filosofía de la religión
b) Lecciones sobre historia de la filosofía
c) Lecciones sobre filosofía de la historia
d) Lecciones sobre estética
549
- Tanto la religión como el arte necesitan imágenes sensibles para expresarse. Pero
el Absoluto sólo se expresa correctamente a través del concepto.
A) El concepto
Para Hegel, el concepto no se limita a ser una representación de algo universal
(escolástica) si una idea innata (Descartes). El concepto (el pensamiento, la razón, son
otras denominaciones que utiliza Hegel para referirse al concepto) es algo dinámico,
como la realidad que pretende describir. Este dinamismo hace que todo pensamiento o
concepto finito muera, perezca (se transforme) hasta que se alcance lo Absoluto. ¿Por
qué? Porque sólo lo Absoluto es necesario. Y es que, como la realidad avanza hacia lo
Absoluto, el concepto que lo describe (que lo piensa) también tiene que avanzar hacia lo
absoluto.
B) La verdad:
Como lo Absoluto no puede dejarse nada fuera, el concepto o pensamiento no puede ser
algo distinto de ese Absoluto: en lo Absoluto se identifican pensamiento/realidad,
sujeto/objeto, concepto/objeto. Pues bien, a este concepto que nombra lo Absoluto y que
es el Absoluto, Hegel lo denomina Idea (como Platón, y se escribe con mayúscula). En
esta identidad reside la verdad: en el momento en que pensamiento y realidad se
identifican, el pensamiento es verdadero. ¿Por qué? La verdad es, según la tradición, la
“adecuación entre el entendimiento y la cosa”. En el momento en que el entendimiento
y la cosa se identifican, el pensamiento será verdadero. ¿Por qué? Porque la adecuación
sólo es plena y total mientras el entendimiento y la cosa sean distintos. Sólo cuando
sean lo mismo, la adecuación será total. En conclusión: Hegel lleva la noción de verdad
como adecuación a sus últimas consecuencias terminando en una concepción basada en
la identidad: la verdad es la identidad final entre el sujeto y el objeto, entre el que piensa
y lo pensado, entre el concepto y el objeto. Mientras nos mantengamos en lo finito
(como hizo Fichte), la adecuación no será total porque por un lado tenemos la
naturaleza y por el otro la conciencia. Sólo cuando la conciencia es “absoluta”, es
también la conciencia “naturaleza” y por ello el sujeto y el objeto son lo mismo, el que
conoce y lo conocido siendo así posible la adecuación total.
C) El sistema
Lo Absoluto debe expresarse en un sistema. El saber, la verdad nunca puede ser parcial.
Sólo es verdadero el sistema completo de las proposiciones en que se da el saber
absoluto. Por ello, la filosofía de Hegel se desarrolla como un sistema.
D) La ciencia
550
La metafísica es la ciencia suprema porque sólo ella tiene por objeto lo Absoluto (desde
una adecuada concepción de la verdad como identidad).
La dialéctica
¿Qué es?
1º El camino (el proceso racional de despliegue) que sigue la realidad y el conocimiento
hasta alcanzar lo Absoluto.
2º La razón en movimiento: la dialéctica expresa el dinamismo de la razón.
La historia
CONSECUENCIAS
551
1º La razón que es infinita, creadora, absoluta, tiene carácter histórico: en la historia se
opera la síntesis (se resuelven) de las contradicciones que se le planteaban a la razón
(finito/infinito, naturaleza/moralidad, necesidad/libertad). ¿Qué hacía Kant? Resolvía
dichas contradicciones estableciendo dos mundos: el fenoménico (el ser) y el
nouménico (el deber ser). ¿Qué hace Hegel? Considerar que estas contradicciones se
resuelven en la historia.
3º La filosofía no puede decir cómo debe ser el mundo pues el mundo es como tiene que
ser (ya que es un proceso racional y por ello necesario). Debe limitarse a comprenderlo
(pues el deber ser y el ser coinciden en todo el proceso).
La alienación
El Absoluto es, está en-sí. Se aliena cuando está fuera de-sí. Por eso,
“alienación” significa extrañamiento. ¿Cuándo el Espíritu se aliena? Cuando deja de ser
Espíritu.
2º Específicamente,
- en la “Fenomenología del espíritu”:
a) En la dialéctica del amo y el esclavo: cuando el esclavo trabaja, crea cosas que
son extrañas a sí mismo.
b) En el segundo momento del Espíritu objetivo: el Espíritu se encuentra alienado
en la cultura.
- En el “sistema de la filosofía”: el espíritu se encuentra alienado en la naturaleza.
552
La conciencia se realiza (avanza, evoluciona) en tres grandes etapas: Espíritu subjetivo-
Espíritu objetivo – Espíritu absoluto.
ESPÍRITU SUBJETIVO
trata del sujeto individual y su relación con el objeto (que puede ser el propio sujeto) a
conocer; pasa por tres fases:
CONCIENCIA yo cosa
saber del otro
AUTOCONCIENCIA yo otro
saber de sí
RAZÓN
superación de las escisiones
ESPÍRITU OBJETIVO
es el Espíritu realizado en el mundo
ETICIDAD
el Estado (Grecia)
CULTURA
escisión fe/inteligencia (Ilustración)
MORALIDAD
superación de las escisiones
ESPÍRITU ABSOLUTO
ARTE
553
lo Absoluto como intuición sensible
RELIGIÓN
lo Absoluto como representación
FILOSOFÍA
lo Absoluto como concepto
ESPÍRITU SUBJETIVO
La evolución del Espíritu subjetivo pasa por tres fases: conciencia – autoconciencia –
razón
1º CONCIENCIA
La conciencia se relaciona con algo que tiene frente a ella.
Pasa por tres fases: sensación – percepción – entendimiento
2º AUTOCONCIENCIA
Las “figuras de conciencia” correspondientes a esta fase son “la dialéctica del amo y el
esclavo” y “la conciencia desgraciada”.
¿Cómo la conciencia se conoce a sí misma? El conocimiento de sí se alcanza a través
del reconocimiento por otro. Por ello:
3º El esclavo debe lograr su liberación. Esta liberación pasa por tres fases: estoicismo –
escepticismo – cristianismo (“conciencia desgraciada”).
554
lado quede “la conciencia que conoce” (a) y por otro la “conciencia conocida”
(b). Pero esta autoconciencia está abocada al fracaso. ¿Por qué? Porque la
conciencia es (a), es lo dinámico, no (b). Por ello, la conciencia no puede
conocer su propio acto de conocer.
1º En la lucha habrá finalmente dos grupos: los vencidos y los vencedores. ¿Quiénes
son los vencidos? Los que se someten (prefiriendo el sometimiento a la muerte) que se
convierten en los “esclavos”. ¿Quiénes son los vencedores? Los que luchan hasta la
muerte (aunque algunos de ellos mueren) prevaleciendo como “amos”.
2º El amo exige el “reconocimiento” del esclavo. Pero ello es imposible (es una
“contradicción”). ¿Por qué? Porque el amo ha convertido al esclavo en una cosa (le
niega su condición de autoconciencia que pueda llegar a reconocerle). Por todo ello, al
final su triunfo ha sido vano. La consecuencia de ello es que a partir de ese momento, la
conciencia de los amos no evoluciona.
3º El amo hace trabajar al esclavo para él (lo cual, a la larga, hará que la relación
amo/esclavo se invierta):
o El esclavo trabaja/el amo disfruta (del fruto del trabajo del esclavo)
o El amo se degrada/ el esclavo, a través de su trabajo, se descubre como
algo vivo, dinámico (redescubriendo que es un sujeto, una conciencia).
El amo depende de las cosas (pierde poder) mientras que las cosas
dependen del esclavo (el esclavo gana poder) ya que es él quién las
produce.
o Finalmente, desde el punto de vista de la evolución del espíritu, el
esclavo se convierte en superior al amo (ya se autoconoce como espíritu
con poder). Comienza aquí su proceso de liberación, de autoliberación (o
emancipación), aunque dicha liberación tendrá que pasar por múltiples
luchas y desgarros interiores.
555
en el que sigue siendo un esclavo y tratado como tal). Por ello, el
siguiente paso es negar el mundo.
o Escepticismo: el escéptico niega el mundo. ¿Cómo? Sosteniendo que tan
demostrable es una tesis como su contraria, convierte al mundo en algo
irreal. Pero la realidad contradice continuamente esta situaciónpor lo que
esta negación sólo se da en el pensamiento. Se produce entonces la
máxima escisión entre la conciencia y la realidad por lo que no le queda
más remedio a la conciencia esclava que buscar otras salidas.
o Cristianismo: busca aquí la conciencia una nueva escapatoria. No aceptar
externamente la esclavitud. Ni siquiera negar el mundo sino negar la
distinción amo/esclavo. ¿Cómo? Es una distinción terrenal ya que ante
Dios todos somos sus “siervos” (sus esclavos) y por lo tanto iguales. La
lucha carece de interés pues 1º el único reconocimiento valido es el
divino y 2º el mundo sensible carece de todo interés. A esta nueva
situación de la conciencia (en la que la dialéctica amo/esclavo se traslada
al interior de la conciencia) la denomina Hegel “conciencia desgraciada”.
¿Por qué “desgraciada”? porque la conciencia se percata de la escisión
radical entre la conciencia humana (finita) y la conciencia divina
(infinita). Ante Dios, toda la vida humana no vale nada (recordemos que
buscamos el “reconocimiento”) y el mundo se convierte en un “valle de
lágrimas” donde todos venimos a sufrir. La “conciencia desgraciada” es
característica de la Edad Media. Esta escisión se comienza a superar en
el Renacimiento y se consuma en la Ilustración y en la Revolución
francesa con el advenimiento de otra figura de conciencia: la razón.
3º RAZÓN
556
B) Empirismo británico: por ello , la Razón se va a volver hacia el interior del alma
humana individual. Es lo que hacen los empiristas, pero el alma humana sigue
estando determinada por el mundo externo, sigue dependiendo del mundo
externo (costumbre, modos de pensar, religión) y no puede conectar este mundo
externo y lo interno
ESPÍRITU OBJETIVO
A) La eticidad:
1º fase del proceso en el que el espíritu se realiza en el mundo. La eticidad es la polis, el
estado griego, la Ciudad-Estado. ¿Por qué? Porque en ella se da el armonioso desarrollo
del hombre dentro del Estado (la perfecta integración del individuo en la sociedad, de
los ciudadanos en el Estado). Pero el individuo no tiene valor por sí mismo (no hay aún
personas), el individuo sólo tiene valor en cuanto miembro de una familia y ciudadano
del estado (además, muchos individuos ni siquiera son ciudadanos, los esclavos).
ESPÍRITU ABSOLUTO
557
1º Arte: lo Absoluto se manifiesta de modo sensible (como color, sonido, piedra; es
decir, haciendo uso de materiales sensibles). La idea de lo Absoluto es intuida (como en
Schelling).
Se desarrolla en tres momentos: Doctrina del ser – Doctrina de la esencia – Doctrina del
concepto.
558
movimiento del concepto, las diversas fases por el que este pasa hasta llegar a ser Idea.
¿Qué es la Idea? La reconciliación de pensamiento y ser (por ello, la lógica de Hegel es
ontología: no se trata de hallar la forma del pensamiento sino también su contenido).
La naturaleza es exterioridad, un “ser para otro” (es una salida del Espíritu que
aún no se ha reencontrado). Por ello podemos decir que el Espíritu se encuentra
enajenado en la naturaleza. Su desarrollo se da en tres momentos: Mecánica – Física –
Física orgánica.
3º FILOSOFÍA DEL ESPÍRITU o la Idea para-sí (lo Absoluto que lleva en-sí lo finito)
ESPÍRITU SUBJETIVO
559
3. Espíritu (Geist): Tres momentos: 1. Espíritu teórico – 2. Espíritu práctico – 3.
Espíritu libre: síntesis de los dos anteriores.
Con el advenimiento del “Espíritu libre” (la voluntad libre) esta querrá realizarse en el
mundo, querrá objetivarse dando lugar a una nueva fase del desarrollo del Espíritu, el
Espíritu objetivo
ESPÍRITU OBJETIVO
1. Derecho abstracto:
560
concepción a varios conflictos. La contradicción fundamental es la que se
produce entre la voluntad particular (de la conciencia libre) con la voluntad
universal de la ley (que establece el Derecho):
a) Dicha contradicción puede dar lugar al delito: el individuo se niega a
cumplir la ley. En ello reside la injusticia. ¿Cómo superar el delito? Sólo a
través del castigo (sólo a través del castigo, el delincuente puede “volver a la
universalidad de la ley”; ésta es la finalidad del castigo, no apartar al
criminal de la comunidad o reformarlo pues el delincuente no debe ser
castigado sino que desea ser castigado porque sólo así se restaura su
condición de persona (de individuo sometido a la ley, al derecho que es
donde se establece su condición de persona).
b) Sin embargo, el castigo no resuelve la contradicción entre voluntad
particular/universal porque es externo. Es necesaria una conformación de la
voluntad libre a la ley universal y esto es algo que sólo se logra cuando
interiormente da su consentimiento a la ley universal. Es necesaria por lo
tanto la moralidad (concebida al modo kantiano como sometimiento de la
voluntad del individuo a la ley universal).
561
de lo contrario su participación sería inefectiva. Es el “corporativismo”
hegeliano tan alabado por los hegelianos de derechas como Benedetto
Croce, etc, fascistas incluidos
C) El Estado: engloba los dos momentos anteriores. Por ello sólo el estado
es una totalidad autosuficiente (Aristóteles. Sólo la polis es “autárquica”)
en la que se da tanto a) la pertenencia a una totalidad (como también
sucede en la familia) como b) la existencia de los intereses particulares
de los individuos (como en la sociedad civil).
¿Y qué es el Estado?
1º el Estado es el fin último del Espíritu objetivo y el fin último del Espíritu (los tres
momentos del devenir del espíritu como Espíritu Absoluto, es decir, el Arte, la Religión
y la Filosofía no pueden darse sino es en el Estado). Por ello, Hegel habla del estado
como si fuese Dios: “el estado es el camino de Dios en el mundo” o “la Idea de la
divinidad existente en la Tierra”.
2º Sin embargo, esta concepción teologizante del estado no le lleva a considerar que el
estado es un altar, un leviathan en el que hay que sacrificar la libertad del individuo
(como harán luego en el siglo XX los Estados totalitarios fascistas y comunistas). El
Estado hegeliano no anula la libertad individual sino que considera que la libertad del
individuo sólo se puede hace efectiva en el Estado, a través del estado y gracias al
Estado.
4º Monarquía constitucional: el mejor régimen político. ¿Por qué? Porque en ella están
recogidos lo universal y lo particular y la unión de ambos bajo la forma de libertad.
ESPÍRITU ABSOLUTO
EN RESUMEN:
1º Hegel parte, como Schelling, de lo absoluto pero considera que éste ha de ser
conocido conceptualmente (no “estéticamente”).
562
cuando el que conoce y la cosa conocida son lo mismo. Esta identidad se da en lo
absoluto.
A) Hegelianos:
- de derechas
- de izquierdas (Bauer, Feuerbach, Stauss, Stirner).
Reinterpretan la filosofía de Hegel (aceptan unos aspectos y rechazan otros).
563
B) Antihegelianos: dos grupos
1º Rechazo frontal (Schopenhauer, Kierkegaard)
2º Desconsideración de la filosofía hegeliana como algo superado por la historia: Comte
(será, junto a Stuart Mill en el mundo anglosajón, quien mejor represente los intereses y
preocupaciones de la segunda mitad del siglo XIX). Por ello, si el siglo XIX fue en su 1º
mitad idealista y romántico en su 2º mitad será positivista y utilitarista.
¿Qué es el marxismo?
564
dirigiendo en su juventud la Gaceta del Rhin y los Anales franco-alemanes, y colaborando como
corresponsal del New York Daily Tribune en su periodo londinense.
Tres grandes corrientes están presentes en la formación del pensamiento de Marx con las cuales
polemiza abiertamente (-) aunque también asume algunas de sus tesis (+).
- sus principales representantes son Adam Smith, David Ricardo y Thomas Malthus
- (+) Marx asume de ella que lo que crea el valor (económico) de una mercancía es el
trabajo
- (-) sin embargo, la economía-política clásica expone las leyes por las que se rige la
economía capitalista como si fuesen leyes naturales (leyes necesarias) cuando en
realidad el sistema capitalista es un producto de la historia. Los economistas clásicos
creen estar haciendo ciencia cuando en realidad hacen “ideología”. Marx va más allá,
intentando explicar el origen de la propiedad privada (base del sistema capitalista). El
origen está en la alienación del trabajo.
- (+) los positivo de ellos es que han captado las contradicciones del capitalismo
- (-) Marx critica su pretensión de meramente reformar la realidad, apelando además a la
voluntad, los buenos sentimientos y la moral pues la realidad no puede ser cambiada
con buenos deseos.
- para Marx:
1º el triunfo del capitalismo no es algo malo en sí ya que es una consecuencia necesaria del
desarrollo histórico
2º frente a la condena moralizante del capitalismo y el utopismo de los reformistas, Marx
defiende un análisis científico que le haga descubrir el proceso que ha de conducir de modo
necesario a la superación de la sociedad capitalista.
- Marx critica también el comunismo grosero o primitivo que pretende:
1º un reparto de la propiedad entre los miembros de la comunidad (propuesta que tiene su origen
en el resentimiento social)
2º un control de la propiedad por parte del Estado (lo que convertiría a todos los hombres en
proletarios y siervos del Estado)
565
Marx aboga por la abolición de toda forma de propiedad, abolición que llegará en virtud de la
propia evolución del sistema capitalista.
C) La filosofía alemana
3º HOMBRE SOCIAL E HISTÓRICO: Al igual que Feuerbach, Marx considera que el hombre
es un ser eminentemente social. Pero Feuerbach no ve que la sociedad es un hecho histórico
(resultado de la capacidad autoproductiva del ser humano) resultado de una evolución continua,
es decir, un resultado de la actividad humana. Por ello, el hombre será distinto en cada sociedad
566
ya que en cada una de ellas las relaciones sociales son distintas. El hombre es también, por ello
(no sólo la sociedad), un producto histórico. Para Marx, Hegel sí comprendió la capacidad
autoproductiva del hombre, su historicidad. Pero su ser histórico lo puso en la conciencia, en el
espíritu (con lo que acabó concibiendo al hombre de un modo abstracto).
B) El hombre alienado
b) con respecto a la propia actividad productiva: también su mismo trabajo le resulta ajeno
(extraño). Por ello se produce la siguiente paradoja o contradicción: el hombre se siente
extraño cuando trabaja (lo propiamente humano) y satisfecho en lo que es solamente
animal (comer, dormir, procrear). Ello no debería ser así porque lo que define al
hombre, lo más propio de él (lo no animal o humano que hay en él) es su capacidad de
acción transformadora, su trabajo. Tampoco es lo más propio de él, la actividad teórica,
el pensamiento (tal como defienden aquellos autores que Marx descalifica llamándoles
“idealistas”).
d) con respecto a los otros hombres: el hombre es capaz de trabajar “solidariamente”., pero
el trabajo alienado arruina esta capacidad supraanimal de esforzarse por los demás (por
la especie humana) cortando su relación con la humanidad y haciendo que cada uno
567
trabaje para sí mismo y en competencia con los demás, aislando al individuo de sus
semejantes.
El materialismo histórico
Frente a Hegel, para el que la verdadera realidad es el Espíritu, Marx toma como punto de
partida “la actividad material del hombre conducente a satisfacer sus necesidades”. A esta
actividad, Marx la denomina “producción” (trabajo). El hombre del que habla no es el hombre
abstracto (el hombre en general) sino un hombre determinado por las relaciones de producción
que históricamente se han dado a lo largo del tiempo:
1º amo/esclavo en el mundo antiguo
2º señor/siervo en la Alta Edad Media
3º oficial/maestro en la Baja Edad Media y en el Renacimiento
4º capitalista/obrero en la sociedad capitalista
La producción no se refiere sólo a la actividad económica (ej. arar y sembrar un campo, fabricar
una vasija, un mueble o construir una casa) sino también a la actividad política y cultural (ej.
crear un sistema político-legislativo o un sistema religioso). El todo de la producción en una
época determinada recibe el nombre de “modo de producción” (el equivalente en Marx de lo
que en Hegel eran las “figuras de la conciencia”). Los modos de producción principales han
sido: el esclavista, el asiático, el feudal y el capitalista.
En cada modo de producción se forman grupos con intereses comunes y antagónicos con los
demás (por ej., el grupo de los amos confrontado al grupo de los esclavos; los burgueses
capitalistas y los obreros): las clases sociales. Pues bien, la historia es concebida por Marx como
el desarrollo de los diversos modos de producción. Su motor (el motor del desarrollo, cambio y
evolución de un modo de producción a otro) es la “lucha de clases” y se produce del siguiente
modo:
1º cada “forma social” lleva dentro de sí su negación: cada modo de producción contiene una
escisión interna, las clases sociales que la componen y que tienen intereses antagónicos.
2º esta negación (este enfrentamiento debido a intereses opuestos) produce un cambio de forma
social. A este cambio se le denomina “revolución”.
568
3º la revolución instaura una nueva forma social con distintas clases sociales: la clase de los
amos y la de los esclavos propias del Imperio romano fueron sustituidas en la Edad Media por la
de los señores y los siervos.
Lo que para Hegel era la “fenomenología del Espíritu”, para Marx es la historia materialmente
acontecida, entendida como la lucha de clases.
El proceso dialéctico sigue el esquema que Marx tomo de Hegel: tesis-antítesis-síntesis. Cada
forma social (tesis) lleva implícita su negación (antítesis=lucha de clases) lo que conduce a otra
forma social (síntesis=nueva tesis). Pero si en Hegel el proceso terminaba en el Espíritu
absoluto, en Marx terminará cuando queden abolidas todas las clases sociales (al no haber clases
tampoco habrá la lucha que pueda provocar la llegada de una nueva forma social). Ese estadio
es “el comunismo” (“comunismo” viene de “comunidad de bienes” y al no haber propiedad
privada que es la causa que origina la escisión de la sociedad en clases antagónicas, será el
estado final de la historia)
TESIS
Forma social X: ej. Renacimiento
Clases: maestro/oficial
ANTÍTESIS
Revolución
Destrucción de las antiguas clases
Negación de X
SÍNTESIS
Nueva forma social Y
Sociedad capitalista
Clases: empresario/obrero
FASE FINAL
Sociedad comunista
Sociedad sin clases
B) Ciencia e ideología
Para Marx, la ciencia es la forma definitiva del saber. La “ciencia” de la que habla Marx no es la
ciencia positiva (la física, etc.) sino aquella que tiene en su base el método dialéctico de
desarrollo. ¿Qué es la dialéctica? ¿Qué es el saber dialéctico? Para Hegel, es aquel que conduce
los saberes parciales al saber absoluto (poniendo en relación las partes con el todo). Para Marx,
la dialéctica es el saber que evita el conocimiento parcial de la realidad y estudia la realidad
social como un todo en cuya base está la infraestructura económica.
Frente a la ciencia, al saber dialéctico, contrapone Marx “la ideología”. ¿Qué es la ideología?
Aquel saber que no toma conciencia de las contradicciones que anidan en cada forma social sino
que las explica y justifica. ¿Cómo lo hace? Mixtificando (falseando) la realidad social,
disfrazando las relaciones reales de producción por unas relaciones imaginarias. Ejemplo: la
religión cristiana como ideología que justifica la opresión y explotación feudal del campesino
medieval. Ideología es aquel discurso que presenta 1º una situación de hecho como fundada de
derecho y 2º un privilegio histórico como una superioridad natural.
569
C) La estructura social
La historia es el sucederse de los cambios sociales (que darán lugar a los cambios culturales) en
el tiempo. Pero la Historia es también el nombre que le damos en el tiempo a la ciencia que
estudia esos cambios. La Historia como saber tiene como finalidad analizar de modo objetivo y
preciso esa parcela de la realidad (los cambios socio-culturales). Marx pretendía convertir la
Historia en una ciencia rigurosa y objetiva (como la física o las matemáticas). Para lograr ello
pretendió:
1º descubrir la estructura de la sociedad: las partes que componen toda sociedad y el modo
cómo están trabadas.
1º LA ESTRUCTURA DE LA SOCIEDAD
2º las relaciones de producción: basadas en los distintos tipos de propiedad privada, son las
relaciones económicas (laborales) que se establecen entre las distintas clases sociales que
componen una sociedad.
b) Sobre esta base se monta la sobreestructura que es el nombre que da Marx a la estructura
ideológica. La estructura ideológica está compuesta por las diversas “formas de conciencia” que
abarca tanto 1º los aspectos políticos y jurídicos de una sociedad (estructura política) como los
aspectos religiosos, filosóficos y artísticos (estructura cultural).
a) cuando las fuerzas productivas adquieren en un momento dado un gran desarrollo (por efecto
de un cambio tecnológico, por ejemplo) se produce un desajuste (una contradicción) dentro de
la sociedad. ¿Por qué? Porque las antiguas relaciones de producción ya no sirven y frenan el
desarrollo de las nuevas fuerzas productivas. Este desajuste o contradicción se manifiesta como
un enfrentamiento entre clases (entre la clase dominante y la nueva clase emergente) que sólo se
puede solucionar a través de un cambio en las relaciones de producción, es decir, a través de una
revolución.
C) una vez que se ha producido dicho cambio, aparece una nueva conciencia ideológica:
cambian las formas jurídicas, políticas pero también filosóficas, religiosas, artísticas,
etc.
Como vemos, a diferencia de Hegel, Marx da más importancia para explicar el cambio histórico
a la base material, a la estructura económica que a la conciencia ideológica (esta última también
570
influye en la transformación de la sociedad, incluso en el cambio de la estructura económica,
pero en menor medida).
La economía capitalista
Marx dedicó su más voluminosa y elaborada obra “El capital” al estudio del
funcionamiento de la economía capitalista. Para lograrlo, hará uso de categorías como llas de
“mercancía”, “plusvalía”, “valor de uso y valor de cambio”, etc.
El Capital comienza analizando qué es una mercancía: mercancía es todo aquello que es
producido con vistas a su intercambio. Toda mercancía tiene un valor de uso y un valor de
cambio:
- el valor de uso es el que permite que satisfaga ciertas necesidades humanas en virtud de
sus cualidades intrínsecas (y así, el valor de uso del pan es saciar el hambre).
- El valor de cambio es el valor común (monetario) de varias mercancías que permite
cambiar unas por otras (y así cambiar un saco de harina para hacer pan por dos metros
de tela para confeccionar un vestido). Este valor de cambio es puramente cuantitativo y
para facilitar los intercambios se mide en dinero. La característica principal de la
sociedad capitalista es que convierte todo en mercancía, en algo intercambiable por
dinero. ¿Cómo se mide el valor de cambio? El valor de cambio es expresión del valor
social de un producto, es decir, de las horas de trabajo que ha costado producirlo (y así
por ejemplo, el valor de cambio de una hogaza de pan depende del número de horas que
tenga que invertir el panadero en producirlo; el valor de un pan en un periodo de
producción artesanal será superior al valor en un periodo de producción industrial
porque el tiempo de trabajo que hay que invertir es mucho mayor).
Dado que en la sociedad capitalista todo tiende a convertirse en mercancía, la fuerza de trabajo
de cada trabajador también acaba convertida en mercancía (si bien una mercancía muy especial
ya que es la que permite la producción de mercancías). El valor de cambio de la fuerza del
trabajador se termina midiendo al igual que cualquier otra mercancía: por el valor de horas de
trabajo necesarias para producirla (el valor de todas aquellas mercancías necesarias para
mantener al trabajador -y a su familia- con vida y en condiciones de seguir trabajando). El valor
de la fuerza de trabajo es el salario. Pero como el valor que produce el trabajador para el
capitalista es mayor que el que éste, el capitalista, le paga (el salario que recibe a cambio), se
produce una “plusvalía”, una diferencia de valor en la que consiste la ganancia del capitalista.
La ganancia del capitalista está basada por lo tanto en la explotación del trabajador, en la
apropiación por parte del capitalista del valor que produce el trabajador (una plusvalía o
ganancia que será mayor cuanto mayor y mejor sea la organización del trabajo, algo inherente al
propio sistema competitivo capitalista).
La sociedad comunista
La propia lógica del desarrollo del capitalismo será la que produzca las condiciones para
su superación:
571
1º el capitalista tiene que vender sus mercancías en el mercado y para lograrlo se ve obligado a
competir.
2º para competir en condiciones ventajosas necesita desarrollar la producción: con una mayor
inversión en tecnología y una mejor organización del trabajo.
572
- (-) Sin embargo, los economistas clásicos conciben según Marx las leyes por las
que se rige la economía capitalista como si fuesen leyes naturales (leyes
necesarias) cuando en realidad el sistema capitalista es un producto de la
historia. Los economistas clásicos creen estar haciendo ciencia cuando en
realidad hacen “ideología”. Marx va más allá, intentando explicar que el
origen de la propiedad privada (base del sistema capitalista) está en la
alienación del trabajo.
-
B) Del socialismo utópico, cuyos principales representantes son (Fourier, Owen o
Saint-Simon), Marx
- (+) valorará positivamente que haya captado las contradicciones del
capitalismo (la explotación del obrero).
- (-) Sin embargo, Marx lo criticará por su pretensión de meramente
reformar la sociedad capitalista apelando a la voluntad, los buenos
sentimientos (a la moral) pues según Marx el sistema capitalista no puede ser
cambiado con buenos deseos. Para Marx:
1º el triunfo del capitalismo es una consecuencia necesaria del desarrollo histórico
2º frente a la condena moralizante del capitalismo y el utopismo de los reformistas, Marx defiende un análisis científico
que nos permita descubrir la lógica histórica (las leyes históricas) que ha de conducir de modo necesario a la superación
de la sociedad capitalista.
573
K. MARX, texto 1 Manuscritos económico-filosóficos de 1844
¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es
externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se
afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía
física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo
se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y
cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo
forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para
satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el
hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del
trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un
trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la
exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que
cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. Así como en la religión la actividad
propia de la fantasía humana, de la mente y del corazón humanos, actúa sobre el individuo
independientemente de él, es decir, como una actividad extraña, divina o diabólica, así también
la actividad del trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la pérdida de sí
mismo.
K. MARX, Manuscritos económico-filosóficos de 1844, trad. de F. Rubio Llorente, Madrid, Alianza Editorial, 1968, Primer
Manuscrito, XXIII (El trabajo enajenado), pp. 108-109
GLOSARIO
574
#enajenación del trabajo – el significado jurídico y económico de alienación es el
transferir o transmitir una propiedad, esto es, hacer ajeno lo que es propio (por
ejemplo, enajenar una propiedad o un derecho). Su significado filosófico (por
ejemplo, en Hegel o Feuerbach) es el de que algo ponga su ser fuera de sí
quedando proyectado en una realidad divina que le es ajena, con la que no se
identifica y que finalmente le subyuga (por ello, es necesario, para Hegel, la superación de esta “conciencia
desgraciada” propia del cristiano que no comprende que él como espíritu finito es un momento del Espíritu infinito, del Dios en el
que cree; para Feuerbach, el hombre tiene que cobrar conciencia que todos las perfecciones que atribuye a Dios son los propios
Para Marx, la enajenación describe la condición del proletario
atributos del género humano).
en la sociedad capitalista. La enajenación es primariamente enajenación del
trabajo. El trabajo le es ajeno al trabajador por tres motivos:
Por completo en contraposición a la filosofía alemana, que baja del cielo a la tierra, aquí se
sube al cielo a partir de la tierra misma. Esto es, no se parte de lo que los hombres dicen, se
imaginan, se representan, ni tampoco del hombre dicho, pensado, imaginado, representado,
para desde ahí acceder al hombre de carne y hueso; se toma pie en el hombre realmente activo
y a partir de su proceso vital real se expone la evolución de los reflejos y ecos ideológicos, de
este proceso vital. También las formaciones nebulosas en el cerebro de los hombres son
sublimaciones necesarias del proceso material de su vida, empíricamente constatable y
vinculado a premisas materiales. Con ello, la moral, la religión, la metafísica y demás
ideologías, así como los contenidos de consciencia a ellos correspondientes, pierden bien
pronto su apariencia de autonomía. Carecen de historia, carecen de evolución; son los hombres
575
que evolucionan con su producción y su tráfico materiales los que, con esta realidad suya,
cambian también su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la consciencia lo
que determina la vida, sino la vida lo que determina la consciencia. De acuerdo con el primer
enfoque, se parte de la consciencia como si se tratara del individuo viviente; de acuerdo con el
segundo, que es el que corresponde a la vida real, se parte del individuo vivo, del individuo real,
y la consciencia no es asumida sino como su consciencia.
