CÁNTICO DE LAS CRIATURAS Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor!
Ningún viviente escapa de su persecución;
Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor, ¡ay si en pecado grave sorprende al pecador! tuyas son la alabanza, la gloria y el honor; ¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios! tan sólo tú eres digno de toda bendición, y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención. ¡No probarán la muerte de la condenación! Servidle con ternura y humilde corazón. Loado seas por toda criatura, mi Señor, Agradeced sus dones, cantad su creación. y en especial loado por el hermano sol, Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén. que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor, y lleva por los cielos noticia de su autor. PRECES. Decimos juntos: «Padre bueno, escúchanos». Y por la hermana luna, de blanca luz menor, y las estrellas claras, que tu poder creó, 1. Dios todo providente y eterno: tu cuidado nos ha dado tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son, comida en la tierra. Haz que los cultivos que cosechamos y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor! nos mantenga en cuerpo y nos ayude a crecer en espíritu. Te rogamos juntos: «Padre bueno, escúchanos». Y por la hermana agua, preciosa en su candor, que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor! 2. Tú alimentas las aves del cielo y vistes a los lirios del cam- Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol, po: enséñanos a buscar primero tu reinado sobre nosotros y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado mi Señor! y que él nos enseñe el camino de la santidad. Te rogamos juntos: «Padre bueno, escúchanos». Y por la hermana tierra, que es toda bendición, 3. En la Eucaristía que ha tomado los frutos de nuestras ma- la hermana madre tierra, que da en toda ocasión nos como un signo de misterio de la fe: que los dones que las hierbas y los frutos y flores de color, traemos a ser consagrados en la mesa de tu Hijo puedan y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor! servir para la continua santidad de la Iglesia. Te rogamos Y por los que perdonan y aguantan por tu amor juntos: «Padre bueno, escúchanos». los males corporales y la tribulación: 4. Planeaste para que todos tus hijos participen en los bienes ¡felices los que sufren en paz con el dolor, de tu creación: concede que todos los que están en necesi- porque les llega el tiempo de la consolación! dad puedan venir a disfrutar de una vida sin problemas y para glorificarte y alabar tu santo nombre. Te rogamos juntos: «Padre bueno, escúchanos».