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PREVENCIÒN EN PSICOLOGÌA
INTEGRANTES:
CICLO: VI
Trujillo-Perú
2018
FUNDAMENTACIÒN
Para Garaigordobil y Maranto (2016), las conductas antisociales son conceptualizadas como
cualquier conducta que suponga una infracción a las reglas o normas sociales establecidas
implícita o explícitamente y/o sea una acción que atente contra la tranquilidad o dignidad de
las demás personas.
Siguiendo la teoría Taylor (citado en Vázquez, 2003) explica que el problema original de la
delincuencia radica en la situación actual de la sociedad, puesto se rige del consumismo
desmedido y con el tiempo se han marcado aún más las clases sociales lo que ha hecho
prevalecer la idea de que el dinero te da mayor valor frente a otros. Teniendo en cuenta esto
la población joven se ha dividido entre ganadores y perdedores, donde el empobrecimiento
de una parte de los jóvenes está creando inconformidad y una búsqueda intensiva por un
mejor estatus social y la aceptación del grupo. Bajo la percepción del autor es la distancia
entre el pobre y el rico el que ha generado el aumento de los robos y otros delitos.
En el trabajo de investigación realizado por Orbegoso (2016), evidencia que el 68,7% de los
internos del pabellón “G” pertenecientes al Centro Penitenciario en Trujillo asocia los actos
delictivos cometidos a recuerdos de su infancia, los cuales estuvieron marcados por episodios
de violencia familiar, en donde existía padres autoritarios y castrantes que los violentaban
física o psicológicamente, repercutiendo negativamente en su autoestima, adaptación social
e incluso tomar el modelo autoritario como el camino para conseguir lo que se quiere e
imponer respeto ante los demás, normalizando así la violencia y actos que van contra las
normas en su vida diaria. Reyes (2015), afirma lo expuesto anteriormente, argumentando
que, la violencia familiar hace que la menor tienda a conductas antisociales, creando
dificultades para el desarrollo de empatía, mientras exista más violencia, se evidenciaran más
conductas antisociales y menor competencia social, es decir sus habilidades para llevarse
bien con los demás son muy escasas o nulas.
Por otro lado, Negrete y Vite (2011), sustentan que los adolescentes que presentan mayores
índices de impulsividad, son predisponentes a experimentar estados emocionales
involucrados con la ansiedad, Asimismo, la vinculación presente entre ansiedad e
impulsividad forma parte de una característica de principal de adolescentes que manifiestan
problemas de conducta.
Por su parte Lykken (2000), afirma que los adolescentes delinquen por tres factores
predisponentes que poco a poco se va constituyendo como un patrón de conducta antisocial.
En primera instancia menciona la intensificación de los cambios psicológicos propios de la
adolescencia, las transformaciones físicas y psíquicas van generando secuelas en el
comportamiento, a esto se adiciona la exposición temprana a una socialización en un entorno
inadecuado, donde los modelos muestran características que podrían dar origen a la
sociopatía, y por último, toma en cuenta los rasgos temperamentales del individuo, la
constante búsqueda de nuevas sensaciones, la impulsividad y la falta de miedo al estar
expuesto al peligro que con el tiempo daría pie a una psicopatía.
En ese sentido, es necesario diseñar y llevar a cabo un programa que sea de utilidad para los
adolescentes, reforzando sus factores protectores, para reducir los potenciales riesgos a los
que se encuentran expuestos y de esa manera contribuir a su bienestar psicológico.
OBJETIVOS ESPECÌFICOS
adolescentes.
(Proyecto de vida)
Bibliografía
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