K. MARX / F. ENGELS; La ideología alemana, en Marx. Antología, ed. de J. Muñoz, Barcelona, Península, 2002, p. 127
2º Las ideas y creencias de los hombres (su moral, religión o metafísica) no son sino
sublimaciones (“reflejos y ecos ideológicos”) del proceso material de sus vidas (de
la actividad productiva y social que de hecho los individuos desenvuelven). Por
ello, dichas ideas carecen de autonomía y evolucionan a la par que la actividad
material de la cual son representación.
GLOSARIO
la filosofía alemana, que baja del cielo a la tierra – Marx acusa a la filosofía
alemana que crítica (los autores de la izquierda hegeliana) de proceder yendo del
hombre abstracto (“el hombre dicho, pensado, imaginado”) al hombre concreto
(“de carne y hueso”).
sube al cielo a partir de la tierra misma – Marx afirma que su proceder será el
contrario: partir de lo concreto (del proceso material en el que se desarrolla la vida
del hombre concreto de carne y hueso) y desde ahí llegar a comprender el porqué
de sus creencias (elevarse a las nebulosas ideológicas que son su eco y reflejo)
#reflejos y ecos ideológicos – para Marx, los pensamientos y creencias de los seres
humanos (sus ideologías) reflejan (o expresan) las condiciones en las que se
desarrolla el proceso material de su existencia
576
#sublimaciones- la ideología es una sublimación en el sentido de que es una
elevación al ámbito del pensamiento de las condiciones materiales de vida de los
hombres (pasamos del estado o nivel material de la vida de los hombres al estado
mental o ideológico de la vida de éstos)
El resultado general que obtuve y, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor de mis estudios
puede formularse brevemente de la siguiente manera. En la producción social de su existencia,
los hombres establecen determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad,
relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas
productivas materiales. La totalidad de estas relaciones de producción constituye la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio jurídico y político, y a la
cual corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida
material determina el proceso social, político e intelectual de la vida en general. No es la
conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia social
lo que determina su conciencia. En un estadio determinado de su desarrollo, las fuerzas
productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción
existentes o —lo cual sólo constituye una expresión jurídica de lo mismo— con las relaciones de
producción dentro de las cuales se habían estado moviendo hasta ese momento. Esas
relaciones se transforman de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras de
las mismas. Se inicia entonces una época de revolución social.
K. MARX; Contribución a la crítica de la economía política (1859), trad. de J. Tula y otros, México, Siglo XXI, 1986, Prólogo, pp.
4-5
577
1º Las relaciones socio-económicas (las relaciones de producción) que los individuos
establecen entre sí cuando viven en sociedad (“en la producción social de su
existencia”) son no fruto de su voluntad sino el resultado necesario del estadio
evolutivo en el que se encuentran las fuerzas productivas materiales de dicha
sociedad.
GLOSARIO
578
fuerzas productivas materiales – el conjunto formado por 1º las herramientas y
técnicas de producción, 2º los trabajadores que realizan de hecho la actividad
productiva y 3º los medios de producción (campos, minas, industrias, etc.)
#no es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es
su existencia social lo que determina su conciencia – este axioma del materialismo
histórico establece la prioridad (y el condicionamiento causal) en la vida de los
hombres de su actividad económica sobre el resto de actividades que desenvuelve
(praxis política y actividad teórica)
579
para la producción de plusvalía relativa. En ésta, la jornada de trabajo aparece desdoblada de
antemano en dos segmentos: trabajo necesario y trabajo excedente. Para prolongar el segundo
se acorta el primero mediante una serie de métodos, con ayuda de los cuales se consigue
producir en menos tiempo el equivalente del salario. La producción de plusvalía absoluta gira
toda ella en torno a la duración de la jornada de trabajo; la producción de plusvalía relativa
revoluciona desde los cimientos hasta el remate los procesos técnicos del trabajo y las
agrupaciones sociales.
K. MARX; El capital, trad. de W. Roces, México, F.C.E., 1991, Tomo I (Crítica de la economía política), Libro I, Sección V, Cap. XIV
(Plusvalía absoluta y relativa), pp. 425-426
2º Por ello, sólo es productivo aquel obrero que produce plusvalía, pero no para sí
mismo sino para el capitalista para el que trabaja.
3º El trabajo del obrero no es trabajo sin más (producción de mercancías) sino que
está condicionada por las relaciones de producción (relaciones sociales que son un producto
histórico) que se establecen entre el obrero y el empresario que convierten al obrero
en un mero instrumento de producción de plusvalías al servicio del capitalista.
4º Si se prolonga la jornada laboral más allá del tiempo de trabajo que necesita el
obrero para satisfacer sus necesidades (y las de su familia) con la finalidad de que
el trabajo excedente se lo apropie el empresario, se obtiene la plusvalía absoluta.
GLOSARIO
580
# plusvalía – el valor de cambio de una mercancía es equivalente al valor del
tiempo de trabajo necesario para producirla. La plusvalía es el resultado de restar
al valor de cambio final de una mercancía el valor del salario que se le paga al
trabajador por producirla (un salario que siempre es salario de hambre, un salario
igual al valor de su fuerza de trabajo, al valor de todas aquellas mercancías
necesarias para re-producir la fuerza de trabajo del trabajador, o lo que es lo
mismo, al valor de todos los bienes necesarios para mantener con vida al
trabajador y a su familia)
CUESTIÓN TEMÁTICA
Los conceptos de alienación e ideología son fundamentales en el pensamiento de
la primera etapa de Karl Marx (etapa que recibe el sobrenombre de “humanismo
marxista” para así claramente diferenciarla de segunda o “marxismo científico”).
581
2º SER ACTIVO: ahora bien, el ser humano tiene una característica que lo especifica
como humano y que lo diferencia del resto de animales: el ser humano es un sujeto y no
sólo un objeto. Es un objeto porque padece (tiene necesidades y carencias) pero es también, y por
encima de todo, un sujeto porque es activo, está dotado de facultades que le permiten
actuar y realizar todas las operaciones por medio de las cuales satisface sus necesidades.
Dichas operaciones (el trabajo) recaen sobre los objetos de la naturaleza que le rodea (su
“cuerpo inorgánico”) y las llevará a cabo junto con el resto de los hombres con los que
convive (el hombre vive en sociedad y el trabajo es una tarea colectiva). La actividad
humana es por lo tanto “actividad práctico-productiva”, trabajo, y es ello lo que le
distingue del resto de animales: su capacidad de producir sus medios de vida (lo que
necesita para vivir no lo toma directamente de la naturaleza sino que lo produce
utilizando todo tipo de herramientas)
3º SER SOCIAL: por el trabajo, entra el hombre en relación con otros hombres y
construye la sociedad. Frente a Feuerbach, para Marx la esencia humana no es algo
abstracto, su ser genérico (ser miembro del género humano), sino el conjunto de relaciones
sociales.
4º SER HISTÓRICO: el ser humano desenvuelve sus capacidades a lo largo del tiempo,
es decir, es un ser sujeto a un desarrollo histórico. La historia de la humanidad ha consistido
fundamentalmente en la invención de las herramientas y las técnicas a través de las cuales el hombre ha ido produciendo todos los
El hombre es un “ser histórico” porque es un producto de la
bienes necesarios para la vida.
sociedad de la época en que le ha tocado vivir y todas las sociedades humanas son fruto
del devenir histórico.
El humanismo marxista
2º porque aún reconociendo que el ser humano es un producto de las relaciones sociales
y la historia, considera que es un sujeto activo y libre que puede dirigir su propia vida y,
por lo tanto, que es el único principio explicativo de la historia y la sociedad.
La alienación
582
h) para Hegel, el Absoluto se aliena en la Naturaleza, se objetiva en los seres
naturales, superándose dicha alienación cuando se vuelve a sí mismo cobrando
conciencia de sí como Espíritu, algo que sólo ocurre a lo largo de la historia de
la humanidad.
j) Para Marx, la esencia del ser humano reside en ser productor (productor de
cosas, de relaciones sociales, de ideas). Pero el ser humano está separado ( alienado
significa en Marx separado) de su esencia. ¿Por qué el ser humano se encuentra separado
de su esencia, alienado de sí mismo? Porque los productos de la actividad
humana (tanto los productos materiales como los espirituales) se han terminado
convirtiendo en fuerzas superiores e independientes que dominan al ser humano.
El ser humano, libre y creador, pasa a ser dominado y esclavizado por los
productos creados por él. La alienación tiene como efecto la deshumanización,
la perdida de libertad y la atrofia de las capacidades de creación.
La alienación económica
Marx comienza realizando una crítica de la sociedad capitalista para luego centrarse en
aquello que considera la causa de todos los males producidos por dicha sociedad: la
alienación del trabajador. Comencemos pues con el análisis de algunos fenómenos
sociales notorios de la sociedad de libre mercado:
1º es una sociedad clasista formada por dos clases sociales: la de los propietarios (los
capitalistas) y la de los obreros (aquellos que no poseen otra cosa que su fuerza de
trabajo).
2º el trabajador está enajenado: al no poseer otra cosa que su fuerza de trabajo, se torna
una mercancía más que se compra y se vende.
Para Marx, sólo se puede comprender la alienación del obrero (su enajenación y
pobreza) si lo vinculamos con el sistema económico del que forma parte. Por ello, será
necesario analizar en qué consiste la alienación del trabajador en la sociedad capitalista.
583
Marx parte de la consideración de que es en el trabajo donde el ser humano se realiza a
sí mismo. Sin embargo, en la sociedad capitalista, en virtud de las condiciones en que se
desenvuelve el trabajo asalariado, ocurre exactamente lo contrario: lo que se produce es
la alienación o desrrealización del ser humano. Tal alienación se produce en una
cuádruple dimensión:
C) con respecto a la naturaleza: la naturaleza (las materias primas con las que
trabajamos) es el cuerpo inorgánico del hombre. La vida humana está ligada al
entorno natural pues es su medio de subsistencia y sobre él proyecta su trabajo
creando un mundo de objetos artificiales que son la objetivación de las
capacidades genéricas del ser humano (consciencia, racionalidad, libertad). El
trabajo enajenado hace que tanto esas facultades genéricas como la naturaleza
sobre la cual se proyectan aparezcan como algo extraño en las que el trabajador
no se reconoce.
584
Marx, además, constata que aquel a quién pertenece el producto del trabajo alienado
(es decir, el patrono, el propietario de los medios de producción y de la actividad
productiva misma, del trabajo del operario, a cambio del cual paga un salario), no forma
parte del proceso material de producción. Finalmente, Marx se preguntará de qué modo
puede disolverse la enajenación, respondiendo que no a través de un alza o igualdad de
salarios (que podrían mejorar las condiciones de vida del trabajador, pero perpetuarían
la enajenación en su cuádruple dimensión) sino sólo a través de la abolición y posterior
socialización de la propiedad privada de los medios de producción, causa de todas las
servidumbres humanas (no sólo económicas sino también sociales, políticas e
ideológicas). Gracias a ello, se lograría la emancipación de los trabajadores que
conllevaría a su vez la emancipación de la humanidad entera.
La ideología
585
enmascaran sus intereses de clase presentándolos como intereses de la sociedad
en su conjunto consiguiendo de este modo justificarlos.
Para Marx, la ciencia es la forma definitiva del saber. La “ciencia” de la que habla Marx no es la ciencia positiva (la física,
etc.) sino aquella que tiene en su base el método dialéctico de desarrollo. ¿Qué es la dialéctica? ¿Qué es el saber dialéctico? Para
Hegel, es aquel que conduce los saberes parciales al saber absoluto (poniendo en relación las partes con el todo). Para Marx, la
dialéctica es el saber que evita el conocimiento parcial de la realidad y estudia la realidad social como un todo en cuya base está la
infraestructura económica. Frente a la ciencia, al saber dialéctico, contrapone Marx “la ideología”. ¿Qué es la ideología? Aquel
saber que no toma conciencia de las contradicciones que anidan en cada forma social sino que las explica y justifica. ¿Cómo lo
hace? Mixtificando (falseando) la realidad social, disfrazando las relaciones reales de producción por unas relaciones imaginarias.
Ejemplo: la religión cristiana como ideología que justifica la opresión y explotación feudal del campesino medieval. Ideología es,
por lo tanto, todo aquel discurso que justifica o legitima un orden social injusto presentando 1º una situación de hecho como fundada
de derecho y 2º un privilegio histórico como una superioridad natural.
1º alienación religiosa: para Marx, la religión es como para Feuerbach una proyección
del hombre. Pero su raíz no es la necesidad de autoconocerse sino la miseria de la vida
social. Su función es propagar la resignación, justificar las injusticias sociales y
establecer un mecanismo de compensación de la opresión social. La revolución social
disolverá la religión.
2º alienación filosófica: cumple el mismo papel que la religión, sólo que desde un
ámbito más abstracto y secularizado. Marx acusa a la filosofía de interpretar sólo la
realidad y además de ser dicha interpretación falsa.
586
En el siglo XIX, la concepción del ser humano está condicionada por dos
factores que pasan a primer plano: el trabajo y la historia. Marx reformulará la
concepción del ser humano teniendo en cuenta la nueva situación del ser humano
en la sociedad industrial moderna (en la que se han producido una serie de
acontecimientos decisivos como son el despegue de la actividad industrial, las
revoluciones liberales burguesas, el nacimiento del socialismo, el protagonismo
socio-político de los movimientos obreros).
EL MATERIALISMO HISTÓRICO
EL HOMBRE COMO SER TRABAJADOR: EL TRABAJO
MODOS DE PRODUCCIÓN
…………………………………………………………………………………………….
587
1º el modo de producción de las sociedades primitivas se basa en la propiedad social. En
ella, tanto los medios de trabajo como los productos del trabajo pertenecen a la sociedad
(a la banda de cazadores y recolectores).
…………………………………………………………………………………………….
INFRAESTRUCTURA
TEXTO 3º - ideas nº 1 y 2
SUPERESTRUCTURA
588
intereses de clase. El arte, la religión, la ciencia positiva, la filosofía y la
moral son la superestructura ideológica de la sociedad.
TEXTO 3º - ideas nº 3, 4, y 5
PRODUCCIÓN
EL CAPITALISMO
Marx dedicó su más voluminosa y elaborada obra “El Capital” al estudio del
funcionamiento de la economía capitalista. Para lograrlo, hará uso de categorías como
las de “mercancía”, “plusvalía”, “valor de uso y valor de cambio”, etc.
589
para facilitar los intercambios se mide en dinero. La característica principal de la
sociedad capitalista es que convierte todo en mercancía, en algo intercambiable
por dinero.
¿Cómo se mide el valor de cambio? El valor de cambio es expresión del
valor social de un producto, es decir, de las horas de trabajo que ha costado
producirlo (y así por ejemplo, el valor de cambio de una hogaza de pan depende del número de horas que tenga
que invertir el panadero en producirlo; el valor de un pan en un periodo de producción artesanal será superior al valor en
un periodo de producción industrial porque el tiempo de trabajo que hay que invertir es mucho mayor).
590
consecuencia, se ha reducido en 2 veces, el obrero, para reproducir el valor de su fuerza de trabajo ya no necesita 4 horas de labor,
sino 2. Permaneciendo invariable la jornada de 8 horas de trabajo, la reducción del tiempo de trabajo necesario a 2 horas aumenta el
tiempo de trabajo adicional a 6 horas y, por ende, aumenta también la masa de plusvalía de que los capitalistas se apropian. De este
modo, la producción de plusvalía relativa aumenta la cuota de plusvalía y el grado de explotación de los obreros.
……………………………………………………………………………………………………………………………………………
La sociedad comunista
La propia lógica del desarrollo del capitalismo será la que produzca las
condiciones para su superación:
PRODUCTOR DE COSAS
591
el que humaniza la naturaleza y se distingue de los animales. Los animales toman
de la naturaleza lo que necesitan presionados por la necesidad física y de modo
inconsciente. El ser humano produce de modo consciente, libre, pudiendo llegar a
ser dicha actividad incluso satisfactoria.
PRODUCTOR DE SÍ MISMO
El ser humano tiene historia. Los animales no. El ser humano es capaz de
crearse, de producirse a sí mismo: se transforma a sí mismo a lo largo de la
historia. Esta autocreación se realiza, sobre todo, en el plano material, no
intelectual como defendía Hegel.
ALIENACIÓN
Para Marx, como acabamos de ver, la esencia del ser humano reside en ser
productor de ideas, cosas, relaciones sociales y de sí mismo. Pero el ser humano
está separado de su esencia, alienado de ésta. Con la finalidad de analizar este
fenómeno, Marx retomará el concepto de alienación de Hegel y de Feuerbach pero
dándole una nueva interpretación.
TIPOS DE ALIENACIÓN
ALIENACIÓN RELIGIOSA
PRODUCTOR DE IDEAS
592
La superación de esta alienación consistirá en la toma de conciencia de que el ser
humano es el verdadero y único ser supremo.
ALIENACIÓN SOCIO-POLÍTICA
En la sociedad burguesa, el ser humano está alienado porque lleva una vida
falsa, una doble vida: la vida privada, dominada por intereses egoístas, y la vida
pública como ciudadano miembro de un Estado.
ALIENACIÓN ECONÓMICA
593
NUEVA HUMANIDAD
IDEOLOGÍA
TEXTO 2º
En toda sociedad clasista, las ideas imperantes son las ideas (las creencias y
valores) de la clase dominante. Lo que caracteriza a la ideología es expresar como
valores universales y necesarios (como naturales) los intereses de la clase
dominante. Por ejemplo, es ideológico considerar al capitalismo como un sistema
basado en leyes económicas naturales (como la competencia, la libertad de
consumo, etc.).
594
presentándolos como intereses de la sociedad en su conjunto consiguiendo de este
modo justificarlos.
…………………………………………………………………………………………….
SI NOS DA TIEMPO
Las formas que adoptan los órganos de los Estados es distinta según los modos de
producción. Más hay un elemento constante: la existencia de un aparato represivo.
595
ARTHUR SCHOPENHAUER
Nacido en 1788 en la ciudad libre de Danzig (que poco después será anexionada
al reino de Prusia), hijo de un rico comerciante, viajó en su juventud por toda Europa
permitiéndole la herencia paterna dedicarse libremente al ejercicio del pensamiento sin
necesidad de tener que hacer carrera académica (como comenzó a ser usual entre los
filósofos alemanes de aquel entonces, todos ellos desde Kant profesores universitarios).
Sus principales obras las escribió en su juventud y fueron “La cuádruple raíz del
principio de razón suficiente” y sobre todo su magna obra “El mundo como voluntad y
representación”. Murió en Frankfurt en 1861 siendo considerado el filósofo del
“pesimismo cósmico”.
596
- en todo lo que existe, se halla por igual una tendencia, fuerza o impulso: la
voluntad de ser (la “voluntad de vivir” la denomina Sch.). Por ello, la voluntad
del individuo y la voluntad de las cosas que se le resisten es una y la misma.
- ¿Qué es la voluntad?
1º la voluntad es una (como el ser de Parménides)
2º la voluntad es un impulso ciego
1º aunque la voluntad sea una, cristaliza (se objetiva) 1º en forma de múltiples ideas y 2º
cada Idea en múltiples individuos (es así como lo uno se hace múltiple).
El ser humano vive en dos mundos paralelos: por un lado, la apariencia del
mundo fenoménico (que es en el que cree que realmente vive, cuando es una ilusión) y
la realidad en-sí que es un impulso ciego e irracional a la existencia (que permanece
desconocido para la mayoría de los hombres).
¿Hay alguna manera de escapar de este dolor y sufrimiento? Hay dos: la ascesis
y el arte.
597
EL ARTE - en el arte, el ser humano se convierte en un ser contemplativo, en un puro
ojo que contempla desinteresadamente la realidad (y no la percibe como objeto de su
deseo, de su voluntad). Por ello, el arte es una especie de calmante de la voluntad.
598
FEDERICO NIETZSCHE: CRÍTICA DE
LA CULTURA OCCIDENTAL
Para Nietzsche (a partir de ahora, N.), la cultura occidental está enferma. ¿Por
qué? Porque ha perdido su vitalidad. ¿Cuál es la causa? Los males producidos por el
platonismo y su división entre el mundo sensible y el inteligible. N. intentará pensar el
mundo de modo que el cambio (la característica esencial del mundo) y la eternidad se
den la mano.
Vida y obra
599
visión trágica del mundo cuyos elementos configuradotes son Apolo y Dionisos
en permanente contraposición.
- “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral”
- “Consideraciones intempestivas”
- “Humano, demasiado humano (un libro para espíritus libres)”
- “Aurora (un libro sobre los prejuicios morales)”
- “La ciencia jovial” (añadidos a la “Gaya ciencia”: “opiniones y sentencias
varias” y “el viajero y su sombra”)
- “Así habló Zaratustra (un libro para todos y para nadie)”
- “Más allá del bien y del mal (preludio de una filosofía del porvenir)”
- “La genealogía de la moral”
- “El caso Wagner”
- “El crepúsculo de los ídolos”
Estaba preparando para la imprenta cuando sufrió el acceso de locura:
- “Ditirambos de Dionisos” (poesías)
- “El Anticristo (maldición sobre el cristianismo)”
- “Nietzsche contra Wagner”
- “Ecce homo (como se llega a ser lo que se es)”, una especie de autobiografía.
Después de su muerte, se publicó bajo el título “Voluntad de poder” una serie de
fragmentos. A juicio de muchos estudiosos, es su obra más importante.
El contexto filosófico-cultural
- Dionisos: la figura de este dios representa la fuerza creadora (lo que Sch.
denomino “voluntad”) pero en N. es algo afirmativo, no algo negativo como
600
para Sch. para quien el hombre (el sabio, el artista, el santo) debe aprender y
esforzarse en vencer. ¿Quién es Dionisos? La vida (por ello es el dios de las
pasiones tumultuosas: de la embriaguez, de la sensualidad; también de la
música, de la danza). ¿Qué es la vida? Lo más originario, lo primero. Es el gran
valor y por ello: 1º no puede ser juzgado desde otra instancia (la moral, la
filosofía, la religión) y 2º es la instancia desde la que se juzga. Como es el valor
supremo, si la vida conlleva dolor habrá que asumirlo, y asumirlo “alegremente”
(en esto consiste la noción de “fuerza” de N., la asunción alegre del dolor, y su
crítica de la moral cristiana y socialista como morales del rebaño, de esclavos,
de individuos débiles.
- Apolo: simboliza “la representación” de Sch. Es el dios de la razón, de la
claridad, del orden social, del arte figurativo, de todo lo determinado y
delimitado. Pero Apolo (el orden) tiene siempre en su base una vitalidad
irracional no aprehensible en conceptos (de ahí que la filosofía de N. sea
motejada de “irracionalista”).
Esta visión trágica del mundo, cuyos polo fundamentales son Apolo/Dionisos
predominó en Grecia hasta la aparición de Sócrates, el gran corruptor del pensamiento
griego por su sobrevaloración de lo conceptual, de lo racional frente a la vivencia
inmediata y a la pasión (con Sócrates comienza la concepción del conocimiento como
conocimiento de lo general y la intelectualización de la “virtud”). Platón consumaría
esta destrucción de la cultura trágica griega con la división de los dos mundos (al poner
el ser, el valor y la verdad en el mundo ideal). Tal división será vulgarizada y hecha
dominante, definitivamente, con el cristianismo que al imponerse en el mundo
occidental corrompería definitivamente de raíz toda su cultura.
Concepción trágica del mundo: explicación del mundo a partir de dos principios
“irreconciliables” (la vida es una permanente lucha de contrarios sin reconciliación
posible). Suprimir los contrarios es suprimir la vida (esto es lo que entendieron
Anaximandro y Heráclito). El racionalismo, el “positivismo”, por el contrario, ve en la
contradicción una falta que la razón no puede permitir y debe subsanar (esto es aplicable
también a Hegel: aunque haya hecho de la contradicción el motor que dinamiza la
realidad, al final tiene que desaparecer en la síntesis última de reconciliación de los
contrarios). Esta lucha es vista negativamente por Sch. pero para N. debe ser
contemplada positivamente (con alegría debe ser aceptada la lucha d contrarios). Por
ello, la filosofía de N. es un optimismo trágico (frente al “pesimismo trágico” de Sch.).
2º Apolo simboliza la claridad, el orden que impide que ese impulso dionisiaco se
desborde hasta el punto de hacer imposible la existencia.
601
B) LA CRÍTICA DE LA METAFÍSICA Y LA MORAL OCCIDENTAL
La crítica de la moral
¿Qué es esa “moral”, “lo moral” que ha tenido tantas consecuencias nefastas a
juicio de N. en la historia y filosofía occidental?
N. engloba bajo el término “moral” toda moral que enajena la acción del individuo en
virtud de un mandato (de la sociedad, de Dios, de la razón, ya sea en la moral
socrática/platónica, cristiana, kantiana, socialista, etc.). Este tipo de moral es la “moral
de los esclavos”, la moral de los “débiles”. ¿Quiénes son los débiles? Los incapaces de
asumir el carácter trágico de la vida y que por ello necesitan un transmundo (ya sea el
mundo de las Ideas, el Cielo, el deber puramente formal, la sociedad igualitaria) en el
que refugiarse. “Esclavo” es todo aquel que no es capaz de darse libremente su propia
norma de actuación y que necesita una moral gregaria (de una Iglesia, de un partido, del
Estado), una moral de rebaño.
¿Por qué es tan importante la moral? Porque toda metafísica es el producto de una
moral, de un sistema de valores que dicen lo que está bien y lo que está mal, lo que es
real y verdadero y lo que no lo es. Son los valores los que mueven al individuo a aceptar
una teoría acerca del mundo. Por ello, a una moral de esclavos le corresponde una
602
metafísica de esclavos (ya que la metafísica es el desarrollo teórico de determinado tipo
de valoración del mundo, de aquel que desprecia el “mundo sensible” en nombre del
“mundo suprasensible”).
¿Por qué hay que criticar la moral de esclavos? Porque lleva al individuo (cristiano-
occidental) a la decadencia, a la aniquilación de la voluntad, es decir, al nihilismo. La
voluntad es por definición egoísta y se despliega como acción, como interés, como
fuerza. La moral del esclavo propugna el desinterés, la acción al servicio de funciones
suprasensibles y ello condena al individuo a la anemia de la voluntad.
Hay un segundo motivo por lo que esta moral debilita la voluntad y es que es una moral
de la compasión: el hombre, al identificarse con los “débiles” (con los sufrientes)
debilita de nuevo su voluntad (lo cual prepara a los individuos para acoplarse mejor al
rebaño y a la uniformización general).
La crítica a la metafísica
A) Crítica de la ontología
B) Crítica a la gnoseología
Critica toda forma de conocimiento que concibe el ser como fijo, idéntico,
inmutable, eterno. Para ello:
603
3º Niega todo valor a la verdad en-sí: la verdad (el conocimiento) debe estar al servicio
de la vida, debe intensificar la vida. Por ello, el engaño y la mentira pueden ser un valor
positivo (ej: el arte, el arte disfraza la vida pero con ello la intensifica; el arte no es
como para Sch. “un calmante”; el arte es la forma suprema de expresión humana).
4º Según los positivistas (Comte, etc.), “hay que atenerse a los puros hechos”. Según N.,
no hay puros hechos ya que todo hecho es fruto de una interpretación (los hechos se dan
siempre dentro de una previa concepción del mundo, de una teoría y de una manera
afectiva/vital de relacionarse con él). Para N., la psicología del observador también
cuenta.
5º Critica la usurpación de la ciencia por el Estado: una máquina que todo lo nivela y
desprovee de vida todo lo que toca.
A) La muerte de Dios
B) El nihilismo
2º nihilismo positivo: el nihilismo que es una “voluntad de negación” llevará a negar los
valores platónico-cristianos que conducen al nihilismo por lo que se despejará el camino
para la instauración de nuevos valores (es un nihilismo que destruye el nihilismo
604
platónico-cristiano). Esa instauración de nuevos valores es la tarea personal de N., “la
transvaloración de todos los valores”.
La genealogía de la moral
¿Cómo nace la moral, “lo moral”? Los valores cristianos (moral de los esclavos
y débiles) son decadentes y se oponen a una moral aristocrática (la moral de los fuertes).
1º Para el aristócrata antiguo, es bueno todo lo que refuerza el poder (la satisfacción, la
riqueza, la ambición, la salud, el placer).
3º El triunfo del cristianismo sobre la moral aristocrática se produce por una inversión
de los valores llevada a cabo por los sacerdotes (el prototipo es el judío y sus herederos
cristianos). ¿Quiénes son los sacerdotes? Una casta híbrida de aristócrata y esclavo:
tienen un espíritu creador, quieren dominar y dar orden al mundo pero carecen de una
creación afirmativa pues su única forma de crear es negar lo que hay; es un ser reactivo,
un resentido, un esclavo (y como el esclavo que es, condena el mundo y la vida, incapaz
el de asumir el sentido trágico de ésta). Mediante un ejercicio de astucia, logra que
aparezca como bueno lo que el aristócrata despreciaba. Con ello consigue: 1º destruir el
mundo antiguo y sus señores y 2º hacerse con el poder (al acabar con los señores, no
logra la liberación de los esclavos sino su debilitamiento para así dominarlos mejor).
605
hacia la vida y que no subordina su vida a ningún transmundo (porque concibe cada
instante de su vida como un valor en sí, como un fin en sí mismo) lo llama N.
superhombre (übermensch)
La voluntad de poder
606
A) Formulación ontológica:
1º No hay creación
2º El mundo es eterno, no tiene ni principio ni fin:
a) No tiene principio porque no tiene creador
b) No tiene fin porque si lo tuviese ya lo habría alcanzado (pues ha dispuesto de
toda la eternidad para ello)
c) El mundo es finito: el mundo es una relación de fuerzas (el concepto de “fuerza
infinita” es un absurdo porque no tendría sobre que ejercerla).
d) Si es finito, llegará un momento en el que todos los estados de cosas posibles ya
se habrán producido y no les quedará más remedio que volver a producirse, a
repetirse.
e) Como el mundo es eterno, esa repetición no se producirá una vez sino infinitas
veces.
f) El tiempo en sí mismo no es nada, es una mera relación entre cosas. Por ello, si
un estado de cosas se repite, el mismo tiempo se repite.
g) Si el tiempo mismo es el que se repite, no tiene sentido decir “el estado actual se
dará dentro de un tiempo X” sino que el tiempo mismo (el instante, con todo lo
que hay en él) es eterno.
B) Formulación axiológica:
Pero el interés primordial de N. era el sentido axiológico del eterno retorno pues
asumirlo obliga a adoptar una nueva actitud ante la vida y a hacer nuevas valoraciones.
La asunción del eterno retorno es el “amor fati”, el amor al destino, el amor al mundo
tal cual es.
Se trata de decidir cuál es el valor del mundo, pues sólo quien asume la vida y la ama
sin tapujos es capaz de soportar la idea del eterno retorno de lo mismo. Esta idea ha
dividido en dos a la humanidad:
1º aquellos que son capaces de decir sí a la vida acceden a un mundo más pleno pues el
valor de la vida es, al no ser medida desde ningún supramundo, inconmensurable.
Hablamos del hombre superior, el hombre trágico, el superhombre.
2º aquellos para los que este mundo no es más que una fuente de dolor sentirán caer
sobre sí mismos “la carga más pesada”: el que la vida se les haga intolerable. Hablamos
del esclavo, un esclavo que a diferencia de los del pasado no podrá seguir soportando
esta vida ya que la promesa de un cielo futuro habrá desaparecido (el instante es eterno
y no hay forma de escapar de él).
La idea del eterno retorno de lo mismo es el eje central de la “nueva moral” propugnada
por N.: “Haz lo que quieras pero lo que hagas has de quererlo de verdad” pues todo lo
607
que hagas volverá a suceder, retornará, infinitas veces. No se puede querer a medias y
decir “una vez y no más”.
El superhombre
TEXTOS NIETZSCHE
1º N. relata la historia de un error: el error de “la Idea de mundo verdadero”, una idea
que postula que más allá del mundo aparente en el que vivimos hay otro mundo más
real y perfecto.
608
2º El primer capítulo de esa historia es la filosofía socrático-platónica en el que el
mundo verdadero es accesible solo al sabio, al piadoso y al virtuoso.
Crítica del nihilismo. 1. (…) El nihilismo como estado psicológico tiene todavía una
tercera y última forma. Dadas estas dos visiones, que con el devenir no se debe
conseguir nada y que bajo todo el devenir no impera ninguna gran unidad en la que al
individuo le sea lícito sumergirse por completo como en un elemento de supremo valor:
entonces no queda más escapatoria que condenar todo este mundo del devenir como
engaño e inventar un mundo que se encuentre más allá de este mismo como mundo
verdadero.
Pero tan pronto como el ser humano consigue averiguar que este mundo está
construido a partir exclusivamente de necesidades psicológicas y que él no tiene en
absoluto ningún derecho de llevar a cabo tales construcciones, surge entonces la última
forma del nihilismo, que en sí encierra la increencia en un mundo metafísico, —, pues
esa forma se prohíbe toda especie de subterfugios que conduzcan a transmundos y a
falsas divinidades ― pero no se soporta este mundo que ya no se quiere negar… —
609
acontecer falta la unidad que lo abarque: el carácter de la existencia no es
“verdadero”, es falso…, uno no tiene ya simplemente razón alguna para imaginarse un
mundo verdadero… En resumen: las categorías de “fin”, “unidad”, “ser”, con las que
nosotros hemos añadido un valor al mundo, nosotros mismos las retiramos de nuevo —
y entonces el mundo parece carente de valor…
En este texto, Nietzsche describe las tres etapas por las que pasa el nihilista en su
proceso de nihilización del mundo sensible.
El peso más pesado.— Qué pasaría si un día o una noche se introdujera a hurtadillas
un demonio en tu más solitaria soledad para decirte: “Esta vida, tal como la vives
ahora y la has vivido, tendrás que vivirla no sólo una, sino innumerables veces más; y
610
sin que nada nuevo acontezca, una vida en la que cada dolor y cada placer, cada
pensamiento, cada suspiro, todo lo indeciblemente pequeño y grande de tu vida habrá
de volver a ti, y todo en el mismo orden y la misma sucesión — como igualmente esta
araña y este claro de luna entre los árboles, e igualmente este momento, incluido yo
mismo. Al eterno reloj de arena de la existencia se le dará la vuelta una y otra vez — ¡y
tú con él, minúsculo polvo en el polvo!”. ¿No te arrojarías entonces al suelo,
rechinando los dientes, y maldiciendo al demonio que te hablara en estos términos? ¿O
acaso ya has vivido alguna vez un instante tan terrible en que le responderías: “¡Tú
eres un Dios y jamás he escuchado nada más divino!”? Si aquel pensamiento llegara a
apoderarse de ti, tal como eres, te transformaría y tal vez te aplastaría; la pregunta
decisiva respecto a todo y en cada caso particular sería ésta: “¿Quieres repetir esto
una vez más e innumerables veces más?” ¡Esto gravitaría sobre tu acción como el peso
más pesado! Pero también: ¡qué feliz tendrías que ser contigo mismo y con la vida,
para no desear nada más que esta última y eterna confirmación y sanción! F.
3º La aceptación de esta doctrina, “el peso más pesado”, aplastaría a aquel que la asume
a la par que lo transformaría. De tal cosa, sólo es capaz el hombre trágico, el hombre
superior, el superhombre.
5º Esta pregunta “gravitaría sobre su acción como el peso más pesado”, obligando por
ello al individuo a asumir su vida, sus decisiones, su destino en una disposición de
máxima responsabilidad. Pero a su vez, un espíritu libre y jovial (el de aquel que se ha
reconciliado consigo mismo y con la vida) no puede desear otra fundamentación (“esta
última y eterna confirmación y sanción”) de su querer que el quererlo eternamente.
611
ORTEGA Y GASSET: LA RAZÓN VITAL
J. ORTEGA Y GASSET, texto 1 ¿Qué es filosofía?
Lo primero, pues, que ha de hacer la filosofía es definir ese dato, definir lo que
es “mi vida”, “nuestra vida”, la de cada cual. Vivir es el modo de ser radical: toda
otra cosa y modo de ser lo encuentro en mi vida, dentro de ella, como detalle de ella y
referido a ella. En ella todo lo demás es y es lo que sea para ella, lo que sea como
vivido. La ecuación más abstrusa de la matemática, el concepto más solemne y
abstracto de la filosofía, el Universo mismo, Dios mismo son cosas que encuentro en mi
vida, son cosas que vivo. Y su ser radical y primario es, por tanto, ese ser vividas por
mí, y no puedo definir lo que son en cuanto vividas si no averiguo qué es “vivir”. (…)
Por lo tanto, el problema radical de la filosofía es definir ese modo de ser, esa realidad
primaria que llamamos “nuestra vida”. Ahora bien, vivir es lo que nadie puede hacer
por mí –la vida es intransferible–, no es un concepto abstracto, es mi ser
individualísimo. Por vez primera, la filosofía parte de algo que no es una abstracción.
2º Vivir es el modo de ser radical, primario y fundamental porque todo lo demás que es
(ya sea una ecuación matemática, un concepto filosófico, Dios o el Universo) lo es
dentro de mi vida y referido a ella.
3º El ser de las cosas consiste, por lo tanto, en su ser vividas por alguien.
612
4º La determinación de en qué consiste el ser de las cosas requerirá determinar
previamente qué es vivir. Por ello, la reflexión filosófica tiene como objeto principal
dilucidar esa realidad primaria que es la vida, mi vida, la vida de cada cual.
5º ¿Y qué es la vida? La vida es aquello que es absolutamente mío pues nadie puede
hacer por mí. Por efecto de ello, la reflexión filosófica por primera vez no partirá de una
abstracción sino de una realidad particular y concreta: mi ser individual intransferible.
Hoy vemos claramente que, aunque fecundo, fue un error el de Sócrates y los
siglos posteriores. La razón pura no puede suplantar a la vida: la cultura del intelecto
abstracto no es, frente a la espontánea, otra vida que se baste a sí misma y pueda
desalojar a aquélla. Es tan sólo una breve isla flotando sobre el mar de la vitalidad
primaria. Lejos de poder sustituir a ésta, tiene que apoyarse en ella, nutrirse de ella
como cada uno de los miembros del organismo entero. Es éste el estadio de la
evolución europea que coincide con nuestra generación. Los términos del problema,
luego de recorrer un largo ciclo, aparecen colocados en una posición estrictamente
inversa de la que presentaron ante el espíritu de Sócrates. Nuestro tiempo ha hecho un
descubrimiento opuesto al suyo: él sorprendió la línea en que comienza el poder de la
razón; a nosotros se nos ha hecho ver, en cambio, la línea en que termina. Nuestra
misión es, pues, contraria a la suya. A través de la racionalidad hemos vuelto a
descubrir la espontaneidad. (…) El tema de nuestro tiempo consiste en someter la
razón a la vitalidad, localizarla dentro de lo biológico, supeditarla a lo espontáneo.
Dentro de pocos años parecerá absurdo que se haya exigido a la vida ponerse al
servicio de la cultura. La misión del tiempo nuevo es precisamente convertir y mostrar
que es la cultura, la razón, el arte, la ética quienes han de servir a la vida.
J. ORTEGA Y GASSET, El tema de nuestro tiempo, en Obras completas, vol. III,
Madrid, Revista de Occidente, 1966-69, pp. 177-178
1º Ortega diferencia y contrapone las dos esferas en las que puede, a su juicio,
desenvolverse la existencia humana:
a) la vida (la vitalidad primaria y biológica, lo espontáneo de la existencia humana)
y
b) la razón, la “razón pura” (el reino de la cultura, del intelecto abstracto y de sus
creaciones y productos como la ciencia, la filosofía, el arte o la ética).
4º Este error ha sido enmendado en nuestra época (ese es “el tema de nuestro tiempo”)
al comprender finalmente que es la razón y sus productos quienes deben estar
subordinados y puestos al servicio de la vida.
613
JOHN STUART MILL
EL UTILITARISMO
El Utilitarismo es una doctrina ética decimonónica de origen británico que
establece como criterio para evaluar cuándo una acción es moralmente correcta el
“principio de utilidad o de mayor felicidad”, principio que postula que lo único que
debe ser considerado a la hora de enjuiciar la corrección o incorrección moral de una
acción es el grado en que produce o promociona “la máxima felicidad del mayor
número de personas”, entendiendo por felicidad el placer y la ausencia de dolor. En
síntesis, el Utilitarismo evalúa (tanto en el ámbito de la vida privada del individuo
particular como en el ámbito público del ciudadano, así como en la esfera de la
actividad política del legislador y del gobernante) la rectitud de los actos, de las
decisiones y las elecciones humanas individuales así como de las instituciones sociales
y políticas por su tendencia a promover la felicidad de las personas afectadas.
614
agente (no contando el interés de nadie más que el de nadie conforme al principio
benthamita de “cada cual cuenta como uno y nadie lo hace por más de uno”).
El primer gran filósofo utilitarista y por lo tanto padre del movimiento fue
Jeremy Bentham (1748-1832). Nació en Londres, estudió en Oxford y ejerció el oficio
de jurisconsulto (abogado) en los tribunales de la City. Toda su vida manifestó un
espíritu filantrópico de reformador y mostró una honda preocupación por la justicia y el
bienestar público. Comenzó a interesarse en cuestiones relacionados con la moral
pública y el alcance de la justicia social en su etapa de estudiante oxoniense. Ya al final
de su vida promovió la fundación de la primera universidad laica de Inglaterra, el
“University College of London”, y de la revista “Westmister Rewiew” órgano de
615
expresión del radicalismo filosófico y por tanto portavoz de algunas de las ideas
reformistas más avanzadas de la Inglaterra de la primera mitad del siglo XIX.
El radicalismo filosófico
616
de la reforma de la educación, de las liberación de las costumbres, de la persecución de
la corrupción del estamento público, de la abolición de toda forma de censura estatal o
de la opinión pública, de la reforma penitenciaria, etc., en definitiva, de todos aquellos
objetivos que hoy en día identificaríamos con lo que llamamos “izquierda liberal”; de
ahí que se pueda considerar que los radicales se situaban a la izquierda del partido whig
(el partido whig se refundó con el nombre de partido liberal en la década de los treinta
del siglo XIX) el partido que tradicionalmente hasta entonces había representado los
intereses de la burguesía puritana y que junto con el partido tory, que representaba los
intereses de la nobleza terrateniente, constituían los dos principales partidos
parlamentarios británicos del siglo XVIII y XIX, hasta la fundación, al final de este
último siglo, del partido laborista, partido defensor de los derechos de las clases
trabajadoras británicas.
3
Resumen, compendio
617
ejemplo de un gobierno de depredadores que empleaba su poder para obtener sinecuras
y posiciones privilegiadas en la burocracia estatal, el ejército o la Iglesia anglicana. El
remedio consistía en establecer un sistema representativo basado en los intereses
generales del pueblo que impusiese frenos democráticos a los gobernantes y permitiera
el que prevaleciera el interés mayoritario del pueblo. Todo ello implicaba una reforma
completa del sistema político que incluía el derecho al sufragio, preferentemente
universal o, al menos, ampliamente extendido, las elecciones frecuentes y el voto
secreto. En suma, la democracia.
4º El cuarto pilar del radicalismo filosófico eran las doctrinas morales del Utilitarismo.
Este cuarto componente era el más importante porque constituía la base filosófica para
el resto de los elementos. Para los utilitaristas era un axioma el que todos los individuos
buscaban maximizar su propia felicidad y que el propósito del gobierno era promover la
máxima felicidad para el mayor número. El Utilitarismo se basaba en un individualismo
metodológico de corte empirista y se oponía al conservadurismo tradicionalista (Burke
y sus acólitos), a las teorías del derecho natural procedentes del continente y conocidas
en aquel momento en su cristalización revolucionaria francesa en forma de “derechos
del hombre y del ciudadano” y, finalmente, a la religión en general aunque,
preferentemente, en la institucionalizada. Pertrechada de estos mimbres, el Utilitarismo
erosionaba la legitimidad del régimen establecido a la par que ofrecía los principios
básicos con los que diseñar y legitimar las alternativas.
John Stuart Mill, hijo del también filósofo utilitarista James Mill y discípulo de
segunda generación del fundador del Utilitarismo Jeremy Bentham, es considerado
como el más conspicuo e influyente representante de esta corriente británica de filosofía
moral. Fue el creador de algunas de las obras maestras del pensamiento moral y político
del siglo XIX como por ejemplo “Sobre la libertad”, “El utilitarismo”, “Consideraciones
acerca del gobierno representativo” o “La servidumbre de la mujer”, algunas de las
618
cuales son consideradas como la expresión más elaborada, refinada y precisa del
Utilitarismo. Así mismo, fue el primero que usó el término “Utilitarismo” para referirse
al credo y cuerpo fundamental de doctrinas profesadas por él mismo y el círculo de
filósofos radicales que se sentían más próximos al pensamiento de Bentham. Educado
rigurosamente por su padre en los más estrictos principios de la filosofía benthamita,
sufrió en su juventud una profunda crisis espiritual que socavó sus convicciones
utilitaristas más profundas y de la que salió tras comprender, gracias al benéfico influjo
que sobre su espíritu tuvo la lectura de algunos de los más grandes poetas románticos
ingleses, la necesidad de una reelaboración de los principios y los fines de la filosofía
utilitarista, esto es, de su concepto de felicidad, que prestase menor atención a los
elementos más prosaicos de la existencia humana (la seguridad y el bienestar de las
clases medias proclamado por Bentham como el ideal moral supremo una vez lograda
su universalización que debería alcanzar también a los segmentos menos favorecidos de
la sociedad) y mayor atención a los elementos más singulares, extraordinarios e
irrepetibles de la existencia humana, facetas tras cuya pista le había puesto la cultura del
romanticismo. Por otra parte, a lo largo de toda su vida no dejó su pensamiento de
evolucionar: en primer lugar, por lo abierto como estuvo siempre su espíritu al influjo
de las doctrinas ajenas si estas derrotaban sus planteamientos anteriores, ya fuese en la
meditación privada o tras un limpio y honesto debate público, principalmente llevado a
cabo en clubs de debate o a través de las columnas y artículos de la prensa (Stuart Mill
puede ser considerado por ello como uno de los mayores artífices de la concepción
británica del intelectual como agente de la formación de la opinión pública) y, en
segundo lugar, por su capacidad para sensibilizarse con los grandes reivindicaciones y
problemas sociales de la época, solidarizarse con aquellos que los padecían y simpatizar
con los que activamente luchaban por una mejora plausible de las condiciones de vida,
la libertad y la igualdad entre los hombres. Esta sensibilidad le abrió al pensamiento
socialista utópico (tras su contacto con el pensamiento saintsimoniano) y a la incipiente
lucha por los derechos de la mujer (efecto de su relación matrimonial con Harriet
Taylor).
619
2º la elección del principio de utilidad como criterio de moralidad de una acción,
considerando que la moralidad de un comportamiento depende de en qué grado
promueve la máxima felicidad del mayor número frente a otras alternativas de acción
posibles.
·La reflexión racional es una meditación solitaria, íntima cuando el asunto objeto de
reflexión es privado, pero debe ser ejercitada públicamente cuando toma en
consideración algún asunto que concierne y afecta a un gran número de
personas, teniendo como finalidad última la creación de un estado de opinión
que apoye y sea favorable a la realización de las reformas (institucionales o
legales) que contribuyan al bienestar general.
Pero también la filosofía moral de Mill es utilitarista en cuanto al espíritu por dos
razones: 1º su clara vocación reformista y su dimensión comunitaria y por 2º su defensa
a ultranza de la libertad individual. Veamos ahora detenidamente ambos aspectos
620
transformadora que ofrecía soluciones de cambio a una sociedad en la que
prevalecían los intereses particulares de los grupos de presión sobre los intereses del
hombre común que constituye la mayoría. La herramienta para llevar a cabo esta
empresa de transformación social es, dando continuidad en esto al espíritu de la
Ilustración, un uso valiente, ambicioso y decidido de esa razón no dogmática que se
vuelca:
- en una reforma legal e institucional que suprime privilegios y que busca armonizar
en lo posible los intereses de cada individuo con los intereses del conjunto haciendo
conciliable el desarrollo de la autonomía individual con la solidaridad en el disfrute
de los bienes producidos por todos en el marco de una sociedad democrática.
621
Doctrina de la felicidad individual
Una de los aspectos doctrinales en los que Mill más se apartó de su maestro
Bentham y de su padre fue en su concepción de en qué consiste la felicidad individual.
Si para los utilitaristas de la primera generación la felicidad se cifraba simplemente en la
cantidad de placer, atendiendo más a la magnitud de la satisfacción (intensidad,
duración, etc.) que a la calidad de ésta (Bentham llegó a afirmar que nada había en los
placeres de la taberna que los convirtiera en inferiores a los placeres, en principio
superiores, del espíritu), Mill presta atención a la distinta condición de los placeres a los
que el hombre puede optar para alcanzar la felicidad considerando que no todos ellos
son igualmente deseables y valiosos. Resulta así que para Mill la felicidad no consistirá
tanto en la obtención del mayor número y cantidad de placeres sino en la obtención de
placeres de mayor calidad. Pero ¿Qué o quién determina cuáles son los placeres más
elevados? La propia experiencia del individuo cultivado en el disfrute de los distintos
placeres y en último término el sufragio universal de las personas familiarizadas con los
distintos tipos de placeres es para Mill el único fundamento válido para discriminarlos y
así poder clasificarlos jerárquicamente atendiendo exclusivamente a su mayor calidad.
De entre los distintos placeres, Mill consideró siempre los valores culturales
(entendiendo cultura en su acepción latina de cultivo) como los más nobles y dignos de
aprecio: el cultivo intelectual (la lucidez, sensatez y realismo unido a la penetración
analítica y lógica de la conciencia del individuo), sentimental (la imaginación,
creatividad e intimidad sentimental del que es capaz de llegar a alcanzar un sentimiento
de comunión no sólo con las personas que le son más allegadas sino también con la
humanidad entera, incluso con otros seres vivientes y con la naturaleza y el universo
todo) y moral (su sociabilidad y compromiso político) de la personalidad que atiende a
una concepción activa de la felicidad cifrando ésta en el desarrollo y cultivo de la
singularidad y excelencia del individuo como meta suprema de la vida humana (frente a
la concepción pasiva de la felicidad propia de Bentham que vincula el placer con el
mero disfrute o satisfacción de necesidades). Esta concepción de la felicidad que cifra
ésta no en la satisfacción puntual de un deseo sino en el desenvolvimiento y
autodespliegue de la personalidad del individuo en todas sus potencialidades y
dimensiones, justifica que para Mill, aunque parezca en principio ello contradictorio
con sus premisas utilitaristas, “sea preferible ser un Sócrates insatisfecho que un cerdo
satisfecho” haciendo de la satisfacción íntima procedente de un sentimiento de dignidad
y auto-respeto que experimenta el individuo cultivado la fuente más profunda de la
verdadera felicidad. Por otro lado, la defensa del individuo, de su libertad, de su
singularidad, fue siempre, como ya vimos más arriba, el horizonte y referente último de
toda la reflexión llevada a cabo por Mill. De ahí que la gran preocupación del filósofo
británico fuese preservar una concepción de la felicidad que atiende a los aspectos más
singulares de la vida humana y que defiende al individuo del que a su juicio es el mayor
peligro de la sociedad moderna: la uniformidad y el conformismo.
622
Doctrina de la felicidad colectiva
·el autointerés inteligente por virtud del cual el ser humano capta una
comunidad de intereses entre él y la sociedad de la que forma parte; muestra
que aquél que trabaja por el bien de los demás labra también el suyo propio,
es decir, que la manera más inteligente de promocionar la felicidad propia es
623
promocionar la felicidad ajena y
624
a) con respecto al prójimo, el instrumento más adecuado de promoción de la felicidad
general ya que el impulso que anima al hombre virtuoso tiene una raíz filantrópica y
benevolente, siendo su más sublime expresión, a juicio del agnóstico Mill, el
mandamiento cristiano que proclama como un deber el amor recíproco entre los
hombres y cuyo exigente cumplimiento lleva, en un mundo en el que existe el mal, a
algunos hombres merecedores del honor de ser considerados santos a sacrificar su
felicidad propia por la felicidad ajena.
625
inspiradora (a título de modelo ejemplar de integridad moral, sensibilidad e
inteligencia), según el testimonio del propio Mill, de algunas de las ideas propuestas en
la obra.
El objeto del ensayo, como afirma el propio Mill al comienzo del mismo, no es
reflexionar acerca de la posibilidad o no del “libre arbitrio” (de la “libre elección
voluntaria”, de aquella libertad confrontada a la necesidad causal que rige el mundo,
esto es, de la posibilidad de una acción humana no predeterminada en el ámbito de un
universo regido por una férrea y necesaria ley de causalidad, asunto que Mill ya había
tratado por extenso en su obra “Sistema de lógica inductiva y deductiva”) sino intentar
establecer cuál es la naturaleza y los límites de la “libertad civil” (o “libertad social”),
esto es, del conjunto de actividades lícitas llevadas a cabo por el individuo, tanto en el
ámbito de su privacidad como en la esfera pública, respecto a las cuales ni la sociedad
(la “opinión pública” mayoritaria y dominante) ni el Estado tienen derecho a
inmiscuirse. Mill era perfectamente consciente de que la coexistencia civil exige la
imposición de deberes y obligaciones al individuo por parte de la sociedad que
necesariamente restringen su libertad de acción y cuyo cumplimiento exige una
continua labor de supervisión y control de la actividad del individuo por parte de la
sociedad en su conjunto y del Estado. Mill, por lo tanto, jamás defendió ninguna clase
de irrealista, por asocial y prepolítica, “libertad ilimitada” y aceptaba cabalmente el
legítimo derecho que asistía a la sociedad de imponer restricciones y controles al
comportamiento de las personas en aras de la convivencia, la cooperación y la paz
social. Pero sí abogó por la necesidad de que el individuo pudiese disfrutar con total
seguridad, es decir, con garantías de ser escrupulosamente respetada y protegida, una
esfera de libertad individual donde pudiese realizar elecciones voluntarias. El
problema se plantea a la hora de dilucidar dónde se encuentra exactamente la frontera
que separa la esfera, mayormente privada pero también pública, de la vida del individuo
(que sólo a él concierne) de la esfera , ya totalmente pública, social (que concierne a
todos, a la sociedad en su conjunto y al Estado como legítimo poder político), o en
palabras del propio Mill, “dónde empieza la soberanía del individuo sobre sí mismo y
dónde empieza la soberanía de la sociedad sobre el individuo”. El asunto es de difícil
dilucidación, no sólo por el desacuerdo generalizado que con respecto a esta cuestión
existe entre el común de las gentes y los doctos, sino por la tendencia inercial que tanto
626
el Estado como la sociedad tienen de imponer y aumentar si les es posible, siempre que
haya el más mínimo resquicio para ello, su poder y control sobre el individuo.
Bien, pues el principio que, a juicio de Mill, debe regular el ejercicio del control,
el poder y la autoridad por parte de la sociedad y del Estado con respecto al individuo
(y que permite que estos puedan llegar, legítimamente, a imponer sanciones legales o
coacciones morales a quien no se pliegue a ellos) es lo que hoy conocemos con el
nombre del “principio del perjuicio”, principio que afirma que la posibilidad de
perjudicar o dañar a otra persona es la única razón aceptable para impedirme hacer todo
lo que quiera. Es decir, en el ámbito de una comunidad civilizada, sólo la protección de
las personas (de los legítimos derechos que éstas tienen) justifica que la “opinión
pública” o el Estado puedan limitar la libertad de acción de alguno de sus miembros. O
lo que es lo mismo, la única dimensión de la vida del individuo en la que éste es
responsable ante la sociedad, y por lo tanto tiene que estar sometido a su jurisdicción,
es la que corresponde al conjunto de deberes que tenemos contraídos (voluntaria
aunque tácitamente) con nuestros semejantes y cuya inobservancia provoca siempre un
perjuicio a un semejante. Por el contrario, por lo que respecta a la parte de la conducta
que le concierne meramente al propio individuo, esto es, principalmente, su vida
privada, la independencia de éste debe ser absoluta pues en ella el individuo es
soberano, el único legítimo propietario de un patrimonio, su cuerpo y su espíritu, que
sólo a él concierne, careciendo por ello la sociedad del más mínimo derecho de
controlar e imponerle las creencias o costumbres que considere más adecuadas (ya sea
por la vía de la coacción legal o de la presión social) aunque la razón de la intromisión
sea la búsqueda del propio bien, moral o físico, del individuo. Está última razón,
aunque aparentemente bienintencionada, carece de utilidad social permitiendo, al
amparo de una concepción paternalista de la sociedad y el Estado, el ejercicio del
despotismo y la opresión sobre los hombres, abuso que aniquila todo conato de
singularidad y creatividad individual y por ello ciega la fuente de todo progreso social.
627
1º Tomando en consideración la utilidad de la libertad desde la perspectiva del
individuo: nadie, y en menor medida que nadie la sociedad y el Estado, puede, en
primer lugar, conocer mejor y, en segundo lugar, estar más interesado que el propio
individuo en elegir aquello que es más acorde con su propia felicidad.
Hay, por lo tanto, volviendo a lo que tratábamos más arriba, diversas esferas de
acción en las cuales la sociedad tiene un interés directo: todo lo vinculado con la
prevención del daño y la promoción de la justicia, el bienestar social y el progreso. Pero
hay otro ámbito en el que la sociedad tiene un interés indirecto, tangencial: la parte de
la vida y de la conducta del individuo que no le afecta más que a él mismo (y a las
personas que voluntaria y conscientemente han decidido participar en la actividad
desplegada por el individuo). ¿Qué ámbitos o dominios comprende la libertad?
628
1º En primer lugar, la libertad de conciencia, que se manifiesta y ejerce como
libertad de pensar y de sentir, como libertad de expresar y de publicar las opiniones y
las ideas propias y la libertad de analizar y de debatir las ajenas (en principio, el libre
derecho a poder expresar públicamente la propia opinión parece que puede afectar a
los demás, perjudicándoles de algún modo, mayormente a su susceptibilidad, su
supuesto derecho a no ser ofendido, pero tal apreciación es, a juicio de Mill, infundada
ya que el hecho de ser ofensivo a alguien, algo por otro lado imposible de evitar, no es
lo mismo que perjudicarle; además, para él, esta libertad es inseparable del derecho a la
libertad de conciencia y pensamiento). Las razones que aduce Mill para justificar la
libertad de opinión y expresión (más allá de la consideración de su utilidad intrínseca
para el individuo y por lo tanto su carácter de derecho moral inalienable) en razón de su
utilidad social, de las necesidad de su reconocimiento en tanto es una contribución
imprescindible para lograr el mejoramiento y el bienestar de la humanidad, son las
siguientes: a) en primer lugar, aunque una opinión pueda ser prohibida, censurada, es
decir, reducida al silencio, algo que sólo osaría hacer aquél que se considera, por efecto
de su arrogancia, infalible, puede resultar verdadera y negarse a examinarla
críticamente por suponer que es falsa equivaldría a privar a la humanidad a cambiar el
error por la verdad; b) en segundo lugar, aún cuando la opinión sea un error puede
contener una porción de verdad que merece ser discutida y desvelada; c) en tercer lugar,
aunque la opinión en consideración sea completamente errónea, sustraerla del
conocimiento y discusión de la gente implica restarles la oportunidad de percibir más
claramente dónde reside la verdad, algo que, socráticamente, Mill considera que se
alcanza cuando se permite a la verdad colisionar con el error.
629
Para Mill, no es justa ninguna sociedad en la que no queden respetados y
salvaguardados estas libertades en su totalidad. Mill proclamó el derecho moral (que
debe estar positivizado jurídicamente, esto es, es exigible su conversión en derecho
positivo, en ley jurídica que el Estado tiene el deber de respetar y hacer cumplir) de
todo hombre a buscar libremente su propia felicidad (en consonancia con las grandes
declaraciones de derechos del siglo XVIII), su propio bien, por el camino que
considerase más adecuado siempre que ello no prive, sino que más bien lo facilite de
algún modo, a los demás en hacer lo propio. En este punto, es importante advertir que
Mill jamás defendió que todos tengamos el derecho natural a la libertad. Mill, al igual
que Bentham, consideraba que la expresión “derecho natural” no tenía ni significado (al
carecer dicha expresión de referente real, empírico) ni sentido (al referirse a una
entelequia ideal, tal cual es ese supuesto “derecho natural”) constituyéndose la doctrina
de los “derechos naturales” en una manifestación más de esa clase de dogmatismo y
oscurantismo metafísico que con tanto placer y vigor Bentham se dedicó en vida a
combatir. Para Mill, la expresión “derecho moral”, en este caso a la libertad, debe poder
ser traducida, convertida en una generalización sobre lo que es más probable que
fomente la felicidad. Es, por lo tanto, sobre la doctrina filosófica y moral del
Utilitarismo y no sobre la teoría de los derechos naturales, ya no digamos sobre ninguna
concepción deontológica more kantiano, sobre lo que se sustenta la doctrina de la
libertad de Mill.
630
dispuesto a defender un régimen político que se los garantice; mantiene, además una
concepción de la vida que podemos calificar de materialista y economicista al
considerar que el verdadero fin de la vida humana es la productividad, la riqueza y su
maximización; dicho fin debe ser objeto de previsión y cálculo y ha de quedar
perfectamente asegurado su disfrute tanto presente como futuro pues no hay nada que
tema más que la incertidumbre).
¿Cuáles son estas nuevas amenazas, estos nubarrones que Mill y Tocqueville
divisan en un no muy distante horizonte? La combinación de democracia social e
individualismo puede dar lugar a la aparición de nuevas formas de despotismo político
y social que como un yugo oprimirán al individuo aprisionando su libertad y frenarán
toda posibilidad de un cambio social de carácter progresivo:
- En primer lugar, una mal entendida igualdad (como nivelación hacia abajo, como
igualación de aquellos que son distintos en talento, virtud y competencia) en una
democracia social puede terminar fomentando la expansión y posterior predominio de
una cultura de la mediocridad que obstaculizaría la búsqueda de la excelencia, el afán
de superación y el desenvolvimiento de cualquier diferencia (individual o social)
enriquecedora. Dicha tendencia homogeneizadora y uniformizadora de la sociedad
democrática moderna emerge en forma de un nuevo despotismo social: el imperio de la
opinión pública, la “tiranía de la mayoría” constituida como una masa informe y
adocenada que impone autoritariamente su diktat a una minoría de individuos a los que
no se les consiente ni el sobresalir ni la disidencia.
- En segundo lugar, la apatía política, el conformismo, el apoliticismo al fin y al cabo tan
característico de la personalidad individualista puede dar lugar al surgimiento de un
nuevo tipo de despotismo político, mucho más peligroso que el tradicional al ser un
despotismo consentido por aquellos que voluntariamente a él se someten e incluso
desenvolverse no sólo bajo una apariencia de legalidad sino bajo un régimen de
seguridad jurídica, de auténticas garantías legales para el individuo. Es el despotismo
ejercido por unos gobernantes en los que unos ciudadanos volcados en sus afanes
privados delegan toda su responsabilidad en la marcha de los asuntos públicos. El
carácter de despotismo consentido no le resta un ápice la condición de gobierno que
hace de la arbitrariedad su seña de identidad.
- Finalmente, en tercer lugar, Mill se planteó cuáles son los riesgos que implicaría el
reconocimiento y la implantación del derecho universal al sufragio (tras previamente
dilucidar los beneficios incontestables que dicha institución política tendría para el
ciudadano y para la sociedad) que abriría la posibilidad de la participación política a
las masas. Este no es otro que una nueva manifestación de aquel mal que denomino la
“tiranía de la mayoría”, en este caso, la posibilidad de que una mayoría social lograse el
control de los poderes legislativo y ejecutivo del Estado imponiendo una legislación y
un gobierno de clase, esto es, imponiendo autoritariamente a la sociedad entera una
política que atendiese sólo a los intereses, necesidades y esperanzas de un sector de la
sociedad (por muy numeroso y mayoritario que fuese) y no al interés general de la
sociedad entera considerada ésta en su abigarrada complejidad.
631
¿Cuáles son en este sombrío contexto y horizonte los resortes para salvaguardar la
libertad? Las malas inclinaciones de la sociedad democrática se curan con las
herramientas de la democracia liberal:
- En primer lugar, con las grandes instituciones políticas del Estado liberal. A saber,
Estado de Derecho, gobierno limitado constitucionalmente, división de poderes, coto
vedado de derechos y libertades civiles, descentralización, sistema judicial
independiente, representación bajo mandato no imperativo y no revocable, elecciones
periódicas, prensa libre, etc.
- En segundo lugar, a través de una SOCIEDAD CIVIL activa, integrada por ciudadanos
motivados, responsables, críticos, tolerantes, participativos y animados por un espíritu
filantrópico y benevolente (solidario, diríamos hogaño) hacia sus conciudadanos, que
por medio de sus ASOCIACIONES logra que los individuos aislados y atomizados ante
el nuevo Leviatán (en que se puede llegar a convertir la sociedad moderna ) se doten de
la fuerza necesaria para contenerlo.
632
viene a sustituir el pretérito despotismo espiritual de las Iglesias, mostrando como la
presión social impuesta por la opinión mayoritaria puede, en el mundo moderno,
impedir que las personas puedan disfrutar de su libertad aunque ninguna ley le prohíba
hacerlo. La uniformadora presión social terminará, reflexiona sombríamente Mill,
socavando la libertad del individuo y midiendo a todo el mundo con el mismo rasero de
la irreflexiva mediocridad, algo que, en términos utilitaristas, es en perjuicio de todos.
Por todo ello es imprescindible, según Mill, la protección del más sutil daño y mal
presente, la tendencia irrefrenable de la sociedad industrial y socialmente democrática
de la era moderna a “uniformizar, a nivelar hacia abajo, a imponer sus ideas y prácticas,
a suprimir la disidencia, a impedir la formación de individuos originales y
excepcionales, a obligar a todos los caracteres a la conformidad”. Frente a ello, la única
arma de la que disponen los individuos, proclamará estoicamente Mill, es levantar
conjuntamente una fuerte barrera de convicción moral basada en el reconocimiento de
la diversidad y la tolerancia como valores de libertad.
633
mientras que un gobierno autocrático prefiere en cambio una ciudadanía pasiva,
conformista, mediocre y resignada a su suerte.
John Stuart Mill fue el hijo mayor de James Mill, uno de los principales
exponentes de la corriente filosófica utilitarista. Fue educado por su padre desde su más
tierna infancia de un modo riguroso y exigente bajo los principios del utilitarismo con la
intención, compartida también por el fundador del movimiento, maestro, mentor y
amigo de Mill padre, Jeremy Bentham, de convertirlo en el lider del utilitarismo
filosófico y el radicalismo político. La influencia más importante en nuestro autor fue
Harriett Taylor Mill, mujer con la que compartió su vida y con la que finalmente pudo
casarse tras el fallecimiento de su primer esposo, quien le inculcó algunos de sus ideales
socialistas y feministas. John Stuart Mill tuvo el honor de haber elevado en el año de
1866 la primera petición a la Camara de los comunes a favor del voto femenino. Con
ocasión de la segunda gran reforma “Reform Act” del sistema de representación
británico (impulsada por el premier tory Disraeli y que tenía la pretensión de extender el
derecho al sufragio a todas las clases sociales) llevada a cabo en el año 1867, presentó
una enmienda con la intención de que el término “man” (varón) fuese sustituido en la
nueva ley electoral por el término “person” (persona, que incluyese también a las
mujeres). La enmienda salió derrotada por 63 votos a favor y 196 en contra pero fue
considerado como un triunfo en primer lugar por el importantísimo apoyo recibido en la
Cámara y en segundo lugar porque se podía considerar que el debate sobre la
emancipación de las mujeres estaba definitivamente abierto para la sociedad. Ese mismo
año se fundaron por toda la Gran Bretaña asociaciones sufragistas que reivindicaban
explicitamente el derecho al sufragio femenino. Finalmente, en 1869, aparecería
publicada la obra que aquí comentamos “El sometimiento de las mujeres”, obra que
Mill había redactado diez años antes y que había guardado en un cajón a la espera de
una ocasión propicia para ser presentada a la opinión pública. Las mujeres británicas no
conquistarían el derecho al voto hasta el año 1919, al término de la Primera Guerra
Mundial.
634
El “principio de utilidad” como principio axiológico mantiene que la felicidad es
el único valor que es un fin en sí mismo. Por ello, los utilitaristas defienden que
cualquier medida legal o política, cualquier acción humana, será considerada buena si
contribuye a aumentar la felicidad del mayor número de personas. La filosofía
utilitarista es explicitamente individualista: la felicidad de cada individuo cuenta lo
mismo que la de cualquier otro individuo en esta especie de imparcial cómputo
felicitario. El principio de utilidad se convirtió en un poderoso instrumento para
reivindicar 1º el derecho de las mujeres a ver reconocida su personalidad jurídica (el ser
portadoras de derechos, como ocurre con cualquier varón ) y 2º para reclamar
conjuntamente el derecho al sufragio femenino. Las mujeres, si se defiende y mantiene
coherentemente la universalización de los principios utilitaristas, como cualquier otro
individuo, tenía el derecho a buscar su felicidad propia y por tanto sus intereses
legítimos 1º debían ser reconocidos jurídicamente y 2º tenían que estar representados
directamente (no a través de la representación de sus maridos, tal como defendía James
Mill en su obra “Sobre el gobierno”conforme a su doctrina de la inclusión de los
intereses de la mujer en los de su esposo) en el Parlamento de Westminster.
635
y por lo tanto de seres racionales. A partir de esta igualdad social originaria, sólo
lo que el hombre hace, su esfuerzo y su mérito, pueden llevarlo a ocupar
legítimamente posiciones de preeminencia social y sólo la utilidad o
funcionalidad social justifica la existencia de formas de poder o autoridad, algo
que de ningún modo se cumple en el caso de las mujeres.
Libertad e igualdad son, pues, los dos principios que presiden las instituciones
modernas y en los que se funda el progreso de la humanidad. El sometimiento de la
mujer al varón viola flagrantemente ambos principios, tal como acabamos de ver,
imposibilitando por añadidura que éstos se realicen con efectividad en el resto de las
instituciones sociales (pues según Mill “hasta que la relación humana más universal y
que todo lo penetra, como es la relación entre hombres y mujeres, no deje de basarse en
la injusticia, es difícil, por no decir imposible, que el resto de las relaciones sociales
sean justas y libres”) poniendo en peligro la modernización y el progreso social. Sin
embargo, y a pesar de la palmaria contradicción de proclamar por un lado la igualdad de
todos los seres humanos dejando fuera de esta igualdad a la mitad de la especie, la
práctica totalidad de grandes pensadores ilustrados (Hume, Rousseau, Kant) no vieron
contradicción alguna en que la universalidad de sus principios quedase ceñida a los
varones. Según Mill, esto era consecuencia de que también ellos estaban imbuidos,
como el resto de la Humanidad, del prejuicio de la supremacía del varón y del
sometimiento natural de la mujer a él. La razón de que este prejuicio estuviese tan
arraigado en la conciencia incluso de los hombres más esclarecidos era efecto de que la
dominación de un sexo sobre otro se presentaba 1º como algo natural y 2º como algo
que las mujeres consienten. Con respecto a lo primero, el problema reside en que la
sociedad suele considerar natural lo que es costumbre. Con respecto a lo segundo, Mill
arguye a) que es falso que las mujeres asientan complacidas a su estado pues de hecho
ya se estaban empezando a organizarse reivindicando sus derechos y b) aún
considerando que muchas mujeres aceptan gozosas su destino de esclavas domésticas,
ello es efecto de una educación encaminada a que la mujer renuncie a sí misma y ceda
su libertad a otros. Y es que la causa más profunda de la dominación femenina está en la
educación distinta que recibe la mujer, educación destinada a esclavizar su espíritu (ya
que a su amo no le basta sólo con su servicio y obediencia sino que quiere sus
sentimientos no deseando una esclava forzada sino voluntaria). El proceso educativo de
las mujeres es tan distinto al de los varones (se la educa con la intención de que asuma
la creencia de que su carácter ideal es el diametralmente opuesto al del varón, debiendo
vivir exclusivamente y abnegadamente al servicio del resto de los miembros del núcleo
familiar, renunciando a sí misma y no teniendo más vida que la de sus afectos) así
como posteriormente lo va a ser su trabajo y su posición social, que la mujer termina
desarrollando un carácter y personalidad tan distinto al del varón que puede parecer que
es producto de que la mujer tiene una naturaleza diferente al varón. Y hete aquí la clave
de la justificación y legitimación de la dominación del varón sobre la mujer, la ideología
de la naturaleza femenina. Según esta prejuiciosa teoría, es la naturaleza diferente pero
complementaria de las mujeres y los hombres lo que justifica las distintas funciones y
posiciones sociales de los mismos. Existe al respecto dos tipos de argumentaciones
636
acerca de dónde reside la diferencia entre los sexos. Un primer argumento basado en la
supuesta (pero en aquella época obvia) inferioridad de la naturaleza de la mujer según
el cual la debilidad, el carácter apasionado y refractario a la razón , el infantilismo, la
precariedad de cualidades físicas, intelectuales y morales, e incluso para algunos la
maldad de las que han nacido hembras, justifica que tengan que estar tuteladas
perpetuamente por los varones, varones que poseen en dosis elevadas las cualidades de
las que ellas carecen. El segundo argumento abunda por el contrario en una supuesta
“excelencia” de la naturaleza femenina para legitimar la subordinación de las mujeres.
En este caso la mujer alberga grandes y excelsas cualidades específicamente femeninas
tales como la entrega, la abnegación, la intuición intelectual y la agudeza de ingenio.
Estas cualidades no la hacen intrínsecamente superior al varón pero sí más valiosa. Pero
la traducción de esta supuesta excelsa valía femenina no se traduce en el derecho a la
participación en la vida social y política, ni siquiera a la libre autodeterminación en la
vida privada. Las mujeres se convierten en patrimonio o reserva moral de la humanidad
en su conjunto y de cada varón en particular. Y para no corromper cualidades tan
necesarias al bienestar y al progreso social, quedan enclaustradas en la esfera de lo
privado velando por la santidad de la familia. Las cualidades que se adscriben a las
mujeres, incluso aquellas que, como acabamos de ver, la alaban, han sido creadas con la
intención de legitimar su opresión. En consecuencia, el proyecto de emancipación de la
mujer requiere la refutación de esta ideología falaz. Para ello Mill utilizará tres
argumentos: 1º el argumento del agnosticismo según el cual en el estado actual del
desarrollo del conocimiento humano en el ámbito de la psicología, nada se sabe con
certeza con respecto a cuál es la auténtica naturaleza de las mujeres; 2º el argumento
empírico, el más endeble e inconsistente de los tres, en el que aduce rasgos del carácter
de algunas mujeres por ejemplo, el de aquellas que han desempeñado un brillante papel
en trabajos reservados para varones, como argumento a favor de su causa; 3º el
argumento de la universalidad de la condición humana, argumento que afirma que todo
lo que es cierto respecto a la naturaleza y felicidad de los varones lo es también para las
mujeres en cuanto que ambos son miembros de la misma especie y por lo tanto, más allá
de diferencias ( probablemente marginales y despreciables, esto es, irrelevantes)
debidas al sexo, comparten la misma naturaleza. El beneficio que obtienen las mujeres
de su emancipación es la satisfacción de su derecho a la felicidad o lo que es lo mismo
su derecho a la “humanidad” ya que lo que diferencia a un ser humano de un animal es
su capacidad de desenvolver sus facultades autónomamente, es decir, desde una base de
libertad y de igualdad (la autodeterminación requiere que cada uno sea igual que los
otros y que no este en situación de dependencia o falta de libertad con respecto a los
demás). Ahora bien, la capacidad de elegir la propia vida se concreta muy especialmente
en la vocación profesional. De ahí que sea un derecho, también para las mujeres, la libre
elección de su profesión como elemento de individualidad y felicidad.
637
gente no estaría dispuesta a emprender una revolución social como es la que implicaría
la igualdad femenina, en nombre de un derecha abstracto y que sólo la apoyaría en caso
de que su realización implicase alguna ventaja constatable para la mayoría de la
sociedad. Mill aduce tres ventajas o utilidades:
638
COMPARATIVAS Y JUICIO CRÍTICO PARA PREPARAR LA
SELECTIVIDAD
COMPARATIVA SUSTANCIALISMO/FENOMENISMO (cuestiones temáticas: teoría
de las Ideas de Platón; Física aristotélica; Metafísica cartesiana; Fenomenismo de
Hume; Crítica de la Razón Pura kantiana)
Dos han sido los planteamientos dominantes a lo largo del tiempo respecto a
estas espinosas cuestiones:
- por un lado nos encontramos con aquellos filósofos que defienden tanto la
existencia de la sustancia (¿qué es la sustancia? el núcleo ontológico de una cosa, su
substrato último. Dicho substrato es: 1º LA ESENCIA O NATURALEZA DE UNA COSA: lo que una
cosa es en sí misma, un complejo estable de propiedades y actividades 2º EL SUJETO DE LAS
PROPIEDADES: un armazón que sujeta, soporta y sustenta el mundo fenoménico que se nos muestra
a los sentidos)
como la posibilidad del conocimiento de su esencia, de la
“naturaleza esencial” de esa sustancia (¿qué es la esencia? ese “qué” que hace que una
sustancia sea lo que es, por ejemplo, que una planta sea una planta y no un animal, y que además es
lo común a una pluralidad de individuos que forman una clase natural, por ejemplo, aquello que
comparten todas las plantas particulares y permite que con ellas constituyamos la “especie” de las
plantas).
Todos estos pensadores comparten, por lo tanto, el convencimiento 1º de la
existencia de las sustancias y 2º la posibilidad de que su “naturaleza
esencial” llegue a ser conocida por la razón humana.
Esta concepción filosófica, dominante en la tradición occidental hasta el
siglo XVIII, recibe el nombre de “sustancialismo”. Además, dicha tradición
denominó a la ciencia de la sustancia con el venerable nombre de
“metafísica” pues la metafísica no es primariamente “teología” (el
conocimiento de aquello que está más allá de la fysis, esto es, de Dios) sino
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“el saber acerca de la esencia”, ese saber “metaempírico” de lo que está más
allá de las apariencias fenoménicas, esto es, el conocimiento de las cosas en-
sí mismas.
Ejemplo extremo de filosofía sustancialista fue la filosofía de Platón quien
afirmó: 1º que las Ideas son realidades sustanciales autosubsistentes 2º qué
las Ideas son la verdadera esencia de las cosas y 3º que es posible un
conocimiento directo o “noético” de dichas Ideas (la “dialéctica” platónica o
ciencia de las Ideas es el conocimiento metafísico platónico).
Ejemplo paradigmático de sustancialismo es el hilemorfismo aristotélico que
postula: 1º que todas las realidades individuales son verdaderas sustancias
(sustancias primeras) 2º que la sustancia está compuesta de una materia y de
una “forma sustancial” o naturaleza (sustancia segunda) 3º que dicha forma
sustancial puede ser “abstraída” por la inteligencia de los datos empíricos y
gracias a ello conocida.
Ejemplo moderno de sustancialismo fue el racionalismo cartesiano quien 1º
reformuló la noción de sustancia aristotélico-escolástica entendiendo por
ella, más que el soporte de los accidentes, la autosubsistencia en el ser
(“aquello que es capaz de existir por sí mismo”) 2º distinguió
definitivamente la esfera de lo mental y de lo corpóreo (dualismo res
cogitans/res extensa) 3º manteniendo una concepción estrictamente
mecanicista y materialista de la sustancia corpórea y 4º legitimando la
validez de su planteamiento filosófico en su carácter de explicación
máximamente racional por tener su origen en los contenidos innatos de la
razón (ideas innatas) y en virtud de su claridad y distinción (criterio de
verdad como evidencia).
640
2º Por otro lado, el “fenomenismo radical” ha sido defendido por todos
aquellos pensadores, desde el “nominalismo” medieval hasta Federico
Nietzsche, que defienden un fenomenismo no sólo epistemológico sino
ontológico, esto es, niegan la existencia de las esencias y entienden que
detrás de ellas no hay más que una quimera (un “nombre” para los
nominalistas, una impostura para Nietzsche) creada por la imaginación
humana.
Ejemplos de fenomenismo son el empirismo humeano y el idealismo
trascendental kantiano.
- Para Hume, y de ahí su fenomenismo, sólo podemos tener certeza de los
fenómenos, de aquello de lo que hemos tenido impresión directa. Las
sensaciones y los sentimientos son reales y ciertos pero el resto del
conocimiento humano (desde la predicción de hechos futuros a nociones y
principios más generales y abstractos como son los de sustancia o causa y
efecto) consiste en “ficciones” pragmáticamente justificadas (fundamentadas
no en la experiencia sino en el hábito y la costumbre, la validez de dicho
conocimiento no se sustenta en su verdad sino en su utilidad).
- El idealismo trascendental kantiano es un fenomenismo porque niega la posibilidad
de alcanzar el conocimiento metafísico de la cosa en-sí. La razón humana es una
razón finita (y no divina) que sólo puede llegar a conocer aquello que se da en la
experiencia fenoménica. ¿Por qué? Porque 1º el caos de las impresiones sensibles
sólo puede llegar a ser conocido si previamente es ordenado en las estructuras
espacio-temporales de la sensibilidad dando lugar a los fenómenos y 2º el
fenómeno sólo es conocido cuando a él se le aplican las categorías del
entendimiento ( la “regla de uso” de las categorías es que sólo son utilizadas
legítimamente cuando sirven para unir los fenómenos y nunca cuando son
aplicadas a las ideas de la razón (Mundo, Alma y Dios), a la cosa en-sí, algo que
puede dar lugar a todo tipo de paralogismos y antinomias).
COMPARATIVA ÉTICAS MATERIALES/FORMALES (Cuestiones temáticas: ética platónica; ética
aristotélica; ética kantiana)
La distinción entre éticas materiales y éticas formales fue establecida por primera vez
por Kant para poder diferenciar con claridad su novedosa concepción de la reflexión
moral frente a las formas de reflexión vigentes en el pasado. Para el filósofo prusiano,
cualquier norma moral se presenta siempre bajo una de estas formulaciones:
641
Bajo este criterio, cualquier teoría ética puede ser clasificada como material o como
formal (o procedimental) según establezca una materia (el contenido de las normas) o
por el contrario se limite a indicar cuál es la forma de las acciones (el procedimiento
para la toma de decisiones).
642
principios y normas se orientan a la consecución de la felicidad y la autorrealización del
individuo (éticas materiales y teleológicas) y las éticas que se dirigen más bien a la
ordenación racional de las relaciones interpersonales, esto es, a la consecución de la
justicia (éticas formales y deontológicas).
1º LA SOCIEDAD:
643
c) el bien de la polis está por encima del bien particular de los individuos:
existe un “bien común” que no se confunde (no es la mera agregación
de bienes particulares) y que es superior al “bien privado” de los
individuos. Tanto para Platón como para Aristóteles, los ciudadanos
encuentran su verdadero y auténtico bien en la esfera pública, no en sus
intrascendentes asuntos privados.
2º EL INDIVIDUO:
644
3º LA FINALIDAD DE LA ACTIVIDAD POLÍTICA:
EL JUICIO CRÍTICO
- ¿por qué crítico? Porque tengo que ser capaz de evaluar (no sólo
describir o explicar) la filosofía de un autor. Criticar es valorar y
justificar racionalmente dicha valoración.
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que te resulte más sencillo valorarla. Por ejemplo, la afirmación
kantiana de que las personas tienen dignidad y no precio.
- 3º paso: justifica tu opinión. Basta con que aportes una razón que sirva
para justificar la evaluación positiva que acabas de realizar. “La
influencia de la concepción kantiana de los seres humanos como
personas con dignidad llega hasta nuestros días y es especialmente
palpable y notoria en el preámbulo de la Declaración Universal de los
Derechos Humanos sobre la cual hay consenso en considerarla hoy en
día como la “Constitución de la humanidad”.
3º Otros ejemplos de juicios críticos: pg. 21 y 29 del libro. También, al final de cada
bloque/autor aunque se trata siempre de un juicio crítico genérico.
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TOTALIDAD DE LOS TEMAS DE LA OPCIÓN A PURGADOS
EL ORIGEN DEL COSMOS EN EL PENSAMIENTO
PRESOCRÁTICO
Del mythos al logos
Los filósofos presocráticos griegos vivieron en los siglos VI y V a. de C. Fueron los primeros
filósofos, los pioneros en la búsqueda de una explicación alternativa a la comprensión mítico-
religiosa de la realidad. del “paso del mythos al logos”.
¿Qué son los mitos? Cuentos y leyendas en las que todo lo que sucede es el resultado de la
intervención de fuerzas sobrenaturales.
¿Qué es el logos? La filosofía o explicación racional (argumentativa y basada en la
observación). Todo lo que sucede en el universo es el resultado de la intervención de fuerzas
naturales.
Los primeros filósofos reflexionaron principalmente acerca de lo mismo que trataban los mitos,
cuál es el origen y la constitución de todo lo que existe: hombres, dioses y cosas.
A) ORIGEN DEL MUNDO: intentaron descubrir el principio o arjé último y eterno del
mundo, aquello de lo que todo procede y de lo que todo se compone. A ese arjé o
principio lo denominaron physis. La physis era para ellos la sustancia originaria de la
que proceden todas las cosas, la sustancia matriz de la que surgen y a la que vuelven
todas las cosas. Por ello, la physis es:
1º el sustrato permanente de todas las cosas
2º la causa que produce todos los cambios y transformaciones en las cosas.
2º todo lo que acontece en el universo está regido por una legalidad que es intrínseca a las cosas
y que necesariamente se cumple (el Cosmos está gobernado por el logos y no por los designios
de los dioses).
647
Podemos dividir a los filósofos presocráticos en dos grupos:
1º aquellos que conciben el arjé como un sustrato (lo que está debajo) que transformándose da
lugar y origen al mundo visible. Ese sustrato es único y por ello los consideramos monistas (un
único arjé).
2º aquellos que conciben el arjé como elemento, como aquello de lo que están compuestas las
cosas. Como los elementos que componen las cosas son siempre varios, los denominamos
pluralistas.
Los monistas
A) LOS MILESIOS
Al primer grupo, el de los monistas, pertenecen los Milesios. Tales de Mileto consideró el agua
como el arjé de todo lo que existe. Para Anaximandro, el principio de todas las cosas es el
apeiron (lo indefinido e ilimitado), mientras que para Anaxímenes lo es el aire.
C) HERÁCLITO
Heráclito de Éfeso mantiene una concepción dialéctica de la realidad. Para él, el arjé es un
elemento siempre cambiante, nunca fijo y estable: el fuego. Las principales tesis de su filosofía
son las siguientes:
Los pluralistas
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en movimiento, separándolos y mezclándolos ordenadamente de nuevo, dando así lugar
al cosmos.
C) LOS ATOMISTAS
Para Leucipo y Demócrito, el universo está compuesto por una infinidad de elementos
indivisibles, los átomos, arjés de todo lo que existe. Los átomos se mueven en el vacío al azar.
Chocando los unos contra los otros, se combinan y separan dando lugar a todas las cosas.
PLATÓN
OBRAS: La República, Fedro, Menón, Timeo
Respecto al contexto histórico, Platón vivió en la Era Clásica, un periodo en el que las polis
surgidas en los albores de la Era Arcaica lograron alcanzar extraordinarias cotas de
desenvolvimiento político (sustitución de los tiranos por nuevas instituciones democráticas),
social (estatuto de ciudadanía extendido al demos), así como económico y cultural. Sin
embargo, debido 1º a las continuas guerras entre las polis en su lucha por la hegemonía (Guerra
del Peloponeso) y 2º a la conflictividad social e inestabilidad política, la polis clásica se sumió
en la primera mitad del siglo IV a.C., periodo en el que Platón desenvolvió su actividad
filosófica, en un lento declive y decadencia que desembocó pocos años después de la muerte de
Platón en el fin de la Era Clásica (por efecto, tras la batalla de Queronea, de la desaparición de
la independencia de las polis en manos de Filipo II de Macedonia) abriéndose paso una nueva
etapa, la Era Helenística.
e) Parménides le influirá 1º al concebir las Ideas bajo los atributos del ser
(unicidad, inmutabilidad, eternidad) y 2º al diferenciar dos modos de
conocer: el conocimiento sensible y el inteligible (que retoman la distinción
entre la vía de la verdad y la de la opinión).
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b) Sócrates y su “intelectualismo moral” (que liga inextricablemente la virtud y el buen
gobierno al saber) puede ser considerado como la fuente e inspiración última de la
filosofía de Platón.
PLATÓN, texto 3
República libro VII, 514a—517c
2º—Imagínate ahora que, del otro lado del tabique, pasan sombras que llevan toda
clase de utensilios y figurillas de hombres y otros animales, hechos en piedra y madera
y de diversas clases; y entre los que pasan unos hablan y otros callan.
—Extraña comparación haces, y extraños son esos prisioneros.
3º—Pero son como nosotros. Pues en primer lugar, ¿crees que han visto de sí mismos, o
unos de los otros, otra cosa que las sombras proyectadas por el fuego en la parte de la
caverna que tienen frente a sí?
—Claro que no, si toda su vida están forzados a no mover las cabezas.
4º—¿Y no sucede lo mismo con los objetos que llevan los que pasan del otro lado del
tabique?
—Indudablemente.
5º—Pues entonces, si dialogaran entre sí, ¿no te parece que entenderían estar
nombrando a los objetos que pasan y que ellos ven?
—Necesariamente.
6º—Y si la prisión contara con un eco desde la pared que tienen frente a sí, y alguno de
los que pasan del otro lado del tabique hablara, ¿no piensas que creerían que lo que
oyen proviene de la sombra que pasa delante de ellos?
—¡Por Zeus que sí!
7º—¿Y que los prisioneros no tendrían por real otra cosa que las sombras de los
objetos artificiales transportados?
—Es de toda necesidad.
650
8º—Examina ahora el caso de una liberación de sus cadenas y de una curación de su
ignorancia, qué pasaría si naturalmente les ocurriese esto: que uno de ellos fuera
liberado y forzado a levantarse de repente, volver el cuello y marchar mirando a la luz
y, al hacer todo esto, sufriera y a causa del encandilamiento fuera incapaz de percibir
aquellas cosas cuyas sombras había visto antes. ¿Qué piensas que respondería si se le
dijese que lo que había visto antes eran fruslerías y que ahora, en cambio, está más
próximo a lo real, vuelto hacia cosas más reales y que mira correctamente? Y si se le
mostrara cada uno de los objetos que pasan del otro lado de tabique y se le obligara a
contestar preguntas sobre lo que son, ¿no piensas que se sentirá en dificultades y que
considerará que las cosas que antes veía eran más verdaderas que las que se le
muestran ahora?
—Mucho más verdaderas.
9º—Y si se le forzara a mirar hacia la luz misma, ¿no le dolerían los ojos y trataría de
eludirla, volviéndose hacia aquellas cosas que podía percibir, por considerar que éstas
son realmente más claras que las que se le muestran?
—Así es.
10º—Y si a la fuerza se lo arrastrara por una escarpada y empinada cuesta, sin soltarlo
antes de llegar hasta la luz del sol, ¿no sufriría acaso y se irritaría por ser arrastrado
y, tras llegar a la luz, tendría los ojos llenos de fulgores que le impedirían ver uno solo
de los objetos que ahora decimos que son los verdaderos?
—Por cierto, al menos inmediatamente.
13º—Después de lo cual concluiría, con respecto al sol, que es lo que produce las
estaciones y los años y que gobierna todo en el ámbito visible y que de algún modo es
causa de las cosas que ellos habían visto.
—Es evidente que, después de todo esto, arribaría a tales conclusiones.
651
que pasaban detrás del tabique, y para el que mejor se acordase de cuáles habían
desfilado habitualmente antes y cuáles después, y para aquel de ellos que fuese capaz
de adivinar lo que iba a pasar, ¿te parece que estaría deseoso de todo eso y que
envidiaría a los más honrados y poderosos entre aquéllos? ¿O más bien no le pasaría
como al Aquiles de Homero, y «preferiría ser un labrador que fuera siervo de un
hombre pobre» o soportar cualquier otra cosa, antes que volver a su anterior modo de
opinar y a aquella vida?
—Así creo también yo, que padecería cualquier cosa antes que soportar aquella vida.
18º—Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que
anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la
vista con la morada-prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol.
Compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el
camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que
estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en
todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y
con dificultad, es la Idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse (que es la causa
de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al
señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la
inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto
en lo privado como en lo público.”
Seguidamente vamos a dar paso al análisis del texto propuesto. Nos encontramos ante un
fragmento del Mito de la Caverna, relato a través del cual Platón expone metafóricamente 1º su
doctrina dualista de los dos mundos (mundo sensible y mundo inteligible) y 2º su doctrina de los
dos tipos de conocimiento (opinión y ciencia, doxa y episteme) y de los cuatro grados
correlativos en los que éstos se dividen (imaginación, creencia, dianoia y nóesis).
A) El mundo material (la caverna y sus sombras) que percibimos con los sentidos es
cambiante, efímero e imperfecto. Pero el mundo de las Ideas (el mundo exterior a la
caverna) al que acceden los filósofos por medio de la razón y en cuya cúspide se
encuentra la Idea de Bien (el Sol) es inmutable, eterno y perfecto.
B) Según Platón, la mayor parte de la humanidad se contenta, lo mismo que los prisioneros
de la caverna con un mero conocimiento dóxico, prefiriendo vivir en un mundo de
sombras, de apariencias, que en la verdadera realidad. Sólo los filósofos salen de la
caverna y aprenden a percibir las cosas tal como realmente son, alcanzando un
conocimiento verdadero, epistémico. Solo los filósofos como Sócrates (representado
por el prisionero liberado) recorren este camino que conduce de la ignorancia al saber.
652
Las etapas de dicho camino (que corresponden con los grados de conocimiento) son las
siguientes:
Finalmente, es un deber para los filósofos, para aquellos que han accedido a la verdadera
realidad de las Ideas, retornar a la caverna con la misión de mostrar a aquellos que permanecen
dentro cuál es el camino que conduce a la verdadera realidad. Platón nos quiere decir que es
tarea de los filósofos, por haber logrado alcanzar el conocimiento de la verdad y del bien,
hacerse cargo del gobierno de la polis, aunque el precio que tengan que pagar sea la
incomprensión o incluso la muerte, en una velada referencia al trágico destino de su maestro
Sócrates “¿Y no darían muerte a quien intentase desatarlos y hacerlos subir si pudiesen
echarle la mano y matarlo? Sin duda”.
La última parte del relato está dedicada a explicar que representan algunas de las figuras
utilizadas en la alegoría de la caverna:
1º caverna = mundo sensible
2º hoguera que ilumina el interior de la gruta = el Sol (pero el astro real, no el alegórico
del relato)
3º camino recorrido por el prisionero = camino del alma hacia el mundo de las Ideas.
El texto concluye afirmando que en la cúspide o “final” del mundo inteligible se encuentra la
Idea de Bien, Idea que es:
1º fuente en el mundo inteligible de toda verdad e inteligencia y
2º causa en el mundo visible de todas las cosas rectas y bellas, así como de la luz que ilumina
dicho mundo (párrafo 18º).
Análisis de todas las ideas que aparecen en el texto (HAY QUE TENERLAS PRESENTES
PORQUE NO NOS VAN A PONER EL TEXTO COMPLETO SINO SÓLO UN
FRAGMENTO; NO HAY QUE INCLUIRLAS EN EL EXAMEN SINO TENERLAS
PRESENTES PARA NO METER LA PATA)
2º Descripción de dicha caverna, una gruta abierta al exterior, con una hoguera ardiendo en su
interior y con un camino oculto tras un muro, y de la situación en la que se están los que allí
moran, unos prisioneros que se encuentran desde niños encadenados los unos a los otros y que,
al no poder girar la cabeza, sólo pueden ver la pared que tienen delante (párrafo 1º).
3º Los prisioneros toman por reales las sombras que el fuego proyecta en la pared del fondo de
la caverna situándose por ello en un estado de ignorancia. Las sombras lo son de objetos que
portan los caminantes que procesionan tras el muro (párrafos 2-7).
653
4º Descripción de las distintas experiencias por las que pasa un prisionero que es liberado de las
cadenas, obligado a levantarse y a recorrer el interior de la caverna:
1º quedarían en un primer momento sus ojos deslumbrados por la luz de la hoguera que ilumina
el interior de la caverna;
2º contemplaría, pero con esfuerzo, al fin los objetos cuyas sombras contemplaba cuando se
encontraba encadenado;
3º le costaría reconocer que dichos objetos son más reales que dichas sombras;
4º finalmente, preferiría mirar los objetos antes que la hoguera (la fuente misma de la luz que
hace posible su visión debido al dolor que ésta produce en unos ojos habituados a sólo
contemplar sombras) (párrafos 8ºy 9º).
5º El prisionero es obligado a salir de la cueva. En el espacio abierto del exterior, sus ojos
quedan completamente ofuscados por la luz del Sol e incapacitados para ver ninguno de los
seres que encuentra en su entorno (párrafo 10º).
6º Descripción del proceso de habituación a la luz por el que pasan los ojos del prisionero en el
espacio abierto exterior: 1º contemplarían las sombras y reflejos en el agua de los objetos; 2º
luego, los objetos mismos; 3º después, de noche, los objetos del cielo; 4º finalmente, el Sol
mismo, fuente de toda luz, lo que le llevaría a concluir al prisionero que dicho astro es quien
gobierna dicho “mundo exterior” (párrafos 11º-13º).
9º El último párrafo está dedicado a explicar que representan algunas de las figuras utilizadas en la alegoría de la caverna:
1º caverna = mundo sensible
2º hoguera = Sol (el astro real, no el alegórico del relato)
3º camino recorrido por el prisionero = camino del alma hacia el mundo de las Ideas.
El texto concluye afirmando que en la cúspide o “final” del mundo inteligible se encuentra la Idea de Bien, Idea que es:
1º fuente en el mundo inteligible de toda verdad e inteligencia y
2º causa en el mundo visible de todas las cosas rectas y bellas así como de la luz que ilumina dicho mundo (párrafo 18º).
PLATÓN,texto2
República libro VI, 509c—511e
“1º- Me temo que voy a dejar mucho de lado; no obstante, no omitiré lo que en este
momento me sea posible.
- No, por favor.
2º- Piensa entonces, como decíamos, cuáles son los dos que reinan: uno, el del género y
ámbito inteligibles; otro, el del visible, y no digo `el del cielo' para que no creas que
hago juego de palabras. ¿Captas estas dos especies, la visible y la inteligible?
- Las capto.
654
3º- Toma ahora una línea divida en dos partes desiguales; divide nuevamente cada
sección según la misma proporción, la del género de lo que se ve y otra la del que se
intelige, y tendrás distinta oscuridad y claridad relativas; así tenemos primeramente, en
el género de lo que se ve, una sección de imágenes. Llamo “imágenes” en primer lugar
a las sombras, luego a los reflejos en el agua y en todas las cosas que, por su
constitución, son densas, lisas y brillantes, y a todo lo de esa índole. ¿Te das cuenta?
- Me doy cuenta
4º- Pon ahora la otra sección de la que ésta ofrece imágenes, sección a la que
corresponden las cosas que existen en nuestro derredor, los animales así como todo lo
que crece, y también el género íntegro de cosas fabricadas por el hombre.
- Pongámoslo.
5º- ¿Estás dispuesto a declarar que la línea ha quedado divida, en cuanto a su verdad y
no verdad, de modo tal que lo opinable es a lo cognoscible como la copia es a aquello
de los que es copiado?
- Estoy muy dispuesto.
7º- De éste. Por un lado, en la primera parte de ella, el alma, sirviéndose de las cosas
antes imitadas como si fueran imágenes, se ve forzada a indagar a partir de su puestos,
marchando no hasta un principio sino hacia una conclusión.
8º- Por otro lado, en la segunda parte, avanza hasta un principio no supuesto,
partiendo de un supuesto y sin recurrir a imágenes -a diferencia del otro caso-,
efectuando el camino con Ideas mismas y por medio de Ideas.
- No he aprehendido suficientemente esto que dices.
9º- Pues veamos nuevamente; será más fácil que entiendas si te digo esto antes. Creo
que sabes que los que se ocupan de geometría y de cálculo suponen lo impar y lo par,
las figuras y tres clases de ángulos y cosas afines, según lo investigan en cada caso.
Como si las conocieran, las adoptan como supuestos, y de ahí en adelante no estiman
que deban dar cuenta de ellas ni a sí mismos ni a otros, como si fueran evidentes a
cualquiera; antes bien, partiendo de ellas atraviesan el resto de modo consecuente,
para concluir en aquello que proponían al examen.
- Sí, esto lo sé.
10º - Sabes, por consiguiente, que se sirven de figuras visibles y hacen discursos acerca
de ellas, aunque no pensando en éstas sino en aquellas cosas a las cuales éstas se
parecen, discurriendo en vista al Cuadrado en sí y a la Diagonal en sí, y no en vista de
la que dibujan, y así con lo demás. De las cosas mismas que configuran y dibujan hay
sombras e imágenes en el agua, y de estas cosas que dibujan se sirven como imágenes,
buscando divisar aquellas cosas en sí que no podrían divisar de otro modo que con el
pensamiento.
- Dices verdad.
11º- A esto me refería como la especie inteligible. Pero en esta su primera sección, el
alma se ve forzada a servirse de supuestos en su búsqueda, sin avanzar hacia un
655
principio, por no poder remontarse más allá de los supuestos. Y para eso usa como
imágenes a los objetos que abajo eran imitados, y que habían sido conjeturados y
estimados como claros respecto de los que eran sus imitaciones.
- Comprendo que te refieres a la geometría y a las artes afines.
12º- Comprende entonces la otra sección de lo inteligible, cuando afirma que en ella la
razón misma aprehende, por medio de la facultad dialéctica, y hace de los supuestos no
principios sino realmente supuestos, que son como peldaños y trampolines hasta el
principio del todo, que es no supuesto, y tras aferrarse a él, ateniéndose a las cosas que
de él dependen, desciende hasta una conclusión, sin servirse para nada de lo sensible,
sino de Ideas, a través de Ideas y en dirección a Ideas hasta concluir en Ideas.
13º- Comprendo, aunque no suficientemente, ya que creo que tienes en mente una tarea
enorme: quieres distinguir lo que de lo real e inteligible es estudiado por la ciencia
dialéctica, estableciendo que es más claro que lo estudiado por las llamadas “artes”,
para las cuales los supuestos son principios. Y los que los estudian se ven forzados a
estudiarlos por medio del pensamiento discursivo, aunque no por los sentidos. Pero a
raíz de no hacer el examen avanzando hacia un principio sino a partir de supuestos, te
parece que no poseen inteligencia acerca de ellos, aunque sean inteligibles junto a un
principio. Y creo que llamas “pensamiento discursivo” al estado mental de los
geómetras y similares, pero no “inteligencia”; como si el “pensamiento discursivo”
fuera algo intermedio entre la opinión y la inteligencia.
14º- Entendiste perfectamente. Y ahora aplica a las cuatro secciones estas cuatro afec-
ciones que se generan en el alma; inteligencia, a la suprema; pensamiento discursivo, a
la segunda; a la tercera asigna la creencia y la cuarta la conjetura; y ordénalas
proporcionadamente, considerando que cuanto más participen de la verdad tanto más
participan de la claridad.
- Entiendo, y estoy de acuerdo en ordenarlas como dices.”
- Cada uno de ellos es correlativo a uno de los dos mundos existentes: la doxa al mundo visible
y la epistheme al de lo inteligible (párrafo 2º; “son dos entidades, una rige el mundo inteligible y
la otra el mundo visible”).
- A cada uno de esos géneros le corresponden a su vez dos especies o grados de conocimiento,
correspondientes a los diferentes tipos de entes que existen en cada uno de los mundos (“Toma
ahora una línea dividida en dos secciones desiguales y de nuevo corta esta dos partes”):
656
- CREENCIA o PERCEPCIÓN: la creencia es el conocimiento perceptivo de las cosas
corpóreas (“Coloca ahora la otra sección al lado de la que ofrece imágenes, los animales que nos
rodean así como todas las plantas…”).
Platón concibe el conocimiento, por lo tanto, como un continuo (como una línea) en el que
podemos diferenciar cuatro grados, cuatro estados en el que se puede encontrar el alma respecto
al saber (en una relación de menor a mayor conocimiento). Dichos estados o estadios pueden ser
considerados como los escalones por los que asciende progresivamente el sabio en su recorrido
desde la ignorancia hasta el saber.
En el último párrafo, Platón concluye que el grado de verdad (“de claridad”) del conocimiento
es proporcional al grado de realidad (“de verdad”) de lo conocido por cada uno de dichas
especies: imágenes en la imaginación, cosas reales en la creencia, números y figuras en el
pensamiento discursivo e Ideas en la inteligencia.
DOXA/EPISTHEME
1º Sócrates establece la existencia de dos géneros o tipos de realidades: las cosas visibles y los
entes inteligibles (párrafo 2º). ¡CUIDADO! Platón comienza hablando de los dos mundos (sensible e inteligible) no de
dos tipos de conocimiento.
2º Sócrates, solicita a su interlocutor que tome una línea (que ha sido previamente dividida en
dos segmentos que representan los dos mundos, el visible y el inteligible) y la fraccione en
cuatro subsegmentos más pequeños. El segmento que representa el mundo de lo visible será
dividido en dos secciones: la primera sección se referirá al conjunto de las imágenes de las
cosas (es decir, a las sombras y los reflejos de las cosas); la segunda sección representará el
conjunto de las cosas que forman el mundo visible (animales, plantas, artefactos, etc.) (párrafos
3º y 4º).
3º La relación existente entre los dos mundos, entre las cosas del mundo de las Ideas (“ lo
cognoscible”) y las del mundo sensible (“lo opinable”), es comparable por lo que atañe a su
realidad (“a su valor de verdad”), a la relación que existe entre un modelo y su copia (5º
párrafo).
657
4º El segmento que representa la región de lo inteligible también va a ser dividido (párrafo 6º)
¡CUIDADO DE NUEVO! Aquí Platón habla ya más que del mundo inteligible, del conocimiento de éste.
DIANOIA/NOESIS (Matemáticas/Dialéctica)
5º En su primera sección, el alma hace uso de imágenes (de representaciones sensibles como
puntos, rectas, figuras…) y se parte de supuestos (de números y figuras de los que no se ha
indagado las Ideas que los fundamentan) para avanzar hacia una conclusión, no hacia su
principio (es decir, no hacia su fundamento, su Idea) (párrafo 7º).
7º La primera sección del conocimiento inteligible se refiere a la geometría y a las otras ramas
del arte matemático (párrafos 9º-11º).
10º Consideración de que las artes matemáticas se encuentran a mitad de camino entre la ciencia
dialéctica y el conocimiento sensorial. Del mismo modo, el grado de conocimiento que
corresponde a las artes matemáticas, el pensamiento discursivo o dianoia, aún perteneciendo al
género del conocimiento inteligible, puede considerarse como un estadio intermedio entre la
opinión o doxa y la inteligencia o noesis (el grado superior del conocimiento de lo inteligible).
(párrafo 13º).
11º Sócrates relaciona las cuatro secciones con los cuatro estados en que se puede encontrar el
alma respecto al conocimiento (es decir, con los cuatro grados del conocimiento):
“inteligencia”, “pensamiento discursivo”, “creencia” y “conjetura”. Concluye finalmente que el
grado de verdad (“de claridad”) del conocimiento es proporcional al grado de realidad (“de
verdad”) de lo conocido por cada uno de dichos grados: imágenes en la conjetura, cosas reales
en la creencia, números y figuras en el pensamiento discursivo e Ideas en la inteligencia
(párrafo 14º).
TEXTO Nº 5. MENÓN
PLATÓN,texto5
Menón, 81c—82a
658
SÓCRATES.- “(…)Así, pues, para el alma, siendo inmortal, renaciendo á la vida
muchas veces, y habiendo visto- todo lo que pasa, tanto en esta como en la otra, no hay
nada que ella no haya aprendido. Por esta razón, no es extraño que, respecto á la
virtud y á todo lo demás, esté en estado de recordar lo que ha sabido. Porque, como
todo se liga en la naturaleza y el alma todo lo ha aprendido, puede, recordando una
sola cosa, a lo cual los hombres llaman aprender, encontrar en sí misma todo lo demás,
con tal que tenga valor y que no se canse en sus indagaciones. En efecto; todo lo que se
llama buscar y aprender no es otra cosa que recordar. Ninguna fe debe darse al tema,
fecundo en cuestiones, que propusiste antes; porque sólo sirve para engendrar en
nosotros la pereza, y no es cosa agradable dar oídos sólo á hombres cobardes. Mi
doctrina, por el contrario, los hace laboriosos e inventivos. Así, pues, la tengo por
verdadera; y quiero en su consecuencia indagar contigo lo que es la virtud.
MENÓN.- Consiento en ello, Sócrates. Pero ¿te limitarás á decir simplemente que
nosotros nada aprendemos, y que lo que se llama aprender no es otra cosa que
recordar? ¿Podrías enseñarme cómo se verifica esto?
SÓCRATES.- Ya te dije, Menón, que eres muy astuto. En el acto mismo en que sostengo
que no se aprende nada y que no se hace más que acordarse, me preguntas si puedo
enseñarte una cosa; para hacer que inmediatamente me ponga así en contradicción
conmigo mismo.
MENÓN.- En verdad, Sócrates, no lo he dicho con esa intención, sino por puro hábito.
Sin embargo, si puedes demostrarme que la cosa es tal como dices, demuéstramela.”
1º El tema del que trata el texto es la doctrina de la anamnesis según la cual todo conocimiento
es reminiscencia (el recuerdo de algo previamente aprendido por el alma en una vida anterior)
“¿Cómo dices eso de que no aprendemos sino que lo que llamamos aprender no es más que
reminiscencia?”.
2º Para poder justificar esta doctrina, se postulará que el alma es inmortal, habiendo ésta, en sus
múltiples vidas, llegado a conocer todo lo que existe. “el alma, siendo inmortal y habiendo
renacido muchas veces y al haber contemplado todas las cosas, las de aquí y las del Hades, no
hay nada que no tenga aprendido”.
3º El alma está por ello en estado de recordar lo que ya sabía y había aprendido anteriormente
acerca de la virtud, asunto del que trata el diálogo.
- Alma: el alma es para Platón una sustancia incorpórea de origen celeste unida
accidentalmente al cuerpo y que es principio de la vida y del conocimiento.
- Renaciendo: el alma es inmortal y por ello renace continuamente a la vida tal como
postula la doctrina de origen órfico-pitagórico de la metempsicosis o transmigración de
las almas que Platón hizo suya.
- Aprender no es otra cosa que recordar: todo conocimiento que el alma aprende no es
otra cosa que la anámnesis o recuerdo de un conocimiento que el alma adquirió en una
vida celestial anterior y que luego olvidó al quedar atrapada en un cuerpo mortal.
659
DEJAMOS UN HUECO EN EL EXAMEN Y SI AL FINAL TENEMOS TIEMPO
AÑADIMOS EL PARRAFO SIGUIENTE (EL PÁRRAFO RESUMEN DEL CONTENIDO
DEL MENÓN)
Vamos seguidamente a hacer un resumen del diálogo del que ha sido entresacado el texto que se
nos pide que comentemos. El diálogo platónico “Menón”, en el que Sócrates entabla una
conversación filosófica con un joven aristócrata llamado Menón, trata acerca de la cuestión de si
la virtud puede o no ser enseñada. En esta obra, Platón expondrá sus nuevas convicciones
pitagóricas sobre la inmortalidad y la transmigración de las almas enlazándolas con una original
teoría del conocimiento entendida como reminiscencia (anamnesis). Sócrates interroga a un
esclavo carente de formación de Menón para que este resuelva un intrincado problema
matemático. Éste da finalmente con la solución correcta. Puesto que dichas verdades no las ha
aprendido en vida, pues carece de formación matemática, ha debido aprenderlas antes de nacer,
en alguna clase de preexistencia y haberlas recordado ahora. Sócrates propone la siguiente
explicación: el alma de todo hombre es eterna y está sometida a la trasmigración. Antes de nacer
ya ha conocido todas las Ideas (pues el alma habitaba originalmente en el mundo supraceleste),
aunque luego, una vez caído en el mundo sensible y atrapado en un cuerpo mortal, las olvidó.
Sin embargo, con un poco de esfuerzo o convenientemente interrogado, el alma puede llegar a
recordar las Ideas que en una preexistencia anterior conoció. Y en esto consiste el saber, en
recordar, en la reminiscencia (tal como indica literalmente el texto cuando afirma que “el
buscar y el aprender no son más que reminiscencias”).
- por un lado, nos encontramos con el mundo sensible (representada en el Mito de la Caverna
por la caverna y sus sombras; al ser el Mito de la Caverna la más famosa ilustración alegórica
del dualismo ontológico platónico y de su epistemología, estaremos haciendo continuamente
referencia a dicho mito), realidad constituida por las entidades corpóreas, perceptibles a los
sentidos, materiales y cambiantes. Este es el mundo que habita el ser humano (los prisioneros
que se encuentran encadenados al fondo de la caverna).
- por otro lado, está el mundo de las Ideas (representadas en el mito por el mundo exterior al
que logra salir el prisionero), un mundo que el hombre no habita pero al que el sabio puede
acceder a través de su inteligencia (el nous). Este mundo está constituido por las Ideas o Formas
(representado por los objetos o seres que habitan dicho mundo exterior a la caverna).
Las Ideas
Platón llamó Ideas a las causas metafísicas del mundo físico. Son
A) los modelos inmateriales y autosubsistentes a partir de los cuales han sido diseñadas las
cosas del mundo sensible y, por ello,
B) son el principio configurador que otorga a la materia de una estructura proporcionando de
este modo a las cosas del mundo físico su ser e inteligibilidad.
Por todo ello, podemos concluir que las Ideas son tanto A) la causa ejemplar (el modelo) de las
cosas del mundo sensible que son sus copias como B) la causa formal (el ser de las cosas, su
esencia).
Las Ideas tienen las siguientes características: son 1º objetivas; 2º inteligibles; 3º inmateriales;
4º inmutables; 5º eternas; 6º únicas.
660
Tipos y orden de las Ideas
Las Formas están en el mundo de las Ideas. Las Ideas están conectadas lógicamente y
jerarquizadas, constituyendo un sistema de forma piramidal cuya cúspide está ocupada por la
Idea de Bien (representada en el mito de la caverna por el Sol al que con suma dificultad dirige
el prisionero finalmente su mirada), Idea suprema y fundamento primero de todo el mundo
inteligible, causa de todo el ser e inteligibilidad. Por debajo de ésta, hallamos, en orden
estratificado descendente, el resto de las Ideas.
4º Las Ideas matemáticas: que no deben ser confundidas nunca con los entes matemáticos (las
Ideas de los géneros supremos, estética, ético-políticas y matemáticas están representadas
alegóricamente en el mito por los astros y los cielos)
5º Las Ideas modelos-paradigmas de las entidades materiales (representadas en el mito por los
seres que encuentra a su alrededor el prisionero cuando logra salir de la caverna al mundo
exterior: plantas, animales, etc.; los entes matemáticos están representados en el mito por las
imágenes y reflejos de los objetos del mundo exterior que en un primer momento es lo único
que es capaz de vislumbrar los ojos el prisionero acostumbrado a la oscuridad de la caverna).
La dialéctica ascendente
Las Ideas son conocidas por el sabio (del que Sócrates es ejemplo paradigmático), no por el
hombre corriente carente de formación (de educación en el conocimiento de las Ideas), por
medio de la ciencia dialéctica, la ciencia del ascenso de Idea en Idea hasta la Idea de Bien. Esta
dialéctica es de carácter ascendente.
La dialéctica descendente
Posteriormente, el sabio debe ejercitar una dialéctica de carácter descendente en la que
desciende de Idea en Idea hasta alcanzar las Ideas modelo de las cosas materiales.
El conocimiento de la Idea de Bien (y de las demás Ideas) es la clave para que el sabio puede
guiar como gobernante a sus conciudadanos en la tarea de convivir (representado
alegóricamente por el regreso a la caverna del prisionero con la intención de contarles lo que
ha visto para después, cual guía, conducirles hacia el lugar donde reside el verdadero Bien:
doctrina del filósofo-gobernante). De ahí que los filósofos sean los llamados a gobernar la
Ciudad.
Para explicar cómo se genera el ser de este mundo sensible a partir del inteligible, Platón recurre
en el diálogo “Timeo” a una figura mítica, el Demiurgo (el gran artesano cósmico o Hacedor).
Éste es una especie de dios sabio y muy poderoso aunque no omnipotente. Por ello no podrá
crear un mundo sensible a partir de la nada requiriendo unos materiales con los cuales erigir su
obra, el Cosmos. Esa materia será moldeada por el Demiurgo teniendo en su mente como
661
modelo a las Ideas. Su intención llena de bondad no será otra que la de fabricar un mundo
físico mejor, más ordenado y bello, y por lo tanto, dentro de lo que la materia permite, lo más
similar posible al mundo ideal.
Finalmente, el conocimiento del mundo sensible proporcionará mera doxa, opinión (éste es el
tipo de conocimiento que adquiere el prisionero dentro de la caverna, categoría dentro de la
cual hay dos posibles grados:1º Imaginación o conocimiento de las sombras, grado inferior del
conocimiento sensible, y 2º Creencia, conocimiento de las cosas sensibles, de los objetos
portados tras el muro en el mito), no epistheme, ciencia, que es el conocimiento de lo
verdaderamente real, las Ideas (el conocimiento epistémico es el que alcanza el prisionero
cuando sale de la caverna al mundo exterior; también dentro de él hay dos grados: 1º Dianoia
o conocimiento discursivo de los objetos matemáticos, de las sombras y reflejos de las cosas del
mundo exterior, y 2º Noesis o conocimiento intuitivo de a) las Ideas, de los objetos que el
prisionero contempla fuera de la caverna y, finalmente, b) de la suprema Idea, la Idea de Bien,
que el prisionero conoce cuando alza la mirada al Sol ). Dicho conocimiento epistémico es el
único conocimiento verdadero o científico. Su fuente se encuentra no en los sentidos sino en la
inteligencia, en el nous, capaz de ir más allá de lo dado a los sentidos y elevándose por encima
de ellos lograr la aprehensión de lo puramente inteligible.
La doctrina de la anámnesis
Pero, ¿Cómo puede el sabio ascender desde el mundo sensible en el que se encuentra hasta el
mundo inteligible de las Ideas? Platón recurre a la teoría de la anamnesis o reminiscencia para
dar cuenta de este tránsito: esta teoría que aparece en el diálogo Menón afirma que nuestra alma
puede llegar a conocer las Ideas, aún encontrándose en el mundo sensible, porque dicho
conocimiento ya lo adquirió en una preexistencia anterior aunque luego, después de encarnarse
en un cuerpo, lo olvidó. Pero el olvido puede dejar paso al recuerdo. ¿Cómo? Al percibir las
cosas sensibles (que son copia de las Ideas), el alma recuerda las Ideas que había olvidado. Por
ello, el conocimiento de las Ideas que podemos alcanzar en nuestra vida mortal no es otra cosa
que el recuerdo de las Ideas que conocimos en dicha vida anterior.
El símil de la línea
Expliquemos seguidamente la epistemología platónica, es decir, su reflexión acerca del
conocimiento y la verdad. Platón se preguntará si es posible para el ser humano alcanzar un
conocimiento que pueda ser calificado como verdadero, epistémico.
662
Así mismo, establecerá la existencia de cuatro grados de conocimiento: dos grados
correspondientes al conocimiento sensible y dos al conocimiento intelectual, en orden
ascendente (esta teoría epistemológica aparece explicada en el texto que estamos comentando e
ilustrada alegóricamente, también en el mismo diálogo, en el “Mito de la caverna”).
ANTROPOLOGÍA Y POLÍTICA
“Sobre la inmortalidad, baste ya con lo dicho. Pero sobre su idea hay que añadir lo
siguiente: Cómo es el alma, requeriría toda una larga y divina explicación; pero decir
663
a qué se parece, es ya asunto humano y, por supuesto, más breve. Podríamos entonces
decir que se parece a una fuerza que, como si hubieran nacido juntos, lleva a una yunta
alada y a su auriga. Pues bien, los caballos y los aurigas de los dioses son todos ellos
buenos, y buena su casta, la de los otros es mezclada. Por lo que a nosotros se refiere,
hay, en primer lugar, un conductor que guía un tronco de caballos y, después, estos
caballos de los cuales uno es bueno y hermoso, y está hecho de esos mismos elementos,
y el otro de todo lo contrario, como también su origen. Necesariamente, pues, nos
resultará difícil y duro su manejo.
Y ahora, precisamente, hay que intentar decir de dónde le viene al viviente la
denominación de mortal e inmortal. Todo lo que es alma tiene a su cargo lo inanimado,
y recorre el cielo entero, tomando unas veces una forma y otras otra. Si es perfecta y
alada, surca las alturas, y gobierna todo el Cosmos. Pero la que ha perdido sus alas va
a la deriva, hasta que se agarra a algo sólido, donde se asienta y se hace con cuerpo
terrestre que parece moverse a sí mismo en virtud de la fuerza de aquélla. Este
compuesto, cristalización de alma y cuerpo, se llama ser vivo, y recibe el sobrenombre
de mortal. El nombre de inmortal no puede razonarse con palabra alguna; pero no
habiéndolo visto ni intuido satisfactoriamente, nos figuramos a la divinidad, como un
viviente inmortal, que tiene alma, que tiene cuerpo, unidos ambos, de forma natural,
por toda la eternidad. Pero, en fin, que sea como plazca a la divinidad, y que sean estas
nuestras palabras.
Consideremos la causa de la pérdida de las alas, y por la que se le desprenden al alma.
Es algo así como lo que sigue.
El poder natural del ala es levantar lo pesado, llevándolo hacia arriba, hacia donde
mora el linaje de los dioses. En cierta manera, de todo lo que tiene que ver con el cuer-
po, es lo que más unido se encuentra a lo divino. Y lo divino es bello, sabio, bueno y
otras cosas por el estilo. De esto se alimenta y con esto crece, sobre todo, el plumaje
del alma; pero con lo torpe y lo malo y todo lo que le es contrario, se consume y acaba.
Por cierto que Zeus, el poderoso señor de los cielos, conduciendo su alado carro,
marcha en cabeza, ordenándolo todo y de todo ocupándose. Le sigue un tropel de dioses
y démones ordenados en once filas. Pues Hestia se queda en la morada de los dioses,
sola, mientras todos los otros, que han sido colocados en número de doce, como dioses
jefes, van al frente de los órdenes a cada uno asignados. Son muchas, por cierto, las
miríficas visiones que ofrece la intimidad de las sendas celestes, caminadas por el
linaje de los felices dioses, haciendo cada uno lo que tienen que hacer, y seguidos por
los que, en cualquier caso, quieran y puedan. Está lejos la envidia de los coros divinos.
Y, sin embargo, cuando van a festejarse a sus banquetes, marchan hacia las empinadas
cumbres, por lo más alto del arco que sostiene el cielo, donde precisamente los carros
de los dioses, con el suave balanceo de sus firmes riendas, avanzan fácilmente, pero a
los otros les cuesta trabajo. Porque el caballo entreverado de maldad gravita y tira
hacia la tierra, forzando al auriga que no lo haya domesticado con esmero. Allí se
encuentra el alma con su dura y fatigosa prueba. Pues las que se llaman inmortales,
cuando han alcanzado la cima, saliéndose fuera, se alzan sobre la es palda del cielo, y
al alzarse se las lleva el movimiento circular en su órbita, y contemplan lo que está al
otro lado del cielo.”
Pasemos seguidamente a analizar el texto. Las ideas principales que podemos entresacar de él
son las siguientes:
664
a) el auriga representa la parte racional destinada al conocimiento y a la
dirección de la vida humana siendo lo más divino que hay en nosotros
(“hay, en primer lugar, un conductor que guía un tronco de caballos”).
b) el caballo bueno (“de los cuales uno es bueno y hermoso”) representa la
parte irascible, los impulsos que se someten a los dictados de la razón y la
vigorizan.
c) El caballo rebelde representa la parte concupiscible formada por todos
aquellos deseos y pasiones que nos impulsan al ámbito de lo sensible (“el
otro de todo lo contrario, como también su origen. Necesariamente, pues,
nos resultará difícil y duro su manejo”).
4º EL ALMA COMO PRINCIPIO VITAL: El alma es el principio vital que anima un cuerpo, le
da vida y permite que siendo inerte pueda moverse por sí mismo (“Pero la que ha perdido sus
alas va a la deriva, hasta que se agarra a algo sólido, donde se asienta y se hace con cuerpo
terrestre que parece moverse a sí mismo en virtud de la fuerza de aquélla”).
665
TEXTO SOBRE LA JUSTICIA DE LA POLIS (La República)
PLATÓN,texto1
República libro IV, 427e—435c
3º—Y que la justicia consistía en hacer lo que es propio de uno, sin dispersarse en
muchas tareas, es también algo que hemos oído a muchos otros, y que nosotros hemos
dicho con frecuencia.
—En efecto, lo hemos dicho y repetido.
4º—En tal caso, mi amigo, parece que la justicia ha de consistir en hacer cada uno lo
suyo, del modo adecuado. ¿Sabes de dónde lo deduzco?
—No, dímelo tú.
5º—Opino que lo que resta en la Ciudad, tras haber examinado la moderación, la
valentía y la sabiduría, es lo que, con su presencia, confiere a todas esas cualidades la
capacidad de nacer y — una vez nacidas— les permite su conservación. Y ya dijimos
que, después de que halláramos aquellas tres, la justicia sería lo que faltase a esas tres
cualidades.
—Es forzoso, en efecto.
6º—Ahora, si fuera necesario decidir cuál de esas cuatro cualidades lograría con su
presencia hacer a la Ciudad buena al máximo, resultaría difícil juzgar si es que
consiste en una coincidencia de opinión entre gobernantes y gobernados, o si es la que
trae aparejada entre los militares la conservación de una opinión común acerca de lo
que debe temerse o no, o si la existencia de una inteligencia vigilante en los
gobernantes; o si lo que con su presencia hace a la Ciudad buena al máximo consiste,
tanto en el niño como en la mujer, en el esclavo como en el libre y en el artesano, en el
gobernante como en el gobernado, es que cada uno haga sólo lo suyo, sin mezclarse en
los asuntos de los demás.
—Ciertamente, resultaría difícil de decidir.
666
8º—Tampoco un hombre justo diferirá de una Ciudad justa en cuanto a la noción de la
justicia misma, sino que será similar.
—Similar, en efecto.
9º— Una Ciudad nos pareció justa cuando los tres tipos de naturalezas existentes en
ella hacían cada cual lo suyo, y a su vez nos pareció moderada, valiente y sabia en
razón de algunas otras afecciones y hábitos propios de esos mismos tipos de
naturalezas.
—Es verdad.
10º—Por consiguiente, amigo mío, estimaremos que el individuo que cuente en su alma
con estos mismos tres tipos de naturalezas, con todo derecho se hace acreedor a los
mismos calificativos que se confieren a la Ciudad.”
Pasemos seguidamente a analizar el texto. En él, Platón formula dos de los más
importantes principios a partir de los cuales articulará su doctrina acerca de la justicia política,
esto es, su concepción acerca de cuál es el orden más perfecto para la Ciudad:
A) En su primera parte, Platón definirá la justicia política como el ajuste de cada cual a
la función social para la que está mejor dotado por naturaleza sin realizar jamás aquellas que no
son de su competencia.
- De acuerdo con el principio de especialización funcional que establece “que
cada uno debía de ocuparse de una sola cosa de entre las que conciernen a la
ciudad, precisamente aquella para la que estuviese mejor preparado por
naturaleza”, considerará que la justicia (la justicia política, no la justicia ética o
justicia del alma) “consiste en hacer o que es propio de uno, sin meterse en
cosas ajenas…, en hacer cada uno lo suyo”.
- La justicia será también, finalmente, aquella cualidad gracias a la cual la Ciudad
alcanza su telos o fin que no es otro que “la ciudad alcance la excelencia”.
667
alma…, merecedor de recibir los mismos apelativos que la ciudad”. Esto es, un alma justa será
aquella en la que sus tres partes (racional, volitiva y apetitiva) se ordenan adecuadamente en
cuanto que cada una cumple con la misión que le es propia en virtud de su naturaleza intrínseca
contribuyendo al bien del conjunto anímico.
Pasemos seguidamente a aclarar el significado de algunos de los términos más relevantes que
aparecen en el texto:
1º el cuerpo: es material, compuesto, corruptible y mortal. Por ello, su destino es disolverse tras
la muerte. Pertenece al mundo sensible y Platón, siguiendo en ello a los pitagóricos, lo
presentará como una especie de cárcel para el alma.
La purificación
Como la unión del alma y del cuerpo no es sólo transitoria sino antinatural, el destino del alma
es separarse del cuerpo. A la separación del alma del cuerpo la denomina Platón, siguiendo en
ello a los pitagóricos, purificación. Si un alma no logra su purificación deberá reencarnarse en
otro cuerpo. Esta doctrina, también procedente del pitagorismo, recibe el nombre de
metempsicosis. Por el contrario, las almas de aquellos que han logrado la purificación, las almas
de los sabios y virtuosos, podrán retornar a los cielos (desde donde podrán volver a contemplar
las Ideas). ¿Cómo se logra dicha purificación? 1º viviendo de un modo virtuoso, es decir,
ordenando las partes del alma y sus actividades de acuerdo con la razón. 2º renunciando
progresivamente a todo lo sensible y orientándose exclusivamente hacia la contemplación las
Ideas. El mito de la caverna ejemplifica adecuadamente el proceso de purificación/educación
que debe seguir toda alma.
668
La estructura tripartita del alma
En “el Fedro”, Platón distinguió en el alma tres partes o funciones que le hizo replantear en
nuevos términos su anterior estricto dualismo alma/cuerpo. Platón recurrió a una alegoría, el
mito del carro alado, para explicar la estructura tripartita del alma y el destino de ésta. Platón
representó simbólicamente el alma humana como el conjunto formado por un carro alado tirado
por dos caballos, uno dócil y obediente y el otro díscolo, y conducido por un auriga. Las almas
giran por toda la eternidad en las esferas celestes desde donde contemplan, junto a las almas de
los dioses, las Ideas. Debido a la naturaleza impulsiva del caballo innoble, el alma termina
cayendo en el mundo sensible y encarnándose en un cuerpo al que da vida. Tras la muerte del
cuerpo, las almas deben reencarnarse en otro cuerpo a no ser que hayan alcanzado su
purificación o separación del cuerpo lo cual les posibilitaría su retorno a las alturas celestes. El
alma tiene por lo tanto tres partes:
1º La razón (función racional): ubicada en la cabeza, la razón es la única parte inmortal del
alma. Su tarea es contemplar las ideas y guiar a las otras dos partes del alma. Su mal es la
ignorancia y su bien o virtud la sabiduría/prudencia.
2º El ánimo (función irascible o volitiva): localizada en el pecho, el ánimo está constituido por
un conjunto de pasiones nobles que dotan al alma de la energía y el vigor necesario para
imponerse a los apetitos y sobreponerse a las dificultades con las que se tenga que enfrentar. Su
función es por lo tanto aliarse con la razón para ayudarla a someter al apetito. Su mal es la
cobardía y su bien o virtud es la valentía/fortaleza.
669
política platónica es dependiente de su concepción tripartita y jerarquizada del alma. Las
principales tesis de su teoría política son las siguientes:
1º la Ciudad, la polis, debe estar compuesta por tres estamentos: los gobernantes-filósofos, los
guerreros-guardianes y los productores.
2º conforme a lo que establece el principio de especialización funcional, cada clase social tiene
que cumplir una función específica:
a) la de los gobernantes es gobernar con prudencia la Ciudad haciendo que el bien
común prevalezca siempre por encima del bien particular. Sólo pueden llegar a ser
gobernantes los sabios, los que gracias a un largo proceso educativo han alcanzado
el conocimiento de las Ideas, del Bien y la Justicia. Los gobernantes han de ser
también hombres virtuosos, hombres dotados de un alma máximamente justa, es
decir, incorruptibles.
b) la de los guerreros es la defensa de la Ciudad y el mantenimiento del orden social.
Los guerreros son escogidos entre los ciudadanos más valerosos.
c) la de los productores es encargarse de producir os bienes que necesita la Ciudad. A
los productores se les exige trabajar sacrificadamente por el bien del conjunto y
vivir frugalmente, con moderación.
3º cuando cada clase social cumple con su función específica se logra alcanzar la justicia de la
polis. La justicia política viene determinada por lo tanto por el cumplimiento del principio de
especialización funcional.
4º ¿quién determina a que clase social pertenece cada individuo? La naturaleza y el Estado (la
Ciudad). El Estado asignará la clase social a la que pertenece cada individuo dependiendo de la
naturaleza de su alma (conforme al mito de los metales: al que haya nacido dotado de una alma
de oro se le asignará el estamento de los gobernantes filósofos; al dotado de un alma de plata, la
de los guardianes; finalmente, a los nacidos con un alma de bronce, se les asignará el estamento
de los productores). Será función también del Estado la educación del ciudadano en las virtudes
propias de su clase social.
5º de un modo semejante a como ocurre con el alma, finalmente se alcanzará la justicia de la
Ciudad cuando los estamentos sociales inferiores (productores y guerreros) obedezcan al
estamento de los gobernantes-filósofos, el estamento superior.
6º la teoría política platónica estableció un segundo principio: el principio de correlación
estructural entre el alma y el Estado que muestra la imposibilidad, para una mentalidad griega
como era la de Platón, de concebir al individuo al margen de la comunidad a la que pertenece,
existiendo una interacción continua entre ambas. Esta correlación se manifiesta de dos maneras:
a) En el alma y en la Ciudad existen el mismo número de partes (con funciones y
virtudes similares).
b) Existe una correlación entre los regímenes políticos (de los que hablaremos
seguidamente) y el carácter que predomina entre los ciudadanos: el filosófico, el
ambicioso y el avaro.
Para concluir, para Platón existen diferentes regímenes políticos reales (ya que el que acabamos
de describir es el ideal). Unos provienen de otros en virtud de un proceso de inevitable
corrupción y degeneración. El régimen que más se acerca a la politeia ideal es la aristocracia,
régimen en el que gobiernan los más sabios y más justos. A él le sigue la timocracia, gobierno
de los más valerosos. A éste, la plutocracia, el gobierno de los más ricos, seguido tras su
670
corrupción por la democracia, el gobierno de los más pobres. Finalmente, nos encontramos con
la tiranía, el peor gobierno imaginable, aquel basado en el ejercicio del despotismo y la
arbitrariedad.
En el siglo XVII se asiste al nacimiento del mundo moderno, cuyas bases se habían ido
estableciendo a lo largo del siglo XVI. El mundo moderno trae consigo nuevas formas
de organización política y económica (los estados y el capitalismo comercial), una
nueva ciencia (fruto de la revolución científica puesta en marcha por Copérnico, Kepler
y Galileo y culminada por Newton, revolución que arrumbará definitivamente la física
aristotélico-escolástica completando una nueva imagen mecánico-corpuscular de una
naturaleza cuyas leyes se escriben en lenguaje matemático) y una nueva manera de
hacer filosofía.
671
TEXTOS
Así que es mucho más acertado no pensar jamás en buscar la verdad de las cosas que hacerlo
sin método: pues es segurísimo que esos estudios desordenados y esas meditaciones oscuras
turban la luz natural y ciegan el espíritu; y todos los que así acostumbran a andar en las
tinieblas, de tal modo debilitan la penetración de su mirada que después no pueden soportar la
plena luz: lo cual también lo confirma la experiencia, pues muchísimas veces vemos que
aquellos que nunca se han dedicado al cultivo de las letras, juzgan mucho más firme y
claramente sobre cuanto les sale al paso que los que continuamente han residido en las
escuelas. Así pues, entiendo por método reglas ciertas y fáciles, mediante las cuales el que las
observe exactamente no tomará nunca nada falso por verdadero, y, no empleando inútilmente
ningún esfuerzo de la mente, sino aumentando siempre gradualmente su ciencia, llegará al
conocimiento verdadero de todo aquello de que es capaz.
R. DESCARTES; Reglas para la dirección del espíritu, trad. de J. M. Navarro Cordón, Madrid, Alianza Editorial, 1984, Regla IV (El
método es necesario para la investigación de la verdad de las cosas), p. 79
3º El método no es otra cosa que el conjunto de reglas “ciertas y fáciles” que dirigen el
entendimiento y que lo orientan hacia la verdad y lo apartan del error.
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
- método: por método entiende Descartes el camino seguro que nos lleva hasta el
conocimiento de la verdad.
- reglas ciertas y fáciles: las “reglas ciertas y fáciles” de las que nos habla Descartes son
las reglas del método. Para Descartes, el método consiste en un conjunto de normas que
nos indican cómo debemos proceder con nuestra inteligencia para pensar bien y así
avanzar sin extraviarnos por un recto camino que nos conduce hacia la verdad.
672
DESCARTES, texto 2 Discurso del método, Parte II
Por todo lo cual, pensé que había que buscar algún otro método que juntase las ventajas de
esos tres, excluyendo sus defectos. Y como la multitud de leyes sirve muy a menudo de disculpa
a los vicios, siendo un Estado mucho mejor regido cuando hay pocas, pero muy estrictamente
observadas, así también, en lugar del gran número de preceptos que encierra la lógica, creí que
me bastarían los cuatro siguientes, supuesto que tomase una firme y constante resolución de
no dejar de observarlos una vez siquiera. Fue el primero, no admitir como verdadera cosa
alguna, como no supiese con evidencia que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la
precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se
presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo
en duda. El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinare, en cuantas partes
fuera posible y en cuantas requiriese su mejor solución. El tercero, conducir ordenadamente
mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir
ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos, e
incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente. Y el último, hacer en
todos unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro
de no omitir nada. Esas largas series de trabadas razones muy plausibles y fáciles, que los
geómetras acostumbran emplear, para llegar a sus más difíciles demostraciones, habíanme
dado ocasión de imaginar que todas las cosas, de que el hombre puede adquirir conocimiento,
se siguen unas de otras en igual manera, y que, con sólo abstenerse de admitir como verdadera
una que no lo sea y guardar siempre el orden necesario para deducirlas unas de otras, no
puede haber ninguna, por lejos que se halle situada o por oculta que esté, que no se llegue a
alcanzar y descubrir. Y no me cansé mucho en buscar por cuáles era preciso comenzar, pues ya
sabía que por las más simples y fáciles de conocer; y considerando que, entre todos los que
hasta ahora han investigado la verdad en las ciencias, sólo los matemáticos han podido
encontrar algunas demostraciones, esto es, algunas razones ciertas y evidentes, no dudaba de
que había que empezar por las mismas que ellos han examinado (…).
R. DESCARTES; Discurso del método, en Discurso del método. Meditaciones metafísicas, trad. de M. García Morente, Madrid,
Espasa-Calpe,1976, Parte II, pp. 48-50
1º Necesidad de hacer uso de un método caracterizado por su sencillez, esto es, por
estar constituido por unas pocas y simples reglas.
2º Enumeración de las cuatro reglas del método cartesiano: criterio de evidencia como
claridad y distinción, análisis, síntesis y enumeración:
a) Evidencia: Fue el primero, no admitir como verdadera cosa alguna, como no
supiese con evidencia que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y
la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase
tan clara y distintamente a mi espíritu, que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo
en duda.
673
b) Análisis: El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinare, en cuantas
partes fuera posible y en cuantas requiriese su mejor solución.
c) Síntesis: El tercero, conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los
objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco,
gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo
un orden entre los que no se preceden naturalmente.
d) Enumeración: Y el último, hacer en todos unos recuentos tan integrales y unas
revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada.
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
- no aceptar jamás ninguna cosa como verdadera que no conociese evidentemente ser
tal: formulación de la primera regla del método o “regla de la evidencia” que nos exige
considerar sólo como verdadero aquello que nuestra razón capta intuitivamente como
evidente.
- aquello que se presenta tan clara y distintamente: la claridad y distinción son las
notas que caracterizan lo que se me presenta como evidente:
- ponerlo en duda: se duda de aquello que no se sabe con certeza, con seguridad que es
verdadero. En la primera regla se afirma que sólo aquello que es evidente (es decir,
claro y distinto) es indubitable (la duda cartesiana no exige como en los escépticos la
negación de todo conocimiento sino que es un requisito imprescindible para librarnos de
las falsas creencias y alcanzar el camino que nos conduce hacia la verdad; por ello dicha
duda es metódica y no escéptica, es decir, nos ayuda a buscar lo evidente).
674
- objetos más simples/ de los más compuestos – se refieren a los elementos simples y la
totalidad compuesta de los que acabamos de hablar más arriba. Estos términos aparecen
en la formulación de la tercera regla del método o “regla de la síntesis” por medio de la
cual reconstruimos lo compuesto a partir de lo simple.
Supongo, pues, que todas las cosas que veo son falsas; estoy persuadido de que nada de lo que
mi memoria, llena de mentiras, me representa, ha existido jamás; pienso que no tengo
sentidos; creo que el cuerpo, la figura, la extensión, el movimiento y el lugar son ficciones de mi
espíritu. ¿Qué, pues, podrá estimarse verdadero? Acaso nada más sino esto: que nada hay
cierto en el mundo. Pero ¿qué sé yo si no habrá otra cosa diferente de las que acabo de juzgar
inciertas y de la que no pueda caber duda alguna? ¿No habrá algún Dios o alguna otra
potencia que ponga estos pensamientos en mi espíritu? No es necesario; pues quizá soy yo
capaz de producirlos por mí mismo. Y yo, al menos, ¿no soy algo? Pero ya he negado que tenga
yo sentido ni cuerpo alguno. Vacilo, sin embargo; pues ¿qué se sigue de aquí? ¿Soy yo tan
dependiente del cuerpo y de los sentidos que, sin ellos, no pueda ser? Pero ya estoy persuadido
de que no hay nada en el mundo: ni cielos, ni tierra, ni espíritu, ni cuerpos; ¿estaré, pues,
persuadido también de que yo no soy? Ni mucho menos; si he llegado a persuadirme de algo o
solamente si he pensado alguna cosa, es sin duda porque yo era. Pero hay cierto burlador muy
poderoso y astuto que dedica su industria toda a engañarme siempre. No cabe, pues, duda
alguna de que yo soy, puesto que me engaña y, por mucho que me engañe, nunca conseguirá
hacer que yo no sea nada, mientras yo esté pensando que soy algo. De suerte que, habiéndolo
pensado bien y habiendo examinado cuidadosamente todo, hay que concluir por último y tener
por constante que la proposición siguiente: “yo soy, yo existo”, es necesariamente verdadera,
mientras la estoy pronunciando o concibiendo en mi espíritu.
R. DESCARTES; Meditaciones metafísicas (1641), en Discurso del método. Meditaciones metafísicas, trad. de M. García Morente,
Madrid, Espasa-Calpe, 1976, Meditación 2ª (De la naturaleza del espíritu humano; y que es más fácil conocer que el cuerpo),
pp.121-122
675
2º La consecuencia que aparentemente se infiere de este proceso de duda es que, tal
como defiende la tradición escéptica, la única verdad de la que podemos estar seguros
es que nuestro espíritu no puede alcanzar ninguna verdad (“no hay nada cierto en el
mundo”).
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
- hay un cierto burlador, muy poderoso y astuto que emplea toda su industria en
engañarme siempre: se refiere aquí al “genio maligno”, protagonista de un experimento
mental que lleva a Descartes a dudar hasta de la validez de las verdades matemáticas.
Después de lo cual, hube de reflexionar que, puesto que yo dudaba, no era mi ser enteramente
perfecto, pues veía claramente que hay más perfección en conocer que en dudar; y se me
ocurrió entonces indagar por dónde había yo aprendido a pensar en algo más perfecto que yo;
y conocí evidentemente que debía de ser por alguna naturaleza que fuese efectivamente más
perfecta. En lo que se refiere a los pensamientos, que en mí estaban, de varias cosas exteriores
a mí, como son el cielo, la tierra, la luz, el calor y otros muchos, no me preocupaba mucho el
saber de dónde procedían, porque, no viendo en esos pensamientos nada que me pareciese
hacerlos superiores a mí, podía creer que, si eran verdaderos, eran unas dependencias de mi
naturaleza, en cuanto que ésta posee alguna perfección, y si no lo eran, procedían de la nada,
es decir, estaban en mí, porque hay defecto en mí. Pero no podía suceder otro tanto con la idea
de un ser más perfecto que mi ser, pues era cosa manifiestamente imposible que la tal idea
procediese de la nada; y como no hay menor repugnancia en pensar que lo más perfecto sea
consecuencia y dependencia de lo menos perfecto que en pensar que de nada provenga algo,
no podía tampoco proceder de mí mismo; de suerte que sólo quedaba que hubiese sido puesta
676
en mí por una naturaleza verdaderamente más perfecta que soy yo, y poseedora inclusive de
todas las perfecciones de que yo pudiera tener idea; esto es, para explicarlo en una palabra,
por Dios. A esto añadí que, supuesto que yo conocía algunas perfecciones que me faltaban, no
era yo el único ser que existiese (aquí, si lo permitís, haré uso libremente de los términos de la
escuela), sino que era absolutamente necesario que hubiese algún otro ser más perfecto de
quien yo dependiese y de quien hubiese adquirido todo cuanto yo poseía; pues si yo fuera solo
e independiente de cualquier otro ser, de tal suerte que de mí mismo procediese lo poco en que
participaba del Ser perfecto, hubiera podido tener por mí mismo también, por idéntica razón,
todo lo demás que yo sabía faltarme, y ser, por lo tanto, yo infinito, eterno, inmutable,
omnisciente, omnipotente y, en fin, poseer todas las perfecciones que podía advertir en Dios.
R. DESCARTES; Discurso del Método, en Discurso del método. Meditaciones metafísicas, trad. de M. García Morente, Madrid,
Espasa-Calpe, 1976, Parte IV, pp. 63-64
1º Del hecho de dudar y del principio implícito “Es superior y más perfecto conocer que
dudar” se infiere, afirma Descartes, su imperfección como cosa pensante.
2º Descartes se pregunta por la causa de su idea de “una cosa pensante que conoce y no
sólo duda” y por lo tanto de la idea de un ser más perfecto que él. Al mismo tiempo, se
desinteresa por preguntarse por la causa del resto de sus ideas (cielo, tierra, luz, calor)
pues su verdad o falsedad podría depender sólo de la perfección o imperfección de su
pensamiento.
3º La causa de esa idea (la de un ser más perfecto) no puede ser sino una realidad (una
“naturaleza”) más perfecta que él mismo. ¿Por qué? Porque la idea de un ser más
perfecto no puede ser causada por un ser imperfecto como él era. Descartes aplica aquí
el principio de que (del mismo modo que lo que existe no puede proceder de la nada) lo
superior o más perfecto tiene que tener una causa real proporcionada y no puede, por lo
tanto, ser producida por un ser imperfecto como él es (Descartes se atiene con rigor así
al principio de causalidad que afirma que toda idea tiene una causa real proporcionada).
En conclusión: su propio pensamiento no puede haber causado esa idea.
4º ¿Cuál puede ser, entonces, la causa de esa idea? Necesariamente una naturaleza más
perfecta que él, que Descartes, es quien ha puesto en su mente esa idea. A su vez, esa
naturaleza debe poseer todas las perfecciones que Descartes pudiese llegar a pensar. Por
lo tanto, en primer lugar, esa naturaleza existe (pues sólo una causa real puede depositar
en su mente una idea, ergo Descartes no puede ser el único ser que indubitablemente
existe) y, en segundo lugar, esa naturaleza es divina (ya que de ella pueden ser
predicadas todas las perfecciones que él fuese capaz de pensar). Sin ambages, podemos
también indubitablemente afirmar que la proposición “Dios existe” es verdadera.
5º Toda perfección que hay en Descartes (por ejemplo, el hecho de existir) procede de
dicho ser perfecto del cual en pequeña medida participa pues en caso contrario (en caso
de que él fuese la causa de su propia existencia) él podría ser también la causa de
cualquier otra perfección (ser infinito, eterno, inmutable, omnisciente y omnipotente) y
así llegar a tener todas las perfecciones divinas cosa que es palmario no acontece
(Descartes se reconoce como finito, mortal, mudable, falible e impotente).
677
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
- perfección –cualquier atributo que pueda ser predicado de un ser, es decir, a cualquier
propiedad poseída por dicho ser (en este texto, por ejemplo, se habla de la perfecciones
del yo de Descartes como son el existir, su finitud o el dudar, o de las perfecciones de
Dios como son la infinitud, la eternidad, la inmutabilidad, la omnisciencia o la
omnipotencia).
- en algo más perfecto que yo/ idea de un ser más perfecto que mi ser: para Descartes,
la idea de un ser perfecto es la de un ser infinito, la de un ser que posee todas las
perfecciones posibles. Debemos llamar la atención sobre que el hecho de que Descartes
no afirma aún la existencia de dicho ser sino solo de su idea.
- no hay menor repugnancia en pensar que lo más perfecto sea consecuencia y dependencia
de lo menos perfecto: Descartes constata como evidente que del mismo modo que el ser
no puede proceder de la nada, lo más perfecto tampoco puede provenir de lo menos
perfecto.
CUESTIÓN TEMÁTICA
DESCARTES: EL PROBLEMA DEL MÉTODO Y LA EVIDENCIA DEL COGITO
Para D., las distintas ciencias y los distintos saberes son manifestaciones de un
saber único Esta concepción unitaria del saber proviene de una concepción unitaria de la
Razón. El saber es uno porque la Razón es única: la Razón que distingue lo verdadero
de lo falso, lo bueno de lo malo, es una y la misma.
678
Por ello, el único método para alcanzar el conocimiento científico de la realidad tiene
que respetar las siguientes cuatro reglas: TEXTO 1 Y 2
Primera regla: EVIDENCIA - Aceptar sólo como verdadero aquello que la razón sea
capaz de captar intuitivamente y que se le muestra como “claro y distinto”
Segunda regla: ANÁLISIS – Reducir cualquier cuestión compleja a las ideas simples
que la constituyen
La duda metódica
1º La primera y más obvia razón para dudar de nuestros conocimientos se halla en las
falacias (engaños) de los sentidos. Los sentidos nos inducen a veces a error.
679
sujeto que piensa y duda. Si yo pienso que el mundo existe, tal vez me equivoque en
cuanto que el mundo existe, pero no cabe error en cuanto a que yo lo pienso;
igualmente, puedo dudar de todo menos de que yo dudo. Mi existencia, pues, como
sujeto que piensa (que duda, que se equivoca, etc.) está exenta de todo error posible y de
toda duda posible. D. lo expresa con su célebre “Pienso, luego existo”. TEXTO 3
Tenemos ya una verdad absolutamente cierta: la existencia del yo como sujeto pensante.
Esta existencia indubitable del yo no parece implicar, sin embargo, la existencia de
ninguna otra realidad. A D. no le queda más remedio que deducir la existencia de la
realidad a partir de la existencia del pensamiento.
Clases de ideas
Hay pues que partir de las ideas. D. distingue tres clases de ideas:
2º facticias, es decir, aquellas ideas que construye con la imaginación la mente a partir
de otras ideas
3º Innatas: ideas que el pensamiento las posee en sí mismo (afirmación fundamental del
Racionalismo de que las ideas primitivas a partir de las cuales se ha de construir el
edificio de nuestros conocimientos son innatas).
Entre las ideas innatas, D. descubre la idea de infinito, que se apresura a identificar con
la idea de Dios (Dios=Ser infinito).
a)A partir de la idea de Dios demostrará la existencia de Dios . Entre los argumentos
utilizados merecen destacarse dos:
680
1º toda idea como realidad objetiva requiere una causa real proporcionada;
3º luego dicha idea ha sido causada en mí por un Ser Infinito (no por mi propia mente
finita);
Dios aparece así como garantía de que a mis ideas corresponde un mundo, una realidad
extramental. Eso sí, Dios solamente garantiza la existencia de un mundo constituido
exclusivamente por la extensión y el movimiento (las cualidades primarias). A partir de
estas ideas de extensión y movimiento puede deducirse la física (las leyes generales del
movimiento).
3º los cuerpos o sustancia extensa (res extensa) (la esencia de los cuerpos es la
extensión; D. niega la realidad de las cualidades secundarias).
La autonomía del alma (res cogitans) respecto a la materia (res extensa) se justifica, por
lo demás, en la claridad y distinción con que el entendimiento percibe la independencia
de ambas.
Las conclusiones metafísicas de esta teoría dualista acerca de la substancia son las
siguientes:
681
-DUALISMO ANTROPOLÓGICO CARTESIANO (separación mente/cuerpo
material): el hombre se presentará como un ser dual compuesto por dos substancias
distintas, un cuerpo y un alma, substancia pensante y substancia extensa. ¿Cómo se
comunican dichas sustancias absolutamente heterogéneas? A través de la glándula
pineal.
682
EL LIBERALISMO POLÍTICO DE LOCKE
OBRAS: “Dos tratados sobre el gobierno civil”, “Carta sobre la tolerancia” (también:
“Ensayo sobre el entendimiento humano”).
683
pueblo y sus competencias quedarán limitadas estrictamente a la defensa de tales
derechos.
Pero, aunque ese estado natural sea un estado de libertad, no lo es de licencia; aunque el
hombre tenga en semejante estado una libertad sin límites para disponer de su propia persona
y de sus propiedades, esa libertad no le confiere derecho de destruirse a sí mismo, ni siquiera a
alguna de las criaturas que posee, sino cuando se trata de consagrarla con ello a un uso más
noble que el requerido por su simple conservación. El estado natural tiene una ley natural por
la que se gobierna, y esa ley obliga a todos. La razón, que coincide con esa ley, enseña a
cuantos seres humanos quieren consultarla que, siendo iguales e independientes, nadie debe
dañar a otro en su vida, salud, libertad o posesiones; porque, siendo los hombres todos la obra
de un Hacedor omnipotente e infinitamente sabio, siendo todos ellos servidores de un único
Señor soberano, llegados a este mundo por orden suya y para servicio suyo, son propiedad de
ese Hacedor y Señor que los hizo para que existan mientras le plazca a Él y no a otro. Y como
están dotados de idénticas facultades y todos participan en una comunidad de Naturaleza, no
puede suponerse que exista entre nosotros una subordinación tal que nos autorice a
destruirnos mutuamente, como si los unos hubiésemos sido hechos para utilidad de los otros,
tal y como fueron hechas las criaturas de rango inferior, para que nos sirvamos de ellas. De la
misma manera que cada uno de nosotros está obligado a su propia conservación y a no
abandonar voluntariamente el puesto que ocupa, lo está asimismo, cuando no está en juego su
propia conservación, a mirar por la de los demás seres humanos y a no quitarles la vida, a no
dañar ésta, ni todo cuanto tiende a la conservación de la vida, de la libertad, de la salud, de los
miembros o de los bienes de otro, a menos que se trate de hacer justicia a un culpable.
J. LOCKE; Ensayo sobre el gobierno civil, trad. de A. Lázaro Ros, Barcelona, Orbis, 1983, cap. 2 (Del estado natural), § 6, p. 26
2º ¿Cuáles son dichas restricciones? El estado de naturaleza está regido por una ley, la
ley de la naturaleza (que puede ser conocida por la razón y que atañe a todo hombre),
que, tras reconocer que todos los individuos son iguales e independientes, restringe la
libertad del individuo y le impone una serie mínima de deberes: el no dañar la vida,
salud, libertad y posesiones de otra persona.
4º Y es que Dios nos ha creado con una y la misma naturaleza a todos los hombres no
existiendo por ello posibles relaciones jerárquicas de subordinación que justificarían el
que unos pudiesen llegar a utilizar a otros como les placiese.
684
5º Finalmente, la ley natural, que es obra de Dios, obliga a todo hombre a preservarse a
sí mismo y a ayudar a preservar al resto de la humanidad no causando, por ello, nunca
daño a otra persona en su vida, integridad física, libertad o hacienda (con la salvedad de
tener que hacer justicia, caso en el cual está justificado el infligir daño al ofensor).
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
- estado de naturaleza – situación hipotética en la que se encontrarían los
individuos si no se hubiesen constituidos Estados. Por lo tanto, el “estado
de naturaleza” es la condición originaria en la que se halla el género
humano antes de hacer el contrato y establecer el estado civil.
- ley de naturaleza – normas morales universales contenidas en nuestra
misma naturaleza humana. La expresión “ley natural” es sinónima de la
de “derecho natural”.
- Siendo todos iguales e independientes – todos los hombres han sido
creados por Dios como seres de igual condición y libres, es decir, no ha
creado a unos como príncipes nacidos para mandar, y a otros como
súbditos nacidos para obedecer.
- El deber de no dañar a nadie en su vida, salud, libertad o posesiones –
principal obligación moral que tienen los seres humanos, la de no
lesionar los derechos naturales de sus semejantes.
- No puede ser supuesta ninguna subordinación entre nosotros – ningún
individuo (el principe) se puede erigir como superior respecto a sus
semejantes por un supuesto mandato divino (el de que ha sido investido
como príncipe por la misma divinidad) que de hecho no se ha producido
jamás.
En consecuencia, siempre que cierto número de hombres se une en una sociedad renunciando
cada uno de ellos al poder de ejecutar la ley natural, cediéndolo a la comunidad, entonces y
sólo entonces se constituye una sociedad política o civil. Ese hecho se produce siempre que
cierto número de hombres que vivían en el estado de Naturaleza se asocian para formar un
pueblo, un cuerpo político, sometido a un gobierno supremo, o cuando alguien se adhiere y se
incorpora a cualquier gobierno ya constituido. Por ese hecho autoriza a la sociedad o, lo que es
lo mismo, a su poder legislativo para hacer las leyes en su nombre según convenga al bien
público de la sociedad y para ejecutarlas siempre que se requiera su propia asistencia (como si
se tratase de decisiones propias suyas). Eso es lo que saca a los hombres de un estado de
Naturaleza y los coloca dentro de una sociedad civil [commonwealth], es decir, el hecho de
establecer en este mundo un juez con autoridad para decidir todas las disputas y reparar todos
los daños que pueda sufrir un miembro cualquiera de la misma. Ese juez es el poder legislativo,
o lo son los magistrados que él mismo señale. Siempre que encontremos a cierto número de
hombres asociados entre sí, pero sin disponer de ese poder decisivo a quien apelar, podemos
decir que siguen viviendo en el estado de Naturaleza. § 90. Resulta, pues, evidente que la
monarquía absoluta, a la que ciertas personas consideran como el único gobierno del mundo,
es, en realidad, incompatible con la sociedad civil, y, por ello, no puede ni siquiera considerarse
como una forma de poder civil. La finalidad de la sociedad civil es evitar y remediar los
inconvenientes del estado de Naturaleza que se producen forzosamente cuando cada hombre
es juez de su propio caso, estableciendo para ello una autoridad conocida a la que todo
miembro de dicha sociedad pueda recurrir cuando sufre algún atropello, o siempre que se
produzca una disputa y a la que todos tengan obligación de obedecer. Allí donde existen
685
personas que no disponen de esa autoridad a quien recurrir para que decida en el acto las
diferencias que surgen entre ellas, esas personas siguen viviendo en un estado de Naturaleza. Y
en esa situación se encuentran, frente a frente, el rey absoluto y todos aquellos que están
sometidos a su régimen.
J. LOCKE; Ensayo sobre el gobierno civil,
3º Toda República es tal por establecer un poder dotado de autoridad máxima al que se
le reconoce la potestad de, primero, juzgar toda controversia legal entre los miembros
del cuerpo político y, segundo, imponer sanciones para reparar los daños causados. Si
dicho poder no estuviese constituido (institucionalizado) y los hombres asociados entre
sí no pudiesen apelar a él, nos encontraríamos ante una forma de asociación humana
prepolítica (una forma de asociación en la que aún no se ha abandonado el estado de
naturaleza).
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
- poder público – refiérese a la autoridad colectiva que se instaura tras
acordar el contrato.
686
- sociedad política o civil– la sociedad humana, una vez establecido el
contrato político, se configura como un conjunto de ciudadanos ya no
independientes sino unidos y sometidos a la misma autoridad colectiva
que instauraron por medio del contrato.
- poder legislativo – autoridad civil encargada de hacer las leyes
- juez en la tierra – refiérese a aquel individuo que tiene la misión de
resolver las controversias entre los hombres.
- monarquía absoluta – monarquía en la que el poder del monarca no está
limitado por la ley civil.
- el fin de la sociedad civil – la razón por la que los hombres se decidieron
a constituirla. Al salir del estado de naturaleza, los hombres alienan parte
de su poder y libertad en la sociedad civil para poder alcanzar dicho fin
que no es otro que gozar de una mayor seguridad en la salvaguarda de
sus derechos naturales a la vida, la libertad y la propiedad. Al hacerlo
voluntariamente, su consentimiento da lugar a un gobierno legítimo.
En todas las sociedades anteriores al ciclo de las revoluciones burguesas, los hombres
eran considerados como desiguales por naturaleza. ¿Por qué? La propia naturaleza (o
Dios mismo) habían fundado el poder político asignando distintos roles sociales a los
hombres: unos habían nacido para mandar y otros para obedecer. Por ello:
1º el poder político no necesitaba ser constituido y fundado por los hombres y
2º las relaciones de poder y dominación de unos sobre otros eran vistas como naturales
e indiscutibles.
Pero todo esto cambió con la irrupción de una nueva mentalidad, la mentalidad moderna
que concebía a los hombres como libres e iguales por naturaleza. En consecuencia, el
poder político tendrá que ser fundado, constituido y justificado en virtud de un acuerdo
libre de los individuos. Esta conciencia de la autonomía (libertad) de los individuos
culminará con la reclamación para ellos de la condición de ciudadanos, de sujetos de
derechos y soberanos de sí mismos (triunfo de la conciencia de los derechos
individuales), en contraposición con la consideración tradicional de los mismos como
meros súbditos sometidos al poder de otros. EN CONCLUSIÓN: el individualismo
687
burgués proclama que la razón se encarna en cada hombre y por lo tanto que todo
individuo es soberano de sí mismo y sujeto de derechos.
Una vez rota la fundamentación religiosa del poder político y aceptada la libertad e
igualdad natural de todos los hombres (su racionalidad), cualquier intento de refundar y
justificar el poder deberá partir de la idea de pacto o contrato social. ¿Cuáles son los
ejes conceptuales básicos de dicha teoría? Las ideas de “estado de naturaleza” y de
“contrato social”:
2º El “contrato social” hace referencia al pacto por el que se instaura el orden político
para así lograr asentar una sociedad más favorable a todos y superar un estado de
naturaleza lleno de inconvenientes. El contrato social es el único procedimiento capaz
de construir racionalmente (y por ello, legitimarlo jurídica, política y moralmente) un
Estado moderno. TEXTO 2º
Pasemos seguidamente a dar cuenta de la teoría del contrato social de John Locke.
Locke publicó sus “Dos tratados sobre el gobierno” en 1690, tras la “revolución
gloriosa” de 1688 que puso fin a la monarquía de los Estuardo y establecía una
monarquía parlamentaria. En el primero de estos tratados Locke critica la teoría
absolutista del derecho divino del monarca (en concreto, somete a crítica las principales
tesis de la obra de Robert Filmer “Patriarca o del poder natural de los reyes”). En el
segundo tratado, formula (de acuerdo con la nueva situación política) su propia versión
reformada, frente a Hobbes, de la teoría contractualista: de su teoría del “estado de
naturaleza”, del contrato o pacto social, de los derechos del Estado y de los ciudadanos.
La nueva óptica acerca del contrato social que defenderá Locke se constituirá como la
perspectiva liberal frente a la perspectiva absolutista hobbesiana. Veamos seguidamente
cómo explica Locke la naturaleza y el objetivo del pacto social:
Una vez constituida la sociedad y el Estado, cada individuo renuncia a ser juez en el
ejercicio de sus derechos sometiéndose en virtud del pacto que constituye a la sociedad
civil a la autoridad estatal. TEXTO 2 Pero ello no quiere decir que renuncie a sus
derechos (igualdad, libertad y propiedad) tal como defendía Hobbes pues la finalidad
688
máxima por la que los hombres han decidido configurarse como una comunidad política
es para que el Estado reconozca, permita y garantice el ejercicio de dichos derechos. Por
ello, en la constitución del Estado se establecen dos poderes, el legislativo y el
ejecutivo, bajo la preeminencia del primero, el legislativo, en cuyo ejercicio participan
en condiciones de libertad e igualdad (directamente o por delegación) todos los
miembros del cuerpo social (aunque de hecho sólo se les reconocerá dicho derecho de
participación política democrática a los varones y propietarios; toda una serie de
cláusulas restringirán la igualdad universal de los hombres). La ley emana pues de la
voluntad de los ciudadanos y corresponde sólo (ésta es su única y principal función) al
poder ejecutivo su ejecución. No hay por lo tanto un único poder soberano que al mismo
tiempo legisla y ejecuta la ley. Puede así decir Locke que ni la monarquía absoluta de
derecho divino defendida por Robert Filmer ni el Leviathan absolutista hobbesiano son
una sociedad civil (el gobierno o poder legítimo de una sociedad civil). TEXTO 2
Para Locke, que concibe el Estado como un Estado laico, éste deberá garantizar a los
ciudadanos el ejercicio de su derecho a la libre organización y culto religiosos, pero
deberá vigilar también que ninguna Iglesia, ninguna asociación religiosa, se transforme
en poder, capaz de suscitar discordias civiles por las disputas sectarias de carácter
religioso. De ahí la exigencia y el ideal de tolerancia religiosa que Locke formuló en su
“Carta sobre la tolerancia” de 1689 y de la cual sólo se excluye a los intolerantes
mismos, a quienes no reconozcan la libertad religiosa a los demás, en particular, a
católicos y musulmanes que, al someterse además a un poder ajeno al Estado,
constituyen una amenaza para éste. También excluye a los ateos, de quienes piensa que
por su negación de Dios, disuelven los principios que subyacen a la sociedad civil
Locke establecía, con todo ello, el principio del Estado laico y de la libertad religiosa,
tanto en el plano exterior como en el de la conciencia interior. Con ello, Locke
formulaba teóricamente una situación de hecho vigente en la Inglaterra de su tiempo. Ya
en el siglo XVIII, Inglaterra representará para la inteligencia europea el país de la
libertad y Locke será el abanderado de la misma y de la razón que debe presidir toda
manifestación de la vida humana.
689
KANT
OBRAS: Crítica de la razón pura, Crítica de la razón práctica, Crítica del juicio (otras:
Fundamentación de la metafísica de las costumbres, opúsculo ¿Qué es la Ilustración?)
1º resolver por sí mismo, sin la ayuda de Dios (es decir de los príncipes y las Iglesias)
los problemas religiosos, sociales y políticos que lo aquejaban.
¿A qué se debe esa capacidad? A la posesión por parte del hombre de la razón. Sin Para
los ilustrados, la razón, la razón ilustrada queda definida por los siguientes rasgos:
3º es crítica: su función será poner en cuestión lo que considera la causa de todos los
males que padecen los hombres y las sociedades: la ignorancia y el despotismo político-
religioso.
Para los ilustrados, si los males de las sociedades se deben a la ignorancia y a los
prejuicios, el aumento del saber (gracias al continuo ejercicio de la razón),
fundamentalmente el saber científico-técnico, pero también el moral y el político,
conducirá al progreso de la sociedad y al mejoramiento de los hombres.
Así pues, disgustados del dogmatismo, que no nos enseña nada, e igualmente del escepticismo
que, en todas partes, nada nos promete, ni aun el descanso en una ignorancia lícita; invitados
por la importancia del conocimiento, del cual necesitamos, y desconfiando, tras larga
experiencia, con relación a cada uno de los que creemos poseer, o de los que se nos ofrecen con
el título de la razón pura, nos resta solamente una pregunta crítica, según cuya contestación
690
podemos organizar nuestra conducta futura: ¿Es, en general, posible la metafísica? Pero esta
pregunta no debe ser respondida por objeciones escépticas contra ciertas afirmaciones de una
metafísica verdadera (pues por ahora no admitimos ninguna), sino por el concepto, sólo aún
problemático, de una ciencia tal.
KANT; Prolegómenos a toda metafísica del porvenir que haya de poder presentarse como una ciencia, trad. de J. Besteiro, Buenos
Aires, Aguilar, 1971 (Pregunta general de los prolegómenos: ¿Es en general posible la metafísica?), § 4, pp. 67-68
1º Tras manifestar su rechazo categórico del dogmatismo, esto es, del racionalismo
cartesiano y del escepticismo, esto es, del empirismo de Hume, Kant se pregunta si es
posible o no la metafísica como ciencia.
2º Kant va a llevar a cabo su indagación crítica del concepto mismo de tal ciencia (esto
es, se va a preguntar si es posible la metafísica como ciencia de la cosa en-sí y de lo
suprasensible).
3º La crítica de la razón que Kant va a llevar a cabo puede ser considerado como un
“camino intermedio” entre el dogmatismo y el escepticismo.
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia. Pues
¿cómo podría ser despertada a actuar la facultad de conocer sino mediante objetos que
afectan a nuestros sentidos y que ora producen por sí mismos representaciones, ora ponen en
movimiento la capacidad del entendimiento para comparar estas representaciones, para
enlazarlas o separarlas y para elaborar de este modo la materia bruta de las impresiones
sensibles con vistas a un conocimiento de los objetos denominado experiencia? Por
consiguiente, en el orden temporal, ningún conocimiento precede a la experiencia y todo
conocimiento comienza con ella. Pero, aunque todo nuestro conocimiento empiece con la
691
experiencia, no por eso procede todo él de la experiencia. En efecto, podría ocurrir que nuestro
mismo conocimiento empírico fuera una composición de lo que recibimos mediante las
impresiones y de lo que nuestra propia facultad de conocer produce (simplemente motivada
por las impresiones) a partir de sí misma. En tal supuesto, no distinguiríamos esta adición
respecto de dicha materia fundamental hasta tanto que un prolongado ejercicio nos hubiese
hecho fijar en ella y nos hubiese adiestrado para separarla. Consiguientemente, al menos una
de las cuestiones que se hallan más necesitadas de un detenido examen y que no pueden
despacharse de un plumazo es la de saber si existe semejante conocimiento independiente de
la experiencia e, incluso, de las impresiones de los sentidos. Tal conocimiento se llama a priori y
se distingue del empírico, que tiene fuentes a posteriori, es decir, en la experiencia.
KANT, Crítica de la razón pura (1787), trad. de P. Ribas, Madrid, Alfaguara, 1978, Introducción, I (Distinción entre el conocimiento
puro y el empírico), pp. 41-42
3º Ahora bien, el que todo conocimiento comience con la experiencia (las impresiones
sensibles y la actividad del entendimiento) no significa que todo el conocimiento
proceda de la experiencia. ¿Por qué? El que dicha actividad del entendimiento sea
activada por las impresiones sensibles no significa que su contenido (el contenido de
dicha actividad) consista en impresiones sensibles (el contenido de dicha actividad
consiste no en “impresiones sensibles” sino en los “nexos” que permiten relacionar
impresiones conectándolas o desvinculándolas).
4º La cuestión que, para Kant, debe ser objeto de un minucioso análisis crítico es la de
si existe o no dicho contenido puro, un conocimiento que sería por ello fruto de la
espontánea actividad del entendimiento.
692
son el resultado de que nuestros sentidos sean afectados por los objetos), son a
posteriori.
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
Si llamamos sensibilidad a la receptividad que nuestro psiquismo posee, siempre que sea
afectado de alguna manera, en orden a recibir representaciones, llamaremos entendimiento a
la capacidad de producirlas por sí mismo, es decir, a la espontaneidad del conocimiento.
Nuestra naturaleza conlleva el que la intuición sólo pueda ser sensible, es decir, que no
contenga sino el modo según el cual somos afectados por objetos. La capacidad de pensar el
objeto de la intuición es, en cambio, el entendimiento. Ninguna de estas propiedades es
preferible a la otra: sin sensibilidad ningún objeto nos sería dado y, sin entendimiento, ninguno
sería pensado. Los pensamientos sin contenido son vacíos; las intuiciones sin conceptos son
ciegas. Por ello es tan necesario hacer sensibles los conceptos (es decir, añadirles el objeto en la
intuición) como hacer inteligibles las intuiciones (es decir, someterlas a conceptos). Las dos
facultades o capacidades no pueden intercambiar sus funciones. Ni el entendimiento puede
intuir nada, ni los sentidos pueden pensar nada. El conocimiento únicamente puede surgir de la
unión de ambos. Mas no por ello hay que confundir su contribución respectiva. Al contrario,
son muchas las razones para separar y distinguir cuidadosamente una de otra. Por ello
distinguimos la ciencia de la reglas de la sensibilidad en general, es decir, la estética, respecto
de la ciencia de las reglas del entendimiento en general, es decir, de la lógica.
KANT; Crítica de la razón pura, trad. de P. Ribas, Madrid, Alfaguara, 1978, (A51/B75- A52/B76), I. (Doctrina trascendental de los
elementos), 2ª parte (La lógica trascendental), p. 93
693
Análisis del texto
3º El único tipo legítimo de intuición (la intuición es la operación mental por la cual se
alcanza una captación directa e inmediato del objeto que quiere ser conocido) que puede
llegar a tener el ser humano es la intuición sensible.
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
- Pensamientos sin contenido son vacíos: si un concepto no recae sobre las impresiones
sensibles no alcanza su cometido de conocer algo siendo inservible (“quedando vacio”)
para la empresa del conocimiento
694
- intuiciones sin conceptos son ciegas: las intuiciones sensibles no son conocimiento
porque no han alcanzado el ámbito universal de lo inteligible que sólo pueden adquirir
al ser conceptualizadas por el entendimiento cuando éste les aplica sus categorías.
- estética: rama de la filosofía crítica que estudia las leyes que regulan el
funcionamiento de la sensibilidad
- lógica: rama de la filosofía crítica que estudia las leyes del entendimiento
Esta distinción entre sensibilidad y entendimiento puede utilizarse para fundamentar dos
filosofías muy distintas:
SÍNTESIS RACIONALISMO/EMPIRISMO
Pero ¿Qué ocurría entonces con aquellos conceptos que no proceden de la experiencia,
que el entendimiento produce espontáneamente y que Kant no consideraba como meras
ficciones, meras quimeras de la imaginación? La contestación de Kant será la siguiente:
es cierto que existen en el entendimiento conceptos que no proceden de la experiencia
(es decir, innatos a la mente) pero tales conceptos (categorías, las denominará Kant)
tienen aplicación exclusivamente en el ámbito de la experiencia siendo utilizados por el
entendimiento para unificar los datos sensibles.
TEXTO Nº 3 , TEXTO Nº 4
695
Bajo la influencia del Racionalismo filosófico y del Empirismo de Hume llegó Kant a
las siguientes conclusiones:
3º los conceptos del entendimiento no pueden ser legítimamente utilizados para referirse
a algo de lo cual no tenemos experiencia (influencia del Empirismo británico: la
experiencia como límite del conocimiento racional).
Observemos, por lo tanto, también, cuáles son los puntos en los que discrepa la filosofía
de Kant respecto al Racionalismo y el Empirismo:
1º Frente al Empirismo:
a) para Kant no todos los conceptos proceden de la experiencia: el entendimiento
posee conceptos que no proceden de la experiencia, aunque su función es ser
aplicados a la experiencia (conceptos que son inherentes al entendimiento,
aunque sólo tengan aplicación válida si son utilizados para ordenar y unificar los
“fenómenos”, es decir, las impresiones dadas a los sentidos). TEXTO Nº 3
b) También defendía que es posible el conocimiento de verdades necesarias, esto
es, de conocimiento científico) no de meras conjeturas probables como
consideraba sobre todo el empirismo de Hume.
Veamos ahora el modo como Kant trata la cuestión de por qué no puede
aceptarse que la metafísica haya alcanzado “el recto camino de la ciencia
La metafísica es el conocimiento cuyos principios no son tomados de la experiencia
pues son conocimientos no físicos sino metafísicos, esto es, tratan acerca de lo que está
más allá de la experiencia (Dios, el alma y el mundo). Es pues un conocimiento a priori
(anterior a la experiencia) de la razón pura. La deficiencia tradicional de la metafísica
frente a los saberes ya constituidos como ciencias (las matemáticas y física) es que ni
progresa ni reina en ella el más mínimo acuerdo. Por ello, Kant se preguntará si será
posible (pues es algo que aún está por hacer) elaborar una metafísica como una
verdadera ciencia. Si la respuesta fuese negativa, no quedaría más remedio que
abandonarla definitivamente.
696
LA DOCTRINA DEL CONOCIMIENTO: ESTÉTICA Y ANALÍTICA TRASCENDENTAL
1º Para responder a esta cuestión, Kant tendrá que analizar previamente cuáles son las
condiciones que debe cumplir el conocimiento para poder ser considerado como
científico. Estas condiciones tienen que ser trascendentales (a priori, universales y
necesarias).
5º Las categorías no son aplicables más allá de la experiencia, más allá de lo dado en el
espacio y el tiempo. Lo dado, lo intuido en el espacio y el tiempo se denomina
fenómeno; el correlato oculto del objeto (lo denomina Kant cosa en-sí o noúmeno
Por lo 2º, la filosofía kantiana es un idealismo y por lo 1º, ese idealismo es un idealismo
trascendental.
DIALÉCTICA TRASCENDENTAL
697
harían posible la existencia de juicios sintéticos a priori en el campo de la metafísica y
que convertirían a ésta en una auténtica ciencia. Para Kant, la razón posee unos
principios que son “condiciones incondicionadas” a través de las cuales unifica los conocimientos
del entendimiento remitiéndolos a algo absolutamente primero e incondicionado en lo que hay que detenerse . Tales
“condiciones incondicionadas” son llamadas Ideas (no categorías). Las Ideas de la razón
son tres: el Alma, el Mundo y Dios, los tres grandes temas de la metafísica. Con
respecto a estas ideas, Kant concluirá lo siguiente:
3º ¿Qué función legítima tienen entonces las ideas de la razón pura si no pueden ser
aplicadas a los fenómenos? Las ideas no tienen un “uso constitutivo” como las
categorías, no sirven para conocer los fenómenos, pero sí un “uso regulativo” pues
dirigen impulsan el conocimiento hacia lo no conocido y hacia la unidad.
698
LA LEY MORAL EN KANT
TEXTOS
Ni en el mundo, ni, en general, tampoco fuera del mundo, es posible pensar nada que pueda
considerarse como bueno sin restricción, a no ser tan sólo una buena voluntad. (…) La buena
voluntad no es buena por lo que efectúe o realice, no es buena por su adecuación para alcanzar
algún fin que nos hayamos propuesto; es buena sólo por el querer, es decir, es buena en sí
misma. Considerada por sí misma, es, sin comparación, muchísimo más valiosa que todo lo que
por medio de ella pudiéramos verificar en provecho o gracia de alguna inclinación y, si se
quiere, de la suma de todas las inclinaciones. (…) Para desenvolver el concepto de una voluntad
digna de ser estimada por sí misma, de una voluntad buena sin ningún propósito ulterior, tal
como ya se encuentra en el sano entendimiento natural, sin que necesite ser enseñado, sino
más bien explicado, (…) vamos a considerar el concepto del deber (…) El deber es la necesidad
de una acción por respeto a la ley. (…) Así, pues, el valor moral de la acción no reside en el
efecto que de ella se espera, ni tampoco, por consiguiente, en ningún principio de la acción que
necesite tomar su fundamento determinante en ese efecto esperado. Pues todos esos efectos
—el agrado del estado propio, o incluso el fomento de la felicidad ajena— pudieron realizarse
por medio de otras causas, y no hacía falta para ello la voluntad de un ser racional, que es lo
único en donde puede, sin embargo, encontrarse el bien supremo y absoluto. Por lo tanto, no
otra cosa, sino sólo la representación de la ley en sí misma —la cual desde luego no se
encuentra más que en el ser racional—, en cuanto que ella y no el efecto esperado es el
fundamento determinante de la voluntad, puede constituir ese bien tan excelente que
llamamos bien moral, el cual está presente ya en la persona misma que obra según esa ley, y
que no es lícito esperar de ningún efecto de la acción. Pero ¿cuál puede ser esa ley cuya
representación, aun sin referirnos al efecto que se espera de ella, tiene que determinar la
voluntad, para que ésta pueda llamarse buena en absoluto y sin restricción alguna? Como he
sustraído la voluntad a todos los afanes que pudieran apartarla del cumplimiento de una ley,
no queda nada más que la universal legalidad de las acciones en general —que debe ser el
único principio de la voluntad—; es decir, yo no debo obrar nunca más que de modo que pueda
querer que mi máxima deba convertirse en ley universal. Aquí es la mera legalidad en general
—sin poner por fundamento ninguna ley determinada a ciertas acciones— la que sirve de
principio a la voluntad, y tiene que servirle de principio si el deber no ha de ser por doquiera
una vana ilusión y un concepto quimérico; y con todo esto concuerda perfectamente la razón
vulgar de los hombres en sus juicios prácticos, y el principio citado no se aparta nunca de sus
ojos.
KANT; Fundamentación de la metafísica de las costumbres, trad. de M. García Morente, México, Porrúa, 1977, Cap. I (Tránsito del
conocimiento vulgar de la razón al conocimiento filosófico), pp. 21-27
1º Lo único que hay en el mundo que puede ser considerado bueno en sí mismo (“digno
de la más alta estimación”), de un modo absoluto e incondicionado, es la voluntad
propia de un ser racional, esto es, una buena voluntad.
699
2º ¿Qué es lo que hace buena a la voluntad? Una voluntad es buena por su modo de
querer (querer algo por deber, por respeto a la ley moral que me dicta mi condición de
ser racional), no por la acción en el mundo que la voluntad realiza y despliega, ni por la
utilidad de las consecuencias de dicha acción desencadena, ni por que satisfaga estos o
aquellos deseos, incluso la totalidad de deseos que siente el individuo y en cuya
satisfacción se puede cifrar su felicidad.
6º ¿Qué es la ley moral? Un principio formal (una ley general) que no me dice cómo
tengo que comportarme en concreto aquí y ahora (lo cual la convertiría en una ley
particular, por ejemplo, “no matarás”) sino que sólo me exige que las máximas morales
que dirigen de facto mi comportamiento sean universalizables (es decir, la ley moral
sólo me reclama que mis máximas morales subjetivas puedan tornarse en principios
morales intersubjetivos, dignos de la consideración y del placet de cualquier ser
racional).
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
- Buena voluntad – Kant califica como bueno sólo a aquel ser humano que actúa
movido por el respeto a lo que le dicta su conciencia (la ley moral).
- deber –el acto que llevamos a cabo porque es nuestra obligación moral el
ejecutarlo ya que nos lo manda nuestra conciencia moral (la ley moral)
- ley- la ley moral es la ley que rige la conducta de todo ser racional
700
necesaria. (…) Un imperativo que, sin poner como condición ningún propósito a obtener por
medio de cierta conducta, manda esa conducta inmediatamente. Tal imperativo es categórico.
No se refiere a la materia de la acción y a lo que de ésta ha de suceder, sino a la forma y al
principio de donde ella sucede, y lo esencialmente bueno de la acción consiste en el ánimo que
a ella se lleva, sea el éxito el que fuere. Este imperativo puede llamarse el de la moralidad.
KANT; Fundamentación de la metafísica de las costumbres, trad. de M. García Morente, México, Porrúa, 1977, Cap. 2º (Tránsito de
la filosofía moral popular a la metafísica de las costumbres), pp. 35-36
3º El imperativo categórico es aquel que determina una acción como necesaria por sí
misma sin tener que remitirla a ningún fin y por tanto ordena dicha acción
incondicionadamente.
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
- imperativo hipotético – aquel tipo de imperativo que da una orden pero sometida
a una condición; un imperativo del tipo “Si quieres Y (la condición), entonces
debes hacer X (la orden)
La autonomía de la voluntad es el único principio de todas las leyes morales y de los deberes
conformes a ellas; toda heteronomía del albedrío, en cambio, no sólo no funda obligación
alguna, sino que más bien es contraria al principio de la misma y de la moralidad de la
voluntad. En la independencia de toda materia de la ley (a saber, de un objeto deseado) y al
701
mismo tiempo, sin embargo, en la determinación del albedrío por medio de la mera forma
legisladora universal, de que una máxima tiene que ser capaz, consiste el principio único de la
moralidad. Aquella independencia, empero, es libertad en el sentido negativo; esta propia
legislación de la razón pura y, como tal, práctica es libertad en el sentido positivo. Así, pues, la
ley moral no expresa nada más que la autonomía de la razón pura práctica, es decir, la libertad,
y ésta es incluso la condición formal de todas las máximas, bajo cuya condición solamente
pueden éstas coincidir con la ley práctica suprema.
KANT; Crítica de la razón práctica, trad. de E. Miñana y M. García Morente, México, Porrúa, 197, Parte 1ª (Teoría elemental de la
razón pura práctica), Libro I (Analítica de la razón pura práctica), Cap. I (De los principios de la razón pura práctica), § 8, Teorema IV,
p. 114
7º Todas las máximas que rigen nuestra acción deben acomodarse al principio formal de
la universalidad de la ley moral. Sólo bajo dicha condición, dichas máximas son
moralmente legítimas.
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
702
- libertad en sentido positivo – la capacidad de la voluntad de autodeterminarse a
través de la ley moral,
Pues todos los seres racionales están sujetos a la ley de que cada uno de ellos debe tratarse a sí
mismo y tratar a todos los demás, nunca como simple medio, sino siempre al mismo tiempo
como fin en sí mismo. Mas de aquí nace un enlace sistemático de los seres racionales por leyes
objetivas comunes; esto es, un reino que, como esas leyes se proponen referir esos seres unos a
otros como fines y medios, puede llamarse muy bien un reino de los fines (desde luego que sólo
un ideal). (…) En el reino de los fines todo tiene o un precio o una dignidad. Aquello que tiene
precio puede ser sustituido por algo equivalente; en cambio, lo que se halla por encima de todo
precio y, por tanto, no admite nada equivalente, eso tiene una dignidad. Lo que se refiere a las
inclinaciones y necesidades del hombre tiene un precio comercial; lo que, sin suponer una
necesidad, se conforma a cierto gusto, es decir, a una satisfacción producida por el simple
juego, sin fin alguno, de nuestras facultades, tiene un precio de afecto; pero aquello que
constituye la condición para que algo sea fin en sí mismo, eso no tiene meramente valor
relativo o precio, sino un valor interno, esto es, dignidad. La moralidad es la condición bajo la
cual un ser racional puede ser fin en sí mismo; porque sólo por ella es posible ser miembro
legislador en el reino de los fines. Así, pues, la moralidad y la humanidad, en cuanto que ésta es
capaz de moralidad, es lo único que posee dignidad.
KANT; Fundamentación de la metafísica de las costumbres, trad. de M. García Morente, México, Porrúa, 1977, Cap. 2 (Tránsito de
la filosofía moral popular a la metafísica de las costumbres), pp. 47-48
1º Todos los seres racionales deben comportarse según la ley que manda tratar a todo ser
racional como un fin en sí mismo (como una persona) y no como un mero medio (como
una cosa).
2º La sociedad que constituirían esos seres racionales unidos por el vínculo de leyes
que regulan su relación como medios y como fines puede ser denominado el “reino de
los fines”.
3º En el reino de los fines tiene precio todo aquello que es sustituible por algo
equivalente (todo bien que satisface una necesidad particular tiene un valor relativo).
Por el contrario, tiene dignidad aquello que tiene un valor intrínseco pues es la
condición para que algo se constituya en un fin en sí mismo.
4º Un ser racional se constituye como un fin en sí mismo cuando actúa moralmente (la
moralidad le dignifica) convirtiéndose en un miembro legislador en el reino de los fines.
703
Pasemos seguidamente a aclarar algunos de los términos más relevantes que aparecen
en el texto.
¿Por qué? Fue el primer filósofo que defendió (y que logró elaborar una doctrina ética
mejor fundamentada al respecto) que toda la ética pivota sobre un gran valor: el
reconocimiento de la igual dignidad de todos los seres humanos sin excepción, esto es,
la afirmación categórica de que todo ser humano es, desde una perspectiva moral, una
persona. ¿Qué es una persona según Kant? 1º Un ser capaz de autodesarrollo o
autónomo (y por lo tanto alguien que puede dirigir su propia vida haciendo uso de su
propia razón sin necesidad de ser tutelado por el Estado o por las iglesias) y 2º dotado
de una valor absoluto, de dignidad (al tener el ser humano dignidad y no precio, no debe
ser nunca instrumentalizado, convertido en medio, ya que es un fin en-sí mismo).
1. EL SER Y EL DEBER SER: Según Kant, la razón humana tiene dos usos, el uso
teórico y el uso práctico. Por el uso teórico, la razón nos sirve para conocer
El uso práctico, por el contrario sirve para dirigir la conducta. Este uso práctico de la
razón se vincula no a cómo las cosas son, sino a cómo las cosas deberían ser.
En conclusión, la realidad tiene dos planos: el ámbito del ser (del conocer, de la ciencia)
y el ámbito del debe ser (de la ética).
704
2. LA ÉTICA: El deber ser no puede expresarse en juicios, sino que lo hace mediante
imperativos. ¿Qué es un imperativo? Un mandato, una orden, que establece que hay que
ejecutar una acción “X debe hacer Y”.
3. EL IMPERATIVO MORAL:
TEXTO 6
No todo imperativo, todo mandado, es moral.
¿Por qué? Existen dos tipos de imperativos: categóricos e hipotéticos. El imperativo
hipotético no es moral, el categórico sí lo es.
¿Qué es un imperativo hipotético? Aquellos que ordenan algo como medio para
conseguir un fin. Por ejemplo:
4. EL IMPERATIVO CATEGÓRICO
¿Qué es el imperativo categórico? Aquel que ordenada algo como un fin absoluto, es
decir, sin condiciones.
¿Por qué el imperativo categórico puede ser el imperativo moral?
705
Según Kant, las acciones que se ajustan al imperativo categórico pueden ser:
Las acciones por deber son las únicas que son morales. ¿Qué es el deber? Aquella
acción que el individuo ejecuta impulsado, motivado, exclusivamente por “el respeto a
la ley moral”. Sólo el individuo que actúa por deber tiene una buena voluntad y ésta es
lo único absolutamente, incondicionalmente bueno en el universo (esto es lo que
convierte al ser humano en una persona, en un ser dotado de dignidad). TEXTO 5
TEXTO 5
Por ello, el imperativo categórico kantiana no nos va a indicar qué tenemos que hacer
sino que va a establecer las dos condiciones (las condiciones trascendentales de la
moral, el a priori de la moralidad) que se tienen que dar siempre para que mis máximas
de acción (las reglas ya sí con contenido que de hecho orientan al individuo en su vida)
puedan considerarse como adaptables desde una perspectiva moral (es decir, que sea
moralmente legítimas). Estas dos condiciones son:
a. La exigencia del deber: significa que sólo el deber puede motivar mi acción
b. La exigencia de universalidad: significa que mis máximas tienen que poder ser
universalizables.
la ética kantiana es una ética procedimental porque no nos da ningún tipo de instrucción
acerca de cómo debemos vivir (algo que por otro lado sería contrario a nuestra dignidad
de seres autónomos) sino que establece sólo un procedimiento para que podamos
evaluar la moralidad de nuestras máximas.
706
7. LAS FORMULACIONES DEL IMPERATIVO CATEGÓRICO FORMAL
Veamos las distintas formulaciones dadas por Kant del imperativo categórico formal,
1) “Obra de tal modo que puedas querer que la máxima que dirige tu conducta se
convierta en una ley universal”.
2. Que si por el contrario no puedo hacerlo (esto es, si me contradigo cuando intento
universalizar mi máxima) entonces no lo es (mi máxima no es moralmente válida,
legítima).
TEXTO 8
2) “Obra de tal modo que trates tu humanidad y la humanidad que hay en tus
semejantes siempre con un fin en sí mismo, y no sólo como un medio”.
¿Qué es el reino de los fines? Una sociedad de personas, una sociedad en la que todos
los seres humanos son tratados y considerados como personas. Aquí se establece que las
normas morales son aquellas que permitirían la instauración de una comunidad humana,
donde los hombres son considerados fines en sí mismos (reino de los fines = sociedad
de las personas).
8. LA AUTONOMÍA DE LA VOLUNTAD
TEXTO 7
Finalmente, Kant afirmó que solo su ética puede ser considerada una ética autónoma y
no heterónoma.
¿Qué es una ética autónoma? Aquella cuyos principios son independientes de la
experiencia (del mundo de la naturaleza, de sus leyes y sus mecanismos; a este mundo
es al que pertenecen los deseos y emociones humanas) y provienen exclusivamente de
una voluntad autónoma, una voluntad libre.
Una voluntad autónoma es aquella que es independiente para hacer sus propias leyes
(ajena a las leyes naturales que rigen en el mundo) y, por ello, aquella voluntad que se
da a sí misma sus propios fines (unos fines que ya no vendrán del orden de la naturaleza
o de Dios, como defendían las éticas heterónomas). Es por esa capacidad para darse sus
propios fines, sus propias leyes, por lo que la voluntad humana es autónoma y el ser
humano es libre.
El que la ética sea autónoma quiere decir, en definitiva, que individuo debe guiarse
exclusivamente por la razón para así lograr emanciparse de todas las instancias externas
707
(la tradición, la autoridad civil y religiosa, la fe, etc.) e internas (las pasiones) que le
tutelan y le oprimen. Es el ideal máxima del pensamiento ilustrado: lograr la definitiva
emancipación de la humanidad a través de la razón.
a) Tiene que existir un sujeto moral, dotado de una voluntad libre: El hombre es
libre, pero lo es en el ámbito nouménico, no en el fenoménico. la libertad es el
primer postulado de la razón práctica.
Ese alma, además, ha de ser inmortal. ¿Por qué? Si la razón nos manda la virtud,
entonces, como no es posible en nuestra corta vida obrar sólo por deber (la virtud),
entonces, para que la razón no nos exija un imposible, es necesario que la razón nos
conceda toda la eternidad para alcanzar la virtud. Conclusión: segundo postulado de la
razón práctica, la inmortalidad del alma.
En conclusión: los objetos de la metafísica (el mundo, el alma y Dios) que no podían ser
conocidos por la razón teórica, pueden ser investigador a través de la experiencia moral.
708
MARX: ALIENACIÓN E IDEOLOGÍA
OBRAS: El Capital, El manifiesto comunista (otras obras: Contribución a la crítica de
la economía política, Manuscritos económico-filosóficos, La ideología alemana, Once
tesis sobre Feuerbach).
Tres grandes corrientes están presentes en la formación del pensamiento de Marx con
las cuales polemiza abiertamente aunque también asume algunas de sus tesis:
709
reduciendo a teología a antropología y 3º defendido la implantación de un
Estado democrático), criticó de éste:
¿En qué consiste, entonces, la enajenación del trabajo? Primeramente en que el trabajo es
externo al trabajador, es decir, no pertenece a su ser; en que en su trabajo, el trabajador no se
afirma, sino que se niega; no se siente feliz, sino desgraciado; no desarrolla una libre energía
física y espiritual, sino que mortifica su cuerpo y arruina su espíritu. Por eso el trabajador sólo
se siente en sí fuera del trabajo, y en el trabajo fuera de sí. Está en lo suyo cuando no trabaja y
cuando trabaja no está en lo suyo. Su trabajo no es, así, voluntario, sino forzado, trabajo
forzado. Por eso no es la satisfacción de una necesidad, sino solamente un medio para
satisfacer las necesidades fuera del trabajo. Su carácter extraño se evidencia claramente en el
hecho de que tan pronto como no existe una coacción física o de cualquier otro tipo se huye del
trabajo como de la peste. El trabajo externo, el trabajo en que el hombre se enajena, es un
trabajo de autosacrificio, de ascetismo. En último término, para el trabajador se muestra la
exterioridad del trabajo en que éste no es suyo, sino de otro, que no le pertenece; en que
cuando está en él no se pertenece a sí mismo, sino a otro. Así como en la religión la actividad
propia de la fantasía humana, de la mente y del corazón humanos, actúa sobre el individuo
independientemente de él, es decir, como una actividad extraña, divina o diabólica, así también
la actividad del trabajador no es su propia actividad. Pertenece a otro, es la pérdida de sí
mismo.
K. MARX, Manuscritos económico-filosóficos de 1844, trad. de F. Rubio Llorente, Madrid, Alianza Editorial, 1968, Primer
Manuscrito, XXIII (El trabajo enajenado), pp. 108-109
710
3º De un modo similar a lo que ocurre en el ámbito de la religión (en el que, tal como
había teorizado Feuerbach, un producto de la actividad humana se desvincula de su
creador y le termina subyugando), la actividad del trabajador ya no le pertenece a él sino
a aquel que la compra. Esta pérdida de su actividad puede ser estimada como una
pérdida de sí mismo.
GLOSARIO
#trabajo – el trabajo es, genéricamente, cualquier acción productiva llevada a cabo por
un ser humano. Primariamente, trabajo es aquella acción por medio de la cual el ser
humano produce sus medios materiales de subsistencia.
Por completo en contraposición a la filosofía alemana, que baja del cielo a la tierra, aquí se
sube al cielo a partir de la tierra misma. Esto es, no se parte de lo que los hombres dicen, se
imaginan, se representan, ni tampoco del hombre dicho, pensado, imaginado, representado,
para desde ahí acceder al hombre de carne y hueso; se toma pie en el hombre realmente activo
y a partir de su proceso vital real se expone la evolución de los reflejos y ecos ideológicos, de
este proceso vital. También las formaciones nebulosas en el cerebro de los hombres son
sublimaciones necesarias del proceso material de su vida, empíricamente constatable y
vinculado a premisas materiales. Con ello, la moral, la religión, la metafísica y demás
ideologías, así como los contenidos de consciencia a ellos correspondientes, pierden bien
pronto su apariencia de autonomía. Carecen de historia, carecen de evolución; son los hombres
que evolucionan con su producción y su tráfico materiales los que, con esta realidad suya,
cambian también su pensamiento y los productos de su pensamiento. No es la consciencia lo
que determina la vida, sino la vida lo que determina la consciencia. De acuerdo con el primer
enfoque, se parte de la consciencia como si se tratara del individuo viviente; de acuerdo con el
segundo, que es el que corresponde a la vida real, se parte del individuo vivo, del individuo real,
y la consciencia no es asumida sino como su consciencia.
711
K. MARX / F. ENGELS; La ideología alemana, en Marx. Antología, ed. de J. Muñoz, Barcelona, Península, 2002, p. 127
2º Las ideas y creencias de los hombres (su moral, religión o metafísica) no son sino
sublimaciones (“reflejos y ecos ideológicos”) del proceso material de sus vidas (de la
actividad productiva y social que de hecho los individuos desenvuelven). Por ello,
dichas ideas carecen de autonomía y evolucionan a la par que la actividad material de la
cual son representación.
3º En conclusión, no es lo que piensan los hombres lo que determina cómo viven (aquí
confundimos al individuo real con lo que piensa dicho individuo) sino, a la inversa, la
manera cómo viven la que determina cómo piensan (aquí sí que tomamos en
consideración al individuo real y asumimos que su pensamiento sólo es su
pensamiento).
GLOSARIO
#reflejos y ecos ideológicos – para Marx, los pensamientos y creencias de los seres
humanos (sus ideologías) reflejan (o expresan) las condiciones en las que se desarrolla
el proceso material de su existencia
El resultado general que obtuve y, una vez obtenido, sirvió de hilo conductor de mis estudios
puede formularse brevemente de la siguiente manera. En la producción social de su existencia,
los hombres establecen determinadas relaciones, necesarias e independientes de su voluntad,
relaciones de producción que corresponden a un determinado estadio evolutivo de sus fuerzas
productivas materiales. La totalidad de estas relaciones de producción constituye la estructura
712
económica de la sociedad, la base real sobre la cual se alza un edificio jurídico y político, y a la
cual corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida
material determina el proceso social, político e intelectual de la vida en general. No es la
conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es su existencia social
lo que determina su conciencia. En un estadio determinado de su desarrollo, las fuerzas
productivas materiales de la sociedad entran en contradicción con las relaciones de producción
existentes o —lo cual sólo constituye una expresión jurídica de lo mismo— con las relaciones de
producción dentro de las cuales se habían estado moviendo hasta ese momento. Esas
relaciones se transforman de formas de desarrollo de las fuerzas productivas en ataduras de
las mismas. Se inicia entonces una época de revolución social.
K. MARX; Contribución a la crítica de la economía política (1859), trad. de J. Tula y otros, México, Siglo XXI, 1986, Prólogo, pp.
4-5
5º Por todo ello, podemos concluir que la estructura económica de la sociedad (o modo
de producción) es quien determina la estructura político-ideológica de ésta y no a la
inversa (pues no es la conciencia de los hombres la que determina cómo viven en
sociedad sino cómo de hecho viven lo que determina cómo piensan).
713
GLOSARIO
#no es la conciencia de los hombres lo que determina su ser, sino, por el contrario, es
su existencia social lo que determina su conciencia – este axioma del materialismo
histórico establece la prioridad (y el condicionamiento causal) en la vida de los hombres
de su actividad económica sobre el resto de actividades que desenvuelve (praxis política
y actividad teórica)
K. MARX; El capital, trad. de W. Roces, México, F.C.E., 1991, Tomo I (Crítica de la economía política), Libro I, Sección V, Cap. XIV
(Plusvalía absoluta y relativa), pp. 425-426
714
2º Por ello, sólo es productivo aquel obrero que produce plusvalía, pero no para sí
mismo sino para el capitalista para el que trabaja.
3º El trabajo del obrero no es trabajo sin más (producción de mercancías) sino que está
condicionada por las relaciones de producción (relaciones sociales que son un producto histórico) que se
establecen entre el obrero y el empresario que convierten al obrero en un mero
instrumento de producción de plusvalías al servicio del capitalista.
4º Si se prolonga la jornada laboral más allá del tiempo de trabajo que necesita el obrero
para satisfacer sus necesidades (y las de su familia) con la finalidad de que el trabajo
excedente se lo apropie el empresario, se obtiene la plusvalía absoluta.
GLOSARIO
#mercancías – todo aquello que además de un valor de uso tiene un valor de cambio
CUESTIÓN TEMÁTICA
Comenzaremos por el materialismo histórico/capitalismo (texto
nº 3 y 4) o por alienación/ideología (texto nº 1 y 2) dependiendo
del texto que nos caiga
En el siglo XIX, la concepción del ser humano está condicionada por dos factores que
pasan a primer plano: el trabajo y la historia. Marx reformulará la concepción del ser
715
humano teniendo en cuenta la nueva situación del ser humano en la sociedad industrial
moderna (en la que se han producido una serie de acontecimientos decisivos como son
el despegue de la actividad industrial, las revoluciones liberales burguesas, el
nacimiento del socialismo, el protagonismo socio-político de los movimientos obreros).
EL MATERIALISMO HISTÓRICO
EL HOMBRE COMO SER TRABAJADOR: EL TRABAJO
Para Marx, la característica específica del ser humano no es la razón. El ser humano se
diferencia del animal a partir del momento en que produce sus medios de subsistencia a
través del trabajo. El trabajo es la diferencia específica que define al ser humano. El ser
humano no es tanto un pensador, un ser pensante, sino un trabajador, un productor.
El trabajo humano es colectivo, social. ¿Por qué? El trabajo crea vínculos y relaciones
entre los productores. En la historia se dan dos formas de relaciones sociales:
MODOS DE PRODUCCIÓN
INFRAESTRUCTURA
716
(no propietarios de esos medios). Son del tipo explotadores/explotados en todas
las sociedades clasistas.
TEXTO 3º - ideas nº 1 y 2
SUPERESTRUCTURA
PRODUCCIÓN
EL CAPITALISMO
Marx dedicó su más voluminosa y elaborada obra “El Capital” al estudio del
funcionamiento de la economía capitalista.
El Capital comienza analizando qué es una mercancía: mercancía es todo aquello
que es producido con vistas a su intercambio.
717
Toda mercancía tiene un valor de uso y un valor de cambio:
La sociedad comunista
La propia lógica del desarrollo del capitalismo será la que produzca las
condiciones para su superación:
718
3º El desarrollo de la producción produce los siguientes efectos:
c) por un lado, la concentración del capital en cada vez menos manos (los
pequeños empresarios incapaces de competir terminarán arruinándose
y pasando a ingresar en las filas del proletariado): la concentración
monopolística
d) por otro lado, una sociedad cada vez más organizada y centralizada.
En el siglo XIX, como ya dijimos más arriba, la vida social cambia de sentido y, por
efecto de ello, el ser humano comienza a comprenderse a sí mismo de otro modo. Marx
apunta que el ser humano se caracteriza por ser productor. ¿Productor de qué? De cosas,
de relaciones sociales, de ideas, de sí mismo. ¿El ser humano es consciente de esto o
vive ajeno a su propia condición de “productor”? ¿Sabe quién es o desconoce su
esencia? ¿Qué consecuencias tiene este desconocimiento para su vida social y política?
PRODUCTOR DE COSAS
El trabajo también implica una relación con la sociedad. El ser humano aislado.
es una abstracción. Cualquier ser humano es un nudo en una red de relaciones sociales.
Marx llegará a afirmar que la esencia del ser humano es el conjunto de sus relaciones
sociales.
PRODUCTOR DE SÍ MISMO
El ser humano tiene historia. Los animales no. El ser humano es capaz de
crearse, de producirse a sí mismo: se transforma a sí mismo a lo largo de la historia.
Esta autocreación se realiza, sobre todo, en el plano material, no intelectual como
defendía Hegel.
719
ALIENACIÓN
Para Marx, como acabamos de ver, la esencia del ser humano reside en ser
productor de ideas, cosas, relaciones sociales y de sí mismo. Pero el ser humano está
separado de su esencia, alienado de ésta. Con la finalidad de analizar este fenómeno,
Marx retomará el concepto de alienación de Hegel y de Feuerbach pero dándole una
nueva interpretación.
TIPOS DE ALIENACIÓN
ALIENACIÓN RELIGIOSA
PRODUCTOR DE IDEAS
ALIENACIÓN SOCIO-POLÍTICA
En la sociedad burguesa, el ser humano está alienado porque lleva una vida
falsa, una doble vida: la vida privada, dominada por intereses egoístas, y la vida pública
como ciudadano miembro de un Estado.
720
ALIENACIÓN ECONÓMICA
4º alienación respecto a otros productores: cada ser humano es un enemigo que compite
con otros por un trabajo y sigue compitiendo dentro del trabajo. Las relaciones se
mercantilizan:
NUEVA HUMANIDAD
IDEOLOGÍA
721
ideología: sus representaciones, normas y valores) expresa en forma de ideas las
relaciones materiales y sociales de producción que le son propias.
TEXTO 2º
En toda sociedad clasista, las ideas imperantes son las ideas (las creencias y
valores) de la clase dominante. Lo que caracteriza a la ideología es expresar como
valores universales y necesarios (como naturales) los intereses de la clase dominante.
Por ejemplo, es ideológico considerar al capitalismo como un sistema basado en leyes
económicas naturales (como la competencia, la libertad de consumo, etc.).
722
ÉPIGRAFES OBSOLETOS
DIRECTRICES GENERALES PARA LA PRUEBA DE
SELECTIVIDAD
1º Hay que elegir entre hacer una prueba de filosofía o de historia
2º Similitud entre las dos pruebas: se trata de hacer una composición (redacción) sobre un
texto (filosofía) o unos documentos (historia).
3º El texto (o los documentos) van precedidos de una introducción en las que se dan pautas
para elaborar una composición. En dichas pautas o instrucciones se indica qué cuestiones se
deben tratar y desarrollar en la redacción.
5º ¿Qué se valora?
723
para que en ningún momento le dé la sensación al corrector que el examen que está
corrigiendo es una mera acumulación sin orden ni sentido de datos e información.
PARTES DE LA COMPOSICIÓN
I – Interpretación (Contextualización)
Relación del pensamiento del autor y la problemática del texto con el marco histórico e
intelectual de la época.
Se nos solicita:
II – Comprensión
El alumno debe proponer alguna cuestión referida al autor del texto y al tema que acaba de
tratar que:
a) Ponga en relación expresa dicha cuestión con el planteamiento defendido sobre el mismo
asunto por otro autor de la historia del pensamiento.
b) Sugiera algún comentario crítico.
FICHAS CURRICULARES
Filosofía antigua
I – Platón
II – Aristóteles
Filosofía cristiana
724
Filosofía moderna
Filosofía contemporánea
VI – Marx
VII – Nietzsche
Lea atentamente el siguiente texto y a partir de él componga un texto filosófico que de respuesta a las cuestiones que
se formulan.
TEXTO
725
- Situar el autor del texto en el marco histórico-cultural y filosófico de su época.
- Cuestión contextual: Antecedentes presocráticos
II) Comprensión: (evaluación: de 0 a 6 puntos)
- Lea atentamente el texto y a partir de él responda la siguiente cuestión temática: La
teoría platónica de las Ideas: mundo sensible e inteligible.
III) Conocimiento específico: ”(evaluación: de 0 a 1,5 puntos)
- Atendiendo a la temática del texto y a la cuestión temática exponga, con claridad y
rigor conceptual, las relaciones de semejanza o diferencia, con otros autores,
corrientes filosóficas o épocas de la “historia de la filosofía.
- Comentario personal
Contextualización histórica
Contextualización filosófica
Cuestión contextual
Los filósofos presocráticos fueron una serie de pensadores que vivieron entre los
siglos VI y V a. de C. en la antigua Grecia, es decir, entre el final de la época arcaica de
Grecia y el comienzo de la era clásica. La razón de su importancia es que fueron los
726
primeros filósofos de la historia y por lo tanto los iniciadores del pensamiento
occidental, los pioneros en la búsqueda de una explicación alternativa a la comprensión
mítico-religiosa de la realidad.
727
Podemos dividir a los presocráticos en dos grupos:
1º aquellos que conciben el arjé como un sustrato (lo que está debajo) que
transformándose da lugar y origen al mundo visible. Ese sustrato es único y por ello los
consideramos monistas (un único arjé).
2º aquellos que conciben el arjé como elemento, como aquello de lo que están
compuestas las cosas. Como los elementos que componen las cosas son siempre varios,
los denominamos pluralistas.
Cuestión temática
728
concepción metafísica de carácter dualista (dualismo ontológico platónico) de la
realidad. Describamos seguidamente lo rasgos más destacables de cada uno de esos dos
mundos:
- por otro lado está el mundo de las Ideas (representadas en el mito por el
mundo exterior al que logra salir el prisionero), un mundo que el hombre no habita
pero al que el sabio puede acceder a través de su inteligencia (el nous). Este mundo de
las Ideas está constituido por un tipo de realidades radicalmente distintas a todas
aquellas que encontramos en nuestro entorno: plantas, animales, diferentes tipos de
materia inerte, etc. A estas peculiares y extrañas entidades las denominó Ideas o Formas
(representado por los objetos o seres que habitan dicho mundo exterior a la caverna).
Las Ideas son también la causa de las cosas sensibles, de los entes corpóreos,
pero no en el sentido ordinario de que estos, los entes materiales, se generen a partir de
aquellos, los entes ideales, sino en el sentido de que las Ideas se constituyen como los
modelos o arquetipos a partir de los cuales se diseña la pluralidad de lo existente.
Este mundo ideal no es una mera acumulación sin orden ni concierto de Ideas
sino que está estructurado sistemáticamente: las Ideas están jerarquizadas,
constituyendo un sistema de forma piramidal cuya cúspide está ocupada por la Idea de
Bien (representada tal como se indica en el texto por el Sol al que con suma dificultad
dirige el prisionero finalmente su mirada), Idea suprema y fundamento primero de todo
el mundo inteligible, causa de todo el ser e inteligibilidad que podamos encontrar en
cualquier Forma. Por debajo de ésta, hallamos, en orden estratificado descendente, el
resto de las Ideas. En primer lugar, ocuparían el nivel inmediatamente inferior a la Idea
de Bien (representadas alegóricamente en el texto por los astros y los cielos):
729
1º las Ideas (categorías) metafísico-ontológicas (como la Idea de Uno o la Idea
de Ser)
Las Ideas son conocidas por el sabio, nunca por el ignaro hombre corriente, por
medio de la ciencia dialéctica, la ciencia del ascenso lento y fatigoso de Idea en Idea
hasta la Idea de Bien. Posteriormente, el sabio debe ejercitar una dialéctica de carácter
descendente en la que desde la Idea de Bien se desciende de Idea en Idea hasta alcanzar
el mundo material (representado alegóricamente por el regreso a la caverna del
prisionero con la intención de contarles lo que ha visto para después, cual guía,
conducirles hacia el lugar donde reside el verdadero Bien: doctrina del filósofo-rey).
¿Qué decir del mundo sensible y su relación con el mundo ideal? Para Platón, la
realidad material perceptible por los sentidos está en perpetuo devenir siendo su ser no
verdadero, como ocurre con las Ideas, sino aparente. Entre los dos mundos hay, por lo
tanto una escisión, un hiato, un abismo, una cesura o separación ontológica insuperable,
estructural. Sin embargo, Platón no deseaba desvincular totalmente ambos mundos sino
que intentó ponerlos en contacto, en comunicación, relacionarlos de algún modo. Dicha
relación es entendida por Platón de dos modos distintos:
Para Platón, los entes sensibles imitan/participan de las Ideas pero esa
imitación/participación es imperfecta ya que la materia de la que están compuestos
introduce un factor de indeterminación y de desorden.
Para explicar cómo se genera el ser de este mundo sensible a partir del
inteligible, Platón recurre en el diálogo “Timeo” a una figura mítica, el Demiurgo (el
gran artesano cósmico o Hacedor). Éste es una especie de dios sabio y muy poderoso.
La materia informe será moldeada por el Demiurgo teniendo en mente como modelo a
las Ideas. Su intención providente no será otra que la de fabricar un mundo material lo
más similar posible al mundo ideal.
730
Finalmente, el conocimiento del mundo sensible proporcionará mera doxa,
opinión (éste es el tipo de conocimiento que adquiere el prisionero dentro de la
caverna, categoría dentro de la cual hay dos posibles grados: eikasia o conocimiento
de las sombras, grado inferior del conocimiento sensible, y pistis, conocimiento de las
cosas sensibles, de los objetos portados tras el muro por los procesionantes del mito),
no epistheme, ciencia, que es el conocimiento de lo verdaderamente real, las Ideas (el
conocimiento epistémico es el que alcanza el prisionero cuando sale de la caverna al
mundo iluminado por el Sol; también dentro de él hay dos grados: dianoia o
conocimiento de los objetos matemáticos y noesis o conocimiento primero de las Ideas
y finalmente de la suprema Idea, la Idea de Bien).
Comparativa
Juicio crítico
Para finalizar, vamos a emitir un juicio crítico acerca del asunto sobre el que
versa el documento motivo de nuestra composición. La teoría filosófica platónica,
doctrina conocida usualmente con el nombre de “Teoría de las Ideas”, provoca en
nosotros, hombres del siglo XXI, debido a su concepción dualista e idealista de lo real
y del ser humano una profunda perplejidad. La afirmación de la existencia de una
realidad inmaterial trascendente de carácter estrictamente formal, la estricta separación
en el ser humano entre un cuerpo material, corruptible y mortal y un alma inmaterial y
eterna, o una epistemología que hace de la sola intuición y la especulación pura la única
forma de ciencia y verdadera sabiduría, nos son hoy en día completamente extrañas ya
que la más radicales doctrinas del más metafísico de los pensadores occidentales son
inasumibles en nuestra contemporaneidad, aquella fase de la modernidad en la que ya se
ha producido el triunfo definitivo del pensamiento científico y en la que se consolida la
fase postmetafísica del pensamiento occidental iniciado en el siglo de las luces.
731
a) Comprar un tipo de bolígrafo que facilite el escribir lo más rápido
posible (tipo “pilot”). Llevar al examen dos unidades.
b) No olvidar llevar un reloj de pulsera para saber exactamente de cuánto
tiempo dispongo en cualquier momento del examen (y también para
no cometer ningún error a la hora de llegar a los distintos exámenes a
la hora)
2º Ante la prueba. Delante vais a tener dos opciones de examen: opción A y opción B.
Si una de ellas corresponde a los bloques 3º, 6º o 7º (es decir, a los bloques san Agustín/
santo Tomás, Marx o Nietzsche), elegimos necesariamente la otra opción, aquella que
corresponde a los autores que hemos preparado a lo largo del curso.
En caso de que las dos opciones correspondan a los autores que llevamos estudiados,
¿qué opción es más inteligente elegir? A mi entender, elegiré la opción que a uno le
resulte más cómodo desarrollar:
- ya sea porque el examen es objetivamente más fácil. Por ejemplo, si tengo que
elegir entre un examen de Platón o de Kant, optaré por la opción de Platón (ya que me
piden que desarrolle la teoría de las Ideas) que la opción alternativa de Kant (en la que
tengo que explicar la síntesis kantiana entre el racionalismo y el empirismo),
3º Ejecución de la prueba.
732
b) Os van a entregar un cuadernillo en blanco en el que vais a tener que
desarrollar vuestra composición. Os recomiendo que dejéis la primera
hoja en blanco por las dos caras y comencéis vuestro examen por la
segunda hoja del cuadernillo desarrollando la cuestión temática que os
piden que desenvolváis (por ejemplo, en un examen de Aristóteles,
comienzo el examen desarrollando la cuestión temática de la ética
aristotélica. ¿Por qué comenzar por ella y no por el principio de la
composición? Porque ésta es la parte 1º más amplia y extensa que
tengo que elaborar y 2º es la que más puntos vale del examen (6
puntos). Por lo tanto, es a la que más tiempo uno debe dedicar sin que
en ningún momento la limitación del tiempo (por ejemplo,
encontrarme que sólo me quedan 25 minutos y que aún estoy por la
mitad del desarrollo de la larguísima explicación de la ética
aristotélica) se pueda convertir en un obstáculo de su ejecución.
¿Cuánto tiempo debo dedicar a esta segunda parte? Una media de 50
minutos (los otros 40 minutos los dedicaré a las otras dos partes del
examen: entre 20 y 30 minutos a la primera parte, la contextualización,
y los entre 10 y 20 minutos restantes, para cumplimentar la tercera
parte, esto es, la comparativa y el juicio crítico).
733
socio-histórica, contextualización filosófica y cuestión contextual con
los pertinentes puntos y aparte e introducciones retóricas del tipo “paso
seguidamente a dar cuenta de la cuestión contextual por la que se me
inquiere”. Al ejecutar esta primera parte sólo tengo que tener cuidado
con dos cosas:
734
carrera o me quedo fuera también por una décima) por lo que no está
demás poner todo de nuestra parte para arañar hasta la última décima y
obtener el mejor resultado posible.
4º Después de la prueba. Una vez conozcamos la nota que me han puesto en el examen
de filosofía, tengo tres opciones: 1º Estar de acuerdo con dicha nota. 2º No estar de
acuerdo con ella, pero conformarme con la nota que me han puesto. 3º No estar de
acuerdo con ella y reclamar.
En este último caso, tengo que tener en cuenta lo siguiente. Si reclamo, me van a
corregir de nuevo el examen y me pueden tanto subir la nota como bajarla (por lo tanto,
sólo reclamaré si la nota final está por debajo muy claramente de las expectativas de
nota que “realistamente” me hago; es decir, no merece la pena reclamar si me han
puesto un 5´5 y considero que me merezco un 6). El riesgo de que me bajen la nota
debo tenerlo siempre presente y por ello tengo que ponderar bien las consecuencias que
puede implicar para mi nota final de selectividad (y para entrar en determinadas carreras
en las que exigen notas de corte) el que no me suban la nota de filosofía sino que me la
bajen.
735
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